Download - Pecados. La Venganza del Pajarete
Nº2
9·JU
NIO
2010
·P.V
.P.1
,80
revista gastronómica y club de vinos y restaurantes
EL SABORDEL CARIBECONQUISTAEL MUNDO
Maridajescon cervezas
Comer en Londres En ruta conJay Miller
Analizamos los tiposy las zonas deproducción de estedestilado que dominalas sobremesas
Combinaciones frescaspara el calor estival
Pancho Campo acompaña alinfluyente crítico por España
Más allá del Fish & Chips, la capitalbritánica nos ofrece una granvariedad de sugerencias
M N&MESA Y NEGOCIOS
VINOBLE
2010
Salón Internacional
de los Vinos Nobles
M&N, Media Partner
del evento
MESA Y NEGOCIOS • Junio 2010
Colaboraciones
39
POR NACHO RODRÍGUEZ
La gula. Ay, lagula! No dudaronlos primeros teó-logos en incluirteen su Top Seven
de los pecados, ni Dante enel tercer círculo de su infier-no. El Padre de la Lengua Ita-liana describe a los condena-dos por tu culpa como famé-licos, castigados a no poderalcanzar los frutos de losárboles que les rodeaban.Nada menos que el Can Cer-bero custodiaba sus puertasy una lluvia de granizo gol-peaba constantemente sobresus cuerpos.En latín significaba tragar,que en castellano ha deriva-do directamente a engullir.Para los primeros cristianos,la gula designaba cualquiertipo de exceso pero, con eltiempo, se ha acercado a susentido original, refiriéndosea la glotonería, al pecado deldesordenado apetito. Yvemos que no es liviana sucondena. La templanza o, más genérica-mente, el equilibrio, se postulaban comoel mejor antídoto contra el pecado de lagula. Y no se trata exclusivamente de una cues-tión religiosa. Nutricionistas de todo elmundo corroborarían tal cuestión y pare-jas de la Guardia Civil patrullan las carre-teras españolas, alcoholímetro en mano,como Jinetes del Apocalipsis en BMWs.La Iglesia, la Ciencia y la DGT se dan lamano por una vez en lucha contra el glo-tón y el borrachuzo. El Can Cerbero, elcolesterol o las multas son sus armas paratenernos a raya. Por si fuera poco casti-go el que nos espera en la próxima vida,tenemos que ser también perseguidos
en la presente. Poco a poco uno va aprendiendo a noser soberbio, envidioso, iracundo o ava-ricioso e, incluso, se propone hacer unesfuerzo por no dejarse llevar por la luju-ria o la pereza (mmm, el dolce far nien-te), pero tampoco entiende tal acoso alglotón cuando, por otra parte, a tal peca-do suele acompañar una carácter bona-chón, alegre y despreocupado. A todo esto, yo me pregunto: ¿Y no escierto que tanto se peca por exceso comopor defecto? ¿Y a esos qué? A los fibro-sos deportistas que almuerzan un yogurcon muesli y se van tan panchos al gim-nasio, a esos, nadie les da el coñazo. ¿Ya los abstemios? A todos éstos la vida no
sólo no les afea la conducta, sino que lesencumbra y les premia con éxito y lon-gevidad. Uno, que si en esta vida peca de algo es,precisamente, de gula, se reconfortacomo puede. Volviendo a la teología, haydos condiciones fundamentales para queun pecado pueda reconocerse como tal:la falta debe haberse cometido libremen-te y a sabiendas de que está mal, lo cualrequiere conocimiento y libertad, doscualidades fieramente humanas. Lo quequiero decir, podría explicarlo de unamanera muy sencilla, a lo Sancho Panza,con una célebre letrilla popular: Al queno le guste el vino es un animal. Ésta es la Venganza del Pajarete...
LA VENGANZA DEL PAJARETE
Pecados