REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAUNIVERSIDAD YACAMBÚ
VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADOINSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
SEMINARIO AVANZADO LA GERENCIA Y LAS ORGANIZACIONES EN VENEZUELA
EL PENSAMIENTO ORGANIZACIONAL
Facilitadora:Dra. Leonor Dillón
ParticipantesFortique JoséHernández ThaisPadrón Dilia
Barquisimeto, Junio 2.015
i
INDICE
INDICE............................................................................................................. ii
INTRODUCCIÓN.............................................................................................iii
EL PENSAMIENTO ORGANIZACIONAL.......................................................1
Aplicación de la Teoría del Equilibrio en el análisis de la Gerencia
Pública en Venezuela....................................................................................1
Aplicación de la Teoría del Conflicto en el análisis de la Gerencia
Pública en Venezuela....................................................................................6
CONCLUSIONES..........................................................................................11
REFERENCIAS.............................................................................................12
ii
INTRODUCCIÓN
Las organizaciones en Venezuela están obligadas en este siglo XXI a
construir espacios desde lo teórico y práctico para la reflexión de su propia
dinámica. Así pues, la finalidad es generar un conocimiento suficiente que les
permita adaptarse al contexto del país y, asumir los nuevos paradigmas
sobre los cuales se ha centrado la sociedad en la globalización.
Por otro lado, las constantes presiones en las dimensiones políticas y
económicas, han impulsado cambios cualitativos en la cultura de la sociedad
venezolana, que afecta sectores como los gustos, productos y formas en que
se desarrollan las relaciones entre los consumidores y las empresas o
industrias. Por esta razón, es fundamental el estudio de las bases filosóficas
que soportan la teoría organizacional, para alcanzar una correlación entre las
necesidades organizacionales y las demandas sociales.
A continuación, encontraremos en esta investigación una revisión y
aplicación de las bases filosóficas en las cuales se sustenta la gerencia y la
administración. Así mismo, tomando en consideración las diversas teorías
como el positivismo, el post – positivismo, el funcionalismo y el
estructuralismo en las organizaciones venezolanas, con un énfasis en sus
funcionalidades para el análisis específico de la gerencia pública.
iii
Aplicación de la Teoría del Equilibrio en el análisis de la Gerencia
Pública en Venezuela
Con el inicio del nuevo milenio se emprendió una transformación en el
Estado venezolano, este asumió el papel de rector y promotor del desarrollo
económico adquiriendo la propiedad de empresas de todos los sectores
económicos para asegurarse que la población tuviera acceso a los bienes y
servicios que se producían y, de esta manera, poder dar cumplimiento a los
compromisos sociales asumidos por el gobierno.
Bajo esta perspectiva, el aparato burocrático creció en demasía, con la
implementación de políticas de subsidios y controles de precios que se
impusieron por encima de los mecanismos de mercado. De esta manera, se
aplicó la intervención del Estado en segmentos estratégicos de la
distribución, producción o planeación por encima del tradicional ejercicio de
las políticas públicas.
A causa de este modelo corporativo, muchos servidores públicos se
transformaron en “encomenderos” que “explotaban” un ramo del gobierno y
el presupuesto, haciéndolo más inviable e ineficiente, desde la lógica de la
rentabilidad. Para ilustrar, se puede afirmar que es una década donde el eje
central es la política social, divorciada del crecimiento económico y las
variables de estabilidad inflacionaria. Por un lado el interés desde la
perspectiva discursiva con el compromiso social o el beneficio comunitario,
sin preguntarse por la generación de riqueza que permitiera hacer
sustentable el modelo.
Es decir, las políticas públicas impulsadas desde las altas esferas
gubernamentales están al servicio de los compromisos políticos asumidos
por la hegemonía partidista; sin importar la racionalidad económica. En
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efecto, esto incide en las organizaciones públicas que no se orientan a la
atención del principio básico de calidad en sus servicios, procesos o
productos. Bajo este enfoque, el gobierno asumió la tarea de empresario por
diferentes medios como la nacionalización. Justamente, la transición
impulsada en empresas expropiadas ha generado un éxodo laboral al sector
público; incrementando notoriamente la burocracia y el gasto público.
De esta manera, el Estado se ha convertido en empleador, promotor
del desarrollo económico y productor de cientos de bienes y servicios en
sectores tradicionalmente controlados por la empresa privada. El principio
que sustenta estas políticas de nacionalización, enfatiza como se señaló
inicialmente, en el bienestar social por encima de los criterios de eficiencia,
competitividad y calidad.
En efecto, la filosofía que acompaña este modelo económico apunta a
un sector público robustecido por encima del privado. Así que, el control
gubernamental es más importante, eficiente y necesario para el desarrollo,
por encima de cualquier otro agente económico de carácter privado. Bajo
esta perspectiva, lo importante no es la rentabilidad y la competitividad, sino
la inversión social, tratando de satisfacer las demandas históricas y las
reivindicaciones prometidas en el proyecto país. De esta forma, se fortalece
la tesis del Estado benefactor como opción fundamental de la política oficial.
En consecuencia, no puede divorciarse el desarrollo de la gerencia
pública en Venezuela de estos procesos de cambios políticos, económicos,
sociales, culturales y tecnológicos que orientan en este momento la dinámica
del Estado venezolano. Estos obedecen a nuevas realidades que emergen
de la propia sociedad venezolana, donde se contraponen diversas
perspectivas filosóficas. Por consiguiente, la práctica de la gerencia en las
instituciones de carácter público y privado debe repensarse para superar los
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representaciones de las prácticas, métodos, estrategias y procesos que se
desarrollan en el ámbito organizacional, cambios que transfiguran la cultura
de la organización y su desempeño.
En este contexto, Romero (2004) en un estudio realizado sobre la
gerencia venezolana en la gestión pública, señala que se deben considerar
las barreras que actualmente restringen el desempeño gerencial y entre
estos obstáculos destaca: baja autoestima, prácticas y estilos de trabajo,
pocas capacidades para liderar los cambios, poco atractivo en la función
pública y alta rotación de funcionarios.
En sintonía con lo que se viene expresando, es importante resaltar la
influencia del paradigma positivista en el pensamiento administrativo. El
paradigma positivista, surge en el siglo XIX y principios del siglo XX, con
autores como Comte y Durkheim, quienes sostienen que el único
conocimiento aceptable es el científico que obedece a ciertos principios
metodológicos únicos, de allí que el abordaje más adecuado para obtener el
conocimiento es a través de esta perspectiva (Pérez, 1994)
En función de lo anterior se puede afirmar que, en el positivismo se
buscan los hechos o causas de los fenómenos con independencia de los
estados subjetivos de los individuos, y que el estudio de lo social es
independiente de la conciencia humana y accesible a través de los sentidos y
la observación.
Así mismo, rechaza y asume una posición crítica frente a cualquier
tendencia que busque el conocimiento por medio de especulaciones
metafísicas o idealistas. Intenta crear una metodología que se constituya en
el único camino para conocer la realidad, así como también parte del
supuesto de neutralidad científica e imparcialidad y objetividad pura; que
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como sabemos es la tendencia dominante dentro de las ciencias
administrativas.
En otro orden de ideas, en las organizaciones venezolanas también se
evidencian características del funcionalismo, al respecto Sandoval, Miguel y
Montaño (2008) refieren que las competencias dentro de este enfoque son
definidas a partir de un análisis de las funciones claves que hace la persona
dentro de su labor, con énfasis en los resultados o productos de la tarea,
más que en el cómo se logran hacer. Permite a las empresas medir el nivel
de competencia técnica de su personal, principalmente ligadas a oficios, y
definir las brechas.
En este sentido, Ávalos (2008) señala que el carácter estructural
funcionalista permite determinar el llamado perfil del Estado en su actividad
administrativa. Esto también se refiere al carácter adjetivo de la
administración pública: eficiencia, eficacia, responsabilidad, disciplina y
realismo. Dichos valores son compartidos ampliamente por la cultura
occidental, permitiendo darle validez y sustento ideológico al liberalismo
económico. Muchas de estas categorías fueron terreno de la administración
privada, sin embargo, éstas pasan a ser parte integral de las gestiones
públicas en casi todos los países de América Latina. El estudio de las
políticas públicas, tienen mucho que contribuir en la solución de esta
encrucijada, ya que éstas son por definición dinámicas.
A pesar de lo planteado hasta el momento, Martínez (1996), expresa
que el paradigma científico tradicional centrado en el realismo, el empirismo
y el positivismo, ha alcanzado los límites de su utilidad en la mayoría de las
áreas del saber. Su agotamiento radica, no solo en su inconsistencia interna,
epistemológica, sino, sobre todo, en su incapacidad para dar explicaciones
adecuadas e intelectuales satisfactorias de la realidad que nos circunda y de
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los fenómenos que percibimos. Y esta incapacidad hace repercutir su
esterilidad y pobreza, frena el progreso y avance de los verdaderos
conocimientos que necesitamos.
Como se puede apreciar, esta realidad organizacional no puede seguir
siendo estudiada por el paradigma tradicional cuantitativo, dado que el
mismo no responde a los nuevos retos que demanda este siglo. Por estas y
otras razones al cambiar las organizaciones, las tecnologías, los modos de
vidas, entre otros, necesariamente se genera una nueva episteme que
representa también nuevas formas de conocer. Esta nueva óptica podría
enmarcarse dentro del paradigma de la complejidad, cuya estructura del
conocimiento se basa en tratar de buscar siempre la relación de
inseparabilidad y de inter-retro-acción entre cualquier fenómeno y su
contexto, y de cualquier contexto con el contexto planetario (Morán, 2003).
En este contexto al respecto, Martínez (2005) señala que el
positivismo lógico donde se privilegia la objetividad del conocimiento, el
determinismo de los fenómenos y la experiencia sensible, tiene una
concepción analítica cuantitativa y la verificación empírica, lo que ha sido
superado y en los actuales momentos atraviesa una transición hacia lo que
se denomina el Nuevo Paradigma Epistémico.
El positivismo, por lo tanto, es un camino clave para que las
organizaciones logren mayor cohesión e interacción entre sus miembros,
tengan mayor capacidad para innovar, se adapten al entorno con mayor
velocidad, y desarrollen otras características que les permitan potenciar su
éxito en diversos ámbitos. Existe una relación causal entre la prevalencia de
emociones positivas en las personas y el desarrollo características
individuales muy valiosas para afrontar sus desafíos personales y
profesionales, como: auto-confianza, sociabilidad y extraversión capacidad
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de interactividad social, bienestar físico e inmunidad, creatividad, capacidad
para resolución de problemas complejos, entre muchas otras. (Weldt, 2012)
En cuanto al pospositivismo, para Martínez (2009), la orientación
pospositivista efectúa un rescate del sujeto y de su importancia; de ahí que
toda observación no es pura e inmaculada, sino que implica una inserción de
lo observado en un marco referencial o fondo, constituido por intereses,
valores, actitudes, creencias, que es lo que le daría el sentido que tiene para
los sujetos. La revisión y bosquejo de los contornos de la posmodernidad,
postulan la emergencia o conformación de un nuevo paradigma epistémico,
aún en construcción, que supone una superación del anterior paradigma
positivista, o igualmente identifican el perfil de una nueva manera de
entender la relación del ser humano con su entorno, así como los saberes
necesarios para afrontar el futuro.
Aplicación de la Teoría del Conflicto en el análisis de la Gerencia Pública
en Venezuela
La economía venezolana es un capítulo especial en el orden de las
periferias del capitalismo mundial. La condición rentística ha contribuido a
formar hacia dentro y hacia fuera relaciones de sujeción a la dependencia
petrolera; con indicadores que se balancean con los precios internacionales
del crudo. Un proceso nada corto de casi un siglo que coincide con la
expansión del capitalismo industrial, pero que en el proceso de división
internacional del trabajo, relegó a las periferias sólo la función de
exportación de materias primas, dando base al modelo extractivista que fue
sustituyendo los enclaves agrícola, pero reveló la ausencia de un tejido
industrial o manufacturero en el país.
Para Venezuela esta condición rentística se convertirá durante el Siglo
XX y XXI en el signo de su encajamiento en la economía internacional, pero
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también en la progresiva paralización de sus sectores productivos. A nivel
gerencial, el surgimiento de un Estado empresario ha generado el debate
entre las posturas liberales que asumen la exclusividad de esta praxis a la
iniciativa privada y, los enfoques marxistas-estructuralistas que han
propugnado por las nacionalizaciones. Precisamente, este el viejo debate en
la teoría socio-económica que enfrenta a Marx (destrucción del sistema),
Keynes (regulación del sistema) y Hayek (maximización del sistema), con sus
efectos en la Gerencia Pública ante el incremento de empresas públicas; un
auténtico boom que no se reduce al sector minero-extractivo.
El dogma neoliberal asume el fracaso per se de la gerencia pública,
hay que aclarar que la participación del Estado dentro de la economía no es
sólo defendida por el marxismo o corrientes estructuralista; el Keynesianismo
es la máxima expresión de planificación estatal para el estímulo de la
economía, a través de una serie de regulaciones e incentivo con el gasto
público; el surgimiento del Estado de Bienestar fue durante décadas la base
de los países industrializados que implicó la conformación de corporaciones
Estatales para asumir algunas tareas de la producción o distribución. Sería
difícil abordar la aplicación de la teoría del conflicto en la gerencia pública en
Venezuela, sin tomar en consideración los efectos del modelo rentístico, que
en forma brutal reproduce una relación de casi un 1% de trabajadores que
logran captar las divisas (expresión de riqueza) que termina alimentando al
otro 99%.
El problema de los ingresos de divisas en forma monopólica,
expresan un contra-sentido al constreñir el aparato empresarial. La
capacidad de producción dirigida en forma exclusiva al mercado interno,
conjuga problemas estructurales de las propias empresas estatales para el
desarrollo de sus capacidades de innovación. Las relaciones tensas con el
sector privado en las últimas décadas no deben ser leídas sólo en claves de
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diferencia ideológica, pues es cuestionable afirmar que exista de hecho algún
modelo diferente al capitalismo rentístico; la coyuntura actual entre los
actores responde a la pugna por la apropiación de la renta. El debate del
modelo económico, aunque no es ajeno al proceso general de dependencia
padecido en la Región debe considerarse con particularidades, al comparar
el impacto de las empresas públicas en países como Brasil, México o
Argentina. La experiencia venezolana quedó atrapada por la transición de un
menguado modelo agroexportador a la fase primaria del capitalismo
rentístico.
¿Ha fracasado la Gerencia de las Empresas Pública en Venezuela?,
las posiciones que se pueden asumir para la respuesta demandan de una
argumentación que supere las lecturas exclusivamente estadísticas. Así, un
elemento es central dentro de la crítica es analizar la relación entre el Estado
y el sector productivo y, advertir que cuando se confunden la relación de
control con la de tutelaje, estas últimas pierden un elemento central que es la
autonomía; quedando a merced del engranaje de la burocracia estatal.
La definición de un nuevo enfoque productivo que supere las taras del
capitalismo rentístico pasa por la redefinición de los actores auténticamente
fértiles en Venezuela, pero encuentra dificultad en las propias normas del
Estado, en la cultura organizacional y en el predominio del enfoque
neoclásico en la Gerencia Pública, que somete la función de la Gerencia en
la empresas públicas a “una elite con alto grado de especialización, división
del trabajo claramente establecida, estructura jerárquica de la autoridad,
cuerpo normativo para gobernar a la organización, capacidad y
conocimientos técnicos”. (Romero, 2004: 30)
A las empresas estatales en Venezuela se le dificulta la articulación de
cadenas productivas, un ejemplo es la nacionalizada SIDOR que aguas
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abajo alimenta un entramado de unidades productivas del sector de la
mediana empresa (atuneras, laminadoras, entre otros), pero los constantes
retrasos de la producción terminan por comprometer las capacidades /
costos interno y lazos asociativos. Las claves de la articulación comercial, en
redes de cooperación, las alianzas en clústeres o consorcio, son
fundamentales para pensar la Gerencia Pública en Venezuela o en cualquier
parte del planeta, pero demanda de un diagnóstico de las potencialidades y
las capacidades de liderazgo en los mandos que a pesar de estar asociados
en holdings responden a enfoques verticales y sin espacios de cooperación
entre trabajadores, gerentes o gobierno central.
En conclusión, la experiencia venezolana nos indica que si bien el
boom de las nacionalizaciones en la última década elevó en forma
exponencial el número de unidades empresariales bajo propiedad del
Estado, las dificultades para la innovación y adaptación al complejo mercado
mundial partiendo desde el neoextractivismo han complicado su superación.
Sin embargo, el problema no es excepcional en el sector público, lo que
implica un examen profundo de las categorías económicas y gerenciales que
predominan en el país. Un arqueo sobre los pensa de estudios en las
escuelas de administración, puede comprobar la inclinación hacia las bases
filosóficas del positivismo.
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CONCLUSIONES
Indudablemente, en las últimas décadas las organizaciones
venezolanas han enfrentado profundos desafíos ante el panorama
económico. Las empresas públicas o privadas se enfrentan a ciudadanos o
consumidores que no se conforman con la prestación de un servicio o la
oferta de bienes. La reflexión sobre las bases filosóficas de la teoría
organizacional incidirá a lo interno los logros de la empresa, pero requiere
de una conexión donde el cambio es tan rápido que la mayoría de los
servicios y productos de una organización se vuelve obsoleto en corto
tiempo.
Como resultado, es prioritaria la adaptación a las tecnologías de
información y comunicación (TICS), pero también a la formación gerencial en
base a nuevos paradigmas, entendiendo que el conocimiento es fundamental
para lo consolidación del capital intangible. En este ámbito en donde las
organizaciones en general y las venezolanas en particular, se encuentran
inmersas, debate de las bases filosóficas o el enfoque gerencial, debe
considerar que para ser competitivo dentro de un entorno globalizado y
cargado de dinamismo y cambios es indispensable buscar la competitividad,
para lograr el desarrollo económico a corto, mediano y a largo plazo.
Asimismo, la asimilación y utilización correcta de estos enfoques
gerenciales constituye un eje de acción estratégico en la dirección de la
organización. De allí; surge la necesidad que las organizaciones venezolanas
busquen salidas efectivas y eficientes, que involucre en sus procesos la
calidad, mejoramiento continuo, y que sus gerentes dirijan a su personal para
lograr los objetivos institucionales; con estructura más flexibles, que integren
la visión y misión. En efecto, promover y utilizar el conocimiento y
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creatividad de todos los actores es una ventaja competitiva central de la
organización para que esta perdure en el tiempo, esto pudiera incidir en
forma favorable en el desempeño de las empresas públicas en Venezuela.
Para finalizar, las bases filosóficas como el positivismo han tenido un
efecto profundo en las organizaciones venezolanas. Es posible que este
fenómeno se deba a la relación entre la formación académica y el posterior
ejercicio profesional. El debate entre las teorías del equilibrio y las del
conflicto, colocan de manifiesto que no existe una verdad absoluta a la hora
de escoger un enfoque gerencial, lo correcto en tal caso sería asumir con
coherencia en las tareas de dirección, los enfoques que se ajusten al
contexto; no significa una especie de validación de todas las formas; implica
pensar sin dogmas y abiertos a la novedad.
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REFERENCIAS
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Martínez, M. (1996). Razones para un nuevo paradigma científico. En Comportamiento humano: nuevos métodos de investigación. México: Editorial Trillas.
Martínez, M. (2005). El paradigma emergente. Hacia una nueva teoría de la racionalidad científica. México: Editorial Trillas.
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Sandoval, F.; Miguel, V.; Montaño, N. Evolución del concepto de competencia laboral.
Romero, J. (2004). El Nuevo Gerente Venezolano. Una epistemología para la administración pública venezolana. Caracas: Ministerio de Educación Universitaria, Consejo Nacional de Universidades, Oficina de Planificación del Sector Universitario
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Weldt, C. (2012) Desarrollo del positivismo organizacional para alcanzar desempeño superior. [ Página en línea] Disponible en: http://aurysconsulting.com/aurys-noticias-publicaciones/2012/12/desarrollo-del-positivismo-organizacional-para-alcanzar-desempeno-superior/
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