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Órganos de los sentidos
El organismo humano recibe continuamente estímulos de los medios externos e internos,
y estos son captados por los receptores sensoriales.
Los receptores sensoriales son estructuras nerviosas especializadas en la captación de
estímulos y en su traducción a impulsos nerviosos. Pueden ser neuronas algo modificadas
(células sensoriales primarias) o células no nerviosas (células sensoriales
secundarias), que se ponen en contacto química o eléctricamente con las neuronas y se
concentran, frecuentemente, en estructuras denominadas ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS
O SENSORIALES.
Para llevar a cabo su objetivo, los receptores cuentan con tres características:
La especificidad es la capacidad de responder a un solo estímulo,
independientemente de su naturaleza, el estímulo debe tener una intensidad que
le permita llegar al umbral específico de cada receptor. Alcanzada esa
intensidad, se genera un potencial de acción que es enviado hacia el centro
elaborador de la respuesta nerviosa. Una forma de demostrar la especificidad de
los receptores consiste en presionar levemente un ojo. Aunque el estímulo sea
mecánico, los receptores del ojo generan impulsos nerviosos que son
interpretados en el cerebro como “luces” o imágenes poco definidas, y no como
una sensación táctil.
La adaptación se observa cuando a un receptor se le aplica un estímulo
sostenido: la frecuencia de descarga de la fibra nerviosa es mayor al comienzo de
éste y luego disminuye con el tiempo, hasta que el receptor deja de generar
impulsos nerviosos. Se dice, entonces, que el receptor se adaptó. Las únicas que
no se adaptan son las terminaciones nerviosas que perciben los estímulos
dolorosos.
La excitabilidad es la capacidad de las células nerviosas y musculares para
responder a un estímulo de intensidad umbral.
Los receptores absorben y transforman la energía luminosa, química, mecánica o de orto
tipo, según es estímulo, en energía capaz de producir un potencial de acción. Esta
propiedad se denomina transducción.
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Los receptores se clasifican de acuerdo a dos criterios: la procedencia y la naturaleza
del estímulo.
Según la procedencia del estímulo, se reconocen tres tipos de receptores:
Los exteroreseptores, que reciben estímulos procedentes del medio externo (por
ejemplo, los que captan el frio y el calor, las luces, los sonidos, etc) y se localizan en los
órganos de los sentidos.
Los interoreseptores, que captan estímulos provenientes del propio cuerpo e informan,
por ejemplo, la temperatura corporal, el pH y la presión, y se localizan en las viseras y
los vasos sanguíneos.
Los propioceptores, que también captan estímulos provenientes del interior del cuerpo
pero se hallan localizados en los músculos, los tendones y las articulaciones, y os
informan, por ejemplo, sobre la ubicación de las extremidades y de la cabeza o el
movimiento del cuerpo.
Según la naturaleza del estímulo, se distinguen cuatro tipo de receptores:
Los mecanorreceptores, captan los estímulos mecánicos, como lapresión y las ondas
sonoras (sonido).
Los fotorreceptores, captan los estímulos luminosos.
Los quimiorreceptores, captan los estímulos químicos, como las variaciones en las
concentraciones de iones o de gases respiratorios.
Los termorreceptores, captan los estímulos térmicos, es decir, las variaciones de la
temperatura.
Quimiorreceptores: el olfato En el ser humano, la capacidad de percibir los distintos olores y sabores corre por cuenta
de los quimiorreceptores localizados en el área olfatoria de las fosas nasales y en las
papilas gustativas de la lengua, respectivamente.
Observa la siguiente ilustración. ¿Cómo llegan las sustancias químicas hasta el área
olfatoria? ¿Cuáles son las células sensoriales que captan los olores? ¿Hasta dónde se
dirige el mensaje traducido por éstas?
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Las sustancias químicas volátiles transportadas por el aire ingresan a través de las fosas
nasales y llegan hasta la mucosa pituitaria. En ésta se distinguen dos zonas de color y
de funciones diferentes:
El área respiratoria, rojiza, porque está muy irrigad cuya función es calentar el
aire que se dirige hacia los pulmones
El área olfatoria, amarilla, por la presencia de células epiteliales con gránulos
de pigmento de ese color, entre las que se hallan los quimiorreceptores.
Los quimiorreceptores, o células de Schultze, son neuronas bipolares cuyas dendritas
terminan en cilios que se orientan hacia la cavidad nasal. Dichos cilios tienen los
receptores de membrana (proteínas), a los cuales se unen las moléculas odoríferas.
Existen más de cincuenta receptores de membrana diferentes en los 50 millones de
células de Schultze; cada uno de ellos reacciona con una sustancia química específica al
reconocer la forma de cada molécula, por lo que somos capaces de discriminar miles de
aromas diferentes. La unión de las moléculas odoríferas con los receptores de
membrana desencadena una serie de reacciones en la que intervienen el AMPc y permite
la transducción.
Los axones de las células de Schultze constituyen fibras nerviosas, las cuales atraviesan
los pequeñísimos poros del hueso etmoides y llegan a los bulbos olfatorios (uno para
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cada fosa nasal), situados bajo el lóbulo frontal del cerebro, en estos, dichos axones se
unen a otras neuronas, que transmiten la información hacia la corteza cerebral. Allí, los
impulsos nerviosos son interpretados y se perciben como sensaciones olfatorias. Sin
embargo, al poco tiempo, éstas “desaparecen”. Ellos se debe a que la adaptación de los
receptores olfatorios es más rápida que la de otros receptores.
¿Dónde radica el olor de las sustancias? Una hipótesis, propuesta en 1960 por John
Amoore, sugiere que el olor de una sustancia no reside en su composición química sino
en la disposición de sus átomos. Así, se legaron a discriminar siete olores primarios y a
establecer que todas las fragancias están constituidas por una combinación de estos.
Los olores primarios son:
Alcanforado
Almizclado
Floral
Mentolado
Éter
Picante
Pútrido
Cada uno se corresponde con un tipo de receptor, por lo que las sustancias, que
generalmente son una mezcla de olores, estimulan varios receptores a la vez. El cerebro
es, entonces, el encargado de “tipificar” y “decodificar” cada olor.
Quimiorreceptores: el gusto Piensen en una comida que les guste. ¿Cómo definirían su sabor? Aunque generalmente
somos capaces de degustar gran variedad de sabores, solo existen cuatro, denominados
primarios:
Dulce
Salado
Amargo
Ácido
Analicen, ahora, cómo se desencadenan las secreciones gustativas.
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La lengua presenta unas estructuras, denominadas papilas, que les confieren su aspecto
rugoso. En ellas se encuentran los botones gustativos, donde se asientan los
quimiorreceptores junto con las células que le sirven de sostén. Según
su forma se reconocen tres tipos de papilas:
Las caliciformes (en forma de cáliz, son las más grandes y están
ubicadas en la parte posterior de la lengua, en la denominada
“V lingual”).
Las fungiformes (en forma de hongo de sombrero, están por
delante de las anteriores y en los bordes de la lengua).
Las filiformes (en forma de hilo, son las más abundantes y se
disponen sobre l región anterior).
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Las papilas caliciformes cuentan con varios botones gustativos, mientras que las otras
con uno solo.
Los quimiorreceptores del gusto son células neuroepiteliales; presentan una
prolongación, denominada pelo gustativo, que capta las sustancias químicas.
Dichas células se ponen en contacto con terminaciones nerviosas, que se encargan de
recibir el mensaje y transmitirlo al cerebro, el cual lo traduce como una sensación
gustativa. Este órgano identifica el tipo de sabor por la proporción en que se estimulan
las diferentes papilas gustativas. Es posible evocar sensaciones gustativas estimulando a
zona del cerebro en la que se procesa este tipo de información.
Ciertas regiones de la lengua reaccionan con mayor intensidad a algunos sabores.
La punta de la lengua es más sensible a los sabores salados y dulces.
Las zonas laterales, es más sensible a los ácidos.
La zona posterior, es más sensible a los amargos.
Pero, ¿a qué se debe el sabor de las sustancias?
Diversas experimentaciones permitieron comprobar, que por ejemplo, las sustancias
ácidas deben esta característica al átomo de hidrógeno que componen sus grupos ácidos
(-COOH). Otros estudios demostraron que los receptores no son tan específicos: un
mismo receptor puede ser estimulado por sustancias de diferentes sabores. Esto se
explica por el hecho de que algunos receptores son estimulados con mayor rapidez y
facilidad por unos sabores que por otros, además, pueden combinarse de múltiples
maneras.
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Fotorrecepción: la vista Las células nerviosas especializadas en la captación de los estímulos luminosos, o
cuantos de luz (fotones), son los fotorreceptores, y se denominan conos y bastones. En
el ser humano, estos se encuentran en la retina.
Estructura del ojo humano
Córnea
Membrana transparente, de nos 0.5mm de espesor, que protege el ojo y permite el
ingreso de los rayos luminosos.
Humor acuoso
Líquido que conserva en su nivel normal la presión intraocular y provoca la refracción de
los rayos luminosos que la atraviesan.
Iris
Membrana pigmentada que representa la parte coloreada del ojo. Contiene un orificio
en su centro, por el cual ingresa la luz (pupila), y músculos que le permiten cerrarse o
abrirse según la intensidad de la luz incidente.
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Cristalino
Estructura proteica transparente biconvexa, encargada de enfocar la luz para que se
forme sobre la retina una imagen nítida. Presenta una curvatura, que varía según la
distancia a la que se hallan los objetos que se mira.
Cuerpo ciliar
Produce el humor acuoso y posee músculos que provocan el acomodamiento del
cristalino.
Humor vítreo
Líquido que mantiene la presión intraocular y conserva adosada la retina a la pared del
ojo.
Esclerótica
Membrana externa, de color blanco, que impide el paso de la luz. Sus fibras de colágeno
la hacen muy resistente, por lo que da forma y protege el globo ocular.
Coroides
Membrana de color oscuro, muy vascularizada, que nutre el ojo y regula la presión de los
fluidos oculares.
Retina
Membrana interna que contiene a los fotorreceptores y células nerviosas que integran
parcialmente la información. Sobre ella se forman las imágenes que miramos. Se
distinguen dos zonas:
- Mácula lútea o mancha amarilla, donde se concentran los conos (los bastones se
distribuyen en el resto de la retina), cuyo centro es una depresión, denominada
fóvea (zona de mayor agudeza visual).
- Papila óptica o punto ciego, unos 3 mm por debajo de la fóvea, por donde salen
del ojo las fibras nerviosas y entran y salen los vasos sanguíneos (como en esta
zona no hay fotorreceptores, no se genera la percepción visual).
Nervio óptico
Conjunto de fibras nerviosas que al salir del globo ocular, adquieren una vaina de
mielina y se dirigen hacia el encéfalo.
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Formación de la imagen en la retina. Vía óptica
La formación elaboración de las imágenes es un proceso
complejo, que se inicia con la entrada de luz al globo ocular.
La formación de la imagen se produce en la retina a través de:
La refracción de la luz
Cambios de dirección que experimentan los rayos luminosos al atravesar medios de
distinta densidad. Los rayos refractados convergen en la retina, donde se forma una
imagen real e invertida que persiste por breve tiempo.
La constricción de la pupila
Cuando hay mucha luz, la pupila se achica; cuando hay poca luz, se agranda.
La acomodación del cristalino
Si los objetos están cerca, la curvatura del cristalino aumenta; si están lejos, disminuye.
Así se genera una imagen real, de menor tamaño e invertida del objeto observado. El
enderezamiento y a proyección de las imágenes corresponden a un complejo mecanismo
neurofisiológico, en el que intervienen diferentes áreas cerebrales.
En la vía óptica, como consecuencia del quiasma, cada hemisferio cerebral recibe
información de ambos ojos.
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Mecanorreceptores: la audición y el equilibrio Los mecanorreceptores responden a estímulos mecánicos. En el caso del oído, estos
estímulos son las vibraciones u ondas sonoras.
Para comprender la fisiología de la audición y del equilibrio, es preciso conocer primero
cómo esta constituido el oído que, para su estudio, se lo divide en externo, medio e
interno.
Anatomía del oído externo
Oreja o pabellón auricular
Puerta de entrada de las ondas sonoras.
Conducto auditivo externo
Dirige las ondas sonoras hacia el oído medio. Cuanta con pelos y gandulas secretoras de
cera, que protegen al oído del ingreso de partículas extrañas.
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Anatomía del oído medio
Tímpano
Membrana delgada y circular que recibe las ondas sonoras y transmite la vibración a los
huesecillos.
Trompa de Eustaquio
Conducto revestido por mucosa en su interior, que se comunica directamente con la
faringe. Su función es igualar la presión del aire a ambos lados del tímpano.
Huesecillos
Tres pequeños huesos articulados entre sí (martillo, yunque y estribo) que transmiten
al oído interno, en forma amplificada, las vibraciones generadas en el tímpano.
Ventana oval
Membrana móvil, que establece el límite entre el oído medio y el interno.
Anatomía del oído interno
Se halla formado por estructuras óseas y membranosas. Las primeras recubren, a modo
de estuche, a la segundas, y entre ambas hay un líquido, denominado perilinfa. Dentro
de las paredes membranosas hay otro líquido: la endolinfa.
Sistema vestibular (función: equilibrio y movimiento)
- Vestíbulo óseo: se conecta al iodo medio a través de la ventana oval. Tiene dos
dilataciones membranosas: el utrículo y el sáculo, las cuales contienen
receptores que proporcionan información estática (equilibrio) y son estimulados
por los movimientos rectilíneos del cuerpo.
- Conductos semicirculares: tres conductos dispuestos en planos perpendiculares,
uno respecto del otro, que presentan dilataciones membranosas (ampollas), las
cuales contienen receptores que proporcionan información dinámica (dirección
del movimiento) , y son estimulados por las movimientos bruscos y súbitos.
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Fisiología de la audición
En el ser humano, la función auditiva se relaciona con el órgano de Corti, que se
encuentran en el caracol y que cuenta con unas 24.000 células ciliadas, o
fonorreceptores. Por encima de esas células se halla la membrana tectorial. Cuando
una onda sonora ingresa en el oído interno, las vibraciones que se dirigen hacia la
ventana oval ponen en movimiento a la perilinfa, que a su vez produce el ascenso de la
membrana basilar, de modo que las células ciliadas chocan con la membrana tectorial.
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Como respuesta al choque mecánico, los fonorreceptores generan el impulso nervioso
que llega, a través de la vía auditiva, hasta el centro de la audición del cerebro, donde
se genera la sensación auditiva.
Fisiología del equilibrio
Las células ciliadas relacionadas con el equilibrio, o estatorreceptores, están
localizadas en el sistema vestibular del oído interno. Sobre algunas de ellas hay gránulos
de carbonato de calcio, los otolitos, que las oprimen. Ante un movimiento, los otolitos
ejercen presión sobre otra células ciliadas, las cuales les envían la información al
encéfalo a través de la vía vestibular.
Mecanorreceptores y termorreceptores: el tacto La piel es uno de los principales órganos sensitivos que poseen nuestro organismo. En
ella se encuentran receptores que nos informan de los diferentes estímulos del
ambiente: frío, presión, dolor, etc.
El sentido del tacto, a diferencia de otros sentidos, recibe dos tipos de estímulos: la
temperatura y la presión. Estos estímulos son percibidos, respectivamente, por los
termorreceptores y los mecanorreceptores localizados en la piel.
Los receptores de la piel se ubican en la dermis, y se denominan terminaciones
nerviosas sensitivas, de las cuales existen varios tipos. Se diferencian tanto desde el
punto de vista autonómico como por los estímulos que captan.
Terminaciones libres
Terminaciones nerviosas libres
Características
Se encuentran en casi todas las regiones del cuerpo
(entre 50 -200 x cm3). Dendritas provenientes de
nervios mixtos, que se ramifican entre las células
epiteliales o en el tejido conjuntivo.
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Estímulos que captan
Dolor, provocado por cualquier estímulo cuya acción sea persistente. Por ejemplo, una
sensación intensa, la radiación solar o el frío.
Discos de Merkel
Características
Prominencias en la epidermis
Estímulos que captan
Tacto. Por ejemplo, los objetos que se apoyan un largo tiempo sobre la
piel.
Terminaciones encapsuladas
Corpúsculos de Pacini
Características
Predominan en los dedos de las manos y de los pies (zonas profundas de
la piel). Dendritas encapsuladas: cada dendrita se halla envuelta por
células de neuroglia, que a su vez se halla rodeada de tejido conectivo
fibroso.
Estímulos que captan
Presión. Por ejemplo, estiramientos rápidos o cualquier deformación de
la piel.
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Corpúsculos de Meissner
Características
En las puntas de los dedos, en los labios, en las plantas de los pies y
en las palmas de las manos (zona superficial de la piel). Dendritas en
forma espiralada envueltas en una cápsula de tejido conectivo denso
y no fibroso.
Estímulos que captan
Tacto fino; reconocen los detalles de los objetos que tocamos. Por
ejemplo, cuando buscamos algo en un bolcillo y lo reconocemos son
verlo, por su forma y su textura.
Corpúsculo de Krause
Características
Predominan en la lengua y en los órganos sexuales. Dendritas ramificadas
y encapsuladas.
Estímulos que captan
Frío.
Corpúsculo de Ruffini
Características
En las palmas de las manos, las plantas de los pies y las puntas
de los dedos. Varias dendritas que, dentro de la capsula, se
separan en dos ramas divergentes.
Estímulos que captan
Calor.
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Sensibilidad táctil
La sensibilidad táctil se divide en dos tipos, los cuales, para legar al encéfalo, siguen
vías sensitivas diferentes:
En el tacto protopático (tacto grosero, no discriminativo, responsable de
sensaciones como el cosquilleo y el escozor), la segunda neurona se cruza a la
altura de la médula.
En el tacto epicrítico (tacto fino, responsable de la capacidad de reconocer
formas y tamaños y de percibir, por ejemplo, que somos tocados en dos puntos
diferentes del cuerpo aun cuando estén muy cerca no del otro), en cambio, la
segunda neurona se cruza a la altura del bulbo raquídeo.
Sensibilidad termoalgésica
La sensibilidad termoalgésica (temperatura y dolor) se transmite al encéfalo por una
vía.