Oda al viejo policía (el de la esquina)
Y otros poemas
Por Julio César Cervantes El Diablo
Donativo: 20 pesos
Texto:
Julio César Cervantes El Diablo.
Ilustraciones:
José Manuel Bañuelos “El Pulpo Santo”.
Edición
Mario Eduardo Ángeles.
La Testadura, una literatura de paso.
www.issuu.com/latestadura
www.latestadura.blogspot.mx
México, Mayo, 2016.
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Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus autores. La Testadura, una literatura de paso, hecha para
olvidarse en los lugares públicos o salas de espera.
Oda al viejo policía
(el de la esquina)
Y otros poemas
La Testadura, una literatura de paso
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¿Quién es más diablo que el Diablo?
Por Cristian M. Padilla Vega
La contracultura termina siendo incorpora-
da al sistema, se comercializa y se vende co-
mo marca de ropa o de tenis. Como la nueva
línea de Converse y sus modelos Sex Pistols.
Pienso en esos rebeldes sin causa de fina-
les de los 50, quienes ya para mediados de
los sesenta eran chicos bien portados, imitan-
do el look de Sinatra. O en los jeans que to-
maron como marca el movimiento Beat de
Kerouac y Burroughs, ah, y del joven Ginsberg.
Sin embargo, existen casos muy raros,
muy, muy raros. Ese es el caso del autor de
este poemario. El entrañable Diablo Cervan-
tes, note el lector que ni de broma pongo lo
de Diablo entre comillas, pues no caben corta-
Ju l io César Cervantes
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pisas ni en la obra ni en la vida de este músi-
co y poeta.
Cuando John Martin, editor de la revista y
después legendaria editorial Black Sparrow,
descubrió a Bukowski, aquel loquito que te-
nía años enviándole poemas y relatos cortos,
estaba intrigado de por qué escribía lo que
escribía. Encontró que el ahora célebre “viejo
indecente” vivía lo que escribía, y se atrevió a
exclamar que, había descubierto al nuevo
Rimbaud.
La honestidad frente a la hoja en blanco
es esencial para que un poeta pueda seducir
a sus lectores. Y creo que quienes conoce-
mos al Diablo Cervantes, no nos cabrá la me-
nor duda que lo que aquí plasma, son real-
mente sus entrañas, sin poses, sin flagelacio-
nes, sin retóricas superfluas, aquí están las
palabras a las que Octavio Paz decía que ha-
bía que hacer chillar: “Chillen, putas”.
He conocido pocos autores genuinos que
usen lenguaje soez sin ser chocantes, sin fin-
La Testadura, una literatura de paso
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gir vidas que no llevan, que no sienten o que
idealizan desde la comodidad de sus escrito-
rios. Con gran júbilo me atrevo a afirmar que
Cervantes es de estos malandrines de la pa-
labra que nos encantan, que nos descuentan
en knockout, y nos hacen ir por la revancha
del siguiente poema.
Cómo nos canta en su oda al viejo policía:
¡Oh! Viejo policía
recuerdas?
todos te llamaban
para bajar al gato
del tejado,
para calmar la riña
entre las putas,
para ponerle un quedito
al cabrón del marido
que había masacrado a su vieja,
(eras mejor que el párroco
pues no tenías que
Ju l io César Cervantes
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andar escondiendo
la macana).
Otro aspecto que me salta en estos ver-
sos, es la añoranza por el cuerpo de mujer
que se pierde, que se recupera, que se volve-
rá a perder, una nostalgia que no raya en la
desesperanza mórbida del romanticismo del
siglo XIX, sino que es manejada con un hu-
mor maestro, propio de un poeta muy de es-
tos tiempos.
Y la música, ah, la música de sus poemas,
todos son cantos, nunca se pierden las notas
en sus versos, lo cual, sin duda, nos devela la
unión de la poesía y la música endemoniada
del autor. Como en su poema, Tiempo. Que
son los acordes con los que cerraría un buen
músico de Blues una rolita quietona.
Tiempo
Déjame tocar
La Testadura, una literatura de paso
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tu cuerpo,
para hacerte vibrar
en una nota
sostenida
y dulce
hasta el
fin de
la
noche.
No me queda más que invitar al amable
lector a deleitarse con esta Testadura de
aniversario, que hoy se engalana, con el Dia-
blo Cervantes.
Ju l io César Cervantes
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¡¡¡Ah vida!!!
Cómo es posible
que todo en
esta vida
duela
Poco,
mucho,
tantito…
bastante,
A lo mejor
hasta un chingo
Pero
si fuera puto
me dolería doble;
mejor me sigo como estoy.
La Testadura, una literatura de paso
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Qué es…
Existe algo
en tu espíritu
que me llena.
Hace
que me sienta
completo, cuando
los tengo
entre las manos,
entre las piernas,
o sencillamente
ante
mis ojos…
¿tus pechos?
Ju l io César Cervantes
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Y pa’donde..?
Yo sé
que no mientes
cuando me dices
“te quiero”
Yo sé que no…
Mientes (¿?)
¿qué te hace
decir lo
que dices…
qué me vaya
o que regrese?
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La una
Despierto de madrugada
tomo tu mano
y nos vamos
juntos por
el sendero
de los sueños.
Ju l io César Cervantes
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Tiempo
Déjame tocar
tu cuerpo,
para hacerte vibrar
en una nota
sostenida
y dulce
hasta el
fin de
la
noche.
Tochtli
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No todo lo que brilla es oro
Dicen los viejos
no toda estrella te quema…
Existen luces que
¡no puedes ver!
¿dónde estás?
¿cuál es tu signo?
¿cual de todos estos güeyes
crees que soy?
Acaso lo último que viste,
pensaste…
u oliste.
En realidad
soy nadie para ti
un tronco
un transatlántico
que medio mar
te sirve
pa’no ahogarse.
Ju l io César Cervantes
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Oda al viejo policía
(el de la esquina)
¡Oh! Viejo policía
¿recuerdas aquellos tiempos
en que andabas por estas calles
donde todos te conocían
y reconocían tu aptitud
para localizar
al ratero
al marihuano
al robachicos
a los violadores
a esa parte de esta sociedad
que le gusta andar
entre las sombras
y con tu ojo de águila,
los descubrías?
¡Oh! Viejo policía!
Videa bien hermanito
La Testadura, una literatura de paso
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¿recuerdas los días domingos
cuando pasaba la gente
se quitaba el sombrero
te llenaba de salutaciones
y regalos?
¡hasta te parecías al párroco!
¡Oh! Viejo policía
recuerdas?
todos te llamaban
para bajar al gato
del tejado,
para calmar la riña
entre las putas,
para ponerle un quedito
al cabrón del marido
que había masacrado a su vieja,
(eras mejor que el párroco
pues no tenias que
andar escondiendo
la macana).
¡Oh! Viejo policía
Ju l io César Cervantes
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ahora, existe un pequeño cambio:
tus compañeros, son unos
hijos de puta
y los párrocos,
ahhh los párrocos...
siguen igual
escondiendo la macana.
Seguridad
La Testadura, una literatura de paso
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Uhhhh
Detengo mi paso
para verte pasar,
todas mis ideas se bambolean
al ritmo de tu cuerpo
me deleito
ante tu vaivén
y sorprendido
respondo con un
¿Ehhhhhh ?
A tu pregunta.
Ju l io César Cervantes
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No lo creo
Apenas te olí
anoche,
y no pude dormir.
Tu olor
lleno todos
los poros de
mi cuerpo.
Me levanto
con sueño
y pensando
en ti me baño,
y tu olor
lo traigo
en la punta
de la nariz.
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Vueltas y vueltas
I
Me revolqué
en la cama
buscando algún
átomo de
tu olor y….
me sorprendí
al ver que
te llevaste
TOOOODO.
II
Quisiera tener
desnudo tu
cuerpo entre
mis sábanas,
Ju l io César Cervantes
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y cuando estuviera
todo tibio
retozarías suavemente
e impregnarías
en ellas
tu esencia.
III
Despierto con
el día…ya
tarde,
recuerdo mi …
¿sueño?
Cubro mi cuerpo
con la tela y…
detecto sorprendido
el regalo
Sffff sffff sssffff
que me has
hecho.
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