Con este lema empezamos nuestras convivencias en la primera semana de julio,
con 32 chicas entre 10 y 17 años.
Con el estudio de las Bienaventuranzas de forma dinámica y divertida, hemos
intentado conocer el corazón del mensaje de Jesús. La buena y feliz noticia que anunció
y vivió junto a sus discípulos. Y que nos sigue transmitiendo a cada uno de nosotros en
nuestros días, para ser felices y ayudar a construir un mundo mejor, más pacífico y
fraterno. Pudimos descubrir que contienen mensajes que todavía hoy son capaces de
sorprendernos y sacudirnos. Tienen la fuerza de hablar a cada corazón. En ellas, Jesús
nos invita a seguirlo y nos promete la plenitud humana, la felicidad, la dicha de la
donación a quienes peor lo pasan, de forma gratuita: «Dad y recibiréis, pues la
generosidad da el verdadero valor a la persona».
Y esto es lo que hemos querido vivir en estos días compartiendo con todos los
residentes y hermanitas nuestro tiempo y alegría. En los que hemos disfrutado mucho.
También realizamos cada una, nuestro propio rosario, y después por la tarde con
los ancianos y hermanitas rezamos todos juntos.
Este año de excursión fuimos a Roncesvalles, punto de partida para peregrinos
en el pirineo navarro del Camino de Santiago, del cual hicimos dos kilómetros andando,
después de visitar todos los monumentos.
Y el último día, como colofón, les obsequiamos a los ancianos con unos pequeños
detalles que les habíamos hecho, por la tarde hicimos unas pequeñas actuaciones que
habíamos preparado con mucho cariño, haciéndoles pasar una tarde muy agradable.
También hemos tenido momentos de amistad con Jesús, con pequeñas y
sencillas oraciones, y adoración Eucarística que fue muy emotiva. Las Eucaristías de
cada día preparadas por ellas mismas.
Las chicas no les pasa desapercibido la entrega y el trabajo de las
hermanas, llegando a ser interrogante para sus vidas...
Esperamos que Dios, nos bendiga con nuevas vocaciones.