MENÚ POÉTICO II
selección de poemas del taller
Los ingredientes de la poesía
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Los ingredientes de la poesía, nombre del taller poético
emprendido en Hermosillo, Sonora, en las instalaciones de la
Biblioteca Pública Central “Fortino León Almada”, inició sus
sesiones semanales a finales de febrero del 2016, con el objetivo
de conformar un grupo en donde se leyeran y comentaran cada
uno de los trabajos de los participantes. Conforme pasaron las
reuniones, me plantee la necesidad de que el taller no fuera solo
una especie de reunión lúdica. En ese sentido, se elaboró un
ambicioso programa de estudio para abarcar el ámbito técnico,
retórico, de versificación y estructura estrófica que todo poeta
debe conocer y manejar. Para consolidar el aspecto “duro” de la
poesía, a lo largo de estos meses se han implementado variados
ejercicios que son evaluados en conjunto y que responden a estos
horizontes de teoría poética.
Como complemento, se ha añadido el componente de la
crítica literaria en cada sesión, dinámica que crea en los asistentes
un hábito que les ha sido de valía a la hora de corregir sus propias
creaciones. Como es natural, se recomiendan lecturas de acuerdo
con los temas dominantes en cada sesión, puesto que no hay
posibilidad de mejora sin leer constantemente a los clásicos y a
los poetas contemporáneos más importantes.
PRESENTACIÓN
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Todos estos ingredientes, sin embargo, son insuficientes
por sí mismos: el conocimiento profundo de las herramientas
retóricas no garantiza nada. En consecuencia, gran parte del
trabajo se centra en la búsqueda de la voz poética personal,
íntima, de cada integrante del taller y la consiguiente
construcción de universos simbólicos particulares, labor que
implica la práctica de la metáfora y la cimentación de la imagen
como manifestación de ideas, emociones, sentimientos; es decir,
redescubrir el mundo a través de la experiencia del lenguaje.
Por lo mismo, el reto mayor que les he planteado a los
talleristas es la culminación de un poemario para el mes de
diciembre del presente año. Por lo pronto, he seleccionado una
muestra de los poemas que cada autor ha creado como promesa
de sus futuros libros; cada uno de ellos da cuenta de la riqueza de
estilos y temáticas que hemos podido descubrir en cada sesión:
entrecruce y diálogo, también, de generaciones, de poetas
provenientes de disímiles áreas del conocimiento, de distintas
regiones de Sonora. Espero que el lector encuentre fascinante la
mezcla de ingredientes, este primer y segundo menú.
Hugo Medina
(Iron Chef)
4
CONFESIÓN DESVELADA
Roe cinco versos sobre
el animal plano del silencio.
Luego escribí sobre la enigmática semilla con arilo
punica granatum,
no sé por qué escribí sobre granadas,
tal vez porque en el patio hay cinco venas altas
con su docena de frutos enrojados.
Una tarde del sábado de mi niñada vida
hundí a la morta la calandria,
posaba su canto en el arbusto
y yo solía charpar pájaros.
Los paragallos de mi valentía
ahora no me impidieron
confesarme.
Caenlosminutos
alosminutos,
desdelanoche
alanoche,
aestaconfecióndesbocada.
Efrayn Ruiz Félix
5
LA RIVERA
Se blanquea la luz
por los párpados,
el sol militar de las cosas tímidas,
se suaviza el silencio en cantos.
El paisaje envenenado por amor,
el cadáver beso de la distancia:
todo se quiebra en el pensamiento.
Por la rivera corre el astro,
la probabilidad de dos
ante la soledad de todos.
¿A qué cielo,
a qué riveras pobladas
regalará el calor
el astro primaveral
del sueño?
FELINO
La huella de un Cristo
nervado bajo el templo de la lluvia
amañado
sobre el rezo de la yerba
clavan sus cuchillos
sobre los nervios
sobre la púa de la sangre
desatada
amañado
sobre el rezo de la yerba
la osamenta primitiva
de la muerte.
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NOVENTA Y 9
I
Mi abuela
junto al sonido de las partiduras
de las tejas,
jugándose entre la nadería
que deja el escombro.
Ahí mantuvo su calma
con su fiebre tranquila.
Luego la lluvia; un castigo
filtraba la humedad del miedo
quebrando los adobes y sacudiendo el ruido.
El estallido, golpes a lo lejos,
salíamos de los corredores
a dónde
a qué techo del cielo.
Las gotas eran frías,
las cobijas de los niños eran frías,
las manos de las madres eran frías,
hasta la humedad de su lágrima era fría.
El crujir de los clavos
en las vigas,
las campanas, los recuerdos
y un corro de siluetas
extraviadas. *
*Poema publicado en el poemario Menú poético I
II
Construimos casas de nailon
con la dolencia de que pudiera caernos
las paredes
y salpicarnos
el lodo de la muerte.
No había refugio.
Una oscuridad sin gatos rasgaba el silencio.
III
El marco de la ventana donde
recortaba el paisaje
las palmeras
y las buganvilias
ahora quebrado por el peso del polvo.
Llegaron los militares
y esparcieron los escombros,
ahí quedaron los juegos,
el trapiche, las canicas y el trompo.*
KEE
Tan delicada piel del aire
que choca con los cactus,
y luego en ojos hasta reventarlo
en objeto inexistente.
El humo cruza la solidez de las tejas
que se trenzan
con el viento.
El chatino argumento
de la palabra,
voces detrás del tiempo.
Los árboles de raíz
alzaron nuestros nombres:
yuu, tierra
tyja, tortilla
xné, perro
kee, piedra.*
8
AYER…
Ayer soñé con las nubes, que me alcanzaban.
Espejo
De temor,
De violetas,
Flores marchitas
Que pintan el cielo estrellado en paso implacable,
Con rugidos de veneno
Ellas buscan inyectar en nuestra piel
Un olor, propagando gangrena, exhalan la pasión en sarcoma suave.
Peste…
Pústulas…
Dolencia que inhalamos sin parar,
Saborear a ese gas que muta las células
Bubónicamente imparables.
Masculla en las paredes
Ruidosa pregunta buscando su respuesta, ¿será el humano?
Mientras abro la puerta solo queda el miedo de la incógnita. En mi
sueño caminé por un espejo de calles calurosas de gritos, sombreado
en niebla. De pronto, hacía su efecto el atómico aire, dejando respirar
esa carne, ahorra las quimioterapias y seca la sangre, que en ese
momento vi caer de los puños de un hombre podrido.
En ese umbral vi solución,
Crujía en mis oídos como las gotas
En ese suelo:
“Es la cura”.
Me miré celestial ahí,
De colorido rojo. El romance de los huesos
Veo desplomarse uno tras uno, felices.
Todos entendieron el súbito mensaje.
No era un veneno,
Era un antídoto.
Christopher Olivas McPherson
9
QUITARLES UNA PIZCA DEL
El hambre me miraba
Mientras el inválido escupía el pan.
Seguía mis mordidas,
Arriba, abajo, arriba…
Ella no muerde bien
Ella es molacha
Ella son tres
Ella está sucia
Ella quiere mi galleta.
Ese Hambre saborea su mano
¿Qué más le queda?
La tierra sabe mejor que la bilis.
El Hambre nutre sus ojos,
Quién sabe si con odio, envidia o deseo.
Espera a que le quite una pizca de apetito.
Otro Hambre expectante a las migas,
Quisiera poder escupir, lo que sea,
No solo un estómago con nada.
El miserable pide una moneda.
Probó el residuo en el frío, demasiado seco…
Quiere sobrevivir al invierno inminente.
Yo me caliento la garganta, en amargo.
Finalmente, con deseo.
Me voy con la intención en la boca.
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LA RUEDA DE LA FORTUNA
Exijo un manto celestial
Bajo la tutela de la fe
Que pueda repeler
Un cielo estrellado
Una nube caída
La tierra recién regada
La persecución del día
Una vitalidad que parece un regalo
Esa fiesta donde comas risas
Y bebas lágrimas
Por un camino incierto
De pasos atiborrados de alegría
Una capa a la que juro cuidar
Como regalé la antigua
Viviré hasta donde llega el viento
Aunque al amanecer
Haya gateado
Al atardecer diurno
Haya caminado con despotismo
Y al anochecer
Me apoye en mi bastón
Para cubrir mi cuerpo
De esa calma inerte
Que algunos viejos desean.*
11
El MAGO
Has sufrido la desgracia
Ajena a tu humanidad
De poseer el poder
Más fuerte que su nombre
Tan santo como tú lo puedas creer
Tan mortal y despiadado
Que la voluntad de un hombre
Otorgado por la pericia
Tan natural y manipulado
Por la mesa de madera
Y la copa y encantada estrella
De un poder inmutable
Grandioso y exquisito es el delirio
Que conlleva el acto de divinidad
Controlas: la madre, creadora en reposo,
El agua entre el aire y la tierra,
Aire, ignición de la vida,
Fuego, la salamandra de regeneración.
Universo, infinito sobre tu cabeza
Saciedad y mortalidad en cuerpo.*
TRES DÍAS
Tres meses
separaban nuestros natalicios,
años acerados anudaban nuestro amor.
El tercer día de la alborada de un año
fue la despedida:
no me verías más,
no conversaríamos más.
Solo ella intuía que era un adiós final;
debí imaginarlo.
Me requirió tres deseos.
Eran para mi beneficio.
Quince días se deslizaron.
Lejos de su presencia,
supe que tenía dolores.
No parecían graves.
Tres días me demoré en buscarla.
Era invencible:
tres veces eludió la hoz.
A media hora de visitarla,
le hablan por teléfono
anunciado mi llegada.
No arribé a tiempo:
la advierto en el piso
de su morada.
Me acerco,
veo su familiar belleza:
zapatos relucientes,
vestido galano.
Aparenta dormir plácida.
Ricardo Rodríguez Mijangos
13
Es depositada en cama
en el sanatorio.
El diagnóstico:
un tercio de zona cerebral suprimida,
un derrame,
sentidos desconectados.
Intermitentemente,
por varios días
la oteo unos minutos.
Me acerco a su oído:
el adiós que no le di,
lo susurro.
A la niña que a veces
salía de su escondite
a jugar conmigo,
la despido.
A mi mejor amiga,
siempre dispuesta a acompañarme
al fin del mundo,
la despido.
A la mujer que en su lecho
me revela que en un costado de su hombro
se alinean tres estrellitas negras
que habitan su albo cielo,
la despido.
A mi progenitora,
joven eterna de 90 años,
le digo
adiós.
14
MAR DE DIRAC
Cual Magallanes,
impelido por vientos matemáticos
acosando gaviotas exaltadas.
Dirac,
desde el Atlántico
emergió a su pacífico
nuevo mar.
Plagado de peces invertidos
con energías negativas
Pescadores abstractos
se arremolinaron:
lograron asir
gaviotas antimateriales.
PAPEL
En el níveo salar,
mis ojos helados
olisquean soledad.
En la palidez perenne,
comienzo a dibujar
signos oblicuos.
Intentan ser:
poema.
15
CIENCIA FELINA
Los científicos experimentaban
con gatos de Schrödinger
la nube felina
arsenal de zombis
uno a uno
los ensayos se hacían
legitimaron una camada
y un cementerio gatuno. *
SOLES
{POENÚMERO}
30 espectros a mi espalda
100000 millones
han poblado nuestro hogar
en la pálida vía láctea
desde el tiempo t=0
rio de leche =10 10 estrellas
1 ser para cada sol.
1 para mí
30 para mis ancestros. *
LOS URBANOS
Los camiones atestados
los peatones que se fatigan
los pensativos apostados en asientos
no ven a la madre de pie cargando a su hijo
los transeúntes mirando el celular
los taxistas esperando
que los usuarios se cansen de esperar
el chofer de Uber haciendo su agosto
ella
la chica que camina
llevando de la mano a su bebé
rumbo a la guardería
el perro siguiendo a su amo
hasta la parada del ruletero
el chofer que no lo deja subir
no está prendida la refrigeración
el Cerro de la Campana pasa
los espectaculares pasan
los usuarios en la parada también pasan
enojados
porque no se detuvo la ruta cuatro
los estudiantes los profesionistas
los ninis
la chica platicando sus desventuras
el impertinente con su música a todo volumen
obligando a todos a escuchar
el cantante improvisado pidiendo ayuda
el hombre con muletas pidiendo ayuda
el cholo de Alcance Victoria
Luz Elena Salazar Martínez
17
también pidiendo ayuda
la mujer que ganará el cielo
predicando a todas
las personas
atrapadas en sus asientos
el bache
la lámpara apagada
“¡ya no va!”
grita el camionero
las personas lo
aceptan todo
el alcalde no se entera.
18
GEISHA
I
No fue propia elección ese camino
las raíces del árbol no pudieron
sostenerla y a una okiya se la dieron
viéndose orillada a incierto destino.
Flor de cerezo, de tu rama vino
espada que al arrancarte blandieron
arduas tareas tu temple bruñeron
y transformaron al brote en un pino.
Debías pagar la deuda adquirida
que obtenida sin tu consentimiento
preparación a geisha es requerida
el camino que guio tu entendimiento
con esmero y voluntad sometida
hacer del minarai tu gran momento. *
19
II
Un blanco loto de sutil aroma
que fue instruido siendo un botón apenas
arte en sus manos y en sus pies cadenas
con su abanico da luz policroma.
En su encanto y ritmo virtud se asoma
conversación dulce aleja las penas
de navegantes en noches serenas
mientras que con canto y danza los doma.
Logra situarse en línea delgada
entre una gran diosa y la humilde esclava
entre una reina y su obediente criada.
Guarda un anhelo que arde como lava
cadencia dócil, paciencia premiada
al tener el danna que ella esperaba.*
EN EL ESCOZOR, EL CANTO DESDE LAS ENTRAÑAS
En el escozor, el canto desde las entrañas,
sonido ensordecedor de chicharras,
timbales del macho vibran,
como grandes instrumentos musicales.
Conquistan.
Producen pequeñas ninfas
que sorben savia de raíces
en sus cajas terrenales.
A los casi 17 años de vida,
se mudan,
cavan túneles.
¡Trepan a los mezquites frondosos!
En su adultez de alas transparentes,
con alas de silencio agrietado,
en una mañana de cálido verano
inician de nuevo su típico sonar.
Su canto de celo.
Viví rodeada de chicharras
en el verdor Huatabampense.
Al llegar los vientos calurosos,
en la salida del sol, de tardes enrojecidas,
sus notas íntimas producían
un concierto musical.
Al recordarlo,
con deleite,
¡mi corazón se pone a cantar!
Alma Rosa Mendívil Sol
21
LIGA ENTRE DOS AURAS
Liga entre dos auras
que vibran.
Fluyen.
Hilos invisibles
enlazan.
¡Atracción química,
fuerza divina!
Energía que ilumina.
Voluntad que escapa.
¡Sensaciones de cuerpo y alma!
Vientres que mariposean.
Vuelos que cubren de pasión.
Fuego intenso haciendo chispa.
¡Une a dos cuerpos en su interior!
Gametos que se fusionan
con naturalezas combinadas.
Forman células.
Se reproducen:
Dos, cuatro, ocho,
dieciséis y más.
¡Albor de vida!
Germinación que hace de la luz
su semilla.
Como una alhaja entretejida,
a una criatura inimitable
diseñan.
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MOSAICOS DE LIBÉLULAS
Zumbido de libélulas
en cuna desértica
de la era jurásica.
Evolución
de grandes árboles.
Paisajes, arrecifes de coral
y macizo kárstico.
De 1 a 5 años:
¡Ciclo de ninfa acuática!
Adultez lacónica
en su lúcido tiempo.
¡Antigua libélula gigante
que a un minidragón volador
asemejaba!
Filosas púas
de canastas abrazadoras.
Alas de luminoso cristal.
Volad.
Danzaos feliz
en aires primaverales
hasta el inicio otoñal.
Numerosos cascos visuales.
Mosaicos de libélulas
que observan
en todas direcciones.
23
Realizan
maniobras acrobáticas.
Persiguen.
Atrapan y devoran a su presa.
¡Impresionante vista que inspira
a disfrutar con plenitud la madurez!
VOLANDO EN LA OSCURIDAD
En la fresca madrugada me dirijo al autobús escolar.
¡Oscuridad, en la que el pueblo adormecido nada escucha!
Un viento frío se desplaza en el callejón. En ese momento,
surge un ruido, es un taxi que a mi lado se intenta detener.
El chofer me dice, sé a dónde vas, ¡súbete, te voy a llevar!
Deseosa de llegar pronto a la central, quiero ir de prisa.
Examino a mi alrededor, sigo lento y en silencio.
Experiencia aterradora que entumece mi cuerpo…
¡Como estatua humana de color dorado intenso!
La fuerza del viento se escucha en el frescor de las sombras.
Parezco dormida. Los brazos me desprenden del sostén terrenal.
Oyendo fluir el aire, sueño y sin tener alas ¡vuelo!
¡Volando en la oscuridad, logro alcanzar el celeste vertical! *
AGUAS TURBIAS
¡Tan espesa como agua pesada te has convertido!
o soy yo…?
Veo de afuera
y no logro entrar en ese mar oscuro
de emociones detenidas.
Navegar en ceguera
es mejor que enfrentar.
Alarido que nace desde lo más recóndito
de mis fibras internas:
furtivo,
amarrado,
reducido,
oxidado.
Querer introducirme en ti es perderme.
Enigmática, multifacética,
transformas tus máscaras,
levemente,
sutilmente,
encogiéndote y escondiéndote cada vez más.
Con tu sonrisa disfrazada,
tu mirada incierta, vaga
imitando al camaleón.
Navegas a contracorriente
como agua turbia,
Guillermina López López
25
revuelta.
Sueñas surgir como un ángel
nacida del lodo aragonítico.
Cubierta de aceite
resbalas y no se detiene lo vivido.
Te olvidas de qué estás hecha.
Surgiste concebida por amor.
¿Cuánto tuvo que pasar para nacer?
Alumbrada por velas o luz baja,
me siento más cómoda.
Ya es de mañana.
No abras la ventana.
Me dueles.
Ver la luz
me duele.
Ignoré amaneceres huyendo de mí.
Años detenidos.
Miles de almas pasan:
me saludan, se van.
Aún no ha llegada la hora
de encontrar la medida exacta
para volar juntos
venciendo al dragón de la noche.
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EL PERFUME
Nacer con huesos forrados con barro,
nacidos de tierra bendita,
donde nacieron mis ancestros
y me heredaron el numen de los dioses.
Tu perfume de flor de campo
me envolvió como flor de un día,
sin imaginarme aleación mezclada con tu perfume
dio una fórmula…
La busqué
como quien busca una huella en el mar.
Cuando dejé de buscarla,
me indicó el camino,
combinación ácida con nueva fórmula
nacida de un injerto.
Tu piel siempre he querido traspasar
arrastrándote hacia mi horizonte
donde no vuelvas a mirar atrás,
donde la mezcla de alcohol con tabaco y sexo
hacía que perdieras tu esencia,
la que dimana tu cuerpo
adicta a la endorfina *.
OTOÑO
La hoja seca
cae al contacto con el aire
frío de la soledad…
Troncos húmedos
llenos de sombreros,
humedad guardada
bajo las hojas secas,
hormigas que viven entre la hojarasca,
el sol lúcido se asoma en enero.
El abejorro poliniza la violeta,
las hormigas rojas dispersan las semillas,
siembran florestas en la orilla
y yo escondida las degusto.
El aroma a pino me envuelve,
gotas de rocío caen en mi rostro,
el color vistió al tronco
con el nacimiento de los hongos. *
FRENTE AL MAR
Frente al mar,
las olas me traen el recuerdo:
salpica en mi pensamiento.
Como abrazarte quisiera
y ver esos ojos color de mar.
Soñar que estoy en tus brazos,
soñar que tus labios están en mí.
A veces disfruto esos recuerdos
como si el ayer no hubiera pasado.
¿Hacia dónde te fuiste?
Dicen que el tiempo todo lo cura:
¡Mentira!
Cada día extraño
tus silencios y tu mirar.
Solo el murmullo del mar calma mi sentimiento.
Aquí estaré frente a él cuando regreses.
UN DÍA
Un día, Trompis,
me dijiste qué haría yo sin ti…
Te contesté: “Seguir viviendo”,
sin saber que mi destino era
estar sin ti.
María Ibarra Reyes
29
QUÉ DIFÍCIL VIVIR SIN TI
Qué difícil vivir sin ti:
te quiero ver por ese camino
esperando por mí.
Qué distinto era cuando tú estabas.
Siento el frío en mi cuerpo,
me falta tu aliento
y me pregunto
cómo hubiera sido tu vivir sin mí.
¿Sentirías el mismo vacío que siento yo?
ESTOY CELOSA
Estoy celosa de la lluvia,
estoy celosa del camino que recorriste sin mí.
No hubo nada qué perdonar
porque nuestra vida estuvo llena
de ese amor que nos tuvimos.
Tu estás con Dios y eres feliz.
30
NIÑO
Niño de mirada triste,
niño de mirar hambriento,
niño que extiende la mano
y solo le pasa el viento,
¿quién apagó tu sonrisa?
¿quién robó tu niñez?
Solo los ciegos no vieron
la majestad de tu ser.
Dame la mano, mi niño,
juntos iremos,
los dos
daremos luz a los ciegos
para que apaguen tu sed,
tu sed de amor. *
31
HOY VI A DIOS
Hoy vi a Dios. Amamantaba a un bebé y con ternura lo
observaba mientras el pequeño apretaba su dedo con sus
manitas y daba esperanza a su corazón.
Hoy vi a Dios cuando un hombre le ofreció una moneda
a una anciana, pero él además le regaló un abrazo y un
beso en la mejilla.
Hoy vi a Dios en el corazón de mis padres.
Hoy vi a Dios en los seres que amo.
Hoy vi a Dios en la mano del novio que alisaba la
cabellera de su amada.
Hoy escuché a Dios en el trino de los pájaros.
Hoy, vi a Dios. *
32
TREINTA Y UNO DE OCTUBRE
Cíclope de la nostalgia
me envuelves
en déjà vu:
cartografía a tu mirada.
Tras mapas y discursos cartesianos,
cuentas de raya,
Eros, sobre palastro
-vestido de mezclilla y botas de gamuza-
cumple una vez más su misión.
Con palabras de ojos,
en la distancia
quedo a tu oído:
¿Te cuento un beso?
Clara Luz Montoya Lagarda
33
BLUES EN LA VENTANA
Sola contigo al lado,
en la distancia.
Solo tú: acompañado.
Queda en la memoria.
Incrustado en grietas y rincones:
tu recuerdo.
Recuerdo de la delicadeza del toro
en tienda de porcelana.
Hay días,
hay noches
-muchas-
que no se soportan
los fantasmas:
resoplidos de toro
en mi garganta. *
34
A mi madre: Elisa Lagarda Cabrera +
ABRIL
Con patas rotas
también nacen palomas
en primavera.
JUNIO 10
Es a lo lejos
el destino pequeño
desde la casa.
35
RECUERDO SOSTENIDO
Y te fuiste así, con la felicidad grabada en tus pupilas, disfrutando
esa imagen sostenida con el pico del cuervo en tu corazón: racimo
de brotes abrazando su Margarita, aquella mañana en que la
primavera abrumada apenas despertaba de su letargo. Tu
monalisa sonrisa nos contempló apacible. Reafirmó la grandeza
de tu amor y que tu mayor anhelo es que seamos felices, solo eso
y nada más. Y aunque el cuervo de Minerva se pose ahora en mi
cabeza susurrando a mi oído “nunca más”, no lo atiendo. Basta
que el amanecer me guiñe el ojo en la ventana para sentirte.
Aspiro hondo tu presencia. Apareces en mi espalda, Me acurruco
en tu regazo, me convierto en caracol bajo la sábana, empieza
nuestra charla. Preguntas cómo estuvo el día y atenta escuchas mi
relato mientras rascas mi cabeza y los sueños, sueños que surgen
con alas de monarca. Vuelan sobre nosotras, refrescan nuestra
cara. Ahora sé por qué los niños corremos a la cama de mamá por
las mañanas: ellas tienen llaves afiladas para destrabar puertas. *
RIACHUELO Riachuelo, en tus sones reflejas la grandeza de la raza viva. ¿Apresarte en nuestras raigambres? Vano deseo. ¿Apresados en tus caudales? Solo tus vaivenes. Seduce tu refrescante aroma, vivifica a mar. Envuelve tu calidez mandarina, fuego reconfortante. Acoge tu ocre esencia de que todo… pasará. Cala tu fría claridad, de que siempre sigues y nosotros en ti, un suspirar.
Patrizia Ahumada
37
SIN ENAMORARME Sin enamorarme pretendo suturar aquí la hiancia que abrieron mis pasos derramados en ti; cercando mi pérdida, para siempre poder ir. Llanto de cristales partidos conformaron el rompecabezas que cubrieron las vacías lagunas de mi historia. Espejo en el que ahora me veo. Mis ojos se embriagan de la libertad en mi vida; instantes por batir. Qué me importan cuarenta zapatos desgastados si ahora, ahora me tengo a mí.
38
EL OJO INEXPLICABLE El ojo inexplicable: ¡Más que mujeres! No lo sé… Como si lo supiera. Coordinando recuerdos… La casualidad que por recomendación había admitido hacia sí: ¿Cómo habéis entrado aquí? No hay nadie más que yo; es preciso me quede aquí. He salvado la vida… Yo he recordado en un Dios resplandeciente.
39
HABIENDO ENVESTIDO MI ALMA
¿A dónde te escondiste
Amado y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
Habiéndome herido;
Salí tras ti clamando y eras ido.
—San Juan de la Cruz, “Cántico espiritual”
Habiendo envestido mi alma
con tu agalma encastrando
mis fauces de desierto.
Mi ser te reconoció antes que mi día;
me buscaste cuando no estaba,
me llamaste, ya sujeta, ahora tú
surcando el océano.
Yo, que sentí elevar mi espíritu
de todo el marasmo rededor.
Me planté en tu tierra fértil,
aquella que tú me diste,
con tu mirada de mar y fulgor de estrella.
Yo me siento contigo,
me siento,
y así te llevo. *
40
LA PROFETISA
Sacerdotisa, sabiduría en la tierra.
Ella consultaba el libro del eterno saber
y como espada su felina mirada,
su voz de trueno que baja del cielo,
me dio a conocer:
“Tus dones ancestrales revelarás:
!Profecía!”
Como trompetas de fuego
en mis oídos penetró
mientras esa visión de azul iluminada
entre columnas de flores se desvanecía.
Cavilando en sus palabras la noche se me hace día.
La Sacerdotisa vuelve cada noche,
entra a lo más profundo de mi ser
y me repite
“¡Profecía!”
Ya vienen… visiones del fin. *
Cecilia Félix
41
NI VERSO NI CANCIÓN
Ni versos ni canción,
es un estallido,
es liberación,
¿cómo pintar con letras?
¿cómo trazar un son?
con música desde mi interior
la que emerge,
la que surte,
la que incita,
que de solo escuchar
te haga llegar
al mismo lugar de donde salió.*
42
MI BARRIO
Los borrachos de cantina, en el Cantinflas:
no habría cantinas sin borrachos.
Las pláticas acaloradas,
por las calles, gritando “la extra, la extra”.
Las personas van y vienen,
desesperación esperando disque a la señorita de la casa.
La vecindad, refugio familiar de todos los estados,
esperando la venta de las garnachas,
en todos los rincones y en cualquier escalón
el buen agarrón de pechugas.
Le gritan: “¡Tere!, al chamaco se le salió el mastique, límpialo”,
mientras en la pulcata se saca a relucir los tarros de baba dadray,
la rayuela y los tacos de salsa con un chingo de chile.
Noche de tocada para agarrar a la chava que más te guste:
El baile a todo lo que da,
rock
mambo
salsa
danzón…
y las campanadas para llamar a misa.
Concurren los que están a punto de ser llamados por Chuy
y esto no se acaba hasta que no se acaba…
Chale, carnalito.
José Ángel Nájera Treviño
43
LA ESPERA
Tu transitar por el mundo con tu Guadaña,
esperando la hora del suspiro profundo…
te espero
sin miedo,
sin urgencia.
Podrá ser el cansancio,
la depresión,
la soledad,
la tristeza.
Imaginarlo, no sé,
la nostalgia…
te recuerdo,
te llevo en mi corazón.
Frustrado ataque,
intento fallido.
Sigilosa y misteriosa
Atacarás.
¿Cuándo?
Te esperaré paciente, sin miedo.
Será placentero, estar contigo
44
ESTOY ENAMORADO
Estoy enamorado de mi soledad y mi tristeza:
a cada una las separo.
Juntas son la muerte, traicioneras y mezquinas:
separadas son el alivio para el sufrimiento del amor,
amor destrozado que puede juntarlas y jugar
al malabar con la misma muerte, al acecho,
quiero encontrar ese amor que me cobije en su pecho
y defenderlo de los mismos demonios,
quiero encontrar el amor que le dé paz
a mis pensamientos desviados,
no al murmullo de amor débil
que dice mucho y al final nada,
quiero encontrar un amor de muralla
llenador de esperanzas,
quiero encontrar el amor que estaba perdido
en el pasado
escondiendo su enojo, rencor, desilusiones.
Me gusta la soledad,
soledad que me transporta a miles de lugares,
que penetra a lo profundo de los sentimientos,
donde encuentras tu pasado
en momentos de tristeza
con mucha alegría, con el llanto de alivio al corazón. *
45
LA TORRE
Soy la torre que nació rodeada de valles, pinos, abedules y
jazmines
con ese aroma dulce
que tintinea a los enamorados
para los primeros besos,
besos que los llevan hasta el nido de amor soñado,
que quedan en sus recuerdos para siempre.
El tiempo se fue rápido del refugio del amor a cientos de
batallas en ese valle hermoso,
batallas sin precedentes
donde se pierde la vida y se ganan los silencios,
esas voces aguardando la llegada del eterno…
bajo la corona protectora contempla que al rayo
y al caer de los enamorados
frente a mi pasaron miles de luchas
que acallaron para siempre
en voz alta: “No más guerras”,
“no más sangre”,
pervertidos del mal,
ganadores de muertes.*
46
MORGANA
Amanece y Morgana
adormecida aún
percibe su éxtasis perfumado,
incienso de carne encendido.
Sus poros se dilatan y contraen,
aprieta sus pestañas y sonríe
mientras la tibia araña dorada
teje el horizonte.
No quiere luz,
no hace falta luz para sentir.
Quiere perderse
en el húmedo paisaje de su cuerpo. *
Ismene Figueroa
47
VEN
Ven
vénceme.
Vence men.
Ven, sé men.
Ven semen.
Poséeme
estállame
inúndame
dame
tus efímeras
eternidades.
SOLAMENTE
Solamente
Sola mente
Sol a mente
Sol, amen, té
Sol, amén, té
So, lamenté
So... la mente!
So... Lame ente,
lame...
¿La amé?
¡Lame! ¡Solo lame!
48
ECHAR A ANDAR
Ya no me echo a andar
sin rumbo fijo,
para encontrar mis pasos
no hacen falta los caminos.
Ya no me busco más
en las perdidas calles del olvido.
Estoy en todas partes y en ninguna.
Miro sin observar al mundo.
Como un inane cable
por donde pasa el rayo,
cuelgo sobre las cruces
del infortunio humano.
El incesante rayo de Tesla
y Orihuela tendido al sol
como una telaraña,
como una red atrapa-sueños
en donde cuelgan los fantasmas.
El pasado me busca en el futuro
y yo busco un presente sin pasado
de hierros retorcidos,
de antenas y de cables oxidados
sobre las azoteas de una ciudad
sitiada por el polvo.
La suciedad de la miseria
ensucia al hombre;
sucio y sucio es el nombre
que lo sucio esconde
detrás del hermoso paraíso. *
Alaric Gutiérrez
49
QUE VEA
Mis ojos no pueden
verte,
mi alma sí.
Por la vida camino,
con la ceguera del
mundo
escucho:
siento la
rapidez del miedo.
La espera lenta
a la par del lamento
largo como el dolor
de la humanidad.
Sacar las sombras,
los sueños
y gritar fuerte como el
ciego de Jericó:
¡que vea!
VISIBLE
Rostros
sufrientes,
miradas perdidas,
desierta la esperanza.
¿En qué momento se
endureció el corazón,
flaquearon nuestras rodillas?
El camino de la vida:
momento fuerte,
decisivo,
punto de luz que saca
la rutina,
la pereza,
cuando se va el amor.
Yolanda Treviño
50
SAGUAROS
Como torres de Babel
alzan sus brazos al cielo
acunan estrellas
guardan el sol
alimentan
a sus plantas
sobre la arena
la danza infinita
del viento. *
Cuquita Avilés
51
JÁMMUT
Está hecha de trinos
y armonías
sus manos en vaivén
resbalan sobre el metate
refinan el maíz
y los recuerdos
los acarician
los moldean
el comal enrojece
sobre el fuego
transmuta el alimento
y en el fogón
la leña se consume
ella canta
y en su canto
se mecen los cenzontles…*
52
LIENZO BLANCO Y CRUZADO
Aquí voy…
solo,
caminando por la franja indicada…
Lo que hice me lleva a la muerte.
No hay más.
Lo prefiero.
Uniformemente, cubriré el camino
rodeando las cumbres.
Mía es la libertad.
Nadie se aprovechará más de mis entrañas.
Los blancos, diseñados para matar,
corromper,
pintar lienzos,
usarlo de prendas y capuchas.
El cielo es azul,
la savia verde,
mis pasos gigantes:
no miro atrás.
Firmamento que espera…
me bañaré con Dios.
Ellos matizaron mi vida,
mezclaron mi cultura,
me acercaron al infierno
en un paisaje desconocido
que invadieron.
Buscaré el paraíso
donde ya no existe.
Raymundo Rodríguez Quiñones
53
Cosas delicadas dejaron de flotar:
regresaré al agua,
con los de mi color.
Mezclaré mi sangre
y ellos la suya,
juntos al horizonte,
paisaje conocido.
No fue jovial
trabajar en su tierra,
produciendo neblinas opacas,
hermosas monstruosidades.
Negro de medianoche,
carmesí seco y desterrado,
al borde de mi espalda
una hiedra creciendo.
Allá en la cordillera
encontraré el sendero.
Todos los que conocí
están muertos o desaparecidos.
54
ESCUCHÉ UN SOLISTA CANTAR
Escuché un solista cantar el jueves tu canción.
Vino
muy refinado
dejando girar.
Máscara que embriaga, delirios que me atrapan,
lo realizo cada quincena
en busca de estremecer mis cánticos,
farfullando en mi mente, alma y espíritu cada desparpajo alborotado,
tenue,
denso,
en donde el capullo
crece libremente, el amor y el sentimiento.
Un pájaro
rodea lo nuestro, atado
a ti, a mí, sacudiéndonos con fuerza apocalíptica,
comunidad que rechaza.
Entiendo la separación, siempre lo esperé, la vi venir en una epístola,
iba a rechistar, lo evité; ahora, tus recuerdos son un sueño que nunca
tuve, glamoroso, húmedo y cándido, entristecido, que arroja nieves de
calor extremo, pensando distraído.
Confiaba en ti,
también en la lluvia de muy poca luz.
Pero sobre todo
en nosotros mismos,
en tu brillantez,
en mis amigos y en los tuyos,
en cada uno de los demás.
No están, separación que aleja,
ahora vienes a mí.
Ya no estoy.
55
HUMANO VS NEANDERTAL
¡Cuánto gusto volver a verte!
Para mí no es agradable encontrarte de nuevo.
Pero cómo no lo va hacer,
si tenemos cien mil años de no vernos.
Esperaba no volver a mirarte:
nos destruiste.
Era necesario, así es la evolución.
Lo mismo quisiste hacer en las Américas,
pero no pudiste.
Te recuerdo que en el mundo
impera la ley del más fuerte.
Tú no eres el más fuerte, ni lo serás.
¡Ah!, ¡qué neandertal!, ¡tanto que te ayudé!
No necesitábamos de tu ayuda.
¡Si en algunas partes hasta compartimos familia!
¡Mientes! Violaste a nuestras mujeres.
Te pido por favor te tranquilices.
Me pides calma, cuando tú no la tienes:
hasta la fecha sigues depredando
todo lo que encuentras .
Te hemos conservado en Gibraltar.
¡Qué conservar ni qué nada!,
¡déjanos en paz!
No manipules nuestros restos.
Los paleontólogos te estudian.
¡Te pido que nos dejes reposar!,
no queremos tu “ayuda”.
Practicaban el canibalismo.
Los humanos también lo hacen.
No fue mi intención exterminarte.
Pues púdrete.
56
VAGABUNDO
Caminaba vagabunda,
mi espíritu sonreía lejano,
lo contemplé con tibieza.
Aires sombríos
me golpeaban,
el juicio de las voces
estremecía mi ser.
Disparos de flechas
y piedras nocturnas,
dragones despedían fuego
a plena luz.
El estruendo vibraba
en mi interior
como río eléctrico:
desveló mi verdad.
Una fuerza divina
reverberó…
vestida de resplandor
superé batallas.
Fundida con mi esencia,
sumergida en una armoniosa niebla,
despedí al exilio espiritual.
Zulema Bustamante Castro
57
EL VIENTO
Lapislázuli firmamento
por donde circula el céfiro
enigmático.
Se adueña
como bandido en tinieblas
de mis silencios púrpuras en los eclipsados días,
de mis laberintos grisáceos,
de mis condenas en la aurora.
Testigo de veladas bajo lienzos cósmicos, arrullada por la niebla.
Calma. Furor.
Monarca indestructible de utopías,
aliado etéreo de cielos blancos,
existencia divina,
paseo espiritual de mariposas,
caricia sin rostro, sin tiempo, sin latitud, cromático.
Devastador de tierras.
Cómplice de mi linaje esculpido con polvo de astros, de suelos
esmeralda y el nacarado de las flores. Metamorfosis de montañas y
erosión de mi nostalgia. Danza de colibríes tejidos en partículas de sol,
mientras nubes fluyen al ritmo de su brío. Inspirador de mitos e impulso
de veleros. Solidario con el fuego coloreado por su bostezo.
Su murmullo como un mantra
evoca al ángel y a las brujas que posee.
Libera mi espíritu:
con sabia contemplación
sumergida en su espontánea dualidad observo la mía.
Aplaudo la brisa y los tornados,
mas mis anhelos me guían
al despojo de bullicios
del suave viento.
58
PINCEL Y LIENZO
Alguna vez
el mar y el ónix
de nuestras miradas
se encontraron.
Como una blanca profecía
me acechan,
fundidas en el verde oscuro de los bosques,
en el azul cristal de los arroyos
y en el amarillo lumbre de los girasoles.
Tatuadas en el musitar de la brisa,
mientras mariposas navegan
en hilos de sol
tejiéndose con el matiz de la nostalgia.
Al observar el infinito labrado de turquesa,
indago el enigma de tus pupilas
extraviadas en la textura de su color.
Apago mis ojos:
el pincel de mi sueño
delinea tu rostro
en lienzo de espumas flotantes,
donde lágrimas de ángel fluyen
portando la divinidad de tu mirada
que alguna vez
se encontró con la mía.
59
EN LA CALLADA NOCHE
En la callada noche
enciendo una vela.
Su llama emite tu esencia.
Tu voz se esconde en el silencio,
tan suave y aturdidora
que las estrellas no cesan de vibrar.
La serenidad me cautiva,
evoco tu mirar,
emigro a tus rasgos y audaz temple,
como olas que me arrojan
a una plácida espuma.
En la callada noche,
donde al soñar
las sensaciones se materializan,
las almas se conectan,
los cuerpos se plasman,
percibo tu presencia.
A lo lejos,
la balada del viento
rompe la quietud.
Mi pensamiento se quiebra
y en cada grieta
la armonía de tu espíritu se impregna.
La melodía se apaga,
solo mi corazón intuye el ritmo de tu latir
creando una sinfonía
en la callada noche.
60
LAS MOSCAS NO DUERMEN
De mi madre lo escuché.
Era un cómplice de la noche.
Cuando mis ojos eran 2 lunas negras,
y mi cuerpo se oponía al descanso rutinario.
Entonces retozaba sobre la hierba,
correteaba luciérnagas,
cantaba a los astros,
saltaba al cielo.
Hasta que ella lo impidió;
que una mosca me volvería,
de tanto molestar y no pegar el ojo.
Y la amistad acabó.
Me despedí de los seres nocturnos.
Ahora comprendo todo:
No hay monstruos del armario
ni debajo de la cama.
Si pasas la noche en vela,
los ojos grandes se quedan
y el cuerpo curvo se hace.
Y en la madrugada dejarás la condición humana:
pronto cresa te volverás.
Abrirás los expectantes ocelos,
tocarás las ávidas patitas,
te pegarás a ellas,
y abrirás los halterios para volar lejos
como un ser detestable.
Evelyn Medina
61
MUJER ENAMORADA
No sé cuándo ocurrió que apareciste tan acendrada,
irreal.
Cual serpiente:
oculta, hermosa.
Fatua, maldita.
Tu elocuencia me dejó limerente, casi al instante.
No pude hacer nada.
Pronto dejé de ser yo mismo,
mi cuerpo no me pertenecía más; solo obedecía tu voz,
omnipresente,
diabólica.
Me rehusaba a aceptarte,
pero alejarte era pura utopía, mala pécora obsesionada.
Llegabas colérica
cuando trataba de huir.
Hasta que mis ojos se salieron a buscarte,
quedé asustado y ciego.
No intenté escapar nunca más, y no era cobardía. Enfrentaba
una dicotomía en la cual este cuerpo solo respondía y vivía a
tu merced. Pensé que era algo efímero y te olvidarías de mí
pronto, pero no fue así. Los miembros se desprendieron para
ir a tu lado; transmuté en tu títere. La solución solo era la
muerte.
Fingí amarte, para estar completo;
encontré el punto ciego de tu brujería
que daría amparo,
áncora de salvación.
No podía hacer más:
Tal tortura era inefable. En el conticinio ocurrió.
No me arrepiento de mi decisión:
Ese cilindro metálico, incandescente, veloz,
que perforó mi cabeza,
me brindó redención
62
NOMBRE DIVINO
¿Puedo rehusarme si quiera
a esto de acordarme de ti en cada objeto que veo?
Tu imagen se incrustó en algún lugar entre el cerebro y mis
ojos,
crueles nervios que hacen que vea tu rostro más seguido que
la realidad.
Me gusta pensar en ti como un lienzo oscuro,
negro medianoche como tus ojos,
enmarcados por lodosas ramitas.
Te levantas como un árbol imponente, allá en el fondo,
que sobresale en el cielo cian,
electrizante.
Eres también la montaña, tan peligrosa y seductora,
envuelta por toda esa bruma,
mientras se pierde en la nada.
Cae sobre ella un toque tímido de luz,
como tu sonrisa,
Apenas iluminando pero reviviendo el paisaje,
dándome color,
y bajando por ti, montaña,
deslizándose entre ti, gran árbol,
penetrando al riachuelo helado,
entre ese pasto áspero, como tu voz.
Surge tu risa y hace quebrar al agua,
y emerge una cascada que juega
alrededor mío,
y me inunda,
me ahoga.
63
Agua de vida y muerte.
Tropiezo y caigo entre tus manos,
piedras de río,
fluctúo entre el cielo y el infierno
tan cálido
como tu boca,
que muerdes y atrapas
cual ave a su presa,
oculta en lo alto del arbusto,
en el fondo de ti.
Deseo morir entre el agua que me abraza,
perderme en ella,
y sucede que antes de cerrar los ojos,
aturdida,
todo aquello que surgió se convierte en sombras,
sombras que crean la ilusión
de que en algún momento
todo esto fue real.
64
INVIERNO
El gran arquitecto de lo infinito
despertó un día y se limpió el sudor,
dispuesto a dibujar una estación en el firmamento:
primero, lavó la vieja brocha con agua de equipata.
Para darle paso,
le dio al lienzo una base blanca:
borró lo gris del otoño, el invierno se asomaba,
enseguida matizó el cielo con rojo carmesí,
luego con un toque más hacia los lados
le agregó un poco de negro
con blanco marfil.
Le quedó un fulgor en el cielo:
el rojo brillante dio escenas de invierno colorido.
Con la maestría que dan los siglos,
modificó su propio paisaje
cuidando de que no le quedara muy frío.
Para no tener que usar su abrigo,
regresó con los mismos colores.
Los reflejos para él son fáciles de hacer:
el invierno por regla tiene que ser más oscuro
y con paciencia consigue reflejos instantáneos.
Agrega solventes al pincel.
Adelgaza la pintura hasta que queda como tinta:
corre tan bien que casi se cae de la paleta,
funciona de maravilla.
Con la espátula no olvida las áreas pequeñas:
en los detalles mete la cola el diablo.
Raúl Peralta Torúa
65
Pone toques de luz en su cuadro,
no mata todo lo oscuro,
hace que el claro resplandezca.
La escena final luce espectacular
con las necesarias fuentes de luz,
trabaja con capas para obtener profundidad
en los últimos trazos.
Él decide cuántos y cómo viven en su mundo.
Se divierte
creando sol, árboles, ríos, pájaros, Adán y Eva.
En nosotros está inventar nuestros propios abrigos.
66
EMBAUCADOR
Dime tú,
creador de lo visible y lo invisible,
Dios que desfiguras
cuando eriges espejos de aposturas,
dictas fastuoso derrotero,
seleccionas efímeras estrellas
y cantos nuevos con perturbador ritmo,
que embelesas con amoríos trashumantes
y siembras barruntos de ilusiones.
Dímelo cuanto antes,
es preciso y por sobrevivencia:
¿cuántos pecados más tenemos que ofrendarte
para poder salir de este infierno que es tu gloria?
67
DESAMPARO
La prensa del viernes
publicó una decena de esquelas:
ellas dan cuenta de tu partida.
Por más que busco en los rincones
no dicen nada
de nuestra transparente amistad.
No informan de complicidades
de los días de preparatoria,
cuando quisimos alterar el firmamento.
Soñamos con auroras renovadas
para crecer todos en concordia.
Buscaste otros senderos.
Te obsesionó la luz divina,
la que encontró Buda
cuando se aisló del mundo,
del dolor,
de la pobreza,
del llanto
de la muerte
Tus exequias afirman
que moriste con Cristo.
Solo así se comprende
que al igual que Gautama
quedaste solo en el mundo…
68
Menú poético II
selección de poemas del taller Los ingredientes de la poesía
© Derechos reservados
Gobierno del Estado de Sonora
Instituto Sonorense de Cultura
Biblioteca Pública Municipal Fortino León Almada
Editorial Dedos Sensibles
Colectivo Internacional Cautivos por las Letras y las Artes
Autores:
RICARDO RODRÍGUEZ MIJANGOS
EFRAYN RUIZ FÉLIX
LUZ ELENA SALAZAR MARTÍNEZ
ALMA ROSA MENDÍVIL SOL
GUILLERMINA LÓPEZ LÓPEZ
CLARA LUZ MONTOYA
MARÍA IBARRA REYES
PATRICIA AHUMADA
CECILIA FÉLIX
JOSÉ ÁNGEL NÁJERA TREVIÑO
ISMENE FIGUEROA
ALARIC GUTIÉRREZ
YOLANDA TREVIÑO
CUQUITA AVILÉS
CHRISTOPHER OLIVAS MCPHERSON
RAYMUNDO RODRÍGUEZ QUIÑONEZ
ZULEMA BUSTAMANTE CASTRO
EVELYN MEDINA
RAÚL PERALTA TORÚA
Edición: Clara Luz Montoya
Primera Edición: Diciembre 2016
Hermosillo, Sonora, México
Memorias del Taller Los ingredientes de la poesía
Impartido por el escritor Hugo Medina
de Febrero a Diciembre 2016
en la Biblioteca Fortino León Almada
Área de Fomento a la Lectura y Escritura Creativa
Coordinación Estatal de Literatura y Bibliotecas
Instituto Sonorense de Cultura