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Page 1: Pentagrama diciembre 6

Publicacion = El Espectador, Sección = , Color = , Fecha = 06/01/2014, Hora = 02:21:55 p.m., Página= 15, Usuario = wNiampira

/ 15EL ESPECTADOR / M A RT E S 7 DE ENERO DE 2 01 4

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ElPe n t a g ra m a~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

La inmortalidaden clave de fábula

Prográmese hoy con el Festival

Acerca de ‘Pedro y el lobo’

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SA N T I AG OLA ROTTA

s l a ro t t a @ e l e s p e c t a d o r.co m@ t ro s k i l l e r

¶ Compuesta por Serguéi Prokófiev, esta puede ser una de las piezas más reconocibles en lamúsica clásica. Una obra hecha para niños que llega al alma de todo tipo de públ i co.

/ Ilustración - Stella Basile

Algunos lo recuerdan como unpersonaje de pocas palabras, in-cluso hosco. Una persona altiva,con porte de hombre de mundo,vestido a la moda y un trato algoarrogante. Un compositor entre-gado a su música y al ajedrez.

Más allá de sus modales distan-tes, Serguéi Prokófiev fue una fuer-za creativa importante: un compo-sitor que logró incrustarse en la in-mortalidad de la música clásica yque, en un mundo lleno de erudi-ción y seriedad, alcanzó su mayorreconocimiento (acaso su mayoréxito) con una fábula infantil.

Detrás de Pedro y el lobo e st a b aun músico versado y creativo, cla-ro, pero ante todo había un niño,un creador encantado con el uni-verso que proponen las historiasinfantiles y que, a mediados de1930, asistía con cierta religiosi-dad al teatro de Natalia Satz, enMo s c ú .

Para 1936, Prokófiev se habíaconvertido en amigo de Satz, quienle propuso que compusiera unapieza para su teatro infantil. Laobra fue escrita completamente enunas pocas semanas, según re-cuerda Satz, y para finales de abrilde ese año, Pedro y el lobo e st a b alista para entrar en la historia.

Claro, este es un tránsito que nosuele hacerse con facilidad. Unaverdad apenas obvia que, en estecaso, significó un estreno exitoso,pero no glorioso. La gloria vinoluego de la muerte del composi-tor, en 1953, según recordó la pri-mera esposa del compositor, LinaProkófiev (quien, por cierto, tam-bién narró la fábula para una fun-ción de beneficencia en Nueva

York en 1985).¿Qué es eso de la gloria? En nú-

meros puede resultar difícilcuantificarla (¿cuántas presenta-ciones de la Novena sinfonía deBeethoven se han realizado, porejemplo?), pero la medida del éxi-to de la pieza de Prokófiev puedecalcularse en otros términos. Da-vid Bowie (leyenda del rock) yEleanor Roosevelt (esposa del ex-presidente norteamericano Fran-klin D. Roosevelt) se encargaronde narrar la historia escrita por elmismo Prokófiev acerca de cómoPedro logra capturar al lobo, ade-

más de salvarle el pellejo al con-vencer a los cazadores del bosquede llevar al animal al zoológico.

Peter Ustinov, actor y ganadorde dos premios Óscar, se hizo a unGrammy por su narración de Pe -dro y el lobo en una presentaciónbajo la conducción de Herbertvon Karajan.

Aunque resulta difícil explicarcon absoluta certeza el por qué lacomposición de Prokófiev resultatan entrañable, por qué su melo-día se convirtió en un referentecasi obligado para audiencias detodas las edades y ubicaciones

geográficas, una cosa es cierta:buena parte del genio del maes-tro ruso estuvo en la escogenciade los instrumentos y los tonospara cada personaje.

Claro, es una hipótesis que sehace con las cartas jugadas, con80 años de presentaciones de Pe -dro y el lobo detrás, pero aún asíes complicado imaginar a Pedrosin las cuerdas que lo identifican(casi juguetonas, pero en una lí-nea decidida, acaso valiente) o allobo sin los vientos que convo-can una sensación de peligro yangustia. La unión entre la emo-ción que invoca el personaje y elinstrumento que lo representa esuna de las claves más evidentesde esta obra. Evidente, pero nopor eso menos importante de lo-grar. Sin ser efectista, aun guar-dando la sutileza, la partitura deProkófiev se entrega plena, lograsu objetivo con comodidad sinsacrificar altura: cumple, pero lohace con belleza.

“Lo más importante es encon-trar un lenguaje común con losniños”, le dijo en su momento elcompositor a Satz. Ese vínculocon su audiencia pasó por la re-dacción del texto, que en unprincipio fue comisionado a unpoeta. Prokófiev no aprobó la ri-ma ni las figuras del texto origi-nal y redactó uno más directo.

“Una hermosa mañana, Pedroabrió la reja del jardín y salió a laancha y verde pradera”. La pri-mera línea de una aventura que,evadiendo la política en una delos peores momentos de Rusiabajo Stalin, establece una empa-tía inmediata y duradera me-diante el carisma de unos perso-najes que, más que creaciones deficción, terminan por ser compa-ñeros de vida.

La eternidad hecha fábula.

Enero 7, 7:00 p.m. Teatro AdolfoMejía. www.primerafila.com

‘La oreja pasiva’,pieza artística deJimAmaral y símbolodel FestivalI n te r n a c i o n a lde Música deCartagena.

St ra v i n s k ien La Popa

FERNANDOGÓMEZ GARZÓN *

Tras el hermoso recital queofrecieron Sara Mingardo yel Concerto Italiano en elConvento de La Popa el añopasado y un viaje a Veneciaque incluyó el Stabat Materde Vivaldi, las expectativassobre lo que podría ocurriren esta ocasión en la bucóli-ca intimidad del claustro, lanoche del 5 de enero, eranmás bien altas.

Claro, algo hay entre elencanto fácil y contagiosode Vivaldi, insigne repre-sentante del Barroco, y laexpresividad difícil y a ve-ces impredecible de Stra-vinski, referente obligadode la transformación musi-cal del siglo XX. Sin embar-go, no fue precisamenteStravinski (como ha sido sucostumbre) el encargado dehacer sentir al público untanto incómodo, cuando nofrancamente enfadado.

La mezzosoprano Cristi-na Zavalloni, acompañadaal piano por Andrea Rebau-dengo, abrió el conciertocon una serie de piezas bre-ves compuestas por Stra-vinski durante su estadía enSuiza en 1914, con las que,llevado por la nostalgia,quiso evocar el folclor rusoy, en especial, la sonoridad yla musicalidad de las pala-bras más allá de su semánti-ca. La gracia de Zavallonipara interpretar la serie Pri -baoutki (Ko r n i l o , Na t a s h k a ,El coronel, El viejo y la liebre,El búho y el gatito y Ti -lim-Bom) fue apenas sufi-ciente para introducir alpúblico en las honduras deStravinski. Pero acaso lascancioncillas hayan resulta-do demasiado breves paradisfrutar con mayor con-centración a la italiana.

Las expectativas quedaroncargadas, entonces, en el te-ma de fondo, La historia delsoldado, una pieza extraña deteatro que, como lo anuncióÓmar Porras, quien hizo lasveces de narrador, no es nicantata, ni ballet, ni músicapara escena, pero que es,efectivamente, la narraciónde una historia, aunque conevidente economía de recur-sos, como lo obligaba la gue-rra: la de un soldado que, deregreso a su pueblo, decidevenderle su alma (su violín)al diablo a cambio de fortuna.

Independientemente dela interpretación de la Or-questa de Cámara Orpheus,lo que fue menguando pocoa poco la paciencia de granparte del público fue la de-cisión de Porras de narrar lahistoria no en español sinoen francés. Apercibido dellibreto, Porras recitó la obracon cierta simpatía, insufi-ciente para la paciencia dequienes no sabían francés yde quienes, además, espera-ban mucho más música ymenos teatro. Una lecciónmás para el Festival.

* Jefe de redacción revista C ro m o s .

A las 11:00 a.m., en la capilla de Sofitel LegendSanta Clara, se realizará el conversatorio Un aorquesta sin director: Orpheus, evento moderadopor Fidel Cano, director de este diario.

De Pedro y el lobo de Prokófiev, Pe t r u s h k a deStravinski, y la Serenata para cuerdas deTchaikovsky se compondrá la Noche Rusa delFestival en el Teatro Adolfo Mejía, a las 7:00 p.m.Una cita imperdible en la que podrá disfrutar de

música orquestal, piano solo y la narración acargo de Ómar Porras.

En la plaza San Pedro, a las 10:00 p.m.,disfrute del concierto en que Francia e Italiase unen en un programa variado con lo másdestacado de este encuentro cultural.Trasmisión en vivo por Señal Colombia y endiferido por Nuestra Tele Señal Internacionala las 10:30 p.m., y por NTN24 a las 12:00 p.m.

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Page 2: Pentagrama diciembre 6

Publicacion = El Espectador, Sección = , Color = , Fecha = 06/01/2014, Hora = 02:22:58 p.m., Página= 16-17, Usuario = wNiampira

EL ESPECTADOR / M A RT E S 7 DE ENERO DE 2 01 4

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~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~‘Pet r u s h ka ’ fue compuesta en 1911

Una epifanía enCLARENS

ElPe n t a g ra m a

¶ Esta obra hace parte de la primera etapamusical de Igor Stravinsky. El pianista SergeiBabayan la interpretará en este Festival.

An:2.6628cm Al:7.8288cm

An:2.9937cm Al:7.8288cm

An:2.9937cm Al:7.8288cm

An:2.7655cm Al:7.8288cm

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ElPe n t a g ra m a

E DW I NBOHÓRQUEZAYA

e b o h o rq u ez @ e l e s p e c t a d o r.co m

@ Ed w i n B o h o rq u ez A

© Comunican S.A. 2014.Todos los derechos reservados.Calle 103 N°69B-43.Fax: 4237641. Apartado 3441.Bogotá, Colombia.

EL PENTAGRAMA

Periódico oficial delCartagena FestivalInternacional de Música.

PR E S I D E N TA : Julia Salvi. DI R EC TO R GE N E RA L : Antonio Miscenà.DI R EC TO RA EJ EC U T I VA DEL FE ST I VA L : Mónica Alzate Sierra.SOCIO FU N DA D O R : RCN, Ennovva y Postobón.SO C I OS : Cine Colombia y El Espectador.

DI R EC TO RA DE EL PE N TAG RA M A : Paula Ojeda. ED I TO R GE N E RA L : Juan Carlos Piedrahíta.CO LA B O RA D O R E S EL PE N TAG RA M A : Juan Carlos Garay, Santiago La Rotta, Fernando Gómez,Juan David Torres, Edwin Bohórquez, Adriana Marín, Alexánder Klein y Álvaro Tinjacá.DISEÑO Y DI AG RA M AC I Ó N : Julio César Carrero Ladino - El Espectador.

h t t p : //www.c a r t a g e n a m u s i c fe st i va l .co m

En cifras~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~6horas de música enlínea escucha unco l o m b i a n opromedio al día.

/ Ilustraciones - Stella Basile

50por ciento de laindustria de la músicala aporta el formatodigital en el mundo.

JUAN DAVIDTORRES DUARTE

j to r re s @ e l e s p e c t a d o r.co m@ a c aya q u i

“Nunca esperes la inspiración—solía decirle el maestro rusoRimsky-Korsakov al joven IgorStravinsky por los tiempos enque le enseñaba música—. Com-pón todas las mañanas, así loquieras o no. Si no puedes alcan-zar nada, no te descorazones:puedes estar seguro de que ven-drán otras ideas”.

Tres lustros después, Stravins-ky recordaría ese consejo comoparte de su aprendizaje inicial.Por ese entonces, en 1906, se ha-bía graduado de leyes en la Uni-versidad de Petersburgo y habíaentrado a estudiar música conRimsky-Korsakov por decisiónpropia. Lo suyo eran los signos so-bre el pentagrama. Stravinsky de-seaba recoger la tradición de De-bussy y Strauss y superarla.

Muerto Rimsky-Korsakov en1908, Stravinsky se consagró auna tarea constante de composi-ción al mismo tiempo que atendíaa su esposa y sus dos hijos. Una desus primeras obras, Fuegos artifi-

ciales, fue escuchada por un em-presario y filántropo: SergeiDiaghilev. Sorprendido por el ta-lento de esa primera obra, Diag-hilev discutió ciertos términoscon Stravinsky y patrocinó lacomposición de obras próximas.

Antes de llegar a los treintaaños, Stravinsky —fallecido en1 9 7 1— se convirtió en un compo-sitor de peso gracias a tres traba-jos: El pájaro de fuego (1910), Pe -trushka (1911) y La consagraciónde la primavera (1913). En esa pri-mera etapa, las composiciones deStravinsky someten a la orquestaa un juego constante combinadocon una curiosidad por el folclorruso. A ese primer estadio de sucarrera —luego experimentaríacon el dodecafonismo, forma mo-derna de la música clásica— per -tenece Pe t r u s h k a , presentada en1911 en París y revisada para unnuevo formato en 1947.

Cuando compuso este ballet,Stravinsky vivía en Clarens, Sui-za, en un lugar cálido y alejado delas distracciones. Diaghilev, inte-resado por su trabajo, fue a visi-tarlo y lo encontró entusiasmadoy dado a la composición. Y Stra-vinsky, que daba importancia asus epifanías, dijo haber tenidouna visión. En principio vio un ri-to pagano, una mujer sometida al

baile hasta la muerte. Luego, la vi-sión se complementó: vio a unhombre que daba golpes de mar-tillo a los instrumentos.

La visión final es casi la base ge-neral de Pe t r u s h k a : “M i e n t ra scomponía la música tenía en mimente la imagen de un títere quetomaba vida y exasperaba a la or-questa con arpegios diabólicos—contaba—. En retaliación, la or-questa respondía con amenazan-tes explosiones de trompeta”.

Pe t r u s h k a es, quizá por ello, unjuego de respuestas entre instru-mentos. Parecen palabras: el fa-got conversa con las trompetas yel piano replica, y de repente unredoble de timbales crea una nue-va escena y los violines, lentos yalgo tímidos, van levantándose engrupos. La multiplicidad de soni-dos y de atmósferas que creó Stra-vinsky en esta pieza —que superalos treinta minutos y está divididaen cuatro escenas— permite re-conocer una de sus ambicionescontinuas: ampliar el juego de laorquesta y llevarla a puntos de ex-

plosión y enfrentamiento.Diaghilev, enterado de la visión

de Stravinsky, supo que la obratendría un alto potencial si se lacombinaba con un espectáculo debaile. De modo que encargaron aAlexandre Benois —ruso, críticode arte, fallecido en 1960— quecreara un libreto, para redondearel diálogo de los instrumentos.Allí nació Pe t r u s h k a —interpreta -da en el Cartagena Festival Inter-nacional de Música por SergeiBabayan en su versión para pia-no —, una muñeca tradicional ru-sa que era utilizada como títeredurante el carnaval en San Peters-burgo en 1930.

Petrushka es una muñeca vivaque se abalanza sobre los especta-dores del carnaval; ha tomado vi-da gracias a un conjuro y asusta alos presentes con sus movimien-tos, la inercia invadida de repentepor la vida. La muñeca es captu-rada; ella se defiende, lucha, esca-pa. El Moro, otro de los persona-jes, la asesina; su fantasma reco-rre la escena. Pe t r u s h k a , presen-

tada al público un año después dela controversia causada por El pá-jaro de fuego, tiene signos de esaprimera gran obra: la extensiónde las notas y la creación de esce-nas más que de armonías —encontraposición a la tradición másclásica— permitieron su éxito.

Pe t r u s h k a , más allá de su diálo-go instrumental, crea un nuevolenguaje en la música clásica, másallá de los elementos tradiciona-les. “La gente me pregunta —de -cía Stravinsky en 1934—: ‘No sgustan más Pe t r u s h k a y El pájarode fuego que tus últimos trabajos.¿Por qué no seguiste componien-do así?’. (…) No debe olvidarseque yo escribí esos trabajos hace22 años. Era un hombre joven en-tonces, y como todos no puedodejar de envejecer, y al envejecerencuentro nuevos problemasmusicales y nuevas formas de so-lucionarlos”.

‘Pe t r u s h k a ’. Enero 7; 7:00 p.m.Teatro Adolfo Mejía.w w w. p r i m e ra f i l a . c o m

El pianistaarmenioS e rg e iB abayan.

LA MÚSICA

SUENA EN LA ERA DIGITALCLÁSICA¶ Aprovechamos el marco del Cartagena VIII Festival Internacional deMúsica para sacar cuentas y analizar el movimiento digital de este géneroque tiene más de mil años de historia disponibles en la web.

En tiempos en que los elepés ya sonuna reliquia, los casetes una anti-güedad y los cedés hacen parte dela colección del cajón del olvido, elsonido de un buen violín, de un afi-nado violonchelo, del clavijero delpiano distribuido a la perfección ode los contrabajos precisos ya no seescucha en el tocadiscos, ni muchomenos en el mezclador del equipoo el reproductor de base. Ahora seaccede al arte sonoro desde la listade reproducción personal que setiene en el computador, la tableta oel teléfono celular. Se llama, a gran-des rasgos, la biblioteca clásica demúsica virtual.

Ahí están Franz Schubert, Fré-déric Chopin, Ludwig van Beetho-ven, Wolfgang Amadeus Mozart,Antonio Vivaldi y Richard Wagner,acompañados de una extensa y se-lecta oferta de composiciones quehan hecho vibrar por décadas a va-rias generaciones. Ellos están en lanueva era en los formatos que esteaterrizaje profundo de la tecnolo-gía no podía desconocer, teniendoen cuenta su importancia dentrode los segmentos del entreteni-miento y la educación.

“Tenemos un editor de músicaclásica que opera desde París,Francia, y 55 personas como él nosenfocamos desde mercados loca-les en los géneros populares del lu-gar en el que estamos. Por ejemplo,durante 2013 subimos a la platafor-ma todo el catálogo de UniversalMusic, que incluye el material de laDeutsche Welle. Y todo Warner

Classics. Los dos en total sumanmás de 1.000 años en música. Esuna oferta muy robusta”, cuentaCarlos Ardila, editor musical deDeezer para la Región Andina.

Lo dice un experto en mú-sica que hace parte de la bi-blioteca virtual con más de30 millones de canciones,presente en 182 países y quetuvo un crecimiento del400% este año, con Colom-bia como el quinto mercadomás fuerte en el mundo.

Después del mapeo delos editores, como llamanal análisis sonoro de laregión, se podrán en-contrar obras de BlasEmilio Atehortúa yPedro Morales Pino,así como sinfonías di-rigidas por AndrésOrozco-Estrada opiezas interpretadastanto por la Orques-ta Sinfónica Nacio-nal de Colombiacomo por laOrquesta Fi-larmónica deBogotá.

Gustavo Diament, director ge-neral de Spotify para América Lati-na, la otra grande del negocio, tam-bién tiene una porción de la tocata:“Hay una demanda por todo tipode música. Trabajamos bastanteduro para tener un amplio catálo-go de música clásica. Tenemosaplicaciones exclusivas paraque la experiencia de los con-sumidores de este género seagratificante. Para nosotrosno es un género de nicho;es tan importante comocualquier otro estilomusical”.

De ahí que “n u e st ra

plataforma sea abierta: los progra-madores pueden desarrollar apli-cativos y tenemos uno llamadoClassify, exclusivamente para mú-sica clásica, que permite encontrara los grandes compositores y susobras. Los usuarios pueden haceruna clasificación por instrumentoso incluso por géneros (suites, ba-

llets, sonatas, sinfonías) o porépocas. Esuna cura-

duría com-pleta”.“Una forma dis-

tinta de escucharcon cifras más so-noras que las Cu a t roestaciones de Vival-di, pues la música di-gital aporta el 50%del total de la indus-

tria mundial y en ellala que se transmite vía

s t re a m i n g registra el15%. Colombia, por

ejemplo, junto con Méxi-co, Brasil, Inglaterra yFrancia, son los mercadosque más crecen”, cuentaRafaela Furtado, desarro-lladora de negocios de Dee-zer para Latinoamérica.

El promedio de escuchaglobal de un usuario demúsica en línea es de dos a

tres horas al día, “p e roquien escucha música clá-sica llega a las cinco o seis.Por esa misma medición

está Colombia, sólo queen todos los géneros”,cuenta el líder de Dee-

zer, que también tiene ensu motor de búsqueda ca-tálogos que permiten bus-

car por compositor, porobra, por director o por in-

t é r p re t e.

El amoraquí y allá

JUAN CARLOSG A R AY *

“¿Qué hay en un nombre?”, lepregunta Julieta a Romeo enla inmortal obra de Shakes-peare. “Si llamáramos a la ro-sa por otro nombre, seguiríateniendo su dulce fragancia”.Parece ser cierto: en los gran-des amores los nombres noimportan, las historias sí. Talvez por eso el compositorLeonard Bernstein se tomó lalibertad de rebautizar a losamantes como Tony y María.Reubicándolos en la NuevaYork pandillera de los años50, mostró al mundo una desus creaciones más aclama-das, primero como obra deteatro y luego como película:la inmortal West Side Story.

El pasado domingo en laplaza San Pedro tuvimos laoportunidad de revivir lasmelodías de West Side Storyen el arreglo para dos pianosde las hermanas Katia y Ma-rielle Labèque. Fueron desfi-lando los temas de amor, perotambién los ritmos de unacultura que en su momentoera considerada callejera yhoy es objeto de deleite con-solidado. Fue grato corrobo-rar el genio del estadouni-dense Leonard Bernstein ex-presado en su dominio de es-tilos como el blues, el mamboy el chachachá. A las herma-nas Labèque las acompaña-ron los percusionistas Gon-zalo Grau y Raphael Segui-nier, acentuando ese toquelatino con el que coqueteabael compositor. Ese detalle de-sencadenó la ovación final.

Y claro, las escenas de lapelícula, los trazos de la his-toria de amor, quedaron en lamente durante el breve inter-medio, justo lo suficiente pa-ra que el corazón se prepara-ra a escuchar la siguienteobra. De una historia román-tica, en el sentido amoroso,pasamos a una serenata delRomanticismo, es decir, delperíodo histórico en que lossentimientos eran la materiaprima de todas las artes. LaOrquesta Orpheus aparecióen el escenario para interpre-tar la muy sentimental Sere -nata en do mayor opus 48 deTc h a i kov s k y.

El Cartagena Festival In-ternacional de Música siem-pre se ha distinguido por unacuraduría impecable, perome gusta pensar que en estecaso la relación sutil entre lasdos obras fue más un produc-to del azar. La Rusia de 1880 yla Nueva York de 1950 no tie-nen por qué parecerse, salvoen lo que es esencial a la es-pecie humana. El amor, quese expresa de mil maneras. Yla noche del pasado domingofue una corroboración del al-cance de esas expresiones.

* Escritor y periodista musical.

1 0.0 0 0pesos mensuales cuesta una suscripcióna una biblioteca musical digital.

Page 3: Pentagrama diciembre 6

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EL ESPECTADOR / M A RT E S 7 DE ENERO DE 2 01 4

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Una epifanía enCLARENS

ElPe n t a g ra m a

¶ Esta obra hace parte de la primera etapamusical de Igor Stravinsky. El pianista SergeiBabayan la interpretará en este Festival.

An:2.6628cm Al:7.8288cm

An:2.9937cm Al:7.8288cm

An:2.9937cm Al:7.8288cm

An:2.7655cm Al:7.8288cm

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ElPe n t a g ra m a

E DW I NBOHÓRQUEZAYA

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© Comunican S.A. 2014.Todos los derechos reservados.Calle 103 N°69B-43.Fax: 4237641. Apartado 3441.Bogotá, Colombia.

EL PENTAGRAMA

Periódico oficial delCartagena FestivalInternacional de Música.

PR E S I D E N TA : Julia Salvi. DI R EC TO R GE N E RA L : Antonio Miscenà.DI R EC TO RA EJ EC U T I VA DEL FE ST I VA L : Mónica Alzate Sierra.SOCIO FU N DA D O R : RCN, Ennovva y Postobón.SO C I OS : Cine Colombia y El Espectador.

DI R EC TO RA DE EL PE N TAG RA M A : Paula Ojeda. ED I TO R GE N E RA L : Juan Carlos Piedrahíta.CO LA B O RA D O R E S EL PE N TAG RA M A : Juan Carlos Garay, Santiago La Rotta, Fernando Gómez,Juan David Torres, Edwin Bohórquez, Adriana Marín, Alexánder Klein y Álvaro Tinjacá.DISEÑO Y DI AG RA M AC I Ó N : Julio César Carrero Ladino - El Espectador.

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En cifras~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~6horas de música enlínea escucha unco l o m b i a n opromedio al día.

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50por ciento de laindustria de la músicala aporta el formatodigital en el mundo.

JUAN DAVIDTORRES DUARTE

j to r re s @ e l e s p e c t a d o r.co m@ a c aya q u i

“Nunca esperes la inspiración—solía decirle el maestro rusoRimsky-Korsakov al joven IgorStravinsky por los tiempos enque le enseñaba música—. Com-pón todas las mañanas, así loquieras o no. Si no puedes alcan-zar nada, no te descorazones:puedes estar seguro de que ven-drán otras ideas”.

Tres lustros después, Stravins-ky recordaría ese consejo comoparte de su aprendizaje inicial.Por ese entonces, en 1906, se ha-bía graduado de leyes en la Uni-versidad de Petersburgo y habíaentrado a estudiar música conRimsky-Korsakov por decisiónpropia. Lo suyo eran los signos so-bre el pentagrama. Stravinsky de-seaba recoger la tradición de De-bussy y Strauss y superarla.

Muerto Rimsky-Korsakov en1908, Stravinsky se consagró auna tarea constante de composi-ción al mismo tiempo que atendíaa su esposa y sus dos hijos. Una desus primeras obras, Fuegos artifi-

ciales, fue escuchada por un em-presario y filántropo: SergeiDiaghilev. Sorprendido por el ta-lento de esa primera obra, Diag-hilev discutió ciertos términoscon Stravinsky y patrocinó lacomposición de obras próximas.

Antes de llegar a los treintaaños, Stravinsky —fallecido en1 9 7 1— se convirtió en un compo-sitor de peso gracias a tres traba-jos: El pájaro de fuego (1910), Pe -trushka (1911) y La consagraciónde la primavera (1913). En esa pri-mera etapa, las composiciones deStravinsky someten a la orquestaa un juego constante combinadocon una curiosidad por el folclorruso. A ese primer estadio de sucarrera —luego experimentaríacon el dodecafonismo, forma mo-derna de la música clásica— per -tenece Pe t r u s h k a , presentada en1911 en París y revisada para unnuevo formato en 1947.

Cuando compuso este ballet,Stravinsky vivía en Clarens, Sui-za, en un lugar cálido y alejado delas distracciones. Diaghilev, inte-resado por su trabajo, fue a visi-tarlo y lo encontró entusiasmadoy dado a la composición. Y Stra-vinsky, que daba importancia asus epifanías, dijo haber tenidouna visión. En principio vio un ri-to pagano, una mujer sometida al

baile hasta la muerte. Luego, la vi-sión se complementó: vio a unhombre que daba golpes de mar-tillo a los instrumentos.

La visión final es casi la base ge-neral de Pe t r u s h k a : “M i e n t ra scomponía la música tenía en mimente la imagen de un títere quetomaba vida y exasperaba a la or-questa con arpegios diabólicos—contaba—. En retaliación, la or-questa respondía con amenazan-tes explosiones de trompeta”.

Pe t r u s h k a es, quizá por ello, unjuego de respuestas entre instru-mentos. Parecen palabras: el fa-got conversa con las trompetas yel piano replica, y de repente unredoble de timbales crea una nue-va escena y los violines, lentos yalgo tímidos, van levantándose engrupos. La multiplicidad de soni-dos y de atmósferas que creó Stra-vinsky en esta pieza —que superalos treinta minutos y está divididaen cuatro escenas— permite re-conocer una de sus ambicionescontinuas: ampliar el juego de laorquesta y llevarla a puntos de ex-

plosión y enfrentamiento.Diaghilev, enterado de la visión

de Stravinsky, supo que la obratendría un alto potencial si se lacombinaba con un espectáculo debaile. De modo que encargaron aAlexandre Benois —ruso, críticode arte, fallecido en 1960— quecreara un libreto, para redondearel diálogo de los instrumentos.Allí nació Pe t r u s h k a —interpreta -da en el Cartagena Festival Inter-nacional de Música por SergeiBabayan en su versión para pia-no —, una muñeca tradicional ru-sa que era utilizada como títeredurante el carnaval en San Peters-burgo en 1930.

Petrushka es una muñeca vivaque se abalanza sobre los especta-dores del carnaval; ha tomado vi-da gracias a un conjuro y asusta alos presentes con sus movimien-tos, la inercia invadida de repentepor la vida. La muñeca es captu-rada; ella se defiende, lucha, esca-pa. El Moro, otro de los persona-jes, la asesina; su fantasma reco-rre la escena. Pe t r u s h k a , presen-

tada al público un año después dela controversia causada por El pá-jaro de fuego, tiene signos de esaprimera gran obra: la extensiónde las notas y la creación de esce-nas más que de armonías —encontraposición a la tradición másclásica— permitieron su éxito.

Pe t r u s h k a , más allá de su diálo-go instrumental, crea un nuevolenguaje en la música clásica, másallá de los elementos tradiciona-les. “La gente me pregunta —de -cía Stravinsky en 1934—: ‘No sgustan más Pe t r u s h k a y El pájarode fuego que tus últimos trabajos.¿Por qué no seguiste componien-do así?’. (…) No debe olvidarseque yo escribí esos trabajos hace22 años. Era un hombre joven en-tonces, y como todos no puedodejar de envejecer, y al envejecerencuentro nuevos problemasmusicales y nuevas formas de so-lucionarlos”.

‘Pe t r u s h k a ’. Enero 7; 7:00 p.m.Teatro Adolfo Mejía.w w w. p r i m e ra f i l a . c o m

El pianistaarmenioS e rg e iB abayan.

LA MÚSICA

SUENA EN LA ERA DIGITALCLÁSICA¶ Aprovechamos el marco del Cartagena VIII Festival Internacional deMúsica para sacar cuentas y analizar el movimiento digital de este géneroque tiene más de mil años de historia disponibles en la web.

En tiempos en que los elepés ya sonuna reliquia, los casetes una anti-güedad y los cedés hacen parte dela colección del cajón del olvido, elsonido de un buen violín, de un afi-nado violonchelo, del clavijero delpiano distribuido a la perfección ode los contrabajos precisos ya no seescucha en el tocadiscos, ni muchomenos en el mezclador del equipoo el reproductor de base. Ahora seaccede al arte sonoro desde la listade reproducción personal que setiene en el computador, la tableta oel teléfono celular. Se llama, a gran-des rasgos, la biblioteca clásica demúsica virtual.

Ahí están Franz Schubert, Fré-déric Chopin, Ludwig van Beetho-ven, Wolfgang Amadeus Mozart,Antonio Vivaldi y Richard Wagner,acompañados de una extensa y se-lecta oferta de composiciones quehan hecho vibrar por décadas a va-rias generaciones. Ellos están en lanueva era en los formatos que esteaterrizaje profundo de la tecnolo-gía no podía desconocer, teniendoen cuenta su importancia dentrode los segmentos del entreteni-miento y la educación.

“Tenemos un editor de músicaclásica que opera desde París,Francia, y 55 personas como él nosenfocamos desde mercados loca-les en los géneros populares del lu-gar en el que estamos. Por ejemplo,durante 2013 subimos a la platafor-ma todo el catálogo de UniversalMusic, que incluye el material de laDeutsche Welle. Y todo Warner

Classics. Los dos en total sumanmás de 1.000 años en música. Esuna oferta muy robusta”, cuentaCarlos Ardila, editor musical deDeezer para la Región Andina.

Lo dice un experto en mú-sica que hace parte de la bi-blioteca virtual con más de30 millones de canciones,presente en 182 países y quetuvo un crecimiento del400% este año, con Colom-bia como el quinto mercadomás fuerte en el mundo.

Después del mapeo delos editores, como llamanal análisis sonoro de laregión, se podrán en-contrar obras de BlasEmilio Atehortúa yPedro Morales Pino,así como sinfonías di-rigidas por AndrésOrozco-Estrada opiezas interpretadastanto por la Orques-ta Sinfónica Nacio-nal de Colombiacomo por laOrquesta Fi-larmónica deBogotá.

Gustavo Diament, director ge-neral de Spotify para América Lati-na, la otra grande del negocio, tam-bién tiene una porción de la tocata:“Hay una demanda por todo tipode música. Trabajamos bastanteduro para tener un amplio catálo-go de música clásica. Tenemosaplicaciones exclusivas paraque la experiencia de los con-sumidores de este género seagratificante. Para nosotrosno es un género de nicho;es tan importante comocualquier otro estilomusical”.

De ahí que “n u e st ra

plataforma sea abierta: los progra-madores pueden desarrollar apli-cativos y tenemos uno llamadoClassify, exclusivamente para mú-sica clásica, que permite encontrara los grandes compositores y susobras. Los usuarios pueden haceruna clasificación por instrumentoso incluso por géneros (suites, ba-

llets, sonatas, sinfonías) o porépocas. Esuna cura-

duría com-pleta”.“Una forma dis-

tinta de escucharcon cifras más so-noras que las Cu a t roestaciones de Vival-di, pues la música di-gital aporta el 50%del total de la indus-

tria mundial y en ellala que se transmite vía

s t re a m i n g registra el15%. Colombia, por

ejemplo, junto con Méxi-co, Brasil, Inglaterra yFrancia, son los mercadosque más crecen”, cuentaRafaela Furtado, desarro-lladora de negocios de Dee-zer para Latinoamérica.

El promedio de escuchaglobal de un usuario demúsica en línea es de dos a

tres horas al día, “p e roquien escucha música clá-sica llega a las cinco o seis.Por esa misma medición

está Colombia, sólo queen todos los géneros”,cuenta el líder de Dee-

zer, que también tiene ensu motor de búsqueda ca-tálogos que permiten bus-

car por compositor, porobra, por director o por in-

t é r p re t e.

El amoraquí y allá

JUAN CARLOSG A R AY *

“¿Qué hay en un nombre?”, lepregunta Julieta a Romeo enla inmortal obra de Shakes-peare. “Si llamáramos a la ro-sa por otro nombre, seguiríateniendo su dulce fragancia”.Parece ser cierto: en los gran-des amores los nombres noimportan, las historias sí. Talvez por eso el compositorLeonard Bernstein se tomó lalibertad de rebautizar a losamantes como Tony y María.Reubicándolos en la NuevaYork pandillera de los años50, mostró al mundo una desus creaciones más aclama-das, primero como obra deteatro y luego como película:la inmortal West Side Story.

El pasado domingo en laplaza San Pedro tuvimos laoportunidad de revivir lasmelodías de West Side Storyen el arreglo para dos pianosde las hermanas Katia y Ma-rielle Labèque. Fueron desfi-lando los temas de amor, perotambién los ritmos de unacultura que en su momentoera considerada callejera yhoy es objeto de deleite con-solidado. Fue grato corrobo-rar el genio del estadouni-dense Leonard Bernstein ex-presado en su dominio de es-tilos como el blues, el mamboy el chachachá. A las herma-nas Labèque las acompaña-ron los percusionistas Gon-zalo Grau y Raphael Segui-nier, acentuando ese toquelatino con el que coqueteabael compositor. Ese detalle de-sencadenó la ovación final.

Y claro, las escenas de lapelícula, los trazos de la his-toria de amor, quedaron en lamente durante el breve inter-medio, justo lo suficiente pa-ra que el corazón se prepara-ra a escuchar la siguienteobra. De una historia román-tica, en el sentido amoroso,pasamos a una serenata delRomanticismo, es decir, delperíodo histórico en que lossentimientos eran la materiaprima de todas las artes. LaOrquesta Orpheus aparecióen el escenario para interpre-tar la muy sentimental Sere -nata en do mayor opus 48 deTc h a i kov s k y.

El Cartagena Festival In-ternacional de Música siem-pre se ha distinguido por unacuraduría impecable, perome gusta pensar que en estecaso la relación sutil entre lasdos obras fue más un produc-to del azar. La Rusia de 1880 yla Nueva York de 1950 no tie-nen por qué parecerse, salvoen lo que es esencial a la es-pecie humana. El amor, quese expresa de mil maneras. Yla noche del pasado domingofue una corroboración del al-cance de esas expresiones.

* Escritor y periodista musical.

1 0.0 0 0pesos mensuales cuesta una suscripcióna una biblioteca musical digital.

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Publicacion = El Espectador, Sección = , Color = , Fecha = 06/01/2014, Hora = 02:48:57 p.m., Página= 18, Usuario = wNiampira

EL ESPECTADOR / M A RT E S 7 DE ENERO DE 2 01 4

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ElPe n t a g ra m a

Los hilos del Festival

MANZUR,

ADRIANAMARÍN *

¶ ‘El traje a través de la historia de laópera, la zarzuela, el ballet clásico yfo l c l ó r i co ’, es la exposición con la queJaime Manzur mostrará su trabajo conmarionetas. Perfil de un artista integral.

No sabemos con certeza cómofue su infancia. Sabemos que tuvouna madre artista que lo acompa-ñó y que lo vio crecer. La vio pin-tar y escuchó su música. Tuvo unhermano, David, y una hermana,Sara. Él se dedicó a la pintura yella al canto y a la escritura. Él,Jaime, quiso ser titiritero. Su artesurgió en otra dirección. “El otroManzur ” fue el nombre que ledio la revista Semana en losochenta. Pero no ha de ser obser-vado como el otro. Él es él, nootro. Es el de las marionetas y elteatro, el de la zarzuela y la ópera,el de las pinceladas y los rostros,el de los cuerpos de madera. Él,detrás del telón; adelante, los ni-ños y los grandes. Él escuchán-

dolos acomodarse, él escuchán-dolos reír, oyendo cómo los niñosles gritan a los muñecos, conven-cidos de que están siendo escu-chados. Él entre un mar deaplausos, con el corazón palpi-tante, y esa sensación de gloria enun teatro lleno.

La primera vez que sintió esaemoción fue a los 15 años. A esaedad ya tenía conocimientos demúsica, de danza, de teatro, de es-cultura y de literatura. Tenía lacapacidad de dirigir su propio es-pectáculo, de ópera, de zarzuela.Y lo hizo. Fueron algunos actos,solamente, en un teatro de Arme-nia, cuando esa ciudad todavía noera capital del departamento delQuindío, cuando éste todavía noexistía, siquiera, separado del de-partamento de Caldas. Despuésvinieron muchas presentacionesmás, en otros lugares, en otrasc i u d a d e s.

Jaime Manzur nació en Guinea

Ecuatorial, en África, es de madrecolombiana y tiene raíces libane-sas. Fue en España donde se le en-tró el bichito. “Yo creo que fue elmovimiento del mar el que me hi-zo moverme”, le contó a AndrésHoyos en una entrevista para eldiario El Tiempo. Estaba en el co-legio y no quería, como sus ami-gos, quedarse en casa viendo mu-ñequitos animados. Se iba enton-ces para los teatros a escucharmúsica clásica. Sus amigos, cuen-ta, tenían cuarenta, cuando él to-davía era un niño de colegio. Aellos les gustaba Popeye; a él no.Prefería el teatro victoriano y mo-ría de risa leyendo a Molière.

Luego, más grande, ya viviendoen Colombia, entró a hacer partedel Ballet Nacional de Medellín yse interesó por el folclor. Sus ami-gos eran reconocidos. Delia Za-pata Olivella, Plácido Domingo,el padre, y así. De ese porte. ConZapata Olivella empezó a intere-sarse por el folclor y por la danza.Llegó a ser primer bailarín. Y eso,junto con su gusto por el teatro ypor la música y las habilidadesmanuales que había aprendido delas clases de pintura que le dabasu hermano David, dieron comoresultado su quehacer en la óperay la zarzuela. Con ello, también,fueron apareciendo sus marione-tas. Se dedicó a ellas y entregó suvida a darles una categoría eleva-da y a romper los prejuicios quepersisten alrededor de ellas. Amostrar que son arte y no sólo unmedio de recreación infantil.

Ha recorrido escenarios de Co-lombia, de América y de Europa,con obras como La traviata, Labohemia, María Fernanda, Car-men y No r m a , con marionetas he-chas y engalanadas por él, con losvestidos que corresponden a susépocas. Todas las conocía a la per-fección porque, dice él, nuncamonta una obra sin sabérsela dememoria. Y en ellas participa entodo, desde la dirección hasta elvestuario y la escenografía. En él,el arte es uno solo. Y funcionamientras haya disciplina. Cadauna de sus marionetas, cada unade sus zarzuelas, las hace con ex-tremos cuidado, con extremo de-talle, porque ama lo que hace yama el sonido de los aplausos de-trás del escenario, cuando la mi-sión se cumplió y los grandes y loschicos del otro lado se emociona-ron con sus historias.De enero 7 al 11, 9:00 a.m. - 5:00 p.m.Funciones de ópera en marionetas,5:00 p.m. Museo de ArteModerno de Cartagena.

* Periodista de Revista Cromos

››Ha recorrido escenarios de Colombia, de América y de Europa, con obras como‘La traviata’, ‘La bohemia’, ‘María Fernanda’, ‘Carmen’ y ‘Norma’, con marionetashechas y engalanadas por él, con los vestidos que corresponden a sus épocas.

el titiritero

Sergio Assad durante su presentación el domingo en el Centro de Convenciones Cartagena de Indias,en la Serie Música del Nuevo Mundo. / Joaquín Sarmiento - El Pentagrama

La Orquesta de Cámara Orpheus en la plaza San Pedro, luego de interpretar‘Serenata para cuerdas en do mayor Op. 48’, de Tchaikovsky. / Wilfredo Amaya


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