Download - No estoy solo
Antes, a
veces me
sentía muy solo.
No estoy solo
Irene Mariñas
Dibujos de Kris e Irene
http://ta-lentosediciones.com/book-genre/cuentos/
Ta-Lentosediciones.com
Están siempre tan ocupados con sus cosas que no quería molestarles, pero me sentía solo. Sobre todo algunas
noches, cuando ya estaba en la cama con la luz apagada. En esas ocasiones, me habría gustado llamar a mamá y no porque tuviese miedo, ¡qué va!, solo para que viniera
un ratito para hacerme compañía.
Pero el otro día pasó algo increíble, estaba tumbado en la cama, con los ojos cerrados, muy muy apretados y me dio
por imaginarme que me miraba por dentro, como si le diera la vuelta a los ojos, y en vez de mirar hacia fuera
mirase mi cuerpo por dentro.
Fue muy divertido. Me imaginé los pulmones, las tripas y todo eso. Y
de repente, se abrió como una ventana en mi interior y salí
flotando al cielo. Estaba volando entre las estrellas, di una vuelta a la luna y me acerqué un poco al
Sol, no mucho porque quema.
Entonces, cuando estaba alucinando con todo eso, sentí que salía disparado, yo creo que a la velocidad de la luz o más, volaba muy rápido, ¡era súper emocionante!
Pero de golpe me paré, todo estaba muy oscuro.
Escuché una explosión.
Entonces, aparecieron por todas partes unas motitas de polvo que fueron creciendo y se transformaron en
pequeños bichitos, después en medusas de colores increíbles,
en peces de todos los tamaños, ranas,
serpientes
pájaros…
y vi pasar por delante de mis narices una
ballena enorme.
Algunos peces comenzaron a caminar con unas patas muy pequeñitas y vi tortugas, iguanas y cocodrilos que se
convirtieron en dinosaurios, ¡OSTRAS! Esto sí que fue increíble, los dinosaurios son lo más impresionante del mundo y pasaban por mi lado, casi los podía tocar. Pero
se fueron.
Se escuchaba mucho jaleo y es que llegaban unos monos muy divertidos, jugando y
chillando sin cesar, uno me tiró del pelo y otro me sacó la lengua.
En un momento que parpadeé desaparecieron los monos y en su lugar vi unos niños que
armaban el mismo alboroto que los chimpancés.
Estuve un rato contemplando todo lo que había a mi alrededor porque, en realidad, nada había
desaparecido. Era como ver desde arriba una isla llena de animales.
De repente, comencé a volar, otra vez a la velocidad de la
luz. ¡JOLÍN, QUÉ GUAY! Cuando frené estaba entre las
estrellas,
le estaba echando un vistazo a la cara oculta de la Luna cuando me di cuenta que lo que miraba realmente era mi
corazón, lo veía bombear, era chulísimo.
Abrí los ojos, seguía en mi cama y
por la ventana de mi cuarto vi las estrellas y el reflejo de la Luna,
y comprendí que yo pertenezco al universo pero, que además, el
universo, de una manera difícil de explicar, está dentro de mí. Ya no me siento solo, imposible sentirse solo si el universo al completo está dentro de tu
corazón.