Download - Revista el docente investigador adquiriendo conocimientos e impartiendo dia a dia en el campo educat
República Bolivariana De Venezuela
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto De Mejoramiento Profesional Del Magisterio
Núcleo Táchira- Centro De Atención “Capacho”
EL DOCENTE INVESTIGADOR ADQUIRIENDO
CONOCIMIENTOS E IMPARTIENDO DIA A DIA EN EL CAMPO
EDUCATIVO
CURSO DE NIVELACIÓN DE POSTGRADO
PROFA. ROSARIO RAMÍREZ
TIC Y CULTURA INVESTIGATIVA
CAPACHO JULIO DEL 2014
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EL DOCENTE INVESTIGADOR ADQUIRIENDO
CONOCIMIENTOS E IMPARTIENDO DIA A DIA EN EL CAMPO
EDUCATIVO
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INDICE
ANTELIZ P KENIA Y. CEDULA: 18.719.881
EL DOCENTE INVESTIGADOR E INNOVADOR
CONSUELO PEREZ MORA. CEDULA: 12.491.334
DOCENTE INVESTIGADOR
GUERRERO P MERLY D. CEDULA: 17.644.391
EL DOCENTE INVESTIGADOR APORTANDO
AL CONOCIMIENTO.
ZAMBRANO A JOSE ARGENIS. CEDULA: 16.610.937
LA DOCENCIA COMO PARTE INVESTIGATIVA
Pag: 4-7
Pag: 8-20
Pag: 21-25
Pag: 26-29
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LA FORMACIÓN DE UN DOCENTE INVESTIGADOR E INNOVADOR
Autor: Kenia Anteliz
C.I: 18.719881
La formación de un docente investigador, es un proceso que se da en la
realidad contextual, donde el hombre organiza y desarrolla su vida,
ejerciendo su influencia en la vida institucional de manera concreta con las
investigaciones que se deben de contribuir, en la elaboración de nuevos
conocimientos teóricos y prácticos, donde el docente pueda participar e
investigar de manera activa, cualquier tema de exploración para la formación
de un docente investigador e innovador.
Asimismo, la formación de un docente investigador, es un proceso
complejo y dinámico, donde el conocimiento siempre está abierto a revisión,
el cual, debemos saber pocas cosas pero
saberlas bien; por lo tanto existen diversas
opciones para examinar los problemas de
formación docente, relacionándolo en cuatro
ángulos tales como: un problema individual, un
problema institucional, el desarrollo profesional y
finalmente saber aplicar las estrategias innovadoras, para cualquier
situación que se presente. (Andy hargreaves 1998).
De igual manera, la formación docente es reconocida como una actividad
diferenciada, caracterizada por su complejidad y un campo de conocimiento
dinámico, influenciado en sus diversos enfoques por los paradigmas de la
psicología del aprendizaje (Martin y Cervi 2006). Es por ello que el docente
debe de analizar e interpretar de acuerdo con un plan de formación personal
y profesional, incorporando conocimientos y teorías que se desarrollen en
los espacios institucionales.
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Asimismo, se encarga de buscar los significados de las acciones
educativas con base en las perspectivas de los autores, cuando hablamos de
autores nos referimos a docentes, alumnos, comunidad educativa. Se trata
entonces, de contextualizar la investigación para generar teorías, tal como lo
afirma Litwin (2008) “así como los docentes planifican, evalúan y proponen
actividades para los estudiantes, o llevan a cabo diferentes estrategias,
también pueden realizar procesos investigativos” (p. 202).
Es importante resaltar, que la cultura investigativa, se desarrolla a través
de los procesos de enseñanza y aprendizaje, que convergen en el quehacer
investigativo en el que intervienen docentes y estudiantes; en este proceso
comparten normativas, actitudes, valores, motivaciones, intereses, saberes,
experiencias, estrategias, técnicas e instrumentos, conformando y
desarrollando sistemas u organizaciones.
En el mismo orden de ideas, la práctica pedagógica, es la actividad diaria
que realizamos los docentes, orientada por un currículo, que tiene como
propósito formar a cada uno de nuestros escolares, sea cual sea el área de
especialidad. (Díaz 2006) Asimismo encontramos los siguientes
componentes en la concepción de teoría y práctica, tales como; los
docentes, el currículo, la enseñanza, los estudiantes y el contexto del ser y el
deber ser de la actuación del docente.
Asimismo, la práctica pedagógica, corresponde a orientar a nuestros
estudiantes para contribuir y resolver los problemas. Es importante destacar
la formación y proceso, para orientar al individuo todos los elementos que se
desarrollan en el contexto; constituido por una red dinámica y cambiante
generando teorías como fundamento consistente o inconsciente de nuestra
practica pedagógica que puede contribuir a una base de conocimientos
sobre la actuación profesional.
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Es necesario destacar, que el saber pedagógico y los docentes
generamos teorías para nuestra la práctica pedagógica, donde se puede
contribuir la base de conocimientos que se explican en nuestra actuación
profesional. Es por ello que el saber pedagógico se asume como una
construcción del hombre conformada por discurso, objeto de conocimiento,
un escenario unas reglas de de producción y demostración que le son
propias (gallego Badillo, 1997); construidos de manera formal e informal.
De igual manera, el ejercicio de la docencia no
puede estar limitada solo a consumir
conocimientos, sino pensar y actuar en formación
de un docente investigador, con la capacidad de
elaborar conocimientos que puedan ser
socializados y sistematizados en nuestra
sociedad, dirigiendo y asesorando trabajos como expresión de la realidad del
hombre organizando y desarrollando su vida en su contexto.
Por consiguiente, enseñar a Investigar, es un proceso que se inicia con la
formación personal, se refuerza con la teoría, y se cimienta en la práctica
pedagógica es por ello, que el docente investigador requiere resolver en
primera instancia, los aspectos organizacionales, donde la investigación no
es solo un hecho metodológico, es un proceso de naturaleza compleja en el
que intervienen los factores de la investigación, requiriendo de mucha paz
espiritual para lograr realizar todas las metas que tengamos y que se nos
presenten en el día a día, elaborando nuevos conocimientos que puedan ser
socializados y sistematizados desde otras perspectivas.
Finalmente, Freire (2001) nos señalaba que la educación, “es un acto de
conocimiento” y transformaciones, el cual para lograrlo se necesita de “seres
pensantes, curiosos, activos, hablantes, creadores” para contribuir con la
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formación de ciudadanos “libres pensadores”. (p. 106) es por ello, que el
docente debe ser un profesional que investiga, delibera su práctica
pedagógica sobre la enseñanza, lo cual nos ayudaría a concretar la
vinculación teoría-práctica, con base en los contextos y situaciones donde
corresponda intervenir como educador.
En el mismo orden de ideas, la formación docente está asociada a la
emergencia de nuevas maneras de concebir el conocimiento orientándose
hacia la formación de un docente investigador desde la práctica pedagógica
y el saber pedagógico, permitiendo explicar el pensamiento y las actuaciones
de manera consiente desde su práctica, siendo investigador e innovador de
manera activa en los proyectos y programas de formación e investigación.
REFERENCIAS ELECTRONICAS Y BIBLIOGRAFICAS
Díaz q. Víctor (20059 teoría emergente en la construcción del saber
pedagógico. Disponible en http://www.rioeio.org/1122.htm
Gallego- Bodillo, R (1997) Saber pedagógico. Una visión alternativa.(2º.ed)
Bogotá: cooperativa Editorial Magisterio
Hargreaves, A (1998) Dimensiones subjetivas e institucionales de la
formación docente. En Birgin, A.; Dussel,I; Duschatzy,S; Tiramonti,G (comp)
La Formación Docente Buenos Aires. Troquel.
Díaz (2006) Formación docente, practica pedagógica y saber pedagógico.
Lauros Vol.12
Freire, P. (2001). Pedagogía de la Indignación. Madrid: Morata.
Publicado: 11 de julio de 2014.
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AUTOR:
CONSUELO PEREZ MORA. CEDULA: 12.491.334
DOCENTE INVESTIGADOR
La tarea del docente investigador es compleja, sus ámbitos son de
realidad multicontextual en breve a los conocimientos que se tienen en el
sustento teórico. En la actualidad se evidencia ejercicios de investigación
que tanto docentes como estudiantes han realizado mediante la acción que
se hace a través del estudio en una institución de aprendizaje. Cuando se
aprende pocas cosas hay que saberlas muy bien, en muchas ocasiones el
aprendizaje es muy extenso pero el detalle y calidad del mismo es pobre.
Entorno a la formación docente se presentan varios problemas. Según
Andy Hargreaves (1998), se parte de cuatro puntos: el primero se ve como
un problema individual los desafíos de las personas que ingresan a la
docencia. El segundo radica en las dificultades y
demandas de los entes de formación docente. El
tercero es el desarrollo profesional; es decir, la
formación permanente del docente; mientras que
el cuarto sostiene que cualquier cambio no
funciona y que es necesario pensar en
estrategias y posiciones que se adoptan en
relación con la agenda de la reforma educativa. “La formación docente es
reconocida como una actividad diferenciada caracterizada por su
complejidad y un cambio de conocimiento dinámico influenciado en sus
diversos enfoques por los paradigmas de la psicología del aprendizaje, entre
ellos, proceso, producto, pensamiento del profesor y profesional reflexivo”
(Martín y Cervi, 2006).
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Sobre las bases de las ideas expuestas el contenido se relaciona con la
definición de la cultura investigativa porque tanto esta como la formación
docente están caracterizadas por procesos complejos y organizativos en los
que interviene un producto del proceso de enseñanza-aprendizaje que
comparten normas, valores, actitudes, saberes y estrategias, experiencias
guiadas por un pensamiento profesional reflexivo en la búsqueda del
conocimiento que contribuya a las mejoras o fortalecimiento de las practicas
pedagógicas.
Asimismo “Una nueva concepción y desarrollo de la formación docente,
advierte Pérez (1995), debe contribuir: (a) posibilitar la ruptura con la
concepción de la simple transmisión de saberes y repotenciar la idea del
diálogo permanente como una manera de democratizar la enseñanza; (b)
reflexionar sobre los distintos paradigmas que orientan el modo de
producción del conocimiento; (c) plantear la formación con base en la
investigación como plataforma de la educación permanente; y así el docente
podrá estar motivado a la innovación de la enseñanza con el fin de obtener
mejores resultados en el aprendizaje creativo; (d) debatir sobre objetos de
investigación actuales que se desplieguen en el sentido de su desarrollo
histórico; estudiar los objetos de investigación en sus conexiones con la
totalidad, de esta manera las asignaturas no constituirán universos
simbólicos separados; (f) procurar que el futuro docente contacte con la
realidad escolar, con la realidad social como fundamento del saber
pedagógico; y, (g) privilegiar la relación teórica-práctica como fundamento de
un curricular con orientación epistemológica que permita una real lectura de
la sociedad.”
Por su parte Díaz 2006, establece que “La formación docente está
asociada a nuevas maneras de concebir el conocimiento, el proceso de la
ciencia, en general, plantea nuevas interrogantes según las cuales no existen
verdades absolutas, sino que su estatuto será siempre provisional y desde
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esta perspectiva considero que la formación docente se revela en nosotros
mismos desde dos entidades: la práctica pedagógica y el saber
pedagógico”. La práctica pedagógica es la actividad diaria que realizan los
docentes en un contexto multirreferencial orientado por un currículo y su
propósito es la formación de los estudiantes.
Los docentes se forman a partir de una persona, si esa persona tiene
valores y convicciones entonces también los tendrá como docente, por eso
es necesario e importante la autoevaluación como persona y como actúa en
la docencia. La práctica pedagógica, desde una perspectiva ontológica, es
compleja y cuando se reflexiona entre el ser y el deber ser de la actuación
del docente se encuentra que corresponde orientar a los estudiantes,
ayudarlos a resolver sus conflictos, dificultades; para no encontrarse con la
realidad de los formadores de hoy en día que son incapaces de resolver los
problemas de los hijos, ni que progresen en su vida personal y académica.
Otro componente importante en la práctica educativa es que el currículo
en las instituciones educativas se desarrolla desde en tres: Un currículo
emanado por el Ministerio de Educación que es oficial para todos; otro
currículo que es oculto, proveniente de las rutinas, prácticas, costumbres
dadas; y un currículo real surgido del balance de los anteriores. Haciendo
referencia a la realidad es que una cosa es la que nos dice el programa que
enseñemos; otra la que realmente se enseña; y otra distinta es la que
aprende los alumnos. Es importante destacar que el propósito de formar
necesita una teoría pedagógica; la pedagogía se fundamenta en la
formación que debe tener como orientación al hombre, se necesita una
antropología y una cosmovisión, es decir, una concepción del hombre que se
desea formar y proyectar la sociedad que queremos.
Al mismo tiempo, “El saber pedagógico es el conocimiento construido de
manera formal e informal por los docentes a través de valores, ideologías,
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actitudes prácticas; es decir, creaciones del docente, en un contexto histórico
cultural, que son producto de las interacciones personales e institucionales,
que evolucionan, se reestructuran, se reconocen y permanecen en la vida del
docente” (Díaz Víctor Quero, 2001). El saber pedagógico se asume como
una construcción del hombre conformada por un discurso, un objeto de
conocimiento, un escenario y unas reglas de producción y demostración que
le son propias” (Gallego Badillo, 1997), en este caso, los requisitos básicos
en la construcción del saber son: discursividad, reglas y escenario. El saber
pedagógico de un docente debe estar permanentemente en un proceso de
formación que va ayudar tanto en lo personal como en lo profesional
generando un proceso reflexivo siempre buscando producir teorías que
fortalezcan el ejercicio docente en pro de una buena práctica pedagógica.
Igualmente la formación docente es
el debate entre el ser y el deber ser,
visto desde dos puntos: La formación
académica que se recibe en la
Universidad o instituciones de Educación
Superior y el segundo es la formación
que se da en el ejercicio de la profesión
docente. En la mayoría de los casos se
forma a los docentes solo para la enseñanza, ignorando la necesidad de
desarrollar un pensamiento curricular que le permita analizar sobre las
concepciones políticas, ideológicas, sociales y culturales. De la misma forma
no se considera la investigación como base y como guía, de la formación
docente porque se cree que está reservada a los expertos, lo que constituye
un error.
Con respecto a la formación docente debido a los cambios generados de
la globalización se puede decir que se da de manera externa porque nos
hace más interdependientes e interno causado por una creciente violencia en
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todos los sentidos, inseguridad personal, secuestros, impunidad y debe estar
conscientes que hemos perdido la paz, pero lo más grave es que
comencemos a ver como normal lo que no es normal y a conformarnos cada
vez con menos, esto es contrario a una formación docente que tenga como
propósito la formación del otro en un contexto de libertad, pluralismo, respeto
a la dignidad de la persona y el legítimo derecho de vivir en democracia.
Cada docente debe reflexionar e identificar el modelo de formación, si está
orientado de manera técnica, artesanal, personalista o social-
reconstruccionista.
Por otra parte el ejercicio de la docencia no puede estar limitada sólo a
consumir conocimientos producidos por otros (Eliot, 1997), se trata de pensar
y actuar en la formación de un docente investigador, que desde su relación
teoría-practica-reflexión, esté en capacidad de elaborar conocimientos, que
puedan se socializados y sistematizados para ser útiles en la sociedad. Este
proceso implica un proceso de varios años que parte de las condiciones
particulares de la formación personal, teórica, disciplinar e investigativa y se
fortalece por la presencia activa de una unidad de investigación (línea,
nucleo, centro) mediante el proceso de planificación, desarrollo y evaluación,
cumpliendo con las siguientes actividades: publicaciones, proyectos de
investigación, formación de investigadores y eventos. En relación con las
publicaciones es necesario dar a conocer los resultados de investigaciones
reflexiones o experiencias realizadas. Dentro de las publicaciones se
incluyen los libros, ensayos, artículos, etc.
En efecto, Los proyectos de investigación pueden ser financiados o no,
individuales o en equipos, pero deben estar orientados por el temario y los
objetivos de la línea de investigación. La formación de investigadores está
orientada por dirigir trabajos de especialización, Maestría, Doctorado,
asesorar trabajos libre de pregrado y extensión. Los eventos se asumen en
dos opciones, organización de eventos que pueden ser internas o externas
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orientadas con el temario de las líneas de investigación y se destacan:
conferencias, foros, intercambios de experiencias, jornadas de investigación,
talleres y la participación en eventos pueden ser internos y externos,
regionales, nacionales o internacionales y se destacan: trabajos, ponencias,
experiencias y tienen que estar relacionados con los proyectos de
investigación registrados en la unidad de investigación. En este sentido, el
proceso formativo de docentes investigadores requiere resolver los aspectos
organizacionales, es decir, un investigador resulta imposible sin una
organización a la que el se sienta adscrito y a la que el siente que pertenece.
La Universidad debe desarrollar su cultura organizacional en
investigación. La responsabilidad de los investigadores no se puede delegar
en los profesores de metodología de la investigación, ni los tutores de
trabajos de grado ni a ningún otro factor de carácter individual, es una
responsabilidad de las organizaciones. No Obstante, la eficiencia de un
investigador estará condicionada a los componentes de: informalidad en un
sistema de conocimientos actualizados, un componente axiológico; es decir,
de valores que orientan su vida y su actividad profesional y un componente
procedimental, el saber hacer, en atención a un sistema de tecnologías,
técnicas que contribuyan en sus áreas de estudio. La investigación no solo
es un hecho metodológico, es un proceso de naturaleza compleja en que
intervienen factores de muy variada naturaleza, es un hecho social, cognitivo,
discursivo, psicológico, organizacional (Padrón, 2002).
Por otra parte, La tarea más importante de los docentes es la
investigación. Según la Dra. María Auxiliadora Chacón, 2009. Investigar es
una oportunidad para problematizar las practicas pedagógicas y reflexionar
sobre lo que hacemos todos los días; enseñar, pero fundamentalmente,
aprender a enseñar. Se investigador es uno de los desafíos que se le
atribuye a la docencia como profesión. Antes de hacer cualquier tipo de
investigación hay que tener claro los pasos a seguir y conocer ¿por qué
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investigar? , ¿Para qué nos sirve la investigación?, ¿sobre qué investigar?, y
algunas otras interrogantes que nos van a servir para orientar el proceso de
investigación, además, son pilares en la formación integral del individuo con
actitudes y valores para la convivencia democrática. Sujetos a asumir
cambios y estar abiertos a cualquier transformación. Freire (2001) Señala
que la educación “es un acto de conocimiento” (p.106).
Por lo tanto, alentadora a cambios y transformaciones, siempre que los
educandos se aventuren y se comprometan a luchar
por ese cambio y para lograrlo se necesita de “seres
pensantes” `; curiosos, activos hablantes,
creadores”. Hoy más que nunca, los docentes están
llamados a contribuir con la formación de
ciudadanos “libres pensadores” convertir la escuela
en espacios de aprendizaje y enseñanza para la
comprensión, el respeto de pensamiento y cultivar el
aprendizaje constantemente. El docente debe ser un profesional que
investiga y transforma su práctica pedagógica, es decir, como enseñar a los
demás a pensar.
La investigación nos sirve para aprender sobre los procesos educativos
desde allí pueden surgir nuevas teorías “explicativas y comprensivas”. Se
trata de buscar nuevas alternativas que fortalezcan el proceso enseñanza
aprendizaje basadas en nuevos conocimientos y tendencias en la didáctica y
en la reconstrucción del conocimiento sobre la enseñanza, lo cual nos
ayudaría a concretar la vinculación teoría – practica –teoría. A partir de esta
relación los docentes buscan otras opciones de enseñanza, ya que los
profesores, técnicos o receptores de ningún modo ejecutan los que los
expertos indican en relación con los componentes y agentes del currículo.
Desde la revisión de las actuaciones del docente, salen las teorías donde se
construyen conocimientos a la enseñanza y el aprendizaje.
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De acuerdo con Giroux (1990), expresaba que los profesores y los
estudiantes de educación concretan sus mayores esfuerzos en saber cómo
enseñar, qué estrategias utilizan en el aula y qué materiales utilizar;
olvidando la importancia de pensar y clarificar sobre los propósitos
educativos. Hay que tener en cuenta que la promoción de prácticas rutinarias
y acríticas obstaculizan el proceso de desarrollo profesional del docente. A
pesar de las ocupaciones y actividades que tenga un docente o actividades
extra cátedra que se presentan por lineamientos oficiales y que muchas
veces no se logra cumplir las actividades previstas con los estudiantes. No es
motivo para sacar excusas de no cumplimiento, la actitud del docente debe
ser la búsqueda de soluciones y alternativas para mejorar esos imprevistos o
acciones.
Los docentes deben tener la capacidad para integrar pensamiento y
práctica. Esto es, la capacidad para contemplar, investigar y analizar sobre el
quehacer educativo. Es precisamente, de este modo, cuando la investigación
se convierte en una ocasión para mejorar porque abre la posibilidad de
encontrar recurrencias, explicaciones, develar relaciones entre las disciplinas
que apoyan la enseñanza en el aula y el contexto escolar. Se trata de
contextualizar la investigación para generar teorías, tal como lo afirma Litwin
(2008). “Así como los docentes planifican, evalúan y proponen actividades
para los estudiantes, o llevan a cabo diferentes estrategias, también pueden
realizar procesos investigativos” (p.202).
Al mismo tiempo se nos plantea una interrogante ¿Cuándo investigar?, si
tenemos una agenda comprometida de actividades. El docente debe asumir
el compromiso y responsabilidad, tener el reto de ser aptos para dar
respuesta nuestro entorno y no delegar nuestra tarea a “expertos”. Investigar
es reflexionar, problematizar la enseñanza llena de incertidumbres y
conflictos surgidos de la interacción de diversidad de elementos que
convergen y precisan acciones que orienten la construcción de significados y
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además puedan ser útiles para los docentes. La enseñanza reflexiva es una
opción para potenciar los cambios que provoca el espíritu indagador del
docente, porque los mismos se hacen conscientes de las visiones,
experiencias personales, presupuestos, hábitos y tradiciones.
Con respecto a Smiyh (1989), establece cuatro fases que denomina “ciclo
reflexivo” y lo guía con interrogantes como: ¿Cuáles son mis prácticas?,
¿Qué teorías se expresan en mis acciones? ¿Cuáles son las causas?
¿Cómo puedo cambiar? Esto es, indagar quiénes somos, buscar
explicaciones sobre la intención de lo que hacemos. Preguntarnos sobre
nosotros mismos, puede permitirnos definir las teorías que apoyan nuestras
prácticas y comprender la naturaleza de la enseñanza. Definir el quehacer
del docente puede guiar la necesaria confrontación con las creencias,
valores y supuestos implícitos que orientan las acciones de los profesores.
Debatir sobre nuestros pensamientos y acciones permite iluminar la
complejidad de lo educativo, para aproximarnos a la reconstrucción de los
saberes que ayuden a reorganizarnos y, en el mejor de los casos, cambiar o
mejorar. Sin duda, implica trabajo personal y colectivo en búsqueda de
mejoras significativas de la enseñanza.
Entorno para formar profesionales investigadores y reflexivos hay que
mencionar que en los últimos años, la investigación como la reflexión cobra
importancia en el contexto educativo y surgen propuestas para promover la
enseñanza reflexiva. Ser reflexivo trasciende lo cognitivo e implica
sentimientos y valores éticos y morales del profesor. Ya Dewey (1989),
advertía sobre la necesidad de cultivar actitudes favorables hacia el
pensamiento, de modo que mencionaba tres fundamentales a) mentalidad
abierta, entendida como escuchar, reconocer otras visiones, prestar atención
a otras posibilidades y aceptar el error, b) otra actitud, es el entusiasmo o ser
“de todo corazón”, es decir, el componente afectivo que impregna las
relaciones entre las personas y su oportunidad para aprender y convivir.
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A este respecto Dewey (1989) asegura que un entusiasmo autentico
opera como una fuerza intelectual y añade que “un maestro capaz de
despertar ese entusiasmo en sus alumnos hace algo que no puede lograr
ningún tratado metodológico formalizado, por correcto que sea” (p.44). c) La
responsabilidad, relativa las implicaciones éticas y actuaciones morales de la
actuación de cada ser humano. Ser responsable es una condición en el
pensamiento reflexivo. Desde el punto de vista del profesor se trata de
analizar su actuación y estar consciente de los objetivos educativos con base
en el contexto social y político. A este respecto, la enseñanza reflexiva
implica la valoración comprometida con la formación permanente del
docente, el aprecio por el contexto para el desarrollo de procesos educativos.
Es decir, detallar y problematizar el aula y la escuela. Por otra parte, es obvio
el puente entre la reflexión y la investigación que posibilita los procesos de
observación, describir, confrontar y valorar para cambiar.
En este caso es necesario examinar los conocimientos de los docentes
sobre la enseñanza, el aprendizaje, la planificación, sus creencias, el clima
de la clase, precisar la teoría que sustenta las acciones, responder a muchas
interrogantes de las situaciones que pueden suceder en el aula, la relación
con la comunidad, la relación con los estudiantes, todo ello, producto de la
complejidad e incertidumbre que rodea a las acciones educativas. El docente
investigadores requiere condiciones personales, cognitivas, intelectuales y
afectivas.
En la tarea de investigar hay que tener en cuenta algunos elementos
ineludibles: a) desarrollar actitudes para el cuestionamiento sobre la práctica,
debemos cultivar el estudio y la investigación como caminos para mejorar las
prácticas. B) Fomentar el trabajo entre pares, el estudio y revisión de las
prácticas en equipos. Promover el dialogo como necesidad de interactuar en
acciones comunicativas, que impliquen la toma de decisiones en las aulas
con base en el intercambio de conocimientos y experiencias, producto de la
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confrontación teoría – practica – teoría. C) elaborar, discutir y ejecutar
propuestas, planes de intervención en las aulas y en los espacios escolares.
Todo ello forma parte del proceso de aprender a enseñar, desarrollar
opiniones y confrontarlas con otros colegas, favorece el desarrollo del
pensamiento complejo y la capacidad analítica en relación con el oficio de
enseñar. De todo ello se desprende que De todo ello se desprende que el
docente es un aprendiz permanente, por ello la pertinencia de investigar
sobre su profesión, ya lo advertía Flores Ochoa (2006) cuando señalaba que:
La investigación educativa es un racimo de caminos cognitivos para producir conocimiento pedagógico sobre la enseñanza, sobre el entorno, sobre la sociedad y la cultura. Por tanto, son caminos metodológicos que pretenden confirmar sus conocimientos con razones comunicables intersubjetivamente, sobre objetos tan complejos que abarcan y se confunden con el mismo investigador, con la sociedad y la cultura que nos abarca a todos” (p. 68).
Por su parte la investigación desde la reflexión de nuestro trabajo permite
comprender nuestra realidad y convertir cada situación en una oportunidad
para aprender, trazando nuevas perspectivas para revalorizar la profesión
docente y su compromiso con la sociedad, representándose así la
investigación –reflexión, como aquel camino lleno de posibilidades para
construir y fomentar desde el ambiente de aprendizaje al mejoramiento,
desarrollo de la educación, mediante el compromiso, creatividad, y voluntad
para replantarnos la tarea de formar y de formarnos.
Considerando la anterior se puede destacar la importancia de consolidar
el rol y el perfil del educador quien debe intervenir, reinventar su profesión.
Siendo esto un desafío, ante las exigencias y cambios constantes que
involucran los fundamentos del currículo, despertando constantemente la
reflexión sobre lo que hacemos y estimular a los estudiantes a preguntarse
siempre el porqué de las cosas. A propósito de lo anterior se puede
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consolidar dicha idea con un relato de Ellen Langer (citado por Litwin, 2008)
en el que se cuenta:
Una historia de una madre que enseña a su hija a cocinar carne a la cacerola. Una de las indicaciones que le da es que debe cortar la punta del trozo de carne, antes de ponerla en la cacerola. Ante la pregunta de la niña respecto a las razones del corte, la madre manifiesta su ignorancia y propone consultar a la abuela, que era quien le había enseñado la receta. La abuela tampoco conoce las razones, y acompaña a su hija y a su nieta a consultar a la bisabuela. Finalmente, la anciana responde, ante la sorpresa de sus acompañantes, que el motivo por el que corta la punta de la carne es que utiliza una cacerola pequeña (p. 38).
Es importante destacar la importancia de fomentar en el estudiante una
conciencia de individuo investigador mediante estrategias que desarrollen
actividades que lo inciten a querer conocer las razones el porqué de las
cosas con causa y efecto, buscar argumentos y explicaciones para construir
sus propios y significativos conocimientos. Considerando el alto grado de
importancia que representa la constante formación docente en cuanto al
cumplimiento del perfil característico que describe al docente actual de
acuerdo a las exigencias, la Universidad Pedagógica Experimental
Libertador, busca la formación de docentes investigadores reflexivos de su
propia practica áreas o asignaturas mediante estrategias, técnicas, métodos,
actividades, recursos, tiempo, evaluación, entre otros, admitida como la
acción pedagógica desarrollada mediante la interacción docente y alumno
tomando como herramienta los lineamientos curriculares, permitiendo el
enfoque de un docente investigador que fomente sus conocimientos y
desarrollo intelectual de acuerdo a sus habilidades y destrezas.
Por último, La formación docente es un proceso complejo y dinámico,
examinada desde la práctica pedagógico y el saber pedagógico, el docente
desde el deber ser tiene que formar y ser mediador, reflexionar sobre su
práctica pedagógica para mejorar y fortalecer nuevos conocimientos y
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convertir espacios de mediación donde convergen símbolos y significados
entorno a un currículo oficial y a un currículo oculto. Todo conocimiento es
primeramente ético. Exige develar su traspaso de implicación humana:
dignificación, respeto, autonomía, pluralidad, diversidad, diferencia,
compromiso. De aquí se obtiene el estatuto de saberes y su relación con el
ser.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Dewey, J. (1989). Cómo pensamos. Barcelona: Paidós.
Díaz Víctor Quero, 2001. Construcción del saber pedagógico, Sinopsis
Educativa, Revista Venezolana de Investigación, 1(2), 13-40.
Eliot, (1997)
Flórez Ochoa, R. (2006). Hacia una nueva cultura educativa. Revista
educación y Pedagogía. XXIII (44), 61-69.
Freire, P. (2001). Pedagogía de la Indignación. Madrid: Morata.
Gallego Badillo, 1997. Saber pedagógico. Una visión alternativa. (2da. Ed.).
Bobota: Cooperativa Editorial Magisterio.
Litwin, E. (2008) El oficio de enseñar. Condiciones y contextos. Buenos
Aires: Paidós.
Padrón 2002. ¿Cómo formar un docente investigador? Ponencia presentada
en la III Jornada de Investigación Educativa UPEL-IMPM, San Cristóbal.
Martín Cervi, 2006
Pérez E. (1995). La pedagogía y el docente en el aula de fin de siglo.
Trabajo de trabajo de ascenso no publicado, Universidad de Oriente, Núcleo
Sucre, Cumana.
Smyth, J. (1989). Developing and sustaining critical reflection in teacher
education. Journal of Teacher Education, 40 (2), 2-8.
PUBLICADO: 11 DE JULIO DE 2014
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AUTOR:
MERLY D GUERRERO P
C.I: 17.644.391
EL DOCENTE INVESTIGADOR APORTANDO AL CONOCIMIENTO
La investigación educativa es un campo multidisciplinario que está en
proceso de consolidación y que cuenta con pocos investigadores capaces de
producir trabajos con el rigor para la educación, tal es el caso que existen
numerosos grupos de profesionales que todavía están en proceso de su
formación, ya que no conocemos la importancia de las diversas acciones que
se llevan a cabo para llevar al fin una investigación; De ahí es de destacar
que nosotros como docentes enfrentamos el reto de formarnos como
buenos recursos humanos para el desarrollo educativo, y a la vez tenemos
que garantizar la reproducción ampliada de la investigación básica, ambos
con la debida calidad.
Es por ello que este ensayo lo redacto con el fin de profundizar el estudio
de este tema, tratando de probar en la
práctica de la dimensión investigadora
docente el contexto de la educación
principalmente, ya que nosotros
tomamos la tarea de asumir la
responsabilidad de innovar
sistemáticamente en el aula y la institución con la capacidad de resolver los
problemas cotidianos ya sea individual o colectivamente, cabe destacar que
lo anteriormente expuesto debe ser orientado bajo el currículo.
A continuación se expresa la potencialidad de la investigación docente
para reconstruir la base de conocimientos públicos sobre procesos de
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enseñanza/aprendizaje y gestión escolar, en el cual Enríquez (2004), dice en
relación con esa potencialidad:
“...Es desde la práctica, entendida como síntesis de 4 pensamiento y
acción, donde se puede realizar una reflexión sistemática y un análisis
profundo que desemboque en la formulación de nuevos constructos
teóricos. Por lo tanto, la producción de conocimiento efectuado por los
docentes implicados en el proceso pedagógico, es lo que va a permitir
la aprehensión profunda de la compleja y cambiante realidad
educativa..”. (p. 3).
De esta manera los docentes en la práctica pedagógica nos regimos bajo
unas líneas orientadoras del campo
educativo, que se pueden llevar a cabo
en una concepción destreza y teoría
dentro y fuera del aula donde interactúan
los docentes, currículo, enseñanza,
estudiantes y el contexto educativo,
donde se reflexiona entre el ser y el
deber ser para orientar cada día a
nuestros estudiantes logrando a través
de ella resolver cada uno de los problemas que se nos presentan en la vida
cotidiana el estudio y la profesionización.
Asimismo podemos mencionar que (UPNFM, 2001) hace este
replanteamiento donde las funciones del docente son: orientador, gestor,
promotor e investigador. Y (RODRIGUEZ, y GARCIA, 2001) contribuye que
la función investigadora llama la atención de este estudio, a convertirse en
una herramienta básica para alcanzar el éxito de la labor educativa.
En consecuencia el saber pedagógico del docente es una construcción del
hombre conformada por un discurso, un objeto de conocimiento, un
23
escenario y unas reglas de producción y demostración que le son propias
(Gallego Badillo, 1997); en el cual se basa en diferentes paradigmas para el
desarrollo de la ciencia de la educación y que abarca formas de saber tan
diferentes como la política, la educación como formación, la ética, la técnica
o la acción, en donde se asume el saber pedagógico como los conocimientos
construidos de manera formal e informal por los docentes; valores,
ideologías, actitudes, prácticas; es decir, creaciones del docente, en un
contexto histórico cultural, que son producto de las interacciones personales
e institucionales, que evolucionan, se reestructuran, se reconocen y
permanecen en la vida del docente (Díaz, 2001).
Por consiguiente los docentes en las tareas investigativas se traduce en la
posibilidad de un mejor dominio sobre la
realidad educativa, ya que de esta manera se
conoce mejor el contexto particular del aula
por el enriquecimiento teórico, el uso de
métodos y técnicas que permiten que las
actividades de investigación mejore la
práctica docente y hasta la vida cotidiana. Es
allí donde podemos decir que la investigación
no solo es un hecho metodológico, sino es un
proceso de medio complejo en la que
interviene factores de variada naturaleza entre las que tenemos la
informacional, el componente axiotico y el componente procedimental.
Considerando que el docente o personas que tengan el interés por
aprender, lo pueden efectuar a través de las correctas acciones que nos
conlleva a ser un docente investigador; ya que por medio de ellas podemos
efectuar diversas publicaciones, proyectos, formación de investigador y
eventos que pueden aportar información a la sociedad. Es por ello que en las
24
publicaciones se dan el resultado orientado al temario, los objetivos de la
línea de investigación y se puede dar a través de libros, ensayos, artículos,
entre otros, siempre y cuando transmitan un criterio único y valido para dar a
conocer dicha investigación.
Por lo tanto el docente para llevar a cabo las publicaciones tiene que
dominar la capacidad para analizar y expresar su relato sobre los aportes
investigados y se expresa que la narrativa, es afín a la forma en que los
docentes difunden conocimientos, es aquí donde Brito y Suarez (2001),
expresa que:
…..un docente vive e interpreta de una situación de enseñanza y de
aprendizaje que el mismo planificó, desarrolló, y evaluó. No obstante,
cuando un docente narra, elije ciertos aspectos, selecciona y enfatiza
otros, omite, secuencia los momentos de la historia de un modo
particular. De esta manera, a partir de estas decisiones tomadas por el
docente narrador, el relato trasmite y resinifica el sentido que el autor
otorga a su vivencia. Además, invita a que otros docentes se apropien
de lo relatado de un modo personal en el que las propias experiencias
se entraman con las transmitidas. (p. 5)
Para concluir se puede decir que la investigación docente es la reflexión y
desarrollo profesional en la generación de conocimientos que fortalece el ser
humano ya que este involucra cualquier tema de interés de la persona y
requiere la preparación y publicación del
tema investigativo siempre y cuando se
efectúen bajo las condiciones metodológica
para recoger y analizar datos, por lo menos
en la forma exigida por los científicos
sociales. En donde el fin de la investigación
es la diseminación de conocimientos más
25
allá del sitio de investigación, entonces el concepto de “validez” tiene que ver
no solo con la utilidad del conocimiento, sino con su capacidad de hacer una
contribución a una comunidad mayor, tanto de práctica como de
investigación. En el segundo caso, el docente-investigador pretende
diseminar sus resultados a través de una tesis, presentaciones en
conferencias o artículos académicos.
REFERENCIAS ELECTRONICAS
https://www.google.co.ve/search?newwindow=1&site=&source=hp&q=UPNF
M%2C+2001&oq=UPNFM%2C+2001&gs_l=hp.12...4540.4540.0.6625.2.2.0.
0.0.0.2732.4809.9-2.2.0.ernk_qsrb...0...1.2.48.hp..2.0.0.0.udiHZpf01dY
http://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=300422
file:///C:/Users/HOGAR/Downloads/paradigma-revista-de-investigacion-
educativa-5.pdf
http://www.salgadoanoni.cl/wordpressjs/wp-content/uploads/2013/12/otros-
tallerinvestigacion-anderson_kerr_docente_investigador.pdf
Díaz q. Víctor (20059 teoría emergente en la construcción del saber
pedagógico. Disponible en http://www.rioeio.org/1122.htm
PUBLICADO 11 DE JULIO DEL 2014
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LA DOCENCIA COMO PARTE INVESTIGATIVA
En un mundo donde la globalización cobra cada vez mayor fuerza se hace
necesario la preparación de un individuo que pueda recibir cualquier
información y procesarla de manera consciente sin que esto afecte en nada a
su desarrollo. Por eso es vital la formación de un hombre con cualidades
positivas en su personalidad para enfrentar todos los fenómenos que
suceden a su alrededor; La docencia va más allá de la simple transmisión de
conocimientos. Es una actividad compleja que requiere para su ejercicio, de
la comprensión del fenómeno educativo.
El sólo dominio de una disciplina, no aporta los elementos para el
desempeño de la docencia en forma
profesional, es necesario hacer énfasis en los
aspectos metodológicos y prácticos de su
enseñanza, así como en los sociales y
psicológicos que van a determinar las
características de los grupos en los cuales se
va a ejercer su profesión. La docencia como
profesión se ubica en un contexto social,
institucional, grupal e individual, de ahí que un
docente no puede desconocer las relaciones y
determinaciones en ninguno de estos niveles, pues no todos los obstáculos a
los que se enfrenta el docente en el salón de clases se originan ahí
solamente, sino que son reflejo de un problema social más amplio que
AUTOR:
ZAMBRANO A JOSE A
CEDULA: 16.610.937
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repercute en la institución y por supuesto en el aula en el momento de la
interacción.
Es por ello que existen diversas opciones para examinar los problemas de
la formación docente; una de estas opciones es la expuesta por Andy
Hargreaves (1998), quien lo hace desde cuatro ángulos. El primero visto
como un problema individual y los desafíos de quienes entran en la docencia.
El segundo el problema institucional de las instituciones de formación
docentes, dificultades y demandas del contexto. El tercero es el desarrollo
profesional; es decir, la formación permanente y el cuarto que cualquier
cambio no funciona y que es necesario pensar sobre las estrategias y
posiciones que se adoptan en relación con la agenda de la reforma
educativa.
La formación docente también es reconocida como una actividad
diferenciada caracterizada por su complejidad y un campo de conocimiento
dinámico influenciado en sus diversos enfoques por los paradigmas de la
psicología del aprendizaje (Martín y Cervi, 2006), entre ellos, proceso
producto, pensamiento del profesor y profesional reflexivo.
Así mismo podemos decir que la práctica pedagógica es la actividad diaria
que realizamos los docentes, en un contexto multirreferencial, orientada por
un currículo y que tiene como propósito la formación de nuestros alumnos
(Díaz, 2006). Ahora bien, ¿Cómo está constituida esta práctica pedagógica?
En su concepción, teórica y práctica, están los siguientes componentes (a)
Los docentes, (b) el currículo, (c) la enseñanza (d) los alumnos y (e) el
contexto.
La práctica pedagógica, desde una perspectiva ontológica, es compleja y
cuando reflexionamos entre el ser y el deber ser de la actuación del docente
encontramos que nos corresponde orientar a nuestros alumnos, contribuir a
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resolver sus problemas, pero muchas veces se nos hace difícil resolver el
problema de nuestros hijos y no logramos que progresen en sus estudios y
en su vida personal y esta es una seria evidencia de nuestra realidad como
formadores.
De tal modo nosotros como docentes generamos teorías, como
fundamento consciente o inconsciente de nuestra práctica pedagógica, que
pueden contribuir a la constitución de una
base de conocimientos sobre los procesos
que explican nuestra actuación profesional.
Este reconocimiento constituye un nuevo
referente, desde el cual se replantea el
problema de la formación permanente del
docente, como opción de su desarrollo
personal y profesional; genera, además, un
proceso reflexivo importante que, desde una
postura crítica en relación con sus actuaciones, inicia una búsqueda de
fundamentos para que las prácticas pedagógicas de los docentes tengan
sentido y con ese proceso contribuyan a producir teorías que fortalezcan su
ejercicio docente.
Entonces podemos decir que el ejercicio de la docencia no puede estar
limitada sólo a consumir conocimientos producidos por otros (Eliot, 1997), por
el contrario, se trata de pensar y actuar en la formación de un docente-
investigador, que desde su relación teoría-práctica-reflexión, esté en
capacidad de elaborar conocimientos, que puedan ser socializados y
sistematizados, para ser útiles a la sociedad.
La formación de investigadores está orientada por: (a) Dirigir trabajos de
Especialización, Maestría y/o Doctorado y (b) Asesorar trabajos libres de
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pregrado y/o extensión. Esta actividad que se evidencia en la tutoría de los
trabajos de grado fortalece al docente-investigador desde los planos
individual y colectivo.
Finalmente, el docente debe Investigar y darse la oportunidad de
problematizar sus prácticas y reflexionar sobre lo que hace todos los días:
enseñar, pero fundamentalmente, aprender a enseñar; en los últimos
tiempos, escuchamos con frecuencia la importancia de la investigación como
una competencia del maestro, de modo que ser investigador, es uno de
desafíos que se le atribuyen a la docencia como profesión. Freire (2001) nos
señalaba que la educación, “es un acto de conocimiento”(p. 106) Por tanto,
alentadora de cambios y transformaciones, siempre que los educandos se
aventuren y se comprometan a luchar por ese cambio y para lograrlo se
necesita de “seres pensantes, curiosos, activos, hablantes, creadores”.
REFERENCIAS ELECTRONICAS
file:///C:/Users/HOGAR/Downloads/paradigma-revista-de-investigacion-
educativa-5.pdf
http://www.salgadoanoni.cl/wordpressjs/wp-content/uploads/2013/12/otros-
tallerinvestigacion-anderson_kerr_docente_investigador.pdf
Díaz (2006) Formación docente, practica pedagógica y saber pedagógico.
Lauros Vol.12
Flórez Ochoa, R. (2006). Hacia una nueva cultura educativa. Revista
educación y Pedagogía. XXIII (44), 61-69.
Freire, P. (2001). Pedagogía de la Indignación. Madrid: Morata.
PUBLICADO 11 DE JULIO DEL 2014