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POR LA GRACIA DEDIOS
La Guerra de las Rosas III
Inglaterra, segunda mitad del siglo XV.
Transcurren tiempos interesantes: elpas est dividido, sumido en un caosde intrigas y alianzas cambiantes. Dos
bandos irreconciliables, los York y losLancaster, libran una lucha a muerte
por el trono. Los reyesautoproclamados se multiplican;hombres y mujeres ambiciosos pujan
por la corona. Pero en este juego depoder no hay lugar para los perdedores:una derrota en el campo de batalla
puede significar la destruccin de todauna familia.El rey Eduardo ha muerto y todaInglaterra contiene el aliento.Estallarn de nuevo las luchas por el
trono que han consumido ya tantas
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vidas? Ricardo, an con el corazndestrozado por la muerte de suhermano, acude raudo a Londres desdesus tierras del norte. El poderoso clan
Woodville, con la reina a la cabeza,maniobra para no dejar escapar losttulos y honores tan duramenteconseguidos. El ruido de las espadasque tanto ha costado envainar se oye ya
por todo el reino, pero de esteconflicto, tras mucho dolor ysacrificio, surgir un monarca que serrecordado durante siglos.
Traductor: Carlos GardiniAutor: Sharon Kay Penman2011, Alamut
ISBN: 9788498890600
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Sharon Kay Penman
Por la gracia de Dios
La Guerra de las Rosas
Libro III
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Libro IV
Ricardo, por la gracia de Dios
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Middleham
Abril de 1483
Ricardo estaba a la derecha de Ana. Al pasar, ella le apret
l codo traviesamente, pero l estaba tan enfrascado en lque deca John Scrope que ni lo not. La conversacin nra tranquilizadora para Ana; hablaban de las ltimantrigas del descontento hermano de Jacobo de Escocia,
duque de Albany.Aunque no quisiera aceptarlo, Ana saba que otra guerr
on Escocia era inevitable. Jacobo haba recobrado ibertad, pero era un rey dbil, y en consecuenceligroso. Saba que Ned y Ricardo desconfiaban dacobo, y estaban convencidos de que tarde o tempraneanudara sus incursiones en territorio ingls. Ms an,
restigio de Inglaterra estaba de capa cada en el exterioed necesitaba un triunfo para superar la vergenza d
Tratado de Arrs, y no hay mayor xito que el que sonquista en la batalla.
Pero Ana no estaba dispuesta a permitir que nad
nsombreciera una velada tan especial. No pensara en ell
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hora: ni en Escocia, ni en la guerra, ni en la aramoribunda que ocupaba el trono francs. Su esposo habvuelto a Middleham, estaba rodeada por amigos y prontera primavera, buenas razones para regocijarse.
Mirando el saln, vio con satisfaccin que todos sunvitados parecan disfrutar. La cena haba sido abundante haba durado tres horas, y los trovadores de Ricardrindaban entretenimiento. Cunto se amargara el cond
de Northumberland, pens, si supiera cun poco lo habaxtraado!
Northumberland haba enviado cortsmente suxcusas, alegando que no poda asistir a causa de un lev
dolor de espalda. Ricardo haba bromeado que no tena unfeccin en la espalda, sino en la nariz. Ana sonri aecordar. Sin duda Ricardo tena razn. Aunque Ricardo s
haba esforzado para no menoscabar la autoridad dorthumberland, nunca haba logrado romper el hielo. A
abo de diez aos, las relaciones entre ambos saracterizaban por un civismo glacial. Northumberland e
un sujeto cauto y reservado, difcil de conocer, y su pasad
ancasteriano y el hecho de que su Casa de Percy hubierido la mxima autoridad de Yorkshire haban conspiradontra el desarrollo de una relacin clida entre l
Ricardo.Pero Northumberland no era el nico caudillo norte
que estaba ausente en Middleham en esa tarde de un marte
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de mediados de abril. El saln estaba lleno de rostroonocidos. John y Alison Scrope. Dick y Agnes Ratcliffe
Rob y Joyce Percy. Los Metcalf de Nappa May. LorGreystoke. Todo el clan Fitz-Hugh.
Ana no pudo contener una rpida ojeada en direccinVronique. Casi de inmediato, se lo reproch. Vronique Francis eran demasiado discretos para demostrar el menondicio de intimidad frente a sus parientes poltico
Semejante sospecha era injusta para ambos.Anna Lovell haba decidido permanecer en Minste
Lovell y Ana se alegraba de ello, por el bien de Vroniqun le preocupaba su amiga, an deseaba que Vronique s
hubiera enamorado de un hombre que pudiera desposarlnna Lovell era tan dependiente como una chiquilla, y An
dudaba que Francis alguna vez se animara a divorciars
Pero ya no dudaba de su amor por Vronique. Pocaelaciones ilcitas podan durar casi ocho aos a menos qu
hubiera un afecto profundo y genuino por ambas partes.Tras avisar a los trovadores que la danza pronto s
eanudara, Ana se acerc a Francis, Rob y Joyce Percy
Rob acababa de regresar de Calais y los obsequiaba con loltimos rumores sobre el convaleciente rey francs.
Es verdad, Rob, que Luis duerme de noche coantas velas que su cmara parece medioda en plena noche
Eso he odo. Desde septiembre, est totalmen
ecluido en su palacio de Plessis-de-Parc Les Tours.
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Previsiblemente, Rob mutilaba el francs hasta volverlrreconocible. Sin molestarse, fue el primero en rerse du psima pronunciacin y se embarc en un entusiaselato de los chismes de Calais. Dicen que ha prohibid
sus sirvientes que usen la palabra muerte en sresencia. Est muy atemorizado. Desde su ataque dhemipleja, ha gastado cientos de miles de livres efrendas. Pidi al papa el Santo Corporal, el lienzo de alta
que usaba San Pedro para decir misa, y ha enviado barcohasta las islas de Cabo Verde en busca de remedios
Ana ya no escuchaba, y miraba al hombre que ingresabn el saln. Haba visto suficientes mensajeros en su vidomo para reconocerlos de un vistazo. Era inusitado, smbargo, que un mensajero se presentara tan sucio
desaliado ante un noble como Ricardo. Estaba sin afeita
ubierto con el polvo de varios das de dura cabalgada, aque su mensaje deba de ser sumamente urgente. Lnquietud que siempre la acechaba chisporrote, amenazon cobrar vida. Pero entonces vio que el mensajero n
usaba los colores del rey, y se despreocup. Un mensaj
urgente de Ned sin duda significara malas noticias, otampaa contra Escocia o Francia. Pero no haba teligro en un comunicado de William Hastings, y Ana s
volvi hacia Rob.Rob, el pueblo francs est preocupado por
nminente muerte del rey? pregunt con curiosidad
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Su hijo slo tiene trece aos.Rob asinti.
Ay de ti, tierra, si tu rey es un nio declamgravemente, citando elEclesiasts. Sin duda que es
reocupacin los aqueja. Mira lo que ocurri en Inglaterruando Enrique de Lancaster lleg al trono siendo uro Caos, derramamiento de sangre, conspiraciones.
deseo fervientemente que los franceses sufran esos maleuando Luis muera y su heredero ocupe el trono.
Ana. Francis le roz el brazo. No estoy segurero me parece que pasa algo malo.
Haba una artificiosa quietud en la escena que presencina. El mensajero de Hastings permaneca hincado an
Ricardo, con un papel sellado en la mano tendida. Ricardn no lo haba cogido, y lo miraba con curiosmpasibilidad. Nada en su rostro delataba alarma, pero
gente empezaba a mirar en su direccin, atrada, quiz, pou inmovilidad absoluta.
Santo Dios! exclam Ana, sin darse cuentEntreg la copa de vino a Joyce y camin hacia Ricardo. Y
onoca la expresin que vea en el semblante de ssposo. Margarita de Anjou haba puesto esa misma cara dturdimiento cuando William Stanley le inform que s
hijo haba muerto.Apenas haba dado unos pasos, sin embargo, cuando
riso se despedaz. Ricardo dio media vuelta y sali
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bruptamente del saln, apartando de un empelln a uorprendido trovador que tuvo la mala suerte dnterponerse en el camino. La conversacin ces, y luege reanud bulliciosamente. El mensajero de Hastings s
ncorpor rgidamente, y entreg a Ana el mensaje selladoAna se neg fsicamente; se puso las manos a la espaldomo una nia renuente. No quera saber lo que deca es
misiva, no osaba aceptarla, presintiendo que su contenidlterara su vida para siempre, y la vida de sus sere
queridos.Madame? Madame, me enva lord Hastings dijo
hombre con voz ronca de fatiga, pero sus ojos estabaebosantes de turbadora compasin. Lamento ser y
quien os informe. El rey ha muerto.
Haban marcado la vela para contar el paso de las horahora indicaba la una. Haca tres horas que l se hab
marchado. Tres horas. Dnde estaba? Que regrese, po
avor. Virgen bendita, que est bien.Sin darse cuenta, Ana se haba puesto a caminar d
nuevo. Conociendo a Ricardo, tendra que haberse daduenta, tendra que haber adivinado lo que l hara. Pero ostaba pensar con claridad. Primero haba ido a la alcob
uego a la capilla. Cuando decidi revisar los establos, e
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demasiado tarde. Un desconcertado mozo le confirm quRicardo lo haba despertado, le haba ordenado qunsillara a un caballo. Haca ms de un cuarto de hora qul duque se haba marchado, le dijo a Ana con voz contrita
Milady aadi con preocupacin, haroblemas? El duque atraves la aldea como si lersiguieran los sabuesos del infierno.
Desde entonces, Ana no dejaba de arrimarse a lventana norte del gabinete, y fue a mirar una vez ms. Lldea estaba sumida en la oscuridad, y ms all todo er
negrura. Un hombre poda extraviarse fcilmente; aballo poda tropezar, quedar cojo.
No deba atormentarse as Ricardo conoca los vallede Wensley y Cover como cualquier hombre de YorkshireS, pero iba montado en White Surrey, el fogoso corcel qu
ed le haba regalado en Fotheringhay en junio. Un caballriado para la batalla, tan brioso como bello. Y si s
desbocaba y lo tiraba? Si caa en un pozo? Cmo saberloUn hombre apesadumbrado poda cometer un error dlculo, y en los pramos esos errores podan ser fatales.
Deba mandar hombres a buscarlo? Pero l nunca se lerdonara. Esperara un poco ms. Sin duda regresarronto. No haba llevado su capa y el invierno srolongaba en Yorkshire. De noche, un fro helad
descenda de los Pennines.
Loki, el alano que le haba dado a Ricardo para llenar
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vaco dejado por la prdida de Gareth, se le restreg contas faldas como un enorme gato plateado; los ojos curvos scuros estaban tan apenados que Ana tuvo que contener lagrimas. Pero no deba desmoronarse. Tena que resisti
star preparada para reconfortar a Ricardo cuando egresara. Por Dios, qu le dira? l haba amado tanto ed.
Tena que terminar con esto. Ricardo era capaz duidarse, tena que recordarlo. Una ojeada a la vela ndic que era ms de la una y media. Madre de Diodnde estaba?
Ojal no hubiera ledo la carta de Hastings. Ojaudiera apartarla de su mente. Pero no poda evitarlo. Unatra vez la recoga, relea las palabras que ya tena grabadan el cerebro. Una carta sorprendente por su brusc
oncisin, dos prrafos cortantes. Ana nunca haba valorada moral de Will, pero saba que sus modales erampecables. Qu urgencia apremiaba su pluma cuandscribi esto?
El primer prrafo slo deca que Eduardo hab
allecido el 9 de abril en Westminster. Ella y Ricardhaban ido de cetrera a Carlton Moor, y haban regresado Middleham en el ocaso. Haba sido un buen da, un da disas fciles y sol esplndido. Se pregunt si alguna ve
volveran a disfrutar de una jornada semejante.
No deba pensar eso. No deba dejarse ganar por
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nico. Pero, por qu la carta de Hastings pareca taminosa? El segundo prrafo la acuciaba, despertaba maloresagios: El rey lo ha encomendado todo a tu proteccinienes, herederos, el reino. Protege la persona de nuestr
eor soberano, Eduardo V, y ven a Londres. Por amor dDios, no te demores, y cudate. No, no era una carranquilizadora.
Ana? Vronique estaba en la puerta del gabinet. Ana, envan seales desde la casa de guardia. Acaba degresar.
unque estaba frente al hogar, Ricardo an temblaba dro, y cuando Ana le dio una copa de ponche caliente, tenos dedos tan tiesos y acalambrados que se le escap de
mano y se volc en el fuego. l ni repar en ello, a pesadel chisporroteo de las llamas.
Toma, amado dijo Ana, ofrecindole su copa. Lmir con ansiedad mientras l se la llevaba a los labio
onteniendo el impulso de asirle la mano para calmarlOjal no se hubiera resfriado; ansiaba apoyarle los labion la frente para cerciorarse de que no tuviera fiebre. Antodo, ansiaba abrazarlo, estrecharlo y consolarlo com
haca con su hijo.
Pero no poda. l estaba a un paso, pero inalcanzabl
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o hagas esto, querido. No me excluyas as. Djamyudarte. Las palabras rozaron sus labios, no salieron.
Dnde est la carta de Hastings? preguntbitamente Ricardo, y Ana se maldijo por no haber
scondido, por no poder decirle que no saba dnde la habguardado. No quera que l viera la carta por el momentQue tuviera una noche para llorar a su hermano, una nochibre de las dudas insidiosas que Hastings haba sembrad
Pero la carta estaba en la mesa, a plena vista, y l ya ecoga.
La cara se le endureci al leerla, y al terminar arrug arta con el puo. Por primera vez, mir a Ana a la car
Tena los ojos muy oscuros, irritados.Tuve que enterarme por Will Hastings jade, y e
u voz haba una amarga pesadumbre, pero tambin un
uria salvaje. Esa zorra ni siquiera tuvo la decencia dnunciarme personalmente la muerte de mi hermano!
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Middleham
Abril de 1483
na despert antes del alba, tras una noche de sue
obresaltado. Era un da que aguardaba con espanto, el dn que Ricardo se marchara a York y luego a LondresPermaneca muy quieta, con los ojos bien cerrados. Ence aos de matrimonio, dos veces haba visto a Ricardartir a la guerra, pero nunca haba sentido tanto temoomo ahora, cuando se dispona a cabalgar al sur pareclamar el protectorado del joven rey.
El nio le daba pena. Era demasiado joven parobrellevar la carga que le haba tocado en suerte. Ojaonociera mejor a Ricardo, y no sufriera tanto la influenc
de Anthony Woodville. Ojal pudiera creer que todo estar
ien, que Isabel no procurara burlar la voluntad de Nente todo, lamentaba conocer tan bien la historia de
dinasta de su esposo, lamentaba no poder olvidar destino de Thomas de Woodstock y su pariente Humphrede Gloucester. Como Ricardo, Thomas haba sido to de u
ey nio; cuando el rey alcanz la mayora de edad, hiz
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rrestar y asesinar a Thomas. Humphrey tampoco tuvuerte; lo haban nombrado protector del joven Enrique d
Lancaster, pero no tuvo fuerza suficiente para conservar suesto. Al igual que Thomas, lo haban arrestado; e
veinticuatro horas estaba muerto. Ninguna de las dohistorias era alentadora para Ana. Lo que le provocaba uemor supersticioso, sin embargo, era que ambos hombre
haban ostentado el ttulo que ahora perteneca a Ricardduque de Gloucester.
Se movi con inquietud, se sepult en la falsa seguridade la cama de plumas, procurando no molestar a RicardQue durmiera un poco ms. En los ltimos cuatro dahaba tenido poco descanso. Poco descanso y menoiempo para llorar a su hermano.
Al or una misa de rquiem por Eduardo en la capil
del castillo, Ricardo haba vuelto a internarse en loramos con White Surrey.
Haba regresado plido y conmocionado horas despuy se haba sentado para escribir a Anthony Woodville, qustaba en Ludlow, ofreciendo su psame a su joven sobrin
y manifestando la esperanza de que pudieran reunirse elgn punto del viaje al sur para entrar juntos en Londre
Despus le haba escrito una envarada carta dondolencias a Isabel, y una cauta carta al consejo, en
que juraba ser tan leal al hijo de Eduardo como lo hab
ido a Eduardo. Dej claro, sin embargo, que esperab
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sumir el protectorado de su sobrino, de acuerdo con ostumbre y con los deseos de Eduardo. Se la dio a leerna y ella le asegur que haba dado con el tono apropiad
que el consejo reaccionara favorablemente. Ninguno d
os dos dijo lo que pensaba: si el consejo se proponespetar la voluntad de Ned, por qu Ricardo no habecibido ningn reconocimiento oficial?
Tres das despus, la pregunta an no tena respuesto haban recibido ningn mensaje de Isabel, ningun
omunicacin del consejo. Pero al medioda del sbado, uegundo mensajero de Will Hastings cruz el puentevadizo y entr en el patio del castillo. Si antes Will habugerido peligros vagos, ahora daba nombres con todrecisin. La reina y sus parientes se proponan obviar rotectorado. Haban conquistado a Rotherham, cancille
de Ned. Stanley vacilaba. No era preciso aclarar lo quucedera una vez que tuvieran al joven rey en su pode
Ricardo deba ir a Londres cuanto antes, y ms le vallevar una escolta numerosa.
Ana se puso a tiritar, busc las mantas y mir hacia e
ado de Ricardo para cerciorarse de no haberlo molestadLa cama estaba vaca; ella estaba sola. Segundos despue anudaba el cinturn de la bata y se arrodillaba parecoger sus zapatos.
Un cielo gris perla se cerna sobre el torren, y la
orres del castillo nadaban en los vapores del alba, qu
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ronto seran disipados por el sol naciente. Algunoriados soolientos ya estaban levantados, y pestaearon dorpresa al ver el cabello desmelenado de Ana y su batzul. En la capilla desierta persista el olor de las velas qu
haban encendido en homenaje a Eduardo. Pero en el sale top con una sobresaltada sirvienta y la muchacha seala escalera del rincn, en respuesta a la apremiantregunta de Ana.
La vista desde las almenas era hermosa, mostraba vasto valle y el distante y plateado ro Cover. En mayo esaolinas estaran cubiertas de brezo; en octubre, doradas co
helechos. Aun en invierno, Wensleydale tena una suerte dstico esplendor, pero sa era la poca ms encantador
del ao, un suave mar verde extendindose hasta horizonte, Ana se detuvo un instante en la puerta par
ecobrar el aliento y para mirar a Ricardo sin que l viera. La severidad del atuendo de luto no le sentaba bieSu rostro, atrapado entre la austeridad de un jubn dstambre oscuro y la melena negra, pareca perdidruncido, descolorido. An no haba reparado en Ana
miraba el paisaje como si quisiera memorizarlo, fijar en smente el modo en que las sombras y el sol se perseguan eas laderas, llenando el valle de luz.
Ricardo.l se volvi de inmediato.
Ana? Ana, qu sucede?
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Ella sacudi la cabeza, y se dej abrazar.Nada, amor, nada. Slo me asust al despertarme
descubrir que no estabas.No habrs pensado que me ira sin despedirme.
Pens que quiz lo considerases una amabilidad, parhorrarme un mal tragoNo sera ninguna amabilidad, amada dijo l, y el
inti el roce de sus labios en el cabello. Estabdesvelado, as que vine aqu a mirar el amanecer.
An ests dispuesto a oponerte al consejo de Willmor, recapacita. Lleva suficientes hombres para estaeguro, para dar
l neg con la cabeza.No puedo, Ana. Llevar un ejrcito al sur sera com
rrojar una antorcha a un pajar. No se me ocurre un gestms provocador, que pueda despertar ms sospechas sobrmis intenciones. Estamos al borde de un precipicio. Unio rey atrae inevitablemente el desastre. Te aseguro qul solo pensar en una regencia de los Woodville me dscalofros. Podra estallar una guerra civil por causa d
muchacho, y ante eso el conflicto entre mi padre Margarita de Anjou parecera una pequea trifulca.
Pero eso no es un motivo ms para escuchar onsejo de Will y llevar una fuerza numerosa?
Ana, no tengo vocacin de mrtir ni anso entr
desarmado en la guarida del len. Si pensara qu
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ranquilizara a la capital y aplacara los nimos, me llevartodo Yorkshire. Pero no sera as. No garantizara m
eguridad ni la estabilidad del reino. No puedo correr esiesgo; hay demasiado en juego.
Ricardo Las palabras afloraron a sus labios poropia voluntad, no pudo reprimirlas. Ricardo, quuceder? Qu nos espera?
Al erguir la cabeza, vio en el rostro de l la lucha entrl afn de tranquilizarla y la renuencia a mentir.
No lo s dijo al fin. Ojal pudiera decirte otrosa, Ana, pero no puedo. No lo s.
Antes de partir de York, Ricardo encarg misas dquiem en San Pedro para el reposo del alma de s
hermano. Tambin orden que los nobles y magnates dnorte prestaran un juramento pblico de lealtad a sobrino; entre tanto, procuraba asimilar la idea de que Nestaba muerto y su propio mundo tambin corra peligro, a pesadumbre, el temor y una furia ilgica y amarga susionaron en su mente hasta ser inseparables ndistinguibles.
Estando en York, Ricardo recibi un inesperadmensaje de apoyo de su primo Harry Stafford, duque dBuckingham. Buckingham se ofreca a reunirse coRicardo en su viaje al sur, y poner mil hombres a servicio. Ricardo no tard en enviar una respues
gradecida. Recibira con gusto la compaa de su prim
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Le explic a Buckingham que acababa de recibir a umensajero de Anthony Woodville, en respuesta a seticin de reunirse. Anthony haba sugerido que sncontraran en la ciudad de Northampton, y, si Buckingham
o hallaba satisfactorio, l tambin poda reunirse con elloll. Pero lamentablemente deba rechazar el otrfrecimiento de Buckingham. Tena el propsito de limitau escolta a varios centenares, y solicitaba que Buckingham
hiciera lo mismo.Por primera vez en ms de una semana, Ricardo s
nim a tener la esperanza de que pudieran atravesar a salvse pantano que de pronto afrontaban. El ofrecimiento d
Buckingham era alentador. Pero ms an lo era la cordiaooperacin de Anthony Woodville. Contrastabxtraamente con el persistente silencio de Isabel. Era un
rizna en el viento, una seal de que los Woodville quizstuvieran dispuestos a aceptar la realidad de srotectorado?
Tras dos das en York, Ricardo comenz a desplazarsentamente hacia el sur, en compaa de caballeros y nobleurales del norte. Lo acompaaban los lores Scrop
Greystoke y Fitz-Hugh, y sus amigos de la infanci
Pararon en Pontefract y Nottingham, y por la tarde d
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martes 29 de abril llegaron a Northampton, donde lenformaron que el joven rey haba atravesado la ciuda
horas antes. Poco despus, Anthony Woodville regres couna pequea escolta. Su sobrino el rey haba continuad
hacia la aldea de Stony Stratford, explic con solturemiendo que en Northampton no hubiera alojamientuficiente para sus hombres y los de Ricardo.
Ricardo se plant ante la ventana, mirando a loirvientes de Anthony Woodville que cruzaban el mercadon antorchas, dirigindose a su posada. Observ hasta qul fulgor de los faroles se disip en la oscuridad y se volviara encarar a los hombres que esperaban.
Bien? dijo secamente. Qu os pareci esarsa?
Los rostros de ellos eran fiel reflejo de su propi
scepticismo.Nos toman por tontos? barbot John Scrope, tra
oltar una maldicin procaz. Por amor de Dios, aqu eorthampton se han celebrado parlamentos! Hay posada
n abundancia, lugar de sobra para nuestros hombres y
quito real. No, a otro perro con ese hueso.He pensado confes Ricardo que Ston
Stratford est catorce millas ms cerca de Londres.Crees que se proponen enviar al muchacho delant
Dickon, sin esperarte?
No lo s, Francis. Pero esa excusa para no parar e
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orthampton es bastante endeble. Me huele bastante mal.Ricardo regres a la ventana. Debajo todo estaba quiet
y oscuro, y engaosamente apacible. Record a su pesaque la aldea de Olney se encontraba slo diez millas
ste. Olney, donde Ned haba tenido que entregarse a srimo Neville. Era una reminiscencia imborrable; Ricardn recordaba al joven de diecisis aos que era entonces,olas en la calle soleada, maravillndose de que todareciera tan normal mientras el tiempo se agotaba. Es
noche tena una sensacin parecida.Ojal no hayamos cometido un error, Dickon
ezong a sus espaldas John Scrope, al venir con taocos hombres.
Scrope tena razn? Haba sido excesivamente cautoEn tal caso, que Dios los ayudara; ese error no se pod
ometer dos veces.Si tan slo supiera lo que suceda en Londres. Si ta
lo supiera en quin poda confiar Will Hastings, desduego. Will no le agradaba tanto como antes; corecuencia lo haba visto ebrio, y no poda evitar pensar qu
Will haba contribuido a que Ned sufriera una muerte tarematura, una muerte que no tendra por qu habecurrido. No, Will no haba servido bien a Ned, por much
que lo amara. Pero an era hombre de fiar, de eso no laba la menor duda.
Tambin lo era Jack Howard. No permitira que e
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gobierno cayera en manos de los Woodville mientras lquedara aliento. Suffolk, el marido de su hermana Elisa
o estaba tan seguro. Suffolk no simpatizaba con loWoodville, pero no era un hombre dispuesto a arriesgars
or nada ni por nadie. Jack, conde de Lincoln, el hijo mayode Elisa, estaba hecho de mejor pao, gracias a Dios. Jacra buen muchacho, y se poda contar con l en cualquienfrentamiento con la parentela de la reina. Aun as, slontaba veinte aos, y no tena voz en el consejo.
Y los dems? Tom Stanley y su hermano oportunistaMs que improbable. Qu haba dicho Ned una vez? No uedes equivocar cuando sospechas de un Stanley. Essestaba gravemente enfermo. Buckingham ya hab
demostrado a quin era leal. En cualquier momento llegarNorthampton. Northumberland? Una pregunta difci
orthumberland se haba excusado de ir al sur, alegandque le pareca ms conveniente vigilar las fronteraerciorarse de que los escoceses no sacaran partido de loroblemas ingleses. No se poda negar la sensatez de es
decisin. Aun as, Ricardo no poda olvidar qu
orthumberland haba permanecido en sus propiedades ea primavera de 1471, no se haba comprometido hasstar seguro de que se una al bando vencedor.
Y luego estaban los Woodville. Los dos hijos qusabel haba tenido con Grey, sus cuatro hermanos. Es
ignificaba que los clrigos tenan los votos decisivos en
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onsejo. No le preocupaban el arzobispo de Canterbury nohn Russell, obispo de Lincoln. Eran hombres decente
que velaran por los intereses de su sobrino. Rotherhaml canciller de Ned? Un hombre bien intencionado, per
dbil, fcil de influir. Edward Story, el obispo dChichester dudoso, pero no era tranquilizador recordaque haba sido el confesor de Isabel. Quedaba John Mortobispo de Ely. John Morton, que haba aspirado a seanciller de Margarita de Anjou. Demasiado taimado.
Dickon? Rob Percy estaba en la puerta. Acabde llegar el duque de Buckingham.
Haban puesto platos frente a Buckingham, perdiz horneadon gelatina fra con hierbas, una croqueta de puerco
huevas de lucio, manzanas fritas y pasteles de almendraLe indic a su sirviente que le sirviera la comida.
Podemos conversar sin reservas frente a Gilbert ldijo a Ricardo. Es mudo de nacimiento. Espero que no
moleste hablar mientras como. He viajado desde el alba, stoy famlico.
Le haban servido una copa de hipocrs con especiapur un largo trago.
Cuntame, primo dijo. Cunto sabes sobre l
que sucede en Londres?
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Muy poco concedi Ricardo. Esperaba que udieras informarme, Harry.
Claro que s pero no te gustar nada. Buckingham se enjug la boca con una servilleta, ech u
vistazo a esos rostros tensos y expectantes. El dominge cumpli una semana desde que tu hermano fue sepultadn Windsor, con toda la pompa apropiada para tan gran reyun as, la reina opt por no asistir, y se qued e
Westminster. Creo que adivinars por qu, y en verdad nerdieron el tiempo. Ante todo, persuadieron al consejo d
que se deba equipar una flota. Para lidiar con los pirataranceses, explicaron. Y quin comandara esa flota? Ne sorprender que se la hayan entregado a Edwar
Woodville, hermano de la reina. Thomas Grey tampocermaneci ocioso. Es vicecondestable de la Torre desd
marzo, y ese puesto le result conveniente. Se adue dos tesoros de tu hermano, le dio la mitad a Edwar
Woodville y dividi el resto con la reina.Ricardo permaneci impasible.
Contina dijo secamente.
Luego se reunieron con el consejo, en presencia da reina, como si ella fuera la regente, y anunciaron quonsideraban aconsejable que una numerosa fuerza armadcompaara al joven Eduardo desde Ludlow hasta Londres
Ricardo contuvo el aliento.
Cun numerosa, Harry?
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No tanto como ellos queran, algo que le debegradecer a Will Hastings. Amenaz con retirarse a sortaleza de Calais si la escolta del muchacho no simitaba a dos mil efectivos. El consejo lo respald
ntimidado por su amenaza. Adems, la idea de que ujrcito de los Woodville marchara sobre Londres logrque aun los ms cobardes mostraran ciertas agallas. Leina cedi bajo presin, y acept los dos mil.
Buckingham hizo una pausa. No s si quiero saberlrimo, pero, cuntos hombres tienes?
Ricardo no respondi. Fue John Scrope quien dio espuesta.
Quinientos, a lo sumo.Buckingham hizo una mueca.
Aun con mis trescientos, creo que no me gusta esdiferencia.
Se hizo el silencio, y fue Francis quien lo rompi.Estis notablemente bien informado, milor
Buckingham.No puedo darme el lujo de no estarlo. Buckingham
volvi los ojos castaos hacia Ricardo y murmur: Y tampoco, primo. No te he contado todo. Hastings expuso ontenido de tu carta ante el pueblo. Caus gran impresi
y la mayora de los londinenses coinciden en que deberas tomar el gobierno. Pero por el momento la reina
us parientes controlan una limitada mayora en el consej
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legaron que el gobierno deba delegarse en un consejo degencia, en vez de ponerlo en manos de un solo hombr
Apoy la copa bruscamente. Lamento decirte, primque la reina prevaleci. El consejo vot a favor de desech
a costumbre y el deseo de tu hermano moribundTambin accedieron cuando la reina exigi que el niuera coronado de inmediato. Se ha fijado la coronaciara el prximo domingo y, si no has llegado a Londreara entonces pues tanto mejor. Suponiendo, desduego, que alguna vez llegues a Londres!
Ricardo se levant abruptamente, y se alej de la mesTonto! Idiota redomado! Tendra que haberlo sabidoendra que haberlo sospechado. Esa mujer no tena hono
ni una pizca de integridad u honradez. Qu le importaba desgarraba el pas? Y si tena xito, si tomaba las rienda
del gobierno mientras el nio era menor, que Dios ayudarInglaterra. Margarita de Anjou parecera una autntic
anta en comparacin.La conmocin pronto fue reemplazada por la furia. D
ronto se le despej el cerebro, y pens con frialdad. S
lla quera que as fueran las cosas, l estaba dispuestorge haba cometido la torpeza de dejarse enredar por lo
Woodville, al punto de darle a la reina el pual que ella llav en la espalda. Pero l se encargara de que esta vez ne resultara tan fcil.
Dickon pregunt Francis, qu piensas hacer?
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Creo dijo Ricardo adustamente que es hora deguir el consejo de Will Hastings: proteger la persona d
mi sobrino y llegar a Londres.
nthony Woodville no poda conciliar el sueo. A lauatro de la maana desisti y se puso a leer un libro en ama. Pero no poda concentrarse en la lectura.
Al demonio con Lisbet! Qu mosca le haba picadara emperrarse tanto en la confrontacin? No ernecesario. Por qu no lo entenda?
l haba visto desde el principio que no podan darse ujo de pisotear a la nobleza. Eran demasiado odiados par
gobernar a solas, necesitaban aliados. Una vez que Eduarduera mayor, todo cambiara. Pero en el nterin Lisbeendra que esperar para ajustar viejas cuentas, por poc
que le gustara.l no era ciego a los obstculos que les aguardaba
Pero a su entender, el mayor peligro era una alianza entr
os dos hombres ms poderosos de Inglaterra, GloucesterHastings. Era preciso hacer buenas migas con uno o con tro, si queran sobrevivir. Anthony prefera a Gloucesteruyos ttulos estaban legitimados por la sangre y por lo
deseos del moribundo Ned.
Le haba parecido prudente, pues, aceptar la sugerenc
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de Gloucester, y haba aceptado reunirse con l eorthampton. No se haca ilusiones sobre Gloucester. Es
hombre odiaba a los Woodville, y culpaba a Lisbet por lmuerte de Clarence. Hara todo lo posible para excluirlo
del gobierno. Pero Anthony no crea que se ensaara collos. Tena un arraigado sentido del bien y del mal, no erhombre de sacrificarlo todo por la venganza. Y snfluencia sera efmera, en todo caso. Eduardo era joveero ya tena su propio criterio. Gloucester no tendr
mucha suerte con el muchacho. Como decan los cartujoDadnos un nio hasta que tenga siete aos y ser nuestror siempre. Bien, l haba tenido a Eduardo diez ao
Gloucester no bebera agua de ese pozo.Pero ayer su sobrino Dick Grey haba llegado d
Londres con rdenes urgentes de Lisbet. En ningun
ircunstancia deba permitir que Gloucester se reunieron ellos. Deba llevar a Eduardo a Londres de inmediat
Todo dependa de eso. Ya haba derrochado un tiemprecioso al celebrar el da de San Jorge en Ludlow, ante
de partir para Londres. No deba fallarle de nuevo.
Al recordarlo, Anthony sacudi la cabeza codesconcertada inquietud. Cmo poda una mujer ser taragmtica y tan temeraria al mismo tiempo? Lisbet no eronta. Entonces, por qu se empecinaba en arriesgarse
desastre?
Qu consejos desquiciados estaba recibiendo? Ahor
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no le quedaba ms opcin que acompaarla en su histriconspiracin, pero estaba seguro de que habra podid
hacerla entrar en razn si hubiera estado con ella cuandmuri Ned. En estas circunstancias, ella no tena a qui
cudir. Anthony senta afecto por sus hermanos Edward Richard, pero ninguno de los dos tena mucho sesHombres valientes, ambos, pero si llegaba a llover vinrataran de recogerlo con esos nuevos tenedores italiano
Su hermano menor, Lionel, recin nombrado obispo dSalisbury, era bastante brillante, pero profesaba ueligroso amor por las intrigas, y no era dado a aconsej
moderacin. En cuanto a sus sobrinos, Dick Grey estaban dispuesto a contradecir a su madre y a su hermanomo a tomar los votos, y Tom siempre haba sido u
miope que slo vea lo que quera ver.
Con semejantes confidentes, no era de extraar quLisbet se hubiera implicado en conspiraciones tarriesgadas. No vea las consecuencias? Por qu estaban aterrada de Gloucester? Quera creer que todo saldregn lo planeado, que ella no se haba metido en camisa d
nce varas, queMilord? Haca unos instantes que sus criado
ecorran la estancia, ordenndole la ropa. Su barberguardaba con su navaja y toallas calientes. Uno de loirvientes haba destrabado los postigos; era l quien l
haba llamado. Milord, ocurre algo extrao. Ser mejo
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que miris.Anthony se envolvi con una sbana, y se acerc a
ventana. En la luz difusa de una maana excepcionalmenrumosa, entraban hombres en el mercado, hombre
rmados que ostentaban el Nudo de Stafford del duque dBuckingham y el Jabal Blanco de Gloucester. Mientras easmado Anthony comprenda lo que ocurra, se apostarorente a la posada.
maneca cuando Ricardo lleg a la aldea de StonStratford. Aunque era temprano, hombres armadomerodeaban por las calles, aprestando desganados animalede carga, intercambiando maldiciones y quejas. Ervidente que llegaba justo a tiempo; el squito de sobrino estaba a punto de partir.
No era gran consuelo confirmar as sus sospechaTema haberse concedido un margen de error muy escasorriesgndolo todo en el elemento sorpresa y su evaluaci
de Dick Grey. Si se equivocabaMantn a los hombres aqu, Harry dijo, y espole
u caballo para internarse en la calle Watling. Leconocieron de inmediato y los hombres se apartaron parederle el paso. Senta sus miradas asombradas
speculativas en la espalda cuando fren frente a la posad
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de su sobrino.Eduardo estaba frente a un magnfico corcel colo
rema, disponindose a montar. Ricardo le vio la cara dorpresa, pronto seguida por incertidumbre. Pero no vacil
n acercarse cuando Ricardo desmont e hinc la rodilla.Vuestra Gracia parece sorprendido de verme. No odijeron que me reunira aqu con vos esta maana?
Eduardo sacudi la cabeza, desconcertado y cauto.Slo me dijeron que partiramos hacia Londres co
as primeras luces. Mi to Anthony est con vos? Alza mano, mir a los hombres de Ricardo. No veoNo, no est conmigo. Ricardo baj la voz para qu
lo lo oyera Eduardo. Debo hablar contigo, EduardEntramos?
En ese momento Dick Grey apareci en la puerta de osada, y Ricardo tuvo la satisfaccin de ver que palidec
que se pona tan blanco como la leche recin descremada.
Slo ellos cinco se hallaban en la estancia: EduardRicardo, Buckingham, Dick Grey y Thomas Vaughnhambeln de Eduardo. Ricardo habra preferido hablar cou sobrino a solas, pero Dick Grey haba insistido en entra
y l no quera armar un escndalo delante del nio.
To, no entiendo. Por qu no os acompa mi t
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nthony?Eduardo, mis palabras te causarn cierto dolor. Oja
udiera evitarlo, pero as son las cosas. Se trata de tu padrMuri prematuramente, muchacho. No tena que hab
allecido tan joven, debi tener muchos ms aos Ricardo call, trag saliva. Una quincena no era tiempuficiente para aceptar la muerte de Ned; ni siquiera un
vida sera tiempo suficiente. Fue engaado, Eduardngaado por hombres que slo se interesaban en eneficio que sus favores pudieran otorgarles, aunque ao ayudaran a cavar su propia tumba. Estos hombres,
nadie les pone freno, harn contigo lo mismo que hicieroon tu padre, con mi hermano. Ya procuran torcer lo
deseos que expres Ned al morir, negarme el protectoradque l
Protectorado? Eduardo volvi la cabeza hacia smedio hermano. Mi padre nombr protector a mi tGloucester? Dick, eso es verdad?
No! Es que vers, Eduardo, nosotros madre consideramos mejor que
Entiendo El aplomo de Eduardo era notable eun joven de su edad; como hijo de un rey, haba aprendido dominarse. Pero sucedan demasiadas cosas, codemasiada prisa. Empezaba a temblarle la boca; se mordil labio inferior, se volvi hacia Ricardo. To, no l
aba. Pero pero sin duda te equivocas en cuanto a mi t
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nthony. No puedo responder por los dems, pero s qul nunca actuara deshonrosamente
Sin proponrselo, haba puesto el dedo en la llaga. ParRicardo, el tiempo fue de pronto abierto, fluido, el pasad
y el presente se fusionaron con una lejana tarde de octubrn Middleham. Mir a su sobrino, y se oy decir lamismas palabras a Warwick, en defensa de Ned. Por unstante enervante, se identific tanto con el chico que iedad le cerr la garganta, lo enmudeci. Fue Buckingham
quien respondi por l.Han mantenido su intervencin en estos asunto
uera del conocimiento de Vuestra Gracia dijruscamente.
No los escuches, Eduardo intervino Dick GreyConfas en m, verdad? Confas en tu to Anthony?
Eduardo mir a Grey, a Ricardo.Confo en mi to Anthony dijo en trmulo desaf
. Por qu no puede ser l quien me gue, l y mmadre?
Porque rugi Buckingham el gobierno de u
eino no es cosa de mujeres, sino de hombres. En cuantoWoodville
Harry intervino Ricardo, con tono admonitori. Eduardo, tu padre consider mejor que fuera yo quiee aconsejara. Sin duda querrs respetar sus deseos.
Eduardo vacil.
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S concedi, con ms cortesa que conviccin.Bien, eso es lo que procuramos hacer, asegurarno
de que se respete su voluntad. Para ello, fue necesaridetener a tu to en Northampton, pero no ha sufrido ning
dao. Podrs verlo con tus propios ojos cuandegresemos a Northampton esta maana. Ahora quizquieras aguardar en tu habitacin mientras nos preparamoara partir
Lo plante amablemente, como una pregunta. Eealidad, tena el peso de una orden, y Eduardo ten
madurez suficiente como para interpretarlo as, parntender que no le daban opcin. Asinti, y emprendi ungida retirada que tena cierta inesperada y conmovedor
dignidad.Ricardo fue hacia la ventana, vio que los hombres qu
cupaban el patio eran suyos. An eran superados enmero por el cortejo del joven rey, pero los otros narecan dispuestos a oponer resistencia, como guardaran rdenes que no llegaran. Ricardo se volvi
hacia Dick Grey y Thomas Vaughan.
A partir de ahora sentenci, ambos estrrestados.
Los dos mil galeses al servicio de Anthony Woodvill
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ueron licenciados, y se les orden que regresaran a suhogares. Desconcertados, carentes de liderazgbedecieron. Al instante Ricardo comprendi cunt
hambre tena. Se haba saltado el desayuno, y la noch
nterior casi no haba cenado. Ahora poda volver a pensan cosas cotidianas como la comida, y envi a un sirvienla cocina de la posada, y los cocineros, vidos d
omplacer, pronto le sirvieron una bandeja de tortas drroz y tarta de queso brie. Pero al cabo de unos bocadopart el plato. Haba perdido el apetito; volva a ver xpresin conmocionada de Eduardo mientras abandonaba estancia. Cmo era posible que el hijo de Ned fuera uxtrao para l? Y el evidente amor del nio por Anthon
Woodville Por Dios, cmo lidiaran con eso?Mis cumplidos, primo. Ahora veo por qu te ha
ganado semejante fama en el campo de batalla. Buckingham haba entrado en la habitacin, y le sonreaBien planeado, ejecutado con brillantez, y totalmentxitoso.
Y afortunado dijo Ricardo con una fugaz sonris
. Te debo mucho, Harry. Una vez ya te metiste en misuntos. En esta ocasin casi te cuesta la vida. Te asegur
que no lo olvidar.Buckingham se encogi de hombros.
No negar que me gustara tener voz dentro de
gobierno. Por qu no? Me corresponde, por mi sangr
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Pero hay algo ms. Conozco demasiado a los Woodvillas serpientes de nuestro Edn. Movera cielo y tierra coal de que muerdan el polvo como corresponde, y t eres
nico hombre con la fuerza suficiente para lograrlo. Com
vers, primo, no tuve que decidir qu partido tomarTomaron la decisin por m diecisis aos atrs.Ricardo tard un instante en recordar. Diecisis ao
trs, Buckingham haba sido obligado a casarse coCatalina, la hermana menor de Isabel.
Tendrs que echar a los sirvientes del muchacho dijo Buckingham, y Ricardo asinti.
Lo s dijo a regaadientes. Hay que apartarlo dos Woodville, y sus criados son hombres escogidos ponthony. Pero no creo que l lo comprenda, Harry. Cmodra comprenderlo?
Buckingham volvi a encogerse de hombros.Ests preparado para partir? pregunt.No, todava no. Ricardo se puso de pie. Primer
quiero hablar con Eduardo, para ver si puedo tranquilizarloComo gustes. Pero no busques a tu hermano en es
muchacho. Creme, primo dijo Buckingham con sbieriedad, es Woodville hasta la mdula.
Ricardo frunci el ceo, y se alej sin responder.
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Ricardo titube ante la puerta de la alcoba de su sobrinQu poda decirle? Tendra que advertir a Harry quontuviera la lengua en el futuro, que no hablara mal dsabel ante el nio; no se le ocurra peor modo de ganars
a confianza de Eduardo. Pero, era posible ganarla? Tenque haber un modo de llegar a l. Tena la edad de JohnnyQuiz hablndole como a Johnny Llam a la pueruavemente, la abri.
Eduardo era un joven inusitadamente guapo, con abello plateado de la madre, los vividos ojos azules dadre. Ricardo not que estaban sospechosamennflamados. El nio haba llorado? No poda culparlo, eal caso. Santsimo Dios, en qu haba pensado Ned? Entrodos los hombres de la cristiandad, por qu tena quscoger a Anthony Woodville como mentor de Eduardo?
Eduardo, quisiera hablar contigo. Esper, y muchacho se le acerc de mala gana, se sent rgidamentunto a l en el banco. Pensars que no s cmo tientes, pero lo s. Lo s mejor que nadie. Yo tena tu edauando Ned ri con nuestro primo Warwick. Yo lo
maba a ambos, Eduardo, y aprend una amarga leccin eo concerniente a las lealtades irreconciliables.
Eduardo no dijo nada. Se miraba estudiosamente egazo; Ricardo slo vea una corona de pelo brillante.
Quiero decir que entiendo cun confuso te resul
odo esto. Amas a tu to Anthony y a m no me conoce
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demasiado. Pero una vez que estemos en Londres so en qu cambiara las cosas para el nio? El problem
no era geogrfico. l era el to equivocado. EduardoQu poda decirle? Que haba amado a Ned? Es
endra que haber sido un vnculo entre ambos, perRicardo intua que no lo era. Eduardo haba erguido abeza, miraba con los ojos de Ned. No, no los de Ne
Ojos cautos que no revelaban nada. Si ests preparadmuchacho, podemos regresar a Northampton dijRicardo, y sin pensarlo, fue a rodear los hombros del nion el brazo, como habra hecho con sus propios hijo
Eduardo se envar, se zaf como si lo hubieran picado. Egesto fue involuntario, y en consecuencia ms revelador.
Eduardo pronto recobr la compostura, e inclusareca un poco avergonzado.
No quise ser grosero dijo cortsmente. Mobresaltaste, to, eso es todo.
Ricardo qued anonadado, pues en el rechazo dEduardo vea algo ms que desconfianza. Tambin habmiedo. Sin poder contenerse, antes de pensarlo siquier
murmur:Cielo santo, qu te han dicho de m?
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Westminster
Mayo de 1483
Bess! Bess, despierta! Bess abri un ojo, vio qu
odo estaba a oscuras y sepult la cara en la almohada.Lrgate!Bess! Cecilia insista y Bess se apoy de espalda
y pestae.Cecilia? An no ha amanecido, verdad?
Son casi las cuatro. Bess, despirtate. Es urgentGrace vino a verme yBess an estaba aturdida.
Quin? bostez.Bess, por amor de Dios, escchame! Ocurre alg
malo. Las luces permanecieron encendidas toda la nochn los aposentos de mam, con gente que va y vien
mensajeros que entran y salenBien, qu dijo mam? Fuiste a verla, verdad?Cecilia agach la cabeza.
No me anim tartamude. Ya sabes cmo hstado estas tres semanas, Bess
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Bess lo saba. Ya espabilada, se incorpor.Alcnzame la bata, Cecilia. Dnde est Grace?La envi a ver qu poda averiguar. Sabes qu m
dijo, Bess? Que han abierto un boquete en la pared d
antuario. Dijo que vio hombres que arrastraban cofres muebles por el patio, y cuando la puerta era demasiadequea, abran otro agujero en la pared. No me mires as
Bess! Es verdad! Acrcate a la ventana para verlo con turopios ojos!
Bess se qued petrificada ante la ventana, presencianduna escena salida de olvidadas pesadillas de la infancia. Lantorchas acuchillaban la oscuridad, ardan en medio de
negrura del patio exterior, mostrando a hombres qurajinaban con cofres y cajas, forcejeando con un enormolchn de plumas, tambalendose bajo el peso de la vajil
y los macizos arcones de roble.Cecilia era demasiado pequea para tener recuerdos d
os seis meses que haban estado asilados; tena la suerte dhaber perdido esa parte de su vida. Bess no era tafortunada, pues ella lo recordaba. Ahora, al presenciar es
aos, lo evoc todo, y sinti un miedo familiar, el miedde una desconcertada nia de cuatro aos arrojada dronto a un mundo ajeno y amenazador.
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La escalera deba estar iluminada por velas, pero no lstaba, y Bess y Cecilia tuvieron que subir a tientas bajo ulgor mortecino del farol de Cecilia.
Bess, es posible que los franceses est
ombardeando Londres? Ahora que pap ha muerto, quizrean que pueden Cecilia solt un jadeo, pues acababde tropezar con algo clido y vivo. Retrocedi con tviolencia que pis el pie de su hermana. Bess solt unxclamacin sumamente indecorosa, y trat de aferrar arol.
Cecilia? Cecilia, soy yo!Grace? Gracias a Dios. Me pusiste los pelos d
unta. Dinos qu has averiguado.No mucho. Pero me cruc con maese Brent,
imosnero de vuestra madre, y dijo que haba odo quvuestro hermano Thomas Grey intentaba reunir un ejrcito
Cecilia se volvi hacia su hermana.Bess, por qu Tom? Bess? Bess, espera!Bess lleg jadeando a los aposentos de su madre, y
orazn le palpitaba con tal rapidez e irregularidad que tuv
que apoyarse en la jamba de la puerta, pues sinti uepentino mareo. Entonces la puerta entornada se abri ali Thomas Rotherham, el canciller de su padre.
Bess le aferr la manga.Seor arzobispo, qu sucede? Contdmelo, po
avor!
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l tena la cara plida, blanca como el atuendo de lomonjes cistercienses y cartujos. Era un hombre mayor, areca haber envejecido aos desde que Bess lo hab
visto por ltima vez. Si le sorprenda verla all a esas hora
no lo demostr.No temis, milady dijo con voz trmula y gutur. He puesto el Gran Sello en manos de la reina. Besestae. El Gran Sello? Mam no tena derecho a eso, ebsoluto. De qu hablaba ese hombre?. No, no temi
Como le asegur a madame vuestra madre, si algo malo ucede al joven Eduardo, coronaremos a vuestro herman
menor en su lugar.Bess lo mir horrorizada, pas de largo, entr en
lcoba de su madre. Se qued petrificada, sin poder creeo que vea. Haba hombres que desmantelaban la enorm
ama de plumas, arrancaban tapices de las paredes. Habofres abiertos en medio de la habitacin, y la mesa y laillas estaban abarrotadas de vestidos de su madre, coollos de terciopelo y pao de oro. De un recoveco d
guardarropa, los hombres sacaban pieles de armio y d
orro, esquivando y maldiciendo al histrico spaniel ques mordisqueaba los tobillos y ladraba como una criatu
desquiciada.Nadie prest la menor atencin a Bess. Como
maniobrara en una carrera de obstculos, sorte los cofre
ero atin a ver el rostro de su medio hermano Thomas
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u to Lionel, obispo de Salisbury. Ambos parecabnubilados; Thomas hablaba con una voz tan alterada qu
Bess no la habra reconocido como suya.Madre, es intil deca. Lo he intentado ca
inco horas, y te digo que nadie luchar por nosotroStanley dice sin rodeos que no puede hacer nada, quendra que estar loco para respaldarnos. Morton de prontconseja cautela. St. Leger intent disculparse, perambin l piensa que los riesgos son excesivos. Inclus
Edward Grey, hermano de mi padre ni siquiera lMam? Bess no poda esperar ms. Mam, d
qu habla Tom? Mam, qu pasa?Isabel se volvi, y Bess recibi otra conmocin en es
noche de conmociones. Nunca haba visto a su madre cose aspecto. El rostro de Isabel, sin cosmticos y lustros
de sudor, estaba rojo. El cabello plateado que Bess habnvidiado tanto estaba totalmente desgreado, y le caobre los ojos y penda sobre el rostro en mechone
desaliados, mate como paja secada al sol. Era la primervez que su madre mostraba su edad, cada uno de su
uarenta y seis aos. Y eso asust a Bess an ms que todo que haba sucedido hasta ahora.
Bess? Su madre pareci reparar en ella porimera vez. Gracias a Dios que ests aqu! No haiempo que perder. Debes despertar a tus hermano
rdenar a sus nieras que los vistan, empacar ropa par
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llos. Deprisa, Bess!PeroBess, no discutas conmigo! Haz lo que te digo!Bess nunca haba desobedecido una orden; su madr
iempre haba exigido acatamiento inmediato. Pero esvez se mantuvo en sus trece.En nombre de Dios, mam! exclam. Dim
qu pasa!Thomas se haba desplomado en uno de los cofre
medio vacos. Alz la vista, fij en Bess los ojos verdes nexpresivos de un trastornado; una vez Bess haba visto un hombre expuesto a un excesivo fuego de artillera, ena el mismo aspecto de Thomas.
Se trata de Gloucester, Bess dijo, meneando abeza como para despejarse. Todo se desmoronodo Agit la mano. Ha arrestado a Anthony y Dick
ha capturado a EduardoGloucester? Bess se volvi con incredulida
hacia su madre. Quieres pedir asilo para huir de mi tDickon? La sorpresa le agudiz la voz, que se volvi
stridente. Mam, es el hermano de pap!Isabel se haba girado, y se haba arrodillado ante u
ofre abierto. Sac un estuche y alz la tapa, mostrandsmeraldas incrustadas en oro.
Tambin lo era Clarence grazn. Ahora muvet
y haz lo que te orden. No sabemos cunto tiempo no
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queda.Cecilia haba entrado discretamente en la cmara. Bes
vio en la cara de su hermana la misma estupefacncredulidad que deba mostrar la suya. Mam hab
erdido el juicio? De qu otro modo explicar ese pnicbtuso e insensato?Mam, escchame, por favor. Esto es una locura. S
que no te agrada Dickon, pero no debemos temerlreme. Has olvidado cunto confiaba pap en l? Cuantimos eran?
Isabel cerr bruscamente la tapa del cofre, y mir a shija con tanta furia que Bess se amilan.
Pap confiaba en l parodi cruelmente. Y a e basta con eso, verdad? Tu valioso y perfecto padre, qu
no poda equivocarse Ay, Mara bendita, si tan slupieras!
Por favor, mam. Bess entrelaz las manos parque dejaran de temblar. No hables as de pap. Estaban furiosa como Isabel, y por el momento la furia superabodo lo dems, incluso el respeto que Isabel inspirab
iempre. No s qu sucedi en Northampton, pero sque no hay motivo para pedir asilo. Dickon no podrausarnos dao, jams. Si lo que Tom dice es verdad y rrest a Dick y tu hermano Anthony, es Bess aspirrofundamente, y luego pronunci la acusacin que has
hora no se haba atrevido a hacer: Es porque no
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dejaste opcin, porque intentaste frustrar los deseos quxpres pap en su lecho de muerte. l quera que Dickouera protector, mam; sabes que es as. No tenas derechactuar contra su voluntad. Y no trates de convencerme d
o contrario. S que t y Tom persuadisteis al consejo dhacer algo que no coincide con lo que quera pap. Ystaba presente, recuerdas? Estuve con l hasta el ltim
momento aunque t no estabas!Al or las primeras palabras de su hija, Isabel se hab
uesto de pie, escuchando con rabia rgida e incrdulhora cruz el trecho que las separaba y abofete a Bess.
Bess no se lo esperaba; nunca le haban pegado, niquiera de nia. Jade, retrocedi tambalendose ropez con uno de los cofres abiertos. Procur aferrar
mesa pero el tobillo se le torci y cay con fuerza, sinti
un aguijonazo de dolor que le punz la espalda y loulmones y le quit el aliento.
Cecilia lanz un grito sofocado, se arrodill a su ladn un revoloteo de faldas ondeantes. Tambin Thomas snclin sobre ella, extendiendo la mano.
Bess no prest atencin a esa mano, ni al brazo dCecilia. Se haba mordido la lengua, y senta el sabor de angre en la boca. Mir de hito en hito a su madre, con ostro encendido, y tuvo la satisfaccin de que Isabel fuesa primera en desviar los ojos.
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sabel estaba a solas en la cmara de Jerusaln de loposentos del abad. Era una estancia que albergaba mucho
ecuerdos; en esta cmara haba nacido su hijo Eduardo. Estos aposentos se haba asilado con dos nios y trehiquillas. Y ahora estaba de vuelta. Con un hijo crecido, u
varn que an no haba cumplido diez aos y cinco hijas, mayor de diecisiete, la menor de dos.
Doce aos, siete meses. Con exactitud: del 1 dctubre de 1470 al 1 de mayo de 1483. En mi final est momienzo. Quin lo haba dicho? Estaba en la
Escrituras? Por qu no poda recordarlo?Doce aos y tantas muertes. Su madre. Tres hijos, do
n la cuna, y Mary, a los catorce. Ned. Warwick. Shermano Montagu. Clarence. Pero no Stillington. Dios erdone, Ned, no Stillington.
Y ahora qu? Jess, Cordero de Dios, ahora quDoce aos atrs ella an era joven. Slo tena treinta y treos y saba con certeza que Ned regresara. Saba que
no le fallara.Isabel not que estaba junto a la ventana; no sab
unto tiempo haba estado all. Estoy sola, pens. Estootalmente sola y no hay nadie que me libere de mnemigos. Nadie. Se inclin hacia delante, se llev la
manos al rostro y solloz amarga y desconsoladamente.
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El alcalde de Londres, los regidores y quinientos de lo
iudadanos ms prsperos se reunieron en Hornsea domingo siguiente para dar la bienvenida al joven reyEduardo vesta terciopelo azul; a su derecha cabalgaba so Ricardo, duque de Gloucester, y a su izquierda su t
Harry Stafford, duque de Buckingham, ambos con atuendde luto. La gente de Londres vitore, dispuesta a amar hijo tal como haba amado al padre. Con considerableremonia, lo instalaron en el palacio del obispo d
Londres. Buckingham se retir a su casa solariega dSuffolk Lane, y Ricardo a Crosby Place.
Coincido contigo, Dickon, es tremendamenmbarazoso. Will Hastings sonri agriamente. Es uochorno que la madre del rey y sus hijos estn asilados
an poca distancia del palacio. Pero no pudimos hacerntrar en razn, lograr que saliera con el joven York y su
hermanas. Si ella tuviera un poco de seso, se habrquedado donde estaba, habra esperado. Qu le podcurrir, despus de todo? Como mujer y como madre de
ey, sera casi inmune a las consecuencias de su
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raiciones, al margen del precio que pagara Thomas Greyl pedir asilo, slo confes su culpa, les mostr a todo
que su conciencia no resista un escrutinio atento.Ricardo escuchaba a medias.
Creo dijo abruptamente que estaba gananderreno con Eduardo. Al menos, ya no me miraba como ospechara que yo tena una pezua hendida.
Will sonri. Ricardo no. Tena un reloj de arena en escritorio. Lo recogi, le dio la vuelta.
Y en un santiamn dijo con amargura, todrogreso que hubiera realizado qued obliterado. Viste ara del muchacho, Will, cuando tuvimos que decrseloTe puedes imaginar cmo lo ve l? Al buscar asilo, esorra le confirm todos los temores que le habanculcado sobre m. Cmo podr ganarme su confianzuando su madre proclama al mundo que no se me puedonfiar la vida de la viuda de mi hermano y de sus hijos?
Francis lo mir comprensivamente.Llevar tiempo, Dickon, pero puede lograrse dij
on mayor confianza de la que senta.
Will tambin se compadeca, pero no al extremo dermitir que el mal talante de Ricardo le arruinara el bue
humor. Haca cuatro das que Will festejaba, desde quhaba recibido noticias de las acciones de Ricardo e
orthampton. Para Will, el futuro era prometedor. Lo
Woodville se haban quebrado como ramas en un vendava
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Tenan a Eduardo en sus manos. Hasta que el nio fuermayor de edad, l y Gloucester tendran el gobierno. era lord chambeln de Eduardo como lo haba sido ded, y pensaba que tena probabilidades de conquistar
onfianza del muchacho.Era lgico, despus de todo. Al tomar una decisin tadrstica y contundente para distanciar a Eduardo de loWoodville, Gloucester haba prestado un gran servicio aas, pero haba pagado un alto precio. Will no crea qu
Eduardo perdonara a Gloucester. En su mente, Gloucestequedara marcado para siempre como el hombre que lhaba separado del to que amaba. Will lo lamentaba, perun as obraba a su favor. l tampoco era amigo de lo
Woodville, pero no haba estado en Northampton. Esoens, contara mucho para Eduardo.
Ella tiene un inquietante talento para envenenar ozo dijo con voz comprensiva. Pero anmate, Dicko
Tarde o temprano tendr que recapacitar. No puede sentirsmuy cmoda, y milady Lisbet siempre ha sido amante de omodidad. Casi desnudaron el palacio, se llevaron tapice
y vajilla y todo aquello de que pudieron echar mano. Por nmencionar el tesoro de Ned. El martes pasado EdwarWoodville zarp con casi todo; Thomas Grey y la reinienen el resto en su asilo.
Ricardo se levant sbitamente, camin hacia la ventan
y regres. Como era su costumbre cuando estaba agitado
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urioso, no poda estarse quieto; empezaba a ponenervioso a Will con sus idas y venidas. Ms an, Janguardaba a Will en su casa solariega de Paul's Wharf. S
haba invitado a cenar; Will no saba qu tena ella e
mente, pero estaba muy interesado en averiguarlo. Sevant, se despidi de Ricardo, Francis Lovell y el duqude Buckingham. Estaba en la puerta cuando se acord.
Dickon, casi me olvido. Rotherham vino a verme tro da. El pobre diablo estaba empapado de sudoemiendo que tuviera que rendir cuentas por ese desliz col Gran Sello. Will evoc el momento con una sonrisa, acudi la cabeza. Recalc que pronto habecapacitado, y haba regresado a Westminster pareclamarle el Gran Sello a la reina, y esperaba que estbrara a su favor. Le asegur que dejaramos atrs e
asado, queNi soarlo. Era la primera aportacin qu
Buckingham haca a la conversacin en ms de una hora, o dijo con tanta frialdad que Will enarc las cejas.
Vamos, Harry protest afablemente. Conced
que el viejo actu como un imbcil, pero no caus ningdao. Ms an, creo que es polticamente convenientmpuar las riendas con ligereza. No volcar el bote, come dice. Luego habr tiempo de sobra para lidiar co
Rotherham, y hasta
Buckingham ya no estaba echado en el banc
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rguindose, sacudi la cabeza, e interrumpi a Will.El hombre est confabulado con los Woodville,
ien es un pelele de ellos. De un modo u otro, es uncordio que no necesitamos.
La afabilidad de Will se esfum.Siendo nuevo en el consejo de gobierno, Harruede que tu juicio no est muy afinado. Creo que sera urror deshacerse de Rotherham, y, con todo respeto, teng
ms experiencia que t en estos asuntos.
Cielos, pens Francis, tan pronto empezaba? oincida con Buckingham; tenan que librarse dRotherham. Pero, por qu Buckingham tena que actuaomo el seor de la finca, dispensando justicia a loiervos? Hastings no era hombre de acatar rdenes; habido lord chambeln de Inglaterra durante veintids ao
haba estado en el corazn del gobierno del rey yorkistPor qu Dickon no tomaba cartas en el asunto, por qu nnterceda antes de que se desmadrara?
Al mirar a Ricardo, entendi por qu, vio que Ricardni siquiera escuchaba. Su rostro estaba cerrado, remot
Ricardo estaba lejos de Crosby Place y esta desagradabonfrontacin. Bien, si Dickon no intervena, sera mejo
que l lo hiciera.Si me permits dijo apresuradamente, creo tene
a solucin. Cada uno de vosotros tiene buenas razone
Por qu no tener en cuenta ambas? Depongamos
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Rotherham como canciller, tal como sugiere milorBuckingham, pero dejmosle conservar un puesto en onsejo, como sugiere milord Hastings.
Ninguno de los dos pareca muy impresionado por s
mediacin. Por suerte, Ricardo haba reparado tardamentn esta sbita tensin.No he tenido mucho tiempo para meditarlo, per
ensaba nombrar canciller a John Russell, obispo dLincoln. Qu opinas, Will?
Russell era una solucin intermedia ideal, y Will nncurrira en la mezquindad de negarlo slo para sanar srgullo herido.
Un hombre capaz concedi. Creo que serumamente aceptable para el consejo. Por mi parte, as lonsidero.
La temperatura de la habitacin regres a la normalidaWill se dedic a parlotear con soltura unos instantes ms, e despidi sin premura. Pero Francis haba notado que sujos oscuros se posaban en Buckingham. En su semblantens Francis, se reflejaba la sorpresa de un hombre qu
ecorra una senda conocida y se topaba con un obstculdonde menos lo esperaba.
Tendremos problemas con estos dos, pens coprensin. Hastings no es hombre de ceder sin resistenciunque habla de empuar las riendas con ligereza, quier
mpuarlas con sus propias manos. En cuanto
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Buckingham, ms vale observarlo. Parece que su primealadeo del poder se le ha subido a la cabeza.
Una vez que Buckingham llam a su escolta y smarch al galope por Bishopgate Street, haciendo tembla
as ventanas y echando a volar adoquines, Francis se reunion Ricardo en el gabinete. Se propona advertir a Ricardobre los celos que acababa de presenciar, pero desisti a
ver el rostro de su amigo. Dickon tena preocupaciones dobra por el momento. No era preciso agobiarlo con otr
ms. Ofici de copero y le llev a Ricardo una copa dernaccia.
Dickon, es una situacin lamentable. Eduardo niquiera conoce bien a sus hermanos. Con qu frecuencos ha visto, despus de todo? A las nias, casi nunca
Entiendo que su hermano menor pas un tiempo e
Ludlow, pero no el suficiente para que intimaran, como ton tus hermanos
Call de golpe, pues vio que Ricardo prefera que no lhubieran mencionado el asunto, que le lloraban los ojos.
Con tacto, Francis se dedic a servirse su propio trag
Era la segunda vez hoy que vea a Ricardo a merced de loecuerdos. Esa maana haban pasado por Barnet en samino a Londres y Ricardo haba querido mostrarle ampo de batalla a Eduardo. No estaba claro si habogrado despertar una chispa de inters en el joven
Eduardo era amable hasta ser insultante, se vala de
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ortesa como si fuera un escudo, el nico que tena. Perara Ricardo, la remembranza de una batalla de doce aotrs slo haba abierto una herida que tena menos de treemanas. An no lograba hablar de su hermano sin dolor, t
omo Francis acababa de demostrar involuntariamente.El aturdimiento est pasando, pens Francis. La ideomienza a asentarse, a volverse real. Dios se apiade de stas prximas semanas sern las peores, las ms difcile
de afrontar. Y ahora la reina rehsa abandonar su asiloBochorno, lo haba llamado Hastings. No, era mucho peoEra un agravio que golpeaba a Dickon donde era mvulnerable, en su amor por el rey difunto.
Ricardo haba vuelto a la ventana.Cmo odio Westminster rezong. Te aseguro
Francis, que hasta me cuesta respirar el aire. Es tal como l
ecuerdo. Hombres que se preocupan slo por su ambicique son serviles con quienes pueden traerles el mayorovecho, obsecuentes y rastreros. En la corte, nunca sabe
dnde ests parado. Ni siquiera mi hermano pudo impedque lo arrastraran al fango. Y si eso poda ocurrirle a u
hombre fuerte como l, qu suceder con un nio comEduardo? Sabes qu me dijo Jack Howard, Francis? Quane Shore es la querida de Thomas Grey. Ricardacudi la cabeza lentamente. Puedes creerlo? Howar
dice que la cama de Ned ni siquiera estaba fra cuando el
e meti en la de Grey. Y Ned senta afecto por esa mujer
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de veras.Fue al aparador, cogi la jarra, se sirvi vino y bebi
ntes de volverse hacia Francis. La furia se le haba ido dostro; se lo vea muy cansado, y totalmente desorientado.
Recuerdas que esta tarde habl aparte con Eduarduna vez que lo instalamos en el palacio del obispo? Sabequ me dijo, Francis? Me pregunt por qu, si era rey, noda ordenar la liberacin de su to
Ricardo call. l y Francis se miraron en silencimientras en la mesa, las velas que an se aferraban a la luderramaban cera caliente en los candelabros de plata.
4
Londres
Mayo de 1483
regaadientes, Ricardo decidi no acusar de traicin nthony Woodville, Dick Grey y Thomas Vaughn. Entend
que el descubrimiento de cuatro carretas de armamento e
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a caravana de equipaje de Dick Grey justificabobradamente la acusacin, pues demostraba sin lugar
dudas que los Woodville estaban dispuestos a recurrir a uerza militar para mantenerse en el gobierno. Y no tena l
ntencin de ser compasivo. Si por l fuera, se habrncargado de que los Woodville pagaran todo el precio du traicin. Pero las consideraciones polticas imponan lontrario. No poda permitirse una represalia personuando la relacin con su joven sobrino era tan precaria.
No estaba preparado, pues, cuando una maana, duranuna reunin del consejo en la Torre, John Morton, obispde Ely, cuestion el cautiverio de los parientes de IsabeComo Morton no le agradaba, la rplica de Ricardo fue mcerba que en otros casos; le record al obispo que habruebas irrefutables de una conspiracin de los Woodvill
y al instante fue respaldado por Buckingham y JohHoward. No obstante, Morton insisti, y pregunt Ricardo estaba tan seguro de que esos hombres eraulpables de traicin.
S rugi Ricardo, no tengo la menor duda d
llo.Slo entonces comprendi con cunta habilidad
haban tendido la trampa. En tal caso, sugiri Morton, onsejo deba tomar alguna medida; la traicin era urimen gravsimo y deba tratarse como tal.
Sometieron el asunto a una votacin que termin en u
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mpate. Morton y el ex canciller Rotherham se oponan a acusacin, alegando que Ricardo no estaba confirmadficialmente como lord protector antes de su llegada
Londres, de modo que el complot de los Woodville no er
raicin tcnicamente. Morton haba prevalecido, poscasa mayora, pero el consejo coincidi con Ricardo eonvenir que el confinamiento deba continuandefinidamente.
Ricardo hall cierta satisfaccin en eso, pero ndemasiada. La negativa del consejo a condenarlonfatizaba lo que l ya saba, que presida un gobierno doalicin de facciones rivales y lealtades inciertas. Aermitir que lo indujeran a buscar un cargo de traicin racasar en ello, no slo haba demostrado s
vulnerabilidad y expuesto la divisin interna del consej
ino que se haba malquistado con su joven sobrino sningn motivo. En definitiva, pens agriamente, una jornaddigna de orgullo, que sin duda volvera a hostigarlo en loiempos turbulentos que vendran.
La fecha de coronacin de Eduardo se fij para
martes 24 de junio y, de acuerdo con la tradicin, lo habanstalado en la residencia real de la Torre. Estaba a pocoasos de la cmara del consejo en la Torre Blanca,
Ricardo decidi hacerle una visita de cortesa. Habranscurrido menos de una hora desde la conclusin de
esin del consejo y Ricardo vio de inmediato que
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Eduardo ya se lo haban contado. Demasiado resentido paringir, barbot a modo de saludo:
Me mentiste. Me dijiste que no te proponas causarningn dao a mi to, y ahora intentas acusarlo de traicin.
A qu buen samaritano, se pregunt Ricardo, debgradecerle esto? A Morton, probablemente. Habrquerido tener ms tiempo para darle explicaciones Eduardo, pero no estaba de nimo para lidiar con uspicacia del nio, fomentada por los Woodville. Simbargo, trat de recordarle a Eduardo tranquilamente
descubrimiento de las carretas con armaduras y armas, loctos que haban realizado para despojarlo drotectorado, la confiscacin de tesoros.
Pronto vio que malgastaba el aliento. Eduardo se habumido en un hurao silencio, y sus palabras caan en odo
ordos. Cmo poda ser de otra manera? Cmo podsperar que un chico de doce aos entendiera y perdonara?
Haca mucho calor para mediados de mayo y la cmarstaba sofocante. El sol atravesaba las ventanas con spesura del humo y partculas de polvo bailaban en el air
e posaban sobre su ropa. Un dolor sordo y persistenalpitaba en las sienes de Ricardo.
S que hay muchas cosas que no entiendes. Sluedo decirte, Eduardo, que trato de defender tus interese
Espero que con el tiempo lo entiendas, aunque no l
omprendas ahora.
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Defiendes mis intereses separndome de mi tnthony? resoll Eduardo con voz quebrada. No l
haces por m, sino porque lo odias, porque siempre lo hadiado. l me lo dijo, me dijo que hace tiempo que guarda
encor a nuestra familia.Nuestra familia. Los Woodville. Maldicin, Ned, equ estabas pensando? Ricardo sacudi la cabeza.
No es verdad, Eduardo dijo lentamente. Nnegar que no siento gran simpata por los parientes de tmadre; en eso no te mentir. Pero me forzaron la mano e
orthampton. No tendra por qu haber ocurrido. No estodispuesto a valerme del protectorado para ajustar viejauentas. Y tu padre saba que no estaba dispuesto; por es
motivo, me nombr protector a m, no a tu to Anthony.Dices que mi padre confiaba en ti, pero yo slo s
que mi to no confiaba. Y mi madre no confa. De lontrario, por qu ha buscado asilo y an se niega a salir,
menos que crea que tiene motivos para temerte?Eso fue una pualada en una herida infectada. Ricard
ndureci la boca.
El miedo no tiene nada que ver replic. Es pury simple malicia.
Era la primera vez que Eduardo vea a su to furioso y smilan. Ricardo se contuvo; habra dado mucho para podeetirar esas palabras, pero ya era demasiado tarde.
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Ricardo haba pasado varias horas agitadas en Westminstedespachando decretos para el inminente parlamento. Caa
arde cuando su barca zarp ro abajo. El sol poniente erun borrn rojizo en el horizonte, pero el aire an estabrrido. Titilaba sobre el agua, quemaba la piel de Ricardo e perlaba el cabello de sudor. Lo rodeaba el olor rancio enetrante del ro. En la costa vio a un hombre que vaciabubos de inmundicia en el agua, a despecho de lardenanzas. Los ciudadanos de York eran igualment
desdeosos de las medidas sanitarias; tambin ellos usabal ro como un sumidero. Pero por el momento no pensn ello. Mir melanclicamente los desechos que flotabaunto a la barca y le pareci caracterstico de todo lo qu
onsideraba aborrecible y desagradable en Westminster.Cuando lleg a Crosby Place, la camisa hmeda se
egaba a la espalda y le palpitaba la cabeza. Esa nochenara con John Howard, y apenas tena tiempo paaarse y cambiarse, y no le alegr ver que Will Hasting
guardaba su retorno.Will habl sobre menudencias unos minutos, esa char
ciosa y amena que mataba el tiempo sin decir nada. Pern cuanto los sirvientes de Ricardo se retiraron y los do
quedaron a solas, la conducta de Will cambi
bruptamente. Dejando la copa de vino, dijo sin rodeos:
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Me sorprendiste esta maana, te lo aseguro. Eres uomandante excelente, pero hoy olvidaste una de las reglalementales de la guerra. A cualquier precio, protege tulancos.
Ricardo no necesitaba que le dijeran eso; y no gustaba orlo de Will, que esa maana haba votado coMorton, haba votado contra el cargo de traicin.
Al menos, es obvio que t has aprendido esa leccidijo framente, y not que el rostro y el cuello de Wie arrebolaban.
Mira, Dickon, entre t y yo, concedo que tieneazn sobre los Woodville. No valen ni la soga que s
usara para ahorcarlos. Pero no esperes que diga esto anl consejo. Tenemos un rey nio que siente genuino afector su to Woodville y no tengo intenciones de olvidarlo
hora bien, si por ello soy hipcrita Se encogi dhombros. Que as sea.
Su franqueza era apabullante, y Ricardo se acord de shermano. Saba que era la misma sensatez calculadora quhabra demostrado Ned, y su resentimiento se aplac
Despus de todo, no poda culpar a Will por tener la astucde no haber cado en la trampa de Morton.
En tal caso, eres sincero con ello dijo con undbil sonrisa. Will sonri tambin, y Ricardo se puso ontar la desastrosa reunin del medioda con su sobrin
Will escuch en silencio, y sacudi la cabeza cuand
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Ricardo concluy.Sabes lo que dijo una vez Ned de ti, Dickon? Dij
que para ti la paciencia era uno de los siete pecadomortales. Y estaba en lo cierto. Eduardo es un jove
rillante y con el tiempo lo comprender. Pero no sermaana, la semana entrante ni el mes prximo. Woodvillo ha tenido casi diez aos; nosotros slo lo hemos tenid
una quincena. Deberas tenerlo en cuenta. No, el problemque yo veo no es Eduardo. El problema es Harry Stafforduque de Buckingham.
Ricardo se irgui, y se derram vino en la mueca.Vlgame, Will, no empieces con eso.S, empiezo protest Will. Es verdad qu
iensas nombrar a Buckingham juez presidente hambeln de Gales del Norte y del Sur?
As es.Es un error, Dickon. Buckingham no es un hombre
quien puedas confiarle tanto poder. Cree en mi palabra.Necesito algo ms que tu palabra, Will. Harry no m
ha dado ningn motivo para dudar de l, y muchos motivo
ara tenerle confianza. De no haber sido por l, pude habeado en una emboscada de los Woodville. Le debo mucho
Si no me equivoco, Ned dijo lo mismo de Warwick.Qu quieres que haga, Will? Slo por su sangr
iene derecho a un lugar en el consejo. Me ha acompaad
desde el principio, me apoy en un momento en que nad
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aba si yo conservara el protectorado o mi vida. Me hrindado un respaldo entusiasta. Quieres que le pagu
negndole la voz que merece en mi gobierno? Y por quSlo porque no le tienes simpata. Cielos, Will.
Ned tampoco le tena simpata observ WillNo te has preguntado por qu?Acaso dices que Ned nunca cometi un error d
uicio? El hombre que se cas con Isabel Woodville dej que el hermano de ella criara a su hijo?
Claro que Ned cometi muchos errores. Puede qums de la cuenta. Pero Buckingham no fue uno de elloBuckingham es tu error. Will ech la silla hacia atrs, suso de pie. La lealtad es un rasgo admirable, Dickon.
menos que te ciegue a los defectos que todos los demven. Presenci cmo te engaabas con Warwick y t
hermano Clarence, vi cmo aprendas por las malas que nran los hombres que creas. A riesgo de ofenderte, dir
que no sabes juzgar el carcter de los dems, Dickon. menudo has dado tu lealtad a gente que no la mereca.
Ricardo tambin estaba de pie.
Si la lealtad distorsiona el juicio, qu me dices dos celos? Pues de eso estamos hablando, verdad
Buckingham cuenta con mi confianza y no te gustEsperaba mejor respuesta de ti, Will. Conoces a los sujetoon quienes debemos lidiar. Morton, Rotherham, Stanley
lo piensan en s mismos. Pero quieres que excluya a u
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hombre que ha demostrado fehacientemente su lealtaPor qu? Para obtener una porcin ms grande del pastel
Will se haba puesto rgido de furia.No te har perder ms tiempo dijo envaradament
ruz la cmara y se dispuso a abrir la puerta. Ricardbserv en silencio. Su furia no haba nublado del todo sentido comn; saba que no deba permitir que Will s
marchara as. Pero no atin a tomar la decisin. Estabansado y resentido, y era ms fcil no decir nadonvencerse de que l tena razn y era Will quien debedir disculpas.
El sol de junio baaba la cmara. Una estela de roponduca por la alfombra hasta la cama de Ricardo y Ana, eda negra de su jubn de luto, el vestido oscuro de ell
una enagua espumosa orlada de encaje.Ana volvi la cabeza en la almohada, y estudi
Ricardo con ojos entornados. An estaba sorprendida por
ntensidad con que l la haba recibido. Aunque fuerogoso en privado, Ricardo era circunspecto en pblicra raro que no se limitara a asirle la mano o darle un bes
discreto. Ella no estaba preparada, pues, pura un abrazpasionado en la escalinata del saln, a plena vista de med
ervidumbre de Crosby Place. Sin preocuparse por la
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miradas divertidas y aprobadoras que los seguan, Ricardhaba llevado a Ana a la alcoba. Ella ni siquiera habdesembalado; los cofres an estaban abajo, en el saln.
Tambin la sorprendi con su ardor. Ella entreabri lo
abios, los curv; sinti que una lnguida calidez sdueaba de su cuerpo, una sensacin de indolenrotismo. No saba si quera que Ricardo siempre le hicierl amor as; la ternura era importante para ella. Pero habido excitante. Ri suavemente. Claro que haba sidxcitante.
Qu es tan gracioso, tesoro?Ella se le acerc, se acomod para que sus cuerpos s
ocaran en la cadera, los muslos y los hombros.Pensaba en el placer que me diste, y en cunto
mo murmur ella, y le vio sonrer.l haba perdido peso desde la ltima vez que lo hab
visto. Se le notaba en el hueco de los pmulos, en stiramiento de la piel de la mandbula. Las arrugas que lureolaban los ojos tambin eran ms pronunciadas. Elas sigui con el dedo, sabiendo que eran la huella d
muchas preocupaciones.Ricardo escuch atentamente mientras Ana le hac
omentarios tranquilizadores sobre sus hijos, comparta lanoticias de Middleham, le comunicaba mensajes doncejo y del alcalde de York. Pero l haba comentad
oco sus actividades de las ltimas seis semanas y el
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itube, pues no quera someterlo a un interrogatorio pernsiaba saber qu haba pasado.
Hice lo que me pediste y par en Berkhampsted emi viaje al sur, Ricardo. Tu madre me dio una carta para t
st en uno de mis cofres.Le pediste que recapacitara sobre su negativa a venLondres?
S, amor dijo Ana, asintiendo. Me dijo qusperaba que t entendieras el porqu. No se ha ido d
Berkhampsted desde que tom los votos, hace casi treos; ni siquiera para las exequias de Ned. Hizo unausa. Creo que no debes insistir, Ricardo. Todo
debemos encontrar nuestro camino y ella ha encontrado uyo. Estoy segura de ello, pues nunca la he visto taerena, tan en paz consigo misma.
Le envidio eso coment Ricardo. Te escribque haba mandado buscar a los hijos de Jorge? Grey loena recluidos en fincas de Devon y durante cinco aos lo
mantuvo aparte, no se han visto ni una sola vez en todo esiempo. La nia estar aqu el fin de semana, y el nio lleg
yer.Eduardo Plantagenet, conde de Warwick murmur
na, con cierta tristeza, y sonri amargamente. Dios nosista cuando tambin tengamos aqu a Ned. No s cm
distinguiremos a un Eduardo del otro. Hblame del hijit
de Jorge. Cmo es?
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Es la viva imagen de Jorge a los ocho aos. Pero eemperamento, son el da y la noche. Jorge naci para haceravesuras. Su hijo, en cambio, es muy callado, muy tmidxcesivamente retrado para su edad. Pero quiz sea porqu
n no se siente cmodo conmigo. Parece que ltimamenno tengo mucha suerte con mis sobrinos aadi cobita consternacin.
Ricardo, hblame de ello. Cuntamelo, por favoecesitas compartir esa carga, amor, de veras.
Ella tena razn, pens Ricardo.Nunca me he sentido as, Ana Tan frustrado, tan
merced de acontecimientos que no puedo controlar. poy la cabeza en una almohada, se volvi hacia su espos
. Mis problemas aumentan da a da. El dinero, ante todunque todos los barcos de la flota abandonaron a Edwar
Woodville, salvo dos, mantuvo el mando de la nave qulevaba el grueso del tesoro de Ned, y logr llevarlo
Bretaa. Y aqu el consejo no se pone de acuerdo en nadaSlo puedo contar con Buckingham y Jack Howard. Un renio saca lo peor de los hombres; lo ven como un
marioneta de cuyos cordeles deben apropiarse, y algunode nuestros venerables obispos son los peores.
Qu hay de Will Hastings, Ricardo? No puedeonfiar en Will?
Ricardo arque la boca.
Will y yo tenemos muchas diferencias hoy en da.
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iente gran resentimiento por Buckingham, y confieso quHarry no facilita la situacin. Hay ocasiones en que ensin entre ellos es tan densa que se podra cortar eodajas y servir en platos.
Has tratado de hablar con Will, Ricardo?De qu servira, Ana? No puedo decirle quoincido en sus sospechas sobre Buckingham, que es todo que quiere or. No s. Supongo que ya no lo conozco taien como antes.
Ana frunca el ceo.Pero an confas en l, verdad?Para su alivio, Ricardo respondi sin titubeos:
S, confo en l. Aunque se ponga en ridculo poBuckingham y haga el tonto con Jane Shore, Will no eMorton ni Stanley. Tengo dudas sobre su criterio, pero nuestiono su lealtad.
Will y Jane Shore? Francis le escribi a Vroniquque ella era amante de Thomas Grey.
Era. Pero ahora que Grey est asilado, comparte ama de Will, o eso dicen los rumores.
Ana se apoy en el codo, y vio reflejado su propidisgusto en el rostro de Ricardo. Jane Shore haba sido par
ed algo ms que un cuerpo hermoso y clido; ninghombre conserva una querida casi nueve aos a menos quienta afecto por ella. Ana suspir. Quiz fuera remilgad
ero no le gustaba pensar que una mujer amada por Ne
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asaba de mano en mano como una copa o un cuchillo.Qu hay de la reina, Ricardo? Todava est asiladaS dijo l con sequedad.Pero ha pasado ms de un mes. Qu espera gan
on esta farsa?Mucho. Con cada da que permanece asilada, mbochorna, provoca disensos en el consejo y me dificulbtener la confianza de Eduardo.
Ana se incorpor.
Cmo odio a esa mujer!Nunca la perdonar por esto, Ana. Jams. Perunque necesito que abandone su asilo, no estoy dispuestpagar su precio. Vers, ella exige un indulto total para sarentela y asientos en el consejo para Anthony Woodvill
y Thomas Grey. No estoy dispuesto a aceptar esaondiciones.
Bien, no puede permanecer asilada indefinidamentUna vez que entienda que no se saldr con la suya, saldrLo que ms me preocupa son estos celos entre Hastings Buckingham. Qu te propones hacer al respecto, Ricardo
No lo s confes Ricardo. Sin duda Ned habrncontrado una manera de conformarlos a ambos. Tena ualento perturbador para eso, para hacer malabarismos coas rivalidades, como si fueran manzanas. Pero yo no. Nengo paciencia.
Eres demasiado directo para prestarte a esos juego
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