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CAROLINA GÓMEZ C
¿TORO Y TORERO, UN MISMO DESTINO?
Morir, es el destino final de todos los seres vivos en el planeta, pero ¿quién
puede decir cual es la forma destinada de morir para cada especie?, los toreros
quienes defienden la tauromaquia “su arte” por profesión, afirman que está en
la naturaleza del toro de Lidia y es su razón de ser embestir y morir en ello, ya
que es aquí en donde estos animales realmente pueden llegar a expresarse en
su máximo esplendor como especie, entonces es acá donde se ven claramente
dos puntos de vista totalmente opuestos, el primero, la concepción del torro
asesino, y el segundo, el torero que le permite al toro morir de la forma en la
que están destinados, llevando su muerte en todo un ritual o ceremonia, digna
de recordar frente a miles de personas.
Son muchos los argumentos que existen que se pueden interpretar de doble
manera, primero, Kant afirma que los animales existen como medio para un fin
y ese fin es el hombre, pero esto no le da licencia al hombre para hacer daño a
los animales, al contrario se debería ver como una forma de cooperación en
donde los dos se benefician uno del otro, además Kant dice que los deberes
morales han de estar dirigidos hacia los seres racionales y que como los
animales no lo son, no tenemos deber directo con ellos; por su parte, la
tradición judeocristiana proclama que a los seres humanos les ha sido
concedido el dominio sobre los animales y las plantas, pero esto tampoco es
otra licencia para atentar contra ellos sino para cuidarlos, ya que al ser los
humanos animales racionales y de alguna manera superiores, son los
directamente responsables del cuidado de su entorno y de las otras especies
procurando su conservación, así como dice Aristóteles, todas las criaturas
vivientes son merecedoras de respeto e incluso admiración, en esta misma
posición Martha Nussbaum dice en su libro Las fronteras de la justicia, que los
animales deberían ser un asunto de justicia porque son capaces de llevar una
existencia digna que es negada por la manipulación, crueldad e indiferencia por
parte de los humanos, para esto es necesario construir una propuesta teórica
que justifique una protección legal más rigurosa hacia los animales.
Desde el principio de lo tiempos se observa que por instinto los animales son
objeto de cuidado para el hombre, y es que los antiguos indios tenían por
dioses animales, a los cuales veneraban y respetaban, y es aquí, de los
tribunales indios, de donde sale una de las sentencias judiciales de mayor
alcance a favor de los animales, naciendo así el vegetarianismo que es
también reconocido por ideal moral.
Los toreros aseguran que el toro es su mejor amigo y que le hacen un favor al
dejarlo expresar en su máximo esplendor en las corridas, ya que son toros que
tuvieron el mejor de los tratos a lo largo de su vida, llegando a las corridas
como toda “bestia” por su naturalidad, mas no por adiestramiento. Así mismo
ven como un acto justo cuando son lastimados por el toro, ya que sienten que
son dignos de merecer dolor a cambio de tantos momentos satisfactorios, de
victorias y alegrías que los toros les traen a sus vidas, aceptando así su propia
muerte con orgullo ya que es visto como morir por su mejor amigo, haciendo lo
que realmente aman, pero aún así, el maltrato animal no es justo ya que ellos
tienen una titularidad moral o el derecho a ser tratados de la mejor manera;
cuando se habla de maltrato animal se haba de injusticia ya que son
considerados como individuos con intereses propios de acuerdo a su especie
con finalidad de obtener una existencia floreciente, esta existencia floreciente
abarca mas allá del rechazo que se le hace al maltrato animal para que el
humano lo deje en libertad, se habla de floreciente a toda su etapa de
maduración y crecimiento del animal.
A esto se le sumaria la eliminación de control, dominio o MARGINALIZACION
sobre el animal a los que algunos son sometidos, enjaulamientos, como para
realizar prácticas, o simplemente un deporte (ritual donde mueren con
VALENTIA), todo esto, es causante stress y aburrimiento para el animal el cual
reacciona como una bestia al sentir que no esta en su espacio con su manada.
Por esta razón los toreros dicen que esta es la naturaleza del toro de lidia.
Según Young los animales carecen de la autoridad y oportunidad para tomar
decisiones a cerca de su vida en general, y por esto, muchas veces los
animales están expuestos a un trato no respetuoso, pero que carezcan de
poder o del mínimo control de su existencia no justifica a la humanidad el
maltrato hacia ellos.
Las personas para defender las prácticas que afectan a los animales utilizan
como escudo que éstas hacen parte de su tradición cultural, como en Japón
con la matanza de los delfines, en China con los osos para extraer su bilis con
los usos terapéuticos y en Colombia la tauromaquia, el coleo o las corralejas
que son señaladas como prácticas culturalmente valiosas.
No solo los toros sino en general los animales, ven al hombre como una
presencia peligrosa en su entorno, es por esta razón que muchos animales
como es el caso del toro de lidia, actúan de una manera salvaje frente a ellos,
embistiendo desde el primer momento que ven al humano en la escena de la
corrida. Como dice Young, la gente discrimina personas por su color,
preferencia sexual, o sexo, siendo éste un odio o repudio que se crea, mientras
que en el caso de los animales, los matan por motivos racionales, por ejemplo
intereses económicos a partir de la explotación animal, o como es en el caso
de las corridas, por diversión, deporte o placer.
Después de ver distintos puntos de vista, se observa que sea cual sea el
argumento, no se aplica justicia en ninguna clase de maltrato con el animal, y
antes de pensar en intereses propiamente humanos, valdría la pena pensar en
los derechos de los animales, respetando su vida y existencia como la de
cualquier otro animal, ya sea racional o no racional, en el mundo debe haber
una sinergia que convenga a todos los seres vivos que habitan en el planeta,
procurando así su conservación y cuidado para todas las especies, y al ser el
humano un animal pensante, tiene la responsabilidad de hacerse cargo de esta
tarea, cuando se logre plena conciencia de este deber, se dejara de justificar la
muerte como arte, dejándole así el destino de la muerte del toro de lidia a la
propia naturaleza.