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DE LA MODERNIDAD A NUESTROS TIEMPOS:
EL ESPACIO PÚBLICO, EL ESPACIO PRIVADO Y EL TERCER ESPACIO .
Por Raúl Gandarilla Martínez
ITESO Abril 2011
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“…una adaptac ión in terna que in tenta estratég icamente
adaptarse a l contexto y que const i tuye un todo que no es
exp l icab le por la mera suma de sus partes, entend iendo que
cada parte de l s is tema esta en func ión de otra y que so lo
comprendiendolos desde esta perspect iva entenderemos su
importanc ia func iona l , espac ia l , construct iva, formal y
s imból ica.”
JOSEP MARIA MONTANER
PRÓLOGO
El espacio público como catalizador de las ciudades ha jugado un rol determinante, es en este en el que todos los
habitantes confluimos, en el que las dinámicas sociales se llevan a cabo y el que sirve como articulador de la ciudad, es decir, el espacio público son las venas y los órganos necesarios para que la ciudad viva.
Si vemos a las ciudades como unos entes vivos en un continuo crecimiento, acelerado en algunos casos, es importante
analizar el papel que juega la arquitectura en el espacio público, espacio que en muchas ocasiones es dejado como
residual y se va adaptando a la morfología creada por la arquitectura, por lo tanto existe una relación intrínseca entre ambos para la creación y conformación de la ciudad.
Pero ¿Acaso solo existen dos tipos de espacios, público y privado? ¿Qué ha hecho la arquitectura en la búsqueda de
ciudades más humanas? Son estas las preguntas que se plantea el autor y que sirven como detonador para una serie de
reflexiones arquitectónico - urbanas, derivadas de una investigación sobre la evolución de las ciudades y el espacio
público por medio de la arquitectura en la modernidad. El ensayo nos lleva a un recorrido por algunas de las obras
significativas y que han marcado el rumbo en las ideas de ciudad y de relación entre los edificios privados y su uso público, hasta llegar a las ciudades que conocemos hoy en día.
Luis Guillermo Natera Orozco.
Guadalajara. México. 2011
INTRODUCCIÓN
La evolución de la ciudad y su arquitectura, desde la modernidad a la actualidad, se ha producido con mucha dificultad.
La incipiente necesidad de concebir a la arquitectura como un elemento aislado, autónomo y singular dentro de un contexto, ha sido el error predominante en más de medio siglo.1
Los procesos evolutivos innatos de los objetos y de estos dentro de las ciudades se han dado de manera desigual, el
automóvil ha deteriorado la calidad de vida urbana, la urbanización expansiva y dispersa han transformado cuantitativamente y cualitativamente la experiencia de ciudad.
Si la ciudad es el lugar de encuentro por excelencia (Gehl, 2006), más que edificios, casas o centros de reunión, la ciudad es su espacio público.
Los procesos de destrucción, disgregación y pauperización de gran parte de la ciudad y de sus habitantes constituye un
interesante punto de partida para analizar la forma en la que el espacio publico ha servido como catalizador de la vida al
interior de las ciudades. Un punto clave para entender además el proceso social de adaptación a las nuevas metrópolis, con todo lo que esta implica.
1. Montaner Josep (2008) Barcelona. Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Pp. 107-110
Este trabajo pretende hacer una relación directa, en primera instancia, entre las formas de la arquitectura y la manera en
que esta aborda el espacio publico desde la modernidad, y la manera en que los procesos de transformación sociales han influido en la manera de planear y gestionar la ciudad hoy en día.
Si bien no pretende analizar a fondo los procesos evolutivos sociales como tal, la presente investigación tratará, en todo
momento, de establecer un dialogo entre arquitectura y urbanismo, entre publico y privado, de forma que podamos
establecer una idea general de la manera en que estos dos elementos han construido lo que hoy conocemos como; ciudad.
Esta investigación constituye una afirmación de que la arquitectura va asociada en todo momento a la apropiación del
territorio, es necesario revelar este mecanismo conjunto que no esta tampoco separado de la realidad política, social y tecnológica (Muxi Zaida. Barcelona, 1998).
Por lo tanto propongo que el lector no juzgue los comentarios aquí emitidos con la visión de profesionista, sino como un
juego de paralelismos que nos permitan comprender de manera general, la relación perversa y dinámica de estas dos ciencias.
OBJETO-CIUDAD-SISTEMA
La ciudad contemporánea, ha sido objeto de múltiples reflexiones en las últimas décadas, las transformaciones sociales y
tecnológicas, la interacción de sistemas de objetos y la articulación entre estos y sus usuarios han obligado a definir el
término “ciudad” desde una perspectiva más específica. Si bien la historia y la crítica han puesto demasiado énfasis en
los objetos, las relaciones de estos con su entorno han cobrado importancia, ante un panorama que parece comprenderlo cada vez más como un todo.
El carácter urbano de un nuevo modelo económico,
ha conducido al desarrollo de un proceso de
transformación cualitativa de las ciudades; los
elementos dentro de este modelo no son más
heterogéneos, aislados y unifuncionales. Las
ciudades entonces han pasado a una relación mas
compleja entre las tecnologías, el territorio y sus
usuarios, de manera que, cuando la ciudad ha sido
reinterpretada nos enfrentamos ante la necesidad
de pensarla como una red, es decir con una
dimensión adaptativa en tiempo y espacio por los que la utilizan y la viven.
Esta dimensión adaptativa entonces hablará de la exigencia de expansión de las ciudades; los “sistemas urbanos”,
necesitan de un intercambio de movimientos así se trate de bienes, de personas o de servicios. Por esta razón el
funcionamiento de las redes depende de la eficacia del sistema y de sus componentes (ejemplo: El ensanche Cerdá, quien replanteo la traza urbana de Barcelona en una combinación de zonas habitacionales y circulaciones).
De esta forma el sistema complejo de relación entre objeto-ciudad y su dimensión adaptativa se llama sistema, el cual
será abordado en las próximas páginas de manera más especifica y analítica. Los objetos estudiados se analizarán
como componentes de dicho sistema de elementos relacionados entre sí, con una adaptación interna que intenta
estratégicamente adaptarse al contexto y que constituye un todo que no es explicable por la mera suma de sus partes,
entendiendo que cada parte del sistema esta en función de otra y que solo comprendiéndolos desde esta perspectiva
entenderemos su importancia funcional, espacial, constructiva, formal y simbólica.
EL URBANISMO DE LA MODERNIDAD Y EL SURGIMIENTO DEL NUEVO ESPACIO.
El proceso de urbanización de los países desarrollados durante la modernidad, fue una evolución fielmente expresada
por la crisis de algunos de los sectores privados y actividades industriales que, progresivamente, fueron perdiendo
importancia y peso económico a escala local y regional, ámbitos productivos que precisamente habían sido el motor del crecimiento económico desde el final de la II guerra mundial. 2
Aunado a un proceso de urbanización caracterizado, en su generalidad, por los sucesos políticos y económicos de la
época, la disponibilidad de nuevas tecnologías; la robótica, los sistemas de información y telecomunicación y la
incorporación de redes de transporte mejoraron mucho, en términos de extensión y cobertura, la eficiencia en la gestión de la ciudad. 3
Si bien la arquitectura moderna enfocaba sus esfuerzos en inventar diferentes mecanismos para poder desarrollar
grandes sistemas complejos constructivos, el urbanismo moderno acompañaba esta nueva “noción” de hacer ciudad con
la libertad de los espacios naturales, propuesta ya con anterioridad en un sistema de parques por Frederick Law en la
segunda mitad del siglo XIX. Por tanto no es cierto que el movimiento moderno propusiera la disolución de lo urbano; al contrario, era el espacio publico lo que articulaba la mayoría de sus proyectos.
2.. Montaner Josep (2008) Barcelona. Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Pp. 10-14
3. Borja Jordi (1997) Barcelona. EL espacio público; ciudad y ciudadanía.
Bajo estas condicionantes de hacer ciudad, la modernidad abría paso a una reinterpretación de la forma en que se
planeaba la ciudad y la manera en que los edificios interactuaban con ella. Arquitectos como Frank Lloyd Wright, Mies
Van der Rohe o Le Corbusier pensaron en nuevas formas abiertas e independientes para poder integrar la naturaleza, no
como un valor agregado de construcción sino como una reafirmación de que la arquitectura se construye desde lo público.
En las décadas posteriores la cultura arquitectónica europea planteó discursos de recuperación de la ciudad como un
ámbito de participación a través de colectivos, es decir, como estrategias alternativas a los programas político
institucionales que forjaron una nueva escena en la organización social, sumado a los proyectos de recuperación de
espacio público comprendido como – lugar de encuentro y creador de sentido4 , frente a la ciudad dividida en áreas
funcionales promovida por el movimiento moderno. En la misma época, ciudades como Baltimore o Boston afrontaron la
recuperación de las áreas funcionalmente obsoletas de sus puertos para convertirlas en espacios de entretenimiento, es decir, ocio y de consumo.
4. Montaner Josep (2008) Barcelona. Sistemas arquitectónicos contemporáneos.
Estrategias como la aplicación de la ley del 1% cultural en países como Holanda, Francia y Estados Unidos
institucionalizaron y canalizaron el presupuesto a partir de programas urbano-culturales, como el “Percent for Art
Program” en la ciudad de Nueva York. Lo que contribuyó a la existencia de un tipo de prácticas artísticas de gran escala
implicado en procesos de transformación urbana y a menudo proyectos que requerían procesos colaborativos con arquitectos o urbanistas. 5
5. Parramón Ramón (2009, mayo 29), Arte, participación y espacio. Recuperado el 20 de marzo del 2011. / www.wokitoki.org
AGRUPAR LA DIVERSIDAD.
En esta visión integradora de paisaje y ciudad que
marcaba fuertemente la arquitectura moderna, las obras
de los arquitectos evidenciaban la voluntad de agrupar lo
diverso. Configurar la ciudad, el espacio público y su
arquitectura desde una visión integral, incorporando lo
complejo de hacer una unión entre la ciudad histórica y la
ciudad contemporánea y además tomando en cuenta lo que representaría hacerlo.
Le Corbusier fue uno de los pioneros en formular
soluciones de ciudad que involucraban edificios
residenciales, edificios públicos, parques y el centro de la
ciudad. Bajo una lógica urbana y autónoma sintetizaba
las funciones de cada uno de los elementos dentro del
sistema. Tal como pasa con la ville radieuse (Le
Corbusier, 1930) la lógica repetitiva de la ciudad moderna
buscaba devolverle a la ciudad su carácter de centro
cívico, es decir, a través de la repetición de los edificios,
la ciudad no contenía protagonismos aunque si
monumentalidad, pero lograba devolverle el carácter
colectivo del que se sustentaban las idea de ciudad
moderna.
6. Montaner Josep (2008) Barcelona. Sistemas arquitectónicos contemporáneos.
Tras esta visión de ciudad; como un sistema de flujos,
fueron varios los proyectos que elaboró Le Corbusier y
que abordaban esta misma lógica territorial. El plan para
la ciudad de Saint-dié, una ciudad que había quedado
destruída después de la segunda guerra mundial,
agrupaba las viviendas en unites dʼhabitation y liberaba
un centro civico, a la manera que lo había hecho en la ville radieuse y devolvía el sentido social a la ciudad.
De esta manera el espacio público se convirtió en un
catalizador de la vida urbana en los edificios, una
centralidad urbana definida en términos absolutamente
nuevos; ya que no estaba solo planteada en términos de
funciones económicas ejercidas, ni de proximidad física
sino se trataba de una centralidad dependiente de los
niveles de competencia dentro de una red de redes
urbanas. Este nuevo entramado de relaciones entre
lugares-usuarios ofrecerían una accesibilidad con una
lógica de flujos más clara, una geografía objetualizada7 .
Así Le Corbusier planteaba de manera clara los términos
de esta nueva ciudad, negando protagonismos e
infuncionalidades y abría el entendimiento de una ciudad
basada por primera vez en términos intangibles*8.
7 . Muñoz Francesc (2008) Madrid. Urbanalización. Paisajes comunes, lugares globales. Gustavo Gili
8. Borja Jordi (1997) Barcelona. EL espacio público; ciudad y ciudadanía.
* Intangibilidad, comprendida en términos de espacio y proximidad no física.
ESPACIO PÚBLICO, ESPACIO PRIVADO Y EL TERCER ESPACIO.
El nuevo entendimiento de la ciudad de flujos comprendida por Le Corbusier (ville radieuse, Plan de Sant diè ) que
muchos autores ahora han citado como [hub] banismo*, y otros edificios como la Lever house de Gordon Bunshaft
(1951-1952) y el Seagram building de MIes van der Rohe (1954-1958) denotaron de manera contundente el interés
colectivo de establecer la ciudad como el lugar de encuentro por excelencia y más que cualquier otra cosa, replantear la ciudad en términos de espacio público peatonal. 9
Las dinámicas HABITANTE-ESPACIO en relación al espacio público comenzaron a abordarse como premisa principal de
diseño, sobre todo porque el contenido arquitectónico de la obra tendría que ver directamente con la intensidad de los
contactos sociales y en las posibilidades de encontrar, ver y oír a la gente. Posibilidades que conllevaban una cualidad en
si mismas y que llegaron a ser tan importantes como punto de partida para otras formas de contacto.
Surge así el que de ahora en adelante denominaré “el tercer espacio”, un espacio comprendido implícitamente desde la
idea conceptual de cualquier obra arquitectónica y urbanística, un espacio que si bien no es visible, es el punto medular desde el cual grandes obras de las últimas décadas se han erigido.
9. . GEHL Jan.(2006) La humanización del espacio urbano. La vida entre los edificios. Estudios universitarios de arquitectura, editorial Reverté.
HUB-BANISMO, Es el nombre que se le ha otorgado a la posibilidad de crear un urbanismo en términos de redes, conexiones y flujos.
Espacio que por si mismo no puede ser considerado público ni privado, pero sin embargo, delimita, acota y contextualiza
cada obra, el tercer espacio no tiene carácter semipúblico, ni semi-privado, pues no delimita físicamente las cosas, es
decir, este espacio esta presente de manera casi imaginaria, pero que dota de carácter monumental y escala a carácter urbano el mismo.
Janh Gehl citó “las actividades son producto de la persona que las realiza, están determinadas en su mayoría por el
entorno físico; un buen entorno hace posible una gran variedad de actividades humanas completamente distintas.”
Actividades que en su carácter de acciones, ayudan a comprender entonces que este nuevo espacio no es de ninguna manera un acto concreto de construcción, es decir, no es tectónico es resultado de la experiencia de uso.
LA CALLE.
La vida entre los edificios consiste primordialmente los contactos de baja intensidad ( contactos pasivos), que darán paso a otras formas de contacto, es un medio para lo impredecible, lo espontáneo, lo previsto.
El cambio de unas ciudades y barrios residenciales animados a otros sin vida ha acompañado a la industrialización, la
segregación de las diferentes funciones urbanas y la confianza en el automóvil han provocado también que las ciudades se hayan vuelto mas aburridas y monótonas. Esto pone de relieve una necesidad importante; la necesidad del estimulo.
Surge así como catarsis de esto, la calle. Objeto físico con infinidad de definiciones, que nos llevan a comprender de
manera casi natural que es el espacio por el cual habrá siempre un flujo ( carros, personas, naturalezas, bienes). Y de la
cual surgirán entonces las múltiples interpretaciones de tipologías que harán lugar en esta investigación, porque si bien la
calle es el elemento delimitador de cualquier obra moderna o contemporánea, es esta quien se encarga también de abrir
la posibilidad de interacción con su contexto. Es ella entonces, quien al ser pieza fundamental de la interpretación de
cada obra, vuelve la responsabilidad de responder a necesidades y ocupaciones a los edificios, es ella quien se encarga de dotar a la obra de un carácter urbano.
LINA BO BARDI
MUSEO SAO PAULO, SAO PAULO, BRÁSIL 1968.
“No busqué la belleza, busqué la libertad”
Resultado de una reflexión casi perfecta sobre el valor de
la relación de la calle, la obra y el usuario, el museo Sao
Paulo determina de manera inmediata el sentido de lo
colectivo, la dignidad cívica, una dignidad otorgada en términos de equidad de espacios públicos y privados.
El edificio se levanta de su emplazamiento original y abre
la posibilidad a que el usuario, guiado por una gran plaza
techada, no termine de estar en contacto con la calle
cuando ya esta en la posibilidad de acceder al edificio. El
gesto arquitectónico de levantar con cuatro grandes
apoyos a manera de acentuar la colectividad de este,
permite que la experiencia calle-plaza-edificio se
convierta en una misma y se interrumpa solo de manera
momentánea con el acceso central causada por el
edificio. Logrando lo que previamente citaba; un nuevo
tipo de contacto, no pasivo, totalmente activo, un
contacto que tiene que ver mas con un uso público y no con el uso específico.
El acto constructivo del edificio se evidencia como una
proeza de la época, como si construir en la modernidad
tendría que haber sido sinónimo de innovación
constructiva; que apoyado en cuatro pilares unidos en la
parte alta por dos vigas de concreto post-tensado
sostienen el volumen del edificio y lo liberan de cualquier
columna o apoyo extra que pudiera romper con la
intención arquitectónica de crear una plaza a nivel de la calle paulista.
El programa interior del museo trata en todo momento de
ser coherente con el lenguaje exterior del edificio, es
decir, el programa que alberga salas de exposiciones
temporales, salas de exposiciones particulares,
bibliotecas y escritorios de trabajo, dotan al edificio de
manera muy exquisita de la misma colectividad de la que habla con la gran plaza de acceso.
El lenguaje arquitectónico de Lina Bo Bardi, es el
resultado de una perfecta comprensión del modernismo y
de su misma historia, una fusión de programas de sus
contemporáneos como le Corbusier pues en sus obras la
arquitecta utiliza los pilotis o la planta libre o se ve la
clara influencia de Meier y la “Douglas House”, pero sin
duda se puede hablar de un estilo depurado,
tectónicamente perfecto, aterrizado y escalado, una
especie de modernismo latinoamericano diferenciado
muy claramente del europeo no solo por importarle el contexto físico construido sino también el ideológico.
Dice, Josep Montaner que en la arquitectura de Lina
sucede algo parecido a lo que existe en la obra de Alvar
Aalto: el espacio adquiere una connotación autónoma de
lugar y de sociedad que no se encuentra si quiera
germinado en la austeridad funcionalista de Gropius, de
Mies o del mismo Lucio Costa, es decir, existe una
agudeza por entender la vocación urbana del edificio, conservar lo histórico y programar modernamente.
Por último parece como si una arquitectura tecnicista
fuera resultante solo y únicamente de una vocación
social y urbana del edificio, como si este hubiera sido
concebido en términos tectónicos desde la única perspectiva de su función social.
LA ARQUITECTA; LINA BO BARDI
La modernidad ha sido estudiada siempre desde los ojos de los arquitectos mas emblemáticos de la historia de la arquitectura, verdaderos monstruos, artífices de los íconos
tectónicos que estudiamos hoy en día, pero la modernidad también guarda, como toda época de la historia, personajes emblemáticos que ayudaron a que la modernidad estableciera la forma de hacer arquitectura.
Lina Bo bardi, nacida en Italia en 1914 sin duda rompió con los cánones arquitectónicos de la época, mujer emblemática por su multidisciplinaridad, se erigió como uno de los talentos
femeninos más respetados. Pero lo que sin duda colocó a Lina en los ojos de la crítica internacional fue lo que Van Eyck había rechazado de la modernidad: el papel que tiene la arquitectura en relación a la sociedad. Sociedad y lugar.
LA ESQUINA.
Si antes hablaba de la importancia de la calle como catalizador de la obra con su contexto, la esquina juega un rol muy
importante dentro de esta interpretación. Es la esquina quien al reunir 2 calles y una obra, permite que el edificio dialogue
con el resto de las obras contiguas, podría afirmar que es la esquina quien permite la interacción casi inherente de 2 obras en un mismo contexto.
Tal como sucede con los edificios públicos en sus plazas de acceso (lo veremos en la siguiente tipología), la esquina
cumple la función de mimetizar en un tramo pequeño 2 obras que si bien pudieron ser concebidas con intenciones
arquitectónicas diferentes, logra escalar, aterrizar y atenuar la intención urbana de cualquier edificio ( sea cual sea su uso: público ó privado).
JOSEP LLINAS.
BIBLIOTECA “VILA DE GRACIA” BARCELONA, ESPAÑA.
La biblioteca de Vila de Gracia, esta situada en una
conexión de primer orden, entre Gracia y la ciudad. La
biblioteca adquiere por esta razón una entidad
representativa desmesurada en relación al reducido tamaño del terreno.
La biblioteca logra expresar un desajuste entre lo que
contiene y el contenido, es decir, no existe gran
coincidencia entre el molde y el uso del edificio y a
manera de reclamo la forma denota la intención de Llinas
de “robar” espacio a la calle a un nivel superior a los 6
metros. La condición del edificio pareciera querer en todo
momento arrebatar el espacio que el terreno no logra
dotar, y pareciera que la construcción se abalanza sobre la calle, abrazándola.
En el interior la biblioteca se muestra como una obra
digna de ser admirada, la tectónica del edificio, los
detalles bien cuidados y la mesura en el amueblamiento
del espacio, logran hacer que la experiencia de
biblioteca, sea más una experiencia urbana porque abre pequeñas terrazas en los niveles 4, 5 y 6 que permiten
interactuar al usuario con su entorno inmediato.
En una intención escalar, el edificio en su altura total no
rebasa a las construcciones aledañas y por el contrario
afirma su carácter no monumental con celosías a la calle
que funcionan como parasoles, pero que hacen visible la cantidad de niveles que el edificio otorga al usuario.
En el interior, una plazoleta hace las veces de zaguán, es
decir, un espacio se vuelve articulador entre lo que
sucede urbana e interiormente. El recubrimiento de las
escaleras en piedra clara y madera en tonos naturales,
brindan al espacio serenidad y bondad, a la vez que
muestran tan solo una parte de lo que el edificio evocará a sus usuarios.
El tratamiento de la fachada, se vuelve en todo momento
el punto central del análisis del edificio. Por un lado el
terminado en concreto “amoldado” al espacio interior,
parece haber sido colado con la mejor calidad posible, el
encuentro entre el concreto y las celosías de acero
amarillo, se llevan a cabo con tal exquisitez, que
pareciera como si todo fuera parte de un mismo molde.
Sumado a que el concreto en cada piso evidencia de
manera clara y contundente los niveles interiores que no
siempre responden a las alturas al interior de la biblioteca.
Algo muy significativo de la biblioteca de Llinas, es el
tratamiento de las maderas y los símbolos otorgados a
través de marcas en la madera, códigos que parecieran
haberse salido de los libros y como si dejarán entre ver
un poco el efecto dramático y nostálgico de la lectura en el material.
Por último como se ve en la última foto la intención de
Llinas pareciera ser un dialogo que debe mantener el
edificio por su carácter publico. La imagen muestra como
el edificio fusiona la calle, la banqueta y acentúa el uso
publico del exterior con una banca que ve hacía la calle,
afirmando como lo decía Gehl, que las bancas que dan
hacia las calles son mas usadas que las que ven hacia jardines.
LA PLAZA.
JOSEP LLINAS / JOAN VEREA
BIBLIOTECA JAUME FUSTER. BARCELONA.
Cansado de la normalidad de estos temas y de su
seguridad, se mete al peligroso experimento de hacer
presente, fragmentar y jugar con el programa dado, con
un terreno imposible, un cambio de presupuesto o unas
normativas olvidables, para una permanente renuncia al objeto arquitectónico acabado.
Llinas tiene una característica permanente en su obra,
una renuncia a considerar el edificio como un objeto
formalmente autónomo, una negación de la forma arquitectónica como abstracto ensimismamiento, pero
también una negación de la misma reproducción acrítica de la realidad.
En la biblioteca Jaume Fuster, la figura hexagonal
alargada del volumen principal corresponde en su
convexidad a la cavidad del perímetro definido por los
edificios que tiene detrás. Con ello se logran diferentes
objetivos: su volumen se funde con el de esos edificios,
su posición queda retrasada respecto al nuevo corredor
verde y a la plaza, y, al quedar orientado diagonalmente
respecto a ambos, no presenta frente a ninguno de ellos.
El hexágono se completa en planta baja con un apéndice
que avanza hasta la esquina de la plaza con el corredor.
Ello permite al edificio presentar una marquesina
horizontal que sigue la alineación de la plaza, pero que
tiene solo una planta de altura. Este leve gesto hacia la
plaza no va mas allá; las dos entradas, a la biblioteca y
archivo y al bar-cafetería- se sitúan bajo una marquesina
mas elaborada geométricamente y mas alta cuyo borde
es perpendicular a la alineación de la plaza y se orienta, por tanto, hacia el corredor verde.
Partiendo de la propuesta con dos consideraciones:
entender la importancia de que como telón de fondo del
solar de la biblioteca tiene la fachada y en segundo lugar
recoger el cambio radical que en el uso y el
entendimiento de es parte de la ciudad tendrá la conexión directa del corredor verde.
Este objetivo se traduce en la planta al definir su limite
con una geometría romboidal que completa el volumen
iniciado por estas edificaciones. De ese modo la
biblioteca se enfrenta a la gran superficie abierta que
significa la plaza lesseps desde la escala y protección
que le da el volumen que forman los edificios ya mencionados.
En varios de los proyectos urbanos, Josep Llinas,
renuncia en aras de lograr otros objetivos, a esa
seguridad que el adaptarse a la alineación preestablecida proporciona.
La manzana Fort pienc renuncia a una cómoda
adaptación a las alineaciones marcadas en el plan de
ordenación existente para la manzana. Tal como se
afirma en la memoria, los objetivos perseguidos, y que
explican esta renuncia, han sido fundamentalmente dos:
relacionar entre si “geometrías, tipos edificatorios y usos
radicalmente heterogéneos” y generar un espacio de
plaza como ampliación de la calle que atraviesa
diagonalmente la manzana. Esto ha llevado a un intenso
proceso de elaboración en el que han realizado ocho propuestas distintas.
CONCLUSIONES.
Si bien el panorama urbano de la modernidad nos presentó siempre a todas luces una manera de abordar la gestión del
paisaje a partir de la inclusión de la arquitectura no solo como un objeto escultórico sino como la resultante de una fusión
entre forma y funcionalidad, no fue hasta tiempo después cuando la comprensión de este gesto-arquitectónico y urbanístico cobro importancia con más fuerza.
Por un lado la competitividad estilística, las pautas de diseño de la época y un elevado interés de los arquitectos por llevar
al extremo los sistemas constructivos, mantuvieron un poco al margen la importancia de la vocación urbana y territorial de
casa una de sus construcciones. Si bien arquitectos de la talla de Le Corbusier o Frank Lloyd Wright se atrevieron a
proponer fusiones urbanas-arquitectónicas que depararon en grandes obras construidas, muchos arquitectos de menor escala llevaron a cabo grandes diseños que sirvieron como eje de trazo para las ciudades modernas.
Por lo tanto es completamente falso que la modernidad se haya ocupado única y exclusivamente del gesto arquitectónico
y de la tectónica misma de los edificios, es un error recurrente y a la vez justificado creer que las obras de esta época tan
importante en la historia de la arquitectura, enfocaron sus esfuerzos en la forma. Parece tan revelador, la importancia que
le dieron cada uno de estos arquitectos a la elaboración de los paisajes en sus obras terminadas, la afirmación de que la
arquitectura se construye desde adentro y afuera, desde el espacio publico y privado y es justo cuando se mimetizan y
alcanzan la cumbre tectónica que el tercer espacio emerge como catalizador de estos dos usos, como resultado de la
interacción de estas dos determinantes, y que se erige solo y simplemente como organizador medular de una fusión casi perfecta entre arquitectura y urbanismo.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL.
1. Montaner Josep (2008) Barcelona. Sistemas arquitectónicos contemporáneos..
2. Borja Jordi (1997) Barcelona. EL espacio público; ciudad y ciudadanía. 3.. Parramón Ramón (2009, mayo 29), Arte, participación y espacio. Recuperado el 20 de marzo del 2011. / www.wokitoki.org..
4. Muñoz Francesc (2008) Madrid. Urbanalización. Paisajes comunes,lugares globales. Gustavo Gili.
5. GEHL Jan.(2006) La humanización del espacio urbano. La vida entre los edificios. Estudios universitarios de arquitectura, editorial Reverté.
6. Paquot Thierry. ( 2008) Francia. L’space public.
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8. Cortés Juan Antonio, Croquis. (2005). Una permanente renuncia. Croquis, 128. PP 35-58.
9. Mestre, Xumeu / Quetglas, Josep. (2005). Una conversación o el aplauso del italiano. Croquis, 128. PP 70-98.