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Jrgen Habermas
Autor: Jos Mara Carabante Muntada
Jrgen Habermas es uno de los filsofos y socilogos vivos ms
importantes de la actualidad. Se ha dicho de l que es el terico
alemn ms influyente despus de Heidegger. Y con independencia
de la verdad de este aserto, lo cierto es que la repercusin de su
obra est fuera de toda duda desde que a principios de los sesenta
viera la luz su primer ensayo sobre la opinin pblica y, sobre todo,
desde que en 1981 publicara una de las obras filosficas ms
relevantes de la segunda mitad del siglo XX: Teora de la accin
comunicativa.
Heredero de la tradicin marxista de la Escuela de Frankfurt,
Habermas sintetiza y asimila diversas corrientes filosficas desde
la fenomenologa hasta la hermenutica y el psicoanlisis,
proponiendo una nueva teora de la sociedad. Filosofa y teora de
la sociedad se encuentran estrechamente relacionadas en su obra,
en la medida en que han sido sus inquietudes polticas y sociales
las que le han obligado a reflexionar sobre la racionalidad y a
proponer un modelo discursivo de razn que sirve de fundamento
para las diversas disciplinas cientficas, pero que determina tambin
un nuevo concepto de sociedad, replanteando con ello la tica, la
poltica y el derecho.
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ndice
1. Vida y obra
2. Habermas y la Escuela de Frankfurt
3. De la reflexin social a la epistemologa
3.1 La crtica habermasiana al positivismo cientfico y social
3.2. Los intereses rectores del conocimiento
4. El cambio de paradigma cientfico: de la epistemologa a la teora de la comunicacin
5. La teora de la accin comunicativa
5.1 La racionalidad discursiva
5.1.1. La Pragmtica Universal
5.1.2. El discurso y la situacin ideal de habla
5.1.3. Los caracteres de la racionalidad discursiva
5.2. La teora consensual de la verdad y la tica discursiva
5.3. La sociedad como sistema y mundo de la vida
5.4 La evolucin social y la colonizacin del mundo de la vida
5.5. La poltica discursiva
6. La perspectiva de Habermas sobre la biotica y sobre el secularismo
6.1. La biotica
6.2. El problema de la religin en el espacio pblico
7. Bibliografa
7.1 Obras principales de Habermas
7.2. Estudios sobre Habermas
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1. Vida y obra
Nacido en 1929 en Dsseldorf, Jrgen Habermas se cri en la
localidad de Gumbersbach, a la que fue destinado su padre como
presidente de la Cmara de Comercio. Su infancia, como la de
sus coetneos, estuvo marcada por la experiencia del nazismo y
por las necesidades econmicas de un pas que se apresuraba a
iniciar su reconstruccin tras la II Guerra Mundial. Entre 1949 y
1954 estudi en diversas universidades (Bonn, Gotinga, Zrich),
adquiriendo una slida formacin en materias como filosofa,
historia, psicologa, literatura y economa. Tras doctorarse en la
Universidad de Marburgo, trab contacto con el Instituto de
Investigaciones Sociales y fue asistente de Th. W. Adorno, uno
de los lderes de la Escuela de Frankfurt.
Su contacto con la Teora Crtica le sirvi para ampliar sus
intereses intelectuales y adentrarse en dos corrientes de
pensamiento que han marcado su obra: el marxismo y el
psicoanlisis. Asimismo le ofreci un primer asidero profesional,
no exento de polmica. En cualquier caso, con independencia de
la adscripcin de Habermas a la Teora Crtica algunos sealan
que es la voz principal de la II Generacin de frankfurtianos,
mientras otros niegan su inclusin, lo cierto es que en su
trabajo se perfilan y se resuelven, como se ver, problemas
planteados por sus primeros integrantes [Wiggershaus 1994: 537].
Adems de su actividad como intelectual pblico, que le ha
llevado a colaborar en los medios de comunicacin, desde la
publicacin de su primera obra importante, Historia y crtica de la
opinin pblica, se perfila una trayectoria filosfica sistemtica.
Junto con esa obra, hay que destacar otros ensayos suyos
como Teora y praxis, Conocimiento e inters, Ciencia y tcnica
como ideologa y Problemas de legitimacin en el capitalismo
tardo. En 1981 ven la luz sus dos tomos sobre la Teora de la
accin comunicativa, a los que siguen El discurso filosfico de la
modernidad, Pensamiento postmetafsico, Conciencia moral y
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accin comunicativa, Facticidad y validez y el conjunto de los
ensayos que recogen sus trabajos en publicaciones peridicas.
Habermas ha sido docente de varias universidades alemanas
(ha pasado por Heidelberg y Marburgo, pero se jubil en la
Universidad de Frankfurt). Puede decirse que a partir de los aos
setenta se produce su reconocimiento profesional como filsofo:
recibe el Premio Hegel de la ciudad de Stuttgart (1974) y el
Premio S. Freud de la Academia de la Lengua y la Poesa de
Darmstadt (1976). Desde las dcada de los ochenta ha recibido
distinciones importantes en todo el mundo. Entre los diversos
honores, destacan los doctorados Honoris Causa de la
Northwestern University (1991), y de las universidades de Tel
Aviv (1994), de Bolonia (1996), la Sorbona (1997), Cambridge
(1999) y Harvard (2001). En 1995 recibe el premio Karl Jaspers
de la ciudad de Heidelberg; en 2001, el Premio a la Paz de los
Libreros alemanes y en 2003, el Premio Prncipe de Asturias.
2. Habermas y la Escuela de
Frankfurt
La estrecha relacin que existe entre la obra de Habermas y la
labor realizada durante gran parte del siglo XX por el Instituto de
Investigaciones Sociales obliga a realizar una breve referencia a
las inquietudes intelectuales de la Escuela de Frankfurt, con el fin
de ver cmo las lneas de trabajo de los primeros tericos crticos
marcan, desde el principio, la problemtica filosfica a la que se
enfrenta Habermas. De hecho, esos motivos han dirigido su
investigacin hasta tal punto que se podra decir que todo el
proyecto de Habermas no consiste ms que en una
reelaboracin de la teora crtica. sta buscaba vincular la
investigacin cientfica con la crtica social, de forma que,
rehabilitando una praxis de naturaleza marxista, el conocimiento
de una determinada situacin condujera a su propia reconduccin
emancipadora. Los integrantes de la Escuela de Frankfurt se
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dirigieron, por tanto, hacia Marx, pero supieron combinar la visin
antropolgica del marxismo con las intuiciones de Freud. No es
de extraar, pues, que concibieran las situaciones sociales como
patolgicas y que desde su perspectiva el saber social tuviera
efectos teraputicos.
Estos pensadores indagaron sobre las condiciones sociales y
las determinaciones histrico-econmicas de las teoras
cientficas materialismo y sobre las consecuencias polticas
de las mismas. Propusieron una Teora de la Modernidad crtica
que subrayaba las contradicciones de este acontecimiento
histrico-filosfico. En la ya famosa Dialctica de la Ilustracin,
Horkheimer y Adorno buscaban explicar la gnesis y desvelar la
pavorosa naturaleza de un proyecto que, como el ilustrado, se
propona adelantar la emancipacin y la liberacin del hombre,
pero que en lugar de ello condujo inevitablemente a unos
sistemas polticos opresivos y totalitarios. La primaca del
consumo y de las sociedades de mercado, en la posguerra,
perpetuaban aquella dominacin. A juicio de ambos autores, la
Modernidad no haba emprendido una senda equivocada, sino
que ab initio constitua un proyecto ideolgico de carcter
paradjico o dialctico.
Asimismo, Horkheimer profundiz en la nocin de razn
instrumental para explicar los fundamentos epistemolgicos de la
ciencia y de las sociedades modernas, pero ni l ni Adorno
supieron encauzar su crtica hacia un paradigma alternativo de
racionalidad. Segn Habermas, la Escuela de Frankfurt incurri
en una apora importante: cmo denunciar un uso de la razn
restringido si no se dispona de otro ms amplio? Ante la
imposibilidad de consolidar cientficamente su crtica, Adorno
termin formulando una teora esttica y Horkheimer se encerr
en un planteamiento cuasi-religioso.
El inters inicial de Habermas consisti en recuperar la teora
crtica, tal y como fue formulada en sus inicios, pero buscando
fundamentarla cientficamente, para lo cual era menester
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investigar sobre un modelo adecuado de razn y de ciencia que,
adems de aclarar el propio estatuto epistemolgico de la teora
crtica, combinara el carcter cientfico de la reflexin social con
sus pretensiones crticas y emancipatorias.
En concreto, la intencin de Habermas era resolver tres
problemas filosficos de primera magnitud:
1. Aclarar la vinculacin de la teora con la praxis. En la estela de
la Escuela de Frankfurt, era importante justificar de nuevo las
pretensiones prcticas de la investigacin social, superando la
perspectiva tecnocrtica que reduca la praxis a la mera
aplicabilidad tcnica de informaciones cientficas.
2. Criticar cientficamente las sociedades de capitalismo tardo o
intervenido, que haban devaluado el proyecto emancipador de
la Modernidad. Ello exiga replantear los ideales ilustrados. A
este respecto, frente al pesimismo de la Escuela de Frankfurt,
Habermas entiende que la Modernidad es un proyecto
inacabado. Su concepcin del espacio pblico como mbito de
deliberacin, la reivindicacin de una radicalizacin
democrtica y su propuesta poltica deliberativa son
manifestaciones de esta segunda inquietud.
3. Superar el concepto restringido de razn que subyace al
planteamiento positivista y defender un concepto de razn
amplio e inclusivo sobre el que pueda sustentarse no slo la
ciencia emprica, sino tambin la ciencia social y la tica, la
moral o la poltica.
3. De la reflexin social a la
epistemologa
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3.1 La crtica habermasiana al positivismo
cientfico y social
Aunque los primeros intereses tericos de Habermas tenan
carcter poltico (as, investig sobre las inquietudes polticas de
los estudiantes y sobre la conformacin de la voluntad poltica en
las sociedades capitalistas), descubri muy pronto que algunos
de los problemas ms acuciantes del contexto contemporneo
tenan causas filosficas ms profundas. Constata en varias
ocasiones con preocupacin cmo la racionalidad prctica ha
sido destruida por diversos embates tericos [Habermas 1999:
211]. Su trabajo se enfrenta, de ese modo, a una de las
consecuencias ms importantes provocadas por la mentalidad
cientificista: el decisionismo que ha condenado la poltica, la
moral y el derecho a la irracionalidad.
A partir de su obra Teora y praxis, se centra en la problemtica
de la racionalidad por dos motivos principalmente. En primer
lugar, uno de carcter epistemolgico: La necesidad de llevar a
cabo una crtica al planteamiento reduccionista del positivismo y
su consiguiente interpretacin tecnocrtica de la poltica y la tica
en definitiva, de la racionalidad prctica le obligarn a
introducirse en la elaboracin de una teora general de la ciencia,
como se ver. En segundo trmino, un motivo metodolgico, que
hace referencia a su inquietud por conformar una teora crtica de
la sociedad, superando las aporas de los primeros integrantes de
la Escuela de Frankfurt [Habermas 1999: 123; Habermas 2000:
13].
Habermas se percata de que la racionalizacin que ha
acompaado a la Modernidad ha conducido a un mundo mucho
ms productivo, como evidencia el prestigio pblico de la tcnica;
sin embargo, al mismo tiempo el proceso de racionalizacin se
antoja paradjico: mientras el trabajo cientfico-tcnico ampliaba
sus dominios, engulla el mbito de la praxis, condenndola a la
irracionalidad de las creencias y de los valores, sobre los que
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actuaban prejuicios ideolgicos y sobre los que, segn el
positivismo, no podran realizarse enunciados con certeza. Su
asombro filosfico nace cuando constata ese desequilibrio: se
pregunta por qu la emancipacin con respecto a la miseria y la
pobreza el xito econmico, cientfico y tcnico no converge
de forma necesaria con una emancipacin respecto de la
servidumbre y humillacin [Habermas 1999: 51].
Por otro lado, el cientificismo, una filosofa que se basa en la
eliminacin de las diferencias entre disponer y actuar, ha
privilegiado una forma de entender la teora que est
estrechamente relacionada con el campo de la accin: la ciencia
constituye una disciplina que, entre otras cosas, sirve, esto es,
puede aplicarse tcnicamente. No se ha logrado tampoco vencer
la tentacin de entender la sociedad y la poltica desde el punto
de vista que representa la racionalidad instrumental o tcnica. De
ese modo, los procesos sociales y polticos de racionalizacin
han terminado conduciendo a sociedades administradas y a la
instalacin de tecnocracias polticas; ideologas, en cualquier
caso, que impiden una concepcin poltica basada en la
configuracin de una voluntad comn, racional y universal,
surgida en espacios pblicos deliberativos. Desde este punto de
vista, lo importante es subrayar que la autocomprensin
cientficista ocasiona dilemas y graves problemas en el orden
tico-poltico. Por ello, superar el cientificismo no es slo un
asunto exclusivamente filosfico: adquiere para Habermas
relevancia poltica y social.
3.2. Los intereses rectores del conocimiento
Conocimiento e inters (1968) revela la importancia que
Habermas otorga a los aspectos de fundamentacin cientfica.
Podramos afirmar que es la propia reflexin poltica la que le
obliga a internarse por los caminos de la teora de la
ciencia. Conocimiento e inters, escrito precisamente en el
contexto de crtica y debate entre las corrientes positivistas y el
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postempirismo, pretende, de un lado, ser una autorreflexin de la
ciencia sobre s misma y advertir de las limitaciones del
cientificismo; de otro, se propone aclarar el estatuto
epistemolgico de la teora crtica y otorgar suficiente base a la
misma para proponerse como alternativa a los planteamientos
cientficos dominantes.
La investigacin sobre lo que denomina los intereses del
conocimiento parte de un profundo examen e identificacin de las
estructuras cognoscitivas y de los procesos de generacin del
saber cientfico, as como de los lmites disciplinarios entre las
ciencias. Las teoras y doctrinas de carcter cientificista
pretendan marcar distancias con los propios contextos prctico-
vitales de surgimiento, y se postulaban desinteresadas o
neutrales con el fin de acreditar su propia pureza. Precisamente,
con el concepto de inters, Habermas logra identificar los
determinantes del proceso cognoscitivo que, de otro modo,
permaneceran ocultos [Habermas 1999: 33; Geuss 1981: 61].
Segn el pensador alemn, el ser humano inicia su
conocimiento a partir de ciertos intereses arraigados en su propia
naturaleza. Los intereses constituyen orientaciones bsicas que
resultan inherentes a determinadas condiciones de reproduccin
y autoconstitucin de la especie humana [Habermas 1982: 199].
Llega a este concepto tras analizar los procesos de investigacin
propios de las diferentes ciencias (las empricas, las
hermenuticas y las crticas), que a su juicio forman parte del
proceso global de formacin que es la historia del gnero
humano [Habermas 1982: 199]. El inters media entre los
mecanismos de formacin histrica de la especie y la lgica de su
formacin. Y en el examen detenido de los mbitos de
autoconstitucin propios de la especie humana, reconoce los
medios caractersticos de socializacin, a saber, el trabajo, el
lenguaje y el poder. Desde esta perspectiva, los intereses
proceden de la experiencia; ahora bien, por otro lado sostiene
que conforman puntos de vista categoriales, trascendentales y
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necesarios, encargados de proveer al conocimiento bien de
informaciones inters tcnico, bien de interpretaciones
inters prctico, o bien de anlisis autorreflexivo inters
emancipatorio. Se delinea as un tertium genus entre lo emprico
y lo transcendental: cuasi-transcendentales es como los califica
[Habermas 1982: 200].
El descubrimiento de los intereses rectores del conocimiento
permite ampliar el marco cientfico e impugnar con cierta
solvencia las pretensiones del cientificismo. As como existe un
mbito apropiado para la expansin de las informaciones
emprico-analticas, existe otro que determina la cientificidad y
validez epistemolgica de las ciencias sociales e histricas, y un
tercero que fundamenta el saber crtico. Cada una de ellas posee
un inters diferente, al tiempo que son diferentes sus
metodologas y sus objetos especficos.
En concreto, Habermas seala tres tipos de intereses:
1) Inters tcnico: En este caso, el ser humano percibe la
realidad en funcin de su posible manipulacin tcnica. Es el
inters que abre el campo de saber de las ciencias emprico-
analticas.
2) Inters prctico: No se busca la manipulacin de la realidad,
sino la aprehensin de sentido. Por ello, gracias a este inters,
el hombre accede al significado de las realidades simblicas o
culturales. Es el campo del conocimiento prctico y sostiene a
las ciencias de carcter prctico o histrico.
3) Inters emancipatorio: En este caso, el ser humano busca
conocer la realidad social, criticarla y modificarla desde el punto
de vista de la libertad. Es el inters que fundamenta a las
llamadas ciencias crticas, entre las que se cuenta la propia
teora habermasiana.
Con su teora de los intereses rectores del conocimiento,
Habermas por un lado admite la validez de diversos
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planteamientos cientficos y asume algunos postulados
contemporneos (como parte de la tradicin hermenutica), pero
tambin se ve obligado a enfrentarse con H. G. Gadamer y a
recusar la pretensin universalista de su proyecto. El debate
entre Habermas y Gadamer fue tan fructfero que justificara un
trabajo aparte; baste con mencionar que, desde la ptica de la
Teora Crtica, la hermenutica gadameriana no ha de nublar la
intencionalidad prctica y poltica de las construcciones tericas.
4. El cambio de paradigma cientfico:
de la epistemologa a la teora de
la comunicacin
En los aos setenta se produce un cambio en la trayectoria
habermasiana. No se trata de una modificacin de sus lneas de
estudio, sino de diversos intentos por ensayar una
fundamentacin ms slida. Habermas se ha referido a esta
modificacin de su perspectiva filosfica con una expresin ya
famosa: cambio de paradigma cientfico. En efecto, abandona la
reflexin epistemolgica y la transforma radicalmente, asimilando
y conciliando diversas tradiciones filosficas, entre ellas las de la
sociologa contempornea, el anlisis lingstico y la filosofa
analtica.
Si hasta 1970, Habermas haba tomado la teora del
conocimiento como base de su teora de la sociedad, en ese
momento se percata de las insuficiencias del modelo monolgico
ofrecido por la filosofa de la conciencia (racionalismo). En l
actuaban ciertos supuestos idealizadores sobre la base de un
sujeto racional aislado y artificial. En coherencia con el contexto
de la filosofa de su poca, Habermas propone modificar la
perspectiva e introducir en el mbito de la epistemologa el
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paradigma de la comunicacin. Esto le permitir, como se ver,
reinventar la racionalidad sin incurrir en reduccionismos.
El giro lingstico-pragmtico decide el cambio y la
transformacin del paradigma impuesto desde el racionalismo,
que estructuraba el conocimiento en funcin de la relacin entre
sujeto y objeto. Desde un prisma exclusivamente filosfico, a
partir de la centralidad del lenguaje, se deja de entender la
filosofa en trminos subjetivistas y monolgicos. La razn, segn
Habermas, no se ha de plantear de esa forma, sino que exige un
tratamiento de carcter dialgico. A esto conclusin llega tras un
intenso estudio del pragmatismo americano y de la filosofa
analtica, que abren horizontes complementarios a una filosofa
ms orientada a la especulacin, como la alemana, y atada a
modelos subjetivistas.
Estas nuevas inquietudes le conducen necesariamente a un
anlisis de los procesos de comunicacin y a descubrir las reglas
que regulan el entendimiento entre sujetos racionales [Habermas
1990: 44; Habermas 2008: 20]. El nuevo marco filosfico, en
definitiva, consiste en trascender el esquema de las teoras
modernas y sustentar la filosofa en la comunicacin entre
hablantes. Los procesos de entendimiento y de acuerdo se
presentan, como se ver, como la clave de bveda de todo el
pensamiento habermasiano y como la Filosofa primera en un
contexto postmetafsico, tomando el testigo de la ontologa y de la
metafsica.
5. La teora de la accin
comunicativa
La Teora de la accin comunicativa, publicada en 1981,
supone la culminacin del trabajo filosfico de Jrgen Habermas:
es la obra en la que todas sus intuiciones y preocupaciones
originales reciben una configuracin y una respuesta definitiva.
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En ella intenta ofrecer respuesta a los tres problemas que
sintetizaban sus objetivos. En concreto, son tres las pretensiones
que logra desarrollar en este voluminoso ensayo:
1. Disear una teora ampliada de la racionalidad. A partir de los
anlisis comunicativos y de la pragmtica universal, Habermas
propone un nuevo concepto de razn, la razn discursiva, que
se presenta como alternativa superadora de todos los
reduccionismo filosficos.
2. Teora de la sociedad. A partir de la manifestacin social de la
racionalidad y de los diversos tipos de accin, delinea una
teora de la sociedad construida, como l mismo indica, a dos
bandas, que se encuentra slidamente asentada y se revela
normativamente, es decir, ofrece una perspectiva ideal para
enjuiciar las sociedades contemporneas.
3. La propuesta de teora social normativa le sirve para llevar a
cabo una explicacin de la evolucin de las sociedades
modernas que, precisamente gracias a su estatuto normativo,
puede identificar las patologas de los sistemas sociales y
polticos contemporneos y solventar sus deficiencias.
Veamos, de forma separada, cada uno de estos puntos.
5.1 La racionalidad discursiva
La razn se sita, segn Habermas, en los procesos
comunicativos. La racionalidad se puede considerar as desde la
perspectiva de la defensa argumental de los enunciados. Es
racional, en este sentido, cualquier expresin que concita el
consenso de los participantes en una argumentacin o, lo que es
lo mismo, aquella expresin que puede ser aceptada por otro
sujeto en base a razones. A juicio de Habermas, un anlisis
exhaustivo de la racionalidad exige examinar la prctica
comunicativa e intersubjetiva de los hablantes con el fin de
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detectar sus condiciones, reglas y lmites. A esta investigacin le
da el nombre de pragmtica universal
5.1.1. La Pragmtica Universal
Segn Habermas, la pragmtica universal plantea () la
pretensin de reconstruir la capacidad de los hablantes adultos
para insertar de tal suerte oraciones en referencias a la realidad,
que esas oraciones puedan asumir las funciones pragmticas de
exposicin, autoexposicin y establecimiento de relaciones
interpersonales [Habermas2001: 332].
La pragmtica obliga a analizar el hecho del habla y los
diferentes actos de comunicacin. La diferencia entre aspectos
locutivos e ilocutivos desvela la doble estructura del proceso de
relacin entre emisor y receptor. El contenido proposicional y el
ilocucionario siempre se han de dar conjuntamente para que sea
posible el entendimiento entre los hablantes, porque la
comunicacin no consiste exclusivamente en la transmisin de la
informacin, sino que enlaza a los hablantes en una relacin
interpersonal. La pragmtica universal que plantea Habermas
representa una novedad en la medida en que, frente a la
corriente dominante en la lingstica, que prima el aspecto
cognitivo de las emisiones, se rescata el sentido esencialmente
comunicativo del habla, incluso afirmando que la funcin
comunicativa es la principal y originaria [Habermas 2001: 23].
Pero, cules son las condiciones que determinan que un acto
de habla sea aceptable? Es importante identificarlas en la medida
en que el entendimiento depender de su cumplimiento.
Habermas sostiene que en toda emisin comunicativa el hablante
plantea pretensiones de validez, frente a las cuales el receptor
puede tomar postura con un s o con un no. En el caso de que el
oyente reconozca las pretensiones de validez implcitas en el acto,
se habr logrado el entendimiento o acuerdo. En el caso de que
la postura del oyente sea un no a dichas pretensiones, se
pondr fin al acto de habla (y por tanto el entendimiento habr
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fracasado) o bien se exigir al hablante que defienda
argumentadamente las pretensiones incoadas, con lo que se
iniciar el discurso.
Las pretensiones universales de validez se encuentran
supuestas en los determinados actos de habla y constituyen las
garantas de los mismos; en principio, su tematizacin discursiva
se produce cuando el consenso o la suposicin de su validez se
ha roto, es decir, cuando el oyente exige al hablante que
justifique su propio acto de habla. Partiendo de sus anlisis
pragmticos, Habermas diferencia las siguientes pretensiones
universales de validez segn la finalidad de los actos de habla:
1. Pretensin de verdad: Subyace al acto de habla que tiene
como finalidad decir algo sobre la realidad objetivada (actos de
habla constatativos).
2. Pretensin de rectitud normativa: Se trata de la pretensin en
la que descansan los enunciados normativos que implica la
adecuacin con una norma (actos de habla normativos).
3. Pretensin de veracidad: Es la pretensin que acompaa a las
manifestaciones expresivas de la interioridad del hablante
(actos de habla expresivos).
5.1.2. El discurso y la situacin ideal de habla
La racionalidad que se manifiesta en la comunicacin tiene
carcter discursivo porque el xito de los actos comunicativos
descansan en la posibilidad de defensa argumentada de las
pretensiones de validez. Podemos definir, por tanto, los discursos
como los procesos en los que los hablantes logran fundamentar
razonadamente sus propuestas comunicativas y las pretensiones
de validez que subyacen a ellas. El discurso termina con xito
cuando se desempean o defienden dichas pretensiones, que
acaban siendo aceptadas por el receptor. El consenso o acuerdo
constituye el final ptimo de todo discurso.
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En funcin de las pretensiones que son impugnadas,
Habermas diferencia dos tipos de discursos principalmente: el
discurso terico, en el que se tematiza y discute sobre la
pretensin de verdad del acto comunicativo; y el discurso prctico,
como forma de argumentacin en la que se solventa la
aceptabilidad de un enunciado normativo. Ahora bien, los
discursos tienen pretensiones universales porque en ellos lo que
se busca es el reconocimiento universal de los enunciados
tematizados, de forma que cualquier sujeto racional, actual o
virtual, pueda asentir en base a razones al mismo.
La nica fuerza admisible en los discursos es la fuerza del
mejor argumento. Pero el fin consensual de los mismos exige
disponer de un criterio normativo para diferenciar entre acuerdos
y consenso vlidos y los discursos sometidos a la arbitrariedad
ideolgica o la manipulacin. Habermas introduce a este respecto
la nocin de situacin ideal de habla. Llamo ideal a una
situacin de habla en que las comunicaciones no solamente no
vienen impedidas por flujos contingentes, sino tampoco por las
coacciones que se siguen de la propia estructura de la
comunicacin. La situacin ideal de habla excluye las
distorsiones sistemticas de la comunicacin [Habermas 2001:
153].
As es posible decir que la situacin ideal de habla es el
momento contrafctico que permite deslindar la estructura formal
de un consenso vlido desde un punto de vista racional. Es, en
definitiva, un principio regulativo que posibilita la identificacin de
las condiciones ideales del discurso vlido; entre otras, igualdad,
libertad, universalidad y ausencia de coaccin.
5.1.3. Los caracteres de la racionalidad discursiva
Gracias a la pragmtica universal y a la investigacin sobre los
discursos, se ha podido establecer un nuevo concepto de razn
de corte discursivo, puesto que la discursividad constituye el
ncleo ltimo en el que convergen la validez ltima de la totalidad
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de los saberes, las emisiones y las creencias, otorgando unidad a
una razn que se haba fragmentado en los albores de la
Modernidad. En efecto, como consecuencia del proceso de
modernizacin, segn Habermas se haban autonomizado los
campos de la ciencia, la moral y el derecho, y el arte, asumiendo
cada uno de ellos un determinado modelo de razn.
Ahora bien, cules son los caracteres de esta racionalidad?
Se pueden destacar los siguientes
1. Es una racionalidad discursiva y lingstica y, por lo tanto,
surgida de la prctica comunicativa cotidiana de los hablantes.
2. Es una racionalidad predicable de los individuos, de sus
emisiones, pero tambin de los sistemas sociales.
3. Es una racionalidad de carcter universal y normativo.
4. Es una racionalidad ampliada porque entrelaza diversas
manifestaciones en el medio comn del lenguaje y porque se
basa en la capacidad comunicativa caracterstica de todo ser
racional.
5. Es una racionalidad procedimental y formal ya que en un
contexto postmetafsico como el actual, no pueden admitirse ni
referencias a la totalidad ni contenidos vinculantes de carcter
material, segn Habermas [Habermas 2003: 15-17].
En definitiva, la racionalidad se resume en un proceso formal
de dar y recibir razones gracias a la mediacin que posibilita el
lenguaje. Aunque Habermas admite que la racionalidad
discursiva es universal, sin embargo al formalizarla su concepto
de razn se puede caracterizar como mnimo.
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5.2. La teora consensual de la verdad y la tica
discursiva
La racionalidad se predica, segn Habermas, de los
enunciados comunicativos y se encuentra en funcin de los
procesos discursivos y argumentativos. De ese modo las teoras
cientficas, tanto las empricas como las sociales, sern
racionales en la medida en que sus principios o formulaciones
puedan defenderse argumentadamente en el seno de los
discursos. Desde el punto de vista filosfico, la teora de la
racionalidad discursiva se presenta como el fundamento ltimo de
toda propuesta y Habermas reconduce las diversas
problemticas filosficas a este campo.
Con la teora consensual de la verdad, Habermas refiere que
sta es predicable de las argumentaciones y que constituye una
pretensin de los diversos actos de habla, eliminado la referencia
de la verdad a la realidad objetiva y alejndose del realismo
filosfico. Desde este punto de vista, la verdad aparece como una
pretensin universal de ciertos actos de habla que puede ser
desempeada discursivamente. Un acto de habla es verdadero
en la medida en que en l puede corroborarse el asentimiento de
cualquier participante racional, segn los presupuestos
pragmticos sealados [Habermas 2003: 133 y ss].
Sin embargo, se ha advertido que establecer la verdad en
funcin de pretensiones de validez supondra pensar que cada
individuo posee un saber ilimitado; como ha destacado M. Kriele,
no se puede exigir ninguna pretensin de validez de un saber, por
ejemplo, que no se comprende o del que apenas se poseen
nociones. En este sentido, una teora consensual de la verdad
conducira o bien a la afirmacin de verdades triviales o bien a
imposiciones violentas o autoritarias. Ciertas crticas y
discusiones especializadas, entre las de A. Wellmer y C. Lanfont,
han llevado a Habermas a repensar en los ltimos aos su teora
discursiva de la verdad; en particular, el pensador alemn ha
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19
aceptado la necesidad ontolgica de una realidad no dependiente
de la mente, es decir, un cierto realismo, si bien matizado con un
concepto discursivo de verdad falibilista [Habermas 2002a: 49].
Tambin la validez de las normas morales se reconduce a la
corroboracin discursiva de las mismas. Ello permite afirmar la
racionalidad y el carcter cognitivo de la moral, frente a ticas no
cognitivistas, advirtiendo de la existencia de una pretensin de
validez normativa que acta de manera anloga a la de verdad.
La tica discursiva se propone como tica universal en la medida
en que la corroboracin discursiva de las normas, para ser vlida,
debe ser aceptada por cualquier sujeto racional. Atendiendo a las
exigencias de la pragmtica universal, Habermas entiende que
las normas morales son universales en la medida en que
incorporan un inters comn a todas las personas y pueden
contar con la aprobacin general.
El postulado discursivo de la tica habermasiana significa que
el autor alemn opta por una tica formalista que establece
procedimientos en funcin de los cuales los sujetos pueden
comprobar la validez normativa de una manera imparcial y
universal. De carcter procedimentalista y formal, la tica
discursiva lleva a cabo una separacin entre la estructura y los
contenidos del juicio moral, apartndose de propuestas concretas
sobre la vida buena. En resumen, la tica discursiva es una tica
de mnimos; mnimas, en efecto, han de ser las normas en las
que se revela un inters general de la especie y que ataen a la
justicia en las relaciones sociales. De otro lado, Habermas resita
la tica de mximos, que resulta de un concepto
omnicomprensivo de bien, en la interseccin de
autocomprensiones individuales o colectivas con validez relativa,
pero dirimible tambin en los discursos ticos. En cualquier caso,
las propuestas de bien son candidatas a revelarse como
universales en los procedimientos discursivos.
-
20
5.3. La sociedad como sistema y mundo de la
vida
La teora de la accin comunicativa posee tambin
implicaciones sociales ya que en ella se sintetiza una concreta
teora de la sociedad, estrechamente relacionada con la
racionalidad discursiva. Sobre la base de esta ltima, Habermas
propone una clasificacin analtica de la accin social, ya que los
actos de habla poseen una fuerza socio-integradora, es decir,
atendiendo al hecho de que los actos de entendimiento y de
comunicacin resultan decisivos para coordinar socialmente la
accin humana.
Frente a la accin teleolgica o instrumental, en la que se
centraba la investigacin sociolgica clsica, y la accin
estratgica una y otra incapaces de explicar el orden social
porque en ellas los sujetos persiguen sus propios fines, la
nocin de accin comunicativa propuesta por Habermas sostiene
que la interaccin de los individuos se coordina por el acuerdo
entre ellos, de forma pacfica y armnica. Por otro lado, la
referencia a la prctica comunicativa supone la transformacin de
la sociologa dominante, que basculaba entre los enfoques
descriptivistas de la teora de sistemas y las teoras normativas
basadas en el desarrollo de la fenomenologa social. Habermas
ampla el foco de la investigacin al suponer que los sujetos no
slo persiguen egostamente sus intereses, sino que son capaces
de ponerse de acuerdo a travs de procesos comunicativos y
coordinar solidariamente sus acciones.
Con esta ampliacin del concepto de accin social, se puede
formular un nuevo modelo de sociedad que advierte de su
dualidad estructural, una dualidad que no slo tiene relevancia
sustantiva, sino tambin metodolgica en la medida en que
conjuga el enfoque externo y descriptivista como el interno y
comprensivo. En concreto, Habermas diferencia dos mbitos:
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21
a) La perspectiva sistmica de la sociedad: Tal y como ha
formulado la teora sistmica desde Parsons hasta Luhmann,
Habermas es consciente de que no puede obviarse la
comprensin de la sociedad como un sistema autorregulado
que tiende a equilibrarse a travs de adaptaciones a su medio.
El sistema est compuesto por las consecuencias de las
acciones individuales orientadas a fines particulares o basadas
en decisiones estratgicas; en cualquier caso, el punto de vista
del sistema se refiere a acciones monolgicas, en las que los
individuos planean el curso de su conducta sin referirse a sus
congneres. Se trata de una dimensin de la sociedad
constituida por una lgica propia. Desde un punto de vista
metodolgico, se trata de la perspectiva externa, que obvia por
razones de principio la problemtica de la comprensin. Por
otro lado, el desarrollo social ha determinado la aparicin de
subsistemas especializados como el administrativo y el
econmico, en los que no est presente la comunicacin
lingstica, sino otros medios de comunicacin como el poder o
el dinero, respectivamente.
b) Mundo de la vida social: Hace referencia al entramado
simblico y cultural que comparten los miembros de la
sociedad, el horizonte comn de comprensin, que posibilita la
comunicacin entre los hablantes y la coordinacin dialgica de
las acciones. Se trata de un saber que se admite tcitamente y
que no se pone en duda, el entramado comn que permite el
desarrollo de la accin comunicativa y lograr acuerdo entre los
hablantes. Es el marco en el que tiene lugar la accin orientada
al entendimiento. En sus propias palabras, es un lugar
trascendental en que hablante y oyente se salen al encuentro.
En su seno se llevan a cabo los procesos de reproduccin
cultural, la integracin social y los procesos de socializacin de
los individuos. Desde el punto de vista metodolgico, el sentido
del mundo de la vida slo puede desvelarse a quien participa
en las interacciones y comprende su dinmica.
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22
5.4 La evolucin social y la colonizacin del
mundo de la vida
Con su concepto de sociedad a dos bandas, Habermas disea
tambin un punto de vista adecuado para explicar la evolucin de
las sociedades, configurando una perspectiva normativa con la
que enjuiciar crticamente la decantacin de la Modernidad
ilustrada. En este sentido, si la sociedad est constituida por dos
dimensiones, la sistmica y la del mundo de la vida social, que se
necesitan recprocamente y se complementan, la evolucin
correcta de los complejos sociales habra de mantener ambas
dimensiones en equilibrio.
La experiencia histrica, sin embargo, demuestra que la
evolucin social ha privilegiado la ptica del sistema. El mbito
sistmico se expande e inunda en las sociedades complejas al
propio mundo de la vida social. A este fenmeno de invasin
Habermas lo denomina colonizacin del mundo de la vida,
refirindose con ello al desbordamiento de los imperativos
sistmicos y al encogimiento paulatino del entramado cultural,
simblico y moral de las sociedades. Las acciones instrumentales
y teleolgicas se generalizan y obliteran la expansin del
entendimiento y la comunicacin entre los sujetos. Decir que se
coloniza el mundo de la vida es decir que cada vez son menos
los espacios libres en los que el individuo se expresa socialmente.
Puede afirmarse, en cualquier caso, que con la expresin
referida el pensador alemn alude ni ms ni menos que al
proceso de tecnificacin de mbitos prcticos que, por la fuerza
de la expansin cientfica y tcnica, quedan sometidos a una
lgica instrumental (la del mercado, por ejemplo, o la del poder).
La colonizacin determina que la accin comunicativa sea
socavada por intervenciones de tipo instrumental y, sobre todo,
que el entendimiento lingstico sea sustituido como mecanismo
de coordinacin por medios de comunicacin de tipo no verbal.
Fenmenos de este tipo son, por ejemplo, el afn consumista, la
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derivacin econmica de las relaciones personales y la
despersonalizacin de los subsistemas administrativos.
Pero, por otro lado, la perspectiva normativa de la teora de la
sociedad habermasiana permite detectar el progresivo
desacoplamiento entre sistema y mundo de la vida y
caracterizarlo de patolgico. De ah que, desde su punto de vista,
la Modernidad no haya de ser superada, como proponen quienes
se sitan en corrientes posmodernas o antimodernas, sino
enderezada. Recuperar el ncleo discursivo y comunicativo del
mundo de la vida, ensanchar el horizonte del entendimiento entre
sujetos libres, es la manera, a su juicio, de corregir la expansin
sistmica y vislumbrar sistemas sociales emancipados.
De hecho, toda la obra posterior a la publicacin de la Teora
de la accin comunicativa no es ms que una sucesiva serie de
intentos tericos por explicar y defender los mbitos del mundo
de la vida social, sin demonizar excesivamente el mbito
sistmico de las sociedades. Para Habermas, el proceso de
sistematizacin de algunos campos es positivo en la medida en
que ampla el potencial humano; lo que denuncia es la expansin
arbitraria de los mismos. La tica discursiva trata, en este sentido,
de recuperar la comunicacin en la fundamentacin de las
normas morales; el derecho de corte discursivo pretende
reconducir la creacin de normas jurdicas a su momento
comunicativo y, por ltimo, la teora poltica deliberativa propone
reconfigurar espacios libres de discusin y comunicacin que
permitan la participacin ciudadana y la disolucin comunicativa
del poder poltico.
5.5. La poltica discursiva
La poltica discursiva constituye el punto final de la Teora de la
Sociedad habermasiana. Como la tica o el derecho, la poltica
segn Habermas habr de depender en ltima instancia de la
comunicacin discursiva. Desde este punto de vista, la
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24
legitimidad de un sistema de poder slo podr acreditarse a
travs de los procesos democrticos que expresan la voluntad
poltica: el poder adquiere legitimacin procedimental porque es
entonces cuando puede ser reconocido por los destinatarios. As
pues la poltica deliberativa se refiere al hecho ltimo y
trascendental de constitucin y formacin de la voluntad y la
opinin pblicas como principio de organizacin de los complejos
sociales; de ah que cualquier esfera que fomente el ejercicio de
las mismas pueda ser calificada de esfera con relevancia poltica.
Las deliberaciones polticas se extienden entonces a las materias
que pueden ser reguladas en inters de todos por igual y tiene
como finalidad producir decisiones vinculantes en una
determinada comunidad jurdico-poltica [Habermas 1998: 383 y
467].
Pero Habermas no desconoce la realidad de las sociedades
actuales, por lo que tambin reclama un cambio en la
comprensin de las relaciones entre Estado, Sociedad Civil y
Economa. Se trata tres esferas de la Sociedad que la teora
poltica ha intentado complementar, por el momento sin xito.
Desde la perspectiva liberal, el Estado aparece como el garante
de una sociedad entendida exclusivamente en trminos
econmicos; la poltica habr de sortear y regular los posibles
conflictos de intereses. Desde la ptica llamada republicana, la
primaca la obtiene la sociedad civil que ha de conquistar en
trminos ticos al Estado con el fin domesticar el poder: la poltica
se dirige contra el poder. Con su propuesta deliberativa, lo que
Habermas busca es superar y sintetizar ambas perspectivas.
La teora poltica habermasiana constituye una apuesta por la
implicacin de los ciudadanos y los colectivos en la resolucin de
los conflictos y en la renovacin comunicativa de problemas,
temas y normas. Asimismo, aunque la poltica deliberativa apoya
la institucionalizacin moderna de los discursos, no olvida que en
la esfera pblica de la sociedad civil se desarrollan tambin
procesos discursivos que han de ser tenidos en cuenta. Por ello
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afirma que la deliberaciones se pueden realizar de manera formal
asambleas, parlamentos, etc., o de manera informal, en las
discusiones que se llevan a cabo en el seno de la sociedad civil,
donde se puede auscultar el latido de la democracia [Habermas
1998: 378].
A diferencia de las propuestas polticas comunitaristas, que
subrayan que la comunidad poltica se autoconstituye en
referencia a una identidad y comunidad tica previa, la teora
discursiva de la democracia, por el contrario, considera que el
elemento configurador de la comunidad poltica es el nexo
racional que suponen las comunicaciones cotidianas, en las que
se impone el mejor argumento. Las autocomprensiones tico
privadas pueden enriquecer la esfera pblica de la Sociedad Civil.
En ella se lleva a cabo la formacin de una voluntad y opinin
comn de acuerdo con procesos discursivos en los que se
debaten problemas, se perciben intereses y se tematizan
pretensiones con el trasfondo comn del mundo de la vida social.
Todo ello hace necesario tambin repensar el alcance del
concepto de ciudadana, nacido al socaire de los estados
nacionales, puesto que la identidad poltica no puede construirse
en funcin de la cultura nacional debido a las consecuencias de
la globalizacin y la problemtica de las sociedades
multiculturales. Como elemento integrador, pero al mismo tiempo
superador de las culturas nacionales, Habermas utiliza la
expresin, acuada por Dolf Sternberger, de patriotismo
constitucional, que hace referencia a los valores y principios
constitucionales, al orden democrtico constitucional y no a un
determinado texto legal [Habermas 1998: 628].
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26
6. La perspectiva de Habermas sobre
la biotica y sobre el secularismo
En sus ltimos trabajos, Habermas parece haber abandonado
sus incursiones en los problemas de fundamentacin de la razn
y de la ciencia y haber decidido aplicar en la prctica su
propuesta de racionalidad discursiva. Desde finales de la dcada
de los ochenta su trabajo parece orientarse por aplicar su
propuesta discursiva en diferentes mbitos como el derecho, la
tica o la poltica. En la medida en que la moral deja de ser
concebida con los criterios de la accin teleolgica (como
propone el utilitarismo y la teora de la decisin racional), en la
medida en que las normas jurdicas se conformen de manera
discursiva y de que el poder sea ejercido a partir de los intereses
que se entreven en la comunicacin ciudadana, se equilibrar el
mbito sistmico con el del mundo de la vida social.
Por todo ello es coherente que Habermas se haya dedicado,
desde principios del segundo milenio, a proponer cambios en las
estructuras polticas, tanto a nivel nacional, europeo o
internacional, y a manifestar sus opiniones cada vez con mayor
frecuencia en la prensa escrita. Pero hay dos temas polmicos en
los que ha intervenido con lucidez y que merecen al menos un
apunte por su actualidad. Se trata de sus opiniones sobre las
biotecnologas y su postura personal ante la deriva laicista de las
sociedades contemporneas.
6.1. La biotica
En 2001 Habermas public un libro titulado El futuro de la
naturaleza humana. Hacia una eugenesia liberal?, en el que se
enfrentaba a los desafos provocados por la arbitraria expansin
de las biotecnologas. En el desarrollo ilimitado de las mismas,
Habermas percibe una manifestacin ms de colonizacin del
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27
mundo de la vida por imperativos sistmicos, en este caso por el
dinero. En ese libro, Habermas sostiene que la posibilidad de
modificar el genoma humano y la seleccin libre de patrimonio
gentico que la ciencia hace posible tecnifica las relaciones
interpersonales y pone en entredicho la autocomprensin de la
especie humana [Habermas 2002b: 26]. Aunque se declara
favorable al aborto, privilegiando la decisin de la embarazada,
concluye que las intervenciones eugensicas perfeccionadoras
menoscaban la libertad tica, la autonoma y la responsabilidad
en la medida en que intenciones de un tercero comprometen a la
persona y la impiden entenderse como autor de su propia
biografa. En cambio, cree que aquellas intervenciones que tienen
finalidad teraputica no comprometen ni la responsabilidad ni la
autonoma de los terceros, puesto que se puede presumir su
consentimiento. Por ello, no percibe problemas ticos en este tipo
de intervenciones.
6.2. El problema de la religin en el espacio
pblico
En 2004, Habermas mantuvo un interesante debate con el
entonces cardenal Ratzinger, a propsito del papel de la religin
en las sociedades actuales. Con independencia del desacuerdo
de fondo, Habermas, considerado como el ltimo marxista,
sorprendi al admitir la importancia de las creencias religiosas en
el espacio pblico, frente a quienes, desde una ideologa laicista,
exigan la necesidad de desterrarlas. A su juicio, el contenido de
los mensajes religiosos puede servir para regenerar la solidaridad
social en un momento en que las fuentes de la misma se han
secado como consecuencia del economicismo.
Desde entonces, ha intervenido en debates, algunos polmicos,
con algunos representantes laicistas, como por ejemplo, P. Flores
DArcais. De acuerdo con su propuesta deliberativa del espacio
pblico, lugar en el que se conforma comunicativamente la
voluntad ciudadana, es indispensable que ciudadanos,
-
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asociaciones y grupos realicen sus aportaciones; tambin las
iglesias y los creyentes tienen el derecho de participar en la
esfera pblica. En este sentido, sostiene que la cultura religiosa
puede iluminar ciertos aspectos que en el contexto de
colonizacin del mundo de la vida se han olvidado. Por todo ello,
Habermas ha diferenciado entre una actitud secular y el
secularismo o laicismo: Las personas seculares y no creyentes
tienen una actitud agnstica frente a las pretensiones religiosas,
mientras que las personas secularistas tienen una actitud
polmica () Desacreditan las doctrinas de fe por considerarlas
cientficamente infundadas explica en un artculo publicado en la
revista Claves de la razn prctica (n: 190, 2009). Esta ltima
postura, a su juicio, trasluce cierto prejuicio ideolgico, el del
cientificismo o positivismo naturalista.
7. Bibliografa
7.1 Obras principales de Habermas
En las referencias a las obras de Habermas citadas en esta voz se indican el
ao de la edicin de la traduccin castellana utilizada, as como los nmeros de
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con un nuevo prlogo (La traduccin castellana se basa en la
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CARABANTE MUNTADA, Josemara, Jrgen Habermas, en FERNNDEZ
LABASTIDA, Francisco MERCADO, Juan Andrs
(editores),Philosophica: Enciclopedia filosfica on line,
URL:http://www.philosophica.info/archivo/2011/voces/habermas/H
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