1
Rogelio Guedea, 3
Alerto Gomez Vaquero, 7
Mari Carmen Moreno, 11
Sara Castellar Lorca, 15
Paco Bello, 20
Manuel Quiroga, 21
Javier Reverte, 25
David Taranco, 27
Antonio Moreno Ruiz, 29
Luis Alberto de Cuenca, 33
Javier Pérez-Ayala, 35
Mariano Ruperez, 40
Juan Planas, 43
David Romero, 46
Blanca Uriarte, 48
Alberto Gómez Vaquero, 51
Carlos Herrera, 54
Jose Vidal Valicourt, 58
David Fdez Rivera, 62
Angelina Jimenez, 65
2
Dejar quisiera mi verso es el título de nuestro número 5 de nuestra re-
vista. Título extraído de el poema Retrato de Antonio Machado y que
abre el libro Campos de Castilla que en el año 2012 se cumplen cien años
de su primera publicación, poco después de ver la luz el libro, su mujer
Leonor fallecé a edad muy temprana. Antonio abatido confiesa en una
carta que le escribió a su amigo Unamuno que había pensado en acabar
con su vida pero que el éxito que tenía Campos de Castilla le había he-
cho reflexionar porque si existía una fuerza útil en él, no tenia derecho
a aniquilarla. La poesía es sin duda el motor de la vida de los poetas que
dejan su verso en el papel para que sea transmitida a los lectores. Desde
nuestros sellos editoriales seguimos trabajando para difundir la poesía y
ayudar a los nuevos valores de la poesía de hoy a difundir su obra.
EDITORIAL
Revista Poesía eres túAño 3 Nº5
DEJAR QUISIERA MI VERSO
ISSN - 1889-3457-5
Deposito legal:
Dirección: Javier Pérez-Ayala
Redacción: Alberto Gómez Vaquero
GRUPO EDITORIAL PËREZ-AYALA
C/Dr. Fleming Nº50 4ºD
28036 Madrid
Teléfono.- 91 345 38 17
http://poesiaerestu.com/revista/
3
Rogelio GuedeaLa poesía no se hace sino con palabras, y con la vida
P.-El título del libro es “Ex-
ilio”. ¿De qué se exilia y
a dónde Rogelio Guedea?
¿Tiene que ver este título
con su salida de México
para dar clases en Nueva
Zelanda? Así parece de-
ducirse de un verso de “Ni
siquiera el tiempo” que
dice: “me exilié porque el
amor de mi país estaba yén-
dose por las alcantarillas”.
R.-La definición amplia
del término exilio nos
habla del exilio exterior,
precisamente ese que nos
obliga a irnos de nuestro
lugar de origen, pero tam-
bién del exilio interior, que
es el que más me interesa
en este libro y en lo que
estoy haciendo como po-
eta, que es la separación
del ruido de la calle para
seguir el dictado de nues-
tra voz interior, eso que
llamamos convicciones
morales, estéticas, estilís-
ticas, políticas, humanas.
El exilio de mi libro “Ni
siquiera el tiempo” iba
más por el lado del exilio
geográfico. El exilio de mi
antología “Exilio” tiene
más al segundo, que creo
que es el que nos da una
mejor dimensión humana
y nos hace, finalmente,
conocer y conocernos
mejor. Eso ando yo ahora
explorando en poesía.
P.- En “Ni siquiera el
tiempo”, precisamente, los
poemas se vuelven más
narrativos y también más
cotidianos, hablando de
lecturas como El Quijote,
de sus negocios, etc. ¿A qué
se debió es cambio hacia
la prosa poética? ¿ganas
de una nueva estructura,
de nuevos lenguajes, influ-
Rogelio Guedea. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Colima y doctor en
Letras por la Universidad de Córdoba (España). Es premio Adonais de poesía por
libro Kora en 2008, premio de poesía Amado Nervo 2004, Premio internacional de
Poesía Rosalia de Castro 2001 por su libro mientras olvido. Su obra ha sido reciente-
mente publicada en España en una antología personal llamada Exilio publicada por
Ediciones Rilke. Nuestro redactor Alberto Gomez le realiza esta entrevista para la
Revista Poesía eres tú.
l é i ilí l d í
4
encia de algún autor,...?
R.-Yo tengo una incli-
nación natural hacia la
confesión y la confiden-
cia. En los libros previos
a “Ni siquiera el tiempo”
observo este matiz narra-
tivo en mi poesía, aunque
no dando el salto hacia el
poema en prosa, por ejem-
plo. Esta vuelta de tuerca
se da en “Ni siquiera el
tiempo”, libro que escribí
precisamente en España,
lugar que me dio la per-
spectiva y la libertad que
en mi país no encontraba
debido, quizá, a mi falta
todavía de madurez expre-
siva y a la influencia, que
en este sentido, pueden
tener las voces (poéticas,
como decía) de la calle. En
España me liberé y desde
entonces el elemento nar-
rativo, confesional, diegé-
tico, está en mis poemas.
Quizá por eso empecé a
escribir libros que mu-
chos críticos concideran
“microrrelatos” pero que
yo sigo escribiendo como
poemas en prosa, que
es la forma poética en la
que me siento más libre
y se ajusta más a mi dic-
ción y prosodia lírica.
P.- En esos poemas de “Ni
siquiera el tiempo” y tam-
bién en los anteriores, las
referencias a cantantes (josé
Alfredo, Chabela Vargas,...)
a libros, etc. y también a
un amor nada platónico y
sí muy carnal, dan lugar a
una poesía que parece muy
pensada para el pueblo (en
el sentido de gente de a pie,
humilde) y no tanto para
la clase culta o más ilus-
trada. En España estamos
muy poco acostumbrados
a ese tipo de poesía. Díga-
nos. ¿Era esa su intención
al escribir esos poemas?
¿Es algo común en México
o fue algo excepcional suyo?
R.-En México la cultura
popular es mal vista por
muchos, sobre todo por
los poetas llamados del
lenguaje. Esto refleja, ob-
viamente, una cultura de
élita. Los poetas tienen que
ser como Baudelaire, Eliot,
etcétera, pero no como
Netzahualcóyotl, nuestro
máximo poeta indígena y
realmente grande, si uno
lo lee sin prejuicios. En
mi caso, la cultura popu-
lar lo es todo. Una letra
de José Alfredo Jiménez,
por ejemplo, me cala más
hondo que muchos poe-
í l d l h b d
5
mas, digamos, de Octavio
Paz, que encuentro fríos,
alejados de nuestro folclor.
Yo siempre he persistido
en esta idea y me alegro
de haberla defendido aun
cuando muchos poetas
de mi generación se bur-
laban de mis poemas
precisamente por esto.
Las alusiones a la cultura
popular son deliberadas.
Yo mismo soy un adicto al
refranero popular español,
y muchos de mis ritmos,
tonos, imágenes, metáfo-
ras, las construyo a partir
de compases de canciones
populares, no por otra
razón tengo un libro titu-
lado “Senos sones y otros
huapanguitos”, en refer-
encia a la música popular.
Yo sé que en España están
muy poco acostumbrados
a este tipo de poesía, lo
que es lamentable, porque
no se dan cuenta que si
Alberti y Lorca (entre
otros más) fueron grandes
poetas fue precisamente
porque abrevaron en las
musicalidades populares.
P.- En “Fragmento” su po-
esía se vuelve más íntima,
hay, además, más reflex-
ión sobre el acto de escribir.
Un verso, de hecho, dice lo
siguiente: “escribir de lo
finito en lo infinito”. ¿Es
para usted esta una buena
definición de la poesía? ¿Es
así como ve usted el oficio
poético: escribir sobre lo que
nos ocurre, lo finito, en el
álbum infinito de la poesía?
R.-Para mí la poesía tiene
que aspirar a la inmor-
talidad, como lo querían
los griegos. Pero la po-
esía no se hace sino con
palabras, y con la vida,
que nace y muere todos
los días. Parece una con-
tradicción, pero no lo es,
como no lo es cuando
hablamos de cuerpo y
alma, lo perecedero y lo
imperecedero, si volvemos
a los clásicos. Yo aspiro a
una poesía cotidiana, cer-
cana, inteligible, que desde
ahí pueda llevarme (y lle-
var al lector) a conocer lo
intangible, lo abstracto, lo
initeligible. Una especia de
metafísica de lo cotidiano
que no obvie un elemento
que para mí es funda-
mental: la comunicación,
aspecto que es la razón
de ser de todo lenguaje.
P.- Otro verso, en el sigu-
iente libro (Kora) dice:
“Pero sobre todo palabras/
para detener los pensami-
entos de la muerte ¿El
poeta se olvida momen-
táneamente de su destino
mortal mientras escribe
o estas palabras aluden,
más bien, al intento de al-
canzar cierta inmortali-
dad a través de la poesía?
R.-Yo creo que en todo po-
eta el asunto de la muerte
es tema central. Para mí
lo es, y en cierto modo,
mientras escribo, alcanzo
a pergeñar ese vaho de lo
infinito, que también al-
canzo, por ejemplo, en el
acto de amor, tal vez por
esos amar y escribir sean
dos experiencias en donde
lo sublime es coyuntural.
Yo tengo, debo decirlo,
una obsesión con el tema
de la muerte. Una ob-
sesión enorme a tal punto
de que todos los días pi-
enso en ella y en nuestra
propia fragilidad. Y en-
tonces escribir, digamos,
me salva. Esas palabras, en
ese instante mismo de la
escritura, me rescatan de
la pesadilla de la muerte,
que todos los humanos –
unos más y otros menos-
llevamos sobre la espalda.
P.- En algunos de los últi-
mos poemas del libro, como
“Campo minado”, su po-
esía se vuelve más social:
¿Debe quedarse la poesía
al margen de los proble-
mas sociales o aún hay
espacio para una poesía
combativa, aun a riesgo
de perder cierto lirismo?
R.-En el siglo XX
Latinoamericano tuvimos
una tendencia fuerte hacia
el poema social y políti-
co, como en la España
de Franco. La realidad
en Latinoamérica estaba
convulsionada a causa de
las dictaduras y los po-
emas de vocación realista,
como Gelman, Benedetti,
precisamente por esto.
Las alusiones a la culultutura
popular son deelilibberadas.
Yo mismo soyoy un adicto al
refranero ppopular espaapaañoñoñoñ lll,,
y muchhoos de mis ririririiitmtmtmtmosos,
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Yo sé ququue e ennnen EEEEspspppsppppaañañañañañaaaaaaaaaa a esesesestátáátátátátáááátáááááátánnnnnnnnnnnnnnnnnn n
muy ppopoocococo aaaacoocoststttsttumumummmu bbbbrbbbrbrbrrrbrrbbrbrbrbraddadadadadddda oosososossosossossososoooosoosoosss
a estee tttipippo o dedededee pppppppppoeooeoeoeoeoeoesísísísísísísísísssíssíísíía,a,a,aa,a,a,a,a,a,,a, lllllllllllllllllllllllo oo oooooo oooooooooo ooooooo
que es lamamenennnnnentataablblllbllblle,e,eee,e,e,eeeeee, pppppppppppppppoororororororororooororororoooororrooorrququququuqqqqqqqqq eeeee
no se dadadadd nnn cccucuuenenenntaaatataaa qqqqqqqqqqqqueueuueueueueueuuuuuuueueu ssssssssssssssiiiiiiiiiiii i ii
AlA berti y y LoLoLoLoLoLorrcrccaa aa (e(e(e(e(eeeeeee( ntntntntnttntntntttntntntntntnnnn rerererererererrreeereererere
ototros máás)s fueueuerrororororooonnn n nnn grgrgrgrgrgrgrg anananannananananaanaannaa ddedededededededdedded sssss ssssssss s
pooetas fueue ppprerereciciciciccisasasasaaaamememememememmem ntntntntntntntntnttntntntnttnnn eee eeeee e e e e e eee
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imimmpepereeececedederoro, sis vololvevemomomoss
a a lolloloss s s s clcllclcclclcclááásásásásásiiiiicicicososos.. YYoYYoYo aaaaspspspsspsppiriro o a a
ununununna a popopopopooesesesesíaíaíaíía cccototototididididiaiaaaianananana,,, ,, ,,,, ,,, cececeececceeccc rrrrr---
cacacaacacannananananaaa, ,, inininininnntetteteteelilililililigigigigigiblblblbllle,e,e,e,,, qqqqqqueueeeeeeeeeeu ddddddddddddddddddesessssessesesssseeeessesdddddddededededddddddddddddd
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mmmemememmemmemememeememetatatatatataaaatattafífífífífífífífífí iiisisiiissisisisiisisiiiicccccacacacacacacaacccacaccaccacacacaaccaaaacaaacaaacaa ddddddddddddddddddddddddddde e e e eeeeeeeeeeeeeeeeee e lololololololololollllllllllol ccccccccccccccccccccccoootototototootottotoooooootoo ididididddddddddddiidddddididdiddddidddddddddddiaiaiaiaiaiaiaiaiaiiaiaaiaiaiaaiaaiaaiaiiaai nonoonnonnonnoonononononnnoooonnnonnnoo
quququququququququququuqqq eeeeeeeeeeeeeeeeeee nononononononooononononononoooooonnoooooon oooooooooooooooobvbbbvbbvbvvbvbvbvbvbvbvvbvbvbvbvvvvvvbvbvb ieieieieieieieieiieieieieieieieiieieieieiieeeee uuuuuuunnnnnnnnnnnnnnnnnn nn nnnn nnnnnnnnn leelelelelelelelelelleeleleellleeeellleleeeleeeeemememememmmemmemmmmmmemmemememmmmmmmmmeememememmemmmemmmmemmmmememmmemmmmemememmeeememmmemmemmmemmememmmemeemeemememmeneennnnnnnnnneneeeneeenennne tototototototototo
ququququququuquququququqququququququququququququqqqqq eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee ppppapapapapaapaaaappapappaaapaapppaappapappappppaapaapaappppppp rarararararaararaaraararrararararararaaaaarrraaa mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmíí íí í í í eseseesesesseseeseeseseseseseessesesesesseses fffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffuunununununuuuunuuunnununuunuuuuuunununu dddadddadadaadaaadadaddaddaddadd ------
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iieieieieieieiieieiieieieieieieieiiieientntntntntntntntntntntnnn e e eee eeee e e e lililililililililililililililliliiibrbrbbbbrbbbbbrbrbbrbbbrbbbbbbrrbbbbrb ooooooooooooooo (K(KK(K(K(K(K(K(K(K(K(K(KK(K(K(K(KK(KKK(KK((( oooorororororororororrorororoooooororo a)a)a))a)a)a)a))a)a)a))a)a)a)a)a)a))) dddddddddddddddddiiiiiciciiciciiciciciciciciccccce:e:ee:e:e:e:e:e:e:e:eeee:e:eee
“P“P“PPPerererererrro o ooooo sososossosososooobrbrbrbrrbrrrbrbrbbrrrrrbbbrbrbre eeeeeeeeee e totototootototootootottotoototoot dodododododododdddoddd ppppppppallallalallalalalalaalallllaaabababbbbabababaabbabababababa rarararararararararrarr s/s/s/s/s/s/s//s///
papapaaarararaaaraarar dddddddetetetetetettetttetttetetee eneenenennenenennenennnennne erererererererererereereerereererr llllllllllllllllllllosoososososososossoosos ppppppppppppppppppeneneenenennneneneneneenenennsasasasaasasasasaasass mimimimimimimim ----
ennentototooss ss s dedededdededdede llllllllllla a aaaa mmumumumumuererererererererrertetetetetettetetete ¿¿¿¿¿¿ElElElElElEl
popopo tetetetetaaaaa a sesesess oooooolvlvlvlvlvlvididididdiddddaaaa a a aa mommomomomomommemem nn-
tááneneamama enentte dddde e sususuuuu ddddddeseeseeestitittinnonoo
moorttrtalallalal mmmmmieieieieientntntntnttraras sss eeseescrcribibe
o estas palabras aluden,
más bien, al intento de al-
una obsesión con el tema
de lla a muerte. Una ob-
sesión enonorme a tal punto
de que toddosos los días pi-
enenensososoo en ella y een nuestra
propopiaiaiaiaia ffragilidad.d Y en-
totot ncn eses eeeeescscss ribir, diggama os,
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esseese crcrcrcrrcrccrititititururrruu a,a,a,a, me rereererescs atan dde
lalallaalal ppppppppeseseseseseseseseeee adadadililillalalala de lalalalaa muerte,,
qquqququuququqqqq ee eeee e totot dodos loloolos huummmam nos –
uuunununuunuuuu ososossoso mmásásásá yy ooootrt osos mmmenos-
lllllllllllllllllllllleveveeeeveveve ammmamammmososos ssssobobree la a esessespap lda.
PPPPPPPPPP.P.P.PP.PPPP.P.P.P.PP.- EnEnEnEnEnEnEnEEnEE aaalglglgggglguuunununuuu ososos ddee loloooos ss últi-
mmmmmommommmommoommmomm s ss s sss ss ssss ppopoppopopoppppp ememmmememmmmmme asasaa dddellell llibibbrorrooo,, como
“C“C“CC“C“““““CCamamamaammamampopppp mmmmmminniininni adaddaa o”o”, , ssu po-
esesesessesessíaíaíaíaíííííaíaa sssse ee vvuvuuuuuuueeelelelee vvev mmásáássá social:
¿D¿D¿D¿D¿DD¿D¿D¿D¿D¿Debebbbeee e e e e e ququququueededdaarsese llllaa poesíaa
aallaalaala mmmmmmararargeggegennnn dee llllooos problee-
mamamaamammmam ss s sosocicialaleses oooo aún hhaay
eseseeesesspapapapapacicicic o oo oo paparararaa una poeoesía
cococococcoombmbmbmmbmbmmbatatativiviva,a aun a rriesgo
ddeded pppererdededer r cierto lliirismo?
RRR.-En el siglo XX
Latinoammerericano tuvimos
una tetendndencia fuerte hacia
elel poema social y políti-
6
Dalton, Cardenal, no tuvi-
eron más remedio que ser
alcanzados por ella en su
poesía. Hoy me he dado
cuenta de que Latinoamé-
rica, pero sobre todo Mé-
xico, vive una realidad vi-
olenta a causa de la guerra
contra el narcotráfico, la
corrupción, la despareja
relación con los vecinos
del norte, etcétera, y la pa-
sividad que noto por parte
de muchos de los poetas e
intelectuales me dice que
la realidad real y la reali-
dad de la poesía están cada
cual bailando por su lado.
En “Campo minado”, que
escribo, he querido volver
al poema social y político
pero de dimensión global,
no sólo mexicana, y esto
es una especie de llamado
para que el poeta no se ol-
vide del compromiso con
su realidad, porque an-
tes que ser poetas somos
hombres y antes que la po-
esía está la vida. Yo espero
que este libro despierte,
por lo menos, la curiosi-
dad y reabra una nueva
vertiente estética en Mé-
xico y en Latinoamérica.
Por ahora estoy cantando
solo, creo yo, con esta pro-
puesta. Pero, como lo he
dicho, ahora oigo nada
más lo que se me dicta
desde adentro, y nada más
puedo hacer. Lo único
que me preocuparía, eso
sí, es que los poemas de
“Campo minado” se qu-
edaran en el mero pan-
fleto. Esperemos que no.
P.- Sabemos que en México
hay una fuerte disputa en-
tre poetas de la experiencia
y poetas más centrados
en la poesía pura: ¿Cómo
vive usted desde su exilio
esta disputa? ¿Cree que es-
tas peleas ayudan a la po-
esía o sólo la dañan más?
R.-Estoy ya totalmente
alejado de esto. Me parece
estéril esta disputa. Me lo
pareció siempre. Y lo com-
probé apenas fui a vivir a
España, y lo reconfirmé
apenas vine a vivir a Nue-
va Zelanda. El poeta debe
estar más allá de esta “tem-
poralidad”. Pero pasará. Yo
creo que ya está pasando.
Advierto en la poesía mex-
icana elementos nuevos
(ironía, narratividad, etcé-
tera) que antes aparecían
de forma esporádica
y ahora ya están con-
formándose en poéticas.
Y eso me gusta. Ayuada
a la evolución del propio
lenguaje todo aquello que
lo combustione y oxigene.
P.- Sabemos que usted está
trabajando en una His-
toria de la poesía mexi-
cana. ¿Qué grandes au-
tores mexicanos, poco
conocidos para el público
español, recomendaría
usted a nuestros lectores?
R.-Hay para mí algunos
autores que fueron eclip-
sados por el fenómeno
Octavio Paz que, como
sabemos, tendía más a una
poesía pura o del lenguaje,
aunque hay un Paz, como
el de “Pasado en claro”, en
el que encuentro grande-
mente la dimensión hu-
mana. Bueno, estos poetas
poco conocidos y leídos
en España son el primer
Renato Leduc, Jaime Sabi-
nes, Efraín Huerta, Rubén
Bonifaz Nuño, Luis Miguel
Aguilar, Héctor Carreto,
Gloria Gervitz, o Ricardo
Castillo, que deberían ser
más conocidos en España.
P.- Finalmente, solemos pre-
guntar a nuestros entrevis-
tados que nos den una breve
lista de sus principales in-
fluencias poéticas. ¿Cuáles
son los poetas que más han
influido a Rogelio Guedea?
R.-Las mías deben ser
obvias: toda la poesía y
música popular mexi-
cana, León Felipe, César
Vallejo, Pablo Neruda,
Roberto Juarroz, Nicanor
Parra, Ernesto Cardenal,
Jaime Sabines, Roberto
Fernández Retamar, Juan
Gelman, Efraín Huerta,
Alberti, Lorca, y más re-
cientemente un poeta ar-
gentino exiliado en París
desde hace cincuenta años:
Arnaldo Calveyra, que
me parece fundamental.
contra el narcotráfico, la
corrupción, la despareja
relación con los vecinos
del norte, etcétera, y la pa-
sividad que noto por parte
de muchos de los poetas e
intelectuales me dice que
la realidad real y la reali-
dad de la poesía están cada
cual bailando por su lado.
En “Campo minado”, que
escribo, he querido volver
al poema social y político
pero de dimensión global,
no sólo mexicana, y esto
es una especie de llamado
para que el poeta no se ol-
vide del compromiso con
su realidad, porque an-
tes que ser poetas somos
hombres y antes que la po-
esía está la vida. Yo espero
que este libro despierte,
por lo menos, la curiosi-
dad y reabra una nueva
vertiente estética en Mé-
xico y en Latinoamérica.
Por ahora estoy cantando
solo, creo yo, con esta pro-
puesta. Pero, como lo he
esta disputa? ¿Cree que es-
tas peleas ayudan a la po-
esía o sólo la dañan más?
R.-Estoy ya totalmente
alejado de esto. Me parece
estéril esta disputa. Me lo
pareció siempre. Y lo com-
probé apenas fui a vivir a
España, y lo reconfirmé
apenas vine a vivir a Nue-
va Zelanda. El poeta debe
estar más allá de esta “tem-
poralidad”. Pero pasará. Yo
creo que ya está pasando.
Advierto en la poesía mex-
icana elementos nuevos
(ironía, narratividad, etcé-
tera) que antes aparecían
de forma esporádica
y ahora ya están con-
formándose en poéticas.
Y eso me gusta. Ayuada
a la evolución del propio
lenguaje todo aquello que
lo combustione y oxigene.
P.- Sabemos que usted está
trabajando en una His-
toria de la poesía mexi-
mana. Bueno, estos poetas
poco conocidos y leídos
en España son el primer
Renato Leduc, Jaime Sabi-
nes, Efraín Huerta, Rubén
Bonifaz Nuño, Luis Miguel
Aguilar, Héctor Carreto,
Gloria Gervitz, o Ricardo
Castillo, que deberían ser
más conocidos en España.
P.- Finalmente, solemos pre-
guntar a nuestros entrevis-
tados que nos den una breve
lista de sus principales in-
fluencias poéticas. ¿Cuáles
son los poetas que más han
influido a Rogelio Guedea?
R.-Las mías deben ser
obvias: toda la poesía y
música popular mexi-
cana, León Felipe, César
Vallejo, Pablo Neruda,
Roberto Juarroz, Nicanor
Parra, Ernesto Cardenal,
Jaime Sabines, Roberto
Fernández Retamar, Juan
Gelman, Efraín Huerta,
Alberti, Lorca, y más re-
7
Alberto Gómez Vaquero
Todos estamos sometidos a fuerzas
que no controlamos
Alberto Gómez Vaquero, es licenciado en Periodismo por la Universidad Com-
plutense y estudiante de Geografía e Historia por la UNED. Su primera novela Entre
dioses y peones ha sido publicada por Ediciones Amaniel, el sello de narrativa del
Grupo Editorial Pérez-Ayala. Alberto es el redactor de la Revista Poesía eres tú.
P.- La novela negra parece
ser un género que nunca
pasa de moda. ¿Podría-
mos considerar tu novela
dentro de este género?
R.- Sí, aunque no es una
novela negra de manual. Es
verdad que tiene algunos
de los ingredientes prin-
cipales: la resolución del
crimen no es el argumen-
to principal de la obra, la
trama es bastante violenta
y la diferenciación entre
buenos y malos no es tan
evidente. Si bien, también
podría colocarse la novela
dentro del “realismo sucio”
o incluso del movimiento
“pulp”, debido a algunos
aspectos como el lengua-
je, el personaje principal,
etc.. En general, casi todas
las novelas pertenecen a
varios géneros y son muy
difíciles de encasillar den-
tro de uno u otro. Además,
no creo que hacerlo sea
positivo para la novela.
P.- Asesinos en serie, una
personalidad difícil y
que ha generado mucha
literatura. Nos podrías
decir cómo has tratado
el tema en tu novela.
R.- El primer impulso nar-
rativo vino de la lectura
de unos cuantos libros de
filosofía y psicología. Sobre
todo, de Locke y Hobbes y
la eterna disputa en torno
a la bondad innata o no en
el género humano. Eso me
llevó a interesarme por la
violencia, sus orígenes, sus
causas sociales, genéticas,
neuronales, etc. Lo que yo
quise hacer en la novela
fue plantear un debate en-
tre las distintas corrientes
que, por supuesto, llevan
a tener distintas visiones
de la justicia, la venganza
o el papel de la sociedad
como creadora de crimi-
nales. Para plantear ese de-
bate utilicé una figura que
representa el mal extremo,
como es el asesino en se-
rie. Para mí la figura de
ese asesino tenía que ser la
razón principal del libro,
más allá de la inevitable
investigación criminal.
neuronales etc Lo que yo
8
P.- Tu novela está ambien-
tada en Valladolid, ciudad
que conoces muy bien ya
que eres de Mucientes un
pueblo de Valladolid. Las
descripciones que haces de
la ciudad son exactas y muy
recreativas. ¿Has tenido que
documentarte o te ha basta-
do con hacer memoria?
R.- Diría que el noventa
por ciento ha sido me-
moria y el diez por ciento
documentación. Val-
ladolid es una ciudad
pequeña que, además,
se recorre casi siempre
caminando, de modo que
uno va memorizando lu-
gares, calles, nombres,…
casi sin darse cuenta.
P.- Raúl y Rafa son los per-
sonajes de tu novela, uno
policía y el otro periodista
con dos personalidades
muy diferentes. ¿Nos podías
hablar un poco de ellos?
R.- Raúl es, en su base, el
estereotipo del policía de
serie negra americana. Y lo
es adrede, aunque quiero
creer que luego se convi-
erte en algo más. Su origen
está en el sheriff de las
novelas pulp, en el Hum-
phrey Bogart de “El Hal-
cón Maltés” o en el John
McClane de “La Jungla
de Cristal”. Es decir, es un
tipo derrotado y cansado
que ha renunciado incluso
a tener su propia concep-
ción de la vida porque in-
tuye que lo único que hay
es caos y, por lo tanto, locu-
ra. Rafa, por el contrario,
es alguien más estético.
Quizás piensa como Raúl,
que sólo hay caos y locura
detrás de la apariencia de
normalidad del mundo,
pero al contrario que el
policía, él aún se man-
tiene a flote y luchando.
P.- Entre dioses y peones es
un título muy sugerente que
puede hacer similitud con
muchas reflexiones en la
vida, los que tienen el poder
y los que no, en este caso hab-
las de el poder de la violen-
cia. ¿Cuál es la reflexión que
deja de trasfondo el libro?
R.- La una reflexión que
vale, al final, es la que
haga el lector. Por las que
me han ido llegando, cada
uno proyecta en el libro
sus propias vivencias y
conocimientos. En ese
sentido, habrá quien vea
sólo la parte policiaca,
habrá quien se quede con
la reflexión sobre la vio-
lencia,…desde mi punto
de vista, una de las reflex-
iones principales y que es
9
a la que hace referencia el
título es que al final, por
muy cuerdos que creamos
estar, por mucho que per-
filemos una personalidad,
un hombre unidimension-
al, de una sola cara, todos
estamos sometidos a fuer-
zas que no controlamos:
nuestros genes, la familia
que nos toca en suerte, la
sociedad en la que vivi-
mos, etc., etc. Es decir, no
somos tan homogéneos
como queremos creer ni
tan libres como nos gusta
pensar. Por supuesto, eso
lleva a otras reflexiones.
Como que, por ejemplo,
cualquiera, puesto en las
circunstancias adecua-
das, puede convertirse
en un asesino estupendo.
P.- Uno de los personajes
de tu novela habla de la
maldad innata en el ser
humano, ¿es el hombre
un lobo para el hombre?
R.- En el libro hay más
preguntas que respuestas
porque yo mismo tengo
más preguntas que respu-
estas. Si bien es cierto que,
en general, no soy muy
optimista con respecto a la
especie humana. Es verdad
que luego sales a la calle,
nos tratas uno a uno y no
somos tan malos, pero en
general, tengo muy mala
opinión de cómo ha evolu-
cionado el ser humano. Si
miras hacia atrás, ves que
durante milenios fuimos
carroñeros. Ni siquiera
depredadores. Y ahora, sin
embargo, parece que todo
ese pasado no ha influido
en nosotros y que nuestra
vida empieza en las luces
de Grecia y Roma, cuando
lo cierto es que aquella
parte de nosotros sigue
teniendo más importan-
cia en nuestro compor-
tamiento que la educación
o la socialización a que
hayamos sido sometidos.
El ser humano comparte
el 99% de los genes con
el simio, pero seguimos
creyéndonos semidioses.
Por ejemplo: el psicólogo
Philip Zimbardo metió a
unos estudiantes en una
especie de cárcel falsa para
un experimento. Unos
tenían que hacer el pa-
pel de presos, otros el de
carceleros. Al principio
no ocurrió nada, pero al
cabo de un tiempo, y pese
a que todos sabían que
aquello sólo era un experi-
mento, los presos comen-
zaron a rebelarse y los
guardias a tomar medidas
violentas para, según ellos,
apaciguarles. Hasta el pro-
pio autor del experimento
reconoce que se volvió un
poco sádico viendo todo
aquello y que le costó pa-
rar el experimento, pese a
que la violencia había lle-
gado a límites peligrosos.
Esto demuestra lo que
somos: carroñeros ve-
nidos a más. Es triste.
Pero vistos como espe-
cie, seguimos siendo
animales peligrosos.
P.- Eres un consumado lec-
tor, tu blog Libros para
comentar (http://libro-
sparacomentar.blogspot.
com) así lo demuestra.
Nos podrías decir que li-
bros te han influido más.
R.- Casi todos los libros
marcan, de una manera u
otra. Pero por hacer una
ircunstaanciass aadecua
as, puedde coonvertitirse
n unn aseesino estuppendo.o.
P.- Uno o de llos ppersoonnajes s
ee tu nnoveella hhaablaa de lla
mmaldadad innnataa enn eeeeeeeeeel llll sser rr rrrrrrrrrrrrr
uumanno, ¿e¿ee¿e¿¿¿ sssss s llelle homomommo bbbrbrbbre eeee
nn lobo papararaararararaa el l hhoommbbmbbbbbbbbmbbmbmbmbm rerererereererereeererrerrrr ??????????????????????????????????????
RR.- EEn ell librro haaaayayayyayayyyayayaaayaaaya mmmmmmmmmmmmmmmmmmmásásásásáássásássásássássásá
reegunntat s quq e rer spspspssspspsppppueueueesttstttttststststasasassas
orqrque yo mim smmo tetetetetetetetetteeeengngnnggngngngngngngnggnnn oo ooo oooooooo
más prp eggunu taas s quququqquqququqquee resppuuuuu-
stas. SSi biieen es cic ertototottottootoooo qqqqqqqqqqqqqqque,
n gennere al, no ssoyo mmuyyyyyyyyyuy
ptimista a con rerespecctoto a la
specie humamana. EsEs verdadad d
ue luego saleles a la calle
vidada empieza en las luceess
dde Grerecicia yyyy yyyy yy yyy yy yy y yy yyyyyy yy yyyy RRoRoRRoRRoRoRRoRoRRRRoRoRoRoRoRooRoRRoooRRRoRRoRRRoRRoRRooooRooomammm , cuuanandod
lolololololollolooololoololollolooloolololloo ciertttttooooooooo ooooo o oo ooo ooooooo eeeeseseeeeeeeeeeeeeeeeeessesessesesesessessssesesssessessesseesess qqqqqqqqqqqqqqqqqqqqqqqqqqqueueueueueuuuuueueuuuuueueuuuueeee aaquq ella
papapapaapapapaapapapapaaaapapappaapppp rrrrtrrrrtrrrrr ee dededdededeeeedededdeedddedddeedeeeeeeeeeee nnnnnnnoososososososootottttttotototooottottottttttttttttttto rrrorrrrrrr s sigugue e
tetteteteeteettttetetetteetetetetteteteteeeteeennninnnnnnnnnnnnnn endodo mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmásásásssssásásássssssssááásáááááááá impoorororororrorooorooorrororoooroooroooooo tatatatatt nnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn-
ccicicicicicicicicciccciiiia aa aaaaaaa een nnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnuueueeeueeeueeueueueuueuueueueuuuuueuuuuuuueueuuuuuueeeuuuueueeuuuuuuuueuuuuueeuueueuu tsttststststtststtststststtsstsststtssstststsstttsssttttttttttttsttttttttrrorororoooroorroororororoorooooroooroorroorooororoorroooororooorororrrrorrrrrrrrr ccommmmmmmmmmmmmmmmmmommmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmpoppoooooooooooooooopoopp rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr---
ttatatatatatattatatttttttattaaatataatatatataaaaamimmmimimimimimimimimimiimimimmmimmmmmmm ennnennennnnnnnnnnnnnnnnnnttotooototoootototootootoootototototototottttttttttttottoo qqqqqqqquuuuuuuuuueueeeeueueeuuuuuuuuuuuuuuueeueeeeeuee lllllllllllllllllllllllllllllllllllllllaaaaaaaa a aaaaaaaaaaaaaaaaaaa ededeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee ucaaacacacccccccaaccacacacaccacacacaccacaccccaaacaccccacca ióióióióióióiióóióiiióióióiióióióióióióióióióiiióióióióii nnnnnnnnnnnnnn nn nnnnnnnnnn
ooooooo o oooooo lalalalalalalalllalallallalalalalalalalalalaall ssoococociaaiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaalllllliliiiiililiiiiiiizzzzzzazazaaaaaaaaaaazazaazaaaaazaaazazazazaccicccccccc ónónónónónnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa qqqqqqqqqqqqqquuuueueuuueuueueuueuueueueueuueuuueeeeeeeeeeee
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EllElElEElEElElElElEEEElElElEElElElEEEEll sssssererererrerrrrerrerrerere hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhuumumummmumumummummmuumumumumuumuumumumumummmmmmananannanananananananannanannnnnnaannananna ooooooooooooooooo cococococcccccccccococcccoccoccocccoccoccococcococcococcccocccoccooccccccccccccc mmmpmpmpmmpmmmmmmmmmpmmpmmmpmmmmmpmmppppppppppppppppppppparararrrrrrrrrrarrrrrrrrrtetetetetetteetteteteteteteteetetteettteettteetteteteeetetettttteteteeeeeeeeeeee
elelelelelelelelelelelelelleleleleeleleeleeel 9999%9%9%%%%9%%%%%% dddddddddddddddddddddddeeee e eeeeeeeeeeee lololololololololoooolololoolooolololooololololololololololololololololosssssssssssssssssssssssssss ss gegegegegegegegegggegegegegegegegeeeegegeeggegegeegegegegegegeeggeegegeg nnennenenenneees ss ccocococoococococooccococcooocccoccooccocccocccccccooooonnnnnnn n n nnnnnnn
elell sssssssssssssssimimmmmimimmmiiiiiiiiimi iioiooooooioioioioioioooooo,,,,,,,,,,,,, pepep roroo sssssssssssssssssseeeegegegegeeeeeeeeeeeguiuiuiuiuuuiu mmmmmomomomoooooommmommomomommmmoommommmmommomomooooommmmosssssssssssssssss ssssss
ccrcreyeyeyeyyyyyyyyeyeyyyéénéénénnnnnénéénnnnénnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnénnnnnnnénnéndoddddddddddddddddddddddd nooooooooooosss ssssssssssssssssssssss sessssssssssssss mididioosoosososossoosssosoooooososoosoosssossssseseseseseseseseseseseseeeeeseeseesessesses........
PPoPPPPPPPPPPPoPoPoPoPoPoPoPPPoPPPoPPPPP r r eeeejjjjeeejeeeeeeejemememmmmplplplplppppppppppplppplppppplppppppppp o:o::::o:o:o::::::::::::::::::: eeeeeeeeelllll ll pspspspsppspppssp iicicicólóllólólóloogogogooo ooooo
PhhPPPPPPPP ilililipipip ZZZimimbab rddo meetit ó ó a aa aa aaaa a
ununosososssssssso eeeeesststsstuddudiiaiantntn eess eenn uuuuuuunuuuuu a
especie dededededededdededdedededee cccccccccccárárárá cec ll faffafafaafafaaaaafallslslslslslslslslslslslsaa para
pio auautor ded l exxpep rimment
reecoc noocece quee se vovolvióó un
pocoo sáddici o viviendodo todd
aqqaqaqaqaqaqaqaqaqaqqaqqqqqaaqaaaqqueueueeeeuuueu lllllllll oo y quque le costótó pa
raraaaraaraaaraaaaarararrraaarar r rr eleleleleleleleleleleleleleeeell expxperimimentoto, peese
ququuuuuuquuuuqq eeeee eeeeeee laalaaaalaaalaalalllllal vioolenccia hhaba ía lle
gagagagagagagagagaggagggggggagaaggg ddooodod aaaaaaaaaaaaaa lllllllllímmitess peliigrossos
EEEEsEsEsEsEsEsEEsEEsEsEEEEEEEE totototototottotooooototooooooo dddddddddddddddemmuesttra llo qqu
ssosososos momomm s:: ccararrrrrrroorororororororrrrooñeññeñññeñeeroos ve
nnin dododooss a mmááás.s EEEEEEsss ss trriiste
PPPPPePPPPPPPPP roroooo vvvvvvvvvvvvvvisisisiiiii tos s s s ccococococ mmo eespe
ciciciiiiiiciiiciiiiiic eeee, segegegegegggeggegegegegguiuuiuiiuiuiuiuuuu mos s sisiend
animmmmmmmmmalalalalalallalalaa ess peligigrosoos
P.- EEres unn consusumadodo lec
ttor, tutu blog g Librroos par
coommentar ((hthttp://libro
10
selección, que aun así será
muy panorámica, diría:
“La Iliada”, “La odisea”,
“la Biblia”, el teatro de
Lope y de Shakespeare,
“El Quijote”, “La Divina
Comedia”, “El leviatán” de
Hobbes, los “ensayos” de
Montaigne, “Los tres mos-
queteros”, “Viaje al centro
de la tierra”, “Las minas
del rey Salomón”, “Scara-
mouche”, “Rojo y Negro”,
“El Conde de Montecris-
to”, “Los miserables”, “Un
asunto tenebroso”, “Bel
Ami”, “El lobo estepario”,
“Demian”, y en general
cualquier obra de Hesse,
“El túnel”, y “Sobre héroes
y tumbas” de Sábato, “El
guardián entre el centeno”,
los relatos de Jack Lon-
don y los de Borges, “El
memorial del Convento”,
todos los libros de Miguel
Delibes, “Ana Karenina”,
“Retrato del artista ado-
lescente”, “Lolita”, “El
corazón de las tinieblas” y
“Lord Jim” de Conrad, “ A
sangre fría”, “La conjura de
los necios”, “Cinco cerdi-
tos”, “Estudio en escar-
lata”, las obras de Patrick
O´Brian, “Ampliación del
campo de batalla”, “Resi-
dencia en la tierra”, “El
árbol de la ciencia”, “Luces
de bohemia”, los episodios
nacionales, las estupendas
biografías de Zweig, “Más
allá del bien y del mal”, la
“Contribución a la crítica
de la economía política”
de Marx, “El cuarteto de
Alejandría”, “Canciones
de amor en Lolita´s Club”,
“El maestro de esgrima”,
“El palacio de la luna”,
“Corazón tan blanco”,
“Otra noche de mierda en
esta puta ciudad”, muchos
libros de poesía (Lorca,
Neruda, Alberti, Gil de
Biedma,…) y por supuesto
los cómics de Hugo Pratt
y Neil Gaiman. Me habré
dejado alguno, pero pu-
ede valer como resumen.
11
Mari Carmen Moreno
El amor es el arte de encender el fuego en todas las cosas
Mari Carmen Moreno es la autora del libro ESA MUÑECA A LA QUE LE DISTE
CUERDA, licenciada en letras Hispanas y desde hace 10 años está dedicada a la
enseñanza actividad que compagina con la crítica y la investigación literaria. Mari
Carmen ha resumido en ESA MUÑECA A LA QUE LE DISTE CUERDA toda su
obra poética.
P.- Empezaste a escribir
poesía con 13 años. ¿Sur-
gió como un impulso o
como una necesidad?
R.- En un principio la
poesía surgió como una
necesidad, como un deseo
de exteriorizar mis sen-
timientos más íntimos,
de desnudar esa seg-
unda piel que me oprimía.
Después se convirtió en
un impulso que surge
ante cualquier motivación
externa o intrínseca y que
fluye, como un torrente,
sin que pueda detenerse.
El poeta –al menos, en mi
caso- necesita la poesía,
necesita ese impulso que
en realidad es como un
alimento que nutre sus
raíces.
P.- Tu poemario es un po-
emario fácil de entender
donde la poesía se erige
como la imagen reflejada
del poeta, encontramos
también en ocasiones
referencias a personajes
mitológicos y de cuen-
tos, influidos quizás por
tu amor a la literatura.
¿Cómo ha influido esa
pasión tuya por la litera-
tura en tu poesía?
R.- Es lógico que mi
pasión por la literatura
–y en especial por los
cuentos y mitos- surja
con naturalidad en mis
poemas. Cuando leemos,
nos metamorfoseamos
en los personajes, los
vivificamos ante nosotros,
están ahí. Los personajes
de los cuentos y leyendas
se transforman ante nues-
tros ojos, con cada nuevo
hacedor que los revive,
12
con cada nueva versión
y –por supuesto- con cada
nuevo lector. Muchos
poetas han sentido la
misma fascinación que yo
y han vehiculado su voz a
través de esos seres míti-
cos, como sucede –por
ejemplo- con Tres deseos
de Amalia Bautista. En
mi caso soy una ferviente
lectora de mitos y leyen-
das, creo que nos ayudan
a entender nuestra natu-
raleza, nuestra grandeza
y debilidades, y es lógico
que surjan, incluso in-
conscientemente, en mi
poesía.
P.- La poesía necesita cada
vez más de la crítica liter-
aria y has contribuido a
ello por medio de internet
en los blogs:
http://elarlequindehielo.
obolog.com
http://porelsenderodela-
creatividad.obolog.com
http://lacajadepandora.
obolog.com
¿Cómo surgió la idea de
crear estos blog literarios
y en qué diferencian unos
de otros?
R.- En un principio sentí
la necesidad de propor-
cionarles a alumnos
y compañeros textos,
apuntes de lengua y lit-
eratura y actividades que
les sirvieran de punto de
referencia para el tra-
bajo cotidiano, así sur-
gió El arlequín de hielo:
resúmenes o ampliaciones
de temas, textos para
talleres literarios, bravísi-
ma la poesía de…; todo
teniendo muy en cuenta
la presentación, en aras de
una mayor eficacia didác-
tica. Después, cuando
el blog adquirió cierta
credibilidad, empecé a
introducir más apartados,
como mis propios poemas
o cuentos o las Páginas de
Mery con los poemas de
mi hija María, reseñas de
libros, etc.
Ante la fluidez y comen-
tarios del blog, me animé
a continuar y cree los
otros dos blogs. El prim-
ero ( Por el sendero de la
creatividad), para todos
aquellos que necesitan
un revulsivo a la hora
de escribir y que ofrece
textos, ideas, comentarios,
que pueden servirnos de
disparadores, herramien-
tas que allana que nuestro
camino. Por supuesto,
que algunos de esos
textos, van dedicados a
mis alumnos, y pretenden
despertar en ellos el
gusanillo de la literatura,
animarlos a la creatividad
d ió í
13
a través de las palabras
y las herramientas bási-
cas del escritor. El blog
pretende además ser una
plataforma de diálogo,
un punto de intersección
para todos aquellos que
necesiten asesoramiento
profesional en la creación
de sus obras.
Finalmente, La caja de
Pandora, es una vía de
acceso a la reflexión
sobre los problemas de
nuestro entorno más
inmediato,;aunque tam-
bién aparezcan en él,
reflexiones sobre el aliento
de la poesía y la necesidad
de que los adolescentes
la conozcan y valoren en
su justa medida, como
sucede con el artículo “A
los adolescentes, fútbol y
poco más.
P.- Existe mucha discrep-
ancia sobre si internet y
las nuevas tecnologías
están ayudando a que los
jóvenes se acerquen a la
literatura o si por el con-
trario nos encontramos
ante una nueva gener-
ación que no hace uso de
la lectura porque sólo les
interesan los videojue-
gos y las redes sociales.
¿Cómo ves a esta nueva
generación con los que
trabajas en la enseñanza?
R.- Los adolescentes
son siempre eso, adoles-
centes: chicos y chicas
susceptibles, en algunos
casos rebeldes y desar-
raigados. Es necesario
que los escuchemos y
que en cierto modo nos
reconozcamos en su piel,
aunque sintamos rabia o
nos desesperemos por el
descrédito al que asiste el
profesor. No es tarea fácil,
de ahí la necesidad del
estímulo, el entusiasmo y
las ganas que les ponga-
mos en nuestro proyecto
didáctico. Por otra parte,
Internet puede convertirse
en una herramienta eficaz
si sabemos reconducir
su uso: páginas webs
de antologías, novelas
que pueden bajarse con
un clic, consultas en los
blogs del propio escritor,
páginas interminables
de poesía. Los profesores
pueden interactuar con
los alumnos, pueden
colgar apuntes, fragmen-
tos de obras, resúmenes,
pueden instarles a crear
su propio blog, como
cauce de expresión de sus
vivencias. Todo depende
de cómo les guiemos, de
que sepamos despertarles
el gusanillo, de que les
propongamos actividades
y propuestas inteligentes,
estimulantes.
P.- Cuando releo tu
poemario encuentro una
pasión muy fuerte en al-
gunos de tus poemas, casi
podría decirse que hay un
grito unánime de tu alma
ordenado con gran maes-
tría en las palabras. ¿Es
la poesía un sentimiento
desbocado, un arte rela-
cionado con las letras o la
mezcla de las dos?
R.- La poesía debe buscar
las herramientas para
lograr esa simbiosis, debe
acallar ese grito que surge
a través del cauce de la
palabra poética. A veces
no es fácil, como reflejan
muchos de mis primeros
poemas, escritos sin ap-
enas premeditación, tor-
rencialmente. Pero luego
poco a poco el poeta debe
madurar, lograr una voz
propia, ejercitar la relectu-
ra, amoldar su voz a la
palabra, al ritmo y solapa-
rse detrás, desnudarse de
su mundo interior y dejar
que hable la poesía.
P.- Tantos años dedicada
a la literatura, ¿podrías
recomendarnos algún li-
bro que consideres impre-
scindible tanto de narra-
tiva como de poesía?
R.- Hay libros impre-
scindibles que todo profe-
sor recomendaría, pero
debemos tener en cuenta
que la literatura es subjeti-
va y personal y que –poco
a poco- es uno mismo
el que va buscando el
trayecto, el que decide qué
leer y qué no leer. Para mí
algunos libros son funda-
mentales por lo que han
supuesto: Pedro Páramo,
14
de Rulfo, por ejemplo.
Por supuesto que están los
clásicos La Odisea, reco-
pilaciones como Las mil
y una noches, Tirant lo
Blanc, El Quijote, etc.
En cuanto a la poesía,
siempre que puedo releo
Trilce de César Vallejo
o La voz a ti debida de
Pedro Salinas. Claro que
no son los únicos también
están Sebastián en sueños
y otros poemas de Trakl,
o los poemas de Alberto
Caeiro o Ricardo Reis de
Pessoa. Por otra parte es
necesario que estemos al
tanto de las nuevas publi-
caciones y que enriquez-
camos nuestra biblioteca
y le abramos una y otra
la puerta: Mi rostro no
es para un marco, Srečko
Kosovel o Los siete li-
bros del mediterráneo de
Fernando de Villena son
algunos de los últimos
libros de poesía que he
leído. Por otra parte es
necesario que les mos-
tremos a los adolescentes
libros apropiados, pero
inteligentes; porque los
alumnos responden si
sabemos recomendarles
libros estimulantes. Por
ejemplo, Las lágrimas del
asesino de Anne- Laure
Bondoux es un libro ex-
traordinario. Escrito con
un lenguaje metafórico,
ahonda en las relaciones
entre un niño y el asesino
de sus padres, que se ven
obligados a entenderse en
un mundo sordo, de-
sprovisto de humanidad.
15
Sara Castelar LorcaEstoy convencida de que el lenguaje poético es un estado natural
en el poeta a la hora de enfrentarse a sí mismo en el texto
Sara Castelar Lorca, poeta granadina nacida en Hannover, Alemania, en 1975, reside
actualmente en Sevilla. Sus trabajos han sido recogidos en variadas revistas y An-
tologías de Poesía y Literatura.Su obra ha recibido reconocimientos en diversos cer-
támenes literarios, nacionales e internacionales, destacando entre ellos el X Certamen
Internacional de ‘Ciudad de Ronda’, 2009, y el Certamen Poético ‘Pilar Paz Pasamar’,
2009, entre otros. Sara es, además, codirectora de la revista de poesía ‘Espantapája@’,
que se distribuye en Chile y en España simultáneamente, y colaboradora de varias
revistas poéticas. Ha publicado el libro ‘El Pulso’, con EH Editores en la Colección
Hojas de Bohemia y “Verso a tierra” con la Diputación de Málaga, que se presentará
en diciembre de este año. Sara es una apasionada y una estudiosa de la poesía y eso se
nota en sus respuestas, profundas y meditadas.
P- Su trayectoria parece un per-
fecto manual de cómo ir avan-
zando en el mundo poético:
primero colaboraciones en re-
vistas, luego antologías y final-
mente, un libro ¿Cuesta llegar a
una editorial directamente o es
que merece la pena foguearse
antes en otros batallas como
las revistas o las antologías?
R-Bueno, las colaboraciones
tanto en revistas como en an-
tologías van surgiendo sin ser
buscadas, en la mayoría de los
casos, esto suele suceder cu-
ando el trabajo llega a tener un
pequeño alcance mediático, a
través de la red o través de gru-
pos o instituciones y por esa
vía suelen llegar las propuestas.
Este tipo de cosas suele darse de
forma muy distinta al tema de la
publicación de libros, que en mi
caso personal, me he planteado
tan sólo cuando he creído que
mi trabajo había alcanzado cier-
to nivel de satisfacción person-
al, con lo cual me podía sentir
más o menos cómoda publican-
do, pero supongo que comen-
zar con proyectos inferiores a lo
que supone la publicación de un
libro en solitario es muy posi-
tivo, sobre todo porque siempre
he pensado que la publicación
es un paso que debe meditarse
mucho y estar muy convencido
de que ese libro ya ha madurado
hasta el punto de satisfacernos
plenamente y nos sentimos pre-
parados para asumir ese paso
más en el proceso de creación.
P- ¿Internet para los poetas es
un enemigo o una gran ayuda?
t i l d ti f ió h t id
16
R-Yo creo que Internet es para
los poetas lo mismo que para
cualquier persona o colectivo,
puede ser positivo o negativo
dependiendo del uso que haga-
mos de él. Como vía de comu-
nicación y de aprendizaje es
increíblemente positivo, no sólo
por el hecho de interactuar con
personas afines a nosotros que
pueden aportarnos enseñanzas
y experiencia, también por los
conocimientos a los que nos da
acceso y que de otro modo sería
muy difícil llegar a ellos. Por esa
parte encuentro que es una her-
ramienta de trabajo extremada-
mente útil, sin hacer de menos
el alcance que puede proporcio-
nar a la difusión de ese trabajo,
infinitamente mayor que por
cualquier otro medio. Esto no
implica que tenga también sus
aspectos negativos, uno de el-
los podría ser esa devaluación
implícita que parece existir de
los poetas que se dan a conocer
fundamentalmente a través de
Internet, pero en todo caso, a es-
tas alturas, es posible que ya es-
temos superando esas etiquetas.
P- Su obra poética está muy
cerca de la de autores como
Gamoneda o Juan Ramón,
muy pegada al símbolo como
medio de aproximación al
conocimiento. Se trata de una
tendencia poética no muy may-
oritaria en el panorama poético
actual, dominado, en general,
por poetas que buscan un len-
guaje más coloquial para trans-
mitir sus ideas y sentimientos.
¿Teme a veces que esa poética
simbólica le aleje del gran públi-
co o uno debe avanzar por su
lenguaje independientemente
de que le lean muchos o pocos?
R.-Supongo que todos experi-
mentamos un proceso de evolu-
ción personal en el que vamos
definiendo el lenguaje que más
se aproxima a lo que queremos
expresar, en el proceso apren-
demos de esos autores que
nos tocan de forma especial y
cuyo lenguaje nos arroja luz ,
para mí son referentes Anto-
nio Gamoneda, José Ángel Va-
lente o Juan Ramón, también
otros muchos poetas que a mi
modo de ver emplean un len-
guaje poético elevadísimo y se
mueven en estratos muy distin-
tos al lenguaje informativo, que
yo asocio más a la prosa. No
temo que esta elección me lleve
a minorías o mayorías, escribo
porque para mí es un proceso
vital y para ello necesito mov-
erme en esos parámetros de la
imagen, del lenguaje despren-
dido de los significados asigna-
dos, no sabría hacerlo de otra
forma. Creo que sólo a partir de
una apertura del significado im-
plícito de las palabras podemos
acercarnos a ese lenguaje ideal,
por llamarlo de alguna forma,
el que yo ineludiblemente aso-
cio a la expresión poética, y es
a través de esos símbolos que
me siento cerca de ese territorio
de lo no visible, lo que llamaría
Juan Ramón “lo absoluto”. Estoy
convencida de que el lenguaje
poético es un estado natural
en el poeta a la hora de enfren-
tarse a sí mismo en el texto, de
ponerse frente a sus propias
emociones, y digo emociones,
porque yo entiendo que el ele-
mento informativo en el poema
no es tan importante como la
percepción, por tanto, la forma
en que se dice, la visión crítica o
reflexiva acerca del tema que de-
sarrolla el poema y el placer que
ello nos arroja, prevalece frente
a la información, abriendo el
significado de una forma tan
completa que puede haber uno
por cada lector, digamos que
se produce una comunicación
implícita en un código casi pu-
ramente emocional y estético,
y eso me resulta fascinante. Es
que no entiendo que pudiese yo
discurrir en el poema de otra
forma, por lo tanto, lo único
que realmente me produciría
un temor sería que la poesía
no suceda, que me abandone,
precisamente ese lenguaje.
P.-¿Es “siniestra la religión del
lenguaje”? ¿Qué sacrificios
requiere esa religión al poeta?
R.-Creo que todos somos en
cierta medida esclavos de nues-
tras emociones, incluso de las
circunstancias que nos llevan
a ellas, por ello buscamos ese
refugio en lo que creemos su-
perior, o cercano a lo ideal,
sin principios ni fines; en el
caso del que escribe poesía, el
lenguaje es ese elemento nec-
esario para sentirse completo,
para liberar la emoción y tener
una conciencia más plena de
sí mismo, en definitiva, darle
un sentido a todo lo que pesa.
Creo que es algo muy parecido
al acto religioso, y eso también
me ha llevado siempre a pensar
que debe ser por ello que poetas
de hondo calado siempre han
encontrado en la poesía mística
un referente excepcional, un
ejemplo sería José Ángel Va-
lente con San Juan de la Cruz
, Miguel De Molinos o Santa
Teresa, y aunque Valente no
se acerca a dogmas religiosos,
el discurso comparte la misma
esencia y se desarrolla en el
contexto de la soledad del indi-
viduo frente a aquello en lo que
cree, a su sentir más íntimo. La
cualidad siniestra se me antoja
así por la ambivalencia en que
discurren las emociones y por
consiguiente el lenguaje, desde
lo positivo, que abarcaría todos
esos estados que nos dan feli-
cidad, o lo negativo, donde en-
trarían temas tan recurrentes en
poesía como el dolor, la muerte,
la soledad o la frustración.
No creo que moverse en esos
parámetros presente grandes
17
sacrificios para un poeta, si no
que requiere tan sólo el hecho
de ser consecuente con eso en
lo que cree y por tanto se asume
de una forma voluntaria y libre.
P- ¿Qué le ha supuesto publi-
car “El pulso” a nivel personal?
R.-A nivel personal ha supuesto
una satisfacción muy grande y
también una experiencia nueva
que me ha traído muchos bue-
nos momentos, sobre todo de
amistad y compañerismo, algo
que considero fundamental en
todos los aspectos. En lo que se
refiere al trabajo he tenido la sen-
sación de completar algo, como
una suerte de consumación del
oficio, que quizás, lejos de apor-
tarme seguridad, más bien me
ha llevado a ver que el camino
es muy largo aún y que esto no
es más que un comienzo desde
el que hay que seguir buscando
y avanzando. También fue estu-
pendo ver cómo la editorial
creyó en mí desde el principio
y me animó a que el libro fuera
una realidad, supongo que en
definitiva, este libro es la con-
secución de una meta, aunque
me asuste la responsabilidad
con el lector que ello implica.
P- He leído en una entrevista
que considera que con ese libro
cierra una etapa: ¿Hacia dónde
se dirige ahora su poesía? ¿Con
qué está experimentando?
R.-Sí, cierra una etapa por varias
razones, la primera es porque,
como expliqué antes, sentí que
la edición del libro me llevaba a
una meta que nunca antes había
alcanzado, como un paso más
en el camino, y por otra parte
también cierra esa primera fase
de aprendizaje primario de la
técnica, tanto en el plano mé-
trico, como en el de la estética
y los recursos, que para mí es
fundamental para conocer el
oficio y sobre todo para res-
petarlo, con independencia
de que después experimente-
mos en otros parámetros. En
ese sentido pienso que aún me
queda muchísimo por apren-
der y ejercitar, pero sí sentí que
esas primeras nociones ya es-
taban bastante asumidas den-
tro de mis limitaciones, por
supuesto. Y una tercera razón
sería la temática de la serie “El
pulso”, que trata de arrojar una
visión personalizada del acto
creativo, que en mi opinión no
llega a ser una poética, pero sí
tantea ese terreno muy de cerca
y eso me llevó a tener concien-
cia de muchas cosas acerca de
la poesía que hasta entonces
yo entendía de forma distinta.
No sé si podría llamar experi-
mentación a lo que hago actual-
mente, pero ahora me siento
muy libre escribiendo y siento
casi un dejarse llevar en el texto,
pero si tuviese que diferenciar
algo en estos momentos con re-
specto a mis textos anteriores,
creo que sería la síntesis, el verso
ahora se me hace más escueto,
más breve y además continúo
persiguiendo los silencios, algo
que admiré siempre y que a mi
entender yo no he logrado en
El Pulso, donde encuentro que
el ritmo devora muchas veces
esos espacios y los somete a lo
sonoro. Pero soy consciente de
la dificultad que esto implica y
también de que posiblemente
nunca lo logre. Y como siempre
sigo indagando en el técnica,
en los recursos, en el lenguaje
poético que nunca dejará de
parecerme un reto, una meta.
Realmente no sé a dónde se di-
rige mi poesía, supongo que a
donde ella quiere, como diría
José Hierro, pero sea o no el lu-
gar correcto yo espero sentirme
siempre igual de feliz esperando
que suceda cuando la busco
o la necesito de forma vital.
P- Conocemos historias de au-
tores consagrados que tienen di-
ficultades para publicar si no es
mediante premios de editoriales
o ayudas públicas, aun así, no
dejan de aparecer poetas nuevos
dispuestos a probar suerte en
este mundo. Como poeta joven,
¿Aún se aspira a vivir de ello o
la actividad poética es ya “sólo”
un hobby profesional? ¿Por qué
cree que tiene la poesía ese tirón
minoritario tan importante?
R.-Es que yo creo que la poesía
es también una forma de en-
tender el mundo, una forma in-
cluso de relacionarse y estar en
él, por ello los poetas siguen su
instinto y surgen porque están
destinados a eso. Es cierto que
publicar hoy en día es difícil,
para autores ya metidos en el
mercado, de alguna forma, y
también para los que no, pero
como decía García Lorca, y es-
toy absolutamente de acuerdo
con él; la poesía no quiere adep-
tos, quiere amantes, y éstos no
pueden obviar su tendencia nat-
ural a la creación , a arrojar voz,
no se trata ya de ser leído o no,
a veces resulta pura necesidad, o
por lo menos en mi caso, es así.
Yo no creo que la poesía sea
minoritaria, creo que la poesía
tiene el público que le corre-
sponde, como todas las cosas,
nunca he creído en las necesi-
dades creadas ni que haya que
adaptar la poesía ni las formas
de expresión para crear un mer-
cado mayor, porque eso a la lar-
ga sería una forma de desvirtuar
su esencia, en todo caso, creo
que la solución a ese fenómeno
de la minorías, pasaría, si es que
hay que hablar de soluciones,
por una educación de calidad
desde la infancia, un acercami-
ento serio a la poesía desde los
centros de estudio, en definitiva
una educación que desarrolle la
percepción en ámbitos no tan
coloquiales ni planos. De hecho
este proceso ya lo observamos
18
en la enseñanza de la música
con unos resultados muy posi-
tivos, y creo que en poesía se
podría hacer algo similar, pero
esperar un interés mayoritario
en la poesía sin una orientación
bien llevada desde la infancia lo
veo una utopía, porque el lector
de poesía tiene ciertos intereses,
por norma general, que no se
corresponden mucho con la
tendencia a lo fácil y rápido que
vivimos actualmente en casi to-
dos los ámbitos de la sociedad.
P- Una antología en la que par-
ticipó se llamaba “para qué más
poetas”, en línea con la pregunta
anterior: ¿Para qué sirven hoy
los poetas? ¿Qué puede apor-
tar la poesía al mundo actual?
R.-Bueno, yo creo que esta
pregunta es muy válida para
desarrollar una poética, para
exponer por medio de la po-
esía planteamientos donde ésta
se asume y se entiende como
la esencia o la profundidad de
todo cuanto nos rodea, pero le-
jos del poema esta pregunta no
me parece necesaria, porque no
creo que sea necesario explicar
la existencia del oficio, los po-
etas existen porque la poesía
existe, convive con su medio,
está viva y presente en cada
cosa. No me gusta esa necesi-
dad de justificar en lo “prác-
tico” el oficio del poeta, pero
supongo que actualmente todo
está dentro de esos parámetros.
El título de esta antología, edi-
tada por Eppur Ediciones, está
extraído de unos versos de
Hölderlin, muy acertadamente
a mi parecer, ya que cualquier
respuesta que se requiera parte
de la obra de cada uno de los
autores, de su creación y de su
conexión directa con la palabra
y las emociones, que es básica-
mente lo que Hölderlin dice a
través del desarrollo de su obra,
de su poesía reflexiva y profun-
da en torno al hecho poético, y
que yo pienso es la mejor forma
de acercarse a una respuesta.
No creo que la poesía pueda
aportar nada al mundo, la po-
esía coexiste con el mundo, su
naturaleza no pretende ser por
medio de los poetas ni del po-
ema, la poesía es, nosotros tan
sólo tratamos de alcanzarla a
través de las únicas herramien-
tas que tenemos, en este caso,
la palabra. Yo me preguntaría
qué puede aportar el mundo a
la poesía, eso sí sería un debate
que me gustaría tener tanto
con poetas como con personas
ajenas al mundo de los versos.
P- ¿Cómo crees que ha de ser-
vir el mundo a la poesía desde
tu óptica de lo que es la poesía?
R.-Creo que esto estaría rela-
cionado con lo que comentaba
antes del acercamiento a las
formas de expresión poética
desde la infancia, yo creo que si
tuviésemos asumidos otros có-
digos de comunicación, donde
la imaginación y la libertad de
los significados estuviesen pre-
sentes en lo cotidiano, el mun-
do estaría aportando cosas de
forma constante a la poesía, a
través de los poemas o los po-
etas, y la hondura de los textos
poéticos sería un referente para
el desenvolvimiento de la perso-
na en su medio y en el mundo.
La poesía se transporta en la so-
ciedad, se manifiesta a través de
las personas que la escriben, en
la mayoría de los casos, por ello
una sociedad cercana a las dis-
tintas perspectivas del lenguaje,
a ese mundo intangible menos
obvio, sería muy enriquece-
dora para la creación poé-
tica, porque la comunicación
sería mucho más sencilla, más
próxima en todos los sentidos.
No creo que los poetas pre-
scindan de su medio, en
cualquier tendencia que elijan
se nutren de su entorno y se
complementan con él, es cierto
que la poesía requiere de la sole-
dad pero es una soledad donde
se potencia la comunicación a
través de la emoción, de la per-
cepción más allá de lo empírico,
y ésta no sería posible sin una
implicación con el medio, con
el mundo que nos rodea; no se
prescinde de la información, si
no que avanza un paso más en
ella, nos remite al plano crítico
de esa información, a la emo-
ción que de ella se desprende,
en otras palabras, nos plantea a
través del lenguaje, que lo cotidi-
19
ano puede ser un hecho extraor-
dinario, sin dejar de denunciar
o exponer, en realidad, hechos
u emociones cercanos a todos.
P- Como editora de una re-
vista de poesía y persona ac-
tiva en la vida poética española:
¿Cómo ve el panorama actual
de la poesía en nuestro país?
¿Cree que las editoriales es-
tán haciendo bien su trabajo?
¿Cómo ve la calidad media
de la poesía contemporánea?
R.-Yo creo que en la actualidad
hay demanda de poesía, o por
lo menos hay un acercamiento
de muchas personas a los actos
poéticos, digamos que existe esa
demanda de expresarse a través
del texto y de relacionarse con
personas que tienen las mismas
necesidades, este tipo de poesía
más coloquial, más cercana al
lenguaje informativo, está con-
siguiendo muchos seguidores
y supongo que las editoriales
y las publicaciones también
aprovechan el tirón de ese públi-
co. Yo creo que si las personas
lo demandan está muy bien que
se promocione y que se incen-
tive, pero claro, no me parece
bien que por ello se relegue a un
plano secundario otro tipo de
poesía, debería existir un equi-
librio por parte de las editoriales
y de las publicaciones literarias
para que los poetas que traba-
jan otros lenguajes no queden
como poetas residuales y en es-
tos momentos, en el panorama
actual no creo que ese equilibrio
exista, ni siquiera creo que este-
mos cerca de tenerlo. Pero estos
razonamientos no esconden
un mensaje tremendista, hay
muchos poetas de calidad ac-
tualmente, poetas que posible-
mente no vean sus textos en las
primeras filas de las librerías, o
por lo menos no con tanta fre-
cuencia como otros, pero algún
día se producirán cambios en
las tendencias actuales, eso es
inevitable en todos los ámbi-
tos y estoy convencida de que
esa poesía tendrá el lugar que
le corresponde y se podrá ac-
ceder a su calidad de forma más
sencilla, aunque sea el tiempo
el que se tenga que encargar
de validarlos de algún modo.
Pero en todo caso yo creo que
hay muchas personas dedicadas
al estudio de la poesía y al tra-
bajo del verso, de estos tiempos
también partirán voces esen-
ciales, porque en el trabajo, creo
yo, se fundamenta cualquier
evolución y la poesía requiere
de él igual que cualquier ma-
teria, un ejemplo claro de ello
serían autores vivos y en activo
como son Antonio Gamoneda,
Benjamín León, Chantall Mail-
lard, Juan Carlos Mestre, entre
otros conocidos y menos cono-
cidos, que son un exponente
de la poesía asentada en un
lenguaje poético muy desarrol-
lado y estéticamente extraordi-
nario, ellos son ejemplo de esa
poesía de calidad incuestion-
able que también tenemos la
suerte de tener en la actualidad.
P- ¿Hay una “guerra” abierta
entre poetas de la experiencia y
sociales por un lado y de la es-
tética por otro o la poesía sigue
siendo lugar de encuentro para
todos, cada cuál con sus ideas?
R.-No creo que exista una guer-
ra, de hecho las diferencias, ya
desde su denominación, me
parecen innecesarias, porque
toda poesía es social, el poeta no
está desprendido de su tiempo y
de su espacio; la diferencia rad-
ica en la forma, en cómo se dice
y no en lo que se dice, pero la
variedad en los registros nunca
ha sido negativa y no creo que
lo sea ahora, claro que hay un
espacio para todos, lo que creo
que no existe es un equilibrio
en la difusión y promoción de
ese trabajo, lo que a la larga
podría llevar a una margin-
ación del lenguaje poético que
no beneficiaría a la poesía en
ningún sentido, pero son cues-
tiones más bien de marketing ,
de mercado, que de poesía en sí.
P- Finalmente, solemos pre-
guntar a nuestros entrevista-
dos que señalen los principales
autores que han influido a
la hora de configurar su po-
esía. ¿Cuáles son los suyos?
R.-Hay muchos autores que han
influido en mi forma de entend-
er la poesía, como ya dije José
Ángel Valente es fundamental,
y a través de él llegué a otros
tan significativos e importantes
como Lezama Lima, Paul Celan
o San Juan de la Cruz, los cuales
tengo como lectura de cabecera
siempre. Otros más actuales,
serían Antonio Gamoneda,
Chantall Maillard y Juan Car-
los Mestre, Benjamín León, que
como dije anteriormente, con-
struyen una poesía asentada en
el lenguaje poético, todos ellos
con una voz personal y mara-
villosa. En realidad son mu-
chos, pero no quisiera olvidar a
Cernuda, Ajmátova, Whitman,
Darwish, Rilke, Byron, Mis-
tral, Elytis, Pessoa, Aleixandre,
Neruda o Lorca, todos ellos
han sido importantes y me han
abierto las puertas a nuevos rit-
mos, técnicas y estéticas, muy
diferentes entre ellas y por tanto
muy enriquecedoras, a todos
ellos admiro y respeto profun-
damente aunque no descarto
seguir descubriendo a otros
muchos que también dejarán su
huella en mí, inevitablemente.
20
P- La primera pregunta es
algo obvia, pero también
parece inevitable: Usted
cómo poeta y cantante, cómo
diferencia cuando un texto
va a ser un poema de cuán-
do va a ser una canción. ¿Se
sabe antes de comenzar o
lo decides sobre la marcha?
R.- Normalmente intuyes cu-
ando algo va a acabar en can-
ción o en poema. Cuando
tengo los primeros versos y les
encuentro cierta musicalidad,
agarro la guitarra e intento
encajar alguna melodía. Si se
resiste, intento desarrollar la
idea hacia el formato poema.
P.- Pónganos un ejemplo de poe-
ta músico y uno de músico poeta.
R.- No sabría cómo. El ma-
tiz es tan mínimo que yo
creo que el orden de los fac-
tores no altera el producto.
P.- Tras tantos años en la músi-
ca, ¿qué considera Paco Bello
que ha ganado y qué considera
que ha perdido como músico,
si es que ha perdido algo?
R.- He ganado en libertad per-
sonal, en suavidad creativa,
en expansión del mundo inte-
rior. Pero a la vez he perdido
calma, paciencia, despreo-
cupación, sana desconexión
de todo lo que nos rodea.
Supongo que compensa, pero
aún anhelo un equilibrio
de fuerzas en ese sentido.
P.- Una carrera musical muy
extensa por las diferentes salas
de Madrid y muy pocos discos
grabados, aunque si muchas
maquetas. ¿Era ahora el mo-
mento de registrar el trabajo?
R.- No es fácil dar con un rep-
ertorio contundente, en el que
la letra y la música armonicen
adecuadamente, y encontrar
además los músicos adecuados
que acompañen el proyecto y
finalmente descubrir que pu-
edo grabar todas las guitarras
del disco sin ser guitarrista en
realidad, y dar entre todos los
componentes del trío con los
arreglos musicales definitivos,
y que el resultado final brille
de forma natural y sugerente.
Por eso tantos años com-
poniendo y dando concier-
tos, y tan poquitos discos.
P.- Normalmente, pregunta-
mos influencias poéticas a
nuestros entrevistados, pero
en este caso parece necesario
preguntar por las musicales:
¿Qué músicos son los que más
han marcado a Paco Bello?
R.- Son tantos y tan diversos, que
resulta complicado enumerar a
unos cuantos sin tener
la sensación de echar en
falta a todos los demás.
Pero podemos hac-
er un primer intento:
Ray Lamontagne, Marc
Cohn, Amos Lee, Peter Ga-
briel, John Mayer, The Police,
William Fitzsimmons, Paul
Simon, Scott Matthews, The
Weepies, Van Morrison, James
Taylor, Greg Laswell, Tom
Petty, Nick Drake, Ryan Ad-
ams, Bruce Hornsby ,Teddy
Thompson, etc etc etc, etc,
etc, ETC …………………..
Paco BelloNormalmente intuyes cuando algo va a acabar en
canción o en poema
P
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R
t
c
t
P
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q
q
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R
s
e
r
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21
Manuel Quiroga Clérigo
El amor se ha convertido siempre en
un motor importante para la poesíaManuel Quiroga publica con “Poesía eres tú” un poemario titulado “Páginas de un
diario” que recoge poemas anotados en el transcurso de los últimos 40 años y que
suponen un buen resumen de las experiencias de un poeta que ha recibido por este
libro el premio del 2º Concurso de la Editorial Poesía eres tú que anteriormente ganó
Salustiano Masó (Poeta de la generación del 50).
P.- Los primeros poemas
de tu libro están escritos
en 1970. Los últimos en
este mismo año. ¿Cuán-
do y por qué decide que
está acabado este libro
y que ha llegado el mo-
mento de publicarlo?
R.-Bueno, yo creo que un
libro nunca está acabado
y más cuando se habla de
recuerdos, afectos y viajes.
Pero, si, en algún momen-
to ha de decidirse poner un
punto y aparte para acom-
eter otras empresas. Este
es el caso y lo importante
es que el lector se vaya
identificando con las dis-
tintas etapas de, digamos,
inspiración y viva con el-
las a través de la lectura.
P.- ¿Qué tienen de an-
tología y qué de libro
global estos versos? ¿Cree
que resumen bien su
evolución como poeta en
los últimos 40 años o el li-
bro sólo refleja una parte
de su mundo poético?
R.-La evolución de una
obra nunca es lineal, tiene
sus altibajos como la vida
misma. No tienen mucho
de antología estos versos,
pues para esos habría que
remitirse a los otros publi-
cados en el mismo espacio
de tiempo en que estos
fueron naciendo,. pero si
de una parte de la exist-
encia y de los condicion-
antes que se van creando
en cada momento. Pu-
eden reflejar parte de ese
casi medio siglo aunque
habría que compararlos o
aumentar las impresiones
con los otros versos que
aparecen en otros libros. Y
con los que siguen inéditos
o desperdigados por di-
versas revistas de España
o la América Hispana.
P.- ¿Cómo se enfrentan
uno a los poemas que
ha escrito hace 40 años?
¿Qué se siente? ¿Siguen
pareciendo propios o se
22
distancia uno de ellos?
R.-Siempre se siente nos-
talgia ante la obra ante-
rior, las etapas de cierta
juventud, o los recuerdos
de la infancia de los hi-
jos, los viajes, los estudios.
Todo eso va tejiendo una
amplia red de sentimien-
tos que a veces sabe-
mos recuperar y otras se
quedan para siempre en
esos versos, como tes-
timonio de lo vivido,
como diría Pablo Neruda.
P.- El paso del tiempo y el
amor son los dos grandes
temas de este libro. El
segundo, de hecho, va
ganando mucha presen-
cia a medida que avan-
zan las páginas. ¿Cree
que en la poesía actual el
amor sigue siendo uno
de los grandes temas o
ha quedado relegado
a un segundo plano?
R.- Si, pese a otras opin-
iones que no quiero citar,
el amor se ha convertido
siempre en un motor im-
portante para la poesía.
Tanto desde la adolescen-
cia como, a veces más, al
llegar a la edad madura y
ver cómo los años han pas-
ado y como los que restan
pueden incluir soledad,
amargura, dolor y otras
angustias. De todas formas
en estos tiempos de crisis,
o sea siempre, la poesía a
veces es un bálsamo para
determinadas carencias,
una especie de conformi-
dad ante las injusticias de
los gobiernos, del capital
embaucador y también
injusto, ante los egoísmos
de quienes únicamente
intentan proteger su pat-
rimonio o sus ideas, en
el caso de que las tengan.
P.- “Nos prohíben”, es-
crito en los 60 y otros
versos de su poemario
(Como el de la página
28 del libro) tienen un
claro componente social.
¿Era inevitable en aquel-
los años, aún con Franco
vivo ese tipo de versos?
“Nos prohíben”, por
ejemplo, parece un claro
alegato en defensas de
unas libertades básicos.
Decir nos prohíben es
como decir nos anulan.
R.- Realmente nos siguen
prohibiendo tantas cosas.
Por ejemplo disfrutar de
nuestros ahorros que se
han quedado en la Plaza
de la Lealtad. Y ahí está
esa anulación,. Vemos que
de poco han servido nues-
tros esfuerzos, nuestras
ilusiones para construir
bál l ñ ú F
23
un futuro. El futuro lo
construyen, casi siempre,
los inútiles como estamos
viendo, sean polticos o
depredadores bursátiles.
Y ante eso la poesía habla
del mar, de la primavera,
de unos labios hermosos o
de un viaje al infinito, que
siempre está cerca de cada.
P.- Este poemario da mu-
cha importancia a la ima-
gen, al símbolo, por en-
cima de la rima, incluso
de otras figuras retórica.
Es una tendencia que se
está perdiendo un poco
en la poesía actual - salvo
en poetas más vinculados
al lenguaje- y que sin em-
bargo, por la carga de ex-
perimentación que tiene,
puede ser muy útil a la
poesía. En sus jornadas de
trabajo con los poemas,
¿hasta dónde ha retor-
cido el lenguaje para dar
con una imagen, con un
símbolo adecuado? ¿Es
usted un poeta que se fía
de su primera intuición
o es de los que repasa
una y otra vez los versos?
R.- Generalmente sobre
todo en los viajes la poesía
nace como un torrente, lle-
na de imágenes,vivencias,
adornos, deseos. también
sucede en los acontec-
imientos de la vida diaria,
el nacimiento de un ser
querido, la expectativa de
un cambio de domicilio,
la llegada de nuevos li-
bros,. etc. Todo eso forma
parte del bagaje cultural
que se va acumulando a
la inspiración. Luego, sí,
a veces se trabaja un poco
lo ya he hecho, se corrigen
métricas, pro ejemplo en
los alejandrinos o en los
sonetos de varia factura,.
Pero la primera intención
es la más importante,.
P- Por último, solemos
preguntar a nuestros en-
trevistados, cuáles son
los autores poéticos que
más les han marcado y
que más presentes creen
que están en su poesía.
R-En principio fue Pa-
blo Neruda, pero luego
han sido por ejemplo José
Ángel Valente, Claudio
Rodríguez, Juan Molla,
Manuel Álvarez Ortega,
Sofia de Mello Bremer.
Carlios Edmundo de
Ory, Félix Grande, Fran-
cisca Aguirre. Fernando
Quiñones, Gonzalo Rojas...
poeta ama a los po-
etas. Y a su poesía.
24
Javier ReverteEl afán de cambiar el mundo es muy peligroso
P.-Frente a las típicas his-
torias en las que el amor
pasional triunfa, esta es
una historia que podría-
mos llamar más realista
en la que el amor obsesivo
y pasional sólo conduce
a la decepción: ¿se trata
de una lección de vida?
R.- La literatura no trata
de dar casi nunca una lec-
ción de vida, al menos en
mi caso, sino plantear una
perplejidad. Yo no creo en
el amor total y placente-
ro, sino en el tránsito de
la relación amorosa, que
transcurre, feliz o infeliz-
mente, a lomos del tiem-
po. Pero hay casos en que
se convierte en obsesión.
P.- Parece como si en
ciertas relaciones una
persona, en este caso
Cristina, estuviera abo-
cada a entregarse siem-
pre y la otra sólo fuese
receptora de ese amor,
sin dar nada a cambio.
R.-Él es una egoísta y un
tipo obsesionado con una
idea política. Y ella le ama y
quiere, sobre todo, aclarar
la historia, saber qué que-
da entre ellos. Ella es va-
liente, él un tipo algo loco.
P.-Y además Cristina se
engaña a sí misma porque
Miguel le deja claro des-
de el principio que él no
quiere “pasiones que le
aten”. ¿Se trata de ceguera
o de esperanza en poder
cambiar ese sentimiento?
R.-Eso es muy común en la
gente que se enamora de lo
imposible, como es el caso
de Cristina: quieren apu-
rar la historia de amor. ¿A
quién no le ha sucedido?
P.-En general, su obra es
Charlamos con Javier Reverte sobre su novela “campos de fresa para siempre”,
que obtuvo el premio de la Asociación de Escritores y Editores Madrileños, y que
narra la historia de un amor obsesivo y destructor entre Cristina y Miguel dos
jóvenes estudiantes de derecho que van creciendo y persiguiéndose por una Es-
paña que vive el final del franquismo, pero también de las utopías revolucionarias.
25
muy crítica con la forma
de amar de los hombres,
siempre más preocupa-
dos de sus grandes obras
que del ser querido. Cris-
tina, en la página 173,
hace un análisis muy pes-
imista de los hombres, de
cómo se hacen los ino-
centes y desprotegidos
hasta que la mujer baja
sus defensas y luego la
destrozan. ¿Su visión co-
incide con la de Cristina,
o sólo es lo que cree que
piensan las mujeres sobre
cómo aman los hombres?
R.-Muchas amigas mías
se han quejado siempre de
eso. Creo que, histórica-
mente, ha sido un poco
así: muchos hombres pi-
ensan en su triunfo social,
las mujeres en su relación
personal. Pero eso no es
una norma absoluta. Hay
mujeres y hombres que
son todo lo contrario. La
Pasionaria, por ejemplo,
era una devoradora de
hombres y andaba subida
al caballo de la Historia
y hay muchos hombres
que caminan solos e infe-
lices por la vida, añorando
una relación de pareja.
P.-Y frente al amor pa-
sional y fracasado, se le-
vanta el triunfo del amor
maduro, del amor que ha
sabido esperar. Ese que
nunca triunfa ni en las
novelas ni en las pelícu-
las. ¿Has querido hacer
un homenaje a ese tipo de
amor o es que en la reali-
dad es el único posible?
R.-No he pretendido hac-
er un homenaje a nada ni
pensar que ese amor es
el único posible, sino de-
jar ver algo que es muy
común: los hombres que
insisten a una mujer,
si ella está sola, acaban
llevándose el gato (la
gata, en este caso) al agua.
P.-Para los jóvenes de
ahora cuesta imagi-
nar una pasión con-
tenida, desarrollada a
escondidas,...¿Esto las
hacía más malsanas y
obsesivas, o las hacía
más interesantes al
tener más misterio?
R.-Yo creo que los jóvenes
de hoy son iguales que
siempre y que viven mu-
chas pasiones contenidas.
Lo que pasa es que ve-
mos la apariencia de las
cosas. La raza humana
no cambia tan deprisa.
P.-Un tema muy impor-
tante al principio de la
novela es el de los sin-
dicatos antifranquistas
en las universidades, un
tema que, además, fuiste
de los primeros en tratar.
¿Tuviste que documen-
26
tarte para ello o tienes
experiencias propias
de esos temas? porque
perteneces más o menos
a la generación de los
protagonistas del libro.
R.-No me documenté casi
nada, o nada en absoluto.
Yo viví ese tiempo muy de
cerca y, sobre todo, más
que en mi mismo -me hice
comunista años después,
en 1974, y dejé de serlo a
poco de concluir la tran-
sición, en 1979- lo vi en
compañeros muy próxi-
mos a mí. Todo lo que
cuento en la novela lo viví
en cierto modo. Y creo
que fui de los primeros en
tratarlo literariamente, si
es que no fui el primero.
P.-Un aspecto que nos ha
llamado la atención es la
visión crítica con esa gen-
eración que es también la
tuya y que parece encon-
trarse un poco perdida
después de haber hecho
la transición. Muchos
se justifican a sí mismos
el haberse traicionado,
como Pepe Luengo, otros,
como la protagonista, en
cambio, se sienten lib-
erados de poder renun-
ciar a cambiar el mundo
y centrarse más en su
vida, pues tienen la sen-
sación de haber desper-
diciado su juventud. ¿Fue
un cambio duro para esa
generación el dejar atrás
la lucha y la utopía del
cambio y enfrentarse a
la realidad del día a día?
R.-Yo creo que es fue gener-
ación privilegiada porque
“venció”. La generación que
ha dirigido España desde
la transición, en todos los
terrenos (políticos, social-
es económicos, culturales),
ha sido la mía. Fue la que
derrotó al franquismo,
otra generación de “vence-
dores”. En medio, se que-
maron otras generaciones
“derrotadas”. Y detrás de
la mía, se están quemando
unas cuantas de nuevos
“derrotados”. Yo quería en
esa novela criticar un poco
a mi generación porque
está llena de gente que se
queja de sus “sueños rotos”
y cosas así. Me parece lam-
entable: es una generación
de ricos y famosos que tuvo
suerte. ¿Por qué muchos
lloran ente algodones?.
En Francia, con desdén
los llaman los “mayistas”.
P.-El único personaje que
se niega a crecer es pre-
cisamente Miguel que
era el más reacio a creer
en utopías políticas. Su
posición queda bien re-
sumida en la frase del
libro que dice: “los que
han soñado cuando eran
niños no llegan nunca a
crecer, la vida se encarga
de destruirlos”. Casi es
como si quisieras decir
que hay que tener cui-
dado con los sueños que
se tienen cuando uno
es pequeño, porque nos
marcarán toda la vida.
R.-Sobre todo si son sue-
ños políticos... El afán
de cambiar el mundo es
muy peligroso: a menu-
do conduce al asesina-
to. Shakespeare lo dijo.
“¡Cuántos, obrando en
nombre de la virtud, han
vivido en el crimen!”.PREMIO DE LA CRÍTICA MADRILEÑA
27
David Taranco Lorente
Yo diría que mi escritura parte más bien
de la antimeditación
David TARANCO LO-
RENTE. Licenciado en
Letras Modernas, Traduc-
ción e Interpretación. Es
un escritor afincado en
Tokio. Ejerce como perio-
dista, traductor y profesor
de español. Su libro de po-
esía Cegado por el ruido
es un trabajo reflexivo que
ahonda en reflexiones pro-
fundas con una extraordi-
naria belleza en el lenguaje.
P.- Al leer tu libro, no
se puede afirmar que tu
poesía tenga un origen
en la poesía japonesa
pero sí hay unos mati-
ces que parecen conta-
giarse de la profundidad
de la filosofía oriental.
¿Ha influido tu estancia
en Japón en tu poesía?
R.- ¿Qué es la filosofía
oriental? Mucha gente
la asocia con conceptos
como la meditación, por
ejemplo. Meditar es con-
centrar la atención o el
pensamiento en un ob-
jeto o en un estado para
conseguir algo. Pues bien,
yo diría que mi escritura
parte más bien de la “anti-
meditación”. Es decir, una
eliminación consciente de
todo pensamiento para
intentar que los estímulos
del exterior: voces, ruidos,
colores, palabras, rostros,
provoquen reacciones que,
en mi caso, se plasman en
la forma de breves escritos.
Y ese proceso es algo que,
aunque tímidamente y de
forma inconsciente, creo,
conservan los japoneses
cuando contemplan la
luna llena o las flores del
cerezo, cuando admiran
una pieza de cerámica o
cuando disfrutan el so-
nido de una campanilla al
viento durante las noches
28
de verano. De forma un
poco timorata y atrevida,
puede decirse que este es
uno de los vínculos que
podríamos trazar en-
tre mis poemas y Japón.
P.- El título del libro
Cegado por el ruido de-
scribe muy bien el men-
saje que quieres trasmitir
a lo largo del poemario.
Pero, ¿es ruido solamente
el sonido o hay ruido en
nuestra vida cotidiana
que nos interfiere en la
concentración de las co-
sas que nos importan?
R.- El ruido es un elemen-
to simbólico dentro del
poemario para representar
todo aquello que entorpece
la comunicación entre las
personas o nos impide al-
canzar lo que queremos.
Puede adoptar la forma de
las obligaciones de la vida
diaria, las imposiciones
que uno se hace muchas
veces de forma ridícula,
el miedo, la ansiedad, etc.
Cuando digo “uno”, pu-
ede ser tanto “yo” como
“tú” dentro del poemario.
P.- La segunda parte de
tu poemario su titula
Quince poemas para ella,
en los que tratas uno de
los principales temas de
la poesía. Me ha sorpren-
dido mucho la manera
de hacerlo, muy innova-
dora, en la que te fijas
en los pequeños detalles
casi imperceptibles a los
ojos de los demás, pero
muy importantes para
la persona que se siente
enamorada. ¿Es quizás
el amor una forma me-
jor de ver el mundo?
R.- Sí, es cierto que el
amor te permite fijarte
en pequeños detalles que
normalmente pasan desa-
percibidos. Pero es un
arma de doble filo. Por
un lado puedes disfrutar
más del estado de euforia
que acompaña al enamo-
ramiento, pero, al mismo
tiempo, si la otra persona
no responde de la misma
manera, se establece una
disparidad emocional
que puede conducir a
la enajenación mental.
P.- El reflejo de uno mis-
mo en el ser amado es tal
vez uno de los mejores
espejos. ¿Es quizás nec-
esario para conocernos
a nosotros mismos, para
conocer al ser humano?
R.- Es evidente que cu-
ando el amor dirige tus
actos, puedes vencer mie-
dos o sobrepasar las bar-
reras que dicta la cordura.
Pero esos actos, indefecti-
blemente, van dirigidos a
la persona a la que amas,
por eso tú mismo eres el
primero en apreciar las
consecuencias, ya sean
buenas o malas. Enton-
ces, si uno logra man-
tener la calma y es capaz
de juzgar con ecuanimi-
dad, es una buena opor-
tunidad para conocer-
se mejor a sí mismo.
P.- ¿De los autores que
has leído cuáles piensas
que han influido más
en tu poesía y qué libros
recomendarías como lec-
turas imprescindibles?
R.- Recuerdo con nostal-
gia unos poemas de Oli-
verio Girondo; después
anduve mucho tiempo
con los libros de Pierre
Reverdy debajo del brazo,
abriéndolos por una pá-
gina al azar para decidir
qué iba a hacer durante los
cinco minutos siguientes,
y últimamente he estado
leyendo con ganas la obra
de Bolaño. En todo caso,
hay que leer y leer para
no embrutecer el cerebro
y para empezar a pensar.
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29
Antonio Moreno Ruiz
Aunque la poesía no haya sido nunca del todo “may-
oritaria”, puede ser que en determinados contextos
al menos fuera motivo de admiración por propios y
extraños
Antonio Moreno Ruiz es el autor del poemario En voz alta, un libro cargado de un
fuerte lirismo interior en el que también encontramos alguna que otra tendencia
épica.
P.-Tu libro es una mez-
cla de varias tendencias,
encontramos una voz
andaluza con influen-
cias peninsulares e iber-
oamericanas. ¿Podrías
explicar porque esta
mezcla, de donde viene
su origen?
R.-Sí, así es.
Los andaluces tenemos
la ventaja de conservar
arcanos-atavismos que
nunca dejaron de estar
vivos y por otra parte, ser
la “rebujina” de toda Es-
paña. Asimismo, desde el
condado de Niebla se va
a organizar la conquista y
el poblamiento de las Ca-
narias, y desde estos cam-
pos y puertos del sudoeste
peninsular van a salir las
intrépidas expediciones
hacia América. Es un
contacto que a lo largo de
siglos ha estado en plena
ebullición y de hecho, se
pueden encontrar modis-
mos andaluces (y extrem-
eños) desde las Antillas al
Chile. Gracias a las me-
ridionales gentes nuestro
idioma se fue haciendo
universal, y no en vano fue
Elio Antonio de Lebrija el
gran gramático. Con todo,
un servidor se “especial-
izó” en América dentro de
30
la licenciatura de Histo-
ria, en la universidad de la
que fue Puerto y Puerta de
Indias, y nacido y criado
en el pueblo de Fray Juan
Calero, el fundador de Te-
quila y el primer español
en aprender náhuatl.
Tiempo ha que no pocos
estudiosos del flamenco
están incidiendo en el in-
flujo indiano, que resulta
mayor de la que se pen-
saba a priori. En muchos
aspectos de la cultura creo
que se percibe ese decurso
con olor de eternidad, en
el manejo de la lengua,
en la musicalidad, en las
descripciones, en los sen-
timientos….La interac-
ción fue tan fructífera
como enorme. Quizá en
las Canarias está más pre-
sente. Y también creo que
es a través de este gran
triángulo andaluz, ca-
nario y americano – sin
desmerecer otras aporta-
ciones – en donde se con-
firma la variada identidad
hispana, que no deja de
tener lazos unitarios en
un horizonte de vocación
colorida.
Señalo una palabra clave:
Barroco.
A todo ello adobo mi
descarada lusofilia, y es
que por ejemplo el Algarve
radica a menos de 150
kilómetros de mi tierra, y
es una zona donde tam-
bién se han dado acon-
tecimientos tan parecidos
como vitales de la Historia
y que van a repercutir en
muchos ámbitos.
P.- Parece que la lírica
nunca muere, una y otra
vez siguen apareciendo
voces líricas pero tam-
bién encontramos en tu
poemario algunos po-
emas épicos dedicados a
tu familia y los seres que-
ridos.
R.- La épica sin embargo
parece de capa caída, por
razones difíciles de expli-
car. El año 2010 terminó
muy duramente para mí,
pues perdí a dos familiares
muy queridos. Y con todo,
siempre que escribo, qui-
ero dejar claras mis refer-
encias. Así como me sitúo
en mi tierra y sus prolon-
gaciones, me sitúo en mi
propia familia, intentando
siempre ir de lo local a lo
universal. Siempre intento
concretar esto, porque de
lo contrario me estaría en-
gañando. Uno es quien es
y eso de un modo u otro
se va a reflejar en tu puño
y letra, por eso soy de las
que piensa que toda obra
es autobiográfica en may-
or o menor medida, pues
uno proyecta lo que es y lo
que quisiera ser, e incluso
la imaginación y las im-
presiones ulteriores beben
de la misma fuente de la
vida. Y son esos seres que-
ridos, así como la Historia,
los gustos literarios, musi-
cales, cinéfilos; las tradi-
ciones, las costumbres, los
anhelos, los pensamien-
tos, etc., los que han ido
motivando que uno se
atreva a plasmar este vari-
ado poemario.
Sin duda un tono épico
viene muy bien para de-
terminadas emociones
que intento expresar. Si
concretamos en las refer-
encias familiares, podem-
os hablar de una “épica
íntima”.
P.- En voz alta es el título
de tu libro. ¿Eres par-
tidario del recital para
dar a conocer la poesía?
R.-Totalmente. Creo que
es la mejor forma de darse
a conocer y de conectar
con los lectores de una
manera muy directa. Es la
mejor manera de fundirse
con el público, la mejor
manera de transmitir la
obra. En el 2010 tuve la
oportunidad de presentar
mi primer poemario, ¿El
amor es un embuste de
poetas?, en la Biblioteca
Cosmos de Bollullos de la
Mitación y en la Casa de
la Cultura de Pilas (Am-
bas localidades de Sevilla).
Recité y lo comprobé en
carne propia, quedando
muy agradecido ante una
expectativa que en absolu-
to me esperaba. Claro que
sirvió para acrecentar mis
nervios…
P.- La poesía es un género
31
minoritario, ¿Crees que
algún día cambiará esta
situación?
R.-No lo sé, pero me
temo que hoy por hoy no.
Aunque la poesía no haya
sido nunca del todo “may-
oritaria”, puede ser que en
determinados contextos
al menos fuera motivo de
admiración por propios y
extraños; hoy en cambio
casi resulta lo contrario.
P.- A todos nuestros au-
tores les preguntamos
cuales han sido sus lec-
turas favoritas y que libro
recuerdan con especial
interés porque han mar-
cado su estilo en la po-
esía.
R.-Pues en principio yo
diría que acaso fue Rubén
Darío el poeta que más me
inspiró, a través de obras
como Azul y Cantos de
vida y esperanza. Alma
América de José Santos
Chocano causó similar
efecto. El regusto de la lit-
eratura hispanoamericana
ha sido muy importante:
La poesía gauchesca, Am-
ado Nervo, el realismo
mágico de Gabriel García
Márquez, Alejo Carpen-
tier, Arturo Uslar Pietri…
Resalto el estilo de Benito
Pérez Galdós, uno de los
autores a los que más he
leído. Me apasiona el “es-
tilo artístico” que Oliveira
Martins imprimió a la his-
toriografía. Aunque cada
día estoy más alejado del
Romanticismo, resulta ob-
ligatorio citar a Gustavo
Adolfo Bécquer.
Últimamente tengo que ci-
tar dos referencias impor-
tantísimas para mi poesía:
Fernando Pessoa (casi
exclusivamente a través
de Mensagem), y Miguel
Hernández.
Pessoa, aquel genio que me
proporciona la talentosa
coartada de “O poeta é um
fingidor”….Mensagem, y
en especial Padrão, son
continuas fuentes de in-
spiración que retumban
con la mayor frescura.
Menéndez Pelayo consid-
eraba que la raíz lírica de
la península era el tronco
galaico-lusitano. Alfonso
X el Sabio creyó que el
aquel entonces incipiente
romance era el más apto
para la lírica. Es curioso
que muchas veces veamos
al vecino y hermano país
como “de carácter reser-
vado”; empero, está claro
que tienen una capacidad
expresiva impresionante.
Siempre pongo el ejemplo
de los fados cantados por
Amalia Rodrigues como
puras expresiones poéti-
cas. Si uno acude a Rosalía
de Castro, verá también
32
esa capacidad intimista,
sentimental, natural, para
mí en absoluto empalago-
sa sino al contrario, muy
bien desarrollada en una
justa medida.
A mi entender, Pessoa ex-
presa toda la hondura de
Portugal en Mensagem; y
eso me llega al alma, pues
siempre le tuve mucho
aprecio al pueblo herma-
no, incidiendo mi abuelo
materno QEPD en ello,
pues desde muy niño me
inculcó sincero amor hacia
los pagos del otro lado del
Guadiana. Es una poesía
dulce, suave, combinando
lo lírico y lo épico hasta
los tuétanos, tal y como yo
quisiera.
Miguel Hernández, aquel
que dijo que “la libertad
es algo que en tus en-
trañas bate como el re-
lámpago”, aquel que nos
definió como “andaluces
de aceitunas, nacidos en-
tre guitarras y forjados en
los yunques torrenciales
de las ansias.” Poeta del
niño yuntero, poeta de las
nanas de la cebolla, po-
eta agreste y montaraz de
la imagen del toro de la
Madre España, poeta del
corazón atormentado y
del sino sangriento; versos
como a redoble de tambor
sacudiendo conciencias,
exprimiendo con ritmo
los conceptos, haciendo
cualitativa percusión con
las palabras, siempre sug-
iriendo con la amplitud de
los sentidos y los signifi-
cados. Es ese ritmo que
anhelo, que pueden trans-
mitir Paco Ibáñez o Joan
Manuel Serrat en su sano
empeño de cantar nuestra
poesía.
Por razones similares a las
que cito a Miguel Hernán-
dez citaría a Gabriel Cel-
aya.
Mi búsqueda en vastos
campos de literaturas tan
interesantes como la an-
glosajona (Tolkien, E.
Waugh, G. K. Chester-
ton, O. Wilde, G. Orwell,
J. London, E. A. Poe, J.
Austen, J.Pearce) y la rusa
(L. Tolstoi, A.Chejov, N.
Gogol, F. Dostoyevski, A.
Solzhenitsyn) creo que
también está vertiéndose
en mis maneras.
Y bueno, siempre estoy ex-
plorando. O “bicheando”,
que decimos por acá.
Y me gusta, por supuesto,
acudir a los clásicos, sean
más o menos remotos. Y
cuando hablo de clásicos
lo mismo estoy hablando
de Homero y Séneca que
de Cervantes y Quevedo.
Soy más de Quevedo que
de Góngora, eso sí.
Asimismo, en mi blog
(http://poemariodeanto-
niomorenoruiz.blogspot.
com) se pueden ir viendo
mis impresiones e influ-
encias acerca de la poesía
y lo que no es la poesía,
en esta vida donde pre-
tendo navegar partiendo
del Majalberraque y el
Guadalquivir, en voz alta,
siempre en voz alta.
33
Luis Alberto de Cuenca
La vida escribe derecho en renglones torcidos.
El poeta que vale acaba abriéndose paso
1. Muchos jóvenes llegan
a nuestra editorial pen-
sando que basta publi-
car unos cuantos libros
(aun siendo buenos) para
llegar a lo más alto de la
poesía, pero nosotros le
solemos decir que siem-
pre es muy difícil darse
a conocer y hacerse un
nombre y que a los que
han conseguido pres-
tigio, también les ha cos-
tado mucho. ¿Cómo re-
cuerda usted sus inicios
en la poesía? ¿Le fue, por
ejemplo, muy difícil pub-
licar su primer libro?
Gané a los diecinueve años
un premio que conllevaba
un dinero y la publicación
del libro. Los premios pu-
eden ser una buena vía
para publicar un primer
libro. En mi caso fue así.
2. ¿Cree que el mundo
editorial de la poesía ha
cambiado mucho desde
sus inicios? Ahora parece
que la oferta está más
dispersa, hay más edi-
toriales nuevas, más au-
tores… ¿Cuál es su per-
cepción?
Mi percepción es que hoy
existen más editoriales de
poesía que hace treinta o
cuarenta años y que, en
general, ofrecen un nivel
medio más que acept-
able en su catálogo, pese
Luis Alberto de Cuenca y Prado (Madrid, 1950) es un filólogo, poeta, traductor y
ensayista español. Como autor poético, su obra se encuentra entre la más premiada
y aclamada tanto por la crítica como por el público. Entre sus libros de poesía cabe
destacar: “Elsinore”, “La caja de Plata”, “El héroe y sus máscaras”, “Alicia” o “Insom-
nios”, entre otros.
En nuestra entrevista hemos querido preguntarle por sus comienzos en la poesía así
como por su percepción de las nuevas generaciones de poetas.
34
a la dificultad que entraña
siempre publicar versos
para un editor.
3. ¿Cuál es su percepción
de la poesía que están ha-
ciendo actualmente los
jóvenes españoles? ¿Cree
que tiene la calidad su-
ficiente? ¿Echa en falta
algo bueno en ella (may-
or compromiso, mayor
preocupación por el len-
guaje…)?
No echo nada de menos
en la poesía española jo-
ven. Hay poetas buenos,
poetas medianos y poetas
malos. Como en todas las
generaciones, las pasadas
y las futuras.
4. Muchos autores
jóvenes optan por publi-
car sus poemas en Inter-
net y desentenderse del
circuito tradicional del
libro: ¿Cómo ve esa ten-
dencia? Si usted comen-
zara ahora de nuevo:
¿Optaría por ella?
Quizá sí, porque yo siem-
pre he sido muy amateur,
por más que la vida me
haya ido profesionalizan-
do, y hoy por hoy renunci-
ar al papel resulta todavía
romántico y, hasta cierto
punto, ruptural.
5. ¿Qué autores jóvenes
sigue y cuáles recomien-
da?
Sigo con enorme interés
la evolución de un po-
eta de Alcalá de Henares:
Francisco José Martínez
Morán.
6. Finalmente: ¿Qué con-
sejo daría, desde su expe-
riencia, a los jóvenes que
están a punto de publicar
o acaban de publicar su
primer libro de poesía,
como es el caso de mu-
chos de nuestros autores?
Que no tengan prisa. La
vida escribe derecho en
renglones torcidos. El po-
eta que vale acaba abrién-
dose paso. Puede ser que
haya que morirse para
empezar a ser reconocido
(caso de un Cavafis o de
un Pessoa), pero no es
necesario que eso ocurra
la mayor parte de las veces.
35
Javier Pérez-Ayala
Mi única política es y seguirá siendo el arte
P.- La primera parte de
tu libro se llama Poeta
Vs Contable. Teniendo
en cuenta que tu otra
profesión tiene que ver
bastante con la contabi-
lidad: ¿Cuánto discuten
el Javier poeta y el Javier
contable?
R.- Casi ningún poeta se
ha ganado la vida con su
poesía, todos los poetas
hemos requerido de otra
profesión para sobrevivir,
quizás lo más difícil sea
separarlas, llegar a casa
después de un duro día de
trabajo y utilizar las mis-
mas palabras que has uti-
lizado a lo largo de todo
el día con el vecino, con el
taxista, con tu compañero,
con tu jefe y ordenarlas
para que creen belleza.
Hace falta un momento
de calma al final del día
para que esto ocurra. Ese
enfrentamiento del poeta
contra el contable es el que
requiere la poesía.
P.- ¿Y el Javier editor y el
Javier poeta?
R.- Siempre he pensado
que mi trabajo de editor
es más importante que mi
trabajo como poeta. Creo
que ayudar a los autores
a que vean publicada su
obra es una de las grandes
cosas que me ha puesto la
vida por delante. Es muy
gratificante que una parte
de tu trabajo sea seleccio-
nar obras para una posible
edición. Aprendo mucho
de los autores que pub-
lican en nuestras edito-
riales.
P.- Después de tres li-
bros muy cercanos en el
tiempo éste te ha llevado
tres años. ¿Crisis creativa
o mayor conciencia de lo
Javier Pérez-Ayala es empresario, editor y poeta. Como parte de esta última fa-
ceta, acaba de publicar un libro titulado “Poeta Menor”, un título humilde para un
libro que convierte certeramente lo cotidiano, en poesía. Charlamos con él de este
último libro, de su papel como editor y de la situación actual de la poesía.
36
que la poesía significa?
R.- Las dos cosas. Crisis
creativa porque durante
estos tres años me he olvi-
dado de mí como persona,
ya que he estado traba-
jando hasta los fines de
semana y apenas encon-
traba tiempo para escribir
poesía, pero también he
adquirido una mayor con-
ciencia de la importancia
de la poesía. He aprendido
mucho de mis propios er-
rores, siempre que termi-
no una obra pienso que lo
puedo hacer mejor y que
sólo estoy al principio del
camino, de alguna man-
era sé que esa obra no me
pertenece, pero creo y de-
seo que siempre me ocur-
ra eso, porque es lo que me
hace mejorar.
P.- Si yo te digo que la po-
esía de la experiencia es
demasiado prosaica (que
no es que lo piense, pero
ambos sabemos que es
una crítica continuada a
ese tipo de poesía), tú me
contestas…
R.- Contesto lo que te
diría Rilke hace más de
cien años cuando le es-
cribía las cartas a Kappus
“El arte es sólo un modo
de vivir. Aun viviendo de
cualquier manera puede
uno prepararse para el
arte, sin saberlo”. No pu-
ede existir el arte sin el
hombre, sin la soledad,
sin el amor, sin la mirada
diferente del artista. Creo
que un artista debe mirar
el mundo con ojos difer-
entes, a través de ese cris-
tal que es el arte (Ya lo dijo
José Ortega y Gasset en La
deshumanización del arte)
pero si el cristal es dema-
siado opaco no veremos
lo que hay tras de él, ten-
emos que llegar, necesita-
mos ese auto-engaño, pero
uno no debe escribir sobre
algo que no haya vivido
o visto o sentido ya que
habría una falsedad en el
poema, hay que hacer el
cristal más trasparente si
no siempre seremos una
pequeña minoría. La mis-
ión del artista es transfor-
mar al lector (en el caso
de la poesía) de la misma
forma que lo hace el amor
en el enamorado, pero no
por estar enamorado o
sentir esa transformación
que produce el amor uno
ya es artista. Nadie nace
leyendo, las palabras las
aprendemos, es necesaria
la palabra, no me consid-
ero un poeta de la experi-
encia, ni tampoco del len-
guaje. Hay que encontrar
un equilibrio. Quiero hac-
er también yo una pregun-
ta ¿Puede el poeta deshu-
manizar el poema, dejar
de ser hombre y ser sólo
arte? Siento contradecir a
Ortega y Gasset, la poesía
no puede ser el álgebra
superior de las metáforas.
(No estoy en contra de la
metáfora, al contrario creo
que es necesaria, pero sin-
ceramente un poema lleno
de metáforas imposibles
37
no me dice nada).
P.- Como editor: ¿Qué le
pides a un poemario, y a
un poeta?
R.- Como editor le pido
a un poemario que tenga
calidad y a un poeta que
sea humilde, que sepa en
todo momento cual es su
posición en la poesía y que
lea, que tenga un cono-
cimiento de la historia de
la poesía pero también de
la actualidad de la poesía.
Somos artistas de nuestro
tiempo y el arte va cambi-
ando, el que quiera romp-
er con una nueva forma
artística o una nueva ten-
dencia tiene que tener un
conocimiento profundo
de la historia y la actuali-
dad de la poesía, entonces
podrá criticarla con una
nueva forma de expresión.
Pero yo como muchos
otros poetas ya pensamos
que se ha roto demasiado
el arte durante el S.XX y
va siendo hora de regresar
a las formas puras, al
hombre. Viene una etapa
muy nihilista (lo sabemos
porque la poesía Euro-
pea nos saca un poco de
ventaja) y a mí personal-
mente me gusta el cues-
tionamiento que hace la
poesía mucho más que las
respuestas que está dando
hoy la narrativa. Hay que
hacer los cuestionamien-
tos correctos para que el
lector encuentre la respu-
esta en su interior.
P.- ¿Te aplicas a ti mismo
como autor las recomen-
daciones que haces a tus
escritores o no predicas
con el ejemplo?
R.- Soy como el título de
mi libro un poeta menor,
quizás por eso me siento
mejor como editor que
como poeta. Muchas veces
reflexiono en alto cuando
hablo con un autor y luego
no soy capaz de aplicárme-
lo a mí mismo. Me ocurre
como decía José Hierro
que “la poesía se escribe
cuando ella quiere”. He
cometido casi todos los er-
rores que un poeta puede
cometer y he aprendido
algo de ellos, pero no pu-
edo decirle a un autor que
está cometiendo errores,
porque lo que para mí fue
un error, para él puede ser
un disparo certero que dé
en la diana. Todos tene-
mos una voz y estilo difer-
ente.
P- ¿”Poeta Menor” es un
título que significa un
acto de humildad o se
refiere más bien a que tu
poesía se ha centrado,
esta vez, en los temas más
cotidianos y menores
(para tratar desde ahí los
grandes temas)?
R.- Son las dos cosas. La
poesía siempre debe ser un
acto de humildad, un po-
eta que se envanezca está
acabado como poeta (eso
no quiere decir que no te
sientas orgulloso de un
trabajo, siempre que ten-
gas los pies en el suelo). He
querido también con este
título hacer un homenaje a
todos los autores que han
pasado desapercibidos en
la poesía, también a los
que se les ha considerado
menores en la historia de
la literatura y a los autores
que están comenzando a
escribir que son muchos.
También trato de demos-
trar que no hace falta lle-
var una vida muy apasio-
nante, ni viajar para hacer
poesía, hay poesía en las
cosas cotidianas, en el café
que nos tomamos por la
mañana, en la cruz de la
farmacia, en un día de llu-
via y también en un día de
sol. Hay poesía en todas
partes sólo hay que saber
mirar y el mundo se convi-
erte en una gran metáfora
de la vida.
P.- ¿Podríamos decir que
Poeta Menor es un libro
de dolores y cicatriza-
ciones, no? Hay mucho
de terapéutico (o eso
parece) en sus versos: ¿Te
ayuda la poesía a pasar
página o sólo sirve para
poner un poco de orden
en los recuerdos?
R.- Hay mucho de tera-
péutico en mi vida, todos
38
pasamos por dificultades,
el que piense que no es
así es que las dificultades
le van a venir con poste-
rioridad. La gente reac-
ciona con mecanismos de
defensa que ni ellos mis-
mos conocen. Leer poesía
te ayuda a conocerte a ti
mismo a través de otro ser
humano (creo que es un
acto de curiosidad, gener-
osidad y egoísmo al mis-
mo tiempo). Cada libro
tiene su momento. Pero
no podemos utilizar la
poesía como una terapia,
porque estamos haciendo
un arte, tampoco la poesía
puede ser un diario, he ti-
rado cientos de poemas a
la papelera y he tenido que
rescatar después alguno
porque me estaba juzgan-
do muy duramente (es-
taba ganando el contable).
Creo que todos los artistas
tienen necesidad de crear,
siempre pienso en la alien-
ación (perdonad que uti-
lice esta palabra en lugar
de enajenación) del artista
cuando se desprende de su
obra, es como si algo de él
hubiese quedado en el ex-
terior, le hubiera sido arre-
batado y hubiese quedado
plasmado en el papel, en
lienzo o en la piedra, ya no
le pertenece, le pertenece
al lector en el caso de la
poesía. En ese sentido sí
podríamos decir que la
poesía tiene algo de tera-
péutico pero también lo
tiene escribir un diario ín-
timo que nunca será pub-
licado ni leído por nadie.
P.- De lo que no cabe
duda es de que el po-
emario tiene cierto aire
melancólico. En parte,
esa sensación viene mar-
cada por un escenario:
la ciudad. ¿Tienes la sen-
sación de que el ambiente
urbano contribuye a dar
cierto aire triste, sórdido
a los poemas? Esa falta
de relaciones profunda
que se produce en las ciu-
dades, pese a convivir en-
tre tantos seres humanos
parece algo muy presente
en tu obra.
R.- Las ciudades son unos
monstruos horribles de
indiferencia (Traté de ex-
plicar esto en mi anterior
libro, pero desgraciada-
mente no con mucho aci-
erto, puesto que aún estaba
llegando a la conclusión).
La indiferencia es necesar-
ia para sentir amor —El
único motor que mueve
al hombre, la unión entre
el deseo y la acción—, no
me refiero exclusivamente
al amor humano, no se
puede amar todas las co-
sas al mismo tiempo, hay
que elegir, esa elección es
la más importante en la
vida. Elegir las personas
y las cosas que amamos,
una inmensa minoría y
yo elegimos la poesía, eso
no significa que no poda-
mos amar otras cosas. Las
ciudades son necesarias a
pesar de su indiferencia,
mucha gente de los pueb-
los lo sabe porque sufren
ese exceso de amor-odio y
acuden a las ciudades bus-
cando el anonimato (la in-
diferencia al fin y al cabo).
El amor y el odio no son
sentimientos contradicto-
rios estimulan la misma
zona del cerebro, lo han
demostrado los científicos
y yo no voy a contradecir
a la ciencia por mucha po-
esía que lea. El amor y el
odio transforman solo que
de diferentes maneras, una
construye la otra destruye
al ser humano.
Claro que tengo la sen-
sación de que el ambiente
urbano contribuye a dar
un aire triste y sórdido a
los poemas, pero se puede
combatir, llevo toda mi
vida intentando demostrar
que si una persona hace
vida de barrio, el amor
habita en ella sin darse
cuenta, se acaba la indifer-
encia, conoce a los cama-
reros, los tenderos, el po-
bre que está en la esquina y
todos esos seres humanos
que nos cruzamos con ab-
soluta indiferencia se han
vuelto como un pequeño
pueblo lleno de amor y de
odio.
Siempre me han dicho que
mi poesía es triste y mel-
ancólica, pero sé de donde
viene esta tristeza.
39
P.- Como editor que pub-
lica a muchos autores
jóvenes ¿Qué echas en
falta en las nuevas gen-
eraciones de poetas?
R.- Las nuevas genera-
ciones de poetas están ha-
ciendo lo que tienen que
hacer: ser jóvenes. Es más
creo que viene una gen-
eración de poetas que va
a superar a todas las an-
teriores, puesto que han
tenido mucho más acceso
a la cultura, se les ha criti-
cado mucho por el uso de
las maquinas e internet,
quizás hayan tenido de-
masiado fácil el acceso a
la cultura y no la valoren.
En todas las generaciones
ha habido analfabetos,
claro que escriben una Q
para decir “que” por culpa
de los móviles pero están
escribiendo y tarde o tem-
prano llegarán a los libros
y los amarán, porque los
hombres necesitamos po-
seer lo que amamos, es
nuestra naturaleza. Los
monitores no acabaron
con las impresoras, las
maquinas no van a acabar
con los libros, necesitamos
tocar nuestras creaciones
y las creaciones de los
demás. Viene una gener-
ación increíble que está
escribiendo en los blogs y
tienen la respuesta inme-
diata del lector: La poesía
tiene la precisión y longi-
tud necesaria para estos
medios. Es muy difícil leer
una novela en una maqui-
na por muy moderna que
sea esta, pero un poema
es más breve, más denso,
más exacto y sé de sobra
que el que se enganche a la
poesía necesitará tener el
libro. No creo que internet
sea el enemigo de la cultu-
ra, los que estamos en este
arte minoritario lo sabe-
mos. Claro que, las nuevas
artes, tan comerciales, es-
tán sufriendo. Los poetas,
los escultores, los pintores,
os damos la bienvenida.
Bienvenidos al mundo del
arte. Creo que internet es
la nueva revolución del
arte y está colocando a
cada arte en su sitio. No es
mejor pintor el que tiene
el pincel más caro, sino el
que sabe usar el pincel o
las manos si es necesario.
Lo de los gobiernos (con
sus patéticos intentos de
frenar esta revolución) y
la política es otra cosa, mi
única política es y seguirá
siendo el arte.
P.- Finalmente: ¿Qué po-
etas te han influido para
crear este libro? Uno lo
tenemos claro porque
además le dedicas el li-
bro: Pablo Méndez.
¿Quienes más?
R.- Pablo Méndez es un
excelente poeta (lo siento
no he podido evitar decir-
lo) y pienso que tarde o
temprano se le reconocerá
como tal por esta inmensa
minoría. También me ha
influido mucho Joan Mar-
garit cuando leí sus Nuevas
Cartas a un joven poeta,
no pude evitar llamarle y
felicitarle por decir lo que
alguien tenía que decir en
la poesía. Mi libro de ca-
becera son Las cartas a un
joven poeta de Rilke, pero
Margarit ha hecho otro
trabajo, más directo y tam-
bién necesario, he apren-
dido también mucho de
sus poemas entre otros co-
sas que un poema por muy
bello que sea será cruel, y
que con él tiempo conoc-
emos los refugios pero re-
sultan inútiles porque la
navaja está cada día más
cerca de nuestro cuello y
ya no sabemos si son nues-
tros los ojos del retrovisor.
Tengo muchas más influ-
encias, no puedo mencio-
nar a todos pero me siento
muy afín a la poesía de José
Elgarresta. Aprendo mu-
cho de los autores que
empiezan, de nuestros au-
tores y los últimos premi-
os Adonais que tienen una
calidad excelente, no pu-
edo evitar pensar en Juan
Cruz Bordoy, estoy con-
vencido que es la primera
muestra de esa generación
de la que te hablaba antes.
40
Mariano Rupérez
La poesía es la gran incomprendida
dentro de la literatura
1- “Querida mujer desn-
uda” está formado por
seis partes que componen
una historia, una trama.
¿Qué crees que aporta
esta “novelización” a la
poesía?
Desde luego, la poesía es la
gran incomprendida den-
tro de la literatura. Conoz-
co a grandes lectores que
no acaban de cogerle el
gusto a este género, prin-
cipalmente porque no sa-
ben bien cómo interpretar
cada poema, si tiene algo
que ver con el anterior, si
quiere decir realmente lo
que uno ha entendido, etc.
Yo me propuse en este
poemario contar una his-
toria o, más bien, varias
que conducen a una. De
esta manera, pretendo que
el autor las siga, que vaya
comprendiendo, que lea
un poema tras otro y no
abra el libro y lea el prime-
ro que se encuentra al azar.
Todo el poemario sigue un
hilo y, según lo que esté
pasando, el estilo poético
también varía, de modo
que podamos comprender
lo que sucede realmente
en el interior de esa per-
sona que cuenta su histo-
Mariano Rupérez acaba de publicar “Querida mujer desnuda” un poemario de as-
pecto intimista y que ha sido formulado como la narración poética de una historia
de amor con todas sus fases: el encuentro, el enamoramiento, la soledad, el desamor,
el deseo,…de su más reciente obra y de su trayectoria como poeta hablamos con este
joven autor de Las Palmas.
41
ria. Esa es la magia de la
poesía, poder contar algo
desde la piel hacia adentro
y no al revés.
Estoy convencido de que
esta “novelización” puede
ayudar al lector a com-
prender mejor la poesía,
a disfrutar más de ella y a
querer seguir leyendo. O,
por lo menos, eso espero.
2- Estamos ante un po-
emario claramente in-
timista. ¿Podríamos
hablar de poemas autobi-
ográficos?
Evidentemente, siempre
es más fácil escribir sobre
lo que uno ya conoce. Hay
poemas autobiográficos,
desde luego, pero no son
ni mucho menos la may-
oría. La historia que cuen-
ta Querida mujer desnuda
no es la mía.
3- La figura de la mujer y
el amor es el tema prin-
cipal del libro. se trata,
además, de un amor muy
idealizado. Como poeta,
cuáles han sido tus ref-
erentes literarios para
tratar ese tema desde una
óptica tan romántica
Pues la verdad es que me
gustan poetas que son
románticos y un tanto ide-
alistas, pero no los consid-
ero referentes. Pensé en la
mujer ideal para mí: pelo
negro, pequeña, pálida, in-
segura, melancólica, sum-
amente profunda… Sería
bonito amarla y ¿qué me-
jor forma de amarla que
haciéndola literatura?
4- el libro se inicia con un
poema sobre tu nacimien-
to pero que termina con
un verso muy realista: “y
los poetas se siguen mu-
riendo de hambre”. ¿Cuál
es tu visión de la poesía y
la labor poética en la so-
ciedad actual? ¿Corren
malos tiempos para la
lírica?
Todos sabemos que la po-
esía no vende. Práctica-
mente sólo la compran
los poetas, y a veces ni
eso. Desde luego, es una
lástima, porque la lírica
ha sido siempre un género
importantísimo dentro de
la literatura en general, no
sólo de la española, que
también.
5- La música (cantantes
y canciones) también
tienen un hueco en tu po-
emario, incluso, más allá
de las menciones, se diría
que las canciones han
sido muy importantes a
la hora de construir tus
versos ¿Es así?
Adoro la música, me
parece un complemento
42
perfecto para hacer po-
esía (y para venderla,
también). Me gusta prin-
cipalmente la música en
español (Joaquín Sabina,
Pereza, Vetusta Morla, Ex-
tremoduro, Jarabe de Palo,
Fito, Antonio Vega…),
aunque las referencias mu-
sicales que aparecen en el
libro sean todas de lengua
inglesa. Igualmente, son
canciones o artistas que
han conseguido moverme
por dentro e incluso mar-
car algunos momentos de
mi vida.
6- Pese a ser un autor jo-
ven, has ganado ya un
par de premios poéticos
¿Cómo ha sido tu expe-
riencia con esos premi-
os? ¿Animas a los poetas
jóvenes a optar por ese
camino para conseguir
publicar?
Los premios son siempre
una inyección de moral.
A mí personalmente me
alimentaron las ganas de
escribir y de querer publi-
car. Además, son un buen
escaparate para darse a
conocer, por lo que sí, los
recomiendo.
7- También te prodi-
gas mucho en recitales:
¿Crees que es una buena
forma de dar a conocer la
poesía o en ellos sólo se
predica a los conversos?
Al igual que un músico se
da a conocer en los con-
ciertos, los poetas han de
hacerlo en recitales. Ya
no sólo por esta cuestión,
sino porque además es
una forma maravillosa de
disfrutar de la poesía.
8- Finalmente, nos gus-
taría que nos dijeses al-
gunos autores de poesía
que hayan marcado tu
vida y tu obra
El primer poeta que me
marcó fue el renacentista
Garcilaso de la Vega, que
me influyó mucho a la
hora de empezar a escribir,
cuando tenía yo catorce
años. A partir de ahí hay
muchos me han sorpren-
dido o me han tocado; pero
ante todos debo destacar
al gran Ángel González.
Él ha marcado un antes y
un después en mi poesía y,
prácticamente, en mi vida.
43
Juan Planas
Lo fundamental del poema es que abra interrogantes
en el lector
Juan Planas es uno de los pocos poetas actuales que tiene una voz no sólo singular,
sino innovadora. Su forma de componer poemas es reconocible y además se adecua
muy poco a los estándares de lo que conocemos por poesía contemporánea, tanto en
los temas como en su representación. Con “Los lugares del sitio”, el poeta, ganador
del último premio de la Asociación de Editores de Poesía, se asoma a los paisajes que
configuran su particular asedio.
1- En nuestra última en-
trevista, tras el premio de
la Asociación de Editores
de Poesía a “Tratado de
las cosas sin nombre”,
me decías que esperabas
encontrar “otras vías al-
ternativas de búsqueda
de conocimiento” en tu
próximo libro. Y también
que en cierto modo dabas
por cerrado el período
poético que habían su-
puesto tus tres últimos
libros. Ahora, con “Los
lugares del sitio” ya en la
calle, ¿Crees que tu in-
tuición se ha cumplido?
¿Abres una nueva etapa
con este libro? ¿Has dado
con otras vías de cono-
cimiento?
Hola, Alberto. Empecé a
escribir «Los Lugares del
Sitio» antes de haber con-
cebido, siquiera, la génesis
de «Tratado de las cosas
sin nombre». No obstante,
lo dejé varado un par de
años porque me faltaba,
quizás, el valor suficiente
para aplicar algunos re-
cursos técnicos con todas
sus consecuencias y, así,
convertir el poema en lo
que yo deseaba: en una
translación, lo más exacta
posible, del peculiar ritmo
del pensamiento -del mío
propio, claro-, ese discurso
tan dado a los saltos y a las
acrobacias en el vacío, a
los cambios imprevistos de
perspectiva y al soterrami-
ento aparente de la lógica.
En este sentido, este libro
sí me confirma que había,
en efecto, otras vías y que
44
ya estoy en ellas. Presagio
un viaje muy largo.
2- En el epílogo del li-
bro das una explicación
del lugar de dónde te
han salido estos poemas.
Tras leerlo se intuye un
poemario que ha salido
de muy adentro. Hablas
de “los paisajes de un
infierno” y en tu blog te
referiste a él como el li-
bro “más sombrío y des-
olador que he escrito
hasta la fecha”. ¿Estamos,
pues, ante un libro oscu-
ro?
Bueno, no hay mejor lu-
gar que la oscuridad para
apreciar el enorme valor
relativo de la luz. Con todo,
y creo que ya hablamos de
ese tema anteriormente,
no acabo de distinguir con
claridad ni, por supuesto,
con certeza, entre adentro
y afuera. Desde siempre,
me han parecido el mismo
lugar, aunque a veces nos
guste muchísimo perder-
nos en esa dialéctica de
los opuestos y hasta de
los complementarios…
Como digo en mi libro:
«Estamos donde siempre
y el lugar es incierto». No
sé mucho más, la verdad…
3- Nuestra impresión al
leerlo ha sido la de estar
ante un libro, no sólo os-
curo, sino también pesi-
mista. Hablas de un ser
humano que no evolu-
ciona en lo esencial (en
tu poemario pasado, pre-
sente y futuro se funden
porque el hombre apenas
ha cambiado en lo esen-
cial y en los problemas
que tiene que enfrentar:
“No iremos mucho más
lejos que nuestros ances-
tros/ ni escaparemos al
vaivén de los días” o “No
somos nadie. O sí. Somos
Ulises/ burlando a Polif-
emo. Los orgullosos de-
scendientes/ de una tribu
en viaje hacia el reino del
olvido”.) e incluso hay al-
gunos versos dedicados al
escaso alivio o utilidad de
la poesía ante los grandes
problemas del hombre
¿Un libro pesimista ante
el papel del hombre?
El poema central del libro
es «La Ciudad Sitiada». Y
luego -o antes- la ciudad se
transforma en el cuerpo,
en el lenguaje y en cuantos
otros elementos podamos
ser -o creer ser- en deter-
minados momentos. Aquí
el sitio, es decir, el asedio,
es el protagonista único
del libro y los lugares son
su paisaje, la forma que
tiene el poema, el artificio
del poema, de mostrárnos-
lo en todo su esplendor y
con toda su crudeza. Las
referencias temporales son
casi nulas -en realidad,
son culturales- y el tiempo
no aparece, al menos de
manera unívoca, como
tiempo pasado, presente o
futuro, como bien apuntas,
sino como la simple con-
statación de un hecho o de
una sensación, más allá de
si ocurrió, ocurrirá o está
ocurriendo en este pre-
ciso instante. No hay, me
parece, pesimismo ni op-
timismo porque tampoco
estoy buscándole salidas al
asedio… El poema no las
necesita, o eso creo.
4- Uno de los aspectos
que si remiten a tu obra
anterior es, precisa-
mente, la mezcla de voces
no sólo de distintas per-
sonas, sino de distintos
tiempos, como mezclan-
do pasado, presente e in-
cluso futuro en el poema.
Voces que se confunden
y que incluso se insinúa
que sean de un mismo
alma que ha pasado a lo
largo de varias etapas
históricas(“Me recuerdo
en el vientre,/ la luz oblic-
ua,/ el agua turbia./ Toda
mi biblioteca ardió hace
años/ cuando soñaba con
edificar/ un Zigurat de
pavesas”). ¿Qué te aporta
esta técnica como poeta?
¿Cuál es su propósito?
El libro mezcla versos
largos o, incluso, muy lar-
gos, que son la abruma-
dora mayoría, con algunos
otros versos mucho más
45
concisos y breves, como
los que citas. Así, algunas
avalanchas de imágenes
acaban desembocando en
espacios casi desnudos
de palabras y repletos de
silencio… Se trata de in-
tentar convertir el poema
en una rigurosa réplica,
lo más exacta posible, del
devenir del pensamiento.
Que el discurso del po-
ema sea, también, el del
pensamiento. Algo así
como la prueba de su ex-
istencia… a la vez, que su
resultado. En fin, esa es,
más o menos, la idea, que
aunque pueda, tal vez, so-
nar un poco presuntuosa,
no quiere serlo. En absolu-
to. ¡Te lo aseguro! (risas).
5- Donde sí que hemos
notado cierto cambio es
en la presencia, esparcida
a lo largo de las diversas
partes del libro, de temas
más sociales, o quizás,
por decirlo mejor,
de una preocupación
más clara por el pa-
pel del hombre ac-
tual en la sociedad
(incluso enunciada
de una forma más
cristalina)
¿Te parece? No lo sé,
la verdad. Lo funda-
mental del poema
es que abra interro-
gantes en el lector,
incluso allí donde no
recuerdo haber pre-
tendido, de manera
voluntaria o consciente,
abrirlos. Afortunada-
mente, el poema nunca se
agota en lo que hizo o dejó
de hacer su autor. Tiene
una vida propia que hay
que respetar y a la que sólo
cabe desearle el mejor de
los viajes.
6- Un sello muy carac-
terístico tuyo y que sigue
presente en esta obra es
la del libro como poema
unitario, aunque en este
caso nos encontramos
con subdivisiones, ten-
emos la sensación de que,
en esencia, todas esas
partes sirven para com-
poner un gran poema
único que es el libro.
Cierto, sí. En realidad,
hace tiempo que dejaron
de interesarme -es sólo
un por decir, una volun-
taria exageración, claro-
los libros de poemas suc-
esivos, cada uno con su
título propio y su pequeña
o gran entidad individual.
No, prefiero el poema río,
aunque siempre, por ra-
zones de estructura y, tam-
bién, de paginación, acabe
troceándolos un algo… un
algo más de lo que quisi-
era, lo admito.
7- Por último, en las es-
trofas que cierran el libro
se muestra, pese a todo,
pese a ese pesimismo,
cierto ansia por seguir
adelante, como persona y
como poeta (o quizás en
tu caso ambas cosas son
indisolubles): “No creo
que la muerte se quede
entre nosotros./ Otras
ciudades y otros cuerpos
nos aguardan…”
Creo que esa parte es,
simplemente, un cántico
a modo de despedida…
Una especie de mantra fi-
nal. Me parece que el lu-
gar invita a ello. Hay una
hoguera que arde y un
corro de tribus alrededor.
Nada más lógico que aca-
ben cantando algo esper-
anzador, pero no mucho
ni tampoco demasiado,
para aliviar su estado de
ánimo y perseverar en su
decrepitud. ¿Por qué no?
¿Qué es la poesía sino un
canto? Pues eso. Hay que
seguir cantando, pese a
todo.
46
David Romero
La poesía debe ser al pueblo,
lo que el arma a la revolución
David Romero es un joven poeta gaditano que con su poemario, “La hija descalza”,
trata un tema tan sensible y tal actual como el de la memoria de las personas y fa-
milias –algunas conocidas, otras anónimas– que sufrieron la guerra civil. Una poesía
militante procedente de un poeta que busca devolver los versos al pueblo.
¿Cómo se te ocurrió la
idea de poetizar la his-
toria de la República y la
Guerra Civil?
Quizás no sea ocurrir el
verbo más adecuado, ya
que denota que hay una
intención previa. Prefiero
decir que fue una idea que
surge, que brota, que no es
buscada. De hecho, recu-
erdo que cuando comencé
a conocer la historia de
España del siglo XX, la
historia que han intentado
borrar, tapar, callar, sell-
ar… sentía la necesidad
de transmitir esa historia,
de escribir para darla a
conocer. Así es como van
surgiendo los primeros
versos en una época en la
que aún no se hablaba ni
de memoria histórica ni
de su recuperación.
¿Has hecho algún tra-
bajo documental para el
libro?
Si como trabajo documen-
tal hay que entender un
trabajo minucioso y con-
stante, no, no es así, mas
bien ha sido un trabajo
basado, principalmente,
en ámbitos que me fasci-
nan como son los libros,
el cine o la música. A raíz
de participar en recitales
poéticos y, sobre todo,
a partir de las presenta-
ciones de mi primer libro,
si he tenido la oportuni-
dad de conocer historias
en primera persona, de
escuchar historias que han
conseguido emocionarme
y de ahí es de donde sur-
gen poemas basados en
hechos concretos suce-
didos en ciudades como
Valladolid o Chiclana.
Te has centrado mucho
(la cita de Walter Benja-
min que abre el libro ya
señala en esa dirección)
en la historia de la gente
común, que padeció la
guerra, fusilamiento de
familiares, etc. ¿Hay que
rescatar sus “pequeñas
historias”?
47
En el libro se entremezclan
dos historias: la historia de
los poetas que sufrieron la
represión y ellos si tienen
nombres y apellidos; y las
“pequeñas historias” sin
nombre pues detrás de
cada poema se pueden
ver reflejadas decenas de
vivencias similares como
puede ser el caso de las
mujeres rapadas, viola-
das, vejadas, maltrata-
das… Son historias muy
necesarias y que deberían
aparecer en los libros de
historia y no en libros que
son al final pequeñas islas
de investigación.
¿Les has dejado leer tus
poemas a alguna de esas
familias? ¿Qué te han di-
cho?
He tenido la oportunidad
de darlos a conocer en mi
misma voz y entablar una
lectura recíproca,
una lectura que
da un poco a esas
personas que su-
frieron de forma
directa o indirecta
esos años y me de-
vuelven mucho.
He podido ver a
hombres llorar
y emocionarse
como niños.
Estamos clara-
mente ante unos
poemas mili-
tantes. Entendem-
os que crees que
aún es necesaria este tipo
de poesía: ¿Por qué? ¿Qué
papel crees que puede ju-
gar en el escenario actual
de la poesía?
Vivimos en una época
apolítica, aún así, la poesía
debe ser al pueblo, lo que
el arma a la revolución.
Es el papel que jugó des-
de 1931 hasta 1939. Y así
es como debería ser, po-
esía por y para el pueblo,
con sus palabras, con sus
necesidades, con sus prob-
lemas…
Sabrás que muchos con-
sideran “agotado” el tema
de la guerra civil, sin em-
bargo, no dejan de salir
autores jóvenes, que ni
siquiera vivieron el fran-
quismo y que se interesan
y rescatan ese tema: ¿A
qué crees que se debe?
Somos la primera gener-
ación que ha nacido en
“democracia”, en “libertad”
y podemos situarnos fuera
del siglo XX, podemos ver
la historia con unos ojos
diferentes, podemos verla
con la razón, aunque el
corazón marque el ritmo.
Además, queremos saber,
queremos conocer esas
historias, queremos recu-
perar la vida de nuestros
padres, de nuestros abue-
los. Dejar de aprender de
los silencios y para ello
tenemos que hablar de la
II República, de la Guerra
Civil y de la Dictadura que
apagó España durante tan-
tos años.
¿Qué poetas te han in-
spirado para realizar este
libro?
Tendría que hacer un gran
listado de poetas y de li-
bros y, aún así, acabaría
olvidando alguno. Son
pequeños caminos dentro
de un bosque y como no sé
cuál elegir, acabo quedán-
dome en el bosque. Por eso
en este libro se entremez-
cla la influencia de poetas
como Miguel Hernández,
Federico García Lorca,
Antonio Machado, Rafael
Alberti… y de libros como
“Romancero libertario” o
“Romancero de la Guerra
Civil Española”.
48
Blanca UriarteNo puedo esconder mi propia lucha interna
para imponer el contenido a la forma
Blanca Uriarte publica su segundo libro con “Poesía Eres Tú” – después del éxito
de “De humo y nada” – bajo un título tan sugerente como “Deja que el silencio
hable”. Se trata de un poemario donde la poesía social se funde con la intimista,
transcritas ambas en un lenguaje desnudo y directo, fiel reflejo de las influencias
de su autora
El título del libro, “Deja
que el silencio hable” y el
primer poema son una
oda al silencio. Sin em-
bargo, en seguida cierto
ruido comienza a colarse
en tus poemas, por ejem-
plo, en el segundo po-
ema, sin ir más lejos, con
unos versos sobre los ma-
los tratos, casi es como si
quisieras resaltar por el
contraste ese silencio que
tanto cuesta lograr
No puedo engañar a na-
die. Es evidente que es un
libro de contrastes: de po-
emas etéreos y otros más
reales. No puedo esconder
mi propia lucha interna
para imponer el contenido
a la forma.
También es muy posi-
ble que, aunque no haya
habido ninguna intención
explícita, el libro vaya su-
tilmente encaminado en el
desarrollo de sus páginas a
resaltar esos contrastes.
Hemos hablado de un
poema sobre las mujeres
maltratadas, pero no es
el único de contenido so-
cial. Otros como “Puede”,
“Me declaro culpable”,
“La calle habla”, tienen
también una temática
muy social, con un im-
portante componente
de culpa, del poeta que
mira, pero lo hace desde
la placidez de su hogar.
¿Qué te lleva a escribir
esos poemas?
Como ya he dicho, es una
forma de ver la vida…
Son mis propias contra-
dicciones, mis miedos y
mis derrotas ante los ac-
onteceres del mundo… La
absoluta impotencia por
no ser capaz de lograr un
mundo mejor y, a veces,
por no ser capaz de in-
tentarlo siquiera (Tam-
bién aquí dando gracias,
porque estamos en el lado
de la suerte y me daría
vergüenza llorar mi propia
49
imbecilidad). A veces uno
tiene que saber aceptar sus
vergüenzas.
Poemas como “El reloj
de arena”, “La tierra se
quiere bajar” o “En la
selva muerta”, añaden un
elemento de absurdidad
de la existencia, de vacui-
dad. ¿Qué lugar ocupa la
poesía en esa existencia
absurda que dibujas?
Agradezco cada momento
de la vida y soy optimista,
demasiado incluso, por
naturaleza. Aún así conoz-
co perfectamente mis pies
de barro, mis errores y mis
preguntas sin respuesta…
Mis sentimientos son pat-
rimonio de la humanidad,
sólo es cuestión de sensi-
bilidad, de ver más allá de
lo que se puede o interesa
ver.
La poesía es mi terapia
personal, un toque de sin-
ceridad conmigo misma
y con el mundo… sin que
eso quiera decir que la
vida sea oscura.
El último gran tema de
tu libro podríamos decir
que es el desamor: “Más
allá del hielo”, “Duele la
vida”, “A esa hora y ese
día”,… ¿es el desamor un
buen combustible para
sentarse a escribir?
Me reitero, son los sen-
timientos del mundo en la
noria absurda del momen-
to. Sólo es cuestión de ser
capaz de valorar el espe-
cial segundo que ya nunca
volverá; y plasmarlo, desde
la desnudez del alma, sin
disfraz.
Reconozco una atracción
fatal hacia las contradic-
ciones y las miserias del
mundo, que considero
además el mejor combus-
tible para la escritura.
En general, me cuesta
muchísimo más hablar
de mis momentos de feli-
cidad; ahí es donde sólo
me gusta dejar entrar a los
míos.
Hablando a nivel más
formal, has optado por
un lenguaje muy desnu-
do y unos poemas muy
centrados en un tema,
con pocas digresiones,
algunos como “Corazón
al aire” o “Tus suspiros”,
son casi epigramáticos.
¿A qué se debe esta apu-
esta? ¿Qué te lleva a este
tipo de lenguaje y de po-
esía?
Tengo muchos poemas
50
cortos, aforismos, reflex-
iones… Me encantan por
la sencillez (diferente a la
simplicidad) y la intensi-
dad del mensaje.
Como ya di a conocer en
mi anterior entrevista, en
un primer momento fui
presa de un enamorami-
ento total hacia la poesía
de Gloria Fuertes por
esa misma intensidad de
mensaje que yo anhelo. Sé
que es la única vía posi-
ble para mi escritura, una
necesidad por encima de
cualquier otro principio…
Es mi único instrumento,
mi respiración, la boca de
mi sentir, una forma de
llorar y reír la vida desde
la compañía del mundo.
El poemario se cierra
con un poema que trata
un tema muy recurrente
en las generaciones ac-
tuales de poeta: el peso
de las responsabilidades
laborales, e incluso so-
ciales, y su mal encaje
con la poesía: ¿Cómo se
lleva la poeta Blanca con
la Blanca trabajadora?
Me llevo mal con la tra-
bajadora, porque me roba
horas y energía…Pero, es
posible que hasta en eso la
poesía sea una revelación,
porque supone una vál-
vula de escape y un sueño
integrado en la cotidianei-
dad, que me relaja y me
transforma (a pesar de que
mi vida sea absolutamente
prosaica).
Por último: cuéntanos
qué poetas y qué lecturas
te han influido a la hora
de escribir este libro
Teniendo en cuenta que
me gusta un lenguaje poco
barroco y desde luego
poco elitista, que se en-
tienda y que sea capaz de
comunicar; me gustan
sobre todo, todos los au-
tores que se mueven en esa
línea…
51
Alberto Gómez Vaquero
Hay que dejarse toda la sangre, todo el sudor en cada
poema
“Manual sobre cosas irreparables” es el primer poemario de Alberto Gómez Vaquero,
que el año pasado se dio a conocer con la novela “Entre dioses y peones” (Amaniel,
2010). Se trata de un poemario que, pese a recoger la producción poética de más de
un lustro, es bastante uniforme en su temática, desarrollándose en torno al hilo con-
ductor del paso del tiempo y sus consecuencias.
El amor, la muerte, el tiempo, la decepción marcan este primer poemario escrito con
un lenguaje preciso y cargado de sensibilidad.
¿Cómo surgió este libro?
Pues es un libro muy poco
premeditado. Yo llevaba
escribiendo poesía mu-
chos años, pero sin in-
tención de publicar. Sin
embargo, poco a poco, en
parte porque comencé a
trabajar más de cerca con
Javier, mi editor, que es un
fanático de la poesía, y en
parte porque yo mismo
vi que había cierto mate-
rial que sí podía ser válido
para publicar, decidí dar
un paso hacia adelante y
sacarlos a la luz. Y he de
decir que a día de hoy, aún
no me he arrepentido (ríe)
¿Para ti cuál es el hilo
conductor o el núcleo
de todos estos poemas,
porque al final del li-
bro hablas del libro más
callejero, del libro más
sedentario,…?
Yo no me di cuenta de que
había un hilo conductor
hasta que comencé a hacer
las últimas correcciones
del manuscrito. Hasta en-
tonces me había limitado
a quitar aquellos poemas
que me parecía que no
estaban a la altura, a cor-
regir muchos otros y a ver
los poemas uno por uno,
porque al estar escritos a lo
largo de cinco o seis años
me parecía imposible – de
hecho ni me lo planteaba
– que tuvieran un nexo
común. Y sin embargo,
52
bien porque a lo largo de
estos años ha existido ese
hilo conductor o bien, y
esto es lo más probable,
porque en el momento de
seleccionar los poemas
para el libro yo elegí aquel-
los que entroncaban con
cierta temática que podía-
mos llamar existencialista
y que era la que más me
atraía entonces, lo cierto
es que ha quedado un libro
más homogéneo de lo que
en principio cabría esper-
ar. Y ese hilo conductor,
ese nexo yo creo que es el
paso del tiempo y sus con-
secuencias, todo lo que de
irreparable, de ahí el título,
tiene aquello que tiene que
ver con lo ya sucedido, con
el pasado.
¿Cómo es tu labor como
escritor de poesía?
Porque imagino que la
narrativa exige otra dis-
ciplina distinta. ¿Con
qué frecuencia, durante
cuánto tiempo has estado
extrayendo estos poe-
mas? ¿Eres perfeccionista
o más de escribir prim-
eras impresiones?
Efectivamente, la nar-
rativa es una disciplina
completamente distinta.
La narrativa tiene mucho
de trabajo puro y duro
(documentación, creación
de una estructura, de unos
personajes,…) e incluso si
bien es cierto que requiere
cierta predisposición, cier-
ta inspiración, no es menos
cierto que si te sientas a es-
cribir uno de esos días en
los que crees que va a ser
incapaz de hacerlo, siem-
pre sacas algo de provecho
si eres tenaz, aunque sea
un borrador, o una idea
de cómo seguir avanzando
con la historia. Además,
con la narrativa siempre
tienes un baremo de efi-
ciencia para medir su cali-
dad. SI la historia es buena
y está bien contada, podrá
tratarse de una novela más
o menos artística, pero al
menos será presentable.
Sin embargo, con la poesía
ese criterio de eficiencia
no existe. Uno está sólo
con sus armas. Y lo mejor
que puede hacerse, creo,
(y aquí es cuando te digo
que yo soy de los que pre-
fieren revisar mil veces un
poema que fiarse de prim-
eras versiones) es dejarse
toda la sangre, todo el
sudor en cada poema. De
manera que si dos, cinco o
diez años después, porque
hemos leído a otros au-
tores y hemos aprendido
cosas nuevas o hemos
visto nuevos caminos,
aquello que hicimos ya no
nos satisface, tendremos,
al menos, el consuelo de
que cuando lo hicimos, lo
hicimos lo mejor que pu-
dimos y dejándonos la piel
en ello.
Lo que sí es cierto es que a
la hora de sentarse a escri-
bir por primera vez un po-
ema (independientemente
de que luego haya, como
digo, una segunda parte
de revisión que tenga tam-
bién mucho de trabajo en
el sentido más coloquial
del término) sí que se req-
uiere cierta predisposición
(que podríamos llamar
inspiración, estro o como
queramos) sin la cual no
conviene comenzar.
Precisamente ahora que
hablabas de autores que
hacen cambiar tu per-
spectiva de las cosas
¿Cuáles son tus influen-
cias poéticas? ¿De qué
autores te sientes más
cercano?
Los dos autores que me
hicieron acercarme a la
poesía fueron Lorca y Ner-
uda. Del primero destac-
aría “Poeta en Nueva York”
y “Divan del Tamarit”. Y
del segundo “Residen-
cia en la Tierra”. Aunque
yo no me siento cerca del
estilo de Neruda en ese
libro, que por otro lado
creo que es irrepetible.
Después, entre los autores
que más me han llegado (y
que supongo que por ello
más me han influido) es-
tán Jaime Gil de Biedma,
Antonio Machado, el Ra-
fael Alberti de “Sobre los
ángeles” (aunque tampoco
me siento muy cercano a
ese estilo), Félix Grande y
Francisca Aguirre, Vallejo,
Luis Cernuda (en especial
53
“Donde habita el olvi-
do”), Ángel González, el
Gamoneda de “Blues cas-
tellano” y Leopoldo María
Panero, entre los princi-
pales. Y de otros países,
sobre todo, T.S. Eliot y
Ginsberg y después otros
autores como Auden,
Withman, Rimbaud y
Valery (aunque del estilo
de Valery tampoco puedo
decir que me sienta muy
cercano, lo que no quita
que su “Cementerio mari-
no” sea una maravilla)
Una de las cosas que más
me han llamado la aten-
ción de este libro es el
tratamiento que haces de
los espacios. El paisaje
rural aparece como un lu-
gar donde nada cambia,
como un hogar, mientras
que la ciudad aparece
más como una jungla,
como un lugar hostil. ¿Ha
sido algo deliberado?
En absoluto. Es otra de
esas cosas de las que me
di cuenta cuando ya el
libro estaba casi cer-
rado. Ocurre que yo
soy de un pueblo muy
pequeño y aunque lleve
casi diez años en Ma-
drid para mí el hogar,
las raíces, siempre es-
tarán en mi pueblo. Y
aunque estoy muy có-
modo en Madrid, cu-
ando uno viene de un
lugar pequeño, la ciu-
dad siempre le parece
un territorio coman-
che, uno de esos lugares
en los que el peligro puede
aparecer tras cualquier
esquina. Además, a nivel
más social, en un pueblo
todos somos un poco fa-
milia, mientras que en la
ciudad todos vivimos en el
anonimato más absoluto
y eso, que es muy bueno
en ciertas circunstancias,
produce también una gran
sensación de abandono en
otros momentos. Y creo
que esa sensación es la que
se ha dejado entrever en
los poemas.
Estos poemas, has dicho,
son un poco una selec-
ción de lo que has podido
escribir en muchos años,
pero cómo te planteas
ahora la escritura de po-
esía. Este es un libro muy
verdadero, con un grado
de intimidad bastante
profundo, pero a partir
de ahora ¿Hacia dónde
vas a ir?
Es difícil de decir. Yo no
suelo escribir al menos
que sienta la necesidad de
escribir, bien porque tengo
algo que “vomitar” sobre el
papel, bien porque hay al-
guna obsesión rondándo-
me y creo que poniéndola
negro sobre blanco voy a
ser capaz de darle forma
e incluso de sacármela de
encima. Pero, por supues-
to, no todo lo que escribes
vale. De hecho, el noventa
por ciento de lo que es-
cribes no vale. O al menos,
es así en mi caso.
Te puedo decir que lo
que tengo escrito hasta
ahora es una poesía más
volcada hacia fuera, ha-
cia el mundo y hacia la
sociedad, no tan íntima.
Por otro lado, tengo pen-
diente desde hace mucho
(pero soy incapaz de dar
con el tono adecuado y
he tenido que empezar ya
muchas veces) escribir un
pequeño poemario sobre
ciertas ideas acerca de la
naturaleza del hombre (un
poco en la línea de lo que
fue mi primera novela,
pero navegando por otras
aguas), aunque, como
digo, aún no he dado con
el tono y las palabras adec-
uadas. En todo caso, tengo
la sensación de que salga
lo que salga, será más con-
ceptual aún que este libro.
54
Carlos HerreraLa poesía nos permite acceder a una vivencia de la libertad que en la
cotidianeidad no podemos experimentar
1- El libro comienza
“Todo olvido es un
comienzo” y, en general,
toda esa primera parte
del libro es una reflexión
sobre el olvido, la memo-
ria y el paso del tiempo, en
la que pareces presentar
estos conceptos(olvido-
memoria) como falsa-
mente absolutos, como
llenos de relatividad y
también de variables.
Me gustaría señalar, antes
que nada, que este libro da
expresión a una serie de
cuestionamientos y preo-
cupaciones que provienen
de la actividad intelectual
a la que me dedico princi-
palmente junto a la litera-
tura: la filosofía. Cuando
hablo del olvido trato
de distinguir dos esferas
distintas. Por un lado, se
habla, como bien indicas,
de la relatividad de varias
vivencias humanas (no
tanto nociones) como la
memoria y el olvido. En
esta esfera no puede haber
ni un olvido ni una memo-
ria absolutas, porque la ex-
periencia humana es nec-
esariamente limitada. Por
otro lado, sin embargo, se
maneja la idea del olvido
como una experiencia que
trasciende las fronteras
propiamente humanas.
Aquí el olvido es el nom-
bre de todo un principio
que rige los movimientos
de la naturaleza y la exist-
El mexicano Carlos Herrera presenta “Vislumbres de un sueño”, un libro cargado de
imágenes que recoge alguna de sus principales reflexiones como filósofo.
55
encia en general. Este olvi-
do sí es absoluto, porque
es el nombre de un mov-
imiento general carente
de finalidad y de sentido,
al que los seres humanos
tienen que traducir según
su propia experiencia o de
otra manera no podrían ni
comprenderlo ni vivirlo.
Esto último es el origen de
la memoria. Los humanos
requerimos de la memo-
ria para conservar los
momentos trascendentes
de nuestra vida, tanto los
positivos como los nega-
tivos, y para darle una con-
tinuidad a nuestros actos.
En este sentido hablo de la
memoria como una espe-
cie de “olvido del olvido”,
porque ella es una neg-
ación (en cierta medida,
inútil) de ese olvido abso-
luto del que hablaba más
arriba. Finalmente diré
que ambas experiencias,
la memoria y el olvido, re-
sultan para mí fascinantes
ya que me parece que en
su entrelazamiento se es-
conden varios de los mis-
terios de la vida.
2- Otra de las reflexiones
de esos primeros poemas
es la que presenta al hom-
bre como un ser que se
siente “agusto en medio
de fronteras”, que vive en
el seno de lo libre, pero
ama las cadenas. ¿Hasta
qué punto considera que
esto es así? ¿Tanto nos
gusta encerrarnos violen-
tamente?
En este punto tendría que
aclarar que aquí no estoy
hablando de una libertad
ni política ni social. Con
respecto a esta cuestión
me manifiesto abierta-
mente por una creciente
libertad en todos los sen-
tidos y por la defensa de
los derechos históricos de
los individuos ylos pueb-
los, conseguidos tras ar-
duas luchas. Aborrezco,
pues, las cadenas y los
regímenes políticos que
intentan limitar la vida de
las mujeres y los hombres.
Lo que intento hacer en
este poema (Vislumbres
de un sueño) es darle voz
a una reflexión sobre los
alcances y los límites de
nuestra libertad y de nues-
tra experiencia en general.
No se trata, pues, de decir
que a los seres humanos
les gusta vivir sometidos
bajo un sistema opresor
y violento, sino que no
podemos entregarnos a
todas nuestras posibili-
dades porque nuestra vida
está conformada por lazos
con los que nos compro-
metemos y no podemos
abandonar de manera sen-
cilla. Toda ruptura implica
para nosotros un dolor,
a diferencia de las varia-
ciones constantes de la
naturaleza, del mundo y
del universo, los cuales no
tienen “un motivo que los
convoque a llorar”. Nues-
tros compromisos amisto-
sos, amorosos, familiares,
sociales, etc., nos limitan,
pero preferimos atarnos a
ellos porque son ellos los
que dan sentido a nuestras
vidas. Utilizo la imagen
de las “cadenas”, que en
verdad es un poco fuerte,
para hacer más patente la
diferencia entre nuestra
experiencia y la del mundo
y la naturaleza en general.
La poesía nos permite ac-
ceder a una vivencia de la
libertad que en la cotidi-
aneidad no podemos ex-
perimentar. Octavio Paz
nombró a su obra poé-
tica central Libertad bajo
palabra, justo porque la
poesía es un acto de liber-
tad que rompe los límites
en los que se desarrolla
nuestra vida y nos permite
trascender a otro ámbito
donde todo es posible y
pensable.
3- Los poemas que com-
ponen esta primera parte
del libro, llamada “Hacia
el final”, y que son uno
de los pilares del libro,
muestran un tono ex-
istencialista muy pesi-
mista, descreído (“somos
un sueño que habrá de
perecer”) ¿Qué papel jue-
ga la poesía en esa exist-
encia?
Si soy sincero, no había
notado hasta este momen-
to que el libro transmitiera
56
una sensación pesimista.
En términos personales
me considero una persona
si bien no optimista (lo
cual, a decir verdad, me
parece un poco vulgar),
por lo menos que disfruta
mucho de la vida y de las
posibilidades que ella of-
rece. Me parece, más bien,
que el tono “pesimista”
que señalas proviene de
otra parte, a saber, de un
intento reiterado de crítica
a distintos momentos de la
vida y, también, de nues-
tra historia, en los cuales
preferimos limitarnos, en-
cerrarnos, en vez de gozar
a plenitud nuestras viven-
cias.
Ahora bien, el poema que
se llama “Hacia el final” y
que da título a la primera
sección del poemario, es
un pequeño (muy peque-
ño, en verdad) esbozo de
evaluación negativa de la
historia de nuestra civi-
lización, la civilización
occidental, y de nuestra
posición actual dentro de
ella. No se trata aquí sola-
mente de una actitud ex-
istencial ante la vida, sino
de un reconocimiento de
nuestra situación históri-
ca. Lo que se dice es que
nos encaminamos hacia el
final de una época carac-
terizada por la frustración
constante de nuestros sue-
ños y anhelos, por la im-
posición violenta (esa sí
violenta) de ciertas formas
de vida sobre otras (rasgo
típico de cultura occiden-
tal predominante), pero
que nosotros no seremos
los que inauguraremos
ese “nuevo tiempo”, sino
que sólo lo “vislumbrare-
mos” y lo anunciaremos.
Por eso, “somos un sueño
que habrá de perecer” y
que sin lograr ver el “alba”,
solamente la podremos
anunciar.
4- Todo ese primer libro
incide en la idea de la
vida como sueño apenas
vislumbrado (título del
libro) ¿De dónde procede
esa idea, de dónde nace?
El comentario que haces
es atinado: el sueño al
que se hace referencia es
el sueño de la vida. En
este punto no soy nada
original. La literatura en
español ha insistido de
distintas maneras en este
tema, desde Calderón de
la Barca (La vida es sueño)
hasta Borges (Las ruinas
circulares, por ejemplo).
Lo interesante para mí en
este caso era pensar lo que
se podía intuir a partir de
este sueño, es decir, lo que
este sueño deja translucir
más allá de lo que en un
comienzo aparenta. La
palabra “vislumbre” revela
esta intención.
Lo que más me atrae de la
palabra “vislumbre” es su
ambigüedad. Por un lado
significa un resplandor
tenue, un reflejo de luz.
Por el otro, un indicio o
sospecha. Con su tenue
resplandor el sueño de la
vida no sólo da noticia de
ella, sino que deja adivinar
algo que está más allá, algo
que la trasciende. La ex-
ploración de esa trascend-
encia apenas vislumbrada,
nunca clara ni cierta, es
el motivo central del po-
emario.
Ahora bien, ¿cuál es el
origen del poema que
da nombre al libro? Para
mí un poema largo o de
mayor extensión al poema
“normal” es el resultado de
un largo proceso de ma-
duración de ideas y sensa-
ciones, nunca el mero pro-
ducto de una inspiración
(aunque ésta no está ex-
cluida). En el caso partic-
ular de “Vislumbres de un
sueño” la idea provino del
trabajo filosófico al que me
dedico. En la tesis de doct-
orado que estoy escribien-
do el tema central es el de
la libertad, en especial en
la interpretación de Mar-
tin Heidegger y su crítica
a la civilización occiden-
tal. En mi recuperación
y crítica a dicho filósofo
se anudan sobre todo tres
conceptos: el de la liber-
tad, el de la donación y el
del olvido. Esos tres con-
ceptos aparecen una y otra
vez en el libro, sólo que ya
no como simples concep-
tos, sino como vivencias y
experiencias.
57
5- La segunda parte,
“Herencias”, son tres lar-
gos homenajes, dos de
ellos centrados en mi-
tos griegos, ¿Crees que
siguen siendo válidos
esos mitos hoy en día?
(“que a la vez que sino
suyo es nuestro espejo”).
Los mitos griegos, al igual
que los mitos y las leyendes
de otras culturas y civiliza-
ciones, en tanto productos
fantásticos y geniales de
la imaginación humana,
son y seguirán siendo va-
lidos en todas la épocas,
mientras siga existiendo
la literatura. Lo único que
varía a lo largo del tiempo
es la forma en la que son
abordados e interpretados.
Una es la forma, por ejem-
plo, en la que el modern-
ismo retomó la mitología
clásica, idealizándola y
llevándola, en
ocasiones, a
un extremo de
“cursilería”, y
otra es la forma
en la que hoy
en día se puede
reflexionar so-
bre ellos.
En este pun-
to tengo que
manifestar una
cierta difer-
encia con lo
que afirmas.
No se trata en
el caso de esta
sección del li-
bro de “hom-
enajes” a héroes y person-
ajes mitológicos, sino al
contrario de una crítica a
lo que dichos personajes
significaron y significan
en varios ámbitos de nues-
tra cultura. El caso más
radical es el que aborda
el poema sobre Heracles
(el Hércules griego). Allí
se describe post factum
el famoso pasaje donde
Heracles, en un arrebato
de locura, asesina a su fa-
milia, acto que, posterior-
mente, según la tradición,
será el motivo que llevará
al héroe a realizar sus doce
trabajos, como forma de
expiación. Lo que trato de
hacer en ese poema, que
en verdad forma parte de
un proyecto más ambici-
oso a realizar en el futuro,
es conectar el horror de
dicho asesinato con el hor-
ror de la “labor civilizato-
ria” que consiste en som-
eter a los otros pueblos y
culturas que se consideran
sumergidos en un “mundo
natural” y que son vistos
como lo monstruoso. Por
otro lado, la imitación
que hago de un famoso
poema de Rubén Darío
(Salutación del optimista)
y que se centra en la ala-
banza a la cultura romana
y a su vinculación con la
cultura española (“Ínclitas
razas ubérrimas, sangre de
Hispania fecunda”), tiene
también este propósito
crítico e irónico. Todo lo
que se le aparece a Rubén
Darío como digno de
elogio, aparece en mi po-
ema (llamado a propósito
Lamentación pesimista)
como fuente de terror y
decepción. Por cierto, aquí
aparece explícitamente el
tema del pesimismo, pero
se trata, como acabo de
explicar, más de un crítica
a nuestra civilización que
de la mera expresión de
una frustración personal.
Finalmente, sólo señalo
que el nombre de esta sec-
ción, “Herencias”, hacer
referencia a lo que recibi-
mos del pasado de nues-
tra cultura, o de nuestras
culturas, si se quiere, y
que tiene que pasar por la
criba de la labor crítica y
literaria.
58
José Vidal ValicourtEl sueño de Blanchot fue el de lograr una escritura colectiva
y anónima, sin los lujos de los nombres propios
Blanchot fue un escritor y pensador que en palabras de José Vidal Valicourt, autor
del ensayo “Blanchot-Espacio del desastre” (Rilke, 2011), “Vivía y escribía al margen”.
Un escritor que hizo del no-saber y de la escritura errante un modo de vida. Habla-
mos con José Vidal sobre este fascinante y desconocido autor.
1- ¿Qué te llevó a inte-
resarte por un personaje
como Blanchot? ¿Qué te
atrajo de él?
Como personaje, su ob-
sesión por dejar que sea
la propia escritura la pro-
tagonista y no el autor. Su
discreción radical y su ha-
bilidad en activar las para-
dojas. Supo gestionar su
ausencia. Debo reconocer
que, al principio, el per-
sonaje me resultó casi in-
inteligible. Fue, precisa-
mente, esa dificultad en
acceder a su mundo lo que
supuso un acicate, un de-
safío. Siempre el atractivo
de lo difícil. El reto de lo
apenas transitado. A la
postre, suele ser siempre
el camino más fascinante.
A pesar de su distancia y
apartamiento, influyó de
manera decisiva en mu-
chos escritores y filósofos.
Véase Derrida, Foucault,
Deleuze, etc. Me atrajo,
sobre todo, su visión nó-
mada y desarraigada de la
escritura a la que encaró
con el mismo temple de
un filósofo. No hay que
ovidar que Blanchot está
en el umbral entre filosofía
y literatura. Muy filosófico
para los literatos y, por el
contrario, muy literario
para los filósofos. El con-
59
cepto de umbral es funda-
mental en Blanchot, lugar
de paso, frontera invisible.
2- Estamos ante un
filósofo que afirma que
el arte no conduce a nin-
guna verdad del ser, sino
al error del ser. Se trata
de una postura que años
después de Blanchot
sigue siendo marginal,
porque en el arte prima el
positivismo ( y en la vida
el utilitarismo), la certeza
de que el arte lleva al con-
ocimiento ¿Cómo sobre-
vive y como se convive
con esa postura en un
mundo, como decíamos,
marcado por el utilita-
rismo?
Blanchot reivindica el
no-saber como apertura,
como posibilidad de en-
cuentro fructífero. El sa-
bio es el hombre completo
y, por tanto, cerrado. No
deja resquicios para la sor-
presa. De ahí que el con-
cepto de error sea básico.
Error como equivalente
a errar. Movimiento de la
escritura que no quiere
detenerse en el libro. Si
hay verdad ésta está en la
intemperie, la vida al raso.
En un mundo que busca
certezas inamovibles, más
que nada para evitar el vé-
rtigo y la incertidumbre,
mantener el tipo en esta
propuesta radicalmente
reacia al sedentarismo del
pensamiento y de la ex-
istencia supone todo un
desafío y, por qué no ad-
mitirlo, un peligro: el de
quedarse fuera de juego.
El concepto de margen
también transita en la es-
critura blanchotiana. Vi-
vir al margen, escribir en
el margen de los libros, allí
donde nadie espera que
haya escritura. De acu-
erdo, no sirve para nada,
pero tampoco sirve a na-
die. Por tanto, no es servil,
sino desesperadamente li-
bre.
3- El componente
filosófico y de teoría lit-
eraria de Blanchot tiene
también unas claras im-
plicaciones sociales. Tú
mismo dices en el libro
que frente a autores como
Heidegger, que prestigia
una voluntad sedentaria
y por lo tanto excluyente,
u otros que establecen
una realidad basada en
las relaciones de poder,
Blanchot es un autor que
al no creer en la verdad
con mayúsculas, deja
muy abierta la puerta a
60
las verdades y razones
de los otros. Al contrario
que en el caso anterior,
esta vertiente social sí es
más actual, incluso sería
bueno que lo fuera más.
Se trata de facilitar el habla
plural, la que no funciona
mediante relaciones de
poder. Esto es problemáti-
co, pues es difícil manten-
erse al margen del poder y
de una cierta violencia en
el habla. Aun así, el esfuer-
zo de Blanchot en privile-
giar ese habla plural, abi-
erta y no sujeta a unidad
totalizante, merece todo
nuestro reconocimiento y
apoyo. No creo que exista
una vertiente premeditad-
amente social en Blanchot,
pero sí que es verdad lo
siguiente: puede aplicarse
al ámbito social, sin duda.
No olvidemos que el sueño
de Blanchot –sueño que
casi pone en práctica- fue
el de lograr una escritura
colectiva y anónima, sin
los lujos de los nombres
propios. Una escritura
que no cumpliese con el
imperativo de la propie-
dad privada. En definitiva,
que el concepto de autor/
autoridad no opere como
patrón predominante.
Que sea la propia escritura
la protagonista.
4- También se aprecia esa
ética de Blanchot en su
concepto de “amistad”,
que no es sino ese lugar
de encuentro que supone
que todos seamos seres
abocados al desamparo
absoluto, abandonados
por los dioses y las cat-
egorías absolutas. Parece
como si Blanchot quisi-
era decirnos que cuanto
menos sepamos – o cu-
anto más aceptemos que
sabemos poco – más soli-
darios, abiertos y empáti-
cos seremos con los otros.
Sí, otra vez el margen.
Que puede ser de manio-
bra y de error. La amistad
es un concepto que Blan-
chot mantiene en todo lo
alto. Pensamos gracias a
los amigos, esa relación
sin posesión, que deja li-
bre al amigo. La amistad
no se fundamenta, según
Blanchot, en la presencia.
La distancia es, precisa-
mente, eso que permite
el encuentro y el respeto.
Mantener la distancia
también significa man-
tener la posibilidad del
encuentro. Blanchot man-
tiene la amistad mediante
la escritura, escribiendo a
sus amigos y no necesari-
amente viéndolos. Una
ausencia presente, y valga
la paradoja. Siempre hay
una zona desconocida y
hay que preservarla.
5- En literatura, ese
pensamiento nos lleva a
escritores que deben es-
cribir con libertad abso-
luta, sin querer crear un
discurso totalizador y
sin someterse al espacio
reductor de la obra ni a
la manera tradicional de
usar el tiempo. Y como
ejemplo tenemos a Sade.
¿Ha habido algún otro au-
tor que se haya adaptado
a su manera de entender
la literatura, alguien con
quien crees que Blanchot
pudiera sentir cierta afi-
nidad literaria?
Hay muchos, pero destac-
aría a Kafka, esa obsesión
por la escritura. Escribir o
morir, ese rechazo a con-
traer matrimonio por mie-
do a sacrificar la tarea de
escribir. La escritura por
encima de todo, incluso de
las relaciones personales.
Postura, sin duda, radical
e intransigente, pero que
proclama sobre todo las
ansias de libertad, de dis-
poner de todo el tiempo
del mundo para entregarse
a la única pasión: la escrit-
ura.
6- ¿Crees que esas ideas
literarias tienen cabida
en el actual panorama
editorial español?
Habrá alguno por ahí es-
condido, pero lo que pri-
ma es el personalismo, el
autor como figura, inclu-
so vedette. Sin embargo,
sabemos que hay miles de
escritores que escriben en
las catacumbas. Eso sigue
siendo escritura. Uno
61
entiende y acepta que la
mayoría de las editoriales
se echen atrás a la hora de
editar libros de esas cara-
cterísticas. Sin embargo,
existen editoriales más
valientes, que están dispu-
estas a correr ciertos ries-
gos. Son editoriales muy
necesarias, ya que sin ellas
esas voces quedarían sep-
ultadas.
7- Tú mismo te has lan-
zado al final del libro con
un relato basado en sus
ideas: ¿Querías explicar
mejor en qué consisten
o sólo demostrar que es
posible escribir de otra
manera?
La escritura asume mu-
chos géneros, y uno de
ellos es el del ensayo, que
no tiene por qué ceñirse a
un cuerpo estrictamente
teórico sino que puede
aceptar distintas voces o
géneros: poema, relato,
aforismo, acotación cin-
ematográfica, etc. El en-
sayo es un banco de prue-
bas, un ámbito en el que
estamos obligados a verter
todo lo que sabemos y todo
lo que no sabemos, todas
nuestras perplejidades e
hipótesis, por muy desca-
belladas que éstas sean. Es
decir, estamos obligados a
errar y a caer en el error.
El relato final no es tanto
un texto que se base en
las ideas de Blanchot –eso
sería casi imposible- sino
en una especie de aire, de
atmósfera. El propio Blan-
chot, en sus últimos libros,
llegó a concebir un texto
en el que el personaje es el
propio lenguaje, el propio
pensamiento en acción.
Dividir el libro en dos
partes, teoría y práctica,
no deja de ser un gesto
irónico, no sé si eficaz,
una forma de desmitificar
los libros canónicos. En
cualquier caso, se trata de
un libro que no deja de ser
un acercamiento más al
pensamiento de Blanchot
y una forma de confesar
la influencia que el escri-
tor francés ha ejercido en
mi modo de pensar y de
escribir.
Entrar en el espacio literario que nos pro-
pone Blanchot es poner en práctica una escritura
nómada y un modo de pensar sin arraigo. La es-
critura y el pensamiento hacen de la intemperie
una morada. Nadie sabe dónde vive Blanchot.
Pocos han visto su rostro. Dicen que ha logrado
hablar como escribe. A vivir como escribe. Una
escritura que se encuentra fuera de campo, que
seguirá su curso más allá del texto, en las afueras
del libro. Escritura híbrida y promiscua que vive
en el desastre. O lo que es lo mismo: en el desastre,
que es ausencia de astro, de guía, de Dios. Por tanto, huérfana y, en consecuencia,
extremádamante libre. Escritura de hotel vacío y de margen. Cuando la teoría se nos
hace insuficiente y se hace necesario hablar poéticamente.
62
David Fernández Rivera
Nadie se empeña en entender una flor o un pedazo de hierba, por
eso no entiendo demasiado por qué tratan de entender mis poemas
cuando tratan de ser lo mismo
1- ¿Cuál era tu propósi-
to al escribir “Sáhara”?
En mi caso al menos,
hablar de propósitos en
un libro concreto sería
una pregunta muy difícil
de contestar. Soy un po-
eta reivindicativo, muchas
veces temático, algunas
veces lírico, pero del mis-
mo modo que no elijo qué
y cuándo voy a escribir,
creo que me costaría mu-
cho definir con exactitud
un propósito para cada
uno de los ejemplares.
Lo que sí está claro es que
“Sahara” no deja de ser un
paso más en mi camino
dentro de la poesía, y no
podemos obviar que siem-
pre está la meta de poder
aguantar un poco más, es
decir, entregar un libro
más a esta sociedad que
prescinde de la poesía en
prácticamente todos sus
cometidos.
Así que a lo mejor, que no
lo sé, el propósito último
de este libro sea subjetiva-
mente seguir vivo, y el ver-
dadero, pues el que cada
lector quiera darle en el
momento que quiera bus-
car en él tanto o más de lo
que yo he hecho mientras
lo escribía.
2- ¿Cómo crees que
encaja este libro dentro
de tu trayectoria como
poeta? ¿Cuánto tiene de
continuidad y cuánto de
ruptura con lo que habías
hecho hasta ahora?
Pues encaja en lo que yo
definiría como una seg-
unda fase, rozando ya con
la tercera de mi poesía, to-
mando el comienzo como
David Fernández Rivera (Vigo, 1986), cumple con “Sáhara” su séptima entrega poé-
tica. Se trata de un poemario que el mismo autor reconoce alejado de la razón. Char-
lamos con él sobre el libro y sobre sus muchas ocupaciones.
63
punto de partida. En un
primer momento fui un
poeta muy lírico e incluso
intimista, posteriormente
me hice extremadamente
social y temático, pero
quizás en “Sahara” me he
dado cuenta de que no
tengo que buscar delib-
eradamente la crítica o el
pretender cultivar en las
personas, sería egoísta o
vanidoso el pensar que
tengo algún tipo de verdad
para cambiar en los demás,
así que en este libro creo,
que si bien no lo he mani-
festado totalmente, sí me
ha acercado a un concepto
de poesía en el que me ale-
jo de mí mismo e incluso
de mis problemas para
prescindir prácticamente
de toda la subjetividad de
la razón. Y así, escribiré en
un lenguaje mucho más
puro para mí, y como mi
personalidad es crítica y
ha aprendido a indignarse
como motor para seguir
viviendo, intrínsecamente
la poesía conseguirá trans-
mitir todo esto junto a
otras muchas cosas que
seguramente desconozco.
Quizás “Sahara” todavía
se encuentre muy verde en
esto que vengo de comen-
tarte, pero sólo el hecho de
que me haya trasladado a
este punto, ya es algo que
merece la pena.
Y con relación a la con-
tinuidad, pues toda. No
creo en las rupturas, a
fin de cuentas, en ellas
siempre se encuentra el
sustrato de tu verdad-
era personalidad, pueden
cambiar muchas cosas,
pero siempre hay algo que
te da una identidad propia
e inquebrantable. Esta pu-
ede evolucionar o no, pero
nunca romperse.
3- En “Sáhara” vemos
una clara apuesta por el
lenguaje. Tú mismo hab-
las de “liberar las palabras
de su intención”. Sin em-
bargo, toda tu trayectoria
has dejado claro que tu
intención era comunicar,
lograr la comunicación
total (como tú mismo lo
definiste). ¿No temes que
ese uso del lenguaje apar-
tado de su significación y
su uso habitual dificulte,
precisamente, la comuni-
cación?
Creo que debemos der-
ribar de una vez ese mito
extremadamente social de
que el lenguaje hermético
y oscuro dificulte la com-
prensión del poema. Es
más, no creo que sea prob-
lema del poeta el que una
persona trate de acercarse
a sus textos desde una
perspectiva reduccioni-
sta y lógico matemática.
En muchos de mis po-
emas, ese invento humano
para intentar comprender
nuestra propia visión del
mundo y que muchos lla-
man razón, no existe.
El ser humano a la vez que
crece, se va rodeando de
inhibidores o candados
que lo hacen ser inmune
hacia todo lo que en su día
lo hizo libre y que ahora
ve de un modo un tanto
extraño o extravagante, y
ya me estoy poniendo en
la perspectiva que tendría
sobre nosotros cualquier
otra entidad natural. Y así,
el amor, la belleza o la lib-
ertad están excesivamente
manipulados, quizás por
ello muchos traten de en-
tenderlo desde una razón,
que ya científicamente
se está demostrando que
tiene unas aplicaciones
muy útiles, pero también
excesivamente reduci-
das…
Es más, he probado este
tipo de poemas con niños
e incluso con personas en
estado límite, y siempre,
no sólo han aprendido de
modo innato a adentrarse
en los poemas, sino que
a su vez me hicieron las
preguntas más inteligentes
que recuerdo.
Nadie se empeña en en-
tender una flor o un ped-
azo de hierba, por eso no
entiendo demasiado por
qué tratan de entender mis
poemas cuando tratan de
ser lo mismo, es más, creo
que denuncian y sufren del
mismo modo. Pues las flo-
res son pisoteadas, arran-
cadas e incluso utilizadas
como elementos de deco-
ración… Creo que con la
64
poesía, al menos con la de
mi caudal, se hace más de
lo mismo.
4- Sabemos de ti que
eres también actor y di-
rector y que también to-
cas la guitarra, pero que
sobre todo te consideras
poeta: ¿Qué te aporta la
poesía que no te aporten
otras artes?
Creo que aquí lo mejor
sería decir la verdad más
absoluta, y es que yo soy
un poeta que ha preten-
dido transmitir su poesía
a través de otros soportes,
por ello no creo que haya
llegado a experimentar de
modo aislado la influencia
filtrada de otros canales de
creación.
Ahora bien, lo que sí pu-
edo decirte, es que no he
encontrado un modo de
comunicación tan miste-
rioso, y a la vez tan puro
como el que se genera en-
tre un lector ávido y ac-
tivo y un buen poema. Al
menos yo no creo que lo
haya conseguido con mi
música o en las represen-
taciones teatrales. Eso sí,
considero que con “Hip-
nosis”, mi último texto
teatral, sí he conseguido
expandir la magia de una
representación de teatro a
través de la lectura, y en
ese momento es cuando la
libero de todas las barreras
físicas de los teatros o de
la diversidad de espacios.
Eso sí, y como es lógico,
me he aprovechado de un
camino bidireccional en-
tre lector y papel que ya
conocía demasiado bien
gracias a la poesía.
5- Finalmente ¿Cuáles
han sido tus influencias
poéticas a los largos de
estos años? ¿Qué lecturas
te han marcado?
Más que influencias de-
liberadamente poéticas,
yo creo que he tenido
influencias humanas, es
decir, en algún momento,
y quizás sin quererlo, mi
poesía llegó a convertirse
en una forma de fotogra-
fiar la realidad de las per-
sonas, animales y plantas,
y quién sabe si de aquello
que también está presente
y no podemos ver.
Por ello no siempre me
agrada lo que escribo, ver-
daderamente casi nunca.
Del mismo modo que
una flor puede describir
el agónico alrededor que
la circunda mientras yace
postrada en un boulevar
de la ciudad, yo no puedo
dejar de describir aquello
que literalmente me mata
y que a fin de cuentas no
deja de ser un testimonio
más que puede aportar o
no. Eso sí, considero que
la poesía, al menos la que
yo escribo junto a otros
muchos autores, debería
convertirse en el comple-
mento más perfecto de los
manuales de historia. Sin
lugar a dudas, lo que hac-
emos es ser historiadores
de nuestro tiempo, aunque
aquello que describamos
haya pasado al olvido para
muchos de los que lo viven
a diario.
Y si quieres que te men-
cione algún poeta, pues
creo que el que más me
ha influido, y quizás yo
también en él, sea el autor
valenciano Ángel Padilla,
muy conocido en algu-
nos círculos, pero lógica-
mente, y como todo genio
de la poesía (parece que
no aprendemos), maltrat-
ado hasta el extremo por
aquellas instituciones que
se llaman oficiales.
Puede que actualmente ni
siquiera pueda convivir
de un modo natural con
el legado distorsionado y
mercantilista que nos ro-
dea, puede que muchas
veces, y a causa de esto, mi
cuerpo diga basta y tenga
que cancelar funciones,
pero nunca he prescin-
dido ni puedo hacerlo de
la necesidad de conversar
con alguien que no sólo
me entiende, sino que
busca llegar más lejos con
todo lo que escribimos a
diario.
65
Angelina Jiménez
Para escribir poesía hay que ser humilde
Angelina Jiménez, maestra jubilada, se estrena como poeta con un libro titulado “Pu-
erta entreabierta”, donde los poemas íntimos se expresan en versos clásicos y llenos
de sentimiento.
1- Llevas escribiendo
muchos años, sin embar-
go, este es tu primer libro
publicado ¿Cómo y por
qué te animaste a dar el
paso?
Voy a ratificarle que sí, es
cierto que llevo escribi-
endo toda la vida y mi en-
torno fue motivador para
llevarlo a efecto. Mi madre
con una intuición fuera
de lo común, me dejó una
habitación sin muebles
para mí y todos los ami-
gos. Adaptábamos chistes,
historietas y las represen-
tábamos, yo era la encar-
gada de los guiones.
En mi escuela de prima-
ria Doña María Rosa nos
enseñó a redactar de una
forma lúdica, además
nos narraba capítulos del
Quijote y nos hizo amar
a nuestro singular per-
sonaje desde niños. Pasé
a mis otros profesores, D.
José Yagüe y Doña Isabel
Sánchez a estudiar bachil-
ler y magisterio y dispuse
de su biblioteca particular
y allí leí tanto que parecía
que le estaba haciendo la
competencia al Caballero
de la Triste Figura. El he-
cho de que en casa yo lle-
vara la correspondencia,
me hizo sin darme cuen-
ta, aficionarme al género
epistolar.
Con el paso de niña a
mujer volcaba mis expe-
riencias y descubrimien-
tos de esta tormentosa
edad en un diario que mi
madre localizó y lo leía
paso a paso. Cuando lo
supe, tuve un sentimiento
de rebeldía, lo rompí en
mil trocitos y desde aquel
día todo lo que escribía
no tardaba en pasar por la
guillotina de mis manos y
lo destruía. Creo que este
hecho me marcó, pues
hasta los ejercicios de mé-
trica y versificación, tras
ser corregidos los rompía.
Seguí escribiendo , pero
66
no llegué a conservar nada
hasta ya entrada la vein-
tena.
Me presenté a un concurso
de cuentos en Madrid, no
recuerdo el nombre, y cu-
ando leí el que obtuvo el
primer premio, quedé de-
fraudada; carecía de im-
aginación. Esa experiencia
hizo que me encerrase más
en mí misma.
Ya mayor, en la Asociación
de Amas de Casa de Ali-
cante, concursé, tampoco
gané, pero quedé con-
forme pues otorgaron el
primer premio a un mag-
nífico cuento. Tomé confi-
anza y en 1999, obtuve en
Elche el segundo premio
de A.C.O.T.E, y más tarde
un accésit en las Aulas de
Cultura de Tercera Edad
de Alicante. Todas estas
experiencias pudiéramos
llamarlas como el germen
de mis poemas, el germen
de mi publicación, pues en
esta época escribí como
una posesa.
Era muy intimista y lo sigo
siendo, siento algo de zo-
zobra cuando sé que ami-
gos míos están leyendo mi
obra. Voy tras estos retazos
de mi vida a responder al
¿Cómo?
Envié a D. Alfredo Ar-
rebola (catedrático jubi-
lado y flamencólogo que
impartió clases de latín y
griego) un cuento navide-
ño inventado por mí como
felicitación en las fiestas;
en verdad que siempre he
recibido críticas muy bue-
nas de todos los amigos a
quienes se los envío, pero
fue dicho señor el que me
aseveró que era un cuento
que se podía comparar a
los de muchos escritores
del s. XIX y me dijo que
me ayudaría a publicarlo.
En éstas, Ana María Oli-
vares, me pidió poemas
para la Antología Poética
“Poetas en Jumilla”, natu-
ralmente accedí y el tres de
febrero cuando se presentó
en Madrid este poemario,
con la crítica tan favorable
de D. Alfredo, entregué
algo tímida pero con una
seguridad interior muy
fuerte algunos poemas
míos a D. Javier Pérez-
Ayala y Ana María me lla-
mó por teléfono para que
prepara un buen lote pues
me dijo que le gustaron
mucho y los iba a publi-
car. Y así sucedió, pues el
14 de Mayo vio la luz mi
entrañable Puerta Entrea-
bierta. Surtieron efecto las
palabras de D. Alfredo Ar-
rebola.
¿El por qué? Porque me
crecieron alas para por fin
descubrir el lirismo de mi
interior, y me puse en ma-
nos de D. Javier Pérez-Aya-
la, y aunque la docencia es
mi primera vocación, es-
taba gozando con el sueño
de mi futura publicación;
veía factible esa realidad
y ha sido así, mis polvori-
entos poemas han desper-
tado y mi nueva andadura
la estoy disfrutando como
cualquier jovencillo que
lucha por abrirse camino
en este mismo terreno. Es-
toy viviendo el refrán que
dice: “Nunca es tarde si la
dicha es buena”.
¿Por qué? Porque Doña
Ana Tomás me dijo:
— Angelina ¿te acuerdas
cuando estudiábamos “El
Conde Lucanor”? Pues
tus cuentos son como
aprendíamos del sobrino
del Rey Alfonso X el Sa-
bio, tus cuentos deleitan
enseñando—. Mi amiga
me hizo saber que merecía
la pena arriesgar y por úl-
timo Ana María Olivares
me alentó diciéndome
que las publicaciones en
periódicos y revistas no
tienen tanta consistencia
como la publicación de un
libro y que era una pena
que mi obra siguiera dor-
mitando en los estantes de
un gran armario.
¿Por qué? Porque mi fa-
milia se ilusionó conmigo
y me alentó.
¿Por qué? Porque es un
reto y una nueva experi-
encia para mí el tener un
solo lector que disfrute de
mi obra sin conocerme.
He repetido muchas veces
67
que mi profesión ha llena-
do mi vida, pero siempre
en lo más recóndito de mi
ser, he soñado con esta re-
alidad, tener un libro en el
mercado.
2- Gran parte del libro
es un recorrido por la vida
de tus seres queridos, de
aquellos que te han mar-
cado. Háblanos un poco
del proceso de creación de
esos poemas, cuéntanos
por qué te sentaste a es-
cribir sobre tus seres que-
ridos, qué te ha aportado
hacerlo.
El proceso de creación de
estos poemas surgen con
espontaneidad, portando
mucho, mucho cariño,
admiración y en otros ca-
sos, pena. Recordando Las
Coplas a la muerte de su
padre de Jorge Manrique
y los Cantos de Antonio
Machado a su amada Le-
onor, no abro libro nuevo,
es un tema que todos los
poetas cantamos, por ello,
no puedo responder con
ningún argumento; para
mí, cantar a los míos es tan
natural como respirar. Me
fue muy fácil sentarme a
escribir sobre ellos, sí, muy
fácil. Pensando sólo en el-
los, sólo pensando, el alma
se prepara empapándose
de cariño, de admiración,
respeto, embrujo, ternura,
pena, etc… según el mo-
mento y el caso. Con el
alma henchida de tanta
gratitud y reconocimiento,
la verdad que me fue muy
fácil cantar a sus cuerpos, a
sus almas, a su buen hacer,
me fue fácil descargar mis
sentimientos más recóndi-
tos hacia ellos, están per-
ennes en mi poemario, tal
vez, de no haber sido así,
mis labios nunca lo hubi-
eran manifestado. Tengo
otros dedicados a mis
hermanos y amigos. Voy
a reseñar un poco los que
aparecen en este apartado.
De mi madre tengo mu-
chos, pero como yo le
cantaba a ella en la intimi-
dad, eran eternos, tan ex-
tensos que opté por com-
poner uno nuevo y como
el tiempo todo lo acrisola,
canto con vehemencia a
su bondad, a su paciencia,
presentándola a todos mis
posibles lectores como co-
autora conmigo. El de mi
padre lo compuse hacia fi-
nales de los años ochenta
que fue cuando falleció, y
quedé satisfecha ya que su
alma romántica y bohemia
fundida con su rudo tra-
bajo, me pareció un home-
68
naje a su vida. El que com-
puse a mi bebé, hacía 32
años que había fallecido,
hoy hace que falta 50 años.
Mi poema hacia Juan Car-
los era hablar con él, hecho
que no pudo ser, pues fall-
eció con sólo cinco meses.
Me planteó muchos inter-
rogantes pues perder a un
hijo es antinatural; es un
grito que le envío a que me
cuide desde el Cielo.
EL de mi esposo es una
síntesis de cómo veo, de
cómo le amo, cómo me
ama…lo plasmé con flui-
dez pues es el comple-
mento de mi vida, es mi
primer admirador, es un
aceptarnos cada día, ya
que somos de gustos y
cultura diferente. Yo le ad-
miro, él me admira, yo le
quiero, él me quiere, así
de sencillo, así de simple;
pues bien, aunque hace
más de 20 años que lo
compuse, para mí, sigue
estando vigente. El de mi
hija es una donación de
amor candente hacia ella,
está recién compuesto
pues los que poseo de an-
tes no me parecían opor-
tunos, ya que está en un
proceso de superación
de una ruptura amorosa,
quería arroparla con mi
amor maternal; me dijo
que cuando lo leyó, se le
saltaron las lágrimas. El de
mi hijo también acabo de
componerlo, pues quería
aconsejarle que cuidase de
Mª Ángeles, su esposa y
de sus hijos. Y de mis ni-
etos, guardo un diario de
poemas desde que nacier-
on hasta su adolescencia,
podía haber escogido al-
guno de ellos, pero no me
acuerdo cuando, creo que
hace un año o año y me-
dio, compuse sus etopeyas
con el recurso estilístico
de la adjetivación, eligien-
do el soneto como vía de
expresión. A mi querida
Mª Ángeles, la esposa de
mi hijo, fue un poema al
que le di vida hace mucho
tiempo y me pareció tan
sugerente que lo dejé tal
cual.
Me ha aportado y me
aporta muchísimo; mis
nietos están contentísimos
presumiendo de una yaya
69
poeta, mi hija y mi nuera,
a sus amigos, en vez de re-
galarles colonias u otras
cosas, les obsequian con
mi Puerta Entreabierta.
Mi esposo y mi hijo no ca-
ben en sí de satisfacción,
pues les felicitan por do-
quier y a ellos eso les llena
de orgullo.
Los de mis padres me han
servido para reconocer la
valía de dos personas sen-
cillas que me han sabido
educar sólo con el bagaje
de su amor; me han trans-
mitido lo más hermoso de
sus vidas.
Y el de mi bebé ¿qué voy
a decir? Que me inmunizó
contra el sufrimiento, pues
todo lo que me acontece
en la vida de desagradable,
lo veo trivial comparado
con el dolor que me causó
su muerte. Volveré a can-
tarlos a todos otra vez,
seguro. Me han aportado
un cúmulo de sentimien-
tos mezclados, hondos,
maternales, de ternura, de
amor-pasión; que también
a mí, cuando los releo, me
hace quererles más, me
hacen sentir su presencia
con serenidad, con ter-
nura y agradecimiento. En
resumen, un trasiego de
amor vivo.
3- “Puerta entre abi-
erta” aúna cuatro libros
y algunos poemas suel-
tos. ¿Por qué te decidiste
por publicar ese material
entre todo lo que tenías
escrito? ¿Qué criterio
utilizaste a la hora de el-
egir unos poemas para su
publicación y dejar otros
a un lado?
Me decidí por los poemas
de un modo casual, a D.
Javier, en Madrid, no le
presenté mis mini cuentos,
ni otros más extensos, no
le mostré leyendas, relatos,
artículos…porque para
una primera ojeada, no
sabía qué elegir y parecían
muy extensos. Por eso, mi
primera muestra fue darle
unos poemas que le gus-
taron y al pedirme más
para completar el libro,
disfruté eligiéndolos, éste
sí, éste no, voy a coger el
del tomo segundo, ¡ay!
qué no se me olvide el que
escribí…así, hasta que el-
egí un lote aleatoriamente
extenso.
Mi idea era que D. Javier
se decantara por un tema
en particular u otro, pero
Ana María me dijo que le
gustaban todos o casi to-
dos; entonces, para dar cu-
erpo a un libro con cues-
tiones tan diversas, Ana
María, me aconsejó que
los clasificase por afinidad
creativa. Me costó, pero los
agrupé lo mejor que pude
dando la última palabra a
D. Javier Pérez-Ayala y a
Ana María Olivares.
Una vez que mi Puerta
Entreabierta estuvo lista
para poder entrar entre las
nubes, en verdad que me
ha dado igual publicar po-
esía que prosa, pues para
mí, “tanto monta, monta
tanto…”
Ahora quiero matizar un
dicho que dice “Triunfar
mayor, no es triunfar”, yo
sé que no tengo edad para
disfrutar de este consabi-
do triunfo según piensa
el mundo, pero yo puedo
decirles que eligiendo el
material poético, yo go-
zaba tanto…que para mí
era vivir cotas felicísimas y
a la postre, sé que no he-
mos de angustiarnos por
lo que ha de venir sino go-
zar con lo que poseemos,
gozar con lo que descubri-
mos. En esta andadura, he
conocido, he descubierto
nuevos amigos, he vivido
y vivo experiencias muy
diversas y sé que me queda
mucho todavía en la vida
por saborear. Me hubiera
gustado darle una expli-
cación más selecta sobre el
porqué unos sí y otros no,
pero amo mucho la verdad
y sucedió así y aunque un
poco infantil o simple, así
fue.
4- Tu poesía, sobre
todo en “Latidos”, el
primer libro, es una po-
esía muy clásica, tanto
en la temática como en
el uso del lenguaje ¿Qué
poetas te influyeron para
hacer esos poemas?
70
Me gustaría responder con
nitidez, con claridad, éstos
son los poetas que más me
han influido, pero la ver-
dad que no sé ni me atrevo
a responder, para mis
adentros pensaría que si
no nombro a aquel u otro,
lo estaría traicionando.
Ante esta pregunta admiro
a los que categóricamente
enumeran a unos y otros
y de verdad que soy inca-
paz de responder. Pero sí
puedo decir aquellos que
he repetido sus lecturas,
aquellos que leyendo frag-
mentos de sus obras me
conmovieron. Como he
leído muchos cuentos y
novelas, sé que muchos
temas bebidos en estos li-
bros, los he traspasado a
muchos de mis poemas.
He releído a Stefan Zweig,
me apasionan sus bio-
grafías y sus novelas son
tratados psicológicos de
primera línea. La poesía de
Juan Ramón Jiménez no
me canso de leerla, amén
de su prosa poética en
Platero y yo. De él intento
descubrir esa palabra pura,
sin artificio que no sé si lo
llego a conseguir. A Tagore
lo considero un místico a
la altura de nuestros san-
tos Santa Teresa de Jesús y
San Juan de la Cruz.
Ya jubilada descubrí a
Jacques Prevent, el poeta
francés de las palabras co-
tidianas. Me encantan An-
tonio Machado, Bécquer,
Lope de Vega, El Marqués
de Santillana…¡son tan-
tos!
He leído y preparado clas-
es sobre León Felipe, Ner-
uda, Edgar Allan Poe…
¡qué sé yo!
No tengo más remedio
que reiterar lo que dije en
Madrid, soy sedimento,
un conglomerado de todo
lo que a lo largo de mi vida
he leído. Si ve mi poesía
muy clásica, tendría que
retroceder a la edad de mis
15 años, que es cuando
más clásicos leía, así pudi-
era asegurar que fueron
Cervantes, Lope de Vega,
Góngora, Quevedo, etc., el
“quid” de la cuestión de mi
influencia en la poesía. Lo
que sí puedo aseverar es
que nunca me ha intimi-
dado ninguna corriente
literaria, ni me he cues-
tionado escribir en este u
otro estilo, pues hago mías
las palabras de Carlyle
que dice “el estilo no es la
chaqueta del escritor sino
su piel”. Dentro de mi es-
tilo, soy fiel a los concep-
tos que adopto para dar
cuerpo a mi imaginación,
eligiendo para ello las
palabras más musicales y
bellas que para ese cometi-
do me hacen falta. Escribo
cuando me embiste una
duda, cuando en mi alma
se sesgan sentimientos,
cuando la rabia me at-
enaza ante el maltrato, las
drogas; temas que en este
mi poemario sólo toco en
Amanecer sombrío, de-
nunciando a los segadores
de vidas.
Las poetisas Gertrudis
Gómez de Avellaneda, Ga-
briela Mistral, Sor Juana
Inés de la Cruz, La Pardo
Bazán, a pesar de no haber
agotado toda su obra, sí las
conozco a través de An-
tologías Poéticas donde
están incluidas.
Ya en esta misma con-
testación que se me pide,
voy decantándome y
me pregunto ¿qué libro
cogería ahora para irme a
dormir? Y sin pensar el-
egiría Platero y yo, Las mil
mejores poesías de la Len-
gua Castellana, tomaría
El Romancero Gitano de
García Lorca, Sueños de
Machado, Azul de Rubén
Darío y cualquier libro de
Tagore. Y bien pensado,
tal no sea del todo verdad
pues me gustaría terminar
la última parte de Mileni-
um que me resta por leer o
quizás releer El mundo de
Sofía. Mis disculpas si no
he sabido responder con
contundencia, huyo de los
síes y los noes categóri-
cos, excepto en los temas
transcendentales. Espero
que mis respuestas hayan
dejado vislumbrar los es-
critores que más me hayan
marcado.
5- Has sido maestra
durante muchos años.
Cuando explicabas a los
alumnos qué era la poesía
71
y para qué servía ¿Que
les decías? ¿Cómo te ex-
plicas a ti misma por qué
escribes poesía?
Bueno, aquí como habla
mi experiencia tan que-
rida y amada de mi pro-
fesión, sólo con trasla-
darme a aquellas aulas en
mis momentos docentes,
responderé sin titubeos y
con más claridad.
No pude decir a mis
chavales lo que era la po-
esía y para qué servía con
uniformidad, según fuese
la edad, les daba uno u
otro concepto.
En mi primera escuela en
Jumilla, con una matrícula
en el año 1958, con más de
45 alumnos desde peque-
ños hasta 12 o 13 años,
tuve que dividirme ha-
ciendo malabarismos, es
muy difícil en esas circun-
stancias transmitir a una
clase tan heterogénea, qué
era la poesía, por ello, les
leía fábulas, poemas que
llegaban a todos y recu-
erdo que luego hacía que
me lo narrasen ellos oral-
mente a modo de un cuen-
to. En resumen, que al ter-
minar volvía yo a recitarlo
y al acabar preguntaba:
— ¿qué palabras os han
gustado más?
— ¿se dice la poesía igual
que un cuento?
— ¿te atreverías a decirle
a tu mamá algo bonito en
forma poética?
— ¿y tú cómo lo dirías en
forma de cuento?
Así deducían que la po-
esía servía para decir las
mismas cosas a mamá,
pero con más belleza,
tenían que elegir las
palabras más bonitas. To-
davía estos alumnos me
recuerdan por mi entrega
al trabajo y tuve la dicha
que cuando presenté mi
libro Puerta Entreabierta
en Madrid, me acompañó
una alumna de ese curso,
maestra jubilada, y me dio
mucha alegría oírle decir
que se hizo maestra por
mí; yo creo que sintió que
yo amaba lo bello, lo mis-
terioso, descubrió mi alma
de poeta y tal vez fue eso
una ayuda para elegir esa
profesión.
En mi segunda escuela,
que fue en la aldea de la
Fuente del Pino (Jumilla),
también fue una unitaria
parecida a la anterior, pero
con la salvedad de que la
matrícula era de 19 niñas
más o menos. Pude dedi-
carme más a ellas y en los
tres años que trabajé, les
enseñé bailes regionales,
cantos populares de casi
todas las regiones de Es-
paña (entonces se llama-
ban así).
La poesía servía para ser
más felices, para descubrir
palabras más expresivas;
otras veces las selecci-
onábamos de lecturas que
ellas elegían y formábamos
columnas de palabras poé-
ticas, así, como un juego,
hasta el año 1962 es como
me las ingenié para intro-
ducir en aquellas cabecitas
lo hermoso de la poesía.
Por fin, ya en Petrer, esto
me fue mucho más fácil.
Voy a entresacar algunos
de los métodos que empleé
que no todos. Mi primera
clase en este mi segundo
pueblo fueron los párvulos
y cuando se iba acercando
el día de la madre que en-
tonces era el 8 de diciem-
bre comenzó mi primera
aventura poética con el-
los. Tenía un libro peque-
ño, más que un libro, casi
un folleto, con pequeños
poemas dedicados a las
madres. Conseguí que
memorizaran cada uno el
suyo pues todavía no sa-
bían leer. Era el regalo para
sus mamás. Les leía poem-
itas populares, de esos que
se les dice a los bebés para
la comprensión; así com-
prendieron que el regalo
para sus madres era mejor
que cualquier objeto ad-
quirido en el mercado. Sé
que lo que te voy a contar,
tienes que darle un tijere-
tazo, pero quiero que co-
nozcas una anécdota que
viví al cabo de 20 años de
estar
con estos “nanos”.
Estaba yo en el bar con
mi esposo y se acerca un
mozo guapo, guapo que
no me quitaba ojo, yo es-
taba algo nerviosa pues no
acertaba a comprender lo
que aquel chico deseaba;
72
de pronto, se dirige a mi
marido y le dice que si
podía darle un abrazo y un
beso a doña Angelina; mi
esposo que intuyó que era
algo hermoso, le contestó
que sí pero a cambio de que
le dijera quién era; él no
dijo nada, primero me dio
un abrazo y luego con los
ojos empañados me dijo
que era hijo de un guardia
civil que estuvo en Petrer
un año y que se acordaba
mucho de mí porque le re-
galó a su madre un poema
y me aclaró que es el obse-
quio que más recuerda. Yo
no les dije para qué servía
la poesía, pero el episo-
dio que vivió este párvulo
aporta mucha grandeza, la
poesía es grandiosa, aquel
curso con aquella efemé-
ride del día de la madre
lo supieron. Tuve cursos
donde sólo asistían niñas,
pues en esos, te contaré
cómo aprendían la poesía.
El poder adquisitivo en
Petrer era elevado y con-
seguí que cada niña tuvi-
era su poemario, les ac-
onsejaba leyesen un poco
en casa y en clase lo co-
mentábamos. Todos sus
poemarios los dejaron
en una mesa, en otra, yo
coloqué otros libros de
narrativa y comparando
el modo de escribir que se
utilizaba en unos y otros,
manipulando, ojeando y
comparando dedujeron lo
distinto que era la poesía
de la narrativa. En una cu-
erda que tenía de pared a
pared, mis niñas colgaban
sus cuentos y poemas con
unas pinzas de la ropa. Cu-
ando una chica destacaba,
leía su poesía y comen-
tábamos cómo se la había
inventado; lo hacía porque
los niños llegan más a los
niños que cualquier adul-
to.
Cuando advertía fatiga
en clase por el aprendi-
zaje de matemáticas o
cualquier otra materia,
paraba la clase en redondo
y nos poníamos a cantar
para relajar el ambiente:
aprendieron bellos ro-
mances como el Romance
del Conde Olinos, Los pa-
stores de Extremadura, La
loba parda, etc. todo esto
servía para moldear sus al-
mas sin ellas advertirlo. Y
lo iba consiguiendo, pues
te adjunto unos poemas
de dos alumnas que con
sus pocos años elevaron
sus almas (por supuesto
que había madera), una
de ellas, consiguió en un
colegio de Elda, el Premio
“Antonio Machado”.
Cuando ya en segunda
etapa, llevé a chicos y chi-
cas, la tarea se me present-
aba más difícil por tratarse
de adolescentes. Compré
discos de Serrat, que can-
taba poemas de Machado,
Miguel Hernández, etc.
unos eran recitados y otros
cantados. La clase consistía
en escuchar el poema y
luego comentar los recur-
sos estilísticos. Otro mé-
todo que siempre empleé
fue programar la poesía
en materias transversales,
que como saben es intro-
ducir a modo anecdótico
u ocasional la poesía en
clase de geografía, histo-
ria, matemáticas y demás
asignaturas. Estaban tan
acostumbrados a escuchar
estas grabaciones de Ser-
rat que cuando entraba en
clase me coreaban alguno
de sus versos. Cuando ya
se iba acercando mi ju-
bilación, pedí al director
trabajar con los pequeños.
Comenzábamos la clase
con un poema de Gloria
Fuertes, de García Lorca
o incluso mío, de tal su-
erte, que todavía conservo
los dedicados a las letras,
a los números y a hechos
cotidianos de la vida de los
peques. Mis clases estaban
ya muy estructuradas con
métodos modernos, yo
mezclé el “Rosa Serisat”
con el “Onomatopéyico”
y era una gozada, fui una
maestra de vanguardia con
la lectura de muchas revis-
tas pedagógicas y allí me
imbuí de cómo mejorar el
aprendizaje de la poesía.
Mis niños gozaron de una
clase con un rinconcito
dedicado a la biblioteca de
aula, otro rinconcito con
una mesa camilla y dos
sillitas para cuando algún
alumno me quería contar
algo. Mi clase parecía una
verbena con tres o cuatro
73
cuerdas, todas colmadas
de dibujos, poesías y cuen-
tos.
Mis alumnos y alumnas
me ofrecieron una cena
cuando me jubilé y cu-
ando ya nos íbamos a des-
pedir, comenzaron a can-
tar todas las canciones que
yo les había enseñado, no
pudo ser mejor, mi docen-
cia terminó envuelta en
romances.
Recuerdo que a mis ado-
lescentes les dije que la po-
esía sirve para disfrutar la
literatura en grado sumo,
para que se expresen con
claridad y belleza, para
que puedan plasmar sus
sentimientos más íntimos
y dada la etapa que esta-
ban viviendo, les decía que
la poesía les servía para
poder cantar al amor, para
evadir la tristeza. Con fre-
cuencia les hacía esta pre-
gunta:
— ¿Cómo sería el mundo
sin poetas?
— ¿Cómo te explicas a ti
misma por qué escribes
poesía?
Escribo poesía porque me
satisface y me subyuga,
dar cuerpo a esa chispa
que se enciende en mi ser,
que la veo o la intuyo con
principio y fin. Que puedo
ver mi obra en poco tiem-
po y que puedo corregirla
brevemente y que siento
un no sé qué cuando pu-
edo contemplar el antes y
el después, como los anun-
cios de una crema facial.
Escribo poesía porque
necesito una intimista
soledad, necesito aunar mi
mirada hacia el horizonte
acompañada de una músi-
ca ambiental y un papel
desnudo delante de mí in-
vitándome a confidencias,
fantasías…
Escribo poesía porque
puedo sacar la rabia y de-
monios que porto en con-
tra de traficantes de drogas
y en torno a toda clase de
injusticias.
Escribo poesía porque la
transformo en una oración
al Creador.
Escribo poesía porque
vivo el amor y tengo que
derramarlo, porque me es-
panta el desamor que de-
vora a muchos humanos
y desde mis versos quiero
que sientan mi consuelo.
Escribo poesía para can-
tar a mis seres queridos y
amigos.
Me gusta con ella filosofar
sobre la vida. Canto a los
pueblos, a sus fiestas, a los
poetas. Me gusta cantar a
los seres inertes.
Escribo poesía porque es
hermoso atrapar un in-
stante de nuestras vidas.
Y una constante en mí, es
la búsqueda de un poema
mágico, voy tras él sin des-
canso y cuando creo que
lo he alcanzado, se me es-
capa y siempre, siempre lo
vuelvo a empezar.
Escribir poesía para mí
es un reto, pues recién
acabado un poema, deseo
mejora el siguiente aunque
no lo consiga, y cuando
leo a esos geniales poetas,
siento una admiración tan
grande que me pregunto si
no seré yo capaza de con-
seguir alguno aunque sea
una mínima parte de bello.
Escribo poesía para que
mis amigos se sientan or-
gullosos de mí tanto como
yo lo estoy de sus com-
posiciones.
Escribo poesía porque es
un lenguaje universal que
une a personas con ide-
ologías dispares.
Escribo poesía porque sé
que quien pudiera leerme,
conocerá un poco de mí y
hablará, mejor dicho, di-
alogará con mis versos.
Escribo poesía porque
se vive una experiencia
mágica, cuando la in-
spiración bulle a presión y
me grita ¡Dame vida pro-
pia! ¡Déjame salir!
Escribo poesía por tantas
cosas…
6- Entre los poetas más
jóvenes a veces hay mu-
chas disputas por egos,
ideas distintas sobre el
oficio, etc. Desde tu lu-
gar de persona que se
ha dedicado a la poesía
cómo pasión, más que
como trabajo y que está,
supongo, muy alejada de
todas esas disputas, ¿Que
les dirías a esos poetas
jóvenes que ahora emp-
iezan?
74
Para escribir poesía tienes
que sentir cuando dentro
de ti existe como un aire
enrarecido poético que
te disgusta, que no encaja
con lo que uno desea; para
escribir poesía hay que ser
humilde, abrir las compu-
ertas del alma y arrojar por
la borda esos conceptos
o ideas que no acaban de
ser lo buenas y bellas que
se han de alojar en nues-
tro ser antes de escribir.
Hemos de desalojar a es-
tos inquilinos, nos hemos
de sentir vacíos, como
desnudos, sin nada, para
ello, no hay más remedio
que coger la pluma y vaci-
arte del todo en un papel,
destruir todo ese bullicio
que no nos encaja y partir
con nuestro ser en paz y
sin inquilinos, conseguir
una estancia propicia, es-
timular la inspiración con
bellos recuerdos o con
el mismo instante que
quieres atrapar, piensa en
el mal que puedes bar-
rer, llénate de ilusión y ese
será el inicio de un poema
limpio sencillo donde los
mejores elogios se los des
tú mismo, que tu poema te
guste, que lo quieras y ya
compuesto sigue quitan-
do lo superfluo, púlelo y
así, con trabajo, ilusión y
humildad andarás por el
buen camino para com-
poner.
Los jóvenes sabéis y es
real que la poesía es fuerza
vital, es arma para luchar,
es vehículo para amar, es
reflexión para discernir,
pero estoy segura que a
ninguno de vosotros se le
ha ocurrido pensar que la
poesía es el elixir de la eter-
na juventud, pues cuantos
más años se cumplen, la
poesía más se resiste a en-
vejecer.La poesía habréis
de sentirla como una per-
cepción sensorial, emotiva
y personal, es una eclosión
del alma y nunca ha de
estar supeditada a modas,
a corrientes literarias ni a
presiones de amigos que
te aconsejen un modo de
componer que no va con-
tigo. El ropaje de un buen
poema, no lo olvidéis,
además de todo lo apren-
dido académicamente, es
la libertad.
Desde luego comprendo
que vosotros jóvenes vais
en pos de un sueño y eso es
bueno, es loable, pero na-
die, oíd, que nadie lo em-
ponzoñe. Escribid con en-
tusiasmo, con placer, con
responsabilidad y sabed
que como meta cercana,
la poesía calma el alma de
temores y ayuda a otros,
sobre todo, a los amigos a
disfrutar de nuestra chispa
creativa. Gozad en vuestra
andadura de esas contin-
uas y sucesivas metas cer-
canas; la suma de todas el-
las hará que un día vuestro
sueño, sin apenas saberlo,
sea una realidad.
Como ninguno de los
mortales gozamos de la
ciencia infusa, os digo y
esto es verdad que vues-
tro estilo será mucho más
atrayente, mucho más
transparente, en tanto
en cuanto, hayáis leído y
sigáis leyendo a grandes
poetas, no sólo los van-
guardistas, también los del
albor del castellano, los
clásicos, románticos, real-
istas, surrealistas…así se
cimentarán las bases para
en lo sucesivo elegir con
acierto las palabras, su mu-
sicalidad y amalgamar los
conceptos con sencillez.
No caigáis en la tentación
a la hora de componer de
leeros un poemario de
vuestro poeta preferido
para imitarlo y pareceros a
él, craso error, os sentiréis
frustrados, ya que ese po-
ema por muy bueno que
sea, el punto de partida
es peor que el vuestro que
nace de vosotros mismos.
Existen muchos referentes
para escribir poesía, pero
sólo son eso, pues el alma
del poeta se tiene que por-
tar. El poeta percibe con
claridad lo bello, vibra con
sus ideas que optan por
salir, defiende su alma de
posibles modas de poesía
barriobajera. Recuerdo
un libro de Tagore en el
que se decía que la gran
poesía satisface el oído y
al sentido estético, luego
a la razón y por último a
la sensibilidad. Un poema
que sólo transmite emo-
ciones, según Tagore, no es
75
tal. Un poema se parece a
la elaboración del vino en
su composición. Hay que
dejarlo reposar, hay que
clarificarlo, hay que dejar-
lo fermentar para cambiar
algunos conceptos o ideas.
Si componiendo no sentís
ni percibís una cierta mu-
sicalidad en vuestro interi-
or sin notas ni sonidos, si
no porta el principio áureo
de Aristóteles, unidad en
la variedad, si no se puede
razonar, si no es suscepti-
ble de compararlo, de evo-
carlo; el poema estará na-
ciendo cojo. Creo amados
jóvenes que el ideal que
Tagore nos dice acerca de
la poesía es muy alto, pero
sí que podemos llegar a
componer acercándonos
a estos parámetros. No
seáis esclavos de nadie, ni
de vuestro poeta favorito,
ni de ninguno por muy
reconocido que esté en las
altas esferas poéticas. Gra-
cias a Dios podéis libar
de todos, dejar posar esos
contenidos y esperar que
aflore la inspiración, pero
que ésta te pille trabajan-
do, como dijo no recuerdo
qué artista. Recordad que
los poetas, pensemos lo
que pensemos, tenemos
mucho en común, todos
sentimos la belleza, el
amor, la denuncia, la tier-
ra, la angustia, el dolor…
sería una temeridad dejar
de leer un poema porque
el autor no piensa como
tú. Decantando todas las
lecturas, experiencias,
gustos, etc. desarrollarás
un estilo propio, personal,
el tuyo, ¿con influencias?
Pues claro, nadie nace sa-
biendo. Os recuerdo la
frase que cito en un apar-
tado anterior: “El estilo no
es la chaqueta del poeta,
es su piel”. Por ello no in-
tentéis cobijaros bajo la
piel de nadie. Sed como
vuestra sangre que os gri-
ta, valientes, decididos,
exploradores, luchadores,
inconformistas, idealistas,
ilusionados…cualidades
inherentes a vosotros que
algunos portan con vehe-
mencia y otros con atre-
vimiento. No avasalléis a
nadie, no juzguéis la po-
esía lírica como cursi, a
menudo, detrás de esta
palabra se esconde la me-
diocridad. La poesía no
es patrimonio de ningún
grupo, ella tiene la gran-
deza de ser tan distinta que
de la misma escuela poé-
tica, componen un poema
dos poetas distintos y con
la misma temática y versi-
ficación y aun así leeremos
dos poemas diferentes. En
nosotros, los poetas, debe
prevalecer la autenticidad,
la justicia, si no nuestra
poesía contaminará, será
sucia y mentirosa. No
vayamos por el mundo
poniendo zancadillas y os
aconsejo que con pluma en
mano escribáis con ilusión
y honradez que el mundo
es vuestro. Es importante
superarse día a día, siem-
pre podemos escribir un
poema mejor. Compartir
experiencias como yo es-
toy haciendo ahora con
vosotros, arrojar el narci-
sismo, el despotismo y el
egoísmo de vuestras vidas.
Un buen poeta con estos
defectos merma su obra.
No os encasilléis defen-
diendo a poetas de izqui-
erdas o de derechas, cada
uno es libre de expresar
sus ideas, vivimos en de-
mocracia. No os burléis de
nadie. Os deseo de corazón
que lleguéis a escribir con
la genialidad de los poetas
que admiráis aunque no se
consiga del todo. Caminar
haciendo camino, como
decía Machado, trabajar
buscando y descubriendo
día a día todo lo que os
pudiera servir para seguir
vuestra vocación y por
supuesto disfrutar de esa
trayectoria de aprendizaje
poético, que nada ni nadie
os la quite nunca. Y recor-
dad que es en el camino
que nos conduce a la meta
donde se goza y se vive, esa
es la filosofía perenne de la
vida, deleitarse acompaña-
dos de vuestro poético
equipaje.
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En el próximo número:
Oscar MALVICIO
Enriqueta MOIX MARÉ
Daniel CLEMENTE BUCHACA
Juan CASTELLANOS
Magdalena María REYES
Mario MARTÍN LERA
Roberto GÓNZALEZ DE CUENCA
José Ignacio DÍAZ DE RÁBAGO
Javier KORRES
y más...
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