Download - Resumen del "Libro La Iliada"
UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALACalidad, Pertinencia y Calidez
UNIDAD ACADÉMICA DE CIENCIAS QUÍMICAS Y DE LA SALUD
CARRERA DE CIENCIAS MÉDICAS
PROYECTO DE AULALa Ilíada
DOCENTE:
Ing. Ramiro Quezada
ASIGNATURA:
Expresión oral y escrita
INTEGRANTES:
o Gómez Pinos Leidy Paulinao Orosco Aponte Luis Javier
o Rodríguez Paz Karen Denisse o Sares Asanza Lissette Stefany
CURSO:
Primero “B”
EL ORO – MACHALA
2016-2017
INTRODUCCIÓN
La Ilíada de homero aparte de relatar la cólera humana en especial la de Aquiles hijo de
Peleo y de Tetis, también relata la guerra que se desato entre los Troyanos contra los
Griegos debido a un Lio amoroso entre el rey de Esparta Menelao y Paris (príncipe de
Troya). Pues Paris quien había sido huésped de Menelao se enamoró de su esposa, y se
la llevó a Troya. Menelao furioso hablo con Agamenón para recuperarla.
Así fue como los griegos en sus naves fueron a combatir a Troya, sin embargo sin el
apoyo de Aquiles, pues éste se había enfadado con Agamenón (rey de los Aqueos),
debido a que le había quitado a Briseida a quien amaba, como recompensa de haber
devuelto a Briseida a su padre Crises en consecuencia le pidió a Júpiter que hiciera
perecer a los Aqueos. Así inició la guerra cada bando con el apoyo de algunos dioses,
por una parte los aqueos con el apoyo de Juno, Minerva y Neptuno, por otra parte los
Troyanos con el apoyo de Júpiter, Apolo y Marte. Al Júpiter ser el más poderoso y
soberano de todos los dioses, los que terminaron más favorecidos fueron los Troyanos,
hasta que Júpiter cumplió sus objetivos, que era el de darle fuerzas a Héctor para que
matase a Patroclo (mejor amigo de Aquiles) y así enfurecer a Aquiles para que vuelva.
Júpiter cumplió su propósito, y pidió a los dioses que no se entrometan, así es como
Aquiles con su cólera enfrenta a Héctor, y lo asesina, arrastra su cuerpo en su carreta de
guerra, hasta el lugar donde se encontraban las naves, donde realizaron honras fúnebres
a Patroclo. Finalmente el rey de Troya Príamo se dirige a las naves Aqueas para pedir el
cuerpo de su hijo y así finalmente lo rescata.
FALTA EN UNA SOLA HOJA OBJETIVO GENERAL
Dar a conocer sobre ciertos personajes en su obra con el fin de entretener a las personas
e incentivar a practicar la lectura para así obtener un mejor léxico.
DESARROLLO:
CANTO I
Desata los acontecimientos más importantes los cuales dieron cabida a grandes guerras
que se desarrollaran posteriormente, esta primera parte se desarrolló en 22 días.
Encontramos en los primeros versos, la influencia de la presencia de los dioses en el
pueblo. Es decir empieza con una súplica a una diosa llamada Mnemosine, ella
inspiraba a los aedos en sus cantos es la diosa de la memoria. Rogaban que haya paz en
sus pueblos porque se cumpla la voluntad de Júpiter (Zeus).
El hijo de Júpiter y Latona, suscita una maligna peste hacia el ejército que perecía cada
día por la remisión de su hija, lo que incito a poner en marcha su nave para destruir la
ciudad de Príamo y regresar felizmente a la patria junto con la libertad de su hija. Pero
Agamenón no acepto este mensaje amenazando a aquel anciano con que no soltara a su
hija hasta que alcance la vejez, desatando así una de las primeras guerras que duraron 9
días atentando con la vida de los aqueos, en el décimo día Aquiles convocó al pueblo a
una reunión para poder acabar con la matanza hacia los aqueos ya que no comprendía el
porqué de Febo Apolo para que cause tantos daños a su pueblo. Teniendo en cuenta que
una razón puede ser porque Agamenón tenía en su poder a Criseida. El, la libera pero
retiene a Briseida. Dando así apretura para que Júpiter decida como victoriosos a Troya
mientras no devuelvan a Briseida. Pero luego del conflicto Juno, esposa de Júpiter se
enoja porque ella apoyaba a los aqueos, molestándose fuertemente con él, pero como
Júpiter era uno de los dioses que se respetaba ella silencio y se obedeció lo que el
decreto.
CANTO II
Júpiter no probo el dulce sueño esa noche con el propósito de honrar a Aquiles y
provocar una gran matanza hacia los Aqueos, mencionó por sueño a Agamenón que,
saque sus naves y enliste a los aqueos para que tomen por posesión a Troya, pueblo de
anchas calles.
Tal como en el sueño partió hacia las veleras aqueas y encuentra a Néstor, hijo de Neleo
a quien cuenta todo el sueño, este partió inmediatamente hacia las anchas calles de
Troya. Pero este era una prueba por parte de Júpiter, se desarrolló una guerra en donde
el pueblo aqueo perdió a muchos de sus hombres saliendo perdedores de esa batalla,
solo se escuchó la voz de Agamenón al culpar a Júpiter de un mentiroso y engañoso.
CANTO III
Tras prepararse arduamente para la tan esperada guerra los aqueos cada día van
acercándose hacia ese momento triunfal en el que verán a Troya a sus pies. Y la guerra
ha llegado en el momento indicado todos estaban colocados con sus respectivos jefes,
dispuestos avanzaban y con mucho valor mutuamente.
De pronto se desarrolla una conversación entre Paris y Menelao todo con un mismo
objetivo, Helena. Pero antes de esto Héctor reclama y juzga fuertemente a Paris, por ser
de flexible corazón y mujeriego, que solo ve por el bien propio de él y no el de su
pueblo, ahí comienza la cobardía y el miedo por parte de Paris. Cuando entonces
decidido propone una pelea donde solo este involucrado Melenao y el, por el amor de la
preciosa doncella Helena junto con todas sus riquezas. Los aqueos empezaron a lanzar
flechas, dardos y piedras. Hasta que Agamenón exclamo fuertemente: escuchad a
Héctor y deténganse. El propuso a los aqueos el acuerdo de Paris, dando por comienzo
la guerra entre estos dos, en todo el desarrollo de la misma llego a ganar Melenao quien
exigía su recompensa que era Helena junto con sus riquezas; la paz y la amistad entre
estos dos grandes pueblos. Así los aqueos quedaron aplaudiendo grandiosa victoria.
CANTO IV
Melenao tras ser el vencedor y triunfador espera a que Helena sea entregada, pero se
revela una nueva noticia, que con la ayuda de Afrodita Melenao ha escapado con
Helena, el amor de su vida. Pero Atenea enemiga profunda de los Troyanos convence a
Pandaro para que atente contra la vida de Melenao y lo hiere, Melenao en suma calma
exclama: no espanten a los aqueos, la aguda flecha no me ha herido mortalmente. El rey
Armagedón respondió con ayuda de un médico. En ese momento Melenao se indigna al
saber que Paris no ha cumplido con su trato y lo ha rechazado y violado, entonces él
manda un comunicado a todos los troyanos amenazándolos: Pagaron dicho engaño por
parte de los Troyanos y rompe totalmente el acuerdo de Paz y amistad. Así ambas partes
reciben diferentes críticas y personajes de acuerdo con cada uno de ellos.
CANTO V
Héctor y Paris salen de Troya hacia la batalla y comienzan a derrotar a los aqueos, en
vista que los aqueos iban cayendo uno tras otro y perderían la batalla, minerva decidió
bajar del olimpo, y apolo al observarla, también bajó y le preguntó: ¿Qué es lo que
planeaba hacer?, hablaron y decidieron que la batalla acabaría ese mismo día si Héctor
se enfrenta a uno de los más fuertes aqueos, hablan con Héctor para que ofrezca esto a
los aqueos y Agamenón al ver esto también freno sus tropas habla con los aqueos y les
ofrece la batalla, entonces el rey acepta el reto y escogen a la suerte, mediante un sorteo
qué guerrero iba a pelear contra Héctor, entre el sorteo estaban grandes guerreros como
Diomedes, Áyax, el rey de micenas y entre otros, donde Áyax fue el ganador y entonces
empezó la batalla, en medio de la cual apareció Idiomeneo, un heraldo de Troya y
ordenó a los dos que paren la batalla y que continuaran otro día porque si no la batalla
los consumiría, tanto a Áyax como a Héctor comprenden la situación y aceptan, cada
uno de los troyanos y de los aqueos se regresan a sus lugares, los aqueos se dirigen a sus
naves y los troyanos a Troya.
Al llegar la noche hubo una asamblea en Troya, donde salió Antenor que era un anciano
importante diciendo que debían devolver a Elena junto con las riquezas que Paris había
tomado de los aqueos, pero Paris se levantó y dijo que no iba a regresar a Elena y
quedaron en que no regresarían a la muchacha aquea con la condición de que devolviera
las riquezas y aparte Paris donaría algunas de las suyas guardadas en su palacio; Le
ordenan a uno de los heraldos que vaya a informarles a la nave de los aqueos, pero al
comunicarles, Diomedes se levanta y responde que ellos no iban a aceptar, porque era
obvio que los troyanos iban a perecer entonces llegaron a un acuerdo en que tanto
aqueos y troyanos harían una tregua temporal para darles una correcta sepultura a los
que quedaron en el campo de batalla.
CANTO VI
En el olimpo hay una reunión de todos los dioses, y Júpiter comunica que nadie puede
intervenir la batalla o sino ejercería su poder, empieza la batalla de sol a sol, dardos por
todos lados, cayendo hombres tanto de un lado como del otro donde denota que los
troyanos tienen la ventaja, uno de los más poderosos aqueos comienza a huir como lo
hace Diomedes y otros más, Héctor para provocar a Diomedes le dice en forma de burla
que es como una doncella, entonces Héctor hace que los troyanos los persigan a todos,
para ver si así se apoderan del escudo de Néstor, que era también un famoso peleador o
de la coraza de Diomedes, entonces si lograban hacer eso había una probabilidad de que
los saqueos se vayan esa misma noche en sus naves, sin embargo Juno indignada en el
olimpo pega un grito y pide a Neptuno que se apiade de los aqueos y los ayude, se los
termina ayudando pero de nada sirve porque Júpiter está de parte de los troyanos y éste
es el más poderoso.
Todos los dioses discuten de nuevo y todo contra Júpiter porque él era el que estaba en
ira contra los aqueos y este les dice: yo no descansaré, aún faltan muchos males que le
caerán a los aqueos; Él le había dado poder a Héctor de no cansarse hasta que llegue a
las naves donde estaba Aquiles para que ahí Aquiles se defienda. Al acabar el día, llega
la tranquilidad en la noche para los aqueos que estaban siendo derrotados por los
troyanos, y la noche termina una vez más salvando a los aqueos de la batalla.
CANTO VII
Los troyanos quienes ya habían tomado el control de la batalla, consiguieron vigilia
cerca del campamento de los aqueos y los tenían dominados, una sensación de miedo y
quererse fugar se apodero de los aqueos incluso del rey Agamenón, En una asamblea de
los aqueos Diomedes hablo al rey con una voz amenazante y junto a Néstor quedaron
que habría que entregarles presentes a Aquiles y devolverle a Briseida para que el
vuelva a la batalla, Fénix lo mencionan como jefe de la embajada la cual estará
conformada por Áyax y Ulises y acompañados también por los heraldos, Ollo y
Uribates, todos ellos eran quienes constituirían la embajada para dirigirse hacia Aquiles.
Al llegar donde Aquiles el mismo que se encontraba acompañado de Patroclo el cual era
uno de los hombres de Aquiles y el mejor amigo, les ofrecen vino a los troyanos, se
sientan y hablan. Luego de numerosos ofrecimientos que el rey Agamenón les habían
ofrecido, Aquiles le menciona a Ulises que su pensamiento es que Agamenón no es de
persuadirlo pues él no piensa ayudarlo.
Al final la embajada termina regresando muy enojados por la altanería de Aquiles y le
informan al rey Agamenón la respuesta de Aquiles y les dice que ya no piensen que, si
se quedará o si se marchará, pues si se queda el combatirá.
CANTO VIII
El rey de los aqueos Agamenón, no podía dormir, tampoco Menelao ni Néstor, por lo
cual Agamenón hace una pequeña asamblea entre los más importantes donde se deciden
enviar espías hacia el campo troyano y terminan enviando a Diomedes y a Ulises, los
troyanos también planeaban hacer los mismo, ellos enviaron a mandaron a Dolón, la
única diferencia era que a los aqueos los acompañaba minerva y los troyanos nadie,
entonces a lo que Diomedes y Ulises llegaban al campo troyano observan salir de ahí a
Dolón, lo siguen hasta que se aleja del campo troyano y lo acorralan y le sacan
información y luego lo matan, los aqueos le mintieron que no lo iban a matar para
sacarle información y cuando les dio la información lo mataron, luego con ésta se
dirigieron hacia un lado donde estaban los caballos, los cuales fueron robados por ellos,
y mientras algunos de los troyanos estaban dormidos, mataron a 12 hombres junto con
su rey.
Los troyanos eran aliados de bastantes pueblos y cada pueblo tenía su rey, Ulises y
Diomedes mataron a todos esos hombres mientras dormían y regresaron con los
caballos a las naves aqueas donde todos les aplaudieron esa gran hazaña que elaboraron.
CANTO IX
Al amanecer se renueva la batalla, en la cabeza va Agamenón el mismo que se dirige
furioso y con todas sus fuerzas a matar muchos troyanos, pero mata a un hijo de
Antenor y su hermano Coón lo observó entonces el pasó desapercibido logro herirle la
pierda a Agamenón pero sin embargo este no abandonó la batalla y mato a con; Al
matar a los dos hijos de Antenor, el siguió aun herido, mientras tanto Júpiter le había
dicho a iris que le comunique a Héctor que espere a que Agamenón comience a huir
porque de todas formas iba a hacer herido por una lanza, la misma que él había herido a
con. Luego de que la herida de Agamenón dejara de sangrar, Héctor espero a que la
misma se secara y que le empiece el dolor para que Agamenón hulla y así Héctor poder
aprovechar para darle ánimos a los troyanos para que rompan las filas de los aqueos.
Y así fue como poco a poco fueron liderando los troyanos, pero luego apareció
Diomedes que hirió un poco a Héctor y este huye, por ahí mismo aparece Paris y le
clava una flecha en el pie a Diomedes y sigue transcurriendo la batalla, donde Paris
logra también herir a Ulises, y a otros más personajes importantes en la batalla,
finalmente Patroclo es enviado a la tienda de Aquiles para informar acerca de las
noticias de la batalla.
CANTO X
Al amanecer, y caer los primeros rayos de sol Tetis llegó a las naves con la armadura
que obtuvo de Vulcano, halló al más apreciado hijo llorando desconsoladamente justo
sobre el cadáver de Patroclo rodeado de muchos amigos que del mismo modo cayeron
en llanto. La divina entre las diosas tomó con su mano a Aquiles mientras le decía:
“¡Hijo mío! Aunque estemos afligidos dejemos que éste perezca, ya que sucumbió por
la voluntad de los dioses; pero ahora recibe la armadura que ha sido fabricada por
Vulcano tan magnífica y excelente que jamás varón alguno uso para proteger sus
hombros”.
La diosa justo después de hablar colocó junto a Aquiles las armas labradas mientras
estas resonaban. A todos los mirmidones les sobrevino temblor; no se atrevían a mirar
hacia al frente, huyeron espantados.
Aquiles al verlos, sintió como su cólera se recrudecía; los ojos le centellaron, como una
llama bajo sus parpados; el héroe gozaba teniendo el espléndido regalo de la deidad.
Tú convoca a junta a los héroes aqueos, renuncia a la cólera contra Agamenón, ármate
para el combate y vístete de valor. Cuando dijo esto despidió a los reyes, y solamente se
quedaron los dos Atridas, el divino Ulises, Néstor, Idomeneo y el anciano Fénix para
poder distraer a Aquiles que se encontraba afligido acordándose de Patroclo, daba
hondos y frecuentes suspiros. Automedonte se ocupaba de uncir los caballos:
sujetándolos con correas hermosas, el freno en la boca y las riendas tendidas hacia atrás
atadas a la fuerte silla.
Sin mucha espera Automedonte tomó el látigo y saltó al carro. Aquiles con su brillante
armadura, del mismo modo subió mientras exhortaba voces horribles a los caballos de
su padre:
“¡Janto y Balio, ilustres hijos de Podarga! De traer a salvo al campamento de los dánaos
al que hoy os guía; y no le dejéis muerto en la liza como a Patroclo. Nosotros
correríamos tan velóces como el soplo del Céfiro, que es tenido por el más rápido. Pero
también tú estás destinado a caer a manos de un dios y de un mortal.”
Justo al decir estas palabras, las furias le cortaron la voz. Y muy indignado, Aquiles,
dijo: “¡Janto! ¿Por qué me vaticinas la muerte? No hay ninguna necesidad de hacerlo.
Yo sé que mi destino es perecer aquí, lejos de mi padre y de mi madre; con eso no a de
descansar hasta que harte con el combate a los teucros.” Luego dando voces dirigió a
los caballos por las primeras filas.
CANTO XI
En las murallas, tras estas se encontraban los aqueos, los troyanos que estaban
dominando la batalla se dividieron en grupos, el grupo de Héctor junto con
Polidamante que era un sabio que les ofrecía buenos consejos, fueron hacia las murallas
para tratar de derrumbarlas mientras los otros grupos luchaban, Polidamante junto a
Héctor cruzaron un foso lleno de sangre para llegar a la susodicha, Héctor con miedo a
ser atacados por los aqueos fue aconsejado por Polidamante diciéndole que no
importaba, que no tema porque Júpiter ya había decidido que los troyanos tenían que
ganar la batalla, dicho esto siguieron en dirección a la muralla para poder romperla y al
estar allí se abrió una brecha que fue utilizada por los mismos para intentar destruir la
muralla, al lograrlo y gracias a Héctor que con una piedra logró destruir la muralla pese
a que los aqueos habían llamado a Teucro y Áyax lograron atravesar su objetivo.
CANTO XII.
Zeus acerco a Héctor y a los troyanos a las naves griegas para que continuara la batalla,
Poseidón tuvo mucha pena de los griegos viendo tantas almas muertas se llenó de
mucha ira en contra de Zeus, decidió tomar la forma de un mortal y mezclarse con los
guerreros griegos para ayudarles en valor y fuerza, de esta manera combatieron a
Héctor que amenazaba con atravesar por las tiendas y naves griegas de manera
sencilla.
Pero Héctor tuvo que alzar la mirada y retroceder para animar a sus hombres al ataque
con más fuerza.
Los hijos de Cronos preparaban grandes males a los héroes por su inversa manera de
pensar, Zeus quería que ganara Héctor y los troyanos, para glorificar a Aquiles, el de
los pies ligeros.
Pretendía que el ejército griego pereciera totalmente, pues sólo intentaba honrar a
Tetis y a su hijo que había sido humillado por Agamenón.
Poseidón Dios de los mares era menor que Zeus y estaba a favor de los griegos, pero
no podía ayudarlos notablemente para no disgustar a Zeus. En esta indecisión cientos
de soldados de ambos ejércitos resultaron muertos, el tremendo estruendo que
producían ambos ejércitos alcanzaba al cielo y a la morada claridad de Zeus.
CANTO XIII
Néstor oculto escuchaba a los soldados discutiendo cada vez más fuerte, decidió ir en
busca a Agamenón y de los otros reyes para discutir una estrategia que les salvara de la
derrota. Se reunió con Agamenón, Tidida y Odiseo y les converso de su inquietud,
Agamenón aterrorizado lleno de miedo decidió que mejor sería sacar las naves al mar y
preparar la retirada antes que dejarse coger por los troyanos, Odiseo lleno de furia lo
miro y protesto contra la propuesta de Agamenón. Diomedes Tidida dijo que ellas
tenían valor para luchar y que no temían miedo hacia los troyanos.
Poseidón Dios de los mares, que estaba a favor de los griegos decidió disfrazarse de un
viejo y se acercó a los reyes infundiéndoles valor en el corazón a todos los griegos para
que lucharan y combatieran sin descanso.
Desde la cima del Olimpo, Hera la mujer de Zeus observo a su hermano que se movía
en la batalla y decidió ayudarlo, bajo a la cumbre de Afrodita donde se encerraban todos
los encantos.
Hablo con el sueño, hermano de la muerte y le pidió que le ayude a adormecer a Zeus
para que los griegos aprovecharan y ganar a los troyanos, así se hizo, el mar arremetió
con los troyanos.
CANTO XIV.
Zeus despierta en el monte Ida, observa cómo está la batalla y se dio cuenta de que
había sido engañado por Hera, Zeus furiosamente le reclama a Hera, la diosa de ojos de
novilla le explico que Poseidón, que no estaba atacando por orden suya, sino que él
sentía pena por los griegos y decidió ayudarlos.
Entonces Zeus le dijo que fuera a Olimpo en busca de Iris y Apolo, ella debía ir donde
Poseidón y pedirle que dejara de pelear. Apolo por su parte debería ayudar a Héctor, así
los troyanos llegarían en persecución de los griegos hacia la nave de Aquiles, enviaría a
su compañero Patroclo, que moriría herido por la lanza de Héctor. Irritado por la muerte
de Patroclo, el divino Aquiles mataría a Héctor, desde ese momento Zeus haría que los
troyanos fueran perseguidos, hasta que los griegos tomen Troya.
Hera, sin desobedecer fue al Olimpo y llamo a Iris y Apolo y le dijo que fueran donde
Zeus e hicieran lo que Zeus ordenara.
Zeus ordeno a la diosa Iris que dijera a Poseidón que dejara de combatir junto a los
griegos o que se arrepentirá, Iris así lo hizo y Poseidón cedió a pesar estar irritado.
El dios del mar se retiró dejando solo a los griegos, Zeus pidió a Apolo que ilumine a
Héctor y a los suyos contra los griegos, hasta que huyeran hacia las naves.
Néstor, protector de los griegos rogó especialmente a Zeus y éste le respondió con un
trueno, al oírlo los troyanos avanzaron junto a las naves y siguieron luchando
encarnizadamente.
Desde el cielo, Zeus protegía a Héctor y le daba honor y gloria porque el héroe debía
vivir poco.
CANTO XV
Patroclo se presentó a Aquiles derramando ardientes lágrimas, Aquiles le pregunto cuál
es la causa del llanto, Patroclo le dijo que era un despiadado, y que si Aquiles no
deseaba pelear con los griegos lo haría él, con sus armas y valor para que los troyanos
piensen que era Aquiles y salir huyendo, de esta manera los griegos se reanimaran a la
batalla.
Así fue Patroclo lo hizo con la ayuda de Aquiles, mientras tanto los troyanos arrojaron
voraz fuego a la nave más grande de los griegos y éste se extendió rápidamente,
Patroclo con las armas recién fabricadas de Aquiles, se unió al ejercito de Aquiles que
entraba en combate.
Patroclo fue el primero en luchar lanzo una lanza, uno de los jefes cayó muerto y los
soldados se desbastaron, los griegos aprovecharon la confusión y echaron a los troyanos
de los bajeles y apagaron el fuego.
Héctor viendo que su ejército estaba siendo derrotado, procuraba salvar a sus
compañeros. Patroclo, siguió luchando fieramente con sus compañeros destruyendo a
sus enemigos, de pronto el dios Apolo salió a su encuentro, Patroclo con los ojos llenos
de miedo siente lentamente que se le desliza el casco de su cabeza, entonces un troyano
aprovecho y le clavó la pica en la espalda, herido comenzó a retroceder, pero Héctor
alcanzo a verlo y lo siguió hasta clavarle la lanza en el vientre. Hasta matarlo
dolorosamente y humillantemente.
CANTO XVI
Menelao, se dio cuenta que Patroclo había sucumbido en la batalla a manos de Héctor,
los troyanos, este empezó a moverse en torno al cadáver para defenderlo.
Héctor y su ejército lo atacaron y despojaron a Patroclo de sus armas y se lo llevaron
arrastrando, pero Ayante lo rescato y lo protegió.
Zeus al ver que Héctor visito las armas divinas le contesto. No piensas en la muerte, que
ya se halla cerca de ti y vistes las armas divinas de un hombre a quien todos temen. Has
matado a su amigo y le has quitado sus armas, todavía te dejare que alcances una gran
victoria, pero no recibirás las armas de tus manos al volver a combatir.
Los griegos a su vez, permanecían firmes alrededor del cadáver de su compañero.
Ayante parecido por su bravura al jabalí que en el monte dispersa fácilmente a los
perros, dispersó a las tropas troyanas que se agitaban alrededor de Patroclo con el
propósito de llevarlo a la ciudad y alcanzar así la gloria.
Así pasaron todo el día con el ardor del fuego y el cruel combate, Aquiles ignoraba la
muerte de Patroclo, hasta que Zeus dio la victoria a los troyanos.
Menelao viendo la gran derrota busco a Antíloco, hijo de Néstor el sabio, para que
regresara al campamento de Aquiles y le comunicara la muerte de Patroclo.
CANTO XVII
Aquiles presentía lo sucedido, al ver que los griegos volvían a ser derrotados, Antíloco
llego y anunció que Patroclo ha muerto a manos de los troyanos.
Negra nube de pesar envolvió a Aquiles, cogió ceniza con ambas manos, la derramó
sobre su cabeza, afeó el gracioso rostro y mancho la divina túnica.
Las esclavas salieron y en medio de agudos gritos rodearon a Aquiles, su madre desde el
fondo del mar, oyó los gemidos de su hijo. Desesperada, subió con las nereidas hasta la
playa, allí Aquiles le conto la inmensa pena que sentía con la muerte de su amigo
Patroclo y dijo que solo la muerte de Héctor le daría paz.
Si hijo, es justo que libres a tus afligidos compañeros de una muerte segura le dijo a
Aquiles, no entres en combate hasta que me veas regresar, mañana al amanecer te traeré
una hermosa armadura fabricada por Hefesto. Dejo a su hijo y se dirigió al Olimpo para
buscar la armadura.
Los griegos trataban de rescatar el cadáver de Patroclo y los troyanos se lo impidan, de
pronto en la orilla del foso, fuera de la muralla, apareció Aquiles, Dio recias voces y
logro ahuyentar a los troyanos, de ese modo, los griegos pudieron rescatar el cadáver de
Patroclo, llego el atardecer el sol se escondió en el horizonte y los combatientes
suspendieron la lucha.
Mientras tanto Tetis cumpliendo a la promesa de su hijo Aquiles, se dirigió a la morada
de Hefesto.
Hefesto que guardaba gratitud a Tetis por haberle salvado de la muerte cuando era niño,
se puso de inmediato a trabajar.
CANTO XVIII
Júpiter a Temis que, partiendo de las cumbres del Olimpo convocase a la junta de los
dioses y ella fue de un lado para otro y a todos les mandó que acudieran al palacio de
Jove. Neptuno tampoco desobedeció a la diosa, y dirigiéndose desde el mar a la junta, se
sentó en medio y exploró la voluntad de Júpiter: “¿Por qué oh tu que lanzas encendidos
rayos convocas de nuevo la junta de los dioses? ¿Acaso tienes algún propósito acerca de
los Teucros y de los Aqueos? El combate y la pelea volverán a encenderse muy pronto
entre ambos pueblos.”
Aquiles deseaba romper por el gentío en derecho a Héctor Priámida pues el ánimo le
impulsaba a saciar con la sangre del héroe a Marte infatigable luchador, más Apolo que
enardece a los guerreros movió a Eneas a oponerse a Pelida. También el esclarecido
Héctor exhortaba a los Teucros dando gritos y aseguraba que saldría al encuentro de
Aquiles: “¡Animosos Teucros! ¡No teman al Pelida! Yo de palabra combatía hasta con
los inmortales pero es difícil hacerlo con la situación actual”.
Aquiles hirió la sien atravesándole el casco de broncíneas carrilleras a Demoleonte
valiente alaid en el combate, seguidamente acometió con la lanza al deiforme Polidoro
Priámida a quien su padre no permitía que fuera a las batallas por que era el predilecto
de sus hijos al verle pasar, Aquiles el ligero de pies hindiole la lanza en medio de la
espalda donde los anillos de oro sujetaban el cinturón y era doble la coraza, y la punta
salió al otro lado cerca del ombligo y el joven cayó de rodillas dando lastimeros gritos;
Aquiles se revolvía furioso con la lanza, persiguiendo cual una deidad a los que están
destinados a morir y la negra tierra manaba sangre.
Como, uncidos al yugo dos bueyes de ancha frente para que trillen la blanca cebada en
una era de los mugientes bueyes, así los celipedos corceles guiados por Aquiles y
hollaban al mismo tiempo cadáveres y escudos, el eje del carro tenía la parte inferior
cubierta de sangre y los barrandales estaban salpicados de sanguinolentas gotas que los
cascos de los corceles y las llamas de las ruedas despedían.
CANTO XIX
Así que los teucros llegaron al vado del voraginoso Janto, rio de hermosa corriente a
quien el inmortal Júpiter engendrará, Aquiles los dividió en dos grupos.
Aquiles, vástago de Jove, dejó su lanza arrimada en un tamariz en la orilla; saltó al rio
como si fuese una deidad, con sólo la espada y meditando en su corazón acciones
crueles; y comenzó a herir a diestro y siniestro; al punto levantarse un horrible clamoreo
de los que recibían los golpes, y el agua bermejeó con la sangre.
Antes que a Patroclo le llegara el día fatal, me era grato de abstenerme de matar a los
Teucros y fueron muchos los que cogí vivos y vendí luego; más ahora ninguno se
escapará de la muerte, si un dios lo pone en mis manos delante de Ilión y especialmente
si es hijo de Príamo. Por tanto, amigo, ¡muere tú también!
Aquiles, impelido por el mandato de los dioses, enderezó sus pasos a la llanura
inundada por el agua del río, en la cual flotaban cadáveres y hermosas armas de jóvenes
muertos en la pelea. El héroe caminaba derechamente, saltando por el agua, sin que el
anchuroso río lograra detenerlo; pues Minerva le había dado muchos bríos.
Pero el Escamandro no cedía en su furor; sino que se irritaba más contra el Pelida,
hinchaba y levantaba lo más alto sus olas y con sus gritos llamaba al Símois:
“¡Hermano querido! Juntémonos para contener la fuerza de ese hombre, que pronto
tomará la ciudad del Rey Príamo, pues los Teucros no le resistían en la batalla”.
Oyó entonces a Júpiter, sentado en el Olimpo, y con el corazón elegre reía al ver que los
dioses iban a embestirse.
CANTO XX
Los Teucros refugiados en la ciudad como cervatos, se recostaban en los bellos
baluartes. El hado funesto sólo detuvo a Héctor para que se quedara fuera de Ilión, en
las puertas Esceas. Y Febo Apolo dijo al Pélida: ¿Por qué, oh hijo de Peleo, sigues en
mortal carrera a un dios inmortal, siendo tu un mortal?
El anciano Príamo fue el primero que con sus propios ojos le vió venir por la llanura,
tan resplandeciente como el astro que se puede observar en otoño con sus rasgos
completos entre muchas estrellas durante la noche oscura y es llamado el perro de
Orión. El viejo gimió mientras se golpeaba la cabeza y, con las manos levantadas
exclamó grandes voces y lamentos, eran súplicas dirigidas a su hijo. Héctor continuaba
inmóvil ante las puertas y sentía vehemente deseo de combatir contra Aquiles, el
anciano sosteniéndole los brazos y con un tono de lastima dijo:
“¡Héctor, hijo querido! No aguardes sólo y lejos de los amigos, a ese hombre, para que
mueras a manos del Pélida, que es mucho más vigoroso”.
“¡Cruel!” dijo la madre de este que en otro lugar se lamentaba sollozando, desnudo su
pecho le mostró el seno y derramando lágrimas dijo estas palabras: “¡Héctor, hijo mío!
Respeta este seno y apiádate de mí. Si en otro tiempo te daba el pecho para acallar tu
lloro, acuérdate de tu niñez, hijo amado; y penetrando en la muralla rechaza ahí mismo
a ese enemigo y no salgas a su encuentro. ¡Cruel! Si te mata no podré llorarte”.
Mejor sería comenzar de una vez con el combate para que el Olímpico conceda la
victoria, estos pensamientos cruzaban por su mente sin moverse de su sitio, cuando se le
acercó Aquiles casi fuese a Marte.
Cuando ambos guerreros se hallaron frente a frente dijo el primero, Héctor: “No huiré
más de ti, oh hijo de Peleo, como hasta ahora. Tres veces di la vuelta, huyendo, en torno
a la gran ciudad de Príamo, sin atreverme nunca a esperar tu acometida. Mas ya mi
ánimo me impulsa a afrontarte, o te mato, o me matas”
Héctor llevaba su cuerpo bien protegido con la armadura que le quitó a Patroclo luego
de matarle, su único lugar descubierto eran sus clavículas y el cuello. Héctor cayó e el
polvo, y el divino Aquiles se jactó de su triunfo diciendo: “¡Héctor! Cuando despojabas
el cadáver de Patroclo te sentiste salvado y no me temiste porque me hallaba ausente.
¡Necio! A ti los perros y las aves te desmembrarán ignominosamente, y a Patroclo los
aqueos le harán honras fúnebres”
Justo al terminar de hablar la muerte se cobraba su víctima entres sus lamentos por dejar
su cuerpo y vida terrenal descendió hasta el Orco y aunque muerto Aquiles le dijo:
“¡Muere! Y yo perderé la vida cuando Júpiter y los demás dioses inmortales decidan
cumplir mi destino” Ahora, ea, volvamos, cantando el peán, a las cóncavas naves, y
llevémonos este cadáver. Hemos obtenido una gran victoria: matamos al divino Héctor,
a quien dentro de la ciudad de los troyanos dirigían votos como a un dios”
La esposa de Héctor nada sabía, debido a que ningún mensajero le llevó la noticia de
que su marido se quedara fuera del muro. Cuando llegó a la torre y la multitud de gente
que allí se encontraba se detuvo y observó como en el campo los veloces caballos
arrastraban cruelmente el cuerpo de Héctor. Exclamó: “¡Héctor! ¡Hay de mí, infeliz!
Ambos nacimos con la misma suerte tú en Troya, en el palacio de Príamo y yo en
Tebas, al pie del selvoso Placo”.
CANTO XXI
Los Aqueos en la ciudad gemían una vez habían llegado a las naves y al Helespontose
fueron a sus respectivos bajeles. Pero los mirmidones fueron detenidos por Aquiles
evitando que se dispersen y entre ellos dijo: “¡Mirmidone, de rápidos corceles, mis
compañeros amados! No desatemos del yugo los solípedos bridones; acerquémonos con
ellos y los carros a Patroclo, llorémosle, que este es el honor que a los muertos se les
debe. Y una vez en tristeza absoluta, desunciremos los caballos y cenaremos aquí
mismo entre todos”.
El Pelida comenzó entre ellos el funeral lamento colocando sus manos homicidas sobre
el pecho del difunto: “¡Alégrate, oh Patroclo, aunque estés en el Orco! Ya voy a
cumplirte todo lo que te prometí; he traído arrastrado el cadáver de Héctor que engollaré
ante tu pira a doce hijos de troyanos ilustres, por la cólera que me causó tu muerte”.
El divino Aquiles sostenía la cabeza y estaba triste por que despedía para el orco el
“eximinio” compañero. Cuando llegaron al lugar Aquiles les señaló, dejaron el cadáver
en el suelo, y enseguida amontonaron abundante leña.
CANTO XXII
Aquiles lloraba, acercándose al compañero querido sin que el sueño atrayente de la
muerte pueda vencerlo: daba vueltas acá y allá, y con amargura traía a la memoria el
vigor y gran ánimo de Patroclo.
Entonces el padre de los hombres y los dioses empezó a hablar así: “¡Hijo mío! ¿Hasta
cuándo dejarás que el llanto y la tristeza roan tu corazón, sin acordarte ni de la comida,
ni del concúbito? Buenos es que goce del amor con una mujer, pues no vivirás mucho
tiempo: la muerte y el hades para ti se avecinan y ahora préstame atención pues traigo
un mensaje de Júpiter, dice que los dioses están muy irritados contra ti, porque
enfureciéndote retienes a Héctor en las naves y no permites su redención. El entrega el
cadáver y acepta su rescate”
A lo que Aquiles respondió: “Sea así, Quien traiga el rescate se lleve el muerto; ya que,
con ánimo benévolo, el mismo Olímpico lo ha dispuesto” Mientras Saturno enviaba a
Iris hacia Ilión: “¡Anda, ve, rápida iris! Deja tu asiento del Olimpo, entra al Ilión y di al
magnánimo Príamo que encamine las naves de los aqueos y rescate al hijo, llevando a
Aquiles dones que aplaquen su enojo; vaya solo y ningún troyano se le junte”
De inmediato Priamo reprendió a sus hijos Heleno, París, Agatón divino, Pamón,
Antífono, Polites, Deifobo, Hipotoo y Dío. “¡Daos prisa, malos hijos, ruines! Ojalá que
en lugar de Héctor hubieseis muerto todos ustedes en las naves” Acuérdate padre
Aquiles, semejante a los dioses que tiene la misma edad que yo y ha llegado a los
funestos umbrales de la vejez. Lavado y ungido en aceite, fue cubierto por las esclavas,
después el mismo Aquiles lo levantó y lo colocaron en un carro.
La gente del pueblo se reunió fuera de la ciudad y por 9 días acarrearon leña y al décimo
día, con los ojos preñados de lágrimas, el cadáver de Héctor, lo pusieron en lo alto de la
pira y le prendieron fuego. Levantando el túmulo regresaron al palacio del rey Príamo y
celebraron el banquete fúnebre, de esta forma celebraron las honras de Héctor.
ESQUEMA
Los aqueos
Los troyanos se niegan a devolverla
Se desató la última guerra en donde Aquiles vengaba a la muerte de su amigo Patroclo matando a Héctor.
Final de guerraEmpieza la discordia
Acontecimientos como consecuencia.
COMENTARIO PERSONAL
Esta obra nos pareció muy interesante, ya que que el autor “Homero” la realizó con el
fin de entretener a las personas y al mismo tiempo incentivar a los niños a la guerra.
Ésta obra trata sobre la caída de Troya, al igual de mencionar a un personaje muy
conocido por todos nosotros como Aquiles, es un semidiós hijo de Peleo y la diosa
Tetis, quien eligió ir a la guerra y morir allá para que su nombre sea conocido. Todo
inicia con los príncipes de Troya Paris y Héctor ya que Paris se enamora de Helena
esposa de Menelao y este se la lleva a Troya, Menelao indignado busca la ayuda de su
hermano Agamenón Rey de Grecia para que lo ayude a recuperarlo y recuperar su
honor, sin embargo, en esta guerra eran los dioses ayudándoles; unos favorecían a los
Aqueos y otros a los Troyanos.
Esta Historia es muy bonita y al mismo tiempo entretenida, al leerla uno siente que se
transporta a la escena de la guerra formándonos así una idea de cómo pudo haber
pasado esta linda historia.
LINK DEL BLOG
http://expresionoraljacob.blogspot.com/
La Ilíada Ambos por el amor de Helena y su devolución a los aqueos.
Los troyanos
Se desatan guerras con pérdidas irreparables.
Muere cruelmente Patroclo en manos del troyano Héctor.