• X. O Ys
CONGRESO
1)E
PANAMA.
IMPRENTA. DE HUZARD-COURCIER,
Calle du Jardinet, n° 12 .
CONGRESO
DE PANAMÁ, ESCRITO EH F R A H C E S
P O R M. D E P R A D T ,
T R A D U C I D O AL C A S T E L L A N O
POR D.-J . -C. PAGÉS, Interprete Real.
P A R Í S , L I B R E R Í A DE B E C H E T MAYOR,
QUAI DES A O G D S T I N S , № 47-
MÉGICO, ¡LIBRERÍA DE BOSSANGE PADRE , ANTORAN Y C°-
1 8 2 5
P R O L O G O .
••-!>*—
REPETIDAS veces han anunciado los pa
peles públicos la reunión de un congreso
en Panamá, compuesto de diputados de
todos los estados republicanos de América
que recientemente han sacudido la domi
nación española. Se ha señalado la reunión
del congreso para el mes de octubre pró
ximo ; y también se ha dicho que Bólivar
ha sido el promotor de este proyecto : este
es un rasgo .que demuestro claramente su
grande ingenio , pues esta asamblea será de
la mayor importancia, como lo patentiza
remos.
\* y
vi
No habiéndose desmentido el primer
anuncio , siendo este acto de*-mucha consi
deración en la naturaleza de las cosas ame
ricanas , hemos debido creer á la realidad
de su celebración. Como una distancia i n
mensa nos separa de la América , no es ex
traño que carezcamos de muchos dados
necesarios para apreciar la situación de
aquellos paises , pues muchas veces igno
ramos lo que pasa en Europa, por lo.mismo
no hemos podido tomar otra guia que la
naturaleza de las cosas y las probabili
dades inherentes á toda condición humana.
Hemos creido pues que realmente se reu
niría este congreso en Panamá, y esta
creencia nos ha animado á publicar este
escrito. Si nuestras esperanzas salen falli
das, no por esto se perderá la utilidad
que puedan tener las verdades que se prer
sentan en esjc opúsculo : á su tiempo llegará
la aplicación como asi ha sucedido' eii otra
de la misma naturaleza. Hace ya veinte y
siete años que empezamos á t ra tar los n,ér
gocios de Ame'rica tomándolos aun antes
de su cuna; los hemos seguido en todas
las phases que se han ido sucediendo , y
apoyándonos siempre en la naturaleza de
las cosas , en medio de las crisis mas peli
grosas hemos anunciado su triunfo. La
victoria ha coronado á la Ame'rica; y-en
verdad que nuestra confianza n o ' e r a i n
ferior á nuestro a m o r ; por lo mismo,
no hemos debido abandonarla,en el acto
que termina su revolución, pues en a d e
lante entra en la carrera ordinaria de todos
los gobiernos y todo tendrá alli sus reglas.
viij
como sucede en todos los demás estados
establecidos. Ya no sé hablará mas de la
revolución de América, sino solo de escri
bir su historia como se hace de la de todo
el resto del mundo.
Nos ha parecido necesaria esta adverten^
cia para prevenir cuanto algunos espíritus
malignos, ó acusadores inexorables podrían
imaginar y presentar á otros espíritus dé
biles ó male'volos, principalmente si la
reunion del congreso sufre algunos retar
d o s , ó no llega ajustarse. Hemos deseado
que la Europa ños lea mientras que la
América estará ejecutando tan lejos de
aquella, y este es un modo de llenar las di
stancias que separan ambos hemisferios ;
pues como van á formarse muchos víncu
los y conexiones que deben unirlos , ha
i x
de ser recíprocamente útil el no p e r -
derse de vista, y no dejar el menor v a
cío en las relaciones ; y si asi sucede no
tendremos la culpa , pues para evitarlo
no hemos dejado de llamar continuamente
la atención de la E u r o p a , hacia aquella
parte del mundo , sin mido de granjear
nos el dictado de .importunos , apesar de
que esta ha dado pruebas de una distrac
ción tenaz : cualquiera diría que existe
una antipatía irresistible entre ambos he
misferios á pesar de las preciosas ventajas
que aquel nos ofrece; pues durante feú
chos siglos los gobiernos se han esmerado
tanto á desviar á los pueblos del conoci
miento de sus verdaderos intereses ; les
han hecho abrazar un re'gimen tan ausr-
íero en política, y tan separado de la me-
ñor participación en la dirección de sus pro-
pros negocios, que parece que de aquel e s
tado de cosas les ha quedado una especie
de debilidad en el órgano de la vista, como
si por consecuencia de una costumbrei nve-
terada encontrasen mi estorvo para ex
tender sus miradas un poco lejanas. Ojala
se curen prontamente, pues bastantes males
lia causado esta ceguedad que sé les habia
impuesto, para que abran al fin los ojos
para conocer sus verdaderos intereses.
.̂\A/\,\^l\VV\^VVViAVV\'VVVVV'VV.VVT.\VVVV\\'VlV\\VV".'*-\*.\VX\\V\Vl.\.\\\V\.\'V
Í N D I C E .
§ 1ro. Objetos de deliberación exclusi
vamente para las potencias belige
rantes, page 10
$ I I . Objetos de deliberaciones co
munes á las potencias beligerantes
y á las neutrales, 12
§ I I I . PARTES BELIGERANTES. Paralelo
de la España y de la Ame'rica, con
respecto á la guerra, 3^
§ I V . Objetos de deliberaciones co
munes á las potencias beligerantes
y alas neutrales, n a
$ V. Washington,Bolivar, Napoleon,
Iturbide , page
Post-data,
CONGRESO
DE PANAMÁ,
l UN congreso en América I ¡ Un
congreso de Pueblos! ¡ cada cual á su
vez! ¡ Un congreso para terminar una
guerra de la Europa contra la Amé
r ica , y para fijar los derechos que
una porción del globo tiene sobre las
demás partes de é l ! ¡ 0 Dios sobe
rano ! ¡ en que época vivimos! y si
comparamos estas grandes noveda
des y grandezas, ¿ á que vendrá á
( a )
parai' el resto de la historia sin ex
ceptuar la de los tiempos antiguos? En que época del mundo se lia visto
nunca una reunion llamada del seno
de un territorio tan vasto, y desti
nada á fallar sobre semejantes in
tereses? ¡ Admirable América! si tu
te elevas sobre el mundo con el
lustre y la beneficencia que se se
ñala la aparición diaria del astro
que en otro tiempo recibió tu culto,
y cuya brillante imagen se repre
senta en tus banderas : como é l , con
la luz nos ofreces la fecundidad ; y
bienechora universal, también co
mo é l , no haces vibrar en el mundo
( 3 )
sino rayos de oro : no necesitas mas
armas que un broquel, tejido por
las mismas manos que destinas á
colmar de bienes, y el mundo sen
sato , en vez de atacarte, desconos-
certe , temerte y mirarle como á
un niño resabiado , ya solo debe
ocuparse de tu conservación, como
un tesoro precioso.
¡ Ah ! si la edad enemiga no me li
gase en el patrio suelo, ciertamente
que no hablaría del gran Congreso
que vá á celebrar la América, ha
bitando la Europa ; me constituiría
en el mismo parage, honrado con la
presencia de es le moderno senado,
( 4 ) y mas feliz que el enviado del te
merario Pirro , podría contemplar
en e'l y presentar á la gran scena del
mundo, unos hombres iguales en
majestad, á aquellos Romanos, cuyo
aspecto real imponía respeto, y unos
intereses cuya superioridad iguala la
de la América sobre el Latium y el
Epiro.
Dos obj etos tiene el congreso de Pa
namá : i° los medios de inclinar á la
España á poner un término á la
guerra contra la América, y 20 el
establecimiento y la declaración de
los principios del derecho público ,
relativos al derecho continental, co-
( 5 )
lonial y marítimo, tanto en paz
como en guerra. Asi pues el con
greso tiene un objeto particular,
cual es el de terminar la guei'ra con
la España, y otro general de dere
cho público , cuya aplicación se
renovará diariamente por las inume-
rables relaciones que van á estable
cerse entre la América y las demás
partes del globo ( i ) . El anuncio de
(i) En la sesión de 10 de mayo de 1 8 2 5 ,
dijo M. de Yillele respondiendo al señor
general Foy, con respecto á los agentes con
sulares ó diplomáticos que deban m a n
darse á América : Desde 1 8 0 8 ; la Jngla-
( 6 )
térra se halla en posesión del comercio con
los estados Americanos; tiene, no digo
millones, sino millares de cuentos empe
ñados en aquellos países. Pero la Francia
ha empezado recientemente este comercio;
en 1824.) sus exportaciones ascendieron á
3o milliones, y sus importaciones á 16.
Nótense estas palabras: Desde 1808, e'poca
del origen de este comercio, la Inglaterra
tiene ya empeñados millares de cuentos con
los Americanos; y la Francia al cabo de po
cos años export apor un valor de 3o,000,000
de francos y importa por 16. Esto promete
mucho. Seria necesario conocer el importe
la reunión del congreso, y la de
los negocios que deben ventilarse,
( 7 ) se ve en los papeles públicos de Bogotá , de 2 de febrero de i 8 2 5 , ;
de las sumas que el comercio Francés i n
virtió en las especulaciones con aquellas
comarcas en e'pocas anteriores á la revolu
ción , pues solo asi podria juzgarse con
alguna certeza lo que puede esperarse para
lo sucesivo. Es de notar que el comercio
de exportación de la Francia en Ame'rica
equivale en la balanza del comercio favo
rable de la Francia según la relación del
director general de aduanas á 3o,ooo,ooo
de francos ; luego sin la Ame'rica quedaría
reducida á zero. Nada impedirá que esto se
cumpla, antes bien todo confirmará la
profecía que lie dicho hace ya muchos años '
( 8 )
copiados en el Monitor del 28 de
mayo j también se ve en ellos la in
dicación del autor de la exposición
de los negocios que se tratarán en
el congreso^ que es el ministro de
relaciones exteriores de la república
de Colombia; circunstancia que da
un carácter oficial á este anuncio, y
en efecto una exposición tan c ir -
cU'ñstancia> da difícilmente puede de
jar de salir de un hombre que esté
que con la revolución de América el m a r
estaría tan habitado como la tierra , y que
mas bien la Europa faltaría á la América
esta á aquella.
( 9 ) muy instruido en las interioridades
de las juntas en donde se ha tomado
la misma resolución de reunir el
congreso.
He aqui este acto notable.
( I O )
§ I r o .
Objetos de deliberación exclusiva
mente para las potencias belige
rantes.
i ° . Formar ó renovar de la m a
nera mas solemne entre todos los
nuevos estados de América una con
federación perpetua contra España.
2 o . Publicar un manifiesto sobre la
justicia de su causa, y su sistema de
política para con todas las demás po
tencias de la cristiandad.
3 o . Concluir una convención de
( » ) navegación y de comercio entre to
das ellas, como aliadas y confede
radas.
4 o. Decidir con respecto á las islas
de Cuba y de Puerto - Rico, si se
reunirán para libertarlas del yugo
Español, y en este caso, qué contin
gente de hombres y dinero suminis
trará cada una de ellas.
5 o . Tomar las medidas convenien
tes, de común acuerdo, para llevar la
guerra á los mares y costas de E s
paña.
6 o . Determinar si estas medidas
se extenderán á las islas Canarias y
Filipinas.
( » )
§ II .
Objetos de deliberaciones comunes d
las potencias beligerantes y. d las
neutrales.
i°. Tomar en consideración los
medios que .sean necesarios para po
ner en planta la declaración del pre
sidente de los Estados-Unidos con
respecto á cualquier proyecto futuro
de colonisacion del territorio Ame
ricano, y también para resistir á cual
quier tentativa de intervención en los
( i5 )
negocios domésticos de los nuevos
estados.
2o. Fijar, de común acuerdo, los
principios contestados del derecho de
gentes, y principalmente los que se
aplican entre las potencias belige
rantes y las neutrales.
3 o . Convenir bajo que pie debe
rán establecerse las relaciones polí
ticas y comerciales de los países de
este hemisferio , que á semejanza
de Haití se hallan ó se hallarán en
lo sucesivo separadas de su metró
poli sin ser reconocidas por nin
guna potencia Americana ó E u
ropea.
( » 4 ) Ciertamente se nos presenta aqui
un negocio tan vasto como nuevo ,
tan digno de la ilustración de nues
tro siglo como de la seguridad que
debe reinar entre las sociedades hu
manas. Hasta ahora pocos congresos
han tenido ante sí un oriente tan
extenso y luminoso, y parece que,
en esta occasion, conserva America
la superioridad que en todas sus pro
porciones y en todos sus atributos
le ha concedido la naturaleza sobre
el resto del universo. Én la E u
ropa se cuentan dos grandes congre
sos que son el de Munster y el de
Viena, este muy superior al pri -
( i5 )
mero ( i ) , que fue casi puramente
alemán. ¡ Y b ien! ¿que son estos
congresos en comparación del que
(i) E l congreso de Viena ciertamente lia
suministrado materia para un buen escri
tor , pues se trataba en él de nada menos
que de reorganizar la Europa, dando bases
sólidas á su estado político : en vez de
llenar este objeto tan importante en e l o r -
den material, puede decirse que el con
greso ha elegido la combinación mas
opuesta al punto á que se dirigia, creando
el gran ducado del R i n , aproximando la
Prusia de la Francia, devidiendo la pri
mera , que es disminuirla sus fuerzas ya
bastante débiles para guardar las puertas
2.
( 1 6 )
de la Europa contra la Rusia, y adoptando
la extensión inmoderada del poder Aus-
triaco en Italia. Ni siquiera se ha dado la
extensión al reino de los Paises - Bajos
que la misma naturaleza señalaba ; no se
ha contestado á la Inglaterra la posesión
de algunos puntos insulares esparcidos en
todos los continentes, desde los cuales, con
algunos regimientos y unos cuantos b u
ques , la Inglaterra mantiene siempre sus
redes tendidas sobre el globo.
En el orden moral , por una contradic
ción fatal al espiritu humano que se ali-
la América va á celebrar, y que el
solo excederá en mucho á cuantos
la Europa ha reunido y puede reu-
( i7 ) nir? No hay que alucinarse, por su
propria naturaleza y por todas sus i • _ i__
propria naturaleza y por toaas sus
circunstancias , por los gérmenes
menta de lógica, el congreso se ha sosteni
do , á un tiempo , dentro y fuera de la legi
timidad. En efecto, ¿ como puede conci
llarse la suerte que ha cabido á la rama
de los Borbones que poseían Parma y Pla-
cencia, con las de las repúblicas de Ge'nova
y de Venecia? No hay cosa que tergiverse
tanto el espíritu de los hombres, ni que los
desvie con mas certeza del camino recto que
las semi-aplicaciones de principios que se
entendien proclamar inviolables : pero al
cabo, la masa de los hombres solo ve en
ello un juego para los fuertes y un yugo 9...
( i8 )
que no puede dejar de sembrar, el
congreso de Panamá, es y será uno
de los acontecimientos de la historia
para los débiles; y este ejemplo les per
vierte y les persuade, que lodo consiste
en ser fuerte, lección perversa que des
graciadamente ha producido demasiados
discípulos.
Ya desde mucho tiempo habia enun
ciado esta opinión sobre el congreso de
Viena, y los resultados no me han dado
lugar de cambiarla : en el dia que se ha
hecho la prueba y que todo se ha verifi
cado , puede decirse que las disposiciones
creadas en el público por actos y por a l
gunas paites del idioma del congreso de
( >9 )
mas fecundo en resultados : Durante
mucho tiempo se fechará de esta
época. No se atribuya este anuncio
á mi predilección por la causa Ame
ricana que desde muchos años abrigo
en mi espíritu y en mi corazón; lo
que digo en el dia no es mas que
una consecuencia de lo que decia
Viena, pueden contarse en el gran número
de las causas que facilitaron el 20 de
marzo. Cuando se habla de esta e'poca
memorable, es necesario saber distinguir
bien entre la causa y el instrumento, entre
el móbil qué ha producido y el brazo que
ha ejecutado.
( 20 )
hace ya 27 años; los acontecimien
tos anunciados se han desarrollado,
y los resultados previstos se han es
tablecido y consolidado : en este ne
gocio immenso todo ha marchado
en masa sin desviarse; la América
ha procedido como una sola nación,
ó por mejor decir, como podría ha
cerlo un hombre solo bien inspi
rado ; en esta magnífica revolución
todo esta ligado entre sí formando
un cuerpo del cual puede el con
greso de Panamá titularse la corona.
Publico estas dos verdades contra
dos enemigos que han echo mucho
mal á la Europa : i°. los intereses
( « ) opuestos á la América que de diez
años á esta parte trabajan sin des
viarse sobre esta grande cuestión,
la mas grave que nunca se ha trata
do entre los hombres; 2 0 . la igno
rancia ó las distracciones que por
dos sendas distintas conducen igual
mente á decir : la América está
muy distante ¿ qué me importa lo que suceda en ella ? Es necesario
aprender á no medir nuestras accio
nes con respecto á aquellos países por
la distancia material que nos separa,
y manifestar que si realmente el
mapa geográfico coloca la América
muy lejos de nosotros, nuestros inte-
( M )
í'eses mas caros la aproximan mucho,
y la ponen, por decirlo asi, á nues
tras puertas y como en medio de
nosotros.
Muchas veces, y aun mas en el
interés de la Europa que en el de la
América, por muy predilecto que este
nos sea, hemos dicho, no se sabe bas
tante lo que es la América; no nos ocupamos bastante de la América. Los acontecimientos han respondido
exactamente á esta interpelación amis
tosa. Véase la grande extensión que
ha adquirido este cuadro en el espa
cio de algunos años. ¿ Quien se ocu
paba de la América en I 8 I 5 ? en
( * 5 )
el dia ¿ quien deja de ocuparse de
ella ? diez años atrás ¿ que lugar
se concedía á la América en los re
gistros públicos de los acontecimien
tos de todo el universo que se llaman
diarios ? y en el dia ocupa ella sola
tanto lugar como el resto del mundo.
No hay un solo europeo que al dis
pertarse buscando el mundo en el
punto en que lo dejó la víspera, no
se le presente á la imaginación la
América, por lo menos tanto como
la Europa : ya no hay discusión ó
transacción en la cual la América
no entre por a lgo; todas las velas
( M )
y todos los deseos ( i ) de la Europa
buscan igualmente á dirigirse hacia
aquellos paises ; su amistad es un
objeto de envidia ó de deseos á pro
porción que se disfruta de ella ó
que se está excluido, y es una cosa
(i) Véanse las asociaciones que se forman
en el reino de los Payses-Bajos, en Suecia,
en Prusia y en la Baja-Alemania ; es evi
dente el deseo de los pueblos, y no lo es
menos el de los gobiernos, ni tampoco es
deficil juzgar cuales son las consideraciones
que motivan los retardos individuales con
que se tropieza y qué hacen experimentar
á los demás.
C ^5 )
singular pero muy cierta que los
que sé alejan de su amistad ó que
andan titubeando para establecerla
se hacen arrastrar como víctimas ha
cia los altares cargados de dones
que está en su mano partir con los
demás, que unos intereses mejor en
tendidos han hecho acudir de an
temano para alcanzarlos. Ceguedad
deplorable, expectáculo miserable
que comprime el espíritu, error que
poruña victoria contra la naturaleza,
la costumbre puede mas que la ilus
tración , las miserables consideracio
nes mas que las ideas mas elevadas, y
los pueblos ven sacrificar sus verdade-3
•(76)
ros intereses á unos cálculos que nadie
se atreverá á defender de aqui á dos
años. Asi véase lo que pasa y si j a
mas ha sido el mundo testigo de
una escena tan notable. La guerra
empezó y se siguió en el suelo Ame
ricano , ya vemos que su teatro ha
cambiado transladándose de Amé
rica á Europa : era una guerra conti
nental, ya es marítima; la España
con amenazas y estrépito embiaba á
América á los ejecutores de sus du
ros mandatos, ministros terribles de
sus venganzas, y ahora ha llegado su
vez, tiembla, sus costas no presen
tan mas que puertos solitarios y
( * 7 ) atemorizados, en el Mediterráneo
se tremolan con admiración pabe
llones hasta ahora desconocidos; Co
lombia y Buenos - Aires acaban de
traer á las costas de España la de
solación que esta llevó á las már
genes de la Plata y del Orinoco, y
la América bloquea en el dia los
puertos desde los cuales el genio em
prendedor de Cristóbal Colon se ar -
rojó para descubrirla y darla á la
España. Tales son las circunstancias
bajo cuya influencia se reúne el con
greso de Panamá.
¿Pero quien ha inducido á la Amé
rica á formar esta reunión? quien 3.
(28)
la ha inspirado esta idea? el buen
sentido; es decir la obediencia á la
naturaleza de las cosas, que nunca
se yerra dejándose llevar de su curso :
vamos á ver lo que nos presenta en
la cuestión actual.
La guerra de la América tiene un
objeto y un enemigo común, cual
es la España y su dominación. La
cansa es común á todas las partes de
la América; luego todas compare
cerán á Panamá. ¿De que se tratará
con respecto á la España ? ¿ será
acaso de conquista , de debilitar su
poder ó de alguna otra mira ambi
ciosa? muy lejos de esto solo se pe-
( a g )
dirá á la España que ponga un tér
mino á su mala guerra y que deje
á la América libre et tranquila ,
como esta quiere dejar á la E s
paña; solo se tratará de precisar á
esta potencia, á que haga la paz á de
fecto de Ja razón y del conocimien
to dé sus intereses, por medio de las
calamidades que la resultarán de la
guerra. Esta de parte de la América,
sin color ofensivo, será puramente
defensiva, pues no encierra ningún
motivo de ambición; es una guerra
de paz.
La América ha combatido y triun
fado ; ha rasgado hasta la última
( 5o )
bandera de cuantas la España había
enarbolado en aquellos países, y el
viento se ha llevado hasta los últimos
pedazos. La España confia en su di
stancia contra el resentimiento de la
América, y esta no se equivoca so
bre los tiros que puede asestar con
tra su enemiga : puede dirigirlos
contra Puerto-Rico, Cuba, Canarias
y Filipinas, y en Panamá se deli
berará lo que deba hacerse con res
pecto á estas posesiones de su ene
migo , si persiste obstinado é im
placable. Tal sera el primer objeto
de las deliberaciones del congreso
Americano.
( 5i )
De otra parte la América entra en
el mundo político y social: ve y oye
todo lo que en él se ejecuta. ¡ Ha!
que espectáculo se le ofrece? el cho
que de las opiniones, la fluctuación
y la contradicción en los principios
elementales del orden social, una
masa inmensa de males producidos
por la arbitrariedad en las socieda
des desorganisadas por esta plaga. El
buen sentido le hace conocer la n e
cesidad de no confiar sus destinos á
este mar borrascoso, antes por el con
trario dar á su existencia una basa
sólida cual es la que resulta de la
adopción de los verdaderos princi-
( s 2 )
pios del orden social j en una palabra,
quiere el derecho; dirá al resto del
mundo lo que de él espera, bien asi
como lo que el mundo puede esperar
de ella; én Panamá se hará la decla
ración de los derechos de una parte
del mundo con respecto á todos los
demás pueblos. Hasta ahora algu
nos estados , pocos todavía, lenian
declaraciones de derechos de los ciu
dadanos, actos privados y circun
scriptos en el recinto de estas" fami
lias ; pero en Panamá la scena se ex
tenderá, se oirá que una parte del
universo dice á las demás partes del
globo: El derecho es una divinidad
( 33 )
tutelar é imparcial para todos ; hé ahí lo que ha producido la naturaleza, de las cosas. Nosotros lo tomamos en su misma fuente, pues en ella es puro, exento de la mésela de las pasiojies, de las preocupaciones, de los intereses y del moho del tiempo. De otra parte no hay tiempo para el derecho; solo él será nuestra regla, solo él reinará sobre nosotros, con resr-pecto á los demás, pero en los países extraños, tampoco reconoceremos otro dueño. Admirable idioma que comprende cuanto el hombre se debe
á sí mismo y á sus semejantes.
El congreso de Panamá existe pue$
( 3 4 )
en la naturaleza de las cosas ameri
canas ; no podia dejar de convocarse,
pues es el resultado forzoso de la re
volución de América; esta revolución
ha seguido una marcha tan uniforme
y rápida que se puede llamar pri
vilegiada entre cuantas revoluciones
recuerda la historia. La Holanda y la
Suiza han peleado cuarenta ó cin
cuenta años, y diez solos han comple
tado el cambiamiento inmenso de la
América; pues todas sus partes han
conseguido el blanco de sus deseos
casi en un mismo momento; y asi
mismo todas quieren una solución di-
finitiva y completacon todo el mundo.
( 3 5 )
y con todas las cosas. No hay cosa
mas natural en sí misma, ni mas
justa con respecto á los demás, pues
la guerra sin objeto es una atroci
dad indigna de seres racionales, al
paso que el instinto de la destruc
ción y matanza solo pertenece al
bruto. Una existencia equívoca y con
testada , está cubierta de peligros,
y la América, conociendo los suyos,
sabe tanto mas apreciarlos : reclama
sus derechos á esta seguridad de exi
stencia que es el derecho común del
hombre para con sus semejantes, y
de toda sociedad para con las demás.
Libre la América de enemigos exte-
( 36 )
riores, pasa, por una transición natu
ra l , a la consolidación social de su
existencia futura; y este es el noble
y legítimo motivo que reúne á todos
sus representantes en Panamá, encar
gados de la misión mas extensa y
elevada que hasta la época presente
haya encargado la política á los
hombres.
(. 3 7 )
§ IH.
PARTES BELIGERANTES.
Paralelo de la España j déla América, con respecto á la guerra.
Compárese un gigante á un pig
meo , un Creso á un pordierero, ün
orizonte ilustrado á un bosque tene
broso , y un hombre sumamente
cauto á otro enteramente falto de
prudencia : tales son los atributos
con que la España y la América se
presentan en la lucha. El estado de
aquella da lástima y el de esta causa
envidia ; todo el inundo, huye de la
4
( 38 )
España y no quiere tener ningún
trato con su gobierno, y todo el
mundo acaricia á la América y quiere
formar vínculos estrechos con esta
tierra de riquezas. La restauración
de la España ha acabado de precipi
tar en el abismo aquel desgraciado
pais, y la revolución de América la
ha restaurado totalmente. En España
el poder fluctúa ejerciéndole opreso
res sacados de la clase mas soez de la
nación, contra los oprimí dos que for
man la parte mas ilustrada : allí la
noche prevalece al d ía , la locura á
la razqn, la anarquía á la ley, y la
multitud á lo selecto de la pobla-
( 3 9 ) cion. Este desgraciado pais se divide
entre la anarquía y la miseria ( i ) ;
una multitud de frailes ignorantes
persiguen á la ilustración como su
mayor enemigo; fanatizan un po
pulacho armado que solo obedece
las ordenes que ellos han dictado;
raza tan funesta para el orden pú
blico como los hombres de 1793,
sin tener el talento y la energía dé
estos últimos. La España ya nada
tiene de cuanto constituye un gobier
no capaz de una acción regular (2),
(1) Véase la empresa de Besieres.
(2) Véase lo que dicen diariamente los
4-
( 4o )
una corte dividida, foco de intrigas
entre miserables cortesanos y ridí-^
culos favoritos ; los agentes supe-
papeles sobre los favoritos Ugarte y Calo-
ínarde, cuyos predecesores fueron, Victor
Saez y la Camarilla. Véase también la suerte
que ha cabido á casi todos los ministros de
ij8i4, comenzando por el canónigo Escoi-
quiz, el mas fiel y el mas adicto de todos
los servidores de Fernando séptimo , el.ge
neral Santa-Cruz , el conde de Ofalia, etc . . .
Tanto en Madrid como en Oriente , del po
der al destierro , al calabozo, á las veja
ciones mas crueles no hay mas que un
paso. Se comienza atormentando á un
hombre durante mucho tiempo, hacién-
( 4* )
liares de la autoridad hechados, vuel
tos á tomar, siempre suspensos entre
la desgracia y un favor contestado;
dolé pasar mas penas que no se atrevieran los
tribunales aun después de crímenes grandes
y bien justificados; y una buena mañana
se -reconoce que es blanco como la nieve jr
se le pone en la calle sin decirle porque;
el .mismo se curará sus llagas; y lo mas cu
rioso-de la historia y que completa el cua
dro es que al dia siguiente de esta bella
operación, se oyen las trompetas oficiales
celebrar la justicia, la generosidad, la
tierna solicitud del poder bajo el cual
se han cometido todas estas iniquidades.
¿ No se llama esto insultar á la humanidad?
( 4 ^ )
las leves sin ejecución, el tesoro
sin dinero, las contribuciones sin
pagarse, el soldado desnudo y sin
prest; los puertos y los arsenales sin
¿Acaso los Hombres han entrado en las
sociedades que sostienen con la sangre de
sus venas para encontrar en ellas seme
jantes tratamientos? Hé aqui el fruto de
estos gobiernos ocultos y absolutos que
abruman toda la parte meridional de E u
ropa , y que unos hombres tan sin corazón
como sin espíritu celebran todavía entre
nosotros, nos los proponen como modelos,
y nos los hubieran restablecido si de ellos
hubiese dependido : la España en su estado
actual es la sátira del mismo poder abso-
( 4 5 )
buques y armas; y en este misera
ble estado pretende la España conti
nuar su lucha contra la América
ardiente por el fuego de sú regene-
luto , tan hediondas son las formas con que
allí se ha presentado.
Todavía se lee diariamente , tal regi
miento designado para la Habana ha de
sertado, no habiendo quedado mas que los
oficiales. — Tal y tal regimiento han vio-'
lentado las cajas públicas. — Solo la guar
dianesta pagada, y á las demás tropas se
las deven seis meses; están Jallos de ves
tidos y calzado, y los empleados tampoco
están pagados. — Se ha flechado mano de
la caja de tal establecimiento, y se ha
( 44 )
ración; brillante por el lustre de sus
victorias, desarrollando diariamente
la virilidad de sus miembros eman
cipados 'y desembarazados de sus
dado tal ó cuál destino á los fondos. — El
comerciante tal ha facilitado algunos cen
tenares de miles de reales á condición de
tal monopolio 6 tal privilegio; es decir el
derecho concedido á uno de desollar á
todos los demás. He aqui como se g o
bierna en España: ha adquirido la demos
tración mas completa del anonadamiento
de su crédito por la negativa de emprésti
tos qué en todas partes ha experimentado.
Es evidente que su estado se'ha agravado
en comparación de las leyes de 1820 : ya
( 4 5 )
cadenas. La España no ha podido mantener su dominación en América , y pretende conquistarla de nuevo; no ha podido resistir á la
se ven llegar las consecuencias. Es evidente
que la España ya no podria usar del re
curso de los bienes de su clero ¿ .Quién
compraría en semejante pays ? Tanto val
dría llevar sus capitales á Turquía.
Ahora se trata en España de pedir leyes
contra los emigrados y la emigración. Estos
hombres hábiles no pueden salirse del có
digo penal: para gobernar á sus semejantes
no conocen mas que la pena, y toda la
moral del gobierno escapa á su perspica
cia ; nunca han sospechado ni siquiera su
( 46 )
América renaciente sostenida por su
solo valor, y quiere luchar contra
la América armada con todos los
atributos de la fuerza. La España de
1814 era un Hércules en compa-
existencia. Y que pena, ¡ santo Dios !
¿Pueden acaso aplicar á una criatura hu
mana , á un ser dotado de razón, ninguna
peor que la de vivir bajo sus leyes y
habitar la España, gobernada por ellos ?
Estos hombres olvidan que los dos emi
grados cuya entrada interesa mas á la
España son el buen sentido y el crédito.
No faltaba otra cosa sino que se hiciesen
leyes contra su emigración y que se les
prefijase un te'rmino para entrar.
( 47 )
ración de la de 1825 y nada pudo
contra la América que entonces no
era mas que un niño y ahora es un
Hércules comparativamente á la pe
nínsula. La España en ninguna época
de su historia ha estado tan abatida
como en el dia; está rayada del po
der bien asi como de la política E u
ropea ; ya no cuenta en esta parte
del mundo, sino por los escándalos
que diariamente presenta por la carga
pesada que impone á los que tienen
la desgracia de tener algún vinculo
con e l l a y por los riesgos con que
amenaza la tranquilidad general ;
pues sin un milagro, es imposible
( 48 )
que evite la catástrofe cuyos ma
teriales está reuniendo con una
perseverancia ciega y un arte el mas
funesto i En el dia t este resultado
es todavía mas evidente que en
1820 k consecuencia de lo que habia
pasado desde 1814 • ¿ Qué puede
pues la España contra la América?
Nada, absolutamente nada; su guerra
no es mas que él complemento de su
ruina. ¿ Contaría acaso con las Con
mociones interiores, con el recurso,
del mismo crimen que Bolívar acaba
de evitar, expuesto á ser víctima
suya? El hazar de las conmociones
ya pasó; los ha habido, son la he-
( 49 ) rencia forzosa dé la violencia qué
rompe los vínculos de la antigua
dominación : pero esta perturbación
no tiene mas que un tiempo ; la
necesidad y la razón acarrean el or
den, pues todo se coloca, hombres
y cosas. La América se halla en este
estado, ha sobrellevado la ley co
mún irierente á toda revolución he
cha por la masa dé los ciudadanos;
ha tenido sus ambiciosos y sus lu
chas , pero ya todo se acabó , está
organizada con toda regularidad,
reina en ella mas orden que en Es
paña, y tiene muchos mas funda
mentos para contar con la desorga-
5
(5o)
nizacion de España que esta con la
de aquella. Y aun cuando el crimen,
quod ornen Dii avertant, alcanzaría
á Bolívar, ¿acaso bolveria esto la
América á la España ? ¿ Cual seria
el resultado? un aumento de odio
contra esta. Ciertamente la pérdida
de este grande hombre seria una
de las mas sensibles que pudiese
hacer la América; ¿ pero que gana
ría en ella la España ? ¿ tiene acaso
la locura de creer que, derribando
una cabeza principal se destruye una
revolución de pueblo ? esto seria r e
ducir la cuestión entre un hombre y
la España cuando en la realidad existe
( 5i )
entre esta y un mundo : tal es la ma
nía de los desterrados, pues siempre
se imaginan que su patria les está
esperando, que levantándose tal ó
cual obstáculo tendrán las puertas
abiertas, al paso que puede haber
mil combinaciones que les sean con
trarias. La muerte de Bolívar no
influiría mas para que la América
volbiese á la España que la de Napo
león en I8QO hubiera influido para
restablecer la monarquía en Francia;
pues esta nación se hubiera precipi
tado de nuevo en el desorden y en
las luchas interiores, por que era
imposible pasar instantáneamente k
5.
( 5 . )
la monarquía cuyos elementos dis
persos era necesario que los reuniese
una mano poderosa, que los recon
stituyese y diese un nuevo ser, de
suerte, que por esta nueva creación
estando ya las cosas hechas no hu
biese otros combates sino entre hom
bres los cuales los unos ocupan el
empleo que antes ocupaban otros,
como ha sucedido en I 8 I 4 - La mo
narquía existia sin que haya habido
mas variación que la de sentarse uno
en el solio que el otro titular acababa
de dejar, al paso que en 1800 era
necesario construir de nuevo el
mismo solio.
( 5 5 )
( i ) La batalla de Ayacucho ha sido para
la España y la America , lo que fueron
5,.
Lo pi'oprio sucedería y con mayo
ría de rason en América; seria n e
cesario que la España constituyese
nuevamente y por entero su domi
nación en aquellos países. Dese
chemos pues esta idea tan chocante
por su absurdidad como por su atro
cidad ; por mas que se rebuelva para
hallar un motivo, una significación
cualquiera, á la guerra de España
contra la América es impossible que
se descubra nada mas que ruina y lo
cura ( i ) . Es cierto que á la España le
( 5 4 ' )
es muy sensible la pérdida de unas
posesiones tan preciosas, pues esto
está en el orden de la naturaleza; por
para César y Octavio las de Farsalia y
Accio contra Pompeyo y Marco-Antonio ;
es uno de aquellos combates definitivos
que destruyen un poder y consolidan otro.
Los efectos naturales de esta acción ya no
son un problema: las provincias del alto
Perú se han reunido á las del bajo ; Olañeta
reducido á un puñado de soldados los ha
sacrificado inútilmente. ¿Podria decir acaso
cuales eran sus pretenciones después de la
destrucción del ejército español? En todos
tiempos la necedad ha merecido aplausos.
La España, pues , solo conserva momentá-
(55)
neamente las fortalezas de Ulua y del
Callao; digo momentáneamente , porque
cada buque que llega puede traernos la
noticia de su rendición : Bolibar se halla
acampado delante de este último. ¿Quien
puede socorrerle hallándose tan distante ••
de la España? Su resistencia es una ter
quedad ; la del fuerte de Ulua, bajo ciei -
tos aspectos es menos insensata porque
puede recibir socorros de la Habana , y
por otra parte no deja de tener algui a
influencia en los negocios de Méjico : pero
en resultado esta resistencia inducirá al
ello no se trata de la mayor ó menor razón que tenga de sentirla, sino de la posibilidad de recoÉfar este bien
( 56 )
gobierno de Méjico á proporcionarse en
Inglaterra y en los Estados - Unidos bu
ques mayores que los que ha empleado
hasta el dia y el resultado final de toda
esta conducta no sera otro que haber creado
una marina militar en Méjico , la cual unida
con la de Colombia servirá para atacar la
Habana ( i ) , pues es imposible que la Amé
rica tolere esta propriedad española á las
puertas de su casa : la Habana se verá pues
atacada por la América, si ella misma no se
(i) Parte ele eslo ya se ha verificado con la rcmli •
cioa de los [buques españoles en Montorcy.
perd ido, y de no aumentar esta pér1-
dida, ya tan grande en sí misma, ha
ciendo esfuerzos inútiles para repa-
. ( 5 7 )•
constituye independiente. El gobierno Meji
cano acaba de mandar, establecer un puerto
de guerra, que sera el primero que se haya
visto en el golfo Mejicano, de suerte que
habrá hecho mas esta república en dos
años de libertad que la monarquía espa
ñola en 3oo años de dominación.
Debemos esperar ver maravillas en el golfo
de Méjico f que llegará á ser el centro del co
mercio del universo. ¡Cuanto ganará aquel
pais separándose de la España y saliendo
del estado colonial para pasar al de pro-
prielariol La América libre é independiente,
rarla. En esle caso la razón suministra
los consejos que deben seguirse : esta
quiere que los negocios de las nacio-
( 5 8 )
haciendo sus negocios ella misma, traba
jando en el espíritu de propriedad , con
toda libertad, con tanto deseo de adelan
tar como medios la España habia empleado
para retenerla , la America , digo , creará
prodigios. Se puede osadamente pronosti
car que este istmo de Panamá de que tanto
se ha hablado y que tanto se ha descui
dado , muy en breve se verá sometido á
la poderosa acción del arte que sabrá abrir
un camino directo desde Europa á las cos
tas occidentales de la América y del Asia ,
y de las del Asia de la mar del Sur y de
nes se dirijan según lo reclaman sus intereses, y no dejándose guiar por sus funestas pasiones sin agotar los
( 5 g )
tristes recursos que restan para correr
en pos de lo que irremediablemente
se ha perdido. La resignación tam
bién tiene su mérito, y cuando su
hora ha llegado es necesario saber
todo el litoral Americano hacia Europa.
Alli comenzará una inmensa revolución
comercial favorable á las tres partes del
m u n d o , y á los nuevos continentes de la
mar del Sur. Este resultado excede á
cuanto puede figurarse la imaginación del
hombre. ¿ Y quien habrá producido es
tos bienes inmensos? la emancipación de
la Ame'rica , es decir, su civilización : ¡ y
habrá quien quiera oponerse á la revo
lución Americana y á su civilización !
( tío )
aceptar lo que impone y someterse á
ello. Ciertamente la Inglaterra era
mas poderosa contra la América del
Norte que no lo es la España contra
la del Sur. ¿Se negó acaso á la ley de
la necesidad? ¿ Hizo ceder sus inter
eses a sus repugnancias ? ¿ Juró una
guerra eterna á la America ? ¿ Se ex
puso á ver sus colonias atacadas, sus
costas insultadas, su comercio arrui
nado por un enemigo que á su vez
podia usar de su superioridad? La
Inglaterra no tenia por que temer
todo esto, y sin embargo no se ob
stinó á combatir la América negán
dole su adhesión á lo que ya poseía
( Gi )
de hecho. En los consejos de Ingla
terra no se admitieron los vanos
caprichos del orgullo impotente: ad
vertida por los hechos, soltó los vín
culos que la unían con la América y
le abandonó el goze de unos dere
chos cuya conquista no habia podido
impedir. Hé aqui el modelo que los
intereses de la España presentan á
esta potencia agonizante como digno
de imitar.
Pero todavía hay mas : aqui no
se trata únicamente de la España,
pues si extendemos un poco mas
nuestras miras, descubriremos los pe
ligros inmensos con que la prolon-6
( 6 3 )
gacion de la guerra Española contra
la América amenaza á la Europa.
Estos resultan : i°. De la invasión
de los mares del medio dia de la
Europa por los buques armados de
la América, que atrae á estas aguas
la guerra existente entre ella y la
España; 2°. de la agravación del es
tado interior de la España, que la
expone evidentemente á una recaida
mucho mas grave que su primera
enfermedad política; 3 o . De la pro
pagación de la independencia de
las colonias, su formación en repú
blicas que son las consecuencias na
turales de la prolongación de esta
( 6 3 )
guerra. Estas tres cosas se presentan
á descubierto en la graduación de
esta lucha, si asi puede llamarse, pues
toda lucha supone dos adversarios,
y en el caso actual la España no pre
senta mas que la imagen de una
víctima impotente para volver los
golpes que la asestan. Un anciano de
crépito y abatido á los pies de un c o
loso rozagante de vigor y lozanía no
es un atleta.
i°. El orgullo zaherido de la E u
ropa no deve cegarse á la luz de esta
verdad: ha llegado, en fin, el turno de
la América, y esta ha comenzado á
seguir el camino de Europa, de la 6.
( 64 )
misma manera que esta seguía el de
aquella. El año de 1825 podrá ins
cribir en sus anales, que durante su
curso, el pabellón Americano fran
queó las columnas de Hércules y vino á
presentarse al mediterráneo, atónito
á la vista de estos nuevos huéspedes:
se les puede descubrir desde todos
los faros elevados en aquellas costas
y todo el litoral de la Península se
halla circuido de una cadena de cor
sarios ; la España se ve como excluida
del comercio de Europa, que no
puede verificarse sin riesgo eminente
de contestaciones cada día nuevas,
y es inevitable que este orden de
( 6 5 )
cosas no acarree otras de naturaleza
la mas desagradable; esta situación
es violenta, perjudica á todo el mun
do, ofende todos los intereses, y
está sembrado de escollos, en los cua
les puede zozobrarse cada dia: el
derecho marítimo no está fijado por
leyes generales; una de las partes
beligerantes carece generalmente del
título reconocido de nacionalidad y
pueden encontrarse hombres que
hayan conservado el hábito de no
ver en los Americanos sino unos re
beldes, y que se inclinen á condu
cirse con ellos con presunción. De
ahí se ha formado una situación dia-6..
( 6 6 )
metralmente opuesta á la intención
general de la Europa para la conser
vación de la paz; pues la España con
traria directamente este objeto con la
continuación de la guerra, y este
pais que desde algunos años tanto
ha inquietado y trastornado á la Eu
ropa , y que tan cafo cuesta á la
Francia, puede añadir al peso con que
ya ha gravado á todo el mundo el
de una guerra susceptible de ex
tenderse á toda la Europa.
2 o . Si la situación topográfica de
la España fuese á una gran distan
cia de la Europa, sin vínculos an
teriores y sin consanguinidad con
( - 6 7 )
ella, su estado inspiraría los senti
mientos que la humanidad no puede
negar á la desgracia; pero estando
lejana, su angustia anárquica no se
ria peligrosa á la Europa; podría
esta contemplar el incendio desde un
punto seguro sin temer sus chispas;
pero la España esta unida á la E u
ropa por mil relaciones, y en el es
tado de las comunicaciones de los
pueblos entre s í , todos están liga
dos , y por lo mismo está fuera de
la naturaleza de las cosas que la Eu
ropa permanezca aislada de la Es
paña y que no acabe por resentirse
de su situación - esta es tan violenta,
( 68 )
tan extravagante , tan contraria á
toda sana noción de gobierno, que no
puede dejar de conducir a una con
moción immediata. Si la Europa
creyó no deber abandonar la Es-
paña á sí misma cuando acaeció su
primera revolución, ¿ como creería
poder mantenerse apartada del incen
dio cuyos materiales están reuniendo
de todas partes unas manos impruden
tes y furiosas? La guerra con la Amé
rica ¿ no es uno de los agentes mas
activos de estos preparativos amena
zadores? pues esta guerra agrava la
ruina de la España; la miseria que
diariamente aumenta acrecentará el
( 69 )
desorden, y, lo hará incurable cuando
llegue á su colmo; será preciso in
vadir nuevamente la España,.pues no
se la querrá abandonar consumién
dose en las llamas encendidas y ati
zadas por el mas deplorable sistema;
y está en la naturaleza de las co
sas que sea la Francia la primera
que proporcione los medios de re
mediar tantos males, sobrellevando
todas las cargas , pues nadie estará
mas expuesto que ella á decir : jai\i
proximus ardet Ucalegon.
La España es ya completamente
nula para la Europa política ¿ ya
no es un.miembro vivo del sistema
C 70 )
europeo , y este no puede menos de
resentirse de la separación de un
apoyo que podria ocupar en él un
lugar importante. La Europa está
constituida de manera que en su si
stema defensivo contra la Rusia, la
Alemania forme el cuerpo de ba
talla , la Francia la reserva , los
Paises-Bajos el ala izquierda de esta
reserva, la España el ala derecha, y
la Inglaterra el tesorero de esta fe
deración preservadora (1). El lugar
de la España en la actualidad está
(1) No se trata aqui de atacar sino de
defenderse contra el coloso del norte.
vacío, puede decirse que lia deser
tado de Europa, y esta se siente
debilitada con la tal deserción, pro
ducida en pacte por esta guerra de
América que la España se obstina á
querer continuar contra toda razón:
es un cáncer que extiende las llagas
de que está ya cubierto este lázaro
político.
3 o . Lo» gobiernos europeos temen
las revoluciones y las repúblicas co
mo resultados de estas; previsión ,
fundada justamente en el modo como
se gobiernan las cosas , de ciertos
hombres que quieren darse el tono
de apoderados de una propaganda
('72 )
republicana .-Véase si la España con
su mal nlodo de gobernar no pa
rece dedicarse á representar este pa
pel : con su obstinación á poseer la
América á pesar suyo y á herirla con
sus armas, la España ha excitado
aquel pais al republicanismo : solo
ella la ha separado de la monarquía,
y en lugar de servirla de ejemplo
esta primera lección, se obstina en
guerrear contra la América: esta, bien
segura en su casa, dice ; está bien ,
ya que queréis, guerra y siempre
guerra, yo haré de manera que Cuba
y Puerto - Rico proclamen su inde
pendencia , y cuando estén agotados
( 73 )
los dominios de ultramar iré á pro
clamar la libertad en las islas Cana
rias y Filipinas y en caso, nece
sario iré á buscar la España en su
proprio suelo. ¿ Quien puede cal
cular los defectos de un llamamiento
á la independencia dirigida á m i
llones de hombres atormentados por
un sisteman umillante para ellos, para
su pais, y para la humanidad? Asi
pues la España con su conducta in
considerada se ha constituido un con
ductor eléctrico que atrae de comarca
en comarca la independencia y la re
pública; el sistema anti-americano
de la España es pues un systema
7
( 74 )
anti-europeo que aproxima de ella
-el que con mas encarnizamiento
-quiere apartar. Obsérvese con Cuanta
¡rapidez se há llegado á este punto y
-juzgúese por ahí lo que debe espe
rarse de lo venideix); y cuando se ha-
-brá realizado ¿contra quien podrán
dirijirse fundadamente las quejas?
¿ deberán todavía acusarse las ideas
¡revolucionarias, los progresos de la
-democracia é invocar un aumento
-de severidad y rigor contra los su
puestos autores de un mal que se
habrá acarreado uno mismo? Y en
semejante situación perjudicial para
todos, si el derecho de intervención
( 75 ).
no traía consigo tan funestos princi
pios ," si el punto preciso que au
toriza su uso fuese mas fácil de
señalar, j no tendría la Europa el
derecho de pedir á la España la re
visión de sus consejos y de su di
rección? Ciertamente, una interven
ción de esfe naturaleza dirigida hacia
un punto de utilidad taxi sensible
como general, valdría bien todas
las que nos han hecho ver de algu
nos años á esta parte, y dejaría fru
tos,* cuya utilidad estaría menos su
jeta á contestación.
En el caso de continuarse la guerra,
el congreso de Panamá debe fomen-
( 76 ) tar y cimentar de la manera mas so
lemne una alianza perpetua entre
todos los nuebos estados de Amé
rica. ¿Que podrá la España contra
una coalición unida por un interés
tan poderoso y general? Este es de
la naturaleza de aquellos que no se
prestan á ningún discenso y que
mantienen siempre las alianzas en
todo su vigor. La España que no ha
podido resistir á cada estado sepa
rado de la América ¿ como se opon -
dria al esfuerzo combinado dé este
cuerpo colosal cuyo desarollo no en-
terpeceria ningún obstáculo interior,
fortificado con sus victorias, con su
C. 77 )
experiencia.y con su ilustración, que
cada dia va haciendo nuevos progre
sos? Esto es muy fácil de conseguir,
y aun puede añadirse que la mayor
pérdida para la España resultaría de
la exclusión á poder participar de
las ventajas que la América propor-'
donará á todas las naciones que es
tablecerán relaciones comerciales con
ella. La España con su loca oposi
ción se expone á verse privada, sino
para siempre, por lo menos para mu
cho tiempo de aquellas ventajas, y
es muy evidente que solo la América
con su comercio puede ser la repa
radora de las miserias de España, y
7- •
(. 78 } .
dar nueva vida a este cuerpo inani
mado. Hace ya veinte, y siete ,años,
que estoy diciendo á la España, bien
asi como, al resto de la Europa : « no-
debéis seguir mas que un solo c a
mino con respeto á la América: aban
donad la política, propiamente lla
mada asi, y" dirigid sólo vuestras;
miras á las utilidades que pljede fa
cilitaros el comercio; pues de lo con
trario Vuestros cálculos saldrán fa-,
llidos. Insiguiendo vuestras antiguas-
máximas y vuestra rutina^ os empe-,
ñais terdarn'ente en considerar la Amé-;
rica como un Campo de especulacio
nes políticas, y en la realidad) lo es
( 7 9 ) sala de especulaciones mercantiles- »,1,
sobre-este-particular, existe un er-,
ror general, de naturaleza muy per-
júicíal, y estas f&Jtas destruyen en
teramente un sistema , cuyas conse
cuencias se hacen'seutir muy largo
tiempo. La América esta .Separada'
de toda especie de política á favor ó>
contra la Europa, pero en cambio-,
tiene íaiuchopeso en la balanza de1
sus intereses de fortuna y de riqueza',,
y esta es el alma y la clave-de la po-7
lítica. Alagrat i distancia que se ha-.
Han la América y Europa, ambas- es.-:
tan imposibilitadas de alcanzarse,
mutuamente, y por lo ríiismoy la parte:
( 8o )
mas rica tiene una inmensa ventaja
sobre la que lo es menos; aquella no
necesita armas, bástale abrir ó cerrar
sus puertos; este es el verdadero freno
que debe oponer á las enemistades
que contra ella se dirijan. Supóngase
la América descontenta de la Ingla
terra , ¿tendria acaso necesidad de
armarse y recurrir á la fuerza posi
t iva? Seguramente que no ; basta-
ríale suspender el comercio , y la
Inglaterra no se halla en estado de
soportar esta suspensión : de todos
los puntos del imperio británico se
elevaría una voz poderosa que pedi
ría la enmienda del agravio que ha-
C 81 ) bria dado motivo á esta interdicción j
la América hablaría en los salones-
mismos de Westminster, y sofocaría
las voces que se elevarían contra ella.
La América con una simple negativa,
es mas poderosa contre la Europa,
que esta con todas sus fuerzas no lo
sería contra ella : esta es una verdad
elemental, nunca suficientemente pro
pagada que deseo inculcar en todos,
los espíritus para la común ventaja de*
lodos. Hágase la aplicación de esta
teoría a la España y véase á lo que
se expone incurriendo voluntaria
mente en el anatema de exclusión
comercial que la América puede
( fe ) pronunciar contra élla ( i ) ; en este sentido la América con respecto de la Europa es lo mismo que Roma fué contra esta en tiempo del gran poder paipai y que lanzaba sus censurasContra los estados y los Soberanos. Estos, heridos con este terrible rayo, cáian separados de là sociedad europèa, sufriendo todos los males anexos al'horror que infundía una ciég3 credulidad. El lugar que1 ocupó
( i ) Ésta predicción se habia cumplido aun
antes de publicarse esté escrito. Véase él
decreto del Perú de 17 de abril , insertado
én el Monitor de 27 dé Agosto.
( 8 5 )
Roma con respeto de los padres en
el orden religioso, la América lo
ocupará en el orden de la riqueza
con respecto á sus descendientes :^el
excomulgado quedará desheredado
de la riqueza, y por consiguiente pri
vado del poder elemental dé las so -̂
ciédades modernas; sin la América
se arruinarán todos los caudales públicos; en adelante todo pode}" de
riqueza debe venirnos de aquel pais-,
y la facultad de dispensar ¡este poder
pone á otros y otros á su discreción.
No ignora la América estás verdades,
y por lo mismo conoce el principio
motor de fuerza; sabe que para fa-
{ 84 )
tórecer ó castigar le basta abrir ó cer
rar sus puertos, y la España prolon
gando la guerra se expone á este cas
tigo , y en medio de su pobreza ex
cita neciamente unas medidas que
acabarán de arruinarla. Tan atra
sado se halla este pays, que unas ideas
tan sencillas todavía no han podido
penetrar en él , pues todavía conser
va los sueños de grandeza poder y
política que hubiera podido tener
durante el rejnado de Carlos-Quinto;
y con todo no hay un pais al cual
pueda aplicársele con tanta razón
como al viejo de la fábula :
Deja vanas esperanzas é inútiles deseos.