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Page 1: RAMIREZ VILLAMIZAR: RECUERDOS DE MACHU PICCHU

RAMIREZ VILLAMIZAR:RECUERDOS DE MACHU PICCHU

PorGermán Rubiano Caballero

"Recuerdo de Machu Picchu No. 2. ". 1984. Altura 1.07 mts.

En los últimos cuatro aftos, Eduardo RamírezVillamizar ha adelantado una admirable pro-ducción de construcciones en hierro oxidado.En la actualidad estos trabajos son más de veintey sus tamaftos varían entre algunos menores yotros de grandes dimensiones.Con estas obras el artista se reta a sí mismo ydefinitivamente rompe con la idea de la escul-

tura de acabados hermosos. Cada día más exi-gente con su trabajo, dispuesto a no repetirsey a no hacer concesiones al gusto del público,Ramírez Villamizar realiza ahora unas construc-ciones majestuosas, ascéticas y dominadas porla presencia de grandes planos rectangulares.Unas estructuras complejas y arbitrarias, aun-que presididas por el espíritu de una arquitec-

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tura antifuncional, que no deja de concebirespacios habitables y grandes muros de la másestricta distribución.

Entre sus obras en hierro sin pintar, ocupa lu-gar especial la serie "Recuerdos de Machu-Picchu", llevada a cabo a lo largo de 1984. Ba-sado en sus intensas vivencias de esas ruinas fa-bulosas que fusionan la arquitectura y laescultura, Ramírez Villamizar hizo unas cons-trucciones poderosas que aluden directamentea los muros, a las terrazas, a los caminos y alos canales de irrigación de la arquitectura In-caica, e indirectamente, al aire que golpea lasmurallas, al agua que cae en delgadas cascadas,a la majestad de las montafias y, sobre todo,a la eternidad del tiempo que se "siente" enMachu-Picchu.

Vinculado a la escultura constructivista del si-glo XX, Ramírez Villamizar no ha dejado deestudiar con veneración el rico legado de las es-culturas, pinturas y tejidos precolombinos yaunque en su obra no hay nada de la volume-tría, ni del disefio propios del arte de nuestrosantepasados indígenas, es innegable que muchasveces surge en sus construcciones la misma vo-luntad de abstracción, a partir del orden exis-tente en la naturaleza, que puede observarse enlos trabajos prehispánicos.

Permanente admirador del arte precolombino,Ramírez Villamizar, antes de la serie "Recuer-dos de Machu-Picchu", había realizado al-gunas obras en las que fácilmente podían esta-blecerse referencias a las intenciones abstractasy geométricas de los orfebres y ceramistas indí-genas anteriores al descubrimiento. Son los ca-sos de: "Serpiente Precolombina" de 1964,enorme pieza, a manera de pectoral, presenta-da en la Segunda Bienal de Medellín (1970) y"Altar Precolombino" de 1979.A lo largo de cerca de cuarenta afios, primerocomo pintor, y luego como escultor -desde1959-, "el arte de Ramírez Villamizar -deacuerdo con el historiador norteamericano Stan-ton Catlin- representa uno de los pocos esti-los unificados, consecuentemente desarrollados,que han aparecido entre los muchos artistas la-tinoamericanos que han estado comprometidos,

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a mediados del siglo XX, en la exploración delconstructivismo artístico". Así, desde sus pin-turas de grandes planos geométricos ensambla-dos, hasta las construcciones encumbradas deMachu-Picchu, pasando por sus severos o "ba-rrocos" relieves (algunos dedicados por el ar-tista a la orfebrería precolombina), por susesculturas exentas que poco a poco van llenán-dose de espacio (bien por sus inclinaciones o porsus volúmenes virtuales abiertos), por sus per-durables trabajos públicos en concreto o enacero y por sus construcciones irrigadas de re-ferencias internas a la naturaleza (las espiralesde los caracoles, las osamentas de las aves, lassimetrías de las plantas), Ramírez Villamizar haproducido una obra ejemplar, tanto por su ca-pacidad creativa como por su disciplina perma-nente; una producción que, indudablemente,siempre ha estado fundamentada en las siguien-tes reflexiones de Michel Seuphor: "El papeldel siglo XX será el de tomar el arte en su esen-cia más clara y el de apartar sin falso pudor losvelos gastados del misterio ... Hay que desterrarde nosotros el escepticismo, la melancolía, elabandono y todo lo que gravita en torno a esasnegaciones empobrecedoras del ideal. Pues aun-que el arte sea envilecido por el mercantilismo,degradado por las glorias del momento, noso-tros tenemos una fe profunda en su destino.Creemos que el arte ya no es un simple bagaje,sino que se ha transformado en una parte de no-sotros mismos, con la que hay que contar enadelante ... En lugar del romanticismo de la ra-pidez (neutralizada por el hábito y la comodi-dad), ponemos la lentitud de la conciencia. Enlugar de las revoluciones, ponemos el orden yla voluntad de perfección ... Están los que anun-cian el día nuevo, que ven el amanecer elevarseantes que los otros. ¿No han velado aquellos to-da la noche, interrogando a las estrellas?".


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