Castellón Diario / Viernes, 3 de Noviembre de 1995
ANTONIO GARCIAVERDUCH (*)
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Los guardias y las conciencias
Existen muy pocasdudas de quenuestra sociedadde hoy está su
friendo una grave degradación de las conductas, locual es una consecuenciadirecta de la -deg r adaci ónde las conciencias., Esta triste situación or igina a la sociedad mucha inquietud, mucha amargura ymucho dolor, porque la degnf"dación de las conductases una fuente de injusticia, yla injusticia es una fuentedel mal.
En unos casos leves, lasconductas son, simplemente, irregulares, y producenmolestias, desagrado y enojo. En otros casos graves;ya'no se trata de conductasirregulares , sino de conductas extremadame nte ex ecrables o monstruosas. Tanto unas como otras producen en el ciudadano normalun a permanente inquietudy desconfianza, que deterioran la convivencia.
Cuando uno se queda encasa, puede esp erar que algui en -ind eseado- penetreen su vivienda, descolgándose por un patio. Cuand ouno cami na por la ciudad,pu ed e es pe ra r qu e algun amano de seda se deslice ensu bolsillo, o qu e los ocu pantes de algún vehículo learranquen violentamente elbolso de la mano . Cuandouno entra en el portal o enel ascensor de su casa, puede esperar que algún "navajero lo desvalij e . Cuandouno va a poner su coch e enmarcha, puede esperar quese active algún explos ivocolocado en su parte inferior. Cuando uno sale a pasear o a hacer carrera gimnástic a. puede es perar que
unos desalmad os lo introduzcan a la fuerza en un furgón, lo asesinen, y ocu ltensu cadáver en las ruinas deun a fábri ca de ladrillos . Ypue de es pera r much as co-:sas más. en cualquier lugar ,a cualquier hora y en cualquier circunstancia.
El ciudadano, qu e s esiente acosado, pien sa, ensu deliri o, qu e harían falt amás guardias que lo protegiesen. Piensa qu e deberíahaber un guardia en su casaen el momento en que el ladr ón pen etra en elladesdeel patio . Y qu e deb ería haber otro guardia caminandodetrás de él en la ciudad, para evitar que alguien metala mano en su bolsillo. Yqu e deb ería h ab er otroguardia haci endo carreragimnástica junto a él, paraevitar que lo secuestren y 10asesinen. Y que debería haber otro guardia junto a élen cada una de las oca sio nes de peligro, que son muchísimas.
En este estado anímico,lo lógico sería que cada ciudadanotuviese tres guardias a su servicio, para que en turnos de ocho horas- loprot egi e s en duran te la sveinticuatro horas del día.Esto supondría que, de loscuare nta millon es de es pañoles, tr einta millones habrían de ser guardias, paraproteger a los diez millonesrestantes-;'
Y, aunque ésto fuese así,el probl ema de la inseguridad no quedaría totalm ent eresuelto, porque harían falta más guardias para proteger las vías del ferrocarril,los postes del tendido eléctrico , las redes de agua potable, los puentes , etc. , etc.Queda, pues, bien claro que
proteger todo lo que está enpeligro, con stituye una imposibilidad casi abso luta.
Por ese camino no vamosa ningún sitio, porque la solución al probl ema de la insegUlidad y de la delincuencia no está en aumentar lasfuerzas y los sistemas deprotección, sino en desactivar la máquina del mal qu ehav dentro de las persona s.Si -l ográsem os qu e dentrode cada per sona hubi ese unguardia qu e le im pidi e s e
, obrar el mal, el problemaqu ed aría resuelto d.e. un a ,forma rotunda y definitiva. ,
Esta su geren ci a. dicha 'así, de plano, puede pareceruna tontería, pero dicha conotras palabras, qui zá no losea tanto. El truco estaría enlograr que la [unción que ~a
br ía de realizar el gua rdia .dentro de la persona. la realizase lo que antiguam ente sellamaba conciencia., . La conciencia es el conocimiento int erior del bi enqu e deb emos h ace.r y delmal que debemos evitar,
Cuando -mediante unabu ena educa ci ón - se im planta una recta 'concienciaen una per sona. se está fulminan do un pos ible futurodelincuente. Y si es ta operaci ón de implantar rectasconciencias se repitiese conmuchísimas pers onas, la futura población delincuentese reduciría drásticamente.
El ambiente de go lferíageneralizada que impregnay contamina nuestra vidaactual , nec esita -como remedio urgente- más guardias , más jueces y más cárcel es . Y ésto es hoy así denecesario, porque du rantelas dos últimas décadas, losideólogos que han manipu-
" lado las escuelas y los me-
dios de comunicación , handinamitado las concienciasy han ridiculizado los comportamientos éticos. .
Ahora, al cabo de veinteaños, la mala semilla que seha sembrado en las mentesy en los corazon es de los niños y de los jóve nes, e s tádando sus frutos de amargura y dolor. Y 16 grave esque, como hoy se sigu esembrando la misma semi- .Ha, en el fu turo seguire mosrecogiendo la mi sma cosecha.
Ahora, que ya conoc emos perfect am ente el pro-
c e so compl eto , desd e lasiembra ideo l ógica , hasta lamanifest ación de las gravespatologías del comportamiento, quizá h aya llegadola hora de hac er un a profunda reflexi ón crítica ac ercade las ideas qu e, en un pasado reciente, la sociedad españ ola acogió con inm ensojúbil o.
El posible cambio políti co qu e se vislumbra puedeofrecer una opo rtunidad deoro para reconducir las co[Tientes educativas por cauces má s acord es con la dimensión moral del hombre.
Para enfre ntarse con dignidacl y con ilusión a l nu evomileni o qu e ya casi aso ma.nu estra so ciecla d nec esitarevitalizar sus valores morales adorme cidos. y recuperar el tesor o de su vieja estirp e de reciedumbre e integridad. Ese es el nuevo prog resi smo qu e ha de guiarnuest ros pasos en los alb ore s de l tercer milenio. e nsustitución de l que ya ha caduc ado. después de una infausta andadura .
(*) Profesor deInves tigaci ón