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Por: Alejandra Mónica Silvera
POR QUÉ NO PAÑUELOS
Alguna vez debió existir una competencia entre el sombrero y el turbante. Y del turbante derivó el pañuelo en la cabeza (bandana, como los piratas y los gitanos) y de la bandana derivó la gorra. O quizás no fue así. Quien sabe, acaso la
evolución de la moda y el estilo sea aún más compleja que la de las especies. Quién sabe.
POR QUÉ NO PAÑUELOS
Lo que me gusta de los pañuelos es su versatilidad. Un sombrero es siempre un sombrero y una corbata es sólo
una corbata. El primero protege, básicamente, del Sol y, a veces, de la lluvia. El segundo “equilibra”, “adorna” la
indumentaria masculina –aunque a las mujeres nos quede mejor, jajá. La corbata, se dice, deriva de un pañuelo que
usaban los soldados croatas.
POR QUÉ NO PAÑUELOS
Por el contrario, el pañuelo da para mucho. El pañuelo es infinito.
POR QUÉ NO PAÑUELOS
Podemos usar un pañuelo para proteger nuestra cabeza, usándolo como bandana o como caperuza.
POR QUÉ NO PAÑUELOS
Podemos llevarlo al cuello, como un chal, como una bufanda, como una corbata. Cortos o largos, de seda o de
lana –como las pashminas- son una opción válida incluso, si se usan sabiamente, en verano.
POR QUÉ NO PAÑUELOS