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Serie: Documentos coyunturales No. 23 – Octubre de 2011 www.cesdai.org
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LIBIA Y LA MUERTE DE
GADAFI:
TRES LECCIONES PARA LA
COMUNIDAD INTERNACIONAL Y
TRES RETOS PARA LIBIA
Por: Humberto Alarcón Ortiz
Resumen Luego de la Muerte de Muamar Gadafi vale la pena hacernos dos preguntas: por un lado ¿Cuáles son las
lecciones que dejan, para la comunidad internacional, los acontecimientos libios?, y por otro, ¿Cuáles son
los principales retos a los cuales se enfrenta hoy este país del Norte de África? La respuesta al primer
interrogante nos permitirá entender los elementos que permitirán a las grandes potencias internacionales
llevar cabo nuevas intervenciones con el objetivo de construir un sistema internacional a la medida de
sus intereses. La respuesta al segundo interrogante otorga una hoja de ruta al Consejo Nacional de
Transición en su fana de garantizar la estabilidad postgadafi.
Palabras clave Muamar Gadafi, Libia, Comunidad Internacional.
Autor Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia y Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad
Distrital Francisco José de Caldas. Magister en Seguridad y defensa Nacionales de la Escuela Superior de
Guerra. Actualmente se desempeña como coordinador académico y administrativo de la Maestría en
Seguridad y Defensa Nacionales de la ESDEGUE y profesor de la Universidad Distrital de Bogotá.
Investigador del del Centro de Estudios en Seguridad Defensa y Asuntos Internacionales-
CESDAI. www.cesdai.org
HUMBERTO ALARCÓN ORTÍZ
INVESTIGADOR CESDAI
Centro de Estudios en Seguridad, Defensa y Asuntos Internacionales – CESDAI – www.cesdai.org
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Las lecciones que deja la
intervención
Sin lugar a dudas, la primera lección que
dejan los acontecimientos es la de llevar
cabo intervenciones estando con ellos pero
sin estar en ellos, es decir, respaldando la
guerra con capacidad y operaciones
militares, pero sin poner soldados en los
territorios en disputa. La Coalición (EE.UU,
Francia e Inglaterra), a través de la OTAN,
logró suprimir la superioridad estratégica
con la que contaba Gadafi, dotando a los
rebeldes de una capacidad aérea y naval,
que superó la de las fuerzas leales al
gobernante libio. Con ello, la Coalición
intervino en la guerra sin apostar en tierra
ningún soldado, dejando los esfuerzos
terrestres a manos de los rebeldes libios.
Este elemento permite a los grandes
Estados llevar a cabo esfuerzos militares
que no comprometa, de manera directa, a
sus ciudadanos. Con ello se suprime la
posibilidad de que las sociedades, de las
grandes potencias, deslegitimen las
intervenciones de sus gobiernos en otros
países.
La segunda lección, es que las guerras se
ganan no sólo con capacidad militar, sino
con grandes juegos diplomáticos. La
Coalición fue eficaz generando un ambiente
internacional favorable al Consejo Nacional
de Transición (CNT) y boqueando el
escenario político del Gadafi. Esta
diplomacia hizo posible anular todo tipo de
respaldo político de carácter internacional
con el que pudiera contar Gadafi para
sostener su gobierno. En este escenario,
por ejemplo, el presidente Chávez quedó
solo en su pretensión de apoyar al dictador
libio. Esta diplomacia, logró rápidamente el
reconocimiento del nuevo gobierno libio a
lo largo de Europa, le abrió las puertas en
Naciones Unidas, y además, explica las
visitas al Consejo Nacional de Transición
en Trípoli de los gobernantes de Francia,
Inglaterra, Turquía y la sorpresiva visita de
la Secretaria de Estado de Estados Unidos.
La tercera lección es la legitimidad que
brinda actuar bajo el marco de las
Resoluciones del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas. El marco jurídico que
otorga estas resoluciones brinda a los
Estados el reconocimiento social e
internacional necesario para llevar acabo
todo tipo de esfuerzos militares. La
Resolución 1973 del Consejo de Seguridad,
y su autorización a que los Estados
participes de Naciones Unidas tomara
“todas las medidas necesarias” para
proteger a la población civil libia, permitió
llevar a cabo bombardeos aéreos bajo
responsabilidad estatal y los operativos
militares a cargo de la Coalición a través de
la OTAN. Esta resolución hizo posible ver
la intervención de la OTAN no como una
apuesta unilateral, sino como un mandato
internacional.
LIBIA Y LA MUERTE DE GADAFI: TRES LECCIONES PARA LA COMUNIDAD
INTERNACIONAL Y TRES RETOS PARA LIBIA.
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Tres retos para Libia
Libia, luego de la muerte del depuesto
mandatario Muamar Gadafi, entra a la
etapa más importante de cualquier guerra o
proceso revolucionario: la estabilización
institucional postconflicto. Esta nueva etapa
no sólo será importante para este país, sino
también para la Coalición que estuvo detrás
de todos los esfuerzos militares que han
sacudido a este país desde marzo del
presente año. Entre los grandes desafío se
pueden destacar tres, a saber:
El primero de ellos será el diseño de una
estructura institucional para Libia. Uno de
los grandes problemas que deja este
mandatario es el personalismo del Estado
en Libia. Luego de cuatro décadas, el
Coronel Gadafi había concentrado los
poderes e incorporado dinámicas de poder
y gobierno que obedecían a su
personalidad y no a un conjunto de reglas
y códigos normativos, como cualquier
Estado Moderno. En este marco, el reto
directo es fortalecer las instituciones
estatales, que permita en Libia concentrar
los poderes (Justicia, Coerción y Gobierno)
y responder a las demandas ciudadanas
(salud, educación, vida, etc.).
El segundo reto es que estas instituciones
puedan garantizar una transición a la
democracia, en tanto alternancia del poder
y participación ciudadana. Ambas cosas
serán un verdadero reto para Libia, en
tanto este país carece de verdaderos
partidos políticos que permitan una
alternancia y competencia por el poder.
Gadafi deja una población acostumbrada a
grandes rentas petroleras, y unas élites que
se encuentran vinculadas a estas, pero sin
grupos de presión o sectores sociales que
estén vinculados a través de fórmulas y
visiones políticas. En otras palabras, faltan
élites políticas que estén dispuestas a
competir en el escenario electoral desde
visiones de mundo diversas, traspasando el
simple lucro y la competencia por la renta
petrolera y que logren ubicarse en el
escenario de proyectar un Estado a nivel
internacional.
El tercer reto será unificar un conjunto de
milicias que den paso a un ejército nacional
subordinado al nuevo gobierno. Este
elemento es especialmente delicado porque
define el ritmo de los dos primeros retos
y, por tanto, la viabilidad de la Libia
postgadafi. Al nuevo gobierno le
corresponde capturar rápidamente el
monopolio de la coerción, concentrando el
mando y disciplinando a los hombres que
empuñaron las armas a lo largo de los
últimos meses. Este elemento no será fácil,
toda vez que las fuerzas leales a Gadafi, que
representaban lo que puede entenderse
como las fuerzas militares libias, ahora
representan el bando vencido, y por tanto
el culpable de toda la sangre derramada a
lo largo de este año. En contraposición, lo
que hasta hace unos meses eran rebeldes,
ahora representarán el nuevo cuerpo
HUMBERTO ALARCÓN ORTÍZ
INVESTIGADOR CESDAI
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militar del gobierno libio. Esa
transvaloración institucional presenta dos
grandes tareas: por un lado desarmar las
milicias, y por otro, transformar algunas de
estas milicias rebeldes en un cuerpo
jerarquizado, disciplinado y subordinado al
nuevo gobierno, lo que usualmente se
llaman ejércitos modernos.
A manera de conclusión
Luego de muchos esfuerzos militares en
Libia, hoy la comunidad internacional, y
sobre todo las grandes potencias
comprometidas en el diseño del sistema
internacional, han puesto a operar un
intervencionismo caracterizado por operar
militarmente donde tenga supremacía
(capacidad aérea y naval), bajo marcos
jurídicos amplios y coordinadamente con
esfuerzos diplomáticos. Hacer a un lado
cualquiera de estos elementos podría llevar
a los pantanos militares como los de
Afganistán o los de Irak, o sometidos a la
crítica internacional. Finalmente, la muerte
de Gadafi plantea un escenario de
incertidumbre para Libia, donde el gran
reto, luego de cerca de ocho meses de
guerra civil, será la estabilización
institucional de un país que tenía en el
Coronel su gran institucionalidad política.
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