Download - Rondon Carlos
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REPBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIN
DIVISIN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS
MAESTRA EN FILOSOFA
LA CULTURA COMO FUNDAMENTO EN LA TEORA DE LA HISTORIA DE JACOBO
BURCKHARDT
TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR AL TITULO DE MAGSTER SCIENTIARUN EN
FILOSOFA
Autor: Lic. Carlos Rondn, Msc.
Tutor: Dr. ngel Lombardi
Maracaibo, Junio de 2011
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DEDICATORIA
A esa pequea cuota de libertad que nos
ha dejado la gentica, las circunstancias y
el determinismo de las leyes subatmicas.
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AGRADECIMIENTOS
A mis padres, por haberme apoyado en todos los proyectos que me he fijado.
Al Dr. ngel Lombardi, por haber aceptado la tutora de este proyecto, y a la Dra. Lilia
de Lombardi por las revisiones y correcciones del mismo.
A mi esposa e hijos, por hacer de la vida algo realmente especial.
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NDICE
Veredicto ......................................................................................................
Dedicatoria......................................
Agradecimiento...........................
Resumen.............
Abstract.................................
INTRODUCCIN............
CAPTULO I: CONTEXTO HISTRICO-FILOSFICO.................................
1.1 Biografa intelectual y obra de Jacobo Burckhardt........................
1.2 Sobre las fuentes...........................................................................
CAPTULO II: Notas y comentarios sobre la concepcin histrica de
Jacobo Burckhardt (segn su texto de Reflexiones sobre Historia
Universal)......................................................................................................
2.1 Cultura..................................................................
2.2 Las Lenguas..........................................
2.3 Las artes y la ciencia.....................................................................
2.4 El Comercio...............................................
2.5 La Cultura y la Moral..............................
2.6 Sobre los renacimientos..............................................
2.7 Sobre la poesa .........................................................................
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CAPTULO III: RELACIN ENTRE LOS TRES FUNDAMENTOS PARA
EXPLICAR LA HISTORIA.............................................................................
3.1 Relacin de la Cultura con el Estado y la Religin...............
3.1.1 Cultura-Estado..........................................
3.1.2 Federico de Hohenstaufen y el Estado moderno...........
3.1.3 Lus XIV y el Estado-poder.................................................
3.2 Cultura-Religin...................................................................
3.2.1 Sobre el Islam y la Cultura...................................................
CAPTULO IV: LA CULTURA DEL RENACIMIENTO EN ITALIA...........
4.1 El Estado como obra de arte....................................
4.2 La guerra como obra de arte......................................................
4.3 El Estado italiano y el individuo.................................................
4.4 La vuelta a los antiguo.................................................................
4.5 Sobre el descubrimiento del hombre y su lengua.........................
4.6 tica y Religin en el renacimiento italiano.................................
4.7 La religin en el renacimiento......................................................
4.8 Breves notas sobre el texto de La Cultura del Renacimiento en
Italia.
CAPITULO V: LA HISTORIA DE LA CULTURA GRIEGA..........................
5.1 Los procesos de colonizacin..................
5.2 La fundacin de la ciudad griega.............
5.3 La Democracia en Atenas.................................................
5.4 La Religin griega.....................................................................
5.5 Sobre las celebraciones y fiestas religiosas...........................
5.6 El culto a los hroes.................................................................
5.7 Sobre el porvenir....................................................................
5.8 La tica del hombre griego.......................................................
5.9 Las artes en la cultura de la Grecia Antigua..............................
5.10 Los gneros artsticos: Escultura, Pintura y Arquitectura...........
5.11 La Educacin helena................................................................
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5.12 Los Filsofos y el Arte..............................................................
5.13 Sobre la Poesa y la Msica......................................................
5.14 La Tragedia y la Comedia griega..............................................
5.15 Sobre la Filosofa, la Ciencia y la Oratoria.................................
5.16 La decadencia de la cultura griega............................................
CONCLUSIONES................................................
BIBLIOGRAFA............................................................................................
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RONDN VILA, Carlos Enrique. La Cultura Como Fundamento En La Teora de la Historia De Jacobo Burckhardt. Trabajo Especial de Grado para optar el Ttulo de Magster Scentiarum en Filosofa. Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. 2011.
RESUMEN
El presente trabajo tiene como objetivo principal estudiar la Cultura como fundamento en la teora de la Historia de Jacobo Burckhardt. Dicho autor presenta una teora histrica asistemtica donde resta importancia al hecho histrico en s mismo a favor de analizar lo que este representa. Su historia es una historia de la cultura, cultura entendida como civilizacin y que no es ms que la manifestacin del espritu en un momento determinado. Para el desarrollo de este trabajo se analizarn tres de sus obras principales. Reflexiones sobre la Historia Universal, su libro principal y donde explica su concepcin sobre la Historia basada en las concomitancias que se producen entre los tres grandes fundamentos: la Religin, el Estado y la Cultura. La Cultura del Renacimiento en Italia, en el cual aplica plenamente su teora materializando el espritu del hombre renacentista a lo largo de esta poca; y La Historia de la Cultura Griega, texto que se publica en cinco volmenes y en el cual analiza las manifestaciones culturales que hicieron posible la cultura helnica.
Palabras claves: cultura, espritu, historia, manifestacin.
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RONDN VILA, Carlos Enrique. The study of Culture as a foundation in the historical theory of Jacobo Burckhardt. Special work of degree to apply for the Master Scentiarum Degree in Philosophy. The University of Zulia, Maracaibo, Venezuela. 2011.
ABSTRACT
The present work has the purpose to study the culture as a foundation in the historical theory of Jacob Burckhardt. This author presents an unsystematic historical theory in which undervalue the historical fact itself for analyzing what it represents. His history is a history of culture, culture means civilization and it is the manifestation of spirit in a given time. In the development of this paper we will analyze three of his major works: Reflections on History, which is his main book where he explains his conception of history based on the conditionalities that occurs between the three main foundations: Religion, State and Culture. The Civilization of the Renaissance in Italy, which fully applies his theory materializing the spirit of the Renaissance man over this period, and the History of Greek Culture, text that is published in five volumes and in which he analyzes cultural events which made the Hellenistic civilization.
Key Words: history, spirit, culture, manifestation.
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1INTRODUCCIN
Pocos autores, queriendo hacer tan poco han logrado elevar tan alto el nivel de
una disciplina como lo hizo Jacobo Burckhardt. Con esa profunda timidez que hizo
llenar sus libros con un desfile reticente de quiz, acaso, y probablemente,
marc irreversiblemente la forma en que se escribira la historia. Su teora sobre la
Historia es asistemtica, no pretende guiar a nadie, ni busca establecer ideas precisas
sobre la historia universal, son solo observaciones y experiencias que recoge para
profundizar su conocimiento sobre el espritu humano. El autor no cree en mtodos de
validez universal, stos podran coartar la diversidad de perspectivas y enfoques, y en
lugar de enriquecer el conocimiento daran la falsa impresin de estar en posesin de
una verdad absoluta. Cada quien hace su mtodo a travs de la observacin y el
anlisis. Su objetivo es conocer el recorrido del espritu humano a travs de los
tiempos; en este sentido, prefiere referirse a lo histrico y no a la historia, ya que es el
hecho histrico el que materializa el espritu del hombre en un determinado momento, y
ms all de la noticia y del acontecer histrico como valor universal, este hecho delata
la continuidad del espritu y su perennidad. Momentos que adems son nicos e
irrepetibles, que slo fueron posible gracias a la configuracin exacta de un momento y
una sociedad que se desarrollan en l.
A diferencia de muchos historiadores, no le interesa el pasado de los hechos, de
donde proceden stos, ni mucho menos el desenlace de los momentos histricos.
En cuanto a mi, como profesor de historia, he llegado a la condicin manifiesta, y es la desvalorizacin sbita de los meros acontecimientos pasados. En adelante, mi ctedra insistir en la historia de las ideas, sin retener ms que un armazn de acontecimientos indispensables.1
Burckhardt busca lo constante, lo que se repite; hace historia del presente; an
cuando estudia a Grecia dos mil aos despus, lo hace desde su mundo, en
1Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 14
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2permanente dilogo y sin pretensiones de establecer argumentos permanentes
basados en su apreciacin.
Cada poca tomara del pasado lo que deseara, en orden a una profundizacin de la propia experiencia de su presente. En este punto entra en escena Burckhardt, uno de los ms grandes historiadores del siglo XIX, cuyo rechazo de la historiografa cientfica es tan definitivo, que rehus suceder a Ranke en Berln. l mismo escribe, en su introduccin a La Cultura del Renacimiento en Italia:
Para cada ojo que la contempla, es posible que una civilizacin determinada presente rasgos diferentes; y tratndose de una cilvizacin que es nuestra madre y cuya influencia est actuando todava entre nosotros, resulta inevitable que el juicio y los sentimientos individuales hablen incesantemente tanto al escritor como al lector. En el anchuroso ocano en que nos aventuramos son muchos los caminos y direcciones posibles; los mismos estudios que han servido para este trabajo podran fcilmente, en otras manos, no slo recibir un tratamiento y una aplicacin diferentes, sino tambin llevar conclusiones esencialmente distintas.
Toda interpretacin o presentacin histrica es algo personal para el historiador. No hay posibilidad de escapar de s mismo. Desde Burckhardt, los filsofos han aceptado y elaborado esta actitud. Para estos pensadores, Collingwood en Inglaterra, Croce en Italia, Becker y Beard en Amrica, Aron en Francia, el mundo de la historia por citar slo a uno de ellos, Becker- es un mundo intangible, una re-creacin de la imaginacin que se hace presente a nuestras mentes. Toda la historia ha de ser historia contempornea y, as, ha de ser escrita permanentemente: Los ms grandes historiadores segn R. Aron captan diferentes perspectivas, aun cuando parezcan contradecirse, y ven en su multiplicidad divergente un signo no de frustracin, sino de riqueza de la vida. La distancia entre Aron y Albee es pequea, pero ambos estn a aos luz de Macaulay.2
2 Plumb, J.H. (1973). Crisis en las humanidades. Espaa: Planeta. Pg. 38.
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3Cuando l se refiere a la Historia, lo hace mirando a Europa, slo los pueblos
culturales tienen historia, no los pueblos naturales. Y de estos pueblos culturales
realmente interesan los que alimentaron la cultura europea; con esta intencin se
sacude a Japn, China y toda la cultura asitica; la humanidad de Burckhardt se
encuentra en torno al mediterrneo y hasta el golfo prsico.
El espritu de Burckhardt se manifiesta a travs del hecho histrico, nunca es
perecedero aunque s mutable. La historia se construye por estas manifestaciones
culturales del espritu. El espritu se adhiere en stricto sensu a los hechos individuales, y
su paso deja una huella particular en cada poca. Tambin desecha la cronologa ya
que el estudio de la continuidad del espritu muchas veces exige una visin de la
historia en cortes transversales, no en secuencias continuas. Incluso el concepto de
poca deja de estar referido como un perodo de tiempo entre dos importantes
acontecimientos histricos. Para el autor, una poca estar definida bsicamente por un
estilo de vida homogneo, por un ethos comn.
Dicho esto, se puede entender que la historia, para Burckhardt, es una historia
de la cultura, cultura entendida como civilizacin. El trmino que utiliza es
Kulturgeschichte, y con l trata de establecer una historia de las manifestaciones
culturales, que emanan del espritu de cada poca y cuya materializacin constituye un
momento nico e irrepetible.
La Cultura es lo que libera al hombre, es el reflejo ms puro de su espritu, es su
forma y contenido; de aqu surgen las ciencias, la filosofa, la tcnica, la poesa, las
artes. Es un compuesto inmanente a la naturaleza humana, es cambiante, mvil y no
necesariamente universal. Para Burckhardt, sta tambin representa el fundamento
inestable, cambiante, a diferencia del Estado y la Religin que son fundamentos
estables. La cultura es el conocimiento mismo y ste nos hace sabios, la historia es
cultura, y por tanto es conocimiento. Cuando un pueblo asimila su historia, su cultura,
se hace sabio, convierte su historia en conocimiento y la aprovecha; es una nacin
superior porque aprende de su pasado y trata de no cometer los mismos errores. Los
pueblos brbaros presentan esta condicin porque carecen de memoria histrica, son
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4pueblos mticos, de leyendas; su pasado es confuso y constantemente repiten sus
errores3.
El presente trabajo ha sido elaborado siguiendo una lectura exegtica de las tres
obras del autor donde mejor se refleja su concepcin cultural de la Historia. La lectura
fue realizada cronolgicamente segn el nacimiento de cada uno de los textos. En este
punto hay que tomar en consideracin que la mayora de las obras del autor no fueron
concebidas como libros por l mismo, y ms bien fueron recopilaciones de sus apuntes
como profesor en la Universidad de Basilea. De las tres obras tratadas slo fue
publicada con esas intenciones La Cultura del Renacimiento en Italia, publicada en
1860. El libro de Reflexiones sobre la Historia Universal apareci postumamente en
1905, as mismo sucedi con La Historia de la Cultura Griega. En este sentido, el orden
esquemtico que se refleja en este trabajo coincide con el orden de las lecturas
realizadas y responden ms a la cronologa en las que fueron escritas y no en los aos
en las que fueron publicadas. La primera lectura, Reflexiones sobre la Historia
Universal, es esencial para entender el pensamiento del historiador suizo; en ella
enmarca su visin general de la Historia; es un libro modelo aunque no un manual de
historia. La segunda lectura fue La Cultura del Renacimiento en Italia y cerramos la
reflexin con La Historia de la Cultura Griega escrita entre los aos 1869 y 1872.
Sabemos de un compendio de varias cartas del autor dirigidas a amigos e
intelectuales. Lamentablemente de esa recopilacin solo existe la versin en lengua
alemana por lo que hemos podido acceder a ellas solo de manera precaria y a travs
de fuentes terceras. No obstante, a juzgar por el contenido de esos pequeos
fragmentos de las misivas que rescatamos, en muchas de ellas se refleja tanto o ms
de la postura del autor frente a la historiografa de su poca, frente a las contiendas
polticas e incluso en lo que respecta a su posicin sobre el arte, que en algunos de sus
libros.
3 Burckhardt, J. (1988). Historia de la Cultura Griega. Barcelona, Espaa: Obras Maestras. Pg. 20.
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5CAPTULO I
CONTEXTO HISTRICO-FILOSFICO
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6Biografa intelectual y obra de Jacobo Burckhardt4
Jacobo Burckhardt naci el 25 de Mayo de 1818 en Basilea (Suiza), y estudi en
esta regin gran parte de su juventud. Influenciado por su padre, quien era un
importante pastor de su ciudad5, estudi teologa en 1836 en la Universidad de su
ciudad natal, la Universidad de Basilea. Werner Kaegi6, importante historiador de
comienzos del siglo XX, quin revis y public una coleccin de correspondencias de
Burckhardt, dedic 600 pginas a sus primeros 21 aos de vida; segn el autor, los
aos de juventud de Burckhardt estuvieron resumidos por sus estudios teolgicos y
bblicos, no solo por la influencia de su padre sino tambin por toda la tradicin cultural
que lo sustentaba. En este sentido, el autor tambin relata el momento de ruptura de
sus estudios bblicos y el tardo encanto por la historia y el arte.7 Burckhardt abandon
sus estudios de teologa e ingres en la Universidad de Berln en 1840; realiz sus
estudios sobre Historia e Historia del Arte bajo la tutela del Profesor Leopold Von
Ranke (1775-1896) de quien hered algunos de sus mtodos de investigacin
histrica; en esta universidad asisti a varios cursos de Schelling los cuales le
causaron cierta desazn8. Tuvo dos profesores muy influyentes sobre lo que
4Aunque con algunas modificaciones, esta seccin es tomada de mi primer trabajo de investigacin sobre la obra de Jacobo Burckhardt. Lombardi, L. Rondn, C. (2006). El estudio del Estado y la Religin como fundamentos en la teora de la historia de Jacobo Burckhardt. Trabajo de grado. Escuela de Filosofa. Facultad de Humanidades y Educacin. Universidad del Zulia. Venezuela.5 Segn los registros de la ciudad alcanz el nombramiento de antistes, el cual estuvo de moda entre el siglo XVI y XIX para denominar la cabeza de la iglesia protestante europea.6El trabajo ms importante del Prof. Kaegi es una biografa sobre Jacobo Burckhardt que publica a mediados del siglo XX y que consta de siete volmenes. La biografa est escrita en alemn, y hasta la fecha no conoce traduccin en ningn otro idioma.7Burckhardt, dotado como estaba de facultades intuitivas fuera de lo comn, abocado ya a una contemplacin de la Historia en su fluir, abierto al gusto por el arte a las delicadezas del anticuarismo y la arqueologa, de espritu crtico y despierto, comprendi que el oficio de pastor y de gua, o de educador de pastores, al que estaba abocado, ya no se poda ejercer sin incurrir en pactos consigo mismo, cuando se haba perdido la fe plena, mtica, mgica, ingenua, enrgica en la inspiracin global de los libros sagrados cuya palabra habra tenido que administrar a los fieles As abandon este camino y soslay la paradjica suerte de Overbeck, profesor de teologa y de exgesis neotestamentaria, amigo de Nietzsche, y convencido de que haba hegelianamente. Cantimori, D. (1985). Los historiadores y la Historia. Espaa: Pennsula. Pg. 668Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: Orion. Pg. 9.
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7posteriormente se convirti en su visin de la historia: Ranke y Grimm. Adems
cuentan entre ellos a Karl Ritter (Geografa), August Boeckh (Historia Antigua), Johann
Gustav Droysen (Historia) y los ya mencionados Franz Kugler (Historia de la
arquitectura) y Leopold Von Ranke (Historia Moderna).
Durante su largo perodo de vida en Basilea, le toc tambin vivir en la Suiza
francesa, esto lo enriqueci formndose en dos lenguas y en dos culturas diferentes.
Antes de Publicar su primer libro titulado: La poca de Constantino el Grande (1852),
realiz un comentario crtico y edit el Manual de la Historia de la Pintura (1847) y
Manual de la Historia del Arte (1848) de su Profesor Franz Kugler. En 1844 particip en
algunos nmeros del Peridico de Basilea; a pesar de la crisis poltica del momento
se dice que sus artculos eran siempre muy objetivos y sin ninguna inclinacin
aparente, a pesar de la presin que tena por parte de las diferentes fracciones
polticas; sus quejas eran innumerables con respecto a esta ciudad, deca que era
sumamente aburrida. Para entonces, Basilea era una ciudad provinciana gobernada
por la vieja oligarqua. Engels la describi como una ciudad estril. En 1848,
Burckhardt ense en el Pedaggico de Basilea y en 1855 en el instituto politcnico en
Zurich. En la Biblioteca de esta universidad es que realiza sus investigaciones
preliminares sobre el renacimiento italiano y en este mismo ao se publica su libro
Cicerone, ampliamente admirado por Nietzsche. En una carta a su amigo Gersdorff,
Nietzsche escribe: Hay que acostarse y levantarse leyendo el Cicerone, de
Burckhardt. Pocos libros hay que aviven tanto la imaginacin y que mejor preparen
para penetrar las concepciones artsticas.9.
A partir de 1858, y hasta 1893 dict las ctedras de Historia e Historia del arte
en la Universidad de Basilea. Entre 1846 y 1856 hizo varios viajes goethianos a Italia.
Florencia era para Burckhardt la ciudad que llevaba las riendas de la cultura en Italia, y
de hecho, en toda la Europa moderna. En 1860 publica su obra ms difundida La
9Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 18.
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8Cultura del Renacimiento en Italia. En 1849 y 1853 public dos volmenes cortos de
poesa inspirados en su estada en Italia. Uno de los estudiantes de Burckhardt en
Basilea fue Heinrich Wlfflin (1864-1945), quien se convirti posteriormente en editor
de sus trabajos. Luego de estas publicaciones, Burckhardt se dedic de lleno a sus
lecciones, por lo que no se public nada ms hasta despus de su muerte.
Exceptuando el tiempo que pas en Zurich y sus viajes a Italia, Burckhardt vivi
en su ciudad natal, aunque no fue sino hasta 1870 cuando l se sinti realmente en
casa. Burckhardt se interes mucho ms por sus estudios sobre el arte que por sus
estudios de Historia; en 1871, cuando le ofrecieron la ctedra de historia que dej su
profesor Von Ranke en la Universidad de Berln, l la rechaz. Aunque Burckhardt no
consideraba a Basilea intelectualmente estimulante, una de las razones para
permanecer all fue su patriotismo profundamente arraigado, de hecho, una de las
causas por las cuales rechaz la postulacin en la Universidad de Berln fue porque
senta que era una traicin para Basilea, adems de algunas diferencias con los
programas de historia que all regan. Alfonso Reyes, quien escribe el prlogo de la
versin castellana de Reflexiones sobre la Historia Universal relata en breves lneas el
contexto europeo donde hace vida este cosmopolita de parroquia.
Cunda por Europa aquella profunda transformacin de todos los rdenes culturales que bien pudiera fijarse hacia 1860 y que Burckhardt contempla desde su Belvedere. Son los tiempos de Boudelaire, Mallarm, los Goncourt, Rimbaud, Lautramont; del Saln de los Rechazados y la pintura de Monet, Degas, Manet; de Wagner y la mstica wagneriana; de las revaloraciones de la ciencia y las expansiones de la industria; del Capital de Karl Marx. El trfico, el ferrocarril, encadenan y sensibilizan todas las regiones de la tierra. La circulacin es ms intensa. Es la era del lucro.10
10 Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 13.
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9Nietzsche asisti a muchas de las charlas de Burckhardt en la Universidad de
Basilea, y comnmente tenan conversaciones sobre arte e historia, coincidan en su
amor a los clsicos y esto ayud mucho a fortalecer su relacin como colegas. Sus
personalidades eran opuestas, Burckhardt era aparentemente ms tranquilo y
reservado que Nietzsche, pero ambos estaban libres de los prejuicios religiosos de su
tiempo. Burckhardt fue uno de los primeros en notar la demencia acentuada de
Nietzsche; en una de sus cartas al historiador, Nietzsche dice: Querido seor profesor
-escribe el 6 de enero a Burckhardt-, al final me hubiera gustado mucho ms ser
profesor de Basilea que Dios; pero no he osado llevar tan lejos mi egosmo privado
como para omitir, por su causa, la creacin del mundo."11 Burckhardt inform de esta
situacin a Franz Overbeek (Profesor y amigo comn). Y el 9 de enero se llevaban de
Turn a Nietzsche completamente demente.
El libro donde mejor plantea su visin de la Historia a manera de mtodo,
Reflexiones sobre la Historia Universal12, y en el cual se basan nuestras
investigaciones sobre las condicionalidades de las tres potencias que identifica, no fue
publicado sino hasta 1905; esta primera publicacin fue realizada por Jakob Oeri,
sobrino del autor. Los primeros captulos de este libro corresponden a sus lecciones de
clase en la Universidad de Basilea; estas notas iban a ser publicadas por Burckhardt
bajo el ttulo: Sobre el estudio de la Historia, titulo mucho ms general y simple que el
definitivo, se desconocen las causas por las cuales Burckhardt no public estas notas.
El captulo V de este libro corresponde a unas conferencias dictadas en 1870 en el
Museo de Basilea. Y el captulo VI es una conferencia dictada en 1871 en el mismo
museo Sobre la dicha y el infortunio en la Historia. Los otros textos primarios
analizados son La Cultura del Renacimiento en Italia el cual fue concebido como tal y
se public en 1860, casualmente un ao antes de la unificacin de Italia, luego tambin
11http://www.nietzscheana.com.ar/montinari.htm12El ttulo original es Weltgeschichtliche Betrachtungen y fue una recopilacin de apuntes de sus tres clases en la Universidad de Basilea entre los aos 1868 y 1873.
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10La Historia de la Cultura Griega la cual utiliz para algunas conferencias a partir de
1872, sin embargo, su publicacin ocurri posterior a la muerte del autor.
Sobre las fuentes
Quiz muchos historiadores ya han dicho que la mejor manera de conocer una
cultura no es a travs de sus registros historiogrficos, sino a travs de sus cantos,
poesa, mitos y leyendas. Burckhardt no lo dice, lo practica; y esto es evidente en sus
dos obras principales, la que refiere al renacimiento y la de la cultura griega. En ellas,
si bien cita a varios cronistas de la poca, la mayor cantidad de fuentes las toma de la
produccin cultural del momento; incluso cuando refiere a algn historiador, no lo hace
con la intencin de resaltar lo que narra, sino que lo interpreta desde el momento y las
circunstancias en que lo escribe. Muchas veces pareciera que no lee palabras sino
intenciones, lee el momento.
Aun poseyendo abundancia de fuentes, solo con muchos paliativos y reservas se puede formular la visin media y dominante que de la vida haya posedo un pueblo. Rigurosamente, no deban servirnos ms que aquellos testimonios que indudablemente corresponden a crculos muy amplios, a la totalidad del pueblo en cuestin, y que al mismo tiempo fueran inteligibles: as, especialmente, la poesa popular, es decir, para los griegos, el canto pico de los aedos y el drama tico. Pero con la expansin del espritu griego en todas las direcciones, las de profundidad, altura y lejana, ha surgido todo un imponente cmulo de opiniones particulares que son, en esencia, griegas, sin duda alguna, y a menudo testimonios muy altos de la capacidad espiritual de la nacin, pero que no corresponde en modo alguno a su totalidad y pueden presentar las contradicciones ms patentes. De propsito se hacen valer como doctrinas coherentes, mientras que el pensamiento
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11popular se presenta ms bien marginalmente y como sin querer.13
Burckhardt se enorgullece de ser ms un creador que un simple taxidermista de
fuentes. Discrep con Ranke (su profesor) sobre el cientificismo histrico ya que
confunda el hecho histrico con la supuesta narracin objetiva del cronista y sus
fuentes, es decir, nadie tiene la verdad. Para distinguirlo del historicismo metafsico y
naturalista algunos historicistas han creado el llamado historicismo esttico. El efecto
de su narracin es mucho ms importante que su falsedad o verdad.
Algo curioso que merece la pena relatar, es que Burckhardt toma con mucho
recelo las fuentes que utiliza para erigir su visin de la antigedad. Muy difcilmente se
fa de una sola opinin, y cuando intenta sostener alguna tesis o emitir algn juicio
sobre algn particular que este explicando, sin escrpulos admite que debe prescindir
de algunas fuentes que pudieran contradecir la visin que quiere forjar, ya que,
algunos ejemplos pueden ser distorsionadores de la realidad, y podran ocultar algo
que, ms all de alguna excepcin, fue real.
A propsito de esto se lee en la pgina 482 del mismo volumen lo siguiente:
En lo que sigue podremos apelar de vez en vez a las dems opiniones de los filsofos, cuando sus palabras, ms que guardar conexin con su sistema, correspondan ms bien a un aspecto de la conciencia popular. No lograremos fcilmente un juicio medio exacto sobre la sensibilidad griega si tomamos como criterio el pensamiento de los filsofos, cuyo valor es de otra categora, y que en este lugar no se utiliza ms que una ojeada rpida.14
13Burckhardt, J. (1988). Historia de la Cultura Griega. Tomo II. Barcelona, Espaa: Obras Maestras. Pg. 423.14Burckhardt, J. (1988). Historia de la Cultura Griega. Tomo II. Barcelona, Espaa: Obras Maestras. Pg. 482.
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12
CAPTULO II
Notas sobre la concepcin histrica de Jacobo
Burckhardt (segn su texto de Reflexiones sobre la
Historia Universal)
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13Burckhardt, se sita en esa postura media entre los historiadores de la vieja
escuela y los historiadores modernos. Cuando apareci en 1860 su obra principal: La
Cultura del Renacimiento en Italia, caus un impacto sin precedentes. Ya no se trata a
la Historia como esa narracin cronolgica de hechos, sino que se relatan en cuanto
son producto de una poca que tiene determinadas caractersticas que le son propias;
Burckhardt se preocupa ms por el hecho histrico que por la Historia; para l, el hecho
histrico se refleja como producto de una forma de vida; para Burckhardt, la Historia, es
la Historia de la Cultura15, o como sostiene en innumerables ocasiones: la exposicin
histricocultural16. Es un verdadero maestro en la representacin de una poca
determinada, de un tiempo especfico. As lo deja claro en la pgina 9 de su libro La
Historia de la Cultura Griega cuando dice:
Entendemos que nuestra misin consiste en ofrecer la historia del modo de pensar y de las concepciones del pueblo griego, tratando de destacar las fuerzas vivas, constructivas y destructoras que operan en la vida griega. No narrativamente, pero s histricamente, sobre todo porque su historia es parte de la historia universal, tendremos que ocuparnos de los griegos en sus caractersticas esenciales, las que les distinguen del antiguo Oriente y de las naciones modernas, formando, sin embargo, la gran transicin entre ambos mundos. Todo nuestro estudio tiene que concentrarse ah, en la historia del espritu griego. El detalle, el acontecimiento si se quiere, ser trado a cuento como testimonio de aquello general que tratamos de captar, y no por razn de s mismo; por que las realidades que nosotros buscamos son maneras de pensar, que tambin son, a su modo, hechos. Pero las fuentes, consideradas con esa intencin, hablarn de muy distinta forma o como suelen hacerlo en la mera investigacin a la busca de material arqueolgico.
15El trmino exacto que utiliza es Kulturgeschichte. Los historiadores de lengua alemana que se alimentan de su postura historiogrfica lo utilizarn de la misma manera.16Ejemplo p.12 de La Historia de la Cultura Griega. Tomo I
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14En el primer captulo de su libro Reflexiones sobre la Historia Universal
reflexiona acerca de la historia como profeca, su sentido y contrasentido; la Historia
como ciencia para determinar el porvenir, Historia como astrologa. Solo el
conocimiento del pasado nos da la pauta para medir la velocidad y la fuerza del
movimiento dentro del cual vivimos. 17
Burckhardt se encuentra abrumado por la cantidad de informacin y estudios
histricos que se han desarrollado hasta su poca. Por un lado, est consciente de la
universalizacin de la historia, ya no como detalle, sino como visin holstica del ser
humano y sus circunstancias. Pero al mismo tiempo, est consciente de la
subespecilizacin de las reas, de la cual no escapa la historia. Sabe muy bien que el
tiempo de los eruditos ha pasado. Para abordar seriamente cualquier estudio hacen
falta mil vidas humanas. En la ciencia slo se puede ser experto, o especialista en un
campo limitado u otro.
El autor se preocupa incesantemente por el nivel de especializacin en el que se
ha visto obligado el ser humano a desarrollarse, debido a los mltiples descubrimientos
y las innovaciones que trae consigo la investigacin cientfica. Teme que ese
reduccionismo detallista influya negativamente en el desarrollo cerebral que ya ha
alcanzado el individuo y el cual le permite tener una visin general de la cultura
humana y sus mltiples aristas.
Cultura
Llamamos cultura a toda la suma de evoluciones del espritu, que se producen
espontneamente y sin la pretensin de tener una validez universal o coactiva. 18
17Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 48.
18Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 102.
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15Para Burckhardt la Cultura es un termmetro de la sociedad. Segn las tres
instituciones que l explica y argumenta, en una sociedad modelo la Cultura debera
estar por encima de las otras dos (Estado y Religin) no como algo superior, pero s
como algo separado, independiente. Cuando existe algn desequilibrio en estos dos
grandes fundamentos, la Cultura lo refleja indefectiblemente. El reloj que delata la
hora, de que en aquellas, la forma no coincide ya con el contenido19. Para Burckhardt,
el ltimo estadio de la Cultura es la Ciencia, y especialmente la Filosofa, la pura
reflexin. La sociedad es la representacin de la Cultura frente al Estado y la Religin.
En las reflexiones iniciales del captulo sobre Cultura de Reflexiones sobre la Historia
Universal, el basiliense est consciente de que existe una carga cultural que se arrastra
en la sangre, l no lo pudo llamarlo ADN, pero s est claro de que son elementos
ineludibles, que forman parte inherente de cada persona.
Las Lenguas
Burckhardt dedica la segunda seccin de su captulo sobre la Cultura a las
lenguas; las declara elocuentemente como un milagro espiritual, producto del alma
humana, esa misma alma que hace que el hombre necesite traducir sus pensamientos
en palabras20.
Como parte de su admiracin por la Cultura y especialmente por el arte, el autor
define la lengua como la revelacin ms directa y especfica del espritu de los
pueblos, la imagen ideal de este espritu. pero adems resalta su visin esttica del
lenguaje por encima de su funcin comunicativa: ...[es] la sustancia de su vida
19Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 102.
20En este apartado Burckhardt refiere una cita de Ennius, para argumentar su identificacin de las lenguas con el alma. Quintus Ennius (239 - c. 169 BC) fue un poeta de la era republicana de Roma, que influenci notablemente la literatura latina. En uno de sus escritos, Ennius afirmaba tener 3 corazones, o 3 almas, ya que hablaba Griego, Osco y Latn, (III encuentros complutenses en torno a la traduccin. Margit Raders y Julia Sevilla, Editorial complutense. 1993, Pg.22 y 23)
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16espiritual, sobre todo si se trata de los grandes poetas y escritores.21 Ms an, las
lenguas, por encima de otros elementos culturales, tienen sus procesos de gestacin
(creacin) maduracin, y florecimiento espiritual, el autor dice que las lenguas en sus
orgenes puros debieron estar llenas de encantos y melodas, fue ms tarde, con la
tosca vida histrica y el avasallamiento de la lengua por las cosas cuando se fueron
degenerando.
El surgimiento de la cultura pudo evolucionar desde estadios preliminares (como
la ganadera y la agricultura) hasta las artes y posteriormente las ciencias, esto
propulsado por necesidades materiales, y espirituales.
A propsito de la relacin de las ciencias con la lengua griega dir ms adelante
en su tratado de La Historia de la Cultura Griega lo siguiente:
Una poderosa incitacin para su desarrollo cientfico tanto como para su poesa, era ya, naturalmente, su lengua. Parece como si el griego contuviera ya virtualmente en s la futura filosofa: tan infinita en su adaptabilidad a los pensamientos cuya transparente envoltura es, pero ms completa an a los pensamientos filosficos. Nos encontramos con un mundo lingstico completamente desligado de las cosas particulares; con una lengua que, como se dice con razn, ya es en s una dialctica prctica, y que por eso es extraordinariamente fecunda en las denominaciones filosficas.22
Como buen seguidor de Hegel, Burckhardt podra catalogarse como un perfecto
idealista que coloca el espritu como el principal motor de la evolucin humana, y de su
cultura; no obstante, su formacin erudita y su insaciable inters por una vasta cantidad
de cosas, hasta el punto de dedicar una seccin de su libro al diletantismo23, hacen que
21Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 104.
22Burckhardt, J. (1988). Historia de la Cultura Griega. Tomo III. Barcelona, Espaa: Obras Maestras. Pg. 398.23Burckhardt no utiliza este trmino en el sentido despectivo de la palabra. El diletante, aunque no se ha especializado en nada cientficamente, posee sus particulares habilidades y destrezas, su intuicin
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17sea difcil reducir su pensamiento a una corriente filosfica-histrica. Esto se hace
evidente cuando, en varias secciones de su texto principal Reflexiones sobre la
Historia Universal, trata de hacer sntesis entre los material y lo espiritual. Toda accin
material, siempre que el hombre ponga en ella entusiasmo e iniciativa, deja siempre un
residuo espiritual, por pequeo que l sea. La evolucin humana se mueve por
necesidades materiales y espirituales, se mezclan y complementan entre s, y aunque
no es estrictamente necesario que el nacimiento de lo espiritual tenga una base
material, casi siempre sucede as.
Las Artes y las Ciencias
Para el autor, las artes y las ciencias comprenden la realizacin suprema de la
cultura.24 Las artes representan una vida superior, son vividas en el alma, de manera
permanente. Para Burckhardt, el arte supone perfeccin y tiene claro el sentido
antiteleolgico de stas.
Las artes y la poesa transcienden la realidad terrenal, son imperecederas, y
reflejan magnficamente las realidades temporales para las que fueron sustradas. Hay
cierta identificacin en la concepcin del arte por parte del autor y las formas e ideas
perfectas en la filosofa de Platn.
El arte, como manifestacin mxima y sublime de la cultura humana, es para
Burckhardt la sntesis de los tiempos, a pesar de estar circunscrita en un espacio y en
un tiempo, transciende estas categoras para alcanzar todos los siglos. Incluso por
encima de la ciencia, que ya es bastante, pero que se cambia y se transforma segn
los nuevos descubrimientos, y por tanto, pierde vigencia. As como toda su teora, en
las artes nunca pretendi des-cribirlas sino circuns-cribirlas ya que, parte del estilo
artstico est en el signo de la poca y este responde a la vida interior de cada
educada, y est capacitado para abarcar el panorama general de un nmero enorme de argumentos24Esta idea la desarrolla en la pgina 106 de la obra Reflexiones sobre la Historia Universal.
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18perodo. Es tan perfecto el arte, que a partir de fragmentos puede reconstruirse el todo,
y an as, el slo fragmento tiene la misma fuerza de sus efectos.
Como ya hemos analizado, para el historiador suizo, en cierta forma el arte es
una sntesis de pocas, y tambin de lo material-espiritual; sin embargo, de stas artes
algunas se encuentran ms alejadas que otras de la imitacin, de lo material; es el
caso de la arquitectura y la msica, ya que son representaciones que responden a
impulsos del espritu y no como la pintura que a pesar de surgir desde el espritu
tambin tienen como inspiracin la realidad material.
Como preludio a los condicionamientos que el autor explica en su obra
Reflexiones sobre la Historia Universal en los que contrasta Estado, Religin y Cultura,
el historiador manifiesta que el servicio ms alto y ms temprano a que las artes se
someten y al que pueden someterse sin humillacin es el religioso.25
Dependiendo del tipo de religin las artes pueden encontrar en este fundamento
su ms alta representacin, cuando se corresponde con los principios metafsicos de
aquella. El arte es la forma pura, no se degrada en contenidos, y no se aferra de forma
precisa a nada material, ni siquiera a las ideas o pensamientos. El arte que ms nos
ensea en este respecto es la poesa, que gusta ms de crear nuevos hechos que de
relatar los existentes y que en su tipo especfico de pensamientos y sentimientos
representa la ms alta anttesis y el ms alto complemento de la filosofa.26
El Comercio
Una idea de varios siglos antes de Burckhardt, y la cual es compartida por varios
autores, es el papel del comercio como generador y mutador de culturas; es en los
centros de intercambio comercial donde los pases importan y exportan elementos
culturales, para luego remezclarlos, cambiarlos, complementarlos, modificarlos, y
25Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 108.26Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 108.
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19finalmente, apropiarlos. Para ejemplo de esto trataremos las poleis griegas donde se
vivi claramente ese choque de culturas.
La Cultura y la Moral
As como en los prrafos anteriores, el autor va contrastando su concepcin de
la cultura y el arte con varios aspectos de la sociedad, el caso de la moral y su relacin
con la cultura es un tema que explica en trminos generales en su obra Reflexiones
sobre la Historia Universal y que luego retoma de forma ms detallada en La Cultura
del Renacimiento en Italia.
Para Burckhardt, el hombre ha progresado poco en lo referente a la tica, a
pesar de sus avances tecno-cientficos comparte la idea de Tucdides de que la historia
no se repite pero el hombre s se repite a s mismo.
El tema de la tica lo aborda asistemticamente en su obra principal La Cultura del
Renacimiento en Italia y en la recopilacin sobre La Historia de la Cultura Griega,
especficamente en el Tomo II de este tratado. En ambos casos, y como veremos ms
adelante, el autor trata de deslastrar el sentido religioso del estado de la tica en cada
uno de los momentos, en el Renacimiento italiano y en la Grecia antigua
respectivamente. La forma en que aborda el tema pareciera delatar un fuerte apego a
la doctrina moralista de Aristteles con la teora del justo medio (sofrosine) y la
constitucin del hombre moralmente ntegro (frnimos).
Sobre los renacimientos
Para Burckhardt, un renacimiento slo puede ser cultural. Hay que distinguirlos
de las restauraciones polticas o religiosas, aunque a veces coincidan ambos (como
ocurri durante el perodo de Carlomagno).
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20Para el autor, el siglo XIX ha logrado una verdadera cultura universal, en primer
lugar, por todos los antecedentes arrastrados, libros, textos, poesas, historia, entre
otras cosas y los cuales sirven de insumo para construir el presente. Adems, porque
la hegemona del Estado y la iglesia ya no es tan fuerte como en los estadios ms
primitivos de la humanidad.
Sobre la poesa
El autor sostiene que la poesa aporta mucho ms que la historia sobre el
conocimiento de lo que es la humanidad. La poesa es algo ms profundo y filosfico
que la historia, dice Aristteles.27 Adems, la poesa es fuente de la historia, y de las
ms puras y hermosas. La poesa para la historia es el reflejo de lo que en cada
momento hay de eterno en los pueblo. En este sentido, no comparte la idea de Platn
a quienes le niega entrada en su Repblica, para el autor todas las artes, y ms an la
poesa, son manifestaciones culturales que identifican la humanidad de las sociedades
en cada momento histrico, la poesa es historia y presente.
27 Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 116.
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21
CAPTULO III
RELACIN ENTRE LOS TRES
FUNDAMENTOS PARA EXPLICAR LA
HISTORIA28
28As como fue referido en la seccin Biografa intelectual y obra de Jacobo Burckhardt de este texto, sta seccin tambin est basada en el desarrollo realizado en mi trabajo anterior bajo el mismo ttulo.
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22Desde la perspectiva cultural que tiene Burckhardt sobre los acontecimientos
histricos, resaltan tres elementos que, segn su preponderancia con relacin al resto
de ellos en algn momento histrico, marcarn el desarrollo cultura del pueblo en
cuestin. La dominacin de alguna de las tres potencias sobre las otras es lo que
ocasiona los grandes movimientos histricos, la religin imponindose frente al Estado
como una estructura dominante, el Estado condicionando la Cultura y ponindola a su
servicio, o los estado-religin que sacralizan hasta los ms inocuos movimientos de la
vida humana. Esta es la epistemologa histrica de Burckhardt: un progreso del espritu
que depende de esta relacin dialctica entre Estado, Religin y Cultura y la cual a su
vez determina la civilizacin.
Existen varios autores en la historia de las ideas que de alguna u otra forma han
ofrecido razonamientos que implican analizar el avance de las sociedades en funcin
de grandes estructuras, como el Estado o la Economa, entre otros posibles
fundamentos. Guizot, apuesta por el desarrollo de las civilizaciones medidas en estos
trminos; no constituye fundamentos especficos como el caso de nuestro autor, sin
embargo, en su anlisis les brinda casi la misma importancia. No obstante, una
divergencia clara entre estos dos autores est en que, para Guizot, ms que una lucha
entre estos pilares por imponerse uno sobre los otros, existe una inclinacin natural del
individuo o ms bien, de las sociedades, en tratar de unificar estas fuerzas e impulsar
el progreso de la humanidad; en este sentido, el progreso se traduce por un equilibrio
entre fuerzas y no en la superacin de un fundamento en detrimento de los otros.
Guizot afirma que precisamente el xito de la Europa moderna se debe a este logro
nunca visto en la historia de la humanidad.
Ella (refirindose a la Europa moderna) columbra por delante una inmensa carrera, y da por da se lanza a ella ms rpidamente, porque la libertad acompaa cada vez ms sus movimientos. Mientras que en las dems civilizaciones la dominacin exclusiva, o al menos la preponderacin exclusiva de
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23un nico principio, de una forma nica, ha sido causa de tirana, en la moderna Europa la diversidad de los elementos, del orden social, la imposibilidad de excluirse uno a otro, han engendrado la libertad que hoy reina. Faltos de poder para exterminarse, ha sido preciso que los diversos principios vivieran juntos y que llegasen entre s a una especie de transaccin. Cada uno de ellos ha consentido tener solo la porcin de desarrollo que poda obtener, y mientras en otras partes el predominio produca la tirana, en Europa la libertad ha resultado de la variedad de los elementos de la civilizacin y del estado de lucha en que han vivido Evidentemente, no le ha sido concedido a ningn principio, a ninguna organizacin particular, a ninguna idea, a ninguna fuerza especial, que se apoderase del mundo, modelarle de una vez para siempre, arrojar toda otra tendencia y reinar exclusivamente. Fuerzas, principios, sistemas diversos se mezclan, limitan, luchan sin cesar, alternativamente dominantes o dominados, jams completamente vencidos ni vencedores. El estado general del mundo es la diversidad de fuerzas, ideas y principios, sus combates y su esfuerzos hacia una cierta unidad, un cierto ideal que acaso nunca sea alcanzado, pero al cual tiende la humanidad por la libertad y el trabajo.29
Debido a que el inters en el presente trabajo debe centrarse alrededor del
concepto de cultura del autor en estudio, trataremos sobre estas condicionalidades
nicamente en las que tocan la cultura como elemento protagnico de la dicotoma. El
resto de las condicionalidades fueron desarrolladas en un trabajo anterior tambin de
mi autora el cual ya ha sido citado.30
Relacin de la Cultura con el Estado y la Religin
Cultura Estado
29Guizot, F. (1972). Historia de la Civilizacin en Europa. Espaa: Alianza. Pg. 45.30Lombardi, L. Rondn, C. (2006). El estudio del Estado y la Religin como fundamentos en la teora de la historia de Jacobo Burckhardt. Trabajo de grado. Escuela de filosofa. Facultad de Humanidades y Educacin. Universidad del Zulia.
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24Para Burckhardt, los primeros vestigios de cultura de alguna civilizacin son
preliminares al surgimiento del Estado, no obstante, esto no implica bajo ninguna razn
que el Estado surja como producto de esta Cultura; el inicio del Estado, como
mencionamos anteriormente se establece de forma violenta. Cuando comienza a
explicar esta relacin habla del antiguo Egipto y de las culturas antiguas maya y
quechua. Piensa que debieron ocurrir grandes perodos de guerra para que en este
tipo de civilizaciones se instaurara un grupo de mando. Los primeros intercambios
culturales se realizaron en conjunto con las relaciones comerciales, sin embargo, en
las pocas cercanas a las conformaciones de los Estados, las relaciones comerciales
se ven disminuidas por los perodos de guerra que implican esta conformacin,
alejando a los comerciantes por el conflicto inminente.
Los primeros indicios del desarrollo de la tcnica estuvieron ligados a la
instauracin de las castas (sacerdotales y guerreras) donde cada uno se dedicaba a
hacer lo que haban hecho sus padres o antecesores, heredando de generacin en
generacin, las labores especficas: textilera, carpintera, la fabricacin del vidrio, etc.
Esto, por supuesto rompa con la libertad del individuo de poder realizar lo que mejor le
pareciera; es una negacin de lo individual para complacer al Estado o a la imposicin
de castas; las artes y las ciencias se ponan al servicio del Estado, apoyado
evidentemente por la casta31 sacerdotal quienes declaraban sagrado cualquier cantidad
de cosas hechas por la divinidad a travs del hombre.
Burckhardt se refiere a los Estados entre los asirios, los babilnicos y los persas,
y cmo el Estado trat de impedir enrgicamente el avance de lo individual; refiere
especficamente la situacin de Nnive32 y como el Estado emple todos los tcnicos y
artistas para el levantamiento de esta Ciudad. Tambin habla sobre las ciudades
31Guizot hace una fuerte crtica del concepto de castas como el cuerpo de magistrados eclesisticos, esta crtica se fundamente en el hecho de que la palabra casta hace alusin inmediata a la herencia. Las castas son hereditarias y el celibato de los sacerdotes impide que se aplique este trmino al cuerpo eclesistico. Guizot, F. (1972). Historia de la Civilizacin en Europa. Espaa: Alianza. Pg. 122.32Antigua ciudad asiria situada en la costa orienta del ro Tigris.
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25fenicias, las cuales fueron las primeras en vislumbrar la polis del mundo clsico, donde
el rgimen de las castas fue superado relativamente. En estas ciudades, la actividad
humana surge como algo independiente, en perfecta armona con el orden pero
tambin la libertad, ajeno a la actividad del Estado o la Religin, sin libros sagrados
que determinen la doctrina del estado y su cultura, Grecia por ejemplo se encuentra
favorecida por la lucha entre lo individual y lo colectivo.
Solo en el Estado Griego logran todas las fuerzas del individuo desencadenado esta tensin y esa vibracin que permite rendir en todas partes lo ms alto. No obstante, hay que reconocer que la cultura en su conjunto y principalmente el arte y la ciencia sola florecer bajo las tiranas estables tambin, e incluso mejor que en un rgimen en libertad; ms an, sin esos puntos de apoyo (que a veces se mantuvieron durante cientos de aos) difcilmente habra llegado a su plenitud; Atenas necesit tambin de su poca de Pisstrato33.
Para explicar esta relacin entre Cultura y Estado, Burckhardt no puede pasar por
alto la imponente Roma antigua. Comienza su anlisis diciendo que Roma lo que hizo,
ante todo, fue salvar todas las culturas del mundo antiguo. Roma tuvo algo particular,
su enrgica conquista mundial no fue fomentada propiamente por el Estado, sino por el
espritu de Estado; era un sentimiento sublime que haca que el individuo se sintiera
parte de un imperio Universal. Lo superior de la cultura romana estaba basado en su
ferviente amor por el helenismo que sentan los romanos. El Estado romano se
preocup por gobernar y no interfiri en las labores artsticas o tcnicas.34 Para el siglo
IV es que se comienza a ver en Roma una accin destructora por parte del Estado
sobre la Cultura. Las agresivas polticas para los impuestos, y dems males, alejaron a
mucha gente del Imperio. Burckhardt cita en la Historia Universal varios Estados donde
se aprecia esta relacin de forma clara.
33Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 135.34Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 137.
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26
Federico de Hohenstaufen y el Estado moderno
El autor hace referencia al sur de Italia en el momento de Federico II; en esta
ocasin surge el Estado moderno, centralizado, tirnico, con una hegemona tremenda
sobre la cultura y sobre la Iglesia; el Estado en este entonces, se inmiscuye en todos
los asuntos de la vida pblica en los individuos. En su hegemona, incluso constituye la
polica secreta para controlar los evasores de impuesto, que dicho sea de paso,
alcanzaron el orden del 75% de los ingresos en ciertas reas. Tambin fueron famosas
las discusiones de este emperador con el papado y la autonoma que presentaba
frente a la Iglesia; Federico II fue uno de los primeros en elaborar una legislacin sobre
la pena de muerte en la hoguera por hereja.
Lus XIV y el Estado-poder
Este Estado absolutista condiciona al espritu en una doctrina sobre s mismo (el
Estado soy yo) que va en detrimento, tanto de la cultura como de la religin. Tambin
se llevan a cabo persecuciones y exclusiones que entorpecen la libertad de movimiento
de los diferentes elementos de la cultura. El espritu se pliega complacientemente a la
cultura35. En este orden de ideas, el autor hace la distincin entre los Estados
absolutistas que se apoderan de las artes y la cultura y otro tipo de estados
absolutistas que cumplen una funcin protectora al respecto, es decir, si por diferentes
razones existe una era de decadencia, este tipo de Estado se encarga de preservar
todo el material cultural de la regin.
Las ciudades fenicias parecen haber sido las primeras en fundar colonias dentro
del territorio geogrfico que controlaban; Trpoli, por ejemplo, es una colonia fundada
en partes iguales por Sidn, Tiro y Aradus. En ninguna de estas ciudades Fenicias hay
35Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 143.
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27indicios de Tiranas despticas, ms bien, los establecimientos de dichas ciudades se
mantuvieron por perodos largos y de forma pacfica. Eran ciudades de elevado
patriotismo, sociedades hedonistas y con grandes avances y mritos en la difusin de
su cultura.
Las colonias en las poleis de los griegos tambin representaron un buen referente
en la Cultura como condicionante del Estado. Hablando de la situacin de Atenas,
Burckhardt resalta la importancia de los centros de intercambio espiritual que se
desarrollaban libremente solo en las ciudades donde el Estado no interceda en las
labores particulares del individuo. En estos centros es donde surge la cultura, se dan
los intercambios, se establecen los estilos, la moda, etc. Los grandes avances
culturales atenienses tambin se vean impulsados por un fuerte patriotismo que se
respiraba en los individuos griegos de entonces, el individuo se senta ciudadano de la
polis griega, se sentan superiores y este impulso los inspiraba para la realizacin de
grandes cosas.
Las monarquas de Francia y Espaa que instauraron la concepcin del estado
moderno tambin fueron altamente perjudiciales para el desarrollo de la cultura; en
este sentido fueron Estados que condicionaron casi totalmente, y en conjunto con las
lites religiosas, el desempeo de la Cultura. La concepcin de Estado de este
momento presenta un cambio ms de forma que de contenido con respecto a los
Estados del medioevo.
A pesar de todas las crisis que afront el Estado moderno hasta las revoluciones
ms impactantes como la revolucin francesa, el Estado se fue fortaleciendo; quiz la
falta de conciencia de la sociedad ayud al crecimiento del Estado al asignarle
funciones que anteriormente las desempeaba la sociedad; las constituciones de los
Estados cada vez se hicieron mas grandes, desde ahora se garantizaba el derecho al
trabajo y al sustento, algo que anteriormente se lo aseguraba el individuo, de esta
manera Estados ms dbiles se hacan mas grandes.
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28En trminos generales podramos sostener que el autor tiene una visin negativa
sobre el Estado, incluso cuando en algunas secciones de sus dos obras, La Cultura del
Renacimiento en Italia y La Historia de la Cultura Griega, se refiere a ste como una
obra de arte. Para el basiliense, el Estado no realiza la funcin positiva de lo tico, sino
que su existencia se encuentra justificada para evitar la guerra civil; el Estado se
constituye en un marco jurdico y policial para disuadir al individuo de causar mal al
otro. Por una parte, es un elemento necesario para la civilizacin, al menos en lo que
va de historia para el hombre, por otro lado, la concesin que realiza el hombre sobre
sus derechos le sale caro cuando el Estado se sublima y arropa todas la vida humana.
Cultura - Religin
Al igual que sucede con la relacin entre Estado y Cultura todas las
condicionalidades que identifica Burckhardt dependen bsicamente de la poca donde
se site el anlisis; si colocamos un esquema general de la vida humana donde
confluyan estos aspectos nos daremos cuenta que constantemente hay una
condicionalidad mutua entre todos estos factores, lo que efectivamente trata de hacer
el autor es determinar donde esta relacin se hace ms evidente y cuales pueden ser
sus causas.
El reflejo de la religin en la cultura se establece segn su intensidad; las
religiones ms poderosas pueden llegar a colocar totalmente a la cultura bajo sus
servicios y convertirse en una opresora del genio individual. Cuando en los Estados
rige el derecho sagrado, la religin puede tener bajo su control absoluto tanto a la
cultura como al Estado; esto suele suceder con las religiones totalmente puras, donde
el Estado y la cultura son extensiones de la religin; en este sentido la fundamentacin
del Estado se da como un hecho profundamente ligado a la naturaleza de un pueblo.
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29Tambin existe la situacin de las civilizaciones, donde la cultura se encuentra tan
desarrollada que ms bien parece la Religin una extensin de sta. Son naciones
donde la individualidad aun permanece independiente de las instituciones, de esta
manera, el hombre desarrolla ms libremente su espritu, sin restricciones ni
coacciones de ningn tipo.
Incluso cuando est ms ligado a la religin, el arte influye sobre ella y la modela al mismo tiempo que la sirve y la expresa. Por lo dems, llega un momento en el que se libera de ella, en el que de un modo general se realiza la disociacin de lo bello y de lo til. El arte florece por s mismo y el individualismo triunfa. Es la vuelta al individuo, despus de la fase de muy fuerte socializacin Aunque el arte se convierte en un lenguaje social, aunque establece una comunin entre los hombres, no por eso deja de ser originalmente individual.36
En lo que respecta a la influencia que puede tener la cultura en la religin,
Burckhardt indica que, en un momento preliminar donde las artes se manifestaban an
como representacin de la realidad, en cantos, pinturas, figuras, etc. No se visualiza
una vinculacin clara con la religin, aunque s podan subsistir juntas; es ms bien en
una segunda etapa o etapa de juventud donde el arte materializa todas sus
posibilidades en el afn del hombre por representar la realidad a travs de lo sagrado;
en este sentido la religin impuso los llamados estilos a los artistas. Esta ayuda que
brind la religin al arte fue mutua, ya que a travs de las artes, las representaciones
divinas y de dioses adquirieron una significacin ajena al miedo y al terror; antes de
estos, la representacin mental de los dioses o figuras divinas en la religin estaba
siempre acompaada de un fuerte miedo en los creyentes; los artistas las sublimaron a
travs de las artes y cambiaron su terror por belleza, incluso la msica (Los Himnos)
se utiliz para purificar el alma.
36Berr, H. (1961). Al margen de la Historia Universal. Mxico: U.T.E.H.A. Pg. 209.
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30Este impulso que proporciona la religin al arte es favorable en un primer
momento, donde se establecen los estilos y se promueve la realizacin del objeto-arte
sagrado, no obstante, esto a largo plazo degenera en un estancamiento de las artes,
ya que, quedan sometidas al servicio religioso indefinidamente, ejemplos de esta
afirmacin encontramos en Egipto y Bizancio; en estas civilizaciones nicamente
adquiri un carcter lcito la representacin de lo sagrado, impidiendo cualquier avance
o innovacin fuera de este campo.
El caso de Egipto en el ao 3100 a.C. aproximadamente cuando se unifican el
norte y el sur se constituyen monarquas de derecho divino con caracteres
verdaderamente absolutistas. El faran es el dueo del pueblo y es el responsable de
la conexin divina de cada uno de los habitantes con sus dioses, es el poseedor nico
de las fuerzas sagradas, el poder y la religin se consagran como una unidad.
La condicionalidad de la religin por la cultura se puede tomar desde dos
perspectivas: en la primera, la religin surge como exaltacin o glorificacin de la
cultura. Y en segundo lugar, la cultura pudo haber impuesto cambios significativos en
los contenidos propios de determinada religin.37
La fusin entre religin y cultura se puede visualizar a travs de las religiones
clsicas las cuales en su mayora son politestas; estas religiones normalmente
cuentan con una divinizacin de la naturaleza, como el dios del fuego o del agua; esta
divinizacin de la naturaleza va seguida de una divinizacin de la cultura; en este
momento la religin se impregna de dioses que incrementan la cosecha o que ayudan
a la cura de cierto tipo de enfermedades, entre otras cosas. Estas representaciones
artsticas tienen su significado en la interpretacin y representacin de estos
fenmenos naturales que pueden ser perjudiciales o beneficiosos.
Como dijimos anteriormente, dependiendo de la intensidad con que se de una
religin en cierto momento, esta presencia es directamente proporcional a la influencia
37Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 196.
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31ejercida en las otras dos potencias. La manifestacin ms contundente, donde la
religin se apodera casi en su totalidad de la cultura, la ubica nuestro autor en el
cristianismo, especficamente en el siglo XI con Gregorio VII.38
Las observaciones generales del autor con respecto a esta relacin terminan
concluyendo que la religin necesita mucho ms del arte que sta de aquella; para
sustentar esta afirmacin recurre a varias manifestaciones del renacimiento italiano
donde algunas religiones mticas clsicas o no clsicas lograron sobrevivir a travs del
arte, cuando ya sus creencias se encontraban totalmente superadas; en este sentido
impregnaron el arte asegurando su existencia con la de la cultura, incluso afirma, que
cuando el arte se presta para la exaltacin de lo divino en las pocas profundamente
religiosas lo hace solo como medio de proteccin para no ser sepultadas, y sacan
provecho de los smbolos religiosos para realizar sus representaciones artsticas. No
obstante esto tambin podra ser interpretado de manera inversa, es decir,
observando cmo la religin se mimetiza con las manifestaciones culturales de la
sociedad para lograr arraigarse o incluso sobrevivir.
El autor sigue estando a favor de la cultura ya que sta es producto del espritu
humano; es propia de la razn y de las caractersticas que conforman la naturaleza
humana, la contemplacin, el anlisis, el deseo de conocer, etc. La religin, como
expresa innumerables veces, es producto ms bien de una falta de razonamiento
crtico del hombre; es propia de naturalezas primitivas, del miedo a lo desconocido, y
posteriormente sta sufre mltiples transformaciones para convertirse en lo que
actualmente conocemos.
En algunas ocasiones incluso la religin, sin saberlo, es perjudicada por el arte,
esto lo explica en el siguiente texto:
El arte, sobre todo, es un traidor: primero, porque delata el contenido de la religin, es decir, arrebata al hombre la
38Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 102.
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32capacidad para la devocin profunda y presta a sta ojos y odos, sustituye los sentimientos por figuras y episodios y slo exalta aqulla momentneamente; segundo: porque el arte lleva implcita una alta e independiente peculiaridad por medio de la cual solo sella pactos temporales y rescindibles con lo que existe en la tierra. Estos pactos son, adems, muy libres, pues el arte solo recibe de su misin religiosa o de otra misin cualquiera la sugestin, sacando su esencia propia del fondo misterioso del que se nutre su vida.39
Sobre el Islam y la Cultura
El Islam es un ejemplo claro de las religiones que se hacen una con el Estado;
todo el poder procede de Dios y se manifiesta a travs del califato el cual representa
una de las mximas autoridades eclesisticas; las decisiones que se toman a este nivel
son incuestionables, esto tie la cultura y la supedita a los servicios de la Religin-
Estado.
Para el basiliense, el Islam es mucho ms daino a la cultura que el propio
ascetismo cristiano con su desinters por las cosas terrenales. Esto se sustenta en el
hecho de que la religin islmica condena fuertemente a las personas que no
pertenecen a esta religin; esto desata fuertes enfrentamientos y guerras religiosas
que, en la mayora de los casos, son contraproducentes y destructivas para la cultura.
La cultura islmica es muy criticable; por un lado, sus deseos de indagacin son
muy pobres ya que carecen del impulso encantador propio del hombre que lo incita a
descubrir lo desconocido. En la poesa hay una cierta aberracin a lo pico ya que sta
implica, en ciertos casos, la sobrevivencia del alma de los pueblos. La arquitectura es
una de las pocas ramas que desarrolla de manera completa la religin islmica la cual
est embebida de aspectos bizantinos en su contenido.
39Burckhardt, J. (1909). Reflexiones sobre la Historia Universal. Madrid: orion. Pg. 209.
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CAPTULO IV
LA CULTURA DEL RENACIMIENTO EN ITALIA
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34El Estado como obra de arte
Se coment en prrafos anteriores, que para el autor, el arte es perfeccin.
Cuando se refiere a esto, no slo piensa en el sentido esttico de la palabra, sino que
extiende su idea a toda la cultura, como manifestacin material del espritu. En varios
de sus libros, principalmente en La Cultura del Renacimiento en Italia, y en la Historia
de la Cultura Griega dedica vastos prrafos con testimonios e ideas de las formas en
que se constitua el Estado en Italia y Grecia respectivamente. En el caso de Italia, del
cual tomamos el ttulo de este apartado, el Estado se objetiv en las instituciones que lo
conforman con el nico fin de brindar todas las comodidades, exuberancias y caprichos
al tirano de turno. Es una apologa al despotismo y a la explotacin, es la degradacin
del ser humano a una bestia bsica cuya vida no la decide el mismo sino sus
necesidades y las arbitrariedades de un dspota que gobierna por la fuerza y sin el
consenso de nadie. Para Burckhardt, el Estado es una obra de arte, no por su belleza ni
por esas vibraciones que mueven el espritu frente a una pintura o a una escultura, es
una obra de arte por la forma en que se constituy de manera perfecta para dar
respuesta a las necesidades de monarcas opresores y omnmodos.
La Cultura del Renacimiento en Italia es uno de los libros ms importantes del
historiador suizo, a pesar del texto preliminar que introduce el primer captulo, donde el
autor manifiesta con suma modestia que la obra debe ser considerada ms como un
ensayo que como un trabajo de investigacin, se podra aludir que el texto mencionado
es uno de los estudios ms importantes sobre la poca del renacimiento italiano, y as
lo han calificado muchos autores despus de su publicacin; Burckhardt dedica gran
parte del libro a la caracterizacin de las artes en el renacimiento40 pero tambin a los
temas polticos y sobre la constitucin de las ciudades italianos. Describe de manera
detallada cmo los pequeos tiranos que protagonizaron los tres ltimos siglos antes
40 Aunque curiosamente no titula ninguna seccin exclusiva para este tema.
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35del 1400 fueron desapareciendo, algunos de ellos absorbidos por los ms poderosos.
En este perodo salen a relucir los llamados condottieri, caricaturescos personajes que
se desarrollaron como capitanes de tropas al servicio de las ciudades-estado italianas,
eran una especie de mercenarios sin escrpulos en busca de tierras y riquezas que
ofrecan sus servicios al mejor postor. Los prncipes tiranos que describe Burckhardt
son personajes extravagantes, con una personalidad muy significativa de las tareas que
cumplen y de la posicin que ocupan, en palabras del autor es una mescolanza entre
lo bueno y lo malo, nos recuerda mucho al trmino virt utilizado por Maquiavelo41.
Refirindose al siglo XIV comenta el autor:
La base del poder era todava ilegtima y pesaba sobre ella una maldicin que se resista a desaparecer. Ni las investiduras ni los beneplcitos imperiales modificaban dicha situacin puesto que el pueblo no se daba por enterado cuando el monarca compraba un trozo de papel en un lejano pas o lo adquira a algn viajero que cruzaba el pas. Si los emperadores hubieran sido tiles para algo, no hubiesen permitido el advenimiento de los tiranos. Este era el razonamiento lgico del inculto hombre del pueblo.42
El tema de los condottieri es recurrente en el libro; es difcil definir la
personalidad de estos guerreros, iban desde los ms crueles y sangrientos, a figuras
que contaban con cierto respeto como Francesco Sforza a quien solan llamar el padre
de los guerreros y en algunas de las batallas, cuando el enemigo lo divisaba, renda
las armas y se acercaban a saludarle con la cabeza agachada y en seal de
reverencia;43; fue ste Sforza quien luego conquistara Miln en el ao 1447.
Si hay un ejemplo claro del crecimiento y constitucin de un Estado, es Venecia.
Burckhardt dedica sendos captulos de su libro a dos de las ciudades ms
41Maquiavelista rompe con la significacin cristiana del trmino, se lo lleva al terreno de los pragmtico, de la utilidad y la tcnica, no es una facultad moral, sino el mpetu, la energa, las ganas de. 42Burckhardt, J. (1968). La Cultura del Renacimiento en Italia. Barcelona, Espaa: Zeus. Pg. 29.43Burckhardt, J. (1968). La Cultura del Renacimiento en Italia. Barcelona, Espaa: Zeus. Pg. 34.
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36representativas del Renacimiento, Venecia y Florencia. Ciudades tan representativas
como antagnicas en las cuales transcurri de manera intensa todo el Renacimiento.
Florencia, la ciudad de la agitacin perpetua, y Venecia, la ciudad de la tranquilidad
aparente y del sosiego poltico.
La forma en que se conformaron las instituciones en Venecia fue modlica:
Este pueblo de gente rubia y esbelta, que andaba con paso suave y ligero y conversaba razonadamente, apenas se distinguan entre s en los que respecta a trato y aspecto. Las muchachas y las mujeres gustaban del aseo, y se adornaban especialmente con perlas, Venecia disfrutaba de una general prosperidad, cuyo brillo no empaaban las cuantiosas prdidas sufridas con los turcos, por lo que pudo resistir durante muchos aos los rudos golpes que le asest la decidida enemistad de Europa, el descubrimiento de caminos del mar hacia las Indias Orientales, la cada del Imperio mameluco de Egipto, y las guerras de la Liga de Cambray.44
En la seccin segunda del Tomo I de La Historia de la Cultura Griega45,
Burckhardt llega a decir, refirindose a la Edad Media y al renacimiento, que la nica
vez donde alguna ciudad-estado alcanza la autonoma de la polis griega fue en
Venecia; aunque claro est, que la constitucin de la polis griega y de las ciudades
republicanas de la Edad Media, fueron momentos muy distintos. Volveremos sobre este
punto ms a adelante.
La forma en que la Repblica toma el control de la sociedad a travs de unos
sistemas de registro sumamente complicados afianza la tesis de que Venecia en
conjunto con Florencia se puedan considerar la cuna de la estadstica moderna.
Venecia fue la primera ciudad en la que se comenz a sistematizar un censo ya no por
familias, ni por hombres aptos para las armas, sino por personas (bocche). El Estado
44Burckhardt, J. (1968). La Cultura del Renacimiento en Italia. Barcelona, Espaa: Zeus. Pg. 68.45Burckhardt, J. (1968). La Cultura del Renacimiento en Italia. Barcelona, Espaa: Zeus. Pg. 106.
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37de Florencia tena un claro conocimiento de sus ingresos y egresos, controlaba el
comercio y tena registros precisos de sus pensiones y los tributos recolectados. Este
desarrollado espritu mercantil y estatal no se destac en el tema de las artes.
Prcticamente toda la produccin literaria de entonces estuvo concentrada en temas
polticos, jurdicos, mdicos y teolgicos.
En la historia de Florencia se encuentran reunidas la mxima conciencia poltica y la mayor riqueza en perodo de desarrollo, por lo que dicha ciudad bien se merece el ttulo de primer estado moderno del mundo. En Florencia realizaba el pueblo entero lo que en los principados era cometido de una sola familia. El maravilloso espritu florentino, dotado a la vez de aguda razn y de espritu artstico de creacin, configur de manera permanente su estado poltico y social al poco tiempo que lo perfilaba y orientaba. As se convirti Florencia en la cuna de las ideas y doctrinas polticas, de los experimentos e inventos, pero tambin fue, al lado de Venecia, la patria de la estadstica y, por encima de todo, la patria de la Historia, en su sentido moderno.46
Florencia, en menor medida que Venecia pero con los mismos mritos, hace
alarde del manejo de sus finanzas, destrezas que no solo disfrutan los organismos
pblicos, sino que adems forma parte de la cultura de la poca; la contabilidad
domstica y agrcola era un talento innato para los florentinos. El comercio, la industria
y la actividad agrcola despertaron el sentido econmico en el Estado; al igual que
Venecia, posean un sistema estadstico sumamente exacto, el cual tambin se apoya
en el sistema propio de la Iglesia. Para 1422 se cuentan 72 casas de cambio
establecidas alrededor del Mercado nuevo, una industria creciente de hilados de oro,
telas de seda, renacer de la arquitectura antigua y una rica literatura. Florencia
experiment varios cambios polticos, sin que eso incidiera significativamente en el
46Burckhardt, J. (1968). La Cultura del Renacimiento en Italia. Barcelona, Espaa: Zeus. Pg. 76.
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38bienestar general de sus ciudadanos, Florencia se convirti en la reproduccin exacta
de las relaciones entre la colectividad humana y el hombre individualizado para
construir un todo en perpetua fase de transformacin.47
La guerra como obra de arte
El arte blico nunca se ha detenido en su perfeccionamiento; desde siempre ha
sido inters de los que detentan el poder el ampliar sus fuerzas de ataque y defensa, y
en el caso de la edad media tambin de la fortificacin y el asalto. Ya hemos hablado
de los condottieri en el territorio italiano y como constituan un sistema mercenario para
hacer frente a las exigencias blicas de entonces. De esta poca destacan
significativamente como maestros de guerra Federico de Urbino y Alfonso de Npoles.
En Italia encontramos por vez primera a la ciencia y al arte blicos como un conjunto homogneo y se manifiesta tambin por vez primera un placer desinteresado en la direccin acertada de la guerra, tal como era lgico esperar de los frecuentes cambios de partidos y del comportamiento objetivo de los condottieri.48
Paralelo al arte de la guerra49se perfeccion la literatura sobre este tema. La
literatura italiana de entonces era rica en descripciones y relatos de estratagemas, y
sta era asequible tanto a los expertos en el tema como al pblico comn.50 Adems
de los premios propios al vencedor de las batallas, su incentivo se vea incrementado
por la inmortalizacin que seguramente lograra en la pluma de algn buen escritor.
47 Burckhardt, J. (1968). La Cultura del Renacimiento en Italia. Barcelona, Espaa: Zeus. Pg. 82.48 Burckhardt, J. (1968). La Cultura del Renacimiento en Italia. Barcelona, Espaa: Zeus. Pg. 96.49 A propsito de los avances tcnicos sobre las prcticas blicas, se refiere una proliferacin de los medios de destruccin a larga distancia, los cuales contaban con sus admiradores y sus detractores.50 v.g. Maquiavelo con el Arte de la Guerra.
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39Ms an por el ambiente laico donde las victorias ahora dependan ms del coraje y las
destrezas del guerrero que de los designios divinos.
El Estado italiano y el individuo
No se puede ver la llegada del renacimiento italiano sin la constitucin de un
estado que ya es prcticamente moderno, que toma en cuenta al individuo y a la
riqueza humana espiritual. Antes de eso, la nica particularizacin se haca con los
hombres de poder, como los condottieri y sus familias. Muchos hombres talentosos
quedaban arropados bajo el manto del tirano quien aprovechaba sus destrezas para
exaltar su figura.
Varios factores configuraron la reivindicacin de la figura humana y la mentalidad
individual. Por un lado, la riqueza, la fortuna y la vida prspera de una Florencia
crecida, adems de la plida imagen de la Iglesia que sin el apoyo del Estado ejerca
un precario control social. De igual forma, el legtimo forcejeo entre los miembros de los
partidos por recuperar el poder fue construyendo el modelo de un hombre individual,
privado; algunos de ellos desterrados y con altas capacidades intelectuales como fue el
caso de Dante.
Dante encontr....una patria nueva en el lenguaje y en las culturas de Italia, pero aun fue ms lejos al pronunciar estas palabras: Mi patria es el mundo. Cuando le ofrecieron el regreso a Florencia, en condiciones humillantes, Dante contest, por escrito, lo siguiente: Acaso no puedo contemplar la luz del sol y de las estrellas en todas partes?Acaso no puedo reflexionar en todas partes acerca de las grandes verdades, sin tener que aparecer avergonzado y sin gloria, frente al pueblo y la ciudad? En ningn lugar ha de faltarme pan! Con elevado espritu subrayan los artistas el imperio de su libertad sobre cualquier traba localista. Quien se dedica a la sabidura, dice Ghiberti, no es jams un extrao en parte alguna, aunque le roben su fortuna y quede
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40hurfano de amigos, pues se convierte en un miembro ms de aquella ciudad y puede contemplar sin temor las mudanzas del Destino.51
El hombre renacentista es por principio un humanista, expertos en dos lenguas
antiguas, con una educacin refinada y una vasta cultura sobre los clsicos. Podramos
decir que el ideal de la vida buena de Aristteles se lleva a cabo en el hombre
florentino del Renacimiento, un apego ineludible a la verdad y una vida que tiende a la
virtud como mximo bien, esa aret prctica que lleva al hombre al fin supremo, la
eudaimona.
La vuelta a lo antiguo
El contenido principal de la cultura renacentista es la antigedad. Muchas tesis
se han esbozado sobre las razones que llevaron a un resurgir del mundo antiguo para
llenar y marcar los preludios de una modernidad tarda. Los argumentos que sostienen
la idea de una Edad Media plida se alimentan del hecho de que la modernidad surge
de una antigedad renovada, de un neoclasicismo, ya que mil aos de supuesta
esterilidad no podan marcar las pautas de una nueva era para el hombre. La necesidad
de cambio que vibraba en el espritu de cada ser humano, cuando su libertad era una
quimera, no encontraba salida despus de siglos de gestacin; culminando la Edad
Media vena una ruptura que impeda el siguiente paso, no haba porvenir; el
Renacimiento rasga el velo imaginario de la Edad Media y la niega, no a sus ideas
antagnicas, sino a un lapso casi perdido que le rob tiempo a la humanidad. Con un
Renacimiento de lo clsico la modernidad se conecta directamente con lo antiguo. El
Renacimiento es una preparacin, una premodernidad con atisbos medievales. Es una
nueva visin del mundo donde el advenimiento de un nuevo canon de belleza se
manifiesta en la recuperacin de los clsicos. Claro est que estas teoras que afirman
51Burckhardt, J. (1968). La Cultura del Renacimiento en Italia. Barcelona, Espaa: Zeus. Pg. 129.
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41el transcurrir de una Edad Media oscura o sombra, sin sentido, abismal y sin hombre,
pasan por alto mil aos de historia, que a pesar de no haber sido los ms intensos en
trminos intelectuales y de avances tcno-cientficos, trajeron consigo a figuras como:
San Agustn (354-430),