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“Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una
gran muchedumbre, el hijo de Timoteo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba
sentado junto al camino.
Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: « ¡Hijo de David, Jesús,
ten compasión de mí!» Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba
mucho más: « ¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo y dijo:
«Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole: « ¡Animo, levántate! Te llama.» Y él,
arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le
dijo: « ¿Qué quieres que te haga?» El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!» Jesús le
dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante, recobró la vista y le seguía por el
camino.” (Mc 10, 46 -52)
Es mi intención con este trabajo presentar una visión distinta sobre los objetivos de
desarrollo del milenio. Una visión que quiere tener mirada africana.
Describo, en primer lugar, algo de la realidad que vive un grupo de no-africanos llegados a
una población pequeña de la selva, en relación con cada uno de los objetivos de desarrollo.
A partir de esa realidad que se encuentran, se plantean acciones de cara a poder mejorarla.
A continuación doy voz a una pequeña africana que mira con ojos asombrados el mundo que
le presentan los recién llegados y el mundo al que ella pertenece. Nzambi Seye habla con
Ngudi Bana (nombre que la población da a una de las personas recién llegadas). Le expresa
su admiración, sus incomprensiones, sus sentimientos, narra su historia, la de su pueblo. En
su pequeñez, Nzambi Seye será una tierna denuncia de la actitud de los que se acercan al
otro para ayudarle y se olvidan de preguntar: ¿Qué quieres que te haga?; una tierna
denuncia de la buena voluntad que no cuenta con el destinatario de la ayuda. En palabras de
Elisa Estévez: “De quien hace de la ayuda un instrumento de dominio”
Finalmente, intento aportar una reflexión desde el campo de la Espiritualidad Bíblica.
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OBJETIVO 1.- ERRADICAR LA POBREZA EXTREMA Y EL HAMBRE.
La población que conozco no tiene ingresos inferiores a un dólar por día, porque no tiene
ingresos. Viven en la selva. Las mujeres trabajan los campos de mandioca, judías, cacahuete,
tomates, maíz.
Los profesores de la escuela no cobran sus salarios desde hace nueve meses porque su país
está en guerra. Los enfermeros del Centro de Salud tampoco. Los niños que acuden a revisión
al Centro de Salud y son diagnosticados de desnutrición pasan al Centro Nutricional. En la
época que va tras la tercera cosecha, justo cuando empiezan las lluvias, el número de ellos
aumenta. “Los niños que acuden...“, los que traen sus madres, tras andar 40, 50, 60
kilómetros bajo las lluvias del trópico. Y tras haber visitado al brujo, al hechicero, al adivino y
a varios enfermeros ambulantes.
Su consumo de energía: Una comida al día, la mandioca molida y preparada con agua, en
pasta. Si hay suerte, llevará sal. Y una salsa en la que untar la mandioca, acompañada de
unas hierbas: hojas de mandiocas picadas, cocidas y picantes. En los días de fiesta, carne de
un murciélago para toda la familia. La mejor parte para el padre de familia, luego para los
hijos. En la época de primavera, enriquecida con proteínas: las larvas de mariposa, o
saltamontes. Ah, me olvidaba de las termitas asadas, hormigas voladoras y las larvas de
palma. Si son hombres alguna serpiente o cocodrilo. La mujer embarazada no puede comer
huevo, porque el hijo será calvo. Para año nuevo, puede que toque un trozo de gallina o
pollo, o si se ha podido vender algo, (cacahuetes o mandioca) en la capital, hasta puede
haber carne de vaca.
Otras veces es la visita mensual para vacunación y control de peso en los poblados vecinos
la que detecta a los niños con baja tasa de crecimiento y los remite al Centro Nutricional.
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Hola Ngudi Bana: ¿Cómo estás? Hoy al salir el sol mi hermano pequeño lloraba. Anoche nos
entraron las hormigas en casa, y aunque pudimos ahuyentarlas quemando hojas de palma, alguna
se le metió por el cuerpecito y lloraba.
Mamá ya se había ido a buscar agua al río. Papá todavía dormía, el vino de palma que bebió
anoche en la reunión de los hombres, le trajo a casa tambaleándose y algo enfadado. Ahora
respira fuerte y hace ruido.
Mi hermana Mfula Malembi1, se ha ido al río a bañarse para poder ir al colegio. Yo no puedo ir,
porque como soy la mayor tengo que ayudar a mamá a cuidar de mis hermanos.
El otro día, cuando viniste me pegué a tu lado. Me gustaba tocar tu brazo blanco, y mirarte cómo
cogías a mi hermanito en brazos. ¡Qué risa cuando hablabas en mi lengua y te confundías tanto!
1 Lluvia lenta
Plan de Intervención:
1. Organizar los ciclos de cosecha para que no falte alimento en un
cuatrimestre
2. Educación para la salud, con el fin de evitar la parasitación por
esquistosomas, anquilostomas, estrongiloides, amebas, áscaris, que
causan graves trastornos en el estado nutricional de los niños.
3. Educar en la introducción de alimentos nutritivos, fuentes de energía,
vegetales y aprovechamiento de recursos animales de la zona.
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Vosotros, los blancos, que tenéis tanto ¿Por qué no sabéis nuestra lengua cuando venís donde
nosotros? Habláis un idioma vuestro, y como el gobierno lo habla pensáis que en los poblados os
entendemos, o que no importa. ¡Qué pena! No entendía lo que decías. Sólo el jefe del clan te
respondía. Nosotros asentíamos con la cabeza pero ni mamá, ni las otras mamás, ni papá, ni los
otros papás entendieron nada.
El jefe nos decía que querías ayudarnos y que nos pedías colaboración. Ja, ¡cuántas risas..!.
Sí. Quieres ayudarnos. Pero tenemos que ayudarte nosotros. Qué risa, los blancos. ¡Si no
necesitáis nuestra ayuda! Vosotros tenéis de todo. Fíjate en el coche en el que viniste. ¿Cuántos
sacos de mandioca vale? Es muy grande. La primera vez que oí su ruido, salí corriendo hacia mi
madre pensando que era un león que se acercaba. Mamá me dijo que no, que no era un animal,
sino una cosa que tenían los blancos para ir rápido de un poblado a otro.
El jefe nos dijo también que quieres enseñarnos a sembrar y cosas para que no caigamos enfermos
y para que al principio de las lluvias no pasemos hambre. Pero para eso, tenemos que ir todos los
días a tu Centro. Eso son dos horas de caminar cuando el sol está arriba y otras dos para volver
cuando las serpientes salen al camino. ¿No puedes venir tu con tu cosa para moverte rápido? y ¿tú
sabes de hechizos y de brujos? Porque nosotros sabemos que cuando nos ponemos malos es porque
alguien fue al brujo y le pagó y hay que ponerse a buenas con el hermano de mamá.
Te oí hablar de la mamba2(eso lo dijiste bien) y que hay que lavarse las manos antes de comer. Y
que no hay que ir descalzos para que los nioka3 no nos entren por los pies. ¿Y cómo haremos para
que el agua que traemos del río se estire tanto?
En casa no tenemos más que un par de sandalias. Cuando mamá sale con ellas, yo no tengo. Y si
las llevo yo, mi hermana va descalza al colegio.
Y eso de enseñarnos a sembrar... ¿no viste cómo nos reíamos? ¡Si ya sabemos! Los blancos sabéis
mucho, pero no sabes mover el palo para hacer la masa de la mandioca, y en tu campo has
2 agua 3 parásitos, serpiente, lombriz
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sembrado unas hierbas que trajiste de tu tierra y que crecieron mucho, pero con la primera
tormenta, se estropearon todas.
No os entiendo. ¿Por qué quieres ayudarnos si no te hemos pedido ayuda?
Cuando en la estación seca mamá me llevó al Centro de Salud, porque tosía mucho, y las hierbas
del brujo me sacaron la fuerza de las piernas, pude ver tu casa. Es grande, de ladrillo, por la noche
tienes luz, porque tienes petróleo y un motor que da luz. Y sale agua por las paredes dando vueltas
a un tornillo, que me lo contó el cocinero que os hace la comida. Y no duermes en el suelo, como
yo, y en las ventanas tenéis como tejidos de alambre para que no entren los mosquitos, ni las
arañas.
Los ancianos del poblado cuentan que hace años vinieron otros blancos que daban muchas cosas,
carne, ropa, libros, cuadernos, que traían de su país por el río. Y que les hablaron de Jesús y todos
iban a la Iglesia y al salir les daban siempre cosas.
Ellos nos dicen que los blancos sabéis mucho, pero que es fácil engañaros. Y que lo único que hay
que hacer es pediros y que vosotros dais porque tenéis de todo.
Ahora quieres enseñarnos lo que ya sabemos. Porque a mi mamá le enseñó a trabajar el campo su
mamá y a ella la suya y mi mamá me enseña a mí. Y yo no te he visto venir a trabajar con mi mamá
el campo y aprender cómo lo hace ella. ¿Por qué sabes que tiene que aprender? ¿Por qué no
aprendes tú con ella? Los blancos lo tenéis todo ¿también lo sabéis todo? No; yo sé que no.
No sabes bailar al ritmo del tam –tam. Lo intentas, pero eres torpe y pierdes el ritmo. Y no sabes
caminar en la noche. No sabes llevar un cubo en la cabeza, ni sabes machacar la mandioca o
cantar cuando la luna sube al cielo. No sabes encender un fuego para hacer la comida, ni sujetar a
un niño en la espalda, ni cortar con el machete. No sabes qué hacer si encuentras una serpiente y te
cansas enseguida de caminar.
Sí, los blancos tenéis muchas ideas, y mucho que enseñarnos. Y tenéis prisa, mucha prisa. Y no
sabéis pararos en el camino a saludar, cruzar la mano, mirar a los ojos, reír y preguntar por la
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familia del otro. No sabéis conocer cuándo vendrá la lluvia, cuándo saldrán las hormigas o cómo
matar una serpiente.
Sonríes y coges a mi hermanito en brazos. Y eso a las mamás les gusta. Les gusta que cojas a sus
niños y los abraces, que los duermas y que los cargues. ¿Querrás aprender mi lengua? ¿Querrás
venir a dormir conmigo en mi choza? ¿Querrás comer conmigo y aprender mi comida? ¿Querrás ir
conmigo a traer agua del río y a lavar allí la ropa? ¿Querrás ir con mamá a trabajar los campos?
¿Querrás caminar por mis caminos, a mi lado? ¿Querrás escuchar las historias de mi pueblo y los
cantos? ¿Querrás olvidar tanto que sabes, para aprender con los míos? ¿Querrás saber de mis
dolores, de lo que mamá sufre con papá, de mi hermana, que me traerá un hijo?
Nos traes tu ayuda y yo pienso que no nos sirve porque no es nuestra, aunque te ayudemos. Porque
no sale de nosotros, porque no sentimos que hay que cambiar lo que tú nos dices que hay que
cambiar. Y porque además no podemos.
Porque para lavarse hay que tener agua, como tú, que te sale de la pared. Pero no como nosotros
que la traemos 7 Km. cuesta arriba cargada a la cabeza. Y la gastamos para beber y cocinar. Y
lavar... al río, cuando vamos.
Porque para no andar descalzos hay que tener sandalias, o zapatos como tú. Y para eso hace falta
poder comprarlos. La última cosecha de mandioca que papá llevó a la capital se estropeó en el
camión, que tuvo una avería y esperaron quince días en el camión y llovió. Ya no hubo dinero para
sandalias, ni cuadernos, ni sal, ni jabón...
Porque para sembrar como tú nos dices, tiene que haber tierra y no arena, que es lo que tiene
nuestro campo. Y las lluvias tendrían que cambiar y eso no cambia.
Pero, bueno, sonreiremos. Diremos que sí con la cabeza y tú te irás contenta. Irán uno o dos a la
reunión del lunes y sentirás que no somos nada formales y que así, qué difícil es que podamos
seguir adelante. ¿Verdad?
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OBJETIVO 2.- LOGRAR UNA ENSEÑANZA PRIMARIA UNIVERSAL
En el poblado hay una escuela primaria y dos institutos para la secundaria; uno para chicos y
otro para chicas. Funcionan como internados pues los alumnos no pueden realizar a diario los
kilómetros que les distancian de sus poblados. En principio la enseñanza debería ser gratuita
y universal... pero queda sólo en principio.
Los profesores no cobran sus salarios durante meses. El país se desangra en una guerra que
se lleva casi todo el presupuesto. Los profesores tienen sus familias y sus hijos a quienes
alimentar y enviar al colegio. Esto ha llevado a pedir a cada alumno que asiste al colegio, el
pago de mensualidades para poder asistir. En un país con una tasa de población menor de
15 años de más del 50 %, el número de hijos en edad escolar por familia no baja de cuatro.
Los que tienen la “suerte” de cobrar un salario del estado, tienen que dedicar una cuarta
parte de ese salario a pagar la escuela de uno de sus hijos. Si los hijos en edad escolar son
cuatro, ¿qué salario queda para cuadernos, libros, lápices, uniforme, comida, calzado o
medicinas?
Los mayores de 30 años, que fueron a la escuela cuando en el país, aunque existiera un
régimen militar y mucha corrupción, no existía la guerra, tienen tasas más altas de
alfabetización que aquellos a los que les habría correspondido acudir a la escuela desde
hace 15 años hasta hoy.
1. Establecer programas de apadrinamiento con gente de Europa que cubran los gastos educativos de un niño durante
todo su periodo escolar.
Plan de Intervención
1. Aumento del sueldo a los trabajadores locales del equipo para que puedan
cubrir los gastos de educación de sus hijos.
2. Colaboración con las instituciones de enseñanza a la hora de impartir
asignaturas de formación sanitaria o del currículo del curso.
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Hola Ngudi Bana: ¿Cómo estás? ¿Y tu familia? ¿Tus padres y tus hermanos? ¿Y tus gentes?
Nosotros nos saludamos así aquí. Mi familia anda bien. Mamá sale todos los días a los campos.
Papá se reúne con los hombres del poblado y piensan mucho. Dicen que para cuando terminen las
lluvias tendrán que buscar herramientas para preparar los campos. Estuvieron pensando a quién
enviar a buscar machetes y azadas a la capital. Y dicen que hay que conseguir dinero, entre todos,
para comprar las herramientas. Papá habló con mamá y se enfadaron. Es un problema.
Mi hermano Kymbisala4 nos escribió desde el internado para decirnos que el profesor ha pedido
que paguen el trimestre que viene al principio. Bufff ¡¡¡Para todo hace falta dinero!!!¡Para las
herramientas, para el colegio, para las medicinas! Me dio pena oír llorar a mamá. No quiere que
echen a mi hermano del colegio. Papá estaba serio. Sabe que mamá tiene razón, pero también sabe
que si no prepara los campos no comeremos para las próximas lluvias, porque el campo ya está
agotado y las hierbas crecen débiles y se queman enseguida bajo el sol.
4 permanecer
3 Establecer programas de apadrinamiento con gente de Europa que cubran
los gastos educativos de un niño durante todo su periodo escolar.
4. Buscar patrocinadores o Fundaciones que colaboren para realizar obras
de mejora en los edificios de las escuelas.
5. Ayudas a los niños del colegio en forma de material, a cambio de la
realización de pequeños servicios, para favorecer la valoración de
aquellas tareas que realizan.
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Mamá dice que quiere que sus hijos sepan leer y que nadie les engañe por no saber. Y cuenta que
hace años, su mamá fue a la escuela y sabía mucho, leía en los libros de los blancos y contaba
bellas historias. Luego, cuando vinieron los soldados, la gente huyó a refugiarse a la selva y luego,
ya dicen que al otro lado del país, nuestro pueblo sufre y no hay dinero para los profesores.
A la hija del hermano pequeño de mamá la llevaron con las familias de la hermana mayor a la
capital. Decían que allí iba a poder ir al colegio. Son 11 personas en la casa. La hermana mayor
de mamá tiene 7 hijos y luego cuatro más de sus hermanos. El marido vende paños en el mercado,
pero no le llega para pagar tanto colegio. El otro día oí contar a los mayores que han echado a la
niña a la calle.
No lo entiendo. En el poblado, todos somos familia ¿Cómo vas a echar a un hijo a la calle?
Hablaban bajo, para no despertar a los espíritus, pero los entendí... decían que la niña es bruja y
ha llevado la enfermedad a la casa. Que la llevaron a un pastor para que la curara, y les cobró
mucho dinero. Pero, por si acaso, la han dejado en la calle. ¿Qué hará la hija de la hermana de
mamá? ¿Cómo podrá encontrar en la capital los árboles de la banana? ¿Quién cuidará de ella?
¿Con quién jugará? ¿A quién le contará sus cosas?
Ngudi Bana, me han dicho que a los niños que os llevemos agua les vais a dar un cuaderno y un
boli. ¡Tengo una idea! Mañana me levantaré antes, cogeré el bidón de 20 litros, el grande, e iré a
buscar agua y os la llevaré. Como no voy a la escuela, no necesito ni cuaderno, ni boli, pero si
hago varios viajes, pues me daréis más y así mamá podrá venderlos y tener dinero para papá.
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OBJETIVO 3- PROMOVER LA IGUALDAD ENTRE LOS SEXOS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER.
Al pasar un día consulta en el Centro de Salud, llegó una mujer gestante, entre el sexto y el
séptimo mes de embarazo. Traía los dos brazos entablillados. Me llamó la atención ese
hecho y pregunté al intérprete qué le había pasado, pensando en un accidente. La respuesta
fue que su marido se los había roto en una paliza que le había dado. La indignación comenzó
a dispararse en mí, cuando el intérprete quiso convencerme de que el marido había actuado
bien, porque “era lo que había que hacer cuando la mujer no era obediente”.
Otro dato que llama la atención es el hecho de que las mujeres nunca recuerdan la fecha de
la última menstruación (para poder calcular el tiempo de gestación), pero sí los maridos.
En la consulta llegó un día una mujer que acudía por esterilidad. Al hacer la historia, el
intérprete le preguntó por el número de hijos. ¿Para qué?, me decía yo, si dice que es estéril.
Pero no, resulta que tenía ocho hijos. ¿Entonces? Entonces el problema era que la menor
tenía tres años y no había vuelto a tener un hijo desde entonces, y...”era estéril”. Su marido
podría buscarse otra mujer que le diera hijos.
Plan de Intervención
1. Favorecer la asistencia a clase de las niñas.
2. Insistir a las madres en la importancia de la educación de las niñas.
3. Trabajo con los grupos de madres en el Centro Nutricional. Importancia de
la iniciativa femenina.
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Hola Ngudi Bana: ¿Cómo van los tuyos? Tenías la cara triste el domingo cuando te vi. El tío
enfermero me contó que luchaste como un guepardo para conseguir que pudieras poner tu
medicina en un enfermo que se quería llevar la familia, porque decían que estaba muerto y tú
decías que no, que vivía y que podía curarse.
El tío me decía que le asombraba tu coraje en una mujer blanca y cómo te enfrentabas a los
hombres... Y que tú venga a preguntar por la esposa del enfermo y los hombres que se lo llevaban.
Y tú que no.
Tío decía... que dijiste una cosa que sorprendió a los hombres: Que la única persona que podía
decidir si se llevaban al enfermo o no, era su esposa y que el hermano y los otros hombres no
tenían nada que decir.
Ellos fueron a ver a la esposa. Dice tío que no sabe qué espíritu fue o qué hechizo le hiciste, pero
que la esposa dijo que se quedaban. Que su marido había venido a curarse y o salía curado o
muerto, pero que antes no se iba.
¡¡Y los hombres se callaron!! Nos dice tío que el enfermo ha comenzado a mejorar y que tú eres
una bruja buena porque haces bien a la gente. Debes de ser bruja, porque si no ¿cómo se va
atrever una mujer a enfrentarse a los hombres de la familia?
En nuestra tribu, en nuestros clanes las mujeres somos las que transmitimos la sangre. Los hijos
pertenecen a la familia de la madre y para casarse el novio tiene que pagar la dote que pide la
familia de la novia. Las mujeres somos importantes porque damos la vida del clan. Por eso
tenemos que tener hijos. Una mujer no es mujer si no tiene hijos y si no es capaz de pasar por la
prueba de dar a luz. Y todas las mujeres sabemos que es obligación nuestra de cara al clan tener
hijos, porque si no el clan se acaba. Y por eso el marido te puede abandonar o tomar una segunda
mujer, si la primera no le da hijos. Aunque la primera será la que guarde siempre la autoridad.
Pero enfrentarse a las decisiones de los hombres... ¿Es así entre los blancos? He oído que en la
capital hay mujeres que son ministros. Y no son blancas. ¡Qué bien!
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Pero yo sé que soy importante porque ayudo a mamá, y sé preparar la mandioca, corro como una
gacela, ya trabajo los campos con fuerza, sostengo con elegancia el cubo en la cabeza cuando subo
del río y sé bailar con las mujeres en las noches de luna. Ya siento cómo los chicos se fijan en mi
cuerpo cuando paso.
Tú no sabrás que si no estás con un chico antes de empezar a sangrar no puedes tener hijos
¿verdad? Me lo dijo mi amiga Manata. Por eso, me dijo, cuando algún chico mayor se me acerque
para estar conmigo, no debo decirle que no y me tengo que ir con él muy contenta, aunque me
duela cuando esté con él, porque eso es bueno y así podré tener hijos cuando sea mayor. Eso me ha
contado mi amiga Manata. Pero mamá me contó de las tradiciones de los antepasados y me dijo
que es costumbre entre las mujeres del clan que ellas te preparen para unirte al hombre. Y eso no
lo hacen hasta que no ha pagado el novio la dote. Mamá también dijo que si no se respetan las
costumbres los espíritus se pueden enfadar y pueden impedir que nazcan los hijos. Entonces ¿Qué
es lo que hay que hacer? ¿Hago caso a mamá o a mi amiga Manata?
El otro día papá volvió a discutir con mamá. Quería que mi hermana Mfula Malembi dejara de ir
al colegio. Así con el dinero con que paga el colegio de ella, podría pagar el trimestre de internado
de mi hermano Kymbisala. Mamá dijo que no, que los dos son hijos y los dos irán al colegio. Papá
decía que mi hermana ya sabe bastante, y se enfadó. Decía que para qué quiere una mujer
aprender más. Que sabe leer y contar y es suficiente. Y que así me podría ayudar en la casa, con
los hermanitos y (aquí bajó la voz) con lo que venga.
Mamá dijo que no, que no hace falta, que mañana ella irá a trabajar al Centro, para ver si con lo
que hace, los blancos le dais algo de dinero. Que si puede, cogerá plátanos y piñas para venderlas
y así tener un poco más. Y le pidió a papá que él podía ir a cortar la hierba o ir al río a pescar
peces para vender y entre los dos tener un poco más de dinero.
Yo recordaba haberte oído decir, Ngudi Bana, que las niñas teníamos que ir a la escuela, que sería
bueno para nosotras, para nuestros hijos y para la familia. Y el jefe del clan decía que sí, que de
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nuestro poblado irían, por lo menos, un hijo y una hija de cada familia. Está bien... pero no sabes
cuánto cuesta pagar los dos colegios, el uniforme, los cuadernos, los profesores...
Yo, aprovecho cuando viene Mfula Malembi y cuando ella estudia, cuido cerca de ella de mi
hermanito, le pregunto qué le enseñaron en la escuela y ya estoy aprendiendo a juntar las letras y
me sé los números... Los papás no pueden pagar otra escuela más.
Yo pienso, a mi no me importa que la escuela tenga las paredes más o menos pintadas, pero ahora
los blancos habéis comprado cubos de pintura para que “estén limpias”, decís. Tú no has visto
cómo son nuestras chozas ¿verdad? Lo que cuesta toda esa pintura... y esos ladrillos que habéis
encargado, las mesas, los pupitres... ¿no podría servir para ayudar a los papás y mamás, como los
míos, a pagar los colegios? ¡A lo mejor hasta podía ir yo!
Ngudi Bana, ¿con quién hablasteis para saber qué era lo que nosotros preferíamos?
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OBJETIVO 4- REDUCIR LA MORTALIDAD DE LOS NIÑOS MENORES DE 5 AÑOS
En el área al que pertenece el Centro de Salud, se tiene, según algunos libros, tasas de
mortalidad infantil en torno al 300 ‰, y de mortalidad de niños menores de cinco años del
500 ‰. No llegamos a hacer estadística de los niños ingresados en el Centro. Lo que sí
hemos visto es la necesidad de aumentar el número de camas de hospitalización para los
niños. De las seis camas iniciales hubo que pasar a doce, más una sala de seis disponible
para niños. Llegándose a colocar, en los primeros meses de lluvias, tras la estación de
sequía, hasta dos o tres niños por cama y a usar las camas destinadas a las mamás adultas.
Los motivos de ingreso de los niños son por desnutrición severa, sea en la forma de
Kwasiorkor, o de marásmico; parasitación intensa; neumonías; anemias hemolíticas;
quemaduras; intoxicaciones; malarias cerebrales; tuberculosis pulmonares u óseas, abscesos.
Las causas de muerte, con mucho, van unidas a la malaria/paludismo, sea en su versión
malaria cerebral causada por el plasmodium falciparum (endémica en la zona), sea en su
versión anemia hemolítica grave con valores de 3 gr. de Hb. y 10 % de Hto. La concomitancia
de un tratamiento tradicional, con purgas de hierbas tóxicas que acentúan la hemólisis y la
aceleran, es un factor en contra de la posibilidad de curación de la criatura. (Este tratamiento
se administra en purgas, por vía rectal, con agua caliente, que a veces, produce quemaduras
intestinales graves, que causan la muerte del pequeño en unas horas. Aplicado a adultos
también provoca la muerte de los mismos). La carencia de sangre isogrupo (del mismo grupo
sanguíneo), que no esté infectada por VIH, ni por filarias, es otra de las causas de
mortalidad infantil.
El segundo lugar está ocupado por la muerte de niños desnutridos. La gravedad de la
desnutrición con que llegan al centro, es decisiva a la hora de que la evolución sea buena o
mortal. Los niños presentan lo que se llama “síndrome del brazo corto”. Se trata de niños de
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2-4 años de edad, que han sido criados al pecho de la mamá y han comido de su mano
hasta la llegada del último hijo, que ha desplazado los cuidados dedicados al penúltimo.
Este pasa a ser cuidado por una de sus hermanas mayores de 6-8 años y come del plato
común de los hermanos. El más pequeño, con el brazo más corto y más lento para comer, es
ganado por sus hermanos más mayores. Por lo que, cada vez, come menos en la única comida
diaria. A los 3- 4 meses del nacimiento del último hijo, el anterior comienza a presentar
signos importantes de desnutrición.
El Sida, como causa de muerte infantil no ha hecho su aparición con gran fuerza. Pensamos
que por tratarse de una zona muy internada en la selva, que todavía no ha llegado a
mantener una gran frecuencia de contactos con la capital. Lo que a otros niveles es una causa
de incomunicación y dificultad, en este caso es una protección.
El Sida se presenta asociado a niños pequeños, hijos de madres enfermas de Sida. La
delgadez y la frecuencia de infecciones en los pequeños orientan a pensar que nos
encontramos delante de una infección por VIH.
La tuberculosis afecta con escasa frecuencia a los pequeños. En casos contados es pulmonar,
más frecuente es el diagnóstico de tuberculosis ósea en los niños.
La incidencia de enfermedades asociadas a la raza negra o al continente africano como la
drepanocitosis o el linfoma de Burkit, también se hace presente en el Centro de Salud, pero
no con tanta fuerza como el paludismo o la desnutrición.
De vez en cuando, se puede descubrir algún niño con Síndrome de Down, bien cuidado en su
familia. Algo que al principio nos sorprendió, pues sabíamos de las costumbres de otros
pueblos africanos, que los consideran hijos de las serpientes y por lo mismo los abandonan
en la selva.
Un último apunte sobre mortalidad infantil está vinculado a la mortalidad neonatal-perinatal.
Niños que nacen muertos o que mueren a las pocas horas de nacer por sufrimiento fetal,
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partos prolongados, o simplemente, por abandono de las madres si el pequeño presenta
alguna tara física.
¡Ah! Ngudi Bana, hoy no tengo ganas de hablar contigo. Sólo quiero llorar y llorar. Unirme a mi
pueblo que gime, danza y llora en duelo. Esta semana ha traído mucho dolor. En cuatro familias
han muerto niños. Y en otras dos, han sido niños de la familia que viven en otros poblados. Todas
las familias lloran a sus hijos.
Dicen los ancianos que son los espíritus que se han enfadado con nosotros. Dicen los enfermeros
de la casa de enfermos que no se les pudo curar.
Plan de Intervención
1. Programas de concienciación para el uso de mosquiteras sobre todo en la
zona donde duermen los más pequeños.
2. Normas para evitar el retraso en la atención a los niños.
3. Colaborar en los programas de vacunación de polio, sarampión, tosferina,
tuberculosis, rubeola. Colaboración con los programas de vacunación
nacional y de vacunación ordinaria.
4. Formar a las madres de los niños ingresados en el Centro Nutricional, sobre
dieta equilibrada, cultivos alternativos.
5. Cobro de cantidades representativas como signo de implicación de la
población en los cuidados.
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Todos los días, cuando el sol se levanta, cuando está en lo alto, cuando se acaba el día, cuando
sólo se ve la luna, salen familias de tu casa, con el cuerpecito de un niño entre los brazos del padre
y la madre llevando a la cabeza sus cosas, (el balde, las cazuelas y el quinqué), y los gritos de
duelo llenando el silencio del camino.
Te vi correr anoche por la senda que lleva a la casa de los enfermos. Parece que oíste el llanto de
la madre y corriste a ver qué pasaba. El niño tenía en el brazo una bolsa de esas con agua amarilla
que ponéis vosotros y antes había tenido otra bolsa, con sangre dentro, que habías cogido de la
mamá, pero no sirvió. El pequeño tenía el corazón haciendo ruido como el tam-tam cuando avisa
de peligro. Y sus ojos se fueron quedando cada vez mirando más adentro. La madre sintió que el
niño se iba y comenzó a llorar y gemir y, con ella, las otras mujeres y el resto de la familia.
Llegaste enseguida. Cogiste el niño en tus brazos y le acunaste, le acariciaste, le hablabas bajo,
bajo, en tu lengua, y dejó de respirar en tus brazos. La mamá lloraba y al mirarte vi que tú también
llorabas. La mamá estaba sola. No había quedado nadie con ella. El marido se había vuelto al
poblado a cuidar de los otros hijos. Estaba sola. Lloraba sola. Y tú lloraste con ella. No como la
mamá con gritos... tú no hacías ruido, pero también tenían agua tus ojos, y la abrazaste y parecíais
las dos y el niño una sola persona. La mamá se marchó, llorando su duelo a la noche, con el niño
en brazos, y sus cosas en la cabeza. Seguro que en el camino habrá encontrado algún familiar que
la acompañe. Sé que a la salida de nuestro poblado varios papás se habían preparado para no
dejarla sola en el camino. Se irían cambiando de poblado en poblado hasta que alguien de la
familia la acompañara hasta su poblado.
Las mujeres de mi pueblo te han querido porque has llorado por uno de nuestros hijos. La mamá
lloraba y gemía y cantaba y danzaba el dolor de la pérdida de su hijo. Pero entre nosotros no se
puede llorar mucho a un hijo porque sino los gritos de dolor asustarán al que está por venir y no
vendrá. Era mi hermano, el hijo de la hermana de mi mamá. Yo le cuidé muchas veces cuando
nació. Y muchas veces estuvo malito, como esta vez que tosía y se le ponían las palmas de las
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manos como las tuyas y sentías su corazón cuando ponías la mano en el pecho. Cuando eso pasa
con uno de nuestros pequeños, las abuelas preparan agua en el fuego, le echan unas hierbas que
ellas conocen, que ahuyentan a los espíritus y consiguen que el niño se cure. A veces, no sé qué
pasa y la tripa de los niños de pone gorda, los ojitos se les vuelven para adentro y no tienen
fuerzas. Mamá me dijo que son los espíritus que cuando se van, los vacían por dentro. Pero yo he
visto que cuando al niño se le pone la tripa como mamá cuando va a traer un hermanito... el niño
se muere. Sí, sí, que lo he visto.
Ngudi Bana ¿por qué se mueren los niños? ¿por qué los más pequeños? ¿Por qué su sonrisa se
esconde y sus piernas dejan de correr? ¿por qué sus ojos dejan de mirar? Dicen los ancianos que
no hay que decir por qué. Que ocurre y al niño se le llora y nada más. Pero yo no lo entiendo. Esta
semana tengo el corazón con dolor, porque todos los días he llorado un niño.
Vosotros los blancos que tenéis de todo. ¿No tenéis un remedio para que nuestros niños no se
pongan malos y se mueran? ¿Les importan nuestros hijos a los tuyos? ¿Les duele nuestro llanto?
Hoy tengo rabia, contra todo. Ngudi Bana, hoy duele, mucho, mucho, adentro, “na kati mbundu”5.
Mamá nleke6 nos contaba el otro día, cómo les habían hablado los enfermeros sobre la comida de
los pequeños. Que ellos tiene que comer primero, que la mamá tiene que vigilarlos para que no
dejen de comer, que tienen que darles medicina para que no les entren los nioka en la tripa, y que
tienen que llevarlos a la casa de los enfermos en cuanto ven que se ponen malos, para que les curen
antes de que se pongan muy malos y no se les pueda curar. Y que se quejaban que para el brujo
siempre encontramos para pagar y para los blancos no.
Ja, si es que tenéis de todo ¿por qué tenéis que cobrarnos? El tío enfermero les decía el otro día a
los mayores que había venido un jefe del gobierno y que les había dicho a los blancos que tenían
que cobrar más. Los mayores meneaban la cabeza para decir que eso no está bien.
5 Dentro del corazón. 6 Hermana de la madre
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Ngudi Bana... siempre el dinero. No entiendo el mundo de los mayores. Tú tienes nkisis7 y aguas
para curar y hay que dar dinero... El brujo y el hechicero saben de magia y hay que pagar. Nos
mandan a aprender a leer y hay que pagar. Para que nuestros pequeños coman en tu Centro, hay
que pagar.
Tío enfermero decía que en el otro lado del país están matando a nuestro pueblo, y decía que los
que dan las armas son los blancos. Y también son los blancos los que se llevan lo que sale de
dentro de la tierra. Los ancianos del pueblo dicen que cuando ellos eran niños, los padres de sus
padres les contaron historias de cuando ellos eran niños. Y que en esas historias hablaban de
blancos que hace muchas lunas vinieron, hicieron casas y cogieron para trabajar sus campos a los
abuelos de nuestros abuelos, que les pegaban con látigos y no les pagaban. Y cuentan los mayores
que ahora, en nuestra tierra pasa lo mismo. Porque, dice el Tata8 que tiene un hermano en la
capital, que su hermano le ha dicho que nuestras gentes trabajan nuestra tierra y sacan las piedras
de nuestros campos, y que luego se lo llevan los blancos. Que los nuestros trabajan, sudan y
mueren en los campos y los blancos se quedan con todo.
Y si no nos pagáis por lo que es nuestro. ¿Por qué tenemos que pagar nosotros?
El jefe del clan dijo a los papás que viniste a hablar con él, porque dice que hay que poner una
medicina vuestra en todos los niños para que no se pongan malos de las piernas y se les queden sin
mover. Y que el gobierno mandará soldados para que no falte nadie. Pero las gentes dicen que los
brujos no están de acuerdo. Y que harán hechizos si los papás llevan a sus niños a vosotros. Tío
enfermero dijo, que lo que él ve es que los niños de la gente de vuestro poblado se ponen menos
malos y se curan antes cuando los llevan a vosotros que cuando los llevan a los brujos.
Le mandaron callar y le dijeron que podía caer una maldición en su familia por decir eso. Él se
enfadó y dijo que ya estaba cansado de tanto miedo. Le iban a echar cuando la mamá del jefe se
levantó y dijo que a ella también le pasaba eso. Que a ella le habían curado los blancos y que a
7 medicinas, pastillas 8 papá
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Tata9 Yamfu también. Que los brujos pidieron y pidieron cosas y se moría. Y que vosotros, lo
tuvisteis durante nueve lunas en la casa de los enfermos y lo curasteis y no pedisteis nada antes de
curarlo. Y cuando se marchó y no tenía para pagar lo dejasteis ir, y cuando volvió a ir enfermo
otra vez, lo volvisteis a curar. Dijo que ella no sabe, pero que ve quién cura. Que hay que pagar
como se paga a los brujos, porque es digno dar gracias por lo que hacéis por nosotros y nuestros
hijos.
Las mamás saben mucho. A veces los hombres no entienden las cosas de la vida, pero las mamás sí.
Y su palabra de mujer sabia animó a las mamás a llevar a los niños a la medicina de los blancos.
Algunas los llevaron a escondidas de los papás. Alguna tendrá paliza por no obedecer a su marido.
Ngudi Bana ¿por qué mueren los niños? ¿Por qué no nos ayudan los blancos? Tú sí, y los que
vienen contigo, pero igual que mandan estas medicinas gratis y vienen hasta soldados del
gobierno, podían mandar otras ¿no? Para la malaria, para los gusanos, para el sueño, para la
tos... Dicen que en vuestros países hacen muchas armas y muchas cosas nuevas, ¿no sabrán hacer
medicinas para nuestras enfermedades?
9 Papá Yamfu
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OBJETIVO 5- MEJORAR LA SALUD MATERNA
En el Centro de Salud, existe una consulta prenatal. Cada semana acude una media de 30
mujeres gestantes a las que se les realiza control de la tensión arterial, vigilancia de
edemas, síntomas de anemia, vacunación antitetánica, evolución de la gestación y del
estado general de salud. Las gestantes se quedan en el caso de valorar que el parto está
próximo o si se da la existencia de alguna enfermedad que precise tratamiento hospitalario.
En realidad, de las mujeres que se controlan, una mínima cantidad, unas 30 al mes, dan a luz
en el Centro. Normalmente las mujeres paren en los poblados. Por cultura y por economía. La
atención al parto hay que pagarla según los precios establecidos por el Estado. Las mujeres
que acuden al Centro, suelen llegar traídas por sus familiares, en camillas hechas con palos
de madera, después de varias horas o incluso días de trabajo de parto, cuando los intentos
de las parteras de su poblado, hechiceros y brujos han fracasado.
Se trata de partos complicados, con mucha manipulación, desgarros vaginales y hemorragias,
que a veces precisan el traslado urgente a un servicio de cirugía para realizar una cesárea o
para intentar salvar, en último término, la vida de la madre. Con todo, en muchas ocasiones,
supuso la muerte de la criatura y con mucha menos frecuencia la de la madre, por rotura
uterina, desprendimiento de placenta y por carencia de los medios necesarios para actuar en
esas circunstancias.
Las madres acuden a la consulta prenatal, a veces desde distancias mayores de 100 Km., lo
que supone caminar durante dos días a la ida y otros dos días a la vuelta. Cuando se calcula
que la madre se encuentra hacia el octavo mes de gestación, se la invita a quedarse en el
Centro en espera del parto, para proporcionarle descanso, vigilar la gestación durante ese
último mes y evitar partos prematuros por excesivo esfuerzo.
Aparecen casos de infección puerperal, así como madres con tuberculosis nada más dar a luz
y niños infectados por contacto con la madre al darle el pecho (por la proximidad, infectividad
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de la madre y bajo nivel de defensa del recién nacido). Si bien apenas llegan noticias de
casos de mortalidad materna en los poblados, pues los casos complicados los llevan al
Centro, sí que se conocen casos de mortalidad materna en los periodos de 1 a 3 meses post-
parto, en los que las condiciones del parto, anemia previa y esfuerzo posterior, influyen en la
asociación de enfermedades parasitarias e infecciosas con un curso letal.
Hola Ngudi Bana: Es así como se saluda en mi pueblo. Abwe beno kulu? MMM...10
En el poblado las mujeres hablan en corros. Y los papás también. Papá hablaba con un hermano
del tío y le decía que mamá estaba subida en lo alto de la palmera. No sé si sabrás que entre
nosotros, los únicos que suben a las palmeras a por cocos o por el fruto de palma para hacer aceite
son los hombres. Eso no lo hacen las mujeres.
¿Sabes lo que quiere decir papá? Es un lenguaje especial de los adultos, que se dicen cosas, pero
de forma que los pequeños no les entiendan y para que los espíritus no se enteren porque si no,
10 ¡Salud! ¿cómo estáis todos?
Plan de Intervención
1. Educación sanitaria a la población
• en el Centro de Salud
• en el colegio
• en la consulta prenatal
• en el Centro Nutricional
• en la visita a los poblados
2. Traslado de aquellas mujeres que lo precisen al centro quirúrgico
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podrían hacer daño. Quiere decir que mamá va a traer otro hermanito. Subir a la palmera es
peligroso. Estar subido es peligroso, puedes bajar bien o caerte y hacerte daño o morir. Subir a la
palmera es decir, entre nosotros, que la mujer corre peligro con su vida, porque con el nuevo hijo
ella puede morir.
¿Y por qué yo lo sé? Pues porque, cuando eres mujer y ves la luna, las mamás mayores del clan te
reúnen con las otras chicas y te enseñan muchas cosas. ¿Que qué es “ver la luna”? Pues cuando
sangras cada vez que sale la luna.
Ngudi Bana, tengo miedo. He visto gritar a las mamás que nacen un hijo por primera vez. Sus
mamás les dicen que han de ser fuertes, que una mujer no es mujer si no sabe aguantar el dolor y
tener hijos. Las mujeres se burlan de las mamás que tuvieron hijos en tu casa de enfermos, a las
que les abristeis el vientre para sacarles los hijos. Dicen que no son mujeres de verdad, porque no
saben aguantar el dolor y tener los hijos como hay que tenerlos, por entre las piernas.
Pero tengo más miedo porque también he visto mamás que se murieron al tener al hijo; después de
que nació sangraron, sangraron y sangraron, como si un espíritu hubiera hecho que la fuente de la
sangre no se cerrara en su tripa. Entonces, la gente del poblado se asusta, toma a la mamá y os la
lleva a los blancos. A veces se mueren en el camino. A veces, al llegar a vuestra casa decís que es
tarde y que “ya no se puede hacer nada”. ¿De verdad los blancos no podéis hacer nada?
Nosotros sabemos que los espíritus se la han llevado y han sacado toda su fuerza para poder
hacerlo, pero vosotros sois brujos buenos y a veces ganáis a los espíritus. Por eso hay que tener
cuidado para no contar que vas a tener un hijo hasta que ya se vea, para que los espíritus no
puedan hacer que lo pierdas al principio.
Mi hermana me ha dicho que les das clase y les enseñas a las chicas y a los chicos del curso. Dice
que se reían mucho, avergonzados, porque les explicabas cómo se hacen los niños, cómo se forman
dentro de la mamá, cómo salen fuera y por qué las chicas vemos la luna todos los meses. Mi
hermana vino muy contenta de tu clase.
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Yo, a veces, me pregunto qué va a pasar con mamá. Si va a tu casa, estará sola con vosotros para
nacer a mi hermanito, y además tendrá que pagar porque la cuidéis. Pero ese dinero lo
necesitaremos para la fiesta de recibir y acoger al niño en el poblado.
Si nace en casa, como todas las mamás hacen, estará acompañada de las mujeres sabias del
poblado, que además rezarán y mantendrán a los espíritus alejados para que no hagan daño al
niño. Y los papás y mi papá estarán cerca para celebrarlo. Porque si nace en vuestra casa, los
papás no irán, que no está bien que un hombre esté cerca de la mujer cuando le nace un hijo.
Mamá estará sola, y no será recibida, ni felicitada por las mujeres del poblado, ni harán fiesta los
papás y tendremos que trabajar más para pagaros y para hacer la fiesta. Creo que sé que mamá no
irá a vuestra casa. Ha nacido ya muchos niños y sabe hacerlo y si las parteras no pueden ayudarla
a hacer salir al niño... será entonces cuando la llevarán a vosotros.
Ngudi Bana...enseñas a mi hermana muchas cosas buenas, pero ¿por qué no vienes a nuestro
poblado a ver cómo ayudan las mujeres cuando nacen los niños? Hace mucho tiempo que los niños
nacen. Nacieron mis padres y los padres de mis padres, y sus padres. Todos nacieron y nadie les
enseñaba en la escuela... ¡¡Y todos estamos aquí!! Y los niños del poblado están aquí.
¿Te puedo pedir que vengas a nuestra casa, que aprendas de nuestras mamás y que luego juntas
nos enseñemos unas a otras?
Así tú sabrías lo que es importante para una mujer de mi poblado y nosotros aprenderíamos a
ayudar para que los niños nazcan bien y las mamás no se mueran.
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OBJETIVO 6- PREVENCIÓN DE INFECCIÓN POR SIDA, TUBERCULOSIS Y PLASMODIUM.
Hay cola de espera en el Centro de Salud. Los enfermos venidos de lejos esperan
pacientemente a ser atendidos en la consulta. Baja la enfermera a ver a los enfermos y cruza
el patio central para visitar a los niños en la sala de hospitalización pediátrica. Sus ojos se
encuentran con la figura de una mujer alta, delgada, demacrada, que apenas se tiene en pie,
apoyada contra la pared, mientras su esposo carga en sus brazos con sus pertenencias y con
su hijo pequeño. Se acerca a la mujer, a la que envuelve con su brazo y sosteniéndola la
encamina a una de las salas del hospital para acostarla en una de las camas. Una vez allí,
pregunta al marido por la enfermedad de la mujer, cuándo empezó a enfermar, cómo se sintió
mala... El hombre le dirá que la han echado de otros centros porque la han desahuciado. El
hijo pequeño es ciego y sordo. Viene de más de 100 Km. de distancia. Varios días de camino
porque la mujer no puede soportar largas marchas. Un examen de esputo revelará que tiene
tuberculosis y se inicia el tratamiento que proporciona la OMS, tratando también de forma
preventiva al pequeño y al marido. Dos meses después se irán de alta. La mamá ha
engordado varios kilos, los controles de tuberculosis son negativos. Deberá seguir cinco
meses más con tratamiento, acudir todos los meses por la medicación y hacerse tres
controles más. Al marchar, el marido dirá: “Mi mujer empezó a curar en el momento en que al
llegar, la abrazasteis para acompañarla al hospital. En ningún sitio antes nadie la había
querido tocar.”
El porcentaje de enfermos de tuberculosis va aumentando progresivamente. De las 8 camas
iniciales se pasa a 14 de mujeres y 10- 12 de hombres, a las que se añaden los niños que
son tratados junto con sus madres. El tratamiento sigue las pautas establecidas por la OMS,
con controles a los 2, 5 y 7 meses de tratamiento. La gran dificultad está en conseguir que no
se interrumpa el tratamiento, bien por las largas distancias que separan los poblados de
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origen de los enfermos y el Centro de Salud; bien por la sensación de curación que tienen los
pacientes a los 3-4 meses de tratamiento, que les hace pensar que no es necesario continuar
tomando medicación.
Durante bastante tiempo los casos de tuberculosis no iban asociados al Sida y sólo en muy
pocos casos la mala evolución de la tuberculosis bajo tratamiento, llevó a pensar en una
infección por VIH, que fue confirmada.
Llega una mujer de unos 21 años, con su hija de tres meses de vida. La madre pesa 28 kilos,
la niña kilo y medio. Tras hacer el diagnóstico de tuberculosis pulmonar la mujer empieza a
mejorar lentamente con el tratamiento y a coger peso. La niña no mejora tan rápidamente y
comienza a presentar otras infecciones. Se observa una catarata en el ojo izquierdo. Tras
diagnosticar a la niña de infección por VIH, se realiza la prueba a la madre, que también está
infectada. Al preguntarle por su familia, nos dirá que es viuda, que su marido había muerto,
enfermo en el poblado, hacía unos meses.
El paludismo es, con mucho, la enfermedad más frecuente a la que hay que hacer frente. Nos
encontramos en una zona endémica de Plasmodium Falciparum que ha desarrollado
resistencia a la cloroquina y sulfamidas. La variedad de fases en las que se atiende el
paludismo es grande. Desde sus inicios, al paludismo cerebral.
La gravedad, a veces, está también en la forma en que presenta los síntomas. Personas cuya
única afección son los delirios nocturnos, con gritos y desorientación, que llevan a pensar más
en una tripanosomiasis (enfermedad del sueño), que no dan respuesta positiva a ninguno de
los análisis para detectar la presencia del parásito en sangre, pero que curan con el
tratamiento de un paludismo cerebral; mujeres inconscientes, recién paridas a las que no se
puede llegar a recuperar; hipoglucemias mantenidas como consecuencia del tratamiento con
Quinina que no revierten y causan la muerte del enfermo; trombosis pulmonares o renales
masivas, que cursan con asfixia y fracaso renal y la muerte del paciente; anemias hemolíticas
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que dan lugar a insuficiencia cardiaca y/o edema de pulmón y precisan transfusiones
urgentes de sangre; paludismos congénitos, en niños recién nacidos. Con el paso del tiempo
se hace evidente que la población cercana al Centro de Salud y que, a los primeros síntomas,
acude a consulta, evoluciona mejor y más rápidamente, con una tasa de mortalidad mucho
menor, que aquella población que por encontrarse más alejada y mediar grandes distancias,
acude al Centro de Salud sólo cuando la enfermedad es grave o cuando han fracasado el
resto de medios mágico-naturales ensayados.
Acude una pareja a consulta. El marido aduce que su mujer es estéril y no le da hijos. Al
elaborar la historia clínica se descubre la presencia de síntomas que orientan hacia una
posible ETS. Tras exploración y análisis de pruebas se confirma. Llega el momento difícil.
Convencer al marido de que ha de seguir el tratamiento al igual que su mujer. No le es fácil
entender que aunque ella es la que presenta los síntomas, la enfermedad les afecta a los
dos y mientras no se traten ambos a la vez, no será posible que ella pueda llegar a tener
hijos. Es cuando interviene el enfermero que traduce y añade sus propias advertencias. La
situación se complica un poco más. Siguiendo costumbres del lugar, el hombre es polígamo,
tiene tres mujeres más. Todas tendrán que seguir el tratamiento. El hombre se indigna. Sigue
todo un proceso en el que se intenta que vea cómo, posiblemente, él ha sido el transmisor
de la enfermedad a todas sus esposas y cómo todas han de ser tratadas. Llevará su tiempo.
Será necesario conseguir también la complicidad de la mujer, que tome conciencia de su
situación de víctima para que así se comprometa en el seguimiento del tratamiento. No
siempre será así. Y siendo muy conscientes de que la misma vía de contagio para una
enfermedad de transmisión sexual sirve para otras.
Llega al Centro de Salud una pequeña con un cuadro de fiebre, palidez intensa, sudoración,
respiración agitada, nos dicen que ha convulsionado y que no recupera la consciencia. Parece
claro que se trata de una malaria cerebral con anemia hemolítica. Inmediatamente se toma
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muestra de sangre para valorar el nivel de hemoglobina (gravedad de la anemia) y
determinar el grupo sanguíneo a la vez que dos enfermeros intentan canalizar una vía para
suero, quinina y transfusión de sangre.
El peregrinaje por la familia comienza. La niña es A -, la mayoría de los miembros de su
familia son del grupo O +, su sangre no es válida para transfundir y en el Centro de Salud no
hay reserva de sangre. La madre gime a la puerta del laboratorio, de pie, con las manos
alzadas al cielo en gesto de súplica y las lágrimas surcando su rostro: “¡Alguien que me
ayude! ¡Alguien que ayude a mi hija!” Se busca a familiares de la niña. Llegan gentes de los
poblados cercanos. Una tía es del mismo grupo. La tensión se relaja en los rostros de los
familiares y enfermeros. Se sigue el proceso de análisis de la sangre. A los diez minutos el
enfermero de laboratorio busca a la encargada del Centro para enseñarle los resultados del
último análisis: VIH +. La sangre no se puede transfundir.
Doble golpe. No hay sangre para la niña y hay que informar a la donante de su infección y la
posible, de su marido y sus hijos de cinco, tres y dos años.
Lo más urgente es encontrar sangre. ¿Cómo hacerlo sin revelar el porqué de la no validez de
la otra sangre y a la vez manteniendo la privacidad? El enfermero toma la decisión de donar
su sangre. La niña es pariente lejana suya, es de su clan y su grupo sanguíneo es válido para
la niña, que, además, al ser pequeña no precisa que se extraiga una cantidad de sangre que
suponga un peligro para él. Con 100 ml bastará.
La transfusión de sangre a la niña en dos días consecutivos, junto con la administración de
quinina intravenosa consigue revertir los síntomas. Al segundo día la niña ya mama al pecho
de su madre como si nada le hubiera pasado.
Queda por delante la tarea de acompañar a una familia en el diagnóstico de infección por
VIH.
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Hola Ngudi Bana, Mbote. ¿Cómo están los tuyos? ¿Y tus familias?
Quiero contarte una cosa. Ayer vinieron a visitarnos al poblado. Eran gentes de la capital. Tenían
todos aspecto de que mandaban mucho. Sólo uno de los que vino era blanco, como tú, pero no
habló mucho. Además, nosotros no le entendíamos y el jefe nos traducía lo que el decía. Al
principio no me enteré bien de dónde venían. Era algo que apoyaba el gobierno, pero no era
Plan de Intervención
1. Prevención de Sida:
• Control de VIH en toda sangre a trasfundir
• Control de VIH en mujeres-pareja de matrimonios polígamos con
otras Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS)
• Control de VIH en toda persona con alguna ETS
• Uso de material estéril y desechable. No reutilizar agujas o
jeringuillas.
• Estudio de posibilidad de plantear control de la infección por VIH en
mujeres gestantes.
• Promoción del uso de mosquiteras
• Educación sobre condiciones de conservación de agua
• Formación sobre posible infección de Tuberculosis, cómo evitar el
contagio, medidas a tomar, detección precoz.
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nuestro, sino del mundo del señor blanco. Cuando dijeron de qué iban a hablar se montó un
revuelo... Los mayores echaron a todos los niños que estábamos jugando por allí.
Las mamás decían que tenían que irse al campo y agachaban la cabeza y se tapaban con sus paños
para que no se les viera la cara. Creo que si pudiéramos hacer como los blancos, sus mejillas
también habrían cambiado de color. El señor blanco habló con el jefe del clan y juntaron a todos
los mayores en la gran choza que nos sirve de iglesia cuando viene el cura.
A mí me dejaron estar porque dijeron que no tardaré en ser madre y que tengo que saber las cosas.
Y entonces, los señores de la capital empezaron a hablarnos de enfermedades que dijeron que se
las pasan los esposos cuando duermen juntos. Pero que se puede evitar si los maridos usan unas
cosas que nos enseñaron, eran como saquitos alargados de una piel muy fina, de hombre blanco,
que si el hombre se ponía para estar con su mujer evitaba que la mujer le pusiera enfermo, o que él
pusiera enferma a la mujer y a los hijos que ella podía tener.
El problema vino cuando mi tío el enfermero le preguntó al señor que nos hablaba que qué pasaba
con la semilla del hombre. El señor le dijo que se quedaba en el saco ese, y entonces se pusieron
todos a gritar. Las mujeres habían escuchado con la cabeza tapada por el paño, y no levantaban la
vista. Los hombres habían asentido con sus cabezas. Pero ahora todos preguntaban y gritaban. Las
mamás decían que si la semilla del hombre se quedaba en el saco, ¿cómo iban a tener hijos? Y los
hombres decían, ¿cómo me dará hijos mi mujer?
Querían calmarlos, pero no sabes cómo gritaban. El hombre les dijo que lo importante era que no
cayeran enfermos y no pudo seguir. Las mamás y los papás se levantaron, empezaron a gritar, y se
dirigieron a nuestro jefe de clan que se puso en pie. Y todos, de repente, hicieron silencio. El jefe
no dijo nada. Saludó a los señores del gobierno, miró a su mujer y a sus hijos, se dio la vuelta y se
marchó a su choza. Y detrás nos marchamos todos.
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Me reí mucho cuando los papás y mamás se enfadaron. Me sentí contenta de lo listo que era mi tío.
Nos querían engañar. Y no lo han conseguido. Se piensan que somos tontos porque no sabemos
leer, decía una mamá.
Ngudi Bana... Yo pienso, las gentes que venían son de nuestro pueblo. Los que nos hablaban eran
de nuestro pueblo. Sólo el señor blanco que venía con ellos no lo era. Si saben nuestras
tradiciones, ¿por qué no las respetan? ¿Es que no aman a su pueblo? Y si lo que dicen es porque
buscan el bien de su pueblo ¿por qué quieren romper con nuestras tradiciones? ¿Y por qué hacen
las cosas así? Entre nosotros no hablan los hombres y las mujeres a la vez, y menos, de cómo se
hacen los hijos o de cuando el hombre y la mujer duermen juntos. No. Los hombres se reúnen y
hablan entre ellos, y los mayores enseñan a los pequeños. Y las mujeres se juntan y se aconsejan, y
a las chicas nos van diciendo y enseñando a partir de que comenzamos a ver la luna. Luego, la
madre da consejos a la hija cuando se va a ir con su marido. ¿Por qué no respetaron nuestras
costumbres? ¿Por qué piensan que para nosotros es más importante no estar enfermo que tener
hijos?
Un hombre no es hombre si no sabe hacer hijos. Y una mujer no es mujer si no sabe traer hijos al
mundo. ¿Enfermedades? Están ahí, como están las serpientes en el camino, de noche, o en los
árboles, o en la sombra de día. Como caen los rayos en las tormentas; como te caes al bajar la
pendiente a buscar agua; como pican las moscas cuando vas a lavar la ropa al río; como entran
las larvas en los pies cuando vas descalzo; como te clavas espinas cuando subes por la palmera;
como te quemas cuando tocas el fuego; como sangras cuando tienes un hijo; como te duele la
espalda cuando llevas un saco de mandioca en la cabeza. ¿Enfermedades? Están ahí, como el sol,
el río, la lluvia, la selva, la luna, las nubes, las estrellas, como aparece la luz cada mañana y se
esconde cada tarde. Pero los hijos no están. A veces llegan, a veces no. Si lloras mucho se asustan.
A veces se mueren antes. A veces, los espíritus les atacan cuando empiezan a crecer. A veces,
vienen dos juntos, y entonces cantamos y saltamos y hacemos fiesta. A veces, al llegar, mueren y
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con ellos muere la madre. Los hijos... sin ellos, no somos. Se acaba el clan. ¿Quién va a contar
tradiciones? ¿Quién va a preguntar? ¿Quién va a aprender cantos? ¿Quién honrará a los
antepasados? ¿Quién los hablará de los padres de sus padres, si no hay hijos de los hijos?
Ngudi Bana, otras veces te pregunto a ti por qué los blancos actuáis así. Hoy te pregunto ¿y por
qué lo hacen también los de mi pueblo? ¿Por qué han venido en sus coches blancos y no han
preguntado? Se han presentado como que traían un gran regalo que nosotros, pobres que no
sabemos leer y no vestimos zapatos, como ellos, no conocemos. Y sin preguntarnos nos obligan a
hacer las cosas como ellos dicen, como ellos aconsejan, porque ellos saben y nosotros no. ¿Qué
saben ellos? ¿Qué saben de nosotros?
Nos cuentan los ancianos que hace muchos tiempos, los abuelos de nuestros abuelos, sufrieron
mucho porque venían gentes de nuestro color (¡no eran blancos!) y se llevaban a los jóvenes de los
poblados. Al principio con promesas de vidas mejores. Al final, a la fuerza, con azotes y con armas.
Y dicen que se los llevaban para ser esclavos en otros pueblos.
Hoy he pensado, y me pregunto, ¿no querrán hacernos esclavos en nuestros propios poblados?
Ngudi Bana. Bana bakulu banzodi ngeye. ¿Sabes lo que quiere decir? Que los niños te quieren.
Hoy lo he visto en el Centro de Salud. Era durante la misa. La pequeña Seya andaba despacito
entre los adultos, venía seria, hinchada, pálida, algo tambaleante hasta que ha llegado a ti. Tú
escuchabas con atención al sacerdote. La niña ha puesto su manita sobre tu pierna. Apenas te ha
tocado, y tú la has acercado a ti, la has cogido en tu regazo y la has abrazado. Y ella, poquito a
poco, se ha quedado dormida entre tus brazos. Así, hasta que al final de la misa, la has dejado en
brazos de su madre. Seya sabe que tú la quieres, por eso, ha ido hasta ti.
Seya está pálida, y la mamá ha ido a ver al adivino para saber qué le pasa. El tío enfermero me ha
dicho que le pagó para que se rompiera el hechizo sobre ella. Y dice que repitió el rito de perdón
mientras tú te empeñabas en buscarle a la pequeña una vena a la luz de una linterna, la noche que
llegaron. La mamá de Seya lloraba y se revolcaba fuera, y tú la llamaste para mirarle la sangre. Y
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dijiste que no servía. ¡Qué dolor en la madre! Llamaste al padre, al tío, a la tía... La niña respiraba
cada vez más rápido y su corazón corría rápido como un león cuando ataca. La madre no podía
estar con su hija, no podía ver cómo se moría. El enfermero repitió el rito. Al final, un señor que
estaba allí con su hijo, también enfermo, preguntó si él podía. El papá le dijo que sí y le dio las
gracias.
Tú saltaste de alegría cuando viste que podías poner su sangre a Seya. Pero tuvisteis que estar toda
la noche con ella, porque a pesar de la sangre le costaba respirar. Tío dijo que buscaste hierbas
nuevas, que miraste en tu libro de fórmulas y que le pusiste algo nuevo, y a la mañana ya mejoró.
Las gentes lo saben. Ngudi Bana ama a los niños. Pero Seya no está bien. Está hinchada y pálida y
ahora no quiere comer. Tío menea la cabeza y dice que el hechizo no se ha roto y tú no le has
podido, Ngudi Bana. No le has podido.
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OBJETIVO 7- GARANTIZAR LA SOSTENIBILIDAD DEL MEDIO AMBIENTE
Las características de la población de la zona son:
- Población rural. Situada en una lengua de selva que se introduce en medio de grandes
extensiones de sabana.
- Clima tropical. Con estación de lluvias desde septiembre a mayo, y estación seca, de junio a
septiembre. Lluvias torrenciales.
- Temperaturas. Oscilan entre los 25-50 ª C en la época de lluvias, y 12-40 ª C en la seca.
- Poblados situados en lo alto de colinas, terreno arenoso, chozas construidas con árboles,
barro y hoja de palma. Sin acceso a la luz eléctrica. Grandes tendidos de alta tensión cruzan
toda el área en dirección a otros países, pero en los poblados no existe iluminación eléctrica.
La gente se apaña con quinqués de petróleo.
- Sanitarios. En muchos poblados es la selva misma. En otros, se observan pequeñas
construcciones cercanas a la casa, consistentes en un agujero cavado en el suelo, sobre el
que se colocan palos atravesados en los que se apoyan los pies, y una pequeña choza que
sirve para guardar la intimidad. Cuando el agujero se llena, se tapa y se abre otro.
- Acceso al agua. Territorio recorrido por varios ríos, algunos de gran caudal, navegables.
Otros de más pequeño caudal. No existen conducciones de agua. Existen fuentes o
manantiales, más o menos próximos o alejados de los poblados, a donde se acude a buscar
agua en cubos, baldes o bidones de plástico; donde se lava la ropa o donde van los
animales a beber.
- Economía agraria. Cultivo de campos de mandioca, cacahuete, calabaza, maíz, tomate y
alubias. Es, con frecuencia, economía de subsistencia, con escasos excedentes que se
intentan vender en la ciudad para poder tener un dinero que permita la adquisición de
bienes manufacturados: jabón, cubos, cuadernos, platos, telas, sandalias...
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- Técnica de cultivo. Los hombres se encargan de la deforestación de una pequeña zona de
selva. Arrancan árboles, arrancan raíces profundas de arbustos, limpian las altas hierbas. Con
la práctica de la quema de los campos, se facilita el trabajo. La quema de campos también se
usa para cazar. Posteriormente se prepara el campo y se comienza a cultivar.
¿Cómo estás Ngudi Bana? Mbote. Hoy he estado con mamá en el campo todo el día. Hay que
aprovechar estos días para empezar a preparar los campos. Los que hemos utilizado ya no dan
buenas plantas y hay que hacer otros.
Mamá tiene miedo de que nos pase como el año pasado. Se nos estropeó lo que teníamos guardado,
los frutos tardaron en salir y pasamos hambre durante unos meses. Sólo nos quedaban cacahuetes
para comer. La mandioca se estropeó con las lluvias y la comimos mala porque no teníamos otra
cosa, y mucha hambre. El tío cayó enfermo y el bebé pequeño también, y tuvimos que pagar para
curarlo. El tío todavía no se puede mover bien. La mandioca mala le hizo mucho daño a las piernas
y los brazos y ahora no puede coger el machete para ayudar a papá en los campos. Mamá también
tiene miedo de caer enferma y de que el hermanito nazca malo. Ha ido a tu casa y la enfermera le
explicó el otro día cómo hay que cuidar de los niños y que el agua tiene que ser buena.
Dice que hay que hacer que esté mucho rato en el fuego, y luego, guardarla para beber. Pero
nosotros no tenemos más que un bidón para el agua. Si guardamos ahí el agua del fuego, ¿cómo
Plan de Intervención
1. Educación a las madres en cómo bañar a los recién nacidos y uso de agua
hervida para darles de beber.
2. Promover recogida del agua de lluvia para su aprovechamiento.
3. Instalar conducciones de agua hasta el Centro de Salud.
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recogeremos el agua del río o de la fuente? Ya te lo pregunté el otro día, ¿verdad? Sigo sin saber
cómo hacerlo.
La otra noche tu cara tenía mucha pena. Mirabas a lo lejos y veías todas las colinas cubiertas por
una cinta de fuego que las recorría de lado a lado. Tenías miedo de que el fuego llegara a la casa
de los enfermos. Te dijeron que no, que eso no pasaría. Y luego preguntaste por qué había sido ese
fuego y no te lo creías cuando te dijeron que para limpiar los campos. Los hombres dicen que os
enfadasteis cuando os explicaron que así se podían arrancar los árboles mejor. Y que les dijisteis
que eso no se debía hacer. Mirabas y mirabas como si tu mirada pudiera acabar con el fuego. Pero
tú no sabes lo que nos facilita el trabajo. Así no tenemos que estar días y días cortando la hierba,
que cuando queremos acabar ya está otra vez crecida. Y si los campos se cansan de producir y
después de las lluvias, ya no salen las hojas como al principio, y la mandioca no sirve, hay que
buscar otros campos. ¿Piensas que es fácil tener que buscar campos nuevos todos los años? ¡Y lo
que cuesta arrancar las raíces grandes, que se tienen que juntar todos los hombres del poblado
para ayudar! Vosotros, ¿cómo lo hacéis en vuestros poblados?
El tata contó que decís que se puede hacer sembrando cada vez una cosa distinta. Pero ¡si nosotros
sólo ponemos la mandioca, el cacahuete y la alubia! A mí me da pena ver cómo se queman los
árboles y cómo las llamas llegan a lo alto. Pero tú no sabes cómo es esta selva. En dos meses todo
habrá crecido y no quedará nada del fuego. A lo mejor alguna marca en la base de los árboles,
pero nada más. Bueno, sí. Cuando voy con mamá hasta el poblado de los tíos, veo por el camino
árboles que no tienen hojas, rodeados de muchas hierbas y arbustos, y otros árboles que sí tienen
hojas. Parece que están desnudos, allí en medio. Papá me explicó que son árboles a los que el
fuego les tocó las raíces y por eso ya no dan fruto. Lo bueno es que nos sirven para recoger leña,
para calentar el agua de la mañana o para calentarnos las noches que la niebla nos envuelve y no
podemos ver la luna. Entonces, el bebé llora y lo envolvemos en el paño de mamá. Ella se lo pega
al cuerpo y se acerca al fuego. Y así se duerme. Mamá, a la mañana, nos envía a mi hermana y a
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mí a buscar leña para hacer el fuego. Y ya sabemos que si vamos cerca de los árboles desnudos, la
encontraremos pronto.
El fuego es bueno, no acaba con la selva, que es grande, y nos ayuda con los campos. ¿Por qué
decís que estamos quemando nuestra casa? Nosotros sabemos cuidar nuestra casa. En la selva
todo vuelve a crecer. Y donde muere un árbol, crece otro.
El tío enfermero nos contó que habéis hecho un pozo al lado del hospital y que con unas cosas
como troncos vacíos de árboles, pero de metal, recogéis el agua de la lluvia de los tejados y cae en
el pozo. Ahora los niños del poblado van allí a coger el agua. ¡Qué bueno! ¡Cómo se reía el tío al
contarnos que los niños se mojan y se bañan con el agua que sale por esa cosa que hay que mover
como los palos de la mandioca pero de arriba para abajo! Los niños se suben encima y se tiran al
suelo. Y dice que os enfadasteis mucho cuando se rompió. ¡Otra vez a buscar agua a la fuente!
¿Por qué no ponéis otra cosa de esas?
Mamá está triste. No tiene dinero para comprar petróleo para el quinqué. Dice que está más caro y
que no puede comprar, así que ahora, en cuanto baja el sol, nos vamos a dormir, y mi hermanita se
levanta pronto, pronto, en cuanto empieza a haber un poco de luz, para aprovechar a estudiar y
hacer lo que le mandan en el colegio. Porque si no, no puede.
Yo sé que vosotros tenéis luz en vuestra casa porque tenéis un motor, pero también porque dice el
tío que en la casa de los enfermos tenéis unos tejados nuevos, más pequeños, que habéis puesto
sobre el otro tejado y que cogen la luz del sol cuando está arriba en el cielo, la guarda en una caja
y por la noche la suelta cuando los enfermeros aprietan un botón para cuidar a los enfermos.
¿Y no hay de esos tejados para nosotros? Eso sí que sería bueno para todo el poblado.
¿Sabes? Los trabajadores de tu casa vuleven a casa muy contentos. Dicen que tiráis en un cubo las
cosas que ya no os sirven. Y de lo que tiráis vosotros, ellos cogen muchas cosas: latas para recoger
agua, bolsas para guardar semillas, frascos de plástico para llenar de piedras y hacer música, las
tapaderas de las latas para rascar los suelos... Los niños y la gente de la casa de los enfermos, van
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a vuestra casa cuando dormís, y recogen lo que vosotros tiráis al agujero de lo que no sirve. ¿Por
qué tiráis tantas cosas que a nosotros nos sirven? ¿Nadie os ha enseñado a aprovecharlas? ¿O es
que tenéis tanto de todo, que tiráis las cosas así cuando a nosotros nos sirven?
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OBJETIVO 8- FOMENTAR UNA ASOCIACIÓN MUNDIAL PARA EL DESARROLLO.
El poblado está situado a 45 Km. de una ciudad importante. El camino en coche todo terreno
precisa de hora y media, si no se encuentran obstáculos como desprendimientos o palmeras
desplomadas. Son caminos de arena que con las lluvias torrenciales, se convierten en
barrizales. Andando, las gentes del poblado pueden necesitar 6-7 horas para llegar. Desde
esta ciudad salen camiones que siguen distintas rutas hacia ciudades comerciales. En ella
también hay un pequeño mercado. Las rutas hacia las dos principales capitales son de unos
300 Km. Las carreteras de estas rutas se encuentran en el mismo estado, exceptuando los
últimos kilómetros próximos a la capital, que se encuentran asfaltados. En coche, la ruta
puede suponer de 11 a 13 horas en época seca y sobre 18 horas en las lluvias o incluso
precisar pernoctar en el camino. Si se da que también hay controles militares, por el estado
de guerra existente en el país, se puede aumentar aún más el tiempo que lleva llegar a
destino. Los soldados, mal pagados, cuanto más alejados están de la capital, ponen más
trabas para dejar pasar, a no ser que se pague con dinero. También ellos tienen familias a
las que alimentar.
Si se viaja en camión con una carga para vender, el trayecto puede durar una semana o más,
según que el camión presente o no una avería en ruta, por el exceso de peso y el mal estado
de las carreteras, según que la avería se pueda arreglar o haya que enviar a alguien
andando a buscar la pieza necesaria.
En la época seca, las carreteras están mejor y los vehículos no se hunden en el barro, pero sí
que han de enfrentarse a extensas pistas de arena, en las que se mueven con gran dificultad
dada la sobrecarga que llevan. No es raro que se puedan encontrar uno, dos o más camiones
volcados.
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Las escasas posibilidades de comunicación por carretera, por vía fluvial o ferroviaria (apenas
existente) condicionan el desarrollo y la participación en el comercio de las materias primas.
Aunque en los poblados las gentes trabajen y consigan un exceso-superávit de producción en
mandioca, cacahuetes y otros productos, no pueden transportarlos hasta los puntos de venta
sino con muchos sacrificios. Y son frecuentes las ocasiones en que la mercancía se les
estropea en el camino.
Ngudi Bana. Mbote. ¿Cómo estás?
Ayer fui con mamá al mercado. Nos levantamos temprano y salimos a los caminos antes de que el
sol se levantara y de que las serpientes se escondieran. Yo iba con mucho miedo, pero mamá
conocía bien el camino y cuando el sol se levantó nos faltaba ya solo la mitad para llegar. Mamá
llevaba un saco de mandioca a la cabeza y yo llevaba una piña de plátanos.
Plan de intervención:
• Conseguir ayudas desde Europa para la adquisición de un camión
que facilite a la población el transporte de sus mercancías a la capital
• Plantear la posible alternativa de transporte fluvial, con la fabricación
de canoas o barcazas de madera y motores fuera borda.
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Cuando llegamos al mercado nos pusimos en un sitio que estaba libre. Mamá ponía la mandioca
en un cubo para que se viera y yo contaba grupos de dos o tres plátanos. Lo más bonito del
mercado, no es sólo que vendes lo que llevas, sino que puedes hablar con el que viene a comprar.
Hablamos, nos saludamos, se interesa por lo que le enseñas, hace como que no quiere... luego
vuelve a preguntar y luego el regateo. Es tan bonito hablar, preguntar, ser importante para el otro,
y en el regateo se lo estás diciendo. Si no, dar un precio y ya está, pues es como decir “tú no me
interesas, sólo quiero tu dinero, o lo que tú me vendes”.
Y cuando viene algún blanco a comprar ¡cómo me río! No sabéis jugar al regateo. O aceptáis el
precio enseguida y entonces os decimos que no, que hay que regatear, y ponéis cara de sorpresa y
nos reímos todos de vuestra cara. O no sabéis regatear, jugando, hablando, mirando a los ojos,
parece que es una pelea seria con el que vende.
Ayer fue un buen día y lo vendimos todo muy bien. Pudimos recoger las cosas, saludar a los de la
familia y todavía comprar algunas cosas: una cazuela, un cuaderno, un poco de jabón.
Yo miraba y miraba unas sandalias muy bonitas que vendían en un puesto. Fui tres veces a
mirarlas y a tocarlas. Mamá me decía que teníamos que guardar algo de dinero para las
medicinas. Pensé que mamá tenía razón y que yo podía caminar sin sandalias, pero que si caíamos
malos, no podíamos estar sin medicinas... y me puse a recoger las cosas para la vuelta. Te digo, la
verdad, Ngudi Bana, tenía un poco de tristeza dentro, pero el camino de vuelta con mamá,
cantando canciones de nuestro pueblo, me quitó la tristeza. Y ¿sabes lo que pasó?... que cuando
llegamos a casa, cuando mamá se bajó el cubo de la cabeza, debajo de la cazuela y el cuaderno,
había unas sandalias como las que yo había ido a mirar... y mamá me las dio riéndose de la cara
que yo ponía.
Con el dinero que trajimos papá ha comprado un billete para el camión que lleva a la capital.
Llevará varios sacos a vender.
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Papá se quejaba de que como no hay petróleo los billetes son más caros y no le queda dinero para
comprarse para comer por el camino. Mamá le ha dicho que le preparará varios paquetes de
chikuangas11 para que pueda comer los primeros días. Si tiene suerte y no se rompe el camión,
podrá llegar en una semana y no habrá pasado mucha hambre. Y para volver tendrá un poco más
de dinero. Mamá le ha pedido que traiga algún paño de tela nuevo, para hacerse un vestido para el
año nuevo, y para nosotros también. A ver qué nos trae. Lo malo es si le pasa como el año pasado.
El camión volcó al subir por una cuesta. Se tuvieron que bajar todos antes de empezar a subir,
luego tuvieron que andar varias horas, porque si no, el camión se hundía y no avanzaba. Y cuando
ya se pudieron subir, cansados de caminar con el sol arriba, se quedaron dormidos y no se dieron
cuenta a tiempo de que el camión temblaba y se caía. Todos los que estaban arriba del todo,
dormidos, cayeron a la arena. Y dos hombres se rompieron los huesos de las piernas. Papá se hizo
daño en el costado y pasó muchos días que le dolía cuando respiraba y cuando dormía de ese lado.
Pero lo peor fue que tardaron casi un mes en poder arreglar el camión. Estuvieron todo ese tiempo
en la carretera y se estropeó todo lo que llevaba en los sacos. Al llegar a la capital la mandioca
estaba podrida y sólo puedo vender el maíz. El dinero que sacó sirvió para pagar el viaje de vuelta,
ni siquiera pudo pagar las medicinas para el dolor... Mamá no tuvo paño para la fiesta del año, y
Mfula Malembi estuvo dos meses sin ir a clase porque no podíamos pagar el colegio... al fin, mamá
se fue a vuestro Centro a cortar hierba durante una semana para poder pagar el internado de
Kymbisala.
Dice el tío enfermero, que vais a ayudar a comprar un camión para la parroquia y que así
podamos ir a vender nuestros productos y que no se nos estropeen por el camino. Eso es bueno.
Pero lo de ayudar... Los catequistas de la parroquia no tienen dinero. Entonces ¿cómo vais a
ayudar? Y ¿con qué se va comprar el petróleo para que marche el camión? Y si se estropea el
camión ¿quién lo va arreglar? Y ¿quién paga al chofer para que lo lleve?
11 mandioca cocida
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El tío enfermero dijo que había oído por la radio el otro día, que los militares vuelven. Tengo
miedo. Cuando estuvieron aquí la otra vez, nos quitaron todo. A mamá la pegaron porque no quiso
dejar que me llevaran con ellos. Y gracias que me escapé a la selva y no supieron encontrarme,
pero amenazaron a todos y todo el poblado nos escondimos en la selva por si volvían a buscarnos.
Quemaron nuestros campos y pasamos mucha hambre. Nadie nos ayudó. Entonces los blancos
todavía no habíais llegado a nuestro poblado. Dice mamá que, a lo mejor ahora, con vosotros
cerca, no se atreven a asustarnos. Pero el tío enfermero dijo que donde está la guerra, hay muchos
diamantes y otras cosas que valen mucho, mucho, y que son los blancos los que pagan a los
militares para que asusten a la población y se vayan y así se quedan ellos con todo.
Ngudi Bana, los blancos y los de mi pueblo. Unos queréis ayudarnos. Otros vienen a amenazarnos
y a echarnos y quedarse con lo que es nuestro. Y nosotros no tenemos nada, solo vemos cómo
mueren nuestros niños y nuestros ancianos, nuestras mamás y nuestros papás. Sólo trabajamos los
campos y a veces pasamos hambre... ¿por qué quieren hacernos daño?
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Reflexión desde la Espiritualidad Bíblica.
Es curioso, Yhwh, tu proceder. Y es algo de lo que quiero hablar contigo.
Está mi mundo, este mundo del norte, de los que tenemos posibilidades, tres comidas
diarias, por lo menos, seguros, acceso a Internet, universidad, aeropuertos, autopistas, uno o
dos coches por familia. El mundo de los que estamos entre los países desarrollados.
Crecí en él, en una familia trabajadora, sin sobrar ni faltar. Sin lujos y sin carencias. Y en él
vivo. Igual, sin lujos, pero sin carencias, con ciertas posibilidades.
Y está ese otro mundo. El de los que tienen muchas carencias y escasas posibilidades.
Algunos viven aquí. Son gente de mi pueblo. Pero no tuvieron las mismas ocasiones, ni
circunstancias favorables, o no supieron o no pudieron vivirlas como los míos.
Otros, vienen desde sus países del Sur, en busca de esa riqueza que anunciamos,
pregonamos y presumimos en las programas de promoción. Aquí se vive bien. Y mucho mejor
que en otros sitios. Y esos otros sitios donde no se vive bien, están en su mayoría al sur de
mi país.
Continentes enteros, ricos en sus tierras, empobrecidas sus gentes.
Está la mirada de esta pequeña: Nzambi Seye12, es la voz pequeña de un pueblo grande que
sufre y habla con su silencio.
Ella me habla de esa otra parte, que no contemplé de la vida a su lado. Ella me recuerda que
somos hermanos. Que el camino que recorremos es el mismo, que el cielo en lo alto es el
mismo y el aire con que nos regalas es el mismo.
Ella me habla de caminar uno al lado del otro; de pararme para escuchar el latido de su
corazón africano y aprender el ritmo de su música latiendo a cada paso. Ella me habla de
pobreza y de belleza. Me habla de escucha, de mano tendida y sonrisa abierta.
12 Dios sabe
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Los pequeños, tus pequeños. Y al recorrer la Biblia no es difícil encontrar tantos relatos en los
que tú escoges al pequeño, bendices al pequeño, incluso aceptas las trampas y no te irritas
si la bendición recae sobre el pequeño, sobre el que no tiene derecho.13
Eres tendencioso, Señor, porque en todos los relatos te encuentro con el corazón fijo en el
pequeño.
Entre mi mundo y el de Nzambi Seye, hay una distancia enorme. Casi como la que había entre
el rico Epulón y el pobre Lázaro tras su muerte. Y en mi mundo, los hombres importantes se
han reunido14 (168 naciones firmaron el documento) para acordar los objetivos para el
Desarrollo del Milenio.
¡Qué grande suena! “Objetivos para el Desarrollo del Milenio” Como si al enumerarlos
tuviéramos el poder en las manos de hacer que se cumplieran con solo pronunciarlos. Como tú
en la Creación: “que se haga la luz. Y la luz fue hecha”. ¿Será que nos sentimos dioses?
¿Pensaremos que por decir: Erradicar la pobreza extrema y el hambre, nos ocurrirá como a ti, y
sucederá? Son ocho los objetivos, con metas, con indicadores, con plazos. Son importantes,
hablan de buenos deseos, de buena voluntad, de... mirada desde el grande, desde arriba,
desde lejos: el FMI, la OCDE, el Banco Mundial.
Casi como esa mirada de Ngudi Bana15, figura de esos “blancos” del Norte, que tienen buena
voluntad y la certidumbre de que ellos saben lo que hay que hacer y cómo, porque tienen la
13 Gn 4,4: “También Abel hizo una oblación.....Yahveh miró propicio a Abel” Gn 17,19: Respondió Dios: Sí, pero Sara tu mujer te dará un hijo... Yo estableceré mi Alianza con él.
Gn 25,23: “Yahveh le dijo: “Dos pueblos hay en tu vientre, dos naciones que, al salir de tus entrañas se dividirán. La una oprimirá a la otra; el mayor servirá al pequeño””
Gn 37,3: “Israel amaba a José más que a todos los demás hijos, por ser para él el hijo de la ancianidad” Gn 38, 29: “Pero entonces retiró él la mano y fue su hermano el que salió. Y le llamó Peres” Gn 48, 14.17.19: “Israel extendió su diestra y la puso sobre la cabeza de Efraím, aunque era el menor... su nombre
será más grande” 14 (“Se aprobó un marco de 8 objetivos, 18 metas y 48 indicadores para medir los progresos hacia el logro
de los objetivos de desarrollo del Milenio mediante un consenso de expertos de la Secretaría de las Naciones Unidas y el FMI, la OCDE y el Banco Mundial. ( Guía general para la aplicación de la Declaración del Milenio, A/56/326”)
15 madre de los niños.
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ciencia, los medios, la programación y... un completo desconocimiento de la realidad de la
que hablan.
Ngudi Bana tiene mucho amor, mucha buena voluntad, pero no se ha descalzado16, y no ha
dejado que sus pies descalzos, su corazón desnudo, se arrodillen ante la tierra sagrada que
está pisando.
Será el dolor, la muerte de los pequeños la que conmueva17 sus creencias, derrumbe sus
cimientos y la introduzca en la noche del “no saber”, que abre el corazón a los pequeños.
Es esa mirada la que falta. La mirada de los pequeños. Lo ocultas a los sabios y se lo has
revelado a los pequeños y sencillos18. Tu bendición, Dios, ha preferido a los pequeños. Y lo
hecho a uno de esos pequeños, tus hermanos, es a ti hecho19.
Toda la temática, todos los pasajes, me hablan de ti: Será la mirada de los pequeños la que
me revele tu mirada. Será mirando con los pequeños, mirando como ellos miran, desde donde
ellos miran, que podré descubrir y encontrar tu mirada.
Los teólogos de la liberación hablarán de “el pobre como lugar teológico o como principio
hermenéutico”. Los pobres, los pequeños cantarán diciendo: “Proclama mi alma la grandeza
del Señor, porque ha mirado la humillación de su esclava”20.
Ah, Señor, los objetivos del Milenio... no miran a los ojos, no estrechan las manos, no sonríen
a los corazones, no caminan descalzos, no escuchan cantos, no bailan con las estrellas, no
lloran en la oscuridad, no sudan con el calor, no les pican los mosquitos, no se ensucian en el
barro.
16 Ex 3,5: “Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada”. 17 Ex 3, 7: “Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo...pues conozco sus sufrimientos” 18 Lc 10,21: “Yo te bendigo Padre...porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se la has revelado a los
pequeños” 19 Mt 25,40: “Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.” 20 Lc 1,46-55.
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Ah, Señor, los objetivos de los que queremos aprender en esta escuela de mirada pequeña,
deberán empezar por dejar que los pequeños nos tomen de la mano, nos guíen, nos enseñen
su lenguaje, su canción y su danza...
Es posible que entonces, seamos menos eficaces, no nos salgan los números, ni cumplamos
programaciones, incluso es posible que no consigamos apoyos ni subvenciones, y tengamos
menos resultados en las manos.
¿Tendremos tu mirada en los ojos y en el corazón?
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Lema del trabajo: Nzambi Seye y Ngudi Bana
Autor: Mª José Herrería Valiente
Facultad: Especialista en Espiritualidad Bíblica
Curso: 2º
Teléfono: 91- 435 91 00 // 699 02 60 78
Dirección electrónica: [email protected] Directora del Trabajo: Profª. Dolores Aleixandre