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  • Manuel Malvicino, 2010

    Capitalismo dependiente o semicolonia?

    Capitalismo dependiente, tesis revisionista?

    Sobre la lnea, el programa, la tctica y la estrategia de poder del PCR.

    En tren de ayudar a que la nueva vanguardia avance hacia posiciones clasistas y revolucionarias, es necesario

    aportar a esclarecer las ideas oportunistas que destilan los intelectuales progres ligados al kirchnerismo, as

    como esa amplia gama de fuerzas trotskistas que con un discurso por izquierda pretenden esconder una poltica

    pacifista, parlamentaria y por derecha.

    En cuanto al debate con el PCR, el mismo surge de la comparacin o contraposicin entre las tesis aprobadas en

    el XI Congreso del PRML y las aprobadas en el 11 Congreso del PCR. Las primeras fueron publicadas en la

    revista Temas Revolucionarios, mientras que las del PCR aparecieron, resumidas, en los Cuadernos

    nmeros 187 y 188 respectivamente.

    1. Sobre el tipo de pas y el carcter de la revolucin.

    Dice la resolucin de nuestro XI Congreso:

    El rasgo dominante del desarrollo capitalista dependiente argentino es el predominio de la forma monoplica

    sobre las finanzas, la produccin industrial y agraria, la comercializacin y los servicios, y constituye la traba

    principal para el desarrollo de las fuerzas productivas. ["XI Congreso del Partido Revolucionario (marxista -

    leninista)", Temas Revolucionarios, junio de 2009, pg. 7]

    Al respecto, segn el PCR el nuestro sera un pas dependiente donde predominan las relaciones de produccin

    capitalistas, pero con relaciones semifeudales desarrolladas en el interior del pas, a partir de lo cual critican la

    definicin de capitalismo dependiente, a la que incluso en otros materiales califican de revisionista.

    As lo afirman es su resolucin:

    Argentina es un pas dependiente... Las relaciones capitalistas de produccin son trabadas y deformadas

    histricamente por la dominacin imperialista y el mantenimiento del latifundio de origen precapitalista en el

    campo, por lo que sobreviven resabios semifeudales en zonas del interior del pas. Por lo tanto, no es como

    sostienen los tericos del capitalismo dependiente que no hay tareas agrarias y antiimperialistas que resolver,

    que las mismas ya se han resuelto o se estn resolviendo por la modernizacin del latifundio y la

    dependencia. Por el contrario, estos siguen siendo los principales obstculos para el desarrollo integral del pas.

    ["El carcter de la revolucin (1)", suplemento hoy, cuaderno nmero 187, agosto de 2010, pgs. 3 - 4]

    Detrs de estas ideas est la estimacin de que Argentina es un pas capitalista atrasado con reminiscencias

    semifeudales y no de desarrollo capitalista medio y expandido, a lo largo y ancho del pas, tanto en la ciudad

  • como en el campo.

    Estas ideas llevan a creer que el imperialismo domina el pas como lo hace en los pases semicoloniales,

    apoyndose en una clase dominante local ttere, simplemente intermediaria y con resabios semifeudales.

    Para el PCR lo que traba el desarrollo de las fuerzas productivas es la dependencia del imperialismo y la

    propiedad latifundista, a partir de lo cual definen que las tareas fundamentales de la revolucin deberan estar

    orientadas a lograr la independencia nacional y terminar con el latifundio sobre la tierra, poniendo como eje

    central de su programa estratgico la reforma agraria.

    En cuanto a la dependencia sostienen que Argentina es un pas en disputa, entre los imperialistas yanquis,

    europeos, rusos, chinos, etc., sin definir cul es la potencia que ejerce la hegemona principal sobre nuestro

    pas. Un pas semicolonial o semifeudal se caracteriza por tener clases dominantes que son apndices directos

    de los capitales imperialistas, cobrando la disputa interimperialista una dimensin determinante en la poltica

    interna.

    La cuestin central de este planteo terico del PCR escamotea un debate de fondo sobre los supuestos resabios

    de un desarrollo semicolonial y semifeudal que - para ellos - siguen siendo la traba principal para el desarrollo

    de las fuerzas productivas.

    La cuestin semifeudal esta explcitamente planteada al analizar la configuracin de las clases dominantes que

    detentan el poder poltico, mientras que en tren de enfatizar la cuestin semicolonial tambin le asignan una

    importancia superlativa a la ocupacin de parte de Inglaterra sobre las Islas Malvinas.

    Como se ver tenemos diferencias de fondo en torno a que el imperialismo norteamericano - sin ser el nico -

    es el principal responsable y beneficiario de la dependencia argentina; que el nuestro es un pas donde el

    capitalismo se ha extendido por todo el territorio aunque con niveles de desarrollo diferentes, como es tpico de

    cualquier proceso de desarrollo capitalista, mxime si es dependiente; que los blancos o enemigos

    fundamentales son el imperialismo en particular norteamericano y la gran burguesa financiera, industrial,

    comercial y agropecuaria, etc., y que la tarea fundamental de la revolucin pasa - en la ciudad y en el campo -

    por destruir la propiedad de los monopolios, las multinacionales y banqueros, en manos del gran capital

    nacional o extranjero.

    2. Respecto al anlisis de las clases sociales.

    Es en este tema donde se desploman o desnudan centralmente los forzados argumentos del PCR, con los que

    intentan explicar lo inexplicable.

    A partir de una errnea lectura de las correctas tesis de Mao respecto a que en China - un pas al que caracteriz

    de semicolonial y semifeudal - los enemigos fundamentales eran los terratenientes y la burguesa compradora,

    tratan de trasladar mecnicamente esta definicin a la realidad argentina.

    La opresin imperialista se da principalmente a travs del entrelazamiento y la subordinacin a sus intereses, de

    los terratenientes y la burguesa intermediaria (es decir, las clases dominantes nativas) y mediante sus propios

    grupos econmicos y financieros (directos o por medio de testaferros) y sus personeros en el aparato estatal.

    ["El carcter de la revolucin (1)", suplemento hoy, cuaderno nmero 187, agosto de 2010, pg. 5]

  • Creer que los terratenientes son la expresin de una vieja oligarqua similar a la de los pases semicoloniales

    y semifeudales, negndose a ver que se trata de una gran burguesa monoplica y acaparadora de las mejores

    tierras, es un grave error. Suponer que la enorme concentracin de la propiedad de la tierra es sinnimo de

    relaciones pre-capitalistas y que no puede ser fruto de un desarrollo capitalista dependiente tampoco es

    correcto.

    La incapacidad del PCR para caracterizar adecuadamente el complejo desarrollo -por su grado de

    diversificacin- de la gran burguesa nativa de nuestro pas, se completa con su ubicacin dentro del bloque

    dominante de una "burguesa intermediaria", que tan poca relacin tiene con nuestra realidad que hasta el

    propio PCR la define slo de manera genrica:

    La burguesa intermediaria, por su carcter de intermediaria del capital financiero, comercial o industrial

    imperialista, es un apndice de ste. Su propia existencia depende del imperialismo y los monopolios, por lo

    que tambin es un instrumento de la opresin imperialista. La condicin de burguesa intermediaria no la da su

    tamao grande o pequeo, sino su relacin de subordinada y lacaya del imperialismo y los monopolios. ["El

    carcter de la revolucin (1)", suplemento hoy, cuaderno nmero 187, agosto de 2010, pg. 10]

    Con los terratenientes, por lo menos, se dan el trabajo de buscarles una entidad material.

    En cuanto a las clases interesadas o aliadas a la revolucin, a las que Mao defina en aquel trabajo sobre quines

    eran los enemigos y los amigos del pueblo (Anlisis de las clases de la sociedad china, 1920), hacen una

    adecuacin criolla y dogmtica de esa tesis en relacin al carcter de las clases dominantes locales, el papel del

    campesinado y el rol de la burguesa nacional, etc., que nada tiene en comn con la realidad de un pas

    capitalista dependiente como el nuestro.

    En su anlisis sobre el campo popular, luego de definir con correccin el lugar del proletariado, la pequea

    burguesa y la intelectualidad, sobredimensionan y distorsionan el lugar que ocupan los sectores del campo en

    nuestra sociedad:

    El aliado principal del proletariado es el campesinado pobre y medio... Este es un debate clave para las fuerzas

    revolucionarias de Argentina y de Amrica Latina: cmo unir el movimiento proletario de los grandes centros

    urbanos con ese vasto movimiento de campesinos pobres y sin tierra y de pueblos originarios que recorre toda

    Amrica, que est presente en nuestra patria: en los quinteros y medieros, en los tamberos, en los ovejeros y

    chiveros, en los vitivinicultores, fruticultores y campesinos del algodn, el azcar, el tabaco, el t, la yerba

    mate, etc., y en los mapuches y tehuelches del sur y en los kollas, wichis, qom, mocoves y guaranes del norte.

    ["El carcter de la revolucin (2)", suplemento hoy, cuaderno nmero 188, agosto de 2010, pgs. 7 a 9]

    No ponemos en duda la existencia de estos sectores en la sociedad argentina; mucho menos, que sean parte del

    campo popular, y que por lo tanto el proletariado se tenga que dar una poltica en pos de ganarlos para la

    revolucin. Con lo que no acordamos es con el lugar superlativo que el PCR le asigna a estos sectores, como si

    el nuestro se tratara de un pas donde el peso de la poblacin (por cantidad y por relaciones econmicas)

    estuviera en el campo, comparando abiertamente a Argentina con otros pases de Amrica en donde el

    desarrollo econmico -y por lo tanto, la estructura de clases- tiene particularidades profundamente distintas.

    Estos errores tienen su origen en la lectura que hace el PCR acerca del desarrollo histrico de las relaciones

  • sociales de produccin en nuestro pas, desde la colonia hasta hoy. Segn ellos, durante la dominacin espaola

    se instauraron en Amrica relaciones feudales. En lo que respecta al Ro de la Plata, no hay ningn elemento

    que permita avalar dicha afirmacin, a pesar de lo cual el PCR dobla la apuesta planteando que fue la propia

    clase terrateniente de la pampa hmeda la que, lejos de desarrollar el capitalismo en el campo -como

    sostenemos nosotros-, mantuvo la estructura agraria feudal, para concluir que ese problema sigue vigente hoy.

    Adems de ignorar el contenido de clase de los ganaderos de Buenos Aires y el Litoral en el perodo previo a la

    organizacin nacional, el PCR parece no entender o se niega a ver cul fue el acuerdo bsico que dio lugar al

    Pacto del 80 entre la gran burguesa ganadera y la burguesa portuaria, expresada por Mitre y Roca,

    Sarmiento y Avellaneda, Jurez Celman, etc., en direccin al desarrollo de un pas capitalista dependiente.

    Pero lo peor es pretender desconocer que fue el propio Lenin el que plante la posibilidad de un desarrollo

    capitalista promovido desde arriba por la clase terrateniente, al que denomin de tipo prusiano y, por otro

    lado, el surgido desde abajo y producto de una revolucin agraria y campesina como el de los farmers.

    Sin caer en ningn tipo de dogmatismo, podramos decir que el nuestro fue un desarrollo capitalista ms

    parecido al caso prusiano, el que a falta de una revolucin campesina, progresista y desde abajo, fue

    impulsado por la propia clase terrateniente y la burguesa portuaria, de manera lenta, tortuosa y atada a la

    dependencia, en connivencia con el imperialismo.

    3.Sobre el tipo de revolucin

    Con estos puntos de vista, el PCR plantea que en la actual fase o etapa de la revolucin, a la que definen como

    democrtica y antiimperialista, la tarea democrtica ms importante es la de eliminar la propiedad latifundista

    mediante una profunda reforma agraria.

    A diferencia del trotskismo, coincidimos con el PCR en que hay una fase que precede a la construccin del

    socialismo. Y coincidimos tambin en que se trata de fases ininterrumpidas de una misma revolucin. Pero no

    coincidimos en nada acerca que la tarea democrtica ms importante sea la eliminacin de una clase

    terrateniente semifeudal que ni siquiera existe, evadiendo el hecho de que la tarea democrtica principal de

    nuestra revolucin es la liquidacin de la propiedad monoplica, en manos de una gran burguesa financiera,

    industrial, comercial y agropecuaria.

    Tarea que con sus particularidades es esencialmente la misma en la ciudad que en el campo, porque es la

    concentracin y centralizacin monoplica de la produccin y la apropiacin de la riqueza, lo que en verdad

    frena el desarrollo de las fuerzas productivas.

    Comprense estos dos extractos, el primero de nuestra autora y el segundo del PCR:

    [Nuestro programa] est dirigido a expropiar a los monopolios, las multinacionales y las empresas imperialistas,

    terminar con la dependencia y proceder a la nacionalizacin y estatizacin de la banca, el comercio exterior y

    los recursos estratgicos del pas... Forma parte tambin de este programa la expropiacin de la propiedad

    latifundista. ["XI Congreso del Partido Revolucionario (marxista - leninista)", Temas Revolucionarios, junio de

    2009, pg. 8]

    La revolucin en la Argentina es necesaria para resolver los acuciantes problemas que viven la clase obrera y el

  • pueblo. Una revolucin que libere a la Nacin de la dependencia del imperialismo, termine con el latifundio a

    travs de la reforma agraria y abra el camino al socialismo. ["El carcter de la revolucin (1)", suplemento hoy,

    cuaderno nmero 187, agosto de 2010, pg. 2]1

    Por otro lado, estas tesis errneas del PCR son doblemente peligrosas. En primer trmino porque al pretender

    distribuir - en las actuales condiciones - la propiedad de la tierra en pequeos y medianos productores, en

    particular en las zonas de la pampa hmeda y explotaciones como las del Ledesma en Jujuy, Las Maras en

    Corrientes, etc., en vez de acelerar retrotrae el desarrollo de las fuerzas productivas y particularmente las

    relaciones de produccin.

    Y en segundo lugar, aunque ellos se nieguen a reconocerlo, estn -poco a poco- devaluando el rol hegemnico

    que juega la clase obrera industrial en las grandes ciudades -incluso el papel de la actual clase trabajadora

    mecanizada en el campo- cuestin esencial para la definicin del tipo de revolucin que el pas necesita.

    Nuestra posicin no supone una subestimacin del campesinado, sino que la preocupacin central de un partido

    marxista leninista, en las condiciones histricas de nuestro pas, no est en movilizar revolucionariamente a

    los sectores populares del campo sino en ponerse al frente del proletariado.

    4.En cuanto a la estrategia de poder

    El PCR reivindica el camino de la insurreccin armada para la toma del poder.

    Sin embargo adhiere a un concepto abiertamente espotanesta de la misma en donde no aparecen las tareas

    previas ni el uso de otras formas de lucha entre insurreccin e insurreccin, tal como lo planteamos nosotros.

    En gran medida hace depender la construccin de fuerza propia para abordar este tipo superior de lucha, del

    desgajamiento de sectores patriticos y democrticos de las FFAA, incluyendo a sectores de la tropa, la

    suboficialidad y hasta de la oficialidad de la misma.

    Este doble problema se subordina a su caracterizacin de clases que, como vimos, es propia de un pas

    semicolonial y semifeudal, desdibujando por completo la aplicacin de la estrategia de la insurreccin armada y

    remplazndola a lo sumo por un Argentinazo que le abra las puertas a un nuevo 17 de Octubre.

    5.Sobre la teora y prctica del oportunismo

    Como se sabe, el PCR reivindica como su base terica al marxismo - leninismo - maosmo.

    Por el contrario, en todos sus trabajos tericos, el gran lder de la revolucin China sostuvo que la base

    doctrinaria del PCCh era el marxismo - leninismo, sin ningn tipo de aditamento.

    Esto es as porque Mao -cuestin que compartimos- entendi que an vivimos la etapa del imperialismo y la

    revolucin proletaria, cuyo epicentro son las revoluciones en los pases atrasados y dependientes, tal como lo

    plante Lenin en su obra El imperialismo fase superior del capitalismo. Por eso, detrs de este propsito de

    poner al maosmo como la tercera fase del marxismo - leninismo, se agazapa un intento de relegar al leninismo

    a un segundo plano.

    Mao cometi algunos errores que deben ser tenidos en cuenta. Su justa definicin del rumbo revisionista que

    adopt la URSS tras la muerte de Stalin y bajo el liderazgo de Nikita Jruschov, lo llev a calificar a este pas

  • como "socialimperialista", ponindolo as como un enemigo de los trabajadores y los pueblos del mundo al

    mismo nivel de los EE.UU.

    El problema aqu son menos los errores de Mao, que la celebracin acrtica -o por decirlo con mayor precisin,

    antimarxista- que hacen los pretendidos "maostas".

    As, con este punto de vista equivocado, se cometieron errores de poltica internacional de calibre grueso, como

    el ataque sistemtico hacia Cuba por su "falso socialismo" o el apoyo tcito al golpe de Estado de Pinochet en

    Chile que haba desbancado a los "pro rusos". Sin embargo, lo ms trgico estaba destinado al mbito

    domstico, en donde el PCR se dedic a buscar a los "rusos" por todas partes, encontrndolos en gobiernos tan

    dismiles como el de Cmpora y el de Videla, y en las fuerzas polticas que, como nuestro Partido entre otras,

    lucharon contra el gobierno reaccionario de Isabel Pern. Pero lo peor de todo fueron los aliados que eligi el

    PCR para luchar contra la "injerencia" del "imperialismo ruso": el gobierno de Isabel Pern (al que

    incuestionablemente viene adosada la Triple A) y el PJ que postul a la presidencia a Carlos Menem, ambos

    caracterizados como "nacionales" o "tercermundistas.2

    Pero volviendo a Mao, si hay algo imperdonable en la direccin del PCR es hacerle decir cosas que nunca dijo.

    Por ejemplo, cuando intentan resaltar -en el Prlogo de Cuadernos nmero 187- sus aportes a la revolucin en

    los pases semicoloniales, semifeudales y dependientes, como si en sus respectivos anlisis sobre China y las

    naciones semicoloniales y semifeudales, Mao estuviera incluyendo a los pases capitalistas dependientes como

    el nuestro.3

    Respecto a la caracterizacin terica de Argentina como pas capitalista dependiente, ahora tan criticada y hasta

    acusada de revisionista por el PCR, el actual director del semanario Hoy, Eugenio Gastiazoro, public un libro

    a principio de la dcada del 70 titulado Argentina hoy: capitalismo dependiente y estructura de clases.

    Aunque se trata de una investigacin que an se queda a mitad de camino en cuanto a conclusiones, mucho es

    lo que aporta en direccin a nuestros puntos de vista y se ubica en las antpodas de lo que hoy plantea el PCR.

    Para ello se apoya en una lectura distinta a la que hoy hacen respecto de la evolucin histrica de las relaciones

    de produccin, sealando que en nuestra regin exista "desde sus inicios" una economa "de rasgos

    precapitalistas en funcin mercantil", que posteriormente la estancia y el saladero fueron "unidades de

    produccin capitalistas", y que finalmente "la organizacin nacional en base a la burguesa terrateniente y la

    burguesa comercial portea" imprimira a todo el pas "las pautas del desarrollo capitalista dependiente".

    [Gastiazoro: 1972, pg. 32]

    Pero lo ms importante son las conclusiones de la investigacin. A pesar de una cierta confusin respecto de los

    terratenientes y la burguesa intermediaria, Gastiazoro arribaba a lo siguiente:

    De acuerdo a las caractersticas del desarrollo capitalista dependiente intentaremos un rpido esbozo de las

    clases en nuestro pas. El sector dominante de la burguesa argentina, en cuanto al control de los medios de

    produccin y de los resortes fundamentales de la economa (tanto en los sectores de la produccin, como en las

    finanzas y en el Estado), es el que se encuentra directamente ligado al capital monopolista internacional y cuyos

    intereses estn radicados en la propiedad latifundaria del suelo, las grandes empresas industriales y comerciales

    y los bancos e instituciones financieras ms poderosos. A este nivel no existen diferenciaciones entre intereses

    rurales y urbanos. Precisamente, una de las caractersticas de nuestros terratenientes ha sido la de imbricarse

  • con el capital comercial y financiero, trasladando capitales a la industria y ligndose desde all al capital

    monopolista internacional. [Gastiazoro: 1972, pg. 113. El resaltado es del autor]

    La fecha exacta de publicacin de estos prrafos es febrero de 1972.

    Esto no hace ms que ratificar nuestra estimacin de que entre el 73 y el 74 hubo un cambio en la direccin

    del PCR. Ese cambio comienza por un error de carcter poltico, al valorar al Pern de ese entonces como

    representante de la burguesa nacional y a Cmpora como pro ruso, cuestin que al no ser autocriticada a

    tiempo los llev a las consecuencias ya sealadas.

    En sntesis, ratificamos nuestros puntos de vista de que los errores polticos por derecha e izquierda no cambian

    la naturaleza revolucionaria de una fuerza, siempre y cuando se use la herramienta de la crtica y autocrtica,

    que constituye uno de los elemento fundamentales del marxismo - leninismo. Pero, por el contrario, sucede

    como ahora en el caso del PCR y mucho tiempo antes con el PCA, que al negarse a usar esa herramienta e

    intentar justificar una poltica oportunista y por derecha, se va alterando tambin el anlisis de clases, el

    programa y la estrategia de poder revolucionaria, al punto que se modifica la propia naturaleza de clase de ese

    Partido, hasta transformarse en una fuerza reformista.

    Notas

    1. Una lectura en profundidad acerca de este problema se puede ver en la pgina 145 de la versin completa de

    las resoluciones del 11 Congreso del PCR, en el inciso b del punto 4 del apartado que trata del Programa,

    titulado "Reforma agraria profunda".

    2. El PCR da brincos inverosmiles para evitar una autocrtica seria. Respecto de Isabel Pern y la Triple A,

    luego de calificar de provocadores y pro golpistas a todas las fuerzas que luchamos contra ese gobierno, dice:

    "Frente al accionar terrorista, un sector del peronismo impuls la lnea de enfrentar aparato contra aparato y se

    cre, en vida de Pern, la 'Triple A' para la represin parapolicial 'antisubversiva'. Aparecieron luego otras

    organizaciones 'anticomunistas' dirigidas por fuerzas golpistas y de los servicios -algunas llamadas tambin

    como triple A- que desataron una ola de asesinatos a dirigentes obreros y populares, dirigentes peronistas

    reconocidos por su defensa del gobierno constitucional y hacia militantes de nuestro Partido, a partir de nuestra

    posicin antigolpista". Es decir que Pern e Isabel habran creado una Triple A 'autntica' para defenderse del

    ataque previo del 'terrorismo subversivo' promovido por los golpistas, quienes habran impulsado luego otras

    'Triple A apcrifas' para asesinar militantes y desprestigiar al gobierno. Sobre el triunfo de Menem, se limitan a

    decir que las corrientes de la burguesa hegemonizaron el FREJUPO, siendo esa la causa del abandono que hizo

    el riojano de los postulados populares levantados durante la campaa. No dicen una palabra de que la ruptura

    formal del PCR con el gobierno de Menem fue a fines de 1990, luego de 'indicios' tales como la entrega del

    Ministerio de Economa a Bunge & Born a travs de ministros afines a ese monopolio, o la firma de los

    primeros indultos a los genocidas en 1989. Ver 11 Congreso del PCR, pginas 81 y 94.

    3. "Nos basamos en los aportes de Mao Tse tung sobre el carcter de la revolucin en los pases coloniales,

    semicoloniales y dependientes." ["El carcter de la revolucin (1)", suplemento hoy, cuaderno nmero 187,

    agosto de 2010, pg. 2]

  • Bibliografa

    Gastiazoro, Eugenio: Argentina hoy: capitalismo dependiente y estructura de clases. Polemos editorial, Buenos

    Aires, 1972.

    Lenin, Vladimir: El imperialismo, fase superior del capitalismo. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekn,

    1975.

    Mao Tse - tug: Anlisis de las clases de la sociedad china, Obras Escogidas, Ediciones en Lenguas

    Extranjeras, Pekn, 1968.

    PCR: "El carcter de la revolucin (1)", suplemento hoy, cuaderno nmero 187, agosto de 2010.

    PCR: "El carcter de la revolucin (2)", suplemento hoy, cuaderno nmero 188, agosto de 2010.

    PCR: Programa 11 Congreso, San Luis, 15 al 17 de febrero de 2009.

    PR (m-l): "XI Congreso del Partido Revolucionario (marxista - leninista)", Temas Revolucionarios, junio de

    2009.

    (0351) 4260921/920/923


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