Download - Los tamales
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Haciendo un esfuerzo sobrehumano, baja las
escaleras y al tiempo que se dirige al comedor
se va impregnando del vaporcito que le lleva el aroma a masa de maíz, carne de puerco y de pollo, que desde la cocina emanaba.
Tratando de no desplomarse,
hace por voltear la vista y alcanza a ver
a su mujer con un rodillo macizo de
madera en la mano, diciéndole:
- Ni se te ocurra, cabrón...,
¡Son pal velorio!