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MENORES AGRESORES EN EL ÁMBITO FAMILIAR (ESTUDIO DE CASOS)
Dra. Cristina Rechea Alberola (Coordinadora) Ana Luz Cuervo García (Investigadora)
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
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ÍNDICE Página
1. INTRODUCCIÓN 4
2. OBJETIVOS 5
3. METODOLOGÍA 6
3.1. Selección de casos según la fuente de información 7
3.2. Obtención de la información 7
3.3. Trabajo de campo 8
4. RESULTADOS 9
4.1 Características de las agresiones 9
4.2. Características de los menores 12
4.3. Características de las familias 25
4.4 Características de los padres 30
4.5. Características de las relaciones entre padres e hijos 34
5. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS 36
6. CONCLUSIONES 43
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ÍNDICE Página
7. BIBLIOGRAFÍA 46
8. ANEXO 1 49
9. ANEXO 2 55
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1. INTRODUCCIÓN
La delincuencia juvenil y la violencia intrafamiliar son fenómenos que
preocupan y captan interés social tanto para provocar asombro como para promover
propuestas de estudio y medidas de intervención. En el caso de los menores
maltratadores en el hogar, se unen ambos tipos de violencia por lo que la atención
recibida se incrementa con el conocimiento de nuevos casos que emergen a la luz
pública. Atendiendo a la preocupación por este fenómeno violento, cada vez son más
los estudios que pretenden conocerlo en profundidad y responder a las cuestiones que
permitan intervenir de modo eficiente.
Durante el año 2007 el Centro de Investigación en Criminología de la
Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), a petición de la Delegación de la Familia
de la Consejería de Bienestar Social de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha
(JCCM), llevó a cabo una investigación sobre menores agresores en el hogar, en la que
se produjo un primer acercamiento a las características más sobresalientes de estos
menores y sus familias. Dicho estudio se centró en los casos detectados en el periodo
comprendido entre 2001 y 2006 en la provincia de Albacete. Después de este paso
previo, se consideró oportuno continuar con una segunda parte de la investigación en la
que, a través de un estudio de casos donde se entrevistase a menores agresores y a
padres víctima de este tipo de malos tratos, se pudiese profundizar en las características
de los menores y sus familias, de las agresiones, en especial aquello que las inicia y las
finaliza, en el tipo de relaciones familiares subyacentes a este fenómeno y en su
evolución tras la aparición del problema de malos tratos. De este modo se planteó la
investigación de la que se da cuenta en este documento.
El presente informe muestra los resultados obtenidos y las conclusiones halladas.
Pero antes, se quiere agradecer la ayuda prestada para esta investigación a los Servicios
de Ejecución de Medidas Judiciales impuestas por el Juez de Menores y a los Servicios
Sociales Básicos de la provincia de Albacete, y a los menores y los padres que
amablemente accedieron a compartir sus experiencias con el equipo investigador.
También se desea agradecer una vez más, la confianza depositada en el Centro de
Investigación en Criminología de la UCLM, por la Dirección General de la Familia de
la Consejería de Bienestar Social de la JCCM, que propuso esta investigación.
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2. OBJETIVOS
Tras la investigación que precedió a la que ocupa este informe, surgieron ciertas
cuestiones que se consideraron importantes de cara a profundizar en las relaciones entre
padres e hijos maltratadores y en aquello que precipita los episodios de violencia en el
hogar a manos de menores.
Dado que este tipo de violencia surge de la relación cotidiana entre los menores
agresores y los miembros de su núcleo familiar, uno de los objetivos de esta
investigación era conocer en profundidad que tipo de comunicación e interacción se
da entre padres y sus hijos maltratadores en el día a día.
Para conocer a fondo los episodios de violencia protagonizados por los menores
agresores en el hogar, se planteó como objetivo descubrir los hechos o situaciones que
inician los episodios de maltrato, así como aquello que los caracteriza y el porqué
de su finalización.
De la misma manera, ya que los resultados previos mostraron que la gran
victimada es la madre, se pretendió comprobar los roles de género que hombres y
mujeres desempeñan en el núcleo familiar de los menores agresores y la
percepción que estos jóvenes mantienen de ambos géneros, en la familia y en la
sociedad en general.
Teniendo en cuenta que la literatura criminológica ha hecho hincapié en los
patrones de crianza aplicados por los padres como precipitantes de la adquisición y
desarrollo de conductas violentas en los hijos, y ya que se ha comprobado que los
estilos educativos recibidos por estos menores son inadecuados, en esta investigación se
planteó como objetivo analizar la posibilidad de que estos estilos de crianza
evolucionaran a lo largo del tiempo hacia patrones educativos inadecuados.
Por último, ya que en la investigación anterior la mitad de la muestra de menores
agresores presentaron rasgos de personalidad patológicos y/o algún tipo de diagnóstico
psicológico, de los que se han vinculado a la emisión de conductas violentas, se
pretendió conocer más en profundidad cuales son esos rasgos de personalidad
patológicos y los diagnósticos que presentan los menores maltratadores.
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3. METODOLOGÍA
El objetivo de esta investigación es conocer más en profundidad las
características de los menores y sus familias, el tipo de relación y convivencia entre
hijos maltratadores y miembros del núcleo familiar maltratados, aquello que inicia,
mantiene y finaliza los episodios de violencia, y cómo las relaciones familiares se ven
afectadas. Teniendo en cuenta que este tipo de características son particulares para cada
familia, se consideró que lo más conveniente sería llevar a cabo un estudio de casos
donde a través de una entrevista semiestructurada se pudiese acceder a información de
primera mano procedente de menores maltratadores y padres víctima.
La entrevista es un método de evaluación considerado de tipo cualitativo que
permite acceder a cierto tipo de información que desde otro tipo de instrumento de
medida sería más dificultoso. Así, por ejemplo, a la hora de ahondar en las
características de las agresiones por parte de los menores en el núcleo familiar, y en el
tipo de convivencia e interacción entre los miembros de la familia, la flexibilidad que
caracteriza a la entrevista permitió adaptarse al caso concreto a evaluar y así profundizar
en estos temas de forma más adecuada y funcional.
Los sujetos objeto de estudio fueron, por una parte, una serie de menores que se
conocía que habían ejercido algún tipo de violencia física, psicológica, económica y/o
sexual sobre algún miembro de la familia, y por otra, padres receptores de agresiones
por parte de sus hijos.1 Se tuvieron en cuenta los casos en los que la/s víctima/s de las
agresiones fueran padres, hermanos, compañeros de alguno de los padres que
convivieran en el domicilio familiar, abuelos u otros miembros de la familia extensa que
residiesen en la misma vivienda que el menor objeto de estudio. En este caso se
excluyeron los menores que únicamente hubiesen ejercido actos violentos hacia
educadores y tutores de centros de internamiento para jóvenes, y miembros de la familia
extensa que no residiesen en el domicilio del agresor. La muestra se obtuvo a través del
Servicio de Ejecución de Medidas Judiciales impuestas por el Juez de Menores y de los
Servicios Sociales Básicos, ambos de la ciudad de Albacete.
1 Ya que los malos tratos en el núcleo familiar forman parte de lo íntimo y privado de las familias, y que
en muchas ocasiones los menores son reticentes a confiar aspectos de su vida a los demás, no siempre se
pudo acceder a los menores y padres deseados, por lo que en la mayoría de los casos los jóvenes y los
progenitores entrevistados proceden de la misma familia, pero en otras ocasiones no pudo darse esta
circunstancia.
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Selección de casos según la fuente de información
De acuerdo con lo expuesto en el párrafo anterior, en el caso del Servicio de
Ejecución de Medidas Judiciales impuestas por el Juez de Menores, la población de
estudio la conformaron por una parte, los sujetos de entre 14 y 18 años que en el
momento de la evaluación, es decir, durante el año 2008, hubieran cumplido una medida
judicial impuesta por un Juez de Menores al resolver un expediente de reforma en este
Servicio, o que se encontrasen a espera de juicio. Por otra parte, se tuvo en cuenta un
número similar de padres de menores de 14 a 18 años cuyos hijos se hallasen en la
situación anterior; en unos casos había una correspondencia entre hijos y padres y en
otros no había ninguna relación.
En cuanto a los Servicios Sociales Básicos de la ciudad de Albacete, se tuvieron
en cuenta los menores de 18 años de este municipio que durante el año 2008 ejercieron
malos tratos hacia familiares. También se tuvieron en cuenta los padres de los menores
de 18 años de la ciudad de Albacete en esa misma situación.
Obtención de la Información
El instrumento para obtener la información fue una entrevista semiestructurada a
menores y otra a padres, creadas ad hoc para esta investigación (ver Anexo). En ambos
casos y a ambos grupos de entrevistados, se cuestionó en relación a las características de
padres e hijos (edad y sexo), a aspectos relativos a las características de las agresiones, a
las opiniones sobre la causa de los malos tratos y a los intentos de solución del
problema de violencia, a las características de las familias, a los estilos educativos y su
evolución, a las características de la comunicación e interacción entre menores y
progenitores, a los hábitos de vida de los menores, a las opiniones en cuanto al uso de la
violencia y los roles de género tanto en padres como hijos, al autoconcepto de padres e
hijos, y a los aspectos relativos al medio escolar, social, laboral, de la zona de residencia
y de la salud física y mental de los jóvenes y de los padres.
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Trabajo de campo
La información para esta investigación se obtuvo de los propios protagonistas
del fenómeno de menores maltratadores en el hogar, es decir los agresores y las
víctimas.
Por una parte, se buscaron aquellas familias cuyos hechos violentos en el ámbito
familiar a manos de menores habían sido denunciados ante las instancias judiciales.
Para ello los Técnicos de Atención al Menor del Servicio de Ejecución de Medidas
Judiciales impuestas por el Juez de Menores de la provincia de Albacete, se encargaron
de poner en contacto al equipo investigador con los menores maltratadores y sus
familias. En el caso de que los sujetos objeto de estudio estuviesen de acuerdo en
conceder una entrevista, ésta se concertó y se llevó a cabo en el lugar acordado y en la
fecha acordada.
Para aquellos casos en los que los hechos violentos en el hogar a manos de los
menores no se denunciaron, bien porque los agresores eran menores de 14 años, bien
porque los familiares no lo consideraron oportuno, se acudió a los Trabajadores Sociales
de los Servicios Sociales Básicos del municipio de Albacete que también pusieron en
contacto al equipo investigador con los menores agresores y sus familias. Una vez más,
si éstos accedían a conceder una entrevista, se concertaba una cita y se acudía en la
fecha y lugar determinado.
Tanto en el caso de los padres y menores procedentes del Servicio de Ejecución
de Medidas Judiciales como de los Servicios Sociales Básicos, la información se extrajo
en base a dos tipos de entrevistas semiestructuradas, una orientada a los padres y otra
enfocada a los menores.
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4. RESULTADOS
Los resultados que aquí se muestran proceden de 15 entrevistas, siete de ellas a
menores agresores de familiares, cinco a padres de cinco de los siete menores
entrevistados, y tres a padres de menores maltratadores que rehusaron conceder
entrevistas al equipo investigador. De los casos procedentes del Servicio de Ejecución
de Medidas Judiciales, se consiguió que cinco menores maltratadores de familiares
estuvieran dispuestos a conceder una entrevista sobre el problema que estaban viviendo
en el hogar y que tres madres y una pareja de padres también accediese a compartir su
problema. En cuanto a los casos procedentes de los Servicios Sociales Básicos de la
ciudad de Albacete, se entrevistó a dos menores agresores, a dos madres y a dos parejas
de padres de hijos maltratadores. En total, se obtuvo información de 10 casos de malos
tratos de jóvenes a familiares. La muestra resultante tenía una edad de 12 a 17 años y en
ella había tres mujeres y siete varones. Los resultados que se muestran a continuación
proceden en algunas ocasiones, de datos de las entrevistas a menores y a padres, en
otros casos únicamente de menores y en otros únicamente de padres, y es que mientras
unas cuestiones solamente podían ser respondidas por unos u otros, otras cuestiones
podían conocerse tanto a través de los padres como de los hijos.
Características de las agresiones
Para comenzar y obtener un acercamiento general al tipo de malos tratos que
ocupan este informe, es conveniente conocer en profundidad las características de las
agresiones ejercidas por estos menores en el núcleo familiar. En este apartado se
examinarán el tipo de malos tratos ejercidos por los menores a sus familiares, quienes
son las víctimas de las agresiones, los desencadenantes de los episodios de violencia por
parte del menor agresor y las razones para su finalización.
El tipo de agresiones ejercidas por estos menores se describen en la Tabla 1. Hay
que señalar que en los casos en los que se entrevistó a los padres, se consideró
conveniente comparar el relato de las agresiones llevadas a cabo por estos y por los
hijos. En esta Tabla se muestra que la mayoría de los menores maltratan física,
psicológica y económicamente. Al igual que se desprendió de los resultados del estudio
anterior, se trata de menores muy versátiles a la hora de ejercer malos tratos. También
se puede observar que existen dos discrepancias entre padres e hijos. En una ocasión, el
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menor reconoce haber maltratado psicológicamente solamente, mientras que los padres
relatan episodios de malos tratos físicos y económicos también; en otra ocasión, los
padres hablan de malos tratos psicológicos únicamente y el menor también incluye las
agresiones económicas.
Tabla 1: Tipo de agresiones que realizan los menores, según ellos mismos y sus padres
Sujetos Tipo de agresión (Menores) Tipo de agresión (Padres)
Sujeto 1 Psicológica Física, psicológica y económica
Sujeto 2 Física, psicológica y económica Física, psicológica y económica
Sujeto 3 Física, psicológica y económica No entrevistado
Sujeto 4 Psicológica y económica Psicológica
Sujeto 5 Psicológica y económica Psicológica y económica
Sujeto 6 Física y psicológica No entrevistado
Sujeto 7 Física, psicológica y económica Física, psicológica y económica
Sujeto 8 No entrevistado Física, psicológica y económica
Sujeto 9 No entrevistado Física, psicológica y económica
Sujeto 10 No entrevistado Física, psicológica y económica
En cuanto a las víctimas de los malos tratos ejercidos por los menores agresores,
también se consideró oportuno llevar a cabo una comparación entre lo que manifestaron
los padres y los hijos.
Tabla 2: Víctimas de los menores, según ellos mismos y según sus padres
Sujetos Víctima (Menores) Víctima (Padres) Sujeto 1 Madre y Padre Madre y Padre
Sujeto 2 Madre y Padre Madre y Padre
Sujeto 3 Madre y Padre No entrevistado
Sujeto 4 Madre y Padre Madre y Padre
Sujeto 5 Madre y Padre Madre y Padre
Sujeto 6 Madre No entrevistado
Sujeto 7 Madre Madre
Sujeto 8 No entrevistado Madre y hermanos
Sujeto 9 No entrevistado Madre y Padre
Sujeto 10 No entrevistado Madre y hermanos
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Como se puede comprobar en la Tabla 2, los menores maltratan sobre todo a
ambos padres y en algunos casos también a los hermanos. En los casos en los que la
madre es la única victimada, el padre no convive en el domicilio familiar a causa de una
separación. Y siempre que el hermano también es objeto de las agresiones, se trata de
hermanos que defienden a los padres e intentan controlar las conductas del menor
agresor.
Uno de los objetivos principales de cara a una posible intervención es conocer
aquello que desencadena y pone fin a un episodio de violencia. De esta manera se puede
comprobar si existe algún factor concreto que pudiese provocar la conducta del menor
agresor y si existe algún tipo de respuesta que la mantiene e incrementa, reforzándola.
Tanto padres como menores indican que los conflictos se inician por tres motivos
principalmente: el no cumplimiento de normas y la consecuente regañina de los padres
(Ej. llegar tarde a casa, consumo de drogas), lo repetitivo de las reprimendas y
peticiones paternas (ej. pedirle que recoja la habitación o que no vuelva a hacer algo
concreto de forma inadecuada), y los problemas con el retraso del reforzamiento, es
decir, el no obtener lo que se pide o no con la rapidez que el menor pretende.
Padre: “Pide cosas y se le dice que no, o que espere” (Sujeto 3)
Hijo: “Se pone cansina repitiendo las cosas muchas veces” (Sujeto 5)
Por otra parte, tanto los padres como los menores reconocen que los episodios de
violencia finalizan cuando el menor se encierra en su habitación o abandona el
domicilio familiar, aunque tres de los padres reconocen también otro tipo de respuestas
que ponen fin al episodio violento. Es decir, uno de los padres reconoce que en
ocasiones cede ante las exigencias del menor, otro dice que “le dejan por miedo”, y el
último afirma que “le dejan hasta que se calla”.
Padre: “Cuando se pone histérico le dejo” (Sujeto 7)
Padre: “Me veía tan mal que cedía y entonces le dejaba y se iba”
(Sujeto 8)
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Características de los menores
En este apartado se va a caracterizar a los menores estudiados, tanto a aquellos
que se entrevistó directamente como a aquellos de los que se obtuvo información a
través de sus padres. Para este propósito, se tendrán en cuenta aspectos de tipo
conductual, psicológico, perceptivo, ideológico y relativos al medio escolar y social del
menor.
Problemas de conducta y/o delictivos fuera del ámbito familiar
Uno de los resultados más importantes hallados en la primera parte de la
investigación sobre menores agresores en el hogar llevada a cabo durante el 2007 por el
Centro de Investigación en Criminología de la Universidad de Castilla-La Mancha, fue
que la mayoría de estos menores son problemáticos fuera del ámbito familiar además de
dentro de éste. De los menores estudiados, siete presentaban problemas de tipo
conductual y/o delictivo fuera del hogar, mientras que tres de ellos solamente
experimentaban problemas con familiares. De los siete menores con problemas fuera del
ámbito familiar, tres tuvieron problemas en el medio social únicamente y los otros
cuatro tanto en este ámbito como en el escolar. Los problemas en el medio social fueron
de hurtos, peleas, vandalismo y tráfico de drogas, mientras que en el centro educativo
se centraron en faltas de respeto hacia menores y profesores y desobediencia hacia estos
últimos, revelándose problemas para acatar la autoridad. Los resultados se resumen en
la Tabla 3.
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Tabla 3: Problemas fuera del ámbito familiar
Sujetos
Violento fuera del
ámbito familiar
Donde
Tipo de problema
Sujeto 1 Sí En el medio social Peleas
Sujeto 2 Sí En el medio social Hurtos
Sujeto 3 Sí En el medio social Hurtos
Sujeto 4 Sí En el medio social y escolar Hurtos, problemas de conducta con
profesores
Sujeto 5 Sí En el medio social y escolar Peleas, problemas de conducta con
profesores
Sujeto 6 No
Sujeto 7 No
Sujeto 8 Sí En el medio social y escolar Peleas, hurtos, tráfico de drogas,
problemas de conducta con profesores y
menores
Sujeto 9 Sí En el medio social y escolar Pelas, hurtos, vandalismo, problemas de
conducta con profesores y menores
Sujeto 10 No
Este aspecto, el relativo a los problemas de conducta fuera del ámbito familiar,
se inquirió tanto en las entrevistas con los padres como con los menores, observándose
que los padres, en muchas ocasiones, respondían inicialmente que su hijo presentaba
problemas únicamente dentro del núcleo familiar, relatando posteriormente episodios de
violencia y/o delictivos del menor en el medio social y/o escolar.
Antecedentes problemáticos en la infancia
Uno de los datos más importantes que surgieron de las entrevistas con padres de
menores maltratadores, es que más de la mitad de los padres entrevistados, es decir seis
de ocho progenitores, informaron de problemas de conducta en sus hijos en edades muy
tempranas, bien en el domicilio familiar, bien en el colegio. Estos padres especificaron
un gran número de “pataletas” y de quejas de los maestros sobre conductas inadecuadas
y agresivas en el aula.
Padre: “De pequeño era de los más trastos, cuando se enfadaba como
no encontraba palabras para expresarlo, azotaba cosas” (Sujeto 5)
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Padre: “De pequeño ya era problemático. Los profesores llamaban y
protestaban. Pegaba a otros niños, les quitaba las gomas. En casa tenía
muchas rabietas. Siempre fue un niño difícil” (Sujeto 8)
Cogniciones y emociones durante los episodios de violencia
Para conocer más en profundidad las características de los menores durante los
episodios de violencia, se les preguntó qué pensamientos y qué sensaciones
experimentaban al comienzo y durante el transcurso de las agresiones. Las respuestas
denotaron una gran impulsividad en todas las ocasiones, es decir, los menores expresan
que “les sube la ira, no piensan y explotan”. La única discrepancia provino de uno de los
menores que defendió que “a veces, si lo piensa, se puede controlar”, lo que de todos
modos indica ausencia de autocontrol en la mayoría de las ocasiones. Como se verá más
adelante, la impulsividad aparece recurrentemente como rasgo de personalidad
distintivo de los menores agresores estudiados.
Hijo: “Me sube una ira que no puedo controlar” (Sujeto 1)
Hijo: “Cuando me repiten las cosas muchas veces me da rabia y
entonces exploto sin poder evitarlo” (Sujeto 4)
Influencia del alcohol u otras drogas en el menor
El alcohol y el resto de las drogas se han señalado como precipitantes de
conductas delictivas y violentas a lo largo de numerosas investigaciones. Por este
motivo, se pretendió conocer si el menor suele actuar bajo los efectos de alguna
sustancia y la consideración que tienen los padres de su peso en la explicación del
problema de violencia del menor. Los resultados a este respecto indicaron que seis de
los menores estudiados sí actuaron alguna vez bajo los efectos del alcohol u otra droga
pero los padres coinciden en señalar que puede ser un agravante pero no la causa ni la
explicación al problema.
Padre: “Cuando toma droga está más agresivo, pero cuando no la
tomaba ya era violento” (Sujeto 8)
Padre: “Cuando viene drogado se pone peor, pero sin drogarse es
violento” (Sujeto 1)
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Percepción del problema de violencia en el ámbito familiar por parte del menor
De cara a una posible intervención, es de vital importancia el hecho de que el
menor se responsabilice de sus malos tratos, ya que de otra manera, no se podría
producir la motivación al cambio. Al cuestionar sobre esta característica, se obtuvieron
los siguientes resultados: por una parte, los jóvenes del estudio culpabilizan a sus padres
exclusivamente en la mayoría de los casos. Cinco de los siete menores entrevistados así
lo reconocen. Los dos sujetos restantes responsabilizan a sus padres, pero también se
sienten culpables del problema de violencia familiar que protagonizan. Los motivos que
los menores aducen para justificar la culpabilidad que atribuyen a sus progenitores son
la autoridad excesiva, la ausencia de independencia y autonomía que estos les procuran,
la incompatibilidad de caracteres y lo repetitivo de las órdenes, consejos y reprimendas.
Hijo: “Tiene mal carácter, no nos entendemos” (Sujeto 2)
Hijo: “Me repiten las cosas muchas veces, no me dejan hacer lo que
quiero” (Sujeto 5)
Hijo: “Me dan poca libertad y autonomía” (Sujeto 9)
Por otra parte, todos los menores entrevistados, a excepción de uno, reconocen
que los conflictos violentos que viven con sus padres representan un problema y no
forman parte de las relaciones normalizadas entre padres e hijos.
Así, las explicaciones de los menores a sus reacciones violentas ante los
conflictos en las relaciones familiares, se deben a distintos motivos. Uno de los sujetos
reconoce que se trata de conductas impulsivas, y en dos ocasiones se hace referencia a
las drogas y al alcohol como factores precipitantes, pero las respuestas más recurrentes
son las mismas que se utilizan para culpabilizar a los padres de los episodios de
violencia en el hogar, es decir, las reprimendas, el carácter de los padres, que no les
proporcionen tanto dinero como piden y las críticas hacia ciertos aspectos de su vida y
actitudes en el hogar.
Hijo: “Mi madre es muy cansina, me pide que haga cosas en casa y no
se calla hasta que lo hago” (Sujeto 5)
Hijo: “Cuando llego a casa mis padres me riñen por algo” (Sujeto 9)
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Por último y para finalizar con el análisis de la percepción que estos menores
agresores presentan de su problema de violencia, se les interrogó por la solución que
propondrían a la situación violenta que protagonizan en el núcleo familiar. Las
respuestas fueron, en la mayoría de las ocasiones, pesimistas en cuanto a una posible
solución de los conflictos con sus familiares. Así, en tres ocasiones, los menores
expresaron que es imposible solucionar las cosas, en otras dos ocasiones la única
manera de solucionar el problema de violencia se encontró en la convivencia en hogares
separados, en otra ocasión se adoptó una actitud de despreocupación aduciendo que “no
tiene ningún problema, que le da igual”, y en el último caso, la respuesta fue que la
situación ya se había solucionado”2.
Hijo: “No existe solución a largo plazo” (Sujeto 1)
Hijo: “Con mi madre lo único es que cada uno viva en un sitio y verse
de vez en cuando” (Sujeto 2)
Hijo: “Yo no tengo ningún problema, me da igual” (Sujeto 5)
Hijo: “Ya no pasa nada, todo esta bien” (Sujeto 6)
Opinión sobre el uso de la violencia
Atendiendo a una de las teorías más clásicas sobre el aprendizaje social de las
conductas violentas (Akers, 1997), que postula que uno de los puntos principales en
cuanto a la adquisición de determinadas conductas son las valoraciones o
consideraciones morales que la persona mantiene en general (definiciones generales) y
las actitudes hacia conductas o situaciones concretas (definiciones específicas), en esta
investigación se pretendió conocer la consideración que estos menores objeto de estudio
mantienen sobre el uso de la violencia en general y el uso de la violencia en el ámbito
familiar.
Por una parte, en cuanto al uso de la violencia en general, únicamente uno de los
sujetos entrevistados respondió que la violencia no es aceptable nunca, manteniendo los
otros seis, que se acepta en algunas ocasiones. Curiosamente, en cuanto a la violencia en
el ámbito familiar, uno de los sujetos entrevistados piensa que es aceptable siempre,
2 En este caso, gracias a los Técnicos de Atención a Menores del Servicio de Ejecución de Medidas
impuestas por el Juez de Menores, se conoce con certeza que el problema con los familiares continuaba
en el momento de la entrevista.
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mientras tres de ellos manifiestan una oposición absoluta a su uso y los otros tres
piensan que es aceptable en ocasiones. Y resulta más curioso aún, que el sujeto que
opina que la violencia en general no es aceptable nunca, defiende que en el hogar se
acepta en ocasiones. También cabe destacar que tres de los menores que consideran que
la violencia en general se puede aceptar en ocasiones, opinan que en el hogar no es
aceptable nunca y que otro menor consideraba que en el hogar se acepta siempre a pesar
de que en general el uso de la violencia se debe dar sólo en ocasiones. Los resultados se
resumen en la Tabla 4.
Tabla 4: Opinión sobre el uso de la violencia
Sujeto Uso de la violencia en general
Uso de la violencia en el ámbito familiar
Sujeto 1 Nunca En ocasiones
Sujeto 2 En ocasiones Nunca
Sujeto 3 En ocasiones Siempre
Sujeto 4 En ocasiones En ocasiones
Sujeto 5 En ocasiones Nunca
Sujeto 6 En ocasiones Nunca
Sujeto 7 En ocasiones En ocasiones
Grupo de amigos
En cuanto al grupo de amigos de los menores entrevistados, una de las
pretensiones de esta investigación fue conocer por una parte, el tipo de actividades que
el menor lleva a cabo con ellos y por otra, el comportamiento de estos menores en el
núcleo familiar y su punto de vista sobre la autoridad paterna y el comportamiento de
los hijos en el hogar.
Los resultados de las entrevistas indican que a excepción de dos sujetos que
respondieron que desconocían esta información, los amigos de los menores del estudio,
no tienen problemas con familiares. Por el contrario, los sujetos entrevistados
informaron de buenas relaciones en el hogar familiar de sus amigos.
Hijo: “Los amigos bien” (Sujeto 7)
Hijo: “Sin conflictos” (Sujeto 1)
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Para completar la información relativa a los amigos de los menores y su
actuación en el grupo familiar, se les preguntó a los sujetos objeto de estudio lo que
aquellos opinaban de cómo debe ser la conducta de los hijos con los padres. Así, a
excepción de tres sujetos que desconocían este dato de su grupo de pares, el resto de los
amigos de los menores objeto de estudio tenían, según estos, una opinión favorable de
los padres y de como debe ser la relación con ellos. Cabe destacar que, para justificar la
opinión de sus amigos, uno de los menores especificó que los padres de estos son más
benévolos que los suyos y no imponen tantas normas.
Hijo: “En algunos casos los padres no tienen razón, en muchas sí,
aunque siempre quieren lo mejor para los hijos” (Sujeto 2)
Hijo: “Las relaciones deben ser pacíficas” (Sujeto 1)
Por último, en cuanto al tipo de actividades que los menores llevan a cabo con
sus amigos, cabe destacar que la mayoría hablan de “salir a tomar copas”, mientras que
el consumo de otro tipo de drogas, más en concreto de porros, se señala en una única
ocasión (aunque otros menores reconocen que consumen drogas, aunque no indican que
lo hagan con su grupo de pares). Por otra parte, los menores entrevistados también
informaron de actividades deportivas y de ocio tales como cazar, jugar a los
videojuegos, etc.
Conductas de riesgo
Además de los factores ya señalados, se consideró oportuno tener en cuenta la
existencia de tres tipos de factores de riesgo que suelen ser recurrentes en la
adolescencia, esto es, el consumo de sustancias ilegales, las fugas del domicilio familiar
y el abuso de tiempo transcurrido en la calle de forma ociosa.
El alcohol y el consumo de drogas se han constatado ampliamente como factores
de riesgo para la emisión de conductas violentas y delictivas. Por este motivo, tanto para
el alcohol como para otro tipo de sustancias, se pretendió conocer el hábito de consumo
previo y posterior a la aparición del problema con el objetivo de descubrir si este había
coincidido con el inicio del problema de violencia o si por el contrario el hábito de
consumo discurre paralelo a los problemas del menor en el núcleo familiar.
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En cuanto al alcohol, tres de los menores respondieron que antes de la aparición
del problema familiar ya consumían este tipo de sustancia, y uno de ellos reconoció
hacerlo a veces. Solamente dos menores informaron no hacerlo nunca con anterioridad
al comienzo del problema de malos tratos familiares. En cuanto al consumo posterior, el
hábito se mantiene intacto a excepción de un caso en el que el menor pasó de consumir
a no hacerlo, y dos casos en los que los sujetos no consumían alcohol con anterioridad a
la aparición del problema de violencia y lo comenzaron a hacer después.
Por otra parte, en cuanto al consumo de otras sustancias tres de los menores
entrevistados informaron de consumo tanto anterior como posterior a la aparición del
problema de violencia, y otros tres respondieron que nunca habían consumido drogas.
Solamente un sujeto informó de un cambio en cuanto al hábito de consumo de
sustancias ilegales, no haciéndolo con anterioridad pero sí haciéndolo tras la aparición
del problema familiar que protagoniza. Los resultados se muestran a continuación.
Tabla 5: Consumo de alcohol y otras sustancias a lo largo del tiempo
Alcohol Otro tipo de drogas Sujetos Antes Después Antes Después
Sujeto 1 Sí Sí Sí Sí
Sujeto 2 Sí No Sí Sí
Sujeto 3 Sí Sí Sí Sí
Sujeto 4 No No No No
Sujeto 5 A veces A veces No No
Sujeto 6 No Sí No No
Sujeto 7 No Sí No Sí
Continuando con las conductas que tradicionalmente se han considerado como
factores de riesgo para la violencia y la delincuencia, las entrevistas se centraron en las
fugas del hogar y en el abuso de tiempo transcurrido en la calle de forma ociosa. En
cuanto a las primeras, cuatro menores confesaron haberlo hecho en alguna ocasión. De
éstos, dos informaron que se habían refugiado en casa de amigos, otro en la calle, y el
cuarto en una casa abandonada. Destaca que este último menor se ausentó del domicilio
familiar por un periodo de 15 días regresando por la imposibilidad de acceder a
alimentos. Por último, sobre el abuso de tiempo transcurrido en la calle, también cuatro
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menores informaron de este factor de riesgo, siendo dos de ellos sujetos que también
llevaron a cabo fugas del domicilio familiar.
Medio escolar y laboral
En cuanto a las ocupaciones de los menores objeto de estudio, se pretendió
conocer las características de la vida académica y de la ocupación laboral en caso de
que esta haya existido, ya que ambos factores se consideran de protección para la
delincuencia y la violencia, mientras que las actividades académicas pobres o el
abandono escolar prematuro se conciben como factores de riesgo, de ahí la importancia
de conocer las características de estos menores en esos ámbitos.
En cuanto a la asistencia al centro escolar, únicamente dos menores lo hacen con
regularidad, mientras que el resto no asiste en absoluto. Por su parte, el rendimiento
académico es bajo en ocho ocasiones, coincidiendo con aquellos sujetos que no asisten
al centro educativo. De aquellos que lo hacen con regularidad, uno presenta un
rendimiento académico medio y el otro alto. Los resultados se muestran en la Tabla 6.
Ninguno de los 10 sujetos estudiados se encuentra en posesión del Graduado
Escolar, aunque en el caso de uno de ellos, precisamente el de rendimiento escolar
elevado, esto se debe a que aún no ha alcanzado la edad escolar con la que se accede a
este título.
Tabla 6: Asistencia al colegio y rendimiento académico
Sujetos Asistencia al centro educativo
Rendimiento académico
Sujeto 1 Con regularidad Medio
Sujeto 2 No asiste Bajo
Sujeto 3 No asiste Bajo
Sujeto 4 No asiste Bajo
Sujeto 5 No asiste Bajo
Sujeto 6 No asiste Bajo
Sujeto 7 Con regularidad Alto
Sujeto 8 No asiste Bajo
Sujeto 9 No asiste Bajo
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Sujeto 10 No asiste Bajo
En cuanto a la actividad laboral, ocho de los 10 menores del estudio trabajaron
en alguna ocasión desempeñando trabajos manuales, bien ayudando a sus padres en sus
actividades laborales (tareas en el campo, reparación en hogares, etc.), bien en empleos
puntuales (trabajo durante la vendimia o la Feria). Dos de los menores entrevistados,
también trabajaron como repartidor y tractorista. En cuanto a la remuneración
económica, cuatro de los menores admitieron disponer de un sueldo que les permitía
cierta independencia económica. Por último, se les inquirió sobre sus aspiraciones
laborales, estando estas, en algunas ocasiones, relacionadas con las actividades que
desempeñan o ya desempeñaron, estas son: electricista, mecánico, tractorista, instalador
de calefacciones; y en otras, relacionado con actividades que precisan de una formación
específica y a la que se debe dedicar tiempo y esfuerzo: maestro, biólogo, policía.
Día a día de los menores
Ante la falta de ocupación y el abuso de tiempo transcurrido en la calle, en esta
investigación se planteó conocer la rutina diaria de los menores agresores en el hogar.
Así se cuestionó sobre los hábitos de los menores tanto de lunes a viernes como durante
los fines de semana.
Los resultados de las entrevistas mostraron que a excepción de los sujetos que
asisten al centro educativo con regularidad, el resto de los menores dedican su tiempo
diario a salir con los amigos, ver la televisión y dormir, tanto por las mañanas, como por
las tardes, como por las noches. En cuanto a los fines de semana, la diferencia estriba en
que la hora de regreso a casa por la noche se alarga hasta más avanzada la madrugada.
Roles de género
Uno de los descubrimientos más importantes sobre este tipo de malos tratos, es
que la madre, bien en solitario, bien en unión a otros miembros de la familia, suele ser
la gran victimada. Una de las hipótesis que se plantearon en el estudio anterior sobre
este mismo tema en el 2007, es que la madre es la que se ocupa en mayor medida del
cuidado y educación de los hijos, surgiendo con ella la mayoría de las situaciones de
conflicto. Por este motivo, se pretende conocer quien es el cuidador y educador
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principal del menor, la tarea que el hombre y la mujer desempeñan en el hogar, y
conocer la opinión de los menores sobre el papel que ambos géneros deben desempeñar
en el domicilio familiar y en la sociedad en general.
En cuanto al cuidador y educador principal del menor, se llevaron a cabo dos
tipos de revisiones, por una parte, conocer quién es el/los cuidador/es y educador/es
principales del menor en este momento, y quién lo fue antes de la aparición del
problema de violencia y por otra parte, comparar la percepción de la figura de autoridad
y cuidado en el hogar por parte de los padres y los hijos, por lo que esta cuestión se
planteó tanto en las entrevistas a padres como en las entrevistas a menores. La Tabla 7
muestra los resultados encontrados.
Tabla 7: Percepción sobre el cuidador y educador principal del menor
Percepción del menor Percepción de los padres Sujeto Antes Ahora Antes Ahora
Sujeto 1 Madre Padre y
madre
Madre Madre
Sujeto 2 Madre Madre Padre y madre Padre y madre
Sujeto 3 Padre y
madre
Padre y
madre
No
entrevistados
No
entrevistados
Sujeto 4 Padre y
madre
Madre Padre y madre Padre y madre
Sujeto 5 Padre y
madre
Padre y
madre
Madre Madre
Sujeto 6 Abuelos Madre No
entrevistados
No
entrevistados
Sujeto 7 Madre Madre Madre Madre
Sujeto 8 No
entrevistado
No
entrevistado
Madre Madre
Sujeto 9 No
entrevistado
No
entrevistado
Madre Madre
Sujeto 10 No
entrevistado
No
entrevistado
Madre Madre
La Tabla 7 muestra que la percepción de los padres sobre aquel que ejerce el rol
de cuidador y educador principal del menor no cambia en cuanto a los momentos
anteriores y posteriores a la aparición del problema de violencia en el menor. Por el
contrario, los menores sí informaron de cambios en ambos momentos de su vida, más
en concreto tres de los menores entrevistados así lo confirmaron, produciéndose
cambios de madre únicamente a padre y madre, al contrario en el caso de otro de los
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menores, y por último, cambios de los abuelos a la madre en el caso concreto de un
menor que vivió parte de su vida apartado de sus padres por motivos de inmigración.
También se puede observar que se producen discrepancias en cuanto a la percepción de
los menores y los padres en cinco ocasiones, tanto para los momentos anteriores como
para los momentos presentes de la vida del sujeto agresor. Pero la conclusión más
importante que se puede extraer de estos resultados, es que la madre siempre esta
presente, tanto en la percepción de los padres como de los hijos, como cuidadora y
educadora principal del menor objeto de estudio.
Sobre los roles de género que los padres adoptan en el domicilio familiar y en la
sociedad, uno de los objetivos principales de este estudio fue conocerlos y comparar la
percepción que los menores presentan a este respecto con la que presentan los padres.
También se pretendió conocer la opinión de los jóvenes al respecto del papel que el
hombre y la mujer deben ocupar en ambos ambientes. Los resultados y su comparación
se muestran en la Tabla 8.
Tabla 8: Percepción y opinión sobre los roles de género
Menor Padres Sujeto Percepción
de los roles en su hogar
Opinión sobre los roles
de género
Percepción de los roles en su hogar
Sujeto 1 Padre y madre Igualdad Padre y madre
Sujeto 2 Madre Igualdad Madre
Sujeto 3 Padre y madre Igualdad No entrevistados
Sujeto 4 Padre y madre Igualdad Padre y madre
Sujeto 5 Madre Igualdad Padre y madre
Sujeto 6 Padre y madre Igualdad No entrevistados
Sujeto 7 Madre Igualdad Madre
Sujeto 8 No
entrevistado
No
entrevistado
Madre
Sujeto 9 No
entrevistado
No
entrevistado
Comparten pero
más la madre
Sujeto 10 No
entrevistado
No
entrevistado
Madre
Esta Tabla 8 muestra que todos los menores entrevistados coinciden en el papel
de igualdad que el hombre y la mujer deben jugar tanto en el hogar como en la sociedad.
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Los padres y los hijos, también coinciden en la percepción del reparto de tareas que el
hombre y la mujer desempeñan en el hogar a excepción de uno de los casos, en los que
el sujeto objeto de estudio percibe que es la madre la que lleva el peso de la familia
mientras que los padres afirman que las tareas en el hogar son compartidas por ambos.
Ocio e intereses
Estos menores agresores en el hogar, dedican gran parte de su tiempo al ocio ya
que, en su mayoría, no trabajan ni dedican tiempo a la formación académica. Por eso, se
produjo un acercamiento a través de las entrevistas a aquello que motiva e interesa al
menor. Para este propósito se cuestionó sobre aquellas actividades que desempeñan en
su tiempo libre y cuáles son sus intereses3.
Las actividades de ocio suelen coincidir en la mayoría de los menores, siendo la
de pasar tiempo con sus amigos la que más se repite. Algunos menores especifican
también otras ocupaciones como por ejemplo, ir al gimnasio, practicar baile y gimnasia
rítmica, escuchar música y ver películas, dar vueltas en moto, etc. Por otra parte, los
intereses de estos menores, suelen coincidir con las actividades de ocio que llevan a
cabo, siendo estos el cine, la música, la electricidad, la mecánica, las motos, etc.
Diagnósticos psicológicos y rasgos de personalidad patológicos
Otro de los puntos importantes a tener en cuenta en el estudio de las
características de los menores agresores en el hogar, es la existencia de algún tipo de
diagnóstico psicológico o rasgo de personalidad patológico de los que tradicionalmente
se han vinculado a la violencia. Para este propósito se utilizó exclusivamente la
entrevista a los padres, ya que se temía la reticencia de los menores ante este tipo de
preguntas.
De los ocho padres entrevistados, cinco informaron de la existencia de un
diagnóstico psicológico, siendo estos, el Trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (en dos ocasiones), el Trastorno Disocial (también en dos ocasiones), y la
fuerte sospecha del un trastorno obsesivo compulsivo en otro de los casos.
3 En esta investigación se consideró adecuado distinguir entre aquello que le interesa al menor, es decir,
aquello que le resulta de su agrado y las actividades que lleva a cabo en su tiempo libre, ya que no
necesariamente tienen por que coincidir.
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En cuanto a los rasgos de personalidad patológicos, todos los padres admitieron
que alguno de ellos se encuentran presentes en sus hijos. Los rasgos encontrados se
muestran en la siguiente Tabla.
Tabla 9: Rasgos de personalidad patológicos
Rasgo de personalidad patológico Número de sujetos que los presentan Ausencia de empatía 2
Toma de riesgos 3
Impulsividad 8
Baja tolerancia a la frustración 7
Baja autoestima 4
Problemas en el retraso del reforzamiento
1
Como se puede observar en la Tabla 9, existen rasgos de personalidad
patológicos presentes en los menores estudiados, concurriendo varios a la vez en un
mismo sujeto, a excepción de uno, del que solamente se destaca la existencia de
impulsividad. Destaca el hecho de que este rasgo de personalidad aparece en todos y
cada uno de los sujetos sobre los que se cuestionó. Recuérdese que los menores
entrevistados, también especificaron ausencia de control de ira durante los episodios de
violencia que protagonizan en el domicilio familiar, por lo que la impulsividad se
encuentra presente prácticamente en todos los menores estudiados.
Características de las familias
Composición familiar y número de miembros que componen la familia
Para comenzar describiendo a las familias de los menores agresores en el hogar
de este estudio, se tendrán en cuenta la composición familiar y sus características en el
caso de que se trate de familias monoparentales, y la posible existencia de otras
dinámicas de violencia intrafamiliar, ya que ambos factores se han documentado
ampliamente como factores de riesgo dentro de la literatura criminológica.
La composición familiar de las familias entrevistadas se refleja en la Tabla 10.
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Tabla 10: Con quién vive el menor
¿Con quién vive el menor? Sujetos Padre y madre 1
Madre 1
Padre, madre y hermanos 4
Madre y hermanos 2
Como se puede apreciar en los resultados, los tipos de familias de los menores
de la muestra son variados. Los que viven en familias convencionales son cinco y
aquellos que viven en familias monoparentales son tres. La causa de la
monoparentalidad se debe en todos los casos a una separación o divorcio y en dos de los
casos, el menor se encuentra posicionado en contra de un progenitor por influencia del
otro. En ambas ocasiones en las que la víctima es la madre exclusivamente, el padre ha
influido negativamente en la percepción del menor sobre ésta.
Padre: “Mi ex marido le dijo que me fuese matando poco a poco”
(Sujeto 7)
Llegados a este punto y ya que se conoce el tipo de composición familiar se
consideró conveniente retomar el punto sobre las víctimas de las agresiones y comparar
ambos tipos de variables. La Tabla 11 muestra los resultados hallados.
Tabla 11: Víctimas según composición familiar
Sujetos Víctima Con quién vive Sujeto 1 Padre y madre Padre, madre y hermanos
Sujeto 2 Padre y madre Padre, madre y hermanos
Sujeto 3 Padre y madre Padre y madre
Sujeto 4 Padre y madre Padre, madre y hermanos
Sujeto 5 Padre y madre Padre, madre y hermanos
Sujeto 6 Madre Padre, madre y hermanos
Sujeto 7 Madre Madre
Sujeto 8 Madre y hermanos Madre y hermanos
Sujeto 9 Padre y madre Padre y madre
Sujeto 10 Madre y hermanos Madre y hermanos
Como muestra la Tabla anterior, los menores maltratan aquellos con los que
viven y ejercen el rol de autoridad en le hogar. Esto incluiría a los hermanos, ya que los
dos casos en los que los hermanos son maltratados, estos intercedieron entre los sujetos
objeto de estudio y sus padres intentando ejercer algún tipo de autoridad. El único caso
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en el que el menor convive con su madre y su padre y la victimada es la madre en
solitario, es el de un menor cuyo progenitor se encuentra ausente del domicilio familiar
con asiduidad por motivos de trabajo.
Existencia de otras dinámicas de violencia familiar
Teniendo en cuenta las Teorías del Aprendizaje social (Bandura y Walters,
1963; Akers, 1966) y de la Transmisión Intergeneracional de la violencia (Widom,
1989), se planteó como uno de los puntos a tener en cuenta el conocimiento de la
existencia de otras dinámicas de violencia intrafamiliar en los hogares de los menores
objeto de estudio. Las primeras teorías, las del aprendizaje social postulan que la
exposición a ciertos modelos de conducta provoca el aprendizaje de esos mismos
patrones comportamentales. En este caso, la observación de la violencia provocaría el
aprendizaje y uso de conductas violentas. Por otra parte, la Teoría de la transmisión
intergeneracional de la violencia postula que ser víctima o testigo de violencia en el
hogar incrementa la probabilidad en el niño de convertirse en agresor con posterioridad.
Para conocer con detalle la posible existencia de otras dinámicas de violencia
intrafamiliar en los 10 casos estudiados, se distinguió entre malos tratos ejercidos por
los hermanos de los menores entrevistados, malos tratos entre los padres y la posible
existencia de malos tratos hacia los padres en la infancia.
En dos de las familias entrevistadas, los hermanos de los menores objeto de
estudio también ejercieron malos tratos hacia los padres. También se descubrió que tres
de las familias vivieron malos tratos del padre hacia la madre, maltratando además este
a los hijos en uno de los casos, y en otro habiendo sufrido malos tratos en la familia. En
resumen cuatro de los menores estudiados fueron víctima y/o testigo de malos tratos en
el hogar. Sin embargo, un número similar de menores, es decir, cuatro, proceden de
familias donde nunca se han dado otras dinámicas de violencia familiar distintas a las
que ejerce el sujeto objeto de estudio. Es indispensable señalar que de dos menores se
desconoce esta información.
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Tabla 12: Otras dinámicas de violencia intrafamiliar
Malos tratos a
manos de los
hermanos
Maltrato de padre a
madre
Maltrato de padre a madre e
hijos
Padres maltratados
en la infancia
Menores víctima
y/o testigo
de malos tratos
Menores no
víctima y/o
testigo de
malos tratos
NS/NC
2 2 1 1 4 4 2
Acontecimientos significativos en la familia
En Criminología, una de las teorías que más atención ha generado en los últimos
años, es la Teoría de los puntos de inflexión (Laub y Sampson, 1993) que defiende que
se pueden dar acontecimientos significativos en la vida de un sujeto que marcan un
punto de inflexión, precipitando la aparición de conductas delictivas y/o violentas o, por
el contrario, retrayendo su ocurrencia. Teniendo en cuenta esta teoría, se cuestionó
sobre la existencia de este tipo de hechos en la vida de los menores tanto a estos como a
los padres, obteniéndose los resultados que se muestran en la Tabla 13.
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Tabla 13: Acontecimientos significativos en la familia
Percepción por parte de los padres
Percepción por parte del menor Sujetos
Aconteci-miento signifi-cativo
Tipo de aconteci-miento signifi-cativo
Influyó significa-tivamente
en el menor
Aconteci-miento signifi-cativo
Tipo de aconteci-miento signifi-cativo
Influyó signifi-
cativamente en el menor
Sujeto 1
Sí Enfermedad
y falleci-
miento
Sí Sí Enfermedad
y falleci-
miento
Sí
Sujeto 2
Sí Enfermedad Sí Sí Enfermedad Sí
Sujeto 3
No
entrevistado
No
Sujeto 4
Sí Enfermedad No Sí Enfermedad Sí
Sujeto 5
Sí Falleci-
miento
No Sí Fallecimient
o
No
Sujeto 6
No
entrevistado
Sí Separación Sí
Sujeto 7
Sí Separación No Sí Separación,
enfermedad
y falleci-
miento
No
Sujeto 8
Sí Separación No No
entrevistado
Sujeto 9
Sí Falleci-
miento
Sí No
entrevistado
Sujeto 10
Sí Separación No No
entrevistado
Los resultados muestran que ocho de los menores sobre los que se entrevistó
vivieron algún tipo de acontecimiento significativo en la familia a lo largo de su vida,
siendo estos acontecimientos de fallecimiento de alguien cercano, enfermedad y
fallecimiento, y enfermedad y separación. Pero los padres solamente informaron de una
posible influencia significativa de este hecho en el menor en tres ocasiones. Por otra
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parte, uno de los sujetos objeto de estudio discrepó con los padres en esta apreciación
manifestando que el acontecimiento significativo no le influyó negativamente en
absoluto, otro de los sujetos afirmó que así había ocurrido en contra de la opinión de los
padres y un último sujeto informó de más acontecimientos significativos que los
señalados por los padres en la entrevista.
Características de los padres
Además de caracterizar a los menores, otro de los objetivos de la investigación
consistió en observar las características de los padres. De esta manera, algunas de las
cuestiones de la entrevista a estos se orientaron a aspectos relacionados directamente
con ellos mismos.
Como punto de partida, se cuestionó a los progenitores la consideración que
éstos tienen del problema de su hijo, es decir, se pretendió conocer si los padres piensan
que el menor presenta un problema de conducta o por el contrario, se trata de algo
normal en las relaciones entre padres e hijos o algo propio de la adolescencia. A esta
cuestión, todos los padres coincidieron en señalar que se trata de un problema y que ese
tipo de relación y comportamiento dista de ser algo normalizado.
Para seguir profundizando en este tema, se cuestionó a los padres aquello que
consideran como causante del problema de violencia de sus hijos, respondiendo en la
mayoría de las ocasiones que se debe a la confluencia de varios factores. Se hace
referencia sobretodo a rasgos de personalidad del menor, pero también se tienen muy en
cuenta los ambientes en los que se relaciona el menor (instituto y amigos). Cabe
destacar, que en dos ocasiones, en las que se vivieron otras dinámicas de violencia
intrafamiliar este factor se tuvo en cuenta como posible explicación del problema de
violencia en el menor, y que solamente en un caso se utilizó el diagnóstico psicológico
del menor para explicar la conducta problemática de éste en el hogar. También en una
ocasión se hizo referencia al consumo de drogas por parte del sujeto agresor y en otra al
fallecimiento de familiares cercanos como factores precipitantes.
Padre: “Es su personalidad” (Sujeto 5)
Padre: “Fue al cambiar al instituto, las amistades, su personalidad”
(Sujeto 4)
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Para finalizar con las percepciones paternas sobre el problema de violencia de su
hijo, se interrogó sobre la posible solución que ellos encuentran al problema del menor.
Las respuestas de los padres fueron de todo tipo: dos de los progenitores defendieron
que la mejor opción es que el menor trabaje y se mantenga ocupado, otros dos
consideraron que lo más importante es que el hijo madure y sea consciente del problema
que presenta para solucionarlo y pedir ayuda, y otros dos padres apelaron a la
intervención temprana como única solución, considerando que ahora ya es tarde.
Curiosamente, un padre hizo referencia a pasar más tiempo en compañía de su hijo, y
otro defendió que la única opción es el internamiento. Por último otro de los padres no
supo qué proponer como solución.
Padre: “Ahora no hay solución, si se hubiese intervenido antes sí,
ahora no” (Sujeto 5)
Padre: “Que madure que se de cuenta que por el camino que lleva no
puede seguir” (Sujeto 4)
Padre:”Si pudiese pasar más tiempo con él las cosas mejorarían, pero
él no quiere” (Sujeto 1)
Actitud ante la violencia
En complemento a las cuestiones sobre la consideración de la violencia en
general y en el ámbito familiar en particular, que se formularon a los menores, se
interrogó sobre este tema a los padres, descubriéndose que ninguno de los progenitores
entrevistados estuvo de acuerdo con el uso de la violencia bajo ninguna circunstancia ni
en el ámbito familiar ni en general.
Estilos educativos
Tras finalizar la investigación que precedió a esta, se descubrió que la mayoría
de los menores agresores recibieron patrones de crianza de los que tradicionalmente se
han vinculado a la adquisición y desarrollo de comportamientos violentos. Estos estilos
educativos fueron sobretodo el permisivo y el inconsistente. En esta investigación se
pretendió ahondar en el tipo de educación recibida por los menores agresores del
estudio teniendo en cuenta el tipo de normas impuestas, la reacción paterna ante su
incumplimiento, los argumentos y peticiones de los menores ante las pautas que
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consideran injustas y las ideologías y actuaciones de los padres en cuanto a las técnicas
educativas y sus cambios a lo largo del tiempo.
Por una parte, las normas que los padre impusieron a sus hijos resultaron
similares en todos los casos: horarios de regreso a casa, ayudar en las tareas del hogar,
recoger la habitación, estudiar, mantener hábitos de higiene, avisar sobre la hora de
regreso a casa, y en uno de los casos, sentarse a comer a la mesa con los padres. Ante
esto, hay que destacar que tanto los padres como los menores expresaron que las normas
han ido despareciendo con el tiempo ya que el menor no las cumple bajo ninguna
circunstancia.
Ante esto, se hace necesario conocer cuales son o fueron las reacciones paternas
ante el incumplimiento de las normas para averiguar por qué los padres se vieron
arrastrados a ceder ante la conducta de los hijos y estas llegaron a desaparecer. Así,
tanto los padres como los hijos respondieron que las reacciones fueron de castigo a no
salir de casa o no disponer del móvil y reprender por la conducta inadecuada. En una
ocasión, los padres especificaron que intentaron dialogar y llegar a acuerdos sobre las
normas familiares pero que el hijo las siguió incumpliendo. Tanto padres como menores
hicieron referencia a inconsistencia en la aplicación de castigos y a la adopción de
posturas de permisividad ante las reacciones de incumplimiento y agresividad de los
hijos.
Padre: “Intento llegar a un acuerdo, pero cedo porque no lo cumple y
se pone violento” (Sujeto 10)
Padre: “Ahora ya le dejo, no puedo con él” (Sujeto 7)
Padre: “Ya me conformo con que vuelva a casa, aunque no lo haga a
la hora” (Sujeto 4)
En cuanto al argumento que los menores exponen para modificar las normas que
les parecen injustas, hay que destacar que se trata de “un no argumentar y un hacer”, es
decir, tanto los padres como la mayoría de los menores responden que no argumentan y
simplemente no cumplen con las normas paternas, o responden que nadie tiene
autoridad sobre ellos. Dos de los menores defendieron que intentan llegar a acuerdos y
que muchas veces los padres son los que no los cumplen, pero los padres de estos
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
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menores contradicen este argumento e indican que simplemente no cumplen las normas
y no ceden ante las imposiciones paternas.
Todos los padres entrevistados son conscientes de que la forma de educar a un
niño debe ser distinta a la de educar a un adolescente. Estos coinciden en apreciar que
un joven en comparación a un niño, necesita más libertad y autonomía, y que las normas
deben ir cambiando en este sentido. También reconocen que el niño no necesita normas
de horarios para volver a casa y que un adolescente sí. La mayoría de los padres
defienden que actúan en consecuencia a esta forma de valorar el estilo educativo de un
adolescente a excepción de dos, ya que en uno de los casos, el menor aún es un niño (en
el otro caso no se especificó el motivo).
En cuanto a aquello de lo que se demanda privacidad y autonomía, los padres y
los menores coinciden en señalar que exigen privacidad en sus objetos personales y en
su espacio dentro de la casa (habitación), en la elección de sus amigos y en las
conversaciones que mantienen con ellos. Las concesiones de autonomía también
resultan recurrentes a lo largo de todas las entrevistas, es decir, los menores piden elegir
la ropa ellos solos y que no les digan lo que tienen que hacer en general. A este
respecto, los padres respondieron en todas las ocasiones, que han concedido más
autonomía y privacidad a los menores con el paso del tiempo.
Problemática de los padres
Uno de los factores de riesgo de tipo familiar que la Criminología ha vinculado a
la aparición de conductas violentas y delictivas ha sido la posible existencia de
problemas en los padres que pudiesen interferir en su rol de educadores y cuidadores de
los hijos. En esta investigación se pretendió profundizar en este tema, obteniéndose los
siguientes resultados.
Tabla 14: Existencia de problemática en los padres
Existencia de problemática en los padres Sí No
3 5
Adicciones Psicológicos
Psicológico
y de salud
1 1 1
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Como se puede apreciar en la Tabla 14, aquellos padres con problemas
presentan problemáticas de tipo adictivo, psicológico y de salud. Es necesario señalar
que en los dos casos en los que se dan problemas psicológicos, estos aparecieron o se
agravaron a consecuencia de la situación violenta que protagoniza su hijo en el hogar.
Características de las relaciones entre padres e hijos
Comunicación
La comunicación entre padres e hijos se planteó como finalidad primordial a
estudiar en esta investigación. De esta manera, uno de los objetivos fue conocer hasta
que punto los padres y los hijos se comunican compartiendo sus experiencias y puntos
de vista y que ocurre cuando el menor no quiere hacer partícipes a los padres de las
cotidianeidades de su vida, de sus opiniones, de sus expectativas, etc.
Por una parte, se descubrió que de los diez menores de los que se obtuvo
información, seis de ellos mantienen conversaciones fluidas con sus padres en las que
suelen contar todo los relativo a sus vidas (escuela, trabajo, amigos, chicos/as, etc.) y los
cuatro restantes no conversan de nada o lo hacen en contadas ocasiones. Destaca el
testimonio de una madre que responde que su hijo lo cuenta todo, sobretodo las cosas
malas que hace para causarle daño, y también destaca el testimonio de un menor que
manifiesta que al padre no le cuenta nada, aunque a la madre se lo cuenta todo. Los
padres de los menores menos comunicativos informaron que al formular cuestiones
sobre aspectos de su vida, estos se niegan a contestar o se enfadan argumentando que
“a los padres no les importa su vida”.
Padre: “No quiere hablar de nada” (Sujeto 2)
Padre: “Habla de todo, cosas de la vida, sexo, drogas, etc.” (Sujeto 7)
En sentido contrario, los padres suelen contar a sus hijos cosas de su vida
cotidiana, a excepción de unos padres que respondieron que no cuentan nada “porque el
hijo no quiere saber nada”.
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Actividades de ocio y tiempo libre entre padres e hijos
Además del tipo de comunicación entre padres e hijos, otro de los objetivos de
esta investigación fue observar cómo es el tiempo que los hijos pasan con los padres, es
decir, si estos comparten intereses y actividades de ocio o si por el contrario no
interactúan más allá de los momentos de convivencia en el domicilio familiar. La
mayoría de los padres y menores informan de que las actividades de ocio con los hijos
escasean o no existen, ya que los menores no se prestan a este tipo de acciones.
Solamente dos familias parece llevar a cabo actividades conjuntas entre padres e hijos.
Cambios en las relaciones entre padres e hijos tras la aparición del problema de
violencia
Tras la aparición de un problema de violencia familiar como el que ocupa a esta
investigación, la consecuencia más inmediata que cabría esperar es la del deterioro de
las relaciones familiares. Tendiendo en cuenta esto, en esta investigación se atendió a
esta característica y se cuestionó a los padres de que manera la relación con los hijos
había cambiado tras la aparición de los episodios de violencia.
Las entrevistas indicaron que a excepción de una familia, el resto de los padres
reconocer que se sienten más distantes hacia sus hijos, con menos paciencia para su
actitud, dolidos por las faltas de respeto y que demuestran menos cariño.
Padre: “Tengo más remordimiento hacia él por lo que hace” (Sujeto 5)
Padre: “Hay menos cariño” (Sujeto 1)
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5. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
Para comenzar se discutirá sobre la existencia de violencia fuera del ámbito
familiar de estos menores. Los resultados de este estudio de casos coinciden con los
encontrados en la primera parte de la investigación sobre menores agresores en el hogar
que se llevó a cabo durante el año 2007 por el Centro de Investigación en Criminología
de la UCLM, a petición de la Delegación de la familia de la Consejería de Bienestar
Social de la JCCM, al igual que esta investigación. Es decir, no todos, pero la mayoría
de menores maltratadores presentan problemas de violencia y/o delictivos fuera del
núcleo familiar, bien en el medio escolar, bien en el medio social. Esto significa que al
igual que se avanzó en la investigación anterior, estos menores serían jóvenes con un
problema de violencia en general y un problema de violencia familiar en particular.
Además, la mayoría de los sujetos estudiados, ya presentaban problemas de conducta a
edades muy tempranas. Este punto es de gran importancia ya que una detección
temprana en el hogar y en la escuela puede orientar hacia una intervención primaria de
tipo conductual, que eduque en el control de las conductas de ira y en el aprendizaje de
comportamientos alternativos a la violencia. Esta intervención se podría orientar tanto a
los menores como a las familias, de modo que los miembros del núcleo familiar utilicen
estrategias de respuesta adaptadas a las características del hijo. Como varios de los
padres entrevistados en este estudio manifiestan, una intervención temprana puede, si no
prevenir completamente, sí aminorar la extensión del problema. Esto no quiere decir
que todos los menores con conductas dificultosas en los primeros años de vida vayan a
convertirse en jóvenes violentos, ni que una intervención temprana vaya a solucionar el
problema de todos los menores agresivos, tampoco que los menores que no presentan
problemas de conducta en la infancia no lleguen a convertirse en jóvenes con
problemas, pero sí se desea resaltar que existen ciertos indicios en los primeros años de
vida que podrían suponer un punto de partida de cara a un intervención con fines
preventivos.
Otro de los puntos a destacar obtenidos de esta investigación, es la gran
dificultad que los padres presentan a la hora de educar y convivir con estos menores.
Muchos de ellos se encuentran tan abrumados con la situación que viven con sus hijos
que tienden a minimizar la extensión del problema, como se pudo observar en aquellos
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
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padres que en un principio ocultan los problemas de los menores fuera del ambiente
familiar.
En cuanto a las características de las agresiones, se corrobora el hecho de que se
trata de menores muy versátiles en cuanto a los tipos de malos tratos ejercidos. Y es que
una vez más, como se desprende de otras investigaciones (Benítez, 2004), las
modalidades de malos tratos raramente ocurren por separado, la conducta violenta se
extiende a todas sus formas posibles con el objetivo de imponer la voluntad propia.
También se observa que los menores maltratan a aquellos con los que conviven y
ejercen el rol de autoridad en el hogar, bien continuamente, bien con menor asiduidad
como ocurre con algunos progenitores varones. Es más, cuando los hermanos intentan
defender a los padres ejerciendo también cierta autoridad, son objeto de las agresiones
al igual que los progenitores. Es decir, el menor es violento contra aquellos que ejercen
algún tipo de autoridad aunque ésta sea mínima.
Además, los menores reconocen que los conflictos se inician por la no
aceptación de las normas, las reprimendas paternas y lo repetitivo de las órdenes
procedentes de los padres. También reconocen que en las situaciones violentas, actúan
de forma impulsiva y sin pensar. Como se expondrá más adelante los rasgos de
personalidad y más en concreto la ausencia de autocontrol parece ser un tema clave en
la posible explicación de los malos tratos a manos de estos menores.
Continuando con las características de los menores estudiados en esta
investigación, la percepción que los menores tienen de su situación familiar indica, por
una parte, que estos reconocen que su estado representa un problema y dista de ser una
situación normalizada, y por otra, que culpabilizan a los padres de su comportamiento
violento, incluso en los pocos casos en los que ellos también se sienten responsables.
Como se acaba de exponer, aquello que los padres llevan a cabo para que los menores
justifiquen su comportamiento violento serían las acciones normalizadas de control de
la conducta de los hijos por parte de los padres, es decir, reprimendas, imposición de
horarios, adjudicación de responsabilidades en el núcleo familiar, etc. Esta percepción
del problema podría suponer un impedimento de cara a una intervención en el momento
presente, ya que no existiría una motivación para el cambio al no reconocerse el propio
problema de conducta.
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
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Hay que destacar también que estos menores agresores justifican el uso de la
violencia en determinadas ocasiones y en el ámbito familiar. Aunque no todos están de
acuerdo en su utilización, sí aparecen sujetos que se muestran a su favor en algunas
ocasiones existiendo incluso un sujeto que justifica la violencia siempre.
Para continuar con las características de los menores agresores estudiados, se
desea destacar ciertos factores relativos al grupo de pares con los que se relacionan los
sujetos de esta investigación. Por una parte, las actividades conjuntas suelen ser las de
“salir a tomar algo”, practicar deportes, jugar con videojuegos, etc., lo que son hábitos
normalizados en la adolescencia. Al contrario que los menores agresores, sus amigos no
tienen problemas en el ámbito familiar e incluso abogan por el mantenimiento de las
relaciones pacíficas. Por este motivo, para estos sujetos, aunque su grupo de amigos
puede influir en su conducta general, en lo referente a las relaciones familiares, el grupo
de pares del menor no tendría ninguna influencia de peso en su comportamiento.
Siguiendo con las características de los menores agresores y las conductas
consideradas de riesgo por la Criminología, el consumo de sustancias se estudió en
profundidad al cuestionarse sobre los hábitos anteriores y posteriores a la aparición del
problema de violencia. El consumo de alcohol y de otro tipo de drogas se encuentra
presente en los menores con anterioridad, pero sobre todo con posterioridad. De todos
modos, los padres de los sujetos estudiados no encuentran la causa de los malos tratos
en los hábitos de consumo. En tal caso, defenderían que se trata de un factor agravante,
pero perciben que cuando sus hijos no se encuentran bajo los efectos de sustancia
alguna su comportamiento violento hacia ellos sigue apareciendo. Además, otro de los
factores de riesgo investigados, como son las fugas del hogar y el abuso de tiempo
transcurrido en la calle, se dan en numerosas ocasiones, lo cual, al igual que se señaló
en el informe correspondiente al estudio anterior, es comprensible ya que estos menores
evitarán aquellos ambientes que les resultan problemáticos, en este caso, el familiar.
Una de las características de la delincuencia juvenil son las actuaciones pobres
en el medio académico. A excepción de dos sujetos que continúan con la formación
escolar, el resto ha abandonado los estudios sin llegar a obtener el Graduado Escolar.
Por otra parte, aunque estos menores se han involucrado en el mercado laboral, esto ha
ocurrido de forma muy puntual. En tal caso, estos menores serían sujetos sin ocupación
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
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alguna, y así lo demuestran las respuestas sobre los hábitos en el día a día de los
menores. Por este motivo el abuso de tiempo transcurrido en la calle sería una actividad
lógica a llevar a cabo. Además, al ser personas que no sustentan responsabilidades ni en
el hogar ni fuera de él (al no colaborar y no acatar las normas) se encontrarían inmersos
en una situación propicia para el conflicto familiar.
Por otra parte, ya que en la investigación anterior mostró que la gran victimada
en este tipo de violencia es la madre, se pretendió conocer las percepciones de los
menores agresores sobre los roles de género de los hombres y las mujeres
descubriéndose que éstos se perciben de igualdad tanto en el núcleo familiar como fuera
de él.
Para continuar con la caracterización de los menores agresores en el hogar de
esta muestra, se cuestionó sobre aquello que realizan en su tiempo libre. Los resultados
muestran que sus intereses y ocupaciones de ocio son las mismas que cabría esperar de
cualquier joven de su edad, es decir, el cine, la música, los deportes, los amigos, etc.
Por último, se pretendió conocer algunos de los rasgos de personalidad de los
menores agresores estudiados, así como conocer la posible existencia de algún
diagnóstico psicológico. La impulsividad es el rasgo que más destaca, porque tanto los
padres como los propios menores cuando relatan las sensaciones que experimentan
durante los episodios de violencia, destacan la ausencia de autocontrol en todas las
ocasiones. Otro tipo de rasgos de personalidad que suelen aparecer en estos menores,
son los de baja tolerancia a la frustración y baja autoestima. También la tendencia a la
toma de riesgos, la ausencia de empatía y los problemas para tolerar el retraso del
reforzamiento. Todos estos rasgos de personalidad son los que las distintas
investigaciones a lo largo del tiempo han identificado como vinculados a la emisión de
conducta violentas tanto en jóvenes como en adultos. Este es un punto muy importante a
tener en cuenta porque estas características podrían representar puntos clave a la hora de
llevar a cabo intervenciones con este tipo de menores y a la hora de entrenar a los
padres para enfrentarse a sus hijos. Por otra parte, además de estos rasgos de
personalidad, algunos de los menores de la muestra presentaron diagnósticos
psicológicos de los que tradicionalmente se han asociado a conductas violentas. Que
cinco menores de los 10 estudiados hayan sido diagnosticados con algún tipo de
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
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trastorno podría sugerir que este tipo de factores son importantes y que, sin que la causa
de la conducta violenta de estos menores se posicione en este tipo de problema, ya que
también existen menores agresores sin diagnósticos psicológicos, una investigación más
profunda en la que se tengan en cuenta los rasgos de personalidad de los menores, las
características del ambiente familiar y no familiar que pudiesen potenciar o inhibir la
exacerbación de esos rasgos de personalidad y todo en conjunto derivar en un
diagnóstico psicológico, podría arrojar un conocimiento más amplio de los pormenores
y características que podrían explicar este tipo de malos tratos.
Analizando la composición familiar de los menores de la muestra, se comprueba
que los tipos de familias son muy variados, ya que se dan tanto familias de composición
tradicional, como familias monoparentales. Destacan dos casos en los que el padre ha
influido negativamente en el menor posicionándole en contra de la madre, la cual, es la
única victimada. Otro de los puntos a tener en cuenta en futuras investigaciones podría
ser la relación entre los progenitores tras la separación, y la relación entre el padre que
no ejerce la custodia y el menor.
Por otra parte, en cuanto a la existencia de otras dinámicas de violencia
intrafamiliar, cuatro de las familias estudiadas sufrieron otro tipo de malos tratos
distintos a los del menor objeto de estudio. En la mitad de las ocasiones se podría tener
en cuenta la teoría que defiende que la violencia engendra violencia y que el ser víctima
y/o testigo de malos tratos en el hogar predispone a la repetición de este mismo tipo de
conductas, pero en la otra mitad de los casos no se podría aplicar este modelo. En
cuanto a los menores que han vivido otras dinámicas de violencia intrafamiliar se debe
señalar que en dos de los casos, los otros miembros maltratadores fueron los hermanos4,
(bien en solitario bien acompañados de alguno de los padres), los cuales ejercen el rol
de hijos al igual que el menor objeto de estudio. Podría ocurrir que además del
aprendizaje de la aceptación de las conductas violentas en el hogar para la resolución de
conflictos, el menor identificase el rol de hijo con el de permisividad para ejercer
cualquier tipo de acción y así obtener los objetivos deseados. Una profundización sobre
4 En uno de los casos ni el menor estudiado ni su hermano fueron denunciados ya que la madre se mostró
reticente a tomar esta medida y acudió a solicitar ayuda a los Servicios Sociales exclusivamente. En el
segundo caso el menor estudiado sí fue denunciado mientras que su hermano no lo fue. Esta diferencia se
debe a dos motivos, por un parte, que el hermano del menor estudiado desistió en su conducta violenta y
por otra, que el caso del menor objeto de estudio es más grave que el que presentó en su día su hermano.
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la relación entre hermanos y la adopción de roles semejantes a los de los otros hijos,
podría ser interesante de cara a la comprensión de este tipo de violencia.
También se pretendió profundizar en aquello que los padres consideran que es la
causa de la conducta violenta de sus hijos. En contraposición con lo manifestado por los
menores, que principalmente culpan a sus padres, estos encuentran el motivo
explicativo en la personalidad de sus hijos, en los ambientes en los que se relacionan
que estarían influyendo negativamente en el menor y en la existencia de otras dinámicas
de violencia intrafamiliar. Lo más destacado es la disparidad de opiniones entre los
protagonistas de este tipo de violencia, por una parte los menores que no se
responsabilizan y por otra los padres que responsabilizan al menor y sus amistades y
solo se culpan a si mismos en el caso de la existencia de otros tipos de malos tratos en el
hogar. Las respuestas de los padres sobre la posible solución al problema fueron de todo
tipo, desde los que consideran que ya es demasiado tarde, hasta los que creen que lo
único que puede solventar el problema es la toma de conciencia de los hijos de lo
inadecuado de su actitud, pasando por aquellos que consideran que lo más conveniente
es que el menor trabaje y se mantenga ocupado, y el padre que apela por pasar más
tiempo con su hijo. En todo caso, cada progenitor encuentra una solución o por el
contrario la ausencia de ésta, en las características individuales de su hijo y del
problema que están viviendo.
Un punto muy importante a tener en cuenta es el de los estilos educativos
aplicados por los padres. Por una parte, se puede observar que las normas impuestas a
los hijos son las normales para cualquier niño y adolescente, es más, los padres son
conscientes de que estas deben ir modificándose a medida que los hijos se hacen
mayores, y así lo llevan a cabo. Las reacciones ante el incumplimiento de normas
también son las normalizadas, es decir, reprimendas y castigos a no salir de casa. De
todos modos los padres, ante la imposibilidad de imponerse y ante la violencia de sus
hijos, van ejerciendo una autoridad cada vez más laxa hasta el punto de que las normas
acaban desapareciendo. Los padres reconocen inconsistencia en la aplicación de
castigos y permisividad en algunas ocasiones, lo que podría reforzar la violencia del
menor al conseguir sus objetivos. De todos modos, los padres defienden que se trata de
reacciones desesperadas ante la imposición de los hijos y sus respuestas agresivas,
después de haber probado todo tipo de estrategias. Se trataría de una inversión de roles
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donde la figura de autoridad la ejerce el hijo. De cualquier manera, ante la imposición a
cualquier precio y el uso de la violencia para obtener los objetivos deseados, la
educación y control de la conducta de estos menores se torna en tarea ardua y en
muchas ocasiones carente de pautas claras de elección. Recuérdese que alguno de los
padres manifiesta que tras los conflictos en el hogar intentó dialogar con su hijo y llegar
a acuerdos en cuanto a las normas y que estos menores suelen evitar los argumentos
para hacer patente su punto de vista, y simplemente se niegan a acatar cualquier tipo de
autoridad. De igual manera, ante este tipo de conflictos, y tal y como reconocen los
padres, las relaciones con sus hijos se deterioran con el tiempo deviniendo en
interacciones más frías y con menos tolerancia por su parte. Por este motivo, al igual
que se argumentó sobre los rasgos de personalidad patológicos y los diagnósticos
psicológicos, un estudio más pormenorizado de las relaciones dialécticas entre las
características de los menores y su ambiente, no solo arrojaría luz sobre el desarrollo de
la personalidad de los menores, sino también sobre la manera en que estos influyen en
los patrones de crianza aplicados por los padres.
Sobre la comunicación entre padres e hijos, mientras los padres hacen partícipes
a los menores de los pormenores de su vida y procuran entablar diálogo, los jóvenes
mantienen actitudes muy ambivalentes, es decir, los hay que conversan y comparten
aspectos relativos a su vida con toda fluidez y los hay que intentan que sus padres no
conozcan nada. Por el contrario, las actividades de ocio entre padres e hijos son muy
escasas por la reticencia de los menores a llevar a cabo actividades conjuntas con sus
progenitores.
Para finalizar la revisión de los aspectos relativos a la familia de los menores, se
cuestionó por la posible existencia de problemática en los padres que pudiese interferir
en su labor de educadores. Algunos padres presentaron problemas, siendo estos de
adicciones en un caso, psicológicos en otro y psicológicos y de salud en el tercero. Es
necesario destacar que aunque el problema psicológico podría interferir en el buen hacer
del progenitor como educador, en los casos de este estudio, esta problemática viene
causada o agravada por el problema de violencia del menor estudiado. Una vez más, si
el patrón de crianza se ve afectado, convendría analizar en qué sentido las características
del menor están influyendo, mermando las capacidades paternas para la buena
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educación de los hijos, y entrando así en una interacción en la que las dos partes se
afectan en sus respectivas actitudes.
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6. CONCLUSIONES
Tras la revisión de los casos estudiados en esta investigación, y tendiendo en
cuenta los objetivos de estudio, se destacan varios puntos a tener en cuenta.
Por una parte, la comunicación e interacción entre padres e hijos maltratadores
parece ser poco fluida en algunas ocasiones pero sana y bidireccional en otras muchas.
Existen menores que sí hacen partícipes a los padres de las cotidianeidades de su vida y
que permiten a sus progenitores conocer sus experiencias, emociones, pensamientos,
etc. Además los padres comparten aspectos de su vida con los hijos, por lo que en
muchos casos, la comunicación entre unos y otros se puede considerar óptima. Por el
contrario, las actividades conjuntas entre unos y otros destacan por su ausencia a causa
de la negativa de los menores.
Atendiendo al segundo objetivo de este estudio, conocer aquello que
desencadena un episodio de violencia por parte del menor agresor, aquello que lo
caracteriza y lo que lo finaliza, se desprenden tres conclusiones. La primera, que aquello
que inicia los episodios de malos tratos son conflictos familiares típicos entre
adolescentes y padres, es decir, los horarios de vuelta a casa, las reprimendas paternas,
la insistencia de las peticiones de los progenitores a los jóvenes, etc. La segunda
conclusión que se desprende de este estudio es que los menores actúan impulsivamente
llevados por la ira y sin que sus actos denoten premeditación alguna. Por último, los
episodios violentos finalizan con el abandono de la escena por parte del menor o con la
sumisión paterna permitiendo que el menor se tranquilice. Es decir, los conflictos se
producen por los mismos motivos por los que se producen entre padres y menores no
maltratadores, lo que diferencia a estas familias, es el tipo de respuesta que emiten los
menores.
El tercer punto a tener en cuenta en esta investigación fue la percepción que los
menores mantienen de los roles que deben desempeñar el hombre y la mujer en el hogar
y en la sociedad en general, descubriéndose que la percepción de los menores es de
igualdad para ambos géneros y para todos los ámbitos de la vida.
En cuanto a la actuación de los padres de los jóvenes estudiados, destaca el
hecho de que los patrones de crianza se tornan en inconsistentes y permisivos ante la
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imposibilidad de actuar de forma efectiva con los hijos, y de que en la gran mayoría de
las ocasiones se trata de familias que en un principio establecen pautas de control de la
conducta adecuadas y normalizadas. Sería interesante por tanto, conocer de qué manera
los menores adquieren poder y se convierten en los principales agentes causantes del
patrón de crianza que reciben por parte de sus padres.
Para finalizar y respondiendo al último de los objetivos planteados, se trata de
sujetos con rasgos de personalidad patológicos destacando sobremanera la
impulsividad, que aparece en todos los casos. Algunos, incluso presentan diagnósticos
de tipo psicológico que se vinculan a la emisión de conductas violentas. Además, estos
menores no se sienten responsables de su problema de violencia y se muestran
pesimistas en cuanto a la solución de su situación familiar. Destaca también el hecho de
que muchos de ellos se posicionen a favor del uso de la violencia en determinadas
ocasiones.
Además de las conclusiones halladas en cuanto a los objetivos planteados, se
llegó a otro tipo de conclusiones. Por una parte, se corrobora que la mayoría son
menores con un problema de violencia en general y con un problema de violencia
familiar en particular. Además, se trata de menores que en su mayoría ya presentaban
problemas de conducta a edades muy tempranas. También se comprueba que son
menores muy versátiles en cuanto al tipo de maltrato ejercido y que aplican sus
conductas agresivas sobre aquellos con los que conviven e intentan imponer algún tipo
de autoridad, bien sean los padres, bien los hermanos.
En cuanto a los aspectos familiares, varios de estos menores han sido víctima y/o
testigo de malos tratos en el hogar a manos de otros familiares, incluidos los hermanos.
También aparecen casos en los que los menores se posicionan en contra de la madre
victimada por influencia del padre separado.
Sobre los aspectos del medio social de los sujetos objeto de estudio, destaca el
abandono escolar, la ausencia de responsabilidades, las fugas del hogar y el abuso de
tiempo transcurrido en la calle, lo que sería comprensible ante la ausencia de
ocupaciones y el ambiente familiar conflictivo en el que viven. Es importante destacar
el hecho de que los amigos de los menores agresores son defensores de las relaciones
cordiales en el núcleo familiar.
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En conclusión, se trata de menores con diferencias pero con ciertas
características en común: el motivo por el que se producen los conflictos, la existencia
de rasgos de personalidad patológicos, la ausencia de culpabilidad y la imposición en el
núcleo familiar hasta el punto de provocar la desaparición de las normas. Ya que los
conflictos que viven estos menores y sus familiares son similares a los del resto de
jóvenes, para ahondar más en profundidad en aquello que provoca estas respuestas
distintivamente violentas en los menores agresores, se recomendaría la continuidad de
la investigación con la ayuda de un grupo control, de modo que se pueda profundizar en
aquellos factores que marcarían la diferencia y que podrían explicar este fenómeno de
manera más completa. También se recomienda el estudio más exhaustivo de los rasgos
de personalidad, su evolución, y su influencia en las pautas educativas que reciben por
parte de sus padres, ya que, por una parte, parece un punto clave a tener en cuenta para
la posible explicación de este fenómeno, y por otra, ya que la existencia de patrones de
crianza inconsistentes y permisivos aparece de forma recurrente, sería interesante
conocer de que manera unos estilos educativos que un principio fueron adecuados se
convierten en inadecuados con el paso del tiempo.
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
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Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
49
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50
ANEXO 1
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
51
ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA A PADRES
- Tipo de agresiones ejercidas por el menor
- Víctima de las agresiones
- ¿Qué suele iniciar un episodio de violencia?
- ¿Cómo suelen finalizar los episodios de violencia?
- ¿El menor suele actuar bajo los efectos de alguna sustancia?
- ¿Qué intentos llevaron a cabo los padres para solucionar el problema del menor?
- ¿Consideran que se trata de un problema o de algo normal en las relaciones
familiares y en la adolescencia?
- ¿Cuál es la explicación causal que encuentran los padres al problema de
violencia de su hijo/a?
- ¿Cuál es la solución que los padres proponen al problema del menor?
- ¿Han hablado del problema del menor con los miembros de la familia extensa,
colegio, vecinos, amigos, etc.?
- -¿Hablan del problema de violencia con el menor? (en caso afirmativo
especificar)
- ¿A quién han acudido en busca de ayuda/consejo?
- ¿Han recibido ayuda desde la Administración pública?
- ¿Han recibido ayuda desde el ámbito privado?
- ¿Cuál es la composición familiar?
- En caso de monoparentalidad ¿Cuál es la causa?
- Si la monoparentalidad se debe a separación/divorcio, ¿El menor se posiciona a
favor de alguno de los padres? (en caso afirmativo especificar)
- ¿Quién es y ha sido el educador y cuidador principal del menor?
- ¿Se ha producido algún acontecimiento significativo en la familia? (en caso
afirmativo especificar)
- En caso de acontecimiento significativo ¿Influyó de alguna manera en el menor?
- ¿Qué tareas desempeñan el padre y la madre en casa?
- ¿Cuáles consideran que son los roles del hombre y la mujer dentro y fuera del
hogar?
- ¿Los padres se implican en actividades de ocio con los hijos? (en caso
afirmativo especificar, y en caso negativo señalar causa)
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52
- ¿Cómo es la comunicación entre padres e hijos? ¿De qué hablan?
- ¿Existen muestras de afectividad entre padres e hijos?
- ¿Cómo es la relación entre los hermanos?
- ¿Los hermanos han ejercido algún tipo de malos tratos hacia los padres u otros
miembros del núcleo familiar?
- ¿Se han producido otras dinámicas de violencia intrafamiliar? (en caso
afirmativo especificar)
- ¿Alguno de los padres ha sufrido malos tratos en la infancia?´
- ¿Cuál es la actitud de los padres ante la violencia en general y en ámbito
familiar?
- ¿Cómo son las relaciones de la familia con la familia extensa y con el entorno
social?
- ¿Se ha producido algún tipo de aproximación por parte de los Servicios Sociales
a la familia?
- ¿Cuáles son las normas que han impuesto a los hijos en el hogar?
- ¿Cómo reaccionan los padres ante el incumplimiento de las normas por parte de
los hijos?
- ¿Qué argumentan los menores cuando no están de acuerdo con las normas
impuestas por los padres?
- ¿Cómo creen los padres que se debe educar a un niño?
- ¿Cómo creen los padres que se debe educar a un adolescente?
- ¿Se han producido esos cambios en la práctica?
- ¿En qué aspectos los menores exigen independencia y autonomía?
- ¿En que aspectos los padres han concedido independencia y autonomía?
- ¿De qué manera han cambiado las relaciones con los hijos tras los episodios de
violencia?
- ¿Existe algún tipo de problema en los padres? (en caso afirmativo especificar)
- ¿Conocen las actividades del menor en su tiempo libre y fuera del hogar?
- ¿Conocen las características de la actuación del menor en el centro educativo?
- ¿Conocen a los amigos del menor?
- ¿Cuál es la opinión de las amistades de su hijo?
- ¿Cómo reaccionan si no están de acuerdo con las amistades, horarios, etc. del
menor?
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53
- ¿El menor presenta problemas de conducta fuera del ámbito familiar? (en caso
afirmativo especificar)
- ¿Los problemas de conducta fuera del ámbito familiar comenzaron a la vez que
el problema de violencia en el hogar?
- ¿El menor actúa solo o con otros fuera del ámbito familiar?
- El menor ha sufrido arrestos por los problemas fuera del ámbito familiar?
- Actitud del menor ante la violencia en general y en el ámbito familiar
- Rendimiento académico del menor
- Asistencia al centro educativo del menor
- ¿El menor se encuentra en posesión del Graduado Escolar?
- ¿Existe un diagnóstico psicológico en el menor? (en caso afirmativo especificar)
- ¿Existen rasgos de personalidad patológicos? (explicar y en caso afirmativo
especificar)
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
54
ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA A MENORES
- Tipo de agresiones ejercidas por el menor
- Víctima de las agresiones
- ¿Qué suele iniciar un episodio de violencia?
- ¿Cómo suelen finalizar los episodios de violencia?
- ¿Qué piensa y siente durante los episodios de violencia?
- ¿El menor suele actuar bajo los efectos de alguna sustancia?
- Actitud del menor ante los hechos (a quién culpabiliza)
- ¿El menor cree que es un problema o lo ve normal?
- Explicación causal del menor a los hechos violentos
- Solución propuesta por el menor para el fin del problema de violencia
- Actitud del menor ante la violencia en general y en el ámbito familiar
- ¿El menor presenta problemas fuera del ámbito familiar? (en caso afirmativo
especificar)
- Si presenta problemas fuera del ámbito familiar ¿El menor actúa solo o en
compañía de otros?
- ¿El menor ha sufrido arrestos?
- ¿Cuál cree que es el papel del hombre y la mujer en el hogar y fuera de él?
- ¿Qué tareas desempeña el menor en casa?
- ¿Cuáles son los hábitos diarios del menor?
- ¿Qué tipo de relación/actividades mantiene el menor con sus amigos?
- ¿Los amigos del menor presentan problemas con sus familiares?
- ¿Qué opinan los amigos del menor sobre como deben ser las relaciones en el
hogar con familiares?
- ¿Cuáles son las actividades de ocio del menor?
- ¿Cuáles son los intereses del menor?
- ¿Cuál es el hábito de consumo de alcohol y otras sustancias con anterioridad y
posterioridad al problema de violencia?
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55
- ¿El menor ha llevado a cabo fugas del hogar? (en caso afirmativo especificar lo
que ocurrió)
- ¿El menor abusa del tiempo transcurrido en la calle de forma ociosa?
- ¿Quién ha sido el cuidador/educador principal del menor con anterioridad y
posterioridad a la aparición del problema de violencia?
- ¿Se dan muestras de afectividad entre padres e hijos?
- ¿Cómo es la relación de los hermanos con los padres?
- ¿Cómo es la relación con la familia extensa y el entorno social?
- ¿Se ha producido algún acontecimiento significativo en la familia?
- En caso de que se haya producido algún acontecimiento significativo en la
familia, ¿Ha influido de manera significativa en el menor?
- ¿En qué aspectos demanda privacidad y autonomía?
- Tipo de comunicación con los padres
- ¿Cómo reacciona si no desea que los padres conozcan aspectos de su vida?
- ¿Cuáles son las normas que tiene en casa?
- ¿Cómo argumenta en contra de las normas impuestas en el hogar con las que no
esta de acuerdo?
- Asistencia al centro educativo
- Rendimiento académico
- ¿Se encuentra en posesión del Graduado escolar?
- ¿Desempeñó algún tipo de actividad laboral? (en caso afirmativo especificar
tipo, cuando ocurrió y si el sueldo le permitía independencia económica)
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56
ANEXO 2
Variable Sujeto 1 Sujeto 2 Sujeto 3 Sujeto 4 Sujeto 5 Sujeto 6 Sujeto 7 Sujeto 8 Sujeto 9 Sujeto 10 Edad 16 17 15 15 16 16 14 17 15 12
Tipo
agresión/menore
s
Psicol. Física, psicol,
econo.
Física, psicol,
econo.
Psicol, econo Psicol, econo Física, psico. Física, psicol,
econo.
Tipo
agresión/padres
Física, psicol,
econo.
Física, psicol,
econo.
Psicológica Psicol, econo Física, psicol,
econo.
Física, psicol,
econo.
Física, psicol,
econo.
Física, psicol,
econo.
Víctima/menore
s
Padre, madre Padre, madre Padre, madre Padre, madre Padre, madre Madre Madre
Víctima/ padres Padre, madre Padre, madre Padre, madre Padre, madre Madre Madre,herma. Padre,madre Madre,herma.
Vive con Padre,
madre,herma.
Padre,
madre,herma.
Padre, madre Padre,
madre,herma.
Padre,
madre,herma.
Padre,
madre,herma.
Madre Madre,herma. Padre, madre Madre,herma.
Probl. fuera Sí Sí Sí Sí Sí No No Sí Sí No
Antece-dentes
infancia
No Sí No Sí Sí Sí Sí Sí
Cognición/emoc
ión
Ira,
impulsividad
Ira,
impulsividad
Ira,
impulsividad
Ira,
impulsividad
Ira,
impulsividad
Ira,
impulsividad
Ira,
impulsividad
Percepción
problema/
violencia menor
Culpabiliza
padres
Culpabiliza
padres
Culpabiliza
padres
Culpabiliza
padres
Culpabiliza
padres y si
mismo
Culpabiliza
padres
Culpabiliza
padres y sí
mismo
Explicación
problema/menor
Impulsividad Drogas y
reprimendas
Reprimendas Reprimendas Reprimendas y
repetición de
peticiones
Carácter de la
madre
Repetición de
peticiones
Explicación
problema/padres
Amistades Personalidad Amistades y
personalidad
Personalidad Personalidad Personalidad,
drogas testigo
de malos tratos
Personalidad Enfermedad
mental testigo
de malos tratos
Solució/menor No hay Vivir separados No hay No sabe Negación
problema
Ya esta todo
solucionado
Vivir separados
Solución/
padres
Compartir más
tiempo
No saben Madurar y una
ocupación
laboral
Intervención
temprana, ahora
ya es tarde
Intervención
temprana, ahora
ya es demasiado
tarde
Toma de
conciencia
problema, que
pida ayuda y
trabajar
Trabajar Internamiento
en centro
Opinión menor
uso de la
violencia en
general
No es aceptable
nunca
Es aceptable en
ocasiones
Es aceptable en
ocasiones
Es aceptable en
ocasiones
Es aceptable en
ocasiones
Es aceptable en
ocasiones
Es aceptable en
ocasiones
Centro de Investigación en Criminología Informe nº 17 (2009) http://www.uclm.es/criminologia/pdf/17-2009.pdf
1
Opinión menor
uso de la
violencia en la
familia
Es aceptable en
ocasiones
No es aceptable
nunca
ES aceptable
siempre
Es aceptable en
ocasiones
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
Es aceptable en
ocasiones
Opinión padres
uso de la
violencia en
general
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
Opinión padres
uso de la
violencia en la
familia
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
No es aceptable
nunca
Actividad grupo
de amigos
Salir a tomar
algo
Salir a tomar
algo, cazar,
pescar, cine,
videojuegos
Salir a tomar
algo, jugar al
billar
Salir a tomar
algo, el baile
Salir a tomar
algo, ir con la
moto, el fútbol
Salir a tomar
algo
Jugar al billar,
fumar y beber
Problema
amigos con
familiares
Sin conflictos Sin conflictos No sabe Sin conflictos No sabe Sin conflictos Sin conflictos
Actitud amigos
problemas
familiares
A favor de las
buenas
relaciones
A veces padres
no tiene razón,
siempre quieren
lo mejor para
los hijos
No sabe, piensa
que los padres
de sus amigos
son más
benévolos
A favor de las
buenas
relaciones
No sabe No sabe A favor de las
buenas
relaciones
Consumo
alcohol antes
aparición
violencia
Sí Sí Sí No A veces No No
Consumo
alcohol después
aparición
violencia
Sí No Sí No A veces Sí Sí
Consumo otras
drogas antes
aparición
violencia
Sí Sí Sí No No No No
Consumo otras
drogas después
aparición
violencia
Sí
Sí
Sí
No
No
No
Sí
Otras conductas
de riesgo
Fugas Fuga, abuso
calle
Fugas, abuso
calle
Fugas, abuso
calle
Fugas, abuso
calle
Ninguna Ninguna
Asistencia
colegio
Con regularidad No asiste No asiste No asiste No asiste No asiste Con regularidad No asiste No asiste No asiste
Rendimiento
académico
Medio Bajo Bajo Bajo Bajo Bajo Alto Bajo Bajo Bajo
Trabajo Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí No No
Independencia
econo.
Sí Sí Sí No Sí NS/NC Sí NS/NC No No
Hábitos diarios
Colegio,salir
con amigos
Salir, tv, dormir Salir, tv, dormir Salir, tv, dormir Salir, tv, dormir Salir, tv, dormir Colegio, activi.
extraescolare,
salir
Salir, tv, dormir Salir, tv, dormir Salir, tv, dormir
Cuidador,
educador
principal antes
violencia/menor
Madre Madre Padre, madre Padre , madre Padre,madre Abuelos Madre
Cuidador,
educador
principal
después
violencia/menor
Padre,madre Madre Padre, madre Madre Padre, madre Madre Madre
Cuidador,
educador
principal antes
violencia/padres
Madre Padre,madre Padre,madre Madre Madre Madre Madre Madre
Cuidador,
educador
principal
después
violencia/padres
Madre Padre,madre Padre, madre Madre Madre Madre Madre Madre
Opinión menor Igualdad Igualdad Igualdad Igualdad Igualdad Igualdad Igualdad
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2
roles de género
Ocio y tiempo
libre
Tiempo con
amigos
Tiempo con
amigos
Tiempo con
amigos, tocar en
banda
Tiempo con
amigos, cine,
bailar
Tiempo con
amigos, moto
Tiempo con
amigo, gimnasio
Tiempo con
amigos, activi.
extraescolares
Intereses
Ninguno Cine, motos,
maquinaria,
campo
Cine, música,
electricidad
Citas célebres Motos,
mecánica
Música Música, bailar,
biología
Rasgos
personalidad
Baja tolerancia
ala frustración,
impulsividad,
baja autoestima,
toma de riesgos
Impulsividad,
baja tolerancia a
la frustración,
baja autoestima,
toma de riesgos
Impulsividad,
baja tolerancia a
la frustración,
toma de riesgos,
baja autoestima
Impulsividad Impulsividad,
baja tolerancia a
la frustración,
ausencia de
empatía
Ausencia de
empatía, toma
de riesgos,
impulsividad,
baja tolerancia a
la frustración
Baja tolerancia
a la frustración,
dificultades en
el retraso del
reforzamiento,
impulsividad,
baja autoestima
Impulsividad,
baja tolerancia a
la frustración
Diagnóstico
psicológico
Ninguno Ninguno Ninguno Trastorno por
déficit de
atención con
hiperactividad
Trastorno
obsesivo-
compulsivo
(sospecha)
Trastorno
disocial
Trastorno
disocial
Trastorno por
déficit de
atención con
hiperactividad
Otras dinámicas
violencia
intrafamiliar
Sí No No No Sí Sí No Sí
Problemática en
los padres
Psicológico Salud Ninguno Ninguno Ninguno Ninguno Ninguno Adicciones
Comunicación
padres e hijos
Fluida No fluida Fluida Fluida Fluida Fluida No fluida Fluida
Actividades
padres e hijos
A veces No No A veces No No Sí No
Cambios en
relaciones
padres e hijos
después de
violencia
Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí No Sí
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