SEXTO MANDAMIENTO: NO COMETERÁS ADULTERIO
NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS
Dios ha creado al hombrecomo varón y mujer.
Con igual dignidad perso-nal y ha inscrito en él lavocación del amor y dela comunión.
Corresponde a cada uno aceptar la propia iden-tidad sexual, reconocien-do la importancia de lamisma para toda la persona, su especifici-dad y complementariedad.
La castidad es la po –sitiva integración dela sexualidad en lapersona.
La sexualidad es ver- daderamente huma- na cuando está inte-
grada de manera justa en la relación de per- sona a persona.
La castidad es una virtud moral, un don de Dios, una gracia y un fruto del Espíritu Santo.
La virtud de la castidad suponela adquisición del dominio de símismo, como expresión de liber-dad humana destinada al donde uno mismo.
Para este fin, es necesaria unaintegral y permanente educa-ción que se realiza en etapasgraduales de crecimiento.
Son numerosos los medios dede que disponemos para vivirla castidad: la gracia de Dios,la ayuda de los sacramentos,la oración, el conocimientode uno mismo.
La práctica de una ascesis adaptada a lasdiversas situaciones.
El ejercicio de las virtudes morales, en par-ticular de la templanza, que busca quela razón sea la guía de las pasiones.
Todos, siguiendo a Cristo, mode-lo de castidad, están llamadoa llevar una vida casta segúnel propio estado de vida.
Unos viviendo en la virginidad o en el celibato consagrado, modo eminente de dedicarsemás fácilmente a Dios, con corazón indiviso
Otros, si están casados, viviendo la castidadconyugal.
Los no casados, practicando la castidad enla continencia.
Son pecados graves contra la castidad: el adulterio, la mas-turbación, la fornicación, lapornografía, la prostitución,el estupro y los actos homose-xuales.
Estos pecados son expresión delvicio de la lujuria.
Si se cometen contra menores, estos actosson un atentado aún más grave contra su integridad física y moral.
Aunque en el texto bíblico del Decálogo se di-ce “no cometerás adulterio” ( Exodo 20,14),la Tradición de la Iglesia tiene en cuenta to-das las enseñanzas morales del Antiguo y delNuevo Testamento, y considera el sexto man-damiento como referido al conjunto de todoslos pecados contra la castidad.
Las autoridades civiles,en cuanto obligadas a promover el respeto ala diognidad de la per-sona humana, debencontribuir a crear un am-biente favorable a la castidad.
Impidiendo, mediante leyes adecuadas,algunas de la graves ofensas a la castidadantes mencionadas, en orden sobre todoa proteger a los menores y a los más dé-biles.
Los bienes del amorconyugal, que paralos bautizados estásantificado por elsacramento del Ma-trimonio, son:
La unidad, la fideli-dad, la indisolubili-dad y la apertura a lafecundidad.
El acto conyugal tiene undoble significado:
De unión ( la mutua do-nación de los cónyuges),
Y de procreación ( aper-tura a la transmisión de la vida ).
Nadie puede romper la conexión insepara-ble que Dios ha querido entre los dos signi-ficados del acto conyugal, excluyendo dela relación el uno o el otro.
La regulación de la na-talidad es objetiva –mente conforme a lamoralidad cuando selleva a cabo por losesposos sin imposicio-nes externas.
No por egoísmo, sino por motivos serios; y conmétodos conformes a los criterios objetivos dela moralidad, esto es, mediante la continen-cia periódica y el recurso a los períodos deinfecundidad.
Es intrínsecamente in-moral toda acción que,bien en previsión delacto conyugal o en surealización, o bien enel desarrollo de sus con-secuencias naturales, se proponga comofin o como medio, impedir la procreación.
Por ejemplo la esterilización directa o lacontraconcepción.
La inseminación y la fecun-sación artificial son inmo-rales porque disocian la procreación del acto conyu-gal, instaurando así un do-minio de la técnica sobre elorigen y sobre el destino de la persona hu-mana.
La inseminación y la fecundidad heterólo-ga, mediante el recurso que implican unapersona extraña a la pareja conyugal, lesio-nan el derecho del hijo a nacer de un padre y de una madre conocidos.
El hijo es un don de Dios, eldon más grande del ma –trimonio.
No existe el derecho a te –ner hijos ( un hijo preten-dido a toda costa ).
Si existe, en cambio, el derecho del hijo a serfruto del acto conyugal de sus padres.
También el derecho a ser respetado comopersona desde el momento de su concep –ción.
Cuando el don del hijo no leses concedido, los esposos, des-pués de haber agotado todoslos legítimos recursos de lamedicina, pueden mostrarsu generosidad mediante latutela o adopción.
O bien realizando servicios significativosen beneficio del prójimo.
Así ejercen una preciosa fecundidad espi-ritual.
Las ofensas a la dignidad del matrimonioson los siguientes: el adulterio, el divorcio,la poligamia, el incesto, la unión libre( convivencia, concubinato ) y el acto sexualantes o fuera del matrimonio.
Presentación en POWER-POINT realizada por
Violeta Vázquezpara
www.oracionesydevociones.info