-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
1/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
1
Que los muertos entierren a sus muertos
Endnotes
Traduccin de Carlos Lagos P.
El siguiente texto es la introduccin al primer nmero de la revista Endnotes [1], aparecida en octubre de 2008.
En ella se incluyeron tres artculos de la revista Troploin y dos del grupo Thorie Communiste [2]. Esta
introduccin de los editores de Endnotes inicia la lectura de un debate terico que constituye, seguramente, elmejor intento por hacer un balance general del movimiento proletario del ltimo siglo. Es por lo mismo que
hemos hecho esta versin: pensamos que esta nota introductoria ayudar a los lectores de habla castellana a
orientarse en el contexto histrico y terico de los materiales publicados en nuestra pgina web. La mayor parte
del intercambio aparecido en Endnotes # 1 no ha sido traducida al castellano [3].
C.L.
Agosto 2009
"Desenterrad a vuestros muertos"? (rectificando un error de traduccin)
Hace algn tiempo un compaero del grupo que publica la revista Endnotes me hizo notar, de una manera muy
considerada, que yo haba cometido un error al traducir el ttulo del artculo de ellos Bring out your dead (que
yo titul como Desenterrad a vuestros muertos).
Tuve que explicar que la eleccin de un ttulo en castellano me haba resultado tremendamente difcil, y que
finalmente adopt no el que me pareci mejor, sino el que me pareci menos malo. El hecho es que el sentido del
ttulo original me resultaba demasiado oscuro. La referencia a un famoso prrafo de El 18 Brumario de Luis
Bonaparte de Marx era muy clara, pero eso no facilit las cosas. Marx haba dicho "que los muertos entierren a
sus muertos" para dar a entender que la revolucin debe sacar su inspiracin del futuro y no del pasado; frente a
eso, la frase "bring out your dead", o sea, "sacad a vuestros muertos", no me deca nada. Considerando elcontenido del texto de Endnotes, conclu que se trataba de un juego de palabras con el que los autores haban
dicho "sacad a vuestros muertos" queriendo decir "desentierren el pasado" para poder criticarlo mejor, para
superarlo. Por eso le puse simplemente "desenterrad a vuestros muertos".
Pero yo no haba reparado en una segunda referencia, no tan evidente como la de El 18 Brumario..., pero igual
de importante. Resulta que en una escena de la serie humorstica inglesa Monty Python se ve a los andrajosos
habitantes de una aldea medieval sacando de las pauprrimas casas a sus parientes muertos para depositarlos
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
2/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
2
sobre un carruaje conducido por un tipo que, adems de cobrar unas monedas por el servicio, va gritando "bring
out your dead!" (sacad a vuestros muertos!). El compaero de Endnotes me hizo ver que el sentido de la frase "es
algo como que hay que desembarazarse de nuestros muertos, por ejemplo las ideas atrasadas que corresponden al
pasado". Eso dej resuelto el enigma, que en realidad no habra existido si yo hubiese visto alguna vez esa escena
de Monty Python. Pero casi nunca veo televisin.
En cualquier caso, he rectificado el error titulando el artculo con la frase de Marx, porque eso de "sacad a
vuestros muertos" me parece demasiado vago e inexpresivo (sacarlos de dnde, hacia dnde, para qu?). Las
expresiones que funcionan en un idioma no siempre funcionan en otro.
Habra preferido no extenderme en estas explicaciones, pero era necesario por dos motivos: primero, porque el
artculo en cuestin fue incluido - con el ttulo defectuoso - como apndice en el libro Comunizacin: materiales
para la revolucin social de la Editorial Klinamen, por lo que se haca necesario publicar una fe de errata que
prevenga a los lectores; y segundo, porque adems de rectificar el ttulo del artculo me pareci importante aclarar
que algunos errores no se producen por traducir a la ligera, sino precisamente al contrario, por querer aplicar un
rigor quizs excesivo.
Tradurre tradire, reza un proverbio italiano: traducir es traicionar. Tras estas pblicas disculpas, espero ser
perdonado, al menos por esta vez.
C.L.
Marzo 2010.
Que los muertos entierren a sus muertos
La tradicin de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos La
revolucin social del siglo XIX no puede sacar su poesa del pasado, sino solamente del porvenir. No
puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneracin supersticiosa por el pasado. Las
anteriores revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse
acerca de su propio contenido. La revolucin del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus
muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido [4]
Si esto era verdad cuando Marx escribi estas lneas, cuando del comunismo slo se poda hablar en
futuro, es aun ms cierto hoy, cuando anarquistas y comunistas pueden referir unos y otros su propiahistoria y de hecho parecen no hablar de otra cosa. Hoy el marxismo es una tradicin de generaciones
idas, pero hasta los situacionistas advenedizos tienen dificultades para dejar atrs el siglo veinte [5]
No decimos esto desde un engreimiento respecto al presente, ni del consiguiente deseo de actualizar la
teora comunista. El siglo veintiuno tanto como el anterior est hecho de la contradiccin entre
trabajo y capital, de la separacin entre trabajo y vida, y de la subordinacin de todo a las formas
abstractas del valor. Es, en consecuencia, tan necesario dejarlo atrs como el siglo precedente. An
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
3/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
3
cuando el siglo veinte del que hablaban los situacionistas, modelado por sus relaciones de clases, con
su temporalidad del progreso y sus horizontes post-capitalistas, obviamente pertenece ya al pasado.
Estamos cansados de las teoras de la novedad posmodernismo, posfordismo, y todos los nuevos
productos de la academia no tanto porque sean incapaces de aprehender una continuidad esencial, sino
porque la reestructuracin capitalista de los 70 y 80 ya no es ninguna novedad.
En este primer nmero de Endnotes hemos reunido un conjunto de textos (bsicamente un intercambio
entre dos grupos comunistas de Francia) relacionados con la historia de las revoluciones en el siglo
veinte. Como se afirma en estos textos, la historia de esas revoluciones es una historia de fracaso, ya sea
porque fueron aplastadas por la contrarrevolucin capitalista o porque sus propias victorias tomaron la
forma de contrarrevoluciones, instaurando sistemas sociales que al depender del intercambio monetario
y del trabajo asalariado, no pudieron trascender el capitalismo. Claro que en este caso no se trat
simplemente de traicin; tampoco de errores estratgicos ni de condiciones histricas. Cuando
abordamos el porqu de esos fracasos no podemos recurrir a suposiciones sobre qu hubiera pasado
si, culpando de la derrota de los movimientos revolucionarios a todo (a los lderes, a las formas de
organizacin, a las ideas errneas, a las condiciones inmaduras) excepto a los propios movimientos en su
contenido determinado. Es la naturaleza de ese contenido lo que se discute en el siguiente intercambio.
Publicamos estos textos histricos no para inducir un inters en la historia per se, ni para revivir el
inters en la historia de las revoluciones o del movimiento obrero. Lo que perseguimos es que el estudio
del contenido de las luchas del ltimo siglo nos ayude a desterrar la ilusin de que ese contenido
representa nuestro pasado, un pasado que debiramos proteger o preservar. El prrafo de Marx nos
recuerda cun necesario es deshacernos del peso muerto de la tradicin. Incluso nos atrevemos a decir
que, excepto por el reconocimiento de la fisura histrica que nos separa de los fracasos revolucionarios
del pasado, de ellos no tenemos nada que aprender no necesitamos recrearlos para descubrir sus
errores o destilar sus verdades - , porque en cualquier caso sera imposible repetirlos. Al hacer el
balance de esa historia, al darla por terminada, estamos haciendo una delimitacin que pone en primer
plano las luchas de nuestra propia poca.
Los autores del intercambio que aqu publicamos, Troploin y Thorie Communiste, surgieron ambos de
una tendencia de comienzos de los 70 la cual, partiendo de los rasgos distintivos de la lucha de clases en
ese perodo, asumieron crticamente el legado de la ultraizquierda histrica, tanto en su versin
germano-holandesa (comunismo de consejos) como en la italiana (bordiguismo); as como la obra ms
reciente de la Internacional Situacionista y de Socialismo o Barbarie. Es por eso que, antes de ir a los
textos de ambos grupos, presentaremos el terreno comn del que surgieron.
Del rechazo del trabajo a la comunizacin
Cuando Guy Debord escribi Jams trabajis sobre un muro de la rivera izquierda del Sena en 1954,
esta consigna, tomada de Rimbaud [6], estaba todava en deuda con el surrealismo y su progenie
vanguardista. Es decir, evocaba al menos en parte una visin romantizada de la bohemia de fines del
siglo diecinueve un mundo de artistas e intelectuales desclasados presos entre las relaciones
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
4/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
4
tradicionales de mecenazgo y el nuevo mercado cultural en el que se vean obligados a vender sus
mercancas. El desprecio bohemio por el trabajo haba sido una revuelta contra, y una expresin de, esa
condicin ambivalente: cogidos entre un desdn aristocrtico por lo profesional y un resentimiento
pequeo-burgus hacia todas las dems clases sociales, llegaron a percibir todos los trabajos, incluso el
suyo, como denigrantes. Este rechazo fue politizado por los surrealistas, que transformaron los gestos
nihilistas de Rimbaud, Lautramont y los dadastas, en un llamamiento revolucionario a hacer la guerra
contra el trabajo [7]. No obstante, para los surrealistas y para otros revolucionarios no ortodoxos (por
ejemplo Lafargue, algunos elementos de la IWW, as como el joven Marx), la abolicin del trabajo
segua remitindose a un horizonte utpico posterior a la revolucin, que era concebida en su inmediatez
-siguiendo el programa socialista como una liberacin del trabajo, como un triunfo del movimiento
obrero y una elevacin de la clase trabajadora a la posicin de nueva clase dominante. De este modo se
crea, paradjicamente, que para abolir el trabajo haba que suprimir todos los lmites que lo restringan
(por ejemplo, eliminando al capitalista que parasitaba del trabajo, as como las relaciones de produccin
que obstaculizaban la misma); y que por consiguiente, la condicin obrera deba imponerse a todo el
mundo (el que no trabaja no come) y deba recompensarse al trabajo dndole (mediante diversosesquemas de contabilidad laboral) la parte del valor producida por l.
Esta aparente contradiccin entre medios y fines, puesta en evidencia por las problemticas relaciones
entre los surrealistas y el Partido Comunista francs, caracteriz a las teoras revolucionarias del perodo
de ascenso del movimiento obrero. Desde los anarco-sindicalistas a los estalinistas, la mayor parte de ese
movimiento deposit sus esperanzas de superar el capitalismo y la sociedad de clases en general, en el
incremento del poder de la clase obrera al interior del capitalismo. Se esperaba que llegado un cierto
punto este poder obrero conquistara los medios de produccin abriendo un perodo de transicin al
comunismo o al anarquismo, perodo en que la situacin de la clase obrera no sera abolida, sino que se
generalizara. As, el objetivo ltimo de suprimir la sociedad de clases coexista con toda una gama demedidas revolucionarias que presuponan su perpetuacin.
La Internacional Situacionista (IS) hered esa contradiccin surrealista entre unas medidas polticas
tendientes a liberar el trabajo, y el objetivo utpico de su abolicin. Su principal logro consisti en llevar
esa contradiccin ms all del plano exterior donde era mediada por la transicin del programa
socialista, para situarla en cambio en un nivel interno donde dio vida a su concepcin propia de la
actividad revolucionaria. Esta concepcin consisti en un examen crtico de la liberacin del trabajo,
proponiendo el rechazo de toda separacin entre accin revolucionaria y transformacin total de la vida
idea que estaba expresada ya implcitamente en su proyecto original de crear situaciones. No se debe
subestimar la importancia de este desarrollo, pues la crtica de la separacin implicaba aqu unanegacin de todo intervalo temporal entre medios y fines (y por tanto de cualquier perodo de
transicin), as como un rechazo de toda mediacin sincrnica; insistiendo en cambio en la participacin
universal (democracia directa) en la accin revolucionaria. No obstante, pese a esta capacidad para
repensar el espacio y el tiempo de la revolucin, el esfuerzo que la IS hizo por ir ms all de la
contradiccin entre liberar y abolir el trabajo, la llev en ltima instancia a hacer implosionar ambos
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
5/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
5
polos uno contra el otro, generando as una unidad inmediata contradictoria que desplazaba la oposicin
entre medios y fines hacia una contradiccin entre forma y contenido.
Tras su encuentro con el grupo neo-consejista Socialismo o Barbarie a comienzos de los sesenta, la IS
adopt sin reservas el programa revolucionario del comunismo de consejos, glorificando al Consejo
aparato mediante el cual los obreros auto-gestionaran la produccin y junto a otros consejos ejercerantodo el poder social como la forma al fin descubierta de la revolucin proletaria. A partir de ah,
todo el potencial y las insuficiencias de la IS quedaron contenidas en la tensin entre su llamado a
abolir el trabajo y su consigna central: todo el poder a los consejos obreros. Por un lado el contenido
de la revolucin supona un cuestionamiento radical del trabajo mismo (y no slo de su organizacin),
apuntando a abolir la separacin entre trabajo y goce; mientras que por otro la forma de esta revolucin
implicaba que los trabajadores tomaran el control de sus lugares de trabajo y los administraran
democrticamente [8].
Lo que impidi a la IS superar esta contradiccin fue que ambos polos, forma y contenido, hundan sus
races en una afirmacin del movimiento obrero y de la liberacin del trabajo. Aunque la IS adopt deljoven Marx (y de las investigaciones sociolgicas de Socialismo o Barbarie) un inters por la alienacin
del trabajo, supuso que la crtica de esta alienacin haba sido posible gracias a la prosperidad
tecnolgica del capitalismo moderno (los potenciales para una sociedad del ocio aportados por la
automatizacin) y a los batallones del movimiento obrero capaces de impulsar - en sus luchas cotidianas
-estos avances tcnicos, y de apropiarse a travs de los consejos obreros de su empleo prctico. Por
tanto, creyeron que la abolicin del trabajo, tanto en sentido tcnico como organizacional, era posible
gracias a la existencia de un poder obrero en los centros de produccin. Los situacionistas se imaginaron
que si las tcnicas de los cibernticos y los gestos de los bohemios anti-artistas pasaban a las confiables
manos callosas de la clase obrera organizada, la abolicin del trabajo sera el resultado directo de su
liberacin. Es decir, se imaginaron que la superacin de la alienacin resultara de la reestructuracin
tcnico-creativa inmediata del lugar de trabajo por los propios trabajadores.
En este sentido la teora de la IS representa el ltimo gesto de fe sincero en una concepcin
revolucionaria que vea la autogestin como parte integral del programa de liberacin del trabajo. Sin
embargo, su crtica del trabajo sera asumida y transformada por quienes trataron de teorizar las nuevas
luchas surgidas cuando este programa entraba ya en crisis irreversible en los 70. Estos ltimos pensaron
que dicha crtica arraigaba no en una afirmacin del movimiento obrero, sino en las nuevas formas de
lucha que coincidan con su descomposicin. Sin embargo, en los escritos de Invariance, La Vielle
Taupe, Mouvement Communiste y otros, el esfuerzo por superar la contradiccin central de la IS se iba a
expresar en primer lugar como una crtica del formalismo, del predominio de la forma sobre el
contenido, dentro de la ideologa del comunismo de consejos.
La crtica del Consejismo
Desoyendo las instrucciones de la IS, los trabajadores que tomaron parte en la huelga de masas de mayo
del 68 en Francia no se apoderaron de los medios de produccin, no formaron consejos ni trataron de
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
6/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
6
hacer funcionar las fbricas bajo control obrero [9]. En una inmensa mayora de las empresas ocupadas
los obreros se conformaron con dejar toda la organizacin en manos de sus delegados sindicales, y stos
con frecuencia tuvieron dificultades para convencerlos de presentarse a las asambleas de ocupacin para
votar la continuacin de la huelga [10]. En las luchas ms importantes de los aos posteriores, sobre
todo en Italia, la forma consejista, modelo indiscutible del radicalismo proletario durante el ciclo
anterior (Alemania 1919, Espaa 1936, Hungra 1956), brill por su ausencia. Con todo y
paradjicamente, en estos aos la ideologa consejista tuvo un nuevo auge, pues la percepcin de una
clase obrera cada vez ms indisciplinada y la escasa viabilidad de las viejas organizaciones parecan
indicar que slo faltaba una forma ms apropiada a esas luchas espontneas y no-jerrquicas. En ese
contexto grupos como Informations Correspondance Ouvrieres (ICO) en Francia, Solidarity en
Inglaterra, Root and Branch en Estados Unidos, y en alguna medida la corriente obrerista en Italia,
lograron revivir el inters en la izquierda germano-holandesa, mediante el recurso de culpar de cada
nuevo fracaso a los viejos enemigos del consejismo: los partidos y sindicatos de izquierda, los
burcratas, como los llamaba la IS.
Este punto de vista no tardara en encontrar resistencia, bajo la forma de un resurgimiento de la otra
tradicin comunista de izquierda. Bajo el liderazgo de Amadeo Bordiga, la izquierda italiana vena
criticando largamente al comunismo de consejos (Lenin en La enfermedad infantil de la izquierda
comunista haba metido a ambas corrientes en el mismo saco) por su excesivo inters en la forma en
desmedro del contenido, y por su concepcin acrtica de la democracia [11]. Tal es la posicin, filtrada
por la influencia del bordiguismo disidente de la revista Invariance, que inspira la crtica del consejismo
formulada por Gilles Dauv en su Contribucin a la crtica de la ideologa de ultra-izquierda, uno de
los textos fundacionales de la tendencia que estamos describiendo [12]. Dauv acusa a los consejistas de
caer en el formalismo, por dos razones: porque en relacin con el problema de la organizacin ven la
forma organizativa como el factor decisivo (un leninismo invertido), y porque su concepcin de lasociedad post-revolucionaria convierte la forma (los consejos) en el contenido del socialismo,
concibiendo este ltimo como un asunto esencialmente administrativo. Para Dauv, al igual que para
Bordiga, ste era un falso problema, ya que el capitalismo no es un modo de gestin sino un modo de
produccin en que los administradores de todo tipo (capitalistas, burcratas, o incluso los
trabajadores) no son ms que funcionarios mediante los cuales se articula la ley del valor. Como
afirmaran ms tarde Pierre Nashua (La Vielle Taupe) y Carsten Juhl (Invariance), tal preocupacin por
la forma en lugar del contenido efectivamente reemplaza el objetivo comunista de destruir la economa,
por un mero rechazo a su administracin burguesa [13].
Crtica del trabajo: el regreso
Por s sola esta crtica del consejismo no poda ms que conducir a una reelaboracin de las tesis
cannicas de la izquierda italiana, ya sea mediante una crtica inmanente (a la Invariance) o
desarrollando una especie de hbrido talo-germano (a la Mouvement Communiste). Lo que dio el
empuje para una nueva concepcin de la revolucin y del comunismo (entendidos como comunizacin)
no fue nicamente la comprensin del contenido del comunismo derivada de una lectura atenta de Marx
y Bordiga, sino tambin el influjo de la oleada de luchas de clase de fines de los sesenta y comienzos de
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
7/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
7
los setenta, luchas que daran una nueva significacin al rechazo al trabajo en tanto contenido
especfico de la revolucin.
A principios de los 70 los periodistas y socilogos empezaron a hablar de una revuelta contra el
trabajo que afectaba a toda una nueva generacin de obreros en las industrias tradicionales, y que se
expresaba en unas tasas de ausentismo y sabotaje cada vez mayores, as como en un desdn generalizadohacia la autoridad de los sindicatos. Los comentaristas culpaban indistintamente al sentimiento de
precariedad e inseguridad generado por la automatizacin; a la asertividad creciente de las minoras
tradicionalmente oprimidas; a la influencia de la contracultura anti autoritaria; a la fuerza y al sentido de
vala creados por el largo auge de post-guerra y su bienestar social tan duramente conquistado.
Cualquiera sea la razn de estos fenmenos, lo que pareca caracterizar las nuevas luchas era una ruptura
con las formas tradicionales que los obreros haban empleado para tratar de obtener el control sobre el
proceso de trabajo, dejando en su lugar apenas la expresin de un aparente deseo de trabajar menos. Para
muchos de los que haban recibido la influencia de la IS, este nuevo asalto proletario estaba marcado
por un rechazo al trabajo liberado ya de los elementos tecno-utpicos y artstico-bohemios que la IS
nunca haba podido dejar atrs. Grupos como Ngation e Intervention Communiste afirmaron que en
estas luchas lo que estaba siendo atacado no era slo el poder de los sindicatos, sino tambin el conjunto
del programa marxista y anarquista de liberar el trabajo e instaurar el poder obrero. Lejos de liberar al
trabajo ponindolo bajo control obrero y usndolo para tomar el control de la sociedad mediante la
autogestin de las empresas, en el mayo francs y en el otoo rampante italiano la crtica del trabajo
tom la forma de cientos de miles de obreros desertando de sus puestos. La ausencia de consejos obreros
durante este perodo no se entendi como un signo de que las luchas no haban ido lo bastante lejos, sino
como expresin de una ruptura con lo que llegara a ser conocido como el movimiento obrero clsico.
El concepto de Comunizacin
As como contribuy a difundir la antedicha crtica del consejismo, la publicacin bordiguista disidente
Invariance fue un importante precursor de la reflexin crtica acerca de la historia y funcin del
movimiento obrero. Para Invariance el viejo movimiento obrero haba sido una parte integrante de la
transicin del capitalismo desde una fase de dominacin formal hacia una de dominacin real. Las
derrotas obreras eran necesarias por cuanto su principio organizador haba sido constituido por el
capital:
El ejemplo de la revoluciones alemana y - sobre todo rusa, muestra que el proletariado era
perfectamente capaz de destruir un orden social que se presentaba como un obstculo al desarrollo de las
fuerzas productivas, y por tanto al desarrollo del capital, pero que llegado el momento de establecer unacomunidad diferente, sigui prisionero de la lgica de la racionalidad del desarrollo de esas fuerzas
productivas, y limitndose al problema de cmo gestionarlas [14].
As, lo que para Bordiga haba sido un error terico y organizacional, Camatte lo convirti en la
definicin misma del papel histrico del movimiento obrero dentro del capitalismo. La auto-liberacin
de la clase trabajadora significaba as nicamente el desarrollo de las fuerzas productivas, por cuanto la
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
8/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
8
principal fuerza productiva era la clase trabajadora misma. No haca falta seguir a Camatte en su xodo
hacia lo silvestre [15] para estar de acuerdo con su diagnstico. Despus de todo, en los 70 estaba claro
que el movimiento obrero haba jugado un papel esencial, al menos al comienzo, en el crecimiento sin
precedentes de la capacidad productiva de los estados socialistas; mientras que en occidente las luchas
obreras por mejores condiciones haban desempeado un rol crucial en el auge de post-guerra y la
consiguiente expansin global del modo de produccin capitalista. Incluso hubo muchos que vieron la
crisis de las instituciones del movimiento obrero en los 70 como la evidencia de que esa funcin
puramente capitalista estaba entrando en crisis, y que los trabajadores podran al fin desembarazarse del
peso muerto de su historia. Para Mouvement Communiste, Ngation, Intervention Communiste y otros,
el fracaso del viejo movimiento obrero deba ser celebrado, no porque el liderazgo corrupto de las
organizaciones obreras no fuera ya capaz de restringir la autonoma de las masas, sino porque ese
cambio significaba ir ms all de la funcin histrica del movimiento obrero, lo que a su vez sealaba el
resurgimiento del movimiento comunista, el movimiento real que suprime el estado de cosas actual
[16]. Y lo haca en un sentido inmediato, porque las revueltas y huelgas salvajes de esa dcada fueron
interpretadas por esos escritores como un rechazo total de las mediaciones del movimiento obrero, no enpos de una mediacin ms democrtica como la de los consejos obreros, sino de un modo que
planteaba la produccin inmediata de relaciones comunistas como el nico horizonte revolucionario
posible. Si antes se pensaba que el comunismo deba ser creado despus de la revolucin, ahora la
revolucin era concebida como la produccin misma del comunismo (abolicin del trabajo asalariado y
del Estado). La idea de un perodo de transicin fue as abandonada [17].
En un texto reciente Dauv resume su visin del movimiento obrero clsico:
El movimiento obrero que exista en 1900, e incluso en 1936, no fue aplastado por la represin fascista
ni fue comprado a cambio de transistores o refrigeradores: se autodestruyo como fuerza transformadora
por cuanto se propuso como objetivo perpetuar la condicin proletaria, en vez de superarla La
finalidad del viejo movimiento obrero era hacerse cargo del mismo mundo y gestionarlo de una forma
nueva: poner a trabajar a los ociosos, desarrollar la produccin, introducir la democracia obrera (al
menos en principio). Slo una nfima minora, tanto anarquista como marxista, afirm que una
sociedad diferente significaba destruir el Estado, la mercanca y el trabajo asalariado, aunque rara vez
entendi esto como un proceso, sino ms bien como un programa que haba que llevar a la prctica
despus de la conquista del poder [18].
Contra ese enfoque programtico, grupos como Mouvement Communiste, Ngation, y La Guerre
Sociale invocaron una concepcin de la revolucin como destruccin inmediata de las relaciones de
produccin capitalistas, como comunizacin. Como veremos, la forma de entender esta comunizacin
difiere en los distintos grupos, pero en esencia significa la aplicacin de medidas comunistas dentro de la
revolucin como condicin de su supervivencia y como principal arma contra el capital. Cualquier
perodo de transicin es visto como algo inherentemente contrarrevolucionario, no slo porque da
lugar a una estructura de poder alternativa que se resistir a extinguirse (vase por ej. las crticas
anarquistas de la dictadura del proletariado), ni tampoco porque parece dejar intactos ciertos aspectos
fundamentales de las relaciones de produccin, sino porque la base misma del poder obrero que cimienta
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
9/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
9
esa transicin aparece ahora como algo fundamentalmente ajeno a las luchas mismas. El poder obrero es
slo la otra cara del poder del capital, es el poder de reproducir a los trabajadores como trabajadores; de
ah que la nica perspectiva revolucionaria que queda sea la abolicin de ese vnculo recproco [19].
Comunizacin y ciclos de lucha: Troploin y Thorie Communiste
El entorno que vio nacer la idea de comunizacin no fue nunca muy unificado, y a medida que pasaba el
tiempo sus divisiones no hicieron ms que acrecentarse. Algunos terminaron abandonando todo rastro
del rechazo consejista al partido y en cambio retornaron a lo que quedase del legado de la izquierda
italiana, congregndose en torno a sectas atvicas como la Corriente Comunista Internacional (CCI).
Muchos otros interpretaron la crtica del viejo movimiento obrero y del ideal consejista como un
cuestionamiento del potencial revolucionario de la clase trabajadora. En su versin ms extrema - en la
revista Invariance - esta tendencia condujo a un abandono de la teora del proletariado,
reemplazndola con una exigencia puramente normativa de abandonar este mundo, mundo en el que la
comunidad del capital, por obra de la dominacin real, habra suplantado a la comunidad humana.
Incluso entre quienes no llegaron tan lejos surgi la persistente nocin de que mientras las luchassiguieran atadas al lugar de trabajo, no podran expresarse ms que como una defensa de la condicin
asalariada. Pese a tener puntos de vista diferentes, Mouvement Communiste, La Guerre Sociale,
Ngation y sus descendientes acabaron validando las revueltas de los 70 en los lugares de trabajo y las
concurrentes luchas en torno a la reproduccin, en tanto esas luchas parecan traspasar las limitaciones
impuestas por la identidad de clase, liberando a la clase para s de la clase en s, y revelando por
consiguiente el potencial de comunizacin como realizacin de la verdadera comunidad humana. Unos
pocos asociados a esta tendencia (sobre todo Pierre Guillaume y Dominique Blanc) llevaran la crtica
del anti-fascismo (compartida hasta cierto punto por todos los defensores de la tesis de la comunizacin)
al extremo de implicarse en el affair Faurisson a fines de los 70 [20]. Otra tendencia, representada por
Thorie Communiste (en adelante TC), busc historizar la tesis misma de comunizacin, viendo en ella
la expresin de unos cambios en las relaciones de clases que apuntaban a debilitar las instituciones del
movimiento obrero y la identidad de clase en general. Ms tarde concibieron este cambio como una
reestructuracin fundamental del modo de produccin capitalista, acorde con el fin de todo un ciclo de
luchas y con el surgimiento, mediante una contra-revolucin exitosa, de un ciclo nuevo. Para TC, el
rasgo distintivo de este nuevo ciclo es que contiene el potencial de comunizacin como lmite de una
contradiccin de clase situada nuevamente al nivel de la reproduccin (ver el posfacio para una
clarificacin de TC acerca de este punto) [21].
Si TC desarroll su teora de la reestructuracin a fines de los 70, otros le siguieron en los 80 y 90,
mientras que el grupo Troploin (formado principalmente por Gilles Dauv y Karl Nesic) ha intentado
recientemente hacer algo semejante en sus textos Wither the World e In for a Storm. Entre ambas
concepciones hay diferencias ostensibles, debidas en grado no menor al hecho de que las ltimas fueron
elaboradas en parte como rplicas a las primeras. El intercambio entre Thorie Communiste y Troploin
que aqu publicamos tuvo lugar en los ltimos diez aos. Aunque en estos textos ambos grupos
reafirman la historia revolucionaria del siglo veinte, en ellos subyacen concepciones diferentes de la
reestructuracin capitalista, as como distintas interpretaciones del perodo actual.
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
10/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
1
El primer texto, When Insurrections Die, est basado en una introduccin escrita por Dauv para una
antologa de artculos de la revista de la izquierda italiana Bilan, referidos a la guerra civil espaola. En
este texto Dauv quiere mostrar cmo la oleada de revueltas proletarias de la primera mitad del siglo
veinte fue aplastada por las vicisitudes de la guerra y por la ideologa. En Rusia la revolucin fue
sacrificada en nombre de la guerra civil y luego destruida por la consolidacin del poder bolchevique; en
Italia y Alemania los obreros fueron traicionados por los partidos y sindicatos, por la mentira de la
democracia; y en Espaa fue de nuevo la marcha hacia el frente (al son del anti-fascismo) lo que sell el
destino de todo un ciclo, en que la revolucin proletaria qued atrapada entre dos frentes burgueses.
Dauv no aborda las posteriores luchas de los 60 y 70, pero es obvio que las afirmaciones que hizo en
este perodo, por ejemplo sobre la naturaleza del movimiento obrero en su conjunto, revelan su idea de
lo que le falt a las anteriores oleadas de lucha derrotadas. En su crtica al artculo When Insurrections
Die, TC atribuye a Dauv lo que ellos consideran un punto de vista normativo, que confronta las
revoluciones reales con lo que podran o deberan haber sido; es decir, con una frmula - nunca
enunciada a cabalidad - de lo que es una verdadera revolucin comunista. TC coincide ampliamente con
la idea de revolucin de Dauv (esto es: comunizacin), pero le critica el imponer ahistricamente esa
idea a las luchas revolucionarias anteriores, como medida de su xito y de su fracaso (siendo por tanto
incapaz de explicar la aparicin histrica de la tesis misma de la comunizacin). Segn TC, la
consecuencia de ello es que la nica forma en que Dauv puede explicar el fracaso de las revoluciones
pasadas es mediante la afirmacin tautolgica de que no fueron lo bastante radicales: las revoluciones
proletarias fracasaron porque los proletarios no hicieron la revolucin [22]. Por el contrario, ellos
sostienen que su teora puede explicar consistentemente la totalidad del ciclo de revolucin,
contrarrevolucin y reestructuracin, mostrando que las revoluciones llevaban en su seno su propia
contrarrevolucin, en tanto lmite inherente a los ciclos que les dieron vida y les pusieron fin [23].
En los tres textos subsiguientes del intercambio (dos de Troploin y uno de TC) se indaga en algunos
puntos controversiales, como el papel del humanismo presente en la idea de comunizacin defendida
por Troploin, y el papel del determinismo presente en la de TC. Aunque ste es para nosotros el
aspecto ms interesante de este intercambio, la razn de que publiquemos estos textos es que constituyen
el esfuerzo ms sincero que conocemos por afirmar el legado de los movimientos revolucionarios del
siglo 20. Esto, en trminos de una concepcin del comunismo no como ideal ni como programa, sino
como movimiento inmanente al mundo del capital, movimiento que suprime las relaciones sociales
capitalistas sobre la base de unas premisas ya existentes en la actualidad. Es para interrogar estas
premisas, para volver al presente a nuestro punto de partida , que tratamos de analizar las condiciones
que las hicieron nacer en los anteriores ciclos de lucha y revolucin.
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
11/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
1
Notas
(Ndt: Las versiones castellanas de los textos estn indicadas entre corchetes.)
1. www.endnotes.org.uk [NdT]
2. Slo existen versiones castellanas de Cuando las insurrecciones mueren de Troploin, y de Historia
normativa de Thorie Communiste. Ambos textos se encuentran en www.geocities.com/cica_web [NdT]3. Los materiales an no traducidos al castellano son: Human, all too human? y Love of labour? Love of
labour lost de Troploin; Much ado about nothing de Thorie Communiste; y un posfacio de los editores deEndnotes. [NdT]
4. Karl Marx, El 18 Brumario de Louis Bonaparte, 1852 (MECW 11), pp. 103-106. Todas las referencias a las
obras de Marx y Engels corresponden a las Obras Escogidas de Marx-Engels, por Lawrence & Wishhart Marx-
Engels Collected Works (MECW) [para esta traduccin hemos usado la versin del Archivo Marxista en internet:
www.marxists.org].
5. Ahora, la SI (IS no.9, 1964). Christopher Gray, Leaving the Twentieth Century: the Incomplete Works ofthe Situationist International (Rebel Press 1998) [existe versin castellana de este texto en el Archivo
Situacionista Hispano: www.sindominio.net/ash].
6. Jams trabajaremos, oh oleadas de fuego!, Arthur Rimbaud, Qu'est-ce pour nous, mon cur (1872) en:
uvres compltes (Renville & Mouquet, 1954), p.124.7. La Rvolution Surraliste no.4 (1925). En la prctica el rechazo surrealista al trabajo se limitaba a los artistas,y se expresaba en sus denuncias del efecto del trabajo asalariado sobre la creatividad, y en su exigencia desubsidios pblicos para cubrir su subsistencia. Incluso en un texto escrito en colaboracin por Breton y Trotsky,
Hacia un arte revolucionario libre, parece distinguir entre dos regmenes revolucionarios, uno para los artistas e
intelectuales, y otro para los trabajadores: si para un mejor desarrollo de las fuerzas de produccin material la
revolucin debe construir un rgimen socialista bajo control centralizado, para desarrollar
la creacin intelectual lo primero ser establecer un rgimen anarquista de libertad individual. Una de las razonesde que los surrealistas descuidasen la contradiccin entre liberacin y abolicin del trabajo, pudo haber sido que
vean la primera como un problema de otros.
8. Los situacionistas estaban concientes de la posibilidad de esta crtica e intentaron conjurarla. En los
Preliminares sobre los Consejos y la Organizacin Consejista (IS n 12, 1969 [en castellano en
www.sindominio.net/ash]) Riesel afirma: se sabe que no tenemos ninguna inclinacin obrerista del tipo que sea,pero a continuacin explica cmo los obreros siguen siendo la fuerza central en los consejos y en la revolucin.
Cuando ms se acercan a cuestionar la afirmacin del proletariado, es decir en su teora de la autogestin
generalizada, es cuando son ms incoherentes; por ejemplo: slo el proletariado, negndose a s mismo, le da
una forma reconocible al proyecto de autogestin generalizada, puesto que contiene tal proyecto en s mismo,
subjetiva y objetivamente (Vaneigem, Aviso a los civilizados sobre la autogestin generalizada, ibid.). Si elproletariado lleva dentro de s mismo el proyecto de la autogestin generalizada, se sigue que al negarse a s
mismo debe negar tambin dicho proyecto.
9. Ms tarde la IS revelara la profundidad de su auto-engao al asegurar, en retrospectiva, que los obreros
haban estado objetivamente, en varias ocasiones, a slo una hora de instaurar Consejos durante los sucesos de
mayo. El comienzo de una era (IS no.12, 1969) [www.sindominio.net/ash].10. Bruno Astarian, Les grves en France en mai-juin 1968, (Echanges et Mouvement 2003).
11. Por ejemplo: Las frmulas de control obrero y gestin obrera pierden todo sentido. En el socialismo ya noexiste la sociedad seccionada entre productores y no productores, porque ya no existe una sociedad dividida en
clases. El contenido del socialismo (si se quiere emplear esta pobre expresin) no ser la autonoma, el control y
la gestin del proletariado, sino la desaparicin del proletariado, del asalariado, del intercambio (aun del ltimo,
que se efecta entre moneda y fuerza de trabajo), y, en fin, de la empresa. All no habr nada que controlar y
administrar, nadie respecto a quien pedir autonoma. Amadeo Bordiga, The Fundamentals of Revolutionary
Communism (1957) (ICP, 1972) [versin castellana en
http://www.sinistra.net/lib/bas/progra/vali/valiidodis.html].
-
7/30/2019 Que los muertos entierren a sus muertos - Endnotes
12/12
Que los muertos entierren a sus muertos
www.comunizacion.org
1
12. Publicado por primera vez en ingls en Eclipse and Re-Emergence of the Communist Movement (Black and
Red, 1974) [publicado en castellano por Ediciones Espartaco Internacional: Eclipse y resurgimiento de la
perspectiva comunista, en www.edicionesespartaco.com].
13. Pierre Nashua (Pierre Guillaume), Perspectives on Councils, Workers Management and the German Left (La
Vielle Taupe 1974). Carsten Juhl, The German Revolution and the Spectre of the proletariat (Invariance, Serie II
no.5, 1974).14. Jacques Camatte, Proletariat and Revolution (Invariance, Serie II no.6, 1975).15. Camatte, especialmente a travs de su influencia sobre Fredy Perlman, se convertira en uno de los principales
inspiradores del pensamiento primitivista vase This World We Must Leave: and Other Essays (Autonomedia,
1995).
16. Marx & Engels, The German Ideology (MECW 5), p.49 [en castellano en www.marxists.org]17. La idea de un perodo de transicin, presente sobre todo en los escritos polticos de Marx y Engels, fue
compartida por casi todas las tendencias del movimiento obrero. Se supona que durante ese perodo los
trabajadores tomaran el control de los aparatos poltico (leninismo) o econmico (sindicalismo) hacindolos
funcionar de acuerdo a sus propios intereses. Esto era coherente con la idea generalmente aceptada de que los
obreros podran administrar sus lugares de trabajo mejor que los patrones, y que por consiguiente tomar el control
de la produccin sera al mismo tiempo desarrollarla (solucionando ineficiencias, irracionalidades e injusticias).
Al postergar el problema del comunismo (el problema prctico de abolir el trabajo asalariado, el intercambio y el
Estado) para despus de la transicin, el objetivo inmediato, la revolucin, se convirti en un asunto de superarciertos aspectos malos del capitalismo (desigualdad, tirana de una clase parasitaria, anarqua del mercado,
irracionalidad de las ocupaciones improductivas ) para mantener otros aspectos de la produccin capitalista
bajo una forma ms racional y menos injusta (igualdad de salarios y de la obligacin de trabajar, retribucin
de todo el valor producido por uno tras la deduccin de los costes sociales).
18. Gilles Dauv, Out of the Future en Eclipse and Reemergence of the Communist Movement (1997) pp. 12-13
[se tata de un prefacio escrito por Dauv para la reedicin del libro por Antagonism Press, en 1997. No fue
incluido en la edicin castellana].
19. Hay que hacer notar que algo semejante a una tesis de comunizacin fue propuesta independientemente por
Alfredo Bonanno y otros anarquistas insurreccionales en los aos 80. Con todo, ellos tendan a verla como una
leccin que se deba aplicar a cada lucha en particular. Tal como afirma Debord en relacin con el anarquismo en
general, tal metodologa idealista y normativa abandona el terreno histrico al asumir que todas las formas
correctas de la prctica ya han sido descubiertas (Debord, Society of the Spectacle (Rebel Press, 1992), 93 p.49[en www.sindominio.net/ash]). Como un reloj roto, ese anarquismo siempre puede decir la hora correcta pero slo
por un instante: cuando finalmente llegue la hora indicada, su acierto no tendr mucha importancia en realidad.
20. Robert Faurisson es un historiador burgus que se hizo conocido a fines de los 70 por negar la existencia de
las cmaras de gas en Auschwitz (no as el exterminio masivo sistemtico de civiles por los nazis). Esto le vali a
Faurisson enfrentar un juicio. Por motivos que slo l mismo conoce, Pierre Guillaume se convirti en un
destacado defensor de Faurisson y logr comprometer en esa causa a varios allegados de La Vielle Taupe y LaGuerre Sociale (especialmente a Dominique Blanc). Esto produjo una verdadera guerra a muerte dentro de la
ultraizquierda parisina, polmica que se prolong por ms de una dcada.
21. Otros grupos que descienden de esta (apenas definida) tendencia son: La Banquise, L'Insecurit Sociale, Le
Brise Glace, Le Voyou, Crise Communiste, Hic Salta, La Materielle, Temps Critiques.
22. Ver ms abajo, pg.207.23. Para una discusin ms detallada sobre las diversas premisas puestas en juego en este intercambio, vase elposfacio al final de este nmero.