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Los lugareos dicen que "playa adentro", el paisaje es ms desolador. A los pocos minutos de la pesada caminata en la arena sale al paso otro de los mineros. "No pueden estar ac, es propiedad privada" dice ofuscado. Custodia un rudimentario sistema de poleas que sube la tierra y la deja sobre una lona tensada que sirve de cernidor. El gobierno est cerrando minas ilegales y los afectados se han resistido con violencia. Por eso, cuando el minero va en busca de sus compaeros para encarar a los intrusos, es mejor retirarse. En este punto, como una ilusin, en el horizonte se ve la lnea verde donde ha quedado la selva. Pero pronto estar ms lejos.

Ms adelante, al otro costado de la va se ve la tierra an humeante. Un perfecto rectngulo negro es como la huella de un gigantesco sello con el que alguien chamusc todo. Unos pocos troncos ahumados son testigos de que aqu hubo vida. Paisajes carbonizados similares se ven una, y otra, y otra vez a lo largo del recorrido.

La deforestacin ha aumentado desde la llegada de la interocenica como resultado de la falta de planeacin y control.

Cientos de improvisados caminos se construyen desde la autopista para penetrar la selva. Esto facilita la extraccin de recursos naturales.La frontera entre Bolivia y Per, a la altura del casero de Soberana, est marcada por dos mojones en cemento que apenas se ven en la selva virgen. Este vasto sector es como recorrer una calle de Manhattan, pero en lugar de rascacielos, lo que hay son rboles inmensos a cada lado, de 40 y 50 metros de altura, y miles de mariposas aletean en las orillas como si se organizaran por colores, mientras un oso perezoso cruza la va y huye a la mxima velocidad que le da su paso lento evitando los visitantes. Del lado boliviano queda la Reserva Nacional


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