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En este dossier ofrecemos un ambicioso trabajo de investigación, realizado por Fran-
cisco Cruz Beltrán con el soporte de técnicos de Proyecto Hombre. Se ha re a l i z a d o
con el propósito de conocer la relación de los adolescentes andaluces y el consumo
de drogas, tanto legales (tabaco, alcohol) como ilegales. Para ello se ha tomado como
universo objeto de la muestra a la población escolarizada en la Enseñanza Secunda-
ria Obligatoria (ESO) de los tres tipos de centro (público, concertado y privado) de cada
una de las provincias de Andalucía.
En primer lugar encontramos, en un plano general, las respuestas sobre actividades a
las que dedican el ocio y tiempo libre; grado de satisfacción con amigos, familia, si-
tuación económica. Y en lo re f e rente a las drogas: opinión y conocimiento detenién-
dose en la consideración sobre su peligrosidad o si es necesario conocerlas y pro b a r-
las; tolerancia social y nivel de información. Para finalizar, con las respuestas sobre el
consumo y los diferentes niveles y sustancias. De todo ello resulta un modelo explica-
tivo en el que se interrelacionan ambos factores y se aprecia los resultados de la ac-
ción preventiva de PH en el marco escolar y familiar.
REVISTA TRIMESTRAL DE LA ASOCIACIÓN PROYECTO HOMBRE
Los adolescentes andaluces y las drogas
Ofic. difusión: C/ Osa Mayor, 19. 28023 Aravaca. Madrid. España. Tel.: (91) 357 01 04. Fax: (91) 307 00 38E-mail: [email protected] w w. p ro y e c t o h o m b re . e s
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
PALABRAS CLAV E : A d o l e s c e n -tes, consumo de drogas, activida -des de ocio y tiempo libre, escuela,familia, tabaco, alcohol, cánnabis.
ILUSTRACIONES: FUENCISLA DEL AMO
FRANCISCO CRUZ BELT R Á NDoctor en Sociología por la Uni-versidad Complutense de Ma-drid. Catedrático de E. U. de So-ciología de la Universidad deH u e l v a .
PROYECTO
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INTRODUCCIÓNDesde una perspectiva sociológica,
adolescencia y juventud son dos cate-
gorías sociales, referidas a unos grupos
de edad que ocupan una determinada
posición y de los que se espera el de-
sempeño del papel correspondiente a
esa posición. Se trata, como dice el re-
ciente premio Príncipe de Asturias de
Ciencias Sociales, Ralf Dahre n d o r f ,
cuando habla de los roles, de unos com-
portamientos cuasi-objetivos y, en prin-
cipio, independientes del individuo, cuyo
contenido específico no es determinado
y transformado por cualquier individuo,
sino por la sociedad1. Ser adolescente y
ser joven constituyen unos modos de
vida en los que tanto el propio colectivo
como la sociedad en su conjunto van
m a rcando las pautas. Ya, de por sí, son
dos conceptos relativamente re c i e n t e s
en los que no quedan suficientemente
c o n c retados los límites etarios, sino que
se van adaptando a las necesidades
puntuales de la propia sociedad, llegán-
dose a considerar hoy jóvenes en nues-
t ro ámbito incluso a quienes han sobre-
pasado la treintena.
Algunos de los determinantes para
fijar los límites de edad de la adoles-
cencia son la incorporación al merc a d o
laboral, por un lado, y la escolarización
obligatoria, por otro, circunstancias que
no coinciden en la actualidad con la de
hace varios años, ni en Andalucía con la
de otras latitudes, como Noruega o Se-
negal. En este trabajo, por tanto, se
consideran adolescentes andaluces a
los chicos y chicas que se encuentran
cursando la Enseñanza Secundaria
Obligatoria (ESO) en los centros educa-
tivos andaluces, tanto públicos como
privados, sean o no concertados, que
generalmente tienen entre 12 y 16
años, aunque también se incluye una
pequeña parte de re p e t i d o res, con 17 y
18 años. Hemos adoptado este criterio
por dos razones principales: porq u e
permite homogeneizar a todo el colec-
tivo en cuanto a la actividad, puesto
que todos son escolares, y, además,
porque constituye el universo al que se
dirigen diversos programas de preven-
ción de las asociaciones pro v i n c i a l e s
de Proyecto Hombre, que persiguen
con este estudio un mayor conoci-
miento de sus destinatarios.
Son las edades en las que el proce-
so de socialización tiene que hacer un
mayor esfuerzo por incorporar plena-
mente a esos nuevos miembros a las
normas y valores que comparte la so-
ciedad. Y, como se sabe, tres de los
agentes de socialización más impor-
tantes son la familia, la escuela y el
grupo de iguales. En torno a el los
hemos centrado el estudio de la re l a-
ción de los adolescentes andaluces
con las drogas.
METODOLOGÍA: ELUNIVERSO Y LA
MUESTRAEl Universo objeto de la muestra es la
población escolarizada en la Enseñanza
Secundaria Obligatoria (ESO) en cualquier
tipo de centro —público, concertado, pri-
vado— en los diferentes tamaños de há-
bitat o niveles de población, de cada una
de las provincias de Andalucía.
La utilización de muestras escola-
res en este fragmento de edad se jus-
tifica por el hecho de que es obligato-
ria su escolarización, por lo que abar-
ca a la totalidad del universo estudia-
do. Además, el hecho de encontrarse
reunidos y localizables facilita su ac-
c e s i b i l i d a d .
En cada provincia se ha tomado una
muestra estadísticamente re p re s e n t a t i-
va con márgenes de error que no supe-
ran el ±5%, corregidas por cuotas de
sexo, edad y tamaño del hábitat. Hemos
utilizado el muestreo por conglomerado,
seleccionando aulas de cada uno de los
c u a t ro cursos de la ESO. Se trata, por
tanto, de ocho estudios independientes
para cada una de las provincias, con las
siguientes muestras: ver tabla 1.
Tras un proceso de ponderación de
las muestras provinciales, conforme al
peso poblacional de la población esco-
larizada en la ESO en cada provincia y
en los distintos tamaños de hábitat, se
ha obtenido una muestra de toda An-
dalucía de 2.560 adolescentes, en 43
municipios, que arroja un margen de
e r ror del ± 2%, para un nivel de con-
fianza de 2 Û (95%) y la máxima varian-
za poblacional (50%), conforme a la
tabla siguiente: ver tabla 2.
Se ha utilizado un cuestionario anóni-
mo, auto administrado para facilitar la sin-
ceridad de las respuestas. Técnicos de
P royecto Hombre apoyaron la cumpli-
mentación de los cuestionarios con ex-
plicaciones previas y ayudas puntuales.
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
1 D A H R E N D O R F, R.: Homo sociologicus. Akal.Madrid, 1975
H á b i t a t Hasta 10.001 a 50.001 a Más de To t a l E r r o r1 0 . 0 0 0 5 0 . 0 0 0 1 0 0 . 0 0 0 1 0 0 . 0 0 0 m u e s t r a l
A l m e r í a 1 1 9 9 1 1 0 2 1 5 3 4 6 5 ± 4’5%
C á d i z 4 9 1 4 1 1 5 4 1 5 9 5 0 3 ± 4’5%
C ó rd o b a 1 4 9 1 0 0 1 3 3 3 8 2 ± 5%
G r a n a d a 1 6 5 1 2 1 2 9 1 5 0 4 7 5 ± 4’5%
H u e l v a 2 1 5 1 7 9 1 9 9 5 9 3 ± 4%
J a é n 2 4 3 8 9 4 6 9 8 0 1 ± 3’5%
M á l a g a 8 5 1 6 3 4 1 2 3 5 5 2 4 ± 4’3%
S e v i l l a 9 1 1 5 7 2 6 4 5 1 2 ± 4’5%
Nº entre v i s t a s 1 1 2 6 8 8 4 4 8 3 1 7 6 2 4 2 5 5
Puntos de muestre o 2 1 1 8 7 1 1 5 7
TABLA 1
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LOS ADOLESCENTESANDALUCES
Durante el curso 2005 - 2006 la es-
colarización en la ESO alcanzaba la
cantidad de 403.109 adolescentes, re-
partidos de forma desigual entre las
ocho provincias andaluzas, desde los
24.776 de Huelva a los 91.741 de Sevi-
lla. Se trata de un segmento poblacio-
nal en declive, que ha perdido 30.000
efectivos en los últimos 6 años, aunque
p a rece que se ha suavizado sensible-
mente ese descenso, gracias, tal vez, a
la incorporación de la población inmi-
grante al sistema educativo.
ACTIVIDADES A LAS QUE DEDICAN
PREFERENTEMENTE ELOCIO Y TIEMPO LIBRELa actividad que más ocupa el tiem-
po de ocio de los adolescentes andalu-
ces es la que hace re f e rencia a la re l a-
ción con los amigos: estar con ellos en
fiestas, comer o cenar y reunirse con
amigos en casas concitan la participa-
ción del 68’3%. A esta actividad le
sigue ver la tele, lo que hace el 44%.
Casi al mismo nivel, con un 43’2%, la
tercera actividad que ocupa su tiempo
l i b re la constituye oír música en casa.
No queda muy descolgada la práctica
del deporte, en la que coincide el
38’8%. Completan las pre f e rencias de
la adolescencia andaluza Internet, con
el 33’2% y los videojuegos o consolas,
con el 32%.
Muy alejada de esos niveles de pre-
f e rencias, con sólo un 9’5%, aparece la
lectura y, con un raquítico 3’3%, la par-
ticipación activa en actividades cultura-
les, artísticas o asociativas.
Algunas variables modifican sus-
tancialmente estas pre f e rencias: el
sexo, el tamaño del hábitat, el curso y el
nivel de estudios de los padres orientan
claramente las actividades con las que
ocupan su tiempo libre. Así, las relacio-
nes con el grupo de iguales alcanzan
hasta el 84’5% en las chicas, frente al
52% de los chicos. También es mayor
la preferencia de las chicas por oír mú-
sica en casa, duplicando casi en por-
centaje a los chicos. Así mismo, aven-
tajan hasta casi triplicar en la práctica
del paseo, que tiene una vertiente so-
cial de relación con el grupo, y duplican
a los chicos en la participación en acti-
vidades culturales, artísticas o asociati-
vas. Siguen continuando por delante
de ellos sentadas ante el televisor o el
ordenador, en la lectura y en la audien-
cia de la radio.
Los chicos, por su parte, duplican
sobradamente a las chicas en la práctica
del deporte, pero lo que más llama la
atención es la abismal diferencia en el
uso de las consolas de videojuegos, con
ese 56’2%, frente al 8’2% de las chicas.
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
H Á B I TAT H A S TA 1 0 . 0 0 0 10.001 A 5 0 . 0 0 0 50.001 A 1 0 0 . 0 0 0 MÁS DE 100.000 TO TA L P U N TOS M U E S T R E O
A l m e r í a Adra 91 Roquetas 34 Almería 75 2 0 0 3
C á d i z Trebujena 49 A rcos Ftra. 41 Sanlúcar Bda. 42 Cádiz 111 3 9 1 5
J e rez Ftra. 48
C ó rd o b a Almodóvar del Río 72 Pozoblanco 41 C ó rdoba 70 2 7 9 7
C a s t ro del Río 34 Priego 51
Espiel 3 Montilla 8
G r a n a d a Churriana 79 S a l o b reña 24 Granada 60 3 4 6 8
Benalúa 78 Atarfe 18
Alquife 8 Baza 26
Loja 43
H u e l v a Alájar 15 Va l v e rde Co. 40 Huelva 60 1 8 2 5
Almonte 35
Isla Cristina 32
J a é n Los Vi l l a res 63 To r re del Campo 40 Jaén 120 2 2 3 3
M á l a g a Varios 45 Antequera 77 F u e n g i rola 41 Marbella 40 4 6 4 8
Olías 7 To r rox 86 Málaga 135
R i o g o rdo 33
S e v i l l a Santiponce 91 S. Juan Aznalf 157 Dos Hermanas 57 4 7 5 4
Sevilla 170
Nº
e n t re v i s t a s 5 8 7 7 5 3 2 7 4 9 4 6 2 5 6 0
Puntos
de muestre o 1 3 1 5 4 1 1 43
TABLA 2
30
En menor medida, aventajan éstos a
ellas en la asistencia a espectáculos y en
la práctica de juegos de mesa.
El cuadro comparativo nº 1 ilustra
cuanto venimos observando.
El tamaño del municipio de re s i d e n-
cia afecta claramente a las tres activi-
dades que se valen de una pantalla
como intermediaria: disminuye progre-
sivamente el visionado de la tele con-
forme aumenta el tamaño del hábitat,
mientras que se produce el efecto con-
trario en lo que se re f i e re al uso de vide-
ojuegos y de internet. Una explicación
plausible podría venir de la mayor ac-
cesibilidad en el medio urbano que en
el rural a las nuevas tecnologías y, a tra-
vés de éstas, a la descarga de juegos
para videoconsolas.
El curso va a modificar principalmen-
te a siete de estas actividades, aumen-
tando pro g resivamente, conforme se
pasa de curso, las relaciones con los ami-
gos, oír música en casa y las conexiones
con Internet, mientras que lo hacen en el
sentido opuesto ver la tele, la lectura, los
videojuegos y la práctica del deporte,
convirtiendo, de este modo, a las tres pri-
meras en actividades de mayores y a las
c u a t ro siguientes en actividades más in-
fantiles. El siguiente cuadro refleja los
datos de estas tendencias, en el que se
puede observar un salto significativo entre
el primero y el segundo ciclo de la ESO.
Ver cuadro 2.
Finalmente, el nivel de estudios de
los padres incide positivamente en la
utilización de Internet, la participación
activa en actividades culturales, artísti-
cas o asociativas, en la práctica del de-
porte y en la lectura, al tiempo que hace
caer la presencia ante el televisor, el há-
bito pasivo de oír música en casa y las
relaciones de amistad, como observa-
mos en el cuadro 3.
LOS ADOLESCENTES YSU ENTORNO
Nos interesa conocer cuál es la posi-
ción de los adolescentes en el medio so-
cial en que les ha tocado vivir. Y observa-
mos que, de manera general, los adoles-
centes andaluces están “bastante satis-
fechos” con su vida; algo más los chicos
que las chicas, los que viven en munici-
pios menores de 10.000 habitantes que
los urbanitas y quienes están en el primer
ciclo de la ESO que los mayores. Ta m-
bién se observa una cierta mayor satis-
facción en las provincias occidentales
f rente a las orientales. Pero, frente a esta
tónica general, cabe destacar que más
de 20.000 adolescentes manifiestan
estar nada o poco satisfechos con la
vida, y otros 69.000 sólo se quedan en la
calificación de re g u l a r.
La relación con el grupo de amigos
y el nivel de integración con ellos cons-
tituyen el escalón más alto de satisfac-
ción de los adolescentes andaluces, ro-
zando el “mucho” y el “muy buena” re s-
pectivamente, sobre todo en el medio
rural. En este aspecto, sin embargo,
destacan las chicas sobre los chicos y
el segundo ciclo de la ESO frente al pri-
mero. Se observa, también, una mayor
integración y mejor relación con los
amigos conforme aumenta el nivel edu-
cativo de los padres. Como contrapun-
to necesario para tener una visión com-
pleta de la realidad que consideramos,
hay que constatar que alrededor de
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
VARONES % % MUJERESDeporte 56’9 84’5 AmigosConsola 56’2 59’6 MúsicaAmigos 52 46’3 Tele
Tele 41’7 34’2 InternetInternet 32’2 21 DeporteMúsica 26’6 11’9 PasearLectura 7’9 11’1 Lectura
Espectáculos 6’4 8’2 ConsolaPasear 4’6 5 Radio
Juegos mesa 2’7 4’8 EspectáculosRadio 2’5 4’1 Culturales
Culturales 2’4 2’4 Juegos mesa
C U R S O 1 º 2 º 3 º 4 º
Relación con amigos 4 6 ’ 1 % 5 8 ’ 9 % 7 5 % 9 1 ’ 2 %
Oír música en casa 3 6 ’ 7 % 4 2 ’ 1 % 4 5 ’ 8 % 4 7 ’ 7 %
O rd e n a d o re s / i n t e rn e t 2 8 ’ 2 % 3 1 ’ 8 % 3 4 ’ 2 % 3 8 ’ 3 %
Ver la tele 5 1 ’ 6 % 5 1 ’ 3 % 3 8 ’ 6 % 3 5 ’ 9 %
L e c t u r a 1 4 ’ 1 % 9 ’ 4 % 8 ’ 3 % 6 ’ 4 %
C o n s o l a / v i d e o j u e g o s 4 2 ’ 1 % 3 5 ’ 8 % 2 8 ’ 8 % 2 2 ’ 4 %
Practicar deporte 4 4 ’ 5 % 4 0 ’ 9 % 3 9 ’ 1 % 3 1 ’ 1 %
CUADRO 1
N I V E L DE ESTUDIOS M E N O S P R I M A R I A S E C U N D A R I A S U P E R I O R E SDE LOS PA D R E S DE PRIMARIA
O rd e n a d o re s / i n t e rn e t 2 5 ’ 2 3 1 ’ 7 3 6 ’ 6 3 9 ’ 9
Actividades culturales 2 ’ 5 2 ’ 7 3 ’ 4 6 ’ 4
Practicar deporte 3 3 ’ 4 3 9 ’ 1 4 0 ’ 9 4 1 ’ 8
L e c t u r a 5 ’ 8 7 ’ 7 9 ’ 7 1 7 ’ 4
Ver la tele 4 9 ’ 1 4 4 ’ 7 4 1 ’ 9 3 9 ’ 6
Oír música en casa 47’4 43’7 41’8 37’1
Relación con amigos 6 9 ’ 6 7 0 ’ 4 6 8 ’ 9 6 2 ’ 4
CUADRO 2
CUADRO 3
31
37.000 adolescentes no se consideran
suficientemente integrados y 19.000
valoran su relación con los amigos muy
mala, mala o sólo regular.
La familia es la institución básica de
toda sociedad y juega un papel decisi-
vo en el proceso de socialización de los
hijos. A pesar de los cambios que se
vienen produciendo últimamente en la
estructura y composición familiar, los
adolescentes andaluces valoran por
encima de “buenas” las relaciones con
la familia, poco menos que con los ami-
gos. Llama la atención que aventajen
los chicos a las chicas, quizás porq u e
éstas se vean sometidas a un mayor
control de los padres. Por lo demás, en
el medio rural, entre los más jóvenes y
cuyos padres tienen mayor nivel edu-
cativo encontramos las mejores re l a-
ciones familiares. Destaquemos, no
obstante, que hasta 45.000 adoles-
centes valoran muy malas, malas y re-
gulares sus relaciones con la familia.
Se encuentran casi “bastante satis-
fechos” de cómo emplean el tiempo libre
y el ocio. Aumenta la satisfacción en los
v a rones y conforme asciende el nivel
educativo de los padres. En el otro ex-
t remo, cerca de 90.000 adolescentes
están nada, poco o regular satisfechos
con su empleo del tiempo libre y de ocio.
La situación económica queda algo
más alejada del nivel de “bastante sa-
tisfacción”, sobre todo en los mayore s
y en quienes sus padres no tienen es-
tudios primarios. También hay cerca de
90.000 que reparten sus re s p u e s t a s
e n t re nada, poco y regular satisfecho
con sus medios económicos.
Finalmente, y en este orden apare-
ce en cuanto a su valoración, el re n d i-
miento escolar apenas supera la califi-
cación media de “regular”, sobre todo
en 2º y 3º de la ESO. Más de la mitad de
los adolescentes andaluces no superan
la auto evaluación de regular; 70.000 se
reparten el nada y poco satisfecho con
sus estudios. Precisamente, datos re-
cientes del Ministerio de Educación si-
túan en un 34’7% el índice de fracaso
escolar en Andalucía, sólo superado
por la Comunidad Valenciana y los dos
archipiélagos2.
ACTITUDES ANTE LASDROGAS
Nos interesa conocer la opinión y el
conocimiento de nuestros adolescentes
s o b re las drogas: por qué creen que se
consumen, si piensan que es preciso co-
nocerlas y probarlas al menos una vez, el
nivel de peligrosidad de las difere n t e s
sustancias, si la aceptación del consumo
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
La actividad que más ocupa el tiempo de ocio de los
adolescentes andaluces es la que hace re f e rencia a la
relación con los amigos: estar con ellos en fiestas,
comer o cenar y reunirse con amigos en casas concitan
la participación del 68’3%.
2 w w w.magisnet.com, nº 11758, de 11 de juliode 2007
32
de drogas por parte de la sociedad au-
menta o disminuye, las razones princi-
pales por las que creen que son peligro-
sas y el grado de información que tienen
s o b re los efectos de las dro g a s .
RAZONES PARA SUCONSUMO
S o b resalen tres entre las diez posi-
bles razones que se ofrecían como re s-
puesta: más de la mitad de los chicos
encuestados dieron como razones
principales “para divertirse y pasarlo
bien” (57%) y porque “estaba de moda
y lo tomaban los amigos” (55%), segui-
das de “por curiosidad y deseo de sen-
tir sensaciones nuevas” (40%). Ti e n e n
una visión sobre el consumo de dro g a s
como elemento de integración y diver-
sión muy en consonancia con sus acti-
tudes ante el grupo de iguales. En un
segundo bloque aparecen otras cuatro
razones en las que coincide una cuar-
ta parte de ellos: “porque tenía pro b l e-
mas con la familia” (27’6%), “por el
gus to de hace r a l go p ro h i b i d o ”
(26’8%), “simplemente porque les
gusta” (23’3%) y “para calmar los ner-
vios” (22’7%). En pro p o rciones mucho
m e n o res se aducen razones como
“sentirse a disgusto en esta sociedad”
(14’3%), “por sent i rse inseguro ”
(11’8%) y “porque tenía dificultades en
el trabajo” (6’2%). Obsérvese que van
p e rdiendo peso en la medida en que se
aducen razones que pueden suponer
una situación personal atenuante.
Estas últimas razones adquieren ma-
y o res pro p o rciones en los más jóvenes
y prácticamente desaparecen en los
m a y o re s .
NECESIDAD DECONOCERLAS YPROBARLAS
Hay una opinión generalizada de
que las drogas son unas sustancias
muy peligrosas que no deben ni pro-
barse, que supera el 80% de las re s-
puestas, si bien se observa una clara
relación con el curso, ya que en 1º de
la ESO alcanza hasta el 91’2%, mien-
tras que en el segundo ciclo se queda
en el 79%. En razón inversa, aumentan
tanto la opinión de que son algo que
es preciso conocer y probar al menos
una vez, desde el 4’9% al 8’6%, como
el no estar seguros de dar una opinión
que va desde el 2% hasta el 7’7%. De
igual modo, los chicos casi duplican a
las chicas en la opinión favorable a la
necesidad de conocer y probar las
d ro g a s .
GRADO DE PELIGROSIDAD
A partir de las respuestas de los
adolescentes se pueden articular tre s
grupos de sustancias, según sus nive-
les de peligrosidad: en torno a un nivel
de “regular” consideran al tabaco y el
alcohol, las admitidas socialmente
como “drogas legales”; en el nivel de
“bastante peligrosas” sitúan a los tran-
quilizantes, el cánnabis y las anfetami-
nas; finalmente, rozando la media de
“muy peligrosas”, destacan la heroína y
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
El nivel de estudios de los padres incide positivamente
en la utilización de Internet, la participación activa en
actividades culturales, artísticas o asociativas, en la
práctica del deporte y en la lectura, al tiempo que hace
caer la presencia ante el televisor, el hábito pasivo de
oír música en casa y las relaciones de amistad.
33
la cocaína. Son las respuestas espera-
das, que se ajustan a los niveles gene-
ralmente aceptados.
H a y, sin embargo, que llamar la
atención sobre dos variables que inci-
den en la as ignación de mayor o
menor peligrosidad: las chicas otorgan
mayor peligrosidad que los chicos a
todas las sustancias a excepción del
tabaco. La otra variable es el curso:
conforme se pasa de un curso al si-
guiente, disminuye la peligrosidad del
tabaco, el alcohol y el cánnabis, mien-
tras que aumenta pro g resivamente la
de las demás sustancias.
POR QUÉ SON PELIGROSASDos son las principales razones por
las que creen que son peligrosas las
d rogas: “porque tienen efectos secun-
darios en la salud” (35’4%) y “porq u e
c rean adicción” (34’1%). En un plano
más reducido aparecen otras dos razo-
nes de corte social: “porque pueden
p rovocar problemas familiares, labora-
les o sociales” (13’4%) y “porque en
ciertos casos inducen a la comisión de
delitos” (8’3%). Finalmente, con una in-
cidencia prácticamente residual, “por-
que en muchas ocasiones están adul-
teradas” (4’6%), “porque re q u i e ren un
fuerte gasto económico” (2’9%) y otras
razones (1’3%). No obstante, la edad
viene a marcar una diferencia sensible,
adquiriendo mayores niveles de impor-
tancia los problemas familiares y el
gasto económico que conllevan en el
grupo de 18 años, que posiblemente
tenga mayor experiencia en esas cues-
tiones, y observándose un fuerte des-
censo en la importancia de la inducción
a la comisión de delitos conforme au-
menta la edad, desde un 22’7% en los
pocos que cumplirán los 12 años a lo
largo del curso hasta el 6% en los de 18.
TOLERANCIA SOCIALEn claro contraste con la opinión
mayoritaria de que las drogas son unas
sustancias muy peligrosas que no
deben ni probarse, tres cuartas partes
de los adolescentes creen que ha au-
mentado la aceptación de los consu-
mos de drogas por parte de la socie-
dad (mucho, un 50’5%; a lgo, un
24’2%). Los adolescentes gaditanos
elevan esta opinión hasta el 91%. No
llegan al 10% quienes creen que ha dis-
minuido algo o mucho la tolerancia so-
cial del consumo de drogas.
NIVEL DE INFORMACIÓNSOBRE LOS EFECTOS DELAS DROGAS
Es muy alto el nivel de información
que tienen sobre los efectos de las dro-
gas, como se observa en el gráfico 1.
Dos terceras partes de los adoles-
centes se sienten bastante o muy infor-
mados, frente a un tercio en el que se
agrupan quienes demandarían infor-
mación. El análisis de los datos desta-
ca el importante papel de la madre en
este sentido, ya que la variable de
mayor incidencia en el grado de infor-
mación sobre los efectos de las drogas
es el nivel de estudios de ésta. Se ob-
servan, también, mayores niveles de in-
formación en el 2º ciclo de la ESO, en
los municipios mayores de 100.000 ha-
bitantes y en los varones.
CONSUMO DE DROGASQ u e remos conocer la relación que
tienen los adolescentes andaluces con
las drogas. Para ello distinguimos entre
haberlas probado alguna vez y ser con-
s u m i d o res habituales; de la re l a c i ó n
entre ambos tipos de consumo extrae-
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
H A P R O B A D O C O N S U M E P R E VA L E N C I A
Ta b a c o 4 7 ’ 7 1 5 3 2 ’ 8
A l c o h o l 6 9 ’ 8 2 4 ’ 2 3 4 ’ 6
C á n n a b i s 1 9 ’ 1 5 ’ 4 2 8 ’ 3
A n f e t a m i n a s 2 ’ 1 0 ’ 4 1 9
Tr a n q u i l i z a n t e s 2 ’ 1 0 ’ 5 2 3 ’ 8
C o c a í n a 2 ’ 7 0 ’ 7 2 5 ’ 9
H e ro í n a 1 ’ 2 0 ’ 4 3 3 ’ 3
ns/nc3%
nada5%
poco7%
regular19%
bastante32%
mucho34%
CUADRO 4GRÁFICO 1
34
mos la prevalencia o porcentaje de
quienes siguen consumiéndolas des-
pués de haberlas probado.
Los datos muestran tres tipos de
d rogas, según los niveles de consumo:
uno primero, de consumo masivo, que
componen el tabaco y el alcohol; en un
plano intermedio, el cánnabis, y, por últi-
mo, un tercer grupo de sustancias de
consumo más minoritario. Ver cuadro 4.
TABACO Y ALCOHOLCasi tres de cada cuatro adoles-
centes han consumido alguna vez al-
cohol; más las chicas que los chicos, y
algo más en el medio rural que en el ur-
bano. El consumo actual de bebidas al-
cohólicas alcanza a la cuarta parte de la
población adolescente. Esto supone
que casi 35 de cada 100 chicos que
prueban el alcohol continúan consu-
miéndolo. Huelva, Cádiz y Sevilla des-
tacan en consumo de alcohol sobre el
resto de Andalucía.
Ha fumado alguna vez casi la mitad
de los adolescentes; también más las
chicas que los chicos. Fuma habitual-
mente un 15% de esta población. De
cada 100 adolescentes que prueban el
tabaco, casi 33 se enganchan. Ta m-
bién Huelva encabeza el ranking de fu-
m a d o res y fumadoras, seguida de Se-
villa y Cádiz.
Ambas sustancias pre s e n t a n
mayor nivel de consumo entre quienes
ocupan el tiempo de ocio en activida-
des relacionadas con los amigos, si
bien la iniciación en ambos consumos
son diferentes: en el caso del alcohol es
más de corte social (en una fiesta, con
un grupo de amigos), mientras que el
primer cigarri llo lo fumaron con un
amigo o amiga.
Está claro que la adolescencia es la
época de la vida en que tienen mayor
influencia los amigos sobre la persona.
El adolescente necesita la aceptación
del grupo de iguales, que se convierte
en el principal agente socializador. El
consumo de alcohol en ese grupo
actúa como una forma más de cohe-
sión y de ident idad grupal, como
hemos podido comprobar en estudios
realizados anteriormente sobre el fenó-
meno del “botellón”: la mayoría de los
adolescentes sólo consumen alcohol
colectivamente. Los adolescentes an-
daluces, conforme manifiestan mayor
satisfacción con la relación e integra-
ción en su grupo de amigos, elevan el
porcentaje de fumadores y bebedores.
La familia, que ha sido casi el único
agente de socialización durante la in-
fancia, continúa ocupando un lugar de
importancia en la adolescencia. De
hecho, los consumos de tabaco y al-
cohol están en pro p o rción inversa al
grado de satisfacción de los adoles-
centes con las relaciones familiares. No
disponemos de las razones por las que
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
PELIGROSIDAD DE B E B E F U M ATABACO Y A L C O H O L S I N O S I N O
Muy o bastante peligro s a 2 8 ’ 4 4 8 ’ 1 2 0 ’ 6 3 9 ’ 6
R e g u l a r 3 9 3 3 ’ 2 3 2 ’ 1 3 5 ’ 9
Poco o nada peligro s a 3 2 ’ 7 1 8 ’ 7 4 7 ’ 2 2 4 ’ 5
To t a l 1 0 0 1 0 0 1 0 0 1 0 0
Casi tres de cada cuatro adolescentes han consumido
alguna vez alcohol; más las chicas que los chicos, y
algo más en el medio rural que en el urbano. El consu-
mo actual de bebidas alcohólicas alcanza a la cuart a
p a rte de la población adolescente.
CUADRO 5
GRÁFICO 2
35
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
puedan calificar de malas o buenas
esas relaciones, sólo del dato en sí, lo
que permite tomar en consideración el
papel fundamental de la familia al que-
rer abordar el problema de estos con-
sumos de los adolescentes. Record e-
mos, no obstante, que una de las va-
riables que mejoran las relaciones fa-
m i l i a res es el mayor nivel educativo de
los padre s .
En numerosas investigaciones se
ha llegado a establecer una re l a c i ó n
clara entre consumo de drogas en ado-
lescentes y bajo rendimiento académi-
co. La institución escolar constituye un
punto clave en esta etapa de la vida,
s o b re todo a partir de su obligatorie-
dad. Cuanto más alarguemos el perio-
do de formación más elevaremos el
nivel educativo de nuestros jóvenes, de
lo que se beneficiará, sin duda, la so-
ciedad: pero, por los motivos que sean,
todavía no se han corregido algunas de
las disfunciones asociadas a la implan-
tación de la Enseñanza Secundaria
Obligatoria, que han conducido a que
muchos adolescentes vivan la expe-
riencia del fracaso escolar como fraca-
so social. Y, en Andalucía, hemos visto
que afecta casi al 35% de la población
escolarizada. Nuestros datos confir-
man claramente esa relación entre con-
sumos de alcohol y tabaco, y la satis-
facción con los estudios.
O t ro factor de riesgo, que viene
aduciéndose en diferentes estudios,
hace re f e rencia a la aceptación social o
tolerancia con el consumo de dro g a s
por parte de la sociedad. Casi el 90%
de los adolescentes que beben o
fuman creen que ha aumentado la tole-
rancia social del consumo de drogas.
La percepción del riesgo es otra va-
riable que puede explicar el consumo
de tabaco y alcohol: beben y fuman
más quienes consideran menos peli-
g rosas ambas sustancias, como se ob-
serva claramente en el cuadro 5.
Algunos autores, como Jessor3, re-
lacionan el uso de drogas con situacio-
nes de pobreza, por lo que se ha llega-
do a proponer medidas de ataque que
permitan proporcionar mejores expec-
tativas y perspectivas de futuro. Los
adolescentes andaluces fuman y
beben en mayores pro p o rciones en la
medida en que aumenta la insatisfac-
ción con su situación económica. Ve r
gráfico 2.
SÍ N O TO TA L
Consume anfetaminas 1 0 0 0 1 0 0
Consume tranquilizantes 7 5 2 5 1 0 0
Consume cocaína 8 8 ’ 2 1 1 ’ 8 1 0 0
Consume hero í n a 1 0 0 0 1 0 0
La percepción del riesgo es otra variable que puede ex-
plicar el consumo de tabaco y alcohol: beben y fuman
más quienes consideran menos peligrosas ambas sus-
tancias. La percepción del riesgo es otra variable que
puede explicar el consumo de tabaco y alcohol: beben
y fuman más quienes consideran menos peligro s a s
ambas sustancias.
3 JESSOR, R.: “Risk behaviour in adolescent:A psychological framework for understan-ding and action”. Journal of Adolescent He-alth, 12, 597-605. 1991
CUADRO 6. CONSUME CÁNNABIS
GRÁFICO 3
36
Mediante el análisis de segmentación
se muestra un perfil de los adolescentes
que beben como el de aquellos que
muestran bajo nivel de satisfacción con
sus estudios, se sienten bastante o muy
integrados en su grupo de amigos y no
tienen muy buenas relaciones con su fa-
milia (39’4%). En el caso de quienes están
muy satisfechos con sus estudios, que
son los que menos beben (12’3%), casi
se duplica el porcentaje en quienes están
menos satisfechos con su situación eco-
nómica (22%), que seguramente contes-
tarían en encuestas sobre el botellón que
es el modo más barato de divertirse.
Para el caso de los fumadores, ten-
dríamos un perfil más reducido: el 15%
de los adolescentes que fuman habi-
tualmente se convierte en un 43’4% en
el caso de quienes están nada satisfe-
chos con los estudios y tienen muy
malas, malas o re g u l a res re l a c i o n e s
con la familia.
CÁNNABISEl 19’1% de los adolescentes an-
daluces han probado alguna vez la ma-
rihuana o el hachís, en proporciones si-
milares entre los chicos y las chicas. El
consumo actual desciende al 5’4%, lo
que supone una preva lenc ia de l
28’27%; las chicas presentan una lige-
ra mayor prevalencia. Aumenta el con-
sumo conforme lo hace la edad, por lo
que es mucho mayor en el 2º ciclo de la
ESO que en el 1º, y disminuye pro g re s i-
vamente conforme se eleva el nivel
educativo de los padres. Sevilla, Mála-
ga y Almería sobresalen con los mayo-
res consumos de cánnabis.
Se trata de una droga eminente-
mente social, en la que más de la mitad
de los adolescentes consumidores se
iniciaron en un grupo de amigos y cuyo
consumo aumenta entre quienes ocu-
pan el tiempo libre en actividades re l a-
cionadas con los amigos. De hecho,
generalmente se comparte su uso con
el grupo. Se ha convertido en una
d roga casi normalizada; el 83’3% cre e
que la tolerancia social ha aumentado.
Divertirse y pasarlo bien es la razón que
aduce para fumarlo dos terceras partes
de los consumidores.
El consumo de tabaco y alcohol in-
c rementa la probabilidad de consumir
cánnabis; así se desprende del análisis
de segmentación, que convierte el 5’4%
de consumidores en un 37% entre los
que fuman y beben. Pero, a su vez,
todos los consumidores de anfetaminas
y heroína, casi todos los de cocaína y
t res cuartas partes de los de tranquili-
zantes lo son también de cánnabis. Esto
no indica que todos los que consumen
cánnabis van a pasar al consumo de las
otras drogas; sólo una parte, pero pare-
ce claro que es una puerta necesaria o
que facilita la entrada. Ver cuadro 6.
F rente a esta evidencia, sólo un 28%
de los consumidores de cánnabis le
otorga el grado de bastante o muy peli-
g rosa a esta sustancia, peligro que con-
c retan, en mayor nivel que los no consu-
m i d o res, en que crea adicción y el fuer-
te gasto económico que re q u i e re .
El siguiente análisis de segmenta-
ción tiene una lectura que resulta, en
cierto sentido, paradójica, ya que un
consumo grupal no está re l a c i o n a d o
con el grado de integración con los
amigos, sino que encuentra los facto-
res de riesgo en las dos instituciones
sociales de re f e rencia para los adoles-
centes: la escuela y la familia. Quienes
están nada satisfechos con sus estu-
dios y califican sus relaciones familiare s
como muy malas, malas o re g u l a res tie-
nen un 20’8% de probabilidad de ser
c o n s u m i d o res de marihuana o hachís.
Ver gráfico 3.
OTRAS DROGASEl tercer grupo de drogas, de consu-
mo más minoritario, ha atraído, en su con-
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
Quienes están nada satisfechos con sus estudios y ca-
lifican sus relaciones familiares como muy malas, malas
o re g u l a res tienen un 20’8% de probabilidad de ser con-
s u m i d o res de marihuana o hachís.
37
junto, al 8’1% de los adolescentes y re t i e-
ne a un 2%, lo que equivale a una pre v a-
lencia del 24’7%. Pero se puede observar
un aumento de esa prevalencia conforme
se eleva la peligrosidad de la sustancia.
La iniciación al consumo de estas
sustancias se produjo en una fiesta o con
un amigo, de manera más reservada que
el tabaco, el alcohol y el cánnabis.
Conviene traducir esos pequeños
porcentajes a números absolutos para
tener una visión más realista de la situa-
ción. Estamos hablando de que han
p robado esas drogas 32.652 adoles-
centes andaluces, y las consumen ac-
tualmente 8.061, conforme al siguiente
reparto:
Anfetaminas: 1.612
Tranquilizantes: 2.015
Cocaína: 2.822
Heroína: 1.612
Se trata de un consumo casi exclusi-
vo de varones, que aumenta con la edad,
disparándose en los pocos alumnos de
18 años que permanecen todavía en el
sistema educativo intentando terminar el
2º ciclo de la ESO. De todas formas, el
consumo de estas sustancias no está
asociado principalmente al bajo nivel de
satisfacción con los estudios, sino a la
menor satisfacción con la situación eco-
nómica, en el caso de las anfetaminas, y
a las malas relaciones con la familia para
la cocaína y la heroína. Córdoba, Málaga
y Almería destacan, con gran difere n c i a ,
del resto de las provincias andaluzas en el
consumo de estas dro g a s .
RECAPITULANDON u e s t ros datos confirman la impor-
tancia de la perspectiva sociológica en el
análisis del consumo de drogas por parte
de los adolescentes. Evidentemente,
algo pasa en una sociedad en la que se
consumen más drogas que en otra y en
la que la población adolescente participa
en buena medida de ese consumo. En el
caso que nos ocupa —el consumo de
d rogas de los adolescentes andaluces—
se observa tanto su origen social como
sus inevitables consecuencias sociales.
En la mayoría de los casos, la iniciación en
la práctica de estos consumos se ha pro-
ducido de manera colectiva, en el grupo
de iguales. Por otra parte, no siempre
p receden unos insatisfactorios re s u l t a-
dos escolares y unas malas relaciones fa-
m i l i a res al consumo de drogas, sino que
también encontramos una significativa in-
cidencia del consumo de drogas en el
d e t e r i o ro de la actividad académica y de
las relaciones familiare s .
Con algunas var iantes, que ya
hemos señalado, podemos perfilar un
modelo explicativo del temprano con-
sumo de drogas de los adolescentes
andaluces en el que se mezclan e inte-
r relacionan los diferentes elementos
que venimos analizando. Para las sus-
tancias de consumo más extendido (ta-
baco, alcohol y cánnabis) la insatisfac-
ción con los estudios convierte a la ins-
titución educativa en el elemento clave
que desencadena el proceso de adic-
ción. Más que la reacción familiar ante
el fracaso escolar es la asociación al
grupo de iguales, con el que comparten
en la mayoría de los casos los malos re-
sultados académicos y las actividades
de ocio, el segundo hito que re f u e r z a
ese consumo. Sólo en el caso de los
consumos de cocaína y heroína son las
malas relaciones familiares el detonan-
te principal, también relacionado con
los otros elementos. Ninguno de los
t res elementos, por sí solos, son sufi-
cientes para explicar el consumo; de
hecho, el fracaso escolar arroja cifras
d i s p a res en las diferentes comunidades
autónomas a pesar de que comparten
el mismo sistema educativo, con las
mismas disfunciones a las que hemos
hecho re f e rencia en páginas anteriore s ,
e independientemente del signo políti-
co de sus gobiernos y del puesto que
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
Evidentemente, algo pasa en una sociedad en la que se con-
sumen más drogas que en otra y en la que la población ado-
lescente participa en buena medida de ese consumo.
38
DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007
ocupan en el ranking del desarro l l o
económico. Del mismo modo, la socia-
bilidad, las buenas relaciones e integra-
ción en la pandilla, no puede ser consi-
derada un indicador de consumo de
d rogas, si no está asociado a otros fac-
tores que lo influyen.
La familia puede constituir, en muy
pocos casos, un factor de riesgo, pero ,
por lo común, es la que sufre las con-
secuencias directas del consumo de
d rogas de los adolescentes. Como
queda señalado en estudios anterio-
re s4, mucho más importante que los
p roblemas en la propia estructura fami-
liar es el tipo de comunicación que exis-
te entre los adolescentes y su familia lo
que afecta al consumo de drogas, ob-
servándose una mayor tendencia en
quienes mantienen peores re l a c i o n e s
f a m i l i a res, algo que encontramos en
clara relación con el nivel educativo de
los padres. Nuestros datos no nos per-
miten comprobarlo, pero seguramente
el deterioro de las relaciones familiare s
debe ser más un efecto que una causa
del consumo de drogas, aunque pro-
voque, a su vez, una mayor integración
en el grupo de iguales, donde se pro-
duce la iniciación y el consumo habitual
de drogas.
La satisfacción de los adolescen-
tes con su situación económica tiene
cierta incidencia sobre las re l a c i o n e s
f a m i l i a res, pero aparece asociada di-
rectamente sólo al consumo de anfe-
t a m i n a s .
El aumento de la tolerancia social,
p e rcibido más nítidamente por quie-
nes las consumen, facil ita tanto el
a c e rcamiento como la permanencia
en el consumo, sobre todo de las
d rogas más populares entre los ado-
l e s c e n t e s .
CONCLUSIONESPROVISIONALES
Una primera reflexión sobre los
datos nos hace constatar la acertada
activ idad preventiva de Pro y e c t o
H o m b re de Andalucía en el marco es-
colar y familiar, de la que han sido be-
neficiarios 28.000 alumnos de la ESO,
27.000 familias y más de 1.000 pro f e-
s o res. Parece, por tanto, oportuno
p roponer la ampliación de estos pro-
gramas, multiplicando la presencia en
la ESO y adelantando esa labor pre-
ventiva a la Enseñanza Primaria, dada
la tendencia observada de iniciación
en el consumo de drogas a edades
más precoces, en las que muestran
un nivel de información menor. En este
sentido, parecería de especial interés
aumentar el trabajo con los pro f e s o re s
(cursos, seminarios…), tanto de se-
cundaria como de primaria, orientado
en dos direcciones: información para
los más pequeños y fomento de acti-
vidades culturales y deportivas para
los mayores. También, en el ámbito
e s c o l a r, serían interesantes pro g r a-
mas de apoyo para quienes tienen di-
ficultades en los estudios, que, como
venimos observando, constituye uno
de los principales focos de adicción a
las dro g a s .
Del mismo modo, es evidente la
conveniencia de ampliar los pro g r a m a s
para las familias, consiguiendo una
mayor presencia y diversificando los
contenidos: información, técnicas de
habilidades sociales para la comunica-
ción, o simple acompañamiento y for-
mación continua.
Finalmente, otra propuesta, sugeri-
da a partir de la discusión con el grupo
de técnicos de Proyecto Hombre de
Andalucía, coautores de este trabajo, la
constituye la puesta en marcha de pro-
gramas de calle, talleres de ocio y cul-
tura y fomento del deporte.
Mucho más importante que los problemas en la pro p i a
e s t ructura familiar es el tipo de comunicación que exis-
te entre los adolescentes y su familia lo que afecta al
consumo de dro g a s .
4 SÁNCHEZ PARDO, L.: Informe nº 1 del Ob-servatorio español sobre drogas. Madrid,1997.