Download - Poemas de Jovaldo
POEMAS DE JOVALDO
A continuación, publicamos algunos poemas de José Valdivia Domínguez, JOVALDO, militante del PCP muerto en el genocidio de la LTC en el Frontón (18 y 19 de junio de 1986).
SOLO CON ELLOS LUCHANDO
COMO ME SIENTO FELIZ
CUANDO ESTOY CON LOS OBREROS,
ELLOS ME DAN SU CALOR
Y YO MIS CANTOS SINCEROS.
1
Cuando en el verso empezaba
lo hacía entre cuatro muros,
en carne propia los duros
golpe no experimentaba.
Si alguna vez recitaba
sufría siempre un desliz,
no miraba mi país
por ladrones despojados.
Sintiendo al proletariado
COMO ME SIENTO FELIZ.
2
Sólo con ellos luchando
podrá mi verso servir,
de lo contrario a morir
se me estará condenando.
Como una flor acabando
entre incontables floreros,
mis cantos por traicioneros
se irían al basural.
Me lo dice tanto mal
CUANDO ESTOY CON LOS OBREROS.
3
No existe arte por arte
ahora lo sé muy bien,
cada cual escribe a quien
sus intereses comparte.
En Venus, Plutón o Marte,
donde habite poblador,
si es que existe explotador
también existe explotado.
Yo canto al proletariado
ELLOS ME DAN SU CALOR.
4
Por tanto pongo en sus manos
la pólvora de mi verso,
pues ansío el Universo
sin verdugos ni tiranos.
Los pobladores hermanos
todos serán compañeros:
albañiles, ingenieros,
sólo al pueblo servirán.
Sus frutos me brindaran
Y YO MIS CANTOS SINCEROS.
(1976)
———————————————————————–
CANTO AL FURTURO
SOBRE LAS RUINAS DEL MUNDO
DONDE AHORA PADECEMOS,
CONSTRUIREMOS UN MUNDO
DONDE TODOS GOZAREMOS.
1
Y no lo digo tan solo
porque lo quiera decir,
lo digo por el rugir
de la causa que enarbolo.
A sus filas hoy me enrolo
con sentimiento profundo,
pues comprendo lo rotundo
de su victoria final.
Terminará nuestro mal
SOBRE LAS RUINAS DEL MUNDO.
2
Por eso ahora en mi canto
sus luchas debo escribir,
para poder convertir
en olas su inmenso llanto.
Acábese ya el quebranto
mientras juntos avancemos,
hacia el mundo que queremos
las masas trabajadoras.
Acortemos ya las horas
DONDE AHORA PADECEMOS.
3
Hoces, puños y martillos
pónganse al fin a golpear,
para poder derrumbar
el mandato de los pillos.
Nuestros saqueadores bolsillos
cuan enfermo moribundo,
levántese contra inmundo
sistema de humillación.
Sólo así con decisión
CONSTRUIREMOS UN MUNDO.
4
Un mundo donde no broten
verdes tallos asesinos,
un mundo donde no azoten
a obreros y campesinos,
un mundo con mil caminos
donde tranquilos andemos,
un mundo donde cantemos
nuestra hermosa realidad,
un mundo con igualdad
DONDE TODOS GOZAREMOS.
(1977)
————————————————————–
ZAMPOÑA
Cuando escucho de repente
el bramar de tus rugidos,
se aceleran mis latidos
al compás de tu clamor;
siento entonces transformarse
con andino encantamiento,
en un sikus más al viento
redoblando tu esplendor.
Hoy te canto con mis versos
despegando como un ave,
que en mi pecho ya no cabe
de alegría y emoción.;
¡fuerza! ¡fuerza! Grito entonces
Remontándome a las punas
Donde se oyen las tun tunas
Con su danza en plena acción.
Nadie duerme aún en casa
vamos todos a la fiesta,
Arca e Ira hermosa gesta
con sus voces van a dar;
trece cañas de la vida,
de la muerte de la gloria,
trece cañas nuestra historia
ya se han puesto a iluminar.
Cuando escucho de repente
el bramar de tus rugidos,
se aceleran mis latidos
al compás de tu clamor;
siento entonces transformarse
con andino encantamiento,
en un sikus más al viento
redoblando tu esplendor.
(1982)
—————————————————————
HURACAN INCONTENIBLE
Porque somos incansables
como las aguas de un río,
ya no más nos detendremos
ante el calor, ni ante el frío.
Cruzaremos las montañas
traspondremos los infiernos,
no habrá barrera en el mundo
para lograr detenernos.
Por la senda de la gloria
marchando con optimismo,
nuestra sangre regaremos
con audacia y heroísmo.
El pasado fue opresión
hoy de lucha es el presente,
el futuro victorioso
se levanta ya en el frente.
Hasta ayer no más abusos
Tuvimos que soportar,
No decir nada ante intrusos
ante verdugos callar.
Hoy las cosas van cambiando
se derrumba el gran Poder,
nueva luz está alumbrando
con andino amanecer.
Porque somos incansables
como las aguas de un río,
ya no mas nos detendremos
ante el calor ni ante el frío.
(1983)
—————————————————————
JATUNSE PUKA NINA ACCHIN
-Enorme llama roja ilumina-
Huyen las sombras, los tigres
se espantan,
las bestias no aguantan
al fuego irrumpir,
se abren los cielos
con himnos
triunfales,
cien mil vendavales
se escuchan rugir.
Como una estrella radiante
Y hermosa,
luciendo preciosa
refulge feliz;
la enorme llama
con chullos
vistiendo,
lo oscuro rompiendo
en todo el país.
Ya por la tierra
Triunfante en la guerra,
con furia se impone
su espada al blandir;
los monstruos de espuma
se ahogan
en llanto,
se quiebran de espanto
al verse ya hundir.
Como una estrella radiante
Y hermosa,
luciendo preciosa
refulge feliz;
la enorme llama
con chullos
vistiendo,
lo oscuro rompiendo
en todo el país. (1984)
———————————————————–
HABLA UN CANTOR
Como balas de mi pecho
Voy a lanzar unos gritos,
Para que escuchen los sordos
Y me oigan los malditos.
No he nacido felizmente
con la boca clausurada,
me van a tener que oír
con la voz dinamitada.
Que importa cien mil pedazos
vuelan aquí mis pulmones,
lo importante es que me escuchen
los déspotas y mandones.
Yo no escribo para hacer
una droga de mis cantos,
no puedo acallar con risas
sufrimientos y quebrantos.
La poesía no es sólo
una flor bonita y bella,
también es una metralla
dando luz como una estrella.
No he nacido felizmente
con la boca clausurada,
me van a tener que oír
con la voz dinamitada.
—————————————————————
Vídeo "Como Balas de mi pecho"
POR UN PLATO DE LENTEJAS
Puedo estar en minoría
encontrarme tras las rejas;
más no vendo mis principios
por un plato de lentejas.
Hablo claro sin tapujos
no concilio con traidores;
antes me corto la lengua
de un solo tajo traidores.
Que me llamen los “maduros”
de ultraizquierda o infantil;
eso no me preocupa
yo me siento juvenil.
Juvenil en mis ideas
y en mis ansias juvenil;
juvenil ahora y siempre
con la pluma y el fusil.
Allá aquellos mercachifles
prostitutas sin honor;
la desnudan su conCIENcia
por un mísero favor.
Yo no puedo hacer lo mismo
me lo impide la razón;
antes muero en digna hambruna
que acallar mi corazón.
Puedo estar en minoría
encontrarme tras las rejas;
más no vendo mis principios
por un plato de lentejas.
———————————————————————————
A LA MUJER DE MI CLASE
(Huayno)
Nunca digas resignada lo que nos hacen creer
que nacimos para tener una vida desdichada.
Nunca digas humillada en tu amargura ya inmensa
de mi vida hasta vergüenza me da con un gran dolor.
Te lo digo con amor piensa, compañera, piensa.
Ya no acabes más tu vida, pensando solo en la muerte
no es cosa de mala suerte tu condición de oprimida.
Mujer de mi clase herida no te pongas a llorar
convierte tu sollozar en candentes ríos rojos.
Te lo digo con amor piensa, compañera, piensa.
Si con desprecio te miran por humilde y provinciana
si te gritan ¡so serrana! Y hasta la puerta te tiran.
Si a la fuerza te retiran cuando reclamas clemencia
no extrañe la inconciencia de esa clase explotadora.
Te lo digo con amor piensa, compañera, piensa.
Sólo así podrá algún día nuestro pueblo flagelado
terminar su cruel pasado de opresión y de agonía.
Mujer de la patria mía no lo vayas a olvidar
de ti depende el estar más cerca de la victoria.
Te lo digo con amor piensa, compañera, piensa.
———————————————————————————————————
ACLARACIÓN A UN INTELECTUAL APOLÍTICO
No hay razón para amargarse
se lo pido por favor;
yo no escribo para intelectuales
como usted “mi gran señor”:
Que mi canto le parezca
no tener ningún valor,
eso nada me sorprende
de un grandísimo doctor.
Allá usted con sus cantares
a la luna y a la flor.
Allá usted con sus abstractos
versos “puros” al amor.
Yo le canto a los humildes
porque siento con dolor,
como sufren por la causa
de un sistema explotador.
No me venga pues con aires
de apolítico cantor:
el arte está con el pueblo
o está con el opresor.
No hay razón para amargarse
se lo pido por favor;
yo no escribo para intelectuales
como usted mi gran señor.
———————————————————————————
O CON ELLOS O CON NOSOTROS
Aquí no vengas con que
“yo no me meto con nadie,
Y de mi vida hago lo que quiero”.
O con tu actitud favoreces a los ricos
o con tu actitud favoreces a los pobres:
no hay posición neutral en ningún caso.
O estás a lado de ellos,
quieras o no quieras,
o estás al lado de nosotros.
¿A quién le conviene que nuestras filas
no se agranden con tus fuerzas?…
Si después de todo
no decides apretar los puños
y golpear la mesa,
más valdría que tomes un puñal
y te lo claves en el estómago.
——————————————————————
HACED ALGO POR MI
Ya estoy arto de verme
todos los días
en la misma forma:
ojos pálidos, cara anémica,
cuerpo escuálido.
¡Maldita sea!
¿dónde esta la raíz del mal
tanto tiempo liquidándome?
Estoy enfermo,
más enfermo que nunca,
no puedo dormir con tranquilidad,
las manos me tiemblan.
Si caigo muerto uno de estos días
no vayan a extrañarse.
Asesinos ocultos me están matando
lentamente por la espalda.
Haced algo por mí,
ya estoy harto de verme
todos los días
en la misma forma.
Miradme.
Miradme detenidamente:
Yo soy vuestra figura en el espejo.
Publicado por Revolución Cultural en 8:37
martes, 9 de octubre de 2012
POEMA A LA GUERRA POPULAR EN LA INDIA
Traducción Por Revolución Cultural
INDIA
India
territorio
donde se
escriben en
letras
púrpuras
un luminoso
camino,
patria donde
a tus hijos,
hoy, pisan
compañías sus
suelos contaminados
por imperios
de imperiosa
malignidad.
Las clases
dominantes
en su frenesí
por sangre
del pueblo,
idean
una verde
caza, repleta
de perros guardianes,
empuñando las
armas extranjeras.
Contra aquellos
que atreven
liberar su
sitio secular,
las garras de
potencias
imperialistas
caen como
papel descolorido.
Una caza verde
fue diseñada
allí en oficinas
de una blanca
casa en Washington,
donde títeres
financieros
y burócratas
realizan
puntualmente las órdenes
más allá de las expectativas
de su pueblo.
Quisieron pintarte
de verde para
así esconder
sus males,
para ocultar
las dementes
barbaries
cometidas contra
sus valientes hijos,
que empuñan en
una de sus manos
la bandera roja
de una Nueva India y
el rifle en la otra,
que convierte
madre soberana
de sus pobres
hijos.
Sí, intente
hacer de ti
una imagen
que no te corresponde,
una ilustración
donde se traza
una anciana sentada
a las puertas de sus
antiguos templos,
que carga en una
de sus manos una
taza de limosnas
extranjeras
y otra mano
se encuentra el vacío
o la nada, incluso ni
la limosna. Esa
repetida mano
vacía representa
el saqueo de
extrañas y
extranjeras
metrópolis. ( oupotências)
Por más
que insistan
en dibujarte
en líneas indecisas,
por más que intenten
ocultar su milenaria
historia de incansable
hermana combatiente,
no podrán cubrir
de verde ni
con sangre
tu ropa de
guerrillera,
no podrán
soplar las armas
que empuñaste
porque tu pueblo
construirá
nuevas.
Índia - Portugués
Índia
território
onde se
escreve
com letras
rubras
um caminho
luminoso,
pátria onde
teus filhos,
hoje, pisam
firme teu
solo profanado
por impérios
de imperiosa
malignidade.
As classes
dominantes
em seu frenesi
pelo sangue
do povo,
arquitetou
uma verdejante
caçada, repleta
de cães de guarda,
empunhados de
armas estrangeiras.
Contra aqueles
que ousam
libertar vosso
sítio secular
as garras das
potências
imperialistas
caem como
papel desbotado.
Uma caçada verde
foi arquitetada
lá dos gabinetes
de uma branca
casa em Washington,
onde marionetes
financeiras e
burocráticas
executam
prontamente ordens
alheias aos anseios
de teu povo.
Quiseram pintar-lhe
de verde para
assim esconder
suas mazelas,
para ocultar
as insanas
barbaridades
cometidas contra
teus corajosos filhos,
que empunham em
uma de suas mãos
a rubra bandeira de
uma Nova Índia e
na outra o fuzil
que tornara-lhe
mãe soberana
de teus pobres
filhos.
Sim, tentam
fazer de ti
uma imagem
que não lhe
corresponde,
uma ilustração
onde desenha-se
uma velha sentada
as portas de seus
milenares templos,
que carrega em uma
de suas mãos uma
caneca de esmolas
forasteiras
e na outra mão
encontra-se o vazio
o nada, nem mesmo
as esmolas. Essa
repetida mão
vazia representa
os saques de
estranhas e
estrangeiras
metrópoles. (oupotências)
Por mais
que insistam
em desenhar-lhe
em linhas indecisas,
por mais que tentem
ocultar sua milenar
história de incansável
irmã combatente,
não podem cobrir
de verde e nem
com o sangue
tuas roupas de
guerrilheira,
não podem
pitar as armas
que empunhadas
por teu povo
construirá
o novo.
De
Eduardo Andrade doNascimento.
Publicado por Revolución Cultural en 17:27
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Etiquetas: India
domingo, 6 de mayo de 2012
Vladímir Mayakovski
Poeta Soviético...
VLADÍMIR MAYAKOVSKI (1894-1930)
Vladímir Vladimirovich Mayakovski introdujo el futurismo en la literatura soviética, se dedico también a la pintura. Al estallar la revolución, se puso de inmediato al lado de los bolcheviques, poniendo todo su arte al servicio de la revolución.
Colaboró en el periódico Izvestia y pronunció numerosas conferencias en la URSS, Alemania, Francia y los Estados Unidos. Se suicido en 1930, impulsados por crueles desengaños en su vida privada.
Antes de suicidarse escribió:
¡A todos!
No se culpe a nadie de mi muerte y, por favor,
nada de chismes. Lili ámame.
Camarada gobierno, mi familia es: Lili Brik, mi madre, mis hermanas y Verónica Vitaldovna Polonskaya.
Si se ocupan de asegurarles una existencia decente, gracias.
Por favor den los poemas inconclusos a los Brik,
ellos los entenderán.
Como quien dice
la historia ha terminado.
El barco del amor
se ha estrellado
contra la vida cotidiana
Y estamos a mano
tú y yo
Entonces ¿para qué
reprocharnos mutuamente
por dolores y daños y golpes recibidos?
Algunos Poemas de Mayakovski
EL POETA ES UN OBRERO
Se le ladra al poeta:
«¡Quisiera verte con un torno!
¿Qué, versos?
¿Esas pamplinas?
¡Y cuando llaman al trabajo, te haces el sordo!»
Sin embargo
es posible que nadie
ponga tanto ahínco en la tarea
como nosotros.
Yo mismo soy una fabrica.
Y si bien me faltan chimeneas,
esto quiere decir
que más coraje me cuesta serlo.
Sé muy bien
que no gustáis de frases vacías.
Cuando aserráis la madera, es para hacer leños.
Pero nosotros
qué somos sino ebanistas
que trabajan el leño de la cabeza humana.
Por supuesto
que pescar es cosa respetable.
Echar las redes.
¿Quién sabe? ¡Tal vez un esturión!
Pero el trabajo del poeta es más beneficioso:
la pesca de hombres vivos, esto es lo mejor.
Enorme, ardiente es el trabajo en los altos hornos,
donde se forma el hierro chisporroteante.
¿Pero quién
se atrevería a llamarnos holgazanes?
Nosotros bruñimos las mentes con áspera lengua.
¿Quién es más aquí?
¿El poeta o el técnico
que procura a los hombres
tantas ventajas prácticas?
Los dos.
Los corazones son también motores.
El alma es también fuerza motriz.
Somos iguales.
Camaradas de la clase trabajadora.
Proletarios del cuerpo y del espíritu.
Solamente unidos
solamente juntos podremos engalanar el universo,
acelerar el ritmo de su marcha.
ante una oleada de palabras, levantemos un dique.
¡Manos a la obra!
¡Al trabajo, nuevo y vivo!
Y a los que discursean
que se les mande al molino.
¡Para que el agua de sus discursos haga girar sus aspas!
VLADIMIR ILITCH, LENIN (FRAGMENTOS)
Es tiempo-
comienzo
el relato sobre Lenin.
No porque
no haya pena
más grande,
es tiempo
porque
la honda tristeza
sea ya
dolor claro y consciente.
Tiempo,
vuelve a flamear los lemas leninistas.
¿Es justo
derramar
lágrimas y lágrimas?
Lenin sigue siendo
el hombre
más vivo entre los vivos. Es
nuestra sabiduría.
nuestra fuerza
y el arma que blandimos.
Los hombres son como barcas,
aunque sin agua.
Mientras
vivimos
se nos pegan
a los costados
muchos
caramujos sucios.
Y después,
sorteada ya
la tempestad furiosa,
te sientas
bajo el rayo del sol
y te quitas
la barba verde
de las algas
y la barba lila
de las anémonas.
Yo también
me limpio
para semejarme a Lenin
y seguir remando
por la revolución.
----------------------------------------------
De noche
dormimos.
De día
hacemos las cosas.
Nos gusta lo ilusorio.
Cuando alguien es capaz
de poner las cosas
en su lugar,
le llamamos
«profeta»,
lo llamamos
«genio».
No tenemos
grandes ambiciones,
si no nos llaman
no acudimos.
Agradar
a nuestra esposa
ya es bastante.
Pero cuando
alguien diferente
avanza
con su cuerpo y su alma
juntos,
murmuramos
«majestuosa figura»,
nos admiramos
«don divino».
Eso es lo que dice
la gente
ni demasiado ingeniosa
ni demasiado imbécil.
Las palabras aparecerán
y desaparecerán como el humo.
De esas cabezas huecas
no sacarás nada más...
Pero ¿cómo medir a Lenin
con la misma vara?
Lo vio todo
y todo el que quiso
ese «tiempo»
no tuvo que agacharse
para pasar
bajo el dintel.
----------------------------------------------
Ayer,
a las seis y cincuenta
murió el camarada Lenin.
Este año
ha visto
lo que no verán muchos otros.
Este día
entrará
en la leyenda triste de los siglos.
El horror
hizo brotar un estertor
de acero.
Una ola de sollozos
pasó sobre los bolcheviques.
¡Terrible peso!
Nos arrastrábamos
como una masa extraviada.
Saber-
¿cómo y cuándo?
¡Saberlo todo!
En las calles,
en las callejuelas
boga
como una carroza fúnebre
el Gran Teatro.
La alegría
es un caracol que repta.
La desgracia
es un corcel indómito.
Ni sol
ni brillo de espejo,
todo
tamizado por los diarios,
salpicado
con negra nieve.
La noticia asalta
al obrero
delante de la máquina.
Una bala en el alma.
Y es como si
se derramasen lágrimas
sobre cada instrumento de trabajo.
Y el mujik
que ha pasado por todas
y que,
más de una vez,
miró la muerte a los ojos,
se aparta de las mujeres,
pero se traiciona
por los regueros negros
que enjuaga con el puño.
Aun los hombres más duros
-de silex-
se mordían el labio
hasta sacarse sangre.
Los niños
quedaron serios como viejos,
y los viejos
lloraban como niños.
Por toda la tierra
el viento
llevaba el insomnio
sin pensar, soplando y volviendo a soplar,
que allá
en el hielo
de un pequeño cuarto de Moscú,
estaba el ataúd
del padre y del hijo
de la revolución.
El fin,
el fin,
el fin.
¡Qué difícil
creerlo!
Un vidrio-
y vemos lo que está abajo...
Es a él
a quien traen de la estación Paveletzki
y llevan por la ciudad
que arrebató a los amos.
La calle
parece una herida abierta...
Aquí
cada piedra
pisada
por los primeros ataques
de octubre,
conoce a Lenin.
Aquí
todo
lo que cada bandera
ha embellecido,
fue comenzado
y ordenado por él.
Aquí
cada torre
ha oído a Lenin
y lo habría seguido
a través del fuego y del humo.
Aquí
cada obrero
sabe quién es Lenin-
exponed los corazones
como ramas de abetos.
Nos llevaba al combate,
anunciaba las conquistas,
y así
el proletario
es dueño de todo.
Aquí
cada campesino
ha inscrito
en su corazón
el nombre de Lenin
con más ternura que en las calendas de los santos.
Ordenó
devolverles
las tierras
con que sueñan
los abuelos muertos bajo el knut.
Y los comuneros
-los de la Plaza Roja-
parecían
murmurar:
«¡Tú, a quien tanto queremos!
Vive
pues tal es
el más bello destino al que aspiramos-
cien veces
nos lanzaremos al ataque
dispuestos a morir!»
Si apareciese ahora
un hacedor de milagros,
y nos dijese:
«Para que él se levante
debéis morir vosotros!»-
La esclusa de las calles
se abriría
y los hombres
se arrojarían
a la muerte
cantando.
Pero no hay milagros;
inútil es soñar.
Está Lenin,
el ataúd,
las espaldas encorvadas.
Fue un hombre
humano hasta el fin.
Ahora,
soporta
el suplicio
del dolor de los hombres.
Nunca hubo
flete más valioso
llevado
por nuestros
océanos
que
ese ataúd rojo
bogando
hacia la Casa de las Uniones,
sobre la espalda
de sollozos y peldaños.
Mientras
hombres
del temple de Lenin
montaban guardia
de honor,
la muchedumbre
esperaba desde hacía un rato
apiñada
a lo largo
y Dimitrovka.
En en alo diecisiete,
el mismo
con su hija en la cola
para el pan-
¡mañana comeremos!
Pero en esta
glacial
y terrible cola,
todos se alineaban
niños y enfermos.
Las villas
se alineaban
al lado de las ciudades.
El dolor tintineaba,
infantil o viril.
La tierra de trabajo
desfilaba,
vivo
balance
de la vida de Lenin.
El amarillo sol
bizqueando dulcemente,
se levanta
y lanza
los rayos a sus pies.
Como
acosados,
llorando la esperanza,
doblados de dolor
desfilan los chinos.
Las noches
venían
a lomo
de los días,
confundiendo las horas,
mezclando las fechas.
Como si
no hubiese
noches ni estrellas arriba.
sino
negros de los Estados Unidos
llorando a Lenin.
Un frío
antes nunca sentido
escocía las suelas,
pero cada cual
permanecía en esa
multitud apretada.
Ni siquiera
se atreven
a frotarse las manos
para calentarse un poco,
no es conveniente.
El frío
atrapa
y arrastra
como si
quisiera poner a prueba
el temple del amor.
Penetra a la fuerza
en la muchedumbre.
Presa de agitación
la muchedumbre
pasa por detrás de las columnas.
Los escalones crecen,
se vuelven arrecifes.
De pronto
no se oye
ni canto ni respiración,
y nadie se atreve a dar un paso más-
bajo el pie, hay un abismo,-
es el borde filoso
de un abismo de cuatro escalones.
Cortando
la esclavitud de cien generaciones,
tiempo en que el oro
tenía toda la razón.
El borde
del abismo-
el ataúd de Lenin,
y más allá,
en todo el horizonte,
la columna.
¿Qué veremos?
Nada más que su frente,
y a Nadejka Konstanstinovna,
detrás,
de una bruma...
Quizá
ojos que no llorasen
verían algo más.
Pero no eran
ojos como esos
los que yo veía.
La seda de las banderas flameantes
se inclina,
para rendir
los últimos honores:
«Adiós, camarada,
has terminado
tu honrado y valiente camino.»
Horror.
Cierra los ojos,
no mires,
como si andases
sobre una cuerda de seda.
Como si
por un instante
estuvieses
a solas
con una inmensa
y única verdad.
Soy feliz.
El agua sonora de la marcha
lleva
su cuerpo sin peso.
Sé
que en adelante
y para siempre,
ese momento
vivirá
en mí.
Feliz
de ser
una partícula de esta fuerza
que tiene en común
hasta las lágrimas de los ojos.
Imposible
que la comunión
en el inmenso sentimiento
llamado
clase,
sea
más fuerte,
más pura.
----------------------------------------------
Y la muerte
de Ilitch
fue
un gran
aglutinador del comunismo.
Por encima de los troncos
de un enorme bosque,
millones
de manos
sosteniendo su asta
-la Plaza Roja-
la bandera roja
se eleva,
arrancándose
con una terrible sacudida.
De esa bandera,
de cada uno de sus pliegues,
nos llega
vivo de nuevo,
el llamamiento de Lenin:
-¡En fila,
proletarios,
para el último cuerpo a cuerpo!
¡Esclavos
enderezad
vuestras rodillas hincadas!
¡Ejército de proletarios,
adelante y en orden!
¡Viva la revolución
alegre y rápida!
Esta
es la única
gran guerra
de todas
la que la historia ha conocido.
Oda a la revolución
A ti
silbada,
burlada,
acribillada,
a ti,
agujereada por enconadas bayonetas,
levanto extasiado,
solemnemente esta oda,
por encima de la marea de insultos.
¡Oh!
¡Oh, bestial!
¡Oh, ingenua!
¡Oh, mezquina!
¡Oh, grandiosa!
¿Qué nombres no te habrán dado?
¿Cómo devendrás aún con el tiempo,
recia arquitectura constructiva,
o simplemente un montón de ruinas?
A ti,
maquinista cubierto de hollín,
a ti,
minero que cavas las moles primigenias de la tierra,
bendito seas,
bendito seas, bienaventurado.
¡Gloria al trabajo humano!
Y mañana,
San Basilio,
catedral de los fieles,
te aclamará con unción,
implorando perdón.
Con tus tenaces cañones,
harás estallar al milenario Kremlin.
"Gloria",
ruegan con voz apagada en vísperas de la muerte
Aúllan las sirenas apenas sofocadas.
Tú envías a los marineros,
a los hundidos cruceros,
para salvar aún a aquellos,
allí, donde maullaba olvidado el único gato.
Y después,
aullaba una multitud ebria,
los bigotes retorcidos, desafiantes.
Tú echas a culatazos a los canosos almirantes,
desde el puente de Helsinki hacia abajo.
Surgen las heridas del pasado,
y yo de nuevo veo como todo se desangra.
¡Ustedes, cómodos pequeño-burgueses!
¡Oh, malditos sean, tres veces!
Y mis poetas,
¡oh, benditos sean mil veces!
Publicado en el semanario dirigido por Lunacharski en enero de 1918. Esta oda fue leída en el "Café de los poetas", en momentos en que Petrogrado estaba casi indefenso ante el ataque de la escuadra alemana.
CONVERSACIÓN CON EL INSPECTOR FISCAL SOBRE POESÍA
Ciudadano inspector,
perdone la molestia.
Gracias,
no se preocupe,
me quedaré de pie.
Quiero tratar
un asunto bastante delicado:
qué sitio ha de ocupar
el poeta
en las filas obreras.
Igual que los que tienen
tiendas y terrenos
también yo debo pagar
impuestos.
Usted me pide
quinientos al semestre
más veinticinco
por no declarar a tiempo.
Mi trabajo
es igual
a cualquier otro.
Mire
cuántas pérdidas,
cuántos gastos
invierto en materiales.
Usted sabe
naturalmente
eso que llaman rima.
Si la primera línea
termina en "ajo"
entonces, la tercera,
repitiendo las sílabas
debe poner
algo así
como "cascajo".
Si utilizo su lenguaje
la rima es un cheque,
hay que cobrarlo alternando los versos
y buscas
con detalle sufijos y prefijos
en el cofre vacío
de las declinaciones,
de las conjugaciones.
Coges una palabra
y quieres meterla en la estrofa
pero si no entra
y aprietas,
se rompe.
Ciudadano inspector:
le juro
que el poeta paga caras
las palabras.
Hablando mi lenguaje
la rima es un barril
de dinamita,
y la estrofa es la mecha.
La estrofa se consume,
y estalla la rima,
y por el aire y la ciudad
la estrofa
vuela.
¿Dónde hallar,
y a qué precio,
rimas que estallen
y de golpe maten?
Quizá sólo sean
cinco las rimas
increíbles
y sin estrenar, perdidas
más allá
de Venezuela.
Me voy a buscarlas,
haga frío, haga calor,
atado por anticipos, préstamos y deudas.
Ciudadano,
tenga en cuenta
el pago de los viajes.
La poesía
toda
es un viaje a lo desconocido.
La poesía
es como la extracción del radio
-Un año de trabajo
para sacar un gramo.
Sacar una sola palabra
entre miles de toneladas
de materia prima verbal.
Pero ¡qué ardiente
el calor de estas palabras
comparado
con la humeante
palabra bruta!
Esas palabras
mueven
millares de años,
millares de corazones.
Claro
que hay poetas
de distinta calidad.
Muchos
de hábil mano,
como prestidigitador,
sueltan estrofas de la boca,
suyas y de otros.
Y para qué hablar
de los castrados líricos.
Meten un verso ajeno
y están felices.
Eso es
robo y despilfarro
uno más entre los que azotan el país.
Esos
versos y odas
aplaudidos
hasta la saciedad
entrarán en la historia
como gastos accesorios
de lo hecho
por dos o tres buenos versos
de nosotros.
Muchos kilos de sal
habrás de comer
como suele decirse,
y fumar cien cigarrillos
hasta
sacar
la palabra preciosa
de las honduras artesianas
de la humanidad.
Rebaje por eso
los impuestos,
quítele
una rueda
a los ceros.
Uno noventa
cuestan cien cigarrillos.
Uno sesenta
la arroba de sal.
Demasiadas preguntas
su formulario tiene:
Ha viajado
o no ha viajado?
Y si le respondo
que en estos quince años
he reventado
decenas de Pegasos,
¿qué?
Póngase usted
en mi sitio,
piense en el servicio
y propiedades.
¿Qué ha de contestarme
si le digo que soy
caudillo popular
y al mismo tiempo
trabajo a su servicio?
La clase obrera
vibra en nuestras palabras,
somos proletarios
motores de la pluma.
La máquina
del alma
se gasta con los años.
Dicen entonces:
estás gastado,
fuera.
Cada vez amas menos,
te arriesgas menos
y mi frente
desgastada
por el tiempo no arremete.
Entonces llega
el desgaste mayor,
el desgaste
del alma, del corazón.
Y cuando
este sol,
grande y redondo
se alce
en el futuro
sin lisiados ni tullidos,
ya me habré
podrido,
muerto en una cuneta
junto
a decenas
de mis colegas.
Hago
mi balance final. Afirmo,
y no miento:
entre los vividores
y actuales fulleros
seré
el único
con deudas impagables.
Nuestra deuda
es aullar
como sirenas de bronce,
entre la niebla filistea
y el fragor de la tormenta.
El poeta
siempre adeuda al universo,
paga con su dolor
las multas,
los impuestos.
Adeudo
las calles de Broadway,
los cielos de Bagdad,
el ejército rojo,
los jardines de cerezos del Japón,
todo aquello
sobre lo que aún
no pude cantar.
Al fin y al cabo
¿para qué
tanto jaleo?
¿Para disparar rimas
y atronar con el ritmo?
La palabra del poeta
es su resurrección,
su inmortalidad,
ciudadano inspector.
Dentro de cien años,
en un pliego de papel
cogerán una estrofa
y resucitarán este tiempo
Y ese día
surgirá
con fulgor de asombros,
y olor a tinta
le envolverá en su vaho,
señor inspector.
Usted, habitante convencido
del día de hoy
saque en el Comisariado de Caminos
un pasaje para la eternidad,
calcule
el efecto de mis versos,
divida
mi salario
en trescientos años.
Mas la fuerza del poeta
no estriba
en que le recuerden a usted en el futuro
y se asusten.
No.
Hoy
la rima del poeta
es caricia también,
consigna,
látigo,
bayoneta.
Ciudadano inspector,
pagaré cinco
quitando los ceros que van detrás.
Por derecho
yo
reclamo un hueco
entre las filas
de los obreros
y campesinos más pobres.
Y si usted piensa
que todo consiste
en saber utilizar
palabras ajenas,
entonces, camaradas,
aquí tienen mi pluma,
y escriban
ustedes
cuanto quieran.
MARCHA IZQUIERDA (a los marinos)
Iniciad la marcha.
Las discusiones sobran.
¡Silencio, oradores!
Tiene usted
la palabra,
camarada máuser.
Basta de vivir con leyes
dadas por Adán y Eva.
Reventemos el jamelgo de la historia.
¡Izquierda!
¡Izquierda!
¡Izquierda!
¡Eh, blusaazules!
¡Ondead!
¡Por los océanos!
¿O
tal vez los acorazados
ya tienen romas las quillas?
No importa
que erizando la corona,
el león británico ruja.
La comuna no será vencida.
¡Izquierda!
¡Izquierda!
¡Izquierda!
Allí,
tras las peñas de pena
hay un país soleado sin estrenar.
¡Contra el hambre,
contra el mar de morbo
el paso de millones marcha!
Aunque nos cerque banda mercenaria,
aunque rieguen acero,
Rusia no caerá ante la Entente.
¡Izquierda!
¡Izquierda!
¡Izquierda!
¿Se apagará el ojo avizor?
¿Viviremos de nostalgias?
Aprietan
en el cuello del mundo
los dedos del proletariado.
¡Adelante el pecho bravo!
¡Fija en el cielo banderas!
Eh, ¿quién marcha con la derecha?
¡Izquierda!
¡Izquierda!
¡Izquierda!
150.000.000
150.000.000 es el nombre del artífice de este poema.
Su ritmo: la bala.
Su rima: el fuego saltando de un edificio a otro.
150.000.000 hablan por mi boca.
Esta edición fue impresa con la rotativa de los pasos,
en el papel vitela del adoquinado.
¿Hay quién pregunte a la luna?
¿Hay quién pretenda que el sol le rinda cuentas?
¿Quién se atrevería a afirmar: este es el autor
más genial de la tierra?
De igual modo
este poema
no tiene autor.
Su única idea es
brillar en el día naciente.
Ese mismo año,
en ese día y hora,
bajo tierra,
en la tierra
por el cielo
y aún más arriba
aparecieron estos
carteles,
octavillas,
afiches:
«A TODOS¡
¡A TODOS!
¡A TODOS!
¡A todos
los que ya no aguantan más!
¡Salid
y marchad juntos!»
(firmas):
La Venganza -maestro de ceremonias.
El Hambre -administrador.
La Bayoneta.
La Pistola.
La Bomba.
(tres
firmas:
los secretarios)
¡Vamos!
¡Vamos, vamos!
¡Ja, ja,
ja, ja, ja, ja,
ja, ja!
¡Se caen!
¡Eh, Juanón!
¡Mete billetes en la alpargata!
¡No vayas descalzo al mitin!
¡Adiós, Rusia del alma!
¡Se acabó el pobre!
¡Ya encontramos otra Rusia!
¡La internacional!
¡Vamos!
Sentado en sillón de oro
toma té con bizcochos.
Iré a verle,
furioso.
Iré a verle
tísico.
Iré a verle
y le diré:
«Wilson, oye
Woodrow,
¿quieres un cubo de mi sable?
Ya verás...»
Llegaremos hasta el mismísimo
hasta Lloyd George
Y le diremos:
«Oye,
Jorgito...»
-Hasta él no llegas.
Hasta él hay océanos.
Con esos
no puede
el jamelgo ruso
No importa.
Iremos a pata.
Despertaba a la llamada
de los bosques
Fieras y fierecillas segregaban fuerza.
Un lechón gruñía aplastado por un elefante.
Los cachorros formaban hileras de cachorros.
El grito humano es insoportable.
Pero la fiera
se exprimía el alma.
(Os traduciré el bramido de los animales,
si no conocéis la lengua animal):
«¡Escucha, Wilson,
bola de grasa!
Si la culpa es del hombre,
castígalo.
Nosotros
no hemos firmado el pacto de Versalles.
Las fieras, sí,
¿pero por qué debemos pasar hambre?
¡Que sufran ellos nuestro dolor animal!
¡Quién pudiera hartarse una vez más!
¡Vamos a las Indias, rebosantes de hierbas!
¡A las praderas americanas!»
¡Oh! ¡Oh-uh!
Ya no cabemos en la jaula-bloqueo.
¡Adelante, automóviles!
¡Al mitin, motocicletas!
¡Lo pequeño, a la derecha!
¡Ceded el paso a los camiones!
¡Los caminos se pusieron en fila india!
Escuchad lo que dicen los caminos
¿Qué dicen!
«Nos asfixiamos de tanto viento y polvo,
retorciéndonos en los railes por estepas hambirentas.
Por dóciles kilómetros sin empedrar,
estamos hartos de arrastrarnos tras los presidiarios.
Queremos saturarnos de asfalto,
ceder bajo el peso del expreso.
¡levantáos!
¡Basta de dormir
carreteras mecidas por el polvo!
¡Vamoooos!»
¡Vamos a las minas!
¡A por pan!
¡A por el moreno!
Sembrado para nosotros.
Sin leña
sólo los tontos pueden andar.
¡Al mitin, locomotoras!
¡Locomotoras, al mitin!
¡Rápiiiido!
¡Rápidorápido!
¡Eh,
regiones,
levad anclas!
Tras Tula, Astrakán,
una mole tras otra,
inmóviles
desde Adán,
arrancaron
y avanzan
sobre otras, con ruido de ciudades.
Llevando por delante la oscuridad rezagada,
tropezando con las frentes de los faroles,
iban al mitin legiones de luz,
con las zancadas de postes eléctricos.
Y por encima
conciliando el agua y el fuego,
pudriñendose de ahogados, fluían los mares.
«¡Paso a las olas del Caspio!»
¡No volveremos a Rusia!
No en el flaco Bakú.
en las playas de la jubilosa Niza
brincaremos con la ola mediterránea.»
Y, por fin,
tras el trueno
de correr y trotar,
respirando a pleno pulmón,
en borbotones de nubes salieron por los agujeros
los aires ya tormentosos de Rusia.
¡Vamo-o-o-s!
¡Vamos vamos!
¡Y todos
los ciento cincuenta millones de gentes,
billones de peces,
trillones de insectos
animales salvajes,
animales domésticos,
centenares de regiones,
con todo lo que hay construido,
lo que vive en ellas,
todo lo movible,
inamovible,
lo que apenas se movía,
reptando,
arrastrándose,
nadando.
Marcho en avalancha
¡en avalancha!
Y retumbaba el sitio
donde estuvo Rusia.
Lo importante
no es comerciar con sacarina,
¡El corazón quiere ser campana que doble!
Hoy
al paraíso
lanzaremos a Rusia
más allá de los irisados pozos del crepúsculo.
¡Ja, ja,
ja, ja, ja, ja,
ja, ja!
¡Vamos vamos!
¡A través de la guardia blanca de las nieves!
¿Por qué las regiones sacan sus carnosidades
de los límites que por siglos les fijaron las autoridades?
¿Por qué aguzan el oído de los cielos?
¿A quién atalaya el horizonte?
Por eso
hoy
los ojos del mundo entero
están puestos en nosotros
y todos los oídos alertas
captan el más mínimo
sonido nuestro
Para ver esto
Para escuchar estas palabras:
esto es la voluntad de la revolución,
lanzada mañas allá de sus últimos límites
esto
es un mitin
armazones de máquinas,
gentes, y cuerpos de animales,
esto
son manos
patas
pinzas
bielas
levantadas
aun donde el aire enrarecio
prometiendo una misma cosa al unísono.
Olvidad
a los poetas
que lanzan aullidos celestiales,
olvidadlos,
escuchad esta canción:
«Vinimos a través de ciudades,
nos abrimos paso en la tundra
pisamos fango y charcos.
Vinimos millones
millones de obreros,
millones de trabajadores y empleados.
Vinimos de las casas,
escapamos de los almacenes,
de las callejuelas alumbradas
por los incendios.
Venimos millones,
millones de objetos,
destrozados,
rotos,
arruinados.
Bajamos de las montañas
reptamos por bosques
y campos de cebada agostados por los años.
Vinimos, millones,
millones de ganado,
cerriles,
embrutecidos,
hambrientos.
Vinimos
millones
de impíos,
paganos
y ateos
con la frente,
el hierro oxidado,
el campo
Recemos todos
a Dios, con fervor.
¡Aparece,
no de un mullido tálamo estelar,
Dios de hierro,
Dios de fuego
Dios, ni Marte,
ni Neptuno, ni Vegas,
Dios de la carne,
¡Dios-Hombre!
Baja de las estrellas que brillan en las arenas,
liberado de las alturas,
terrestre,
¡sal,
aparece
entre nosotros!
No el que
«estás en los cielos».
Hoy
a la vista de todos
obraremos milagros,
nuestros propios milagros.
Nos encabritamos
si en tu nombre
hay que batallar
en medio del humo
en el fragor del turno.
Nuestras hazañas
serán más difíciles que las del Creador
que llenaba
de cosas el vacío.
No sólo tenemos que construir
con imaginación nueva,
sino también dinamitar lo viejo.
¡Sed, danos de beber!
¡Hambre, aliméntanos!
Ya es hora
de llevar
el cuerpo al combate.
¡Más tupida
sea la descarga
contra los cobardes!
¡Contra el montón,
fuego de metralla!
¡Que todo venga
del mismísimo fondo del alma!
¡A fuego,
a llama,
a hierro,
a luz,
abrasa,
quema,
corta,
destruye!
Nuestras piernas
son abanicos que aventan la polvareda.
Nuestras aletas son naves
Nuestras alas son aeroplanos.
¡Caminar!
¡Volar!
¡Cruzar!
¡Rodar!
haciendo inventario del mundo entero.
Si esa cosa es útil,
bien,
sirve.
Si es inútil,
¡al diablo!
Una cruz negra.
¡Acabaremos contigo,
mundo romántico!
Basta de fe
en el alma,
¡electricidad,
vapor!
¡Basta de mendigos!
¡Embolsad las riquezas de todos los mundos!
¡Matad cuanto es viejo!
¡De los cráneos haced ceniceros!
Arrasadas
las antiguallas,
un mito nuevo
se impondrá en el mundo.
Romperemos con el pie
la barrera del tiempo
Miles de arcoiris
colorearán el cielo.
En un mundo nuevo se abrirán
las rosas y los sueños ensuciados por las rimas.
Todo estará hecho
para el placer
de los niños grandes que somos.
Inventaremos
rosas nuevas,
rosas de capitales con pétalos de plazas.
Vosotros,
los marcados con el estigma del suplicio,
ved al verdugo de hoy.
Y sabréis
que los hombres
pueden ser cariñosos,
con el amor
que la estrella trepa por un rayo.
Nuestra alma
será
confluencia de los Volga de amor.
Todo el que las aguas traigan
-tú o cualquier otro-
será bañado por una mirada luminosa.
Por las arterias más finas
botaremos
las naves férricas de los hallazgos poéticos.
Y tal como lo escribimos
el mundo será
el miércoles
y ayer
y hoy
y mañana
y siempre,
por los siglos de los siglos.
Por el verano secular,
lucha,
canta:
«En la batalla final»
¡Coreemos un himno común!
¡Más de un millón!
¡Multipliquémonos por cien!
¡Vamos, por las calles!
¡A los tejados!
¡Tras los soles!
¡En los mundos!
¡Gimnastas de la palabra!
Y Rusia
ya no es un pordiosero
no es un montón de escombros,
no es ceniza de casas
Rusia
Rusia entera
es un solo Iván
brazos
son
el Neva
y sus pies las estepas del Caspio.
AI QING
Ai Qing nacio el 27 de marzo de 1910 en Jinjua, povincia de Zhejian en China. Se interesó por el arte y la política desde su juventud, uniéndose desde muy temprana edad a la Asociación de Artistas Chinos de Izquierda. En 1932 sería arrestado por la policía secreta y enviado a prisión por sus ideales. Durante su encierro que duraría hasta 1935 escribiría una cantidad considerable de sus poemas entre los cuales se encuentran Dayanhe, mi nodriza, uno de sus poemas más celebres.
En 1945 ingresa al partido Comunista de China (PCCH), y luego en el establecimiento del estado proletario de la República Popular China en 1949 asumiría posiciones de importancia dentro de varias organizaciones
——————————————-
DAYANHE: MI NODRIZA DE AI QING
toto
Dayanhe: Mi nodriza
Dayanhe, mi nodriza:
su nombre era el de la aldea que la vio nacer;
era una novia párvula:
Mi nodriza Dayanhe.
Soy el hijo de un terrateniente
pero fui criado con la leche de Dayanhe:
yo, el hijo de Dayanhe.
Mientras me criaba, crió también a su familia, Dayanhe.
Yo soy quien creció con tu leche
Oh! Dayanhe, mi nodriza.
Hoy mientras miro la nieve que cae, pienso en ti, Dayanhe:
en tu tumba cubierta por la hierba y por los copos blancos,
en las malezas marchitas sobre las tejas del alero de tu
casa abandonada,
en tu jardín de diez pies cuadrados, e hipotecado,
en tu asiento de piedra enmohecido justo al frente de la
puerta,
Dayanhe, hoy, mientras contemplo la nieve que cae, pienso
en ti.
Con tus enormes me meciste en tu pecho, y me
calmaste,
después de atizar el fuego en el horno,
después de sacudir las cenizas de tu delantal,
después de haber probado si el arroz se había cocido bien,
después de haber puesto los tazones de fríjoles de soya
negros sobre la mesa oscura,
después de haber remendado las ropas de tus hijos
rasgadas por las espinas en el monte,
después de haber vendado la mano de tu pequeño hijo
cortada con un hacha,
después de haber eliminado, uno por uno, los piojos en las
camisas de tus críos,
después de haber recogido el primer huevo del día,
con tus manos enormes me meciste en tu pecho, y me
calmaste.
Soy el hijo de un terrateniente,
luego de haber tomado toda la leche que tenías
fui devuelto a la casa de los padres que me concibieron.
Ay! Dayanhe, ¿por qué lloras?
Para los padres que me dieron la vida, fui un recién
aparecido!
Toqué los muebles de laca roja con grabados de flores,
toqué el brocado que adornaba la cama de mis padres,
miré mudo la tablilla que decía “Bendita sea esta casa”
colgada sobre la puerta y que no pude leer,
toqué los botones de mi nueva ropa hechos de madreperla
y seda,
vi en los brazos de mi madre una hermana a quien no conocí
en ese instante,
me senté en una butaca laqueada que tenía debajo un
pequeño brasero,
comí arroz blanco molido tres veces.
Aún así, me sentí avergonzado y pávido!
Y es que era un recién aparecido
para los padre que me dieron la vida.
Para sobrevivir, Dayanhe,
después de haber secado su leche,
puso a trabajar sus brazos, esos brazos que me habían
mecido;
sonriendo, lavó mis ropas;
sonriendo, trajo vegetales y los limpió en el helado pozo de
la aldea;
sonriendo, rebanó los nabos completamente congelados,
sonriendo, revolvió los desperdicios en la batea de los
cerdos;
sonriendo, atizó las llamas de la estufa donde se asaba la
carne,
sonriendo, cargó los fardos de fríjoles y granos hasta
afuera para secarlos al sol;
para sobrevivir, Dayanhe,
después de haber secado su leche,
puso a trabajar sus brazos, esos que me había
mecido.
Dayanhe, tan devota de su hijo adoptivo, a quien
amamantó.
En Año Nuevo, se esmeraba mucho para cortarle ella
misma los dulces de arroz de invierno,
para él, que vendría a escondidas a su casa en la aldea,
para él, que se acercaría a ella y la llamaría “madre”,
Dayanhe, debería clavar en la pared de la estufa, su dibujo
de Guan Yu, el dios de la guerra, pintado de vivos verdes
y rojos,
Dayanhe, cómo podría ella jactarse y alardear de su hijo
adoptivo frente a sus vecinos,
Dayanhe, si después de haber soñado un sueño no pudo
contárselo a nadie,
el sueño en el que hacía un brindis matrimonial por su hijo
adoptivo,
sentada en un resplandeciente salón engalonado con sedas,
con una joven y hermosa novia que cariñosamente la
llamaba “madre”.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Dayanhe, era tan devota a su hijo adoptivo!
Dayanhe ha muerto en el sueño del que nunca se despierta,
cuando murió su hijo adoptivo no la acompañaba,
cuando murió, su esposo que a veces la golpeaba, dejó
escapar unas lágrimas por ella.
Sus cinco hijos lloraron amargamente,
mientras agonizaba, pronunció débil el nombre de su hijo
adoptivo,
Dayanhe ha muerto:
cuando murió, su hijo adoptivo no la acompañaba.
Dayanhe, partió con lágrimas en sus ojos!
con sus cuarenta y nueve años una vida de humillaciones
sin cuento,
con los innumerables sufrimientos de una esclava,
con un ataúd de dos centavos y algunos manojos de paja,
con un diminuto pedazo de tierra para enterrar al féretro,
con un puñado de cenizas de dinero incinerado,
Dayanhe partió con lágrimas en sus ojos.
Pero estas son las cosas que no supo Dayanhe:
que su borracho esposo está muerto,
que el mayor de sus hijos se convirtió en bandido,
que el segundo murió en el humo de la guerra,
que el tercero, el cuarto, el quinto
viven aún vilipendiados por sus maestros y amos,
y yo -que escribo condenaciones de este injusto mundo.
Al regresar a casa, en las montañas indómitas,
luego de vagar sin rumbo un largo tiempo,
cuando vi a mis hermanos, estuvimos más cerca de lo que
lo estuvimos 6 o 7 años antes,
esto, es lo que tu, Dayanhe, calmadamente dormida y
en reposo,
esto es lo que tu no sabes!
Dayanhe, hoy tu hijo adoptivo está en la cárcel,
escribiendo un poema de alabanza, dedicado a tí,
dedicado a tu espíritu, sombra púrpura bajo el pardo suelo,
dedicado a tus lagos brazos -los que me abrazaron,
dedicado a tus labios -los que me besaron,
dedicado a tu rostro, tibio, suave, del color de la tierra,
dedicado a tus pechos -los que me amamantaron,
dedicado a tus hijos, mis hermanos,
dedicado a todas aquellas que viven en la tierra,
las nodrizas como mi Dayanhe, y a todos sus vástagos,
dedicado a Dayanhe, que me amó como amó a sus propios
hijos.
Dayanhe,
yo soy el que creció mamando de tus pechos,
tu hijo.
Con todo mi amor
te rindo este homenaje.
En una montaña nevada,
14 de enero de 1933
Traducido por
Fernando Barbosa