Download - Revista EMPRESA 197
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197
El SEgundo CEntEnario
dE argEntinaOrlando Ferreres
CompEtitividad y rSE, ClavE
para la EmprESa dEl futuroGermán Granda
dinEro y banCa CEntral
En El mundo y En la argEntina
Martín Lagos
197
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EMPRESAOtoño 2010
Desde PricewaterhouseCoopers asistimos a nuestros clientes a diseñar el futuro, a través de soluciones innovadoras que brindan sustentabilidad para su negocio.
©2010 Price Waterhouse & Co. S.R.L., Price Waterhouse & Co. Asesores de Empresas S.R.L. y PricewaterhouseCoopers Jurídico Fiscal S.R.L Todos los derechos reservados. PricewaterhouseCoopers se refiere a las firmas argentinas de Price Waterhouse & Co. S.R.L., Price Waterhouse & Co. Asesores de Empresas S.R.L. y PricewaterhouseCoopers Jurídico Fiscal S.R.L. o, según requiera el contexto, a la red de firmas miembro de PricewaterhouseCoopers International Limited, cada una de las cuales es una entidad legal separada e independiente.
Redefinir,Repensar,Reinventar...
El futuro
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SUMARIOEMPRESA
Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453
Franqueo PagadoConcesión Nº 1277
Número 197Marzo/Abril/Mayo 2010
Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa
Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina
directorEduardo Aceiro
Consejo de redacciónEduardo Alsina
Celso Enrique ArabettiPablo BevilacquaTomás Donovan
Carlos GaraventaRodrigo Goñi Moreno
Héctor Mario RodríguezGabriela Urey
Consejo EditorialAdolfo AbláticoLuis M. Bameule
Enrique Del CarrilHoracio Diez
Gabriel Mayor
EditorEduardo Otsubo
asistente de direcciónPatricia D’Agostino
premio Santa Clara de asís 2002
Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente
el de ACDE
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República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251
E-mail: [email protected]
3 Editorial “Contra maniqueos” 6 Reportajes Germán Granda Competitividad y rSE,
clave para la empresa del futuro 12 Reflexiones lecciones de la naturaleza Jorge Edwards 15 Economía El Segundo Centenario de argentina Orlando Ferreres 29 Empresa la guerra por el talento: ¿Es por el capital
humano o por el coste? Guillermo Ceballos Serra 32 Ética El bien común en la vida de las empresas Patricia Debeljuh 34 Sociedad El notable éxito del fascismo Alberto Benegas Lynch (h) 38 Economía dinero y banca central en el mundo
y en la argentina Martín Lagos 45 Empresa los nuevos desafíos de capacitación Tomás Donovan 48 Educación universidad para todos. ni en cien años Carlos Javier Regazzoni 50 Desde España El regalo vil Miguel Aranguren 52 Testimonios grupo Joven. testigo de su historia David Bertagni 54 Institucional Cincuentenario de aCdE bahía blanca Ernesto A. Castagnet 56 Reflexiones Familia y Empresa protagonistas sociales María Amalia Caballero 58 Del archivo temas de reflexión para empresarios Mons. Manuel Moledo 63 Institucional manuel J. Crespo, un hombre de empresa Celso Enrique Arabetti 64 Documentos la patria es un don, la nación una tarea
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“Contra maniqueos”
“Dijéronle: ¿Quieres que vayamos y arranquemos la cizaña?
Y les dijo: No, no sea que, al quererla arrancar, arranquéis
con ella el trigo”.
(Mateo 13, 28-29)
La palabra “maniqueo” tiene su origen en una religión que hunde sus raí-ces en antiguas creencias de Oriente, y fue de gran influencia en muchos grupos del cristianismo primitivo. Fue tan así que San Agustín, antes de su conversión, siguió este error escribiendo luego la obra que titula estas líneas. Su principal dogma era que existían dos principios creadores con-trapuestos; uno el Dios bueno, origen del bien y del espíritu del hombre; el otro, creador del mal, de la materia y del cuerpo.
Esta creencia persistió y aún se manifiesta en los diversos campos de las conductas humanas. El hombre sufre la tentación de la simplificación ma-niquea y desdobla sus conductas personales entre la pureza del bien en algunas actitudes y la resignación a entregarse al mal en aquellos campos mundanos como el trabajo, las relaciones sentimentales o la política.
Donde más puede percibirse esta tendencia es en el campo de la política. En las sociedades sacudidas por el enfrentamiento y el sectarismo -como en gran medida es y ha sido nuestra Argentina- surge lo que Jean Guitton denomina “el partido de los puros”, caracterizándolo como: “Todo grupo que surge dentro de una sociedad a la que considera corrompida, impu-ra, intentando reducirla a su pureza perdida” (J. Guitton, Lo Impuro). Los adeptos al “partido de los puros” se radicalizan de forma tal que si están en la oposición, legitiman la revolución y descreen de los medios legales para convencer con sus ideas. Si están en el gobierno, instauran la sos-pecha y ven en sus adversarios a conspiradores destructivos. En ambos casos, cada uno considera que el programa que predica representa la pu-reza; no se admite la contaminación, se niega el diálogo y se descartan la negociación y los acuerdos.
Por eso la postura maniquea debe ser percibida y abandonada antes que derive en enfrentamientos irreconciliables, que ya vivimos los argenti-
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nos en otras épocas y que podrían ser más graves a futuro, cuando las parcialidades en lucha pretenden conducir al hombre a la locura divisora, sembrando en su alma ese sentimiento pernicioso que lo lleva a identificar todo el mal en el enemigo.
Es así que desde el Gobierno se habla ahora de la existencia de dos países: el “país real” enfrentado a un supuesto “país virtual”, que surgiría de las ex-presiones opositoras. Ninguno de los reales problemas graves denunciados desde la oposición -la inseguridad física y jurídica, la pobreza, la inflación, la fuga de capitales y la falta de inversiones- existirían en ese supuesto “país real” conseguido gracias a las medidas de gobierno. Nuevamente se vis-lumbra el fenómeno maniqueo.
Entonces ocurre que la verdad se vuelve la primera víctima del fenómeno “maniqueo”. Porque “Cegados por la búsqueda de la pureza, cerramos nuestro espíritu a la búsqueda de la verdad” (Gonzague Williatte, Prólogo a “Lo Impuro”, de Jean Guitton). La adhesión fanática a una determinada postura hace que sus acólitos justifiquen el falseamiento de los hechos que contradicen su visión distorsionada de la realidad. Y sin verdad no hay construcción racional, duradera y ética posible.
Esa prédica constante y las medidas tendientes a neutralizar el control de los otros poderes están produciendo el mismo proceso en sectores de la oposición. La lógica maniquea es una trampa que puede llegar a impedir la necesaria y urgente unidad de la oposición en pos de acuerdos básicos sobre objetivos y políticas de Estado, claves para atacar los grandes desa-fíos estructurales que impiden el desarrollo económico y progreso social argentino, a partir del fortalecimiento de las instituciones como son la vigencia de la división de poderes y el federalismo, privilegiando el cumpli-miento de la ley, desterrando la impunidad y, en definitiva, restaurando la confianza con reglas de juego racionales, claras, predecibles y estables para todos los actores políticos, económicos y sociales. Estos acuerdos básicos son necesarios para allanar el camino a futuras nuevas autoridades inde-pendientemente de quienes sean los elegidos.
Lo opuesto sería que el peligro “real” de esta lógica extrema llegue a in-vadir a nuestro país y a todos nosotros transformándonos en dueños de verdades absolutas -“la mía y sólo la mía”-, circunstancia que, si se diese, significaría la disolución de la sociedad, del contrato y del diálogo esencial entre conciudadanos.
Los empresarios no escapamos a la tentación maniquea porque estamos diariamente expuestos a dilemas y decisiones que requieren tanto firmeza de conciencia como flexibilidad de métodos éticos para mantener nuestra función de constructores de capital humano, trabajo, crecimiento y bien-estar para muchos. Esa malsana tendencia que denunciamos hoy debe ser controlada y erradicada también en el pensamiento empresario; las convic-ciones son bienvenidas siempre, pero los fundamentalismos y el desprecio por la visión alternativa del otro facilitan el trabajo de quienes buscan la destrucción de la libertad de crear y emprender.
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Dios nos hizo a su imagen y semejanza, pero acepta nuestras imperfec-ciones -producto del pecado original- para desafiarnos a mejorar, a pen-sar, a debatir con respeto y a unirnos en la búsqueda del espacio grande del espíritu y desde allí, del cuerpo de cada uno y del de todos juntos: el cuerpo y espíritu de la sociedad humana.
El mundo nos ofrece ejemplos de países que han salido de guerras internas o externas, de cataclismos o de precipicios. En todos esos casos, la verdad generada por el diálogo, los consensos y las volun-tades de construir o reconstruir, han marcado la diferencia entre líderes y dictadores. Toda cultura agresiva terminó destruyéndose a sí misma; toda sociedad mutuamente respetuosa y unida, transformó ruinas en naciones.
La Argentina ha tenido su “Pacto de la Moncloa” en el “Tratado de San Nicolás”, que sentó las bases para un envidiable (a nivel mundial) y ex-plosivo desarrollo económico y progreso social de 80 años. Podemos hacerlo nuevamente con el diálogo, consensos y acuerdos básicos que permitan generar confianza e inspirar, movilizar y canalizar las energías sociales hacia grandes objetivos de bien común.
Jesucristo supo advertirnos del mal maniqueo en la parábola del “Trigo y la Cizaña”, uno de cuyos pasajes encabeza la presente nota. Nos advierte que en este mundo, el hombre no puede apartarse de la mezcla entre el bien y el mal porque esa mezcla está en su propia naturaleza. Debemos sostener firmemente nuestros principios, pero saber distinguir lo esencial de lo accesorio.
Vivamos y discutamos con convicción y hasta con vehemencia el futuro de nuestra nación; actuemos como empresarios buscando construir dignidad mediante el empleo y el desarrollo sorteando con habilidad los escollos de la mezcla entre el bien y el mal, pero por sobre todo, seamos, hoy, un ejemplo en la elaboración de consen-sos. Hagamos escuchar nuestra voz para que Gobierno y Oposición comprendan a tiempo que el maniqueísmo que nos amenaza debe ser superado para dar lugar a una nación de respetos mutuos, metas comunes y vocación para sostenerlas.
Es el trigo el que debe crecer, no la cizaña.
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r e p o r t a j e s
germán granda
Competitividad y RSE, clave para la empresa del futuro
Lic. en CC. Económicas y
Empresariales, CUNEF, (Univ.
Complutense de Madrid). Lic. en
Cs. Políticas y Sociología (UNED).
Master of Sc. in Business Strategy & Environmental
Management (Univ. de Bradford,
Inglaterra). Programa de desarrollo
directivo (PDD). IESE Business School.
Miembro del Consejo de Administración de CSR Europe. Vocal de la Junta Directiva de la European Business
Ethics Network, Secretario General de SpainSIF - Foro
Español de Inversión Socialmente Responsable.
Director General de FORETICA.
“Creo que la gestión de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) implicará una profunda transformación en los estilos de gestión, liderazgo y en las prácticas de management. Trabajar proactivamente en este sentido, requerirá fundamentalmente del desarrollo de capacidades de gestión sustentadas en valores”, señala Granda durante la entrevista concedida a EMPRESA. Para el Director General de Forética, y experto español en la materia, se hace más necesario que nunca, en este contexto de cambios, seguir buscando los vínculos entre RSE y competitividad. En esta línea subraya el rol que debe asumir el dirigente de empresa, aplicando con entusiasmo y alto grado de compromiso un modelo de gestión ética y responsable integrado a la estrategia de negocios de su empresa. Y agrega: “procurando identificar los impactos positivos y negativos de sus actividades en los distintos stakeholders o grupos de interés, que sea capaz de generar rentabilidad en sus negocios y, simultáneamente, producir el máximo beneficio social y ambiental”.
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En los últimos años se ha puesto en el de-bate de la gestión empresarial, si las estruc-turas actuales de gobierno de las empresas son capaces de generar estrategias que se anticipen a cambios complejos. ¿Cuál es su visión al respecto?
Granda: - El año 2009 nos ha dejado varias
cuestiones sin resolver que deberán incorpo-
rarse al debate de la gestión empresarial en
general, y de la RSE en particular, en los próxi-
mos años. Algunas de ellas están referidas a
los procesos de innovación en las estructuras
actuales de gobierno de las empresas para
que estas sean capaces de generar estrategias
que se anticipen a cambios complejos que
están ocurriendo en el mundo.
En este contexto de cambios, se hace más
necesario que nunca seguir buscando los
vínculos entre RSE y competitividad. Ya
conocemos los principales determinantes
de la competitividad empresarial donde la
RSE tiene mayor probabilidad de tener una
influencia positiva: la reducción de su es-
tructura de costes, las políticas de RR.HH.:
posibilidades de atracción, retención y
motivación de los empleados; la perspectiva
del consumidor más informado o de una
administración dispuesta a invertir en mo-
delos de gestión ética y responsable que nos
abra la posibilidad de nuevos productos o
servicios o nuevos mercados; la innovación,
principalmente, al dialogar con grupos de
interés y ver oportunidades de negocio en
resolver retos sociales; la gestión del riesgo
y de la reputación o la propia performance
financiera, entre otros.
¿Estamos enseñando a los managers del futuro las competencias adecuadas?
- Creo que la gestión de la RSE implicará
una profunda transformación en los estilos
de gestión, liderazgo y en las prácticas de
management. Trabajar proactivamente en
este sentido requerirá, fundamentalmente,
del desarrollo de capacidades de gestión
sustentadas en valores. Por ello, difundir
estos temas y promoverlos desde el ámbito
universitario y desde las instituciones em-
presariales, constituye la manera de empe-
zar a generar los cambios necesarios en las
prácticas organizacionales. La experiencia
hoy nos dice que ya se ha comenzado a
transitar activamente este camino, con
importantes logros, tanto en Europa como
en América.
¿Las herramientas para medir la performan-ce, tanto financiera como no financiera, son las apropiadas? ¿Cómo se transmite la información no financiera a los inversores?
- Existen numerosas herramientas e indica-
dores para medir la performance no financie-
ra de las empresas.
Específicamente, en lo que refiere a la me-
dición de la gestión responsable, el Global
Reporting Initiative (GRI)1 desarrolló un
conjunto de indicadores y procedimientos
para medir y reportar el grado de desarrollo
de la RSE. Estos reportes, conocidos como
Memorias de Sostenibilidad o Balances
Sociales, constituyen una de las principa-
les herramientas a tener en cuenta para la
elaboración de información referida a RSE e
indicadores no financieros.
r e p o r t a j e s
Granda: “Las empresas tienen que preguntarse si están bien equipadas para afrontar los riesgos
y oportunidades que surgirán a lo largo de la
próxima década”.
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Tal como lo señala la “Guía para la elabo-
ración de Memorias de Sostenibilidad”, del
GRI: “La transparencia acerca de la sosteni-
bilidad de las actividades de las organiza-
ciones tiene un interés prioritario para una
amplia gama de grupos de interés entre los
que se incluyen organizaciones empresa-
riales, de trabajadores, ONGs, inversores y
auditores, entre otros”.
Los lineamientos
del GRI facilitan
la elaboración de
Memorias de Soste-
nibilidad, las cuales
son utilizadas con el
fin de comunicar a
diversos grupos de
interés (inversores,
otras empresas,
ONGs, etc.) las ac-
ciones desarrolladas
por la empresa. Esta
Guía define una
serie de Principios
que estructuran el
contenido y garan-
tizan la calidad de
la información e
incluye una sec-
ción de Contenidos Básicos que integran
los indicadores de desempeño económico,
ambiental y social.
¿Cuál es la visión europea respecto de po-sibles alianzas globales y partenariados entre empresas, política y sociedad civil?
- Existe un proyecto para combinar coope-
ración y competitividad con el objetivo de
aumentar la confianza y crear valor añadi-
do en el bienestar del mercado, la sociedad
y el planeta.
Este proyecto que estamos poniendo en
marcha junto con CSR Europe es el “En-
terprise 2020” (la empresa responsable del
2020) y ahondará en la búsqueda de estas
conexiones entre competitividad y RSE,
claves para la empresa del futuro. Pero
además de grandes marcos, serán necesa-
rias también herramientas que muevan las
palancas del cambio en el día a día y, por
tanto, seguir desarrollando el “Toolbox” de
la RSE, las herramientas que ayuden a las
empresas a adecuar sus políticas respon-
sables de una forma eficiente a las nuevas
realidades.
En este contexto resulta interesante esta-blecer cómo puede la empresa alcanzar ventajas competitivas a través de la integra-ción de una gestión ética y responsable en su estrategia ¿Cuáles son los restos que se presentan?
- Algunos de los retos a los que la estrategia
propuesta por “Enterprise 2020” intentará
dar respuesta son los siguientes:
• El cambio demográfico. La población
mundial habrá alcanzado los 9 mil millo-
nes de personas en 2050: menos del 3%
del crecimiento provendrá de las econo-
mías occidentales. De los 20 países con
mayor envejecimiento de la población,
19 pertenecen a Europa. Esto provocará
movimientos migratorios de al menos 200
millones de personas para el año 2050.
Estos datos plantean importantes retos a
las empresas, que tendrán que invertir en
técnicas de retención del talento, en ges-
tionar la diversidad de su capital humano,
o en abrirse a trabajar su competitividad
en nuevos mercados en la base de la
pirámide.
• El cambio climático y la escasez de recursos naturales. A raíz del cambio de
hábitos en las economías emergentes, el
consumo energético del planeta habrá
aumentado en torno al 50% para el año
2020 y otro 50% de aumento se producirá
en las necesidades alimentarias mundia-
les para el año 2030. Mientras las reservas
de recursos naturales, tanto de fuentes
de energía tradicional como de comida,
seguirán la tendencia inversa. El fuerte
impacto en costes económicos que estos
factores suponen para las empresas abre
r e p o r t a j e s
La calidad de las instituciones
y las condiciones sociales del contexto
inciden directamente en los resultados
de las empresas. Preocuparse
y ocuparse por fortalecer el capital
social y la competitividad regional es,
en definitiva, pensar y trabajar
por la propia empresa.
Otoño 2010 Página 9
un enorme reto que pasa por invertir
en I+D+i para el mejor aprovechamien-
to de los recursos y el descubrimiento
de nuevas fuentes de abastecimiento, y
en el caso de los gobiernos, es el reto de
trabajar en medidas de penalización y
recompensa para preservar la adecuada
utilización de los recursos.
• Un tercer desafío es la revolución tecno-lógica. El incremento de conocimiento y la
democratización de la información que ha
supuesto el desarrollo e implantación de
las nuevas tecnologías ha provocado una
revolución en todos los entornos, dotando
a las empresas y a los ciudadanos de un
carácter de ubicuidad que ha revolucio-
nado no solo el modo de hacer negocios,
sino los hábitos de vida de toda la socie-
dad. La tecnología ofrece a las empresas
y a los gobiernos una fuerte arma de
desarrollo, que propicia la comunicación
y la participación; y también debería ser
utilizada para eliminar barreras sociales,
luchar contra la pobreza y la hambruna y
en general mejorar la calidad de vida de
los ciudadanos.
Ud. suele enfatizar en la recuperación de la confianza como un reto que la estrategia también debe dar respuesta…
- Así es. Los vacíos en la gobernanza global
y la crisis financiera tienen su lógica con-
secuencia en el grado de confianza de los
ciudadanos, en que las empresas, los inver-
sores y los gobiernos actuarán responsable-
mente y teniendo en cuenta los intereses de
todos los stakeholders.
Las empresas y los poderes públicos ten-
drán que demostrar más que nunca la soli-
dez de los valores que proclaman, de forma
activa y comprometida. Para atacar a la raíz
del problema, será necesario regular aspec-
tos como la retribución de los directivos,
el endurecimiento de las reglas del juego
(ética, aspectos laborales, sociales, ambien-
tales, entre otros), incrementar la transpa-
rencia y el escrutinio del sector privado y
público, y reforzar el papel de supervisión y
fiscalización del Estado.
Las empresas tienen que preguntarse si es-
tán bien equipadas para afrontar los riesgos
y oportunidades que surgirán debido a es-
tas y otras transformaciones que se produ-
cirán a lo largo de la próxima década.
Se desprende de su afirmación, que las nue-vas tendencias cambiarán la forma en que vivimos, trabajamos y hacemos negocios.
- La estrategia “Enterprise 2020” pretende
precisamente articular un nuevo modelo
de enfrentarse a la gestión empresarial a
través de la competitividad: basando su eje-
cución en nuevas alianzas de colaboración
entre empresa y stakeholders, en generar
iniciativas que den solución a estos retos
desde una perspectiva global y sostenible,
en facilitar el intercambio y el diálogo con
los poderes públicos. A trabajar, en defini-
tiva, por una competitividad favorable a
todos y que tenga en cuenta a todos.
r e p o r t a j e s
ACERCA DE FORéTICA
Forética es una organización sin fines de lucro nacida en España en
1999. Desde su creación, la entidad ha jugado un papel clave en la
difusión de la RSE en el empresariado español. Es reconocida a nivel
nacional e internacional por su activa participación en los principales
foros de decisión y por su contribución mediante soluciones
innovadoras para el desarrollo de estrategias de responsabilidad social,
tanto de grandes empresas como de pymes.
En 2006, se constituye como filial Forética Argentina, siendo la primera
sede de la institución a nivel internacional.
Forética Argentina nace con el propósito de convocar a empresas
comprometidas con la gestión socialmente responsable y guiarlas en el
desarrollo de políticas verificables de RSE. La puesta en marcha de esta
iniciativa en el país se centra en aspectos claves de la gestión estratégica de
la RSE a partir de la implantación de la Norma SGE 21, primer sistema que
permite certificar el estándar de Gestión Ética y Socialmente.
www.foretica.com.ar
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¿Qué percepción recoge del debate y la aplicación de la RSE que se ha dado en nuestro país, especialmente luego de la crisis de 2001?
- Vemos que para el caso de Argentina, el
desarrollo de la RSE ha transitado por un
proceso paulatino
de maduración. Si
bien en sus co-
mienzos la idea
era que RSE fuera
sinónimo de filan-
tropía, desde hace
algún tiempo es-
tamos viendo que
esta visión no solo
se ha superado,
sino que además
se han generado
iniciativas y pro-
puestas que abor-
dan el concepto de
RSE en términos
transversales a
la organización y
vinculados con la
estrategia. Este es
para nosotros el
camino correcto.
Si bien Argentina tiene una realidad muy
diferente a la de Europa, vemos también
que hay temas de nuestra agenda que son
relevantes en la realidad argentina.
En conclusión, percibimos que se ha em-
pezado a transitar el camino correcto y
que gradualmente se van incorporando
temas, tanto en la agenda pública como
en el debate empresario, que se relacionan
con problemática globales, tales como el
cambio climático, la gestión responsable de
la cadena de proveedores, la gestión de la
diversidad y de la inclusión, etc.)
En una concepción más amplia de la RSE, se concibe a la empresa como corresponsable de la suerte de la sociedad y la calidad de las instituciones. ¿Adhiere a esta visión?
- Ciertamente. Las empresas, como actores
sociales que son, no pueden estar ajenas
a la realidad del contexto social donde se
desarrollan sus actividades. Dependen fun-
damentalmente de la sociedad para operar,
y por ello su éxito (o fracaso) está determi-
nado por la medida en que logran gestionar
eficientemente las necesidades y expectati-
vas de los grupos de interés.
Por otro lado, la calidad de las instituciones
y las condiciones sociales del contexto in-
ciden directamente en los resultados de las
empresas. Preocuparse y ocuparse por for-
talecer el capital social y la competitividad
regional es, en definitiva, pensar y trabajar
por la propia empresa.
¿Cuáles son las herramientas que ayudan a las empresas a adecuar sus políticas respon-sables de una forma eficiente a estas nuevas realidades?
- En mayo del año pasado, se presentó en
Madrid la CSR Toolbox, la “caja de herra-
mientas para una Europa competitiva y sos-
tenible”; un conjunto de instrumentos de
gestión y de investigaciones desarrolladas
a nivel europeo con el objetivo de fomentar
la competitividad del tejido empresarial a
través de la RSE.
El Toolbox de CSR Europe contiene una serie
de herramientas con el objetivo de que las
empresas ganen ventaja competitiva a través
de las buenas prácticas. Esta “caja de herra-
mientas para una Europa competitiva y sos-
tenible” es fruto de la colaboración durante
18 meses de grupos de trabajo intersectoria-
les, que han implicado a más de 200 repre-
sentantes de toda Europa de empresas y sus
stakeholders en veinte Laboratorios temáticos.
La iniciativa se enmarca dentro de la Alian-
za Europea para la RSE, impulsada en 2006
por la comunidad empresarial europea con
el respaldo de la Comisión.
CSR Toolbox presenta los resultados de
esos Laboratorios, divididos en cinco áreas
r e p o r t a j e s
Las empresas, como actores sociales
que son, no pueden estar ajenas
a realidad del contexto social donde
se desarrollan sus actividades.
Dependen fundamentalmente
de la sociedad para operar y por ello,
su éxito (o fracaso) está determinado
por la medida en que logran gestionar
eficientemente las necesidades
y expectativas de los grupos de interés.
Otoño 2010 Página 11
r e p o r t a j e s
temáticas, clave para las empresas y la so-
ciedad: la creación de un lugar de trabajo
integrado, el desarrollo del capital huma-
no, la construcción de nuevos modelos de
negocio, la promoción de la producción y
el consumo sostenible, y el fortalecimien-
to de la confianza a través de la comuni-
cación abierta.
¿Qué nivel de corrupción uno debe estar dispuesto a tolerar?
- Esa es la pregunta que hay que hacerse si
se quiere entrar en política. Si uno denuncia
este sistema, está afuera; caso contrario,
es cómplice. Tanto quien entra como quien
sale es cómplice porque no lo denuncia. Es
un equilibrio muy difícil de romper, y hasta
puede no romperse nunca.
En esta línea de pensamiento, cómo debe jugar el dirigente de empresa frente al ava-sallamiento institucional por parte de algún Poder del Estado, a resguardo del Estado de Derecho. ?
- Las iniciativas políticas vinculadas a las
RSE siempre deben ser transparentes e
incorporar las expectativas de los diferen-
tes grupos de interés. En Europa tenemos
el modelo del Forum Multistakeholder de
RSE y en España, el consejo estatal de RSE,
foro donde organismos de gobierno, em-
presas, sindicatos y tercer sector discuten
actualmente sobre asuntos tan relevantes
como si deben ser o no obligatorios los
reportes anuales de RSE para empresas
españolas o como debe incorporarse la
RSE en los procesos de compras públicas,
entre otros.
Por último, ¿Cuál es el rol que debe jugar el dirigente de empresa para renovar la con-fianza y la esperanza de una empresa y un mundo socialmente más responsable?
- Aplicar con entusiasmo y alto grado de
compromiso un modelo de gestión ética
y responsable integrado a la estrategia de
negocios de su empresa, procurando iden-
tificar los impactos positivos y negativos de
sus actividades en los distintos stakeholders
o grupos de interés, que sea capaz de gene-
rar rentabilidad en sus negocios y, simul-
táneamente, producir el máximo beneficio
social y ambiental.
Eduardo Otsubo
Granda: “El Enterprise 2020 es un proyecto para
combinar cooperación y competitividad con el
objetivo de aumentar la confianza y crear valor
añadido por el bienestar del mercado, la sociedad
y el planeta”.
Página 12 EMPRESA Nº197
E m p r e s aref lexiones
lecciones de la naturaleza
Jorge Edwards
El fuerte terremoto que impactó con crudeza en Chile el sábado 27 de febrero pasado, y los movimientos sísmicos que se fueron repitiendo con menor o igual intensidad durante el mes de marzo, puso al país trasandino frente al drama de la muerte, de la pérdida irreparable de bienes y hogares, de barrios enteros, de sueños frustrados.
El escritor chileno, Jorge Edwards, testimonió en su columna del diario El País de España esta realidad, desnudando la debilidad de una logística y una sociedad que debe enfrentar con crudeza este “acomodamiento” de la naturaleza, preservando la vida y la salud de sus connacionales como así también alentándolos en resguardar el Estado de derecho, marco necesario para iniciar el camino de la reconstrucción.
Al cierre de esta edición, va nuestro abrazo solidario al país hermano, con la esperanza de que este “dar de nuevo” del pueblo de Chile de sus frutos rápidamente, y que la tragedia de paso a la vida y permita soñar un futuro mejor.
Jorge Edwards es escritor chileno, premio Cervantes en 1999. Es autor de persona non grata. Su último libro publicado es la casa de dostoievsky (2008). El presente artículo ha sido reproducido del Diario El País (28 febrero de 2009). El mismo ha sido subtitulado.
Las grandes catástrofes son grandes y duras
lecciones de la naturaleza. Sacan a relucir
lo peor y lo mejor que tenemos. Por un lado,
la barbarie, los saqueos, la picaresca criolla,
el deseo dictatorial de represalias ilegales.
Por el otro, sentimientos reales, no fingidos,
a menudo conmovedores, de generosidad y
solidaridad.
Chile. Una literatura de apocalipsis y catástrofes
Mucha gente, después de un cataclismo, su-
fre una extraña perturbación de los valores
éticos. Chile es tierra de desastres. Tenemos
toda una literatura de apocalipsis y catás-
trofes.
Mis memorias retroceden hasta el terremo-
to de Chillán de 1939, donde me sacaron de
niño de la cama, envuelto en una frazada, y
me llevaron a la calle en Viña del Mar. Mu-
chos años más tarde, a partir de recuerdos y
de algunas ficciones, escribí un relato de ex-
tensión mediana que culmina en ese terre-
moto y en la región de Chillán, en un lugar
que se llamaba, y que supongo que se sigue
llamando, Rinconada de Cato. Muchas veces
he querido viajar hasta allá y contemplar
con ojos de adulto la confluencia del río
Ñuble con el río Cato. Ahora me propongo
hacerlo apenas tenga un poco de tiempo.
Miraba esos ríos desde mi ventana, en la
infancia remota, cuando pasaba tempora-
das en unas tierras de mi abuelo paterno, y
después supe que se había salvado por un
pelo porque se refugió debajo de la escalera
cuando la casa se desplomaba encima de él.
En mi relato La sombra de Huelquiñur, un
adolescente medio autobiográfico se en-
cuentra con un viejo mapuche de la zona,
Huelquiñur, pocas horas después del sismo,
y ambos, el nieto del patrón y el anciano
inquilino indígena, beben unos vasos de
cola de mono para celebrar el hecho de es-
Otoño 2010 Página 13
tar vivos. Ahora he observado que alguna
gente, después del sábado 27, daba gracias
y se felicitaba por el solo hecho de haber
sobrevivido.
Me pidieron hace meses de una revista de
Hawai, vaya uno a saber por qué, un re-
lato que aludiera al entendimiento entre
diferentes razas y clases de la sociedad.
Publicaron mi cuento en forma destacada
y después me informaron de que en Hawai
tengo un puñado de lectores entusiastas.
Son los consuelos, los estímulos más bien
escasos, que se encuentran de repente en la
literatura narrativa.
Hubo saqueos en Valparaíso en 1906, repri-
midos a punta de fusilamientos por el im-
placable general Gómez Carreño; los hubo
en Chillán en 1939, y ahora se han repetido
en forma bastante masiva en la región del
Bío-Bío. Y he visto imágenes de gente que
pedía ante las cámaras de televisión que
mataran en el acto a los saqueadores y
asaltantes, afirmaciones que me han provo-
cado tristeza y algo de pesimismo frente a
la condición humana.
El valor del Estado de derecho
Hemos luchado mucho por alcanzar un Es-
tado de derecho en Chile: perderlo sería una
consecuencia no prevista y muy desgracia-
da de los sucesos naturales. La esencia del
problema consiste en reprimir la violencia y
la barbarie con fuerza, con eficacia, y dentro
de las leyes que nos hemos dado para estas
circunstancias.
Al observar las muy variadas reacciones hu-
manas, tiendo a pensar que mucha gente,
después de un cataclismo, sufre una extra-
ña perturbación de los valores éticos.
Hubo una escena transmitida por algún ca-
nal que me causó un poco de risa, pero que
tenía un fondo patético. La cámara estaba
en Concepción o en Talcahuano y enfocaba
a una ordenada fila de ladrones de bencina
frente a una gasolinera abandonada. Avan-
zaba la cola y la gente llenaba con toda par-
simonia sus bidones.
Pues bien, un hombre protestaba con nota-
ble energía y aspiraba a que su protesta lle-
gara al mayor número posible de televiden-
tes. Él llevaba dos bidones de cinco litros,
cosa que le parecía razonable, pero había
colistas que “abusaban” y se presentaban
con tres o más bidones de 20 litros.
¿No había control, no había nadie que pu-
siera un poco de orden? Uno esperaba que
el personaje llamara a la policía para con-
trolar a los ladrones que robaban cantida-
des excesivas. Es decir, creía que había una
clara y flagrante división entre los buenos y
los malos ladrones.
Aprender de los errores
Tengo una interesante experiencia de un
terremoto fuera de Chile, cuando formaba
parte de la diplomacia profesional y me
encontraba destinado en Lima. Descansa-
ref lexiones
Edwards: “En Chile tenemos
toda una literatura de apocalipsis y catástrofes”.
Página 14 EMPRESA Nº197
ba en mi casa un domingo después de al-
muerzo, en abril de 1970, cuando un tem-
blor de fortísima intensidad nos hizo correr
a todos a la calle. La gente se hincaba y
rezaba a gritos, mientras los automóviles
regresaban a sus casas a peligrosa, dispa-
ratada velocidad. Chile envió mucha ayuda
y un hospital militar de campaña que se
instaló al norte del Perú, en la región de
Casma, en paralelo a los valles del interior
donde se había encontrado el epicentro.
El hospital era impecable y los militares
chilenos manejaban las cosas con una dis-
ciplina que asombraba a los habitantes del
lugar. Después de poco, empezaron a bajar
bandadas de helicópteros que traían a los
primeros heridos desde el otro lado de los
Andes. Todavía me acuerdo de las caras
lívidas, de color ceniza, de los indígenas
contusos, malheridos, en algunos casos
moribundos.
Pues bien, se presentó un problema en el
que nadie, ni del lado peruano ni del chile-
no, había pensado. El hospital de campaña
tenía todo: ayudantes, enfermeros, médicos
de diferentes especialidades, pabellones
quirúrgicos de avanzada tecnología, pero
carecía de un intérprete del quechua al es-
pañol y del español al quechua,
de manera que los doctores
estaban obligados a entenderse
por señas con sus pacientes.
Además, como el nivel sanita-
rio de la región era muy bajo,
al segundo día ya había largas
colas para tener un parto, para
arreglarse la dentadura, para
problemas de salud que no
tenían relación alguna con la
catástrofe.
En esa ocasión, la desgracia im-
prevista, no anunciada, tuvo re-
lación con los llamados huaycos,
los aluviones de barro y piedras
que bajaron de los Andes y se-
pultaron ciudades enteras. En
el caso del sábado, lo imprevis-
to o mal previsto, aunque pre-
visible, fueron las salidas de mar. ¿Se podía
pedir en nuestro mundo, en nuestro desa-
rrollo todavía muy relativo, enteramente
insuficiente, una precisión comparable a la
de las organizaciones norteamericanas más
avanzadas?
Mientras nosotros dábamos órdenes y
contraórdenes, señales “ambiguas”, como
se dijo por ahí, la agencia norteamericana
conocida por sus siglas de NOAA emitía una
señal inequívoca de alerta de tsunami 10
minutos después del sismo.
¿Por qué no recibimos esa señal y por qué,
si la recibimos en alguna forma, no le hici-
mos caso? El tema es intrincado y no pode-
mos ser generales después de la batalla.
Pero convendría saber, no para acusar-
nos ni para condenarnos, ya que no hubo
mala fe ni nada que se parezca, sino para
que el error no se repita en un cataclismo
futuro. Ya que somos tierra de cataclis-
mos: el único país de Iberoamérica que
tiene toda una literatura de Apocalipsis
y de catástrofes de la naturaleza, lo cual
daría tema para otra crónica o para un
largo ensayo.
ref lexiones
Las grandes catástrofes son grandes y duras
lecciones de la naturaleza. Sacan a relucir lo peor
y lo mejor que tenemos. Por un lado, la barbarie,
los saqueos, la picaresca criolla, el deseo dictatorial
de represalias ilegales. Por el otro, sentimientos
reales, no fingidos, a menudo conmovedores,
de generosidad y solidaridad.
Otoño 2010 Página 15
E m p r e s aE c o n o m í a
El Segundo Centenario de argentina
orlando ferreres
“El conflicto se exacerba cuando el marco institucional (sea este derivado de legislación formal o de coerción política) impide o dificulta que actores individuales acuerden
intercambios mutuamente beneficiosos. A su vez, trabas en la concreción de acuerdos tienen como consecuencia reducción en las posibilidades de creación (y por ende
distribución) de riqueza de una sociedad”, apunta Gallacher.
El autor intenta en este artículo, responder a la constante del conflicto laboral, tendencia que para él tiene raíces en la legislación y la política pública, así como
también (y desgraciadamente) en el imaginario colectivo.
Orlando Fererres es Licenciado en Economía (Universidad de Buenos Aires). Advanced Management Program (Harvard University). Titular de Orlando J. Ferreres & Asociados.
El año 1776 estuvo signado por hechos his-
tóricos e intelectuales de gran impacto y de
gran influencia posterior en el mundo y en
nuestro país. En ese momento, aún no exis-
tíamos como Argentina y ni siquiera como
virreinato. Fue justo en ese año cuando se
crea el Virreinato del Río de la Plata, nuestro
antecesor en cuanto a territorio, de lo que
después, aproximadamente, vendría a ser
nuestro país. También en ese año, Estados
Unidos se independiza de Inglaterra, y esas
ideas inspiran a casi todos los países del
Nuevo Mundo. Y en tercer lugar, en ese mis-
mo año, Adam Smith publica La Riqueza de
las Naciones, libro en el que señala el modelo
de cómo organizar los sistemas económicos
nacionales. Por muchísimo tiempo, y aún
hoy, su influencia crece indirectamente, so-
bre todo en Asia.
Recién en 1810, o sea treinta y cuatro años
después de aquellos hechos, en un contex-
to confuso de poder político -generado por
las invasiones napoleónicas a España, que
hacen cesar el dominio del rey, cabeza del
virreinato del Río de la Plata-, Buenos Aires
proclama un grito inicial de autonomía,
proponiendo el Cabildo como un auto-
gobierno mientras durase la indefinición
política en la Metrópoli. En 1810 se generó
este grito de libertad, principalmente eco-
nómico, conducido por la recién instituida
Primera Junta; proceso que seis años des-
pués se consolidó con la Declaración de la
Independencia, y que se organizó en 1853
con el dictado de la Constitución. De todas
maneras, los hechos históricos de 1810 se
han considerado siempre como el año de
inicio de nuestra Nación, fecha que nos lle-
na de orgullo, y de la que ahora festejamos
el segundo centenario.
Los primeros 100 años
La organización política y económica de
aquella época era muy simple. Al inde-
pendizarse de España, el virreinato se
manejaba globalmente; es decir, no tenía
provincias, sólo un sendero de ciudades me-
dianas o chicas, bastantes pobres, con una
economía de subsistencia, llamadas “Ciuda-
des Soberanas” por Chiaramonte1 (2007). La
actividad más importante era la ganadería,
sobre todo la comercialización del cuero.
Como no se disponía de recursos para tener
un sistema de seguridad interior y un ejér-
cito para defender a todos, ese gran terri-
Página 16 EMPRESA Nº197
torio unitario se fue articulando alrededor
de las ciudades y de los que controlaban la
ganadería (y que tenían caballos y jinetes).
Ellos fueron los defensores de esos lugares,
convirtiéndose después en caudillos de la
región. Cumplieron un rol importante que
finalizó con la creación del Ejercito Nacio-
nal2 (Halperin Donghi, 2007), que solo se
consolidó muchísimo tiempo después, du-
rante la época de Roca.
En 1810 solo teníamos 618.000 habitantes,
repartidos en muchas ciudades y pueblos.
En esa época la economía argentina era
bastante primaria, pero en casi todos los
países era así, pues aún no había ocurrido
en Europa Occidental la Revolución Indus-
trial, por lo cual no se registraban diferen-
cias importantes en el ingreso per cápita
de los distintos países. Así, en 1820 (no
tenemos datos de 1810 para varios países),
nuestro ingreso per cápita era de 1.096
medido en dólares constantes de 1990, en
tanto que el promedio de 17 países más
desarrollados3 se ubicaba en 1.127 en la
misma moneda, o sea, que estaban algo
por encima del nuestro. Por otro lado, el
conjunto de los países que hoy llamamos
“emergentes”4, que en aquel momento se
llamaban “países nuevos” o “pobres”, tenía
en 1820, un ingreso per cápita de 644 dóla-
res de 1990, que era bastante menor que el
de Argentina5.
La Organización Nacional fue lenta; pasó
por etapas de guerras civiles y guerras con
otros países, por acuerdos o pactos entre
caudillos de diferentes regiones para ir dis-
minuyendo las luchas entre ellos. Después
de la batalla de Caseros, se basó en la Cons-
titución Nacional aprobada 1853, a la que
se agregó Buenos Aires en 1860 y después la
Federalización de la ciudad de Buenos Aires
en 1880, para mencionar solo algunos hitos
de este período. En todo este tiempo, la eco-
nomía argentina fue avanzando lentamente
y sólo despegó a partir de 1880 cuando se
integró a la economía mundial, tanto en lo
económico -con una organización parecida
a la de Inglaterra, de libre mercado como
había anunciado A. Smith en1776- como en
lo cultural, siguiendo el modelo francés en
lo educativo; los lineamientos americanos
en defensa, y el modelo alemán en lo referi-
do al ejercito. Todos estos elementos juntos,
adaptados a nuestra forma de ser, genera-
ron una aceleración del desarrollo económi-
co nacional. El lema a partir de 1880 fue el
de “Paz y Administración”, que permitió ese
desarrollo acelerado de nuestra economía.6
(Botana y Gallo, 2007).
Los cambios tecnológicos de esa época ge-
neraron un alto impacto en nuestro país.
Los barcos con nuevos equipos de enfriado
permitieron lograr una exportación de car-
ne de mucha mejor calidad a Europa. Se
inicio la producción y exportación de granos
a gran escala, que el mundo reclamaba pa-
gando incluso precios crecientes. Y el ferro-
carril unió a todo el país, permitiendo una
economía abierta e integrada al mundo, con
sus pros y sus contras.
PIB PER CÁPITAUSDólares constantes de Geary Khamis de (1990)
argentina España italia
1820 1.096 1.008 1.117
1850 1.274 1.079 1.350
1880 1.534 1.646 1.581
1890 2.550 1.624 1.667
1900 2.918 1.786 1.785
1910 4.082 1.895 2.332
país puesto uS$ en 1910
N.Zelanda 1 5.316
Australia 2 5.210
EE.UU. 3 4.964
Reino Unido 4 4.611
Suiza 5 4.331
argentina 6 4.082
Canadá 7 4.066
Bélgica 8 4.064
Países Bajos 9 3.789
Dinamarca 10 3.705
Fuente: La Economía Mundial, 1820-1992 y sus actualizaciones, Angus Maddison.
E m p r e s aE c o n o m í a
Otoño 2010 Página 17
Se requirieron grandes dosis de capital para
financiar las enormes inversiones de infraes-
tructura, ferrocarriles, maquinaria, puertos y,
aunque se consiguieron, estos no alcanzaron
pues Argentina era un país despoblado. Se
requería, por lo tanto también, de mano de
obra para operar esa economía creciente. Los
inmigrantes vinieron en forma masiva pues
aquí ganaban, en promedio, el doble que en
sus países de origen, principalmente, España
e Italia. En efecto, el ingreso per cápita en
nuestro país en 1910, era de 4.082 dólares de
1990, en tanto que en España no llegaba ni
siquiera a la mitad -1.895 dólares de 1990- y
en Italia, apenas algo más, 2.332 dólares de la
misma moneda.
En esos años, los inversores internacionales
estaban entusiasmados con Argentina, y
la corriente de radicación de capitales era
muy alta. Tan es así que el capital extran-
jero representó, según J C Esteban, el 47 %
del capital fijo del país en 1914. Se tenía
Ferreres: “Se tenía la creencia de que Argentina
podía llegar a ser uno de los países líderes del
mundo. Esto fue cierto en los primeros 100 años de
vida de nuestro país. En efecto, esas predicciones se venían cumpliendo en
grado muy convincente: Argentina era el sexto
país del mundo por PBI per cápita en 1910”.
TIPO DE CAMBIO LIBRE REAL (Ajustado por IPC Argentina y USD - a precios de 2009)
Fuente: Dos Siglos de Economía Argentina 1810-2004, Capítulo Sector Financiero.
-
2,0
4,0
6,0
8,0
10,0
12,0
1870 1877 1884 1891 1898 1905 1912 1919 1926 1933 1940 1947 1954 1961 1968 1975 1982 1989 1996 2003
$/USD
T/M largo plazo$/USD 3,83
2009
T/M desconfianza = salida de capitales$/USD 5,53
$/uSd 2,44
E m p r e s aE c o n o m í a
Página 18 EMPRESA Nº197
la creencia de que
Argentina podía
llegar a ser uno de
los países líderes
del mundo. Esto
fue cierto en los
primeros 100 años
de vida de nuestro
país. En efecto, esas
predicciones se ve-
nían cumpliendo
en grado muy con-
vincente: Argentina
era el sexto país del
mundo por PBI per
cápita en 1910.
Estas expectativas quedaron confirmadas
con cifras, y no para un solo año, sino para
mucha cantidad de años, y en algunos ca-
sos, como puede ser la comparación con
Canadá -con mas de 130 años de igual in-
greso per cápita en moneda constante- re-
flejan que la evolución de Argentina no ha-
bía sido producto de una casualidad, como
muchos autores sugieren, sino que tenía el
fundamento de haber sido una realidad por
mucho tiempo.
Los segundos 100 años
Sin embargo, esa realidad no se cumplió
en los últimos 100 años de Argentina. En
la calificación de los Bonos soberanos de
1918, Moody´s establecía un valor A para
Argentina, igual calificación que los de Sui-
za, y muchas otras naciones desarrolladas.
Esto significaba que nuestro país era con-
siderado investment grade en aquella épo-
ca, es decir, que era considerado un país
“predecible”, en donde no se esperaban
desatinos ni desmesuras. Sin embargo, el
golpe de estado militar de 1930 sorprendió
PBI PER CAPITA (DóLARES GEARy-KHAMIS 1990) (escala en logaritmo natural)
Fuente: Dos Siglos de Economía Argentina 1810-2004, F. Norte y Sur - Orlando Ferreres en base a La Economía Mundial 1820-1992, y sus actualizaciones, Angus Maddison.
E m p r e s aE c o n o m í a
Desde 1870 y hasta aproximadamente
1930, el tipo de cambio real
se ubicó, en promedio en 2,44 $/USD
expresado en moneda de 2009,
o sea un 36% menor que el valor
promedio de 3,83 $/USD de todo
el largo período 1870-2009.
1820
1850
1870
1875
1880
1885
1890
1895
1900
1905
1910
1915
1920
1925
1930
1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
Desarrollados Emergentes Argentina
2009
LA REPUBLICACONSERVADORA
REFORMAELECTORAL
Y ETAPARADICAL
I ETAPAPERONISTA
PER
ON
PRO
CES
O
MIL
ITA
R
ALF
ON
SIN
DE
LA R
UA
KIR
CH
NER
MENEM
CA
UD
ILLO
SR
OSA
S
ORGANIZA-CIÓN
NACIONAL
GOLPES DEESTADO /FRAUDE
PATRIOTICO
GOLPES DEESTADO /
GOBIERNOSCIVILES
36000
22000
13000
8000
5000
3000
1800
1000
600
400
Otoño 2010 Página 19
a todos, no era predecible para el mundo,
implicaba una gran debilidad institucional,
al menos visto desde la perspectiva his-
tórica que nos da el momento actual. Se
observó con algunas dudas las inversiones
en Argentina, y se inició una gradual salida
de capitales.
La forma que tenemos de visualizar esta
salida de capitales es observando por va-
rios años la cotización del dólar en el mer-
cado libre de cambios. Si el precio sube por
encima del promedio histórico, y en ausen-
cia de un gran proceso inversor, es porque
se está verificando una demanda exceden-
te de divisas, básicamente para llevar más
fondos al exterior en relación a los fondos
que entran al país.
Se puede apreciar aquí, que desde 1870 y
hasta aproximadamente 1930, y aún con
un fuerte proceso inversor que implica-
ba grandes importaciones, como fue el
desarrollo de los ferrocarriles, puertos,
frigoríficos e importación de maquinaria
agrícola, el tipo de cambio real, se ubicó,
en promedio en 2,44 $/USD expresado en
moneda de 2009, o sea un 36% menor que
el valor promedio de 3,83 $/USD de todo
el largo período 1870-2009. Y que a partir
de ese año, 1930, comenzó a elevarse por
la desconfianza y salida de capitales y, en
promedio 1930-2009, fue de 5,53 $/USD, o
sea un 44% por encima del promedio histó-
rico y además muy volátil. Solo pequeños
períodos de cierta confianza, como los de
1979-80 y 1992-1998, también presentaron
valores parecidos a los de la entrada de ca-
pitales previa a 1930.
Luego de la ruptura del orden institucional
de 1930, los golpes de estado se repitieron
en diferentes momentos, como 1943, 1955,
1966, 1976; sin contar los sucesos de 1962,
en el que también los militares derrocaron
al presidente del país, aunque asumió un
civil la primera magistratura. Es decir, la
democracia no funcionó con esta sucesión
de gobiernos civiles-gobiernos militares, y
las instituciones se tornaron muy débiles,
incapaces de configurar un proyecto co-
mún de los argentinos a largo plazo. Los
E m p r e s aE c o n o m í a
Actualmente, la tendencia es a aproximarnos cada
vez más a los niveles de los países pobres
y de seguir por veinte años más en esta
tendencia, hacia 2030, la Argentina será ya un país
subdesarrollado típico, con lo difícil que es poder
recuperarse de esos senderos de subdesarrollo.
Página 20 EMPRESA Nº197
políticos fracasados
en un momento
eran reemplazados
por los militares,
que tampoco logra-
ban encaminar las
cosas, y luego de
unos años volvían
los mismos políti-
cos fracasados a re-
surgir como salva-
dores de la patria,
pero naturalmente
fracasaban nueva-
mente, con el con-
siguiente deterioro
de la credibilidad
del sistema político,
dado que el pro-
ceso de selección
de los mejores no
funcionaba al ser
interrumpido por
los golpes.
En este período posterior a 1930, también
predominaron las ideas corporativistas
o fascistas, incluso con una alineación
internacional de Argentina ligada al Eje
(Berlín-Roma) en la Segunda Guerra Mun-
dial. En lo interno, las ideas rotaron desde
la economía libre que había proclamado
Adam Smith y que aquí, con variantes,
sostuvieron desde los conservadores hasta
H. Irigoyen, hacia un estatismo primero
más regulador (Justo) y luego con el es-
tado empresario y regulador (Perón), con
tendencias, tanto de los gobiernos electos
como de los militares, hacia un populismo
distribuidor salvo algún corto periodo de
excepción.
La característica básica en la toma de de-
cisiones de este período fue la desmesura,
desde los golpes de estado, hasta el exage-
rado gasto público que, finalmente, ante
los déficits fiscales insostenibles, se finan-
ciaba con emisión de dinero con la con-
siguiente inflación, que en algunos años
supero el 5000% (hiperinflación). Contra la
inflación se ensayaron medidas que en el
mundo no habían dado resultado, como el
control de precios que rigió en nuestro país
desde 1939 hasta 1989, y que incluso ha
resurgido últimamente con los resultados
que están a la vista.
El ahorro no se tomó en cuenta; es más,
se castigó a aquel que ahorraba, ya sea
por la inflación o por los cambios de
plazos fijos por bonos a 10 años, para
seguir postergando los necesarios aco-
modamientos de los gastos públicos a la
realidad posible. Los defaults de la deuda
publica se convirtieron en cíclicos y las
devaluaciones de la moneda en algo coti-
diano, con maxidevaluaciones cada tanto
frente a la irrealidad de las decisiones
económicas. Entre éstas podemos incluir
tarifas de servicios públicos congeladas,
que finalmente explotaban al no poder
prestarse los servicios, aumentos de sala-
rios muy por encima de la productividad
del trabajo, subsidios al consumo que han
llegado al 300% del precio o aún más. Los
subsidios cruzados entre sectores econó-
micos fueron y son de tan complejidad y
magnitud que resultan difíciles de cuanti-
ficar, pero, para darnos una idea, el cam-
po pagaba un impuesto flat a la exporta-
ción del 35%, (en algunos años como 1989
llegó a ser del 45%), además de pagar los
demás impuestos; en tantos que sectores
industriales tenían una protección, es de-
cir, un precio mayor que el internacional
del 35%, o sea, una diferencia de hasta
del 70% entre sectores.
Para simplificar lo ocurrido en esta etapa
de nuestro país, baste recordar que al signo
monetario argentino, en la segunda mitad
del siglo XX, hubo que quitarle 13 ceros,
con varios cambios de moneda, pues hacer
las compras cotidianas con esa moneda
deteriorada costaba millones de pesos y se
volvía inmanejable.
El ahorro se dirigió al exterior, dado que
no encontró condiciones favorables en el
país y cíclicamente sufría una expropia-
E m p r e s aE c o n o m í a
En el período posterior a 1930,
las ideas rotaron desde la economía
libre que había proclamado Adam Smith
-y que aquí, con variantes, sostuvieron
desde los conservadores hasta
H. Irigoyen- hacia un estatismo primero
más regulador (Justo) y luego al estado
empresario y regulador (Perón),
con tendencias tanto de los gobiernos
electos como de los militares, hacia
un populismo distribuidor.
notas(1) Ciudades, Provincias, Estados. Orígenes de la Na-ción Argentina, José Carlos Chiaramonte, Ed. Emecé, Buenos Aires, 2007.(2) Proyecto y Construc-ción de una Nación, Tulio Halperin Donghi, (1846-1880) Ed. Emecé, Buenos Aires 2007 (Original 1995).(3) Países desarrollados incluidos: Estados Unidos, Inglaterra, Suiza, Suecia, Noruega, Nueva Zelanda, Holanda, Japón, Ale-mania, Italia, Francia, Finlandia, Dinamarca, Canadá, Bélgica, Austria y Australia.(4) Países emergentes incluidos: Brasil, Chile, China, India, Indonesia, México, Rusia y Argen-tina. (5) De la República Posible a la República Verdadera, Natalio Botana y Ezequiel Gallo, Ed. Emecé, Buenos Aires, 2007 (Original 1997).
Otoño 2010 Página 21
E m p r e s aE c o n o m í a
ción. Según datos oficiales del
INDEC, el capital de residentes
que está invertido en el exte-
rior era de 159.072 millones de
dólares a septiembre de 2009;
pero aún puede ser mayor esa
salida si se toma en cuenta la
probable sub-declaración del
comercio exterior en épocas
de control de cambios. Alre-
dedor del 75% del capital re-
productivo está fuera del país.
Si a ese capital se le hubieran
generado las condiciones para
hacerlo productivo en el país,
prácticamente hoy no ten-
dríamos desempleo y el nivel
de ingreso per cápita sería si-
milar al de Canadá. Esta es la
medida de la decadencia y de
la desmesura argentina.
Considerando desde 1810
un conjunto de países desa-
rrollados y otro conjunto de
países que hoy llamaríamos
subdesarrollados o “emergen-
tes”, se aprecia que Argentina
hacia el primer centenario se
acercaba más al ingreso per
cápita del promedio de países
desarrollados que al correspondiente de
los subdesarrollados. Esto fue así hasta
aproximadamente 1940. Actualmente, la
tendencia es a aproximarnos cada vez
más a los niveles de los países pobres y,
de seguir por veinte años más en esta
tendencia, hacia 2030, la Argentina será
ya un país subdesarrollado típico, con lo
difícil que es poder recuperarse de esos
senderos de subdesarrollo. Tomando en
cuenta el informe del FMI de 2008 de PBI
per cápita de todos los países en mone-
da corriente, o sea dólares efectivos, nos
ubicamos ese año en el puesto 66. La
contra cara de estas malas decisiones es
la pobreza, que pasó de menos del 8% de
la población, al reiniciarse la democracia
en 1983, al 35% actual, con picos de 56%
como el de 2002.
Conclusión
Hemos descrito sintéticamente la evolución
de algunas variables clave de la política es-
tratégica de nuestro país, no con el deseo de
comprobar lo mal que estamos, sino con la
idea de poner a la luz lo que no hay que ha-
cer, lo que no da resultado. Los argentinos
creemos en lo contrario de lo que nos con-
viene, tenemos que modificar nuestro de-
rrotero y hacerlo más parecido al de aque-
llos países a los que les ha ido bien, que han
obtenido buenos resultados. Uruguay, Brasil,
Chile son ejemplos a considerar, para tomar
los más cercanos. Necesitamos reflexionar
y ponernos de acuerdo nuevamente en un
proyecto común, que dure muchos años.
Esto solo es posible si nos damos cuentas de
nuestros errores.
Tomando en cuenta el informe del FMI de
2008 de PBI per cápita de todos los países en
moneda corriente, o sea dólares efectivos, nos
ubicamos ese año en el puesto 66. La contracara
de estas malas decisiones es la pobreza, que pasó de menos del 8% de la
población al reiniciarse la democracia en 1983 al
35% actual, con picos de 56% como el de 2002.
(Foto FMI)
bibliografía• Imperialismo y Desarrollo Económico, Juan Carlos Esteban, Merayo editor, Buenos Aires, 1972.• Dos Siglos de Econo-mía Argentina en Cifras, Orlando Ferreres y otros, Ed. Ateneo/Norte y Sur, Buenos Aires, 2004.• La Economía Argentina en el Largo Plazo, siglos XIX y XX, Roberto Cortés Conde, Ed. Sudamericana/San Andrés, Buenos Aires, 1997.• INDEC. Cuentas del Balance de Pagos, 3.er trimestre de 2009.
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8ª edición
Enrique Shaw en elaño del Bicentenario
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Página 28 EMPRESA Nº197
Otoño 2010 Página 29
la guerra por el talento: ¿Es por el capital
humano o por el coste?
guillermo Ceballos Serra
“A pesar de que la importancia del capital humano está en el discurso y la prédica de todos los actores de la gestión de personas, la realidad dista de ser así, como puede
verse a lo largo de todos los procesos de administración de recursos humanos”, advierte Ceballos Serra.
Para el autor los verdaderos costes -los importantes, los sensibles- están en las estructuras, prácticas y culturas obsoletas que asfixian el talento creador y que muchas
veces no acertamos a remover.
Guillermo Ceballos Serra es abogado. Master en Economía y Ciencias Políticas. Docente universitario y postgrado. Director de RR.HH.
1. The war for talent, Ed Michaels, Helen Handfield-Jones, Beth Axelrod, Harvard Business School Press.
En 1997, la consultora McKinsey acuñó la
célebre frase de “La guerra por el talento”
sobre un estudio donde se encuestaron más
de 6000 gerentes sénior en 77 compañías
medianas y grandes de los Estados Unidos1.
Actualizaciones posteriores de dicho estu-
dio (en el 2000) demostraron que, a pesar de
las dificultades de las economías, la atrac-
ción y retención era aún más difícil.
En la misma época, Annie Brooking, fun-
dadora y directora de la consultora The
Technology Broker (UK), líder en servicios
alta tecnología, escribe una obra El Capital
Intelectual (1997), donde plantea con total
claridad (no olvidamos a quienes la prece-
dieron en esta temática) la importancia de
los activos intangibles y desarrolla (aquí su
principal aportación) un modelo de medi-
ción de los mismos. Según Brooking, el tér-
mino capital intelectual hace referencia a
la combinación de activos inmateriales que
permiten funcionar a la empresa.
Desde entonces, todas las compañías,
grandes o pequeñas, todos los consultores,
docentes, ejecutivos y administradores no
cesan de destacar la importancia del tema
y, en particular, la relevancia del capital hu-
mano dentro de los integrantes del capital
intelectual.
Una medición del capital intelectual
Mediante el aporte de James Tobin (1918 -
2002), Premio Nobel de Economía en 1981,
se obtuvo un enfoque para medir el capital
intelectual, consistente en emplear la “Q
de Tobin”, (Q por quotient - “Cociente”) que
mide la relación entre el valor de mercado y
el valor de reposición de sus activos físicos.
Las empresas intensivas en conocimiento,
tienen valores de “Q” superiores que aque-
llas empresas que están en industrias más
básicas. Este indicador bursátil relaciona el
precio de mercado de la acción con su valor
patrimonial. Indica si la acción está subva-
luada (Q<1) o sobreevaluada (Q>1) con res-
pecto a su valor en libros.
Un indicador real del valor del capital hu-
mano pudo apreciarse cuando un colabo-
rador de un blog de noticias de propiedad
E m p r e s aE m p r e s a
Página 30 EMPRESA Nº197
de CNN, iReport,
erróneamente in-
formó que Steve
Jobs había sufrido
un ataque al cora-
zón, información
que generó que las
acciones de Apple
bajaran un 11% en
diez minutos. Evi-
dentemente, el ca-
pital humano tiene
incidencia directa
en los resultados
corporativos. Otro
ejemplo, si introdu-
cimos la búsqueda
de la expresión
Steve Jobs cáncer,
en Google, arroja
2.760.000 resulta-
dos. Definitivamente, una persona talentosa
influye en los resultados económicos.
A pesar de que la importancia del capital hu-
mano está en el discurso y en la prédica de
todos los actores de la gestión de personas,
la realidad dista de ser de ese modo, como
puede verse a lo largo de todos los procesos
de administración de recursos humanos.
Si atendemos al proceso de selección y
reclutamiento, este se inicia con una des-
cripción del perfil requerido. Al mencionar
la definición de perfil hablamos de la línea
que dibuja el contorno de una persona y
que solo permite ver una de las dos mitades
laterales del cuerpo.
En definitiva, y aprovechando la metáfora,
seleccionamos personas imaginando la par-
te que no vemos, contratamos a los jóvenes
por lo que imaginamos que son capaces de
hacer y a los mayores, por lo que sabemos
que han hecho, pero sin la certeza de que
serán capaces de repetirlo.
Si hubiera real conciencia del tema, ésta
debiera ser la tarea más importante. De-
terminar las competencias o conjunto de
rasgos peculiares que caracterizan a una
posición. La experiencia muestra, que
las áreas solicitantes requieren meras
generalidades, que apenas alcanzan para
cubrir las necesidades presentes; nunca
imaginan lo que será de la persona en un
par de años. Sencillamente asumen que
el eventual candidato se jubilará en su
posición de ingreso. Siempre he sostenido
que la selección es una de las funciones
mas importantes que la organización con-
fía a la función de recursos humanos y no
siempre somos concientes de ello.
Capacitación y remuneraciones
En materia de capacitación, parte esencial
para mantener la “empleabilidad” de nues-
tros “activos” humanos, encontramos, a
menudo, que las áreas apenas profundizan
a la hora de relevar las reales necesidades
de capacitación; solicitando obviedades o
desnaturalizando el proceso para utilizarlo
como sucedáneo remunerativo. Se decide
premiar a alguien con alguna actividad de
formación en sustitución de acciones que
debieran lograse por otra vía.
Podríamos preguntarnos, al concluir con la
elaboración de nuestros planes de capaci-
tación, si estos están alineados a los obje-
tivos del plan de negocio o son una mera
elucubración de un gerente de capacitación
sentado en su escritorio, o un conjunto de
requerimientos vertidos para cumplir un
trámite periódico.
En el campo de las remuneraciones,
sabemos que estas no son el factor
esencial de motivación, pero sabemos
también que son importantes. Sin duda,
la compensación tiene que ser capaz de
atraer y seducir, pero también debiera
ser un indicador perceptible para los
empleados que están realizando contri-
buciones valiosas para la organización,
no por los montos abonados, sino por-
que patentiza qué contribuciones son
reconocidas por la organización.
Ceballos Serra: “El despilfarro de talento, la dilapidación de la
productividad o de recursos, no se pueden medir exclusivamente
en términos de un insuficiente desempeño individual. Las personas
capaces se desempeñan conforme los incentivos
que encuentran para hacerlo y en los ámbitos
en que desarrollan su accionar.”
E m p r e s aE m p r e s a
Otoño 2010 Página 31
Los límites a la vocación emprendedora y al talento
Muchas corporaciones son cautivas de
sistemas rígidos de remuneraciones, con
múltiples tablas y niveles, cuando en la vida
corriente, los puestos existentes no están
tan diferenciados. Con estas estructuras
salariales limitamos la vocación emprende-
dora de los empleados, invitándolos a hacer
apenas lo que se les pide, sin estimular a
que desplieguen su potencialidad creadora.
Ahora bien, a pesar de las declaraciones
públicas, las organizaciones sub-utilizan
su capital intelectual porque sostienen
estructuras, procesos y culturas como los
descriptos, propios de la economía clásica;
mensuran y analizan bajo el prisma de la
contabilidad de Fray Luca Pacioli, conside-
rando al capital intelectual como coste que
hay que reducir de manera constante.
El despilfarro de
talento, la dilapida-
ción de la producti-
vidad o de recursos,
no se pueden medir
exclusivamente
en términos de un
insuficiente desem-
peño individual. Las
personas capaces se
desempeñan con-
forme los incentivos
que encuentran
para hacerlo y en
los ámbitos en que
desarrollan su accionar.
Los verdaderos costes, los importantes, los
sensibles, están en las estructuras, prácticas
y culturas obsoletas que asfixian el talento
creador, y que muchas veces no acertamos
a remover.
Talcahuano 736 piso 5ºC1013AAP - Buenos Aires
República Argentina
Tel/fax (54-11) 4373-5966Líneas rotativas
Estudio RIMOLDI
Abogados
Con estas estructuras salariales,
limitamos la vocación emprendedora
de los empleados, invitándolos
a hacer apenas lo que se les pide,
sin estimular a que desplieguen
su potencialidad creadora.
E m p r e s aE m p r e s a
Página 32 EMPRESA Nº197
Ética
El concepto de bien común encierra un
profundo significado y unas consecuen-
cias muy precisas para las empresas. Y
para devolver todo el valor que le corres-
ponde a la noción de responsabilidad
social, quizá no exista procedimiento más
fecundo que el de referirla a la conquista
de ese bien común.
Aplicando este concepto a la empresa, se
puede decir que el bien común no consis-
te en que ella se ocupe de satisfacer todas
las necesidades de los individuos, sino que
estructure las condiciones convenientes
para que éstos puedan desplegar su ini-
ciativa y actividad y alcanzar así su reali-
zación personal. Esto implica que el bien
común es el resultado de los esfuerzos de
todos los miembros de una empresa con
el fin de que sea posible y se favorezca
una vida verdaderamente humana y digna
del hombre.
Entendida desde este enfoque del bien
común, la empresa deja de ser un simple
negocio para constituir un grupo social que
presta un servicio a las personas: organiza
el trabajo del hombre, orientado a la crea-
ción de riqueza, y permite que el individuo
despliegue sus habilidades y la capacidad
de ser útil a los demás, ayudándole a en-
contrar y dar un sentido a su trabajo. La
empresa se convierte así en un factor de
potenciación de las capacidades humanas.
Patricia Debeljuh
Licenciada en Relaciones Industriales (UADE). Doctora en Filosofía
(Universidad de Navarra). Profesora y Directora Académica del área
Responsabilidad Social Empresaria (UADE). Directora Académica de la
Asociación Latinoamericana de Ética, Negocios y Economía (ALENE).
Ética Empresarial (Cengage, 2009) es su último libro publicado.
Otoño 2010 Página 33
El bien común en la vida de las empresasEn definitiva, que la finalidad última de
las organizaciones se dé en esta dimen-
sión significa que, por su propia naturale-
za, las organizaciones están para ayudar
al ser humano a desarrollar su calidad
humana y ética y que de esa calidad de-
pende, en último término, la propia super-
vivencia de la organización.
La empresa, entonces, no es una mera yux-
taposición de recursos, estrategias y rela-
ciones sino que constituye un ámbito social
que modela la existencia de las personas.
De esta manera, no solo se tiene en cuen-
ta un “qué” y un “cómo” se hace en la em-
presa, sino también y sobre todo un “para
qué”; es decir, cuál es el sentido que la or-
ganización da a la vida de los que colabo-
ran en ella y cuál es la responsabilidad de
cada uno de participar en la consecución
de ese fin común.
De aquí se derivan muchas consecuencias
prácticas para el mundo de la empresa.
Desde la decisión de retirar un nuevo
producto que puede ser nocivo para la
sociedad hasta la justa retribución por las
tareas, junto con el respeto al necesario
equilibrio que deben alcanzar las perso-
nas entre las exigencias de su ámbito la-
boral y las derivadas de su vida familiar.
La respuesta a la pregunta ¿Para qué exis-
te esta empresa? puede ayudar a la hora
de conciliar los diversos objetivos. Si se
piensa que sólo existe para ganar dinero,
un mero cálculo resolverá el problema.
En cambio, si se entiende que la empresa
tiene otras responsabilidades sociales, que
derivan precisamente de su misión enten-
dida en término de desarrollo humano,
no se podrá resolver el problema a partir
de un simple cálculo. Hará falta poner
en juego todas las capacidades humanas
al servicio de un gran objetivo: hacer la
empresa más humana, más al servicio del
bien de todos.
Página 34 EMPRESA Nº197
E m p r e s aS o c i e d a d
El notable éxito del fascismo
alberto benegas lynch (h)
Alberto Benegas Lynch (h) es académico asociado del Cato Institute y Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina. Artículo reproducido en elcato.org (http://www.elcato.org).
Habitualmente se toma el fascismo por un
insulto, pero no se repara en su significa-
do. Si estudiamos los trabajos de Giovanni
Gentile, Arturo Lavriola, Alfredo Rocco, o el
propio Mussolini, veremos que uno de los
ejes centrales de esa postura estriba en que
el aparato estatal permite el registro de la
propiedad a manos particulares pero, de he-
cho, usa y dispone el gobierno.
Esto deriva, entre otros muchos docu-
mentos, de lo expresado en El programa-
manifiesto del Partido Fascista Republicano,
proclamado en Verona el 14 de noviembre
de 1943. Allí se subraya la administración
por parte del gobierno, del flujo de fondos
de las empresas a través del manejo de
precios, salarios y ganancias, la “abolición
del sistema capitalista” y la entronización
del corporativismo con preponderancia del
sindicalismo.
El canal del fascismo resulta más acep-
table que la lisa y llana expropiación de
todo propuesta por los comunistas pero,
en última instancia, también se dirige a
los mismos resultados. En esta línea de
pensamiento, Gentile escribe en su Origini
e dottrina del fascismo que: “El fascismo es
consecuencia del patrimonio marxista
y soreliano” y por ello es que Lenin en
su Karl Marx recomienda los ensayos de
Gentile. Por otra parte, como es bien sabi-
do, Hegel inspiró tanto a fascistas como a
marxistas (Benito Mussolini era un fervien-
te marxista hegeliano tal como lo consigna
en Opera Omnia).
La adhesión a la filosofía colectivista-totalitaria
Autores como Jean-François Revel, en
La gran mascarada, apuntan la identidad
del nacional-socialismo, el fascismo y
el marxismo como sistemas adheridos
a la filosofía colectivista-totalitaria que
comparten el mismo enemigo común: el
liberalismo. En el terreno político, a veces,
han sido enemigos por la lucha de bandos
“El fascismo presenta la mejor oportunidad para debilitar y, finalmente, demoler la institución de la propiedad con ropaje de “sector privado”, aunque resulte privado de toda independencia”, señala Benegas Lynch (h).
El autor abre el debate sosteniendo que el canal del fascismo resulta más aceptable que la lisa y llana expropiación de todo propuesta por los comunistas pero que, en última instancia, también se dirige a los mismos resultados.
En este artículo, la mirada crítica de Benegas Lynch apunta sobre el Estado confiscador, que genera efectos devastadores sobre los salarios e ingresos en términos reales debido a la reducción en las tasas de capitalización, y sobre el papel del empresario “prebendario”, que vende su futuro a cambio de beneficios a corto plazo.
Otoño 2010 Página 35
S o c i e d a d
por el poder y otras veces aliados (como
en el pacto Molotov-von Ribbentrop), pero
en lo filosófico comparten los mismos
principios fundamentales. James Gregor
en The Ideology of Fascism y Gregorio R. de
Yurre en Totalitarismo y egolatría suscriben
la misma posición y agregan las raíces
marxistas de las principales figuras del
fascismo.
Veamos unos ejemplos al azar. El servicio
de taxis en muchas ciudades: los permisos,
los colores con que están pintados, las tari-
fas y los horarios dependen de las directivas
de los intendentes; ergo, los que se dicen
titulares no lo son sino los gobernantes de
turno. Las empresas acorraladas por dis-
posiciones en las que los llamados dueños
pierden toda independencia, los sistemas
de educación en los que se habla de institu-
ciones privadas, cuando la estructura curri-
cular depende del ministerio del ramo, y así
sucesivamente.
En verdad se trata de un juego macabro
por el que se pretende algo que no es.
Lo cual corresponde incluso para países
como EE.UU. Ya en 1975, Charlotte Twight
advertía del problema en su obra titulada
America`s Emerging Fascist Economy. Como se
ha destacado en diversas oportunidades,
la estrategia fascista presenta la ventaja
sobre el comunismo en cuanto a que los
megalómanos pueden endosar la respon-
sabilidad de los reiterados fracasos a los
empresarios que exhiben los títulos de pro-
piedad, aunque en verdad sean títeres del
gobierno.
Que el fascismo y el nacional-socialismo
sean xenófobos, y el marxismo internacio-
nalista, queda desvirtuado por los arreba-
tos y simpatías expansionistas de aquellas
expresiones. El mito que los primeros
sean antisemitas mientras que no lo es el
marxismo se refuta con el escrito rabiosa-
mente antijudío de Marx (La cuestión judía)
y la política criminal de la Unión Soviética
hacia los judíos. Cuestiones circunstancia-
les de grado y no de naturaleza no borran
el estrecho parentesco de ambas postu-
ras totalitarias (son mellizos aunque no
gemelos se escribió en National Review).
Muchas veces los diferencian cuestiones
religiosas en cuanto a que los fascistas se
nutren de los aspectos más turbios y re-
torcidos de las religiones mal entendidas
y los marxistas las descartan por ser “el
opio de los pueblos”.
El fascismo en el llamado mundo libre
Si observamos el mundo de hoy, llega-
mos a la conclusión que el tan denostado
fascismo, paradójicamente, es el sistema
que en todos los órdenes se aplica con
más entusiasmo en el llamado mundo
libre. Por esto es que la denominación
“de derecha” arrastra un pesado tufillo
nazi-fascista (y en algunos casos alude
a conservadores que, en ciertas circuns-
tancias, también comparten aristas “fas-
cistoides”). Nada más gallardo que el tér-
mino liberal en su sentido original (y no
en la acepción degradada que se utiliza
de contrabando en EE.UU.) para indicar el
espíritu de la sociedad abierta y el consi-
guiente respeto recíproco.
La estrategia fascista presenta la ventaja sobre el comunismo en cuanto a que los megalómanos
pueden endosar la responsabilidad de los
reiterados fracasos a los empresarios que exhiben
los títulos de propiedad aunque en verdad sean
títeres del gobierno.
Página 36 EMPRESA Nº197
Charlotte Twight,
en la obra antes
citada, escribe que
en EE.UU. el gobier-
no “ha establecido
controles fascistas
sobre virtualmente
todos los aspectos
de la vida econó-
mica […]. Áreas
económicas clave
-agricultura, sis-
tema bancario
(oferta monetaria),
transportes, comu-
nicaciones, energía
e información- una
por una han caído víctimas del ímpetu
del gobierno central de manipular el ‘sec-
tor privado’ para implementar políticas
económicas […]. Solo se rechazarán las
política fascistas cuando la gente perciba
la gravedad de la legislación en cuanto a
la reducción de libertades económicas y
la consiguiente disminución en los niveles
de vida”.
Por esto es que resulta a todas luces men-
tiroso e hipócrita sostener que las crisis
recurrentes de los últimos tiempos en el
otrora baluarte del mundo libre se deben
al capitalismo, cuando las voces de alarma
vienen gritando sobre los peligros del rei-
terado estatismo. Por eso es que resulta de
una insensatez manifiesta que G. W. Bush
haya dicho durante su gobierno que: “Nos
apartamos de los principios del mercado
libre para salvar al mercado libre”; del
mismo modo que F. D. Roosevelt acentuó el
intervencionismo gubernamental durante
sus nefastas gestiones que profundizaron y
prolongaron la depresión provocada por el
abandono de la disciplina monetaria y fis-
cal de antaño. Por eso es que preocupa se-
riamente la política de Obama, a todos los
que simpatizamos con la filosofía que dio
origen a la Revolución de 1776, que fuera
el experimento más exitoso de la historia
de la humanidad. Y todo puede resumirse
en lo escrito por George Madison: “El go-
bierno ha sido instituido para proteger la
propiedad de todo tipo […] Éste es el fin del
gobierno, sólo un gobierno es justo cuando,
imparcialmente, asegura a todo hombre lo
que es suyo”.
Por esto es que su contemporáneo Lud-
wig von Mises ha consignado en su obra
titulada Liberalismo que: “El programa del
liberalismo, por tanto, está condensado
en una sola palabra: propiedad, esto es,
la propiedad privada de los medios de
producción […]. Todas las otras demandas
del liberalismo resultan de esta demanda
fundamental”. Y por esto es que Marx y
Engels escriben en el Manifiesto Comunis-
ta que: “Pueden sin duda los comunistas
resumir toda su teoría en esta sola expre-
sión: abolición de la propiedad privada”.
Como queda dicho, el fascismo presenta
la mejor oportunidad para debilitar y
finalmente demoler la institución de la
propiedad con ropaje de “sector privado”
aunque resulte privado de toda indepen-
dencia.
El mundo de los empresarios prebendarios
Los empresarios “prebendarios” han hecho
mucho por liquidar el sistema en el que
operan, de allí es que Lenin ha señalado
que la ceguera de aquellos “los conducirá
a competir por las ventas de las cuerdas
con las que serán ahorcados”. Charles Koch
en Using Government Power: Business against
Free Enterprise se pregunta: “¿Qué está pa-
sando aquí? ¿Los dirigentes empresarios de
EE.UU. se han vuelto locos? ¿Por qué están
auto-aniquilándose debido a la voluntaria
y sistemática entrega de ellos mismos y sus
empresas a manos de reglamentaciones gu-
bernamentales? […].
La contestación, desde luego, es simple: No,
los empresarios ejecutivos no comparten el
deseo del suicidio colectivo. Ellos piensan
que obtienen ventajas especiales para sus
empresas al aprobar y estimular la inter-
Resulta a todas luces mentiroso
e hipócrita sostener que las crisis
recurrentes de los últimos tiempos en
el otrora baluarte del mundo libre se
deben al capitalismo, cuando las voces
de alarma vienen gritando sobre los
peligros del reiterado estatismo.
S o c i e d a d
Otoño 2010 Página 37
vención gubernamental en la economía.
Pero se están engañando. En realidad están
vendiendo su futuro a cambio de beneficios
de corto plazo. En el largo plazo, como con-
secuencia de haber hecho que el gobierno
sea tan poderoso como para destruirlos,
sufrirán las consecuencias de su ceguera.
Y ciertamente se merecen lo que reciban.
Afortunadamente no todos los empresarios
son tan miopes”.
En el contexto de los tilingos empresarios
del privilegio y de los mercados cautivos
junto con la agitación morbosa de legis-
ladores que, al arrogarse la facultad de la
omnipotencia, abandonan la noción mis-
ma del derecho y apuntan a dar y quitar
según sus caprichos personales, en este
contexto decimos, es pertinente tener
siempre presente el agudo pensamiento
de Antonio Porchia en Voces, quien adver-
tía: “Quien abre todas las puertas puede
cerrarlas todas”.
En EE.UU. el bochornoso “salvamento” a
empresarios ineptos e irresponsables por
parte de la dupla Bush-Obama, fruto del
trabajo de otros, traerá aparejada conse-
cuencias nefastas para la economía, lo
cual constituye un lamentable ejemplo
para el resto del mundo que ya bastantes
desatinos acomete a diario. El fascismo
abre las puertas para que el aparato es-
tatal administre el núcleo de los negocios
a través de confiscaciones de facto, natu-
ralmente con efectos devastadores sobre
los salarios e ingresos en términos reales
debido a la reducción en las tasas de ca-
pitalización, al tiempo que se desbarata
el sistema de precios que es la única guía
posible para asignar eficientemente los
siempre escaso recursos.
No es cuestión de adaptarse servilmente
a lo que viene ocurriendo sino de apuntar
a metas de excelencia con integridad y
coraje, a los efectos de contribuir a que se
revierta la situación. En esta línea de pen-
samiento es oportuna la cita del célebre
dilema que plantea Hamlet entre ser o
abdicar a la propia condición humana.“To
be or not to be: that is the question/ Whether
`tis nobler in the mind to suffer /The slings
and arrows of outrageous fortune/Or to take
arms against a sea of troubles/And by oppo-
sing end them”.
“El polígono de fuerzas”
Cuando la desesperanza es grande pare-
cería que todo está perdido, pero en modo
alguno es así: ningún esfuerzo se desper-
dicia, cada contribución produce su efec-
to. Cuando estudiábamos física en el co-
legio, nos enseñaban lo que se denomina
“el polígono de fuerzas”, al que podemos
imaginar, una piedra grande y muy pesa-
da movida dentro
de un galpón, y a
través de cuerdas
y roldanas, por
distintas personas
con distinta fuerza
ubicadas en dife-
rentes posiciones:
la piedra se despla-
zará según sea la
resultante neta de
fuerza (o quedará
inmóvil si las fuer-
zas respectivas se
neutralizan unas a
otras).
Lo mismo ocurre con las ideas, ninguna
se desperdicia, todas surten efecto. No
hay que dejarse abatir y, en cambio, pro-
ceder a clarificar los fundamentos de la
sociedad abierta que siempre produce re-
sultados, sea para mejorar o para no per-
mitir mayores empeoramientos respecto
de los que hubiera ocurrido de no ser
por el testimonio de marras. Entonces, el
éxito o el fracaso del fascismo en boga
dependen de nosotros.
Si observamos el mundo actual,
llegamos a la conclusión que el tan
denostado fascismo, paradójicamente,
es el sistema que en todos los órdenes
se aplica con más entusiasmo en el
llamado mundo libre.
S o c i e d a d
Página 38 EMPRESA Nº197
E m p r e s aE c o n o m í a
dinero y banca central en el mundo y en la argentina
martín lagos
Martín Lagos es licenciado en Economía (UCA). M.A. (candidate) in Economics (Columbia University). Eisenhower Fellow. Fundador, Consejero y Profesor de la Universidad del CEMA. Ex-Economista Jefe de FIEL y de BankBoston. Ex-Director Ejecutivo del Consejo Empresario Argentino. Ex-Vicepresidente del Banco Central y de Seguro de Depósitos S.A.Al presente artículo se le han omitido parte de sus citas.
Cada vez que se habla de inflación y de
bancos centrales es ineludible preguntarse
qué es y para qué sirve el dinero. Hay por
lo menos dos acepciones. Por un lado es
el nombre que reciben los “metros” que se
emplean para medir el valor de todas las
cosas, créditos y deudas1. De aquí la clási-
ca expresión “unidad de cuenta” y, en este
sentido, en la Argentina es dinero tanto
el peso como el dólar. Dinero es, por otro
lado, lo que se usa para cancelar pagos u
obligaciones (“medio de pago”), cosa que
habitualmente se hace con los billetes y
monedas en circulación y con los saldos en
las cuentas bancarias corrientes o a la vista.
La suma de estos dos conceptos compone lo
que habitualmente se denomina “M1”2.
El dinero fue inventado hace miles de años
(no menos de 5000). Para su uso, se emplea-
ron especies físicas de uso generalizado
(sal, cueros, telas, granos, etc.), por ser no
perecederas, por la facilidad de su fraccio-
namiento y por su alto valor por unidad de
peso; unos pocos metales preciosos –oro,
plata- se impusieron rápidamente sobre las
otras especies. Sin vacilar se puede afirmar
que se trató de un invento que liberó un
potencial material gigantesco, comparable
al de otros cruciales inventos de la humani-
dad, como el lenguaje y la rueda.
En el comercio o simple intercambio (ins-
trumento esencial para posibilitar la es-
pecialización productiva), la invención del
dinero (unidad de cuenta y medio de pago)
permitió superar las molestas, costosas e
ineficientes limitaciones propias del true-
que. Pero la contribución fue mayor en el
desarrollo del crédito y de las finanzas, es
decir, el mundo de las promesas de pago, y
en la calibración de inversiones en negocios
de largos períodos de maduración. Porque si
es difícil imaginar un desarrollo pujante del
comercio sin dinero, mucho más difícil (por
no decir imposible) es imaginar la existen-
cia amplia de préstamos y obligaciones en
ausencia de una unidad general de cuenta
para denominar sus valores.
Por otra parte, no es difícil entender por-
qué tanto para el comercio, como para las
finanzas y la inversión, es deseable contar
con “metros” o unidades de cuenta de valor
“El paso del dinero metálico al papel-moneda fue, en el mundo, un proceso traumático. Tras numerosas malas experiencias se llegó al papel-moneda convertible (en los siglos XVIII y XIX) y nuevamente a la inconvertibilidad (en el siglo XX), pero ahora con bancos centrales que -pese al blooper de 2007/2008- tienden a aprender de sus errores y a actuar con prudencia”, afirma Lagos.
Para el autor, la Argentina pasó varias veces de la convertibilidad a la inconvertibilidad, pero sin acertar aún a consolidar instituciones que le aseguren estabilidad monetaria. “El resultado es raquitismo financiero y carencia de crédito genuino”, señala quien fuera Vicepresidente del Banco Central de la República Argentina.
Otoño 2010 Página 39
relativamente estable. De hecho los metales
se impusieron sobre otras especies no solo
por las ventajas de uso mencionadas más
arriba, sino -y más que nada- por la esta-
bilidad de su valor en relación a las cosas,
estabilidad que tenía a su vez fundamento
en que la producción anual era pequeña en
relación a los stocks existentes.
La sustitución de los metales por dinero fiduciario
Una innovación trascendente de esta histo-
ria ocurrió unos 700 años a. C, cuando los
metales empleados como dinero comenza-
ron a ser “amonedados” . Entonces ya no fue
necesario pesar piezas metálicas en cada
transacción. Pero mucho más trascendente
fue la consolidación –entre los siglos XIII y
XIV (1200 y 1300) de nuestra era– del dine-
ro-crédito o dinero fiduciario como medio
de pago. Esta innovación surgió en el mun-
do de las instituciones dedicadas al negocio
del crédito y de las promesas de pago; es
decir, los bancos.
Obviamente bancos, banqueros, créditos,
deudas y obligaciones existieron desde mu-
cho antes, pero el uso como dinero-medio
de pago de ciertos instrumentos fiduciarios
o de crédito (billetes o certificados) emitidos
por instituciones bancarias, o de los saldos
en cuentas abiertas en los mismos bancos
(contra los que sus titulares podían librar
órdenes de pago, débitos, transferencias
y extracciones) tuvo amplitud (tanto en
Oriente como en Occidente) recién a fines
de siglo XIII, cuando la banca alcanzó ma-
durez y profesionalidad como sector o in-
dustria especializada .
En materia de estabilidad del valor del dine-
ro, la sustitución de los metales por dinero
fiduciario (billetes o cuentas) no fue fácil ni
careció de traumas. Durante los cuatrocien-
tos años que cubren los siglos XIV, XV, XVI
y XVII el mundo se debatió entre la practi-
cidad y potencialidad del dinero fiduciario/
bancario frente a. las vicisitudes y traumas
asociadas a él. Muchos de tales problemas
se originaron por habérsele otorgado (a es-
tas formas de dinero) el privilegio del “curso
legal” sin haber atendido la cuestión de su
cantidad3.
El surgimiento del patrón-oro
Sabido es que los bancos emiten su dinero
(fiduciario) no solo contra el depósito del
dinero (o especie) primario, sino también
-y mayormente- cuando otorgan créditos.
O sea, cuando le abren cuentas con saldo
acreedor (y eventualmente le entregan bi-
lletes) a personas que no han depositado
nada, pero que firman pagarés a favor del
banquero. Aprovechándose de la acepta-
ción que el dinero fiduciario (papel mone-
da) tenía debido al privilegio del “curso le-
gal”, muchos bancos –por ignorancia o por
angurria- emitieron sin prudencia, con la
obvia secuela de desvalorización, inflación
de precios y pérdidas tanto por los tenedo-
res, como para los acreedores de sumas de
dinero .
E c o n o m í a
Lagos: “La Argentina celebrará su bicentenario
sin un diagnóstico certero de la dinámica
de la inflación, negando el fenómeno y sin una
estrategia antiinflacionaria integral, con lo cual
nuestros mercados de financiamiento siguen
afectados de raquitismo y el crédito genuino a largo
plazo es una utopía”.
Página 40 EMPRESA Nº197
De esas fallidas experiencias surgió el
sistema del “patrón-oro”, consistente en
darle “curso legal” solo al dinero emiti-
do por ciertos bancos que aseguraran su
plena convertibilidad a metálico y a un
precio fijo. Esta exigencia puso límites a la
cantidad de dinero (billetes o cuentas) que
los bancos emisores podían crear. Cuan-
do hacia fines del siglo XVII estos bancos
(emisores de dinero
convertible de cur-
so legal) se hicieron
cargo, además, de
proveer liquidez
de última instan-
cia a otros bancos
comerciales de la
plaza que la requi-
rieran, se puede de-
cir que nacieron los
modernos bancos
“centrales”, aunque
esta denominación
no fuera empleada
sino hasta el siglo
XX4.
La escasez de dinero y la era de los bancos centrales
Los bancos de emisión sujetos a la convertibi-
lidad del patrón-oro constituyeron la solución
para el problema de sobre-emisión de dine-
ro, pero tras dos siglos (el XVIII y el XIX) de
historia exitosa el sistema debió enfrentar el
desafío opuesto: La escasez de dinero. El lento
crecimiento del stock de oro -o sea, aquello
que constituyó una clara ventaja en el mun-
do antiguo de moderado crecimiento y de
escasas transacciones- se transformó en un
problema a fines del siglo XIX y principios del
XX, cuando la primera ola globalizadora hizo
explotar el crecimiento del comercio y de las
finanzas internacionales. Ocurrió entonces
que la escasez de oro (y, por lo tanto, de dine-
ro bancario convertible) relativa al volumen y
valor de las transacciones sometió a muchas
economías a largas etapas de deflación en las
últimas décadas del siglo XIX.
La intensificación de los fenómenos de es-
casez de dinero y deflación en los países
que intentaron volver al patrón-oro tras la
Primera Guerra Mundial (década de l920) y
en escala catastrófica durante la gran crisis
de 1929-33, llevaron al abandono generali-
zado de la convertibilidad de las monedas
nacionales a metálico, abriéndose, ya en
pleno siglo XX, la era de los bancos cen-
trales como los conocemos hoy: regulan
la liquidez “primaria” (la base de dinero de
curso legal por ellos emitida5) y supervisan
los sistemas bancarios, emisores a su vez
de otros instrumentos de pago y de ahorro.
Las cantidades de estos stocks no están ya
limitadas por ningún patrón metálico, sino
fijadas a discreción y criterio de los bancos
centrales en atención al logro de los objeti-
vos que se les hubiesen fijado.
El aprendizaje de estos nuevos bancos centra-
les -los de dinero fiduciario puro- en materias
de política monetaria y bancaria fue lento y de
resultados variados, con desórdenes y errores
notables. Cabe mencionar las hiperinflacio-
nes sufridas entre 1921 y 1923 por Alemania
y la deflación que diez años más tarde sufrió
EE.UU.. También hay que mencionar las infla-
ciones posteriores a la Segunda Guerra Mun-
dial en casi todo el mundo, resultantes de creer
que la política monetaria era la panacea uni-
versal contra el desempleo, error que prevale-
ció hasta bien entrada la década de los setenta.
Un nuevo concepto: bancos centrales independientes
Se puede decir que recién después de 1980,
los bancos centrales tuvieron éxito en man-
tener monedas primarias de gran estabili-
dad. Bastante se avanzó también en la re-
gulación y supervisión de los instrumentos
monetarios creados por la banca comercial,
pero –tal como quedó demostrado en la ma-
yúscula crisis financiera de 2007/2008– ésta
sigue siendo una materia pendiente.
El aprendizaje debió también incluir la ma-
nera de conciliar el posible conflicto entre los
E c o n o m í a
El trauma de 2002 hace que la
percepción del riesgo, las expectativas
de inflación y los comportamientos
inflacionarios estén latentes en todos los
actores de la economía (empresarios,
consumidores, asalariados, ahorristas,
deudores y acreedores).
Otoño 2010 Página 41
objetivos e intereses generales a largo plazo
frente a los vaivenes electorales y la política
de partidos, lo que hizo nacer el concepto de
bancos centrales “independientes”, no para
que hagan lo que quieran, sino para que
puedan perseguir sus metas principales sin
interferencias de la política electoral.
En base a estas experiencias lo que se debe
decir hoy es que, más allá de su “indepen-
dencia” formal, los bancos centrales deben
ser ante todo prudentes y tener la estabili-
dad de la moneda y la solidez del sistema
bancario como misiones prioritarias. Los
bancos centrales pueden monitorear otras
variables (como el crecimiento y el empleo),
pero nunca deberían perder de vista sus
funciones primordiales. El riesgo de hacerlo
es terminar sin estabilidad y sin crecimien-
to (es decir, lo que vulgarmente se conoce
como “sin el pan y sin la torta”) .
¿y por casa…?
Como muchos otros países, el nuestro
comenzó con una historia monetaria tem-
pestuosa. Hacia fines del XIX, sin embargo,
mediante la creación de la Caja de Conver-
sión, la Argentina se incorporó al sistema de
patrón-oro y pasó a tener un “peso moneda
nacional” de gran estabilidad y prestigio . Si
bien la convertibilidad del papel a metal fue
suspendida al iniciarse la Primera Guerra
Mundial, la administración de la Caja de
Conversión fue lo suficientemente austera
como para que el peso conservara su esta-
bilidad, reputación y prestigio6. Estas carac-
terísticas no variaron pese al trascendental
cambio político ocurrido en 1916 con la lle-
gada al poder de la U.C.R. Ente 1927 y 1929,
hubo un breve regreso a la convertibilidad,
la que volvió a interrumpirse debido a la
crisis mundial iniciada en ese último año.
En 1935, siguiendo la tendencia mundial, la
Caja de Conversión y la superintendencia de
bancos –que hasta ese momento ejercía el
Banco de la Nación– se fundieron en el nue-
vo Banco Central, que se creó con capital y
directorio mixtos, e independiente del Poder
Ejecutivo. Si bien se aprovechó la oportunidad
para revaluar el oro (o sea, devaluar el peso
en términos de oro) y la convertibilidad a me-
tal ya no se restablecería, el valor del peso en
términos de “cosas” se mantuvo sumamente
estable, incluso durante los difíciles años de
la Segunda Guerra Mundial.
Inflación y políticas monetarias expansivas
La llegada del peronismo al poder alteraría
radicalmente esta historia. La endemia in-
flacionaria vivida por nuestro país a partir
de entonces tuvo siempre el correlato de
políticas monetarias expansivas o, como mí-
nimo, complacientes. Entre 1946 y 1955, esas
políticas resultaron de la heterodoxia de los
gobiernos de Perón, que llevaron a poner al
Banco Central al servicio de la financiación
monetaria a) de políticas fiscales muy ex-
pansivas y b) de importantes aumentos sala-
riales impulsados por el Gobierno.
E c o n o m í a
Más allá de su “independencia” formal,
los bancos centrales deben ser ante todo prudentes y tener la
estabilidad de la moneda y la solidez del sistema
bancario como misiones prioritarias.
Página 42 EMPRESA Nº197
Si bien los gobiernos
posteriores corri-
gieron los aspectos
más bizarros de la
política monetaria
del peronismo, no
lograron moderar
los desequilibrios
fiscales de manera
de eliminar –o por
lo menos, atenuar-
lo que se conoce
como “dominancia
fiscal sobre las polí-
ticas monetarias”, ni
disminuir el poder
que la legislación
laboral le había conferido a grandes gre-
mios y sindicatos de asalariados. Variados
comportamientos y mecanismos defensivos
introducidos en las décadas de 1960 y 1970
(tales como la indexación y la dolarización)
le dieron a la inflación una inercia propia,
adquiriendo un carácter cada vez más en-
démico, endógeno y una velocidad cada vez
mayor. Se llegó incluso a ver como el alza
de precios y salarios continuaba aún en
medio de recesiones profundas (fenómeno
conocido como stagflation).
La tablita cambiaria y el plan Austral
El período 1975-1990 se caracterizó por el
estancamiento material de la economía y
los variados intentos de estabilización, todos
con final infeliz. Los más serios y conoci-
dos fueron el plan de la “tablita cambiaria”
(1979-1980) y el plan “Austral” (1985-87). Las
elevadísimas inflaciones e hiperinflaciones de
estos años estuvieron asociadas con al menos
dos graves crisis políticas, habiéndose regis-
trado también varias crisis de pagos externos.
La magnitud numérica del agravamiento de
la inflación y la volatilidad de la situación
monetaria desde el fin de la Segunda Guerra
Mundial hasta comienzos de 1991, incluyen-
do las tres hiperinflaciones de 1989, 1990 y
1991, queda de manifiesto en la tabla adjunta.
La creciente inestabilidad monetaria argentina entre 1945 y 1990
La volatilidad del con-
texto monetario de
esos años (en particu-
lar, desde 1975) resultó
en una creciente y
amplia “dolarización”
espontánea o “de fac-
to” de la economía. La
desvalorización de la
moneda propia fue tan
prolongada, severa y
veloz, que pronto fue
perdiendo la funda-
mental función de ser
una unidad de cuenta
creíble. Como resulta-
do, ya en la década de
los sesenta, pero más
notablemente en los
setenta y en los ochen-
ta: a) Los portafolios de
inversiones de muchos
E c o n o m í a
PIB PER CÁPITAUSDólares constantes de Geary Khamis de (1990)
fechas dic.44 – dic.74 dic.74 – dic.88 dic.88 – mar.91
Longitud del período 30 años 14 años 2 años y 3 meses
Factor de multiplicación del Índice de Precios al Consumidor1
1.263 21.939.446 1.102
Tasa anual compuesta de inflación del IPC
26,9% 234,5% 2.149,1%
Tipo de cambio: Unidades de la moneda argentina histórica por dólar de los EE.UU.2
Comienzo del período 43 2.250 16.380.000,000
Fin del período 2.250 16.380.000.000 10.000.000.000.000
(1) Ratio entre los índices de precios al consumidor correspondientes al último y primer mes del período indicado.(2) El año 1970 atestiguó la primera eliminación de ceros de la moneda histórica de la Argentina, el “peso moneda nacional” En esa oportunidad se le quitaron dos dígitos. Otros cuatro ceros fueron eliminados en 1983, tres más en 1985 y los últimos cuatro en enero de 1992. Como resultado, el cuarto signo monetario creado en veintidós años era equivalente a diez millones de millones de la moneda que había prevalecido en la Argentina desde 1881 hasta 1970.(3) A fines de la década de 1940, el peso moneda nacional cotizaba casi a la par con el recién nacido Deutsche Mark, la moneda que nació a 4 unidades por dólar y que fue el símbolo de la estabilidad monetaria alemana hasta su reemplazo por el Euro.
Las sociedades, como los hombres, no
deben ignorar la responsabilidad de sus
propias acciones: los culpables últimos
fueron la política fiscal contemporánea,
que no tuvo la prudencia necesaria desde
el comienzo del plan, y el posterior fracaso
político del Presidente de la Rúa.
Otoño 2010 Página 43
argentinos comenzaron a incluir activos
externos –incluyendo dólares-billetes– en
proporciones crecientes y b) Un número
cada vez mayor de contratos a largo plazo
fueron incluyendo cláusulas “dólar” para
proteger los derechos de las partes acree-
doras de pagos en moneda. Como medio de
pago, la moneda nacional mantuvo su vi-
gencia para las transacciones de bajo valor,
pero el billete de 100 dólares de los EE.UU.
se hizo presente en muchos pagos de alto
valor y omnipresente en las transacciones
inmobiliarias.
La hiperinflación del 89 y la Ley de Convertibilidad
No fue este un proceso pacífico y sin so-
bresaltos. Durante las largas décadas de
alta, mega e hiperinflación, las autoridades
trataron de desalentar (a través de prohi-
biciones y controles) la compra-venta y el
atesoramiento de monedas extranjeras, su
utilización como medio de pago o su em-
pleo como denominador de activos, pasivos
y contratos. Pero la dura realidad fue for-
zando a los sucesivos gobiernos a legalizar
gradualmente o al menos “tolerar” tales
prácticas. Así, el fenómeno de la dolariza-
ción fue una mezcla de realidades “de facto”
y una legislación cambiante y adaptativa.
Tras la severa hiperinflación, que culminó
en julio de 1989 con la prematura renuncia
del Presidente Ricardo Alfonsín, se hizo evi-
dente que la Argentina no podría recuperar
ninguna medida de estabilidad de precios si
no adoptaba un régimen monetario excep-
cionalmente rígido y creíble7. Tras algunos
intentos fracasados ese año y el siguiente,
el 27 de marzo de 1991 el Congreso aprobó
la ley 23.928, conocida como “Ley de Con-
vertibilidad”, la cual, reconociendo todos los
antecedentes y realidades pre-existentes:
• Fijó la tasa de cambio entre la moneda ar-
gentina y el dólar de los EE.UU.
• Obligó al Banco Central a respaldar con
activos en dólares la totalidad de sus pasi-
vos monetarios en pesos .
• Prohibió -como medio para restablecer el
“nominalismo” monetario- la utilización
de cláusulas de ajuste de precios tipo “in-
dexación” o similares.
• A cambio de esa prohibición, otorgó a los
residentes el derecho pleno de denominar
créditos y contratos en moneda extranje-
ra, dándole a dichos créditos, obligaciones
y contratos un status legal idéntico al de
los denominados en moneda nacional8.
E c o n o m í a
La endemia inflacionaria vivida por nuestro país,
a partir de la llegada del peronismo al poder
tuvo siempre el correlato de políticas monetarias
expansivas o, como mínimo, complacientes.
notas(1) La palabra “cosas” se usa aquí en su más amplia acepción: Incluye todos y cada uno de los bienes y servicios que se transan en los mercados, la hora de trabajo de un asalariado, una hectárea de campo, un yacimiento de minerales, una maquina, etc. Las pa-labras “créditos” y “deudas” aluden, respectivamente, a los derechos de cobrar y a las obligaciones de pagar sumas de dinero.(2) Aunque circula entre millones de personas cuyas tenencias varían signifi-cativamente, la demanda agregada del stock M1 es relativamente estable. La gran mayoría de las reservas o ahorros en dinero no se materializan, sin embargo, en M1, sino en instrumentos como certificados de depósito, bonos, obligaciones, paga-rés, papeles comerciales, cuotas-partes, etc., la suma de cuyos valores excede largamente el stock M1 o dinero-medio de pago.(3) Se llama dinero de “curso legal” (en inglés legal tender) aquel al que un príncipe o estado soberano le ha otorgado poder anulatorio definiti-vo. O sea, el dinero cuya recepción obliga a la parte acreedora a dar carta de pago definitivo a la parte deudora u obligada.
Página 44 EMPRESA Nº197
Un año y medio después, el Congreso
completó el régimen monetario con una
nueva Carta Orgánica para el Banco Cen-
tral. Esta ley:
• Encomendó al Banco Central la preserva-
ción del valor de la moneda como su mi-
sión fundamental.
• Estableció que el Banco Central no reci-
biría instrucciones del Poder Ejecutivo
en materias de política monetaria y
cambiaria.
• Determinó que el gobierno del Banco
Central sería ejercido por un Directorio
cuyos miembros requerirían acuerdo
del Senado para su designación y solo
podrían ser removidos previa consulta
con una comisión de legisladores convo-
cada ad hoc.
• Fijó límites cuantitativos precisos tanto al
monto máximo (no podía exceder el 33%
de la base monetaria), como al crecimien-
to anual (no podía exceder el 10%) de la
tenencia de títulos públicos argentinos en
el activo del Banco Central.
El decenio de la convertibilidad dólar y su salida en 2002
El decenio de la convertibilidad-dólar (1991-
2001) y su abandono en 2002 son cercanos
y, por lo tanto, más conocidos. Ha habido
explicaciones atribuyendo el traumático
final de esta historia -que pudo haber sido
exitosa- a factores externos desfavorables9.
Pero las sociedades, como los hombres, no
deben ignorar la responsabilidad de sus pro-
pias acciones: los culpables últimos fueron
la política fiscal contemporánea, que no tuvo
la prudencia necesaria desde el comienzo
del plan, y el posterior fracaso político del
Presidente de la Rúa.
La salida de la convertibilidad en 2002 no
pudo haber sido más traumática e inefi-
ciente. Con el default de la deuda, una tan
monstruosa como innecesaria devaluación
(240%), el congelamiento de salarios y ju-
bilaciones, y tarifas, y la “pesificación” (asi-
métrica) de todos los créditos y deudas bajo
ley argentina, pareciera que el objetivo del
gobierno de Duhalde hubiera sido transferir
recursos al Estado, a los exportadores y a
las empresas en competencia con importa-
ciones y licuar salvajemente todas las obli-
gaciones financieras, sin reparar en costos y
en récords de recesión, desconfianza, ruptu-
ra de contratos, desempleo y pobreza. Pese
a lo cual todavía hay quienes afirman que
era “lo único que se podía hacer”.
El trauma de 2002 hace que la percepción
del riesgo, las expectativas de inflación y
los comportamientos inflacionarios estén
latentes en todos los actores de la econo-
mía (empresarios, consumidores, asala-
riados, ahorristas, deudores y acreedores).
Como además la estabilidad o la inflación
baja no han sido prioridades desde 2002,
no solo para el Banco Central (salvo du-
rante la presidencia de Prat Gay), sino para
el gobierno en su conjunto, la situación se
parece a jugar con fuego en medio de un
polvorín.
Más bien han prevalecido a) políticas que
desincentivan la inversión e incentivan el
consumo, b) actitudes pasivas frente al sin-
dicalismo militante (tanto en el sector pú-
blico, como privado), c) gravísimas trampas
y distorsiones en la construcción de los ín-
dices de precios oficiales y d) últimamente,
la vulneración abierta de la independencia
del Banco Central y su reemplazo por políti-
cas monetarias imprudentes.
En las puertas del Bicentenario
La Argentina celebrará su Bicentenario
sin un diagnóstico certero de la dinámica
de la inflación, negando el fenómeno y
sin una estrategia antiinflacionaria inte-
gral, con lo cual nuestros mercados de fi-
nanciamiento siguen afectados de raqui-
tismo y el crédito genuino a largo plazo
es una utopía. Nada de esto, sin embargo,
configura una condena eterna ni debe ser
permanente. Solo es cuestión de estudiar,
aprender y trabajar.
E c o n o m í a
notas(4) Las desventajas de un dinero que se aprecia sis-temáticamente (deflación) son simétricas a las de las monedas que se deprecian (inflación), con dos agra-vantes: 1) En situaciones de deflación, la escasa flexibilidad descendente de muchos precios (sobre todo de los salarios) se traduce en escenarios de recesión y subocupación y 2) La inexistencia de tasas de interés nominales negativas puede resultar en tasas reales muy elevadas.(5) Es lo que en la jerga se conoce como “dinero pri-mario” o “base monetaria”, o sea, el principal pasivo de los bancos centrales. (6) Esto prueba –con-trario sensu al caso de la Argentina en 2002– que es posible suspender la convertibilidad de una moneda fiduciaria sin que ello se traduzca en una grosera desvalorización de la misma. La convertibili-dad de la libra inglesa fue suspendida muchas veces y por largos años debido a la vigencia de estados de guerra, al cabo de los cuales se restablecía sin haberse alterado la tasa de cambio.(7) El tipo de cambio entre la moneda domés-tica (en aquel momento, el Austral) y el dólar se multiplicó por un factor de 38 en solo cinco meses.(8) Aunque la ley no otorgó curso legal a las monedas extranjeras, es-tableció en su Artículo 11 que los deudores obligados en especies o monedas extranjeras cancelaban sus obligaciones al venci-miento entregando las cantidades designadas de la especie.(9) Reducción de los flujos de capitales a economías emergentes después del colapso ruso de 1998, devaluación brasilera a principios de 1999, reva-luación del dólar y caída de precios de commodities y suba de la tasas de interés en los EE.UU. en el 2000.
Otoño 2010 Página 45
los nuevos desafíos de capacitación
tomás donovan
Para Donovan en las empresas modernas muchas veces los problemas de capacitación son inherentes a la cultura viva e informal de la organización y, por lo tanto, requieren de
mecanismos de contención alternativos que estén inmersos en esa misma lógica de trabajo. “El nuevo contexto, señala, demanda del sector de capacitación un aliado estratégico, antes
que un importador de recetas prefabricadas”.
Tomás Donovan es licenciado en Filosofía (Universidad del Salvador). Posgrado en Conducción de recursos humanos (UCA). Consultor en la firma Ingouville & Nelson. Socio de ACDE.
Existe una arraigada tendencia en el mundo
de la capacitación a buscar resolver desde
el afuera los problemas emergentes de las
organizaciones, importando conocimien-
tos y habilidades de acuerdo a la necesidad
diagnosticada. De allí que uno de los dilemas
nucleares de la educación empresaria sea la
transferencia de lo aprendido a la realidad
cotidiana.
Este concepto transversal en la tradición del
aprendizaje organizacional contiene como
supuesto la idea de que el conocimiento
es una especie de commodity o insumo pre-
fabricado que alimenta la organización
desde el exterior, procurando recomponer
el funcionamiento de un circuito deficiente.
A este esquema responde el clásico modelo
educativo escolar, según el cual el conoci-
miento es adquirido en el aula, para luego
ser puesto en práctica (en términos aristo-
télicos, actualizado) en el puesto de trabajo.
El análisis del comportamiento organizacional
El objetivo de este escrito es sugerir que el
contexto de negocios actual demanda del
sector de capacitación un enfoque distinto
y renovado, centrado en el análisis minucio-
so del comportamiento organizacional y no
tanto en la implementación efectiva de un
know how determinado.
En las empresas industriales tradicionales,
bastaba con incorporar periódicamente los
conocimientos técnicos necesarios para que
las personas supieran cómo realizar sus
tareas. Se trataba de desarrollar competen-
cias duras relacionadas con una función
operativa específica. Los ciclos de vida de
estos conocimientos eran extensos (en mer-
cados locales estables de baja competitivi-
dad y con menor nivel de obsolescencia de
productos y servicios), y las intervenciones
de actualización no eran disruptivas sino
más bien lineales, evolutivas. Frente a este
panorama, el recurso didáctico del aula
como nicho artificial de formación cumplía
con las demandas vigentes, ya que el cono-
cimiento técnico, tal como expresa Daniel
Goleman, es independiente del hábitat de
aplicación efectiva.
Poco a poco, con la eclosión de la revolución
digital y la globalización de mercados y cul-
turas; las circunstancias fueron cambiando,
y con ello las competencias requeridas para
mantener la competitividad. Sin embargo, los
enfoques educativos curiosamente permane-
cieron inmutables e indiferentes al paso del
tiempo. No se reemplazó, en líneas generales,
la metodología de aprendizaje basada en el
modelo escolar. Se insistió con un modelo tra-
dicional, aplicando las mismas herramientas
sobre una realidad que ya no era la misma.
Hoy vislumbramos los primeros efectos de
este desfase entre contexto y organización.
E m p r e s aE m p r e s a
Página 46 EMPRESA Nº197
Un aprendizaje más cerca de la práctica y más lejos del aula
La creciente prolife-
ración de programas
de jóvenes profesio-
nales como sistema
de formación de los
futuros líderes es
una clara señal de
que el aprendizaje
en las empresas
estará cada vez más
cerca de la práctica
y más lejos del aula.
Ahora bien: ¿Esto
significa que los
cursos de capacitación tradicionales se tor-
narán obsoletos o reemplazables? Definitiva-
mente no; simplemente se entenderá que ya
no alcanza con ellos para resolver los dilemas
de aprendizaje inaugurados por las empresas
del siglo XXI. En efecto, el gran problema no
reside en el modelo escolar en sí, sino en la
manera de utilizarlo en contextos empresa-
riales (en este sentido la obra de Ernesto Gore
resulta esclarecedora).
Muchas veces nos conformamos con di-
señar un calendario de capacitaciones de
impecable calidad en contenidos, pero no
trabajamos orgánicamente en la articula-
ción de estas actividades con aspectos más
informales del aprendizaje organizacional.
La consecuencia de estas intervenciones
aisladas es una política basada en “apagar
incendios”, cumpliendo con el rol formal
del sector, pero sin gestar circuitos y me-
canismos de aprendizaje que respondan a
las problemáticas de fondo. Las estadísticas
reflejan que estas intervenciones educati-
vas aisladas suelen atacar los síntomas del
problema detectado, pero no el origen, la
génesis del mismo. En este sentido suelen
provocar efectos espasmódicos, es decir, de
alto impacto emocional, pero también de
corta vigencia real en el tiempo.
Aprender a distinguir síntomas de causas
Aclaremos esto con un ejemplo sencillo: un
departamento de capacitación detecta una
falla de comunicación entre dos sectores
que interactúan de manera permanente.
De inmediato, reconocen el tipo de nece-
sidad de aprendizaje y contratan un taller
de comunicación efectiva para mejorar las
habilidades y conocimientos técnicos de los
actores y equipos involucrados. En líneas
generales, parece ser un procedimiento pro-
lijo y legalizado por una necesidad real de
la línea.
Sin embargo, la experiencia muestra que en
muchos casos, como éste, lo que termina
sucediendo es que los meses pasan y el pro-
blema persiste, independientemente de la ca-
lidad de los cursos impartidos. Esto responde
a que con frecuencia no advertimos que los
síntomas (en este caso, “problemas de comu-
nicación”) no reflejan la realidad profunda del
problema, por ejemplo: malas relaciones in-
terpersonales entre las gerencias, problemas
de confianza, encrucijadas de poder, asuntos
y personajes “intocables” involucrados, etc.
En otras palabras, así como a través de un do-
lor de cabeza un médico puede descubrir una
enfermedad latente, nosotros debemos apren-
der a distinguir síntomas de causas, para
tomar medidas efectivas que respondan al
verdadero origen del problema. Ciertamente,
¿Qué pasaría si el médico planeara su inter-
vención en base a los síntomas en lugar de las
causas? Muchas veces en el campo del apren-
dizaje organizacional trabajamos arduamente
resolviendo síntomas, y terminamos recetan-
do aspirinas para combatir una pulmonía.
El desafío de innovar y pensar sobre el proceso de aprendizaje mismo
Ahora bien, lo cierto es que las causas intrínse-
cas suelen requerir intervenciones más sofisti-
cadas, basadas en un conocimiento dinámico
y sistémico del comportamiento organizacio-
nal. Ya no alcanza con importar soluciones
Donovan: “El Área de Capacitación deberá
asegurar la calidad de los circuitos de generación
y divulgación del conocimiento, y no tanto “comprar” conocimientos
enlatados”.
E m p r e s aE m p r e s a
Otoño 2010 Página 47
predeterminadas desde el exterior. El contexto
organizacional no es pasivo ni neutral frente al
aprendizaje, sino que lo constituye.
En las empresas modernas, muchas veces
los problemas de capacitación son inheren-
tes a la cultura viva e informal de la organi-
zación, y por lo tanto requieren de mecanis-
mos de contención alternativos que estén
inmersos en esa misma lógica de trabajo.
Lanza del Vasto, célebre pensador francés
del siglo XX escribe: El extranjero recluido
en la fiambrera de su casco colonial no
podrá nunca conocer a los indios: puede
quedar allí treinta años para gobernar o tra-
ficar, pero aunque sea un observador sagaz,
partirá sin conocerlos, por la sencilla razón
de que no le habrá sido dado verlos.
Las conocidas rutinas defensivas son un
claro ejemplo de cómo en las empresas
contemporáneas muchos problemas de
aprendizaje se encuentran inmiscuidos,
infiltrados en la misma cultura organizacio-
nal, como elementos orgánicos y constitu-
tivos del tejido empresarial informal. No se
trata de cuestiones enlatadas, clasificables,
que puedan ser separadas del contexto que
las gestó y fertilizadas con soluciones im-
plantadas desde el exterior. Es por ello que
requieren intervenciones que nazcan del
mismo ecosistema organizacional e invo-
lucren, a largo plazo, a los afectados como
protagonistas y gestores del cambio.
El contexto de negocios y la naturaleza de
las empresas se han complejizado y cada
componente organizacional ha tenido que
mutar y reinventarse para responder con
éxito a los nuevos desafíos. El ámbito del
aprendizaje organizacional no es la ex-
cepción. Los problemas se han vuelto más
intricados y difíciles de descifrar. Ya no
alcanza con contar con los mejores espe-
cialistas y consultores externos; tampoco
con detectar correctamente las necesidades
de aprendizaje. Hace falta innovar y pensar
sobre el proceso del aprendizaje mismo,
antes que sobre contenidos específicos a
implementar.
En este aspecto cobra vigencia la distinción
elaborada por Argyris y Schon entre apren-
dizaje simple (adquisición de un saber es-
pecífico) y doble (reflexión sobre el propio
proceso de aprendizaje). Se vislumbran, pues,
demandas más sofisticadas vinculadas con la
gestión interna del conocimiento por parte de
las áreas de capacitación. Su función deberá
ser más estratégica y menos operativa. En este
sentido el área actuará más como facilitadora
del aprendizaje que
como proveedora del
mismo (ya que en la
era del conocimiento
éste no es un insumo
estático y transpor-
table, sino más bien
una construcción di-
námica e interactiva).
Deberá asegurar la
calidad de los circui-
tos de generación y
divulgación del cono-
cimiento, y no tanto
“comprar” conoci-
mientos enlatados.
Así como la mayéutica socrática suponía
ayudar al otro a que construya su propio co-
nocimiento (y no implantarle un saber exter-
no), el nuevo contexto demanda del sector de
capacitación un aliado estratégico antes que
un importador de recetas prefabricadas. Una
tarea crucial será definir cómo innovar en
la implementación efectiva de estas nuevas
funciones para transformarlas en herramien-
tas y procedimientos concretos que impacten
sobre las nuevas prioridades del aprendizaje
organizacional. Muchas empresas ya aplican
con solvencia este tipo de prácticas.
Lanza del Vasto sabiamente reconoció la
imposibilidad de comprender una cultura
compleja como la hindú desde afuera, con
categorías mentales ajenas a dicho paradig-
ma. Resulta de vital importancia asimilar
esta verdad en el ámbito del management,
a la hora de implementar acciones coheren-
tes con la lógica de un contexto ecléctico e
imprevisible.
La creciente proliferación de programas
de jóvenes profesionales como sistema
de formación de los futuros líderes es
una clara señal de que el aprendizaje en
las empresas estará cada vez más cerca
de la práctica y más lejos del aula.
E m p r e s aE m p r e s a
Página 48 EMPRESA Nº197
E m p r e s aE d u c a c i ó n
universidad para todos. ni en cien años
Carlos Javier regazzoni
Carlos Javier Regazzoni es doctor en Medicina (Universidad de Buenos Aires). Ex Subsecretario de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Autor de la misión política de la universidad, Editorial Céfiro (2009).
Al ritmo de los últimos setenta años, recién
en el 2090 el 40% de los alumnos que ingre-
sen en nuestro sistema educativo comple-
tará sus estudios con un título terciario o
universitario. Y habrá que esperar al 2060
para que el 97% de los alumnos complete,
al menos, la escuela secundaria.
Por contraparte, actualmente, en Grecia, Co-
rea, Irlanda o Dinamarca más del 90% de los
alumnos se gradúa del colegio secundario. Y el
40% de los alumnos que entra a primer grado
en Australia, Dinamarca, Finlandia, Islandia,
Nueva Zelanda o Polonia termina obteniendo
un título universitario tradicional. De esta
manera, la Argentina lleva sesenta años de re-
traso de inclusión en la educación secundaria
y no menos de cien en la terciaria.
La inclusión educativa en números
En el censo 2001, la población se dividía de
acuerdo con el máximo nivel educativo alcan-
zado según edades. Así es posible retrotraerse
a la década en la cual un grupo entre los 10
y 20 años se situaba en el momento central
de su educación. Por ejemplo, quienes al mo-
mento del Censo 2001 tenían entre 40 a 50
años estudiaron en su mayoría en la década
de los setenta. De esta forma el máximo nivel
educativo alcanzado por dicho grupo expre-
sa la inclusión educativa de aquella década.
Según este análisis, la cantidad de alumnos
que completa un secundario o un terciario
aumentó muy lentamente en los últimos se-
tenta años de educación argentina, y las ten-
dencias no son alentadoras.
En las últimas cinco décadas hemos aumen-
tado un 7% promedio por año la proporción
de personas que terminan su formación con
al menos un título secundario o superior. Del
grupo que completó sus estudios en la década
de los noventa, más de la mitad (52%) tiene
menos que secundario completo. Esto signifi-
ca que para tener el 100% de la población con
secundario completo habría que esperar, al
ritmo actual, 60 a 70 años más.
La educación superior avanza mucho más
lentamente aun. Solo 6 de cada 100 personas
que entran en el sistema escolar termina
consiguiendo un título universitario. Esto es
así desde hace cuarenta años. No importa que
se haya comenzado a estudiar en la década
de los 60, 70, 80, ó 90, únicamente el 6 o el 7%
acaba obteniendo un título universitario. A
este ritmo, recién dentro de un siglo alcanza-
remos la situación actual de un niño europeo.
Entre 1980 y 1993, la proporción de la po-
blación económicamente activa (PEA) con
instrucción terciaria aumentó a razón de
menos de 1% por año. Recientemente (2001-
2005), la proporción de universitarios en la
población general no aumentó nada, a pe-
sar de constatarse sí, un modesto aumento
de su número absoluto. Esto significa que la
velocidad de inclusión terciaria se ha dete-
nido. Además el problema muestra segre-
gación social. Sólo el 3% de los adultos más
pobres y en edad laboral tiene un terciario,
contra el 11% de los no pobres.
La universidad, una mirada cualitativa
Pero al problema cuantitativo debemos agre-
garle una consideración cualitativa. En medi-
cina, por ejemplo, Argentina no aumenta su
Otoño 2010 Página 49
producción científica desde 1999, mientras
que Brasil va por su segunda duplicación des-
de 1992. En Física denuncian tendencias si-
milares. Además, seguimos sin sorprendernos
porque de cada 10 personas que ingresan a la
universidad solo 2 se diploman.
La Argentina enfrenta una tarea extraordi-
naria en materia de inclusión universitaria.
Pero sólo con esta perspectiva temporal es
posible apreciar el desafío en toda su di-
mensión. Para reducir la brecha educativa
con el primer mundo habría que multiplicar
por tres o cuatro la cantidad de alumnos
que terminen con un título terciario, y esto
en los próximos diez años. Me pregunto,
entonces, si con el desempeño que llevamos
en lo que va del nuevo siglo o el persisten-
te desequilibrio en la elección de carreras
terciarias, literalmente huyendo de las in-
genierías, esta empresa es posible. ¿Sirve el
paradigma actual? ¿Cómo funcionará la ley
de educación frente a escuelas secundarias
que se dan el lujo de “voltear” rectores?
Se podrá objetar que hay que insistir en los
niveles iniciales, y que luego el sistema irá
presionando hacia arriba. Pero esto parece
falso. Primero, porque ha ocurrido que la
tasa de crecimiento de los títulos secunda-
rios ha sido mucho mayor que la terciaria,
lo que invalida la hipótesis. Más gente con
secundario no garantiza mayor inclusión
universitaria. Además, la tasa de fracaso de
los universitarios se origina mayoritaria-
mente en un secundario mediocre. Resulta
difícil creer, por otro lado, que un sistema
educativo funcione bien si le falta su pa-
radigma. Y la gran aventura humana de la
ciencia articula las instancias anteriores,
por definición “preparatorias”. Luego sin
foco en la excelencia de la universidad, fal-
ta orientación a la educación toda. Tal como
vamos el sistema carece de motivación. Y
esto lesiona, incluso, nuestra democracia;
porque falta “el hábito de vivir de la inte-
ligencia” como escribiera Ortega hace cien
años. Parece igual de dudosa cualquier sa-
lida a nuestros problemas de desarrollo, de
no ponerse el acento en la educación supe-
rior. No es casual, entonces, la coincidencia
de fracaso institucional, estancamiento eco-
nómico y la falta de inclusión universitaria.
Se impone un cambio de paradigma.
E d u c a c i ó n
Parece igual de dudosa cualquier salida a
nuestros problemas de desarrollo, de no ponerse el acento en la educación
superior. No es casual, entonces, la coincidencia de fracaso institucional,
estancamiento económico y la falta de inclusión
universitaria. Se impone un cambio de paradigma.
Página 50 EMPRESA Nº197
Desde España
Maldito regalo envenenado con el que
algunos jefes encadenan a sus subordina-
dos. Me refiero a esos teléfonos galácticos
que no sólo sirven para mantener una
conversación sino para recibir, sin freno,
correos electrónicos, informes, presenta-
ciones…
Es cierto que el aparatito de marras ofre-
ce cierta distinción, que quien lo porta
puede presumir de no ser un mileurista
(en principio), pero demoníacas las ca-
denas que se amarran al cuello de quien
lo porta. Porque las empresas saben que
el dichoso presente –muy caro, muy mo-
derno, muy singular- favorece un control
férreo sobre la libertad del empleado una
vez éste se marcha a casa (casi siempre
mucho después de la hora que en con-
trato le corresponde) y, sobre todo, desde
que da comienzo el fin de semana.
Miguel Aranguren
Escritor y artista plástico español. Colaborador para El Mundo, Telva,
el Correo y Alba, entre otros medios europeos. La hija del Ministro es su reciente y última novela publicada.
www.miguelaranguren.com.
Otoño 2010 Página 51
El regalo vilUno de estos modernos condenados a ga-
leras me explicaba que había firmado un
añadido a su contrato laboral, un com-
promiso de “máxima disposición” que au-
mentaba su sueldo e iba acompañado por
el teléfono sideral. De hecho, a lo largo
de nuestro almuerzo aquella pantalla no
cejó de anunciar una cascada de e-mails
que impedían el normal desarrollo de
una comida entre amigos.
La “máxima disposición” incluye, por su-
puesto, la obligatoriedad de ser localizado
las veinticuatro horas del día, incluidos los
momentos de descanso, así como que la
oficina sea prioritaria a las necesidades fa-
miliares. Es decir, que si uno se encuentra
abrazado a su santa esposa y suena el apa-
ratito, ¡hay que contestar inmediatamente!
O, que si por fin llega el momento de dedi-
car un rato de exclusividad a los hijos, el
teléfono galáctico se encarga de poner las
cosas en su sitio y recordarnos a quién he-
mos vendido el alma.
En la vida familiar no hay nada más da-
ñino que la infidelidad, que los “cuernos”.
Ahora, este tipo de traiciones no solo tie-
nen que ver con camas ajenas sino que
pueden fraguarse con la tecnología, es
decir, con la tecnología puntera unida al
trabajo, lo que todavía es peor.
Tenemos que encontrar la manera de de-
nunciar a todos aquellos jefes que come-
ten la vileza de colarse en la intimidad de
un matrimonio.
Página 52 EMPRESA Nº197
grupo Joven. testigo de su historia
david bertagni
David Bertagni es Licenciado en Administración (Universidad Católica Argentina). Director Comercial de Enrique R. Zeni y Cía.. Profesor de la Universidad de San Andrés y de la Universidad Católica Argentina. Miembro de la Mesa Directiva de ACDE.
1972:”Nace el Grupo Joven de ACDE”
Corría el año 1972 y el Ing. Jorge Aceiro era
el Presidente de ACDE. Yo tenía 24 años,
había egresado como Licenciado en Ad-
ministración de la Universidad Católica
Argentina y me desempeñaba como joven
profesional en Witcel S.A., empresa en la
que Jorge era el gerente general.
En ese año también se celebraba el XIV
Congreso Mundial de Uniapac en Buenos
Aires, que fue una motivación importante
para acercarme a la Asociación. Al termi-
nar el encuentro, Jorge me incentivó a que
creara el Grupo Joven de ACDE. La razón era
muy valedera: la conducción de ACDE veía
con preocupación la falta de gente joven en
la institución, lo que a largo plazo repercu-
tiría en la continuidad de la misma.
El gapp generacional con aquellos que, con
Enrique Shaw a la cabeza, la habían fundado
era de más de 20 años, y entre los que re-
cuerdo estaban Manuel Crespo, Jorge Aceiro,
Javier Gamboa, Emilio Van Peborgh, Carlos
Dietl, Carlos Pollitzer, Hernando Campos
Menéndez, Patricio Zavalía, Lagos, Francisco
Castro, Carlos Llorente, Manuel Aduriz, Luis
J. Bameule, Gastón Bordelois, Abdón Lizaso,
Jaime Peña y muchos otros provenientes de
la Acción Católica Argentina e importantes
representaciones del empresariado industrial,
comercial y agropecuario de nuestro país.
Así como la Acción Católica fue el semillero de
los fundadores de ACDE, en el Grupo Joven lo
fue la Universidad Católica Argentina (UCA),
de la cual muchos de nosotros proveníamos.
Jóvenes formados en la Doctrina Social Cristia-
na con el deseo de llevarla a la práctica en las
empresas al salir a la vida laboral. En la forma-
ción original de aquel grupo estábamos Héctor
Castro Nadal, Luis M. Bameule, Zarantonello,
Ignacio Mendiguren, Jorge Matheu, Eugenio
Borras, Fernando Freixas. De allí surgirían años
E m p r e s atestimonios
Otoño 2010 Página 53
después un par socios que fueron Presidentes
de ACDE (Bameule y Matheu).
Hubo dos factores muy importantes para el
desarrollo en el primer año del Grupo Joven:
por un lado el apoyo incondicional de la
conducción y por el otro, el de nuestro ase-
sor espiritual, el Padre Manuel Moledo, y el
del Secretario General, Américo Monterroso.
Era tal el lugar que nos dieron los adultos
que con nuestro empuje y cierta muestra
de soberbia de juventud un día, alguno de
nosotros nos animamos a presentar a la
Mesa un planteo de ciertos temas que no
compartíamos. En otra ocasión, propusimos
jugar un partido de fútbol con los integran-
tes del Consejo, y la respuesta cariñosa que
nos dio Luis J. Bameule, entonces Presidente
de ACDE, fue que si lo hacíamos los únicos
que se iban a divertir seríamos nosotros…
Siempre se han destacado personas que
han tenido una mayor afinidad con los jóve-
nes, y en aquel grupo de adultos (para que
ahora no nos llamen “viejos”) no faltaron las
excepciones por su permanente prédica y
entusiasmo. Ellos fueron “Mito” Van Peborgh
y Hernando Campos Menéndez, quienes
siempre nos insuflaban fuerza para hacer
más cosas.
Mantener el Grupo en actividad no fue ta-
rea fácil. Lograr quórum en las reuniones
de organización era difícil y más de una
vez estuve a punto de abandonar. Recuerdo
como si fuera hoy, un día que apoyado en
el volante de mi viejo Citroen 2CV, me pre-
guntaba si ir o no a la reunión, pero seguí
adelante porque sabía que Moledo y Monte-
rroso nos esperaban en ACDE.
La amistad y la formación profesional y humana
Muchos de los jóvenes actuales querrán sa-
ber que me dio ACDE a lo largo de estos 38
años de trabajo y compromiso. Les diría que
lo primero, y muy valioso, fue amigos para
toda la vida. Pero
así también forma-
ción de dos grandes
maestros: el Padre
Manuel Moledo y el
Padre Rafael Braun,
que me permitieron
participar del inter-
cambio de opinio-
nes y experiencias
empresariales, a
las que no hubiera
tenido acceso de
otra manera, sobre
como humanizar
más la empresa, en
un ámbito especial-
mente agradable
y de gran respeto,
donde las ideas se lograban por consenso;
tema que para muchos que estamos acos-
tumbrados a conducir nos era difícil, aquí
éramos y somos pares.
También me dio relaciones profesionales,
al punto que varios de los trabajos que he
ejercido en mi vida también fueron ofertas
de mis amigos de ACDE.
Hoy cuando veo a los jóvenes acompa-
ñándonos en la Mesa Directiva, percibo
aquel sueño cumplido. Mi espíritu se
reconforta, como sucedió el año pasado
cuando participé en la Jornada Anual del
Grupo Joven en el IAE. Ese sábado volví a
mi casa contento porque ACDE tiene en
la actualidad una juventud pensante que
está llamada a ejercer un importante li-
derazgo en las empresas.
En un momento difícil para la Nación, que
una institución como ACDE tenga asegu-
rado sus cuadros de reemplazos futuros
es importantísimo. Y si bien los estilos
pueden haber cambiado, adecuándose a
las nuevas realidades, el espíritu siguió
intacto, trasmitiéndose de generación en
generación. Lo puedo decir con la única
autoridad de haber sido testigo de los últi-
mos 38 años de su historia.
testimonios
Bertagni: “En un momento difícil para la Nación,
que una institución como ACDE tenga
asegurado sus cuadros de reemplazos futuros es
importantísimo”.
Página 54 EMPRESA Nº197
Cincuentenario de aCdE bahía blanca
Ernesto a. Castagnet
Presidente ACDE BAHIA BLANCA. Extracto del discurso realizado en los festejos por el cincuentenario.
Presidir una Institución en su Cincuentena-
rio es una gran responsabilidad. ACDE Bahía
Blanca, como toda Institución con 50 años de
historia, ha vivido los vaivenes de su ciudad,
Bahía Blanca, su región, y del país en general.
A lo largo de su trayectoria, ha atravesado
diferentes etapas, alcanzando el reconoci-
miento público, afirmando su papel dentro
del mundo empresario y exponiendo cohe-
rentemente su doctrina. Pero la visión que
tuvieron sus fundadores aún
perdura, y por ellos y nuestro
futuro es que queremos con-
tarle esta historia…
Era el 15 de agosto de 1959,
y un grupo de empresarios,
algunos ya reconocidos en Ba-
hía Blanca y su zona, y otros
aún muy jóvenes, fundan la
Asociación Cristiana de Di-
rigentes de Empresa (ACDE)
de Bahía Blanca. Lo hacen
en base a los contactos que
ya algunos de ellos tenían con la Asociación
Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE)
Buenos Aires, que había sido fundada en
1952, siete años antes, por el impulso de ese
gran empresario que fue Enrique Shaw bajo
la guía espiritual de Monseñor Manuel Mole-
do, que fuera el Asesor de ACDE Buenos Aires
desde 1952 hasta su fallecimiento en 1988.
Durante los primeros veinte años, las re-
uniones se realizaban en la casa de quien
al momento ejercía la Presidencia. Recién
en 1981 se compra la sede propia. Años des-
pués Acde Bahía Blanca es reconocida como
Asociación Civil con Personería Jurídica.
Para sus treinta años de trayectoria, contá-
bamos ya con más de 100 socios, en su ma-
yoría pertenecientes a las ciudades de Bahía
Blanca, Punta Alta y la zona de influencia.
Los Seminarios y las Cenas Foros de ACDE
BAHIA BLANCA han hecho historia. Facili-
tando al socio un contacto directo con las
variadas realidades locales y regionales.
E m p r e s ainstitucional
Otoño 2010 Página 55
Capítulo aparte merece la creación, por parte
de socios de ACDE, de la Fundación para Estu-
dios de la Empresa (FEDE), con sede en el local
de nuestra Institución. El objetivo de la Funda-
ción es el de promover y coadyuvar todas las
actividades educativas, científicas, tecnológicas
y culturales que contribuyan al desarrollo de la
empresa en Bahía Blanca. ACDE Bahía Blanca
encontró un gran soporte en la Fundación a la
hora de realizar Seminarios y Cenas Foros.
No conocer nuestra historia sería olvidarnos
de todas aquellas personas que dedicaron
gran parte de su vida a insertar, en nuestra
realidad local y regional, el sentido cristiano
del respeto y la participación de nuestros
principios y valores, haciendo visible que la
“Responsabilidad Social Empresaria” (RSE) va
mas allá de los mínimos que la Ley imponga,
y que es vocación de todo empresario cristia-
no transmitir y vivir este sentimiento en cual-
quier situación en que se encuentre.
institucional
Integrantes de la Federación ACDE
Argentina en Bahia Blanca
Carlos Pagni, Vicente Massot, Luis M. Bameule,
Carlos Spinelli, Gustavo Grobocopatel y Ernesto
Castagnet
Página 56 EMPRESA Nº197
familia y Empresa
protagonistas sociales
maría amalia Caballero
María Amalia Caballero es Doctora en Comunicación Pública por la Universidad de Navarra. MA por la Universidad de Navarra. Directora Ejecutiva de Sembrar Valores Asociación Civil. Integró el grupo fundador de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral donde fue Secretaria Académica. Integró el grupo creador y fue directora del Máster en Comunicación Institucional de UADEBS, donde es profesora de Comunicación Corporativa.
Por mi situación laboral, estoy en contacto
permanente con directores de Recursos
Humanos, mujeres profesionales, mujeres
empresarias, mujeres emprendedoras, res-
ponsables de comunicación en las empre-
sas y organizaciones; y estos encuentros
me permiten aprender mucho de nuestra
realidad. Sin llegar a sistematizarlo como
un estudio de campo, me atrevo a sacar al-
gunas conclusiones.
A través de estos intercambios puedo com-
probar que, aunque sea muy lentamente,
van llegando a nuestras organizaciones
buenas ideas respecto de la necesidad de
integrar a la familia como stake holder de
la compañía. Hay quienes, tímidamente,
comienzan a convocar a los hijos para que
compartan una jornada y conozcan el lugar
de trabajo de sus padres, también se am-
plían los días de licencia por maternidad.
Algunos papás son más concientes de su
rol irremplazable respecto de los hijos y van
comprendiendo por qué conviene que lle-
guen temprano a casa y concurran a algu-
nas reuniones en el colegio, y cuentan con
la aceptación de la empresa.
Empezamos a transitar un camino largo
que en ciertos países está más desarrollado
y que en otros, se ignora por completo. En
nuestra despoblada patria, todo esfuerzo
que potencie los vínculos familiares y favo-
rezca su desarrollo será una contribución a
la persona, a la institución familiar, que es
base de la sociedad y, por lo mismo, al país
y al mundo.
No se trata de sentirnos héroes, pero sí de
ser conscientes de que estamos acercando a
la sociedad lo que ella requiere para crecer
sana y vigorosa.
Vínculos
El ser humano necesita vínculos estables,
contención, afecto. Ese cariño que se mani-
fiesta en que ni el cónyuge ni el hijo son un
objeto ni, mucho menos, un rehén. El hijo
es una vida humana que elegimos traer a
este mundo, no como un derecho sino como
un regalo que implica deberes. El afecto les
es “debido” y ellos tienen derecho a exigir-
lo, porque sin él no pueden desarrollarse.
El cariño se manifiesta en el esfuerzo para
brindarles el sostén material, en compartir
tiempos de calidad, en que se sientan in-
condicionalmente amados y en poner lími-
tes que expresan ese amor.
Prepararnos para el desafío de formar una
familia exige, al menos, tanta seriedad y
profundidad como la que ponemos para
preparar la carrera profesional, porque una
y otra se entrelazan en nuestra trayectoria
de vida y se proyectan socialmente.
Recientemente, decíamos, algunas organiza-
ciones privadas dan sus primeros pasos hacia
un concepto de Empresas Familiarmente Res-
ponsables. Puesto que nada de lo que pasa
en nuestro país ocurriría sin la colaboración,
para bien o para mal, de las empresas, es
urgente su compromiso con las familias para
facilitar que todos tengan espacio para el
desarrollo de una vida familiar sana. Por esto,
bienvenidas sean esas políticas e iniciativas
que incluyen desde guarderías y capacitación
hasta el apoyo como anunciantes a medios
de comunicación y, en general, a espacios en
los medios en que estos valores de familia
sean promovidos.
También los medios de comunicación tene-
mos la responsabilidad respecto de los men-
E m p r e s aref lexiones
Otoño 2010 Página 57
ref lexiones
sajes e imágenes que emitimos para cuidar a
los niños y fortalecer la familia que importa,
la que contiene, protege y educa.
Empezar el cambio
Es urgente pensar en el largo plazo y tomar
conciencia del capital nacional que repre-
senta la familia. Bernardo Kliksberg, desde
su posición de economista y experto en las
Naciones Unidas, lo demuestra con núme-
ros y estadísticas impactantes; sin embar-
go, como cada persona vale, cada familia
suma para empezar el cambio.
Si ese pequeño movimiento que empieza a
notarse en las empresas se traslada al sec-
tor público, podrá generarse un contexto en
el cual las leyes promuevan y favorezcan
la formación y estabilidad de la familia, la
atención, la educación y el cuidado de los
hijos. No vemos que sea este el ánimo le-
gislativo. Pretender homologar las uniones
civiles a los matrimonios es desbaratar los
cimientos sociales, así como despenalizar
la droga apunta directamente a destruir
a nuestros jóvenes. Es verdad, ninguna de
las dos propuestas será obligatoria, pero
estarán instalando un modelo que en nada
contribuye a la educación y promoción de
los valores que reclama nuestra sociedad.
Por eso, como ciudadanos, estamos en la
posición óptima para exigir que se tome
la delantera, en la defensa y promoción
de nuestro capital más poderoso: nuestras
familias, que está arraigado en los sectores
más variados de nuestra sociedad, distribui-
do de norte a sur del país.
La familia no es sólo un nido, es una pla-
taforma de lanzamiento, es el bagaje que
llevamos cada uno y que llevan los hijos
a su estudio, su trabajo, su acción social y
cívica. Queda en manos de todos los actores
públicos y privados del país, la decisión de
enfocar esfuerzos que favorezcan familias
sólidas. Desde ellas, será más realista pen-
sar en un cambio social.
Caballero: “El cariño a los hijos se manifiesta en el esfuerzo para brindarles
el sostén material, en compartir tiempos de
calidad, en que se sientan incondicionalmente
amados y en poner límites que expresan ese amor.”
del archivo
mons. manuel moledo
temas de reflexión para empresariosConsidero que ACDE en los últimos tiempos ha venido destacando y haciendo suya la responsabilidad que le toca al empresario en la sociedad argentina, como así también qué condiciones deben imperar para que esa responsabilidad tenga su cabal cumplimiento.
El contexto parece no alcanzar la madurez que todos anhelamos. Somos protagonistas, no espectadores, pero la actual coyuntura no parece ofrecernos el camino que todos deseamos transitar, como nos señalaran nuestros Obispos -no hace tanto tiempo- en el documento más que bien titulado “Queremos ser Nación”.
Hace más de treinta años, el Padre Moledo nos decía que hay que buscar momentos de reflexión, sobre todo cuando cierto grado de incertidumbre nos deja cada vez menos tiempo para el verdadero reposo y descanso del espíritu.
Elaboró esta reflexión en un artículo que se publicó en EMPRESA* en abril de 1977: “Tema de reflexión para empresarios”; el que hoy reproducimos.
Detengámonos un momento en su lectura; la misma será de gran ayuda.
RETIRéMONOS AL DESIERTO
En un momento dado Cristo vio a sus colaboradores y amigos en estado de excitación, entusiasmados por su palabra, su testimonio y los hechos. En esa si-tuación los llamó y les dijo: “Venid conmigo a un lugar apartado y descansad un poco” (Mt. 6,31).
Precisamente la reflexión tiene por objeto retirarnos para descansar un poco. ¿Qué significa esto hoy? Hacer un esfuerzo para vivir esta hora como si no fué-ramos nosotros aquellos que la estamos viviendo, sino otros a quienes tenemos que ayudar a vivirla. Ver las cosas con una perspectiva mayor para poder trazar los caminos que permitan la construcción de un mejor mundo futuro: sano, ar-mónico, adecuado a las necesidades del hombre.
Pero descansar, ¿por qué y sobre qué? Descansar sobre la almohada de la espe-ranza. Dios es un padre a quien Cristo presentó a los hombres de la siguiente manera: Mi Padre es vuestro Padre y es un padre que os quiere.
Otoño 2010 Página 58
Selección y prólogo de Celso Enrique Arabetti * Revista EMPRESA N° 42 Septiembre 1976 - Abril 1977
Página 59 EMPRESA Nº197
Dios quiere el mundo en el cual viven los hombres. Quiere las cosas que salieron de sus manos. Él dijo: Todo esto es vuestro, to-madlo, perfeccionadlo y hacedlo fecundo. Descansemos sobre la esperanza de que este Padre existe y siempre actúa.
EL qUE NO TIENE CULPA, qUE ARROJE LA PRIMERA PIEDRA
Otro pasaje evangélico que podemos recordar es el tan conocido de la mujer adúltera, a quien iban a apedrear de acuerdo con las exigencias de la ley mosaica para hechos de esa naturaleza. Lo interpelaron a Cristo para preguntarle si estaba de acuerdo con la pena a aplicar. No dijo que no; simplemente afirmó que el que estuviera sin culpa arrojara la primera piedra, y luego se quedó ca-llado. El evangelista afirma que entonces, todos se fueron retirando, empezando por los más viejos. Cristo quedó con la mujer adúltera a la que le preguntó si alguien la había condenado. Ella dijo que no. “Yo tampoco te condeno -acotó Él-. Vete y en adelante no peques más” (Juan 8,11).
No traigo a comentario esta reflexión del Evangelio por lo que implica el adulterio, sino por lo que significa el pecado, el error, el desencuentro o la maldad en cualquiera de sus formas. Yo creo que este es un mundo que olvidó que para arrojar piedras hay que estar en condiciones de tirarlas, y que no vamos a encontrar la paz, la serenidad, ni la posibilidad de arreglar las cosas, si no nos ponemos en una actitud de comprensión, la mayor posible, que se basa en la certeza de que no hay hombre que no sea un ser limitado.
Debemos admitir que vivimos en un mundo profundamente marcado por sus limitaciones. Pero las restricciones personales, de las comunidades, de las insti-tuciones, de los pueblos y de las naciones, pueden ser fuente de su grandeza. Precisamente el hombre llega a ser grande en la medida que no solamente se sabe perfectible, sino que se perfecciona junto con su obra, sabiendo, sin embargo, que nunca llegará al logro del óptimo; siempre terminará, aun en el mejor de los casos, con el martillo en la mano golpeando la frente del Moisés para pedirle algo más: ¡Por qué no hablás!
EL EMPRESARIO ES MEDIADOR
Desde el punto de vista de su vocación humana, al empresario lo veo como un hombre llamado por Dios, por la Providencia, para actuar como mediador entre las cosas y los hombres, y entre los hombres. Pertenezca a la actividad que sea, el está mediando entre valores que no son hombres, pero de los que los hombres necesitan para ser cada vez más humanos. También media entre los hombres, porque lo que hace no puede llevarlo a cabo solo, sino que tiene que hacerlo como un conductor en torno del cual otros trabajan y colaboran,
Debemos admitir que vivimos en un mundo
profundamente marcado por sus limitaciones,
pero las restricciones personales, de las
comunidades, de las instituciones, de los
pueblos y de las naciones, pueden ser fuente de su
grandeza.
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de suerte y manera que tanto su trabajo, como el de ellos, esté al servicio del crecimiento integral de la persona.
Entonces, media entre los hombres para que puedan ser más hombres; crecer en humanidad, lo que sería, en términos ascéticos cristianos, crecer en santidad. El que no crece en humanidad, por mucho que parezca evolucionar -es eso que llamamos la ascesis religiosa- no crece, porque santidad y humanidad son inseparables. Es la perfección humana mayor posible, elevada al orden sobre-natural por la acción de la Gracia.
El empresario, por bueno que sea, así lo alienten las intenciones más puras, más honestas y más generosas, es un hombre limitado. Nunca va a poder realizar plenamente el objetivo que se proponga en su función de mediador. Por muy esforzado que sea, por gran-des que resulten sus talentos, por muy bien que quiera cumplir su función de mediador, nunca llegará a estar satisfecho de sí mismo. Y si llegara a estarlo, habría perdido de vista el bello ideal, la aspi-ración más alta. Sería un Miguel Ángel sin martillo, un Miguel Ángel que no trascendió la piedra esculpida porque no sintió la necesidad de darle alma. Y este es el problema del empresario. Siendo un mediador, quiere darle alma a las cosas. Para él una tuerca no es sólo una tuerca, y un objeto equis no es sólo un objeto equis. Eso que sale de sus manos o de su empresa lleva un mensaje: la espiga de trigo quiere comunicar algo a otro hombre, a alguien que tiene hambre, que necesita nutrirse. Cada cosa de un empresario, así sean transacciones de tipo financiero, debe llevar algo de su cora-zón; si no, no es obra de hombres.
Pero aquí es donde debemos admitir nuestras limitaciones. No importa que a veces lo olvidemos, que no lo sintamos aunque lo queramos. Este supuesto básico lo tenemos que vivir en la dialéctica de lo real. No vivimos solos; transi-tamos por un mundo donde todos los demás seres son limitados y, por tanto, hacedores de cosas imperfectas, en unos casos voluntaria y expresamente, en otros, por no saber o no poder hacerlo mejor. Todo ello configura una realidad que nos condiciona.
Limitados nosotros y limitados los que nos rodean, ¿cuántas situaciones se crean que dificultan y a veces impiden al empresario cristiano la plena realiza-ción evangélica de la operatividad económica?
LA UNIDAD INTERIOR
Es aquí donde el empresario cristiano corre el riesgo de perder su unidad interior. Frente a tantas dificultades se dan situaciones que, dadas las reglas de juego del medio, aunque el empresario quiera tomar una medida justa, no puede hacerlo por los condicionantes que lo rodean. ¿Cómo reaccionar ante situaciones de ese tipo? Algunos lo hacen construyendo en sí mismos dos personalidades, la del empresario y la del cristiano. Según la primera, se con-forman con la situación imperante y adhieren a ella por estimarla conveniente.
El empresario cristiano tiene que
redimir la actividad empresaria.
¿Cómo? Siendo sal, luz y fermento. Sal
que preserva de la corrupción, luz que
ilumina a los que vienen por el camino,
y fermento que mejora la vida así
como mejora el pan.
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En función de la segunda se hacen más devotos; en el seno de la fa-milia, fuera de la empresa, son hombres caritativos, misericordiosos, comprensivos, de oración, de sacramentos, etc. Creen que de esa manera compensan. Pero no compensan absolutamente nada; por el contrario, quizá vivan sin paz ni consuelo, por no poder respon-der a la vocación empresaria que les fue confiada para desarrollarla y llevarla adelante junto con la empresa, que además de una comu-nidad de hombres también es cosa, o sea, objeto de la mediación.
Debemos concluir entonces, que el mediador entre los hombres, y entre éstos y las cosas, media también entre los hombres y la co-yuntura política, entre los hombres y la coyuntura cultural, entre los hombres y la coyuntura social. Es decir, la actividad del empresario moderno no es la de un artesano. En la empresa actual tal cosa ya no es factible porque es mucho lo que depende de ella: la paz de un país, la armonía, el alimento, el bienestar, la posible felicidad, la posible alegría, la posible serenidad y el gozo de vivir que puede tener una comunidad o una gran parte de la comunidad.
¿Cómo se mantiene la unidad interior de un empresario? Siempre es empre-sario, pero es también padre, esposo y ciudadano; no pueden establecerse prioridades. En un momento podrá ser antes que nada padre, en otro esposo; pero hay circunstancias en que la actividad empresaria priva sobre las otras,
El hombre no alcanza nunca la
perfección, simplemente puede
aportar la que ha acumulado, pequeña,
grande o mediana. Es lo que tiene, lo
que lleva.
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como momentos en que las otras pueden privar sobre la empresaria. Pero no puede dividir su vida en compartimentos estancos: es padre, esposo, ciudadano y empresario a la vez.
Mantenida la unidad interior, es decir, sintiéndose fiel a las exigencias de su conciencia, debe recordar que un día Cristo, mirando hacia los cuatro pun-tos cardinales, antes de dejar a los hombres, se dirigió a los doce apóstoles y les dijo: “Id por todo el mundo y proclamad la buena nueva a toda la creación” (Marcos 16, 15). No sólo hablaba de los hombres, sino de toda la creación.
CRISTIANIZAR LAS COSAS. SER SAL, LUZ y FERMENTO
Nosotros tenemos el deber de cristianizar las cosas, esto es, hacer que estén al servicio de aquellos fines para los cuales fueron creados por Dios. Evitar su pro-
fanación, que se da cuando uno permite o es autor de esa distorsión por la cual cosas creadas para determinados fines se ponen al servi-cio de otros no sólo distintos sino opuestos. Tal el caso del empleo de la riqueza, que si está en manos de unos es para el servicio de todos. Así sería una riqueza redimida. Pero si está sólo al servicio de sus de-tentadores, sería una riqueza profanada. El empresario cristiano tiene que redimir la actividad empresaria. ¿Cómo? Siendo sal, luz y fermen-to. Sal que preserva de la corrupción, luz que ilumina a los que vienen por el camino y fermento que mejora la vida así como mejora el pan. Y esto tiene que hacerlo cada uno y todos en conjunto, sin pretender ser los más. Simplemente cumpliendo con un deber, que más que un deber tendría que ser una exigencia fraternal: pensar en los organis-mos donde los empresarios viven.
Si por ejemplo ACDE fuera una institución que a sus hombres los sacara de los organismos naturales del quehacer empresario, entonces mejor sería que no existiera. La misión de ella, por el contrario, es encontrar juntos un mensaje, una energía, un camino, para convivirlo y compartirlo en el diálogo, en la dialéc-tica propia de este mundo pluralista, con sus colegas que son sus primeros pró-jimos. No creo que haya otro camino por el cual el empresario cristiano pueda llevar la sal del Evangelio, la luz del Evangelio y el fermento del Evangelio a la vida empresaria. Y ello se concreta viviendo con claridad, con sencillez, con des-prendimiento; sin exigir de sí mismos para poder realizar esta tarea de ser per-fectos empresarios, porque no lo son. Y si esperan serlo, nunca harán la tarea: vivirán en la perenne e inútil espera. El hombre no alcanza nunca la perfección, simplemente puede aportar la que ha acumulado, pequeña, grande o mediana. Es lo que tiene, lo que lleva.
Así terminaría estas reflexiones, insistiendo en la necesidad de descansar sobre la almohada de la esperanza, conscientes de nuestras limitaciones, que no deben ser traba para la mediación, y defendiendo a rajatabla la unidad interior –se es em-presario, padre, esposo y ciudadano a la vez- ya que sin ella no podremos ser luz, sal ni fermento y tampoco llevar adelante la misión trascendente de cristianizar y redimir las cosas que no han sido confiadas.
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El que no crece en humanidad, por
mucho que parezca evolucionar
-es eso que llamamos la ascesis
religiosa- no crece, porque santidad y
humanidad son inseparables.
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manuel J. Crespo, un hombre de empresa
Celso Enrique arabetti
El 26 de febrero pasado dejó esta tierra para
llegar a los brazos del Padre, un gran hom-
bre, socio y ex Presidente de nuestra institu-
ción, Manuel Crespo.
La entereza de su personalidad, su Fe ro-
busta y su hombría de bien, caracterizaron
toda su vida y se revelaron con grandeza
admirable en sus horas de dolor.
Manuel perteneció a esa generación de
hombres que fueron consolidando a ACDE
desde su etapa fundacional, tarea que supo
llevar a cabo como presidente de la institu-
ción entre 1966-1969.
Destacado hombre de empresa. Desde la
Presidencia de Molinos Chacabuco demos-
tró su verdadero espíritu empresario, que
también jalonó una etapa de su vida, con-
tribuyendo con su esfuerzo al desarrollo de
nuestro querido país.
Su actuación infatigable, como socio de
ACDE, y en particular como Presidente,
quisiera resumirla en el gran desafío que
representó para la gestión de su período el
Congreso Mundial de Uniapac en Bruselas,
realizado del 2 al 5 de octubre de 1968, cuyo
gran tema fue: El empresario y la empresa
en el mundo de hoy.
Manuel efectúo una amplia convocatoria,
logrando que la delegación argentina estu-
viera integrada por destacados empresarios
de todo el país. La actuación en los distintos
coloquios y carrefours, puso de manifiesto una
vez más la calidad de las intervenciones, las
que después de prolongados debates permi-
tieron redactar conclusiones verdaderamente
orientadoras, como así también La Declara-
ción de Bruselas, que suscribieron los repre-
sentantes de las 27 asociaciones presentes.
Manuel integró el Primer Coloquio, cuyo
tema: “El empresario al servicio de una
función objetiva: la empresa” puso de ma-
nifiesto su inteligencia como así también
el verdadero espíritu cristiano que siempre
inspiró su pensamiento.
He considerado oportuno, por que creo que
Manuel así lo hubiera querido, transcribir las
palabras que, al cierre del Congreso, pronun-
ció el presidente de la Comisión de la Comu-
nidad Europea: “Si tenemos fe en Jesucristo y
al mismo tiempo lo servimos, sirviendo a los
hombres con la fuerza que Él nos da, contri-
buiremos ciertamente al despertar de la con-
ciencia religiosa y la afirmación de la Iglesia”.
Querido Manuel, nosotros los hombres de
ACDE, estamos muy de corazón junto a tus
seres queridos. Nuestras oraciones te acom-
pañaran siempre.
E m p r e s ainstitucional
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E m p r e s adocumentos
la patria es un don, la nación una tarea
(1) CEA. “Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad. 2010-2016”, n° 35.(2) CEA. “Afrontar con grandeza nuestra situación actual”, n° 11.(3) Salmo 28 (27) 8-9.
La celebración del Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo. Urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus diri-gentes. También nosotros, como pastores, nos sentimos interpelados por esta situación y no nos excluimos del examen de conciencia que se debe hacer.
La que sufre es la Nación toda; no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales. “Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución cuyo deficiente fun-cionamiento produce un alto costo social”1. La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional. Por eso, es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo a su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común.
Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres. Este es un reclamo del cual nos volvemos a hacer eco, porque se trata de una deuda que sigue vigente, y que se lee “en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios”2. Por ello, es el momento de privilegiar la sanción de leyes que respondan a las nece-sidades reales de nuestro pueblo, y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad.
La Patria es un don que hemos recibido, la Nación una tarea que nos convoca y compro-mete nuestro esfuerzo. Asumir esta misión con espíritu fraterno y solidario es el mejor modo de celebrar el Bicentenario de nuestra Patria.
Los cristianos invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse a no-sotros en la oración para invocar al Señor, que es la fuerza de su pueblo, y a pedirle por nuestra querida Patria argentina: “Salva a tu pueblo y bendice a tu herencia; apaciéntalos y sé su guía para siempre”3 . Una vez más ponemos estos deseos y esperanzas en las manos de Nuestra Madre de Luján.
Declaración de la 155º Comisión Permanente
de la Conferencia Episcopal Argentina
155º Comisión Permanente
(Buenos Aires, 10 de marzo de 2010)