PATRIMONIO CULTURAL Y DESASTRES EN LA
CUENCA GRIJALVA
Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo1
Resumen
Se presenta un análisis sobre la valoración del patrimonio biocultural en la cuenca Grijalva y las estrategias de gestión del riesgo de desastres planteadas por los habitantes de las regiones afectadas por las inundaciones ocasionadas por fenómenos hidrometeorológicos. Se realizaron talleres participativos para conocer las percepciones sobre la construcción social e histórica de los desastres y se elaboraron planes locales de gestión del riesgo de desastres, en donde se priorizan y se proponen las acciones para la conservación de los patrimonios culturales y naturales de los pueblos. Se pretende que el análisis permita generar propuestas integrales en las cuencas ubicadas en el sureste de México, con alta frecuencia de desastres, tal es el caso de
la cuenca Grijalva que abarca los estados de Chiapas y Tabasco.
Se encontraron diversas percepciones y prioridades sobre el patrimonio cultural y natural para la propia población afectada, sin embargo, las posibilidades de organización y de trabajo comunitario se vislumbran como procesos de mediano a largo plazo, en vista de que las prioridades para la vida y el sustento cotidiano no se pueden dejar a un lado, con lo que podría aumentar la vulnerabilidad social a los desastres. Se considera importante aplicar este tipo de estudio en ciudades y poblados del sureste mexicano que han sufrido desastres.
Palabras clave : Patrimonio cultural, desastres, percepciones, gestión del riesgo
1
Investigadora de El Colegio de la Frontera Sur. Carretera Panamericana y Periférico Sur s/n. San
Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Correo electrónico: [email protected].
¿CÓMO CITO ESTE ARTÍCULO? Álvarez Gordillo, Guadalupe del Carmen. “Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva”; en: Patrimonio Cultural y Natural. Experiencias mexicanas en torno a su protección y su manejo”. Red Patrimonio, Revista Digital de Estudios en Patrimonio Cultural. Nueva Época. Volumen I, Número 1. Abril de 2013. El Colegio de Michoacán, A.C.; Universidad Autónoma de Campeche. México. www.colmich.edu.mx/red.
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
2 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
INTRODUCCIÓN Los desastres sociales desencadenados
por huracanes o lluvias intensas
observados en las cuencas de la frontera
sur de México, requieren repensar el
reconocimiento de los patrimonios perdidos
y en riesgo a través de la participación de
la población en la gestión del riesgo de
desastres.
En vista del crecimiento de las
desigualdades socioeconómicas, la
inseguridad en las políticas y el
debilitamiento del mandato del Estado para
garantizar el bienestar de sus ciudadanos,
la sociedad se ha arropado en sus culturas
en búsqueda de certidumbre. El Patrimonio
Cultural (PC) es la piedra de toque en toda
construcción de sociedades e identidades
(Arizpe, 2006). Sin embargo, en el tema de
los desastres el PC se entrama con el
patrimonio natural, dando como resultado
una irrompible valoración que se
desencadena cuando se pone en riesgo en
su conjunto. Por tanto, pondremos la
mirada en la valoración y las pérdidas del
patrimonio en general durante los
desastres, especialmente desde la mirada
de la población que vive en áreas de riesgo
de desastres y las propuestas hacia la
búsqueda de generar procesos de gestión
del riesgo de desastres con énfasis en la
conservación del PC.
DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO
CULTURAL
La concepción de los bienes culturales
como patrimonio es la línea de trabajo más
abundante en México. Se pueden distinguir
tres grandes tendencias en torno al uso y el
significado que se le asigna a este
concepto: en la primera, el patrimonio
cultural se concibe como todo lo creado por
el hombre, aunque pueden identificarse
unos grupos culturales que dominan a
otros y, por tanto, bienes culturales
subordinados y negados por otros; en la
segunda, se le considera como
construcción social, por lo que ningún bien
cultural nace con esa característica; y la
tercera no se preocupa por discutir el
concepto más que los aspectos operativos
del patrimonio: la legislación, la
investigación, la conservación y la difusión
(Pérez, 1998).
En esta investigación se retoma el
planteamiento de Patrimonio Cultural como
una construcción social; por tanto, no existe
una definición única, ya que las culturas
están cambiando constantemente, se
plantea también que ésta es dinámica
cambiante y hay ciertas expresiones,
objetos, bienes que prevalecen, porque
para el grupo, para la sociedad, para un
pueblo, esos bienes y expresiones le son
fundamentales para su sobrevivencia como
colectividad. Por lo tanto, el patrimonio, en
ese sentido, tiene una estrechísima
relación con el fenómeno de la identidad
(Bonfil B,.
El PC, por tanto, como una construcción
social integra “ciertos productos o
expresiones culturales, ciertas creaciones
de la cultura, que un grupo social, que una
sociedad o un pueblo decide preservar
porque le son fundamentales para su
existencia en el devenir de la historia como
colectividad”. Entonces al relacionar el
concepto de PC con el concepto de
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
3 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
identidad nos enfrentamos a que no existe
un solo PC; hay una diversidad de
patrimonios, determinados y definidos por
cada grupo social y cultural (Cottom B,
2009). De acuerdo con esta definición,
Bonfil (citado por Rosas-Mantecón, 1998),
determina que también “los valores
intrínsecos, pretendidamente absolutos
universales, son siempre valores culturales.
El supuesto patrimonio universal no es más
que la selección de ciertos bienes de
diversas culturas en función de criterios
esencialmente occidentales”. Por ejemplo,
la cultura occidental dominante en México
ha incorporado estos mecanismos de
selección y los ha aplicado en sus
esfuerzos por constituirse en cultura
nacional única, homogénea y generalizada.
Al hablar de la relación de los pueblos
dominados con su propio patrimonio
cultural pareciera que la única mediación
entre ambos es el estigma impuesto por los
sectores dominantes. Sin embargo, para
los grupos subalternos, PC es “el acervo de
elementos culturales, tangibles e
intangibles, que una sociedad determinada
considera suyos y de los que echa mano
para enfrentar sus problemas” (Bonfil,
citado por Rosas-Mantecón, 1998).
En la concepción operativa del PC
mencionada frecuentemente en el ámbito
del ecoturismo, se requiere rescatar, por el
énfasis de su relación con los desastres, la
definición de patrimonio de manera más
amplia con la inclusión de los componentes
naturales. Según Lópes “El patrimonio
cultural es el conjunto de exponentes
naturales o de productos de la actividad
humana que nos documentan sobre la
cultura material, espiritual, científica,
histórica y artística de épocas distintas que
nos precedieron y del presente; y que, por
su condición ejemplar y representativa del
desarrollo de la cultura, todos estamos en
la obligación de conservar y mostrar a la
actual y futura generación” (Lópes N,
2005).
Por tanto, la propuesta de este documento
es integrar la valoración del patrimonio
biocultural con sus componentes naturales
y culturales, así como el planteamiento de
estrategias de las poblaciones que se
encuentran en riesgo de desastres
mediatizada por la vulnerabilidad social.
Este análisis permitirá el replanteamiento y
la operación del concepto de PC como
base para la gestión del riesgo de
desastres, ya que hasta ahora los informes
de pérdidas en los patrimonios por
desastres mencionan principalmente lo
material (monumentos y edificaciones) y la
destrucción de viviendas y vidas humanas.
Sin embargo, se están dejando olvidados
otros aspectos fundamentales para la
existencia e identidad de los pueblos, como
son los proyectos de vida y las
percepciones sobre lo perdido en torno al
patrimonio cultural y el entorno natural que
afectan la vida cotidiana y a futuro tienen
un mayor impacto en la población.
LOS DESASTRES Y SUS CAUSAS Esta investigación se adscribe a que los
desastres son producto de procesos
histórico-sociales; por tanto se acepta que
un desastre no es un sismo o huracán, sino
los efectos que éstos producen en la
sociedad. Los eventos geofísicos son
evidentemente necesarios y un
prerrequisito para desencadenar desastres,
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
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pero no son suficientes para que ocurran.
Debe haber una sociedad o un segmento
de ella que sea vulnerable a sus impactos;
una sociedad que, por su desarrollo
infraestructural, productivo, territorial,
institucional, cultural, político, social,
ambiental e histórico, resulte incapacitada
para prepararse, enfrentar o recuperarse
de los impactos de los eventos físicos
“externos” (Blaikie et al., 1996; Wilches,
1998; Maskrey, 1993).
Una definición de desastre que nos acerca
a su complejidad es la que parte de la
sociología definiéndola como “una ocasión
de crisis o estrés social, observable en el
tiempo y en el espacio, en que sociedades
o sus componentes (comunidades y
regiones) sufren daños o pérdidas físicas y
alteraciones en su funcionamiento rutinario,
a tal grado que exceden su capacidad de
autorrecuperación, requiriendo la
intervención o cooperación externa...”. A
ésta, Lavell (1996) añade que el desastre
representa una actualización del grado de
riesgo existente en una sociedad, que debe
verse como producto, pero también como
proceso de creación de las condiciones de
riesgo, que corresponde al resultado de las
amenazas y de las vulnerabilidades
sociales. Así el concepto de amenaza es
un peligro latente de un sistema o de un
sujeto expuesto, que se puede expresar en
forma matemática como la probabilidad de
exceder un nivel de ocurrencia de un
suceso con una cierta intensidad, en un
sitio específico y durante un tiempo de
exposición determinado (Cardona, 2001).
El concepto de vulnerabilidad ha sido
aplicado en diferentes ámbitos académicos.
Desde el estudio social de los desastres, la
vulnerabilidad se define como una sociedad
que por su desarrollo en infraestructura,
productivo, territorial, institucional, cultural,
político, social, ambiental e histórico resulte
incapacitada para prepararse, enfrentar o
recuperarse de los impactos de los eventos
físicos “externos” (Lavell, 2000).
También es definida como la configuración
total de condiciones objetivas y subjetivas
de existencia, históricamente determinadas
y protagonizadas por sujetos colectivos
concretos, que originan o acentúan su
predisposición ante ciertas amenazas y
potencializan la acción agresora de estas
últimas. Así, En términos concretos la
vulnerabilidad incluye la predisposición o
susceptibilidad física, económica, política y
social ante un fenómeno desestabilizador
de origen natural o antrópico (Cardona,
2001).
Desde el punto de vista social, la
vulnerabilidad es una construcción social
resultado de los procesos y de las formas
de cambio y transformaciones de la
sociedad que se define en gran parte por el
acceso diferenciado a los recursos
económicos, sociales, organizacionales y
de poder (Arellano, 2007). Blaikie (1996),
agrega el componente de capacidades en
la definición de vulnerabilidad y se refiere a
“las características de una persona o grupo
de personas desde el punto de vista de su
capacidad para anticipar, sobrevivir, resistir
y recuperarse del impacto de una amenaza
natural. Implica una combinación de
factores que determinan el grado hasta el
cual la vida y la subsistencia de alguien
queda en riesgo por un evento distinto e
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5 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
identificable de la naturaleza o de la
sociedad”.
En resumen, la vulnerabilidad se manifiesta
como una función de respuesta de los
niveles económicos, de bienestar social, de
organización y de educación de la
población, que también varía con su
ubicación territorial (parte alta, medio o baja
de la cuenca), con el manejo de su entorno,
con los recursos naturales y con su
capacidad de recuperación de su estructura
productiva e infraestructura después de un
desastre (resiliencia). Finalmente, también
depende de las adecuaciones a su entorno
físico a las amenazas, por ejemplo, a
través del establecimiento de prácticas de
conservación del suelo y agua para el
control de erosión hídrica y deslizamientos
o bien con la construcción de
infraestructura de protección contra
inundaciones (Arellano, 2007).
Desde una perspectiva de respuesta y
disminución de la vulnerabilidad, la “gestión
de riesgos”, retoma no sólo el grado de
deterioro, la magnitud de pérdidas y daños
que la población sufre, implica también su
capacidad para responder con orden,
oportunidad, eficacia, pero particularmente
con anticipación a un evento que
distorsiona severamente su cotidianidad.
Es decir, el riesgo debe minimizarse en la
cotidianidad y en la planificación del
desarrollo regional y local a largo plazo.
En una aproximación más específica y de
recuento de daños a los problemas más
frecuentes relacionados a desastres en el
sur de México, se encuentran los factores
de la vulnerabilidad a deslizamientos e
inundaciones en cuencas, los cuales es
posible dividir en 4 tipos: 1) Los factores
físicos corresponden a la susceptibilidad de
las cuencas y sus comunidades a la
inundación (localización geográfica,
densidad de población, etc.); 2) Los
factores sociales que están relacionados
con las condiciones de la población: salud,
educación, acceso al agua, derechos,
relaciones de género, equidad social,
valores, tradiciones y sistemas de
organización; 3) Los factores económicos
relacionados con la pobreza y que pueden
incluir niveles de reservas económicas
individuales, comunitarias y nacionales,
niveles de endeudamiento, grado de
acceso a créditos, a préstamos, a seguros
y a diversidad económica y 4) Los factores
ambientales que incluyen los procesos de
degradación como la deforestación, el
cambio de uso del suelo y la erosión
hídrica.
La importancia de analizar la vulnerabilidad
social y la respuesta de la población parte
de que los desastres son el producto de
procesos de transformación, de adaptación
y de crecimiento de la sociedad, que no
garantizan una adecuada relación entre los
ambientes natural y construido que le dé
sustento (Lavell, 2000). Por tanto, el riesgo
se define como la probabilidad de la
ocurrencia de un fenómeno de gran
magnitud en combinación con la posibilidad
de generar daños en la población
(Alcántara, 2003).
Las personas y sus procesos individuales y
sociales son moldeados por las
condiciones ambientales del lugar donde
viven, por esta razón es fundamental
estudiar procesos como las percepciones
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
6 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
dentro de los contextos ecológicos donde
ocurren las interrelaciones de las personas
con su ambiente. La complejidad del
proceso de percepción incluye otros
aspectos además del psicológico y del
entorno físico, como los referentes sociales
y culturales que reproducen y explican la
realidad y que son aplicados a las distintas
experiencias cotidianas para ordenarlas y
transformarlas, posibilitando la
reformulación de las mismas.
Desde el punto de vista antropológico, las
percepciones atribuyen características
cualitativas a los objetos o las
circunstancias del entorno mediante
referentes que se elaboran desde sistemas
culturales e ideológicos específicos
construidos y reconstruidos por el grupo
social, lo cual permite generar evidencias
sobre la realidad (Lazos y Paré, 2000).
Con lo anterior se reconoce que hay
diferencias en las formas de afrontar, de
explicar, de entender y de padecer un
desastre, que pueden estar marcadas por
la interacción de referentes como etnia,
sexo, edad, estatus económico, religión,
costumbres, prácticas y por formas
particulares de relacionarse y percibir el
medio en que se vive. De tal manera que
los desastres pueden considerarse como
una manifestación de déficits en el
desarrollo, reflejados en la desigualdad
social, política y económica (Lavell, 2000).
Para reducir el impacto de los desastres de
manera eficiente y efectiva es necesario
profundizar, también, en el conocimiento
sobre la percepción individual y colectiva
del riesgo e investigar las características
culturales, de desarrollo y de organización
de las sociedades que favorecen o impiden
la prevención y la mitigación (Maskrey,
1994, citado por Cardona, 2001). Sólo en el
entendimiento de las percepciones, de las
creencias y de los significados del riesgo
en diferentes contextos, podremos también
comprender la toma de decisiones hacia
enfrentar o posponer el riesgo (Ruíz G,
2005).
LAS PERCEPCIONES SOBRE EL
PATRIMONIO CULTURAL En la propuesta de análisis de la estrecha
relación entre patrimonio biocultural y los
desastres sociales asociados a fenómenos
naturales, el elemento conceptual activo es
la vulnerabilidad y los procesos y
estructuras socioeconómicas y políticas
que la conforman. En otras palabras, la
vulnerabilidad está determinada por el
carácter de los desastres. Los
conocimientos, las percepciones y los
comportamientos sobre las pérdidas o los
riesgos del patrimonio biocultural,
determinan los procesos de gestión del
riesgo de desastres a niveles locales o
comunitarios.
Se trata de analizar variables subjetivas
cuya influencia sobre la determinación de
los patrimonios es de difícil medición, y que
suelen llamarse factores "socioculturales".
En el contexto de los riesgos y las pérdidas
del patrimonio, estos factores están
vinculados esencialmente a los individuos,
a la sociedad civil y a su organización tanto
en la vida cotidiana como en situaciones
excepcionales, de crisis o de emergencia.
La experiencia de los individuos en materia
de exposición a los riesgos o siniestros, su
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7 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
nivel de preparación para la adopción de
medidas preventivas, tanto para salvar la
vida como aquello que consideran como su
patrimonio, así como el comportamiento
que se desarrolla en caso de siniestro,
intervienen considerablemente sobre la
vulnerabilidad de las personas, las familias
y las comunidades expuestas.
Entre los factores que modifican las
percepciones del riesgo en situaciones
particulares se encuentran principalmente
el grado de información y el tiempo que las
personas llevan viviendo en la localidad,
sobretodo en los lugares afectados por
importantes desastres o al contrario, que
sufren de ellos con poca frecuencia. El
tiempo desempeña lógicamente un papel
más importante en el proceso de toma de
conciencia.
IMPACTO SOCIOECONÓMICO Y
CULTURAL DE LOS DESASTRES, EN
LA PERSPECTIVA DE LOS
AFECTADOS De manera general, mencionamos
primeramente que los criterios de
valoración a nivel institucional en México
sobre los patrimonios perdidos o
destruidos, los que están en riesgo y los
que hay que conservar, han sido
ampliamente estudiados por Bitrán en el
2001, en los que agrupa los daños de un
fenómeno natural en directos, indirectos y
macroeconómicos. Este enfoque permite
evaluar de manera cuantitativa al
patrimonio perdido durante los desastres
(Bitrán D, 2001), además de ser
evaluaciones que dan la base para medir la
magnitud del daño y las propuestas de
reconstrucción, por lo que es importante no
dejarlo de mencionar, aunque lo que nos
interesa en esta investigación es el punto
de vista de los afectados.
Por su parte, las pérdidas intangibles que
son las que se refieren a las alteraciones
causadas a las actividades económicas
que no son posibles de medir, en particular
a los modos de producción o acciones
inherentes a los modos de vida, resultan
difíciles de establecer a partir de un criterio
económico. Lo anterior, debido a que son
situaciones asociadas a secuelas que
pueden perdurar por varios años. A partir
de esta idea se entiende que las pérdidas
de carácter tangible son estimadas de
manera cuantitativa en tanto que las
intangibles son de carácter cualitativo
(Alcántara, 2003).
En Campeche, en un acercamiento a las
percepciones y las creencias acerca de lo
que es el temor a la pérdida de los
patrimonios durante un desastre, se
encuentran aquellos aspectos relativos a la
pérdida de la salud y del equilibrio
emocional, al verse afectados por la
presencia de humedad, frío, lluvia, fuertes
vientos, truenos, amenaza de
inundaciones, caída de árboles, objetos y
pérdida de sus hogares (Huicochea y Gurri,
2005). También se ha identificado el temor
a la pérdida de cultivos. La agricultura
como sistema productivo del cual se
depende aún y los recursos naturales
asociados a ello como el tipo-calidad del
suelo o el temporal de lluvia hoy en día son
en la percepción de las personas aspectos
a cuidar y procurar para su beneficio. Un
ejemplo de lo anterior se observó en un
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
8 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
estudio relativo a los daños que provocó el
huracán Isidore a las familias del municipio
de Calakmul, a su paso por Campeche en
septiembre del 2002 . Éste dañó sobre todo
a los cultivos de chile jalapeño, cultivo
comercial y su milpa de los cuales se
depende enormemente. Los campesinos
invirtieron una gran cantidad de tiempo y de
energía para rescatar sus cultivos. Las
pérdidas los forzaron a utilizar sus ahorros
como capital operativo para continuar el
ciclo agrícola y reiniciar el nuevo al
siguiente año. Los campesinos permitieron
la pérdida de sus chilares e invirtieron en el
rescate de sus milpas. Para este grupo de
familias los daños no representaron una
pérdida. Su estrategia reconocida como de
subsistencia está diseñada para sobrevivir
en un ambiente peligroso e impredecible
donde las pérdidas son esperadas pero en
dado momento sus necesidades de
consumo se cubren con el producto de
otras actividades productivas (Gurri y
Vallejo, 2007). Otras pérdidas referidas por
los afectados fueron las directamente
relacionadas con la pesca y el turismo en
las zonas costeras de Yucatán. Para los
pescadores, las actividades de distribución
y de venta se normalizaron
aproximadamente en 30 días.
Normalmente las capturas son trasladadas
por ellos mismos a las congeladoras o a los
mercados, por lo que los mayores
problemas se presentaron por los daños a
las carreteras o caminos intransitables
(Rivera et al., 2004).
LOS DESASTRES DE ORIGEN
HIDROMETEOROLÓGICO EN LA CUENCA
GRIJALVA
La cuenca Grijalva, debido a las
condiciones fisiográficas y a su alta
vulnerabilidad social, se considera de alto
riesgo para desastres relacionados con
fenómenos hidromeoteorológicos,
específicamente con inundaciones
secundarias a huracanes. Aunque cada
desastre presenta particularidades, el
estudio de caso que se presenta en
Chiapas permite vislumbrar el impacto que
tienen sobre el patrimonio cultural. A través
del entendimiento de los factores que
influyen en las percepciones sobre el
patrimonio perdido y en riesgo podremos
vislumbrar algunos elementos hacia
prácticas de gestión y de conservación del
mismo.
LOS DESASTRES POR INUNDACIONES;
EVIDENCIA DEL IMPACTO SOBRE EL
PATRIMONIO CULTURAL
De los desastres más devastadores de los
últimos años, se registran el de 1998 y el
de 2005. En el primero se reportó un total
de damnificados en Chiapas cercano a 29
mil, dándose a conocer carreteras con
cortes, deslaves y derrumbes de diversas
magnitudes, cortándose la comunicación
por más de 400 kilómetros.. Más de 3,500
kilómetros de camino de terracería
quedaron inutilizados y 22 puentes rotos.
En total hubo 229 muertos y 554
desaparecidos en 15 municipios de la
Sierra y de la Costa del estado, además,
entre 481 y 616 comunidades afectadas
(Bitrán, 2001). Las inundaciones
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
9 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
mantuvieron aisladas a 353 comunidades,
incomunicando a cerca de 500 mil
habitantes. Ochenta comunidades
resultaron totalmente inundadas por el
desbordamiento de los ríos, lo que
ocasionó entre 280 y 400 mil damnificados.
Según una estimación preliminar de daños
materiales, 25 mil viviendas resultaron
afectadas en diferentes grados por lo que
poco más de 100 mil personas buscaron
refugio en albergues en los días inmediatos
al desastre.E l desbordamiento de 60 ríos
destruyó miles de hectáreas agrícolas y
erosionó otras no dedicadas al cultivo. El
sector más afectado fue la cafeticultura,
con una pérdida de un 30% de su
producción y en suma 28 millones de
dólares en pérdidas aproximadamente
(Escobar, 2006).
En Motozintla, en 1933 se registró el primer
desastre, que poca gente recuerda. Pero
las dos inundaciones por lluvias intensas y
huracanes que han azotado la zona con
mayor intensidad fueron la tormenta
tropical Earl en septiembre de 1998 y el
huracán Stan en el 2005.
En Motozintla, el 8 y 9 de septiembre de
1998 se duplicó el promedio de
precipitación mensual en la región con la
tormenta tropical Earl, al producirse una
precipitación de 175 mm y 130 mm para
cada día respectivamente Ello generó
severas inundaciones con depósito de gran
volumen de materiales en el río Grande de
Xelajú. La comunicación de Motozintla con
el resto del estado de Chiapas fue
interrumpido por un mes con subsecuente
escasez de agua, comida, de electricidad y
de transporte (Caballero et al, 2006).
Debido a las inundaciones del 2005, por la
presencia del huracán Stan se desbordaron
del 4 al 6 de octubre al menos 98 ríos en
54 municipios chiapanecos. Las
inundaciones destruyeron 50 mil casas,
253 puentes se colapsaron y 6 mil
kilómetros de carreteras federales y 12 mil
más de caminos rurales quedaron
completamente arruinados. Los medios de
comunicación reportaron cerca de 150
muertos en su mayoría en la costa, la sierra
y frontera con Guatemala, sin embargo el
Gobierno del Estado solo reconoció 82
decesos en la entidad. Las inundaciones
acabaron con 100 hospitales, clínicas,
centros de salud, además de 300 escuelas
y más de 200 mil hectáreas de diferentes
cultivos que se echaron a perder con el
agua (De la Cruz, 2006). La CONAFOR
informó que 'Stan' dañó 34 500 hectáreas
de suelos en Chiapas.
En general los desastres han sido motivo
del desquiciamiento de la actividad humana
y de la armonía social; afectando
principalmente los sistemas de vivienda, de
vialidad, de transporte, de equipamiento, de
imagen urbana, de medio ambiente y de
suelo urbano, agravando la situación actual
de los pueblos.
La deforestación que ha sufrido la zona es
el factor propiciador principal de la fuerza
destructiva de los huracanes no solo en la
región Sierra, sino también en la zonas de
la Costa y del Soconusco adyacentes. Los
ríos que se forman en las montañas de la
Sierra se llenan de rocas, de leña y de
otros detritos, y por la conformación
geológica de la región caen a gran
velocidad en la planicie costera, donde se
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
10 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
salen de su cauce natural y llegan a
inundar centros urbanos.
Las situaciones social y económica
desempeñan indirectamente un papel muy
importante en la percepción del riesgo.
Éstas son los principales factores que
influyen sobre la apreciación que tiene la
gente de su medio de vida y relegan las
características ambientales a un segundo
plano, hasta las oculta.
Una aproximación diferente al concepto de
riesgo, que integra los conceptos de daños
a la propiedad y de amenazas a la vida,
permite comprender hasta ahora las
acciones de prevención de desastres y de
conservación del patrimonio. En primer
lugar, el peligro es definido subjetivamente
por los individuos afectados. Si bien el
riesgo es cognitivo y percibido
individualmente, se puede obtener cierta
consistencia entre las diversas definiciones
de los individuos, a un grado tal que las
normas y estilos de vida y las
consecuencias de un evento, son similares.
En segundo lugar, el riesgo no es
entendido sólo en términos de daño a la
propiedad sino también de la interrupción
del ritmo de la vida cotidiana. Por lo tanto,
es visto no sólo desde la perspectiva del
bienestar individual sino también el de
familiares, de amigos y de comunidades.
Cada una de estas perspectivas sobre el
riesgo nos ayuda a entender un poco más
la respuesta humana ante los desastres. La
definición de riesgo como daño a
"personas-propiedad" ha sido empleada
eficazmente para explicar la variedad de
respuestas que los ciudadanos generan
ante las advertencias de peligro y las
medidas de protección que adoptan en
esos casos (Perry y Lindell, 1990). Sin
embargo, esta perspectiva no explica
totalmente que el peligro de daño personal
no es suficiente para que las personas
actúen ante el peligro.
EL PATRIMONIO BIOCULTURAL;
UN ANÁLISIS DESDE LAS
PERCEPCIONES DE LOS
POBLADORES En este estudio se incluye el análisis de
dos comunidades diferenciadas por su
ubicación en la cuenca; una en la cuenca
alta que es Cambil, del municipio de
Mazapa de Madero, Chiapas y otra en la
cuenca media que es Tomás Garrido,
municipio de Oxolotán, Tabasco. Las
poblaciones participantes en los talleres fue
diversa, por ejemplo en Oxolotán se realizó
un taller en la Universidad Intercultural del
Estado de Tabasco y se invitaron líderes
comunitarios, maestros de la universidad y
personal administrativo de la misma.
En la cuenca alta participó una comunidad
con jefes y jefas de familia. La intención de
seleccionar a dos grupos diferentes fue la
de establecer un análisis como
representantes de la comunidad y en otro
ser parte de ella. También el contexto fue
diferente, al comparar a la población rural
con la urbana.
En ambos grupos se vivieron experiencias
de desastres por inundaciones en 1998 y
2005. Muchas de las personas
mencionaron que su vivienda se
encontraba al margen de los ríos y
consideraban en riesgo de inundarse. La
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
11 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
valoración de su patrimonio, incluyó la
vivienda, las redes familiares y de amistad,
el trabajo y las prácticas tradicionales.
En el recuento del patrimonio, las personas
que participaron en los talleres se veían
alegres de poder recordar diferentes etapas
de la vida de la comunidad, de hacer un
recuento de las formas de producción, las
fiestas y las tradiciones, así como los
recursos naturales, entre los cuales se
mencionaron los árboles, los animales
silvestres y domésticos, así como la flora.
Las preguntas detonadoras de las
valoraciones se enfocaron al significado de
vivir en sus localidades y en la evaluación
de su patrimonio a través de la vida
cotidiana, tal y como se muestra en la
Tabla 1.
¿Qué es Cambil?
Es hogar para vivir, para estar.
Es terreno para cultivar y vivir.
¡Es mucho para mí algo grande! porque hemos
mejorado, vivimos mejor, gracias a Dios y al
trabajo de nuestros hijos en los Estados Unidos,
ha sido sufrimiento y esfuerzo.
Cambil es lo mejor, el agua está en la casa,
tenemos camino y en cualquier rato estamos en
Moto (Motozintla), en comparación con El
Horizonte que se lleva el día para salir.
Es una comunidad rica en especies naturales y
sobre todo el agua, para mí el agua es la vida, sin
ella nada somos.
Es una gran riqueza, tengo 52 años y la mitad de
mi vida, la viví en El Horizonte; en un gran monte
atrás. Por la desgracia de mi burrito que se cayó
al voladero, pensamos cambiar de lugar a toda mi
familia para no sufrir lo mismo.
Es sentimiento, es historia para todos nosotros.
La vida en Cambil
Mejores casas con piso.
Las señoras no trabajan tanto
Hay estufa, luz, agua, baños
Ya no se camina, hay carros para ir a Motozintla a
comprar.
Van todavía a cultivar terrenos con maíz, cacahuate,
frijol, jitomate.
Viven más cerca.
Casas de tabique, lamina, piso de cemento. Hay
televisión y licuadora.
Se sienten felices.
Tienen oportunidades.
Estudian más los hijos en la Universidad con apoyos de
becas.
Extrañan extensa vegetación forestal “encino, pachán,
copal, tarote, cocolel”.
No hay clínica, ni casa de salud
Tabla 1. Significados y valoraciones sobre la vida en Cambil, Municipio de Mazapa de Madero, Chiapas
En las consideraciones sobre el dis frute de
Cambil, los habitantes consideran su
patrimonio natural y cultural, lo que es
resultado de mejorar sus condiciones de
vida y ha sido el fruto histórico de su
trabajo y en dónde se valora como una
meta alcanzada, un mejor vivir. El relato de
una participante lo resume:
“Aquí no era un poblado, vivíamos
en Horizonte allá arriba (señaló
hacia el Este) en otro cerro que se
ve más arriba, allá sufríamos más
porque no había carretera, no
había luz, no había nada, nada, y
entonces molíamos a mano, y el
molino que usábamos era el
metate. Allá arriba, en el otro cerro,
que está hasta allá arriba porque
ahí están nuestros ranchitos,
chiquitos, porque no había casa de
tabique, no había nada, de tabique,
de barro, de tierra, palos y ahí
vivíamos, acarreábamos el agua
lejos, allá íbamos a lavar y no
podemos decir que es río, es un
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
12 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
arroyo, un nacimiento de agua,
donde íbamos a lavar, íbamos a
traer agua para tomar, y usábamos
pura leña, no había gas, no había
nada, no había luz, usábamos
candiles de petróleo, así se puede
decir antes, sufríamos, entonces
teníamos esa necesidad, bueno, yo
ví, en ese tiempo, no había cama
para nosotros.” (Elvia, 45 años de
edad).
En la comunidad Tomás Garrido se hizo
énfasis en los efectos después de los
desastres, mencionando los daños, pero
también recuperando principalmente la
parte positiva de la experiencia, como se
menciona en la Tabla 2.
La vida en Tomás Garrido Después del desastre
Tranquila, armoniosa, sin pensar que iba a pasar, trabajando.
Preocupado por la reforestación, río montaña. Tranquilo, no había pasado nada antes.
Preocupado por otras cuestiones sociales. Sin prevención. Preocupaciones por la escuela.
Con mucho trabajo.
Viendo el impacto. Preocupado por efectos secundarios.
Hacer algo para evitar repetición de desastres. Calma porque se puede ayudar.
Por dónde se empieza a recuperar Ver la intensidad del problema Previenen algunos cambios
Agradecida por la experiencia que enriqueció
Tabla 2. Valoración de la vida y experiencias después del desastre en Tomás Garrido de Oxolotán,
Tabasco, 2011
Para las comunidades los recursos
naturales son patrimonio biocultural,
especialmente en la cuenca media, con
lugares turísticos y específicamente lo que
actualmente se llama turismo rural,
ecoturismo o cultural, que incluye la
valoración de las etnias, de las reservas
naturales, del clima, de las tradiciones y
delos alimentos. También se incluyeron a
las creencias, a las ideologías, a las fiestas,
a los conocimientos y a la religión.
Se reconoce a los patrimonios como un
bien común, aunque existen dificultades
para diferenciar hasta donde era una
cuestión de bienes materiales y lo que era
exclusivamente cultural. Sin embargo, esto
concuerda con las mismas problemáticas
de los expertos, en donde las definiciones
de PC pueden ser tan amplias, como la que
incluye “todo lo que le da sentido a la vida”
o muy acotadas a ciertas tradiciones y
costumbres.
En el análisis de las riquezas del
patrimonio, éste fue considerado como los
bienes materiales reflejados principalmente
en la casa habitación y en los valores como
la familia. Cuando se mencionó el
patrimonio cultural se relacionó
principalmente con las costumbres, las
creencias y la presencia de etnias. La
percepción de la cultura relacionada con la
tradición salta a la vista, como algo fuera
de la construcción cotidiana de los
pobladores.
PLANES LOCALES DE
GESTIÓN DEL RIESGO Los planes locales de dos localidades, uno
construido con la mayoría de los
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
13 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
pobladores y otro con dos representantes y
con la ayuda de representantes de
comunidades vecinas, deja entrever que el
trabajo seguirá por permanecer y por
salvaguardar esos patrimonios
bioculturales.
La pregunta central es ¿qué propone la
población para mantener los patrimonios
bioculturales de sus localidades? ¿Cuál es
la diferencia entre la conservación del
patrimonio y los desastres? ¿Cuál es el
detonante para los procesos de gestión del
riesgo de desastres?
PLAN LOCAL DE GESTIÓN DEL RIESGO DE
DESASTRES DE TOMÁS GARRIDO
Con el uso de la herramienta de planeación
estratégica participativa, en los talleres se
realizaron reflexiones sobre la construcción
social de los desastres y posteriormente se
planteó la elaboración de planes locales de
gestión del riesgo, con la intención de
plasmar un trabajo comunitario. Los
requisitos mínimos fue el planteamiento de
una misión y visión del grupo, analizar las
estrategias, priorizarlas y proponer un
cronograma de actividades con
responsables para el seguimiento.
En Tomás Garrido se planteó como misión
el construir alternativas participativas para
la comunidad de mejor relación con el
ambiente con fines de gestión del riesgo de
desastres. La visión fue consolidar un
grupo o comunidad que trabajara con miras
a promover formas de vida ecológicamente
sustentable.
Las estrategias en orden de prioridad
fueron las siguientes: 1) Organización de la
comunidad, para establecer intercambios,
experiencias, principalmente a través de
reuniones. 2) La concientización
transformadora, popular, ambiental,
reforestación, forma integradora, realidad
plazo (educación: casa, oficina, comunidad,
individual. 3) Reforestación con el
conocimiento, análisis, visión integral de
cuenca, con la utilización de árboles no
maderables de acuerdo al contexto social
geográfico. 4) Realizar un diagnóstico de
Ordenamiento territorial participativo y 4)
Recibir capacitación sobre el manejo de
basura, hábitos de consumismo,
contaminación y daños a la salud.
El propósito general planteado por los
pobladores fue disminuir los riesgos y las
vulnerabilidades en la localidad Tomás
Garrido con fines de gestiones del riesgo
(procesos permanentes) de desastres.
Como objetivos estratégicos se plantearon
el generar grupos organizados y
comprometidos con el bienestar colectivo y
con la gestión de riesgo, fortalecer
capacidades locales hacia la concentración
del cuidado ambiental y la gestión de
riesgo, y ubicar y reconocer la distribución y
uso de recursos.
PLAN LOCAL DE GESTIÓN DEL RIESGO DE
CAMBIL
Para la metodología y elaboración del plan
local de gestión de riesgo en Cambil, se
utilizó una estrategia más sencilla, en
función de que la mayoría de los
pobladores tenía dificultades para leer y
escribir. Así se propuso lluvia de ideas para
ir construyendo un plan con los diferentes
apartados de la planeación estratégica,
aunque en muchos de ellos no se logró
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
14 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
consolidar un texto, se abrió el diálogo y
acuerdos entre los participantes. Las
personas estuvieron de acuerdo en que
tanto los talleres, como los productos
apoyarían a los aprendizajes y la
organización en la localidad para el
intercambio de ideas para la prevención de
los desastres. Para las estrategias, se
planteó la pregunta sobre ¿qué hay que
hacer para prevenir desastres? (Tabla 3).
¿Qué hay que hacer para prevenir desastres?
1. Plantar árboles (reforestar).
2. Los acuerdos que sean de la región. 3. Evitar talas y zonas de muchas pendientes. 4. No hacer quemas.
5. No tirar basura, reciclar basura, no comprar basura. 6. Tener precaución de salir en el momento de desastre. 7. Organizarse como comunidad.
8. No construir casa cerca de los derrumbes y ríos. 9. Echarle ganas y no ser flojos (trabajar). 10. Buscar información y participar.
11. Solicitar a autoridades programas 12. Solicitar el problema de drenajes. 13. Estar, aprender, opinar, hacer
Tabla 3. Estrategias para la gestión del riesgo de desastres en Cambil, Mazapa de Madero, 2011.
En Cambil se realizaron dos visitas más de
seguimiento a las estrategias planteadas y
por solicitud, se llevó a cabo un curso-taller
de manejo de basura. Asimismo, se
impartieron otros talleres por investigadores
de El Colegio de la Frontera Sur, para
apoyar la organización y gestión de una
estrategia de reforestación; actividades que
son parte de un proyecto más amplio sobre
estrategias de manejo integral de cuencas,
del que este estudio es parte. Durante 2012
se plantearán estrategias de ordenamiento
territorial y de organización de la
comunidad para evaluar la posibilidad de
establecer un programa formal.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES El análisis del patrimonio biocultural de las
comunidades estudiadas permite
vislumbrar el efecto negativo de los
desastres en la valoración y la construcción
de la identidad como grupo o como
comunidad. El planteamiento de la
organización y del trabajo comunitario en
los primeros lugares de prioridad, implica
un grado de concientización sobre la
construcción social e histórica de los
desastres y ya no meramente productos de
amenazas como fenómenos
hidrometeorológicos.
Para la definición de estrategias de gestión
del riesgo de desastres y en el entendido
de que las localidades analizaron y
reflexionaron sobre las causas
relacionadas con la inadecuada relación del
ser humano con la naturaleza, la ubicación
de la organización de la comunidad en
primer lugar fue importante, seguido de las
estrategias para la recuperación del
patrimonio natural como los bosques y el
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
15 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
clima, probablemente debido a los
antecedentes de inundaciones y a la
información que circula en torno a las
causas de los desastres. Cuando hablaron
de daños y desastres, se mencionan los
daños al patrimonio cultural, tales como
pérdida de la identidad de los pueblos, así
como tampoco se menciona al patrimonio
natural como los recursos para la vida, el
clima y el paisaje. La valoración de lo
cultural y lo natural están empalmados
como patrimonios importantes y de impacto
en la vida de los pobladores después de un
desastre. En los planes locales de gestión
del riesgo de desastres quedó plasmado
que lo principal es la organización de la
localidad, y que mediante el fortalecimiento
de ésta se pueden recuperar y conservar
los patrimonios bioculturales. Este análisis
nos conduce a una reflexión sobre la
atención en el patrimonio biocultural, que
da sentido y razón de ser a un grupo de
individuos, da cohesión y da identidad. Por
tanto, si después de un desastre se ve
afectada la valoración que se da a las
redes sociales, a las creencias, a las
percepciones y a las prácticas de
mitigación, de recuperación y de
adaptación, aumenta la vulnerabilidad y por
tanto el patrimonio cultural de los pueblos
que durante siglos se ha ido construyendo
y reconstruyendo culturalmente. Más aún si
se valoran los recursos naturales perdidos
y una afectación de la relación del ser
humano con su entorno, existen
posibilidades de abordar de manera
integral la recuperación de las formas de
vida e implantar prácticas preventivas a
más largo plazo.
El estudio de estas localidades, además de
ser un aporte específico en el análisis del
Patrimonio cultural por los propios
afectados, los resultados nos señalan la
necesidad de retomar la valoración de los
recursos naturales en una relación
indisoluble con las formas de vida las
comunidades. Dentro de los bienes que la
población considera deberían conservarse
se mencionan en primer lugar los naturales
y después los culturales y materiales. En
este sentido, los habitantes de la región
ponen de manifiesto la percepción del
deterioro ambiental y las pérdidas del
patrimonio cultural con la necesidad de
mejorar la relación sociedad-naturaleza.
Las comunidades afectadas por desastres
en la región, en su mayoría dependen aún
del conocimiento local y uso de recursos
naturales para su subsistencia, por tanto,
no tomar en cuenta las percepciones sobre
el valor de los patrimonios cultural y
natural, producen mayor vulnerabilidad
social y mayores daños en una región
como la del sureste de México, de gran
riqueza en ambos patrimonios.
Nuestra propuesta es rescatar el sentido de
pertenencia de grupo histórico, social y
culturalmente construido, sin éste, no será
posible dar pasos a largo plazo como se
propone en el enfoque de la gestión del
riesgo de desastres. Deben existir
mecanismos y herramientas de
comunicación para facilitar la creación de
un entorno que refleje la estrecha
cooperación multilateral entre diferentes
grupos poblacionales, entidades públicas y
organizaciones en general hacia procesos
de gestión del riesgo, que funcionen en
relación a una mayor conciencia del riesgo
Patrimonio cultural y desastres en la cuenca Grijalva
16 Guadalupe del Carmen Álvarez Gordillo
en que se encuentran los patrimonios
culturales y naturales del sur de México.
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