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8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)
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Primera edición en inglés , 1963
Segun da edición en inglés , 1972
Tercera edició n en inglés, 1987
Primera edición en español
de la tercera en inglé s, 1993
Sexta reimpresión, 2009
Strauss , Leo y Joseph Cropsey (comps.)
Historia de la filosofía política / compiladores Leo
Strauss y Joseph Cropsey ; t rad. de Let icia García Urr iza,
Diana Luz Sánchez, Juan José Utr i l la . — México : FCE,
1993
904 p. ; 24 x 16 cm — (Colee. Política y Der echo)
T í tulo or iginal H is tory of Pol i t ical Ph i losophv
ISBN 978-968-16-3738-5
F y
1. Filosofía - Política I. Cropsey, Joseph , comp. II. Gar
cía Urnza, Leticia, fr. m. Sánchez, Diana Luz, tr IV Utrilla
Jua n José, tr. V. Ser. VI. t. '
L C J A 8 1
Dew ey 320.5 S862h
Distribución mundial
Tel. (55)5227-4672 Fax (55)5227-4694
g j | E mpresa cer t i f icada ISO 9001: 2000
Título original:
History of Political Philosophy
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£ Univ ersity of Chicago Press, Chicag o, DI., EUA
D R S1987 £ í
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D . R . © 1 9 9 3, F O N D O D E CU L T U RA E CO N Ó M I CA
Carretera Picacho Ajusco 227; 14738 México, D. F.
Se prohibe la reproducción total o parcial de es ta obra
— i nc l u i do e l d is e ño t ipog r áf i co y de po r t a d a -
sea cual fuere el medio, e lect rónico o mecán ico '
s in el consent imien to por escr i to del edi tor . ' ,
ISBN 978-968-16-3738-5
Impreso en México • Printed in México
PRÓLOGO A LA TERCERA EDICIÓN
La segunda edición de esta obra apareció en 1972, el año anterior a la
muerte de Leo Strauss. En el ínterin, una nueva generación se ha aproxima
do a la madurez o la ha alcanzado, y la decisión de publicar una nueva edi
ción nos ha dado la oportunidad de incluir su obra en este volumen, y al
mismo tiempo ensanchar el ámbito del libro en aspectos importantes. Por
primera vez aparecen capítulos sobre Tucídides y Jenofonte, que no necesi
tan explicación. También aparecen capítulos acerca de Husserl y Heidegger,
que acaso requieran cierta explicación; y una declaración respecto a Leo
Strauss, que necesitará una considerable explicación.
Cuando, en el Prólogo a la primera edición, dij imos que había cierta
explicación que dar acerca de los capítulos referentes a los pensadores
musulmanes y judíos medievales y sobre Descartes, estábamos pensando,
desde lue go, que los pensadores en cuestión no son básicamente filósofos
políticos. Lo mismo diremos de Husserl y de Heidegger, como diremos de
la fenomenología y el existencialismo que no son filosofía política. Y sin
embargo, sólo hay que pensar en el decenio de 1960 y en el "radicalismo" de
los tiempos, para recordar la repercusión qu e el existencialismo —así sea
transformado— tuvo sobre una conciencia pública. Tampoco puede olvi
darse q ue el filosofar de Heideg ger perm itió, preparó o indujo —lo cual está
sujeto a controversia— su participación, breve o prolongada, en una política
nefanda. Tal vez siempre, tal vez principalmente en nuestros tiempos, la po
lítica de algún m odo derivativo e incierto responde a la contemplación h u
mana de los poderes, los horizontes y objetivos de la hum anidad y, vacilan
te , pone en acción las visiones que nacen a través de las instituciones de
gobierno. Yo confío en que un conocimiento de la obra de Husserl y de Hei
degger ayuda rá a profundizar la comprensión del estudiante, no sólo de la
política del siglo xx sino de las posibilidades políticas en principio.
Los capítulos sobre Aristóteles, sobre Burke y sobre Bentham y James
Mili son nuevos en esta edición. Esto fue resu ltado,
o
bien de que el capítulo
original fue retirado por su autor, o de un deseo de a umentar el número de
autores a este volumen mediante la inclusión de obras de estudiosos en pro
ceso de consagración o ya consagrados.
La inclusión del Epílogo sobre Leo Strauss —de un ensayo sobre uno d e
los editores del libro, recién fallecido— sí exige una explicación.
Yo
he pedi
do esta adición al volumen porque hoy está perfectamente claro que Strauss
ha pasado a ocupar su lugar como pensador siguiendo la tradición de la
filosofía política, en un plan o que hoy no no s es cognoscible, pero sí de ele
vación suficiente para hacerlo interesante y controvertido en muchos
lugares. Yo confío en que el ensayo res ultará valioso para q uienes busc an
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JEREMY BENTHAM Y JAMES MILL
LECTURAS
A. Bentham, Jeremy, An Introduction to the Principies o f Moráis and Legislation, Edita
do por J. H. Burns y H. L. A. Hart, Methuen University Paperback, Londres y
Nueva York, 1982.
Mili, James, y otros, Utilitarian Logic and Politics: James Milis' Essay on Government,
Macaulays' 'Critique' and the Ensuing Debate, ed. po r Jack Lively y John Rees,
Oxford University Press, Oxford, 1978.
B. Bentham, Jeremy, A Fragment o n Government e n The Collected Works o f Jeremy Ben-
tham, ed. por John Bowring, vol. i, pp. 221-295. Reimpr. Russell and Russell, Nue
va York, 1962.
, D&mtology together with A Table o f the S prings of Action and the Article on
Utilitarianism, ed. Am non Goldw orth. Clarendon Press, Oxford, 1983.
GEORG W . F. HEGEL
[1770-1831]
PlERRE HASSNER
Los escr i tos po l í t i cos más impor t an tes de Hegel son su Filosofía del derecho,
por una par t e , y a lgunos ensayos como los que t ra t an de l a Cons t i t uc ión
alem ana (1802) y de la ley de reform a inglesa (1830), por la otra. No s l imita
remos aqu í a una cons iderac ión de su f i l o so f í a po l í t i ca p rop iamen te d i cha ,
pese a l a impor t ancia de sus obras más p rác t i cas . Su f i l o so f í a de l derecho
o, mejor dicho, su filosofía del Estado, es insepara ble en grad o e xtraord inario
de su enseñanza fi losófica en conjunto, pues su doctrina es más "sis temáti
ca" que las de casi todos los demás pensadores. Esto queda claro en el s imple
l ineamien to d e su p resen tac ión . E l Es t ado que Hege l descr ibe es ob ra de l a
Razón e t erna , como l a p resen ta en su Ciencia d e la lógica y en la Enciclopedia
de las Ciencias Fi losóficas , pero también es resul tado de la his toria universal
como Hegel l a def ine en sus Lecciones sobre filosofía de la historia. En ú l t imo
a n á l i s i s , s e g ú n H e g e l , R a z ó n e H i s t o r i a n o s o n s e p a r a b l e s . E l d e s e n v o l
vimiento de la Razón corre paralelo al proceso de la his toria universal , o , el
p roceso h i s tó r i co es fundam enta lme n te rac ional . Por t an to , Hegel no desea
exponer u n Es t ado idea l s ino rehab i l i ta r e l Es t ado rea l , mos t rando que es ra
cional .! Esta rehabi l i tación va dirigida a dos t ipos de adversarios .
Con t ra l a ac t i t ud de una conciencia mora l , re l ig iosa o in t e l ec tua l que in
tenta refugiarse e n la vida interior y rechazar el "sonid o y la furia" d e las rea
l idades pol í t icas , Hegel just i fica la vida pol í t ica como tal . Es sólo en el Esta
do y por e l Es t ado donde e l i nd iv iduo a l canza su au tén t i ca rea l idad , pues
sólo en él y por él l lega a la universal idad. Solo el Estado puede actuar um
versa lmen te ins t i t uyendo l eyes . La mora l , que busca l a un iversa l idad , só lo
p u e d e r e a l i z a r s e q u e d a n d o e n c a r n a d a e n i n s t i t u c i o n e s y c o s t u m b r e s . L a s
c o s t u m b r e s o m o r a l e s (Sütlichkeit) son " l a v ida de l Es t ado en los i nd iv i
du os" ^ En su devoción a l Es t ado , e l i nd iv iduo de ja a t rás su p r imi t ivo ego í s
mo espon táneo ; es l a ac t iv idad de ins t rucc ión de l Es t ado l a que l e da una
enseñan za y una educación . Con es t e ob je to , Hegel rep i t e la respues t a de un
p i t a g ó r i c o a u n p a d r e q u e l e p r e g u n t a b a c u á l e r a e l m e j o r m o d o d e c r i a r
mora lmen te a su h i jo : "Haced lo c iudadano de un Es t ado [que t enga] buenas
leyes".3
i G. W. F. Hegel, Philosophy of
Right,
trad. T. M. Knox (Oxford: Clarendon,
1942)
Prefacio,
p.
11. A menos que se indique lo contrario, las citas se refieren a esta traducción.
2
G.
W. F. Hegel, Lectures on the Philosophy ofHistory, trad. J. Sibree (Nueva York: Dover,
1956), Introduc ción,
p. 52.
Todas las citas se refieren a esta traducción. [Hay edición del FCE.]
3
Philosophy of Right, par.
153
(trad.
P. H. y A.
B.).
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A pesar de lo que podría considerarse como la base de ciertos textos hege-
lianos, esta rehabilitación del Estado no debe interpretarse como una deifi
cación. Cierto es que, según Hegel, el Estado constituye un "último fin"
para el individuo que en él encuentra la verdad de su existencia, su deber y
su satisfacción, y qu e el Estado es la realización o la apariencia de lo divino
en el mundo exterior. No obstante, la relación del Estado con el individuo es
esencialmente recíproca; sólo es un últim o fin para el individuo en la medid a
en que su p ropio fin es su libertad y su satisfacción. Más a ún, la moral o religión del alma del individuo tiene un valor infinito independiente del Esta
do .
En el Estado, el individuo deja atrás el nivel de sus pensamientos y de
seos privados y personales, su existencia misma a la que Hegel llama el
espíritu subjetivo. Por medio del Estado ha aprend ido a universalizar sus
deseos, a convertirlos en leyes y a v ivir de acue rdo con ellas. El Estado es
una realidad, no un proyecto; se le puede vivir y pensar. Sólo por medio del
Estado el individuo ocupa su lugar en el mundo; sólo como ciudadano
apren de lo que es razonable en sus d eseos. Tal es la etapa del espíritu objeti
vo. Pero la "apariencia" o la "realización" de lo "divino" , es decir, de lo abso
luto o lo racional, no queda ni constituida ni agotada por el Estado. El Esta
do sólo introduc e y hace posible el espíritu absoluto. Es la fuente del a rte, la
religión y la filosofía, que en cierto modo trasc ienden al Estado. Cu ando
Hegel dice que el Estado es divino, sólo está insistiendo en qu e sea respe tado
al mostrar que está fundamentalmente imbuido por la racionalidad, que, apesar de sus aparentes fallas y su contingencia, es lo que debe ser.
Por consiguiente, Hegel debe defender la racionalidad del Estado real
contra los románticos que simplemente se apartan de la política, pero tam
bién contra los utópicos y reformadores q ue se apartan del Estado real en
favor de un Estado ideal. La función de la filosofía no es enseñar al Estado
cómo debe ser sino enseñar a los hombres cómo debe interpretarse al Esta
do .
La filosofía no puede ir más allá de la realidad de su tiempo sino que
sólo puede reconciliarse con él reconociendo que la razón es "como la rosa
en la cruz de l presente".* La función de la filosofía no es inv entar n i criticar
sino sacar a luz la verdad positiva con que la realidad ya está imbuida.
De este modo , Hegel desea m ostrar lo racional en lo irracional. No sólo
quiere descubrir la necesaria esencia del Estado más allá de sus detalles
contingentes, sino también desea mostrar que aquello que parece irracional
en el Estado mismo actúa inconscientemente hacia el triunfo de lo racional,
que aquello que parece contradictorio por último alcanzará la armonía, que
el juego ciego de pasiones y acciones particulares por fuerza culmina en el
advenimiento del orden político universalmente justo y desarrollado del
todo. Por tan to, el mal cond uce al bien, las pasiones a la razón , la contradic
ción y el conflicto a la síntesis y la paz .
Es el Estado interpretado como totalidad armoniosa y diferenciada el que
hace posible esta síntesis. Para expresar la relación que existe entre el todo ar
ticulado, que es nada sin sus partes y las partes que son nada sin el todo,
4 Ibid.,
Prefacio, p.
12.
Se reproduce con autorización de la Clarendon Press, Oxford.
GEORG W. F. HEGEL 691
Hegel recurre a la metáfora del organismo, en particular el cuerpo humano,
en que cada órgano sólo tiene su auténtica realidad en la función particular
que desempeña dentro del todo, y también a la metáfora de un a estructura
arquitectónica, como una catedral gótica. La paradoja de semejante articula
ción es que es resultado del juego de fuerzas inconscientes. La doble inter
pretación hegeliana term ina en esta paradoja, y a ella corresponde la idea de
la "astucia d e la razón" . El Estado sale a luz, a la vez como resu ltado final y
como condición. Es resultado de la acción de individuos y del juego de laspasiones, pero, una vez constituido, su estructura parece primera y prima
ria mientras su génesis es interpretada como hecho simplemente empírico y
exterior. "El Estado es un resultado final en que desaparece el hecho de que
tiene su origen en la operación de individuos.''^ El que estos individuos — ya
queramos decir con ello la masa de hombres que buscan sus intereses parti
culares o los grandes hombres que realizan acciones heroicas— sean, sin
que lo sepan, Tos instrumentos de un plan que los trasciende y que a menu
do contradice directamente s us objetivos conscientes, de que la acción de
fuerzas irracionales construya un edificio arquitectónico que es imagen
de la razón eterna es lo que significa la "astucia de la razón"
6
que demues
tra la racionalidad de la historia. Esto es lo que permite a la filosofía de la his
toria terminar en filosofía política, y a la inversa, lo que permite a la filosofía
política transformarse en una descripción del Estado final, plenamente
desarrollado.
El Estado nace de conflictos y es, a su vez, teatro y origen de incontables
conflictos potenciales. Esto puede decirse del Estado porque también puede
decirse del hombre mismo. El hombre no se eleva al nivel de huma nidad en
aislamiento, sino en una lucha a muerte p or el "reconocimiento". Existe para
sí mism o, es consciente de sí mismo o de su pro pia libertad sólo en la medid a
en que es recono cido, como conciencia o libertad, por otras conciencias y
otras libertades. Cada cual desea ser reconocido por el otro, sin que, a su vez ,
lo reconozca él. Cada cual se establece como libre y por tanto como humano
sólo en la medida en que logra negar su ser natural para ser reconocido,
arriesgando su vida p or cobrar prestigio. De este modo, la lucha por el reco
nocimiento será una lucha a vida o muerte.
Y
por esa misma razón, termina
rá en una de sigualda d. Uno de los dos adv ersarios preferirá la vida al presti
gio o la libertad. Impulsado por su temor a la muerte violenta, consentirá en
reconocer al otro sin insistir en ser reconocido po r él.
Se
someterá al otro. Por
ello forzosamente el hombre sale de la lucha por el reconocimiento como amo
o como esclavo. A sí, su realidad es social y hasta política en esencia, ya que
"la lucha por el reconocimiento y la sumisión al dom inio es el fenómeno del
que surgió la vida social de los hombres y es el comienzo de los Estados".
7
5
Phenomenology ofMind,
ed. Hoffmeister ("Philosophisches Bibliothek" [Hambu rgo:
F.
Meiner,
1952]), cap. vi, B. a, p. 355 (trad. P. H. y A. B.). [Hay edición del
FCE.]
6 Philosophy
ofRight, Prefacio, p. 6; cf. par. 275, p p. 174-175;
Philosophy
ofHistory, Introduc
ción, p. 33.
7
Encyclopedia o f Philosophic Sciences ("Philosophisches Bibliothek" [Ham burgo: F. Meiner,
1959]), par . 433, p. 352 (trad. P. H. y A . B.).
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GEORG W. F. HEGEL
El conflicto entre amo y esclavo es anterior al Estado. Ocupa el mism o lu
gar, en la formulación d e Hegel, que el estado de naturale za opues to al Es
tado civil, ocupa en la de Hobbes. Y, como en Hob bes, deja su huella en la rea
lidad política siguiente. Para ambos, el Estado surge de la violencia; la
primera relación entre los homb res es de conflicto, que po ne en juego las
dos pasiones fundamentales, la vanidad (o deseo de reconocimiento) y el
miedo a la muerte violenta. Pero la relación del amo y el esclavo, lejos de
terminar con la victoria del amo, engendra una dialéctica que sera el resor
te impulsor de la historia humana. El amo obliga al esclavo a trabajar para
él La vida del amo, esencialmente ociosa, queda resum ida en la busca d e
reconocimiento, de prestigio y de gloria por medio de la guerra. No trabaja,
no está en contacto directo con las cosas. En cambio, el esclavo, que prepa ra
las cosas para satisfacer las necesidad es del am o, es el que transforma la
naturaleza y se transforma a sí mismo por medio del trabajo. Aplaza la des
trucción de la cosa (por medio del consumo) al prepararla para el trabajo, y
aplaza la satisfacción de sus propias necesidades al trabajar para satisfacer
las del amo: "trabajo es deseo reprimido".» Actúa en función de una idea
abstracta, un proyecto que h ay que realizar. Forma el mundo exterior que
adquiere una consistencia propia y lleva su huella, y se forma a si mismo al
separarse de sus instintos y convertirse en ap rendiz de nociones generales
abstractas, lenguaje y pensamiento. De este modo, por medio del trabajo del
esclavo, quedan constituidos tanto el mun do de la técnica y de la sociedad
misma por una parte, como el mun do del pensam iento, el arte y la religión,
por la otra. Por consiguiente, es la actitud de trabajo y tem or a la mue rte vio
lenta, la actitud prosaica, la del esclavo y la del burgu és, en oposición a la ac
titud heroica y aristocrática la que, como en Hobb es, es fundamento de la
sociedad d e Hegel. Más aún : mientras que seg ún la filosofía política clasica
el ocio tenía una dignidad superior al trabajo porque su oposición reflejaba
la que existe entre la teoría y la práctica, en cambio para Hegel el pensa
miento y lo unive rsal están del lado d el trabajo, y el ocio se concibe esencial
mente belicoso. , ,
Pero ésta no es suficiente compensación para el esclavo, que aun esta
insatisfecho, así como el amo, pues ninguno ha obtenido el reconocimiento
que esperaba, el reconocimiento de otra conciencia libre. El conflicto con
tinúa y la función del Estado es resolverlo. La reconciliación que el Estado
debe efectuar es doble. Por una parte , el Estado se funda en la reciprocidad:
sus ciudadanos se reconocen unos a otros; es el terreno de ese reconoci
miento recíproco al que en vano tienden el amo y el esclavo. Por otra parte,
el Estado encuentra dentro de sí a la vez el momento (o elemento) de traba
jo y necesidad, y el de sacrificio y guerra. Esta tensión aparece en forma de
la oposición entre la "sociedad civil" y el Estado, entre el "burgu és y el ciu
dada no" El problema del Estado moderno consistirá precisamente en tole
rar los dos momentos y en reconciliarlos, es decir, en aplicar la síntesis del
8 Philosophy ofMind, ed. Hoffmeis ter ("Phi losophisches B ibl iothek" [Hamburgo : F. Meiner]) ,
cap . iv, sec. A, p. 149 (trad . P. H. y A. B.).
GEORG W. F. HEGEL
693
punto de vista aristocrático y del punto de vista burgués o, en último análi
sis, del amo y el esclavo.
Todos los conflictos que están implícitos en las relaciones del individu o, la
familia, la sociedad y el Estado se remiten en última instancia a una oposi
ción fundamental que tiene su sede en la voluntad del individuo, conflicto
en que lo que está en juego es el status del individuo en el Estado. En varios
niveles, ese conflicto surge como oposición entre lo individual y lo univer
sal, la volunta d pa rticular y la voluntad general, el interés particular y el in
terés público, el burgués y el ciuda dano , la satisfacción de las neces idades y
el sacrificio, los deberes y los derechos, las pasiones y la razón, la interiori
dad negativa y lo positivo, la conciencia crítica y la aceptación de la ley, en
suma, entre lo que Hegel llama "libertad subjetiva" (como conciencia y vo
luntad individuales que buscan sus metas particulares) y "libertad objetiva"
(es decir, la "vo luntad general sustanc ial"). Según Hegel, el Estado como
"libertad concreta" es la unión de estos dos elementos en la medida en que
el individuo q ueda satisfecho reconociendo lo universal como ley y consi
derando al Estado como fin. Hegel dice que "la unión de lo particular y lo
universal en el Estado es aquello de lo que todo depende".
9
Esta "unidad de
su fin universal y final y los intereses particulares de lo individua l" q ueda
expresada en el hecho de que "tienen deberes para con el Estado en pro
porción a los derechos que tienen contra él".
10
Esta reciprocidad de deberes
y de derechos permite al Estado entonces constituir una "serena totalidad".
El derecho de libertad subjetiva debe ser reconocido de dos maneras: como
derecho de la particularidad del subdito a satisfacer sus necesidad es y su
bienestar, y el derecho de la conciencia a no reconocer nada que no apruebe
racionalmente. Pero la particularidad de be adaptarse a lo universal y a la
vida colectiva, y la conciencia crítica no debe poner en peligro la existencia
de una autoridad, de un gobierno, de un Estado organizado.
Esta condición, desde luego, sólo puede satisfacerla el Estado m oderno.
En cuanto al pasado, abundan ejemplos históricos que muestran los peli
gros que hubo que sortear para alcanzar el Estado racional. La imperfección
y la ruina del mundo griego, desde el punto de vista político, son conse
cuencias de haber interpretado mal el principio de particularidad. "El dere
cho a la particularidad del s ubdito, su de recho a ser satisfecho, o en otras
palabras , el derecho de libertad subjetiva, es el pilar y el centro de diferencia
entre los tiempos antiguos y los mod ernos."
11
Los griegos vivían natural e
inmediatamente para lo general o lo sustancial, para la patria. "De los grie
gos podemos afirmar que en la primera y auténtica forma de su libertad no
tenían conciencia. Entre ellos reinaba el hábito de vivir para su patria sin
mayor reflexión."^ Por tanto, no hay lugar para la subjetividad en ninguna
de sus formas: como el derecho a la satisfacción de neces idades particulares
9
Philosophy ofRight, pa r . 261, adición ( t rad. P. H . y A. B.).
w¡bid.,p. 161.
ll Ibid., par. 124, p. 84.
i
2
Philosophy ofHistory, p. 253.
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694 GEORG W F HEGEL
y a l b i enes t ar ( la busca de és tos só lo co r respond ía a l o s esc l avos ) , como e l
derech o a la l i ber t ad en l a e l ecc ión de un a vocación y en l a de t erm inación
de la posición de clase, o como el derecho de la conciencia crí t ica que s iente
la necesidad de fundar su apego al régimen pol í t ico y su acción moral en la
razón . Por lo con t rar io , e l desar ro l lo independ ien te de l a par t i cu lar idad o
l iber t ad sub je t iva aparece en los Es t ados g r i egos como p r inc ip io hos t i l ,
como de s t rucc ión de l o rden soc ia l . Su su rg imien to en los Es t ados an t iguos
co inc ide con l a co r rupción de l a mora l , y es l a causa suprema de su deca
dencia .^ En e l Imper io romano l a i nd iv idual idad es reconocida , pero abs
t rac t a y ex ternamente . Se d i sue lve e l Es t ado como con jun to o rgán ico . "To
dos los i nd iv iduos son degradados a l n ive l de personas p r ivadas , i guales
en t re s í , poseyendo derechos fo rmales y e l ún ico nexo[ . . . ] que los man t i e
ne un idos es l a abs t rac t a e i n sac i ab le vo lun tad p rop ia ."
14
Es to ocurre por
que fal tan una const i tución y una organización de la vida moral concreta en
genera l , que una a l amo con los subd i tos .
En o t ra fo rma y en un con tex to muy d i s t in to , e l dob le rep roche de abs
t racc ión y de arb i t ra r i edad re l ac ionado con l a carencia de o rgan izac ión se
encuen t ra en l as a lus iones de Hegel a Francia . La Revo lución f rancesa re
p resen ta un a rea l i zac ión abso lu t amen te ca p i t a l , l a dec is ión de poner e l pen
samien to o l a razón como fundamento de l Es t ado . Es e l adven imien to de l
principio de c onciencia subjet iva y, con él, de los principios d e l ibertad, igual
dad y los derechos de l hom bre y e l c iudad ano . Pero esos p r inc ip ios , que en
s í mi smos co r responden a l a esencia misma del Es t ado moderno , s e conci
ben en forma abstracta e individual is ta s in dejar lugar a la organización y al
gobierno, ni a nada concreto. La real ización de esta l ibertad negat iva y des
t ruc t iva , que desea supr imi r t oda d i ferenciac ión y de t erminación , es e l t e
r ro r i ndef in ido , ya que toda ins t i t uc ión es an tagón ica a l a conciencia p ro
p ia abs t rac t a de l a i gualdad".
15
Puesto que los intentos de democracia en los
Es tados g randes y desar ro l l ados só lo pueden t e rminar en l a abs t racc ión , y
"pues to que s i empre hay un gob ierno",
16
el l iberal ismo revolucionario está
condenado a encon t rarse para s i empre en opos i c ión . Después de Napo león ,
q u i e n h a b í a c o m p r e n d i d o a d e c u a d a m e n t e l a n e c e s i d a d d e c o n c i l i a r l o s
p r inc ip ios de l a revo luc ión con l a au to r idad de un Es t ado o rgan izado , l a
v ida po l í t i ca francesa qu edó en l as gar ras de l as con t rad icc iones que a b ru
man una nac ión cuya v ida ha es t ado dominada por ca t egor í as abs t rac t as :
hubo una perpetua opos i c ión de es t ad i s t as a hombres de p r inc ip ios , y de l
gob ierno a l pueb lo .
Mien t ras e l pueb lo no es t é o rgan izado en e l Es t ado y por é l , no será má s
que una colección de voluntades part iculares y "no sabrá lo que desea".
17
Sólo
puede hab lar a rb i t ra r i amen te , de una manera dañ ina a t oda o rgan izac ión .
13 Phüosophy ofRight, Prefacio, p. 10.
w Ibid., par. 357, pp. 221-222.
15
Ibid., par. 5, adición, p. 228.
16
Phüosophy ofHistory, p. 450.
17 Phüosophy ofRight pa r . 301, p 196.
GEORG W F HEGEL
695
Con este formalismo de libertad, con esta abstracción, no es posible establecer una
organización sólida. Las disposiciones particulares ad optadas por el gobierno en
cuentran inmediatamen te la oposición de la libertad, pues sólo son manifestacio
nes de la voluntad particular y, por tanto, arbitrarias. La voluntad de los muchos
derriba al m inisterio y lo que hasta ahora era la oposición aparece en el escenario
Como nuevo gobierno. Pero, da do que ahora es un go bierno, tiene a su vez a los
muchos en su contra. De esta manera se perpetúan el cambio y la inquietud.
1
»
Por t an to , Hegel n i ega que e l reconocimien to de l as l i ber t ades y de los dere
chos ind iv iduales y l a i gualdad ju r íd i ca conduzca a l a dem ocrac ia .
Que todos, particularmente, deben tomar parte en la discusión y resolución sobre
los asuntos generales del Estado, puesto que estos todos son miembro s del Esta
do y los asuntos del E stado son ¡os asuntos de todos, de los cuales ellos tienen el
derecho de ser con su saber y querer; semejante concepción —que intenta p oner
el elemento democrático sin ninguna forma racional en el organismo del Estado, el
cual sólo existe gracias a tal forma.W
El ind iv iduo debe ser t omado en cuen ta , en e l aspecto po l í t i co , só lo en l a
me d ida en que oc upa un lugar def in ido en t a l o rgan i sm o. La pos ib i l i dad de
que cada q u ien l l egue a ser miem bro de l a c lase gobernan te , la i gualdad ju r í
dica, no debe i r en detrimento de la diferenciación social ; ni tampoco la opi
n ión púb l i ca , l a pos ib i l i dad de que cada qu ie n haga o í r su voz por l a au to
r idad , debe daña r l a au to r idad de l Es t ado y sus rep resen tan tes co mpeten tes .
De es t e modo vemos que Hegel desea una s ín t es i s de " l iberac ión y respe
to" , de pasión y moral , de principios revolucionarios y la necesidad del orden
po l í t i co . A lo la rgo de l a h i s to r i a , e l Es t ado mode rno d ebe rep rese n tar una
síntesis de la polis (cuya un idad debe conservarse , as í como l a conf i anza
mu tua de los c iudadanos y su a pego a l t odo) y la soc i edad l i bera l de l a eco
nomía pol í t ica (de la cual deben conservarse la diversidad y la diferenciación,
la sat isfacción de las necesidades individuales , la real ización de lo universal
por la l ibre voluntad individual). Fi losóficamente, Hegel desea efectuar una
síntesis de la moral clásica (o sustancial y concreta) y la moral cris t iano-kan
t i ana (o in t erna y abs t rac t a) , de l a po l í t i ca de Pla tón , fundada en l a supre
macía de l a razón y l a v i r tud , y l as po lí t i cas de Maqu iavelo , Bacon , Hob bes
y Locke, fundadas en la emancipación de las pasiones y en su sat isfacción.
El medio de esta s íntesis es la his toria. El tema y el fin de la his toria es la
revelac ión p rogres iva de l a l i ber t ad o , l o que equ iva le a l o mismo, l a con
ciencia que el espíri tu gana de s í mismo por medio de la his toria. El espíri tu
se capta a s í mismo const i tuido esencialmente por su l ibertad, y su l ibertad se
real iza al cobrar así conciencia. La l ibertad se real iza en el Estado moderno
porque , po r una par t e , e l Es t ado ha separado y man i fes t ado los d i feren tes
momentos y aspectos de l a l i ber t ad ( l i ber t ad ob je t iva , l i ber t ad sub je t iva ,
e t c .) ; y , po r l a o t ra , da do qu e hoy l a l i ber t ad se revela com o l a esencia de l
i
8
Phüosophy ofHistory, p. 452.
19
Phüosophy ofRight, par . 308, p 200.
-
8/18/2019 Strauss, L., Cropsey, J. - Historia de La Filosofía Política. Hegel (FCE, 2009)
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696
GEORG W. F. HEGEL
hombre , t odos los hombres es t án en e l Es t ado , y saben que son en é l esen
c i a lmen te l i b res . E l descubr imien to d e l a verdade ra y com ple t a esencia de l a
l ibertad coincide con la l ibertad de todos. Pero entonces, s i es verdad que el
fin de la his toria sólo se real iza en el Estado moderno y por él no es menos
verdad , a l a rec íp roca , que e l Es t ado moderno só lo puede ser cons t i t u ido
cuando e l p r inc ip io en que se funda se ha revelado en sus d i feren tes aspec
tos .
Por el lo es necesario que todos los hombres sean reconocidos l ibres , que
el principio de l ibertad interna, o del valor infini to del individuo, haya hecho
su apar i c ión en l a re l ig ión , que l a par t i cu lar idad de l as neces idades y l as
dem anda s de su sa t i sfacc ión haya hec ho su apar i c ión en l as cos tumbres y l a
moral de los hombres. Esta revelación sólo es completa al fin de la his toria,
ya que l a red de l a h i s to r i a es t á i n t eg rada por l a apar i c ión p rogres iva de
pr inc ip ios incomple tos , cada uno de los cuales man i f i es ta un nue vo a specto
de l i ber t ad , pero cada uno de los cuales es tá cond enado a desaparecer como
consecuencia de ser i ncomple to . E l desar ro l lo de esos p r inc ip ios par t i cu
lares es el espíri tu de los pueblos
(Volksgeiste);
cons t i t uyen to t a l idades con
cre t as den t ro de l as cua les e l p r inc ip io an imador se expresa comprens iva
mente en la rel igión, la ciencia, el arte, los acontecimientos y el dest ino. Por
el lo la his toria es la his toria de la rel igión, las costumbres y morales , el arte,
la economía, etc., al t iempo que es his toria pol í t ica. La const i tución pol í t ica
de un pue b lo es un resu l t ado de su esp í r i t u ; po r e l lo es pe l ig roso impon er a
un pueb lo una cons t i t uc ión e l aborada a priori. Sólo se puede hab lar h i s tó r i
camen te de fo rmas po l í t i cas ; só lo se l es puede juzgar en re l ac ión con l a
medida de conciencia de la l ibertad con la que están asociadas.
En lo fundam enta l , l a h i s to r ia un iversa l es t á d i spues t a e n t res e t apas que
no son t res fo rmas de gob ierno s ino t res g rados de conciencia de l i ber t ad ,
d i spues t as d e acuerdo c on s i es uno , son a lgunos o son todos los que saben
que son l ibres .
Los orientales no saben que el espíritu, o el hom bre com o tal, es libre en sí. Y como
no lo saben, no lo son. Sólo saben que hay u no que es libre. Pero precisamente po r
esto,
esa libertad es sólo capricho, barbarie y hosquedad de la pasión[...] este un o
es, por tanto, un déspota, no u n hombre libre, un hum ano. La conciencia de la li
bertad sólo ha surgido entre los griegos, y por eso han sido los griegos libres. Pero
lo mismo el los que los romanos sólo supieron q ue algunos son l ibres , mas no
que lo es el hombre como tal. Platón y Aristóteles no supieron esto. Por eso los
griegos no sólo tuvieron esclavos y su hermosa libertad fue, en parte, sólo un pro
ducto accidental, imperfecto, efímero y limitado, a la vez que una dura servidum
bre de lo humano . Sólo las naciones germánicas han llegado, en el cristianismo, a
la conciencia de que el hombre es libre como hombre, de que la libertad del espíritu
constituye su más propia naturaleza. Esta conciencia ha su rgido por prime ra vez
en la religión, en la más íntima región del espíritu. Pero infundir este principio en
el mundo temporal era otra tarea, cuya solución y desarrollo exige un difícil y largo
trabajo de educ ación.
20
20
Philosophy ofHistory,
p. 18.
GEORG W. F. HEGEL 697
Es "la apl icación del principio a los asuntos del mundo" la que en úl t ima ins
tancia decide el dest ino de los regímenes pol í t icos. La ciudad griega fracasó
en par t e po rqu e no conoció e l p r inc ip io cr i s t iano , en par t e po rqu e su p rop io
pr inc ip io era demas iado senci l l o para poder admi t i r su f i c i en te desar ro l lo y
d ivers idad en l a soc i edad . Por con t ras t e , e l Es t ado moderno se basa en l a
re l ig ión cr i s t i ana p ro tes t an te y en una soc iedad económica y soc ia lmen te
diferenciada. Sólo en la rel igión cris t iana hace su aparición el principio del
valor infini to del individuo.
Pero , para que e l p r inc ip io cr i s t i ano pueda rea l i zarse en e l mundo por
med io de l Es t ado rac ional , s e requer í a o t ra revo luc ión esp i r i t ua l , l a Refo r
ma. Sólo en la rel igión protestante se real iza la l ibertad cris t iana y efectúa su
reconci l i ac ión con e l mundo y con e l Es t ado . E l descubr imien to de l a i n t e
rioridad cris t iana engendra una serie de oposiciones: entre la conciencia y el
mundo , en t re e l o t ro mundo y es t e mundo , en t re l a p i edad (que impone vo
tos de cas t idad , de pobreza y de obed iencia) y l a mora l t e r renal (que reco
mienda e l mat r imon io , e l traba jo y una ra zonab le l i ber t ad ) , en t re c l é r igos y
laicos, entre la Iglesia y el Estado. Sin embargo, en la rel igión luterana, "la
reconci li ac ión conduc e a l a conciencia de l a capacidad de l m un do t empora l
para con tener en s í l a verdad". Mat r imonio , t raba jo , l abor ios idad y o f i c io
adqu ieren un va lo r mora l . An te todo , queda e l iminada l a obed iencia c i ega .
En el protestant ismo no hay una clase clerical , s ino un sacerdocio universal ;
la conciencia individual t iene el derecho de juzgar. Esto acaba por t ransfor
marse en e l derecho de l a razón ind iv idual a juzgar . De es t e modo , e l p r inc i
p io pecu l i a r de l p ro t e s t an t i sm o es e l de l esp í r i t u l i b re : "Tal es e l con ten ido
esencial de la Reforma: el hombre, por s í mismo, decide ser l ibre." Y de este
mo do pue de ser cons t i t u ido e l Es t ado rac ional , conduc iendo l a l i ber t ad sub
je t iva a l a un iversa l idad . Pero es to só lo es pos ib l e po rque , den t ro de l a re
l i g ión misma, l a l i ber t ad res ide , en adelan te , en e l su je to com o t a l , con ex
c lus ión de toda au to r idad ex ter io r . Ya no hay n inguna d i ferencia en t re
sacerdo tes y l egos ; e l con ten ido de l a verd ad ya no es t á reserv ado exclus iva
mente a una casta. "Es el corazón, la conciencia ínt ima, la conciencia moral ,
la espiri tual idad sensi t iva del hombre, la que puede l legar y debe l legar a la
conciencia de la verdad; y esta subjet ividad es la de todos los hombres. Todos
han d e l levar a cabo p or s í mism os la obra de la reconci l iac ión. "21 Esta re
conci l iación, al abol ir la diferencia entre los dos mundos, da como resul tado
que, en cierto sent ido, la rel igión se suprima al mismo t iempo que se real iza:
p ro tes t an t i sm o s ign if i ca a l mi smo t i emp o cr i s t i an izac ión de l saeculwn y se
cu lar i zac ión de l c r i s t i an i smo . E l Es t ado m ode rno es c r i s t i ano y p ro tes t an te
en l a med ida en que su p r inc ip io t i ene su fuen te en l a re l ig ión . Pero , dad o
que ese principio no es otro que el de la universal idad racional , es accesible
a todos los hombres como t a l es , y e l Es t ado que lo expresa es s ecu lar . Sea
como fuere , es t e Es t ado es i nconceb ib le mien t ras l a Refo rma no haya
enseñ ado l a l i ber t ad a l o s pueb los . S i a pesar d e l a ac t iv idad de Napo león ,
los principios modernos han fracaso en los países lat inos, la razón de el lo es
21 Ibid.,
parte IV,
sec.
III, cap. i, p. 416.
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700 GEORG
W. F.
HEGEL
satisface me diante
la
otra
y al
mismo tiempo sólo meramente gracias
a la
forma de la universalidad, constituye el otro principio".23
La economía política, creación de los tiempos modernos y consecuencia de
la liberación de las necesidades individuales, es precisamente la ciencia
de esta dependencia recíproca por medio de la cual cada no, aunque siga
sus intereses particulares, obedece de manera inconsciente las leyes gene
rales. Mientras tanto, como resultado
de sus
relaciones
con los
demás ,
el
individuo,
sus
necesidades
y su
trabajo pasan
por una
profunda adaptación.
La
sociedad civil engendra nuevas necesidades
que son
creadas
por
ella y que no son naturales. La necesidad de orientarse a sí mismo de acuer
do
con los
demás
en una
rutina diaria
en sus
costumbres (atuendos, horas
de tom ar alimen tos, etc.) eleva la individualidad natural de los miembros de
una sociedad civil a la universalidad formal de la cultura. Sigue siendo una
universalidad obtenida inconscientemente, pero que ya transforma la indi
vidual idad misma. Apar te de esto, en la sociedad civil lo universal tiene
una presencia directa, libre y consciente, en forma de la necesidad del hom
br e de recurrir a la ley y la administración. El derecho de propiedad, engen
drado
por el
sistema
de
necesidades
y su
reconocimiento recíproco, es,
a su
vez, reconocido en su universalidad en la medida en que la autoridad ase
gura
su
protección.
Es la
esfera
de lo
relativo mismo,
la
cultura,
la que
hace
surgir el derecho.
Derecho significa universalidad, deseada
y
reconocida como
tal; es la
base
de la
única igualdad válida. "Pertenece
a la
educación,
al
pensamiento,
en cuanto conciencia del individuo en la forma de la universalidad, el hecho
de
que el Yo sea
concebido como persona universal
en la
cual todos
son
idén
ticos. El homb re tiene valor porque es hombre, no porque sea judío, cató
lico, protestante, alemán, italiano, etc."
24
Pero esta universalidad sigue
te
niendo el carácter de un derecho simplemente abstracto. La realización de
su unidad
con
todo
el
ámbito
de lo
particular
es
misión
de la
administración
que asegura en primer lugar[...] la seguridad ininterrumpida de la perso
na y de la propiedad; y en segundo lugar, que la garantía de la subsistencia
y del bienestar del individuo, esto es, el bienestar particular, sea tratado y
realizado como derecho[...]".
25
La previsión administrativa, es decir, la ac
ción
del
Estado, protege
la
universalidad
en la
particularidad
de la
sociedad
civil, en forma de orden externo y de instituciones que mantienen y apoyan
el conjunto
de
fines
e
intereses
que hay en
ella. Hegel desea asegurar
un
equilibrio entre la libertad de industria y de comercio y la necesidad de pre
visión
y
dirección
del
Estado
en su
conjunto. Aunque
la
voluntad
y
el interés
de los individuos son los impulsores de la acción de la sociedad civil y la
función
del
Estado
es
simplemente "reconducir
a lo
u niversal[ ...]
y
acortar
y mitigar las peligrosas convulsiones y la duración del per iodo en el cual,
sobre la vía de la necesidad inconsciente, se deben conciliar los conflictos";
26
23
Philosophy ofRight,
par. 182, pp . 122- 123 .
24 ibid.,
par. 209
( t r a d .
P. H. y a. B.).
25 Md., par .
2 3 0 ,
p. 146.
26 Ibid.,
p ar. 236, pp .
147- 148 .
G E O R G
W. F.
H E G E L
sin embargo, aún se da el caso de que el principio de su organiza
contrario
del
liberal.
La
situación social pública,
al
contrario,
se d^_.
derar tanto más perfecta cu anto menos q uede por hacer al ind iv i chV- - ^
sí,
según su opinión particular, frente a lo que se dispone de un modo ge
neral."27
Pero, dentro del propio sistema de necesidades, hay un aspecto por el
cual el individuo queda conectado con lo universal de manera inmediata y
adquiere
una
realidad definida. Ésta
es la
división
de
clases
o de
"grupos
generales" (S tande). Si la familia es la pr imera base del Estado, los Stande
so n
la
segunda.
Hay
tres clases,
y su
división
es
dialéctica:
la
clase campe
sina, llamada sustancial o inmediata; la clase industrial, llama da reflexiva o
formal,
y la
clase
de
los servidores civiles, llamada
la
clase universal. La cla
se campesina es la clase de "seguridad, consolidación, satisfacción duradera
de las necesidades" y éstas no son más que formas de universalidad!...]".
Tiene una moral concreta e inmediata que se basa en la familia y en la buena
fe.28 Y la clase universal tiene en su determinación como fin de su activi
da d y como su campo, a lo universal pa ra sí".29 Los servidores civiles están,
por naturaleza, orientados hacia el Estado y en su servicio encu entran su
razón
de ser y su
satisfacción.
Por tanto, sólo
la
clase intermediaria,
la
clase industrial, está o rientada
esencialmente hacia lo particular. Por ello está esclavizad a a las privaciones,
la inseguridad,
la
lucha
por
alcanzar
lo
necesario,
su
indefinida multiplica
ción y la división infinita del trabajo, y de la contradicción de pobreza y de
riqueza.
Por
esta razón, necesita
la
intervención
del
Estado.
Por
otra parte,
ya que "para el fin de su propia subsistencia se basa sobre el propio trabajo,
sobre la reflexión y el entendimiento",30 es esencialmente esta clase la que
da cultura, refinamiento y formación intelectual al individuo. En esta clase,
el individuo despierta a la libertad al despertar a la reflexión. La libertad nace
en las ciudades,
en
tanto
que
el campo es ,
por
tradición, más sumiso,
por ser
más pasivo. Ante todo, aun en esta clase, la particularidad es llevada a to
mar como
su
meta
lo
universal:
así la
Sittlichkeit
se
reintegra
en la
sociedad
civil. Reintegrarla es misión de la corporación (en el sentido de gremio, más
qu e
de
sociedad anónima, empresa
de
responsabilidad limitada),
que
limita
las contradicciones de la sociedad civil, asegurándose de que haya un terre
no común parala riqueza
y la
pobreza, para patronos
y
trabajadores, dan do
una consagración racional
a la
diversidad
y
variedad
de
talentos
y de
apti
tudes o, protegiendo a los individuos contra accidentes particulares: en su
ma, anulando el aislamiento y la dureza de la vida civil al desempeñar el
papel de segunda familia. La corporación introduce la moral objetiva en la
sociedad civil
por
medio
de los
sentimientos
de
honor profesional,
al que
aporta la base, y de probidad, que es en verdad reconocida y honrada. De
este modo,
la
corporación ocupa
un
lugar central, pues
en la
sociedad
mo-
27 Ibid.,
p ar. 242, p. 149.
28 Ibid., par. 203, p. 131.
29 Ibid.,
par. 250
( t r a d .
P. H. y A. B.).
so Ibid., par . 230 ( t r a d . P. H. y A. B.).
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704 GEORG W. F. HEGEL
persona, en abstracción de todas sus otras características",
37
debe ser desig
nado de una manera inmediatamente natural: por nacimiento. Sólo por el
principio hereditario, la persona del m onarca —que simboliza la unidad y
la continuidad del Estado— se libra de las luchas de interés y de op inión
que por necesidad dominan un imperio electivo. Pero la acción misma del
príncipe tiene cierto carácter simbólico y arbitrario; desd e luego, es él quien
declara la guerra, firma leyes, elige a sus consejeros y zanja sus diferencias.
Pero en cada ocasión es
el fíat
de la decisión en qu e recae en él, y no la tarea
auténtica de gobernar, y las más de las veces esta última determina la
primera casi por necesidad. Por ello "con leyes fijas y una organización de
terminada del Estado, son pocas y poco importantes, comparadas con lo
sustancial, las cosas que quedan reservadas a la exclusiva decisión del mo
narca. Sin duda hay que tener por un a gran dicha que a un pueblo le haya
tocado un noble monarca. Pero también esto significa poco en un gran Esta
do ,
pues éste tiene la fuerza en su razón".
38
¿Quién, entonces, representa esta razón y por co nsiguiente ejerce lo que
es esencial en el poder? Es el gobierno y, en general, la clase universal d e los
servidores civiles, ya que "el gobierno se apoya en el mundo de los servido
res civiles (Beamtenivelt) .39 Es este gobierno el que prepara y a la vez pone
en vigor las decisiones del soberano . Afirma el interés gene ral, aun en la
busca d e fines particula res. Es "en las acciones de los servidores civiles y en
su preparación" donde "encontramos
el
pun to en el que las leyes y las decisio
nes del gobierno tienen contacto con los individuos y se hace n valer en la
realidad".
40
Es en la situación de los propios servidores civiles donde la fun
ción del Estado, la síntesis de lo particular y de lo universal, se realiza
mejor, pues sólo en el cumplimiento de su deber, en su servicio al Estado,
encuentran la satisfacción de sus necesidades particulares. Representan el
tipo de hombre que encarna el espíritu del régimen y que sirve de modelo a
toda la comunidad. Por derecho, cada miembro de la comunidad puede lle
gar a servidor civil. La clase universal está abierta a todos los ciudadanos;
tal es el aspecto democrático del Estado racional; pero sólo está a bierto a
quien pase un examen objetivo de sus a ptitudes y de su formación intelec
tual y moral.
Tal vez sea en este tipo de examen, qu e afecta las ciencias relacionadas
directamente con la competencia administrativa así como con la prepara
ción intelectual y la moral general en que "se vuelve costumbre una conduc
ta desapasionada, recta y cortés",
41
en donde se encuentra el elemento más
importante del E stado hegeliano, ese Estado que h a sido justamen te caracte
rizado como Beamtenstaat (burocracia) y que, como tal es opuesto a las aris
tocracias de antiguo orden basadas en la nobleza, a las oligarquías basadas
en el dinero y a las modernas dem ocracias apoy adas en los núm erqs, en la
37 ML , par. 280 (trad. P. H. y A. B.).
3
g
Phüosophy ofHístory, Parte IV, sec. III, cap . ra, p. 456.
39
Ibid.
«o Phüosophy ofRight, par. 295 (trad. P. H. y A. B.).
« I W d . , pa r . 296 , p . 193 .
GEORG W. F. HEGEL
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"dero poder El n«S,uZS. «
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d ic ad os al E sta do . "S on i S q ue s X n X „ ^ t a ¡ £ ? " J
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esencia, las asambleas sirven de m e d ia d or as
Z T Á
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el pueblo. Gracias a esta n S S S d o S E S ^
P n n a p e
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o, por consiguiente ser s h r m l ^ 2 '
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° parece aislado
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GEORG W. F. HEGEL
dúo debe es t ar rep resen tado en su rea l idad concre t a , como hombre do tado
con ciertas caracterís t icas e intereses que le dan un lugar en el organismo so
c i a l. E l vo to es echad o por es t amen tos (Stánde). Los es t amen tos en e l s en t i
do pol í t ico (asambleas de las órdenes) se fundan en las órdenes en el sent ido
socia l (c lases ) ; l o s g rupo s económ icos y soc ia l es , l o s g rupos con in t ereses
par t i cu lares , deben es t ar rep resen tados como t a l es . Pero t ambién aqu í debe
haber ó rganos de med iac ión ; debe haber , den t ro de los es t amen tos , un e l e
men to esencia lmen te o r i en tado a l a función in t ermed iar i a que l es ha s ido
as ignada .
Tal es el papel de l a cons iderab le c l ase de p rop ie t ar ios t e r ra t en ien tes que
son favorec idos por causa de su es t ab i l i dad y de su g ran independencia en
relación a la vez con el Estado y con las incert idumbres de la vida económi
ca . Los p rop ios t e r ra t en ien tes ocupan d i rec t amen te lugares en l a asamblea
a u n q u e
En la otra parte y elem ento de la clase social se introduce el lado inestable d e la
sociedad civil, el cual sólo puede intervenir por m edio de los diputad os; exterior-
mente, a causa de la multitud de sus miembros, pero esencialmente en razón a la
naturaleza de su determinación y ocupación. En cuanto diputados d e la sociedad
civil, es fácil comprender directamente que lo son, tal por lo que ella es ; por consi
guiente, no como disuelta atomísticamente en los individuos y reunida en un m o
mento s in más di lación y sólo por un acto s ingular y temporáneo, s ino cuan to
organizada en sus asociaciones, comunidades y corporaciones constituidas, las
cuales de este modo mantienen una conexión política.44
De es t e modo , l o s miembros de l a c l ase indus t r i a l quedan rep resen tados
por in t ermed iac ión de l as co rporac iones : l o s p rop ios rep resen tan tes par t i
c ipan en l as es feras de in t erés que rep rese n tan , y , adem ás , deben sa t is facer
c i er t as cond ic iones de competencia que co r responden a l as cond ic iones de
fo r tuna ex ig idas a l o s miembros de l p r imer o rden . Los dos ó rdenes ocupa n
d i s t in t as asambleas ; e l papel de l a p r imera c ámara pue de cons i s t i r en conci
l i a r la s egunda y e l gob ierno . De es t e modo , t oda una ser i e de cuerpos in t er
med ios y ó rganos de med iac ión s i rve para d i s ipar e l espec t ro de una demo
cracia abstracta y const i tuir un Estado en que la l ibertad coincida con la
o rgan izac ión .
¿En qué g rado lo log ran? En t é rminos má s genera l es , ¿cuál es el resu l t ad o
de es t a empresa de conci l i ac ión en t re l o s p r inc ip ios abs t rac tos modernos y
l as neces idades de l a o rgan izac ión gube rname nta l , que con s t i t uye l a s ín tes i s
de l rac ional Es t ado hegel i ano? Puede dec i rse que l as i n s t i t uc iones que he
mo s anal i zado gara n t i zan un l i b re juego de l a l i ber t ad , la i gualdad y l a f ra
t e rn idad (o l a un iversa l idad de l a persona humana) , pero den t ro de unos l í
mi t es muy es t rechos impues tos por es t a o rgan izac ión de l Es t ado . De es t e
mo do , hay l i ber t ad e n l a e lecc ión de o f ic io , en l a d i s t r ibución de los mie m
bros de las clases (en contra de la regla de La República de Pla tón , en que que
da f i jada p or e l gob ierno , o en e l si s t ema ind io de cas t as , que es t á de t erm i -
44 Philosophy ofRight, par . 308, p. 200.
GEORG W. F. HEGEL 707
nado por e l nac imien to ) , y en e l hecho de que l as ún icas demandas que e l
Es t ado hace en t i empos normales son de d inero , en fo rma de impues tos .
Desde todos estos puntos de vis ta, es el l ibre albedrío el que debe ser ese in
t e rmed iar io por e l cua l ob t i ene e l Es t ado lo que neces i t a . En cuan to a l a
opinión pública, la l ibertad de prensa y la l ibertad de expresión y de escri tu
ra en genera l , l a s i tuac ión es más a mbig ua . "La l i ber t ad fo rma l , sub je t iva ,
por la cual los individu os, com o tales , t ienen y expresan el juicio, la opinión y
el consejo personal sobre los asuntos generales , t iene su manifestación en el
con jun to que se denomina op in ión púb l i caf . . . ] . "45 Con t i ene p r inc ip ios ex
ternos de just icia junto con prejuicios, profundas tendencias de real idad jun
to con una opinión part icular subjet iva y cont ingente. En el la, la verdad y el
er ro r i n f in i to es t án un idos t an inmed ia t a y d i rec t amen te que e l e l emen to se
r io o un iversa l no puede d i scern i rse con base en l a p rop ia op in ión .46 Por
tanto, debe tener ocasión de manifestarse pero nunca de hacer el juicio úl t i
mo, ya que solo se just i fica de manera general y confusa, no precisa y cons
c i en temen te . "Por t an to , su independencia es l a p r imera cond ic ión fo rmal
para a lgo g rande y rac ional (en l a rea l idad como en l a c i encia) . Es to , po r
su par t e , es s eguro que de inmed ia to l a op in ión púb l i ca ha de to l erar lo , re
conocerlo e inst i tuirlo como una de sus propias convicciones."47
La l i ber t ad de comun icac ión púb l i ca (y en par t i cu lar de l a p rensa) , " l a s a
t i sfacc ión de es t e i n s t in to ap rem ian te de dec i r y de haber expresa do l a p ro
p i a o p i n i ó n " t a m b i é n e s r e c o n o c i d a p e r o l i m i t a d a p o r c a u s a d e s u a m
bigüedad. Es la expresión del principio de la l ibertad infini ta de conciencia
cr í t i ca y , a l a vez , de l a a rb i t ra r i edad de l a op in ión sub je t iva y , en ú l t ima
ins t ancia , una inducción a l deso rden y a l c r imen . Def in i r l a l i ber t ad de
pren sa com o l a l i ber tad d e dec i r y de escr ib i r l o que a cualqu iera se l e an
t o j e c o r r e s p o n d e a " l a i g n o r a n t e b a r b a r i e y s u p e r f i c i a l i d a d d e r e p r e
sen tac ión".48 Pero lo indeterminado de l t ema y de l a fo rma en cues t ión
(¿dónde t e rmina l a op in ión y dónde empieza l a i n f racc ión?) s i empre hace
imprecisa la ley que la l imita; el juicio contra el la s iempre parece subjet ivo.
Es t a sub je t iv idad y con t ingencia en l a rep res ión , que por na tu ra l eza son
inev i t ab les, s in embargo son ind i spensab les . No obs t an te , Hegel p ide indu l
gencia en la medida en que el Estado sea lo bastante saludable y fuerte para
to l erar l a expres ión de op in iones i r responsab les , po rque se l as t ra t a con
desprec io . Pero aun aqu í , son " los que sabe n" qu ienes deben ser jueces de l a
med ida en que l a op in ión púb l i ca , como se expresa en l as asambleas , debe
ser o no debe ser s egu ida y l a l i ber t ad de expres ión , como se l e encuen t ra en
la prensa y el discurso, es út i l o es pel igrosa y debe ser alentada, omit ida o
rep r imida .
De igual mo do , s e reconoce l a igualdad, pero só lo como iguald ad abs t rac t a
de las personas ante la ley. Se expresa pol í t ica y socialmente en la posibi l i
dad de que cada q u ien l l egue a ser miem bro de l a c l ase un iversa l y d i rec to -
45 ibid., par. 316, p . 204.
46 ibid., par. 317 , p. 205.
47
Md., par. 318 (trad. P. H. y A. B.).
48 Md., par. 319 (trad . P. H. y A. B.).
-
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GEORG W. F. HEGEL
ra. Pero la igualdad debe ceder ante la supremacía de la diferenciación y de
la articulación. No existe la igualdad social. La igualización de las fortunas
es un sueño prod ucido por el espíritu abstracto. La sociedad basada en la
economía moderna fomenta unas desigualdades sociales más considerables
de las que antes se habían conocido, y el Estado racional presupone una
gran diferenciación. Desde el punto de vista político, se evita cuidadosa
mente el poder de los simples números. El punto de vista de la minoría ilus
trada debe triunfar sobre el de la masa (hoi polloi) que no sabe lo que desea.
Por último, se reconoce la universalidad de la persona humana, pero sólo en
la medida en que no trae consigo el cosmopolitismo político. Así como la
igualdad de personas n o significa un E stado homogéneo, también así la uni
versalidad de la naturaleza humana no significa la universalidad del Es
tado, que siempre sigue siendo un soberano particular, que, por su indivi
dualidad misma, excluye todas las demás soberanías. Existe, en realidad, la
creación de una especie de sociedad universal desde un punto de vista eco
nómico, pero no prescinde de esta individua lidad esencial de los Estados.
En términos generales, la síntesis hegeliana nos lleva de vuelta a la oposi
ción entre la sociedad y el Estado, que fue su pu nto d e partida. Es una socie
dad en gran parte liberal y descentralizada, pero más desde un punto de
vista económico y social que desde uno político. Para tomar decisiones po
líticas concernientes al Estado, hay que adaptarse a su organización.
Pero es en la relación en tre la política interna y la política externa, en últi
mo análisis, entre la paz y la guerra, donde el problema de la relación entre
la sociedad y el Estado, entre las esferas particulares y el bien universal se
plantea con toda su intensidad y envergadura. D esde el punto de vista del
Estado, hay una comunidad entre la guerra y la paz. El Estado se afirma por
medio de oposición. La soberanía que va dirigida hacia dentro trae consigo
una soberanía dirigida hacia fuera; en la medida en que el Estado está cons
tituido, ante todo, por su independencia e individualidad, po r fuerza com
prende un aspecto negativo y exclusivo que lo opone a otras individualida
des autóno mas. Por con siguiente, el Estado no pu ede afirmar, con justicia,
su auto ridad interna sin afirmar con ello su indepen dencia externa. Existe no
sólo una relación forzosa sino una relación proporcional: cuanto más unifi
cado está un pa ís en su interior, bajo la autoridad del Estado, es más capaz
de hacer respetar su independencia desde fuera. "[ ...] los pueblos renuentes
o temerosos de tolerar la soberanía interna han sido subyugados desde el
exterior, y han luchado por su independencia con tanto menos gloria y éxito
cuanto menos habían logrado organizar los poderes del Estado en asuntos
internos". A la recíproca, "las guerras providenciales han im pedido agita
ciones internas y consolidado el poder interno del Estado".
49
Sólo un gran peligro o un gran esfuerzo externo permite la realización de
la unión sagrada del Estado, acallando divisiones e intereses particulares.
Así, es evidente q ue en la guerra y por ella el Estado se revela mejor a sí
mismo y mejor desem peña su función. Los tiempos normales se caracteri-
*> Ibid., par. 324, p. 209.
GEORG W.F. HEGEL
709
zan por la libre actividad de las esferas particulares. Cada quien vive para
su ramilla y su profesión. La totalidad sólo se introduce indirectamente en
torma de cobro de impuesto, único requerimiento exigido por el Estado
Existe un definido predominio de la sociedad, la particularidad y la diversi
dad. Por otra parte, es la crisis y especialmente la guerra la que une las es
feras particulares en la unidad del Estado; es en las crisis donde se afirma a
si misma la auténtica naturaleza del Estado y del patriotismo, exigiendo y
obteniendo del individuo el sacrificio de lo que en tiempos de paz parecía
constituir la esencia misma de su existencia: su familia, su p ropieda d, su s
opiniones, su vida. De este modo la guerra, al mostrar la supremacía del
Estado sobre la sociedad civil y el individuo en su derech o a exigir el supre
mo sacrificio para ma ntener la independenc ia, refuta las liberales teorías
contractuales del Estado propuestas por Hob bes, Locke o la economía po
lítica Se hace un cálculo muy equivoc ado, cuando en la exigencia de este
sacrificio, el Estado es considerado sólo como sociedad civil, y como su fin
ultimo solamente es tenida en cuenta la garantía de la vida y de la propie
dad de los individuos; puesto que esa garantía no es obtenida con el sacrifi
cio de lo que debe ser garantizado, sino al contrario.
50
y, lo que es más "en
la paz la vida civil se extiende de continuo; y todos sus departam entos se
amurallan, y, a largo pazo, los hombres se estancan. Sus idiosincracias cada
vez qu edan más fijas y osificadas".5i
De este modo, aunque la guerra trae consigo la inseguridad de la propie
dad y de la existencia, es una inseguridad saludable, conectada con la vida
y el movimiento. La inseguridad y la muerte son desde luego necesarias,
pero en el Estado se vuelven morales, al ser libremente escogidas. La mor
talidad se vuelve algo escogido, y la negatividad que lleva en sus raíces se
vuelve aquello que constituye el ser moral en su esencia.
La guerra como situación en la cual la vanidad de los bienes y de las cosas tem
porales! . J consigue su más elevado sentido en que, por su intermediaciónf 1
ia salud etica de los p ueblos es m antenida en su eq uilibrio, frente al fortaleci
miento de las determinidades finitas, como el movimiento del viento preserva al
mar de la putrefacción, a la cual lo reduciría una prolongada o, más aún, perpe
tua quietud .52 ° > r r
Criticando la idea kantiana de una paz perpetua asegurada por una aso
ciación de Estados, Hegel observa que "aun si un número de Estados se con
vierte en una familia, este grupo, como individuo, debe engendrar un opues
to y crearse un enemigo",53 tan cierto es que la auténtica política es la
política extenor y que esta última es guiada por la posibilidad de guerra
Como resultado, la ley internacional es extremamente precaria; es incom
petente defacto y hasta d e jure para hacer frente a la posibilidad y a la reali
so
ibid.
51
Ibid., adición, p . 295.
52 Ibid., p. 210.
53
Ibid., adición, p. 295.
-
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710 GEORG W. F. HEGEL
dad de la guerra. "El derecho político externo surge de las relaciones de los
Estados ind epend ientes; lo que en él es en sí y para sí conserva la forma de l
'deber ser ' , puesto que, para que sea real, depende de voluntades soberanas
y diferenciadas."
54
Des de luego, los Estados, como los individu os, sólo exis
ten en la medida en que se reconocen unos a otros; esto nos lleva a la posibi
lidad de uno s contratos y tratados que deben respetarse. "Pero, puesto q ue
la soberanía de un E stado es el principio de s us relaciones con otro, en tal
medida los Estados se encuentran en estado de naturaleza, en su relación
mutua. Sus derechos sólo se realizan en sus vo luntades particulares y n o en
una vo luntad universal con poderes constitucionales que los sojuzg uen."
55
Cuando estas voluntades par ticulares no pueden encontrar un punto de
acuerdo, sus conflictos sólo pueden zanjarse por medio de la guerra. El de
recho internacional no puede impedir la guerra allanando los conflictos,
pues no ha y una autoridad universal sobre los Estados que se les imponga;
una liga de la índole pensada por Kant presupone la adhesión y la obedien
cia de los Estados, que siempre serán contingentes.
Y
el derecho internacio
nal tampoco pu ede distingu ir entre las guerras justas y las injustas, de acuer
do con la violación de tratad os. Para cada Estad o, su bien particular es la ley
suprema. En nom bre de este bien puede renegar de todos los compromisos
que haya adquirido, siempre que ya no coincidan con sus intereses. El con
flicto entre la moral y la política queda resuelto por la existencia completa
del Estado y no por las dem andas abstractas de una justicia universal. Pero
en la medida en que el bien del Estado es la ley suprema, la guerra sigue
siendo el recurso supremo por el cual se expresa, forzosamente, esta ley.
Sin embargo, la explicación basada en la pluralidad de los Estados ind e
pendientes no agota la teoría hegeliana de la guerra, como tampoco su justi
ficación por la negatividad huma na: "las guerras auténticas tienen necesi
dad de o tra justificación
más[..
.] .
5
6 Esta justificación les viene de su misión
histórica. A lo largo de la historia, guerras y revoluciones son los instrumen
tos del espíritu universal. El levantamiento del pueblo que enarbola la Idea
y la difusión del principio en que está encarnad o el Espíritu univers al se
efectúan por medio de guerras. Pero el lugar que Hegel otorga a esta justi
ficación de las guerras por su papel histórico plantea un problema difícil. Si
el sentido de la guerra se encontrara an te todo en el desarrollo y la difusión
de la civilización, ¿qué ocurre cuan do este desarrollo y esta difusión han
sido definitivamente realizados? En lo político, ¿no se da el caso de que el
fin de la historia es definido por la desaparició n de las guerras y de las revo
luciones violentas? Diríase que hay un a tensión, si no oposición, entre las
dos ideas hegelianas de la necesidad de la guerra y el fin de la historia.
Ambas parecen ser indispensables para la consecución del Estado ra
cional. Sin guerra, el Estado tendería a quedar subordinado a la sociedad, lo
universal a lo particular, y se desplomaría toda esa vida moral y política
54
lbid.,
par . 330 ( t r ad . P . H . y A . B . ) .
55 lbid., pa r . 333 , p . 213 .
56
lbid.,
par . 324 ( t r ad . P . H . y A . B . ) .
G E O R G W . F . H E G E L
711
tomada de los clásicos que Hegel desea reconstruir sobre los fundam entos
de la mod ernidad: el valor, el patriotismo y el espíritu cívico. La oposición d e
ricos y pobres y la multiplicidad de Estados garantizaría la permanencia
de crisis y guerras, pero, ¿no podrían dar una nueva forma a las cosas? Ante
todo, en un mu ndo q ue seguiría estando do minado por las oposiciones, ¿aún
tendría sentido el f in d e la historia por la solución de todas las contradic
ciones? Por otra parte, sin el fin de la historia y sin una total reconciliación
toda la concepción hegeliana del Estado perde ría su carácter definitivo ynecesario. Como h emo s visto, la filosofía política pue de coincidir con la filo
sofía de la historia porqu e el Estado final reemplaza al régimen mejor Tan
to la descripción hegeliana del desarrollo histórico como la del Estado ra
cional implican que el Estado final representa una síntesis que reconcilia
todas las posibilidades humanas sin dejar espacio a lo inconcluso y a la in
satisfacción que produciría un nuevo desarrollo de la historia universal
Los textos de Hegel sobre la cuestión del fin de la historia son n otable
mente ambiguos. Por un a parte, se ha pues to el Sol, está terminando el largo
día del espíritu, la human idad ha llegado a su vejez, que también es su flo
recimiento; la historia ha terminado porque el espíritu se ha encontrado a sí
mismo al conocerse; la libertad se ha realizado en la coincidencia de su for
ma y su contenido.^ Por otra parte, Hegel habla de los problemas que la
historia tendrá que resolver en el tiemp o futuro; cita a América como "la tie
rra del futuro en que se revelará la carga de la historia universal, tal vez en
el antagonismo entre América del Norte y América del Sur"'
5
8 ve en Rusia
"una solidez primitiva" que "puede llevar en sí misma una enorme posibili
dad de desarrollo partiendo de su naturaleza intensiva".» Sólo encontrando
una solución a estas contradicciones aparentes con respecto al problema del
fin de la historia misma podremos decidir su relación con el problema de la
guerra.
El camino a una solución posible parece indicado por los textos en que
Hegel distingue entre los principios históricos y su conversión a la realidad
entre su victoria como tales y su victoria manifiesta. En rea lidad, es la liber
tad concreta la que constituye el principio final; de hecho es la Reforma la
que constituye su instrumento definitivo; Europa es el terreno en que se
completa la historia universal, comenzada en Asia. Con respecto a la Refor
ma escribe Hegel: "Con esto se alza la nueva y última bandera, en torno a la
cual se congregan los pueblos, la bandera del espíritu libre que existe en sí
mismo y, por en de, en la verda df...] . Ésta es la bandera bajo la cual servi
mos.
El tiempo transcurrido desde entonces hasta nosotros, no ha tenido ni
tiene otra obra que hacer, que infundir este principio al mundo[...]."60 Pero
esta introducción del principio en el mundo no está completa, aunque el
principio se haya realizado y el mund o actual sea el mund o ya completo sin
57
Philosophy of Histoiy, Introducción, p p. 78 y 109.
58 lbid., p . 86 .
M i " *
l
r
'
a
r »
b a
í .
Ó n V o n
U e x k ü H Briefe von und an Heg el, ed. Hoffmeister ("Phi losophi tches B i-
bkothek " [Hambu rgo: F. Meiner , 1952]), I I , 298, núm . 406 ( t rad P H y A B )
so Philosophy ofHistory, par te IV, sec. III, cap. i, p. 416.
-
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GEORG W. F. HEGEL
neces idad de nada de l ex ter io r . En adelan te , l as revo luc iones ocurren en e l
interior.
El mund o cristiano es el mun do de la perfección; el principio está cum plido, y con
esto ha llegado el fin de los días: la Idea ya no puede ver en el cristianismo nada
insatisfecho!...] por eso la cristiandad no tiene una verdad era relación con el ex
terior; ya no tiene un sen tido absoluto, sino sólo uno relativo, que está superad o
en sí y respecto del cual sólo se trata de manifestar que está supera do.
61
De es t e modo l a h i s to r i a ha t e rminado , en e l s en t ido de que ha hecho su
apar i c ión e l p r inc ip io f inal . E l mu nd o es v i r tua lmen te eu ropeo u occ iden ta l ,
as í como es , en p r inc ip io , c r i s ti ano y p ro tes t an te . Pero as í como aún qued an
Estados catól icos o no cris t ianos, esta victoria espiri tual de la Europa occi
den ta l t odav ía t i ene que conver t i r s e en rea l idad po l í t i ca . Hemos v i s to que ,
en l a med ida en que l a Refo rma rep resen taba l a c r i s t i an i zac ión de l mundo ,
t ambién rep resen taba l a s ecu lar i zac ión de l c r i s ti an i smo . La un iversa l i zac ión
del p r inc ip io en c i er to sen t ido supr im e e l p r inc ip io , a l rea l i zar lo . Esto q ueda
expresa do po l í t i camen te por e l hecho de que e l au t én t i co Es t ado debe fun
darse sobre l a re l ig ión p ro tes t an te , pero que su c iudada n ía debe es t ar ab ier t a
a ca tó l i cos , jud íos y dem ás . E l p ro t es t an t i smo es l a base de l Es t ado rac ional
y cesa de ser su base . De igual mod o , l a eu ropeizac ión u occ iden ta l i zac ión
del mu ndo s ign if i cará l a pérd ida de l a supremacía de l a Europa occ iden ta l ,
o a l menos de su un ic idad como domin io p r iv i l eg iado de l esp í r i t u un iver
sa l . Por cons igu ien te , Hegel puede conceb i r que , den t ro de un mundo que
se ha vuel to def in i ti vamen te eu rop eo , e l su rg imien to d e po tencias no eu ro
p e a s ,
como los Es t ados Unidos o po tencias no occ iden ta l es como Rus ia , en
l a med ida en que se eu ropeicen ocuparán e l cen t ro de l escenar io h i s tó r i co
s in rep resen tar un p r inc ip io o r ig ina l n i i n t roduci r una nueva e t apa .
Podemos vo lver ahora a l p rob lema de l a guer ra . Parece que Hegel es t a
b l ece una d i s t i nc ión fundam enta l en t re l o s pueb los que ya ha n a l canzad o l a
e t apa f ina l de c iv il i zac ión y los demá s . Por cons igu ien te , cons idera q ue l as
guerras de civi l ización son legí t imas, inevi tables e indispensables; eso s igni
fica la conquista, por las naciones civi l izadas, de aquel las que no han l lega
do a l mi sm o n ive l de desar ro l lo de l Es t ado . Por v i r tud d e es t e p r inc ip io , "e l
s ino necesar io de los imper ios as i á t i cos es e l de es t ar somet ido s a l o s eu ro
p e o s . También la China habrá de someterse un día a este dest ino".62 p
o r
otra
par t e , l o s Es t ados p l enamente desar ro l l ados se reconocen , unos a o t ros , co
mo l eg í t imos . Cons t i t uyen una federac ión de Es t ados o a l me nos un fami l ia
den t ro de l a cua l l a a f in idad o l a comunidad de cos tumbres hace pos ib l e
una nexo ju r íd i co que subs i s t e du ran te l as guer ras , humanizándo las y l imi
t ándo las . Lo que es más , es t a l imi t ac ión , es ta t rans fo rmación , t e r mina con l a
desapar i c ión de l a guer ra misma que , en t re Es t ados eu ropeos , ya no es fac
t ible.
En su Estética dice Hegel con respecto al futuro de la epopeya:
61
Mi.,
p. 342.
62
Ibid., Par te I, sec. II, p. 142.
GEORG W. F. HEGEL
713
Si deseamos tener una idea de lo que pod rán ser las epopeyas del futuro com para
das con las del pasado, sólo debemos imaginar un racionalismo norteamericano,
vivo y universal, que triunfara sobre su prisión en un proceso infinito de salto y
particularización. Hoy, en Europa cada pueblo está limitado po r todos los demás
y no puede empren der, por s í solo, una guerra contra los pueblos europeos. Si
deseamos escapar d e Europa, sólo podremos hacerlo en dirección de Estados
Unidos.
63
Pero , s i Euro pa es e l fu tu ro d e Amé r ica , s i Am ér ica a su vez de be l l egar a
conocer la o rgan izac ión rac ional de l Es t ado de sar ro l l ado , en tonces t ambién
el la de jará a t rás la edad de l a juven tud , de l a "poes í a nac i en te" , de hero í smo
y de guer ra que es l a edad de l a epopeya . También Amér ica l l egará a " l a
fo rma de los p r inc ip ios , deberes y l eyes genera l es , que son vá l idos en s í
mismos aun s in l a v iva par t i cu lar idad sub je t iva de los i nd iv iduos" . Pasará
de l a poes í a ép ica , en que "se da r i enda sue l t a a l a li b re ind iv idual id ad de
las figuras", a "la s imple prosa racional de una vida civi l y domést ica orde
nada". En suma, e l Es t ado f ina l debe adap tarse a "una rea l idad ap rop iada a
l a p rosa"
64
en que florecen los principios abstractos en el lugar del descubri
mien to ind iv idual , a rmas de fuego en lugar de héroes y l a novela en lugar
de l a epopeya . La Europa de t i empos de Hegel es e l e jemplo de semejan te
sociedad . Y como l a epopeya , l a guer ra en p r inc ip io pe r t enece a l pasa do .
És ta es , pues , l a so luc ión a l a que nos cond uce H egel : l a guer ra es i nd i s
pensab le a l Es t ado rac ional en l a med ida en que e l Es t ado se d i s t i ngue de l a
soc iedad c iv i l . Pero l a rea l i zac ión misma del Es t ado p l enamente desar ro
l lado t rae consigo la desaparición de la guerra. Indispensable y a la vez con
traria al Estado desarrol lado, sólo subsis te por la exis tencia de otros Estados
que aún no es t án desar ro l l ados . Grac ias a su re l ac ión con e l ex t er io r , con
aquel los pueb los que no reconocen como Es tados y que aún no es t án rac io
n a l m e n t e o r g a n i z a d o s y q u e , h i s t ó r i c a m e n t e r e p r e s e n t a n e l p a s a d o , l o s
Es tados modernos desar ro l l ados que , como aquel l as nac iones de l a Europa
occiden ta l, ya no pued en luchar en t re s í , pue den a segurar su p rop ia un idad
y l a v i r tud po l í t i ca de sus c iudadan os .
Semejan te reso luc ión p l an tea , desde luego , un g ran número de p regun tas
que Hegel no responde; a l menos , no exp l í c i t amen te . En p r imer lugar , ¿no
es p