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Las Naciones Unidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible “reconoce que las
personas con discapacidad constituyen uno de los grupos de personas vulnerables y hace un
llamamiento para empoderarlas”
Introducción
La revisión de la información estadística
sobre personas con discapacidad en la
región SICA – Belice, Costa Rica, El Salvador,
Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y
República Dominicana –, plantea enormes
retos y desafíos para los países. No solo se
constata un déficit de información sobre la
población con discapacidad respecto al
resto de población, sino que los mismos
países reconocen tener dificultades
conceptuales, metodológicas y operativas
para la captación de datos. En consecuencia,
la poca evidencia estadística con la que se
cuentan podría presentar subestimaciones
o sobreestimaciones, según sea el caso y el
análisis que se haga.
La demanda de información sobre las
personas con discapacidad para su uso en el
marco legal, institucional y en la política
pública está creciendo. Esto requiere
trabajar en mejorar los procesos de
medición de la discapacidad para contar con
datos de calidad, confiables y comparables,
que permitan hablar con propiedad de la
población con discapacidad y de las
condiciones en que viven.
Al momento, los datos muestran una
desventaja importante para las personas
con discapacidad en el acceso a educación,
salud, empleo, ingresos, accesibilidad, entre
otros. Las Naciones Unidas en la Agenda
2030 para el Desarrollo Sostenible
“reconoce que las personas con
discapacidad constituyen uno de los grupos
de personas vulnerables y hace un
llamamiento para empoderarlas”, también
subraya que, “para el seguimiento y examen
de la Agenda, será necesario disponer de
datos desglosados de calidad, accesibles,
Artículo #1 Discapacidad, SISCA-UNESCO
¿Qué dice la información estadística de la población con discapacidad en la región SICA?
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oportunos y fiables para poder medir los
progresos y garantizar que nadie se quede
atrás, ya que esos datos son fundamentales
para adoptar decisiones” (ONU, 2018).
Siguiendo esas recomendaciones
respaldadas por los diversos países de la
región, en aras de llevar la política pública
social a todos los sectores de la población,
se plantea el siguiente contexto sobre el
estado de la información de la población con
discapacidad.
1. Breve contexto sobre la medición de la discapacidad
A lo largo de la historia se ha contado con
poca evidencia estadística– o ninguna –
sobre población con discapacidad. Ha sido
hasta hace poco, en las últimas décadas del
siglo pasado, que los Estados y sus
Gobiernos comenzaron a tomar acción ante
la necesidad tener datos de calidad sobre las
personas con discapacidad para su inclusión
en la política social y programas de
desarrollo. Las personas con discapacidad y
sus organizaciones también comenzaron a
demandar con mayor fuerza el
reconocimiento a su dignidad inherente y el
goce de sus derechos humanos.
En 2008 entró en vigor la Convención sobre
los Derechos Humanos de las Personas con
Discapacidad (CDDP) y su protocolo
facultativo - instrumento jurídicamente
vinculante aprobado en el seno de la
Organización de Naciones Unidas (ONU) en
2006 - de la cual todos los países de la región
SICA son signatarios. En el artículo 31 se
dispone que los Estados Parte recopilarán
información adecuada, incluidos datos
estadísticos y de investigación, que les
permita formular y aplicar políticas para el
cumplimiento de la misma Convención. Es
importante señalar que el Comité de
derechos humanos de las personas con
discapacidad de la ONU ha externado la
preocupación de que los países no cuentan
con datos desglosados y comparables de la
población con discapacidad y se recomienda
trabajar en aras de contar con esos datos.
Aunque en algunos países se han realizado
esfuerzos por responder a estas
recomendaciones, cuando se indaga sobre
los procesos de medición desarrollados, uno
de los principales hallazgos es que a nivel
conceptual, metodológico y operativo hay
evidentes diferencias. Es decir, no se cuenta
con una definición homogénea sobre
discapacidad, no existe claridad sobre qué
aspectos medir, las metodologías utilizadas
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en cada caso difieren y las fuentes de
información son variadas (censos,
encuestas, registros). En consecuencia, no
ha sido posible generar una integración de
los datos en cada país, por las mismas
razones.
La definición de discapacidad y su
operacionalización no solo varía de país en
país, si no que cambia entre los diferentes
ejercicios de medición que se realizan al
interior de estos —entre un censo y otro,
entre un censo y una encuesta, entre censo,
encuesta y registro—. A nivel metodológico
también se presentan diferencias que tienen
que ver con no responder el diseño de los
instrumentos y las preguntas a la definición
de discapacidad planteada. Esto se
convierte en detonante de marcadas
diferencias entre los países cuando se
intenta medir y analizar los resultados sobre
población con discapacidad y no permite
que cada país pueda reportar cuál ha sido el
comportamiento de su población con
discapacidad según evidencia estadística.
Lo planteado anteriormente coincide con lo
expuesto por la autora Susana Schkolnik
(2010): existen diversos factores que
pueden alterar tanto la comparabilidad
nacional como la internacional: a) los
criterios conceptuales en que se basan las
preguntas sobre discapacidad; b) la manera
de formular las preguntas; c) la capacitación
de los entrevistadores; d) el nivel de
comprensión de la población; e) la
aplicación de diferentes técnicas de
recolección de datos (censos, módulos o
encuestas especializadas), y f) la estructura
por edad de la población (la población más
envejecida - en igualdad de otras
condiciones - puede tener mayor
prevalencia de personas con discapacidad).
A pesar de las limitaciones expuestas, en la
región todos los países han incluido al
menos una pregunta sobre discapacidad en
su último censo poblacional (ya sea de la
ronda de 200o o de 2010 o en ambas). La
mayoría han llevado a cabo además
encuestas representativas (por muestreo)
que incluyeron preguntas o módulos sobre
discapacidad o bien encuestas específicas
en el tema. Lo que denota el interés de los
países, tomando en cuenta que décadas
atrás no se encontraba evidencia.
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Según la consulta y la revisión documental realizada, los países reportan datos de la población con discapacidad de diversas
fuentes de información a partir del 20001. Ver Tabla 1.
a: Se está a la espera de la publicación de los datos del censo 2018 de Guatemala, en el que se incorporó el módulo de preguntas cortas del Grupo de Washington.
Nota: La tabla se elaboró a partir de la información reportada por país - Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Panamá - a través de las entidades rectoras en discapacidad; Belice, a través del Ministerio de Desarrollo Humano, transformación Social y alivio de la Pobreza. En el caso de Nicaragua y Honduras y República Dominicana se toma la información encontrada en los documentos revisados.
Se puede decir que, a nivel internacional y
nacional, hay un interés creciente y
consciente por parte de diversos actores
involucrados en la inclusión de las personas
con discapacidad, en desarrollar
metodologías que permitan visibilizar a la
población con discapacidad. No solo para
1 Puede ser que en algunos países existan datos dispersos que al realizar el estudio no hayan sido reportados, ni se haya podido encontrar la documentación referida.
que se refleje como dato, sino para que se
comiencen a dar pasos importantes en la
eliminación de barreras que impiden su
plena y efectiva participación en la sociedad.
Como consecuencia, diversos organismos
internacionales, trabajan desde hace
Países Registros nacionales
Registros administrativos
Censos Encuestas específicas en discapacidad por muestreo
Otras encuestas
Belice 2010
Costa Rica 2000 y 2011 2018
El Salvador 2007 2015
Guatemala 2018a 2005 y 2016
Honduras
Nicaragua 2003
Panamá 2000 y 2010 2006
República
Dominicana
201o
Tabla 1.
Fuentes de información disponible de personas con discapacidad en los países de la región SICA, a partir del año 2 000
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algunos años y unen esfuerzos por
homologar definición y metodologías para
medir la discapacidad. Algunos países de la
Región SICA ya participan en estos
encuentros donde se discute la
problemática y se impulsan propuestas.
El concepto de discapacidad
A nivel teórico y de discurso se avanza en el
reconocimiento de la diversidad y la
inclusión. La discapacidad ya no se le
atribuye a la persona, ya no se visualiza
como un hecho meramente individual, sino
como la interacción de la persona con
alguna deficiencia con las diversas barreras
del entorno. Se dejan atrás modelos como el
de la prescindencia2 o el
médico/rehabilitador3 para avanzar a un
modelo social4 con enfoque de derechos.
No obstante, actualmente aún coexisten los
diferentes modelos y las personas con
discapacidad siguen enfrentándose a
múltiples barreras.
2“Las características o presupuestos esenciales del modelo que se denominará de prescindencia son dos: la justificación religiosa de la discapacidad, y la consideración de que la persona con discapacidad no tiene nada que aportar a la comunidad.” (Palacios, Agustina, 2008, p.37) 3 “En este modelo (…) se alude a la diversidad funcional en términos de salud o enfermedad. En segundo lugar, las personas con discapacidad ya no son consideradas inútiles respecto de las necesidades de la comunidad, sino que ahora se entiende que pueden tener algo que aportar, aunque—como se verá— ello en la medida en que sean rehabilitadas o normalizadas” (Palacios, Agustina, 2008, p.66)
En materia de derechos, los principales
antecedentes se encuentran en El
Programa de Acción Mundial para los
Impedidos (Naciones Unidas, 1982),
iniciando el decenio internacional a favor de
éstos decretado por la ONU, y las Normas
Uniformes sobre la Igualdad de
Oportunidades de 1993, estos fueron los
instrumentos más importantes en materia
de derechos humanos de las personas con
discapacidad. Sin embargo, al no ser normas
de obligatorio cumplimiento, se llegó a la
conclusión de que dichas normas no fueron
suficientes para la protección de sus
derechos. Es así como años después llega la
Convención Sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad (CDPD) (ONU,
2006).
A partir de la CDPD, el nuevo concepto del
enfoque de derechos determina que la
discapacidad resulta de la relación de un
individuo con su entorno, en donde su
funcionalidad está directamente
relacionada con los ajustes aplicados al
medio en donde se desenvuelve. Como lo
4 “Los presupuestos fundamentales del modelo social son dos. En primer lugar, se alega que las causas que originan la discapacidad no son ni religiosas ni científicas, sino sociales o al menos, preponderantemente sociales. Según los defensores de este modelo, no son las limitaciones individuales las raíces del problema, sino las limitaciones de la propia sociedad, para prestar servicios apropiados y para asegurar adecuadamente que las necesidades de las personas con discapacidad sean tenidas en cuenta dentro de la organización social.” (Palacios, Agustina,2008, p.103)
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menciona Merchán (2013) “esto significa
que la discapacidad no está en la persona
que tiene alguna deficiencia, sino en la
relación de esta persona con un medio que
puede ponerle barreras y excluirla o, por el
contrario, aceptarla y brindarle los ajustes
para que pueda desenvolverse
funcionalmente dentro de su medio físico y
social” (citado en Hernández, 2015, p. 50).
En el preámbulo de la CDPD, literal (e), se
expresa que “la discapacidad es un
concepto que evoluciona y que resulta de la
interacción entre las personas con
deficiencias y las barreras debidas a la
actitud y al entorno que evitan su
participación plena y efectiva en la sociedad,
en igualdad de condiciones con las demás”.
Es decir, la discapacidad es resultado de las
barreras. A más barreras más discapacidad;
a menos barreras, menos discapacidad.
Esta evolución del concepto de discapacidad
lleva a una nueva manera de actuar en torno
a la población con discapacidad. Unas de las
primeras preocupaciones que surgen ante la
demanda de inclusión y de cumplimiento de
derechos de la persona con discapacidad es
que, para este grupo de población, se
describe un escenario de escasez de datos
(…), situación que obstaculiza la eficaz
formulación de programas y políticas
inclusivas y la evaluación de sus progresos
(CEPAL, 2012).
Conceptualización y metodología para
medir la discapacidad
A manera de hacer un poco de historia, muy
breve, sobre cómo ha ido evolucionando la
definición en la medición, se tiene que para
intentar definir la discapacidad, la
Organización Mundial de la Salud aprobó en
1976, la Clasificación Internacional de la
Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías
(CIDDM). La CIDDM es un instrumento para
la clasificación de las consecuencias de las
enfermedades, así como de los
traumatismos y otros trastornos, y de sus
repercusiones en la vida del individuo. Se
basa en el modelo médico y establece una
correlación entre deficiencias del cuerpo y
de la mente, impedimento y anormalidad
(ONU, 2014). La CIDDM no hace ninguna
mención a las limitaciones presentadas
por el entorno.
Para suplir las deficiencias encontradas en la
CIDDM, la OMS aprobó en el 2001 la
Clasificación Internacional del
Funcionamiento, de la Discapacidad y de la
Salud (CIF) que adopta un modelo
biopsicosocial; pues reconoce
explícitamente que cualquier evaluación del
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funcionamiento y discapacidad de una
persona debe incorporar el contexto físico,
cultural y ambiental en el que vive.
Con la CIF por primera vez se “estableció un
marco conceptual y metodológico
multidimensional que articula la relación
dialéctica entre salud y los estados
“relacionados con la salud” y aquellos
relacionados con “la salud del bienestar” a
través de definiciones y conceptos
estandarizados útiles para la medición de la
discapacidad, que contribuyeron a mejorar
la comparabilidad de los datos estadísticos
tanto a nivel nacional como internacional”
(CEPAL, 2014).
En los ejercicios de medición de
discapacidad se ha ido avanzando, según la
información recogida por el Centro
Latinoamericano y Caribeño de Demografía
(CELADE) y la División de Población de la
CEPAL en sus dos ejercicios de recolección
de datos (2010-2012 y 2014). Las preguntas
incorporadas en los censos de población y
vivienda de 1990 respondían al concepto de
“deficiencia”. La pregunta típica de este
enfoque era: ¿presenta usted alguna de las
siguientes deficiencias?, con respuesta de
tipo dicotómica (sí/no) para ceguera total,
sordera total, mudez, lisiado/parálisis y
deficiencia mental. “En la década de 2000 se
observa un giro en la conceptualización y en
la manera de formular las preguntas, ya que
algunos países consideran las
recomendaciones internacionales para que
la discapacidad se conciba como
limitaciones y restricciones a la participación
social, en el marco de factores contextuales,
ambientales y personales, y no como
deficiencias individuales” (CEPAL,2014).
Con la evolución del marco conceptual, los
países miembros de la Comisión de
Estadística de las Naciones Unidas
establecieron en 2002 el Grupo de
Washington (GW), con el objeto de
“proporcionar información básica necesaria
sobre la discapacidad que sea comparable a
nivel mundial. El GW elaboró una breve lista
de preguntas que pueden usarse en censos
y encuestas. Lo novedoso de estas
preguntas (que han sido aplicadas como
pruebas piloto en varios países de América
Latina, incluidos algunos países de la Región
SICA) es que se incluye preguntas sobre el
grado de intensidad de las dificultades, que
pueden afectar seis aspectos funcionales
básicos: vista, oído, capacidad de caminar,
facultades cognitivas, autosuficiencia para
el cuidado personal y comunicación. Las
preguntas responden al modelo de la CIF de
la OMS y permitiría la comparabilidad a nivel
internacional (ONU, 2011).
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Las preguntas consideran cuatro dominios:
¿Tiene dificultad para ver, aun si usa
anteojos o lentes?, ¿Tiene dificultad para oír,
aun si usa audífonos?, ¿Tiene dificultad para
subir o bajar escalones?, ¿Tiene dificultad
para recordar, concentrarse, tomar
decisiones o comunicarse? Para cada una de
estas preguntas, hay cuatro respuestas
posibles sobre grado de severidad: 1. No
puedo hacerlo; 2. Sí, mucha dificultad; 3. Sí,
alguna dificultad; 4. No, ninguna dificultad
(CEPAL, 2013).
La evolución del concepto de discapacidad y
su uso en los ejercicios de recopilación de
información se puede resumir en el
siguiente recuadro, según lo planteado por
la CEPAL (2018).
A pesar de los esfuerzos realizados, se
requiere seguir trabajando por contar con
una definición y metodología que responda
a las necesidades de información sobre la
población con discapacidad y superar las
limitantes que aún se tienen. Lo que
permitirá contar con datos de calidad.
Se reconocen los problemas asociados a la
medición de un fenómeno tan complejo y
heterogéneo, como resulta hoy en día la
discapacidad. Por un lado, los diferentes
Clasificación operacional de la definición de discapacidad que utilizan las oficinas
nacionales de estadísticas:
1) El modelo biomédico, que hace referencia a las deficiencias de salud que impiden
desarrollar actividades “normales” de la vida diaria, sin ninguna mención a las limitaciones
presentadas por el entorno. Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y
Minusvalías (CIDDM) de 1980.
2) El modelo biopsicosocial de la Clasificación Internacional del Funcionamiento de la
Discapacidad y de la Salud (CIF) de 2001 y el cuestionario breve del Grupo de Washington,
aunque se refiere a limitaciones en la participación, considera ante todo las actividades
cotidianas de funcionamiento, relacionadas con el autocuidado, la educación, el trabajo y la
recreación, con gran énfasis en la situación médica.
3) El modelo social, que se refiere principalmente al ejercicio de los derechos humanos y la
inclusión plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás.
Cuadro 1. Evolución del concepto de discapacidad en los ejercicios de medición.
Fuente: CEPAL
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modelos teóricos se traducen en
definiciones disímiles; por otro, la captación
de los distintos tipos de discapacidad
requiere en la actualidad de personal con
alta capacitación para realizar el trabajo de
campo. Además, a pesar del proceso de
autorreconocimiento y toma de conciencia
de la importancia de la autonomía personal,
existen problemas en la propia población,
que impiden reconocer en sí misma o en su
entorno familiar y social situaciones que
remiten a la discapacidad. Sólo resolviendo
estos aspectos se estará en condiciones de
garantizar una medición confiable que dé
cuenta de la magnitud y características de
este fenómeno (Rodríguez Gauna, 2007).
Para mejorar los procesos de medición de la
discapacidad, el Informe Mundial sobre
Discapacidad hace la siguiente
recomendación: “En el plano nacional, la
discapacidad debería incluirse en la
recopilación de datos. Las definiciones
uniformes de discapacidad, basadas en la
CIF, pueden posibilitar la obtención de datos
comparables internacionalmente. Como
primer paso, pueden recopilarse datos del
censo nacional de población, de acuerdo
con las recomendaciones del Grupo de
Washington sobre medición de la
discapacidad y la Comisión de Estadística,
ambos pertenecientes a las Naciones
Unidas.” (OMS, 2011).
¿Qué dicen los datos?
Luego de este breve contexto, es
importante conocer qué dice la evidencia
estadística de la población con discapacidad
en la región SICA. Los datos importan y se
tiene que establecer un diálogo con ellos. Si
se les presta atención y se hace buen uso,
pueden brindar evidencias importantes que
permitirán actuar sobre problemáticas
específicas. Sin datos, algunos grupos de
población se vuelven invisibles, quedando al
margen del desarrollo en los países.
La población en la región SICA, según datos
citados por el Observatorio
Centroamericano de Desarrollo Social
(OCADES, 2019), se estima en 60.6 millones
de personas; de estas 30.7 millones son
mujeres (50.7%) y 29.9 millones son hombres
(49.3 %). Según el lugar de residencia se
tiene que el 65.3% se encuentra en el área
urbana y 34.7% en el área rural.
En el caso particular de la población con
discapacidad, se toman los datos
encontrados a partir del año 2010 de censos
y encuestas, indicando que en el caso de
Honduras y Nicaragua se hará alguna
referencia a los datos previos que se tienen
2002 y 2003 respectivamente, dado que no
se ha tenido acceso a otra fuente de datos
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durante la realización de este estudio (Ver
cuadro 1).
Lo que a primera vista se puede observar es
la brecha estadística existente. Hay rezago
en cuanto a la generación de información.
Algunos países aún no realizan la ronda
censal correspondiente al 2010, por lo que se
preparan para realizar las correspondiente
al 2020; otros, no han podido realizar
encuestas específicas en discapacidad que
permitan caracterizar de mejor manera a
este grupo de población. Las razones que
cada país expone son diversas, entre estas
destacan la falta de recursos, de mandato,
falta de conocimiento sobre la temática de
discapacidad, entre otros.
Según las estimaciones de la Organización
Mundial de la Salud (OMS, 2011), un 15% de la
población mundial tiene alguna
discapacidad y explica que en países en vías
de desarrollo esta cifra puede aumentar. En
los países de la región SICA, Costa Rica
sobrepasa esa estimación con una
prevalencia del 18. 2% de población en
Tabla 1. Prevalencia de la discapacidad en los países de la región SICA, últimos censos y encuestas realizadas a partir del 2010 (%)
Países/Región
SICA
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Belice … 14.9 … … … … … … … …
Costa Rica … … 10.5 … … … … … … 18.2
El Salvador … … … … … … 7.4 … … …
Guatemala … … … … … … … 10.2 … …
Honduras (2002) 2.6 … … … … … … … … …
Nicaragua (2003) 10.9 … … … … … … … … …
Panamá … 2.9 … … … … … … … …
República Dominicana
… 12.3 … … … … … … … …
Censos Encuestas Fuente: Elaboración propia a partir de los datos reflejados por Censos y Encuestas a partir del año 2010. Costa Rica: según el X Censo Nacional de Población y VI de Vivienda (2011), Encuesta Nacional sobre Discapacidad (REENADIS, 2018); Panamá, Censo (2010); El Salvador, Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad (ENPD, 2015); Guatemala, la Encuesta Nacional de Discapacidad (ENDIS 2016); Belice según el Censo Nacional de Población y Vivienda (2010); República Dominicana, Censo Nacional de Población y Vivienda (2010).
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situación de discapacidad según encuesta
(ENADI, 2018). Los que más se acercan a esa
estimación son Belice según censo (2010)
que muestra un 14.9 % y República
Dominicana en Censo (2010) con un 12.3%.
Los que más se alejan de lo planteado por la
OMS son Honduras (2002) con un 2.65% y
Panamá Censo (2010) con un 2.9% - entre
estas dos cifras hay 8 años de diferencia -. El
resto de los países promedian un 10% de
población con discapacidad.
En el caso de los países que han realizado
encuestas por muestreo, específicas en
discapacidad, después de 2010, se puede
hacer una caracterización más amplia de la
población con discapacidad. Los datos más
recientes de la región se tienen en Costa
Rica (2018), Guatemala (2016) y El Salvador
(2015). La información disponible sobre
algunas variables nos muestra un patrón
similar en los tres países en torno a las
desventajas que enfrentan las personas con
discapacidad.
Aun cuando se han realizado esfuerzos por
mejorar la calidad y la comparabilidad de los
datos y apegarse a lineamientos
internacionales para hablar un lenguaje
común, hay ciertas limitantes que hay que
discutir para que como región se pueda
llegar a un consenso en la adopción de una
misma definición y metodología. Tanto El
Salvador como Guatemala, detallaron en sus
informes de presentación de resultados de
las encuestas que se apegaron al enfoque
conceptual de la Clasificación Internacional
del Funcionamiento, de la Discapacidad y de
la Salud (CIF) (OMS,2001) y utilizaron el set
corto de preguntas del Grupo Washington.
Guatemala además incluyó un módulo
cualitativo para conocer “las
interpretaciones culturales, ideológicas y
sociales de la discapacidad” (ENDIS 2016,
Pág. 3). Sin embargo, cada país ajustó las
preguntas según sus propios criterios y
necesidades de información, lo que puede
afectar la comparabilidad.
Por su parte, Costa Rica, utilizó como
referencia la Encuesta Modelo de la
discapacidad de la Organización Mundial de
la Salud (OMS, 2011). Por tanto, Costa Rica se
enfocó en conocer cuáles son las barreras
que enfrentan las persona con alguna
deficiencia y que la convierte en una
persona en situación de discapacidad.
A partir de los datos disponibles, se puede
observar la existencia de desventajas para la
población con discapacidad para acceder al
ejercicio de sus derechos fundamentales. A
continuación, se presentan una serie de
tablas y gráficos con los datos
sociodemográficos extraídos de los
resultados de las últimas encuestas
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realizadas, que nos permiten tener una
visión más amplia de la situación que vive la
población con discapacidad.
Tabla 2. Prevalencia de la discapacidad por
grupos de edad (%)
Fuente: Elaboración propia a partir Costa Rica, según Encuesta Nacional sobre Discapacidad (REENADIS, 2018); El Salvador, Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad (ENPD, 2015); Guatemala, Encuesta Nacional de Discapacidad (ll ENDIS 2016).
Sobre la prevalencia de la discapacidad
según grupos de edad. Los datos de la tabla
2 referidos a los tres países (Costa Rica, El
Salvador y Guatemala) no son comparables,
Costa Rica no encuestó a las personas
menores de 18 años. Sin embargo, se puede
observar un patrón derelación entre mayor
edad y discapacidad. La población adulta
mayor es la que presenta mayores
limitaciones de funcionamiento. En la
actualidad, donde la pirámide poblacional va
abultándose progresivamente en su parte
superior, este dato adquiere mayor
relevancia. La OMS en su informe Mundial
sobre discapacidad (2011) advierte que las
tasas de personas con discapacidad están
aumentando a causa del envejecimiento de
la población y del aumento de las
enfermedades crónicas a nivel mundial. Por
lo que se llama a tomar acción en esa
dirección.
Otro dato al que hay que prestarle atención
es al del área de residencia: urbano y rural.
Aunque a simple vista no hay mayor
diferencia al cruzar las dos variables
discapacidad y área de residencia, ya que el
porcentaje de prevalencia es casi similar.
Incluso el porcentaje tiende a inclinarse
ligeramente hacia al área urbana, donde se
agrupa la mayor parte de la población.
Distribución por edad 2015 2016 2017 2018
Costa Rica
18 a 35
36 a 64
65 y más
…
… … 9.6
18.5
35.1
El Salvador
2 a 17
18 a 29
30 a 44
45 a 59
60 y más
6
2.1
3.7
9
24.4
… … …
Guatemala
2 a 17
18 a 49
50 y más
… 5
12
26
… …
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Fuente: Elaboración propia a partir Costa Rica según
Encuesta Nacional sobre Discapacidad (REENADIS, 2018);
Guatemala, Encuesta Nacional de Discapacidad (ll ENDIS
2016).
Al considerar el lugar de residencia cruzado
con otras variables como, educación, salud,
rehabilitación, empleo; se observa una
brecha marcada por la dificultad de acceso a
los servicios básicos de las personas con
discapacidad que habitan en zonas rurales.
Por poner algunos ejemplos, El Salvador
reportó como resultado de la Encuesta
Nacional de Discapacidad (ENPD,2015) que,
en la zona rural, la brecha de escolaridad por
discapacidad es significativa, sobre todo
para las mujeres, siendo de 5.4 años para
mujeres sin discapacidad contra 1.8 años
para mujeres con discapacidad. También el
uso de los servicios de habilitación y
rehabilitación, en El Salvador es mayor en la
zona urbana (39.3 %) que en el área rural
(23.8 %), lo que también está relacionado
con que el 52.5% tenga muchas dificultades
para la movilidad en el transporte público y,
con que el 37.9 % de las personas con
discapacidad reporten inconvenientes para
movilizarse hacia los centros de salud.
Además, de acuerdo con CEPAL (2012), otra
dimensión de desigualdad cruzada – además
de la que liga la discapacidad con género o
zona de residencia – es la que se plantea en
el vínculo entre pertenencia étnica y
discapacidad.
47%
49%
1%3%
Gráfico 2. Guatemala (2016)Distribución de la población con
discapacidad por Etnia
Maya latino/combinado
Otro Sin especificar
Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta Nacional de Discapacidad (ll ENDIS 2016), de Guatemala.
18.3
12
18.1
9.4
Costa Rica Guatemala
Gráfico 1.Prevalencia de la discapacidad
según zona de residencia
Urbana Rural
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La medición de la variable pertenencia
étnica es importante en la región. Según
publicación5 del SICA, Centroamérica
alberga un promedio de 65 diferentes
pueblos indígenas –se estima que
representan el 20% del total de la población–
, los cuales ocupan casi el 40% de la
superficie terrestre y marina del Istmo,
donde se resguarda más de 60% de los
ecosistemas naturales y la biodiversidad de
la región. No obstante, contar con una
estimación de la población perteneciente a
los pueblos originarios ha presentado
también algunas dificultades para los países,
que pudiera tener a su base aspectos
culturales (de reconocimiento y
autoreconocimiento) y metodológicos
(elaboración de preguntas).
En Guatemala, donde se midió esta variable
(ll ENDIS, 2016), se tiene que del total de la
población con discapacidad el 47 % se
autodefinió como maya, un 49 %
latino/combinado, un 3 % dijo otros y 1% no
especificó. Comparando estos datos con la
población en general es casi similar,
población maya 46%, población
latina/combinado 50%, otro 1% y no
especifica 3 %.
5 http://www.sica.int/noticias/sabes-cuantos-pueblos-indigenas-habitan-en-la-region-conoce-
A Guatemala, contar con esta información le
ha servido para atender la recomendación
del Comité de Expertos de Naciones Unidas
en materia de discapacidad, que en el 2016
le encomendó tomar en cuenta la
accesibilidad de la información en beneficio
de la población originaria con alguna
discapacidad. El comité refiere que la
accesibilidad trasciende hacia la traducción
de los instrumentos de derechos humanos
en idiomas originarios. De acuerdo con los
datos de la Encuesta es en el interior del país
donde se concentra la mayor parte de la
población con discapacidad, es decir,
población indígena. Hasta el momento entre
los formatos accesibles que se implementan
para hacer accesible la información están: el
sistema braille, interprete de lengua de
señas, software con voz robótica,
macrotipos, audio libros, entre otros.
En el ámbito educativo, las brechas que se
reflejan a partir de los datos disponibles son
preocupantes. En El Salvador, el número de
años de escolaridad de las personas con
discapacidad mayores de 18 años (4.2) es
apenas un poco más de la mitad del que
poseen las personas sin discapacidad (7.9).
Ver gráfico 3, 4 y 5.
el-mapa-de-pueblos-indigenas-de-centroamerica_1_111695.html
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Fuente: Encuesta Nacional de Discapacidad, El Salvador 2015,
realizada por Dirección General de Estadísticas y Censos
(DIGESTYC) en coordinación con el Consejo Nacional de
Atención Integral a la Personas con Discapacidad.
Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta Nacional
de Discapacidad (ll ENDIS 2016), de Guatemala.
En Guatemala la situación es similar a El
Salvador, lo que podría ser un indicador de
exclusión de esta población del sistema
educativo. El 37% de la población con
discapacidad no posee ningún nivel
educativo frente a un 20% de la población sin
discapacidad. Solo en primaria hay un leve
incremento de la población con
discapacidad (44%) respecto a la población
sin discapacidad (42%). A nivel de secundaria
la brecha es evidente de un 33% para la
población en general a solo un 17% para
población con discapacidad. El acceso a la
educación superior es preocupante en
ambos grupos de 5% y 2 % siendo este último
para la población con discapacidad.
Si se revisa el gráfico 5, que presenta los
datos de la última encuesta en Costa Rica
(2018), la tendencia que refleja una
disparidad notable en El Salvador y
Guatemala en desventaja para la población
con discapacidad respecto al resto de la
población se mantiene. Existe un 7.4% de
personas con discapacidad que señalan que
no tienen nivel de instrucción versus un 2.8
% para resto de población. En los demás
niveles se puede constatar un
comportamiento similar a diferencia de
quienes han completado la primaria que
refleja un 28.01% para las personas con
discapacidad y un 24.77 % para el resto de
población.
20
42
33
5
37
44
17
2
Gráfico 4.Nivel educativo en población con y sin discapacidad, población mayor de 18
años en Guatemala (2016)
Personas sin discapacidad
Personas con discapacidad7.
9
4.2
El Salvador (2015)
Gráfico 3.Número de años de escolaridad entre la población con y sin discapacidad de
18 años y más, en El Salvador
Población sin discapacidad
Población con discapacidad
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Fuente: Elaboración propia a partir del informe de la segunda Encuesta Nacional de Discapacidad (REENADIS, 2018) de Costa Rica.
En cuanto al acceso a trabajo y empleo, las
personas con discapacidad acceden en
menor medida a un empleo formal y en
algunos casos con ingresos menores al resto
de la población. Se presenta a continuación
aquí algunos datos que respaldan esta
afirmación.
En Costa Rica, la población de 18 años y más,
dentro de la fuerza de trabajo (ocupada y
desocupada), muestra diferencias
importantes entre la población con y sin
discapacidad. Ver gráfico 6. El 39.8 % de las
personas con discapacidad tienen alguna
ocupación, mientras que en las personas sin
discapacidad corresponde al 63.9 %
haciendo una diferencia de 24 puntos
porcentuales.
2.8
10.0
4
24.7
7
22.12
15.0
8
24.7
7.44
19.6
1
28.0
1
16.14
10.7
7
17.15
Sin nivel deinstrucción
PrimariaIncompleta
Primariacompleta
SecundariaIncompleta
SecundariaCompleta
Educaciónsuperior
Gráfico 5.Población con y sin discapacidad de 18 años y más según nivel de instrucción,
Costa rica (2018)Personas sin discapacidad Personas con discapacidad
63.9
4.3
31.8
39.8
3.8
56.4
0
10
20
30
40
50
60
70
Ocupados Desocupados Fuera de lafuerza de
trabajo
Gráfico 6.Población de 18 años y más por situación
de discapacidad, según condición de actividad, Costa Rica (2018)
Persona sin discapaciad
Persona con discapacidad
Fuente: Elaboración propia a partir del informe de la segunda Encuesta Nacional de Discapacidad (REENADIS, 2018) de Costa Rica.
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Con relación a la población fuera de la fuerza
de trabajo, se identifica una diferencia de
alrededor de 25 puntos porcentuales entre
la población con y sin discapacidad, siendo
superior en la población con discapacidad,
que cubre al 56,4 % de las personas. Entre los
ocupados también existen una brecha
importante siendo un 63.9 % para las
personas sin discapacidad y solo un 39.8%
para las personas con discapacidad.
“Analizando este indicador, se encuentra
que los principales motivos por lo que las
personas con discapacidad no buscan
trabajo es por alguna enfermedad o
condición de salud (50,4 %), porque no le dan
trabajo debido a su edad, por su sexo, origen
étnico, identidad de género, orientación
sexual (22,8 %) y porque no desea trabajar
(16,2 %)”, expresa el informe de los
resultados de la encuesta (REENADIS,2018,
página 67).
En El Salvador, según datos de la ENPD
(2015), las personas mayores de 18 años con
discapacidad tienen menor participación en
el mercado laboral que el resto de la
población. Solo el 50.9 % de las personas con
discapacidad entre 18 y 59 años son
consideradas laboralmente activas,
comparados con el 68.7 % del resto de la
población en ese mismo rango de edad. Las
personas con discapacidad tienen menos
probabilidades de trabajar tiempo
completo, 68.4% ante 77.4%
respectivamente, y obtiene ingresos
laborales significativamente inferiores a los
de la población sin discapacidad ($70. 43 por
mes, comparado con $294.84). Solo la mitad
de las personas con discapacidad que
trabajan lo hacen como asalariados, 51%
comparado con el 68.3% del resto de
ocupados. Las personas con discapacidad
tienen el doble de probabilidades de
trabajar como familiar no remunerado (8.6%
versus 4.2% de la población sin
discapacidad).
El gráfico 7 presenta la distribución de la
población con discapacidad según quintil de
ingresos en Guatemala y Costa Rica. Se
puede evidenciar que el grueso de la
población con discapacidad se ubica en los
quintiles de menores ingresos.
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Fuente: Elaboración propia a partir de los datos presentados en los informes de la II Encuesta Nacional de Discapacidad (II ENDIS,
2016) de Guatemala y la Encuesta Nacional de Discapacidad (REENADIS, 2018) de Costa Rica.
Fuente: Documento Análisis y Caracterización de la población con Discapacidad con datos de Encuesta Nacional de Discapacidad, El
Salvador 2015.
30.3
22.4
17.214.9 15.3
21 21 21 2018
0
5
10
15
20
25
30
35
1 (más pobre) 2 3 4 5 (más rico)
gráfico 7.Distribución de la población con discapacidad por quintil de ingresos
en Costa Rica (2018) y Guatemala (2016)
Costa Rica Guatemala
64.4 64.6 67.272.5
79.4
51.647.1 43.8
49.4
68.3
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
1 (Más pobre) 2 3 4 5 (Más rico)
Gráfico 8. Tasa de participación laboral por quintil de ingreso, población de 18 a 59
años, El Salvador (2015)
Personas sin discapacidad Persona con discapacidad
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El gráfico 8 refleja una mayor participación
laboral tanto de la población con y sin
discapacidad en el quintil 5 de mayor
ingreso, lo cual es razonable dado que el
trabajo es la principal fuente de ingreso.
Para la población con discapacidad se
observa un comportamiento en U, es mayor
para el quintil más bajo y para el quintil más
alto. “Esto podría deberse a que personas
con discapacidad y menores ingresos tienen
más presión para incorporarse al mercado
laboral, o al hecho que son menores los
ingresos en el hogar donde la persona que
trabaja reporta discapacidad”, Análisis y
caracterización de las personas con
discapacidad a partir de la Encuesta
Nacional, 2015.
Tanto la OMS como el Banco Mundial (BM),
han advertido sobre el círculo que puede
generar la discapacidad asociada con la
pobreza. En el sentido que la pobreza puede
aumentar el riesgo de discapacidad por
múltiples factores como “malnutrición, falta
de acceso a la educación, atención de salud,
condiciones inseguras de trabajo, entornos
contaminados y falta de acceso a agua
potable y saneamiento. A su vez, la
discapacidad puede elevar el riesgo de
pobreza por motivo de falta de
oportunidades de empleo y educación, de
salarios más bajos y costo de vida más alto
por la discapacidad.” (OMS, 2011).
La información que reflejan las variables
consideradas en los procesos de medición
en los países de la región SICA, confirman lo
que la OMS en su Informe Mundial sobre
discapacidad expresa: “En general, como
grupo, las personas con discapacidad tienen
más probabilidades de obtener resultados
socioeconómicos adversos, como menor
nivel de educación, peor estado de salud,
niveles inferiores de ocupación y tasas más
altas de pobreza.” (OMS, 2011).
En ese sentido, la población con
discapacidad se convierte en uno de los
grupos en situación de mayor vulnerabilidad
y resulta urgente actuar para cambiar la
situación de desventaja en la que viven,
tomando como base los Objetivos de
Desarrollo Sostenible, cuyo lema es “no
dejar a nadie atrás”, comenzando por los
más rezagados. Ban Ki-Moon, ex-Secretario
General de las Naciones Unidas afirma que
“Con sus 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible interdependientes, la Agenda
2030 se basa en el compromiso de no dejar
a nadie atrás. Para lograr este objetivo, son
necesarias la plena inclusión y la
participación efectiva de las personas con
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discapacidad en la sociedad y el
desarrollo.”6
En esta misma línea Catalina Devandas,
Relatora Especial de los Derechos de las
Personas con Discapacidad de Naciones
Unidas, afirmó que “no se cumple ninguna
meta de desarrollo sostenible hasta que se
cumpla para todos. Para tener éxito en la
lucha contra la pobreza y la desigualdad, las
estrategias de desarrollo deben incluir a las
personas con discapacidad.”7
Conclusión
La información estadística encontrada sobre
personas con discapacidad en la región SICA
es escasa, dispersa y no es posible la
comparabilidad entre los países. Aunque
existe un creciente interés de cuantificar
esta realidad y medir su evolución, la tarea
no ha resultado sencilla. Se debe continuar
trabajando en la rigurosidad de los
instrumentos de captación de datos y en la
homologación de las definiciones y
metodologías. Incentivar la investigación
tanto cualitativa como cuantitativa para
poder tener evidencia para la toma de
decisiones.
6 https://plenainclusionmadrid.org/noticias/ban-ki-moon-pide-que-se-redoble-el-esfuerzo-para-acabar-con-la-discriminacion-de-las-personas-con-discapacidad/
Los países de la Región SICA están llamados
a responder a las recomendaciones que
hace el Comité de derechos humanos de las
personas con discapacidad de la ONU, que
ha externado su preocupación por la
ausencia de datos e información desglosada
y comparable. Respecto a la recopilación de
datos y estadísticas (art. 31, CDPD, 2006), el
Comité recomienda al Estado parte que
facilite sistemáticamente la recopilación, el
análisis y la difusión de datos desglosados
comparables sobre las personas con
discapacidad en todos los sectores y que se
guíe por la labor del Grupo de Washington
sobre Estadísticas de la Discapacidad. El
Comité recomienda al Estado parte, que
preste atención a los vínculos entre el
artículo 31 de la Convención y el objetivo 17
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
que expresa igualmente la necesidad de
disponer de datos oportunos y desglosados
por diversos temas, incluyendo
discapacidad, para poder actuar en favor de
este grupo de población.
El ODS 17.18 plantea claramente la necesidad
de aumentar de forma significativa la
disponibilidad de datos oportunos, fiables y
de alta calidad desglosados por
7 https://plenainclusionmadrid.org/blog/politicas-inclusivas-cooperacion-al-desarrollo-y-discapacidad-no-hay-desarrollo-sostenible-si-no-se-incluye-a-todos/
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características diversas, incluida la
discapacidad. Esto será posible en la medida
que los Estados vayan asumiendo este
compromiso y se vaya ampliando el
desglose de sus datos, la disponibilidad de
información y estadísticas sobre personas
con discapacidad.
La información que se obtiene de los
ejercicios de medición, en cada país,
contribuye a dar seguimiento al
cumplimiento de los derechos definidos en
la Convención sobre los Derechos Humanos
de las Personas con Discapacidad
(ONU,2006) y al cumplimiento a los
Objetivos de Desarrollo Sostenible de la
Agenda 2030 (ONU, 2015). El enfoque de
derechos humanos es lo que debe regir todo
el proceso de planificación, recolección,
análisis y difusión de los datos estadísticos
en discapacidad.
En línea con lo anterior, como región, se
debe trazar una ruta y transitarla para
contar con datos de calidad de una
población tan diversa como la población con
discapacidad, con el fin de su inclusión en la
política pública y programas de desarrollo
de los países.
Un reto importante es fortalecer la
capacidad técnica del personal que participa
en la generación de estadísticas y la difusión
de datos sobre discapacidad; la gestión de
recursos; y fomentar la cooperación entre
países de la región.
Se necesitan esfuerzos coordinados y no
dispersos para tener datos comparables
tanto a nivel nacional como regional. Sería
ideal contar con una fuente de información
organizada conceptual y
metodológicamente a nivel regional que
permita un estudio comparativo que refleje
de manera real la situación de las personas
con discapacidad. Lo que requiere
establecer sinergias entre las diferentes
instituciones: entes rectores de la
discapacidad, instituciones de estadísticas,
organizaciones de personas con
discapacidad, organismos internacionales,
responsables de las políticas sociales. Sin
datos no hay evidencia para tomar acción.
“No debe olvidarse que la información debe
trascender los organismos puramente
técnicos y debe fortalecerse la
comunicación entre los productores de
estadísticas de discapacidad y los expertos
en el tema de la inclusión social de las
personas con discapacidad en todas las
esferas” (ONU, 2017).
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