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8/14/2019 Octave Mirbeau ,"Escrpulos"
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ESCRUPULOS
La noche pasada me encontraba profundamente dormido, cuando de pronto me despert un ruido
producido, al parecer, por la cada de un mueble en la pieza contigua a mi cuarto.
En aquel mismo instante, el reloj di las cuatro y el gato se puso a maullar de modo triste.
Salt del lecho y corr a enterarme, penetrando en la habitacin, que encontr alumbrada, y,
en mitad de ella, un caballero muy elegante en traje de etiqueta y condecorado, que se entretena en
llenar de objetos preciosos una magnfica maleta de cuero amarillo.
La maleta no me perteneca, pero s los objetos en que la llenaba, y, considerando incorrecto
este proceder, me dispuse a protestar.
A pesar de que no conoca el caballero, su rostro me era familiar ; tena una de esasfisionomas correctas y muy caractersticas que hacen creer que lo que la posee debe ser miembro
de un crculo.
El aspecto elegante y el buen humor de que de que pareca posedo me tranquilizaron, pues
debo confesar que no esperaba encontrarme ante un horrible ladrn, contra el que habra tenido que
emplear actos de violencia que me son repulsivos.
Al verme, elgentleman desconocido interrompi su tarea y me dijo sonriendo, con irona
benachona :
Dispensadme, caballero, si os he despertado... No es culpa ma : tenis unos muebles tan
delicados que, a la proximida de la ms ligera ganza, caen desmayados.
Entonces me fijo en el desorden en que se encontraban los muebles : cajones abiertos,
vitrinas fracturadas, un pequeo secreter en que guardo mis albajas de familia y los valores que
poseo, lastimosamente tirado en el suelo... y en tanto me daba cuenta del pillaje, el madrugador
visitante con su voz de timbre agradable :
Qu frgiles son estos muebles modernos ! Verdad ? Yo creo que estn atacados de la
enfermedad del siglo y se sienten neurastnicos como todo el mundo...
Y lanz ua pequea carcajada que me molest.
A quien tengo el honor de hablar ? dijo un poco ms tranquilo.
Dios mo ! respondi mi nombre en estos momentos os causara demasiada
sorpresa... No os parece mejor dejar para ocasin ms oportuna la presentacin, que, os confieso,
a pesar de que deseo sea prxima, no me parece este el momento mejor de descubrir mi incgnito
por ahora.
Sea, caballero, pero esto no me explica...
Mi presencia en vuestra casa a esta hora y este desorden ?...
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Eso es... y os agradera...
Cmo ! ya lo creo ; vuestra curiosidad es muy legtima y voy a satsfacerla en el acto ;
pero, perdonad : ya que vamos a hablar un momento, sera prudente que os pusierais una bata ; hace
mucho fro y podis constiparos.
Tenis razn... dispensadme un momento.
Pues no faltaba ms !
En mi cuarto me puse rpidamente una bata, y al volver vi que el desconocido haba
intentado poner un poco de orden en el gabinete.
No os molestis le dije todo eso lo arreglar maana el criado.
Le ofrec un asiento e, sentndome :
Yo tambin os escucho agregu.
Caballero, yo soy un ladrn... un ladrn de profesin... lo haba adivinado ?
Sin duda alguna !
Eso hace honor a vuestra perspicaca... pues s soy un ladrn, y si me he decidido a
abrazar esta posicin social, lo he hecho convencido de que era la ms franca, la ms leal y la ms
honrada de todas... El robo, caballero, y digo el robo como dira el foro, la literatura, la pintura, la
medicina, etctera, ha sido hasta ahora una carrera desacreditadsima, porque lo ejercan seres
ignorantes, odiosos, brutos, gentes sin elegancia ni educacin. Pues bien, yo pretendo darle el
prestigio a que tiene derecho y hacer del robo una carrera liberal y honrada.
El robo es la nica preocupacin del hombre.
No se elige una profesin, sea la que fuere, sino con el objeto de que nos permita robar algo
a alguien.
No quiero hablar mcho de m.
Empec en el comercio..., pero las sucias tareas que me obligaban a desempear, y losinnobles engaos, y la falta de peso, repugnaban a mi delicadeza ; abandon el comercio por la
Banca, y esta me disgustaba tambin ; no pude nunca acostumbrarme a emitir papel falso de las
minas falsas ; enriquecerse engaando a los dems gracias a la virtud de deslumbradores prospectos
y combinaciones, era empresa que rechazaba mi conciencia escrupolosa enemiga de la mentira...
Entonces pens en el periodismo y necesit un mes para convencerme de que, a menos de
entregarse a chantages de todo gnero, el periodismo no produce una peseta. Entonces, pens en la
poltica.
Al llegar a este punto no pude menos que soltar una carcajada.
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Eso es dije No merece otra cosa. De este modo agot cuanto la vida pblica y
privada puede ofrecer de profesiones y carreras a un joven activo, inteligente, delicado cual yo,
disfrcese con el nombre que quiera, es el nico objeto, el resorte nico que mueve todas las
actividades, pero disfrazado, y por consecuencia ms peligroso ; entonces me hice la reflexin
siguiente : Ya que el hombre no puede sustraerse a esta ley fatal del robo, ser mucho mas
honroso que prctique lealmente y sin desfrazar con excusas ilusorias el natural deseo deapropriarse del bien ajeno.
Desde entonces rob ; de noche penetraba en las casas ricas y tomaba de las cajas del
prjimo lo que necesitaba para mis necesidades. Eso, slo me exige algunas horas todas las
noches ; aparte de eso, vivo como todo el mundo... Pertenezco a un Crculo aistocrtico, tengo muy
buenas relaciones, el ministro me ha condecorado recientemente, y cuando he dado un buen golpe,
soy accesible a todas las generosidades. Por ltimo, caballero, yo hago leal y francamente lo que
todo el mundo hace de un modo indirecto.
Mi conciencia est tranquila, porque, de todos los seres que he conocido, soy el nico que
ha adaptado animosamente sus actos a sus ideas...
Era de da y ofrec al elegante desconocido participase de mi almuerzo, pero l no acept
porque estaba de frac y no quera molestarme con tal incorreccin.