Beatriz López López
RON LALÁ: UNA POÉTICA TEATRAL
Director/a:
Javier Huerta Calvo
Máster Universitario en Teatro y Artes Escénicas
Instituto del Teatro de Madrid
Facultad de Filología
UCM
Curso académico: 2016/2017
My stage is the greatest in the world.
Give back to the ones who struggle with me stay true.
Reminding me to see my only chosen destiny.
Christina Aguilera.
A aquellos que han creído en mí incondicionalmente;
los de ayer, los de hoy, y los de siempre.
A los referentes que me han inspirado impregnando
mi esencia con su mágico brillo.
Muchas gracias de todo corazón, cómplices.
Que la honestidad y la valentía guíen siempre la lucha.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................................ 1
1. CONCEPCIÓN TEÓRICA ............................................................................. 3
1.1.Fundamentos teóricos ……………………………………………………… 3
1.2. La poética de Ron Lalá ……………………………………………………. 7
2. CERVANTINA: CONSOLIDACIÓN DE LA POÉTICA ................................ 40
CONCLUSIONES ................................................................................................. 57
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................... 59
ANEXOS ............................................................................................................... 62
I. ANEXO I: La historia de la compañía ........................................................... 62
II. ANEXO II: Cervantina: escenas ...................................................................66
III. ANEXO III: Ron Lalá: una poética teatral. Cuestionarios ........................... 81
1
INTRODUCCIÓN
Ron Lalá1 es una compañía de teatro, humor y música en directo cuya esencia
dramática se erige en una composición poética de textos originales y música provistos
de un lenguaje escénico propio, y un humor crítico e inteligente resultado de un trabajo
de creación colectiva cuyo significado último es el teatro; el arte escénico entendido
como celebración y concebido como un todo dramatúrgico dotado de significado pleno.
Desde su fundación en 1996, la compañía ha creado y producido diversos
espectáculos tales como Cervantina (en 2016, en coproducción con la Compañía
Nacional de Teatro Clásico), En un lugar del Quijote (en 2013 en su primera
coproducción con la CNTC), Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía) (en 2012), TIME al
tiempo (2011), Mundo y final (2008), Mi misterio del interior (2006) o su primer
espectáculo Si dentro de un limón metes un gorrión el limón vuela (2002). Asimismo,
la compañía ha realizado considerables giras nacionales e internacionales y ha obtenido
varios galardones, entre los cuales destacan el Premio Max a la Mejor
Compañía/Empresa de Artes Escénicas en 2013 por Siglo de Oro, siglo de Ahora
(Folía) y el Premio Max al Mejor Espectáculo Musical por Cervantina en 2017.
En términos generales la poética teatral del grupo Ron Lalá responde a la fórmula
que combina y fusiona la palabra, la música y el humor cuyo resultado es teatro, con el
significado pleno de diversión y de fiesta. De este modo, su naturaleza dramática subyace
en un riguroso cuidado y uso intencionado de la palabra que adquiere razón verdadera en
el espectador, quien de manera activa y libre ha formado parte del hecho escénico y lo ha
interpretado. Con estas premisas afronta la compañía, que presenta una formación amplia
y variada en una diversidad de disciplinas artísticas, toda producción teatral. La
involucración completa desde la génesis en el proceso creativo, que comienza siempre
con la elaboración de un texto nuevo y que termina con la puesta en escena del mismo
convertido en montaje teatral donde este adquiere sentido, es determinante para la
realización de un trabajo honesto, valiente y de calidad. Estas aseveraciones son
realizadas sin perder de vista la necesidad de la distancia cronológica, para considerar si
una manifestación artística merece mantenerse en la historia. Sin embargo, ha de ser labor
urgente y necesaria de los filólogos, periodistas y docentes el ser capaces de apreciar y
1 Historia y producción completa y detallada de la compañía, véase anexo I, pág. 59.
2
dar cuenta de las nuevas propuestas teatrales de la contemporaneidad. Y para ello es
imprescindible abordarlas en el marco temporal en el cual se encuadran.
El impacto y recepción del teatro de Ron Lalá por parte del público, incluido el
adolescente y juvenil, es, sin duda alguna, una de las razones capitales por las cuales,
desde el perspectivismo que me concede mi formación periodística y filológica con
experiencia en la labor docente, consideré pertinente e interesante someter a estudio la
producción dramática de la compañía. A la fidelización de espectadores de su primer
repertorio contemporáneo se ha ido sumando una cantidad notable de amantes del teatro
que conocieron a la compañía a través de alguna, varias o de todas sus versiones o
adaptaciones clásicas. En concreto, este análisis nace como continuación de un primer
estudio germen, Ron Lalá: los nuevos clásicos del teatro actual [2016] enmarcado en el
tratamiento de las adaptaciones clásicas en nuestro teatro actual a través de Ron Lalá y en
concreto de sus dos primeras inmersiones clásicas: Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía)
y En un lugar del Quijote. La primera de ellas supuso la toma de contacto con la
compañía, a la que agradezco enormemente el amable e inmejorable trato siempre
recibido junto a su generosa y desinteresada colaboración, reflejo de la humildad y
grandeza que caracteriza a su ejercicio profesional y valor humanos, y sin los cuales no
hubiera sido posible abordar los dos estudios realizados, ni tan siquiera haberlos
establecido en los términos de valentía, honestidad y precisión que un análisis de
investigación teatral exige.
Siguiendo las premisas establecidas por Jorge Dubatti [2002], el presente análisis
de la poética teatral de Ron Lalá está desglosado en las tres dimensiones dramáticas que
vertebran el suceso escénico: la dramaturgia del autor, la dramaturgia del director y la
dramaturgia del actor. De este modo, el estudio estará dividido en dos partes bien
diferenciadas: una primera de análisis metodológico de la poética teatral de la compañía
Ron Lalá a través del estudio filológico y teatral de todas sus producciones con una
fundamentación teórica previa, que posibilite sistematizar su concepción dramática, y una
segunda parte de análisis de aplicación práctica de dichas premisas a través de la última
producción de la compañía, Cervantina, último montaje que representa la consolidación
que permite apreciar los cimientos y la evolución a lo largo de dos décadas de su poética
teatral.
3
1. CONCEPCIÓN TEÓRICA
1.1.Fundamentos teóricos
Toda pieza teatral se encuentra determinada por una manera de entender el mundo, el
teatro, y un doble papel: el de la realidad y el del artista. «La concepción de teatro es la
conciencia que tiene el teatro de cada época sobre la conjunción de estos elementos»
[Aguirre: 2011]. Precisamente es esta necesidad de responder a un periodo histórico
determinado la que confiere al arte escénico un carácter de cambio y perspectivismo.
Debido a ello no existe un prisma único mediante el cual ver el reflejo de una época
concreta. No debe perderse de vista como afirma Aguirre que en último término «una
concepción de teatro es relativa en la medida que coexiste, se aproxima, se opone e
influencia a otras concepciones de teatro en un momento dado».
Siguiendo a Urzainqui [1997] los maestros del Arte comenzando por el preceptor por
excelencia Aristóteles eran tan solo intérpretes de esa ciencia universal fundada en la
observación de la Naturaleza. En el caso de la interpretación de la Poética aristotélica
[1991] es importante matizar la consideración de que toda técnica, arte o ciencia
productiva llevaba la denominación genérica de «poética». La poética es, por tanto, una
de las artes no utilitarias, cuyo fin es la creación de una obra verbal destinada a producir
un placer o agrado en quien la oye o la lee. Derivado de ello, el adjetivo «poética» supone
el sustantivo «arte». Aristóteles se propone por tanto tratar del «arte» o «técnica» de la
poesía. De este modo, en cuanto la poética es una «técnica» (o ciencia constructiva) su
finalidad no es el conocer por el conocer mismo (ciencia teórica) sino el conocer para
hacer. Lo mismo sucede con sus predecesores Ignacio Luzán y Nicolás Fernández de
Moratín, quienes a partir de la observación vertían sus disertaciones, cuyo valor y alcance
radicaba en su capacidad para captar y formular unos principios universales, unas reglas,
pero no para crearlos. Más tarde el filósofo y escritor Ortega y Gasset [1977] concibe el
teatro como una metamorfosis en la que el actor y el escenario forman parte corporal de
lo que él denomina metáfora visible. «El ser como no es el ser real, sino un como-ser, un
cuasi-ser: es la irrealidad como tal. El ser como es la expresión de la irrealidad».
[1977:43]. Esta aseveración lleva a la condición de que la mente sea capaz de apreciar el
mundo imaginario que es el teatro, de naturaleza virtual y que es por tanto irrealidad y
fantasmagoría.
El teatro es una dramatización de la vida, pero también una desdramatización de la
misma, puesto que revive escenas que habitan en el inconsciente humano; de ahí nace la
4
condición innata de inquietud del hecho escénico. El verdadero teatro siempre
conmociona y nos coloca en un lugar que indeterminado es muy preciso: allí donde la
conciencia es real e irreal al mismo tiempo. Aquí subyace la idea de fuerza del arte
dramático: el cuestionamiento. El cuestionamiento inmortal, aquel que lanza
interrogantes que son respondidos por otros nuevos es la esencia teatral. De este modo,
es a partir de un cuestionamiento del que parte Jorge Dubatti [2009: 15-17] para realizar
un acercamiento conceptual al estudio de la poética dramática, que encuentra sus raíces e
impronta en el primero de los interrogantes: la definición del arte escénico y, por tanto,
de la corriente filosófica que le da vida. Siguiendo su estudio Introducción a los estudios
teatrales es determinante considerar a toda una ontología de objetos específicos que se
ven por tanto inmersos dentro de una filosofía concreta. Esta forma de pensamiento no es
por tanto una reformulación de los estudios dramáticos, sino de toda la historia. Y de este
modo precisa:
La Filosofía del Teatro nace de la necesidad de cuestionar y superar las definiciones de
teatro incluidas en los diccionarios. […] También, de la necesidad de desenmascarar la
concepción monista de teatro que implica la actitud académica de evitar una definición [2009:15].
Por tanto, la Filosofía del Teatro establece que el teatro es un acontecimiento que
se encuentra enmarcado dentro de la existencia del ser humano. El teatro nació y morirá
con el hombre, productor de entes oximorónicos, a la vez materiales e ideales, concretos
y abstractos, históricos y ahistóricos, terrenales y metafísicos, como el teatro. Una
Filosofía del Teatro es, entonces, una filosofía de la praxis humana. Y es a partir de esta
concepción del teatro como disciplina inherente al ejercicio humano que nace el concepto
de poética, de la dinámica de la poiesis en el suceso escénico producido, ejecutado e
interpretado por el hombre.
Todos estos principios que han ido conformando la poética teatral no han de ser
considerados como una serie de fundamentos propuestos simplemente por determinadas
voces autorizadas, sino como el resultado de un ejercicio arduo y dedicado realizado por
muchos críticos, para poder conocer y determinar los mecanismos básicos de la creación
artística con vigencia universal, desde el convencimiento de la importancia definitiva de
la psicología del espectador.
De entre los múltiples sentidos del término «poética» señala Susana Tarantuviez
[2001: 93] el de «conciencia formal del autor, la cual puede deducirse de su práctica
5
creadora o de sus posturas teóricas explícitas en relación con la obra literaria». Por su
parte Luis Emilio Abraham [ 2005: 26] precisa aún más al concebir la poética de autor, o
poética de un corpus teatral, como «un saber generalizador sobre un conjunto particular
de obras y, frente a la poética entendida como la teoría de la literatura, es una noción
ligada sobre todo a la vertiente crítica de los estudios literarios en su misión indagadora
de los principios que orientan una práctica concreta de escritura». A esta conclusión llega
a partir de los presupuestos teóricos enunciados por Dubatti, quien en síntesis define la
poética como el conjunto generalizador sobre un saber. Incluso un grupo particular de
obras. Esta es una noción ligada a la vertiente crítica de los estudios literarios en su misión
indagadora de los principios que orientan una práctica concreta de escritura. No obstante,
la poética no implica únicamente descripción e interpretación de sus selecciones
temáticas y formales, sino también de los principios estéticos que la sostienen, y sobre
todo de su concepción del hecho teatral. De esta forma, la poética en el campo teatral
puede deslindarse en diferentes dimensiones que pueden concretarse en las siguientes: la
poética de autor, la poética de director y la poética de interpretación. Aunque puede
entenderse en base como la estructura dramática es en la puesta en escena donde toda ella
adquiere sentido completo y por extensión la dramaturgia se conglomera en el todo
escénico. Así concluye Dubatti [2002: 60] su definición de poética teatral:
La poética es el estudio del acontecimiento teatral a partir del examen de la complejidad
ontológica de la poíesis teatral y de la zona de experiencia que esta funda en su relación pragmática con el
convivio y la expectación. La Poética se preocupa entonces por estudiar simultánea e integradamente en
una unidad: el trabajo humano para la constitución de la poética, la estructura y la concepción del teatro.
Por otro lado, para el estudio de la poética resulta fundamental diferenciar entre la
obra dramática y el texto dramático pues no son lo mismo y uno forma parte vertebral de
la consecución correcta del segundo. Así, siguiendo a José Luis García Barrientos [2007],
la obra dramática es una codificación literaria del texto dramático. Este documento textual
incluye toda la estructura de escritura dramática completa: escritura, dicción, ficción,
acotaciones y diálogos. Asimismo, aparecen en ella contenidas todas las referencias
textuales relativas al tiempo y al espacio escénico, esto es al cronotopo, así como la
gestación y desarrollo de los personajes y la visión, la recepción de la obra. A partir de
esta obra dramática se comienza a trabajar para la confección de la verdadera composición
teatral: el texto dramático. El documento fundamental para el estudio del drama: un texto
6
lingüístico, de referencia verbal y no verbal, reproductivo y descriptivo. Se encuentra por
tanto estructurado a su vez por dos subtextos: el concerniente a los diálogos y el referido
a las acotaciones.
Por su parte, Jorge Dubatti a este respecto va todavía más allá al determinar el
concepto de dramaturgia [2008: 10]:
Un texto dramático no es sólo aquella pieza teatral que posee autonomía literaria y fue
compuesta por un “autor”, sino todo texto dotado de virtualidad escénica o que, en un proceso de
escenificación, es o ha sido atravesado por las matrices constitutivas de la teatralidad,
considerando esta última como resultado de la imbricación de tres acontecimientos: el convivial,
el lingüístico-poético y el expectatorial.
Considera así el teatro como suceso integrador de la cultura y que por tanto hace
necesario el estudio de los textos dramáticos en relación directa con los acontecimientos.
Así, la dramaturgia es literatura dramática, la cual solo adquiere una dimensión teatral
cuando está incluida en el suceso escénico. Esta distinción entre obra dramática y texto
dramático es definitoria de la poética de Ron Lalá, ya que materializa en el escenario el
trabajo colectivo integrador a partes iguales de todas las disciplinas y de la versatilidad
de los miembros de la compañía en un solo conjunto.
7
1.2. La poética de Ron Lalá
La poética teatral de Ron Lalá presenta una combinación de la palabra, la música y el
humor en un todo integrado que da como resultado teatro, entendido siempre el suceso
escénico como fiesta. De esta forma, su lenguaje escénico cuidado encuentra significado
completo en el público, a quien de manera intencionada ha interpelado y ha hecho
partícipe del acto dramático, para permitirle así crear su propia interpretación. A pesar de
presentar la compañía una esencia única que está en primer lugar conferida por la
formación diversa y solvente de sus miembros en diferentes disciplinas, también se
encuentra muy contagiada del influjo que la compañía ha recibido de la tradición literaria
y de varios referentes teatrales. Tal es el caso más significativo de la compañía teatral
catalana Els Joglars2fundada por Albert Boadella, quienes iniciados en el mimo a través
de un teatro de la palabra y la acción dramática se sirven de la ironía y el humor para
situar a sus personajes en un marco de ficción con una escenografía muy elaborada. No
obstante, las influencias también son en ocasiones establecidas por parte de la recepción
crítica. Así varios críticos, desde los primeros montajes de la compañía madrileña,
comenzaron a ver en los espectáculos de Ron Lalá claras reminiscencias de Les Luthiers3,
un grupo argentino de músicos humoristas cuyos espectáculos se caracterizan por la
combinación de parodias de géneros de la música clásica y popular con escenas teatrales
2 En 1962 funda Albert Boadella un grupo fundado en el mimo que con rostros blancos y mallas negras
defienden un teatro de la palabra y de la acción dramática más completa. Espectáculos provocativos que
han sido calificados como farsas, se apoyan menos en la deformación caricaturizada de los rasgos de los
personajes que en la imitación fiel, por parte de los actores, los roles y comportamientos sociales sobre los
que intentan ironizar. Así, la ironía, el humor aparecen al situar a esos personajes fuera de sus espacios
habituales, en un marco de ficción. Otro factor decisivo es su perfecta y elaborada escenografía, de gran
modernidad, para la que echan mano de las técnicas más sugestivas: pantallas con centenares de luces,
grandes indicadores electrónicos, sueldos traslúcidos, etc.
3 Grupo argentino de músicos-actores-humoristas compuesto por: Carlos López Puccio, Jorge Maronna,
Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés y Daniel Rabinovich, que se conocieron hace más de 50 años en
uno de los coros de la Universidad de Buenos Aires. Se bautizaron Les Luthiers porque una de las
características de sus actuaciones es el uso de insólitos instrumentos fabricados por ellos mismos.
Sus espectáculos combinan parodias de géneros musicales clásicos y populares con escenas teatrales de
gran eficacia humorística. En agosto de 2015, fallece uno de los miembros fundadores, Daniel Rabinovich.
8
a través de la comicidad. Y también tintes claros que les asociaban a los Monty Phyton4,
grupo británico procedente del mundo del espectáculo que en clave de humor y con un
tono desenfadado realizaba parodias de hechos y personajes públicos de actualidad.
Expuesta la base dramática de la compañía, el códice de Ron Lalá puede ser desglosado
en tres dimensiones que responden a una poética conjunta. De este modo, en el presente
estudio se exponen de manera individual y pormenorizada las tres poéticas constituyentes
del todo dramatúrgico: la poética de autor, bifurcada en la composición textual y musical,
la poética de director y la poética de actor. Esto es, el análisis de cómo concibe la
compañía el suceso escénico a través del tratamiento y desarrollo que todas y cada una de
las fases primordiales del acontecimiento teatral experimenta, para poder dilucidar y
mostrar la forma de entender y hacer teatro de la compañía. La filosofía teatral de Ron
Lalá.
4 Grupo británico formado por Graham Chapman, John Cleesem Terry Gilliam, Eric Idle, Terry Jones y
Michael Palin que se unieron a finales de la década de los sesenta. Procedente en su gran mayoría del mundo
del espectáculo, su primer trabajo fue un programa de televisión llamado Monty Phyton Flying Circus
emitido en 1969. Con un tono desenfadado y en clave de humor, el grupo entrevistaba a personajes de
notoriedad e informaban sobre la actualidad con parodias sobre los hechos y personajes públicos. A este
programa de televisión le siguieron varios libros y discos, así como su incursión en el mundo del cine.
Concretamente su tercer largometraje, La vida de Brian de 1979 ha sido considerada una de las películas
insignes del cine de humor. En el año 2005 el grupo se reunión de nuevo para el montaje musical Spamalot
que fue galardonado con el premio Tony al mejor musical.
9
I. POÉTICA DE AUTOR. DRAMATURGIA
a. DIRECCIÓN LITERARIA
Si echamos un vistazo a una buena parte de las propuestas más interesantes del
panorama teatral contemporáneo, desde mediados del siglo XX hasta nuestros días, veremos
cómo la casi totalidad de los trabajos parten de una dinámica creadora que podríamos denominar
‘creación colectiva’, casi siempre con una figura central que asume la conducción de las
investigaciones, la dirección artística de los espectáculos y la dirección general del grupo (o
compañía) Caballero [2001: 18].
Siguiendo a Atilio Caballero [2001], el trabajo dramatúrgico -esto es la estructura
textual- es el resultado de la información recabada y las ideas que, durante el periodo de
ensayos han propuesto y puesto en común todos aquellos que forman parte de todo el
proceso creativo: los actores, el escenógrafo, el director, el dramaturgo, el iluminador, la
diseñadora de vestuario. De entre este conjunto, por lo general, señala Caballero que
«suele haber en estos casos una persona cuya labor, en contacto directo con el director,
es ir recogiendo y dando forma en un texto escrito a todo aquello que surja del intercambio
de opiniones, de las improvisaciones, esbozando una estructura que luego debe servir -o
no-como guía en el trabajo de puesta en escena» [2001:9]. Esta no es otra persona que el
dramaturgo que, en el caso de Ron Lalá toma la identidad concreta de Álvaro Tato, quien
se autodefine como el director literario de la compañía, pero siempre hace hincapié en
que la dramaturgia parte de la creación colectiva de todo el conjunto dramatúrgico. Este
matiz de creación grupal de la compañía va a poder ser aún más evidenciado en el análisis
de la dramaturgia musical, donde la fusión con la composición textual desprovista de
música es tan inherente a su concepción dramática que no solo es difícil llegar a establecer
una sistemática sobre la jerarquía compositiva, sino que los miembros de la compañía
trabajan con ambas indistinta y simultáneamente (sin ser conscientes de una pauta
metodológica de creación alguna). Este hecho responde directamente en la compañía a la
máxima teatral que establece que el teatro como manifestación artística es mucho más
que la denominada obra dramática, esto es el germen textual a partir del cual se desarrolla,
a través de la interpretación actoral, la comunicación entre la escena o el espacio de
representación y el espectador. Todo ello determina la significación que adquiera todo
acontecimiento que conforme la trama dramática, que va a estar impregnado por tanto del
punto de vista del autor sobre ese asunto concreto, puesto que este ha buscado dentro de
10
sí mismo para alumbrarlo. De este modo, este hecho lleva implícito el conocimiento y
valoración posterior de la historia construida, la cual especificará notablemente la
selección de unos sucesos u otros en la estructura de la pieza incluyendo a este respecto
la propia estructura interna. Por todo ello, para que ese momento decisivo de la elección
se realice apropiadamente, y pueda entonces ir a favor de la construcción del suceso
escénico completo es principal la adquisición de un profundo conocimiento de la época a
tratar con todas las disciplinas artísticas incluidas en la misma. Para Ron Lalá, el germen
que da nacimiento al proceso creativo, y su desarrollo posterior tanto en el caso de un
proyecto de nueva creación como en el de una adaptación o una versión, la creencia
conjunta en la idea, y la perspectiva lúdica impregnan la elección del proyecto en la
compañía, que condiciona por completo el desarrollo y resultado del montaje. Dentro de
esta decisión se encuentran implícito el acopio exhaustivo de documentación sobre la
obra u obras objeto de tratamiento, bien sea una obra de adaptación, de versión o de
creación propia, así como todas las circunstancias referidas al entorno, la atmósfera y todo
lo que circunda a ese espacio escénico, que son determinantes. En síntesis, como señala
Álvaro Tato en la toma de partido, «cada obra pide, ella sola, su propia metodología
creativa» [2017: 81]5.
A partir del establecimiento de ese compromiso para con la obra que implica la
elección, y con ello su metodología propia, comienza el denominado proceso de creación.
Derivado de todo el proceso metodológico se encuentran los posteriores criterios de
selección del asunto central de un espectáculo en los que la compañía se focaliza en el
análisis de los grandes temas. De este modo, en lo que a la decisión temática se refiere en
el caso de la compañía Ron Lalá, con Mi misterio del interior se adentraron en el asunto
de la identidad, en Mundo y Final en la idea de la muerte y la destrucción; en Siglo de
Oro, siglo de ahora (Folía) en la crisis política y social anteriormente citada; en En un
lugar del Quijote, a través de la novela insigne cervantina ahondaron en el desengaño y
la ilusión humanas e igual sucede con Cervantina, debido a que el propio autor alcalaíno
ofrece una multiplicidad de motivos a los cuales acudir. De esta manera, la clave del
proceso de selección temática descansa en el tratamiento de los temas a través del humor
5 En los anexos del presente estudio de investigación se adjuntan unos cuestionarios a modo de entrevista
realizados de forma personal a varios de los miembros de la compañía Ron Lalá sobre las diferentes
disciplinas contenidas en las tres dimensiones objeto de análisis de la poética teatral ronlalera. Dichas
declaraciones han sido confiadas a mi persona en calidad de investigadora, y de este modo se hacen públicas
a través de este estudio en los anexos, concretamente el Anexo III, siguiendo la paginación correspondiente.
11
que permite que sean abordados desde diferentes perspectivas, y poder así exagerarlos o
reducirlos en función del propósito dramático a lograr. Se produce así un contraste entre
temas ligeros o anecdóticos que son tratados con gravedad y asuntos de relevancia
desprovistos de carga dramática.
Por otro lado, dentro del proceso de dramaturgia, en lo referente a las adaptaciones
o versiones clásicas frente a las de creación estrictamente contemporánea es preciso
establecer sus diferencias y distinciones dentro del proceso de creación dramática de Ron
Lalá. Y así, a la hora de enfrentarse a una intervención clásica, la compañía sigue unos
pasos diferenciados que resultan clave para abordar una adaptación y una versión clásicas.
Para ello, en primer lugar, es primordial establecer o proponer una metodología que
permita el acercamiento como autores de creación de una adaptación o versión. A la
pregunta ¿cómo adapto un texto literario clásico? El interrogante encuentra su primera
respuesta en la observación y análisis previos de ejemplos concretos que se sirven además
de modelos teóricos. Por lo tanto, el conocimiento exhaustivo de la tradición literaria
resulta imprescindible para poder sumergirse en la creación propia a partir de una obra
clásica. El segundo punto que considerar es la documentación. Antes de tocar un texto se
debe cercar. Se debe crear un territorio. Se puede trabajar con un texto cuando el
dramaturgo siente que se ha creado un espacio, un territorio al que puede ir y volver y
siempre establecer una comparación. Esto implica una documentación histórica de la obra
a abordar con todo el contexto histórico social en el cual se ve inmerso el autor y todos
sus contemporáneos: quienes están escribiendo en ese mismo momento. Se trata de cercar
lo que se está escribiendo. Esto es dramaturgia pura. Por todo ello, la documentación
literaria también es fundamental: expandir los conocimientos sobre la obra del autor. Y
no solo la producción teatral, sino toda la obra completa. Todo este proceso esponja la
posibilidad de movimiento con el texto.
A continuación, debe tomarse muy en cuenta la diferencia entre una adaptación y
una versión. Mientras que la adaptación consiste en cómo trasladar a un punto de otra
índole o naturaleza la obra, es decir implica un cambio de medio, en la versión la finalidad
es la creación de un texto a partir de otro subtexto escénico preexistente. No se produce
por lo tanto ningún cambio de medio. Esta diferenciación es fundamental porque incluye
la máxima escénica: la dramaturgia. Así, para la adaptación, lo primero es establecer la
línea o líneas dramatúrgicas, esto es la idea de fuerza o idea madre de partida que ayuda
a crear la dramaturgia. Se necesita saber qué se va a contar. En este punto es
12
imprescindible para la compañía la siguiente premisa: mirar a los ojos a la obra con la
que se va a trabajar, esto es hacerlo con respeto, pero sin reverencia.
A pesar de que la opcionalidad temática es finita, de la concepción y selección del
tema deriva el concepto de argumento, y de todo ello el conjunto de la estructura
dramática. Por ello, el siguiente interrogante al que dar una respuesta clarificadora es:
¿Cuál es tu conflicto? Qué conflicto encuentras tú como clave para contar tu historia.
Tener claro hacia dónde se han de encaminar los pasos, aunque después en el desarrollo
se pueda producir un cambio. Saber bien hacia dónde se camina. Esta línea dramatúrgica
es muy útil. Por ejemplo, es acertada la idea de crear un subtítulo. El caso de la producción
de Folía es el ejemplo más ilustrativo de toda su producción. Siglo de Oro, siglo de ahora
(Folía), el matiz entre paréntesis, síntesis del propio título subraya la dirección dramática.
Así, el conflicto es el motor de lo teatral, lo que mueve el suceso escénico. Por lo tanto,
la tensión dramática es imprescindible, esto es el estado en que se sitúa cada personaje al
intentar conseguir su meta es la clave definitoria. Solo a partir de esta distensión se
produce el denominado incidente desencadenante, esto es el hecho sorpresivo que se
interpone en la trayectoria del protagonista o choca con él.
En tercer lugar, ha de realizarse un análisis de la recepción: cómo ha sido recibida
la obra en la época. En el caso del Quijote, resulta fundamental la consideración de los
prólogos, y lo mismo sucede con las Novelas ejemplares para el montaje de Cervantina.
Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, se debe ir ya hacia el asentamiento de
la dramaturgia: comenzar a trabajar la obra como si fuera una creación propia. De este
modo, el concepto de version y de adaptación se puede ampliar al concepto de
dramaturgia. Esto permite elaborar un lista de tramas y subtramas y ver cómo se articulan
y entrelanzan entre ellas. Y de forma directa derivado de estos conceptos definitorios de
trama y subtrama nace también la idea de escena. La escena es una unidad de
localización temporal y espacial. Es una acción condensada, y consta siempre de una
descripción y una acción. Esta acción ha de ser presente y sostenida mientras dura a
semejanza de la vida, que está compuesta de acción en movimiento. De esta manera, la
acción es un acto o suceso concreto y particular que ocurre en un lugar determinado y
que presenta una duración fijada. Así, precisa Caballero que «una escena, en su forma
más simple, presenta a la (las) persona ‘dueña’ de la escena, que tiene dificultad para
alcanzar el objetivo que desea; la dificultad es el obstáculo, relacionado generalmente
13
con el conflicto» [2001: 75]. Por todo ello, el manejo del tiempo de la escena es la
condensación de una situación que, en tiempo real, podría ser mucho más extensa, o
interminable. Por tanto, es una convención teatral, dramatúrgica, en la que en pocos
minutos se ha de recoger lo esencial de algo que pudo haber durado mucho más tiempo.
Por último, la supremacía del lenguaje. Cuando se trata de una intervención,
esta debe ser muy cuidadosa, muy filológica, esto es con una extrema preocupación por
el cuidado y elaboración de la composición métrica, sintáctica y semántica pero no
exenta de riesgo. Y para Ron Lalá no ha de realizarse de manera arqueológica. Sin
perder de vista el rigor, esto es la fidelidad a la esencia clásica se ha de ir al detalle
interviendo en todo aquello necesario para ser entendido en el presente en que se
enmarca la intervención contemporánea. Para la compañía, el verso se corresponde con
la música. La morfología en cuanto al ritmo exige una implicación a fondo con la
métrica, con la música del idioma. Esto significa el conocimiento de los usos y
costumbres y el por qué de cada estrofa y verso. Esto es lo que implica el mundo mágico
de la música de la palabra que es el verso. De este modo, la intervención métrica tiene
como finalidad subir y bajar unidades. Y todo ello afecta directamente a la sintaxis: el
orden de las palabras. Estas palabras han de ser tratadas con extrema preocupación: la
semántica de los términos que son problemáticas por su diferente uso actual. Esas
palabras que hoy tienen un significado diferente o que se encuentran en desuso. Aquí es
donde radica el problema. Así, en Siglo de Oro, siglo de ahora en el recurso de la nota
al pie subyace la esencia de la adaptación o version de un género muy poco conocido:
la folía. La folla, colección de entremeses. Ahí está el juego. De esta forma, los
ronlaleros intentaron adaptar la crisis del siglo XVII a la crisis del siglo XXI. Una
provocación a través de los entremeses contemporáneos de la misma carcajada clásica.
Se buscaba provocar con los entremeses contemporáneos la misma carcajada que en la
época. Siempre buscando la risa contemporánea. Jugar con la carcajada de la gente y
con lo que ignoran. Esto en ultimo término signica que la compañía siempre se plantea
la propuesta de un descubrimiento. Por el contrario, en En un lugar del Quijote, la
adaptación de la novela cervantina en una pieza teatral resultante en un poema escénico
supuso adaptar los diferentes episodios narrativos en escena que correspondieran a cada
una de las capas que compone la novela quijotesca. En Cervantina, Cervantes es el
personaje vehicular de todo el espectáculo a través de su vida y con ello de las obras que
compusieron su existencia vital; dentro de ellas se encuentran sus personajes, los cuales
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se encuentran impregnados de la savia de su autor, esto es de su esencia y son por tanto
portadores de un virus, una enfermedad traducida en las máximas cervantinas de
búsqueda de la libertad e integridad humanas. Y para ello quienes mejor que las mujeres
nacidas de la pluma cervantina.
Derivado de todo ello, la importancia de la intención: las palabras intencionadas
que dice cada personaje están sujetas a continua modificación en su interacción con las
que reciben y son emitidas por parte de los demás personajes. Representación de lo
inmediato y vivo del teatro. Así define William Layton [2008: 324] las intenciones:
Llamamos intención a la fuerza que conduce una frase. Su ‘para qué’. ¿Qué quiero
despertar en la otra persona con mi frase? ¿Qué quiero conseguir con ella? ¿Qué quiero
comunicar? ¿Qué quiero esconder?... Una mínima frase puede contener mil maneras distintas y
válidas de decirse. Elegir el ‘cómo’ decir una frase es el final de un largo proceso y depende al
cien por cien del ‘qué dices’, ‘a quién’ se lo dices, ‘dónde’ lo dices y ‘para qué’ lo dices.
En el estilo lingüístico, la característica esencial de Ron Lalá es el tratamiento
delicado de la palabra, que consiste en un contraste con mesura con el empleo de un
humor inteligente. Esta consecución de ese equilibrio prudente en un hábil manejo de la
comicidad encuentra su origen en el tratamiento del humor con rigor y seriedad como
cualquier otra dimensión del lenguaje dramático. Dicha comicidad ha de ser tratada de
una manera un tanto diferente cuando el germen escénico es una obra de creación frente
a los trabajos de intervención de una obra clásica. Así, en las creaciones originales de
temática contemporánea, la libertad inicial es absoluta y permite por tanto desarrollar la
diversidad de estrategias cómicas: la exageración, el gag, la parodia, la escena de clima,
la ironía dramática entre otras. Ejemplo de todos estos recursos son todos los montajes
contemporáneos desde Si dentro de un limón metes un gorrión el gorrión vuela hasta
TIME al tiempo, pasando por Mi misterio del interior y Mundo y final (espectáculo en el
cual se muestran atisbos claros de inmersión en el mundo clásico a través del empleo de
metros barrocos)
Mientras que, en el caso de la intervención clásica, tanto en lo que a una
adaptación o a una versión respecta, dicho acercamiento requiere de un cuidado muy
exigente, que permita que el humor no deforme la propuesta germinal del autor original,
especialmente cuando dicho creador tiene el humor como vehículo o parte principal de
15
su propuesta. En este condicionamiento de la obra dramática desde su germen por el
recurso humorístico, la aplicación de la comicidad desde todas las ópticas al tema inicial
permite enlazar las escenas, situaciones, conflictos y personajes. Todo esto es posible
porque «el humor está en la esencia del tema» remarca Álvaro Tato [2017:82].
Por otro lado, la intertextualidad siempre presente en todos los montajes de la
compañía, no solo en los de carácter clásico sino también en el establecimiento de
sinergias entre las obras contemporáneas. En los de producción contemporánea al realizar
un seguimiento de todos y cada uno de los espectáculos, es evidente la presencia de una
reminiscencia constante de toda la producción anterior, de su esencia, esto de la presencia
del código. En algunos casos, tal como es el ejemplo de la adaptación de la Folía para la
enseñanza media en campaña escolar, Esos locos barrocos, la temática clásica se funde
intertextualmente con la creación propia de Mundo y Final; otro ejemplo bien puede ser
el guiño al Quijote a través de los personajes que interpreta Íñigo Echevarría: visionario
en el caso de Folía, rememorado en Cervantina en su papel de Musa. Por todo ello, el
planteamiento y procedimiento de la intertextualidad en un montaje y decisión final de
incorporación en el mismo comienza en el mismo proceso de creación y de ensayos. Es
en ese momento cuando se toman las decisiones intertextuales tanto en otras obras
clásicas, con las variadas referencias a los autores clásicos universales como las suyas
propias con alusiones directas e internas a los seguidores de la compañía, en un guiño a
la creación de un lenguaje propio que se ha ido conformando con la evolución de la
compañía a lo largo de todas sus producciones en las últimas dos décadas.
El empleo versátil del verso, la prosa y la prosa poética caracteriza a Ron Lalá. En
un sintético recorrido a la producción ronlalera, los primeros espectáculos están
compuestos en prosa; después es posible apreciar pequeños atisbos y jugueteos con el
verso, implantación completa del mismo, combinación del verso con la prosa y una
utilización final de una prosa poética, al estilo de su ingenioso precursor Cervantes. Este
planteamiento presenta una serie de retos y riesgos desde la gestación de la obra dramática
muy diferenciados por la naturaleza de la composición. Así en una composición en prosa
el objetivo para el dramaturgo es el de conseguir que «la prosa sea memorable, concisa y
precisa» señala Álvaro Tato [2017:82]. Esto es, trabajar el periodo como unidad rítmica
y diferenciar los distintos períodos de los personajes; la sintaxis es la que distingue a los
personajes y la que establece los conflictos entre ellos.
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Por el contrario, cuando el objeto es una composición en verso, el desafío estriba
en la consecución de un equilibro entre el ritmo y la compresión, entre la belleza y la
precisión lingüísticas. Como precisa Álvaro Tato: «El teatro en verso bien hecho es
inmediatamente memorable, porque el verso es la música del lenguaje» [2017:82]. Y esta
idea encuentra su significación completa para la compañía en la siguiente reflexión del
director Yayo Cáceres: «En realidad, pocas cosas mejor que el verso para llegar hasta la
gente porque lo tienes todo en el verso. Y con solo hacerle caso a lo que está escrito y a
la puntuación, tienes solucionado la mitad del problema o más de la mitad del problema»
[2016:122]. Así, su entendimiento como un juego rítmico que se aplica al lenguaje
escénico, que permite al espectador entrar en el mundo de la fantasía y la imaginación y
por tanto del teatro justifica su apuesta por el verso.
Sin embargo, es en la combinación equilibrada del empleo del verso y la prosa,
esto es en la evolución hacia la denominada prosa poética, donde la compañía ha
encontrado el nacimiento de su propio lenguaje. A lo largo de los años, y de una manera
inconsciente y por tanto natural, la comunión de virtudes de cada uno de los modos de
discurso en función de la secuencia y escena dramáticas han alumbrado un lenguaje: el
ronlalero. La creación de este código, en gran medida está condicionada por la
característica comunión palabra música, entendiendo siempre Ron Lalá por palabra no
solo el texto hablado o recitado, sino también el musicado, esto es claramente un elemento
identificativo de la formula dramática. Por ello, la significación y aporte de esta fusión
presenta una serie de dificultades que deben ser advertidas, y posteriormente abordadas,
desde de su planteamiento inicial. Para la compañía es este un rasgo inherente a su código
en el cual la música y todo lo que la concierne se incorpora al lenguaje escénico. Esto es,
la armonía, la melodía tímbrica y el ritmo, como único elemento común a toda disciplina
artística, completa al lenguaje textual, y los dos forman una unidad lingüística puesta al
servicio del suceso escénico. «No trabajamos de forma aislada, sino que para nosotros la
música es parte esencial de ese lenguaje» señala Álvaro Tato [2017:83].
No obstante, como ha sido precisado desde el primigenio planteamiento del
estudio de la poética teatral de la compañía, la música forma parte de la dramaturgia de
autor distinguida a su vez que integrada dentro de la autoría textual. Y por ello, se muestra
a continuación un análisis de su procedimiento de manera detallada.
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I.POÉTICA DE AUTOR: DRAMATURGIA
b. DIRECCIÓN MUSICAL
A lo largo de la historia teatral, la música ha sido siempre entendida dentro del
suceso escénico como incidental o partícipe del hecho teatral pero nunca como motor
dramático. De este modo, siguiendo a Wagner [1974: 211-215] un importante factor para
definir un ambiente, crear en el público un estado emotivo, ‘entonar’ una situación teatral,
lo constituye la música escénica. Y a este respecto hace hincapié en que no se trata de
«esa música incidental integrante como fondo o como parte integrante, indispensable, de
la obra teatral» [1974: 211]. La música cumple una función de acompañamiento de la
acción que permite expresar en diversas ocasiones la situación dramática mejor que el
discurso oral del actor. Por este motivo, el director debe ser muy estricto en la selección
musical, puesto que esta debe ir a favor de la armonía del estilo de la puesta en escena.
La música es un elemento vertebrador de la dramaturgia musical y de la formula
dramática de Ron Lalá. En palabras del director musical de la compañía, Miguel
Magdalena [2017:85]: «el ritmo es el único elemento común a todas las disciplinas».
Así, en la dramaturgia musical podemos, al menos de base, diferenciar dos procesos: la
creación y la realización. Dicha dramaturgia se caracteriza por un equilibrio y tratamiento
de la composición textual y musical que concluyen en un ejercicio eficaz de la disciplina
musical en directo, conferida por un conocimiento solvente de esta manifestación
artística. Esto implica la concepción de la música como una parte integradora del todo
escénico, es decir como un elemento más que compone el suceso dramático. Un estudio
de su dramaturgia propia donde el espacio sonoro siempre es música incidental, bien una
sugerencia sobre una escena o bien se trata de la música como espacio escénico. Por todo
ello, en el proceso de creación musical de Ron Lalá, la música es entendida como un
elemento connatural y por lo tanto integrado del hecho teatral (jamás entendido como
mero acompañamiento o como teatro musical). Una apuesta por la música original que
presenta la virtud de generar una emoción inmediata en quien la escucha, y que por tanto
convierte en fundamentales los primeros segundos de impacto en el espectador. Este
planteamiento hace necesario concebir la música para Ron Lalá como otra de las capas
de la dramaturgia.
Así, el punto de partida desde la perspectiva musical a la hora de comenzar el
proceso creativo es la dramaturgia del espectáculo. Esta es la que permite generar un
18
marco para la música: el estilo y el lenguaje en el que la historia va a ser contada
determinan el sendero rítmico del espectáculo. Este camino necesita de una atención
constante, y además conjunta de las necesidades que el espectáculo en gestación va
demandando. Solo así es posible que el montaje adquiera la forma adecuada. Este
planteamiento necesita de una predisposición positiva a la generación de nuevas ideas y
reconstrucción de las mismas a lo largo del proceso, que se aleje de prejuicios que puedan
suponer un freno desde el punto de vista creativo. El lenguaje musical requiere de la
composición de las diferentes partituras. El origen y desarrollo de las mismas en una
concepción teatral donde la música es también hilo conductor no responde a una fórmula
matemática. De hecho, la condición de músicos profesionales de varios de los
componentes de la compañía y su entendimiento de la dramaturgia como un solo conjunto
evidencian y hacen patente que no sea posible para ellos, de forma consciente, discernir
en una metodología concreta de creación, y mucho menos aún el deslindar como dos
partes independientes lo meramente textual de lo musical. De este modo, la música con
todos los arreglos que implica siempre se termina de completar durante el proceso de
ensayo. De este modo, los diferentes temas ya sean en forma de canción, de momento
instrumental o como mera música incidental, se van incorporando sin haber pasado por
un proceso previo de gestación concreto. Esto es así debido a que la condición de músicos
de los miembros de la compañía se fusiona por completo con las otras funciones del hecho
escénico en la que destaca a este respecto la dramaturgia textual. Así, desde el comienzo
es primordial la aportación de diversas ideas que puedan ser útiles para comenzar el
proceso creativo, no solo desde el punto de vista de la dramaturgia musical, sino también
desde el texto, barajando en qué momentos una dramaturgia puede ser protagonista
respecto de la otra y en cuales sirve de apoyo o de resalte. Muchas veces es la propia
dinámica de ensayo la que determina la necesidad de componer cosas nuevas y en otras
ocasiones lo pide el director. De nuevo, la consecución de la coherencia musical de un
montaje teatral no es apreciada de forma consciente por la compañía, quien al entender
todo como dramaturgia, pero muy especialmente el lenguaje en su significado completo
imposibilita de forma racional la delimitación de dos disciplinas o destrezas de manera
independiente. La coherencia es realmente el sentido que adquiere el espectáculo
completo. Y desde este presupuesto, todo es coherente si sirve para que el mensaje en
cada momento logre el sentido y sea recibido por el espectáculo adecuadamente. Todo
tiene que estar al servicio del hecho escénico. Si responde de esta máxima presenta
coherencia. Esta adecuación no está directamente relacionada con el estilo que adquiera
19
en este caso la música, sino que tiene que ver con la selección de los timbres, los cuales
se ven influenciados por la atmósfera que evoque el tema principal del espectáculo. Por
ello, la selección y la combinación instrumental sí determinan decisivamente la
coherencia con un condicionamiento completo en la elección de los timbres:
Los timbres son un elemento fundamental en la música. El hecho de elegir una
instrumentación y no otra define en un porcentaje muy grande el resultado final. Timbres que
resultan aterciopelados, suaves, tensos, ásperos, ensoñadores, etc. Todos esos elementos también
están en función del resultado que se quiera conseguir. Miguel Magdalena [2017:84].
Por todo ello, dicha organización instrumental siempre depende del número de
personas que esté libre en ese momento para tocar. En el caso de Ron Lalá, aunque todos
están capacitados para tocar, y de hecho todos ejecutan música en mayor o menor medida,
son tres personas quienes disponen de formación musical completa dentro del elenco
actoral. De este modo, la cantidad de actores presentes en escena en un momento concreto
que estén en disposición de tocar determina notablemente la combinación instrumental.
Por otro lado, en lo que al lenguaje textual se refiere, en el desarrollo de la
composición de las letras, este proceso no encuentra una metodología única o más bien
un solo modo de hacer. Esta característica depende de nuevo directamente en la compañía
de Ron Lalá de la doble condición de músicos e intérpretes de la totalidad de los
miembros, en algunos de los cuales el conocimiento y destreza de la disciplina musical
es elevado, lo que les permite integrar las dos disciplinas, la interpretativa y la musical.
Así, de manera indistinta nace primero la letra y después su ritmo, ya que ambos procesos
se producen de forma simultánea en función del montaje y de las necesidades del mismo,
y en ese ejercicio de entendimiento de todo el proceso como un todo que responde al fin
último escénico de la representación. De esta forma, Ron Lalá parte en ocasiones de una
idea musical a partir de cual nace la letra específica, pero en otras ocasiones es la
búsqueda de una melodía para una determinada composición textual el ejercicio posterior.
No existe un orden ni por tanto una metodología de creación. Cada uno de los dos
procesos presenta sus ventajas e inconvenientes y ambos caminos son seguidos por igual
e indistintamente por la compañía.
El contenido temático de las letras responde siempre a la coherencia argumental
del espectáculo, cuyo punto de partida en el proceso de composición es siempre el estilo
20
o la estética que se decide, la cual debe tener una historia. Esto lleva al planteamiento de
dos interrogantes concretos: el ‘qué’, que encuentra en su respuesta el argumento, el
contenido; el ‘cómo’ que da forma al estilo del espectáculo, punto de partida del mismo.
Esto se compendia en la idea de que la música ha de estar a favor del espectáculo integrada
como un elemento dramatúrgico más, jamás entendida como si fuera un concierto. Esto
requiere del ejercicio de combinación e inserción de las piezas musicales con el texto,
donde el cuidado del lenguaje es sello de la compañía con un especial cuidado en el
equilibrio de la dramaturgia. Así asevera Daniel Rovalher: «Para nosotros es mucho más
poético reducir al mínimo para en el fondo contar el máximo» [Ruiz: 2013].
La clave en el proceso para conseguir la concordancia de la disciplina textual y
musical en un solo concepto dramatúrgico se encuentra en el término más primario en
definir la función que va a cumplir la música y la que va a cumplir el texto como parte
esencial para establecer la relación que mantendrán texto y música. Esta coherencia es
conseguida de forma natural en la concepción igualatoria, y por tanto equilibrada de la
composición textual y la musical. Tanto en el lenguaje escrito u oral como en el musicado
el ritmo es el que manda, el que dirige y vehicula el sentido y la significación. Al presentar
los dos la misma raíz y el mismo fin, esto es ser componentes de una formación completa
en disciplinas dramatúrgicas y musicales que les impiden entender una separada de la
otra, de forma inconsciente se produce la fusión de las dos dramaturgias textuales en una
sola; justamente es en este punto donde adquiere su poética de autor su identidad: música
y palabra forma una misma unidad que no permite concebir la una sin la otra y por tanto
entenderlas de forma separada.
Por otro lado, toda la música de los espectáculos es generada en riguroso directo,
tanto la que forma parte integradora de la pieza como la que sirve de generación de la
atmósfera que lo impregna. Esto conlleva una serie de riesgos, y por ello se precisa de
una capacidad solvente de resolución de posibles problemas en tiempo real. Sin embargo,
para la compañía la ejecución de música en directo no suele entrañar tanto peligro, ya que
en última instancia generar sonido en directo implica tener el control absoluto sobre la
misma en todo momento del espectáculo. Para ellos, si la música es dependiente de
manera excesiva de la técnica debido a que esta está grabada, los riesgos se incrementan
ya que el control sobre esa música es mucho menor.
No obstante, el desafío de utilizar música en directo es evidente: la actividad
escénica se compone de múltiples elementos que están por tanto sujetos a posible fallo.
21
Esto en lo que a la música respecta, significa variedad de instrumentos ejecutándose a la
vez a través de emisoras inalámbricas con cinco actores con su voz y movimiento en
circulación constante y rápida por la escena. De nuevo, es su solvencia profesional la que
les permite asegurar que la música en directo forma parte de su sello propio por su calidad
y el control absoluto de su emisión. Muchos son los factores ineludibles a tener en cuenta
a la hora de la ejecución musical en una representación y aún más cuando los diferentes
espectáculos están inmersos en una gira. De entre todos ellos el principal es la
versatilidad; esta característica les permite abordar la profesión escénica con efectividad,
con una producción de los espectáculos que se adecúa a los diferentes espacios y equipos
técnicos de los diferentes teatros.
A diferencia del proceso creativo en el cual puede haber una mayor permisividad
en el orden de realización de las tareas, y donde la sinergia de disciplinas absoluta es un
factor enriquecedor y positivo, en la preparación y cuidado de la música, y con ella todo
lo que la rodea en una representación y especialmente en una gira de producción, sí es
necesario el establecimiento de una serie de normas o pautas a seguir de manera ordenada
y rigurosa, con el fin de obtener la certeza absoluta de que en el momento de la función
todo está dispuesto para ser ejecutado a la perfección. Para ello, la calidad del equipo
técnico, el estado óptimo del material y equipamiento instrumental son imprescindibles.
Junto a ellos, una gestión realizada con la suficiente antelación desde los departamentos
de producción y técnica del alquiler del material que sea conveniente añadir a la suya
propia. Esto significa la coordinación de los montajes para tener tiempo suficiente para la
prueba de sonido, y que dicha verificación tenga un protocolo preestablecido en el cual
no quede ningún elemento sin ser testeado antes de la función.
Y por último la dramaturgia musical de Ron Lalá se define por la creación de
espectáculos y espacios musicales con marca propia, tal como es el caso de ‘Jondo y
Lirondo’. Durante todos los espectáculos de temática contemporánea y hasta la llegada
de la inmersión clásica con la Folía, el cierre del montaje lo protagonizaba una pieza
flamenca que ha tenido cuatro ediciones. El nacimiento de este denominado como ‘clásico
ronlalero’ entronca con el elemento intrínseco de la estética musical de la compañía que
lleva implícito un marcado amor hacia el género flamenco. Un mundo que guarda también
una relación directa con la música y el texto. Ese cariño hacia el arte ancestral flamenco
los llevó inmediatamente a la creación de este espacio dentro de la atmósfera escénica, de
22
la cual este arte forma parte al mismo tiempo que la genera. Aunque pudiera parecer que
la inmersión de la compañía en el mundo clásico supuso inmediatamente el cese de esta
continuidad flamenca presente en todos sus espectáculos anteriores, se barajó la
posibilidad de seguir incluyéndolo en los mismos. Los motivos por los cuales fue
finalmente desestimada la idea atienden siempre para ellos a la correspondencia del
lenguaje propio del flamenco con lo que el espectáculo presente cuenta y por tanto con
su lenguaje propio. Por todo ello, no se descarta la posibilidad de que este espacio pueda
volver a formar parte de nuevos espectáculos venideros. Por otro lado, la inmersión de
la compañía en el mundo clásico y su correspondiente fusión con la producción
contemporánea no ha supuesto ningún desajuste brusco en lo que respecta a la concepción
de la dramaturgia musical por parte de la compañía. Su ética y técnica de trabajo ha sido
exactamente la misma en lo que al punto de vista estilístico se refiere. Todo descansa en
último término en su decisión de no generar música basada en el periodo histórico, lo cual
libra de limitaciones lingüísticas e instrumentales que sí son propias de la realización de
una antropología musical. Sí ha supuesto, por el contrario, la introducción de algún
instrumento nuevo que por timbre fue considerado necesario. Esto ha permitido que las
condiciones de libertad y de ausencia de prejuicios limitadores se mantenga como la
premisa fiel de Ron Lalá.
23
II. POÉTICA DE DIRECTOR: DRAMATURGIA. DIRECCIÓN ESCÉNICA
La puesta en escena confiere a la identidad de Ron Lalá sentido completo. A un
tratamiento riguroso de la palabra y una destreza de escritura dramática notable se
suman el humor –cuya génesis se encuentra en el texto–, y la música en directo que
juntos en una escenografía entendida siempre como un todo dramatúrgico concibe el
arte escénico como una fiesta. Este todo integrado puesto al servicio del hecho
dramático impregna la esencia ronlalera provista de un elemento imprescindible: el
ritmo. En síntesis, la dramaturgia de Ron Lalá es imagen, palabra, música y humor,
puesto que el fin primordial es para su director [2016: 47] «que el público vea la obra,
no el mecanismo, para que pueda ver la ficción».
Por esta razón, y partiendo de la conclusion realizada sobre la puesta en escena
de los dos primeros montajes clásicos de la compañía que abordé en el primer estudio
de investigación sobre Ron Lalá [López: 2016], la representación dramática de todos
y cada uno de los montajes de la compañía se caracteriza por la mezcla de varios
elementos que, en equilibrada medida, componen una fórmula compuesta por un
vestuario metonímico, una iluminación contrastiva y transitoria y una utilización y
transformación del espacio absolutas, cuyo resultado eficaz subyace en la dificultad
de ser solo cinco actores. Todo nace y desemboca en la dramaturgia. Por todo ello, su
correcta concepción y posterior encauzamiento dependen en gran medida de un
conductor determinante: el director de escena.
Distinguiremos así en Ron Lalá la dramaturgia de la puesta en escena en todo su
conjunto y después más detenidamente la dirección actoral, como una parte concreta
dentro de las funciones de dirección. De este modo, en lo que al punto de partida de la
dirección dramática se refiere, en la dramaturgia de la puesta en escena existe una
palabra concreta que define la técnica dramática de Ron Lalá: funcionalidad. Esa
premisa parte de una máxima verbal que nace del sistema de dirección escénica de Yayo
Cáceres: la prohibición de utilizar el verbo ‘gustar’ en la atmósfera del proceso de
creación, debido a que la opinion cierra toda posibilidad de discusión y con ello de
crecimiento. Defienden la necesidad de que el propio pensamiento crítico sea el que
active y genere el movimiento. Para ello, el gusto ha de quedar siempre fuera puesto que
está provisto de subjetividad ya que implica una opinión, y por tanto la emisión de un
juicio. En última instancia el teatro es una manfiestación artística y debe considerarse
24
por tanto que « el arte es una cuestión de forma, no de fondo; es la forma lo que saca a
relucir el fondo» señala Yayo [2016:47]. De esta forma, este término ha de ser sustituido
por el verbo ‘funcionar’. Si algo es susceptible de funcionalidad en un montaje es
incluido en la obra, se enhebra a la misma. Pero si no funciona, se queda fuera por mucho
que pueda generar un beneplácito estético.
Junto a este presupuesto principal en la dramaturgia, el punto de partida se sitúa
en la dificultad de ser solo cinco en escena. ¿Cómo consiguen dramatúrgicamente
orquestarlo todo? «La libertad es un problema, entendida esta como vale cualquier cosa»
[2016: 145]. Por ello, para el director lo que se tiene que conseguir siempre es un marco,
y que en ese cuadro todo lo que se introduzca sea susceptible de transformación, porque
el espacio siempre cambia y por lo tanto cambia también a los actores y su situación en
ese marco. Además, considera tres cosas prioritarias para el actor: el texto el cual alberga
todas las respuestas, y el espacio, entendido como espacio físico, y en consecuencia la
puesta en escena. Se distinguen, por tanto, dos aspectos claves en la dramaturgia de la
compañía desde la perspectiva de la dirección escénica: el texto y el espacio. De todo
esto depende el tratamiento del texto, esto es su contenido y el estilo literario adoptado
por la producción.
En lo que, al contenido, y derivado de ello tratamiento del texto respecta,
considera Curtis [1991] que es principal que el director tenga en cuenta de manera muy
clara tres elementos presentes en toda obra dramática: el contenido o tema, la estructura
y el estilo. Sin embargo, estos valores variarán con cada pieza teatral, ya que cada una es
totalmente diferente. Una obra puede tener diversos temas y muchos estratos de
significado, y aunque el director debe entenderlos todos no es necesario, y sobre todo no
es conveniente que los trate todos con el mismo énfasis. Todo ello va a repercutir
directamente sobre la caracterización y la atmósfera escénica. De ello deriva que el
contenido de la pieza incluya de forma implícita observaciones y valoraciones que el autor
y también el director presentan sobre el asunto a tratar. Se sintetiza en la idea de que un
director debe ser, en gran medida, un psicólogo aceptable.
Por otro lado, se encuentra el ambiente el cual evoluciona en ese estado de
encontrarse de forma sostenida a favor del suceso teatral. Así, los decorados, la
iluminación y el sonido, así como el ritmo, tono y textura de las voces de los actores
generan, condicionan y alteran el significado último de la atmósfera. Todo ello, sumado
25
a los efectos musicales o sonidos que convienen al momento, el lugar y la idea de la
escena bien armonizados, invoca el espíritu teatral.
Durante el proceso de la producción teatral, no hay paso más decisivo que la
elección de la obra. Y en esta fase es fundamental contar con el público al cual se destinan
las representaciones. «Cada teatro se crea, a la larga, un público suyo, que espera
determinada clase de espectáculo» señala Wagner [1974:137]. De este modo, en último
término estamos considerando un tema principal y cotidiano que nos afecta a todos
durante todo nuestro periodo vital: la educación. En el fondo, toda creación dramática de
valor expone unos principios, revela una actitud y posición hacia la vida y sus problemas
actuales. No obstante, mientras la ideología y los problemas están sometidos a cambio
sostenido, los grandes dramas permanecen perennes al devenir del tiempo. Aquí radica el
carácter cambiante de cada puesta en escena, que es siempre susceptible de nueva versión
acorde a la concepción que el director le otorgue, en función de lo que sea necesario para
él ser reflejado en el espejo, puesto que el teatro es en este aspecto la más fiel expresión
de la vida. Aquí descansa la importancia vital de la mirada contemporánea. Por todo ello,
el último fin del hecho escénico es el de ser el espejo vivo de su época. La búsqueda de
la mirada contemporánea que en Ron Lalá descansa en la ruptura de la cuarta pared y el
cuestionamiento sostenido del conjunto social con ellos incluidos. Por todo ello, en el
código ronlalero es imprescindible la interpelación hasta el punto de que el escenario se
alarga hasta la última fila y el espectador no solo es partícipe, sino también participante
del hecho teatral. La presencia del actor y su interacción son primordiales en la era de las
nuevas tecnologías. Esto lleva a la reflexión de que está ya está despareciendo, o
prácticamente ya lo ha hecho, la oralidad que es donde realmente nace el teatro. Esto
conecta directamente con la vida que es lo que inmediatamente está aconteciendo y que
hoy se ha convertido en todo un contraste con el mundo tecnológico, por lo cual toda
manifestación en directo ha adquirido un mayor valor e impacto en la actualidad. Por
todo ello, para Ron Lalá el mundo tecnológico te ofrece una ficción irreal, y el teatro te
ofrece una ficción que cuando se completa es un viaje. El único viaje que existe: interior.
No existe otro. Y en este trayecto es fundamental adquirir un estilo literario determinado,
ya que en el enunciado de las cualidades directivas encontramos, casi a la cabeza de la
lista, una percepción muy desarrollada de lo que significan las palabras, cierto sentido del
diálogo. «Y junto con esto debe hallarse una apreciación sensible para distinguir la música
que forman las palabras» [1974: 101] señala Wagner en su consideración de los usos del
26
diálogo como fundamentales. El diálogo debe juzgarse en relación con el contexto. De
nuevo, la importancia del ritmo, y con él la sinergia texto y música. En el empleo del
lenguaje, la naturaleza del vocabulario, y con ella la elección misma de las palabras en el
género dramático presentan una vital importancia las imágenes y metáforas. La luz que
puede arrojarse sobre el significado y el ambiente de una obra mediante el uso repetido
de imágenes y metáforas afines. Por ello, un buen director las toma siempre en cuenta y
trata de lograr que el público las aprecie. Para Ron Lalá es principal en esa concepción
del todo dramatúrgico como un todo integrado el recurso de la metonimia: «Que no la
metáfora. La metáfora está cerrada» remarca Yayo Cáceres [2016:137]. Aunque por
supuesto también componen metáforas, más propia del lenguaje escrito, por tanto, más
literaria. Para la compañía en el teatro lo principal es la sinécdoque, la metonimia en todos
los aspectos. Esto es no solo la parte por el todo, sino el todo por la parte. Aquí descansa
la base de su metodología de trabajo. Y todo ello se ve impregnado de mayor fuerza en
la puesta en escena, aunque nace del germen textual. Es mucho más potente desde el
punto de vista teatral, desde el significante, metonímicamente, porque no hay nadie para
completar. Ese proceso le corresponde por completo al público.
Dentro de esta concepción metonímica han de incluirse los aspectos lumínicos,
escenográficos y de vestuario. Así, en lo que al diseño de escenificación se refiere, el
proceso de diseñar una obra está para Wagner íntimamente ligado tanto con el corte de la
obra teatral como con el proyecto de la escenografía y todo su menaje. De este modo, de
forma previa al corte y arreglo de la obra si este fuera necesario, el director debe haber
considerado la forma de movimiento de los actores dentro del espacio escénico, y con
ello implementar en el texto la debida interpretación. Por supuesto, es imprescindible
remarcar la importancia del vestuario y el maquillaje, los cuales para Wagner han de
ayudar a crear el estilo y el ambiente de la escenificación. Así, cada traje, contribuye a
establecer el carácter del personaje que lo usa. Además del corte, el color y la calidad de
la tela también predisponen a lograr tal efecto. Pero el color bajo la iluminación exacta
de la escena, la calidad ‘teatral’ y no la verdadera del material. Para el director Yayo
Cáceres es una la definición de la concepción del vestuario es clara, y se corresponde por
supuesto con la escenificación y la influencia lumínica en escena: la sinécdoque, la parte
por el todo. Esto le lleva a la consecución de lo que denominan idea poética y que encierra
en último término su concepción sintética del arte escénico; todo se reduce a una cuestión
27
de síntesis, puesto que el arte es cuestión de síntesis que deja a merced del espectador el
completar la pieza.
Y junto a todos ellos convive y completa este recurso dramatúrgico el empleo
inteligente y crítico del recurso de la comicidad: el humor. Su origen textual cobra sentido
completo en el escenario, cuyo propósito final se encuentra en el reconocimiento por parte
del espectador. Así, en la representación presenta un papel muy importante el público.
Esta decisión viene motivada por el carácter humorístico que impregna al teatro de Ron
Lalá, que contempla la inclusión de los propios creadores y teatreros dentro de la crítica.
Un constante reírse de, reírse con, un juego del que ellos son partícipes y participantes al
mismo tiempo. Con respeto, pero sin reverencia. De este modo, se confiesan Ron Lalá
siempre incluidos dentro de la crítica porque el cuestionamiento ha de ser necesario y
constante. Derivado de ello, se encuentra la razón principal por la que no solo gran parte
del espectáculo transcurre entre el público, sino que el escenario realmente se alarga hasta
la última fila. Interacción constante con el auditorio y siempre de manera natural, y ante
todo siempre de igual a igual. Este planteamiento tiene para la compañía una base clara:
el humor te enfrenta directamente con lo que no tienes resuelto, ya que no es posible
burlarse de algo que no se tiene asimilado y por tanto superado y aceptado como propio.
Por todo ello, es el tratamiento humorístico lo que les diferencia por su agudeza y frescura.
Consideran que en el teatro es fundamental considerar que en todo momento «estamos
hablando más que nada del que recibe, no de nosotros» señala Yayo [López: 2016:131].
Y, por tanto, las cosas suceden porque vienen de fuera siempre y entran a través de los
sentidos. Esto es, en síntesis: la supremacía del espacio escénico y su significación.
En lo que a la concepción del espacio escénico se refiere, siguiendo a Curtis
[1991], el director procede a colocar a los personajes en su posición y con ello a ponerlos
en acción una vez que todas las zonas de actuación han sido seleccionadas y establecidas.
A este respecto establece Curtis [1991] en su libro que una metodología a seguir puede
ser primero fijar las escenas clave y ya después de estas las secundarias o consideradas
de transición. En el caso de la compañía Ron Lalá el término transición no es
contemplado: la transformación absoluta y rápida del espacio hace de las escenas de
transición un motor que solo provocaría la ralentización de la acción. Lo principal es
siempre lograr continuidad de construcción en la secuencia de las escenas:
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Hallar un significado que cuente, es decir que contribuya directamente a que el público
entienda lo que significa la escena, y al mismo tiempo, que resulte natural en el personaje que lo
efectúa [1974: 180].
La dramaturgia de Ron Lalá no solo responde a esta máxima, sino que es su
constante y por ello la dinámica de la acción escénica. Este hecho conlleva por parte del
director, el establecimiento de un encuentro entre dos o varios personajes en un lugar que
es el apropiado, y que por lo tanto descarta la posible confusión que puede provocar la
existencia de un espacio demasiado abierto a diferentes consideraciones o al mismo
desconcierto del espectador. Para todo ello, hay un principio escénico primordial: el
símbolo. Y con él su manejo como un medio de comunicación que favorece la
transformación y el movimiento. Cómo contar una historia de manera interesante necesita
de una ejecución en escena eficaz. En última instancia, el propósito de la distribución y
el movimiento escénico es ayudar al público a comprender la acción de la obra. El mejor
medio de cumplir con esos propósitos es tener una idea previa sobre lo que deben lograr
la distribución y el movimiento escénicos, y dedicarse entonces a ejecutar un plan
deliberadamente preconcebido para lograr esos fines.
Y esta motivación entronca directamente con la concepción espacial, puesto que
el espacio es considerado en transformación constante como requisito fundamental en
todos los sentidos. Por ello, consideran Ron Lalá imprescindible trabajar siempre a partir
de lo externo, esto es desde la premisa de que las cosas siempre entran para que puedan
salir. Y esto está directamente relacionado con el trabajo de los actores. Siempre está el
espacio y siempre está el texto y ahí es donde se encuentran las respuestas a todas las
preguntas. Como fin ultimo «lo que estás haciendo en realidad es cambiar el espacio.
Le cambias el espacio al espectador, le cambias la luz e inmediatamente estás en otro
sitio» afirma el director [2016: 145]. De forma sintética, para Ron Lalá la puesta en
escena se convierte en poesía que no está hecha de palabras, pero que está sometida al
ritmo que la libera y le da alas. Y esta idea conecta directamente con el recurso
característico de la dramaturgia de Ron Lalá: la metonimia. Las metonimias son
fundamentales porque responden al primer interrogante de partida: ¿cómo se consigue
transformar la dificultad en una virtud? Este es el principio del teatro.
La concepción espacial está para Yayo Cáceres totalmente relacionada con la
técnica actoral. Así, considera que está el error que entraña en sí mismo el que los actores
se ocupen de lo que sucede. Este hecho es todo lo contrario al acto natural, porque
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siempre se debe tener en cuenta que hay algo que está luego, y eso es lo que ha de ser la
fuente de motivación, lo que ha de llevar y guiar al actor: es el por qué del movimiento.
Para él, aquí descansa el principio de la interpretación a partir del cual se vertebra todo
lo demás. De esta idea deriva en última instancia su posición sobre la creación y empleo
de transiciones en el hecho escénico como un problema para el actor porque lo asocia
directamente a la lentitud. Se trata de cambiar la idea de transición por la de una puerta
abierta, que permite entender la base de todo proceso dramatúrgico: todo se encuentra
fuera y entonces entra, porque siempre es el otro.
Todo ello repercute directamente en el otro aspecto principal de la poética de
dirección de Ron Lalá: los métodos de trabajo para la construcción de los personajes,
esto es la dirección actoral. Distinguimos en la compañía, y muy en concreto en la
persona e influencia de su director Yayo Cáceres, dos técnicas que han marcado su
procedimiento interpretativo y por extension escénico del hecho dramático: el
deporteteatro y el ojo director.
En lo que al deporte teatro se refiere, este se centra en cinco elementos
primordiales. El primero de ellos es el ritmo: el arte dramático ha de ser trabajado desde
la perspectiva rítmica y musical que permita conseguir la pulsión en las escenas con el
rendimiento regular del intérprete. El ritmo no entendido como resultado del trabajo
psicológico previo realizado por el actor, sino como un punto de partida y un instrumento
familiar que forme parte de la cotidianidad del actor. Esto se sintetiza en la siguiente idea:
el ritmo es el único elemento común a todas las disciplinas del arte y es principal trabajar
sobre él como puerta de entrada al trabajo actoral. En segundo lugar, el ‘aquí y ahora’
primordial de la escucha. El actor en el presente, en el ‘afuera’ mantiene una relación
constante y ágil con el resto de los elementos presentes y transformadores: esto es sus
compañeros, los impulsos sonoros, los objetos. El espacio externo es el estímulo
constante, las acciones y los estados del otro mantienen siempre en alerta al intérprete
predispuesto al servicio del hecho escénico que acontece e incluyendo en el mismo al
público receptor del mismo. En tercer lugar, la composición del espacio a través del actor
se vale de juegos de equilibrio escénico. El trabajo del cuerpo como una escultura móvil.
Esto convierte al actor en un compositor y creador sostenido de espacios, al mismo tiempo
que es un complemento de este y el mismo espacio es un complemento interpretativo. El
actor compone y es el espacio; el actor equilibra el espacio; el actor confiere de vida al
espacio. Relacionado con el primer elemento, el cuarto es el de la economía entendida a
30
través del ritmo, esto es, el actor que forma parte de toda una orquesta que es el suceso
teatral integra el conjunto sinfónico como un instrumento que entiende y ejecuta el ritmo
común a todos, en el sentido último de participar del relato de la historia global única de
la pieza dramática. Y por último la música, que incorporada en el actor implica la
traducción de nociones musicales al lenguaje interpretativo, puesto que el tono presenta
una vital relevancia en la dicción. A este le pueden acompañar como complemento el
canto y el baile. En el empleo del lenguaje, la distinción y manejo de la narración pura y
la improvisada en escena se potencia aún más cuando el verso vehicula el lenguaje, ya
que este lleva implícito el ritmo y se sirve por tanto de esos estímulos musicales. De esta
forma se trata de que el actor sea cuento, verso, espacio y música. Todo a un tiempo
dentro del todo. En síntesis, el concepto del deporte teatro va encaminado hacia la toma
de conciencia del individuo como pieza de un todo que lleva por tanto a la búsqueda de
la mayor eficiencia como equipo.
En segundo lugar, está la técnica del ojo director, la cual parte de la base científica
de ejecución anatómica de que uno de nuestros dos ojos presenta más importancia que
otro en términos de ejecución. Así, el ojo que se ha dado en denominar ojo director
determina ya cuál de los dos hemisferios cerebrales es el dominante. El fisioterapeuta y
osteópata Paul Dorochenko ha estudiado durante décadas la influencia de la visión en el
deporte, muy en concreto en la práctica del tenis. Dorochenko plantea su teoría de
clasificación de los deportistas en dos tipos: los denominados como homogéneos,
aquellos que comparten el mismo hemisferio dominante ocular y manual, y los cruzados,
aquellos que presentan una mano dominante diferente de la del ojo. A partir de esta
distinción elaboró un diseño exacto de cómo debe plantearse y orientarse la técnica del
juego en el tenis. Todo ello ha permitido la mayor tecnificación y explotación del talento
en el deporte centrándose en el entrenamiento de las posiciones en el campo para
desarrollar de una forma más intensa el potencial de la lateralidad. Pero esta técnica no
es solo aplicable al deporte, puesto que permite obtener muy buenos resultados en otras
disciplinas tal es el caso del arte escénico. Yayo Cáceres ha trabajado desde hace 15 años
el teatro de manera deportiva. Con la nomenclatura de deporteteatro se refiere el director
al arte dramático con fisicidad que presenta de manera inherente el mismo brillo y riesgo
de los que está impregnada toda disciplina deportiva. Debido a esta férrea creencia se
puso en contacto con Dorochenko a quien conoció a través de su afición al tenis. El
entendimiento de ambas disciplinas no solo es posible sino muy beneficioso y prueba de
31
ello es que esta técnica forma parte de la metodología escénica de Ron Lalá. Trabajo de
la coordinación a través del paradigma de la doble tarea: los actores tienen que perseguir
una luz esquiva mientras dicen su monólogo con la mayor claridad posible. Una tarea
ardua para un ejercicio de concentración en doble sentido. Tanto en el teatro como en el
deporte todo es cuestión de práctica, de tecnificación, puesto que el ojo director es una
herramienta de autoconocimiento y potenciación encaminada a la búsqueda de la máxima
eficiencia y equilibrio a través de la motricidad. Cada persona presenta un campo de
visión preferencial a partir del cual es capaz de desarrollar unas capacidades por encima
de otras. Y es esta apreciación y valoración de la lateralidad la que permite al director
Yayo Cáceres saber cuál es la colocación más optima de cada actor en la escena en
función de su campo visual preferente, lo cual se presenta ya de antemano como una
ventaja. Ambas técnicas aunadas favorecen el desarrollo óptimo de la técnica
interpretativa y con ella del suceso escénico integrado.
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III. POÉTICA DE ACTOR: INTERPRETACIÓN. DRAMATURGIA ACTORAL
Mijaíl Chéjov en su primera clase el 7 de noviembre de 1941 [2005: 39]:
Para empezar, preguntémonos ¿por qué se necesita un método en el teatro? Parece que
al teatro le va muy bien sin dificultades tales como un «método». Desde luego, puede seguir así
y seguirá así por mucho tiempo. Sin embargo, me parece que llegará un momento en el que todos
nosotros estaremos, en cierto modo, insatisfechos, simplemente porque nuestra profesión carece
de técnica.
A partir de este cuestionamiento nacido de la sensación de una ausencia de técnica
actoral, Chéjov [2005] tomó conciencia de que, en la profesión actoral la identificación
de una sola técnica como la única, y por lo tanto la única válida y aplicable de forma
incuestionable es mucho más difícil que en cualquier otra profesión, debido a que el único
instrumento con el cual se transmite al público los sentimientos, las emociones y las ideas
es solo uno: el propio cuerpo. De este modo, el actor al no disponer de un instrumento
como sí es el caso de la profesión artística de la música o de la pintura como dos ejemplos,
señala Chéjov que «necesita de una técnica especial que debe encontrar dentro de sí
mismo» [2005: 41]. Todo ello deriva en la idea motriz de que el intérprete se vale de su
propio continente natural, esto es de su naturaleza, y que por lo tanto todo lo que el actor
necesita ya se encuentra dentro de su persona y tan solo debe trabajar en desarrollar esas
partes de su ser mediante la acentuación y la ejercitación de las mismas. Para Chéjov, el
reconocimiento de la existencia de un método permite así el considerar el punto de inicio
del proceso creativo que denominamos inspiración, cuya consecución es por supuesto el
último y gran objetivo. Todo debe partir en primer término del denominado sentimiento
de forma, esto es del cuerpo del actor. «El sentimiento de forma que tengo en mente es,
naturalmente, la forma exterior, que parte de nuestro cuerpo» [2005: 152]. Así señala que
resulta fundamental la reflexión sobre el propio cuerpo como forma, el poder ser capaces
de experimentarlo como forma. Por todo ello, resulta imprescindible despertar de nuevo
la sensación del cuerpo como forma y esto será lo que nos permitirá una nueva capacidad,
que de manera clara logre manejar y gobernar nuestros cuerpos de la forma más expresiva
posible, y más que eso, «seremos capaces de inspirarnos a través de ellos».
Por otro lado, para adquirir una caracterización óptima se debe tener la psicología
desde el planteamiento de un cuerpo ideal, incluso si físicamente la realidad no es esta o
no la sentimos de tal modo. Derivado de la idea anterior, ha de experimentarse el
33
movimiento como una forma en sí misma, esta es la clave para lograr la expresividad
absoluta de la cual nacerá el conocido como sentimiento de facilidad. Este sentimiento
en Chéjov [2006] encuentra todo su sentido en esa ejecución detallada que transmite la
sensación de facilidad, de no esfuerzo en la realización de la misma, precisamente por la
precisión implícita que acarrea. Para ello, el ensayo, la constancia en la práctica de la
repetición resulta primordial para poder deshacerse de todo y simplemente incorporar este
sentimiento. El sentimiento de facilidad es la base general sobre la que pueden crecer,
desarrollarse y unirse en la naturaleza del actor las cuatro capacidades mencionadas. Este
sentimiento de facilidad se encuentra relacionado de forma directa con el humor, un
aspecto crucial en el arte. El sentimiento de belleza señala Chéjov que tiene dos caras y
así distingue la correcta y la que no es más que la caricatura de la primera. Y así declara
que, cuando la belleza se convierte en un ‘exhibicionismo’ primitivo es una obvia
caricatura de sí misma y es fácil de distinguir. El sentimiento de belleza que
profundamente se encuentra enraizado en toda su naturaleza artística debe encontrarse
desde dentro. No puede ser impuesto desde fuera, porque es tan individual como el propio
artista y ahí radica su naturaleza. Por ello, no debe ser descuidada la fuerza interior que
le da origen, puesto que en escena el egoísmo mata la verdadera belleza. Por el contrario,
el sentimiento de totalidad descansa en que el actor debe tener la capacidad de aprehender
la obra como un todo, dentro de la cual hay pequeñas totalidades. De este modo, la
capacidad de interiorizar las cosas en el tiempo y en el espacio como una totalidad es
importante desde muchos puntos de vista. Es la única forma posible para lograr que los
detalles formen parte íntegra de un todo bordado, esto es de la totalidad.
El método o forma de adquisición de la técnica interpretativa por parte de la
compañía Ron Lalá es tan variopinta y dispar como lo son sus cinco actores y la
versatilidad de disciplinas que presentan en su conjunto. A excepción de algunos matices,
todos los miembros coinciden en afirmar que el grueso de su formación interpretativa lo
han recibido del director de la compañía Ron Lalá: Yayo Cáceres, el actor, músico y
director argentino ha supuesto por lo tanto un antes y un después en el devenir profesional
de la compañía. Esto llega hasta el punto de que la incorporación del último miembro del
quinteto actoral definitivo fue una decisión de Yayo, tras haber conocido y trabajado con
los cuatro miembros fundadores. La selección, propuesta e integración del músico e
intérprete Daniel Rovalher a la compañía cerrando el quinteto fue determinante. Por ello,
todos los miembros coinciden en lo vital de su encuentro con el creador argentino. De
34
este modo, el encuentro y la fusión de todos los conocimientos previos adquiridos con
una forma de trabajo colectiva e integradora de todos los elementos del suceso teatral,
recibida de manera muy especial por parte del trabajo de dirección de Yayo Cáceres
marcó notablemente la diferencia en los cinco actores y por extensión en todo el conjunto
de la compañía, con el enfrentamiento de un reto capital: la integración de la música
dentro del todo dramatúrgico. Esto es, supuso la adaptación a un nuevo equipo y la
asunción de las reglas internas que llevan implícito el confrontamiento con el espejo de
la dirección en una constante de cuestionamiento y redescubrimiento. Todo ello permitió
la conversión de un grupo de cabaret poético en una compañía teatral que encuentra en el
juego su base de trabajo escénico. Un camino de adquisición de nuevos conocimientos
interpretativos que se ha ido produciendo de forma gradual y natural. La compañía
presentaba férreos conocimientos tanto de la literatura como de la música, con una amplia
y profunda formación por parte de sus miembros en ambas disciplinas que, al comenzar
a trabajar con el director argentino se pusieron directamente al servicio del desarrollo
teatral a través de una formación actoral basada en una disciplina de trabajo que cohesiona
todos los materiales en juego en el hecho teatral.
El denominado por Chéjov como objetivo dentro de su análisis sobre la técnica de
la actuación [2005: 207-237] se plantea lo que claramente denomina como terreno de la
voluntad. Y este concepto de objetivo hace por supuesto alusión al término descrito por
Constantin Stanislavski [1977]. De forma sintética, el objetivo tiene que ver para Chéjov,
partiendo desde el planteamiento de Stanislavski, su maestro, con «cómo componer en
escena los impulsos de voluntad del actor en conexión con el contenido de la obra»
[2005:207]. Esto quiere significar que todo el mundo desea siempre algo, tiene siempre
una meta. Este objetivo dirige todas las acciones, el comportamiento y las palabras de una
persona. Por ello, resulta fundamental conocer cuál es. Solo entonces el actor dirige su
actuación de tal modo que el texto y la actividad llevan a la consecución de dicho fin
establecido. «Un objetivo consciente, mantenido durante el periodo de ensayos, se vuelve
poco a poco inconsciente e influye sobre el comportamiento del actor en escena» [2005:
208].
A partir de esta premisa y comenzando desde el nacimiento del personaje en el
texto, ¿cómo se plantea el trabajo de mesa Ron Lalá a partir del texto? La dinámica de
trabajo es muy precisa Se trata de un proceso muy minucioso donde todo es cuidado al
detalle, y ante todo abordado desde la colectividad. Así, el trabajo de mesa comienza antes
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que la propia concepción o escritura del texto. El procedimiento completo suele durar
entre diez y doce meses, sin contar con todo el proceso de investigación previo que es
abordado de manera individual por cada uno de sus miembros y puesto en común entre
todos antes del comienzo del proceso creativo. Una vez llegados a este punto, suele
comenzar la reescritura, que permite la composición de la obra dramática que llegará a la
puesta en escena final. Generalmente, en este punto tiran más de la mitad del trabajo
previo a la basura y se entra en el proceso de reescritura y composición para llegar a la
puesta en escena final. Consideran principal la premisa de que los textos adquieren
significado completo cuando son ‘dichos’, esto es leídos con una intencionalidad
concreta. Este sentido nace del trabajo de mesa que sirve también para poder discutir
sobre algunos de los aspectos sobre los cuales se quiere hacer un mayor énfasis o realizar
una modificación. El trabajo en Ron Lalá encuentra una diferencia importante en el
tratamiento del texto en espectáculos que han sido adaptaciones o versiones ( Cervantina,
En un lugar del Quijote, Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía)) con respecto a los que el
texto ha sido fruto de la creación de la compañía (Mi misterio del interior, Si dentro de
un limón metes un gorrión, el gorrión vuela, TIME al tiempo, Mundo y Final). Esta
diferenciación no es otra que el cuidado riguroso de la palabra, que en el caso de las
adaptaciones y versiones clásicas adquiere un grado aún superior que está conferido en el
respeto, conocimiento y rigor con el que es abordado el texto original. Mantener la esencia
de la obra, pero sin entenderla de forma arqueológica lleva a Ron Lalá a generar una
atmósfera de contacto con los autores clásicos en un presente contemporáneo. Tratarlos
como ellos definen con respeto, pero sin reverencia lo hace posible. En el caso de las
producciones de creación propia el empleo lingüístico es de igual modo delicado, pero
nace de la libertad completa que concede el no estar sujeto a un referente concreto sobre
el cual asimilar un código determinado. Y sobre todo es un proceso vivo que no termina
nunca, ni siquiera después del estreno.
La característica de formación colectiva diferencia a Ron Lalá por la suma de
disciplinas. La orquestación de esta interdisciplinaridad en el proceso creativo y de
construcción de un espectáculo a nivel interpretativo define lo característico de su teatro.
Aunque este armónico concierto depende completamente de Yayo, quien como director
coordina todo el trabajo colectivo, sí existen o más bien han coexistido desde el principio
una serie de circunstancias que han permitido el ensamblaje de una manera natural de la
forma de trabajo de Ron Lalá. La primera clave a este respecto reside en el conocimiento
detallado de los seis miembros en los más de veinte años de carrera conjunta, lo cual les
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permite evitar determinadas circunstancias nacidas del desconocimiento del otro, no solo
a nivel profesional, sino en lo más estrictamente referido a las cualidades y características
personales. El mayor reto para la compañía es evitar la repetición de sí mismos. Para ello
parten de la creación entendida como un juego donde su mayor objetivo a nivel
interpretativo con el paso de los años se ha convertido en conseguir sorprenderse entre
ellos mismos.
En segundo término, la escucha de las propuestas y poner el trabajo al servicio del
espectáculo permite que se distingan entre diez y doce fases o periodos desde la primera
reunión y toma de contacto con la obra y los personajes hasta el último ensayo general
previo al estreno. Sin embargo, es imprescindible señalar que la asignación de un número
responde a una intención de marcar un procedimiento, pero este no es un número cerrado
ni preestablecido, sino que responde siempre a las necesidades del espectáculo y por lo
tanto del tiempo de gestación que deriva del mismo desglosado en diferentes estadios. La
compañía lo tiene muy asimilado, por lo que es difícil reducir el proceso a un número
estanco. No obstante, sí es posible determinar distintos periodos. Así, existe una primera
fase en la que se trabaja exclusivamente en la dramaturgia del espectáculo.
Por otro lado, la combinación de personajes clásicos con contemporáneos de
creación propia entraña una serie de desafíos nacidos del reto de preparar un personaje
clásico que es por tanto ya preexistente literariamente frente a uno de nueva concepción.
Para la compañía todo reside en ser capaz de partir de una situación de no preconcepción,
esto es eliminar toda expectativa o posible juicio exterior. Presenta así esta libertad todas
las ventajas cuando se es capaz de haber eliminado todas las desventajas. Y siempre
prevalece ante todo la búsqueda del divertimento, esto es del no procesamiento ni juicio
de un personaje con total independencia de su naturaleza. Todo se encuentra al final en la
libertad de prejuicios: A este rechazo del cliché se suma la necesidad de abordar la
construcción desde la necesidad de ser creado desde dentro hacia afuera. En última
instancia, se trata de ser capaz de crear e interpretar con libertad, especialmente la que
nace de la liberación de la propia atadura individual del intérprete. Por todo ello, hay que
saber cómo transformar la limitación en una virtud señala como máxima dramatúrgica el
director de la compañía Ron Lalá. La eficacia interpretativa de Ron Lalá descansa en
primer término en la dificultad de ser solo cinco en escena, pero múltiples y diversos los
personajes que aparecen por las tablas. Este planteamiento requiere de una exigencia
interpretativa que haga permeable y funcional el ‘travestismo’ sostenido en toda la
producción dramática. La creación de un lenguaje escénico que es común a todas las
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disciplinas artísticas manejadas por los miembros de la compañía parte de un trabajo
exigente que se alimenta de la preparación que confiere el día a día en el escenario a lo
largo de los veinte años de carrera y de las diferentes producciones realizadas. La
experiencia y el trabajo sostenido es la característica vital. Así, los talleres previos
realizados siempre antes de abordar el ensayo de todas y cada una de las producciones
tienen una finalidad corporal, que permite la preparación del cuerpo para después alojar
las distintas energías para cada personaje. Por ello, todo se sintetiza decisivamente en
técnica y mucha disciplina. En última instancia, la creación y producción teatral requiere
de precisión y del ejercicio de la versatilidad para poder cambiar de registro, para lo que
resulta imprescindible la coordinación.
Una vez ya pasado el estreno de un montaje, el día a día de una noche de función
tanto en salas de exhibición por un tiempo determinado, esto es una temporada, como el
viaje itinerante por distintas plazas cambia por completo la rutina actoral de la compañía.
Así, como obreros del ocio su trabajo se convierte en este punto en algo más rutinario,
pero no por ello exento de cuidado y rigor. Por supuesto, cada uno de los actores tiene
sus formas de preparación personales, y aunque el arte vivo del teatro responde en último
término en que el actor, a través de su técnica sea capaz de hacer suceder la viveza en
escena, y que esto requiere por lo tanto de una forma de trabajo constante y repetitiva,
todos cumplen con una ética de trabajo colectivo que comienza antes de la prueba de
sonido y termina con la recogida del último elemento que forma parte del montaje
escénico.
El entendimiento de la dramaturgia como un todo completo permite no deslindar
en primer término la dramaturgia textual de la musical. Esto deriva en la dificultad de ser
capaz de realizar el ejercicio interpretativo combinado con la práctica musical tanto a
nivel vocal como instrumental. Ello deriva en una exigencia requerida por esta disciplina
artística. El descubrimiento y la formación han de ser continuos para poder lograr el
encaje perfecto del puzzle que supone el todo dramático. Para la compañía no existe el
concebir estas dos disciplinas en el arte actoral la una sin la otra. «No me parece una doble
condición; creo que todos los actores deberían cantar y tocar» [2017:91] afirma Álvaro
Tato a este respecto. Desde la perspectiva de un intérprete formado profesionalmente en
la disciplina musical como es el caso de varios de los miembros de Ron Lalá, la comunión
de la música y la interpretación permite la sinergia de energías distintas que se
complementan en el escenario porque ambas están puestas al servicio del espectáculo.
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Esto es posible porque el trabajo de dirección establece este objetivo. Y para su
consecución es fundamental la constancia y el cuidado de todas las partes implicadas: la
voz, el cuerpo, la habilidad de tocar tras muchas horas de ensayo en casa, la lectura y la
escucha de música, la investigación, el aprender de los otros. La coordinación y método
de trabajo detrás de la escena durante función permite mantener viva y en orden la
transformación constante del espacio teatral. La base se encuentra para ellos en la
escucha, máxima de la dramaturgia interpretativa. Y en todo ello el actor debe tener claro
su cometido principal. Sucintamente se trata de ensayo, escucha, atención y buena
coordinación con el equipo técnico y toda la asistencia en escenario. La escucha en el
escenario es un aspecto primordial. Sobre este asunto se detiene William Layton
[2008:18-23]. Así, comienza con el establecimiento de la diferenciación principal que hay
entre oír y escuchar. Escuchar con los cinco sentidos y la mente muy abierta, no solo con
el oído, es encontrar la significación de lo que se oye, mientras ‘pasa por el filtro’ de tu
propia personalidad y de tus propias necesidades. Esos sonidos deben incidir con una
significación en nosotros: la unión de acción exterior más la significación personal y la
consiguiente reacción es lo que la técnica denomina como ‘escuchar’. Por ello, cada
persona reacciona de una manera peculiar a la escucha. Por eso, estas diferentes
reacciones son las que descubren un carácter. Señala Layton que «la técnica nos pide que
trabajemos siempre, valga la imagen de un televisor portátil, con las ‘antenas’ limpísimas
y desplegadas, es decir, relajados, activos, en alerta, dispuestos siempre a dejarnos
provocar por todo y lo primero que hallemos, y con la mente alerta para recibirlo» [ 2008:
19]. En la técnica interpretativa es fundamental aprender a desear; desear algo
intensamente en situaciones imaginarias. Esto es, desear algo de alguien. Y, por supuesto,
depender de ese alguien. Para conseguir el deseo deberás captar, darte cuenta, notar cómo
está esa persona señala Layton. Para ello es imprescindible poder recibir de la otra
persona, lo que significa una concentración plena en los demás. En síntesis: la
concentración fuera de uno mismo: es la espera de una provocación que generará una
reacción. Olvidarse de escucharse para escuchar de verdad al otro.
Por otro lado, Ron Lalá puede ser, y de hecho debe ser considerada como una
compañía de repertorio. Muchas producciones en su trayectoria y la combinación
sostenida de al menos tres de ellas. Tan solo son cinco actores y son varios ya los años
compaginando en cartel dos y hasta tres funciones a la vez (incluida la adaptación para la
enseñanza media de la Folía). El nacimiento de la idea de esta compatibilidad y la forma
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viable de llevarla a cabo parten de una cuestión de necesidad para la compañía. Todo se
reduce por tanto a un imponderable en su condición de productora teatral. La situación
actual del mundo teatral exige la combinación de espectáculos, lo que sí que entonces se
denominaban como compañías de repertorio, ahora ya casi en extinción. Su naturaleza
de compañía privada, que genera por tanto sus ingresos a partir de sus propias
producciones deriva en esta exigencia donde a mayor cartel más trabajo y por tanto más
sostenibilidad. Pero la compañía no olvida el fin último del teatro, el cual les hizo apostar
por este arte como forma de vida: su poder de transformador social con un papel principal
en la educación. Los requerimientos a nivel preparatorio y de interpretación de esta
combinación simultánea de montajes, que en Ron Lalá se traduce en más de una decena
de personajes por actor, se centran en frecuentes repasos de texto y muchos ensayos
totales o parciales que permitan refrescar y mantener en forma viva todas las producciones
en cartel. Cada uno se responsabiliza de su parte individual como grueso del ejercicio de
actualización y después se realiza la puesta en común donde todo se aúna incluida la parte
técnica.
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2. CERVANTINA: CONSOLIDACIÓN DE LA POÉTICA
Cervantina es un espectáculo donde la mujer es el punto de partida, la idea motriz.
Asumido el desafío de la compañía de hacer teatro con lo que tienen, esto es con los cinco
actores varones que forman el grupo, siguiendo la Guía Didáctica [2016], el proceso
creativo parte de un ejercicio de síntesis que comienza con un ‘striptease’: aparecen los
cinco actores vestidos de mujer, todo el mundo se desviste, se transforma. Todos a
excepción del primero de los personajes, que como encarna el primer personaje femenino
se queda vestido de mujer. Este personaje no es otro que la Musa quien deja instaurado
el código. Desde esos primeros cinco minutos el pacto de ficción con el espectador ha
quedado establecido: el espectador comprende que a partir de ese momento se producirá
una sucesión de apariciones de hombres vestidos de mujer para encarnar diferentes
personajes. Esa decisión determina la visión teatral del montaje.
En lo que a la estructura se refiere Cervantina es una folla, una fiesta de
entremeses. Así compuesta de nueve piezas, esta folía cervantina comienza con una loa
cantada que permite establecer el códice y el juego dramático con el público, para dar así
paso a continuación a dos entremeses que continúan el hilo argumental enmarcando la
acción: Cervantes y la Musa y Viaje del Parnaso son los dos entremeses dedicados a la
figura de Cervantes, que hablan de él a través de la prosa poética de Ron Lalá y de los
propios personajes creados de su pluma que se encuentran entre medias de estos. Así,
Cervantes abre y cierra el espectáculo, y propone un viaje en el cual se encuentra inmerso
todo su universo incluido por supuesto el literato. Una tercera pieza, primer entremés de
la pieza teatral, que es a su vez un compendio de una novela ejemplar, El celoso extremeño
y un entremés, El viejo celoso: El viejo celoso extremeño; la cuarta pieza es la dedicada
a La gitanilla; el quinto entremés, ecuador del espectáculo y fuente de distensión
dramática es el entremés atribuido a Cervantes El hospital de los podridos; la sexta pieza
está dedicada a la novela ejemplar de Rinconete y Cortadillo; la séptima titulada Citas
cervantinas es una compilación poética y equilibrada de la palabra cervantina: solo voz y
presencia; la octava pieza a modo de cierre dedicada de nuevo a Cervantes con Viaje del
Parnaso, celebración de la vida del autor y de su legado humanístico y literario; y la
última pieza es una Canción de fin de fiesta.
En Cervantina, la máxima de la funcionalidad sostiene el principio dramatúrgico
de Ron Lalá que concibe el suceso escénico como un todo integrado en el cual todo viene
desde el exterior , y es desde ese lugar desde donde debe siempre trabajar el actor su
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personaje centrándose siempre en la escucha, a los otros y a sí mismo, a través del cuerpo,
para lo cual es fundamental la concepción físico deportiva del entrenamiento
interpretativo que repercute directamente en la velocidad de estímulos y movimientos.
Todo nace del texto y se crea a partir del espacio, donde se integra el lenguaje escénico
con un componente humorístico alto que permite el cuestionamiento permanente, que el
artista ha de acometer para con su responsabilidad social como artista al contribuir a la
creación del arte escénico, que es entendido por la compañía como un gran trasformador
de la sociedad. Y dicha transformación es terrena en las tablas en un espacio en continua
mutación, desprovista de transiciones y donde los personajes son múltiples. Fundamental
el concepto metonímico de la dramaturgia: siempre la parte por el todo, para que el
espectador complete, puesto que es partícipe y participante en todo momento del hecho
teatral. Así, el vestuario nace a partir de la máscara entendida de forma metonímica, esto
es la parte por el todo. Esto significa un vestuario compuesto de colores y texturas
cómodas, flexibles, neutras -que permiten su fusión con la escenografía- y atemporal. La
música es, a veces incidental, a veces diegética, otras meramente informativa. Desde la
música crean un espacio o confieren sonoridad a un sentimiento dotándolo de poesía y
evocación. Dentro de la dramaturgia musical destaca la voz humana que está acompañada
por una amplia variedad de instrumentos, todos con la finalidad de transmitir
sentimientos, pensamientos y emociones. Por todo ello, la música siempre está al servicio
de lo que ocurre en escena bien como protagonista bien al servicio de la historia e
integrada en la misma.
A continuación, se presenta el análisis de la obra Cervantina a través del estudio
significativo de escenas6 de las nueve piezas que componen el espectáculo siguiendo los
criterios previamente establecidos de forma teórica en la sistematización de la poética
teatral de Ron Lalá que encuentra en este montaje su consolidación.
1. Loa
Cervantina comienza con una loa introductoria [Anexo II:66]. Pieza breve del
teatro áureo compuesta a modo de fiesta o entretenimiento antes del comienzo de la obra
dramática principal, cumple en este montaje una doble función: la captación de atención
al público y la introducción del código propio del montaje, que en última instancia no es
6 Todas las escenas analizadas se encuentran incluidos en los Anexos del presente análisis de investigación
ordenados según el orden de las nueve piezas que componen el espectáculo. Véase el Anexo II siguiendo
la paginación correspondiente.
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otro que su propio lenguaje escénico, esta vez centrado en el universo cervantino. Una
canción presentadora de los personajes femeninos que son los ejes del espectáculo.
Durante la canción se produce la mudanza: las mujeres se transforman en actores y en el
mismo Cervantes, quien va a participar activamente de la creación y recepción de su
propia obra. A nivel de dramaturgia la fusión texto-música es equilibrada, las partes, con
una predominancia de versos cantados, se combinan con aquellas versadas, pues siempre
el ritmo que proporciona el verso se erige en el elemento común. Se produce al tiempo la
mudanza con la transformación absoluta del espacio escénico y de todo lo que le contiene
cumpliendo con la máxima de la funcionalidad; todo desde fuera hacia adentro y en
continua escucha con el otro. Esta introducción es una síntesis de una técnica muy
trabajada que a lo largo de la obra se va a apreciar detalladamente muy en especial a través
del empleo combinado de diferentes metros barrocos tales como la seguidilla, la
redondilla o el romance entre otros que contrasta con un empleo instrumental
completamente contemporáneo (cajones, bajo, guitarra española, sintetizador).
Por otro lado, la máxima dramatúrgica de la funcionalidad en esta primera pieza
introductoria alcanza su significación con los cinco actores centrados que comienzan su
mudanza a vistas del público, y tan solo el personaje de la Musa, que será una de las
protagonistas de la siguiente pieza no muda de traje; y todo ello a través de una
transformación del espacio escénico absoluta en un baile coreografiado del quinteto por
el escenario presentando el viaje cervantino que Ron Lalá va a realizar acompañados del
público.
2. Cervantes y la Musa
Cervantina empieza y acaba con dos entremeses dedicados a Cervantes quien es
el protagonista de su propio destino tragicómico. Así la primera pieza, finalizada la loa
de introducción, es un entremés titulado Cervantes y la Musa que permite, a través del
diálogo del escritor con la responsable de su inspiración, que le visita en los momentos
más inoportunos, hacer un repaso a los momentos clave más imprescindibles y
significativos de su vida tanto literaria como personal. Esta Musa que presenta Ron Lalá
como atemporal también lo es de Lorca y de Lope de Vega, lo que hace plausible la
presencia de anacronismos recurrentes, mientras acompaña al escritor alcalaíno en un
viaje que sigue su trayectoria vital a lo largo de cinco momentos fundamentales: la batalla
de Lepanto, el cautiverio en Argel, su oficio de recaudador de impuestos en Andalucía,
su reclamo de viajar a las Indias y los momentos incipientes a su muerte. Esta Musa,
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personaje nexo entre el siglo barroco y el presente, a través de referencias y alusiones a
ambas centurias tiene como objetivo hacer partícipe al propio autor del irónico destino de
su literatura y al espectador de la impronta de la herencia literaria y de cómo ha afectado
en la sociedad actual el menosprecio cultural presente. Responsable y artífice del juego
entre realidad y Cervantes, se sirve del pago que el escritor ha de acometer por poseer sus
creaciones y conocer su destino. Así, a través de la belleza de la variedad del metro
barroco la intertextualidad impregna las escenas en las que conviven los versos
cervantinos de La Galatea, El Quijote, con extractos de los Prólogos de las Novelas
ejemplares y de Persiles y Sigismunda. Y junto a la ficción se funde la realidad con
referencias a la relación de Cervantes con Lope y el guiño a Calderón en un suspicaz
anacronismo, puesto que Cervantes nunca llegó a conocer La vida es sueño. Además, los
versos sobre la vida de Cervantes proceden del Epitafio que Sansón Carrasco escribe a
Alonso Quijano en la segunda parte de la novela quijotesca, capítulo LXXIV.
La dramaturgia musical como puede apreciarse en la primera escena de esta pieza
[Anexo II: 67], alude y presenta todos los momentos principales señalados por Ron Lalá
de la vida de Miguel de Cervantes. De este modo, las letras versan sobre las cinco
situaciones vitales escogidos por la compañía, y la música se pone por completo al
servicio del hecho escénico: narrar de manera musicada la cruenta existencia de Cervantes
en su país. La música mitiga los malos momentos vividos por el escritor alcalaíno. De
nuevo aquí, la dramaturgia musical se erige protagonista escénica acompañando siempre
a la dramaturgia textual como un solo integrado. La simbiosis es clara en esta pieza y
permite afirmar la imposibilidad por parte de la compañía de una concepción separada de
cada disciplina en la doble condición de músicos y actores. Música y texto en último
reducto no son más que palabra, y eso es teatro.
La segunda escena elegida de esta pieza [Anexo II: 67-68] ilustra la dramaturgia
textual de naturaleza contemporánea compuesta por los versos de creación propia que el
encuentro entre la Musa y Cervantes alumbra. La Musa enlace entre el pasado, el presente
e incluso el futuro, permite al espectador conocer de su propia mano todo el destino
cervantino, el que conoció en vida el autor y el que hemos podido conocer sus
predecesores, y hacerle a este partícipe del mismo. Ella rinde cuentas con Cervantes y le
hace conocer su devenir en un juego muy cervantino: obligándole a exhibir todas sus
producciones para que estas puedan ser conocidas, aunque para efectos de la Musa tan
solo busca cobrárselas en unos tiempos en los cuales ya sí existen los derechos de autor.
Continuamente el cuestionamiento: la crítica y el humor inteligente que anexionan las
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realidades pasadas y los aconteceres presentes. Su interacción hace posible el alarde
literario de la obra cervantina al tiempo que causa conmoción por las circunstancias
vitales del insigne autor de la lengua hispana. Las palabras cervantinas se funden con la
visión de Ron Lalá en una revisión a la producción de Cervantes, de su vida, a nuestra
historia literaria y social, la áurea y la contemporánea cargada de crítica y amor por el
teatro y la cultura como bases de la libertad humana. Los versos de creación contienen el
desengaño y la defensa de Cervantes por la libertad de su tiempo que es al mismo tiempo
la de Ron Lalá en su realidad dramática presente. Esto enlaza directamente con la tercera
escena de esta pieza [Anexo II: 68] donde en ese continuo ir ganándose sus propias obras,
Cervantes las va recibiendo una a una y entregando directamente a su público tal cual les
dio vida. Comienza aquí el desfile intertextual de textos cervantinos tales como La
Galatea o tres fragmentos de El Quijote que son leídos simultáneos, música y voz,
buscando la belleza de la palabra, así como las Novelas ejemplares. De nuevo, la
funcionalidad de la dramaturgia de dirección: Cervantes escucha atónito los versos
nacidos de su pluma mientras el resto de personajes recitan su obra al unísono. A través
de este recurso, los ecos de la palabra cervantina retumban en el oído del espectador
contemporáneo. La escena cuarta de esta pieza [Anexo II: 68-69] muestra el juicio que la
Musa emite y cómo condena el desprecio al arte que está dominando nuestra presente
centuria con una falta de conocimiento, amor y apoyo hacia la cultura y con ella a toda
manifestación artística. La grandeza de Miguel de Cervantes queda reducida a que, por lo
menos la gran mayoría de la población contemporánea conozca su nombre y le haya
podido generar un mínimo interés su literatura. Contraste con ese sentimiento de amor
profundo que Cervantes profesó hacia su España, una España que tanto dolor y desengaño
le produjo, y que, en este salto visionario, que el personaje de la Musa permite hacer,
reafirma. Detengámonos en los versos de Cervantes: colección de versos nacidos de la
pluma de Álvaro Tato, de lo mejor de la producción de Ron Lalá: el lenguaje escénico, el
código y su rebelde forma de versar encuentran aquí, y a través del humanismo
cervantino, uno de los máximos exponentes poéticos de su dramaturgia. Cierran sus
versos de despedida de sus obras y de su nación el prólogo de los Trabajos de Persiles y
Sigismunda, la última obra que publicó previa a su muerte. De nuevo, el juego de la
intertextualidad embellece y llena de riqueza toda la realidad cervantina creada en torno
al espectáculo: los versos de creación propia nacidos del encuentro dialógico entre
Cervantes y su Musa; los versos cantados que narran sus peripecias vitales y los extractos
de sus obras, reflejo de su visión humanista y perspectivista del mundo y la literatura.
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Reaparece la Musa para volver al presente, puesto que el teatro es inmediato, y se
dirige al público, en una brusca ruptura de la cuarta pared. Y finaliza con una crítica
mordaz a la sociedad y su menosprecio a la cultura al mencionar a otro de los
representantes literarios más elevados y excelsos de nuestra literatura: Federico García
Lorca, quien también padeció la miseria de una sociedad desengañada con miedo a luchar
por la libertad. Comienza el estribillo final y se produce la mudanza a ojos del público;
todos los personajes se van tocando, bailando y mudando de traje para dar paso al primero
de los entremeses. Es importante recalar escénicamente en la decisión de colocar una
especie de vestidor a los laterales del escenario. Este hecho permite el ejercicio de la
mudanza de personajes a ojos del público, al tiempo que deja constancia en el recorrido
de la obra de todos los personajes que han ido pasando por la pluma cervantina y por tanto
por el espectáculo, todos los cuales forman parte del virus cuya cepa es cervantina. De
nuevo es una decisión de espacio escénico favorable a su rápida y eficaz transformación
y que permite mantener la funcionalidad escénica.
3. El viejo celoso extremeño
La tercera pieza está compuesta de una fusión ingeniosa de la novela ejemplar El
celoso extremeño y el entremés El viejo celoso. Dos piezas que abordan un mismo tema,
pero desde dos enfoques distintos, que representan dos modos diferentes de ver la vida a
partir de dos momentos vitales diferentes de la existencia cervantina. El perspectivismo
cervantino adquiere a través de esta construcción dramático-poética de Ron Lalá su
máximo exponente. Esta combinación supone, por un lado, una comparación de dos
formas casi opuestas de entender la comedia a través de la crítica al lenguaje sexista y a
lo ‘políticamente correcto’ con la prohibición del empleo del masculino incluido en el
lenguaje. Y por otra, una versión libre que lleva implícita dos formas de tratamiento de
una obra clásica: la adaptación de la novela y la versión del entremés. En todo caso el
resultado es una pieza teatral nueva creada a partir de estas dos obras cervantinas. Así,
partiendo de la visión de la mujer, nos presenta la pieza dos personajes masculinos
contrapuestos: Cañizales el protagonista de la novela ejemplar es un hombre complejo
que representa la tridimensionalidad humana; un personaje reflexivo y lleno de aristas
que contrasta con Cañizares el protagonista del entremés que representa el arquetipo del
siglo XVII. Contraposición del nuevo hombre humanista con el paradigma. Y lo mismo
sucede con los personajes femeninos, pero, al contrario: Lorenza, la mujer de Cañizares
es fresca y astuta frente a la inocencia que transmite desde su indefensión Leonora, mujer
46
de Cañizales quien a través de la cajita de música con los versos trágicos de La Galatea
transmite su sentimiento de indefensión (‘Oh justa amarga obediencia…’). La
construcción de una pieza poliédrica ofrece esa contraposición compuesta de una mixtura
temática de celos, deseo, poder y culpa enmarcados en el contexto histórico social de la
época. Las canciones sirven de engarce entre las dos historias y sus realidades, que tratan
de la conquista y el saqueo de América, así como de la repostería en condiciones de
privación sexual. Todo ello puede apreciarse bien en la primera escena de esta pieza
[Anexo II:70] a través de la dramaturgia musical que pone de manifiesto la problemática
existente en el contexto histórico social de la época tales como la conquista de América
y su posterior saqueo, así como el ejercicio de repostería y las condiciones de privación
sexual. Con la música como vehículo, la realidad narrada por Carrizales contrasta
abruptamente con la de los músicos, nexos presentes que ofrecen la visión opuesta, la otra
cara de la moneda de lo que supuso el descubrimiento del continente americano, y de las
consecuencias de las prácticas realizadas durante su colonización. La música no
acompaña, sino que narra, de nuevo al servicio del hecho escénico y en fusión equitativa
con el texto. Por todo ello, la dramaturgia de autor aúna la palabra con la música en uno
solo por medio de su nexo común: el ritmo. En el análisis de la parte final, de nuevo la
música cumple una doble función: marca la crítica a través del humor y además sirve de
presentación de la nueva pieza, la novela ejemplar de La gitanilla. En este preciso
momento puede apreciarse bien esa transformación constante del espacio escénico y
como la mutación es ordenada pero totalmente orquestada; según se están marchando los
piratas en su fragata aparecen ya dos de los protagonistas de la siguiente pieza, don Juan
y el Corregidor. La función diegética de la música se fusiona con la de permitir de manera
permeable presentar una nueva historia.
La dramaturgia textual provista de intertextualidad y de versos de creación propia
puede apreciarse desde el comienzo de la segunda escena elegida de esta pieza [Anexo
II: 70-71]. Los versos que recita Leonora al salir a la ventana son palabras nacidas de la
boca de la pastora Galatea. Y a esto se suma la pérdida de la ilusión escénica que
representa la siguiente escena escogida [Anexo II: 71] con la ruptura de la cuarta pared.
Y así el joven Loaysa pide al técnico de luces que se haga la noche; esto también sucede
expresamente en la Folía en el «Entremés del enamorado» cuando este solicita que
aparezca la luna para poder realizar el cortejo. Y en otras producciones contemporáneas
anteriores tales es el caso de «Ordenador personal» de Mundo y final entre otros, que
prueba como este recurso es persistente, es decir es propio de la poética de Ron Lalá.
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La última escena seleccionada de esta pieza [Anexo II: 72] alude al recurso de los
dos finales nacido de la fusión de la novela ejemplar y el entremés cervantino. Permite en
este momento que el personaje de Carrizales se dirija expresamente al público, y con ello
se produzca de nuevo la ruptura de la ilusión escénica para hacerles saber que
dependiendo de la lectura que se siga el final es distinto. En un intento de mostrar ese
perspectivismo cervantino, Ron Lalá fusiona ambas piezas, pero las diverge en el final,
para no solo mostrar a los dos hombres distintos de un mismo universo cervantino, sino
para dejar que el espectador complete y sea el que juzgue, el que tome como propio lo
adecuado del final. Aquí está la interpretación de Ron Lalá que busca siempre en su
creación teatral interpelar al espectador y que sea este, quien conmocionado y conmovido
por lo que ha experimentado en la sala, se cuestione, y en un ejercicio libre de criterio
realice su propia interpretación, a pesar de que una marca inherente de la visión propia
siempre está presente en el mensaje de manera inevitable.
4. La Gitanilla
La gitanilla mujer libre e independiente de etnia gitana es el alegato cervantino al
libre albedrío, a la elección del destino, a la igualdad interracial y en último término, al
mayor valor humano: la libertad. El recurso del flashback sirve a Ron Lalá para convertir
en entremés la novela. El comienzo, con la regresión de don Juan en el calabozo con el
interrogatorio con el Corregidor, servirá de hilo para narrar todo el relato de una historia
de amor que lleva consigo un cambio, una mudanza de condición social. La anagnórisis
determina el cambio de fortuna con el cambio al presente y el descubrimiento de que
Constanza es Preciosa. Aquel narrador que en principio se mostraba contrario a la etnia
gitana, después en boca de sus personajes expresa la opinión totalmente contraria. Esta
operación literaria la construye Ron Lalá a través del juicio, momento en el cual el
Corregidor, quien ha sido a la vez el narrador de la historia, cambia de opinión.
El monólogo de Preciosa en defensa de la libertad como modo de vida procede
del parlamento pronunciado en la novela original cervantina por el gitano viejo. El
resultado final del alegato de Preciosa es una fusión de las palabras del viejo gitano más
palabras de la gitanilla dirigidas a don Juan con un remate de versos propios de la pluma
de Tato. Potencia la teatralidad de la pedida de mano a través de un goteo de anacronismos
marcados por el humor de la compañía. De todo esto está impregnado la primera escena
de esta pieza [Anexo II: 72] donde la dramaturgia musical tiene un papel de refuerzo de
momentos importantes del desarrollo. A modo de estribillo, representa la esencia del
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canto de los gitanos, puesto por completo en boca de Preciosa. Sirve además al mismo
tiempo para conectar los saltos temporales de una forma natural. Las canciones de
Preciosa representan la fusión de texto y música, al igual que le sucede a la vieja gitana
quien sirve como alivio cómico a una pieza de gran fuerza dramática. Y engarzan
directamente con la siguiente escena seleccionada de la pieza [Anexo II: 72-73] en la que
la dramaturgia textual emplea de nuevo el recurso del flashback para establecer al
Corregidor y don Juan en el calabozo como ejes diegéticos de la historia. Y a esto sigue
después ese manifiesto de libertad de Preciosa que, en realidad, como previamente se ha
señalado, son las palabras del gitano viejo a las que se suman nuevas. Una prosa poética
que muestra la viveza de la narrativa cervantina. Intertextualidad y defensa de la libertad
impregnan el discurso de Preciosa. Uno de los momentos más redondos en la
funcionalidad dramatúrgica de la representación. Finalmente, el Corregidor cambia de
opinión a través de su juicio final y destapa toda la historia que cierra la dramaturgia
musical con un estribillo que representa la esencia cervantina de la defensa y lucha de la
libertad humana.
5. El hospital de los podridos
Una mojiganga que establece un contacto directo con el público: el ‘aquí y ahora’
teatral. A partir de este entremés de figurón atribuido a Cervantes, de marcado carácter
lúdico y festivo, se produce la ruptura de la cuarta pared. Los doctores disparatados se
mezclan entre el ayer y el hoy en diversas referencias clásicas y contemporáneas
fusionadas con textos áureos y contemporáneos. El estilo irreverente de Ron Lalá más
característico de su producción contemporánea se encuentra aquí como eje vehicular. El
objetivo es la búsqueda de la catarsis colectiva, que persigue siempre la compañía, a
través del término contemporáneo de la pudrición. En la primera escena escogida de esta
pieza [Anexo II: 73]la dramaturgia musical protagoniza la crítica social en su fusión con
la dramaturgia textual presente en la segunda escena de esta pieza [Anexo II: 73-74] que
se encuentra de nuevo determinada por la ruptura de la cuarta pared: el contacto directo
con el público. Y así en la tercera escena seleccionada de la pieza [Anexo II: 74] se
produce la ruptura completa de la ilusión: los doctores bajan del escenario y toman la
temperatura a los espectadores para medir el grado de pudrición de la sala. Espectador y
personaje, todos partícipes y participantes del hecho escénico y por tanto de la catarsis.
Los doctores bajan al patio de butacas y establecen contacto directo con el público: los
interpelan y los abordan por sorpresa. La participación del espectador en los montajes es
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una característica esencial de la compañía, que les permite establecer un vínculo muy
cercano y especial con su público, donde siempre el humor es cuidado a través del
lenguaje, para poder mantener patente el cuestionamiento.
6. Rinconete y Cortadillo
La historia de los dos ladrones Rinconete y Cortadillo y de la cofradía de
Monipodio presenta el fenómeno metateatral de la mudanza de traje. Los personajes
toman conciencia de la existencia del virus de Cervantina a partir de la conversación que
Cortadillo mantiene con Rinconete sobre la importancia de la literatura y la cultura para
la educación y la libertad. Este recurso nos lleva a la comparación con El Quijote en la
segunda parte, que también está incluido en la adaptación teatral realizada por la
compañía, momento en el que don Quijote y Sancho conocen de la existencia de la
publicación de la obra y del conocimiento del público de su existencia y aventuras.
Recurso muy cervantino el de los amigos pícaros, el dueto marginal, que rompe con lo
establecido y cambian de identidad. Además, de nuevo la importancia de la
intertextualidad con las alusiones a El cerco de Numancia, La cueva de Salamanca, El
curioso impertinente, El coloquio de los perros o El retablo de las maravillas.
La pieza se estructura en dos partes: un primer encuentro de los ladrones y el
comienzo de su amistad a través de la presentación de sus habilidades. Y una segunda
parte que acontece en el patio de Monipodio en presencia de todos sus hermanos cofrades.
La primera escena elegida de esta pieza [Anexo II: 74-75] representa la fusión de las dos
partes de la poética de autor en eficaz simbiosis: la música, con valor diegético que narra
una historia, está puesta al servicio de la misma, combinada con las intervenciones
textuales de los dos pícaros al ritmo de la que es su propia canción. De ello participa
directamente el lenguaje y el empleo del recurso metonímico: la cabeza de burro que le
ganan al arriero y el río Guadalquivir simbolizado en un carro de agua que escenifica que
los dos ladrones han llegado a Sevilla. Siempre se trata de que el espectador complete;
esa sinécdoque que ofrece una parte del todo. Las cartas que tiran nada más comenzar la
pieza son un juego de cartas que simbolizan los caminos paralelos de los que llegaran a
ser ‘verdaderos amigos’. Ese universo metonímico, lleno de significación que el público
ha de estar predispuesto y abierto a descubrir en el viaje. En la segunda escena
seleccionada [Anexo II: 76] la dramaturgia textual nos sumerge en todo el universo de
Monipodio que ofrece un gran alarde de referencias al mundo de los cacos, la delincuencia
y la corrupción. El universo de Monipodio representa la maleficencia y esto permite el
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poder tomarse muchas licencias con juegos lingüísticos, rezos del misal de los hampones;
juegos metateatrales. Humor crítico con un compromiso claro con su responsabilidad
teatral donde las miserias pasadas a través de la ficción evidencian las presentes de forma
lúdica pero punzante gracias a un uso hábil e inteligente de la palabra y su registro, que
revestido de humor en escena pone frente al espejo la realidad que es recibida por el
público entre risas. Y como también es necesario el alivio cómico, la tercera escena de
esta pieza [Anexo II: 76] nos muestra otro ejemplo de ello a través de la metateatralidad
con la jácara de Repolido y Cariharta. A la petición por parte de Monipodio del orden del
día, son conscientes de que les faltan actores para llevarlo a cabo, recurso con el que se
provoca de nuevo la ruptura de la ilusión, y así por tanto en ese constante travestismo, se
produce la mudanza y la ficción de forma expresa dentro de escena, esto es el teatro dentro
del teatro. Y Chiquiznaque toma el papel de Repolido y Maniferro el de Cariharta para
explicar la pendencia que debe juzgar Monipodio. La cuarta escena elegida [Anexo II:
76-77] se corresponde con la canción final que contiene la crítica a la situación actual
haciendo una revisión histórica a modo de comedia que termina con un atraco directo al
público al cual se lanzan los personajes en un llamamiento a manos a arriba. Por último,
en la última escena seleccionada de la pieza [Anexo II: 77] asistimos a la decisión de
mudanza de traje por parte Rinconete y Cortadillo y con ello de oficio mientras realizan
un ejercicio de intertextualidad en un repaso a otros personajes cervantinos.
7. Citas cervantinas
Varios personajes del universo cervantino se concentran en el proscenio del
escenario provisto solo de su voz. Se produce un juego lleno de burlas y anacronismos
que aúna los anhelos y los miedos de Cervantes. En una especie de cajón desastre, los
actores recitan diversos pasajes de obras de los textos que quedaron fueran de las piezas
principales. Se trata de una clara búsqueda de la calma tras una hora de piezas a ritmo
trepidante. Esto se puede apreciar en la primera escena seleccionada de esta pieza [Anexo
II: 77] donde la intertextualidad y la palabra desnuda están acompañadas solo de un cajón
que hace en esta ocasión de asiento. La palabra, base de la poética de Ron Lala se enfrenta
a solas con el espectador que es interpelado por la misma. Se engarzan estos fragmentos
con la próxima y última pieza protagonizada además por Cervantes en su viaje hacia el
Parnaso. El espacio y la iluminación puestos al servicio del suceso escénico que en este
caso es la palabra cervantina.
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8. Viaje del Parnaso
Reaparece de nuevo por sorpresa Cervantes, ya muerto, en diálogo poético con
Apolo en una despedida a su legado con la entrega de sus obras completas. La primera
escena seleccionada de esta pieza [Anexo II:77-79] referida al Viaje al Parnaso, es un
poema en tercetos encadenados que aparece condensado, sintetizado y adaptado por la
destreza de escritura poética de Álvaro Tato. Este poema supone una de las mejores joyas
de versificación ofrecida por la compañía hasta la fecha. La sumersión clásica ha
permitido a la compañía depurar aún más y distinguir su código, demostrando un empleo
del lenguaje en prosa notable y sobre todo un diligente manejo del verso y de la prosa
poética, donde enlaza pasajes y sentimientos de la obra y vida cervantina con la visión e
intención implícita del autor y su obra por parte de la compañía. De manera crítica a la
vez que dulce, realizada con mucho rigor y amor hacia Cervantes y la literatura, pero
dejando patente el arrojo que caracteriza a la compañía, muestra Ron Lalá de manera clara
su propuesta con este espectáculo, que culmina en el encuentro que Cervantes tiene con
Apolo cuando este le recibe a su llegada al Parnaso. Así, a modo de despedida, de
reflexión artística y vital y conciencia de su país, su vida y su obra, la culminación del
escritor en su paso a la eternidad es la intención del espectáculo. Asimismo, la aparición
de otros autores en el Parnaso imprime la visión y selección de Ron Lalá también. El viaje
llega al final, pero permanece y continua en cada espectador. Cervantes es un autor de
todos y para todo el mundo como el reflejo vivo de cada persona, época, sociedad.
9. Canción. Fin de fiesta.
La canción de fin de fiesta comienza tras el anuncio del virus. Los doctores del
hospital efectúan diagnóstico vestidos con los ajuares propios de las plagas europeas. De
nuevo, se produce la ruptura de la cuarta pared: el «aquí y el ahora» teatral a través del
contagio. Este es un fin de fiesta a semejanza de los del siglo de Oro. Un remate musical
a ritmo de mojiganga, carnaval o chirigota – coral, festivo y popular que cuenta y celebra
los peligros de la pandemia por la lectura de Cervantes. De este modo, la primera escena
seleccionada de esta parte final [Anexo II: 79-80] comienza tras haberse pronunciado el
«ha llegado el final» que concluye el montaje, y da paso a la canción fin de fiesta que
recoge la esencia de todo el montaje dramático y donde nuevamente la dramaturgia
adquiere ese sentido único que tiene para Ron Lalá donde todo, cualquier disciplina
artística, está siempre al servicio del hecho teatral. Música, palabra, escenografía,
vestuario, instrumentos, el espacio, todos aunados en un único fin: celebrar la verdadera
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fiesta del teatro barroco: la de la palabra. Y a esta se suma la mayor celebración
cervantina: la del humanismo y la libertad. Ron Lalá rinde homenaje así a Cervantes
consolidando su particular forma de concebir el hecho escénico con respeto y rigor por el
arte dramático, pero sin perder su característica forma de ser desenfadada, ingeniosa e
irreverente. Y terminando como comenzaron, a su estilo, abandonan la sala por el patio
de butacas de fiesta y cantando.
Cervantina, el último montaje de Ron Lalá se estrenó el 14 de enero de 2016 en
el Teatro de la Comedia en una nueva coproducción con la Compañía Nacional de Teatro
Clásico. Tras su primera colaboración, a petición de la directora Helena Pimenta con la
adaptación teatral de la novela cervantina que supuso el espectáculo En un lugar del
Quijote, Ron Lalá volvía a las tablas de la Comedia para cerrar su trilogía clásica que se
inició en 2012 con la Folía, espectáculo estrenado en el Corral de Comedias de Alcalá
dentro del festival Clásicos en Alcalá, que marcó la trayectoria de Ron Lalá con el
reconocimiento último del Premio Max. En el año de celebración del cuarto centenario
del fallecimiento del autor alcalaíno, y tras los éxitos cosechados de público y crítica con
las dos primeras inmersiones de la compañía en materia clásica, la expectación se tradujo
en un lleno de todas las funciones programadas en la temporada de tres semanas en la
Comedia. Así, el virus de la Cervantina provocó el contagio de mucho público y con él
de la crítica.
‘Versiones y diversiones a partir de textos de Cervantes’. Este subtítulo que acompaña a l
título de la obra, y que está bien visible tanto en el cartel como en el programa de mano,
puede determinarse como el causante de la división de la crítica en cuanto a su
interpretación. Cierto es que desde esta aseveración Ron Lalá deja clara su intención: este
espectáculo no es una reproducción arqueológica de textos cervantinos, ni tan siquiera
una versión al uso de los entremeses ni una adaptación de las composiciones narrativas.
Cervantes y su literatura es el pretexto para la creación de una obra con reminiscencias y
presencia cervantina, pero con el estilo de Ron Lalá. Por todo ello, quien acudiera a la
Comedia a presenciar una revisión clásica con gran seguridad salió bastante
decepcionado. Este hecho ha generado opiniones enfrentadas por parte de la crítica, que
ha llevado a algunos a considerar inadecuada la decisión de incluir este espectáculo dentro
de la programación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Así el crítico P. J. L
Domínguez asevera que «Cervantina no está a la altura de la fama de Ron Lalá ni a la
altura del teatro que la acoge ni a la altura de los cien minutos que dura», una cuestión
que por el contrario no escandaliza a Marcos Ordóñez: «Es posible que su tratamiento de
53
los textos, mezclando descaradamente frases de Cervantes con otras de cosecha propia,
escandalice a algunos puristas». Si bien, escandalizado, o más bien ‘perplejo’ siguiendo
sus palabras, se sintió P. J. L. quien justifica su anterior afirmación en un desglose de
razones que evidencia su descontento con todo el conjunto del espectáculo:
Ya saben que el humor es la cosa más subjetiva que hay en el mundo, así que será
opinable, pero yuxtaponer a Cervantes con rimas del tipo ‘no hay vacuna ni aspirina / que cure la
Cervantina’, chistes de supositorios o actualizaciones desenfadadas como ‘vengo a instalar el
router’ produce a este subjetivo escribidor solo bostezos. Desplazándome un pelín en la escala
que va de lo subjetivo a lo objetivo, opinaré también que la dramaturgia es igualmente tediosa. Y,
acercándome más al extremo objetivo, seguiré opinando, y casi estableciendo, que la música es
mala de solemnidad.
También se muestra partidario de esta postura y muy claro en su juicio José
Catalán Deus para quien Cervantina «es un uso y abuso de Cervantes a mayor gloria de
Ron Lalá, donde el autor del Quijote queda a merced de una selección ocurrente de sus
textos intercalada de versificaciones ajenas, en una retahíla con momentos inspirados y
otros de vergüenza ajena, que recurre una vez más a la España de pandereta, a los gitanos,
al flamenco». Esta exposición le lleva a concluir en la idea señalada al comienzo del
cuestionamiento de la naturaleza real de adaptación de la obra, y en consecuencia de su
programación en la Comedia de la Compañía Nacional de Teatro Clásico: «Cervantina
es por encima de todo un musical que podría y debería programarse en la Gran Vía,
compitiendo con El Rey León o La duquesa roja». A este respecto, merece la ocasión
señalar la constante en la trayectoria teatral de la compañía de denominar por parte de la
crítica sus espectáculos como musicales. Aquí se encuentra el matiz de la ausencia de
consideración, en líneas generales, de la música como parte de la dramaturgia y no como
simple acompañamiento. El debate de la inclusión de la disciplina musical de forma
integrada dentro de las escuelas de formación de arte escénico contribuye bastante a este
desprecio del arte musical.
Sin embargo, esta objeción se contrapone a gran parte de las críticas, las cuales se
centran en resaltar la evolución en la tecnificación de la calidad musical e interpretativa
de la compañía:
Me venían a la mente algunos de los montajes que estrenaron en el Teatro Alfil, como
Mi misterio del interior (2005) o Mundo y final (2008), para constatar que, si han depurado estilo
y mejorado sus ‘prestaciones’, conservan, fresca como el primer día su esencia gamberra y crítica,
que empapa de cabo a rabo un formidable homenaje a Cervantes en estas fechas de aniversarios.
54
La dirección de Yayo Cáceres cose sabiamente los múltiples elementos de este montaje sembrado
de ingenio y talento. Juan Ignacio García Garzón [2016].
Quizás el aspecto más positivo señalado por la crítica es la versatilidad de la
compañía: «No descubro la sopa de ajo si digo que los ronlaleros son unos superdotados
que escriben, actúan, tocan y cantan de perlas» Marcos Ordóñez [2016]. El
reconocimiento a una formación sólida en una variedad de disciplinas que desempeñan
con solvencia en conjunto es bastante unánime: «Y es que los cinco miembros de Ron
Lalá son unos extraordinarios artistas capaces de transitar por todos los géneros. Sin duda
poseen una sólida formación que les permite versificar, cantar, bailar y actuar. El
resultado me recordó a las buenas revistas de antaño. Un género en el que se entrelazaban
escenas cortas con números musicales alusivos» destaca Antonio Castro [2016]. De
hecho, este rasgo es uno de los primeros que genera la expectación de público y crítica
por los montajes y la decisión de acudir al teatro: «Lo mejor, la capacidad actoral para
tres docenas de personajes; todos hacen de todo y todo lo hacen bien. […] Cervantina
eleva al máximo el don actoral de estas gentes […] Aquí brilla el ingenio de Ron Lalá en
estado puro» resalta Javier Villán.
No obstante, también se realizan varias apreciaciones sobre la dramaturgia. Así,
cabe resaltar las alusiones críticas a la elección y la fusión de los textos: «En perfecta
armonía ronlalera, texto y música se alían en un espectáculo redondo, quizás una miaja
menos centrado y esencial que su anterior En un lugar del Quijote, pero muchísimo más
divertido» recoge García Garzón. A esta apreciación se suma Javier Villán: «Hay trozos
de El celoso extremeño, El coloquio de los perros, El licenciado vidriera, El retablo de
las maravillas, Viaje al Parnaso, Novelas ejemplares y muchos textos más; a veces
encajados a la fuerza y con prisas». La compañía había considerado un primer montaje
con mayor número de piezas que por motivos de duración fueron finalmente descartadas
y quedaron sintetizas en las Citas cervantinas. Algunas de ellas, tales como el Coloquio
de los perros, El retablo de las maravillas o el Licenciado Vidriera. Y aunque es cierto
que ese momento favorece la pausa tras una hora de ritmo elevado, se acumulan los
fragmentos, cortos, de varias piezas que genera una sensación un poco de atropello al
engarce de la pieza final que da comienzo con la intervención de Cervantes. Dentro de la
dramaturgia textual señala Marcos Ordóñez algunas versificaciones más descuidadas, así
como en varias de las ocurrencias contemporáneas de la pieza de las Citas cervantinas:
55
Y es cierto que hay algunos retruécanos fáciles, pero relumbra el ingenio versificador
de Álvaro Tato. Como hasta el mejor escribano echa un borrón, me malicio que andaban un tanto
fatigados en el fugaz pasaje de los ejemplos cervantinos cuando apuntaron que en El coloquio de
los perros dos canes hablan ‘cuatro siglos antes de Disney y Pixar, de Pluto y Snoopy’, y que la
bebida favorita del Licenciado Vidriera es el Cristasol.
La leve desigualdad rítmica de las nueve piezas es uno de los aspectos más que,
sin restar el valor positivo que la gran mayoría de los críticos conceden al montaje, sí es
un elemento que deviene en deslucir la potencia con la que arranca, que responde a esa
transformación constante y trepidante característica de la dramaturgia de la compañía:
«Es cierto que el ritmo decae, aunque solo ligeramente, en El Hospital o en Rinconete,
pero resultaría casi imposible mantener durante toda la función la memorable finura y la
intensidad que alcanzan algunas escenas» señala Raúl Losánez. Contraste entre algunos
entremeses: El viejo celoso extremeño, muy dinámico y ágil frente a La gitanilla, más
pausado por la tensión dramática que aporta de por sí la historia, y por último Rinconete
y Cortadillo, compuesta de dos partes de ritmo desigual con un descenso en la última
parte hasta la llegada de la canción final de la pieza. Tras el receso entremesil, que supone
el recital de pasajes de la literatura cervantina, el último entremés, el más cargado de
creación propia como cierre, antesala de la canción final, pierde fuerza rítmica a nivel de
escena, todo lo contrario de lo que imprime la potencia poética de los versos de Tato:
«Buen final, aunque al espectáculo le falta, a mi entender, un sketch algo más poderoso
para acabar tan en punta como comenzó» reconoce Marcos Ordóñez.
Por último, el título del espectáculo que da nombre al virus del que nace no ha
terminado de convencer tal es el caso de Losánez: «El supuesto virus de la Cervantina
que, aunque da título a la obra y justifica la canción que la cierra, como hilo argumental
no aporta demasiado». Sin embargo, la cuestión no está tanto referida a la existencia y
alusión del virus en la obra, sino al protagonismo de la mujer cervantina.
A la temporada de lleno en el Teatro de la Comedia en enero 2016, le siguió una gira
extensa por toda la geografía española que ha recalado también en el extranjero y que se
ha extendido hasta finales del presente año 2017. Cervantina no solo ha supuesto el cierre
a la trilogía clásica de la compañía que sitúa de nuevo su regreso a finales de año al
contemporáneo, sino la consolidación y el reconocimiento por parte de la industria y
profesión escénica. Cervantina, Premio Max al Mejor Espectáculo Musical de 2017
56
aunque también estaba nominada a Mejor Adaptación Teatral, prueba que no ha dejado
indiferente al mundo teatral.
Cervantina es una fiesta teatral de textos diversos, versos, versiones y diversiones
impregnados de la esencia cervantina a través de la visión de Ron Lalá. Representa la
consolidación de la concepción poética de la compañía, ya que permite apreciar la esencia
y evolución de todos y cada uno de los elementos característicos del hacer teatral, y del
perfeccionamiento de los mismos a lo largo de los veinte años de trayectoria, así como el
cierre de la trilogía clásica que significa la obra. De este modo, este espectáculo supone
para la compañía una mezcla, una fusión equilibrada del mundo previamente presentado
en Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía) y en En un lugar del Quijote. La comunión de las
dos formas de adaptación de las dos inmersiones clásicas les ha permitido crear
Cervantina y consolidar su poética, que lleva implícita la carga y fuerza impresa en los
espectáculos contemporáneos previos a las adaptaciones clásicas sin los cuales no hubiera
sido posible para la compañía abordar y crear con eficacia una obra dramática de carácter
contemporáneo con una figura clásica como hilo argumental. Su origen de comedia
nacida en el teatro independiente, en la comedia bizarra, de naturaleza revolucionaria
caracterizada por mucha broma lingüística, inteligente, pertinaz y directa ha permitido
que la compañía trate a los clásicos con respeto, pero sin reverencia. Esto es con una
visión distinta, pero vigente. Su lenguaje escénico, su código propio alcanza madurez en
este montaje. La fusión de la concepción y el lenguaje dramático cervantino con el
ronlalero se entrelazan con el juego, la música en directo, el cuidado a la palabra y la
creación poética propia que pone frente al espejo la realidad con su herencia pasada. Todo
ello con recursos cervantinos que son también propios de Ron Lalá tales como la ironía,
el sarcasmo del momento actual, la metonimia. Ese abrazo a la tradición, pero desde la
inmediatez. El amor y respeto previo de la compañía no solo por Cervantes, sino por toda
la herencia literaria clásica con una especial predilección por la producción teatral
cimientan las bases del código.
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CONCLUSIONES
La concepción de la poética de la compañía de teatro Ron Lalá parte del todo
dramatúrgico que es la base y esencia de su naturaleza escénica. La premisa absoluta que
sostiene la poética de director, fundamentada en la funcionalidad y el espacio escénicos
siempre a partir del texto, que afirma que la dramaturgia es dramaturgia, la dirección es
dramaturgia, la música es dramaturgia y un actor es dramaturgia, guía su proceder
dramático. Un actor se dibuja en el espacio, si el dibujo es interesante y se condice con lo
que sucede, estará bien dibujado. De esta forma, dentro de la poética de autor en lo que a
la dramaturgia textual se refiere, Ron Lalá ha evolucionado desde la poesía musicada de
tipo melólogo o recital con música de toda la primera etapa, a la pieza teatral con lenguaje
propio y música integrada que supuso su inmersión en el universo áureo con la trilogía
de montajes clásicos de Folía, En un lugar del Quijote, y Cervantina. Todo ello con un
marcado influjo del sketch cabaretero con tintes críticos y poéticos que nació con su
primer montaje en 2002 Si dentro de un limón metes un gorrión, el limón vuela y hasta
su última obra contemporánea hasta la fecha TIME al tiempo en el año 2011, con especial
relevancia de los montajes Mi misterio del interior y Mundo y final. Todo ello ha supuesto
para la compañía y muy en especial para su director literario, Álvaro Tato un aprendizaje
sistemático y sostenido que se ha ido perfeccionando con el paso de los años. Ha supuesto
la asimilación gradual e integrada de otros lenguajes, la dramaturgia de todo un trabajo
colectivo que ha derivado en una forma y destreza de escritura dramática activa, precisa
y concreta con una marcada diferenciación de los conflictos y de su potencialidad, así
como de todos los personajes integrados en el mismo. Y así, esta fusión de la música
como un elemento del conjunto dramatúrgico más está estrechamente unida a una
formación y habilidad musicales por parte de los miembros de la compañía que imprimen
una profesionalidad a partir de la generación musical. Todo desde la consideración del
ritmo como ese único elemento común a todas las disciplinas artísticas y del que se sirve
en primera instancia la propia palabra. Una sensación de la que es contagiada el público
de forma instantánea y de la que se deleita tras el reconocimiento de la importancia de la
calidad musical. La dramaturgia musical está definida por la obtención de diferentes
resultados, con la suma de distintos elementos que han ido aumentando a lo largo de los
años el número de elementos empleados por la compañía, y la tecnificación en el manejo
y conocimiento de la disciplina musical les ha permitido en el ámbito teatral componer
‘en función de’ algo. Lo imprescindible de la funcionalidad en último término ha supuesto
58
el aprender a vislumbrar el elemento de la belleza de la simplicidad a través de la música.
En lo que respecta a la poética de actor, a nivel interpretativo, el desarrollo y posterior
perfeccionamiento de un método propio con influjo de la disciplina deportiva ha llevado
a la creación de una concepción dramatúrgica muy particular. Todo ello ha sido posible
gracias al trabajo sostenido, alejado de las zonas de seguridad de los seis miembros de la
compañía, que ha supuesto un crecimiento notable de sus destrezas interpretativas y
escénicas en todo su conjunto. Como actores, creadores y teatreros los ronlaleros han
creado un código teatral propio que surge del trabajo colectivo, de la pasión, la entrega y
la superación con una base de honestidad y valentía personal que les ha permitido
consolidarse como profesionales de las artes escénicas.
Cervantina es el resultado de la consolidación de un viaje teatral de más de dos
décadas. A la libertad formal de toda su producción contemporánea e incluida la primera
inmersión en el mundo clásico con Folía, impregnados de ese espíritu desenfadado,
lúdico pero provisto de un inteligente humor crítico y con esa estructura de fiesta de
entremeses, de piezas breves con música en directo, se suma la carga poética que
representa el poema teatral En un lugar del Quijote, que consiguió hacer destacar la prosa
poética de Ron Lalá en esa fusión de verso y prosa con la composición propia. A todo
esto, se incorporan el juego de la intertextualidad y el hábil empleo del anacronismo
posibles gracias a la presencia en la compañía de un filólogo de formación que ejerce de
dramaturgo con una notable destreza de escritura dramática y poética. Si a todo ello se
añade el trabajo colectivo de sus seis miembros, esto es una versatilidad grupal con una
destacada formación musical y una notable solvencia interpretativa, el resultado es un
trabajo honesto y valiente que como la naturaleza clásica tiene como principio dramático
la inmediatez teatral. En este largo camino de más de dos décadas de historia teatral,
donde ha habido momentos buenos, otros más complicados, grandes aciertos y errores,
dificultades, asperezas, problemas y decepciones, Ron Lalá ha logrado el reconocimiento
y respeto de la profesión y de la crítica, el apoyo de los medios de comunicación y las
instituciones, y sobre todo el cariño y seguimiento del público, que a lo largo de los veinte
años de existencia dramática se ha ido contagiando de su singular forma de vivir el hecho
escénico. De su poética teatral.
59
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07.10.2017
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ANEXOS
Anexo I: La compañía
Ron Lalá es una compañía de teatro y humor con música en directo. Su esencia es una
composición de música, textos originales con un lenguaje escénico propio, y un humor crítico que son resultado de un trabajo de creación colectiva.
Ron Lalá nació con el propósito de unir poesía y música en un escenario en el año 1996. Sus dos miembros fundadores, Álvaro Tato encargado de la parte poética y de la voz junto con Cristian
Garma como guitarrista emprendieron esta aventura a la que pronto se sumaron Juan Cañas
también a la guitarra, Rodrigo Díaz al violoncelo y Miguel Magdalena a la guitarra, percusión y
voz. Durante los primeros años el formato fue el del “recital-concierto”: un poeta-rapsoda acompañado de un conjunto musical ofrecían un repertorio cambiante, entre serio y humorístico,
con elementos teatrales y con diversas colaboraciones. Las actuaciones se realizaban, sobre todo,
en universidades, centros educativos, salas de concierto y cafés teatro del ámbito madrileño entre los que destacan la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Autónoma de Madrid,
el Ateneo, el café La Fídula, la sala Clamores o la Sala Galileo entre otros.
En el año 1998 se fijó el núcleo estable de ronlaleros en cuatro miembros: Juan, Rodrigo,
Miguel y Álvaro. Justo un año después, todos los domingos de final de mes comenzaron a ofrecer
actuaciones en el Café Libertad 8. A lo largo de esta serie de espectáculos, contaron con la
participación y presencia de otros músicos como Julio a la percusión o Teodora Carla al violín así como de actores como Gonzalo Escarpa o Ismael de la Hoz entre otros. Con el paso del
tiempo, el grupo comenzó a orientarse hacia un formato escénico menos estático.
El salto a escenarios propiamente teatrales se produjo en 2001 con el cabaret de títeres Las Titirinotas que culminó con la primera versión del musical pedagógico infantil ¡Shhh! La
amenaza del Rey del Silencio en ese mismo año.
Este año 2001 será decisivo para la compañía. Yayo Cáceres, quien se encontraba en
España buscando un grupo al cual dirigir, después de impartir un taller intensivo de
interpretación con el grupo, decidió incorporarse como director de escena para afrontar la orientación teatral, y ofrecer un formato nuevo que poco a poco fue derivando por sí mismo
hacia el humor. Así, el conjunto formado por cuatro actores más el director, estrenaron en la Sala
Triángulo el montaje Si dentro de un limón metes un gorrión el limón vuela en el año 2002. De este espectáculo surgió el peculiar logo de un limón con alas que ha caracterizado y distinguido
a la compañía desde entonces. Este espectáculo fue enteramente concebido para escenarios
teatrales, a pesar de que algunos números procedían de la anterior etapa. De manera casi simultánea, la versión definitiva de ¡Shhh! La amenaza del Rey del silencio bajo la dirección de
Yayo se reestrenó en la sala Triángulo de Barcelona, y se mantuvo una temporada. Desde el
montaje del Limón, la compañía contaba con Íñigo Echevarría como encargado del diseño de
luces. Fue con la versión definitiva del montaje infantil cuando Yayo propuso probar a Íñigo para formar parte del elenco interpretativo. Por entonces, Rodrigo Díaz abandonó la compañía
quien fue finalmente sustituido por Íñigo Echevarría en el Limón y por Pablo Tato en ¡Shhh! La
amenaza del Rey del silencio. Desde ese momento Íñigo formaría parte del cuarteto fijo. Asimismo, también pasó por el Limón, el contrabajista Camilo Bosso. Pronto comenzaron a
llegar los primeros reconocimientos con dos premios concedidos al espectáculo: el Certamen del
Café Queen de Madrid en 2003 y el VII Certamen La Torre de Babel de Arnedo, en la Rioja en 2004. A esto le siguió, la programación del Limón dentro de la temporada de la sala Ítaca de
Madrid.
Por otro lado, fue con este espectáculo, cuando Daniel, que estaba estudiando en una
escuela de interpretación en Madrid, conoció a Yayo quien recaló en su escuela para dar un curso de canto para actores. Yayo le contó que estaba dirigiendo a una compañía de cuatro actores a la
que le faltaba un quinto miembro. Tras una reunión conjunta con toda la compañía en Almagro,
la incorporación de Daniel a la compañía provocó un encuentro, en palabras de Yayo, “lo suficientemente potente” para que decidiera afincarse definitivamente en España. Quedaba
63
entonces conformado el quinteto definitivo: Juan, Íñigo, Miguel, Daniel y Álvaro. Ya con la
formación actual el espectáculo del Limón obtuvo el primer premio en el IV Festival de Teatro Radio City de Valencia
En noviembre de 2005 se produjo el estreno del montaje Mi misterio del interior en el
Teatro Alfil de Madrid. Este espectáculo fue fruto de intensivas jornadas de trabajo colectivo
basadas en material previo: improvisaciones, ideas, textos y canciones. Flor Saraví colaboró en el entrenamiento actoral y se encargó de la ayudantía de dirección, convirtiéndose en parte fija
del equipo. La apuesta de la sala madrileña por la compañía se materializó en la primera
temporada en el año 2006. Durante la misma, el actor Diego Morales participó en los ensayos y
fue ronlalero sustituto durante todo el año. Asimismo, fue en este momento y durante esta temporada en el Teatro Alfil cuando la distribuidora Emilia Yagüe y la jefa de prensa María
Díaz comenzaron a trabajar conjuntamente con la compañía y a hacerse cargo del Misterio del
interior. Una gira nacional y otras dos temporadas en el Alfil hicieron un total de casi 300 funciones entre los años 2006 y 2008. Además, en el año 2007 la gira se amplió a Chile y
Argentina gracias a la colaboración de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Y ese
mismo año, el espectáculo resultó finalista del Premio de Teatro Mayte.
La compañía volvió a su proceso de trabajo colectivo para estrenar en mayo de 2008
Mundo y final. Este montaje realizó temporadas en teatros de Madrid, Valencia y Zaragoza así
como una amplia gira por España, Argentina, Chile, Perú y República Dominicana. En el año 2009, Ron Lalá fue nombrado finalista del Premio Max Espectáculo Revelación por Mundo y
final y se divulgó la publicación del libro disco del espectáculo. En el año 2010, los ronlaleros
estrenan Ron Lalá Directo, un concierto que repasa las mejores canciones de la compañía en el
Teatro Gran Vía de Madrid, espectáculo que compaginan con la gira de Mundo y final.
De nuevo, la compañía se embarca en un trabajo de creación colectiva que tiene como
resultado el espectáculo TIME al tiempo estrenado en el año 2011. Respaldado por un gran éxito de público y de la crítica realiza temporadas en el Teatro Alfil de Madrid y el Teatro Flumen de
Valencia a las que le sigue una extensa gira nacional entre los años 2011 y 2012. Por este
espectáculo, Ron Lalá obtiene el Premio al Mejor Director para Yayo Cáceres así como el
Premio del Público y la Mención Especial del Jurado en el Certamen Garnacha en La Rioja.
En 2012 Ron Lalá estrena Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía) en el Festival de Teatro
Clásico de Alcalá de Henares, uno de sus espectáculos más exitosos y alabados por crítica y público. Este montaje ha sido galardonado con el Premio Max a Mejor
Empresa/Producción Privada de Artes Escénicas en el año 2013. Ha realizado una amplísima
gira por España, Miami (Estados Unidos), Nicaragua y Honduras. Además, estuvo una
temporada en cartel en los Teatros del Canal de Madrid y en el Teatro Poliorama de Barcelona. El texto y la música están publicados en formato libro disco por Ediciones Clásicas/ Instituto de
Teatro de Madrid (Universidad Complutense de Madrid) en el año 2012.
En diciembre de 2013 se estrena En un lugar del Quijote, versión libre de la novela de
Miguel de Cervantes, una coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. El
espectáculo, que insertaba en el programa “Mi primer clásico” impulsado por la Compañía
Nacional de Teatro Clásico, debutó con una temporada en el Teatro Pavón, entonces sede de la CNTC. Durante los años 2014 y 2015 el montaje ha realizado una extensísima gira tanto nacional
como internacional (Estados Unidos, Alemania, Serbia, Bulgaria) así como una segunda
temporada en la sede de la CNTC en enero de 2015. Asimismo, en el año 2014 se estrena Ojos de agua, una coproducción de la compañía junto a Seda Producciones, Galo Film y Emilia Yagüe
Producciones, cuya adaptación textual cuenta con la dirección literaria de Álvaro Tato.
Compaginando la intensa gira de En Un lugar del Quijote, la compañía se sumerge nuevamente
en un proceso colectivo de creación. El 14 de enero de 2016 se estrena Cervantina, una nueva coproducción con la Compañía Nacional de Teatro, en el recién estrenado Teatro de la Comedia
de Madrid, sede de la CNTC. El espectáculo permanece durante las tres semanas de programación
con el cartel de localidades agotadas. Tras finalizar la temporada en la Comedia, la compañía se
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halla inmersa en una gira nacional de presentación de Cervantina que compatibiliza con el
anterior montaje cervantino tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, así como con su adaptación de Folía para estudiantes de secundaria, Esos locos barrocos.
Cronología
2017 Premio Max a Mejor Espectáculo Musical
Gira Cervantina
2016 Estreno Cervantina (coproducción Compañía Nacional de Teatro Clásico).
2015 Gira nacional e internacional En un lugar del Quijote (Estados Unidos, Alemania, Serbia,
Bulgaria). Premio del Público Festival Olmedo Clásico y Premio del Público Festival de Cartaya.
2014 Estreno Ojos de agua (coproducción con Emilia Yagüe Producciones, Seda Producciones, Galo Film). Gira nacional e internacional En un lugar del Quijote (Reino Unido). Premio del
Público Festival Ribadavia y Premio del Público Teatro Rojas (Toledo)
2013 Estreno En un lugar del Quijote (coproducción Compañía Nacional de Teatro Clásico).
Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía), Premios Max 2013 Mejor Empresa/Producción Privada de Artes Escénicas; Premio del Público Festival Olmedo Clásico, Premio del Público FIOT,
Finalista Premio Max Mejor Musical 2013; Finalista Premio de Teatro Valle-Inclán. Gira por
España, Miami (Estados Unidos), Nicaragua y Honduras. Temporada en Teatre Poliorama (Barcelona).
2012 Estreno de Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía) en el Corral de Comedias de Alcalá de
Henares; temporada en Teatros del Canal de Madrid y gira nacional. Edición del libro Siglo de
Oro, siglo de ahora (Folía) por el Instituto del Teatro de Madrid.
Temporada TIME al tiempo en el Teatro Alfil (Madrid)
2011 Estreno de TIME al tiempo, temporada en el Teatro Alfil (Madrid) y Teatre Flumen
(Valencia) y gira por España. Premio al Mejor Director para Yayo Cáceres, Premio del Público
y Mención Especial del Jurado en Certamen de Teatro Gamacha (La Rioja).
2010 Estreno del concierto Ron Lalá Directo en el Teatro Gran Vía de Madrid.
Temporada de Mundo y final en el Teatro Alcázar de Madrid.
2009 Mundo y final, finalista Premio Max Espectáculo Revelación 2009. Publicación del libro
disco del espectáculo (Ñaque Editora).
2008 Estreno Mundo y final. Gira Mi misterio del interior. Gira Mundo y final por España y
América (Paraguay, Chile, Perú, República Dominicana).
2007 Gira de Mi misterio del interior por toda España, Chile y Argentina. Tercera temporada en
el Teatro Alfil de Madrid y temporada en el Teatro del Mercado de Zaragoza. Espectáculo finalista del Premio de Teatro Mayte 2006.
2006 Dos temporadas de Mi misterio del interior en el Teatro Alfil de Madrid y gira por toda
España.
2005 Preestreno de Mi misterio del interior en el Teatro Alfil de Madrid.
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2004 Primer premio en el VII Certamen de Teatro de Arnedo (La Rioja) y en el Festival de
Teatro Radio City (Valencia). Temporada de Si dentro de un limón metes un gorrión el limón vuela en la sala Ítaca de Madrid.
2003 Primer premio en el Certamen de Teatro Queen de Madrid.
2002 Estreno de Si dentro de un limón metes un gorrión el limón vuela, en la sala Triángulo de
Madrid. Temporada de ¡Shh! La amenaza del Rey del Silencio en la misma sala.
1997-2001 Actuaciones en cafés teatro, salas de conciertos, universidades, centros educativos,
etc. Ciclo estable (1998-2000) en el Café Libertad 8 de Madrid, el último domingo de cada mes.
1996 Fundación de Ron Lalá
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Anexo II: Escenas Cervantina
❖ Loa introductoria
ESCENA 1
TODAS: Vecinas y vecinos,
vecinos y vecinas, que ya viene en camino
la Cervantina. Vecinas, atended,
vecinos, escuchad:
Cervantes nos da sed de libertad. CAÑIZARES: Una bruja era antes,
no sé qué seré luego;
si escribe el gran Cervantes la vida es juego.
LEONORA: Por culpa de mi esposo
emparedada vivo; si quiere ser celoso
yo le daré motivos.
TODAS: Las damas, las pastoras,
las nobles, las gitanas, durante una hora somos hermanas.
Galanes o ladrones, cristianos o judíos,
escenas o canciones, todo es un lío.
Comedias o novelas, relatos o poesía;
Cervantes se revela, la que se lía…
La sangre es nuestra tinta y nuestros personajes
cinco huellas distintas
del mismo viaje.
CARDUCHA: (Mientras se transforma en Cervantes.)
Hombre vuelto mujer… CAÑIZARES …cachorros que son fieras…
TODAS: …aquí tú puedes ser lo que tú quieras.
CERVANTES: Del cuarto centenario
celebran mi caída pero en este escenario
sigo con vida.
TODAS: Aunque busque sus huesos
el mundo en estampida
en sus libros impresos vuelve a la vida.
Vecinas y vecinos, vecinos y vecinas,
que ya viene en camino
la Cervantina.
Vecinas, atended,
vecinos, escuchad: Cervantes nos da sed
de libertad.
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❖ Cervantes y la Musa
ESCENA 1
1 MOMENTO : LEPANTO
(Batalla de Lepanto.) MÚSICOS (Cantan.)
Ruido de arcabuces de la flota nacional;
la batalla llega por el mar.
El setenta y uno de aquel siglo dieciséis solo quedará un soldado en pie.
2 MOMENTO: CAUTIVERIO MÚSICOS (Cantan.)
Ruido de cadenas que resuenan en Argel;
aquí está cautivo el buen Miguel.
3 MOMENTO: RECAUDADOR DE IMPUESTOS MÚSICOS (Cantan.)
Pasan unos años y entre el polvo bajo el sol
cabalga el señor recaudador.
4 MOMENTO: CONSEJO DE INDIAS
MÚSICOS (Cantan.) Mil seiscientos trece,
ya amanece en la ciudad,
sopla un frío viento invernal.
El viejo Consejo de las Indias va a anunciar quién viajará más allá del mar.
5 MOMENTO MÚSICOS (Cantan.)
Veintidós de abril de mil seiscientos dieciséis,
madrugada ya del veintitrés. En una pequeña casa pobre de Madrid
un escritor viejo va a morir
FINAL DE LA PIEZA: CRÍTICA
MÚSICOS
MÚSICOS (Cantan.)
Todos los artistas pasan por el pimpampum; España es una gran fosa común. (Se van).
ESCENA 2
CERVANTES : Aquí termina mi viaje,
resistiendo con coraje hasta dejarme la piel.
Nunca llegaré a poeta y he de morir en Lepanto
ahogado en mi propio llanto
defendiendo esta goleta. (Sale la Musa.)
¿Qué es esa luz? ¿Y ese canto?
¿Sois quizá un ángel del cielo?
MUSA Que cese vuestro desvelo
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y vuestro duelo y quebranto.
CERVANTES ¿Seréis acaso la muerte
que venís a por mi alma?
MUSA Calma, buen soldado, calma, pues no te cabrá esa suerte;
la muerte es solo una excusa para el valiente,
una huida de la guerra de la vida.
CERVANTES ¿Quién eres, pues? MUSA Soy tu musa.
CERVANTES Pardiez, pues qué mal momento eliges,
maldita vieja, para darme alumbramiento. MUSA No quiero oír ni una queja,
que no te sobra el talento
y por mucho que escribieses tu destino está maldito
ESCENA 3
GALATEA
CERVANTES (Lee.) En las riberas del Tajo cantaba el pastor Elicio a la incomparable hermosura de la simpar Galatea, pastora nacida en esas mesmas riberas. Fue por él querida y con entrañable
ahínco amada por los infinitos y ricos dones con que el cielo había adornado a Galatea.
QUIJOTE MÚSICO 1 (Lee.) La libertad, Sancho, es uno de los mayores dones que a los hombres dieron los
cielos. Con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre. Por la
libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
MÚSICO 2 (Lee.) En la Edad de Oro se ignoraban las palabras tuyo y mío; en la Edad de Oro
todas las cosas eran comunes; a nadie le era necesario otro trabajo que levantar la mano y tomar
el fruto de los árboles. MÚSICO 3 (Lee.) En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho
tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo
corredor. LAS NOVELAS EJEMPLARES
(La Musa se va. Cervantes lee.) Lector amantísimo, estas novelas que pongo en la plaza de nuestra
república mi ingenio las engendró, las parió mi pluma y van creciendo en brazos de la imprenta
para que cada uno pueda llegar a entretenerse y sacar algún ejemplo provechoso. Mucho prometo con fuerzas tan pocas como las mías, pero… ¿quién pondrá rienda a los deseos?
ESCENA 4
MUSA: Por quedarte todo el lote
serás el mejor,
lo juro, pero también te aseguro que al gran autor del Quijote
le espera un negro futuro.
Lucirás en el salón de cada casa española,
mas toda la población pondrá la televisión o encenderá la consola.
Entremeses y comedias,
Persiles y Galatea, todos te leerán a medias
si es que hay alguien que te lea
que no sea en Wikipedia.
Te pondrán nombre de calle, plaza, fuente y escultura
mas de tu literatura
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nadie sabrá ni un detalle.
En cuanto a la educación serás lectura obligada,
y al ser por obligación
se te leerá de un tirón y nadie entenderá nada.
Todos los viejos pedantes
dirán que ya te han leído;
los jóvenes ignorantes pensarán que ese Cervantes
tiene que ser aburrido
pues les gusta a los de antes. Al llegar tu centenario
volverás al candelero
y todo el país entero irá en busca de tu osario
sin leer tu obra primero.
Y por último, señor,
queda decir lo mejor: aunque vendas cien mil obras
no quedarán ni las sobras,
pues no hay derechos de autor.
CERVANTES De cuanto dices me espanto,
ya solo espero la muerte;
si hubiera tenido suerte me habría muerto en Lepanto.
Si eres español, poeta, converso e intelectual
y si tienes como meta no ser mera marioneta
de esta fiesta nacional
de charanga y pandereta seguro que te va mal.
Adiós, mujer, hijas, nietas,
ya soy feliz, pues soy muerto.
Sabed que muero despierto; ya están mis obras completas.
(Lee.) Aprieta, hermano Persiles, estos párpados; ciérrame estos ojos en perpetuo sueño, y con esotra mano aprieta la de Sigismunda y séllala con el sí, quie ro que le des de esposo. Procura
tener salud y gozad años infinitos. (Muere.)
MUSA Él mismo se dio la muerte, él mismo puso la horca;
hoy es mi día de suerte.
¡Vamos a buscar a Lorca
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❖ El viejo celoso extremeño
ESCENA 1
MÚSICOS (Salen cantando a bordo de un barco.) Mientras los conquistadores
imponen nuestra cultura
yo me llevo todo el oro desde México hasta Honduras.
Mientras los curas discuten
si el indio es un ser humano
yo me llevo todo el oro de este suelo americano.
Súbete a nuestra fragata, ¡pirata!,
llenaremos la bodega con lingotes de oro y plata.
Súbete a la carabela, ¡y vuela!,
robaremos los diamantes
de Perú hasta Venezuela. CARRIZALES: ¡Qué pundonorosa gesta,
vaya valerosa hazaña!
Dejé en América impuesta la esencia de nuestra España:
sangre, vino, siesta y fiesta.
(Canta.) Con honor y valentía fui llenándome la saca
MÚSICOS (Cantan.) …y robaste a quien vivía
del Caribe al Titicaca.
CARRIZALES (Canta.) Remontando el Amazonas fui labrando mi fortuna
MÚSICOS (Cantan.) …y llevaste a mil personas
a la guerra y a la hambruna Súbete a nuestra barcaza,
cazaremos esmeraldas
mientras diezman a la raza. Súbete a la carabela, ¡y vuela!,
robaremos los diamantes
de Perú hasta Venezuela.
MÚSICOS (Cantan.) Súbete a nuestra fragata, ¡pirata!,
llenaremos la bodega
con lingotes de oro y de plata. Súbete a nuestra barquilla, ¡chiquilla!,
vámonos a ver la escena
de la bella gitanilla. (Se van Todos.)
ESCENA 2
CARRIZALES ¡Maldita conciencia! ¡Malditos recuerdos! ¡Largaos de una vez! (Los Músicos se
van.) Ay, señores compadres, cuando volví a España y llegué a mi pueblo no quedaba ningún Carrizales, pues todos habían muerto. Así que me dije: ¿a quién lego yo mi fortuna? Pensé en
contraer matrimonio pero un miedo me desbarató como hace la niebla al viento; solo de
imaginarme casado me penetró el alma la dura espada de los celos, y paseaba a solas por el pueblo murmurando: ¡no he de casarme! Ni aunque sea muchacha hermosa, ni aunque sea tan niña que
sus pocos años nieguen mis sospechas, ni aunque la encierre y no tenga más condición que la que
yo le enseñe, ¡no he de casarme! Ni aunque me dé la esperanza de tener hijos que me hereden, ni
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aunque me dé gusto que me alargue la vida, ni aunque cante con dulzura mientras deshoja una
flor, ¡no he de casarme! Y fue entonces, señores compadres, cuando vi a Leonora. LEONORA (Sale deshojando una flor. Canta.)
Madre, la mi madre, guardas me ponéis;
que si yo no me guardo no me guardaréis ..
LEONORA (Aparte.) ¡Oh justa amarga obediencia,
que por cumplirte he de dar
el sí que ha de confirmar de mi muerte la sentencia!
Puesta estoy en tanta mengua
que por gran bien estimara que la vida me faltara o,
por lo menos, la lengua.
Gocé de mi libertad en mi temprana sazón
pero ya la sujeción
anda tras mi voluntad.
Ya triste se me figura el punto de mi partida,
la dulce gloria perdida
y la amarga sepultura, pero todos los temores
que me figura mi suerte
se acabarán con la muerte,
que es el fin de los dolores. ESCENA 3
LOAYSA Entonces demos la lección de noche.
CRIADA 2 Pero si es de día. LOAYSA ¡Señor técnico de luces! Hágase la noche.
ESCENA 4
CARRIZALES Depende, pues Cervantes dejó escritas dos versiones de esta historia. (Al público.)
Versión número uno: entremés El viejo celoso. Todas a sus puestos. ¡Leonora! (Loaysa se oculta
tras su guitarra.) ¿Con quién hablabas?
CARRIZALES Calma, Leonorcica; pendencias son entre marido y mujer, que luego se pasan. Hala, vete a la cocina. (Al público.) Versión número dos: novela ejemplar El celoso extremeño.
Todas a sus puestos. ¡Leonora! ¡Desdichado de mí, a qué tristes términos me trajo mi fortuna!
Leonora rendida, Leonora engañada, Leonora perdida y yo durmiendo el sueño de la muerte de mi honra. (Al público.) Ay, señores compadres, yo mismo fabriqué el
veneno que me quitó la vida; yo fui el que, como el gusano de seda, tejí la casa donde muriese.
Mal podían estar los quince años de esta muchacha con los setenta míos. Por eso en mi testamento doblé la dote a Leonora para que se casara con aquel
mozo. La dejé viuda, llorosa y rica, pero fue su voluntad entrar monja en un convento para acabar
sus días. Los míos fueron bien breves, porque la pasión me apretó de manera que a más andar me
iba acortando los pasos de la vida. Y ahora, pasadas las anchas y espaciosas llanuras de la muerte, señores compadres, solo me quedan mis recuerdos.
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❖ La gitanilla
ESCENA 1
MÚSICOS (Cantan.)
Siempre libres viajamos
y siempre perseguidos. Como cantos rodados
vamos bajando el río.
VIEJA GITANA Madrileños, noble gente,
si queréis ver a mi nieta rascando la castañeta
no digáis nada indecente,
pues es tan digna y discreta, tan honrada y tan prudente
que no canta si no siente
cómo suena una peseta
en nuestra cuenta corriente. HOMBRES (Echando monedas.) ¡Clin clín cataclín!
PRECIOSA (Canta.) Si las almas son iguales,
podrá la de un labrador igualarse por valor a las que son imperiales.
HOMBRES (Cantan.) Labios de rosa, cuerpo de arcilla,
viva Preciosa la gitanilla. Niña rumbosa, brava chiquilla,
viva Preciosa la gitanilla.
ESCENA 2
CORREGIDOR Así tuviera yo en grilletes cuantos gitanos hay en España. Los gitanos solo
nacisteis en el mundo para ser ladrones; nacéis de padres ladrones, os criáis con ladrones y vuestras ganas de hurtar no se quitan sino con la muerte. ¡Bien haya quien os eche en galeras a
todos!
DON JUAN Señor Corregidor, dejadme con mi pena. Os juro por mi honor… CORREGIDOR ¿Honor, un gitano?
DON JUAN Señor, no soy gitano sino caballero. Amor es la fuerza que me hizo mudar de traje.
CORREGIDOR Muchos misterios son esos.
DON JUAN Respondo con mi vida. CORREGIDOR Decidme, de mí a vos, ¿qué sabéis de esa gitanilla vagamunda que viene con
vosotros? Dice que es vuestra esposa, pero que nunca os ha dado la mano.
DON JUAN Adoro a esa gitana; si vos dais prisión a mi cuerpo, ella es prisión de mi voluntad.
PRECIOSA Mi alma es libre y nació libre, y ha de ser libre en tanto que yo quisiere, según la ley
de mi propia voluntad. Somos señores de los campos, de los sembrados, de las selvas, de los
montes, de las fuentes y de los ríos. Los montes nos ofrecen leña; los árboles, frutas; las fuentes, agua; los ríos, peces. Para nosotros son baño las lluvias, música los truenos y hachas los
relámpagos. Nos defiende el cuero curtido de nuestra piel; a nuestra ligereza no la impiden
cadenas ni la detienen barrancos. De día trabajamos cantando, de noche cantamos soñando, en la cárcel y en la calle cantamos, y solo callamos en el potro de tortura. No nos fatiga el temor de
perder la honra ni nos desvela la ambición de acrecentarla. Ni sustentamos bandos ni solicitamos
favores. Por palacios tenemos nuestras barracas y carros. Somos gente libre que vivimos por nuestra industria y nuestro pico; tenemos lo que queremos, pues nos contentamos con lo que
tenemos.
CORREGIDOR Mujer buena, antes ángel que gitana, que esta doncella es mi Constanza me lo
está diciendo el alma desde que mis ojos la vieron. (A Don Juan y Preciosa.) Yo os declaro marido
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y mujer. Que las prisiones y cadenas de hierro se vuelvan libertad y cadenas de oro, que liberen a
los gitanos presos, que haya fiestas en la ciudad, que los poetas celebren en versos tan extraño caso y, mientras duren los siglos, que en sus versos dure la fama de la gitanilla.
MÚSICOS (Cantan.) Siempre libres viajamos
y siempre perseguidos. Como cantos rodados
vamos bajando el río. (Se van.)
❖ El hospital de los podridos
ESCENA 1
DOCTORES (Con el público.)
Estoy podrido de (Cantan.) Podrido del poderoso,
podrido del corrupto,
podrido del asqueroso
que al comer se echa un eructo, podrido de mi trabajo,
podrido de mi hipoteca,
podrido del que no tira de la cadena cuando defeca.
Podrido de la indecencia, podrido de la incultura,
podrido por un atasco
tras el camión de la basura,
podrido de los paletos, podrido de los pedantes,
podrido de los que dicen
que este entremés no es de Cervantes. Podrido de que nadie se ha leído ni el Quijote,
podrido de los calvos con pelusa en el cogote,
podrido de los traidores, podrido de los vendidos,
podrido de no hacer nada
por dejar de estar podrido.
No se pudra nadie de lo que otros hacen.
ESCENA 2
DOCTOR (Sale y olfatea al público.) Es tanta la pudrición que hay en este lugar que se corre el
peligro de que muera más gente que en el año de las liendres; y así, se ha acordado en la república,
por vía de buen gobierno, de fundar un hospital para que se curen los heridos de esta enfermedad
o pestilencia llamada podredumbre. Según el Vademecum Cervantinum, estar podrido significa estar harto, cansado, consumido de un hastío inaguantable que cursa con desesperación y rabia
intrínseca hasta formar una llaga recocida en el corazón.
Por eso decirles quiero que veo el teatro entero
podrido por dentro y fuera;
palcos, patio y gallinero son una sala de espera
PACIENTES (Salen cantando.)
No se pudra nadie
de lo que otros hacen.
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Pues que toda nuestra vida
es como juego de naipes. DOCTOR Los pacientes comediantes
a esta velada han venido
para mostrar al instante Hospital de los podridos,
entremés atribuido
al gran Miguel de Cervantes.
PACIENTES (Cantan.) No se pudra nadie
de lo que otros hacen.
Dejemos a cada uno vivir como gustare.
Venga o no venga la gente,
oigan en silencio o hablen, yo no me pienso pudrir
ni que el contento se acabe.
No se pudra nadie
de lo que otros hacen.
ESCENA 3
DOCTOR: Esta podredumbre nuestra a la peste negra iguala;
si hay galenos en la sala
que suban a la palestra. (Salen los doctores.)
¡Que Hipócrates nos alumbre! Aunque nos da pesadumbre
este templo de la escena
se declara en cuarentena por plaga de podredumbre.
Vamos, señores doctores;
tengan mucha precaución y enciendan los medidores
del nivel de pudrición.
(Los doctores miden el nivel de pudrición del público.)
La pudrición sigue viva, la pudrición nos asedia;
esto solo lo remedia
la catarsis colectiva. La cura es dura, pardiez,
pero hacer algo es urgente.
Todo el público presente debe decir a la vez… DOCTORES Estoy podrido de.
DOCTOR …y cada cual libremente que nombre
cuál es la cumbre de su mayor podredumbre.
❖ Rinconete y cortadillo
ESCENA 1
MÚSICOS (Cantan.)
La amistad pisa descalza los caminos
del azar como una piedra por el río…
RINCONETE, CORTADILLO (Cantan.) …
y así van
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unidos nuestros dos destinos
como dos perros peregrinos en una siesta del estío
que se han parado a descansar.
RINCONETE ¿De qué tierra es vuestra merced,
señor gentilhombre,
y para dónde bueno camina?
CORTADILLO Mi tierra no es mía, señor caballero,
pues no tengo en ella
sino un padre que no me tiene por hijo. El camino que llevo es a la ventura.
MÚSICOS (Cantan.) La amistad
se va enredando como un hilo
del telar que teje nuestro laberinto
RINCONETE, CORTADILLO (Cantan.) … y así van
unidos nuestros dos destinos
como dos pájaros sin nido volando a lo desconocido,
luchando contra el viento frío,
que por el cielo se han perdido
y ya no quieren regresar. RINCONETE Y… ¿sabe algún oficio?
CORTADILLO Corro como una liebre,
salto como un gamo y corto de tijera muy delicadamente.
RINCONETE Si el ojo no me miente,
otras gracias secretas tiene vuestra merced. CORTADILLO No son para el público.
RINCONETE Mi nombre es Pedro del Rincón.
CORTADILLO Pues mi nombre es Diego Cortado.
MÚSICOS (Cantan.) Rinconete y Cortadillo
van hacia ningún lugar
y el hogar es el camino y el camino es el hogar.
MÚSICO (Canta por sevillanas.) Van en burro de camino
desde el campo de Castilla;
dos pícaros cervantinos
han llegado hasta Sevilla. Uno lleva una tijera,
otro lleva una baraja;
uno te la juega entera y otro la bolsa te raja.
Si los encuentras vete,
que son muy pillos;
se llaman Rinconete y Cortadillo. (Calle de Sevilla.)
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ESCENA 2
MANIFERRO (A Rinconete y Cortadillo.) Bienvenidos al patio de Monipodio; a partir de ahora, mirada baja y gesto contrito. No miren a Chiquiznaque al ojo tuerto, nunca digan que Monipodio
está grueso y, sobre todo, jamás roben a un sacristán. Aquí tienen vuestras mercedes el misal;
vamos a rezar el Caco nuestro. TODOS (Rezan.) Caco nuestro que estás en la trena, sacrificada sea tu honra. Venga a nosotros
tu crimen. Búrlese a la autoridad así en la calle como en el subsuelo. Danos hoy el plan nuestro
de la CIA. Condona nuestras condenas como también nosotros apaleamos a nuestros delatores.
No nos dejes caer en la delación y líbranos del juez. Botín. ESCENA 3
MONIPODIO Chiquiznaque, orden del día.
CHIQUIZNAQUE Punto uno. Pendencia entre Juliana la Cariharta, moza de la casa llana, y su jaque Repolido.
MONIPODIO Que pasen.
CHIQUIZNAQUE Nos faltan actores. MONIPODIO Pues tú harás de Repolido y Maniferro de Cariharta.
¡A sus puestos!
(Chiquiznaque se transforma en Repolido y Maniferro en Cariharta.)
CARIHARTA ¡Señor Monipodio,
defiéndame de ese tigre de Ocaña, que me quiere dejar la cara llena de tolondrones!
REPOLIDO No haya más, enojada mía,
por tu vida te sosiegues,
así te veas casada. CARIHARTA ¿Casada yo, malino?
¡Mira en qué tecla toca!
¡Ya quisieras tú! Antes me casaría con un esqueleto muerto
que contigo.
MONIPODIO Pues yo os bautizo en el nombre del Golpe, del Chorizo y del asalto en el banco; de aquí en adelante os llamaréis Rinconete y Cortadillo. Bienvenidos a la cofradía de Monipodio.
¡Maniferro, Chiquiznaque! Demos la bienvenida a nuestros nuevos cofrades.
ESCENA 4
TODOS (Cantan.) Dale que te dale y dale, ole con el ole y ole,
que somos los principales
criminales españoles. Roba con garbo y con maña
y que vivan los mangantes,
pues los de nuestra calaña somos los amos de España
desde tiempos de Cervantes.
Y que vivan los ladrones
de este barrio sevillano, entre asaltos y butrones
más impunes que Al Capone
y más chulos que Soprano. En nuestra capilla brilla
la lumbre de cuatro velas
para el Lute, Luis Candelas, el Dioni y el Vaquilla.
¡Que vivan los criminales! ¡Todos a por la panoja
de la caja de caudales
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de esta nación gualda y roja!
Nuestra calaña viva que viva pues tiene
a España manos arriba.
ESCENA 5
RINCONETE Vive el cielo que me asombra cuán descuidada está la justicia con gente tan
perniciosa.
CORTADILLO Vive el cielo que me espanta la vida perdida mala, inquieta y disoluta de esta infame academia.
RINCONETE Vive el cielo que bien haremos en mudar de nombre por si nos sigue la gente de
Monipodio. CORTADILLO Vive el cielo que hemos de mudar también de oficio, saliendo al camino de
pueblo en pueblo con un retablo como los comediantes.
RINCONETE ¿Qué retablo, si no tenemos títeres? CORTADILLO Este será el retablo de las maravillas.
RINCONETE Maravilla será si no nos apedrean.
CORTADILLO ¿Al camino pues, amiga… Chirinos?
RINCONETE Al camino pues, amigo… Chanfalla. (Se transforman en Chirinos y Chanfalla.)
❖ Citas cervantinas
ESCENA 1
EL COLOQUIO DE LOS PERROS
BERGANZA Cipión hermano, te oigo hablar y sé que te hablo, y no puedo creerlo, por parecerme que el hablar nosotros pasa de los términos de naturaleza.
CIPIÓN Así es la verdad, Berganza, y viene a ser mayor este milagro en que hablamos con
discurso, como si fuéramos capaces de razón. BERGANZA Pues aprovechemos para contarnos nuestras vidas, pues me acuden palabras a la
lengua como mosquitos al vino.
CIPIÓN Habla, que se va la noche, y no querría que al salir el sol quedásemos a la sombra del silencio.
BERGANZA Sea así y escucha, amigo Berganza. La primera vez que vi el sol fue en el matadero
de Sevilla… (Se van.)
EL QUIJOTE
MARCELA ¿Venís a ver por ventura, a una enemiga mortal del linaje humano? Yo nací libre, y
para poder vivir libre escogí la soledad de los campos; soy fuego apartado y espada puesta lejos. El que me llama fiera y basilisco déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata
no me sirva; el que me llama desconocida no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera,
este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida ni los buscará, servirá, conocerá ni
seguirá. Tengo libre condición y no gusto de sujetarme; tienen mis deseos por término estas montañas y, si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el
alma a su morada primera. (Se va).
❖ El viaje del Parnaso
ESCENA 1
CERVANTES Quizá por mis delirios de grandeza
o porque no me quiere mi país, mas como de un error siempre se empieza,
creyendo a mi deseo,
di al camino los pies,
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porque di al viento la cabeza.
En fin, sobre las ancas del destino y el equipaje de mi poesía
viajar hacia el Parnaso determino.
Adiós, digo a la humilde choza mía; adiós, Madrid; adiós, fuentes y prados
que manan néctar, llueven ambrosía;
adiós, teatros públicos,
honrados por la ignorancia que ensalzada veo en cien mil disparates recitados;
adiós, ciudad; adiós, bello paseo;
adiós, rocín; adiós, corredor galgo; adiós, cuartucho donde escribo y leo;
adiós, hambre sutil de viejo hidalgo,
que por no verme ante tus puertas muerto hoy de mi patria y de mí mismo salgo.
Algún día quizá llegaré al puerto del Parnaso,
bañado en brisa pura,
cerrado a todos vientos y encubierto; veré a las musas, reinas de hermosura,
retiradas allí con la Poesía
mientras España diezma la cultura; y entonces hallaré, por vida mía,
a Apolo con sus versos deslumbrantes
y su canción de luz y de alegría. (Sale Apolo.)
APOLO Bienvenido al Parnaso, buen Cervantes. ¿Qué alforjas y qué traje es este, amigo,
para visitar dioses elegantes?
CERVANTES Yo, respondiendo a su demanda, digo: señor, vengo al Parnaso,
y como pobre, con este aliño mi jornada sigo.
Poeta siempre he sido y siempre sobre espíritu de musas levantado
y aunque a mí la abundancia no me sobre,
en fin, he respondido a ser soldado;
mi valor sabe qué secreto encierra la mano de que estoy estropeado.
Mis obras los rincones de la tierra descubren
y la fama que han tenido a la envidia y al odio mueven guerra.
Yo corté con mi ingenio aquel vestido
con que al mundo la hermosa Galatea salió para librarse del olvido;
yo compuse con pluma nada fea
comedias y entremeses en su tiempo,
si esto a su fama es justo se le crea; yo he dado en Don Quijote pasatiempo
al pecho melancólico y mohíno en cualquiera sazón,
en todo tiempo; yo he abierto en mis Novelas
un camino donde puede la lengua castellana
mostrar con propiedad un desatino;
yo hice el Persiles, obra culta y llana y obras que ayer a todos asombraron
y otras que ya os asombrarán mañana.
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Mas de todas mis obras
se llevaron sus esperanzas los ligeros vientos,
que en ellos y en la arena se sembraron.
Tuve, tengo y tendré los pensamientos, merced al cielo que a tal bien me inclina,
de toda adulación libres y exentos.
Nunca pongo los pies
donde camina la mentira y el fraude; esa es mi suerte,
por eso vivo al borde de la ruina.
Adiós, España, adiós; volveré a verte
desde las altas cumbres de la fama,
pasados los umbrales de la muerte, y aunque apenas me diste techo y cama
y viví entre mazmorras y pobreza,
yo te daré la luz de mi alta llama.
Inclinará mi ejemplo tu cabeza con alma grata y corazón sincero
ajeno a tu injusticia y tu vileza,
no esperes que aquí más yo te escriba pues parto ya al Parnaso,
donde espero cantar con voz
tan entonada y viva
que piensen que soy cisne y que me muero. Rumbo a la eternidad avivo el paso
y comienzo mi viaje hacia el Parnaso. (Se va).
❖ Fin de fiesta. Canción final
ESCENA 1
TODOS (Cantan.)
Hoy me ha dicho mi vecina
que le ha dicho su cuñada
que España está contagiada de un brote de cervantina.
Por calles y callejones,
por plazas, parques y bares se comparan ediciones
de Novelas ejemplares.
Ya no hay nadie que no lea
y los padres, que son miles, llaman a su hijo Persiles
y, si es niña, Galatea.
España está agonizante, España se va al abismo:
todo el mundo lee a Cervantes
para pensar por sí mismo.
No hay vacuna ni aspirina
que cure la cervantina.
Ahora hay librerías
80
donde había bancos
y todos los días nacen niños mancos.
El doctor alerta a la población:
el virus despierta mente y corazón. El doctor advierte a toda la audiencia
que hay riesgo de muerte
por inteligencia.
El doctor ordena a la población
ponerse cadenas de televisión.
Todo aquel que tema la literatura que se ponga enemas
de telebasura.
El doctor impone a la humanidad ponerse inyecciones
de publicidad,
y en el consultorio
me ha puesto un becario un supositorio de telediarios.
No hay vacuna ni aspirina
que cure la cervantina. Si no se remedia este mal viral
será una pandemia a nivel mundial.
Si llena la Tierra esta cervantina
se acaba la guerra y el hambre termina; por eso, vecinos,
por eso, vecinas,
que se abra camino la cervantina.
No hay vacuna ni aspirina
que cure la cervantina.
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Anexo III: Ron Lalá: una poética teatral. Cuestionarios
I. POÉTICA DE AUTOR: DRAMATURGIA. DIRECCIÓN LITERARIA
1. CREACIÓN PROPIA FRENTE A ADAPTACIÓN Y A VERSIÓN
¿Qué diferencia de origen se enfrenta en la raíz del proceso creativo –y que por tanto repercute
en el desarrollo posterior del mismo– en la elección de un proyecto de nueva creación, una
adaptación o una versión?
ÁLVARO: La elección del proyecto condiciona por completo el resultado, aunque tratamos de
afrontar cada propuesta de forma lúdica, con ilusión y mucha documentación sobre la obra u obras que vamos a adaptar o versionar, o bien sobre el entorno, atmósfera y referencias del mundo en
que nos adentramos. Cada obra pide, ella sola, su propia metodología creativa.
2. La decisión temática
A. ¿Qué criterios seguís para la elección del asunto central de un espectáculo?
ÁLVARO: Intentamos indagar en los grandes temas: En Mi misterio del interior, la identidad;
en Mundo y final, la muerte y la destrucción; en Siglo de Oro, siglo de ahora, la crisis política y
social; en las obras cervantinas el propio autor nos ofrece multitud de grandes motivos a los que
acudir. Procuramos ahondar en esos temas a través del humor, intentando abarcarlos desde distintos frentes, exagerarlos, reducirlos, jugar con los grandes temas como si se trataran de
ligerezas, y las los temas ligeros o anecdóticos con peso y gravedad. Es el principio de la reverse
comedy, que aplicamos de forma bastante sistemática. B. Elegido el mismo, tanto en una obra contemporánea, muy especialmente, como en un clásico,
¿cuáles son los pasos a seguir para la composición textual: referencias, documentación, dirección
intencionada del tema dentro del espectáculo?
ÁLVARO: Todo parte de una búsqueda bibliográfica, musical, filmográfica y visual, que
realizamos durante el proceso de documentación (a veces hasta un año antes de comenzar con el proceso creativo.) Cada uno aporta la documentación que considera necesaria para abordar el
tema o la atmósfera del proyecto en que nos embarcamos.
3. El cuidado del lenguaje
Característica esencial ronlalera es el tratamiento delicado y dedicado de la palabra. Contraste con mesura con el empleo de un humor inteligente ( y muy cervantinamente hablando humanista):
A. ¿Cómo se consigue equilibrio prudente y manejo de la comicidad?
ÁLVARO: Tratando el humor como cualquier otra dimensión del lenguaje dramático: con rigor y seriedad.
B. ¿Qué diferencia de tratamiento y acercamiento a la comicidad estriba en una obra de creación a una intervención clásica de menor o mayor grado?
ÁLVARO: En las creaciones originales es mayor la libertad inicial para desarrollar las estrategias
cómicas (reverse, exageración, gag, parodia, escena de clima, ironía dramática, etc.) Las
adaptaciones y versiones requieren un acercamiento cuidadoso para que el humor no deforme la propuesta del autor original
C. ¿La primigenia elección temática se ve condicionada por el recurso humorístico que puede llevar implícito el tema?
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ÁLVARO: Aplicamos el humor desde todas las ópticas al tema inicial y así vamos trenzando las
escenas, situaciones, conflictos y personajes. El humor esta en la esencia del tema.
4. La intertextualidad
Siempre presente en todos vuestros montajes. En los de producción contemporánea al realizar un
seguimiento de todos y cada uno de los espectáculos, es evidente la presencia de una
reminiscencia constante de toda la producción anterior, de su esencia. En algunos casos, tal como
es el ejemplo de la adaptación de la Folía para campaña escolar, la temática clásica se funde intertextualmente con la creación propia de Mundo y Final; otro ejemplo bien puede ser el guiño
al Quijote a través de los personajes que interpreta Íñigo Echevarría: visionario en el caso de
Folía, bonitamente marcado en Cervantina en su papel de Musa. Por todo ello:
A. ¿Cuál es el planteamiento de inclusión de referencias intertextuales en un montaje? Partiendo de
la base de que muchas pueden surgir de una forma natural, ¿cuál es su proceso de tratamiento y decisión final de incorporación?
ÁLVARO: Surgen en el proceso de creación y de ensayos, y casi siempre nos parece acertado
incorporar referencias intertextuales, ya sea a otras obras (por ejemplo todas la intertextualidad
de Folía con los autores clásicos), ya sea entre nuestras obras, como guiño a los seguidores y como referencia interna para crear un lenguaje propio a través de los espectáculos.
B. Diferencias entre un montaje de creación propia (donde quizás este ejercicio se realiza de forma casi prácticamente inconsciente) y una intervención.
ÁLVARO: Creo que lo he explicado en la pregunta anterior.
5. El empleo del verso y la prosa poética
En un sintético recorrido a vuestra producción, los primeros espectáculos compuestos están
compuestos en prosa; después pequeños atisbos y jugueteos con el verso, implantación completa del mismo, combinación del verso con la prosa y una utilización final de una prosa poética, al
estilo de su ingenioso precursor Cervantes. Planteamiento, creación, retos y riesgos de:
A. Una composición en prosa.
ÁLVARO: Conseguir que la prosa sea memorable, concisa y precisa. Trabajar el período como
unidad rítmica y diferenciar los distintos períodos de los personajes; la sintaxis es la que distingue
a los personajes y la que establece los conflictos entre ellos. B. Una composición en verso.
ÁLVARO: El reto es lograr el equilibrio entre ritmo y comprensión, entre belleza y precisión. El
teatro es verso bien hecho es inmediatamente memorable, porque el verso es la música del lenguaje.
C. Una combinación combinada de verso y prosa, y la evolución a una prosa poética. ÁLVARO: Este es el lenguaje que hemos ido creando sin proponérnoslo a lo largo de los años y
los espectáculos. Intentamos así combinar las virtudes de cada modo de lenguaje, dependiendo de
cada escena y secuencia.
6. La combinación y fusión con la dramaturgia musical
La comunión palabra música, entiendo por palabra no solo el texto hablado o recitado, sino también el musicado, elemento identificativo de la formula dramática ronlalera:
A. ¿Qué aporta al conjunto del montaje esta fusión y qué supone para el planteamiento inicial del
mismo?
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ÁLVARO: Supone un rasgo esencial de nuestro lenguaje; se trata de incorporar la música y los
elementos musicales (ritmo, armonía, melodía, tímbrica) en el lenguaje escénico que trabajamos; no trabajamos de forma aislada sino que para nosotros la música es parte esencial de ese lenguaje.
B. ¿Cómo es el proceso de combinación de la composición textual con la musical en una misma
pieza dramática perfectamente equilibrada? ÁLVARO: Depende de cada proyecto; por lo general desde la dramaturgia se proponen los
momentos de inserción de números musicales y canciones, incluso letras para crear melodías, y
los compositores ofrecen diversas piezas musicales, líneas melódicas, sugerencias…;
previamente consensuamos todos qué tipo de sonidos, timbres y atmósferas van a crear el espacio sonoro. Por último, en el proceso de ensayos, las piezas se terminan de ensamblar, se quitan y se
añaden temas, música incidental, efectos de sonido, etc.
I.POÉTICA DE AUTOR: DRAMATURGIA MUSICAL
1. EL PROCESO DE CREACIÓN MUSICAL
En el proceso de creación musical de Ron Lalá, la música es entendida como un elemento
connatural y por lo tanto integrado del hecho teatral (jamás entendido como mero
acompañamiento o como teatro musical).
A. ¿Cuál es el punto de partida desde la perspectiva musical completa a la hora de comenzar el
proceso creativo? MIGUEL: Normalmente, el punto de partida es la dramaturgia del espectáculo. En la dramaturgia
ya encontramos elementos en los que basarnos para plantear un marco musical general. Ahí
encontraremos información sobre el estilo y el lenguaje en el que la historia va a ser contada. Para
mí esos dos elementos son los que marcan el camino para empezar a pensar en la música
JUAN: No tenemos un punto de partida concreto, por lo general vamos haciendo camino a medida
que nos vamos encontrando con las necesidades del propio espectáculo y éste va tomando forma. Tratamos de estar lo más abiertos que podemos para que las ideas preconcebidas no nos supongan
un freno desde el punto de vista creativo.
B. El lenguaje musical: la composición de las diferentes partituras.
a. ¿Cómo es su origen y desarrollo en una concepción teatral donde la música es también hilo
conductor?
MIGUEL: La música, y sus diversos arreglos, siempre terminan completándose durante el proceso de ensayos. En Ron Lalá, el proceso de ensayos es un elemento más del proceso creativo.
Durante los ensayos, se sigue creando texto, puestas en escena, músicas nuevas, etc… . Así que
es el momento en el que la música comienza a estar en la fase de “ arreglo”. Se decide ahí quién va a tocar qué y cómo.
JUAN: Los diferentes temas que vamos incorporando (ya sean canciones, momentos instrumentales o mera música incidental) tampoco tienen una forma concreta de originarse. Los
músicos aportamos de entrada diversas ideas que entendemos pueden servir para iniciar el proceso
creativo, pero también desde el texto se proponen momentos en los que la música tiene que ser la
protagonista. Otras veces es la propia dinámica de ensayo la que determina la necesidad de componer cosas nuevas, otras lo pide el director... Todo está interrelacionado y no aparece con
un orden prefijado, simplemente tratamos de reunir la mayor cantidad de material posible y de
seleccionarlo en función de lo que más convenga al espectáculo.
b. ¿Cómo se logra la coherencia musical de un montaje?
MIGUEL: El objetivo de la coherencia siempre es muy relativo. Nosotros entendemos por
coherencia un sentido que puede aplicarse al espectáculo completo. Como algo que puede encontrarse siempre inmutable en montaje. Y, a su vez, todo es coherente si sirve para que el
mensaje en cada momento llegue como creemos que tiene que llegar. Si algo ayuda a que llegue
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lo que se quiere contar, entonces es coherente. La música también tiene que estar al servicio de
ese “todo”.
JUAN: Nuestros montajes son musicalmente muy eclécticos porque eso es lo que nos permite ser
más libres a la hora de contar, yo creo que la coherencia tiene que estar en lo que el espectáculo cuenta y no tanto en los estilos musicales empleados.
c. ¿Cómo se gesta la selección y combinación instrumental?
MIGUEL: Los timbres son un elemento fundamental en la música. El hecho de elegir una instrumentación y no otra define en un porcentaje muy grande el resultado final. Timbres que
resultan aterciopelados, suaves, tensos, ásperos, ensoñadores, etc… . Todos esos elementos
también están en función del resultado que se quiera conseguir, claro. La combinación instrumental siempre depende del número de personas que esté libre en ese momento para tocar.
En Ron Lalá somos “pocos” para tocar, así que la cantidad de nosotros que estemos en ese
momento disponibles para tocar es lo que determina en gran medida la combinación instrumental.
JUAN: Quizá la coherencia musical está más relacionada con los timbres instrumentales elegidos
en cada ocasión. Esa elección depende de la temática del espectáculo y de las atmósferas concretas
que busquemos crear.
C. El lenguaje textual: la composición de las letras.
a. ¿Nace en primer lugar la letra y a partir de ella su ritmo, es la inversa o se suceden ambos procesos
de forma simultánea en función del montaje y las necesidades que derivan del mismo?
MIGUEL: Ambos caminos son igual de válidos. Se puede partir de una idea musical (una
melodía, fundamentalmente ) y escribir una letra especialmente para ella. Pero también se puede hacer a la inversa, es decir, buscar una melodía para una letra ya compuesta. Cada uno de estos
dos caminos tiene su propia problemática y sus propias ventajas. Nosotros utilizamos los dos por
igual.
JUAN: Como te decía anteriormente, todos los procesos nos valen. Unas veces la letra precede a
la música y otras es al revés.
b. El contenido temático de las letras responde siempre a la coherencia argumental del espectáculo.
¿Cuál es el punto o idea de fuerza de partida para comenzar el proceso de composición?
MIGUEL: Para mí el punto de partida siempre es el estilo o la estética que se decide que debe tener una historia. Para crear, creo que hay que “responder” a determinadas preguntas (la
respuesta a la pregunta “qué?” daría como resultado el argumento, por ejemplo, el contenido).
Bien, para mí, el estilo es lo que responde a la pregunta “cómo?”. La forma en la que lanzaremos la historia para su desarrollo será lo que nos sirva como punto de partida.
JUAN: Que la música esté a favor del espectáculo y nos ayude a contar lo que queremos contar. Tratamos de enfocarla como un elemento dramatúrgico más y no como si fuera un concierto.
D. Entendida vuestra dramaturgia textual como la compuesta tanto por el texto hablado como
musicado, la fusión y coherencia textual y musical es imprescindible y esencia de la compañía.
a. ¿Cómo es el ejercicio de combinación e inserción de las piezas musicales con el texto?
MIGUEL: Creo que uno de los elementos clave del hacer ronlalero es el cuidado por el lenguaje. La dimensión poética de Ron Lalá creo que se apoya en la parte más estética del uso del lenguaje.
Esto implica ser consciente de uno de los elementos clave en el leguaje, el ritmo y la manera en
la que se dicen los textos. Normalmente, es el ritmo el que nos sirve de puente entre texto y
música. Obviamente, cuando el texto está en verso, su desarrollo rítmico es completamente diferente a cuando está en prosa.
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JUAN: Como te digo, no hay formas preestablecidas, vamos atendiendo a lo que creemos que el
espectáculo necesita en cada momento. Únicamente buscamos que haya cierto equilibrio en el reparto del peso de la música a lo largo de toda la obra.
b. ¿Cuál es el proceso y la clave para conseguir la sinergia de ambas donde no es posible deslindar una de otra por su coherencia?
MIGUEL: Yo creo que la clave está en la función que va a cumplir cualquiera de las dos
disciplinas. Por ejemplo, musicalmente, a veces necesitamos una pieza que introduzca una escena,
otras veces una pieza que la finalice. Otras veces, necesitamos una pieza que vertebre la escena. Y en otras, directamente la música es la escena… Creo que encontrara la función que va a cumplir
es esencial para la relación que mantendrán texto y música.
2. LA MÚSICA EN DIRECTO
Toda la música de vuestros espectáculos es generada en riguroso directo tanto la que forma parte integradora de la pieza como la que sirve de generación de la atmósfera que lo impregna.
A. ¿Qué riesgos y problemas supone la emisión en directo de toda producción sonora?
MIGUEL: En realidad, ejecutar la música en directo suele ser lo que menos riesgos comporta. De hecho, tocar en directo implica que tú tengas mucho control sobre la música en el espectáculo.
Si la música depende, por el contrario, excesivamente de la técnica, o directamente, está grabada,
entonces el control que tienes sobre ella es mucho menor y, por lo tanto, los riesgos son mayores. Yo soy un gran defensor de la música en directo. Creo que la energía que tiene la música en
directo es única.
JUAN: Hacer música en directo en el teatro es una actividad llena de riesgos puesto que hay múltiples elementos que pueden fallar. En nuestro caso, con bastantes instrumentos funcionando
a través de emisoras inalámbricas y con cinco actores y sus cinco voces moviéndose
continuamente por todo el espacio, las posibilidades de que algo no marche según lo esperado son altas. No obstante, llevamos muchos años a la espalda y hemos desarrollado numerosos protocolos
con nuestro equipo técnico que nos permiten prever estos fallos en gran medida y, cuando ocurren
en directo, poder solucionarlos con solvencia en la mayoría de los casos.
B. ¿Qué factores son imprescindibles a tener en cuenta a la hora de la representación, y sobre todo
de la gira, de una producción de estas características?
MIGUEL: La versatilidad es, creo, el concepto más importante de la producción de este tipo de
espectáculos. El hecho de que vayamos a teatros con características técnicas muy diferentes, nos
obliga a crear desde el principio un espectáculo que pueda adecuarse a los diferentes espacios, equipos, etc., así que siempre pensamos en algo que ofrezca resultado en varios escenarios
distintos…
JUAN: Muchísimos: la calidad del personal técnico con el que trabajas, el óptimo estado de tu
material y de los instrumentos, la gestión con suficiente antelación desde los departamentos de
producción y técnica del alquiler del material que nosotros no podamos aportar, la coordinación
de los montajes para tener suficiente tiempo para la prueba de sonido, que dicha prueba tenga un protocolo preestablecido en donde no quede ningún elemento sin ser testeado antes de la función...
En estas cosas sí nos imponemos reglas concretas y seguimos un orden mucho más riguroso que
en el proceso creativo. Muchísimos: la calidad del personal técnico con el que trabajas, el óptimo estado de tu material y de los instrumentos, la gestión con suficiente antelación desde los
departamentos de producción y técnica del alquiler del material que nosotros no podamos aportar,
la coordinación de los montajes para tener suficiente tiempo para la prueba de sonido, que dicha
prueba tenga un protocolo preestablecido en donde no quede ningún elemento sin ser testeado antes de la función... En estas cosas sí nos imponemos reglas concretas y seguimos un orden
mucho más riguroso que en el proceso creativo.
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3. ‘Jondo y Lirondo’.
Durante todos los espectáculos de temática contemporánea y hasta la llegada de la inmersión
clásica con la folía, el cierre del montaje lo protagonizaba una exquisita pieza flamenca que ha tenido cuatro ediciones.
A. ¿Cómo surgió, cuándo y por qué decidisteis darle continuidad hasta llegar a convertirse en un
clásico ronlalero? MIGUEL: Hay un elemento muy fuerte en la estética musical de algunos ronlaleros que es el
amor por el flamenco, un mundo donde, por cierto, también tienen una relación muy estrecha la
música y el texto. Ese amor por el flamenco y ese cariño por la atmósfera que genera nos dio prácticamente la obligación de hacerlo. El flamenco es, como mucha de la música que tiene una
fuerte raíz folclórica, una música que recrea un tipo de energía muy particular. Esa energía del
flamenco nos parecía muy interesante.
B. Con las miras a un nuevo espectáculo apartado del tratamiento clásico, ¿concebís la posibilidad
de retomarlo de alguna forma?
MIGUEL: Incluso en los espectáculos de temática clásica hemos pensado en seguir haciéndolo, aunque al final lo hemos desechado por distintas razones. El hecho de hacer o no Jondo y Lirondo
no tiene que ver con el contenido del espectáculo sino con la posibilidad de que ese lenguaje
pueda insertarse en lo que el espectáculo cuenta...
4. Clásico frente a contemporáneo
A. ¿Qué ha supuesto a nivel de la dramaturgia musical en todo su conjunto la inmersión en el mundo de la adaptación e intervención clásicas y su fusión con la producción contemporánea?
MIGUEL: La verdad es que hemos compuesto y hemos hecho los arreglos igual que como lo
hemos hecho en otros espectáculos de temática más “contemporánea”. El hecho de contemporaneizar los arreglos o la composición tiene más que ver, creo yo, con hacer música
basada en la Historia, es decir, como una especie de antropología musical. Si decides hacer música
en función de una época, entonces creo que sí tienes unas ciertas limitaciones lingüísticas e instrumentales. Ron Lalá nunca ha hecho música histórica….de momento…
JUAN: Desde el punto de vista estilístico, yo creo que nada en especial. Hemos tratado de seguir
siendo igual de libres a la hora de componer y de no limitarnos musicalmente. Aunque nos hemos hecho con algún instrumento que por timbre puede ser considerado más de época, hemos
considerado que la esencia ronlalera en la inmersión en el teatro clásico no pasaba necesariamente
por hacer música del siglo XVII. Creemos de hecho que el contraste entre el textos y músicas basados estilos cronológicamente alejados da resultados muy interesantes.
5. Taller A comienzos de años te has sumergido en la faceta docente con la impartición de clases
introductorias a la dramaturgia musical.
a. ¿Cuál es el objetivo con estos talleres y tu forma de trabajo con los alumnos? MIGUEL: El objetivo de estos talleres es dotar de las herramientas necesarias para la
comprensión y uso a favor de los elementos musicales en el teatro. Está dirigido a todo tipo de
profesionales de las artes escénicas. Directores/as, actores, actrices, músicos, etc… . Me parece que es importante devolver a la música al lugar que le corresponde con respecto a las demás artes
y a su relación con las personas. La música nos ha acompañado desde que estamos en las cavernas.
La hemos hecho nosotr@s. Por eso creo que es importante desmitificar algunas cosas, como por
ejemplo que la música solo es cosa “ de músicos “
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b. ¿Te gustaría que pudiera incorporarse la dramaturgia musical como una asignatura esencial e
integradora en la enseñanza de artes escénicas? MIGUEL: De hecho, creo que es necesario.
III.POÉTICA DE ACTOR: DRAMATURGIA DE INTERPRETACIÓN
1. Preparación del/los personajes
A. ¿Cuál es el método o la forma que habías recibido de formación interpretativa de construcción de un personaje antes de tu entrada en la compañía, y que por lo tanto has contribuido a aportar al
conjunto?
ÍÑIGO: Principalmente la que aporta la experiencia sobre los escenarios. Comencé trabajando en
grupos amateurs y semi-profesionales desde el instituto y en creación colectiva con diferentes
proyectos propios y equipos de trabajo desde la experimentación, el binomio ensayo/error y la búsqueda constante. En este momento de mi carrera puedo decir que tengo una experiencia teatral
sobre los escenarios de más de 20 años ininterrumpidos. Me formé académicamente durante 2
años dentro del método LeCocq que emanaba también del deporte, la concepción colectiva y la
visión integral del actor-creador.
ÁLVARO: Aprendí algo de Método en la RESAD, pero me pareció una lamentable violación de
la intimidad para extraer una interpretación opaca y basada en el dolor, el aburrimiento y el sufrimiento. Puedo decir que todo lo que he aprendido como actor ha sido por los años de práctica
y por el trabajo mantenido con nuestro formador y director teatral, Yayo Cáceres.
MIGUEL: El primer contacto que yo tengo con el teatro es ya en Ron Lalá. No traía, por tanto, ningún elemento previo. Todo el teatro que he aprendido lo he aprendido en Ron Lalá.
JUAN: El grueso de mi formación actoral se concentra en el trabajo con Yayo Cáceres en Ron Lalá y las más de 1.500 funciones que llevamos a la espalda. La única excepción fue
la experiencia como actor en "Los mejores sketches de Monty Python", de Yllana e Imprebís, que
compatibilicé con Ron Lalá entre 2004 y 2007. Por supuesto, fue una experiencia enriquecedora también, tanto en lo actoral como en lo creativo.
B. ¿Cómo fue el encuentro y la fusión de todos los conocimientos previos adquiridos con una forma
de trabajo colectiva e integradora de todos los elementos del suceso teatral, esencia ronlalera, recibida de manera muy especial del trabajo de dirección de Yayo Cáceres?
ÍÑIGO: Fue como jugar en casa y a la vez enfrentar nuevos retos como la música, que había
tocado mínimamente con anterioridad; pero dentro de todo, el juego era muy parecido al que venía desarrollando. Por supuesto, supuso adaptarse a un nuevo equipo, asumir las reglar internas y
confrontar siempre con el espejo que supone la dirección y que obliga a revisar y cuestionar los
pilares y creencias previos para crecer, descubrir y reforzar.
ÁLVARO: Fue un proceso duro, sudoroso, con momentos muy divertidos y mágicos; horas de
trabajo para convertir a un grupo de cabaret poético en una compañía teatral que basa su trabajo
escénico en el juego.
MIGUEL: La verdad es que el camino se ha ido dando de manera muy natural. Nosotros
veníamos de la música y la literatura y al empezar a trabajar con Yayo se puso todo esto al servicio de una idea de desarrollo teatral de manera muy natural.
JUAN: La fusión de las diferentes disciplinas que ponemos en marcha en Ron Lalá es algo que
hemos ido construyendo entre todos con el tiempo. La llegada de Yayo fue fundamental en cuanto a la formación actoral, a la disciplina de trabajo y a la cohesión de todos los materiales en juego.
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C. Técnica específica: experiencia con el deporte teatro y el ojo director.
ÍÑIGO: El concepto deporteatro va encaminado hacia la toma de conciencia del individuo como pieza de un todo y la búsqueda de la eficiencia máxima como equipo. Para ello, cada pieza debe
estar engrasada y rendir a su máximo potencial y en combinación con el resto de piezas; el equipo
es mejor en conjunto que sus individualidades por separado, siendo a la vez, éstas, fundamentales. Si tomamos el teatro, en este caso una función, como una competición deportiva de alto nivel en
90 minutos donde el espectador forma parte del otro equipo al que hay que conquistar (a través
del intercambio, el peloteo, el toma y daca o como quieras llamarlo) probablemente el resultado
es mucho más satisfactorio que si lo tomamos desde una reunión de personajes que quedan para tomar un té con pastas en el salón de su casa e invita al público a ser un espectador meramente
pasivo, sin intercambio de ningún tipo.
El ojo director es una herramienta de autoconocimiento y potenciación encaminada a la búsqueda
de la máxima eficiencia y equilibrio a través de la motricidad (es un paso más dentro del
entrenamiento y engrasado de cada pieza).
MIGUEL: La relación entre el teatro y el deporte es fundamental en el trabajo de Ron Lalá y,
sobre todo, en el concepto de trabajo teatral de Yayo. La disposición del cuerpo, el grado de
atención y alerta y la rapidez y autenticidad de las respuestas del mismo hacen que sea un estado ideal para habitar el escenario. El trabajo de la lateralidad que realizamos con Paul Dorochenko
fue también fundamental para comprobar cómo influye la disposición corporal a la hora de
realizar determinadas acciones.
JUAN: Buscamos que el cuerpo esté siempre implicado, que el teatro esté vivo y surja de la
acción. Las técnicas para trabajarlo han sido y serán múltiples, el deporte como actividad física y
mental y la conciencia de la lateralidad dominante en cada uno nos han servido mucho.
D. ¿Cómo se plantea el trabajo de mesa a partir del texto? ¿cuál es vuestra dinámica de trabajo?
ÍÑIGO: El trabajo de mesa viene antes que la propia concepción o escritura del texto. El primer paso es poner en común las ideas, temáticas, géneros y objetivos artísticos para el próximo
proyecto. Una vez acordado eso, investigamos, leemos, nos informamos y bebemos de diferentes
disciplinas artísticas relacionadas con la temática que queremos tratar; durante meses. El siguiente paso es diseñar las tramas de la historia que queremos contar y después las posibles escenas, los
lugares y estilos desde donde contarlas y posteriormente el desarrollo de los contenidos de cada
escena. A partir de ese momento llegan los textos, las composiciones musicales, la preproducción
y detección de necesidades. Una vez llegamos a los bocetos de texto y música (habiendo imaginado, o no, un espacio, una estética, un viaje) desarrollamos lecturas que van encaminando
la forma final (sobre la mesa) del libreto del espectáculo. A partir de ese momento, podemos
entrar al proceso de ensayos en el que ponemos en pie lo construido hasta ese momento. Generalmente, en este punto tiramos más de la mitad del trabajo previo a la basura y se entra en
el proceso de reescritura y composición para llegar a la puesta en escena final. Tratamos de poner
lo antes posible en pie lo que damos en llamar el Frankenstein, para dejarlo dormir durante unos meses y posteriormente volver a sacarlo del ataúd y cambiarle partes, miembros, darle de comer,
acicalarle, curarle las heridas y vestirle de cara al nacimiento, que suele ser dos o tres meses
después de haberlo revivido. El proceso completo puede durar entre 10 y 12 meses, sin contar con
la investigación previa.
ÁLVARO: El trabajo previo consiste en meses y meses de documentación a partir del tema o
lenguaje que vamos a afrontar, y/o de la obra que vamos a versionar o adaptar. A partir de estas lecturas realizamos numerosas reuniones creativas conjuntas y después cada departamento
(dramaturgia, composición musical, dirección) trabaja por separado para después reunirnos en el
local de ensayos y trabajar juntos.
MIGUEL: Obviamente, los textos cobran un sentido único cuando son “dichos”, leídos con
ciertas intenciones. El trabajo de mesa de cualquier montaje teatral con el texto se realiza para
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poder tener un espacio donde “oír” el texto, comprobar si tiene los efectos que creemos que tiene.
También para discutir sobre algunos de los aspectos que se quieren enfatizar, modificar, etc… . El trabajo en Ron Lalá es básicamente el mismo que aquí se enuncia, aunque hay una diferencia
importante en el tratamiento del texto en espectáculos que han sido adaptaciones ( “Cervantina”,
“En un lugar del Quijote” ) con respecto a los que el texto ha sido fruto de la creación de la compañía (“Mi misterio del interior”, “ Mundo y Final”, etc…)
JUAN: El proceso creativo es colectivo y en la fase de trabajo de mesa vamos poniendo en común
el material que se va reuniendo. Una vez armado todo el esqueleto pasamos al local de ensayo, donde casi todo cambia al poner ese material en acción teatral, y surgen nuevas necesidades
creativas. Es un proceso vivo que no termina nunca, ni siquiera después del estreno.
E. La característica de formación colectiva os diferencia por la suma versátil y múltiple de
disciplinas. ¿cómo se orquesta esta interdisciplinaridad en el proceso creativo y de construcción
de un espectáculo a nivel interpretativo? ÍÑIGO: Nos conocemos mucho, es lo bueno de llevar 15 años de carrera conjunta. Eso ahorra
muchos viajes innecesarios y hemos conseguido afinar bastante en el casting interno y las
propuestas que nos llevan a la fórmula final. En cualquier caso, tenemos horror a la repetición,
ese es el mayor reto, y conociéndonos tanto es un Himalaya muy grande de superar en cada proceso. Desde luego, una de las claves es afrontarlo desde el juego, sin el miedo a perder y con
el ego por debajo de los tobillos. Si nosotros nos divertimos con nosotros mismos, sabemos que
estamos en el buen camino. Si no nos hacemos la mínima gracia, probablemente tenemos que revisar lo que estamos haciendo. Uno de los grandes objetivos desde la interpretación es conseguir
sorprendernos entre nosotros.
ÁLVARO: La orquestación depende de Yayo, es él quien coordina como director todo el trabajo creativo.
MIGUEL: Obviamente, los textos cobran un sentido único cuando son “dichos”, leídos con ciertas intenciones. El trabajo de mesa de cualquier montaje teatral con el texto se realiza para
poder tener un espacio donde “oír” el texto, comprobar si tiene los efectos que creemos que tiene.
También para discutir sobre algunos de los aspectos que se quieren enfatizar, modificar, etc. El trabajo en Ron Lalá es básicamente el mismo que aquí se enuncia, aunque hay una diferencia
importante en el tratamiento del texto en espectáculos que han sido adaptaciones ( “Cervantina”,
“En un lugar del Quijote” ) con respecto a los que el texto ha sido fruto de la creación de la
compañía (“Mi misterio del interior”, “ Mundo y Final”, etc.…)
MIGUEL: El hecho de provenir de diferentes disciplinas artísticas creo que es una de las ventajas
del trabajo ronlalero. Todas ellas tienen elementos importantes que pueden ponerse al servicio del espectáculo. La clave para orquestarlas es la humildad y el respeto por el trabajo de los
compañeros y sus posibles aportaciones. La escucha de las propuestas y poner el trabajo al
servicio del espectáculo.
JUAN: Esto es trabajo de Yayo, uno como actor tiene que estar lo más abierto y dispuesto posible
al servicio del espectáculo y de lo que pida el director.
F. ¿Cuántas fases o periodos distinguís desde la primera reunión y toma de contacto con la obra y
los personajes hasta el último ensayo general previo al estreno?
ÍÑIGO: Probablemente entre 10 y 12 pasos.
ÁLVARO: El trabajo previo consiste en meses y meses de documentación a partir del tema o
lenguaje que vamos a afrontar, y/o de la obra que vamos a versionar o adaptar. A partir de estas
lecturas realizamos numerosas reuniones creativas conjuntas y después cada departamento (dramaturgia, composición musical, dirección) trabaja por separado para después reunirnos en el
local de ensayos y trabajar juntos.
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MIGUEL: Normalmente, hay una primera fase en la que se trabaja la dramaturgia del espectáculo. Ponemos en común lo que queremos contar y cómo queremos contarlo. En segundo
lugar, el proceso va encaminado a subir el espectáculo al escenario, encontrar sus claves estéticas,
su “timing “. En una fase siguiente se suele reposar, corregir todo lo que no ha tenido el resultado deseado durante la fase anterior para, en último lugar, intentar llegar al acabado definitivo del
espectáculo
JUAN: Francamente, nunca me he puesto a contarlas ni se trata de un proceso fijo. Hay una idea previa, un trabajo de mesa, lecturas, ensayos en local, pases generales... Nada diferente a cualquier
otra compañía.
G. ¿Qué retos y desafíos entraña la preparación de un personaje clásico–y por tanto preexistente
literariamente– frente a un personaje nacido de una obra de creación? Ventajas y desventajas.
ÍÑIGO: Ventajas todas cuando eliminas las desventajas. La clave es no partir de ningún preconcepto, expectativa o posible juicio exterior. Seguir la intuición y ser fiel a los códigos en
los que trabajamos como pilares de la compañía y haciendo caso al texto, sobre todo, haciendo
caso al texto.
ÁLVARO: No distingo uno de otro. Me parecen idénticos retos y desafíos. En los personajes
clásicos ya conocidos me intento alejar de los tópicos actorales preexistentes, y en los personajes
creados de la nada intento evitar prejuicios. Trato de divertirme, de no pensar ni procesar intelectualmente la interpretación. Me dejo llevar por el juego en la medida de los posible.
MIGUEL: En mi caso personal, la creación del personaje tiene siempre la necesidad de no partir
de ningún cliché anterior. La necesidad de ser creado desde dentro hacia afuera, por decirlo de esta manera. En ese caso, y aunque es inevitable trabajar con referencias (sobre todo si se trata de
un personaje muy popular ) me es indiferente para su creación cualquiera de los dos tipos
JUAN: Buscamos la misma libertad que en el resto de procesos creativos. El gran reto siempre
como actor es que tu personaje esté vivo y tenga honestidad y verdad, creo que lo demás es
secundario.
H. Yayo siempre sostiene: “Hay que saber cómo transformar la limitación en una virtud”. vuestra
proeza interpretativa descansa en la dificultad de ser solo cinco en escena y múltiples y diversos
los personajes que aparecen por las tablas. ¿cómo se prepara a nivel actoral esta exigencia interpretativa que requiere de este ‘travestismo’ sostenido en toda vuestra producción?
ÍÑIGO: No tomándose nada en serio y sabiendo a la vez que vale todo menos cualquier cosa.
Hay que jugar sin miedo, reírse de uno mismo ante todo y ser muy riguroso. Y nada es grave por muy importante que parezca.
ÁLVARO: No es una proeza. Es trabajo puro y duro. La preparación nos la dan las tablas, cientos y cientos de funciones a lo largo de los años, el trabajo de ensayos y la experiencia vital. Yayo
consigue sacar un lenguaje interpretativo común de toda esa mezcolanza.
MIGUEL: Nosotros siempre hacemos trabajos de taller previos a todos los procesos de ensayos de un espectáculo. Estos talleres tienen siempre una finalidad corporal. Hemos hecho talleres de
boxeo, de esgrima…. Esa preparación del cuerpo es la que te permite alojar distintas energías
para cada personaje
JUAN: No hay más secreto que ensayar mucho. Es un tipo de trabajo que requiere precisión y
versatilidad para cambiar de registro y creo que nos ayuda que, además de las diferentes
capacidades individuales, nos entendemos y coordinamos bien como equipo por la cantidad de años que llevamos juntos.
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I. ¿Cómo fue la experiencia de estar focalizado únicamente en un solo personaje, aunque vertebral,
en el montaje En un lugar del quijote? Preparación y responsabilidad. ÍÑIGO: Fue un lujo y una suerte volver después de más de 10 años a tener un viaje completo
desde un personaje. En este caso un privilegio por lo que supone la figura del autor y el personaje.
Responsabilidad toda la del mundo, sabiendo a la vez que estaba amparado por un gran equipo. Claves de la preparación: entrenamiento para encontrar la forma física, caracterización natural,
dieta equilibrada y eliminación radical del alcohol. Y por supuesto, dormir durante meses con el
texto, beber toda la obra cervantina, la vida del autor e investigar en estudios contemporáneos
además de recorrer partes geográficas que se describen en la novela. En ningún caso ver otros trabajos anteriores y eliminar cuanto antes la posible necesidad de cubrir las expectativas de nadie
del afuera.
Y una sesión de osteopatía semanal.
2. Puesta en escena
1. Una vez ya pasado el estreno de un montaje, ¿cómo es el día a día de una noche de bolo tanto en
unas salas de exhibición por un tiempo determinado (temporada) como el viaje itinerante por
distintas plazas?
ÍÑIGO: Rutinario. Como cualquier trabajo, somos obreros del ocio. Cumplimos una función y listo. Una vez pasado el proceso de retoques hasta encontrar la forma definitiva del espectáculo
por supuesto que hay un viaje de descubrimiento, incluso de redescubrimiento desde el aquí y el
ahora, pero se convierte en algo mucho más prosaico de lo que pueda parecer. Viaje, prueba de sonido, función, recogida, hotel (o viaje de nuevo). En cualquier caso, es un privilegio recorrer el
mundo con tu propio trabajo y recibir la respuesta generalmente entusiasta y positiva de los
espectadores de medio planeta.
ÁLVARO: Cada uno tiene sus rituales previos. Los míos son inexistentes; caliento un poco la
voz. Para mí, todo en escena es juego; serio, técnico y responsable, pero juego; así me lo intento
tomar. Tenemos citación de prueba de sonido unas tres horas antes de la hora de comienzo. Hay trabajo que hacer, antes y después, porque también participamos del proceso de desmontaje,
ayudando en parte al equipo técnico, que lleva todo el día en el teatro. En las funciones de
temporada todo es más sencillo, no precisa tanta preparación de cada función.
MIGUEL: Una de las cosas más bonitas que tiene el teatro es que, al ser un arte vivo, la técnica
de cualquier actor reside en hacer que lo que ocurra encima del escenario esté vivo. Hagas
temporadas o estés de gira, el trabajo es el mismo ( o debería ser así, al menos).
JUAN: Yo siempre disfruto mucho en escena como ronlalero. Y como en cualquier trabajo hay
días más brillantes que otros, a veces estás lleno de energía y otros agotado, algunos días con muchísimas ganas y otros cuesta más entrar en calor, pero el trabajo tiene que ser siempre salir a
por todas, a hacer que el espectáculo esté vivo. Es un topicazo, pero es la forma más honesta de
afrontar esta profesión y de tratar al público. Personalmente intento no dejar de recordarme a mí mismo el privilegio absoluto que es hacer lo que hago.
2. Actores y músicos a partes iguales, ¿qué exige y qué entraña esta doble condición artística en el director de una representación a nivel de interpretación tanto dramática como musical?
ÍÑIGO: En el director no lo sé, imagino que un buen rompecabezas. Como actor, creador y
ejecutante la necesidad de formación y descubrimiento continuos para encajar perfectamente en el puzzle que se plantea en cada producción.
ÁLVARO: Por mi parte, es muy divertido actuar, cantar y tocar, y no entiendo mi actividad sin
esas tres realidades unidas. No veo diferencia alguna. No me parece una doble condición; creo que todos los actores deberían cantar y tocar.
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MIGUEL: Aquí te respondo desde mi parcela de dirección musical. En Ron Lalá la música, como
todo el resto de los elementos teatrales, está puesta al servicio del espectáculo. Esto implica que el trabajo de dirección de la misma debe tener claro ese objetivo. Por otro lado, combinar la
energía que se requiere para tocar junto con la que se requiere para actuar es muy interesante y da
como resultado el que puede verse en cualquiera de nuestros espectáculos. Son energías distintas que se complementan muy bien en el escenario.
JUAN: Siempre hay que trabajar para mantener la frescura en el escenario. La cantidad de
funciones que tenemos la suerte de hacer nos ayudan mucho, pero a la vez hay que cuidar la voz, el cuerpo, tocar muchas horas en casa, leer, oír música, investigar, fijarse en otros... Nunca hay
que perder la actitud activa para el aprendizaje.
3. ¿Cuáles son las claves de coordinación y método de trabajo detrás de la escena durante función
para mantener viva y en orden la transformación constante del espacio teatral?
ÍÑIGO: Ser muy obsesivos con el trabajo y la partitura pactadas, desde la generosidad y el rigor y por supuesto con una escucha y conciencia integral del espectáculo que tenemos entre manos.
Por supuesto, en este momento del proceso, son parte fundamental e imprescindible las personas
del equipo técnico de la compañía y de los teatros que nos reciben para el buen desarrollo de la
función; y que son piezas del mismo todo en el que jugamos los actores.
ÁLVARO: El trabajo tras la escena es meticuloso, está tan coordinado como lo que se ve en el escenario. Disponemos de un asistente de escenario, además de los dos técnicos. Muchos cambios
de vestuario, muchos imprevistos, muchas anécdotas, y siempre procuramos tenerlo todo claro y
ser precisos y limpios en los cambios.
MIGUEL: En los espectáculos, desde el punto de vista de la maquinaria, formas parte de un
mecanismo que incluye a varias personas más. Tu misión está en constante coordinación con el
resto de tus compañeros, así que fundamentalmente, hay que estar muy atento y comunicativo.
JUAN: Ensayo, escucha, atención y buena coordinación con el técnico que nos asiste en escena.
3. Compañía de ‘repertorio’.
Tan solo sois cinco actores y son varios ya los años compaginando en cartel dos y hasta tres
funciones a la vez (incluida la adaptación para la enseñanza media de la Folía):
A. ¿Cómo surge la idea de esta compatibilidad y la forma viable de llevarla a cabo?
ÍÑIGO: Es una cuestión de necesidad. Somos una productora teatral de la que dependen al menos 11 personas y sus círculos cada mes. Cuando hay una nueva producción se ven implicadas entre
30 y 40. Hay una estructura que gestionar y más allá de la labor cultural, pedagógica o puramente
artística, hay un negocio que mantener en el tiempo.
ÁLVARO: Es un imponderable. Hay que tener varios espectáculos vivos porque así lo exige la
situación actual; en ese sentido no nos diferenciamos nada de las compañías de repertorio, ahora
en extinción, pero ha sido una realidad constante en el mundo del teatro desde hace siglos. Los teatros, ayuntamientos, diputaciones, etc., solicitan un espectáculo u otro conforme a sus planes
y necesidades, y nuestra querida coproductora, distribuidora y compañera Emilia Yagüe sabe que
podemos ofrecer varios espectáculos. El juego es así.
MIGUEL: La creencia en la necesidad de ofrecer cultura de calidad en la enseñanza media para
formar público o ciudadanía crítica nos lleva a plantear siempre la posibilidad de hacer versiones
para esa franja de la sociedad. El hecho de ser una compañía ubicada en el sector privado y que, además, genera ingresos a través
de sus representaciones hace que cuanto más repertorio tengamos en cartel, más trabajemos.
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JUAN: No hay una idea previa. Los espectáculos van naciendo, se van sumando unos a otros y siempre es interesante prolongar su vida todo lo posible. Gestionar la compatibilidad entre varios
es una de las labores principales de nuestro funcionamiento como empresa, en donde los
departamentos de dirección, distribución, producción, técnica y contabilidad tienen que estar en constante coordinación.
B. ¿Qué requiere a nivel preparatorio y de interpretación la combinación simultánea de montajes que
en Ron Lalá se traduce en, sin exagerar, más de una decena de personajes por actor? ÍÑIGO: Es como cambiar un stick de memoria, un usb, un archivo. Si ha pasado mucho tiempo
hay que actualizarlo (vía ensayos, trabajo propio, visionado); si conviven en el tiempo, es cambiar
de traje y permanecer en el aquí y ahora, como comentaba antes.
ÁLVARO: Requiere frecuentes repasos de texto y a menudo ensayos totales, parciales o
musicales para refrescar las piezas que vamos a representar.
MIGUEL: Mucha memoria, mucha atención y la posibilidad de poder revivir la energía de un
espectáculo en cualquier momento.
JUAN: Una vez más, ensayo. Y cuando hay que refrescar un espectáculo después de un tiempo,
cada uno se responsabiliza de realizar de forma individual el grueso del repaso. Luego ponemos
en común las dudas, lo recordamos todo técnicamente en conjunto y listo.
Madrid 2017