NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE
INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y
ETNOLÓGICO LOCALIZADOS EN EL ÁMBITO DEL
RÍO TARAFA
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ*
l pasado mes de noviembre de 2010 se dio comienzo a las obras de restauración
medioambiental del río Tarafa a su paso por el término municipal de Aspe. Dicha
actuación, que ha sido impulsada por el Ministerio de Medio Ambiente a través del
órgano competente en estos casos, la Confederación Hidrográfica del Júcar, se ha
cofinanciado con fondos europeos FEDER. El objetivo primordial de esta iniciativa
consiste en la adecuación y reintegración de los valores paisajísticos y
medioambientales del río y zonas aledañas al cauce, a la vez que se articula de manera
eficiente este corredor fluvial como elemento integrador entre las diferentes zonas por
las que discurre, facilitando su uso como paraje natural por parte de los ciudadanos.
De acuerdo con la legislación vigente, este tipo de proyectos debe incorporar
necesariamente un seguimiento arqueológico intensivo a pie de obra que supervise y, en
su caso, minimice o impida la posible afección sobre las estructuras arquitectónicas,
yacimientos arqueológicos o cualquier otro bien cultural que pudiera existir en el cauce
y su entorno más inmediato. En este caso, estas tareas han sido adjudicadas a la empresa
de arqueología, restauración y gestión del patrimonio ARPA Patrimonio S. L.,
correspondiendo la dirección de las mismas al autor del presente artículo.
La supervisión continuada de las remociones de tierras y tareas de desbroce
efectuadas desde el inicio de las obras, unida a la prospección de las zonas afectadas en
busca de evidencias arqueológicas -con resultados positivos en muchos casos, sobre
todo en lo que respecta a materiales cerámicos-, nos han permitido localizar al menos
cuatro nuevos yacimientos arqueológicos de los que se desconocía su existencia y han
contribuido a la mejora de la caracterización cronológica y cultural del poblamiento
medieval y moderno de extensas áreas colindantes con el cauce, especialmente en el
área comprendida entre el Hondo de las Fuentes y el paraje de Quincoces, incluyendo
por supuesto el propio tramo urbano del río1.
1 Para un acercamiento al conocimiento de los enclaves arqueológicos aspenses identificados hasta 1999
(con algunas inclusiones posteriores), entre ellos los ubicados en el entorno del Tarafa, resulta de
E
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
Esta tarea de vigilancia, unida a la propia dinámica de la obra, nos ha permitido
igualmente el descubrimiento y estudio de nuevas e interesantes estructuras
arquitectónicas de naturaleza hidráulica, entre las que cabe destacar el hallazgo y
excavación con metodología arqueológica de los restos del puente del Camino Real de
Alicante a Madrid, en el Hondo de las Fuentes.
Ojo del puente del Camino Real de Madrid a Alicante en el Hondo de las Fuentes, poco después de su
descubrimiento.
No menos importante está resultando la restauración y puesta en valor de los tres
azudes o rafas que existen en el cauce junto con su antigua red de acequias, a los que la
empresa constructora adjudicataria de las obras se ha comprometido a consolidar e
integrar dentro de la actuación de la manera más respetuosa posible2.
En lo que respecta a la presencia de bienes de carácter etnológico y aun tratándose
del cauce de un río, con todo lo que ello conlleva en lo referente a la precaria
conservación de los posibles hallazgos (pensemos en avenidas, humedades,
soterramientos...), el abanico de elementos localizados durante la limpieza y perfilado
de taludes ha sido realmente amplio, al darse la paradoja de que la utilización del propio
imprescindible consulta la carta arqueológica del término elaborada por José Ramón García Gandía y
publicada por el Ayuntamiento de Aspe en 2008, Arqueología en Aspe. Poblamiento y territorio. Se trata
del primer estudio que aborda con criterio científico y de manera sistemática y rigurosa la identificación e
interpretación de la totalidad de nuestros yacimientos. Su espíritu global a la vez que abierto lo convierten
en un verdadero documento marco de referencia en el campo de la investigación arqueológica local, por
lo que debería actualizarse incorporando, en una futura segunda edición, el listado de nuevos yacimientos
descubiertos desde su publicación. 2 No incluimos a sabiendas dentro de esta relación a la rafa del Fauquí, aun tratándose del azud de mayor
entidad y con mayor respaldo documental de todo el cauce, por encontrarse sepultada bajo la plataforma
de la actual carretera CV-846 a su paso por el paraje de las Fuentes. No obstante, ha podido constatarse su
existencia -y desgraciadamente su destrucción parcial- al abrir el terreno para la instalación de un marco
prefabricado de hormigón que facilitará la evacuación de aguas de avenida en ese punto.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
3
espacio como vertedero desde hace siglos ha favorecido enormemente su presencia:
aparecen así herramientas y útiles de labranza, como los dos rulos de era localizados en
Quincoces; morteros de piedra; tejas de diferentes tipologías con sus correspondientes
marcas de fábrica; damajuanas y botellas de cristal, etc... No obstante, son los cuatro
molinos harineros dispuestos junto al río -o mejor dicho, la presencia casi insultante de
sus ruinas- los enclaves de mayor calado etnológico, sin olvidar el lavadero del Hondo
de las Fuentes, sepultado por apenas unos centímetros de tierra.
Teja plana fabricada durante los años de la Guerra Civil en la cerámica socializada nº 5. Apareció
revuelta entre materiales de derribo en el antiguo vertedero urbano del río, cerca del puente del Baño.
El espacio afectado por las obras, que cuenta lógicamente con la orientación
marcadamente lineal que impone el propio curso fluvial, resulta ser de casi diez
kilómetros de longitud, que hay que multiplicar por dos si tenemos en cuenta que se
están supervisando las tareas realizadas a ambos lados del cauce. A pesar de ello, lo
dilatado en el tiempo de las obras nos ha permitido prospectar e inspeccionar la práctica
totalidad del ámbito de actuación.
A efectos meramente descriptivos y para facilitar la distribución de los materiales,
yacimientos y elementos constructivos estudiados en el presente artículo, hemos optado
por su ordenación en tres grupos atendiendo a su lugar de aparición3: el primer tramo, o
3 Evidentemente esta distribución del curso del río en tres tramos no responde con fidelidad a su perfil
hidrológico completo ni a la estructura geológica de los terrenos por los que circula, ya que su cuenca
hidrológica se localiza en el interior de la provincia de Alicante, al oeste de La Romana entre las sierras
de las Pedrizas, el Reclot y el Algayat.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
curso alto del río, que comenzaría en la intersección del cauce con el camino viejo de
Hondón y terminaría en el Hondo de las Fuentes; el segundo tramo o curso medio,
desde este punto hasta la rafa de Perceval; y el último tramo o curso bajo, desde la Mina
de Barrenas hasta el encuentro del Tarafa con el Vinalopó en Quincoces.
EL PARAJE DE LA RAMBLA O CURSO ALTO DEL RÍO
Lo que tradicionalmente ha venido conociéndose entre los aspenses como la Rambla
no es sino el cauce del Tarafa, que en esta zona aparece normalmente seco aunque en
ocasiones ha canalizado fuertes avenidas de agua, las más virulentas y cercanas en el
tiempo a finales de los ochenta del pasado siglo. En ninguno de los cortes prospectados
a lo largo de todo el tramo se ha detectado la presencia de secuencias estratigráficas de
interés arqueológico. El elemento de mayor interés patrimonial existente en esta área es
el acueducto conocido como Canal de Hierro, del que ya se han publicado algunos
estudios (Martínez Español, 2007a: 98-99. Mejías López, 2008: 151-159). La actuación
sobre esta estructura singular ha consistido en el refuerzo de los estribos de
mampostería y sillería sobre los que se apoyaba, que manifestaban serios problemas de
estabilidad; el esqueleto metálico se ha limpiado de intrusiones vegetales y herrumbre;
se han reintegrado las zonas dañadas por el óxido; se ha eliminado de la caja del canal la
malla metálica recubierta de mortero que trataba de evitar fugas de agua y finalmente se
ha cubierto de una imprimación de pintura protectora. El descubrimiento de sus pilas de
cantería habría redondeado una actuación que por otra parte ha resultado satisfactoria.
En sus cercanías se han localizado los restos de dos pequeños cubículos de origen
antrópico excavados sobre los niveles de tierra apelmazada de la parte superior del
margen izquierdo del cauce. No se ha podido constatar sus dimensiones al encontrarse
parcialmente colmatados por los sedimentos arrastrados desde los niveles adyacentes;
tampoco aparecen asociados a ellos elementos culturales, pero las marcas dejadas en las
paredes por el herramental utilizado nos hacen pensar que se trata de habitáculos de
origen contemporáneo, tal vez construidos y utilizados por pastores o agricultores de la
zona como abrigos o refugios temporales.
Aguas abajo se ha comprobado la total destrucción de la rafa del barranco de la
Zenia (Cremades Caparrós y Sala Trigueros, 1998: 35). Sus restos han aparecido
diseminados sobre el talud derecho del río, apenas unos metros más allá de su
emplazamiento original, que actualmente se integra dentro de un recinto vallado
perteneciente a un almacén de materiales de construcción4.
4 Una vez más se pone en evidencia la desidia y la total impunidad con que algunos ciudadanos actúan
sobre el patrimonio local, bien por desconocimiento, bien porque a día de hoy todavía sigue sin aplicarse
a nivel local la normativa legislativa básica que ampara la protección de este tipo de elementos
patrimoniales.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
5
A partir de aquí y salvo algunos muros de piedra seca de factura contemporánea, no
han parecido bienes culturales dignos de reseñarse. La existencia de antiguos pozos y
sondeos en busca de agua en las parcelas aledañas al cauce, documentados desde al
menos la segunda mitad del siglo XVIII, no ha podido comprobarse por encontrarse
fuera del campo de actuación del seguimiento. De la misma forma, los elevados niveles
de soterramiento del cauce en el tramo que enfila hacia el Hondo de las Fuentes hacen
imposible la aparición en superficie de los seis o siete manantiales que sabemos existen
allí, tanto por cartografía del siglo XIX como por testimonios orales de vecinos que los
han conocido funcionando hasta los años cincuenta del pasado siglo.
EL TRAMO URBANO O CURSO MEDIO
Tal vez sea esta la zona donde se concentran los elementos de mayor interés
patrimonial de todo el curso del río. Y no es casualidad que así sea puesto que es a partir
del Hondo de las Fuentes donde el río Tarafa comienza a recibir los aportes de
numerosos manantiales, la mayor parte de ellos situados sobre el margen izquierdo del
cauce. Parece evidente que el asentamiento urbano actual debió estar condicionado en
buena medida por este hecho. Esa permanente ocupación humana de las riberas del río,
Tramo de la acequia de la Huerta Mayor integrado dentro del parque de la calle Lepanto.
relacionada con el aprovechamiento de un bien tan preciado como el agua para fines
agrícolas y de consumo, ha supuesto que desde hace siglos se haya construido -y
reconstruido, una y otra vez- sobre el mismo río o junto a él toda una serie de
infraestructuras destinadas a la captación y distribución de sus aguas. Ejemplos de la
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
extrema importancia que estas arquitecturas hidráulicas tuvieron para Aspe es su
pervivencia en el tiempo, la magnitud de algunas de ellas y las importantes sumas
invertidas en su construcción y mantenimiento.
A los últimos años del siglo XIX o principios del XX podría corresponder la
construcción del lavadero del paraje de las Fuentes. Aunque no se ha localizado
documentación que confirme esta hipótesis, su aparición en fotografías de la segunda
década del siglo XX y la construcción del depósito de aguas potables de Aspe con su
correspondiente cañería en un lugar inmediato, entre finales de 18945 y principios de
18956, apuntan a que tal vez pudo aprovecharse esta circunstancia para disponer un
lugar donde pudiesen lavar las mujeres. Habilitado en un primer momento para que se
lavase de rodillas, aprovechaba las aguas de la acequia que bajaba desde la Columna
para conducirlas por el propio lavadero, construido con unas dimensiones estimadas de
un metro de anchura por veinte de longitud a base de gruesos bloques de piedra cogidos
con mortero de cal sobre los que se frotaban las prendas. A mediados de los cincuenta
se practicaron zanjas perimetrales que permitieron lavar de pie y ya a en 1959 se acabó
cubriendo con un tejadillo a dos aguas7, como puede comprobarse por las fotografías
conservadas (Candela Guillén y Mejías López, 2011: 58-59). Su abandono definitivo a
finales de los setenta y las riadas de los ochenta acabaron por sepultarlo, aunque de
manera muy somera y seguramente sin que sufriera daños de consideración. Puesto que
se conoce con exactitud su ubicación resulta casi obligada su reintegración dentro del
entorno, más si pensamos que se conseguiría practicando tan solo una ligera excavación
y alguna tarea leve de consolidación y musealización, todo ello a un coste mínimo.
Apenas a unos pocos metros del lavadero y durante unas tareas de excavación
rutinaria efectuadas el pasado mes de abril para la construcción de un imbornal, han
aparecido de manera totalmente sorpresiva y a unos dos metros de profundidad los
restos de una estructura abovedada de grandes dimensiones. Aun estando pendiente la
elaboración de la memoria arqueológica definitiva, si cruzamos los primeros resultados
de la excavación con la documentación y planos de época conservados podemos afirmar
casi con total certeza que se trata de uno de los ojos del puente dieciochesco habilitado
para dar continuidad al tránsito del Camino Real de Madrid a Alicante.
Los numerosos episodios de lluvias torrenciales de la segunda mitad del siglo XVIII
habían dañado severamente la rafa del Fauquí, usada desde antiguo también como
5 AHMA: Libro de Actas Municipales de 1894, sesiones de 2 y 4 de septiembre de 1894, en las que se
decide el lugar donde construir el nuevo depósito de aguas potables de la villa: "El señor Presidente hizo
presente a la Corporación que era de sumo interés al consistorio un pequeño depósito en Las Fuentes
punto encima del abrevadero primitivo para las aguas potables de esta Villa por ser de suma necesidad y
beneficioso e higiénico para la salud pública (...)". 6 AHMA: Libro de Actas Municipales de 1895-96, sesiones de 10 y 24 de marzo de 1895, donde se da
cuenta de los pagos efectuados a los participantes en la obra. Los trabajos de labra de la piedra empleada
en la construcción de la caseta-depósito fueron efectuados por el cantero Antonio Cremades Bonmatí; las
tejas procedían de la cerámica de Ramón Vicedo; puertas, ventanas y demás elementos de madera fueron
suministrados por el taller de la familia Almodóvar y los elementos metálicos pertenecían a la herrería de
Vicente Almodóvar. 7 AHMA: Libro de Actas Municipales de 1957-1966, sesión de 27 de junio de 1959.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
7
puente del Camino Real, acometiéndose reformas y consolidaciones parciales en las que
intervienen el arquitecto valenciano Vicente Gascó -que llega a elaborar planos para su
reconstrucción en 1791 y 17938- y el aspense José Gonzálvez de Coniedo
9. Pero esta
deja de cumplir definitivamente su función de plataforma-puente tras la demoledora
riada de septiembre de 1793 (Mejías López, 1998: 28-30. Martínez Español, 2007b: 26-
28 y 70-83). Es en este momento cuando la Junta de Caminos de Orihuela debió
financiar el levantamiento de un puente provisional de fábrica abovedada que permitiera
el paso del río10
mientras se reconstruía el paredón del Fauquí; sin embargo, los trabajos
en el azud se demoraron más de lo previsto. Mientras tanto, nuevas avenidas de agua
acabarían por destruir -no sabemos si totalmente- las arcadas del puente, tal vez la de
octubre de 1797, por lo que el vadeo del río se efectuaría en muy malas condiciones o
tal vez por el nuevo puente del Baño, también provisional. En los años siguientes el
azud se mantuvo funcionando en precario hasta llegar a 1805, cuando el arquitecto Juan
Bautista La Corte, comisionado para visurar los daños y proponer un proyecto de
reconstrucción, escribe un completo informe que evacúa al Intendente del Reino el 20
de septiembre de ese año. De él se extraen jugosos comentarios acerca del puente
cuando dice:
"(...) Asimismo el camino de Madrid (...) que guía á Alicante, Elche y otros pueblos por lo
profundo del Rio con las incomodidades y peligros continuos, se dirigía antiguamente por la misma
presa y terraplenes que se inutilizó a el mismo tiempo: posteriormente construyeron el Puente (...) y
habilitaron el camino pero tampoco ha podido subsistir pues la rapidez aun en las medianas avenidas lo
destruyeron."
Y más adelante:
"(...) Se demolerá el saliente del resto del puente (...) para la mejor formacion del terraplén (...)
como por la expresada ruina de la presa se cortó enteramente el tránsito del camino de Castilla, se
abilitó (sic) de fabrica el Puente (...) por cuenta de los fondos de la Junta de Caminos de Orihuela y el
relleno de terraplén lo hicieron los jornaleros de la Villa el que posteriormente se destruyó en estas
ultimas avenidas."
Para terminar afirmando:
"... La Villa de Aspe segun dejo indicado contribuye anualmente a la Junta de Caminos de
Orihuela con ocho mil rs. (...) se avilitase un Puente para el transito de este Rio para la carretera de
8 Puede consultarse el plano que Gascó presentó para la reconstrucción del azud tras la riada de 1793 en el
número 43 de La Serranica (Mejías López, 1998: 26). 9 AHDPA: Legajo GE 12610/1. Correspondencia relativa a la Hacienda: informes y recursos (1762-
1830). La actividad de Gonzálvez de Coniedo en las tareas de reconstrucción de la rafa se inicia en
febrero de 1788 prolongándose hasta enero de 1791, cuando, tras el pertinente informe de Vicente Gascó,
se le aprueba el pago de sus honorarios a razón de 30 reales diarios. 10
A día de hoy no se ha localizado el legajo que contendría todo el procedimiento con su dotación
presupuestaria, planos y visuras, arquitectos y maestros de obras intervinientes, etc. La ejecución de un
puente de fábrica de estas características en el itinerario de un camino real era una cuestión de suma
importancia que las autoridades competentes seguían muy de cerca. Sería interesante localizar los
archivos de la Junta de Caminos de Orihuela (o lo que quede de ellos), donde sin duda se recogió el
expediente de este puente.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
Madrid desde Alicante, como ya en otro tiempo auxilió para la calzada y Puente arruinado que se ve en
el Plano general (...)"11
Plano del Hondo de las Fuentes elaborado por Juan Bautista La Corte en 1805. Se advierten los restos
del puente recientemente descubierto, que aquí se marcan con la letra I, y la rafa del Fauquí con los
daños sufridos tras la riada de 1793.
Debemos aclarar que el uso del término "terraplén" hace alusión a la propia
carretera, que se adosa a la presa por su lado de aguas arriba rematando el lado exterior
con un muro, posiblemente de mampostería y mortero de cal, que se reforzaría con
contrafuertes para prevenir el empuje de las aguas. Sobre esta caja se practicaría todo el
relleno de la carretera, primero con tierra apisonada y en los niveles sucesivos con
gravas y zahorras de calibres progresivamente más pequeños, hasta llegar al nivel
superior de la presa, derivándose las aguas por las acequias laterales correspondientes.
De esta forma se facilitaría el paso sobre una superficie más adecuada para las
herraduras de las caballerías que la piedra que forraba la coronación del azud. Todas
estas evidencias, junto a los planos que el arquitecto levantó representando la situación
real de las estructuras y el lugar donde se ubicaban12
, han sido fundamentales para que
11
AHDPA, loc. cit. : Informe y planos del arquitecto Juan Bautista La Corte destinados a reedificar el
azud del Fauquí. Valencia, 20 de septiembre de 1805. 12
Hemos podido comprobar in situ la exacta correspondencia entre la ubicación actual de los restos del
puente y la rafa del Fauquí y la que aparece señalada para estos elementos en los planos levantados en
1805 por La Corte.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
9
podamos concluir que los restos del puente localizado corresponden al construido
después de 1793 y que aparece arruinado en septiembre de de 1805.
La estructura excavada se corresponde con una bóveda de arco rebajado con una luz
de 1,85 metros que apoya sobre pilas de mampostería careada de sección rectangular de
1,3 metros de espesor, lo que le da una anchura frontal de 4,45 metros. La altura desde
Vista frontal del tramo del puente con el arranque de un segundo arco a su izquierda.
la cimentación hasta los escasos restos conservados de lo que parece ser el encachado
que serviría como base de la calzada supera los 3 metros, y la anchura de la plataforma
de rodadura es de 4,71 metros, apenas suficiente para el cruce simultáneo de dos carros.
El arco aguas abajo no dispone de una piedra clave diferenciada; tampoco presenta
huellas de mechinales en el interior de la bóveda ya que su pequeña altura haría que la
cimbra se pudiese apoyar directamente sobre el propio cauce, o bien sobre las impostas
que, a modo de riñones de apoyo, aparecen al interior. Como dato curioso apuntar que
durante la excavación pudo verificarse la existencia de una cámara sellada en el intradós
de la bóveda, que apareció tapizada de eflorescencias de sales de cal a modo de
estalactitas y casi repleta de ladrillos macizos que se habrían desprendido de esta, lo que
nos indicaría una terminación del puente más esmerada de lo que cabría esperar por su
apariencia actual. No obstante ha sido imposible documentar la existencia de pretiles o
guardarruedas y tampoco la de tajamares o espolones, aunque no puede descartarse la
existencia en un primer momento de estos elementos puesto que la estructura
conservada presenta claras muestras de haber sido sometida a un desmonte minucioso,
tal vez para aprovechar sus materiales en la construcción del cercano azud del Fauquí o
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
bien en el paredón de gruesos mampuestos recogidos con un mortero muy pobre en cal
que ha aparecido adosado y cabalgando al puente en su lado de aguas arriba13
.
Estructura excavada del puente desde el lado de aguas arriba. En primer término podemos ver la
cañería de la conducción de aguas potables, posiblemente de finales del siglo XIX.
Su morfología nos hace pensar en un azud provisional que pudo levantarse de
urgencia en algún momento posterior a la riada de 1793 y que utilizaría al puente
arruinado como contrafuerte y apoyo, o tal vez pueda tratarse del estribo exterior de la
nueva carretera construida a principios del siglo XIX en base a los planos de La Corte.
En cualquier caso, esto explicaría el desmantelamiento casi total de los materiales que
recubrían el trasdosado de la bóveda, que ha aparecido con el esqueleto desnudo y las
marcas de un encofrado de mortero de cal con gravas de módulo mediano y grueso.
Todo apunta por tanto a una amortización organizada de la estructura.
Sin duda debió tratarse de un puente bajo, fácilmente rebasable por las crecidas del
río, que presentaría plataforma horizontal sobre una arquería compuesta de varias
bóvedas (desconocemos su número) y probablemente con accesos en rampa apoyados
sobre los estribos y vanguardias. Las catas realizadas durante la excavación han
confirmado la debilidad de su cimentación ya que apoya directamente sobre un nivel de
arcillas, sin enrejado ni pilotes advertibles a primera vista. Esta circunstancia,
seguramente condicionada por la rapidez en los plazos de construcción, propiciaría su
ruina casi inmediata.
13
Sobre este paredón se dispone a su vez, en lo que suponemos una actuación muy posterior, un grueso
muro de hormigón antiguo de un metro cuadrado de sección revestido de mampuestos, donde se embute
una cañería a base de arcaduces de barro cocido. Esta conducción partiría del antiguo depósito de aguas
potables construido en 1894 y por su orientación pensamos que continuaría hasta el estilizado sifón de
cantería que se encuentra al otro lado de la carretera.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
11
El puente visto desde aguas abajo. Se advierten los restos de lo que pudo ser el encachado de la
calzada.
Íntimamente relacionada con la existencia de este puente aparece una decena de
metros aguas abajo la ya citada rafa del Fauquí. Sin entrar en demasiados detalles
diremos que las obras han cortado transversalmente su estructura en un tramo de unos
cinco metros, presentando una sección que muestra ligera inclinación a modo de talud
en el paramento aguas abajo. Su disposición puede establecerse marcando una línea
imaginaría que uniría los puntos actualmente ocupados por el inicio de la senda de la
acequia del Fauquí (hacia el norte) con el antiguo abrevadero junto al depósito de aguas
(al sur), atravesando la carretera en una diagonal de un centenar de metros. En los cortes
se aprecia su buena fábrica de mortero de cal reforzada con mampuestos de mediano
tamaño, su coronación con gruesas losas de mármol rojo y la presencia de la antigua
cañería de aguas dulces para abastecimiento de la villa, que aparece embutida a unos 70
centímetros por debajo del pavimento. Las circunstancias de la actuación en este punto
nos han impedido recabar apenas más información, por lo que poco se puede aventurar
acerca del terraplenado con su muro de apoyo para el Camino Real, que como ya hemos
dicho se encontraría adosado aguas arriba.
Resulta difícil adjudicarle una cronología por cuanto la última alusión a la presa de la
que disponemos corresponde al definitivo informe de La Corte emitido el 28 de
septiembre de 1807 (Martínez Español, 2007b: 82-83), en el que da por buenas las obras
efectuadas por la Junta de Aguas de Aspe. De ser esto así, y suponiendo que las riadas
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
La rafa del Fauquí una vez seccionada. Pueden verse las losas de mármol rojo de la coronación y la
cañería embutida bajo ellas. La acumulación de cantos rodados sobre los niveles de relleno podrían
corresponderse con la antigua superficie de rodadura del Camino Real.
que soportó el Tarafa a lo largo del siglo XIX no afectasen sustancialmente a la
estructura de la presa, se podría concluir afirmando que la rafa nuevamente descubierta
bajo el firme de la CV-846 es la misma que reconoció La Corte en 1807.
A ambos lados del azud ha podido constatarse la existencia de parte de sus aletas o
estribos. La del lado correspondiente a la huerta del Fauquí todavía conserva amplios
tramos del trazado de la antigua acequia, que aquí aparece construida a base de sillares
de arenisca vaciados14
. En el extremo opuesto, junto al único pilón conservado de los
muchos que se colocaron sobre el borde de la rafa a modo de quitamiedos a finales del
siglo XIX, encontramos los restos de una potente estructura de factura quasi ciclópea,
compuesta de grandes módulos de arenisca que se unen, como si de un machihembrado
se tratase, mediante rozas laterales que se encaran a modo de grapas y se sellan con
canto y argamasa. Su factura, tan diferente de la morfología constructiva de la rafa
actual, así como su localización aparentemente desubicada nos inclinan a pensar que
podrían tratarse de los restos de la primitiva rafa destruida en 1751, tal vez los
correspondientes al sector que La Corte identifica como ya reconstruido por Gonzálvez
de Coniedo en 1791 bajo la dirección y planos de Vicente Gascó15
.
14
El trazado de esta acequia, utilizado desde antiguo como senda, atravesaba el espacio ocupado por la
casa de la Rafica, donde existía un lavadero. Unos metros más adelante se utilizó la fuerza de sus aguas
para mover la piedra del molino de Mindán, construido en el segundo tercio del siglo XIX y arruinado
intencionalmente hace pocos años. Todavía son visibles entre sus ruinas los restos del cubo y un acceso
abovedado al cauce del río. Cerca de allí se conserva la galería excavada en el propio talud para dar paso
a la acequia de la rafa mayor, situada unos trescientos metros aguas arriba. 15
Observando con detenimiento los planos de La Corte (Martínez Español, 2006: 147 -150) se puede
observar la evidente similitud existente entre la forma de representar la unión machihembrada de los
sillares que utiliza el arquitecto y la que realmente presentan estos. Se trataba de una solución
constructiva bastante común en la arquitectura hidráulica.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
13
Tramo de la acequia del Fauquí al inicio de su recorrido en el Hondo de las Fuentes.
Estructura de sillares de la rafa del Fauquí ubicada en el inicio del camino Carril. Puede comprobarse
la técnica utilizada para unir las piezas con rozas selladas a base de mortero.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
Continuando aguas abajo y una vez sobrepasado el acueducto que ponía en
comunicación las acequias del Aljau16
y el Fauquí, sobre el que no se tiene previsto
actuar, nos encontramos en el paraje de la Rafica con dos azudes casi contiguos, los
correspondientes a las acequias de la Huerta Mayor.
Restos de la antigua acequia del Aljau antes de llegar a la rafa superior de la Huerta Mayor.
La obra en curso tiene proyectada la reconstrucción del estribo izquierdo de la rafa
mayor, totalmente desaparecido, así como el rejuntado y limpieza de los enlosados de
mármol de las coronaciones de ambas17
. Entre las dos presas se advierten dos galerías
drenantes o minas de captación, una a cada lado del cauce, que aportan los primeros
caudales visibles al curso del río; de origen indeterminado, sin duda deben tener una
cronología paralela a las de los azudes a los que alimentan.
En este punto se inician los trazados de las dos acequias correspondientes a las rafas,
sin olvidar que por una cota superior discurre la que canaliza las aguas de la rafa del
Fauquí. Circulan de forma paralela suspendidas sobre el talud derecho y separadas por
16
Tramos de esta antigua acequia pueden observarse todavía entre este punto y el paraje de la Rafica,
aunque se encuentran prácticamente volados sobre el cauce y terrazas anejas. 17
Coincidimos plenamente con Martínez Español (2007a: 87-88) cuando al abordar un primer intento de
catalogación de ambas presas adjudica una cronología dieciochesca a la rafa superior y un probable
origen islámico a la rafa mayor o inferior. Ni que decir tiene que, al igual que la presa del Fauquí, estos
azudes sufrieron periódicamente los envites de las aguas por lo que han soportado numerosas
restauraciones a lo largo de los siglos.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
15
Galería drenante en el paraje de la Rafica. Sobre ella
puede verse el muro de soporte de la acequia de una de
las rafas.
Acueducto de la acequia de la rafa mayor cerca de su encuentro con el barranco de Mira.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
una diferencia de nivel de apenas unos metros. Su estado de conservación es bastante
deficiente, habiendo desaparecido en tramos prolongados, sobre todo los
correspondientes a la acequia de la rafa superior. La acequia más cercana al cauce de
aguas bajas se conserva mejor, al estar apoyada en un prolongado tramo sobre altos
muros de mampostería. El encuentro con la desembocadura del barranco de Mira se
soluciona disponiéndola sobre una arquería compuesta de seis arcos de medio punto,
cuya factura y materiales nos recuerdan a los del acueducto del Hondo de las Fuentes.
Justo en este punto pero unos metros más arriba, en la intersección de la calle
Lavadero con la calle Barranco, se encuentra totalmente amortizada bajo un grueso
paquete de tierras y escombros la alcantarilla o puentecillo de cantería que facilitaba la
evacuación al río de las aguas arrastradas por el barranco. Nada más sabemos de esta
pequeña construcción, de la que no se conservan imágenes, aunque la desafortunada
actuación, realizada a principios de los años noventa del pasado siglo, sería fácilmente
reversible. A sus pies y ya en el mismo lecho del río, hemos localizado un mortero de
piedra de grandes dimensiones labrado en mármol blanco-grisáceo: su tipología nos
hace pensar que puede tratarse de un mortero para la fabricación de pólvora. Esta
hipótesis se ve reforzada por su ubicación junto a una acequia -en este caso podría ser la
del Fauquí o la correspondiente a la rafa superior de la Rafica- ya que el agua era
imprescindible para el triturado y amasado del carbón, el azufre y el salitre, que se
verificaba sobre morteros muy similares al nuestro con mazos o batanes movidos por
una rueda hidráulica18
.
Mortero de pólvora localizado en el barranco de Mira durante las tareas de traslado
al Museo Histórico Municipal.
18
Jover Maestre y Pérez Medina (2007: 52-53) publicaron una ficha catalográfica sobre el molino de
pólvora de la rambla de Puça, en Petrer, donde aparecen morteros de factura casi idéntica al nuestro.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
17
La proximidad del lugar del hallazgo al que ocupó en época moderna el molino del
puente del Baño podría apuntar a la existencia de algún ingenio para la fabricación de
pólvora en Aspe, posiblemente durante el siglo XVIII.
Quedan fuera del ámbito de estudio de este artículo elementos patrimoniales tan
significativos como el castillo del Aljau y el puente del Baño, puesto que se trata de
estructuras que no han sido descubiertas durante el seguimiento arqueológico que nos
ocupa. No obstante, aprovechamos la ocasión para poner de manifiesto la urgente
necesidad de consolidación que precisa la estructura torreada del castillo, por su
exposición a las aguas de avenida y su avanzado estado de deterioro. En cuanto al
puente, sería deseable una repristinación que liberase a sus estribos de los revocos de
mortero -francamente alterados- utilizados durante las obras de ampliación de los años
cuarenta del siglo XX. De esta manera quedaría a la vista la sillería utilizada en su
intradós y los estribos y el conjunto vería reforzado su valor estético.
Estribo derecho del puente del Baño visto desde aguas arriba donde se observa bajo el
enlucido de cemento la disposición de sillares a soga y tizón.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
El castillo del Aljau tras su excavación. Queda patente la necesidad de consolidación de la
torre más cercana al río.
Ya se ha apuntado más arriba la presencia en este sector del río de elementos de
interés arqueológico. García Gandía (2008, 111-116) identificó los yacimientos
islámicos del Aljau (alquería) y Camino Arena (necrópolis) que llegarían hasta el
margen izquierdo del río, atribuyéndoles cronologías de los siglos XII-XIII en base al
análisis de los materiales cerámicos recogidos en superficie, aunque detectó muestras
que corresponderían a contextos tardoantiguos. El repertorio cerámico recogido durante
las tareas de prospección que venimos realizando coincide con estas cronologías, pero
extienden notablemente el área de posible ocupación del territorio a otros lugares. Sin
ánimo de ser exhaustivos, podemos citar la aparición de fragmentos cerámicos con
esgrafiados sobre manganeso de contextos claramente almohades en los taludes del lado
derecho del cauce a su paso por la Rafica; similares muestras se encuentran aguas
arriba, esta vez en los cortes de las terrazas existentes sobre el talud izquierdo antes de
llegar a la rafa superior de la Huerta Mayor, o un kilómetro más abajo, en los aledaños
del puente Ramón Berenguer. Lógicamente, aparecen con frecuencia fragmentos
bajomedievales (cerámicas comunes vidriadas de tonos melados y verdes pero también
de reflejos metálicos, verdes y azules sobre blanco de Paterna y Manises...) en el talud
izquierdo y terrazas adyacentes a su paso por el barrio del Castillo. Mayor interés
presentan los fragmentos de jarritas y vajilla diversa hecha a torno, de pastas claras y
decoraciones a base de óxidos de hierro y manganeso que se han localizado en los
taludes inmediatos a la calle Lepanto. Aunque con reservas por encontrarse todavía en
fase de estudio, recuerdan notablemente a las producciones localizadas en la Rábita de
Guardamar, en contextos califales de los siglos X-XI. De confirmarse este punto habría
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
19
que replantearse la cronología del actual asentamiento de Aspe, o cuando menos
matizarlo.
Aunque no vamos a indicar su ubicación exacta para proteger la integridad de los
yacimientos, en el sector del Aljau más cercano al río, ya en la carretera de Monforte, se
han identificado tres nuevos enclaves islámicos perfectamente diferenciados19
. En un
análisis preliminar, dos de ellos parecen responder a asentamientos tipo alquería y un
tercero sería una necrópolis de cierta extensión, a juzgar por la presencia significativa de
enterramientos y restos óseos humanos en diferentes puntos de un área cercana a la
hectárea, donde también se localizan estructuras de tapial y niveles de suelo.
Enterramiento localizado en un perfil de la necrópolis del Aljau. Los materiales cerámicos asociados y
su disposición en decúbito lateral derecho, con la cabeza orientada hacia el sur y el rostro hacia La
Meca, indican su adscripción islámica.
En el emplazamiento de una de las posibles alquerías se ha tenido la suerte de localizar
casi en superficie un jarro completo de factura almohade (aunque sin el asa) junto a una
zona con abundante presencia de materiales cerámicos de variada tipología (marmitas,
tinajas, ataifores de pasta vidriada en verde, jarras, anafes...) con intrusiones puntuales
de cerámicas comunes romanas y ánforas. En el tercer enclave, ubicado más al norte,
han aparecido de nuevo repertorios cerámicos califales y taifales durante una remoción
de tierras y a una profundidad de más de dos metros sobre el nivel actual de suelo.
19
Evidentemente, el yacimiento ya se encuentra inventariado en el registro de yacimientos arqueológicos
de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Generalitat.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
Jarro islámico de posible factura almohade descubierto de manera ocasional
en el nuevo yacimiento del Aljau.
Todo ello, y a falta de una excavación que nos permita estudiar en profundidad la
naturaleza de los asentamientos y su cronología definitiva, deja entrever un poblamiento
de la zona agrupado en torno a alquerías de cierta consideración, que irían solapando su
existencia de manera casi ininterrumpida al menos desde el siglo X y en espacios muy
cercanos entre sí a lo largo del corredor del río.
Volviendo al cauce de aguas bajas, habría que reseñar la localización durante las
tareas de limpieza y perfilado del talud izquierdo de una estructura de al menos tres
metros de altura formada por cuatro gruesos muros separados entre sí a intervalos de
entre medio metro y un metro y levantados con grandes mampuestos recibidos con
mortero de cal. Se encontraban frente a la EDAR, dispuestos transversalmente y en
diagonal respecto del cauce. No ha podido determinarse su naturaleza (¿tal vez restos de
un molino medieval o una noria, balsas de maceración de esparto?) ni se han localizado
materiales asociados20
a la propia estructura, pero parece segura su finalidad hidráulica.
Desgraciadamente ha desaparecido al acondicionarse el terraplén en el que se
encontraba.
20
En uno de los espacios entre muros colmatados por sucesivos niveles de arenas y limos apareció un
pequeño fragmento cerámico de factura almohade (esgrafiados sobre pintura de manganeso) aunque
podría tratarse de un arrastre proveniente de las terrazas superiores adyacentes.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
21
Estructura de cuatro grandes muros paralelos dispuestos frente a la EDAR. De origen y función
desconocidos, tal vez formaran parte de algún tipo de balsa o noria.
Apenas unos metros aguas abajo de este punto el río se remansa al retener sus aguas
la rafa de Perceval. La actuación ha desmontado todo el paquete de tierras y la
estructura de bloques apoyada sobre solera de hormigón que incomprensiblemente la
cubrían desde hace unos años; se ha dejado así al descubierto en toda su extensión la
fábrica del azud, construido en el segundo tercio del siglo XIX para dar servicio a los
regantes de las zonas más bajas de la Huerta Mayor. También se han reintegrado a su
lugar las losas de mármol rojo que se encontraban desplazadas de su emplazamiento
original en la coronación y se ha descubierto durante los desbroces su estribo izquierdo,
de unos tres metros de altura y construido a base de mampostería cogida con mortero de
cal hidráulica. Tanto el frontal de la rafa como el muro de contención están decorados
con la inclusión de pequeñas agrupaciones de piedrecitas dispuestas en el enlucido de
manera más o menos simétrica. En el lado izquierdo del embalse apareció la boca-mina
de la fuente del Cura, antiguo manantial explotado al menos desde el siglo XVIII y
actualmente casi soterrado, al que habría que poner en relación con el azud contiguo.
Por los planos históricos de la Junta de Riegos de la Acequia Mayor de Elche sabemos
que a los pies de este azud existe otro de menor empaque -actualmente cubierto por los
arrastres del río- que se construyó en la segunda mitad del siglo XIX para recoger las
aguas de la fuente de Romero, situada hacia el lado derecho del salto de las aguas de
Perceval.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
La rafa de Perceval y su entorno antes y después de su restauración.
A partir de aquí, las aguas embalsadas por la rafa se derivaban para el riego de la huerta
mediante la acequia conocida como la Acequiecica: fabricada con piezas de sillería
arenisca rebajada, debió destruirse recientemente al ser sustituida por tubos de
fibrocemento. Sus restos han aparecido diseminados junto a la nueva canalización al
eliminar la espesa cobertura de carrizo que tapizaba por completo este sector.
EL CURSO BAJO DEL TARAFA. DESDE LAS CANALES-HUERTA
MAYOR HASTA QUINCOCES
A doscientos metros de la rafa de Perceval encontramos en el lado izquierdo del
cauce la embocadura de la mina de Barrenas. De allí surge soterrada la canalización de
aguas potables que bajo el amparo del obispo de Orihuela, José Tormo, se construyó
entre 1785 y 1789 (Martínez Español y Mejías López, 2005: 197-224). Muy cerca del
arranque de la canalización, a una veintena de metros de la caseta de registro donde se
da paso a las aguas y arrimada a la terraza por donde discurre la acequia de la
Acequiecica, ha aparecido medio enterrada una estructura de aparente planta semi-
hexagonal y escasa elevación a base de cantería bien escuadrada. Se encuentra enlazada
a ambos lados con muretes de piedra de buena factura recibida con mortero de cal. El
avance de los trabajos la ha vuelto a sepultar por lo que solo podemos afirmarnos en la
certeza de su relación con el paso soterrado de la conducción de aguas por este punto.
Prácticamente a continuación se han localizado algunos tramos de la cañería hasta
ahora ocultos, destacando especialmente uno de unos seis metros de longitud compuesto
por tres segmentos construidos a base de mortero de cal compactado con gravas y
pequeños cantos rodados. En su interior se disponen los arcaduces de cerámica vidriada
para transporte del agua, que todavía llega hasta este punto como hemos podido
comprobar al advertirse filtraciones por roturas de la cañería. La conducción continúa
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
23
Paramento de sillería de naturaleza indeterminada ubicado junto a la cañería de la mina de
Barrenas. Los fragmentos de piedra labrada que aparecen junto a él corresponden a la
acequia de la Acequiecica.
Restos de la conducción de aguas de Aspe a Elche, construida entre 1785 y 1789. En este caso
quedan a la vista los módulos de hormigón antiguo de mortero de cal, en cuyo interior se
embute la cañería de barro cocido y vidriado.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
oculta serpenteando por todo el margen derecho del río, en cuyos taludes se observan
numerosos fragmentos de arcaduces y en ocasiones piezas de cantería labrada, como los
restos de una pila de decantación de limos en la zona de Meseguera o un gran bloque
con vaciados y perforaciones -tal vez un respiradero o aliviadero de presión- aparecido
en la confluencia con la rambla del Sastre. Evidentemente, los trabajos agrícolas y los
desmontes y parcelaciones que se llevan a cabo con cierta frecuencia en toda la zona
han afectado de manera irreversible a la conducción, cuyo trazado puede rastrearse
todavía con cierta precisión utilizando como guía el proyecto original de Gonzálvez de
Coniedo y Miguel Francia, presentado en octubre de 178321
.
A lo largo de todo el siglo XIX la Junta de Aguas de la Acequia Mayor de Elche
promovió constantemente los intentos por mejorar los caudales del Tarafa, cuyas aguas
le pertenecían a partir de la rafa de Perceval. Para facilitar esa labor encargaba con
cierta periodicidad la elaboración de planos y cartografías completas de todo el curso
del río, cuya consulta nos ha sido tremendamente útil para localizar e identificar las
infraestructuras hidráulicas diseminadas a lo largo del cauce.
Plano de 1882 correspondiente al tramo del Tarafa comprendido entre la rafa de Perceval y la mina de Barrenas.
Archivo Histórico Provincial de Alicante.
Muchas de estos elementos han desaparecido, bien por la propia actividad del río
(avenidas, soterramientos) bien por el abandono o maltrato. No obstante, gracias a esta
documentación conocemos la ubicación de los tres azudes de captación de aguas para
los correspondientes molinos de Meseguera, Quincoces y Bayoneta, con sus
correspondientes canales. Restos significativos de estas canalizaciones han aparecido en
las cercanías del molino de Meseguera, e incluso un gran bloque de piedra caliza de
170x115x45cm con rozas laterales, posiblemente parte del azud de este molino. No se
han hallado sin embargo restos de los demás azudes, que podrían permanecer sepultados
bajo los sedimentos.
21
AHME: Legajo 5, documento nº 2. Año de 1783. Aguas. Presupuesto del costo de las obras necesarias
para la conducción del agua dulce pedido por el Ilmo. Sr. Obispo D. José Tormo de Juliá a los
arquitectos D. Miguel Francia y D. José Gonzálvez de Coniedo.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
25
Poco podemos decir acerca de los molinos22
. Su estado de ruina absoluta -en dos de
ellos intencionada- los hace más proclives a una excavación arqueológica que a un
estudio etnológico. Tan solo permanecen parcialmente visibles los dos cubos del molino
de Meseguera y las salidas al cauce de los cárcamos, sobre los que cruza un camino. El
de Quincoces se colmató con sus propios derrubios, mientras que los dos cubos del
Ruinas del molino de Meseguera. En el tercio izquierdo de la imagen se observa la estructura hacia el
exterior de los cubos.
molino de Bayoneta y el
cequión que le
suministraba el agua han
quedado ocultos por los
arrastres del río y la
maleza. En los tres casos
su funcionamiento y
maquinaria responden a la
tipología de molino
horizontal de cubo. La
desaparición casi completa
de estos ingenios
hidráulicos, transformados
prácticamente en montones
informes de piedra, será
sin duda uno de reproches Vista desde arriba de uno de los cubos del molino de Meseguera.
22
Cremades Caparrós y Sala Trigueros (1998: 35-39. 2005:167-177) han abordado los primeros trabajos
de catalogación y estudio de los molinos y rafas de los ríos Tarafa y Vinalopó a su paso por Aspe. Otros
autores (Pérez Medina: 1999) abren el foco sobre un territorio más amplio para efectuar un completo
estudio sobre los diferentes tipos de molinos existentes en la cuenca de Vinalopó.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
que las generaciones venideras podrán hacernos con todo merecimiento.
Los planos ya citados recogen minuciosamente la ubicación de todas y cada una de
las fuentes y manantiales que vertían sus aguas al río y en casi todos los casos hemos
vuelto a localizarlas durante el seguimiento. Muchas de ellas permanecen activas
mientras que otras, como la fuente del Berro -apenas unos metros antes de llegar a la
rambla del Sastre- o la de la propia rambla, no son advertibles en superficie23
. Algo
similar sucede con las galerías de captación practicadas en el talud izquierdo a
continuación de la mina de Barrenas, aunque solo se conserva una. Posiblemente fueron
excavadas a finales del siglo XVIII o durante la primera mitad del XIX.
Mina de captación de aguas en el paraje de las Canales, posiblemente
excavada en la primera mitad del siglo XIX.
Merecen destacarse algunos hallazgos efectuados en este último tramo del Tarafa.
Durante las tareas de perfilado y desbroce de los taludes del lado izquierdo en el sector
de Meseguera pudimos identificar una pieza de sílex tipo "laminita", de unos ocho
centímetros de longitud y algo más de un centímetro de anchura, con uno de sus
extremos truncado y evidentes signos de retoque y lustre: en un primer análisis su
tipología parece acercar la pieza a un horizonte cultural neolítico. Aunque ha aparecido
descontextualizada, tal vez arrastrada hasta allí desde niveles superiores y a simple vista
no se advierten en las inmediaciones evidencias de estructuras domésticas, fosos,
lugares de cocción o piedras rubefactadas, no se descarta la existencia de algún
yacimiento en los niveles inferiores de las terrazas aledañas. La cercanía del lugar a la
necrópolis tardo antigua de Vistalegre ha proporcionado también durante las tareas de
seguimiento y prospección algún fragmento cerámico bastante rodado de terra sigillata
hispánica tardía y norteafricana.
23
Testimonios orales nos indican cómo hasta comienzos de los años sesenta del pasado siglo era
frecuente bañarse y pescar en el charco formado por este manantial, situado a los pies de la finca
Vistalegre.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
27
Finalmente se han recuperado dos rulos de era para la trilla en el paraje de
Quincoces. Uno de ellos presenta sección estrellada con las correspondientes
acanaladuras y eje de hierro y apareció inmerso dentro de las aguas formando parte de
un antiguo paso para vadear el río. El otro, de sección cilíndrica y con una entalladura
central (lo que nos hizo pensar en un primer momento en un fragmento de columna o tal
vez un miliario reaprovechado), apareció también en el lecho del río a los pies de la casa
de Quincoces. Ambos se encuentran depositados en las dependencias del Museo
Histórico Municipal.
Rulos de era descubiertos en el paraje de Quincoces.
No quisiéramos terminar sin antes hacer una reflexión. Se hace imperiosamente
necesario ultimar la creación del catálogo municipal de bienes y espacios protegidos,
sobre el que nos consta que se está trabajando, así como la aceleración de los trámites
para conseguir la inclusión de todos estos bienes dentro del Inventario General del
Patrimonio Cultural Valenciano, protegiendo a los más significativos con las
declaraciones correspondientes de Bienes Inmuebles de Relevancia Local (BRL). De
esta manera se evitarían posibles destrucciones o afecciones, como ha sucedido con las
rafas del Fauquí o la Zenia.
Una vez se dé por finalizada la actuación en curso, la tutela del patrimonio existente
y las futuras estrategias de intervención sobre este deberán ser asumidas en primera
instancia por el Ayuntamiento de Aspe, quien deberá convertirse en el garante de su
conservación y promover su puesta en valor mediante su catalogación y estudio
definitivos. De esta manera se podrá ofrecer a todos los aspenses y ciudadanos que
visiten el río un ejemplo de cómo pueden convivir de manera armoniosa la recuperación
y el mantenimiento de un espacio natural de calidad con el respeto por su patrimonio
arquitectónico y arqueológico.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
Quiero mostrar mi agradecimiento a Gonzalo Martínez Español por haberme ofrecido desde el inicio de
las obras toda la cartografía y documentación de archivo de la que dispone acerca de las infraestructuras
hidráulicas del Tarafa. Por motivos similares hago extensiva mi gratitud a José Ramón García Gandía. Mi
reconocimiento también al actual Ayuntamiento de Aspe y muy especialmente a María Berna García,
directora del Museo Histórico Municipal, por la colaboración, interés y apoyo constantes demostrados
durante mis tareas de seguimiento de las obras. Y a José Ramón Ortega Pérez, gerente de ARPA, por
haber confiado en mí y por su respeto.
FUENTES DOCUMENTALES
Archivo Histórico Nacional (AHN). Sección Consejos. Legajo 22859, expediente 5.
Archivo Histórico de la Diputación Provincial de Alicante (AHDPA). Correspondencia
relativa a Hacienda: informes y recursos (1762-1830). Legajo GE 12610/1.
Archivo Histórico Municipal de Aspe (AHMA). Libros de actas de plenos municipales.
Archivo Histórico Municipal de Elche (AHME):
Año de 1783. Aguas. Presupuesto del costo de las obras necesarias para la
conducción del agua dulce pedido por el Ilmo. Sr. Obispo D. José Tormo de
Juliá a los arquitectos D. Miguel Francia y D. José Gonzálvez de Coniedo.
Legajo 5, documento nº 2.
Memoria. Año 1910. Proyecto de obras en las fuentes de Romero y Barrenas
para conducción de las aguas potables de Elche. Legajo 35, documento nº 9.
BIBLIOGRAFÍA
J. M. CANDELA GUILLÉN y F. MEJÍAS LÓPEZ (2011): La memoria rescatada.
Fotografía y sociedad en Aspe. 1870-1976. Ediciones Tívoli. Gandía.
J. M. CREMADES CAPARROS (1992): “La Rafa de Percebal, La Acequiecica y La
Fuente de Barrenas”. Revista La Serranica, nº 40. Aspe, pp. 45-48.
J. M. CREMADES CAPARROS y F. P. SALA TRIGUEROS (1994): “Las Canales. La
conducción de agua potable de Aspe a Elche. Siglo XVIII”. Revista La Serranica, nº41.
Aspe, pp. 82-88.
J. M. CREMADES CAPARROS y F. P. SALA TRIGUEROS (1998): “Construcciones
para el aprovechamiento de las aguas del Tarafa y Vinalopó: molinos y rafas”. Revista
La Serranica, nº 43. Aspe, pp. 35-39.
M. CREMADES CREMADES (1966): Aspe, Novelda y Monforte. Imprenta-Papelería
Tomás Fernández, Alicante.
NUEVOS ELEMENTOS PATRIMONIALES DE INTERÉS ARQUITECTÓNICO, ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO...
29
J. GARCÍA GANDÍA (2008): Arqueología en Aspe. Poblamiento y territorio. Excmo.
Ayuntamiento de Aspe.
J. HERMOSILLA PLA (coord.) (2007): Los regadíos tradicionales del Vinalopó (Alto
y Medio). Volumen 8. Primera Parte: Contexto geográfico y marco histórico de los
regadíos tradicionales del Vinalopó (Alto y Medio). Segunda parte: Catálogo e
inventario de los regadíos históricos: sistemas y elementos del patrimonio hidráulico
del Alto y Medio Vinalopó. Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano y
Museos. Departamento de Geografía de la Universidad de Valencia.
P. IBARRA RUIZ (1926): Aguas dulces de Elche. De Barrenas a Romero.1785-1846.
Noticia documentada relativa a la posesión de dichas fuentes por el Ayuntamiento de
Elche. Excmo. Ayuntamiento de Elche.
F. JOVER MAESTRE y T. PÉREZ MEDINA (2007): "Petrer, el camí de la rambla de
Puça". En T. PEREZ MEDINA (coord.), Arquitectures tradicionals de l’aigua a les
valls del Vinalopó. Centre d’Estudis Locals del Vinalopó. Petrer, pp. 45 a 61.
G. MARTINEZ ESPAÑOL. y F. MEJIAS LOPEZ (2005): “La conducción de aguas
entre Aspe y Elche (1785-1789). Una manifestación emblemática de la política
reformista ilustrada”. En T. PEREZ MEDINA (coord.), El patrimoni històric comarcal.
II Congrés d’Estudis del Vinalopó. Centre d’Estudis Locals del Vinalopó. Petrer, pp.
197 a 224.
G. MARTINEZ ESPAÑOL (2006): “El regadío de Aspe en época moderna.
Constitución de la Junta de Regantes en sociedad privada, 1793”. Revista La Serranica,
nº 47. Aspe, pp. 140 a 153.
G. MARTINEZ ESPAÑOL (2007a): “Aspe. Acueductos sobre el Río Tarafa”. En T.
PEREZ MEDINA (coord.), Arquitectures tradicionals de l’aigua a les valls del
Vinalopó. Centre d’Estudis Locals del Vinalopó. Petrer, pp. 85 a 103.
G. MARTINEZ ESPAÑOL (2007b): Las comunicaciones, el transporte y la hospedería
en el Aspe del siglo XVIII. Excmo. Ayuntamiento de Aspe, pp. 26 a 28 y 57 a 83.
F. MEJÍAS LÓPEZ (1998): "Aspe en los archivos nacionales. Primeros pasos para la
recuperación de nuestro patrimonio documental". Revista La Serranica, nº 43. Aspe, pp.
25 a 32.
F. MEJÍAS LÓPEZ (2008): "La Canal de Hierro. Las sociedades mineras y la extensión
del regadío en Aspe a finales del siglo XIX". Revista La Serranica, nº 48. Aspe, pp. 151
a 159.
F. P. SALA TRIGUEROS y M. CREMADES CAPARROS (2005): "Catálogo de
arquitectura rural de Aspe". En T. PEREZ MEDINA (coord.), El patrimoni històric
comarcal. II Congrés d’Estudis del Vinalopó. Centre d’Estudis Locals del Vinalopó.
Petrer, pp. 151 a 180.
FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
T. V. PEREZ MEDINA (1999): Los molinos de agua en las comarcas del Vinalopó
(1500-1840). Centre d’Estudis Locals. Petrer.