A modo de breve prólogo
Este es un primer ensayo de un conjunto de textos críticos del discurso
sobre el Cambio climático, nombre formal y oficial de los Estado-nación
y los gobiernos, además de las ONGs y fundaciones, que amortiguan
el alcance de la destrucción de la vida en el planeta. Nosotros
preferimos nombrar esta problemática por sus evidentes
consecuencias, destrucción sistemática, estructural, de la vida, de la
biodiversidad, de los ciclos vitales y las sociedades humanas. Entonces,
la nombraremos como contra-vida. Este primer ensayo es apenas
introductorio al análisis de la problemática, desde la perspectiva de la
complejidad.
Preguntas preliminares
¿Cómo funciona? ¿Cuál es su mecánica o, mejor dicho las mecánicas,
por lo tanto, en conjunto, sus dinámicas? No basta responder
descriptivamente, por más exhaustivas que sean estas descripciones;
incluso si después de contar con ellas se logra una narrativa teórica,
más bien, compleja, que interprete de manera integral estas
descripciones, concatenadas y entrelazadas. Se requiere algo más que
el propio pensamiento complejo, que ya es mucho decir, sobre todo
cuando sabemos que apenas entramos en este acontecimiento; apenas
tenemos hilos sueltos, y fragmentos de diseños, para empezar a tejer
en las espesores dinámicos del espacio-tiempo. No solo porque no se
trata de pensamiento, por más complejo que sea, incluso cuando
también sabemos que el pensamiento complejo es también acción,
materialidad social e institucional, materialidad energética,
materialidad vital. Se requiere algo más que las relaciones, el
entramado de relaciones, en devenir, que suponen estas acciones,
estas materialidades, en los espesores de los ciclos vitales. Se requiere
de los vínculos primordiales del tejido espacio-temporal del universo o
de los universos, en sus distintas escalas.
Si bien esto, sabemos, que no se lograra fácilmente, incluso, que no
se logrará nunca, parece indispensable intuir estos vínculos, y
comportarse con ellos como siendo parte de sus ciclos. Sin embargo,
este ensayo no pretende ir tan lejos; solo decirlo, como una hipótesis
prospectiva interpretativa. Lo que interesa es comprender el alcance
de las preguntas que nos hicimos, y comenzar a avanzar en sus
respuestas posibles. En este sentido, intentaremos un primer avance,
desde la perspectiva del pensamiento complejo, auscultando un primer
nudo del tejido espacio-temporal-social-territorial de lo que
nombramos como sistema-cultura-mundo capitalista.
Uno de los nudos gordianos
La crisis ecológica, que forma parte de las crisis múltiples desatadas
por el desarrollo capitalista, es evidenciada cuando el ecosistema
aguanta cambios críticos. Los fenómenos desencadenantes son
identificables; por ejemplo, un cambio abiótico, en lo que respecta al
incremento de la temperatura; también menguado nivel de lluvias, la
presión de la depredación, así como la sobrepoblación. Se ocasiona la
declinación de la aptitud del ecosistema, afectando a los ciclos vitales.
El llamado cambio climático, eufemismo para ocultar la destrucción de
la biodiversidad, de los ecosistemas y de los ciclos vitales, además, de
las sociedades humanas, corresponde a una crisis ecológica de
magnitud peligrosa. Al respecto se ha hablado demasiado del síntoma
del incremento paulatino de la temperatura global.
Muchas especies son trasladadas fuera de sus hábitats. Por ejemplo,
los osos polares son uno de los seres afectados. Con el deshielo, las
focas han desaparecido, interrumpiendo su ciclo alimenticio. Algo
parecido, incluso peor, ha pasado con el oso panda, uno de los
habitantes de los territorios de la geografía política de la República
Popular de China. Estos son ejemplos puntuales de una numerosa
cantidad de casos, que por su adición nos muestran el alcance de la
devastación.
Para dar otros ejemplo, tocando regiones del hemisferio sur, podemos
citar algunos casos, en peligro de extinción, que se dan en la Amazonia,
el bosque más grande del planeta, el continente, por así decirlo, de una
de las biodiversidades más ricas del mundo, que también sufre los
avances más desoladores y devastadores del planeta, por parte de este
“desarrollo” capitalista, que combina, de manera explosiva, todas las
formas del capitalismo, desde el extractivismo depredador hasta el
financiero especulador, pasando por revoluciones industriales y
cibernéticas inconclusas.
Nathalie Alonso escribe en Fauna amenazada del Amazonas, puntualizando
e identificando fauna en peligro de extinción, dibujando el siguiente panorama:
El bosque lluvioso del Amazonas en América del Sur, el más grande del
mundo, abarca 2,722,000 kilómetros cuadrados. De acuerdo con el
Acuario Shedd de Chicago, es el hogar de un tercio de todas las plantas
y animales conocidos. Varios animales amazónicos están en peligro de
extinción en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Otras especies
son consideradas en peligro de extinción por los U.S. Fish and
Wildlife Service bajo la Ley de Especies en Peligro de Extinción.
El Amazonas es el hogar de las ranas venenosas, algunas de las cuales
están en peligro. A pesar de que varían en tamaño desde 1 a 2
1/2 pulgadas (2,54 a 6,35 cm), las ranas venenosas segregan un
veneno capaz de matar a los seres humanos de una vez. Entre las más
expuestas están la rana venenosa de Perú Oxapampa, clasificada como
en peligro crítico por la UICN. La rana venenosa dorada, la más tóxica,
está en peligro de extinción en toda su gama a lo largo de la costa del
Pacífico de Colombia.
Entre las aves en peligro de extinción de la Amazonia está el
guacamayo jacinto, el loro más grande del mundo, y el guacamayo de
Lear. El guacamayo de garganta azul, endémico de Bolivia, está en
peligro crítico según la IUCN. A pesar de que la UICN clasifica el águila
arpía, como casi amenazada, U.S. Fish and Wildlife Service la considera
en peligro de extinción en toda su gama, que abarca partes de la
Amazonia.
La UICN rebajó al caimán negro del Amazonas de una especie en
peligro de extinción en 1996 a uno de menor preocupación en 2000,
pero U.S Fish and Wildlife Service, sigue considerándolo en peligro de
extinción. El caimán negro es el más grande del mundo, de las especies
de caimanes. Asimismo, la tortuga de río de América del Sur, la especie
más grande del continente, pasó de en peligro de extinción en 1994 a
una especie de preocupación menor en 1996, según la UICN. U. S. Fish
and Wildlife Service, sin embargo la considera en peligro de extinción.
Debido a la severa pérdida de hábitat, el mono araña marrón, uno de
los más grandes primates en la Amazonia, es también una de las 25
especies en peligro de extinción en el mundo. Catalogado como en
peligro crítico por la UICN, el mono araña marrón se encuentra
principalmente en Colombia y Ecuador. También críticamente en
peligro de extinción están el Marañón de manos rojas, mono aullador,
el capuchino rubio, el capuchino de cabeza beige y el mono capuchino
Ka'apor, todos los cuales son endémicos de Brasil. El tití descarado de
Brasil y el capuchino con bucles robustos se clasifican como en peligro
de extinción.
La UICN clasifica al manatí del Amazonas como vulnerable, mientras
que U.S. Fish and Wildlife Service lo clasifica como en peligro de extinción. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, el manatí del Amazonas se cree que está en declive, a pesar de que el tamaño de su
población es desconocido. También en peligro de extinción está la nutria gigante del Amazonas. Nadadoras rápidas y capaces, las nutrias gigantes, las más grandes del mundo, pueden medir hasta 6 pies de
largo.
Entre los mamíferos en peligro de extinción de la Amazonia está el
perezoso de tres dedos, la especie más grande de perezosos, que se encuentra sólo a lo largo de la costa atlántica de Brasil. La destrucción del hábitat es la mayor amenaza para el herbívoro de movimientos
lentos, que desciende de las copas de los árboles sólo para orinar y defecar. Otro mamífero, el tapir, de América del Sur está vulnerable, de acuerdo con la UICN y en peligro de extinción, de acuerdo con U.S.
Fish and Wildlife Service1.
Los alcances de la crisis ecológica son planetarias, todos los
ecosistemas, todas las regiones, todos los nichos ecológicos, se
encuentran involucrados, aunque se encuentren afectados de manera
diferencial, dependiendo de las características y consistencias del tejido
ecológico singular. En las regiones andinas, vallunas, de los llanos y
chaqueñas de Bolivia se describe estas rupturas de ciclos vitales
también con efectos de extinción.
En Foro: Fauna boliviana, animales de los andes, los valles y los llanos,
se describe una lista:
Entre las aves en peligro crítico, están el crax globulosa o comúnmente
llamado mamaco, el ave hylopezus macularius o tororoí enmascarado,
la phibalura boliviana o palkachupa, el cinclodes aricomae o remolinera
real
El Paraba Frente Roja debido a que es buscada para ser mascota, la
paraba barba azul, por causa de pérdida de su hábitat y la pava copete
1 Escrito por Nathalie Alonso; traducido por Barbara Obregon: Fauna amenazada del Amazonas. http://www.ehowenespanol.com/fauna-amenazada-del-amazonas-info_90020/.
de piedra. La mayoría de esas especies se encuentran ubicadas en la
provincia Gran Chaco. Además hay ocho especies de aves en peligro
de extinción y veinticinco especies vulnerables.
Entre los mamíferos que se encuentran en peligro crítico está al gato
andino o leopardus jacobita, debido a caza, pérdida de hábitat, uso
folklórico, pérdida de presa principal (con lo que el animal se alimenta),
enfermedades por el hábitat restricto.
El guanaco o lama guanicoé, a consecuencia de la caza, pérdida de
hábitat, uso folklórico, pérdida de presa principal (con lo que el animal
se alimenta), enfermedades por el hábitat restricto, competencia con
ganado, además de la chinchilla, por causa del uso de su piel, además
por el hábitat restricto.
A esto se suma ocho clases de peces que se encuentran vulnerables,
entre ellos: el sábalo, el pacú, la boga, el surubí, el miskincho, el
carache negro y la mojarra2.
Estos son apenas ejemplos, ya se puede imaginar el tamaño de la
devastación y truncamiento de ciclos vitales que se dan en todo el
planeta, en toda su biodiversidad, en todos sus entramados y tejidos
eco-sistémicos. Nadie que esté en su sano juicio puede esperar que
todo esto no afecte a las sociedades humanas. Las sociedades
humanas no son externas ni ajenas a la biodiversidad, a los ciclos
ecológicos; alguien que piensa de esta manera vive en un planeta de
fantasmas, sin cuerpos y sin vidas. Sin embargo, por más insólito que
parezca, ésta es la idea precursora que alimenta la “ideología” de la
modernidad, que, con el tiempo, en la etapa del capitalismo tardío, se
convirtió en cultura-mundo. El hombre domina la naturaleza, el hombre
moderno se libera de los mitos, el hombre moderno desata, con su
ciencia y tecnología, las fuerzas escondidas de la naturaleza, para
utilizarlas en su “desarrollo” y “evolución”. Este enunciado, implícito,
de distintas maneras, en las narrativas de la modernidad, muestra
patentemente el nuevo mito de la civilización moderna, el mito de la
supremacía del hombre, del héroe convertido en el depredador por
excelencia, depredación, que obviamente, en las narrativas de la
“ideología” no se nombra de este modo, sino como “progreso”.
Vamos a dejar una pregunta pendiente: ¿Por qué no incluir en estas
listas de especies en extinción al ser humano? ¿Acaso no han
2 Foro: Fauna boliviana, animales de los andes, los valles y los llanos: llhttp://www.mirabolivia.com/foro_total.php?id_foro_ini=33657.
desaparecido cientos de lenguas, cientos de pueblos, centenares de
culturas, también civilizaciones; acaso ahora mismo no se encuentran
en peligro de extinción naciones y pueblos indígenas en el continente?
¿Acaso las sociedades humanas no se encuentran amenazadas por
ojivas nucleares, que ostentan irresponsablemente las potencias
vencedoras de la segunda guerra mundial? Es pues ridículo no poner
en la lista al ser humano. ¿Los ambientalistas lo hacen por pudor? ¿Lo
hacen porque creen que el ser humano es distinto a los animales y a
las plantas? ¿De dónde sacan esto, de los mitos religiosos, sobre todo
de la narrativa de las religiones monoteístas? El ser humano no es algo
cualitativamente distinto que el resto de los seres; conforma con todos
los seres, con sus ciclos vitales, el entramado creativo de la vida. Que
desaparezcan seres implica que también desaparece algo necesario en
el ser humano, una parte del tejido que lo constituye. Solo la
enajenación “ideológica”, el fetichismo religioso, convertido, después,
en “ideologías” modernas”, puede haber sostenido, ilusoriamente, esta
imagen esquemática e inconsistente, que manifiesta patéticamente
una auto-referencia, una auto-contemplación, un engreimiento
desmedidos, que ilusionan al hombre con su soledad en el universo
vacío. El aislamiento no es posible en un universo inventado por
asociaciones, composiciones, combinaciones de partículas
infinitesimales, que tocan, como cuerdas vibrantes, las constelaciones
de sinfonías, en distintas escalas. El vacío no es posible en un universo
cuya materia oscura y energía oscura ocupan el 95%, en tanto que el
resto corresponde a la materia luminosa y la energía luminosa. Es
momento de dejar de lado estas narrativas autocomplacientes y
antropocéntricas; comprender que la sobrevivencia humana depende
de la sobrevivencia de los demás seres.
Por otra parte, se encuentran afectados los ciclos vitales del agua.
El agua dulce, los ecosistemas secos, están sorteando los efectos del
incremento de la temperatura. El cambio climático ya comienza a ser
demoledor para el salmón, además de otras especies acuáticas. El
incremento en la temperatura trunca los ciclos vitales del salmón y la
trucha. Una de las consecuencias del cambio climático es la migración
de las especies. Por ejemplo, los peces de agua fría migran de sus
territorios acuáticos, hacia aguas todavía frías. Algunas especies han
podido adaptarse a nuevas condiciones, acercándose hacia los polos;
en cambio, otras especias son menos dúctiles.
Así como pasa con los ciclos vitales del agua, también ocurre con los
ciclos vitales del aire, los ciclos vitales de los suelos, los ciclos vitales
los bosques, los ciclos vitales de las distintas poblaciones de seres
orgánicos; por lo tanto, con la compleja integralidad entrelazada de los
múltiples ciclos de la existencia y de la vida.
La destrucción de la biodiversidad ha sido cuantificada; cada año
desaparecen entre 17,000 y 100,000 especies, dependiendo de las
características del periodo, más o menos intenso en lo que respecta a
la depredación. En comparación, se tiene el referente de
la extinción ocasionada por el impacto de un meteorito, hace 65
millones de años; es cuando se dio clausura del Cretácico. ¿El sistema-
cultura-mundo capitalista tiene un impacto de semejante magnitud?
Siete millones de kilómetros cuadrados de bosque tropical han
desaparecido en el lapso de al menos medio siglo. Se estima que
alrededor de 2 millones de kilómetros cuadrados han servido para la
expansión de la agricultura; los restantes cinco millones de kilómetros
cuadrados son considerados tierras de poca calidad. Cuando, antes,
estas tierras eran bosques primarios. Se estima que capturaban como
cinco billones de metros cúbicos de carbono durante 10 o 20 años.
Parece que el costo cualitativo, de daños irreparables, es esta
inscripción desoladora de la huella ecológica, que deja el desarrollo del
capitalismo. Costo no conmensurable, tampoco, por cierto, no
contabilizado, ni como aproximaciones numéricas, por la aritmética
capitalista.
Cambio climático y biodiversidad
En un documento de Naciones Unidas se describe el Cambio climático
de la siguiente manera:
En el ámbito mundial, las actividades humanas han causado y van a
seguir causando una pérdida en la biodiversidad debido, entre otras
cosas, a cambios en el uso y la cubierta de los suelos; la contaminación
y degradación de los suelos y de las aguas (incluyendo la
desertificación), y la contaminación del aire; el desvío de las aguas
hacia ecosistemas intensamente gestionados y sistemas urbanos; la
fragmentación del hábitat; la explotación selectiva de especies; la
introducción de especies no autóctonas, y el agotamiento del ozono
estratosférico. La tasa actual de la pérdida de biodiversidad es mayor
que la de la extinción natural. Una pregunta esencial en este
Documento es ¿cuánto puede el cambio climático (ya sea de forma
natural o inducido por el hombre) aumentar o impedir estas pérdidas
de la biodiversidad? Los cambios en el clima ejercen una presión
adicional y ya han comenzado a afectar a la biodiversidad. Las
concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero han
aumentado desde tiempos preindustriales debido a actividades
humanas, sobre todo la utilización de combustibles fósiles y los
cambios en el uso y en la cubierta de los suelos. Estos factores, junto
a las fuerzas naturales, han contribuido a los cambios en el clima de la
Tierra a lo largo de todo el siglo XX: ha subido la temperatura de la
superficie terrestre y marina, han cambiado los patrones espaciales y
temporales de las precipitaciones; se ha elevado el nivel del mar, y ha
aumentado la frecuencia e intensidad de los fenómenos asociados con
El Niño. Dichos cambios, sobre todo la subida de las temperaturas en
algunas zonas, han afectado a la estación de la reproducción de
animales y plantas y/o la de la migración de los animales, a la
extensión de la estación de crecimiento, a la distribución de las
especies y el tamaño de sus poblaciones, y a la frecuencia de las plagas
y brotes de enfermedades. Algunos ecosistemas costeros o aquellos en
altitud y latitud altas también se han visto afectados por los cambios
en el clima regional. Se espera que el cambio climático afecte a todos
aspectos de la biodiversidad. Sin embargo, dichos cambios tienen que
tener en cuenta los impactos de otras actividades humanas pasadas,
presentes y futuras, incluyendo el aumento en las concentraciones
atmosféricas de dióxido de carbono (CO2).
Para la amplia gama de escenarios de emisión del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), se
estima que la temperatura media de la superficie terrestre ascienda
entre un 1,4 y un 5,8°C para finales del siglo XXI, que las zonas
terrestres experimenten un calentamiento más alto que los océanos, y
que las latitudes altas se calienten más que los trópicos. Se estima que
la elevación del nivel del mar asociada con dicho cambios esté
comprendido entre 0,09 a 0,88 m. En general, se espera un aumento
en las precipitaciones en latitudes altas y en zonas ecuatoriales, y que
disminuyan en zonas subtropicales aunque aumenten las fuertes
precipitaciones. Se espera que el cambio climático afecte directamente
a organismos individuales, a poblaciones, a la distribución de especies,
y al funcionamiento de los ecosistemas (por ejemplo debido a un
aumento de las temperaturas y cambios en las precipitaciones y, en el
caso de ecosistemas marinos y costeros, se esperan cambios en el nivel
del mar y fuertes tormentas repentinas) e indirectamente (por ejemplo
mediante el impacto de los cambios climáticos en la intensidad y la
frecuencia de fenómenos tales como los fuegos arrasadores). La
pérdida, modificación y fragmentación del hábitat, y la introducción y
extensión de especies no autóctonas van a afectar los impactos
producidos por el cambio climático. Una proyección realista del estado
futuro de los ecosistemas terrestres debe tener en cuenta también las
pautas de uso de los suelos y del agua, las que van a afectar en gran
medida a la capacidad de los organismos para responder a los cambios
climáticos mediante la migración.
El efecto general del cambio climático estimado provocado por el
hombre muestra que los hábitats de muchas especies se desplazará
hacia los polos o hacia altitudes mayores respecto a sus
emplazamientos actuales. Las distintas especies se van a ver afectadas
de forma diferente por el cambio climático; van a migrar a diferente
velocidad a través de paisajes naturales fragmentados, y muchos
ecosistemas actualmente dominados por especies de larga vida (tales
como árboles longevos) van a tardar mucho antes de que manifiesten
los efectos de estos cambios. Por lo tanto, es probable que se modifique
la composición de la mayoría de los ecosistemas actuales, ya que es
improbable que las especies que componen dichos ecosistemas
cambien de emplazamiento todo a la vez. Se espera que los cambios
más rápidos sucedan cuando sean acelerados por cambios en patrones
de alteraciones no climáticas tanto naturales como antropogénicas.
Cambios en la frecuencia, intensidad, extensión y emplazamiento de
las alteraciones van a afectar la forma y el régimen a la que los
ecosistemas actuales se van a ver reemplazados por nuevos grupos de
plantas y animales. Las alteraciones pueden aumentar el régimen de
pérdida de las especies y crear oportunidades para el establecimiento
de nuevas especies. En todo el mundo, cerca del 20 por ciento de los
humedales costeros se podrían perder hacia el año 2080, como
consecuencia de la elevación del nivel del mar. El impacto de la
elevación del nivel del mar sobre los ecosistemas costeros (como por
ejemplo los manglares y humedales costeros, y los pastos marinos)
variará en diferentes regiones según la erosión causada por los mares
y los procesos de encenagamiento que ocurren en la tierra. Es posible
que algunos manglares en las regiones costeras insulares bajas en
donde las cargas de sedimentación son altas y los procesos de erosión
son escasos, no sean particularmente vulnerables a la elevación del
nivel del mar. El riesgo de extinción va a aumentar para muchas
especies que ya son vulnerables. Las especies con rangos climáticos
limitados y/o pequeñas poblaciones son normalmente las más
vulnerables a la extinción. Entre éstas figuran las especies montañosas
endémicas y la biota restringida insular (por ejemplo, los pájaros),
peninsular (tales como el Reino Floral del Cabo), o costera (manglares,
humedales costeros y arrecifes coralinos). En contraste con esto, las
especies con gamas amplias y no irregulares, con mecanismos de
dispersión de largo alcance y grandes poblaciones tienen un riesgo de
extinción menor. Existen pocas pruebas para sugerir que el cambio
climático pueda disminuir la pérdida de las especies, pero existen
pruebas que demuestran que pueden acelerar este proceso. En algunas
regiones podría darse un aumento de biodiversidad local (normalmente
como consecuencia de la introducción de especies) pero las
consecuencias a largo plazo son muy difíciles de predecir. Cuando
ocurren importantes alteraciones en el ecosistema (como por ejemplo
la pérdida de especies dominantes o una gran proporción de las
especies y por lo tanto gran parte de la redundancia), pueden ocurrir
pérdidas en la productividad neta del ecosistema (PNE) al menos
durante el periodo de transición. Sin embargo, en muchos casos, la
pérdida de biodiversidad en ecosistemas diferentes y amplios debido al
cambio climático no implica necesariamente una pérdida de
productividad, ya que existe un grado de redundancia en la mayoría de
los ecosistemas. La pérdida de la contribución a la producción de una
especie determinada dentro de un ecosistema se puede ver
reemplazada por otras especies. Los impactos del cambio climático en
la biodiversidad ni los posteriores efectos en la productividad no han
sido calculados a escala mundial. Los cambios en biodiversidad a escala
de ecosistemas y paisajes naturales, como respuesta al cambio
climático y otras presiones (tales como la deforestación y los cambios
en incendios forestales) podrían afectar aún más al clima mundial y
regional mediante los cambios en la recogida y emisión de gases de
efecto invernadero y cambios en el albedo y la evapotranspiración. De
forma parecida, los cambios estructurales en las comunidades
biológicas en las capas superiores de los océanos podrían alterar la
recogida del CO2 por el océano o la emisión de precursores para los
núcleos de condensación de nubes, causando unas reacciones o
positivas o negativas en el cambio climático.
La simulación de los cambios en la biodiversidad como respuesta a los
cambios climáticos presenta algunos desafíos importantes. Los datos y
las simulaciones que se requieren para estimar la extensión y
naturaleza de los cambios futuros en los ecosistemas y los cambios en
la distribución geográfica de las especies son incompletos, lo que
significa que estos efectos sólo se pueden cuantificar parcialmente. Los
impactos de las actividades para la mitigación del cambio climático
sobre la biodiversidad dependen del contexto, diseño y ejecución de
dichas actividades. El uso y el cambio en el uso de los suelos, y en las
actividades asociadas con la silvicultura (forestación, reforestación,
deforestación evitada, y las prácticas mejoradas en el manejo de
bosques, tierras de cultivo y pastizales) tanto como la implantación de
fuentes de energía renovable (hidráulica, eólica, solar y
biocombustibles) pueden afectar a la biodiversidad. Dicho impacto
dependerá de la selección del sitio y de las prácticas en el manejo de
los mismos. Por ejemplo, 1) dependiendo del nivel de biodiversidad del
ecosistema no forestal que está siendo sustituido, la escala que se
toma en cuenta, y otros temas relacionados con el diseño y la
implantación, los proyectos de forestación y de reforestación pueden
tener impactos neutros, positivos o negativos; 2) si se evita y/o reduce
la degradación de los bosques en zonas amenazadas/vulnerables que
contienen grupos de especies que son inusualmente diversos,
mundialmente raras o propias de esa región, se pueden proporcionar
grandes beneficios a la biodiversidad, evitando al mismo tiempo
emisiones de carbono; 3) las plantaciones bioenergéticas a gran escala
que generan un gran rendimiento podrían tener efectos adversos en la
biodiversidad cuando sustituyan a sistemas con una mayor diversidad
biológica, mientras que las plantaciones a pequeña escala sobre
terrenos degradados o en zonas agrícolas abandonadas podrían tener
ventajas ambientales; y 4) un aumento de la eficiencia en la
generación y/o empleo de energías basadas en combustibles fósiles
puede reducir el uso de combustibles fósiles y, por lo tanto, reducir los
efectos sobre la biodiversidad que se deben a la extracción de recursos,
el transporte (como el envío por barco y/o por tuberías), y la
combustión de combustibles fósiles. Las actividades para la adaptación
al cambio climático pueden fomentar la conservación y el uso
sostenible de la biodiversidad, y reducir el impacto sobre la
biodiversidad tanto de los cambios climáticos como de los fenómenos
climáticos extremos. Dichas actividades incluyen el establecimiento de
un mosaico interconectado de reservas terrestres, de agua dulce y
marinas de uso múltiple diseñado para responder a los cambios
estimados en el clima, y actividades de manejo integrada de tierras y
aguas para reducir las presiones no climáticas sobre la biodiversidad y,
por lo tanto, hacer que el sistema sea menos vulnerable a los cambios
climáticos. Algunas de estas actividades para la adaptación también
pueden reducir la vulnerabilidad humana frente a fenómenos climáticos
extremos.
La eficacia de las actividades para adaptación y mitigación se puede
mejorar cuando se integran con estrategias más amplias diseñadas
para hacer más sostenibles las rutas para el desarrollo. Existen
sinergias potenciales ambientales y sociales e intercambios entre la
adaptación climática y actividades para la mitigación (proyectos y
políticas), y los objetivos de los acuerdos multilaterales ambientales
(por ejemplo, la conservación y uso sostenible que son los objetivos
del Convenio sobre la Diversidad Biológica) además de otros aspectos
del desarrollo sostenible. Estas sinergias e intercambios se pueden
evaluar en lo que se refiere a la gama completa de actividades
potenciales (entre otras cosas, la energía y el uso de los suelos, el
cambio en el uso de los suelos, y los proyectos y políticas de
silvicultura) a través de la aplicación de las evaluaciones del impacto
social y ambiental en el ámbito de proyectos, sectores y regiones, y se
pueden comparar con un conjunto de criterios e indicadores mediante
el empleo de una serie de marcos para la toma de decisiones. Para
esto, se tienen que adaptar y desarrollar aún más las actuales
metodologías, criterios e indicadores para la evaluación del impacto de
las actividades para mitigación y adaptación sobre la biodiversidad y
sobre otros aspectos del desarrollo sostenido. Entre las necesidades de
información y los vacíos en las evaluaciones se incluyen: Una mejora
del conocimiento de las relaciones entre la biodiversidad, la estructura
y el funcionamiento del ecosistema, y la dispersión y/o migración a
través de paisajes naturales fragmentados. Una mejora del
conocimiento de la respuesta de la biodiversidad frente a cambios en
factores climáticos y otras presiones. La realización de simulaciones de
definición apropiada de cambios climáticos pasajeros y de ecosistemas,
especialmente para la cuantificación de los impactos del cambio
climático sobre la biodiversidad a todos los niveles, teniendo en cuenta
sus respuestas. Una mejora del conocimiento de los impactos a escala
local y regional sobre la biodiversidad de las opciones para la
adaptación y mitigación del cambio climático. Un mayor desarrollo de
metodologías, criterios e indicadores para la evaluación del impacto de
las actividades para la mitigación y adaptación al cambio climático
sobre la biodiversidad y sobre otros aspectos del desarrollo sostenible
La identificación de actividades y políticas para la conservación y uso
sostenible de la biodiversidad que pudiesen mejorar las opciones para
adaptación y mitigación del cambio climático3.
El sistema-mundo inserto en la biodiversidad
Lo que no se entiende de estos informes, de las consecuencias políticas
que sacan, de su utilización en las Cumbres sobre el Cambio Climático,
de los documentos que se firman, de los temas que se discuten, por
ejemplo, el de la diminución de la emisión de gases de efecto
invernadero o, en su caso, de la inversión en bosques, para que no
sean desforestados, por el avance de la frontera agrícola, por el
comercio de madera, por la economía extractivista, es que, sin tomar
en cuenta lo incompletos que son, lo desarticulados que se encuentran,
para una comprensión integral de la problemática en cuestión, sin
pedirles que consideren la articulación compleja con las sociedades
humanas, incluso sin pedirles su relación con el sistema-mundo
capitalista, es que sean tan indulgentes, tan poco eficaces, como si se
tratara de un problema técnico y no de la vida. Lo que describen es
indudablemente alarmante, los alcances de la crisis ecológica es de
envergadura, amenazando a la biodiversidad, a las especies, a los
ciclos vitales, a las sociedades humanas. Entonces, llama la atención
que sean documentos burocráticos, al momento de proponer
soluciones y salidas, después de haber dado descripciones alarmantes
de lo que acontece.
¿Los expertos no saben interpretar la integralidad de la problemática,
después de haber interpretado descriptivamente los efectos de los
fenómenos inherentes? ¿Los expertos, a pesar de tener consciencia de
lo que pasa, son al final de cuentas, funcionarios; más les interesa su
estabilidad laboral, que la vida del planeta y en el planeta? Después de
leer esos informes, alguien de sentido común concluye, que no se
puede seguir como se ha seguido hasta ahora, que se requiere un
cambio radical, de emergencia, para salvar la vida, la biodiversidad,
los ciclos vitales, donde se encuentran los ciclos de las sociedades
humanas. Sin embargo, parece que este esperado sentido común no
3 GRUPO INTERGUBERNAMENTAL DE EXPERTOS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO, OMM, WMO, PNUMA, UNEP: Cambio climático y biodiversidad. file:///C:/Users/RAUL%20PRADA/Documents/Populismo/climate-changes-biodiversity-sp.pdf. https://www.ipcc.ch/pdf/technical-papers/climate-changes-biodiversity-sp.pdf.
es el preponderante en los expertos. La reciente Cumbre del Clima de
París, la COP21, llevada a cabo en Paris, es más anodina que las
anteriores; retoma el Protocolo de Kioto, de una manera más mesurada
y contemplativa. Siendo ya aquél documento extremadamente
conservador4.
Los gobernantes de los gobiernos llamados progresistas dan discursos
que pretenden ser críticos y pretenden mostrarse defensores de la
madre tierra; sin embargo, fuera de ser discursos repetitivos, áridos,
de puntos comunes, sin consecuencias, salvo el mostrarse como
defensores de los derechos de la naturaleza, no se sostienen
moralmente, cuando se trata de gobiernos que han optado por la
expansión intensiva del extractivismo, siendo cómplices pues de la
depredación y destrucción global de la biodiversidad. Si bien, se puede
decir que los más “culpables” son las potencias industriales, que no
quisieron firmar el Protocolo de Kioto, este hecho no los salva de su
concomitancia.
Un presidente progresista ha propuesto el Tribunal de Justicia
Ambiental. ¿Para qué? ¿Para que dirima en la contienda entre
empresas extractivitas trasnacionales y gobiernos progresistas, que
son, al final los que terminan concesionando a estas empresas, sean
las mismas u otras, con otros nombres? ¿Para que dirima entre
empresas estractivistas y gobiernos, sean estos neoliberales o
progresistas, que contienden con los pueblos y comunidades indígenas,
que defienden sus territorios, los ecosistemas, las cuencas? ¿Si esto ha
ocurrido muy exiguamente, de vez en cuando, antes, por qué esperar
que mejore la situación con este Tribunal de Justicia Ambiental? Estas
propuestas brillan por su burocratismo, por su mediación aparente,
cuando estos dispositivos forman parte del orden mundial de las
dominaciones en el sistema-cultura-mundo capitalista. Este estilo de
propuestas y otras como las que se hacen en estas cumbres solo sirven
para mantener la expectativa, para dar aliento y esperanza, mientras,
efectivamente, cubren el avance demoledor de la frontera agrícola, de
la frontera minera, de la frontera petrolera, de la frontera del desierto
capitalista, que avanza sin miramientos. Que lo haga un presidente
engreído progresista, en una cumbre, se entiende, pues estos
escenarios son montajes para mantener la simulación democrática
global, aunque también puede servir como calmante ante consciencias
desdichadas y atormentadas. Pero, que haya “izquierda” que tome
4 Protocolo de Kioto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático: http://unfccc.int/resource/docs/convkp/kpspan.pdf.
serio estas retóricas demagógicas, habla de por si de lo incorporada
que ya está la “izquierda” en las estructuras de poder local, regional,
continental y mundial.
Las cumbres, Naciones Unidas y los Estado-nación no son las instancias
adecuadas donde se puede encontrar una voluntad, tampoco
decisiones y medidas, para remediar el efecto múltiple de la
depredación, contaminación y destrucción ecológica. Estos, los
espacios de estas cumbres, son lugares donde se va a tranquilizar las
consciencias culpables. Donde se lanzan discurso edulcorantes y
adormecedores para mostrar a las sociedades que hay preocupación.
Las cumbres sociales paralelas acuden a la sede de estas cumbres
oficiales de Naciones Unidas, para criticar, interpelar, influenciar, en
los gobernantes del mundo. Si bien es apreciable e importante la
movilización que se efectúa, es importante por su acción pedagógica,
si se quiere, de concientización de las sociedades, sobre todo son
importantes como activismos; sin embargo, el límite de todo esto es
que los interpelados no son quienes pueden resolver el problema
mayúsculo de la crisis ecológica y su problemática. Los organismos
internacionales, los Estado-nación, conforman el orden mundial del
sistema-cultura-mundo-capitalista. No son organizaciones ni
dispositivos, ni tampoco redes, para abolir este orden mundial de las
dominaciones polimorfas, que es lo que se requiere para evitar la
catástrofe. ¿Para qué han servido todas las cumbres hasta ahora? Para
lavar la cara a las potencias industriales, a la gendarmería del imperio,
a la aristocracia y a la oligarquía del imperio, a todos los Estado-nación,
que tienen concomitancia en lo que sucede, quiéranlo o no. Algunos
gobiernos progresistas tuvieron la habilidad, incluso de mostrarse
como contrarios a esta impostura; este es el caso de Bolivia, cuando
la contra-cumbre de Tiquipaya, que se denominó I Conferencia de los
Pueblos sobre Cambio Climático y Defensa de la Vida, consensuo
resoluciones valiosas de alcance adecuado a enfrentar la crisis. Es aquí
donde se sacaron resoluciones sugerentes5. En cambio, la siguiente
Conferencia, II Conferencia de los Pueblos sobre el Cambio Climático6,
que pretendía emular a la anterior, ser su continuidad, llevándose a
cabo en el mismo lugar, no hizo otra cosa que una pantomima triste,
para lavar la cara a un gobierno progresista y a un “presidente
5 Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra: http://latinoamericana.org/2012/info/docs/100422CambioClimaticoYDerechosMadreTierra.pdf.
6 Declaración de la II Conferencia Mundial de los Pueblos Sobre Cambio Climático y Defensa de la Vida:
http://www.paginasiete.bo/nacional/2015/10/12/declaracion-conferencia-mundial-pueblos-sobre-cambio-climatico-defensa-vida-73241.html.
indígena”, gobierno y símbolo, que optaron vergonzosamente por la
expansión del modelo colonial extractivista del capitalismo
dependiente.
Los únicos que pueden salvar al planeta, a la biodiversidad, los ciclos
vitales, los ecosistemas, las sociedades humanas, son los pueblos. Está
demás decirlo; sin embargo, lo recordamos. No están representados
en esta burocracia institucionalizada del imperio. ¿Acaso están ahí, en
la Cumbre de Naciones Unidas, Cumbre del Clima de París, la COP21,
los pueblos, los colectivos, los y las damnificadas por el cambio
climático, por el extractivismo destructivo, nocivo y corrosivo, por la
contaminación y depredación, que deja el “desarrollo” capitalista como
desechos, residuos; es decir, la huella de su destrucción? No lo están;
los pueblos, los colectivos damnificados, las comunidades arrinconadas
y despojadas de sus recursos y sus territorios, no tienen sitio en esos
lugares de poder. Los pueblos son los grandes ausentes, solo son
nombrados, como víctimas, como sujetos de derechos, como
soberanos que delegaron la representación en esta burocracia. En esta
simulación de democracia mundial, la ausencia nombrada de los
pueblos está ahí, como fantasma, para legitimar la destrucción del
planeta y de la vida.
Ponderando la labor de los activistas, en las cumbres sociales
alternativas, es menester observar sus límites; es indispensable que
los y las activistas enfoquen también su labor, sobre todo, en activar
la potencia social de los pueblos y las sociedades. En coadyuvar a
liberar a los pueblos y las sociedades de las ataduras impuestas por las
mallas institucionales del imperio, por lo tanto, del orden mundial;
compuesto por los Estado-nación, en sus planos de intensidad
políticos; por las empresas extractivistas, industriales, de servicios,
financieras, en los planos de intensidad económicos. La decisión
colectiva, social, política, de parar la marcha al abismo, está en manos
de los pueblos; son ellos los que pueden terminar con este juego de
muerte, que es el de la acumulación abstracta y sin sentido del
denominado capital, que no es otra cosa que contabilidad aritmética
de lo que llaman crecimiento y desarrollo; otra idea abstracta y lineal
del plano de intensidad económico, cuando, en efecto, en la práctica,
puede considerarse, en contraste, como la cuantificación de la
destrucción que provoca esta acumulación.
Hipótesis interpretativas prospectivas
1. El denominado sistema-cultura-mundo-capitalista, que,
obviamente, no se reduce al plano de intensidad económico - por lo
tanto, posiblemente se lo tenga que nombrar de otra manera, pues
corresponde, a la articulación integrada de múltiples y espesores de
intensidad; en concreto, corresponde a la economía política
generalizada -, funciona como contra-naturaleza, por así decirlo,
como contra-vida, al capturar las fuerzas de la vida y usarlas de una
manera no creativa, no vital, sino abstracta e instrumental.
2. Estamos ante un sistema-cultura-mundo capitalista, que articula e
integra múltiples instituciones; sean estas económicas, como las
empresas; privadas o públicas; sean estas políticas, como gobiernos
y Estados; sean estas globales, como los organismos
internacionales; sean estas culturales, como las lenguas y las
culturas; con la finalidad de adecuarlos como medios a un fin. Éste
de la acumulación ampliada e infinita del capital, que supone la
reiterada y recurrente acumulación originaria de capital, que es el
extractivismo.
3. Las dinámicas de este sistema-mundo son, paradójicamente, de
destrucción, a pesar de que emergen de la misma vida, de la misma
biodiversidad del planeta, de su historia ecológica y social.
4. ¿Por qué pasa esto, tan contradictorio, incluso tan antagónico? No
lo sabemos, a pesar de las teorías críticas construidas; cada una de
las cuales pretende decir la verdad sobre este fenómeno paradójico.
Es ciertamente una responsabilidad saberlo. Sin embargo, mientras
no se sepa, salvo las descripciones denunciativas de lo que
acontece, esto no es óbice para que se tenga claro que este no es
el camino de la vida, de la potencia de la vida, de la creatividad de
la vida.
5. Los defensores del sistema-mundo-capitalista, emitan el discurso
que emitan, se apeguen a la teoría que se apeguen, usen los
argumentos realistas o pragmáticos que quieran, no pueden
reclamar, como a ellos les gusta, ninguna objetividad, ningún
pragmatismo, ningún realismo, menos ningún racionalismo, ante
las evidencias de las amenazas a la vida y a los ciclos vitales.