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REFLEXIONES EN TORNO AL CAMPANIFORME.
UNA M IRADA HAC IA EL CASO VASCO
R ef l ec t i ons beyond t o B e l l -B eake r . A s i gh t t o t he ca s e ba s que
Alfonso ALDAYRUIZ*.
ISSN:05l4-7336
RESUMEN:
Dos intenciones básicas han motivado la redacción de este trabajo. Por una parte se refle
xiona sobre la realidad del problema campaniforme como proceso histórico europeo, interrogándonos
sobre su /¿ignificado y valoran do aquellas op inion es so bre él vertidas, aten dien do, por o tra parte, a las
particularidades del caso vasco. Dentro del campaniforme pueden diferenciarse dos sagas consecutivas
de rápida sucesión, ambas están presentes en el País Vasco y organizan varias entidades culturales dife
renciadas y mantienen conexiones con diversas comarcas geográficas (con Bretaña, Languedoc, Centro-
europa, Submeseta Norte, Valle del Ebro). Se concluye afirmando q ue el entram ado campaniforme deb e
integrarse, como un elemento más, dentro del dinámico desarrollo cultural que acontece entre el Neolí
tico Final y la consolidación de las sociedades complejas de la Edad del Bronce, de esta manera, pen
samos, se obtendrá una más acertada lectura del proceso.
Palabras clave:
Campaniforme. País Vasco. Prestigio social. Neolítico-Calcolítico.
ABSTRACT: This paper has two basic motives. On the one hand, there is a reflection on the reality of
the bell-beaker problem as a European historical process, questioning its significance and the analysing
various opinions thereon. On the other hand the peculiarities of the Basque case are examined. Within
the bell-beaker period, we can distinguish two consecutive sagas in rapid succesion, both of which are
present in the Basque Country, each belonging to a different cultural organization and maintaining con-
tacts with various geographical regions (Brittany, Languedoc, Central Europe, the Northern Submeseta,
the Ebro Valley). We affirm, in conclusión, that the bell-beaker phenomenon should be integrated as one
more element in the dynamic cultural development which took place between the Upper Neolithic and
the consolidation of the complex societies of the Bronze Age. In this way, we believe, a more correct
interpretation of the process can be obtained.
Keywords: Bell-beaker. Basque Country. Social prestige. Neolithic-calcolithic.
1 R e f l e x i o n e s i n i c i a l e s
Ref lexionamos en es te breve a r t ículo sobre e l
s igni f icado que debe de otorgarse a l l lamado
pro
blema campaniforme en un á rea geográf icamen te
limitada: el País Vasco. Puede sorprender que a
es tas a l turas a lguien pueda considerar convenien
te proponer una nueva va lorac ión de un vie jo
asunto, sobre el cual la l i teratura arqueológica ha
s ido ext rem adam ente prol ija y en do nd e obten er
nuevos puntos de vis ta toda vez que han c r i s ta l i
zado a l d ía de hoy suces ivos modelos inte rpre ta t i
vos , culturales y cronológicos para todo el ámbito
e ur ope o , e s t a r e a ha r to c ompl i c a da . N o p r e t e nde
mos nosot ros suger i r o t ras vías de comprensión o
pautas de re fe renc ia que puedan superar a las ya
exis tentes , más bien aceptamos esa t r egua inte r -
Universidad del País Vasco. Área de prehistoria. Mar
qués de Urquijo s/n. 01006 Vitoria.
pre ta t iva en la que , por cansanc io, se encuent ra e l
deba te campani forme, s ino tan sólo volcar hac ia e l
Pa ís Vasco aque l las hipótes is genera les que sobre
lo campaniforme se han expresado para cote ja r su
validez, o no, en el terr i tor io.
Y t a m b i é n n u e v a m e n t e p u e d e s o r p r e n d e r
que e n nue s t r o i n t e n to ha ya mos e sc og ido c omo
marco terr i tor ial el área vasca, la cual , en pr inci
p i o ,
nunca ha s ido descr i ta como
provincia cam
paniforme
con sol idad a y perso na l izad a , s ino a lo
más como apéndice de ot ros focos ( leáse e l de
Cie mpoz ue los ) . I nc luso noso t r os mi smos e n a lgu
na oc a s ión he mos c ome nta do l a s d i f i c u l t a de s que
convergen para def ini r E tna verdadera ent idad
campaniforme vasca fuera de la ver t iente medi te
r ránea , y en es te caso con se r ias reservas . Enton
c e s c uá l e s son l a s r a z one s que nos ha n a n ima do
a la hora de e legi r prec isamente es ta comarca
como marca de re fe renc ia . Básicamente t r es :
© Universidad de Salamanca
Zephyrvs,
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Alfonso Alday Ruiz. R eflexiones en torno al Campa niforme. Una mirada hacia el caso vasco
a) la pr imera es de índole personal , der ivada
del conocimiento que sobre los mater ia les adscr i
tos a l Neol í t ico y Eneol í t ico del arco vasco hemos
ido adquir iendo a t ravés tan to del es tudio de
var ios de los yacimientos cons iderados como l la
ves para la ordenación de la secuencia cu l tura l
que nos in teresa (as í Los Husos) como resu l tado
que de las ref lex iones sobre temas específ icos de
d icho pe r íodo (po r e j emp lo lo s e l emen tos de
ado rno pe r s ona l o e l mundo do lmén ico ) hemos
p res en tado .
b) la segunda se re lac iona con la ubicación
privilegiada estratégica en la que se s itúa Vasco-
nia y con los contrastes paisajís ticos, culturales ,
de habi ta t . . . que le son propios . Con acier to se ha
definido al País Vasco como una encrucijada de
caminos , canal izando, jun to con e l P i r ineo Or ien
tal, los in tercambios que en d iversas épocas , y
también en las prehis tór icas , han mantenido e l
interior peninsular y la Europa continental. La
razón es obvia , la menor a l tura de las cumbres
pirenaicas y la exis tencia de diversos valles (por
I rún o aprovechando los cauces de los r íos Luza-
ne-Valcarlos y Nivelle) permiten el acceso hacia
una y o t ra ver t ien te , t ráns i to vedado en la sección
centra l de los P ir ineos . Y, paradój icamente , lo
intr incado de su geografía en la vertiente atlánti
ca e s r azón po r l a que , aún a s umiendo nuevos
mater ia les y conceptos aquel los que a t rav iesan
sus puertos y valles , sea factible la conservación
durante largo t iempo de los rasgos que le son
más propios (por e jemplo la ind iv idual ización del
t ipo ana tómico Pirenaico occidental, la perv i-
vencia en e l uso de túmulos como lugares fune
rar ios, en zonas y a l parecer has ta momentos h is
tór icos , o la lengua) . S in embargo su ver t ien te
meridional, con la Llanada Alavesa y la Cuenca
de Pamplona como ejes ver tebradores del paisa
je ,
será mucho más permeable a las inf luencias , y
has ta e l mestizaje cultural, qu e rec ibe des de la
Meseta Nor te y e l Val le del Ebro —como ya había
ocurr ido con an ter ior idad durante e l Epipaleo l í t i -
c o — . En suma las par t icu lar idades propias del
á r ea vas ca combinan l a acepc ión de con t r ibuc io
nes exógenas —y por tan to no le ser ían vál idos
los calif icativos de ais lacionis ta y retardataria
como en demas iadas ocas iones se ha t i ldado a la
reg ión— de d i recciones var ias , de Nor te a Sur
como viceversa y a través del Valle del Ebro, y la
perv ivencia de formas propias , o fer tando as í un
panorama de ampl ias pos ib i l idades y des igual
contenido sobre e l cual se asentará lo campani
forme.
c) La tercera de las razones que nos interesa
esgr imir se der iva a l escaso conocimiento y valo
ración que, pensamos nosotros , se t iene de los
mater ia les t íp icos de lo campaniforme recupera
dos en Euskalher r ía . Conocido es que los pr ime
ros hal lazgos ident i f icados como ta les tuv ieron
lugar con la exhumación a pr incip ios de s ig lo de
los dólmenes de la región: se trata de los frag
mentos cerámicos con decoración mixta cordada
punt i l lada de Pagobakoi tza y Goros t iarán , exca
vad os p or T. Aranzadi , J . M. Barandiarán y E. Egu-
ren en 1919. Desde en tonces y has ta hoy se han
ido sumando nuevos u tens i l ios caracter ís t icos de
es te mundo y ya no só lo en e l in ter ior de sepul
cros megal í t icos s ino también en necrópol is espe-
leo lógicas , en poblados o fondos de cabana a l
a i re l ib re o b ien como hal lazgos suel tos —des-
contextual izados—, de ta l manera que en la
actual idad contar íamos con un más que d iscre to
vo lumen de e l emen tos de l mundo campan i fo rme ,
en donde sobretodo y f ren te a la mencionada d is
creción numér ica s i se compara con lo descr i to en
otras áreas vecinas, habría que destacar su cali
dad, la cual deviene de la diversidad del material:
rec ip ien tes cerámicos con decoración cordada,
mixta , punt i l lada , inc isa- impresa t ipo Ciempozue-
los, pun t i l l ado geomét r i co — s i des bo rdando e l
ma rco adm inis t ra t ivo de l País Vasco y Navarra nos
hacemos eco de a lgunos hal lazgos r io janos que
debe r í an con temp la r s e en un ión jun to con aque
l los—;
var iedad de ins t rumentos metá l icos : puña
les de lengüeta , puntas pálmela , punzones b ia-
pun tados como más ca r ac te r í s t i co s , ap l iques
laminares sobre oro ; manufacturas óseas —boto
nes de perforación en V, alf i leres largos—... En lo
global es tar íamos f ren te a un verdadero equipaje
campan i fo rme , aunque obs e rvándo lo en de ta l l e ,
como se anal izará pos ter iormente , con una des i
gual dis tr ibución geográfica y conjunción.
Para e l País Vasco e l ún ico ca tá logo que
aglu t inando la cerámica campaniforme se ha
publ icado se debe a los es fuerzos de G. Moreno,
en una obra en la que se recogían junto a los
e jemplares vascos aquel los o t ros de la Cuenca
Alta y Media del Ebro y provincias adyacentes . En
© Unive rs idad de S a lam anca
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Alfonso Alday Ruiz. Reflexiones en torno al Cam paniforme. Una mirada hacia el caso vasco
dicha obra se re lac ionan has ta un to ta l de 13 yaci
mien to s con ce r ámica campan i fo rme — y exc lu s i
vamen te e s t a p roducc ión o lv idando lo s ma te r i a
l e s que u s ua lmen te l e s acompañan— y s e va lo r an
los mismos dentro de las coordenadas cu l tura les ,
c rono lóg icas e ideo lóg icas que en aque l t i empo
se ofrecían: así e inversamente a los criterios que
se manejan ahora , se suponía una mayor an t i
güedad a los es t i los punt i l lados e incisos que a
los cordados , pues és tos habr ían surg ido del con
tacto de la cerámica de cuerdas centroeuropea al
salir el campaniform e de la Península. Más
reci ente e s el trabajo de J . Sesma q uie n en 1993
dio a conocer una nueva ser ie de e lementos a t r i -
buib les , a l menos en un pr incip io , a lo campani
forme y que habían s ido recogidos a par t i r de
prospecciones , sondeos es t ra t igráf icos y excava
c iones centradas en e l área de Tudela-Bardenas
Reales . La publ icación apor ta s in duda mucha u t i
l idad en cualquier ensayo de ca l i f icación del cam
pan i fo rme ya que además de p r e s en ta r docu
mentación inédi ta nos of rece o t ra cara del
problema en e l área vasca —dados los caracteres
formales y decorat ivos de la cerámica— que debe
de examinarse con cu idado, y suminis t ra nuevos
ejemplares de unos es t i los tan poco d ivulgados
en Navarra como son los mar í t imos y mixtos (en
el do lmen de Tres Montes ) .
Quizás ahora y an tes de cont inuar deber ía
mos p r egun ta rnos qué en tendemos nos o t ro s po r
lo campaniforme, pues to que desde su def in ic ión
—o def in ic iones— se s ien tan las bases de aque
llo sobre lo que se desea discutir . Util izamos con
frecuencia e l té rmino de package campaniforme
frente a otros posibles —como cultura, civili
zación , o pueblo— al en tender que se a jus ta
mejor a su s ignif icado: un tecnocomplejo morfo-
funcional que t iende a cohes ionarse recur ren te
mente entre s í , a pesar de las diferencias en sus
or ígenes , mater ias pr imas , funcional idades presu
mib le s y de l e s ca lonamien to c rono lóg ico no exce
sivo de los mismos, y cuya dis tr ibución diferencial
afecta a un ampl io marco geográf ico sus ten tán
dose sobre rea l idades cu l tura les preexis ten tes y
diferen tes y afectando tan to a yacimientos de
habitat (en cuevas o yacimientos al aire l ibre) ,
como funerar ios ( ind iv iduales o múl t ip les , en
es t ructuras megal í t icas u o t ras var iedades ) . Expre
sada así , res tr ictivamente, la definición deja esca
so espacio para la incer t idumbre y , sobre todo se
r echazan aque l l a s p r e s unc iones que lo con tem
p lan como ve rdade ra cu l tu r a o inc lu s o como pue
b lo —etnia an tropológicamente ident i f icable a
t ravés de rasgos anatómicos concre tos—. La cal i
f icación de lo campaniforme como cul tura ha s ido
habi tual has ta los años 60 , y aun s iendo un ju ic io
ar r iesgado y d iscut ib le es todavía u t i l izado por
a l g u n o s i n v e s t i g a d o r e s c o n t e m p o r á n e o s . S i n
embargo e l concepto , inc luso en prehis tor ia , debe
superar la mera agrupación de ar tefactos con
caracteres s imilares d is t r ibu idos en un marco geo
gráfico preciso e interesarse también por la totali
dad de las facetas que le son propias , tan to aque
l las que son fác i lmente observables con los
métodos de nues t ra d isc ip l ina (práct icas econó
micas ,
funerar ias , es t ra teg ias de organización
ter r i tor ia l ) como las que nos son más opacas (que
afectan a los t ras fondos ideológicos que sus ten tan
a las sociedades ) . Tan só lo s i oponemos a la s i tua
ción cultural previa a la l legada del bagaje cam
pan i fo rme l a ex i s t en te cuando e s t e t ecnocomple
jo se af ianza , es taremos en condic iones de valorar
en qué med ida d ichos e l emen tos — mate r i a l e s y
de p r inc ip io s — han ac tuado como vec to r es de
verdaderas t rans formaciones cu l tura les . En aque
l las reg iones en las que se ha anal izado con deta
l le e l es tado previo a lo campaniforme, en su
momento de desar ro l lo y los procesos pos ter iores
a é l se d ibuja una cont inuidad de los pat rones
bás icos , en donde se observan c ier tas novedades ,
que suelen afectar a l cuerpo mater ia l pero no a
las es t ructuras funerar ias , económicas u organiza
t ivas , como adic ión en vez de como ruptura .
Defenderemos en es te tex to que és te es e l pano
rama que mejor se adecúa a l p roceso prehis tór i
co que tiene lugar en el País Vasco a caballo entre
el III y el II milenio, momento para el cual no
con temp lamos impor tan te s a l t e r ac iones s a lvo qu i
zá la intensif icación del habitat en algunas comar
cas concretas (así tal vez en el área de Tudela-
Bardenas Reales a juzgar por la documentación
apor tada po r J . Sesma) com o cont inua ción de un
hecho ya cons ta tado desde fechas an ter iores (en
todo el últ imo tercio del III milenio).
Se hace h incapié en la def in ic ión que sobre
el campaniforme hemos t ranscr i to que se t ra ta de
la asociación de una ser ie de obje tos que t ienden
a cohes ionarse recur ren temente en tre s í a pesar
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de las di fe renc ias en sus or ígenes , mater ias pr i
mas y funcionalidades. Esto signif ica que su for-
mal izac ión se obt iene por yuxtaposic ión, y no
c omo un t odo pe r f e c t a me nte c ons t i t u ido , por t a n
to e l equipa je se va organizando por adic ión
suces iva de los mater ia les que en cada á rea con
cre ta , o provinc ia campani forme como se han
de nomina do , a dqu ie r e c a r a c t e r e s p r op ios ; a s í
muchos de los rasgos se rán comunes a var ias de
las regiones pero ot ros se rán or igina les , s i no
exc lus ivos s í de dispers ión reduc ida . En e l entor
no vasco la deposic ión c la ramente di fe renc iada
de l os e l e me ntos c a mpa n i f o r me s ( muc hos de l os
c ua l e s s e c a n tona l i z a n p r e c i sa me nte a qu í ) que da
expl icada por e l des igua l r ecor r ido que s iguen los
produc tos , por las inf luenc ias que cada secc ión
r e c ibe — de a c ue r do a l a c ome nta da pos i c ión
estratégica del país y a los contrastes paisajíst ico-
orográf icos que inc luye— y por un cor to pero
suf i c i e n t e e sc a lona mie n to c r ono lóg i c o e n l a
recepc ión de lo campani forme ent re una y ot ra
ver t iente .
Cua ndo se ha i n t e n t a do r e sponde r a l por
qué de es ta ampl ia dis t r ibuc ión mater ia l de obje
tos concre tos que , con los vac íos que fuera ,
cubre desde la Europa Or ienta l has ta Por tuga l y
desde los Pa íses Nórdicos has ta Andaluc ía , se ha
recur r ido con c ie r ta f recuenc ia , y descar tando la
opc ión de movimie n tos migr a to r ios ma s ivos de
un pue b lo é tn i c a me nte c ohe s iona do y c on ha b i
l idades guer re ras ta les que le aseguraban su
dominio a l l í donde se ins ta la ra , a la acc ión de
r e s t r i ng idos g r upos huma nos a mbula n t e s a l a
m a n e r a d e b u h o n e r o s , m e r c a d e r e s , p r o s p e c t o r e s
de me ta l o busc a dor e s de calaíta qu e s in un
p l a n de migr a c ión o c onqu i s t a de t e r mina da o p l a
nif icada se desplazara por este vasto terr i tor io
a por t a ndo c omo b i e ne s de i n t e r c a mbio l os p r o
duc tos que i n t e g r a n e l t e c noc omple jo c a mpa n i
forme. Prec isamente va a se r es ta la vers ión que
e n l a c ompr e ns ión g loba l de l a c e r á mic a c a mpa
ni forme de l á rea vasca se ha anotado:
la reunión
de determinado s conjuntos industriales, que
esparcidos a lo largo del tiempo se han simplifi
cado en un sólo comp lejo, lo que sólo se explica
por medio de una población transhumante
encargad a de reunir elementos tan diversos.
La
de sc r ipc ión de a lgunos r e s tos huma nos de ya c i
mie n tos Ca l c o l í t i c os que a na tómic a me nte se
se pa r a n de l os g r upos de
Pirenaicos occidentales
y
Mediterráneo s gráciles
t ípicos de Euska lhe r r ía
—así en Kobeaga o en la Cueva de los Hombres
Verdes de Urbiola , és ta s in obje tos propios de l
mundo c a mpa n i f o r me — of r e c e r í a c r e d ib i l i da d a
la tes i s ante r ior , pues to que parece conf i rmar la
e n t r a da de g r upos huma nos f o r á ne os que no só lo
se ins ta la rán en e l te r r i tor io , s i no que además de
asumir las formas cul tura les propias de l lugar ( s i s
temas funerar ios o bagage a r te fac tua l ) apor tan un
nu t r i do núme r o de nue vos e l e me ntos ma te r i a l e s .
En cua lquie r caso lo que no podr ía adje t ivarse
con diáfana clar idad es el carácter de estos gru
pos , p r oba b l e me nte de d i c a dos a t a r e a s mine r a s
en el caso de la Cueva de Urbiola a juzgar por la
exis tenc ia de ve tas cupr í fe ras y evidenc ias de su
e xp lo t a c ión , pe r o i nde t e r mina do e n l a c a v ida d
vizcaína.
En es ta misma l ínea tampoco es tá c la ra la
f unc iona l i da d que pue de o to r ga r se a l os p r oduc
tos c a mpa n i f o r me s da do , e n t r e o t r a s r a z one s , l o
h e t e r o g é n e o d e s u c o m p o s i c i ó n ( q u e c o m o s e
sabe inc luye a fami l ias cerámicas , óseas , metá l i
cas y pé t reas) , y s in embargo di luc idar su uso
a por t a r í a nue va s p i s t a s pa r a e n t e nde r e l por qué
de su e lecc ión, éxi to y dis t r ibuc ión. Asumen los
pr e h i s to r i a dor e s que no de be n de t r a t a r se de p r o
duc tos de uso c o t i d i a no o domé s t i c o , pue s to que ,
re fe r ido a la cerámica , ni sus formas, ni sus deco
rac iones , n i su t r a tamiento se a jus tan a los pa t ro
nes espec í f icos de una a l fa re r ía de consumo habi
t ua l . E n e s t e s e n t i do s i e mpr e nos pa r e c e
apropiado apor ta r la r e f lexión de T . Aranzadi , J .
M. Barandiarán y E . Eguren con ocas ión de l des
cubr imiento de l vaso de Pagobakoi tza , en 1919,
con decorac ión mixta de cuerda y punt i l lado a l
a f i rmar que se t r a ta r ía de una manufac tura de
puro lujo.
Prec isamente es te carác te r de obje tos
de lujo , es dec i r no como bienes de pr imera
neces idad, se rá causa de su ampl ia dis t r ibuc ión
puesto que es usua l que los út i les de mayor va lor
s imból ico o de representac ión t rasgredan las
f ronte ras cul tura les y se superpongan sobre rea l i
da de s d i f e r e n t e s , a unque , obv i a me nte , é s t a s
de b a n ma nte n e r e n t r e s í r a sgos c om une s de i de n
t i da d . Por e so mi smo los p r oduc tos c a mpa n i f o r
me s no ha br í a n de sp l a z a do a l os e l e me ntos de
uso má s c o t i d i a nos s i no que se yux t a pus i e r on a
é s tos , pue s sus de s t i nos e r a n c omple me nta r ios e n
© Unive rs idad de S a lam anca
Zephyrvs,
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Alfonso Alday Ruiz. Reflexiones en torno al Cam paniforme. Una mirada hacia el caso vasco
vez de sus t i tu tor ios , s iendo lo normal que en los
r ec in to s lo s e l emen tos campan i fo rmes conv iv ie
ran en minor ía numér ica con la cerámica t rad i
cional o con las armaduras l í t icas para la caza o
la guer ra (no desalo jados respect ivamente n i por
los rec ip ien tes de formas acampanadas y exquis i
ta decoración n i por las puntas pálmela o los
puña le s de l engüe ta ) .
Atendiendo a es te hecho, a su valor fuera de
lo cotidiano, y tomando a su vez referencias etno
gráficas , ha hecho fortuna aquella propuesta que
ve en lo campaniforme la manifestación material
de un estatus social, o de poder, o de reconoci
miento y au tor idad . Desde es ta perspect iva se
supone la exis tencia de éli tes sociales interesadas
en organizar redes de in tercambio de ampl ia d is
persión entre las que se dis tr ibuye lo campanifor
me s in neces idad de p lan tear movimientos pobla-
c ionales ampl ios . Todo lo cual s ignif ica la
asunción de a) la ruptura del equilibrio social pre
v io —der ivada según d icha vers ión de un proceso
de compe tenc ia de lo s g rupos humanos an te una
intensif icación en la presión sobre los recursos, b)
la presencia de dichas éli tes sociales y c) la nece
sidad de éstas en manifestar su autoridad o repre
sentación no tan só lo dentro del grupo humano a l
que per tenecen s ino también en su re lac ión con
las comunidades del en torno geográf ico con las
que comparten ciertos rasgos culturales e idénticas
neces idades , p roblemas y so luciones .
La propues ta es verdaderamente a t rayente y
su formulación ha ido madurando a lo largo de los
últimos tiempos, f i jándose sus vir tudes pero tam
bién comenzando a mos trar sus carencias , o por lo
menos permit iendo entrever a lgunas notas d iscor
dantes . No es voluntad nues t ra expresar aquí las
contradicciones de la tes is , pues la intención del
trabajo es reflexionar sobre el s ignif icado del cam
paniforme en e l área vasca as í que nos conforma
remos con in t roducir t res pequeñas apos t i l las :
a) parecería lógico pensar que s i el f in de
es ta d is t r ibución y poses ión de b ienes es marcar
e l pres t ig io de una determinada é l i te socia l és ta
se v inculara a los ind iv iduos que lo os ten taran ,
r azonadamen te adu l to s . Y s in embargo no e s
inf recuente la local ización de ú t i les campanifor
mes junto a infan tes (como ocurre en Aldeagor-
d i l lo en donde e l vaso y e l cuenco se hal laban
junto a l cráneo de un n iño) , a no ser , c laro es tá ,
que la representación recaiga en toda una fami
l ia lo que t raducir ía una segmentación socia l
ex t r emadamen te comple ja d i f í c i l de de f in i r
a r q u e o l ó g i c a m e n t e
1
. En s imilares términos , cómo
cabr ía in terpre tar la depos ic ión de f ragmentos
cerámicos campaniformes , con cer teza só lo f rag
men tos , de r ec ip ien te s inc i s o s , mar í t imos y pun
t i l lados geométr icos en e l in ter ior de una inhu
mación co lect iva pero cer rada y s imul tánea
def in ida tan to por cr i ter ios arqueológicos como
por l a homogene idad de lo s r e s u l t ados de s u s
t res datac iones de carbono 14 (¿debe v incularse
lo s f r agmen ta rio s p rodu c to s camp an i fo rm es con
uno o va r io s ind iv iduos conc re to s mien t r a s que
e l r e s to de l numeros o g rupo humano ca r ec ie r a
de ajuar alguno?).
b) Parece c ier to que en un pr imer momento
el valor de los productos campaniformes no es de
cará cter hab itua l y el calificativo de puro lujo se
ajusta bien a los patrones de variados recipientes
a l fareros o a los mencionados ap l iques laminares
sobre oro . Pero s in embargo más adelan te s í se
of recerá un vers ión domés t ica de a l menos una
par te del package camp aniforme, y precisam ente
del elemento que mejor lo define, la cerámica. El
desar ro l lo de var iedades locales cuya producción
t iene lugar en determinados en tornos geográf icos ,
su dis tr ibución es muy reducida y su destino ya no
es estr ictamente funerario, es tá en la base del dise
ño de vasijas alejadas tanto formal —en su morfo
logía y tamaños— como es t i l í s t icamente de los
prototipos iniciales . Este fenómeno no casa bien
con la teoría de su dis tr ibución entre éli tes socia-
1
Probab l emente ha habido un abuso en e l emp leo de
los conceptos de él i tes sociales y prest igio social . No se debe y
no lo haremos nosotros, infravalorar todo lo posi t ivo que encie
rra esta propuesta, la cual ent re ot ros valores ha revi tal izado y
reordenado e l deba t e , l o que es de por s í un gran mér i t o , pero
s í debe adver t i r se que su uso i nd i scr iminado y mecani zado es
pel igroso. Así por ejemplo, en lo que no creemos es una mala
o part idista lectura nuest ra de ot ro autor, asumir para el País
Vasco y La Rioja la existencia de sociedades no igualitarias a
part i r de la presencia l imi tada de evidencias áureas, únicamen
te en t res yacimientos, resul ta ser una mecanizada e insuficien
t e p resunción s i no puede cont ras t a rse con o t ra documenta
c ión . A par t i r de presupues tos l i ngüí s t i cos combinados con
datos preh i s tór i cos se ha defendido , para e l conjunto europeo ,
radical izando las posturas, una segmentación social intensa ya
a part i r del Neol í t ico de tal forma que la organización medieval
deviene de aquél la, indicios tales como el campaniforme y
otros anteriores si rven para apuntalar dicha teoría.
© U n i v e r s i d a d d e S a l a m a n c a
Zephyrvs,
X L V I II , 1 9 9 5 . 1 4 3 - 1 8 6
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Alfonso Alday Ruiz. R eflexiones en torno al Campaniforme. Una mirada hacia el caso vasco
149
les, a no ser que para entonces o bien se haya des
virtuado completamente la razón de ser de lo cam
paniforme (¿y por qué? ¿por una nueva ordenación
social con otros códigos expresivos? ¿por una rup
tura de los modelos organizativos intergrupales?) o
bien se haya suplantado por otros productos nue
vos que actuarían como marcadores de este
supuesto estatus particular (¿cuáles serían? Al res
pecto se ha señalado que el papel de prestigio
detentado por la cerámica campaniforme fuera
sustituido por el metal que representa una tecno
logía sensiblemente más compleja en cuanto al
acceso a los afloramientos y su explotación, el
desarrollo de una precisa tecnología del fuego y
de útiles de apoyo y por tanto con mayores difi
cultades para su copia o versión modesta).
c) El carácter incierto de algunos yacimien
tos indicaría que la ecuación elementos campa
niformes igual a bienes de prestigio es demasia
do reduccionista, o al menos no concuerda con
todos los datos disponibles. Así la localización
descontextualizada de una punta pálmela en
una tierra de labor, caso de Valdecanales (Álava)
deberá interpretarse como su pérdida en el
transcurso de una indeterminada actividad (¿de
caza? ¿hecho bélico?), o lo que es lo mismo, de
su uso en una acción habitual no meramente
representativa. Un problema añadido plantearía
el caso de la cueva guipuzcoana de Amalda II.
Se trata ahora de un yacimiento de pequeñas
dimensiones donde, a partir de una prospección
inicial complementada con una serie amplia de
sondeos estratigráficos, se recogieron fragmen
tos de un vaso campaniforme del tipo AOC, jun
to a otros pocos lisos y una lasca de sílex. Al
parecer no se trata ni de un establecimiento
habitacional ni funerario (a no ser que los restos
humanos no se hubieran conservado, hecho
harto improbable puesto que lo común en la
región es localizar inhumaciones sin ajuar pero
no a la inversa) por lo que resulta difícil otor
garle una razón de ser al lugar y a los materia
les que no se vinculan directamente con un indi
viduo o grupo humano.
En el apéndice del trabajo se presenta el
repertorio de productos campaniformes conoci
dos en el País Vasco, el cual, incluyendo algunas
evidencias dudosas que se asumen más por su
contexto que por la claridad de la documenta
ción, engloba a sesentaiséis yacimientos de los
cuales veintiséis corresponden a recintos funera
rios (veintiún dólmenes frente a cinco cuevas),
treintaiséis a establecimientos de habitación
(mayoritariamente al aire libre, veintisiete, sin
que falte alguna cueva, nueve) y en cuatro casos
no resulta sencillo catalogar los hallazgos dentro
de una funcionalidad precisa. Si atendiéramos a
la fecha en que tuvo lugar cada descubrimiento
en concreto se advertirá que hasta los años 80 la
mayor parte de los lugares con elementos cam
paniformes eran de ambiente funerario, pero
desde esa fecha serán mayoría los encuentros en
conjuntos de habitación (así prácticamente
todos los poblados o fondos de cabana han sido
descritos en los últimos quince años) obtenién
dose así, desde esta óptica más plural, nuevas
posibilidades interpretativas al significado de lo
campaniforme. Matizando los datos, y consul
tando el mapa de distribución de los yacimien
tos, se observa cómo los lugares de habitación
son sensiblemente más numerosos en la vertien
te meridional del marco geográfico (duplicando
aquí a lo funerario) que en la oceánica (clara
mente en desventaja frente a megalitos y cavi
dades con inhumaciones). Precisamente este
desequilibrio en el reparto geográfico de lo cam
paniforme (en la densidad según zonas, en el
reparto de las «familias industriales», en las varie
dades de tal o cual estilo cerámico...) es uno de
los rasgos más sobresalientes, y que deberá
observarse con detenimiento para obtener una
lectura adecuada del problema que nos interesa,
en la región (justamente en línea del comentado
contraste paisajístico y la posición estratégica de
Vasconia).
Conocido el catálogo de artefactos campani
formes del área —consúltese el apéndice del tra
bajo— conviene ahora su descomposición en
partes menores para el examen pormenorizado
de cada categoría industrial en particular y sus
variantes, diferenciando entre cerámica, produc
tos metálicos y otros objetos varios.
© Univers idad de Salamanca
Zephyrvs, XLVIII, 1995 . 143-1 86
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Alfonso Alday Ruiz. Reflexiones en torno al Cam paniforme. Una mirada hacia el caso vasco
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R e f l e x i o n e s a t r a v é s d e l o s d a t o s
2.1.
La cerámica campaniforme en el País Va sco
Cons t i tuye la cerámica campaniforme la tar
jeta de visita de s u den s o en t r am ado , pue s no en
vano es ella la que da sentido al problema cam
paniforme s iend o e l mater ia l más ab un da nte y
definitorio del
package.
De he ch o en e l caso vas
co es tá pres ente en e l 75% de los yacim ientos con
productos de es te hor izonte y en dos terc ios se
trata de la única evidencia disponible. Se han
reconocido en su in ter ior d iversas var iab les a ten
d iendo tan to a las formas como, y sobre todo , a
las técnicas y d iseños decorat ivos , cada uno de
los cuales (cordado, mixto , mar í t imo, punt i l lado ,
inciso- impreso Ciempozuelos . . . ) se desar ro l larán
en un marco geográf ico concre to (de ampl ia d is
pers ión en c ier tos casos y de sabor reg ional en
otros ) y con un mínimo des fase cronológico . En
la orla vasca se han dis tinguido los esti los corda
dos (AOC), mixto (CZM), in ternacional punt i l lado
y e l Ciempozuelos —clás ico y domés t ico—.
2.1.1. Cerámica campaniforme cordada (AOC):
C omo r ep res en tan te s egu ro de e s t a va r i edad
cerámica debe admit i r se e l vaso local izado en la
cueva de Amalda II (f ig. 1.5) con impresiones
hor izonta les de cuerda regularmente d ispues tas .
Des g rac iadamen te s u ex t r emada f r agmen tac ión
impide una cor recta recons t rucción formal del
rec ip ien te . Ya se ha comentado an ter iormente e l
extraño contexto del hal lazgo , a l no haberse
determinado con c lar idad la natura leza del yaci
miento lo que dif iculta el ensayo de una mejor
valoración del mismo. Tres pequeños f ragmentos
con deco rac ión co rdada más , co r r e s pond ien te s a
o tros tan tos lugares , deben apor tarse : Antón
Koba, Lumentxa y Sant imamiñe —nivel I I I—. S in
embargo en todos és tos cabr ía la duda de su ver
dadero carácter campaniforme, o b ien su incor
poración a o t ra t rad ic ión cerámica , dado e l tama
ño de los trozos y lo incierto de sus posiciones
estratigráficas ( interesa notar aquí que el uso de
la impres ión de cuerdas no es exclus ivo del cam
paniforme y que de hecho en la vecina Aqui tan ia
se ha def in ido una var iedad cerámica que usa de
es ta técnica para la decoración de sus rec ip ien tes
con una vigencia temporal en torno al 1800 a. C.
aunque hal la e jemplares fuera de es te marco cro
nológico: son 17 los yacimientos conocidos en
Aquitania, varios ubicados en los mismos Pir ineos
—en Arette, Arudy, Ger, Biarritz. . .—. Desgracia
damen te , dado que lo s f r agmen tos d i s pon ib le s
s on muy pequeños , como ocu r r e en Eus ka lhe r r í a ,
es prácicamente impos ib le d i ferenciar an te qué
trad ic ión cordada es tamos .
Dos a rgumen tos cohes iona r í an e s t e pequeño
repertorio: a) los cuatro establecimientos son cue
vas,
tres de habitación y una de uso incierto; b)
todos los yacimientos citados se ubican en la ver
tiente atlántica del terr i torio —Santimamiñe y
Lumentxa muy próximos en tre s í , sobre la desem
bocadura de la r ía de Guernica—. El primer argu
mento supone un hecho d i ferencia l respecto a lo
que se verá posteriormente en los demás esti los
(ya que rara vez se incluye en cavidades de este
t ipo) , y el segundo nos l leva a proponer su rela
c ión con o t ros componentes del nor te de los P ir i
n e o s . Se ha defendido con frecuencia que esta
modal idad cerámica der ivara b ien de los rec ip ien
tes con p ie desbordante propios de los Países
Bajos o bien de la schnurkeramik de Centroeuro-
pa, en cualquiera de la dos versiones se daría a
entender que los representantes vascos son deu
dores de aquellos focos. Por tanto su vinculación
a los ejemplares de los enterramientos de La
Hal l iade y Le Haré (Hautes Pyrénnées ) , con quie
nes comparten s imilitudes formales evidentes es
aceptable, y éstos han s ido relacionados con varios
más de la fachada atlántica francesa (así de Vien-
ne , Charente Maritime, Charente y Bretaña).
2 .1 .2 . Cerámica campaniforme mixta cordada
puntil lada (CZM)
C inco yac imien to s vas cos han p ropo rc iona
do f ragmentos cerámicos de campaniforme con
decoración mixta cordada-punt i l lada , que a l pare
cer , en todos los casos , cor responder ían a vasos
morfo lógicamente muy s imilares (por su per f i l en
S suave con panza baja y cuello alto) , pastas f inas
bien tratadas, s imilares alturas (en torno a los
15/16 cms .) y , para e l e jemplar de Pagobakoi tza ,
fondo umbilicado (f ig. 1.1) . En general por las
© Unive rs idad de S a lam anca
Zephyrvs,
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FIG.
1. V¿«as Campan iformes cordados, mixtos y puntillados. 1. Pagobakoitza; 2. Larrarte; 3y 4 Tres Montes; 5. Amal-
da II; 6. Trikuaizti I (1 y 5 Armendáriz; 2 y 6 Mújica y Armendáriz; 3 y 4 Sesma).
© Unive rs idad de S a lam anca
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Alfonso Alday Ruiz. Reflexiones en torno al Cam paniforme. Una mirada hacia el caso vasco
técn icas decorat ivas que se emplean y los d iseños
o rnamen ta le s que s e o rgan izan , l a mono ton ía e s
un a t r ibu to habi tual de es ta var iedad cerámica ,
aunque pequeños ma t i ces , como ocu r r e en e l
País Vasco , apor tan unas mínimas or ig inal idades :
aquí como es norma se d iseñan f r isos l imi tados
por impres iones de cuerda cuyo in ter ior se re l le
na med ian te pun t i l l ado ob l i cuo , que t i ende a
a l ternar su d i rección de cenefa a cenefa , aunque
no en e l caso de Goros t iarán W; en Pagobakoi t -
za los bordes se enmarcan gracias a una doble
impresión de cuerdas; en Trikuaizti I (f ig. 1.6) se
apl ica ocas ionalmente e l punt i l lado para l imi tar
los mismos; y en todos entre faja y faja se deja un
espacio l ib re —salvo quizá en Larrar te donde
pese a lo f ragmentar io de la documentación se
adiv inan o t ras impres iones cordadas ( f ig . 1.2)—.
Son en cualquier caso notas menores f ren te a la
homogene idad que p r e s en ta e s t a p roducc ión
a l f a r e r a , homogene idad de r ivada de l a pe r t enen
cia de todos los efectivos a conjuntos funerarios ,
es t ructuras megal í t icas de arqui tec turas s imples ,
de su ubicación geográf ica en la ver t ien te oceá
n ica del ter r i to r io , a excepción del rec ip ien te de
Tres Montes (f ig. 1.3) s ituado en las Bardenas
Reales o por su rara vinculación a otros artefactos
cam panifo rme s (oro e n Tr ikuaiz t i I y vas ija m ar í
t ima en Tres Montes ) .
Nuevamente creemos jus t i f icado mirar hacia
el nor te s i queremos es tab lecer a lgún parentesco
entre es tos representantes CZM y los local izados
en o t ras áreas cu l tura les . Se ha consensuado un
or igen de es ta var iedad en e l Rhin Medio como
der ivación del complejo Westdeustchen Becher-
gruppe / Schnurkeramik, d i s t r ibuyéndos e des de
su área prís tina hacia regiones diversas . En el
caso vasco las v ías de repar to pudieran ser var ias :
a ) s e ha de f end ido una dependenc ia de l vas o de
P agobako i t za r e s pec to de lo s b r e tones , y de
hecho los inves t igadores f ranceses observan una
clara cor respondencia en tre esa provincia La
Gironde y los Al tos P ir ineos , en la que , añadimos
nosotros , participaría el área atlántica del País
Vasco . Al respecto puede apor tarse e l parecido
es t i l í s t ico que se advier te en tre e l vaso de Pago
bakoitza y varios de los de La Halliade; b) una
segunda argumentación se apoyar ía en la ru ta
na tu r a l R h in / R hódano y p iedemon te no r t e de
los P ir ineos , a l parecer aprovechada an ter iormen
te para la entrega de la cerámica de pastil las (Lan-
guedoc-Los Husos-La Peña del Águila-La Pijotil la-
Vi la Nova de San Pedro) y pos ter iormente para e l
t rasvase de obje tos metá l icos (punzones Font-
bouisse y a lgunos puñales de lengüeta en la mis
ma d irección y puntas pálmela a la inversa) .
2.1.3-
C erámica campan i fo rme mar í t ima
in ternacional
Con só lo dos vasos reconocidos , uno en e l
dolmen de Tres Montes y e l o t ro en a lgún lugar
inconcre to del término munic ipal de Echaur i ,
ser ía és te e l es t i lo cerámico campaniforme menos
representado en e l País Vasco y e l lo a pesar de
que su f recuencia y d is t r ibución sea muy amplia
en Europa. Se decoran a base de cenefas de pun
t i l lado obl icuo que a l ternan su d i rección de f r iso
a f r iso , es tando és tos l imi tados por punt i l lado
corrido horizontal. En Tres Montes (f ig. 1.4) entre
banda y banda se d ispone una l ínea punt i l lada
hor izonta l que son t res en e l caso de Echaur i .
En su contextual ización no deben de perderse
de vis ta los cercanos hallazgos de Mallén y Moncín
(ambos en Zaragoza) ni de I thé 2 (en el País Vasco
francés) y, más lejanamente, los focos de Portugal,
Bretaña y Languedoc-Cataluña ya que en cualquie
ra de e l los podemos encontrar para le los morfo ló
gicos muy evidentes (dada la monotonía del es ti lo) .
Particularmente fecunda ha s ido la idea de la exis
tencia de contactos por mar entre Bretaña y Portu
gal para explicar la presencia de productos comu
ne s ,
entre ellos los vasos marítimos, en ambas
comarcas . No obs tan te pensamos nosotros que no
puede descartarse s in más una vía terrestre la cual
estaría jalonada por recientes descubrimientos,
entre ellos los que aquí nos interesan: Entretérmi-
nos , Arenero de Miguel Ruiz, Casa del Cerro, Caba
nas , Yunclillos, Azután, Las Palomas y Castillo de
Mora en la Meseta Sur; La Tarascona, Prado de las
Cruces, Prado de la Nava, Terriñuelo y Villar del
Campo en la Meseta Norte; Collado Palomero I y
La Atalayuela en La Rioja; Echauri y Tres Montes en
Navarra. Se aprovecharán así los amplios valles de
los principales cauces peninsulares (Tajo, Duero y
Ebro) permit iend o un t ráns i to tan to hacia (o desde)
el norte como hacia (o desde) el Levante (Serrat del
Camí, Solsonells . . .) y quizá no sólo por los vasos
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marítimos s i no también para variados objetos
metálicos o los recipientes cordados puntil lados de
Azután o Aldeavieja de Tormes
2
.
2 .1 .4 . Cerámica cam panifo rme incisa impresa
(Ciempozuelos / S i los )
La famil ia cerámica con decoración campani
forme incisa impresa es la más f recuente de todas
las reconocidas en el País Vasco tanto por lo
usual de su hal lazgo (e l 80% de los yacimientos
con cerámica campaniforme es de es te es t i lo ) ,
como po r e l número de e j emp la r es r ecupe rados
(ya que es f recuente la combinación de más de
un rec ip ien te por yacimiento) y por la var iedad
formal y decorat iva que desar ro l la . Además su
r iqueza s e complemen ta po r s u cohab i t ac ión , t an
to en es tab lecimientos funerar ios como de habi
tac ión , con o t ros e lementos de la órb i ta campani
forme (puntas pálmela , puñales de lengüeta ,
punzones me tá l i co s , bo tones de pe r fo r ac ión en V
y brazale tes de arquero) . El progreso de es ta
va r i edad ce r ámica t i ene un marcado acen to
regional , c i rcunscr ib iéndose en lo esencia l a la
mitad septen tr ional de la Península Ibér ica con
fuer te apego en ambas Mesetas . Se t ra ta pues de
una s egunda s aga campan i fo rme con menor
extens ión ter r i to r ia l pero a cambio de mayor
v igenc ia c rono lóg ica — inc lu s o des envo lv iéndos e
en p roces os ep icampan i fo rmes — y que s e ade
cúa en sus formas y decoraciones a usos var ios
— perd ida ya l a un i t a r i a concepc ión b ien de p r e s
t ig io pe r s ona l— lo que de te rmina una p lu r a l idad
de formas y de t razos ornamenta les (en las técni
cas y en lo s mode lo s ) . P r ec i s amen te apoyándo
nos en esas cual idades an ted ichas , re t rasos cro
no lóg icos y he te rogene idad fo rma l -deco ra t iva
pueden es tab lecerse dos l íneas iconográf icas b ien
marcadas : e s t i l o C iempozue lo s versus estilo Silos
—o Somaén—. El pr imero se caracter iza por sus
formas cu idadas , reducidas a cuenco , cazuela y
2
Se ha señalado en alguna ocasión el papel jugado
por Aquitania en el trasvase de productos ibéricos —portu
gueses— hacia Bretaña e Inglaterra, tanto si existiera una
navegación de cabotage como si, en una alternativa más pau-
sible,
se evitara el peligroso contournement de la Péninsule
Ibérique.
vas o , y mo t ivos e s merados d i l igen temen te o rde
nados en f r isos b ien enmarcados ; e l segundo se
personal iza por componer vas i jas múl t ip les ( fue
ra de la mencionada t r i log ía y con presencia de
care nas o per fi les en S qu ebr ada ) y una s nel i -
gen te s e imper f ec ta s deco rac iones , a menudo a
medio terminar . Ambos es t i los es tán representa
dos en e l País Vasco emplazándose en genera l
sobre yacimientos d i ferenciados en su local iza-
c ión y funcional idad (aunque en c inco casos
ambas var iedades conviven en e l mismo s i t io ) .
a) Ciempozuelos: La caracterís tica principal de
lo Ciempozuelos clásico es la organización, en fr i
sos per fectamente l imi tados por bandas cor r idas ,
de d iversos temas ornamenta les a base de incis io
nes e impresiones. Será infrecuente la contracción
de zona como ingenio expres ivo y por contra s í
abundan áreas l ib res de decoración (bandas de
reserva) mayor i tar iamente en los puntos de inf le
xión de las vasijas . Los motivos que desarrollan,
d ispues tos por lo genera l a l ex ter ior pero que l le
gan a afectar al interior del recipiente, a la altura
del lab io , no son n i complicados n i ex t remada
mente d ivers i f icados : en t ramados y a jedrezados
rectos y obl icuos , metopas , ser ies de impres iones
en l ínea o formando cordones pseudoexcisos y
zigzag son los recursos con frecuencia solicitados,
s iendo más or ig inales y de uso más res t r ing ido los
juegos de aspas , esp igas , rombos , t r iángulos , inc i
sos rellenos, l íneas.. . El repertorio iconográfico
campaniforme del País Vasco , que se re lac iona en
la tabla 1 y se repres enta n en la f igura 2, no pre
senta grandes novedades respecto a lo conocido
en o t ras áreas , apor tando como notas or iundas , no
exclus ivas , la ser ie doble de rombos tangentes
entre en tramados rec tos y como mot ivos más
repet idos e l a jedrezado obl icuo en combinación ,
a l ternándose con as iduidad , con los cordones
ps eudoexc i s o s po r opos ic ión de impres iones de
ins t rumento .
Es ta ú l t ima combinación será muy propia del
área r io jano a lavesa y de hecho es tá presente en
todos lo s yac imien to s campan i fo rmes de l a
reg ión sean és tos funerar ios , de habi tac ión a l a i re
l ibre o de habi tac ión bajo abr igo rocoso . Precisa
mente es en esta comarca, los lugares del El Soti-
11o (fig. 3.1), San Martín (fig. 3.4 a 8), La Chabola
de la Hechicera (f ig. 4) , Peña Larga (f ig. 5) ,
Barranco Valinera, Los Husos (f ig. 3-9 y 10) don-
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Alfonso Alday Ruiz. Reflexiones en torno al Campaniforme. Una mirada hacia el caso vasco
TABLA I:
Cuerpo iconográfico de la cerámica campan iforme
incisa-impresa del País Vasco
1. Frisos corridos l isos entre incis iones hori
zonta les .
2.
En t r amado r ec to .
3.
En t r amado ob l i cuo .
4.
Ajedrezado rec to .
5.
Ajed rezado ob l i cuo .
6. Serie de aspas.
7 . Ser ie de esp iga (o ángulo) .
8 . Ser ie de impres iones :
a. Serie de tr iángulos (series s imples o
dob les ) .
b . Ser ie de semicircunferencias .
c. Serie de puntos (a la manera de lágri
mas en ocas iones ) .
d . Ser ie de cuadrados .
9 . C o rdones p s eudoexc i s o s :
a . Por opos ic ión de t r iángulos impresos .
b .
P o r opos ic ión de hoyos impres os .
c . Por opos ic ión de t razos incisos .
d . Por opos ic ión de impres iones ovales .
e . P o r opos ic ión de impres iones s emic i r
cu la r e s .
10 .
Zigzag individual inciso.
11. Doble z igzag inciso .
a. Aislado.
b .
En t r e en t r amado r ec to .
c . Rel leno de en tramado recto .
12 .
Serie de óvalos excisos.
13 . S e r i e de rombos t angen te s en t r e en t r ama
do rec to .
a . Ser ie s imple de rombos .
b . Ser ie doble de rombos .
14 .
Entramado obl icuo (o rec to) en e l in ter ior
de t r iángulos incisos .
de los campaniformes se presenta con mayor
homogeneidad l legando a cons t i tu i r , y no por
cas ua l idad un ve rdade ro núc leo de iden t idad
C iempozue lo s , que pens amos s e con fo rmó no
s ó lo po r acep tac ión de mode lo s exógenos s ino
tamb ién po r e l abo rac ión p rop ia . Hab rá que
recordar que es ta cohes ión cu l tura l de la comar
ca t iene sus ra íces en e l Neol í t ico F inal , momen
to en e l que lo s g rupos humanos ho locén icos s e
as ien tan def in i t ivamente en la zona con e l an te
cedente del hor izonte card ia l de Peña Larga , y en
re lac ión a una reg ión geográf ica men te ampl ia
3
.
En efecto se ha definido una facies cultural Neo
lít ica funeraria San Martín-El Miradero a partir del
hal lazgo de unos or ig inales ar tefactos , los ído los
espátu las en t ib ias de ovicápr idos , en e l in ter ior
de necrópol is de Zamora , Val ladol id , Palencia ,
Burgos, Álava y La Rioja. Hasta la fecha esta
facies cultural, que está en vigor en el últ imo ter
c io del IV milen io , só lo ha podido ser descr i ta a
par t i r de es tos a juares y la modal idad funerar ia —
inhumac iones co lec t ivas — p rac t i cadas s in con
cre tarse n i o t ras es feras cu l tura les —económicas ,
de organización ter r i to r ia l . . .—, n i su cont inuidad
en e l t i empo . La homogene idad de l comp le jo
Ciempozuelos de la Rioja Alavesa será indicio de
la perv ivencia de es ta ident idad cu l tura l en e l
área, as í como, dadas las s imilitudes de los reci
p ien tes de aquí respecto a los de la Meseta Nor
te pero sobre todo con los de la Comunidad
Autónoma de La Rioja, la estabilización, al menos
parc ia l de aquel la unidad neol í t ica . En es te sen t i
do nos ha l l amado pode ros amen te l a a t enc ión l a s
semejanzas formales y decorat ivas que presentan
varias vasijas r iojano alavesas con otras de la
ma rgen dere cha del r ío Ebro . En con cre to : 1) e l
vaso de La Chabola de la Hechicera y uno de los
del megal i to de Col lado Palomero I , donde se
d i s ponen c r ema l l e r a , r ombos t angen te s en t r e
entramados , cremal lera , banda de reserva , crema
l lera , ser ie doble de rombos tangentes en tre
entramado, cremal lera , ser ie de t r iángulos impre-
3
Aho ra bien, en el en tor no inm edia to de la Rioja Ala
vesa, en las est ribaciones norte de la Sierra de Cantabria en
un ambien t e c l imát i co pa i sa j í s t i co más húmedo, se sabe de
una densa ocupac ión Epipa l eo l í t ca y Neol í t i ca en l os l ugares
de E l Mont i co de Charra tu , Mendandia , La Peña y conjunto
Kanpanos t e Atxos t e , en un t e r r i t o r i o i nscr i t o en un cuadro de
10 Km. de lado.
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Representación esquemática del cuerpo iconográfico d e la cerámica campaniforme incisa-impresa del País Vasco
Unive rs idad de S a lam anca
Zephyrvs,
XLVIII, 1995 . 143 -186
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Alfonso Alday Ruiz. Reflexiones en torno al Campaniforme. Una mirada hacia el caso vasco
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FIG. 3- Recipientes Ciempozuelos clásicos. 1. El Sotillo; 2 y 3 Tudela; 4 a 8 San Martín; 9y 10 Los Husos 2y 3 Baran-
diarán y Vallespí; 9y 10 Apellániz).
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Fio.
4.
Vaso Ciempozuelos de La Chabola de la Hechicera.
sos , banda de reserva , cremal lera , en t ramado y
ser ie de an i l los con z igzag en tre en tramado, cre
mal lera y en tramado en La Chabola de la Hechi
cera y cremal lera , z igzag doble en tre en tramado,
cremal lera , banda de reserva , repet ic ión de los
t res pr imeros f r isos , banda de reserva , cremal lera
y ser ie de an i l los en z igzag en tre en tramado y
nueva cremal lera en Col lado Palomero I . Las d i fe
rencias en tre ambas producciones es t r iban en sus
d imens iones y bás i camen te en l a s t écn icas deco
ra t ivas e leg idas : inc is ión impre s ión en e l p r im e
ro y puntil lado en el segundo (f ig. 6.1-2); 2) los
cuencos de e l sepulcro de cor redor de El Sot i l lo
y de Peña Guerra I pues en ambos se rep i ten los
mismos mot ivos y práct icamente en e l mismo
orden: cremal lera , impres ión de un ins t rumento
cuadrangular , c remal lera , en t ramado obl icuo y
desde aquí y has ta e l fondo del cuenco , a l ter
nando su longi tud , t r iángulos incisos re l lenos de
incis iones para le las en El Sot i l lo por cremal lera ,
a j ed rezado ob l i cuo , co rdón p s eudoexc i s o y mis
mo mot ivo de t r iángulos incisos re l lenos por e l
ex ter ior y esp iga sobre impres iones a l in ter ior en
el de Peña Guerra I . La conjunción de los temas ,
su organización y d ispos ic ión y e l aspecto for
mal bás ico de los rec ip ien tes en los dos casos
c i t ados dan a en tende r no s ó lo una un idad cu l
tura l s ino incluso su manufactura desde un mis
mo cen t ro aque l que p r e f i e r e como t ema más
s oco r r ido e l a j ed r ezado jun to a lo s co rdones
ps eudoexc i s o s . En e s t a comarca , como a rgu
men to a añad i r , l a ce r ámica C iempozue lo s s e
hace acompañar de un e l enco ma te r i a l nada
des deñab le o f e r t ando a s í un pano rama r i co y
var iado: brazale tes de arquero (El Sot i l lo y Los
Llanos) , bo tones de per foración en V (San Mar
t ín) ,
meta l (Los Husos , San Mar t ín y Col lado
Palomero I ) s i b ien a l t ra tarse de contextos fune
rar ios ab ier tos no puede def in i r se con segur idad
la re lac ión ex is ten te en tre los productos .
Desde e l punto de v is ta morfo lógico la pro
ducción Ciempozuelos del País Vasco acepta los
cánones bás icos de es ta var iedad , a par t i r de los
pocos cas os en que puede acomete r s e una
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Alfonso Alday Ruiz. Reflexiones en torno al Campa niforme. Una mirada hacia el caso vasco
FIG.
5. Fragmentos Campan iformes de Peña Larga.
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FIG. 6. Vasos de 1. Collado Palomero y 2 . La Chabola de la
Hechicera. Obsérvese la repittción de los motivos y
su similar disposición (2 . Pé~ez Arrondo, Cen icero y
Duarte),
recon s t rucció n m orfo lógica . Se descr ibe la t r ilog ía
formal compues ta por cuenco (San Mar t ín , El
Sotil lo, Peña Larga, Faulo.. .) , vaso (La Chabola de
la Hechicera, San Martín, Peña Larga, La Campas
de Oletar . . .) y cazuela (El Sotil lo) .
Dos ú l t imos aspectos nos in teresan reseñar
aho ra r e s pec to al campan i fo rm e C iem pozue lo s
del área vasca: el primero atañe a la funcionali
dad de los yacimientos , pues to que los hay tan to
fune ra r io s , en dó lmenes y cuevas , como de hab i
tación, al aire l ibre o en el interior de cavidades.
Como se verá es és te un rasgo d i ferenciador en
relación a la cerámica de esti lo Silos , también
incisa- impresa , y a aquel las con impres iones de
cuerdas o punt i l ladas ; e l segundo hace referencia
a su v igencia cronológica la cual creemos ,
mediante co te jo con o t ras áreas cu l tura les próxi
mas pues to que aqu í ca r ecemos de da to s f eha
c ien tes , es de cor ta duración , en torno a l 2000 -
1800 a . C . como marco genér ico .
b) S i los : Menor a tención que e l campanifor
me inc i s o c l á s i co ha merec ido e s t a va r i edad
c e r á m i c a a m e n u d o d ef in i da c o m o d e g e n e r a d a ,
domés t i ca o ep icampan i fo rme a t eno r de lo s
con tex to s donde s e ha loca l i zado . Es p r ec i s a
mente e l carácter domés t ico de la misma e l ad je
t ivo que mejor la def ine y como ta l debió ade
cua r s e en s u s no rmas fo rma les y deco ra t ivas a
su uso pragmát ico y co t id iano , a le jada de esa
s upues ta f unc iona l idad como b ien de p r e s t ig io
pe r s ona l , r e s u l t ando s e r una cop ia , a menudo
burda, de los t ipos c lás icos . En es te t ipo se ensa
ya también la jerarquización de los recursos
o rnamen ta le s en f r i s o s , pe ro e s co r r i en te que s e
o lv ide s u demarcac ión , que s e de jen incomple
to s o que , t écn icamen te , s e decan te po r s o luc io
nes pob res e j ecu tadas con l ige r eza y poco gus
to ,
r educ iendo a lo impres c ind ib le e l r epe r to r io
t emá t i co .
Si hasta hace bien poco era éste un esti lo
cerámico apenas reconocido en e l País Vasco los
hal lazgos denunciados en la ú l t imas fechas , s iem
pre en la Comunidad de Navarra —y en e l cova-
cho a lavés de Peña Larga— han engrosado nota
b lemente su ca tá logo , has ta contabi l izar un to ta l
de 18 yacimientos .
El p lan de prospecciones s is temát icas que en
los ú l t imos años se ha pues to en marcha en e l
área de Tudela-Bardenas Reales , ba jo d i rección
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Alfonso Alday Ruiz. R eflexiones en torno al Cam paniforme. Una mirada h acia el caso vasco
de J . Sesma, ha permit ido reconocer la impor tan
c ia de es te es t i lo campaniforme, y sobre todo indi
v idual izar una comarca que, como en e l caso de
La Rioja Alavesa debe ser concebida como una
verdadera área cu l tura l cohes ionada. Concurre
aquí que la documentación campaniforme es la de
mayor antigüedad de la zona, es to es , que las
prospecciones y los sondeos no han s ido capaces
de local izar an tecedentes de habi tac ión holocénica
previa a lo campaniforme, s iendo es ta expres ión la
que inagura e l poblamiento cont inuo en la zona,
muy v igoroso en e l Edad del Bronce. Es pos ib le
que nuevos descubr imientos mat icen la informa
ción pero quizá no tanto como para desvir tuarla,
como también es pos ib le que en un fu turo es te
mismo proceso pueda adver t i r se en o t ros lugares
con escasa documentación campaniforme.
Entre las notas propias que mejor caracter i
zar ían a la comarca de Tudela-Bardenas Reales
( exc luyendo a l a s p roducc iones C iempozue lo s
clás icas —figs . 3 .2 y 4—) pueden des tacarse la
repet ic ión , sobreexplo tación , de a lgunos de los
mot ivos decorat ivos : va a ser f recuente e l uso de
l íneas hor izonta les cor r idas , no s iempre de f ina
ejecución; las ser ies de impres iones t r iangulares
en ser ies s imples o dobles sobrepues tas , cos ien
d o ,
a las l íneas cor r idas (mot ivo desconocido en
La Rioja Alavesa); las series ovales impresas o
semiexcisas ; los en tramados obl icuos en genera l
muy descuidados ; los d iseños en forma de gota
(figuras 7, 8, 9, 10 y 11), ofertando en general una
deco rac ión muy homogénea con c i e r t a t endenc ia
al bar roquismo expres ivo (en contras te , los rec i
p ien tes con decoración domés t ica de Peña Larga ,
en Álava, reproducen los mismos mot ivos que
aquel las vas i jas c lás icas del en torno aunque la
e jecución sea muy descuidada, y no apor tan par
t icu lar idades decorat ivas como ocurre en Tudela
-B ardenas R ea le s ) .
Si un a f i liación d eb e estable cerse en tre e ste
conjunto y el de otra comarca sería necesario resal
tar e l parentesco que, decorat iva y formalmente ,
mant iene con rec ip ien tes aragoneses (área de Cin
co Villas y Muela de Borja) y riojanos (Cueva
Lóbrega) que en su conjunto asemejan a d iseños
conocidos en e l Medio y Bajo Ebro dependientes ,
o influenciados, por la provincia catalana.
En cuanto a las d imens iones y morfo logía de
las producciones se observa un a le jamiento de la
t r i log ía Ciempozuelos , pues aún fabr icándose
cuencos y vas os é s to s s e complemen tan con fo r
mas carenadas , o t ras de paredes rec tas y ab ier tas ,
vo lúmenes amp l io s . . . t odo en conco rdanc ia con
su funcional idad domés t ica (para la cocción e l
a lmacenaje o e l t ranspor te) . Algunas vas i jas han
podido recons t ru i rse sa t is fac tor iamente mos tran
do las d i ferencias con los productos Ciempozue
los: a) a P iedramil lera per tenece un cuenco de 16
c m s .
de d iámetro y 7 ,5 de a l tura , con una apa
r iencia más cer rada de lo que es usual en es tos
recip ien tes , jus to a l contrar io de lo que ocurre
con el ejemplar de El Abejar I que con sus 24
c ms . de d iámetro en la boca es demas iado ab ier
to , b) también en las Bardenas Reales se ubica e l
yacimiento de Ponchín I I I donde se conoce un
vaso de per fi l en S que bra da d e pan za a bul tada y
cuel lo poco desar ro l lado de 9 ,5 cms . de d iámetro
en e l cuerpo por 8 en la boca , por lo que no se
a ju s t a en abs o lu to a lo s mode lo s acampanados .
La cerámica campaniforme domés t ica se ha
localizado, s iempre, en establecimientos al aire
l ibre: son rec in tos que no han podido ser c lara
mente documentados ya que su def in ic ión se
redacta a partir de prospecciones superficiales y
sondeos estratigráficos asociados en algún caso.
Por e l lo e l que nunca cohabi ten con o t ros mate
riales de la órbita campaniforme, salvo en Monte
Aguilar , quizá sea un dato irrevelante. No puede
es tab lecerse aún con segur idad un marco de desa
rrollo cronológico: su vinculación con cerámica
incisa f ina en contextos cerrados, as í en Peña Lar
ga, indica su vigencia en torno al 1800 aC. antes
a ludido , pero en e l caso de Tudela-Bardenas Rea
les la t ipología de los yacimientos, más los mate
riales arqueológicos asociados y más la fechas de
carbono 14 de Monte Aguilar y Marijuán I , hacen
suponer un cierto retraso en su vigencia hacia el
1600 a. C, quizá, en una vis ión temporal es tr icta,
como una expres ión ep icampaniforme s iendo és te
e l momento en e l que e l área conoce su pr imer
momen to de hab i t ac ión ho locén ica dens a que t en
drá su continuidad en la Edad del Bronce.
2.
2. El metal cam paniforme en el País Vasco
Entre los e lementos que con f recuencia sue
len acompañar a la cerámica campaniforme en la
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FIG.
9- Fragmentos cerámicos de Ponchín III (Sesma)
construcción de su bagaje los artefactos metálicos
ocupan un lugar destacado, y no tanto por su
redundancia sino más bien por la espectaculari-
dad de los mismos y sobretodo porque en
muchas de las ocasiones es esta la primera vez
que son reconocidos. Es decir, la ecuación cam
paniforme e inicios de la metalurgia tiene sentido
real y en concreto en el País Vasco a excepción
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FIG. 10 .
Fragmentos cerámicos de Zapata Vy Portillomayor II (Sesma )
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3 c m
6 c m
FIG.
1 1 .
Fragmentos cerámicos de Abejar l (Sesma)
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Alfonso Alday Ruiz. Reflexiones en torno al Cam paniforme. Una mirada hacia el caso vasco
hecha de a is lados ú t i les metá l icos que pudieran
haber ar r ibado con an ter ior idad , son es tos los pr i
meros ind ic ios ser ios y es tab les de su presencia .
Ahora b ien , su ausencia en es t ra t igraf ías —son
comunes en es tab lecimientos funerar ios co lect i
v o s — y la falta de dataciones absolutas para su
contextual ización impide formular una d iscus ión
más completa y expl íc i ta . En cualquier caso debe
de t ra tarse de productos de impor tac ión , de res
tr ingida tipología y cuya f inalidad se concreta
pr incipalmente en ac t iv idades para la caza o la
gue r r a ( puña le s de l engüe ta , pun ta s pá lme la ) ,
domés t i cas ( punzones ) y o rnamen ta le s ( ap l iques
laminares sobre oro) pero a los que, dada su
excepc iona l idad , s e l e s s upone a s imis mo un
papel de marca de pres t ig io socia l o ind iv idual de
su poseedor . El af ianzamiento de las práct icas
meta lúrg icas será len to , en buena medida deter
minado por las pos ib i l idades metá l icas de la
reg ión , en lo re la t ivo a la explo tación de sus
recursos mineros s i los t iene , por lo que a pesar
de la novedad que supone su en trada , jun to a la
ce r ámica campan i fo rme , y s u s po tenc ia l e s ven ta
jas frente a aquellos cuya base material es la pie
dra o e l hueso , no desplazarán ráp idamente a las
manufacturas t rad ic ionales .
2.2.1 . Los ap l iques laminares sobre oro
Los ap l iques laminares sobre oro en e l País
Vasco , y también en o t ras comarcas , se han loca
l izado s iempre en e l in ter ior de es t ructuras dol-
ménicas , c i rcus tancia que unida a su morfo logía ,
deco rac ión y u s o , como pa r t e in t eg ran te de a lgún
e l e m e n t o p e r e c e d e r o , o t o r g a u n a d e n s a h o m o g e
ne idad a lo s mis mos . C onocemos en Eus ka lhe r r í a
tres ejemplares , dos en Trikuaizti I y otro en
Sakulo , a los que cabr ía añadir los per tenecien tes
a l do lmen r io jano de Col lado Palomero I (cuatro
cuentas y t res ap l iques ) y de la sepul tura de I thé
I (P ir ineos a t lán t icos ) para obtener un panorama
más exacto de su d ispers ión . Se t ra ta de manu
facturas de escasa complej idad técnica a la mane
ra de f inas y es t rechas láminas a menudo con
perforación en sus ex tremos (para ser a tados) y
decoración incisa l ineal .
Hemos con fecc ionado en a lguna ocas ión un
inventar io sobre es te t ipo de p iezas l legando a la
conclus ión de que las mismas , con exactas s imi
l i tudes formales y d imens ionales , se agrupan
sobre t res focos concre tos de Europa: fachada
at lán t ica f rancesa (desde la Gironde a Bretaña-
Normand ía , con una ve in tena de e j emp la r es ) ,
País Vasco —La Rioja (con 11), y Languedoc—
Bajo Rhódano (con 14) . Sospechamos nosotros
que a lgún t ipo de re lac ión t iene que ex is t i r en t re
es tos t res focos , los cuales deben es tar conecta
dos de a lguna manera y no nos ex trañar ía que en
un fu turo pueda per f i larse con mayor c lar idad
que hoy e l camino de repar to y e l t ipo de t ráns i
to a pa r t i r de nuevos des cub r imien to s que t engan
lugar ( rec ien temente se ha c i tado su apar ic ión en
Las Vegui l las , Salamanca, en yacimientos del in te
r ior de Francia —de Dordoña, Tarn , Lot , Gers y
Aude— o más a le jadamente en Bylany , Moravia) .
Es tos in tercambios no se c i rcuscr ib i r ían exclus i
vamente a los ap l iques s ino que afectan a o t ros
p roduc to s en t r e lo s que , aún pe r t enec ien te s a l
mundo campan i fo rme , s e obs e rva un mín imo
décalage en e l t iempo: se han ras t reado en las
t res comarcas cons ideradas la conjunción de
cerámicas del t ipo mar í t imo o con decoración
mixta cordada-punt i l lada , puntas pálmela y var ie
dades concre tas de botones de per foración en V,
a la vez que en Bretaña son conocidas cazuelas
que según su morfo logía , que no en su decora
c ión , pueden c las i f icarse como del t ipo Ciempo-
zuelos .
Esta inicial y s imple industr ia áurea tendría
su cont inuidad pos ter ior en e l País Vasco en con
t adas p i ezas pa r a e l ado rno pe r s ona l conoc idas
en a lgun os mega l i tos de la reg ión: un a cuenta
tubular de Los Llanos , un an i l lo de Ausokoi y sen
das p iezas , inédi tas hoy , de Gipúzkoa
4
.
2 .2 .2 . Los puñales de lengüeta
Los puñales de lengüeta son los productos
me tá l i co s de mayor enve rgadu ra , po r s u t amaño
y complej idad técnica , de los que suelen acom
pañar a la cerámica campaniforme. Se def inen
por poseer una f ina hoja t r iangular (ovalada en
algún caso) con meseta centra l y bordes adelga-
Agrade cemo s a J. Mújica su disposición en la con
sulta de dichos materiales
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16 8 Alfonso Alday Ruiz. Reflexiones en torno al Campa niforme. Una mirada hacia el caso vasco
FIG. 13 . Puñales de lengüeta. 1. San Martín; 2 y 3 Gobaederra.
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zados , más una l engüe ta de enmange que , con e l
t iempo, var ía de forma y longi tud , habiéndose
concre tado una t ipo logía morfo lógica para los
mis mos .
En la reg ión de es tudio se han señalado has
ta 14 e jemplares para 9 yacimientos (a los que
podr ía sumarse un f ragmento de hoja metá l ica de
Pagobakoi tza) . Son 5 los local izados en Gobae-
der ra , todos de hoja t r iangular y con lengüeta
marcada en dos de los casos (de lengüeta s imple
figs.
12.1 y 13-3) y no diferenciada en otros dos
(de base s imple f igs . 12.2 y 13.2); tanto los de
Aitzbitarte II (fig. 14.4) como los de Atxuri (fig.
14.5) y Urtao II (fig. 15) (a pesar de las diferen
c ias en sus d imens iones ) se asemejan a l p r imer
t ipo descr i to . Por su par te los de Puer to de Herre
ra (fig. 14.2) y San Martín (fig. 13.1), yacimientos
muy cercanos en tre s í , se caracter izan por su cor
ta lengüeta y su aspecto t rapezoidal , s i b ien e l de
San Martín, con sus 20 cm. de longitud, es sensi
b lemen te más e s be l to . P e r t enece e l de Ob ione ta
Sur (f ig. 14.3) a la categoría Moélan-Obioneta,
propio de Bretaña y personal izado por su ex tra
ña s imbios is en tre verdadero puñal de lengüeta y
punta pálmela por su hoja ovalada y pedid lo cor
to , no s iendo muy le jano e l de l do lmen de La
Cascaja, (f ig. 16.3) de su mismo tamaño y morfo
logía. Las dimensiones, la hoja tr iangular y la len
güeta cor ta del puñal de Goldanburu ( f ig . 14 .1)
encuentra sus mejores para le los en pro to t ipos
centroeuropeos , a l igual que e l bo tón con per fo
r ac ión en V y deco rado q ue l e aco mp aña .
Desde e l punto de v is ta minera lógico , se han
analizado 10 de los 14 artefactos , y s i aceptamos
los resu l tados del Landesmuseum de S tu t tgar t ,
cas i todos los e jemplares tendr ían cabida en los
grup os FBI FB2, con al ta cant id ad de n íquel ,
excep to e l de Go ldanbu ru que a pes a r de s u mor
fología continental, se clasif ica como E01A, por la
e levada co ta de arsénico , e l g rupo dominante en
la Península Ibér ica
5
.
Tres anotaciones f inales deseamos remarcar
ahora para e l caso vasco: a) los puñales de len-
Los resultados que para las piezas de Gobaederra
ofrece el I.C.R.O.A. difieren sensiblemente a los de Stuttgart,
al detectar una mayor participación del hierro y del níquel y
menor de arsénico, antimonio y plata.
güeta se local izan en Álava y Gipúzkoa (no los
hay en Navarra y so lamente una en Vizcaya) ,
pos ic ionándose en la v ías natura les de t ráns i to
entre e l cont inente y e l in ter ior de la Península
Ibér ica ; b) se observan mínimas d i ferencias t ipo
lógicas en tre los representantes hal lados en los
dólmenes f ren te a los de las cuevas (és tos de los
t ipos de base s imple o de lengüeta cor ta) ; c ) cro
nológicamente tan to la fecha C-14 de Gobaede
r ra , 1710+100, como los mater ia les con los que
cohab i t an e s t án en conco rdanc ia con l a p r e s umi
b le datac ión de sus puñales y aquel los mater ia les
que le son afines .
2 . 2 . 3 .
L as p u n t a s p á l m e l a
Si lo Ciempozuelos es la var iedad cerámica
más genu inamen te pen in s u la r ( jun to a l g rupo de
Salamó o e l campaniforme andaluz) tendrá su
co r r e s pondenc ia me tá l i ca en l a s pun ta s pá lme la ,
sobre las que nadie d iscute su procedencia ibér i
ca . Sus rasgos fundamenta les a t ienden a una hoja
ovalada con los f i los b ise lados y un pedúnculo
la rgo, la más de las veces aguzado o t runcado. A
pes a r de s u ce r cano o