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PRESENTACION DE LAOBRADEL DR. CARLOS RAFAEL SILVAMEDIO SIGLO DELBANCO CENTRAL DE VENEZUELA
Con motivo de la presentación del brillante trabajo elaborado por el Individuo de Número Dr. Carlos Rafael Silvarelacionado con la celebración del cincuenta aniversariodal Banco Central de Venezuela, la Academia Nacional deCiencias Económicas organizó un acto especial donde sedesbordaron sentimientos de amistad y ejemplos de verdaderos esfuerzos por presentar análisis escuetos denuestra contemporaneidad.El Dr. D.F. Maza Zavala nos ofrece eso y más cuando ensu discurso emocionado nos informa de aspectos especiales del binomio Banco Central de Venezuela-CarlosRafael Silva.
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Me asisten varias razones para participar en este acto de presentación académica de la obra del doctor Carlos Rafael Silva intitulada"Medio Siglo del Banco Central de Venezuela". La primera es laamistad, valor que sufre los embates de la crisis social que nos agobia ala par que la económica. La segunda es la relación universitaria, de lostiempos en que profesor y estudiantes estaban muy cercanos, en el aula,en los corredores de esta vieja Casa del Saber donde nos encontramos yen aquellos rüsticos del antiguo Trapiche de la Hacienda Ibarra dondehoy existe la Ciudad Universitaria Central del país. La tercera es laidentidad de ser bancocentralistas Carlos Rafael Silva y yo, pero él másque yo como todos sabemos. Celebramos, pues, con la obra, mediocentenario de la creación del Instituto Emisor, que, como la Universidad,y más atrás el colegio y la escuela, deja huella en quienes alguna vez noscobijamos bajo su techo, primero como estudiantes, luego como profesionales, y allí adelantamos nuestra formación, porque los departamentos técnicos del Banco constituyen el mejor postgrado en economía que existe en Venezuela.
Nadie más indicado que Carlos Rafael Silva para ser el autor deuna obra como la que hoy se presenta. Gran parte de su vida ha estadodedicada al Banco Central, desde auxiliar de investigación en tiempo deestudiante hasta la presidencia del Instituto en su madurez, pasando pordiferentes y sucesivas posiciones, funciones y jerarquías, lo que representa el ideal de una carrera institucional, que sería muy deseable paratoda la administración pública. El Banco Central se ha distinguido ycaracterizado por la objetividad y ponderación de sus actuaciones yjuicios técnicos en el campo monetario, financiero, estadístico y deanálisis macroeconómico, y ello puede apreciarse en las actuaciones,opiniones, estudios, y la propia personalidad de Carlos Rafael Silva. Enesta obra se reúne la historia con uno de los protagonistas, relatorexcepcional de una evolución en que él participó con brillantez yhonestidad
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No es, por cierto, la obra de Silva sobre el Banco Central la única en su género entre nosotros. Con anterioridad, el Dr. Rafael JoséCrazut, ilustre Individuo de Número de esta Academia ydistinguido bancocentralista jubilado, había escrito una historia del Instituto, con rigordocumental y analítico; también existen testimonios, referencias ymemorias de fundadores, presidentes y funcionarios de primera línea deaquél, que permiten conocer instancias, circunstancias, coyunturas yhasta encrucijadas dramáticas en ese proceso evolutivo. Esta obra del Dr.Silva actualiza, complementa, enriquece, con su propio testimonio deprotagonista, la historia de medio siglo de nuestro banco de bancos.
No hay que hacer un paralelo histórico entre el desenvolvimiento del Banco Central y el de la economía venezolana en este mediosiglo que se celebra. Porque la vida del Instituto Emisor está indisolublemente ligada a la vida económica del país desde su creación hasta elpresente. En 1940, cuando nace el Banco en un ambiente de controversia,pero también de modestia y expectativa, Venezuela era un país esencialmente rural, más bien atrasado, pobre no obstante la emergencia dela riqueza petrolera, recién salido, sin salir enteramente, de una prolongada dictadura que sirvió de tránsito penoso del siglo XIX al XX. Caracas era una pequeña ciudad con muchos rasgos de provinciana y pretensiones de metrópoli. El proceso de modernización y democratizacióndel Estado y la sociedad se abría paso a través de las luchas políticas ysociales, propias de una etapa de búsqueda afanosa de un equilibrio entre fuerzas contradictorias. Tardía fue la creación del Banco Central;otros países latinoamericanos lo tenían desde hacía varios años, Estebanco central venezolano se establece bajo el signo de la emergencia,pues el afio anterior había estallado en Europa una conflagración bélicaque pronto se transformaría en una guerra mundial. Para un país, comoel nuestro, enteramente dependiente del comercio exterior y particularmente del negocio petrolero bajo control extranjero, el conflicto tenía,y tendría más en el tiempo, repercusiones y consecuencias notables. Seimplantaron entonces restricciones, regulaciones y controles del comercio internacional, de los pagos, de la moneda y el crédito, del abastecimiento interno, de los precios, del cambio, entre otras variableseconómicas. Aprendizaje acelerado, ante los hechos, el del BancoCentral en aquella época y la que le siguió, de la postguerra, en la que se
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trataba de instaurar un nuevo orden económico internacional, quebrantado como había sido el orden neoclásico, primero por la guerra de 1914/18 Yluego por la gran depresión de los años treinta. La década de loscuarenta, de la infancia y la adolescencia del Banco Central, fue la deldesafío y el crecimiento de la institución bajo el acicate de la necesidadFue ese el tiempo de mi incorporación al Instituto como auxiliar deinvestigación.
Otra época difícil-y ciertamente, pocas épocas tranquilas, si esque alguna, ha vivido el BCV- fue la de la dictadura, de 1949 a 1957,durante la cual tanto las autoridades como el personal del Banco tuvieronque adoptar una actitud prudente, pero digna, en el cumplimiento de lasfunciones propias; no se soslayó la crítica objetiva a las ejecutoriaseconómicas y fiscales del régimen, ni se dejó de registrar en las estadísticas y cuentas nacionales el contradictorio acontecer de la economíavenezolana de entonces. En esa época se incorpora el Dr. Silva comoauxiliar de investigación, inicio de una carrera que habría de culminar enla presidencia del Instituto. Escenarios conmovidos también los de losaños sesenta, en parte de crisis y ajustes económicos, y de necesidad deadquirir nuevas experiencias en la administración de restricciones y regulaciones cambiarias y monetarias, en un contexto de violencia política y padecimiento social. Por otras razones, la segunda mitad de la década de los sesenta fue tiempo de conmoción y emergencia: la afluenciade recursos cuantiosos de petróleo y deuda, la nacionalización de laactividad petrolera y minera, la crisis en los países industrializadoscapitalistas, la turbulencia monetaria y energética, el afán de quemaretapas en la construcción del país, experiencias y retos para el BancoCentral, ya veterano en las coyunturas, y allí estaba en la alta jerarquíadel Instituto el Dr. Carlos Rafael Silva, experto en materia monetaria yfiscal.
La década de los ochenta -perdida para la América Latina yparticularmente para Venezuela- fue de crisis global, manifestada enmuchas formas y padecida por la mayoría nacional. Fuga de capital,aumento en espiral de la deuda externa, reforzamíento de presionesinflacionarias, caída del producto bruto interno por habitante, deteriorodel nivel y la calidad de vida de los sectores medios y pobres de la
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población, devaluación del bolívar, contradicciones entre las políticaspúblicas, fueron, entre otros, los hechos y las incidencias de la crisis.Hacia fines del decenio y con el propósito de combatirla y superarla, elnuevo gobierno emprende un cambio de estrategia económica: pretendeabrir espacio a la economía privada, a la libertad económica, a lacompetencia, y rendir culto a la teología del mercado, abrazando así latendencia dominante en el mundo de hoy. Pero el Banco Central noabandona sus funciones reguladoras de la dinámica monetaria, cambiaria y financiera, aunque se proclame la liberación del mercado dedivisas y de las tasas de interés. Puede decirse que el Banco Central se haconvertido en eje de la política económica, en cuanto éste depende deldinero, del crédito y de las divisas, y esta dependencia ciertamente eselevada. Aun las personas ajenas al quehacer financiero están pendientes del curso del dólar, de las variaciones de las tasas de interés, de lasofertas de instrumentos de crédito del Instituto Emisor, de los índices deprecios que este elabora, porque todo ello afecta la vida del común. Porello el Banco Central es hoy más influyente en la vida nacional que hace medio siglo, y su organización y funcionamiento son más complejosque entonces. En esa escuela de la creciente complejidad institucional,la de las transfiguraciones de la economía, templó sus armas intelectuales Carlos Rafael Silva, compartiendo sus actividades y preocupacionesentre el Banco Central y la Universidad, prestado en algunas ocasionesa la función ejecutiva de gobierno, en las carteras de Educación y deInversiones: los números de la enseñanza y la enseñanza de los números.
La contribución del Banco Central a la evolución de la CienciaEconómica en Venezuela es fundamental. Ha sido y es un seminariopermanente para estudiantes y egresados de nuestras facultades deeconomía. Expertos de reconocida competencia científica han sidoasesores y consejeros en diferentes épocas: basta recordar a ErnestoPeltzer, a Hennan Max, a Juan Sardá, a Constantino McGuire y en cuerpo presente a nuestro Individuo de Número el Dr. Felipe Paros. Allí hanestado también Bernardo Ferrán, Rafael José Crazut, Francisco Mieres,Félix Miralles, entre nuestros Miembros Corporativos. Entre los desaparecidos, el Dr. J.J. González Gorrondona, fundador junto con Arturo Uslar Pietri, J. M. Hernández Ron y Tito Gutiérrez Alfaro de la escuela universitaria de economía y quien vinculó los departamentos de
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investigación del Banco Central con la Universidad Central, en el área dela economía y la estadística. La biblioteca del Instituto, la mejor de sugénero en el país y una de las principales de América Latina, fue objetode especial atención por parte del Dr. González Gorrondona, comotambién por el Dr. Silv.a. Las publicaciones periódicas y eventuales delInstituto son expresiones del elevado nivel alcanzado entre nosotros porla Ciencia Económica y son documentos de consulta necesaria deprofesionales, estudiantes, gobernantes, políticos, empresarios, dirigentes en los distintos frentes de la vida nacional. Precisamente en estostiempos, de crisis, de incertidumbre, de inconformidad, los registrosestadísticos y contables que ofrece el Banco Central son de obligatoriareferencia, y por ello aquél tiene el deber de ser objetivo, eficiente,competente, transparente en la información, ya que la colectividad estápendiente de ella y la confiabilidad es cualidad inapreciable en estascircunstancias.
La responsabilidad del Instituto Emisor en este nudo crítico queinquieta al país es muy exigente, tanto en el análisis y evaluación delcurso de la economía, como en su cuantificación; pero sobre todo en lasdecisiones que tome sobre las variables monetarias y financieras, de alta sensibilidad, pues más que un velo monetario la delicada superestructura del dinero y el crédito es un factor de la actividad económica, protagonista del drama que afecta inevitablemente al público, como en elteatro griego.
En eta historia del Banco Central en su media centuria deexistencia, el Dr. Carlos Rafael Silva no se limita a los hechos y lospersonajes de relieve, sino que hace participar también a quienes desdeposiciones modestas, pero necesarias, en sus labores y actitudes, en sucalor humano, contribuyeron a que el Instituto sea lo que es. Generaciones se sucedieron al servicio de éste, los que ingresaron en plenajuventud, con la frescura de los aftos vigorosos, eufóricos, asistidos porla esperanza, encanecieron y maduraron en el servicio, o rindieron sutributo a la tierra. Es una experiencia emotiva singular evocar en dostiempos de la vida la imagen de los antiguos compañeros de trabajo, dehace cuarenta o treinta años, con la que tienen hoy, y conmoverse hastalas raíces de la nostalgia. Por ello, la nota personal, humana, que pone
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Carlos RafaelSilvaen esta historia, que es en partesu propiahistoriayen todo casopartede la venezolana, cuyatramase internaen el pasado,pero que se proyecta en el presente y no se detiene, aunque sea difícilpredecirel cursodel futuro, el caucepor dondecorrerán, turbulentas ocalmadas, las aguas de la vida nacional.
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Dr. Carlos Rafael Silva, Dra. Isbelia Sequera Segnini y Dr. Rafael 1. Crazut
Vista panorámica de Jos asistentes
Dr. Pascual Venegas Filardo, Dr. César Balestrini y Dr. Luis Herrera Campins