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PAÍS DOGÓN
Pisando la falla.
Al suroeste de Malí, en plena falla de Bandiagara se asienta uno de los pueblos míticos de África, el pueblo Dogón. No fue hasta 1930 que las sociedades europeas tuvieron información sobre este pueblo anclado en la edad de hierro, y el encargado
fue un antropólogo francés llamado Marcel Griaule, quien después de convivir más de veinte años con los dogones recopilo
información sobre su historia, costumbres y cosmología.
Los dogones llegaron a la falla huyendo del avance del Islam sobre el siglo XIV, aunque está documentado que la falla está habitada
desde alrededor del año 3000 aC, por “pequeños hombres rojos” pigmeos, conocidos como Tellem, que vivían en el acantilado de la
falla y es en este mismo lugar donde se asentará el pueblo Dogón.
De los Tellem tomaron las formas de construcción en el acantilado y oquedades de la falla y estas construcciones son aún visibles en
poblados como el de Teli, un ejemplo de poblado habitado primero por los Tellem y posteriormente por los dogones.
Aún hoy no se sabe con certeza cuando y por que razón abandonaron los Tellem la falla de Bandiagara, aunque lo más probable es
que la deforestación llevada a cabo por los dogones para obtener tierra para sus cultivos provocaran un cambio radical en el modo
de vida Tellem.
La vida del pueblo Dogón transcurre entre la agricultura y la herrería, aunque la fama les ha llegado por sus antiguos
conocimientos en cosmogonía, sus celebraciones y rituales y la mítica belleza de sus esculturas talladas en madera.
Pueblo eminentemente animista dan una especial importancia a la Tierra “de ella brota la vida, los alimentos y es morada del
cuerpo después de la muerte. El Agua “fecundará la tierra”. El Sol “con el calor de sus rayos hace brotar y madurar la cosecha”.
La cosmogonía Dogón es antiquísima, así como su simbología y son numerosas las celebraciones y acontecimientos en la vida de los
dogones, siendo la más importante el ritual “siguí” que se celebra cada sesenta años coincidiendo con una determinada posición de
la estrella Sirio. La próxima celebración tendrá lugar en el año 2027, en esta fiesta se trasmite la lengua secreta “siguí so” en poder
de la sociedad de las mascaras.
Cada doce años tiene lugar la celebración de “fiesta del dama” en ella se hace posible que los muertos puedan partir en paz y
unirse a sus antepasados, ya que el culto a los muertos es un elemento esencial en la religión Dogón.
Una vez que la presión del Islam fue cediendo los dogones bajaron a la llanura de Gondo, edificaron sus actuales poblados,
trabajaron la tierra y los sembrados de cebolla y sobre todo mijo, siendo este ultimo el alimento base en la alimentación de los
dogones. Aún hoy conservan su forma de vida tradicional, su artesanía, sus ritos y la construcción tan peculiar siendo una de
las imágenes más típicas de sus poblados los graneros construidos con adobe, techo de caña de mijo y sus bellas y talladas
puertas dogonas. Una peculiaridad de estas construcciones es edificar un granero para el hombre y otro para la mujer,
llevando este ultimo varios apartados en su interior, son verdaderas joyas de la arquitectura de los dogones.
Llama también la atención en los poblados las construcciones llamadas Toguna, “casa de la palabra” lugar donde debatir los
problemas que puedan surgir entre los pobladores. Construcción de 1,20 metros de altura con varias capas de caña de mijo
como techo y ocho columnas de madera talladas, en cuyo interior solo se puede estar sentado, así se evita que en un momento
de la discusión nadie pueda ponerse en pie y tomar una postura amenazante.
Aunque ya nadie habita en las oquedades de la falla, aún se sigue alojando a los difuntos y es el hogar del Hogón padre
espiritual del poblado, es en las cavidades donde se llevan a cabo los sacrificios ceremoniales y diversos rituales, siendo algunos
de estos lugares tabú para los extranjeros.
El paisaje es un fascinante compendio de ecosistemas y se puede dividir en tres zonas perfectamente delimitadas: La planicie,
el acantilado y la llanura de Gondo.
La falla de Bandiagara se despereza sobre 250 kilómetros y sobre ella y en su llanura se levantan poblados que hoy en día luchan por preservar una forma de vida heredada de sus antepasados, todos ellos conforman lo que aún conocemos como el País Dogón.
Todo aquel que pise estas tierras debe de tener en cuenta que hay una historia oculta, el respeto a esta comunidad es la única forma
de preservar la autentica vida dogona.
Repartidos por todo este territorio he dejado un puñado de amigos, con ellos he compartido momentos de sus vidas y de ellas me he
enriquecido.
Desde estas paginas, gracias a todos ellos.
De los Cuadernos de Viaje “Descubriendo al pueblo Dogón”
Malí septiembre 2007
Manuel Vilches “Marlo
Mezquita de Sangha
Niña de la falla, Sangha
Chica peul en el mercado de Sangha
Cascada de Teli
Cazador de Banani
Mi amigo Musita, Teli
Majando el Mijo, Teli
Granero de Songho
Calle de Songho
Artesanía en madera, Teli
León el cazador de Benigmató
Puerta tallada de Banani.
Instrumentos sagrados de Songho
Pastor Peul, de la Falla
Toguna o Casa de la Palabra, Sangha
Bajando la falla, hacia el mercado de Kani Kombolé
Llanura de Gonda, con Baobab
Falla de Bandiagara desde Benigmató
Cuadernos de Viaje
“Descubriendo al pueblo Dogón”
Malí septiembre 2007
MANUEL VILCHES “Marlo”