Download - Poesía elegíaca
Catulo
Poemas
V
Este es el primero de los poemas de los besos.
Estructura.- 1-3: grito de alegría amorosa; 4-6: brevedad de la vida/eternidad de
la muerte; 7-9: los besos contados; 10-13: estratagema para evitar el “mal de
ojo”.
¡Vivamos, Lesbia mía, y amemos! Y todos los rumores de los viejos,
demasiado severos, valorémoslos en un solo céntimo1! Los soles pueden morir
y renacer; nosotros, cuando haya muerto de una vez para siempre la breve luz
de la vida, debemos dormir una sola noche eterna. Dame mil besos, luego cien,
después otros mil, y por segunda vez ciento, luego hasta otros mil, y otros
ciento después. Y cuando sumemos ya muchos miles, los borraremos para
olvidarnos de su número o para que ningún maligno pueda echarnos mal de ojo
cuando sepa qué grandes fueron nuestros besos.
VII
Forma pareja con V.
Sinopsis.- 1-2: pregunta de Catulo a Lesbia; 3-8: segundo término de la
comparación; 9-12: primer término de la comparación.
Me preguntas cuántos besos tuyos, Lesbia, bastarían para saciarme. Pues
bien: cuantos granos de arena libia hay en Cirene2, fértil en lasespicio, entre el
oráculo del ardiente Júpiter y el venerable sepulcro del viejo Bato3, o cuantos
astros, cuando calla la noche, vigilan los furtivos amores de los seres humanos,
tantos son los besos, dados por ti, que le bastan para saciarse al loco de
Catulo, de forma que ni los curiosos podrían contarlos, ni hechizarlos una
lengua maligna.
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VIII
Poema típico de la renuntiatio amoris.
Estructura del contenido.- 1-2: planteamiento del conflicto; 3-8: sentimientos
amorosos del pasado; 9-13: renuncia amorosa del presente; 14-18: futuro de la
amada; 19: seguridad del poeta en su renuncia.
Desdichado Catulo, deja de cometer locuras y lo que ves perdido, dalo por
perdido. Brillaron un día radiantes soles para ti, cuando ibas y venías a donde
te llevaba la joven, amada por mí como ninguna será amada. Cuando allí
surgían aquellos numerosos juegos amorosos, que tú querías y la joven no
desdeñaba, brillaron, en verdad, radiantes soles para ti. Ahora ella ya no los
quiere. Tú no seas débil; no los quieras tampoco. Ni persigas a quien huye, ni
vivas desdichado; resiste con obstinación, aguanta. Adiós, joven, ya Catulo
resiste. No te buscará, ni irá a rogarte en contra de tu voluntad. Pero tú sufrirás,
cuando nadie se dirija a ti. Maldita, ¡ay de ti!!Qué vida te aguarda!¿Quién se te
va a acercar ahora?¿A quién le parecerás hermosa? ¿A quién vas a amar
ahora?¿De quién se dirá que eres?¿A quién vas a besar?¿A quién le morderás
los labios? Pero tú, Catulo, aguanta sin ceder.
XLV
Poema que encierra un juramento de amor con la aceptación de la esclavitud
consiguiente. Tema recurrente en los poetas elegíacos.
Contenidos.- 1-9: juramento de Septimio con la aprobación de Cupido; 10-18:
juramento de Acme con la aprobación de Cupido; 19-26: mutuo amor de los
dos amantes. Reflexión del poeta.
Septimio, estrechando contra su pecho a Acme, su amor, le dice: ”Acme mía, si
no te amo con locura y no estoy dispuesto a amarte sin cesar toda la vida, tan
perdidamente como el que más, que solo en Lesbia y en la tórrida India me
encuentre con un león de mirada de acero”. Cuando dijo esto, Amor, como
antes a su izquierda4, estornudó su aprobación a la derecha.
Por otra parte, Acme, volviendo lentamente la cabeza y sus ojitos, embriagados
de su dulce joven, le besó con aquellos labios de púrpura y le dijo: ”Queridito
Septimio, vida mía, sirvamos siempre a este único dueño, tal como arde en mis
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tiernas médulas un fuego mucho mayor y más vivo”. Cuando dijo esto, Amor,
como antes a su izquierda, estornudó su aprobación a la derecha.
Ahora, habiéndose marchado con buen augurio, con recíproca pasión aman y
son amados. El probrecito Septimio prefiere a Acme antes que Siria y Britania
enteras. Sólo en Septimio la fiel Acme prodiga sus delicias y sus placeres.
¿Quién ha visto a personas más felices? ¿Quién a una Venus de mejores
auspicios?
XLVIII
“Poema de besos” dentro del ciclo de Juvencio (24, 48, 81 y 99).
Estructura.- 1-3: período condicional: prótasis-apódosis; 4-6: período
concesivo: apódosis-prótasis. Estructura quiástica.
Tus ojitos de miel, Juvencio, si alguien me permitiera besarlos libremente, los
besaría hasta trescientas mil veces. Me parecería que no me iba a sentir harto
jamás, no, aunque la mies de nuestros besos fuera más espesa que una de
espigas en sazón.
L
Poema de amistad
Contenido.- 1-6: apóstrofe a Licinio, que establece la situación en que se
encontraban los dos amigos; 7-13: signa amoris; 14-21: regalo poético de
Catulo y amenazas.
Ayer, Licinio5, desocupados nos divertimos mucho con mis tablillas de escritura,
como convenía a unos jóvenes refinados: los dos jugábamos escribiendo
versos, ya en un ritmo, ya en otro, con respuestas alternativas en medio de las
bromas del vino. Y de allí me marché excitado por tu gracia, Licinio, y por tus
golpes de ingenio, de forma que, desdichado de mí, ni el alimento me
agradaba, ni el sueño cubría con su tranquilidad mis ojos. Al contrario, presa de
un loco delirio, me agitaba por toda mi cama, deseoso de ver amanecer para
hablar contigo y estar juntos. Una vez que mis miembros agotados por la fatiga
yacían medio muertos en la cama, te hice, mi dulce amigo, este poema, por el
que te puedes dar cuenta de mi dolor. Ahora, guárdate de ser soberbio, y te
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pido que no desprecies mis súplicas, niño de mis ojos, no sea que Némesis6 se
vengue de ti. Es una diosa apasionada: guárdate de ofenderla.
LXXXV
El más conocido de todos los epigramas y el que ha sido objeto de más
imitaciones.
Contenido.- 1.- Catulo ama y odia; esto le hace sufrir.
Odio y amo. ¿Quizá me preguntes por qué actúo así? No lo sé, pero siento que
es así y sufro.
CVI
Poema de reconciliación con Lesbia.
Contenido.- 1-2: período condicional que presenta una situación; 3-6: vuelta de
Lesbia a Catulo; 7-8: felicidad del poeta.
Si te ha sucedido algo que deseabas apasionadamente y ya habías perdido la
esperanza, esto es sobre todo grato al corazón. Por ello, es grato y ,para mí
también más valioso que el oro, el que te vuelvas, Lesbia, a mí, que te deseo.
Vuelves a mí, que te deseo y que no lo esperaba. Eres tú misma la que te
entregas a mí. ¡Oh, día señalado con la piedra más blanca! ¿Quién vive más
feliz que yo? O ¿quién podrá decir que hay algo más deseable que esta vida
mía?
CIX
Poema del ciclo de Lesbia. Último de los epigramas dedicados a ella.
Contenido.- 1-2: promesa de amor; 3-4: súplica a los dioses; 5-6: foedus
amicitae.
Me prometes, vida mía, que este feliz amor nuestro ha de ser eterno entre
nosotros. Dioses del cielo, lograd que pueda hacer promesas verdaderas y que
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hable sinceramente y de corazón, para que a lo largo de toda nuestra vida sea
posible mantener este perenne pacto de sagrada amistad.
Tibulo
Elegías
I
Podemos dividirla en las siguiente partes: a) Propuesta: rechazo de las
riquezas y amor por la vida sencilla (1-6); b) elogio de la vida del campo (7-50);
c) la vida amorosa: Delia (51-74); de exhortación final (75-78).
Riquezas de rubio oro otro para sí acapare y posea muchas yugadas de suelo
cultivado; ese a quien la proximidad del enemigo asuste con terror incesante y
a quien los toques de la trompeta de Marte le impidan conciliar el sueño. La
escasez de medios me procure a mí una vida ociosa, mientras mi hogar
resplandezca con su fuego diario.
Yo mismo, como un campesino, plantaré en el mes apropiado tiernas vides y
con mano hábil árboles frutales. Esperanza no me traicione, sino que siempre
me otorgue mieses abundantes y en mis lagares repletos espeso mosto. Pues
presto veneración tanto al tronco6 solitario en los campos como a la antigua
piedra con guirnaldas de flores en la encrucijada de caminos, y cualquier fruto
que el nuevo año produce para mí lo deposito como ofrenda ante el dios7 de los
campos. Rubia Ceres, sea para ti de mis tierras una corona de espigas que
cuelgue ante las puertas de tu templo, y un rojo Priapo8 en mis huertos frutales
eríjase en guardián, para que con su terrible hoz asuste a los pájaros. Vosotros
también, Lares8, patronos de una tierra feraz un día, ahora empobrecida,
recibís vuestras ofrendas. Entonces, el sacrificio de una ternera purificaba
novillos sin cuento; ahora, una cordera es la modesta víctima del escaso suelo.
Una cordera caerá en vuestro honor; en torno a ella los jóvenes campesinos
griten: “Io9, otorgadnos cosechas y buenos vinos”.
Ahora, solamente ahora, podría vivir contento con poco y no estar siempre
entregado a largos viajes, sino huir del ardiente despertar de la canícula a la
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sombra de una árbol, junto al arroyo que fluye cerca. Y sin embargo, no
lamentaría coger a veces la azada, ni aguijar los lentos bueyes, y no me
arrepentiría de llevar a casa en mis brazos una cordera o un cabritillo,
abandonado por olvido por su madre. Pero vosotros, ladrones y lobos, respetad
mi reducido rebaño: del grande debéis buscar la presa. Del mío suele purificar
a mi pastor todos los años y rociar de leche una Pales10 complaciente.
Asistidme, dioses y no despreciéis, vosotros, ofrendas de una mesa modesta y
de vasos de arcilla pura. De arcilla fue la primera copa que fabricó para sí el
labrador antiguo y la moldeó de barro manejable. Yo no busco las riquezas de
mis padres ni la ganancia que ocasionó a mis antepasados la cosecha
almacenada. Una modesta siembra me basta; me basta dormir en un lecho y,
si es posible, descansar mi cuerpo en su cama habitual. ¡Cómo me gusta oír
acostado los furiosos vientos y estrechar a mi amada en tierno abrazo o,
cuando el austro invernal ha derramado sus aguas heladas, prolongar seguro
el sueño con la ayuda del gotear de la lluvia! ¡Esto me toque en suerte!: sea
rico con toda justicia quien pueda soportar el furor del mar y las sombrías
tormentas.
Todo el oro y las esmeraldas piérdanse antes que llore alguna joven por culpa
de mis viajes. Es a ti, Mesala11, a quien conviene pelear por tierras y mares
para que tu casa ostente despojos de enemigos. A mí me sujetan prisionero las
cadenas de una hermosa joven y aguardo como un portero ante unas puertas
inflexibles. No me cuido de mi gloria, Delia mía: con tal de estar contigo no me
importa que me llamen cobarde y perezoso. Que pueda verte cuando llegue mi
última hora y, al morir, tocarte con mi mano, aunque desfallezca. Me llorarás,
Delia, colocado en la pira a punto de arder, y me ofrecerás tus besos
mezclados de amargas lágrimas. Llorarás: no están tus entrañas encadenadas
con duro hierro, ni en tu corazón tierno hay clavado pedernal. De aquel funeral
no habrá joven ni doncella que pueda volver a casa con los ojos secos. Tú no
ofendas a mis Manes12; y respeta tus cabellos sueltos; respeta, Delia, tus
tiernas mejillas. Entretanto, mientras el destino lo consiente, amémonos. Ya
llegará la Muerte con su cabeza cubierta de tinieblas, ya se deslizará la edad
de la pereza; no estará bien visto amar, ni decirnos ternezas con la cabeza
canosa. Ahora hay que servir a una Venus alocada, ahora que romper puertas
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no resulta vergonzoso y andar de peleas gusta. Aquí soy yo un buen jefe y un
buen soldado.
Vosotras, banderas y trompetas, alejaos, llevad heridas a los hombres
codiciosos, llevadles también riquezas. Yo, despreocupado con mi granero
provisto, despreciaré a los ricos y despreciaré el hambre.
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