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BIBLIOTECA IBEROAMERICANA «OCTAVIO PAZ» UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA AÑO VII / NÚM 16 / FEBRERO-ABRIL-2010
Pablo Latapí impulsor de la educación en México
[pasa a la pág. 13]
editorial 2
PAISAJESdepalabras 3
Rafael Cadenas, premio
FIL Guadalajara 2009 5
elprotagonistaYSUOBRA
Mario Benedetti,
crítico, cuentista, dramaturgo,
ensayista, lector y … 7
Helen Ladrón de Guevara Cox 16
adquisicionesrecientes 17
túlatraes 18
Escritura, ética y estética 20
E scritor infatigable, crítico independiente, Pablo Latapí
Sarre falleció el lunes 3 de agosto del 2009. Se desempe-
ñaba en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad
y la Educación de la UNAM . Fundó el Consejo Mexicano de
Investigación Educativa y participó en la creación del Ob-
servatorio Ciudadano de la Educación. Promovió la investi-
gación y propició el debate crítico con fundamentos filosófi-
cos e históricos. En la revista Proceso, donde se desempeñó
como articulista, defendió la educación pública y cuestionó
el abandono de este renglón en aras de la «modernidad» y
el «neoliberalismo».
«Estoy convencido de que hay que seguir trabajando
por lo que queremos, en lo que nos corresponde a todos,
creo que para eso es la vida, es construir esperanza, abrir
horizontes, tender puentes hacia un futuro mejor, sembrar
alegría y construir esperanza invocando nuestras utopías y
trabajando tenazmente por realizarlas hasta el último día de
nuestra vida», afirmó Latapí durante un homenaje que se le
realizó en la sede del Centro de Investigación y de Estudios
Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, el
pasado 18 de junio.
Nació en la Ciudad de México, el 19 de abril de 1927.
Ingresó a la Compañía de Jesús en 1942. Cursó el trienio
2 *
L a vida y obra de Pablo Latapí Sarre insta a los mexicanos a participar en la
construcción de un país mejor. La educación es una herramienta eficaz en el
desarrollo de proyectos destinados a mejorar la calidad de vida de la población.
En la biblioteca encontramos el pensamiento de investigadores y promotores de
la educación en el mundo iberoamericano. Los centros de documentación están
vinculados a esa tarea permanente.
Pablo Latapí decía que la educación es esencialmente un asunto de cuali-
dades humanas. Invitar a la lectura y la reflexión es una actividad propia de los
bibliotecarios. En nuestra colección, junto a la obra escrita por Latapí encontra-
mos estudios y acercamientos a las propuestas educativas de Paulo Freire, César
Barona Ríos, Alejandra Pellicer y Eduardo Andare, entre otros.
Desde la literatura, narradores y poetas como Mario Benedetti, quien tam-
bién falleció en 2009 como Pablo Latapí, nos recuerdan la importancia de la edu-
cación y la lectura. Conocer nuestra historia eleva nuestros niveles educativos.
Benedetti y Galeano, dos autores uruguayos presentes en esta edición, insistie-
ron en la lectura y relectura de documentos históricos.
Barquisimeto, ciudad venezolana, capital del estado de Lara, es el escenario
donde varias universidades y centros culturales insisten en la importancia de la
educación. Allí nació Rafael Cadenas, poeta ganador del Premio Feria Internacio-
nal del Libro Guadalajara 2009.
Otro ejemplo del trabajo comprometido con la educación lo tenemos en
la maestra Helen Ladrón de Guevara Cox, quien fue normalista de Educación
Preescolar, realizó una maestría en Historia en nuestra Casa de Estudios y fue
reconocida en 2009 como Bibliotecaria del Año.
editorialLa educación, tarea permanente UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
Dr. Marco Antonio Cortés Guardado
Rector General
Dr. Miguel Ángel Navarro Navarro
Vicerrector Ejecutivo
Lic. José Alfredo Peña Ramos
Secretario General
Dr. Héctor Raúl Solís Gadea
Coordinador General Académico
Mtro. Sergio López Ruelas
Coordinador de Bibliotecas
BIBLIOTECA IBEROAMERICANA
«OCTAVIO PAZ»
Fernando del Paso
Director
Mtra. Luz Elena Martínez Rocha
Administradora General y Editora
Ángel Ortuño S.
Fernando Acosta Riveros
Redactores
Tú tienes la palabra [año VII , número 16,
enero-abril de 2010] es el boletín informa-
tivo de la Biblioteca Iberoamericana «Oc-
tavio Paz» de la Universidad de Guadala-
jara. Colón esquina Pedro Moreno, Plaza
Universidad, Zona Centro, 44100 Guada-
lajara, Jalisco, México. Diseño, composi-
ción tipográf ica, digitalización y retoque de
imágenes y negativos: ASV/Rayuela, dise-
ño editorial. Impresión: Editorial Pandora,
S.A. de C.V., Caña 3657, Colonia La Noga-
lera, 46170 Guadalajara, Jalisco, México.
www.udg.mx/iberoamericana
* 3
Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que
mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por
los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día que pregunté en qué podía ayudar y la respuesta
fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni
triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi
no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir
en el limbo
que no encontraré nunca quien me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que
yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré
muchas veces más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más
aletargados que yo («Ud. es muy quedado, avíspese,
despierte»)
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada en cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas estas
cosas y por otras cuya enumeración sería
interminable
Derrota(1963)
Rafael Cadenas
4 *
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni
tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y
no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a
ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las
piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y
nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he
podido derribarme, barrer todo y crear de mi indo-
lencia, mi flotación, mi extravío una frescura nue-
va, y obstinadamente me suicido al alcance de la
mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir
burlándome de los otros y de mí hasta el día del
juicio final.
* 5
«En la democracia se debe
proteger a los enemigos.
Los opositores siempre serán
sanos para la democracia.
Quiero dejarles un recado:
cuiden su democracia para
evitar que pueda ser des-
truida por algún caudillo»,
expresó Rafael Cadenas tras
recibir el Premio FIL de Li-
teratura y Lenguas Roman-
ces 2009, durante la primera
actividad del encuentro in-
ternacional de editores, es-
critores y libreros realizado
del 28 de noviembre al 6 de
diciembre de 2009. Ante un
auditorio repleto el escritor
y crítico Darío Jaramillo, in-
tegrante del Jurado, comen-
tó que la obra de Cadenas
pertenece a una de las voces
más importantes de la poe-
sía latinoamericana contem-
poránea.
Rafael Cadenas cuestio-
nó que las autoridades vene-
zolanas inviertan cada vez
más en comprar armamento
a Rusia e Irán mientras que
en educación universitaria
el gasto es casi nulo. Se de-
claró defensor del pensa-
miento libre y agregó que le
gustaría ver una mejor dis-
tribución de los libros de auto-
res mexicanos en Venezuela y viceversa.
Rafael Cadenas ensayista y poeta venezolano, nació en
la ciudad de Barquisimeto, capital del estado de Lara que re-
cuerda al patriota Jacinto Lara. El autor de Reflexiones sobre
la ciudad moderna, vino al mundo cuando un grupo de pa-
triotas luchaba contra la dictadura de Juan Vicente Gómez
en 1930. En Caracas, Rómulo Betancourt y Raúl Leoni estu-
diaban la declaración de principios de lo que luego sería el
partido Agrupación Revolucionaria de Izquierda.
La gran noticia del año 1930 en el Estado de Lara con-
sistía en los avances de la aviación comercial. En la capi-
tal del estado se instaló una torre de control denominada
Aeroclub. 20 años despues, en 1950, en esa misma zona,
Cadenas publicaba poemas y ensayos en revistas literarias
y se construyó el aeropuerto internacional Jacinto Lara. Y
tan sólo 59 años después la noticia cultural llegó a Barquisi-
meto, Venezuela, desde Jalisco, México para informar que
Rafael Cadena ganaba el Premio de Literatura en Lenguas
Romances que otorga la Feria Internacional del Libro de
Guadalajara: «Cadenas en-
carna hoy para los más jóve-
nes el horizonte de una pa-
labra que se aleja del lirismo
tradicional y trae consigo el
imperativo de darle voz a
aquello que, de otro modo
ya no encuentra espacios
para decirse en nuestra épo-
ca», expresó el comunicado
de la FIL al dar a conocer al
ganador del galardón tradi-
cionalmente conocido como
Premio Juan Rulfo.
«Me siento muy con-
tento, tengo que agradecer
a México. Son muchas las
cosas que tengo que agra-
decer. Lo que brota en este
momento es la palabra gra-
cias», expresó por vía telefó-
nica desde Caracas, Rafael
Cadenas, al enterarse en
septiembre que era ganador
del premio.
Rafael Cadenas formó
parte del grupo cultural «Ta-
bla Redonda». Fue profesor
de la Escuela de Letras en
la Universidad Central en
Caracas. Ganó el Premio
Nacional de Ensayo por su
trabajo titulado Anotaciones.
Fue militante del Partido
Comunista y esa opción le
costó un tiempo de exilio en
Trinidad. Después regresó a Caracas donde continuó su ac-
tividad literaria a partir de 1958.
El estado venezolano de Lara ha sido escenario de ac-
tividades culturales a través de la historia. La música tiene
notoria presencia y se destaca el grupo «Lara, Sabor y Tam-
bor». Las artes plásticas han sido representadas por Carlos
Cruz Díez, autor del Monumento al Sol que se ubica sobre
la avenida Leones de Barquisimeto. También destaca Luis
Ángel Duque, curador activo y guionista, actual director en
Caracas del Centro de la Diversidad Cultural, donde se pro-
mueve la obra de los nuevos escritores del estado de Lara.
Rafael Cadenas participó en múltiples encuentros con
escritores, críticos y lectores. Una de las actividades más
concurridas fue entre los estudiantes de preparatoria quie-
nes le preguntaron sobre la poesía, el ensayo, sus ideas po-
líticas y las valoraciones que le da a los sistemas democráti-
cos y en nuestra biblioteca aumentó la consulta y lectura de
este poeta: Antología 1958-1983 (V861.44 CAD) y Memorial
(V861.44 CAD).
Desde Barquisimeto, Lara, Venezuela
Rafael Cadenas, premioFIL Guadalajara 2009
Cortesía FIL Guadalajara / Pedro Andrés
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El N
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Dia
rio
(Man
agua
, Nic
arag
ua)
«Soy un optimista incorregible»
* 7
« Juro que yo no lo contraté», expresó Mario Benedetti a su paisano Ángel
Rama, mientras comentaban en los años sesenta del pasado siglo XX el sui-
cidio de un montevideano que se tiró desde el piso 20 de un céntrico edificio.
La conversación surgió en relación con la publicación en España y Uruguay, en
1965, del libro Gracias por el fuego donde al final uno de los personajes decide
acabar con su vida lanzándose desde un alto piso. Rama y otros escritores con-
temporáneos le decían al autor, antes de publicarse la obra, que en el Montevi-
deo de aquellos años los suicidas no usaban ese método. Justamente unos días
después de su publicación ocurrió un suceso similar. Por ese motivo, el también
autor de Pedro y el capitán, juraba no haber tenido trato con el suicida.
Mario Benedetti el crítico, cuentista, dramaturgo, ensayista, lector y perio-
dista, sonreía hace unos años al participar en una edición de la Feria Internacio-
nal del Libro en Guadalajara, cuando un periodista le preguntaba qué sentía por
ser paisano de Carlos Gardel, el inmortal tanguista uruguayo, cuya nacionalidad
reclaman los franceses, inducidos por los argentinos, aunque al cabo del tiempo
ya lo dijo en La Jornada José Steinsleger «es posible que el cantor de Mi noche
triste hubiera nacido en Indonesia».
El célebre autor uruguayo nació en Paso de los Toros, municipio del depar-
tamento de Tacuarembó en la República Oriental del Uruguay, el 14 de septiem-
bre de 1920. Hijo de inmigrantes italianos. Sus padres Matilde Farugia y Brenno
Benedetti, decidieron bautizarlo con muchos nombres: Mario Orlando Hamlet
Hardy Brenno Benedetti gracias a una costumbre antigua italiana. Ya había es-
crito varios libros y con su toque humorístico afirmaba: «Sólo me falta escribir
una ópera».
A los cuatro años se trasladó con sus padres a la capital uruguaya. Don
Brenno tuvo una quiebra económica y su hijo Mario empezó a trabajar a los 14
años. Fue auxiliar contable, cajero, taquígrafo y vendedor. En la biblioteca fami-
liar encontró la obra de Horacio Quiroga. Desde entonces aprovechaba cualquier
momento libre para disfrutar la creación literaria de autores como Ernest He-
mingway, Virginia Wolf e Italo Svevo, a quienes siempre admiró.
Buenos Aires, la gran ciudad del país vecino, le llamaba la atención, por
lo que después de cumplir 18 años se instaló un tiempo en la capital argentina
donde trabajó para una editorial como taquígrafo. Disfrutaba la vida intelectual
bonaerense. Recordaba que en aquella época era un placer caminar por la Plaza
San Martín, buscar una silla y ponerse a leer y a escribir. Ahí empezó los párrafos
de su libro La víspera indeleble. El amor y la poesía se juntaron cuando conoció a
Luz López Alegre, compañera de toda su vida, con quien se casó el 23 de marzo
de 1946.
Mario Benedetti regresó a Montevido en 1948, se hizo cargo de la dirección
en la revista Marginalia y publicó un libro de ensayos llamado Peripecia. Luego
fue invitado a colaborar en Número, prestigiosa publicación suramericana donde
participaban Emir Rodríguez Monegal y Ángel Rama.
Mario Benedetti, crítico, cuentista, dramaturgo, ensayista, lector y …
8 *
«Su primer libro significativo fue Poemas de la oficina (1956), un manojo de
textos en los que revelaba el drama existencial de toda una clase social —la pe-
queña burguesía urbana— entrampada en las rutinas burocráticas de un Estado
benefactor y omnipresente», destacó recientemente Fernando Butazzoni, direc-
tor de comunicación de la Intendencia de Montevideo y estudioso de la obra y
vida de Benedetti.
Los años sesenta del siglo XX fueron intensos en la actividad literaria y po-
lítica del escritor uruguayo que consideraba a cada uno de nuestros países como
hermosas regiones de la patria grande: Nuestra América. Trabajó en París para
la Televisión Francesa y proyectos de la Unesco. Se desempeñó como jurado en
la Casa de las Américas, institución cubana que ha reunido en La Habana a los
escritores y artistas del continente. Una de sus principales obras, La Tregua, fue
difundida con éxito en Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Dominicana, Ecua-
dor, España, México y Uruguay.
Sus obras La muerte y otras sorpresas, Montevideanos y El cumpleaños de Juan
Ángel se leían y comentaban en la década de los setenta cuando en Uruguay se
instaló una dictadura militar. El autor era conocido también como crítico del
sistema capitalista, simpatizante de los movimientos de izquierda y de uno de
sus personajes célebres, Raúl Sendic, el fundador y dirigente del Movimiento de
Liberación Nacional Tupamaros, por lo cual fue perseguido y exiliado.
Mario Benedetti, quien también se desempeñó como periodista en El Dia-
rio, La Mañana, Marcha y Tribuna Popular, publicaciones uruguayas, recibió un
trato solidario de los medios argentinos y peruanos, tras la salida obligada de
su patria. Los gobiernos de Buenos Aires y Lima lo consideraron sospechoso.
Entonces fue a La Habana donde se vinculó definitivamente al equipo de Casa
de las Américas.
Rememorando aquella época el cubano Roberto Fernández Retamar cuenta
que Julio Cortázar le escribió una carta en octubre de 1975, donde deseaba sa-
ber del uruguayo: «Dame noticias de Mario Benedetti. He estado muy inquieto
desde que supe de su partida del Perú, y mis informaciones no son acaso las
buenas. Me dicen que está con ustedes, cosa que deseo de todo corazón. Mario
es uno de los hombres más valiosos de nuestro continente y por tanto siempre
en peligro».
Sobre su exilio, el cuentista uruguayo comentó: «Afuera uno se siente heri-
do, ajeno, y cuando regresa también se siente exiliado, porque uno ha cambiado
y el país también ha cambiado». Durante su estadía en Argentina, Cuba, España
y Perú insistía en «no caer en la tentación de olvidar o vender el pasado de los
pobres de América».
Al regresar a Montevideo en 1983 se publicó el libro Mario Benedetti: inven-
tario cómplice. Entonces varios de sus poemas fueron musicalizados e interpreta-
dos por Nacha Guevara, Daniel Viglietti, Isabel Parra y Silvio Rodríguez. Recibió
múltiples homenajes por parte de academias, instituciones culturales y gobier-
nos. Agradeció la gentileza de todos y recordó siempre algunos de los encuentros
con sus lectores.
«Una vez en Guadalajara, México, donde habíamos dado un recital con Da-
niel Viglietti, se me acercó una pareja de unos 30 años y el muchacho me dijo:
‘Mire, nosotros fuimos pareja pero después nos divorciamos. De todas formas
queríamos comentarle que nos conocimos mientras leíamos poemas en su libro
Inventario y queremos que nos firme el libro», recordó el novelista y autor de
Andamios, durante una entrevista publicada en el diario argentino Clarín.
El domingo 17 de mayo de 2009 murió Mario Benedetti. Los lectores de cada
uno de los países de Iberoamérica lo recuerdan. En nuestra biblioteca quedan
ejemplares de sus libros y en esta revista nos sumamos a los homenajes que se
realizan en la vigésimo segunda edición de la FIL Guadalajara 2009 y un mes
antes en la Feria del Zócalo en la Ciudad de México.
Pla
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* 9
Eduardo Galeano: un estilo en ascuasMario Benedetti
P ara quien conozca a Eduardo Galeano exclusivamente por su actividad más notoria —el periodis-
mo— su lado literario puede constituir una sorpresa. Desde su precoz intervención en la militan-
cia estudiantil hasta su desempeño como director del diario La Época, pasando por dinámicas etapas
como secretario de redacción de los semanarios El Sol y Marcha, como codirector de un programa de
ágiles interviews en televisión y como autor de un reportaje-libro: China 1964 (Crónica de un desafío), a
los veintiséis años Galeano es sin duda uno de los periodistas uruguayos de trayectoria más incisiva,
inteligente y creadora.
Después de semejante actitud definida y beligerante, era de esperar –y hasta de temer– que al
desembocar en el quehacer literario Galeano se sintiera tentado, como tantos otros, por formas de
denuncia, muy compartibles en su intención y en sus postulados, pero lamentablemente ajenas a la
exigencia artística.
La verdad es que Galeano, ya desde su primera obra, Los días siguientes (1963), había sorteado
hábilmente ese riesgo. Todavía inmadura en varias zonas, nouvelle más que novela, ese librito sirvió
sin embargo para demostrar que Galeano era quizá, entre los narradores más jóvenes, el que estaba
más cerca de conseguir un lenguaje propio y un estilo de indudable calidad literaria.
En ese primer libro, Galeano se enfrentó a su nuevo oficio con cautela (quizá excesiva), con
modestia, con seriedad, y, lo mejor de todo, con talento. Después de haber leído una decena de
páginas, representaba un alivio comprobar que el nuevo narrador no escribía desde un estante de
obras famosas ni desde una prominente erudición. En Galeano hay influencias (¿en quién no?) pero
no imitación. Hay una concepción de los seres y de las cosas, una visión entre tierna y sombría, que
evidentemente desciende directamente de Pavese, pero que el escritor uruguayo convierte en algo
propio. Ni su tierna reticencia ni su sombrío desprendimiento (dos rasgos característicos de aquel
primer libro) son los mismos que los del italiano; sólo se trata de un parentesco espiritual, de un vago
aire de familia.
Los días siguientes trae un epígrafo de Faulkner: «Papá dice que es como la muerte: un estado
en que quedan los demás», que permite entender mejor el sentido del título. El relato es, en una
primera y superficial lectura, apenas un itinerario de acercamientos y semi rupturas entre Mario
—narrador en primera persona— y Marta, una muchacha que mantiene cierta confusa relación con
un amigo de Mario, llamado Carlos, hasta que en la página 34, éste se suicida con luminal. No obs-
tante, en una lectura más profunda, es posible advertir que Los días siguientes transita por ese «estado
en que quedan los demás».
Sin que el relato se resigne a hacer explícita la averiguación ni descienda jamás al nivel de la
encuesta, Carlos va atando cabos. Claro que tales cabos no provienen exclusivamente de los indicios
que, en intermitentes descuidos, le va proporcionando Mario; también provienen de sí mismo. Existe
un personaje, Ferreyra, integrante del curioso círculo de rostros que rodea a la muchacha, que siem-
pre confunde a Mario y lo nombra: «Carlos», y el viviente se deja llamar con el nombre del muerto.
Hay una zona de ambigüedad en la que no aparece con claridad suficiente si Mario está tratando
de prolongar, reemplazándolo y reivindicándolo, el amor no correspondido de Carlos hacia Marta,
o si pretende definir en la muchacha el verdadero rostro del muerto para sólo después vencerlo y
reemplazarlo, o si simplemente se propone averiguar que parte de culpa tuvo Marta, o tuvo él mis-
mo, en el suicidio de Carlos. Las tres intenciones, que aparecen asimismo como tres posibilidades
superpuestas, son barajadas por el autor con suficiente habilidad como para mantener un módico
misterio psicológico.
Aparentemente, alguno de los cabos que ata Mario son apenas falsos cabos; varios de los mejores
instantes de confidencia y sexo que vive con Marta, son posteriormente aniquilados por cierta frivoli-
dad de efecto retroactivo; y, por último, la imagen fantasmal del amigo muerto («Te parecés a Carlos,
¿sabías?», le dice Lidia, una amiga de Marta) se instala en él como un demérito, como una amargura
sin levante. Galeano lleva con una verdadera destreza a su protagonista hasta situarlo frente a una
10 *
última perspectiva en que todo se mezcla, en que nada es categórico, en que la hipnotizadora visión
es la tristeza. «Veo veo: triste», dice la línea final.
Entrelazada con esa historia central, por cierto muy bien contada, corre una adicional peripecia
de unión y desunión, que es vivida por el mismo Mario con otra mujer: Nina. Esta segunda relación,
que en sí misma podría tener validez y en realidad incluye buenos diálogos, no llega a empalmar
con la anécdota mayor y en cierto modo la perjudica. Galeano no logra hacer totalmente creíble esa
coexistencia de dos mujeres en la vida más bien pasiva del protagonista, y ése es probablemente
el único punto en que revela cierta inexperiencia. Parece evidente que el relato habría ganado en
profundidad y en concentración, de haberse limitado a plantear la relación Mario-Marta-Carlos; Nina
no sólo está sobrando en el conflicto sino que además dispersa la atención del lector. No obstante, si
bien la presencia de Nina disminuye la eficacia total del relato, no llega de ningún modo a malograr-
lo. Por otra parte, Galeano posee un estilo sobrio, depurado, en el que hasta los matices psicológicos
más sutiles están dados con sencillez, sin cargazón inútil. Los diálogos son verosímilmente montevi-
deanos, pero están compuestos una octava más alta de la corriente parla ciudadana. Es decir: están
lo bastante cerca de la realidad como para ser creíbles, pero han sido asimismo lo suficientemente
recreados como para constituirse en literatura.
Superado ya el comprensible complejo de primer libro, los cuentos de Los fantasmas del día del
león (1967) permiten la aproximación a un creador por cierto mucho más maduro, más consciente
de las posibilidades de los temas que maneja, y sobre todo más legítimamente osado en el ejercicio
de su aventura.
Nada de esto —entendámonos bien— quiere significar que la narrativa de Galeano transcurra
en una Arcadia inaccesible o en un limbo de metáforas. Por el contrario, en el relato que da título
al libro, hay un evidente propósito (político, social) de desarrollar uno de los lugares comunes (la
heroicidad de la policía) más cortejados por la llamada prensa grande; heroicidad por cierto muy
confortable cuando se trata de arremeter —a sablazos, con bayoneta calada, o simplemente a tiros—
contra estudiantes u obreros inermes, pero bastante menos visible cuando se trata de enfrentarse a
pistoleros, que, en vez de piedras o baldosas rotas, empuñan armas por lo menos tan letales como las
pertenecientes a las desordenadas fuerzas del orden.
Basándose en el episodio tristemente célebre, ocurrido en el invierno de 1965, que acabó con
la vida de los pistoleros argentinos que se habían refugiado en un apartamento de la calle Julio He-
rrera y Obes, y que constituye un excepcional catálogo, una prodigiosa sinopsis de la hipocresía, la
cobardía, la cursilería y la bambolla, que integran el estólido promedio de estos sucesos reveladores,
Galeano construye una anécdota («Lo que el Bolita contó»), convergente con la cacería, que si bien
en sus datos es tributaria del episodio policial, en su desarrollo muestra la ductilidad y la capacidad
creadora de Galeano para imaginar un contrapunto de estricto valor narrativo.
Es cierto que los distintos tramos de «La batalla de Julio Herrera y Obes» (el subtítulo sintetiza
admirablemente el lado ridículo de la temblorosa euforia policial) son transcripciones textuales (en
algunas de ellas, el demagógico cinismo invade la zona de lo inefable) de los comentarios periodísti-
cos que provocara la operación de caza humana. Pero también es cierto que la tijera de Galeano los
recorta sin perder de vista el episodio inventado; éste no es opacado por la realidad, y se convierte
en el nervio mismo del relato, gracias a la sensibilidad del autor para re-crear un lenguaje popular en
el que las citas y glosas tangueras tienen, es cierto, un colorido funcional, pero además sirven como
factor desencadenante.
No obstante, y pese a la fuerza de ese relato mayor, para mi gusto el indudable talento de Galea-
no encuentra sus mejores posibilidades en la dimensión, el ritmo, las exigencias y hasta el efecto,
características del cuento breve. Resulta claro que este autor, pese a su juventud, posee una tradición
de lecturas que —a diferencia de otros narradores de su promoción— no lo inmovilizan sino lo esti-
mulan, lo ayudan a atreverse.
La visión desprevenida y libérrimamente fabuladora de dos criaturas de escasa edad: un varón
(en «Señor Gato») y una niña (en «Homenaje»), le sirven a Galeano para enfocar ciertos absurdos y
contradicciones del mundo adulto. El procedimiento no es el mismo en ambos relatos. En «Señor
Gato», el recurso clave es cierta objetiva ambigüedad, presente aún en la última línea del relato; en
[pasa a la pág. 12]
* 11
«Con tantos libros en la Feria casi soy analfabeto»
El N
uevo
Dia
rio
(Man
agua
, Nic
arag
ua)
12 *
Andamios [U863.03 BEN]
Antología poética [U861.44 BEN]
Buzón de tiempo [U863.01 BEN]
Canciones del más acá [U861.44 BEN]
Compañeros del alma: memorias [H868.44 COM]
Con o sin nostalgia [U863.01 BEN]
Conversaciones con la alpargata (prólogo) [U861.44 ROS]
Cotidianas [U861.44 BEN]
Crítica cómplice [U864.44 BEN]
Cuentos completos [U863.01 BEN]
Despistes y franquezas [U863.01 BEN]
El amor, las mujeres y la vida [U861.44 BEN]
El cumpleaños de Juan Ángel [U863.03 BEN]
El hombre que aprendió a ladrar
y otros cuentos [U863.01 BEN]
El ejercicio del criterio:
crítica literaria 1950-1970 [H860.44 BEN]
El mundo que respiro [U861.44 BEN]
El olvido está lleno de memoria [E861.44 BEN]
El porvenir de mi pasado [U863.01 BEN]
El recurso del supremo patriarca [U864.44 BEN]
Esta mañana y otros cuentos [U863.01 BEN]
Geografías [U863.01 BEN]
Gracias por el fuego [U863.03 BEN]
Insomnios y duermevelas [U861.44 BEN]
Inventario cómplice [U863.44 MAR]
Inventario tres [U861.44 BEN]
La borra del café [U863.03 BEN]
La casa y el ladrillo [U861.44 BEN]
La cultura, ese blanco móvil [U864.44 BEN]
La muerte y otras sorpresas [U863.01 BEN]
La sirena viuda [U863.01 BEN]
La tregua [U863.03 BEN]
Las soledades de Babel [U861.44 BEN]
Literatura uruguaya del siglo XX [U860. BEN]
Los cuentos de Alfaguara [H863.01 CUE]
Montevideanos [U863.01 BEN]
Noción de patria: próximo prójimo [U861.44 BEN]
No hay dos sin tres: historias de adulterio [H863.01 NOH]
Nuestra América frente al V Centenario [970.16 NUE]
Pedro y el capitán [U862.44 BEN]
Poemas de la oficina y del hoy por hoy [U861.44 BEN]
Poesías de amor hispanoamericanas [H861 POE]
Preguntas al azar [U861.44 BEN]
Primavera con una esquina rota [U863.03 BEN]
Vivir adrede [U863.03 BEN]
Benedetti: poemas revelados,
un hombre en imágenes y palabras
de Eduardo Longoni [U861.44 LON]
Las dos caras de la escritura:
conversaciones con Mario Benedetti
de Maritelma Costa [808.1 COS]
Mario Benedetti, Papeles críticos
de Rómulo Cosse [U863.44 MAR]
Benedetti en los libros de la biblioteca
«Homenaje», la óptica estrictamente infantil le permite a Galeano inscribirse en una tradición que
pasa por Richard Hughes (A High Wind in Jamaica) y su honda percepción, por Raymond Queneau
(Zazie dans le métro) y su humor a saltos, y llega hasta el más reciente Bruno Gay-Lussac de La robe.
La ambigüedad también está presente en «Fotografía del grano de mostaza», un relato que basa
su poder hipnotizante en la eficacia del diálogo pero también, y sobre todo, en la que ese mismo
diálogo sabiamente elude. Este cuento es casi una filigrana del sobreentendido y en él Galeano
demuestra haber asimilado inmejorablemente las lecciones del viejo y despojado Hemingway al
rehallar la difícil equidistancia entre la aséptica credibilidad del diálogo (los personajes no tienen
por qué dar demasiados datos acerca de episodios que conocen de sobra) y un mínimo asidero para
quien lo lee.
En «Para una noche del fin del verano», Galeano construye pacientemente la prehistoria del im-
previsto desenlace. Podría decirse que hay un desarrollo de ida y otro de vuelta, pero sólo el primero
(después de un encuentro con su amante montevideana, el protagonista regresa a Punta del Este
donde debe esperarlo su mujer, fría, acomplejada, indigestada de pastillas) figura en la narración. El
desarrollo de vuelta, o sea la valoración retroactiva, queda a cargo exclusivo del lector, que a partir
del final sorpresivo ha de reconstruir inevitablemente toda la situación hasta que la misma adquiera
su dimensión exacta.
Con este libro concentrado, de estilo en ascuas, rico de diálogo, nutrido de hondos significados
laterales, Galeano da un decisivo paso adelante y se instala en el nivel más creador de la última pro-
moción de narradores uruguayos. (1967)
(Crítica cómplice, pág. 54, ficha de catalogación U864.44BEN)
* 13
de filosofía y realizó estu-
dios de letras (latín, griego
y español). En 1951 obtuvo
el grado de maestro en artes.
Después se fue a estudiar
un doctorado en Hamburgo,
Alemania.
Su labor como investi-
gador fue intensa y variada.
Se dedicó también a formar
investigadores, fundó cen-
tros de investigación, editó
revistas y asesoró institucio-
nes nacionales e internacio-
nales.
«Una vida al servicio
de México en uno de los as-
pectos más sensibles para el
desarrollo del país: la edu-
cación», dijo José Enrique
Villa Rivera, director gene-
ral del Instituto Politécnico
Nacional (IPN).
La investigación educa-
tiva multidisciplinar le debe
a Pablo Latapí Sarre su im-
pulso definitivo en México,
recuerda Carlos Muñoz Izquierdo en un artículo publicado
como homenaje al autor prolífico y Premio Nacional de Fi-
losofía, Historia y Ciencias
Sociales en 1996. Latapí
Sarre fue Embajador de
México ante la Unesco entre
2006 y 2007.
Hasta el año 2000 cola-
boró en la revista Proceso. En
su artículo de despedida, co-
mentó: «Escribir en la pren-
sa vino a concretar de modo
importante mi responsabi-
lidad social de investigador,
me obligó a estar alerta a los
acontecimientos cotidianos
de la educación, a relacio-
nar mis lecturas y proyectos
con las necesidades de mi
país y me facilitó encauzar
el conocimiento especializa-
do hacia su natural vocación
de llegar a la gente y formar
opinión pública».
Autor de 30 libros y
múltiples artículos periodís-
ticos de análisis en el diario
Excélsior de la Ciudad de
México y en Proceso, recibió
premios y homenajes por su labor de investigación en edu-
cación.
Pablo Latapí impulsor de la educación en México
[viene de la pág. 1]
«En la medida
que un maestro es capaz
de asombrarse y transmitir
el sentido de asombro
a su alumno,
es un buen maestro»
Horizontes de lecturaPablo Latapí Sarre
Cuando se trata de los sentimientos somos unos
analfabetos… Nos enseñan todo acerca del
cuerpo y de la agricultura en Rhodesia y acerca
de la raíz cuadrada de pi o como diablos se llame,
pero ni una palabra acerca del alma. Somos infini-
tamente ignorantes acerca de nosotros mismos y
de nuestros semejantes. No sabemos nada de nues-
tro miedo, nuestra soledad o nuestra ira. Estamos
desamparados, ignorantes y llenos de resentimien-
to entre las ruinas de nuestras aspiraciones. Hacer
que un niño sepa algo de su alma es casi indecente
y te juzgan como a un viejo obsceno. «¿Cómo pue-
des entender a los demás si no te entiendes a ti
mismo?» Estas palabras de Juan, el marido, en Es-
cenas de un matrimonio de Ingmar Bergman (adap-
tación teatral de José Caballero) me mueven a regresar al tema de la lectura (Proceso 1189), pues nada
nos ayuda tanto a conocer nuestra alma como leer y reflexionar sobre lo que leemos.
14 *
El programa del Año de la Lectura que acaba de comenzar (Leer para ser mejores, SEP , 1999) contie-
ne grandes aciertos: el diagnóstico del problema de la escasa lectura, las motivaciones para abordarlo y la
gran variedad de acciones que se presentan: se promoverá la lectura tanto en los planteles de enseñanza
básica como en toda la sociedad, y para ello se formulan propuestas específicas para los diversos grupos
y actores: maestros, directores de escuela, padres de familia, autoridades estatales, medios de comunica-
ción, empresas editoriales.
Se pretende promover en todo el país la competencia lectora y la afición a leer, a la vez que estimu-
lar la producción de libros más accesibles y de mayor calidad. Dentro de las limitaciones de la SEP y el
Conaculta —más ejecutivos en el ámbito del sistema escolar y sólo indicativos respecto de otros actores,
como los medios de comunicación o la industria editorial— se enumeran las acciones necesarias para
que el hábito y el gusto por la lectura se generalice entre la población.
Dos preguntas fundamentales debiéramos respondernos para promover la lectura: ¿quién es lector?,
y ¿cómo se forma? A ambas da respuesta Felipe Garrido, buen conocedor del tema e incansable luchador
de estas batallas (El buen lector se hace, no nace. Reflexiones sobre lectura y formación de lectores, Ariel-Prac-
ticum, 1999). Lector es alguien que lee por voluntad propia, que lee todos los días, que comprende lo
que lee y busca críticamente su significado, que es también capaz de escribir y se sirve de la escritura
con facilidad y que, además, suele comprar libros. Este lector, añade, se forma fundamentalmente por la
acción de alguna persona que le habla, le lee, lo anima a leer y a escribir por su cuenta, le facilita libros
o le enseña cómo y para qué leer; personas que hacen esto todos los días son los que forman lectores.
Obviamente, son los padres de familia y los maestros quienes deben hacer esto tratándose de niños y
jóvenes, pero pueden hacerlo otros muchos, y esto abre el horizonte a innumerables acciones que pode-
mos emprender cuando ya estamos convencidos de que es importante leer y queremos ayudar a quienes
todavía no han descubierto el gusto por los libros.
El programa de la SEP conoce que muchos maestros han fallado en esta tarea fundamental: se han
limitado a que los alumnos aprendan a descifrar la lengua escrita sin estimularlos a que den el salto a
comprender lo que leen, a conversar con el libro, a buscar otras lecturas por sí mismos y a leer por el
simple gusto de hacerlo. Todavía hay demasiados maestros que encargan a sus alumnos escribir «planas»
y copiar textos que no comprenden; todavía se encuentra uno en los museos chicas y chicos que se tor-
turan transcribiendo las leyendas de los cuadros o piezas en vez de detenerse a mirarlos y de escribir sus
propias reflexiones; todavía en algunas escuelas se limita con pretextos absurdos el uso de los magníficos
materiales de los Rincones de Lectura. E inclusive todavía hay muchos maestros que no son lectores
ellos mismos.
Pardójicamente, hay profesores que han convertido el libro de texto en el peor enemigo de la lectu-
ra; obsesionados por cumplir el programa, ven como un peligro que los alumnos consulten otras obras; al
sacralizar el manual lo convierten en el peor obstáculo para formar verdaderos lectores. Cito nuevamen-
te a Garrido: «La lectura gratuita y voluntaria comienza donde terminan los libros de texto».
Por la misma razón puede decirse que ser lector implica un cambio de actitud hacia la letra escrita:
se empieza a serlo cuando se pasa de la lectura utilitaria —del reporte de trabajo o del libro que hay que
resumir para acreditar un curso— a la lectura por gusto: novela, filosofía, historia de la gastronomía o
cualquier tema que interese; la holgura del ocio y el gozo de lo inútil acompañan al verdadero lector.
Al término de una reciente plática sobre la promoción de la lectura, un maestro me preguntó si
la computadora no estaba apartando de la lectura a las nuevas generaciones. Creo que la respuesta de-
biera primero reconocer tres grandes beneficios traídos por la computadora: ha facilitado la búsqueda
de información y fomentado la curiosidad (y ésta es el principio de toda educación), ha obligado a los
jóvenes a leer y escribir al menos instrumentalmente y, tercero, particularmente el correo electrónico
está rescatando el olvidado género epistolar. Pero a la vez es obvio que las tecnologías informáticas no
sustituyen la lectura del libro y la reflexión reposada sobre el pensamiento del autor, y es ese diálogo que
entablamos con nosotros mismos tanto al leer como al escribir lo que más contribuye al desarrollo del
pensamiento y a nuestra formación humana. Más allá o más acá de las tecnologías, la lectura permanece
como indispensable estímulo al pensamiento, como permanece también la escritura como ejercicio así
mismo indispensable para acabar de pensar. Ambas cosas nos acercan al «aprendizaje de nuestra alma»
de que hablaba Bergman. Por aquí irían, por cierto, algunas respuestas luminosas y sencillas al problema,
que algunos complican innecesariamente, de la calidad de la educación.
* 15
Podemos estar seguros de que el Año de la Lectura impulsará muchas acciones meritorias, algunas
públicas y otras, innumerables, desconocidas. Vale la pena mencionar un proyecto de fomento a la lectu-
ra, que se ha adelantado a ellas, puesto en marcha por la Secretaría de Educación y Cultura de Chihuahua
desde el pasado febrero, el cual entre otras actividades ha lanzado una edición masiva de El Quijote, en
fascículos, y organizando un concurso estatal sobre «Don Quijote en la vida de los jóvenes de hoy». Esta
sencilla acción movilizó extraordinariamente a los jóvenes y maestros de enseñanza secundaria y media
superior del estado, multiplicó talleres de lectura en las escuelas y trascendió a la población a través de
encuestas, artículos de prensa y programas de radio y televisión. Buen ejemplo de que para elevar la
calidad de la educación más que dinero se requiere imaginación.
(Artículo publicado en la revista Proceso, edición 1193, página 50; septiembre 12 de 1999).
Antecedentes y formación de la universidad moderna
y sus repercuciones en la educación
de César Barona Ríos [378.0972 BAR]
Aprender y enseñar la lengua escrita en el aula
de Alejandra Pellicer [415 APR]
Educación ambiental. Política y estrategias
de Manuel de Jesús Octavio [333.7 JES]
Educación emocional en veinte lecciones
de Efraín Bartolomé [371.153 BAR]
Educación para adultos. Más allá de la retórica
de Enrique Pieck Gochicoa y otros [374 EDU]
Educación superior en América Latina
de Hans de Wit [378.8 EDU]
Educación superior y universidad pública
de Raúl Bejar Navarro [378.050972 EDU]
El constructivismo en los procesos
de enseñanza-aprendizaje
de Hilda Doris Zubiría [371.102 ZUB]
Encrucijadas e indicios
sobre América Latina: educación y cultura
de Águeda Betancourt [370.98 ENC]
Historia de la educación en Guatemala
de Carlos González Orellana [370.97281 GON]
Imaginar escenarios, repensar la educación
María Teresa Barajas [371.3028 IMA]
José Martí. Paradigma de educación social
para la integración
de María del Carmen Fernández Morales [370.1 FER]
La alfabetización: historia y autenticidad en Cuba
de Jaime Canfux Gutiérrez [379.24 CAN]
La educaciòn en México: un fracaso monumental
de Eduardo Andere M. [370.972 AND]
La educación socialista
en Colima (1934-1940)
de Roberto Godínez Soto [370.GOD]
La necesidad de la educación
en derechos humanos
de José Vicente Mestre Chust [306.43 MES]
La significación de la práctica educativa
de Ruth C. Perales Ponce [371.1 SIG]
México. Investigación
en educación y valores
Guadalupe Chávez González (Coord.) [370.114 MEX]
Los desafíos de la educación
en el siglo XXI
de Ezequiel Ander-Egg [370.11 AND]
Miradas constructivistas
en psicología de la educación
de Gerardo Hernández Rojas [370.15 HER]
Pedagogía del oprimido
de Paulo Freire [370.1 FRE]
Sujetos y procesos de la educación superior
de Blanca Noemí Silva Gutiérrez [Procesos Téc.]
Un siglo de educación costarricense
de Juan Rafael Quesada Camacho [379.7286 QUE]
Otras publicaciones sobre educación
Análisis de un sexenio
de educación en México,1970-1976 [379.72 LAT]
Investigación y política educativas:
Ensayos en honor de Pablo Latapí
Carlos Ornelas (Compilador) [379.72 INV]
La UNAM. El debate pendiente
(Coordinador) [378.972 UNA]
Política educativa y valores nacionales [370 LAT]
Tiempo educativo mexicano (cinco vols.) [370.972 LAT]
Un siglo de educación en México
(Coordinador) [370.972 SIG]
Pablo Latapí en nuestra biblioteca
16 *
Fundadora del Archivo Histórico de Jalisco, la maestra Helen ha estado vinculada a la
vida cultural mexicana a través de los libros. Dirigió el Instituto de Bibliotecas de la
Universidad de Guadalajara. Participó en la Biblioteca Pública de Chicago y promovió ac-
tividades académicas en el Instituto Mexicano de Cultura de Chicago y en este 2009 fue la
bibliotecaria homenajeada en la Feria Internacional del Libro (FIL) Guadalajara 2009.
Al recibir el galardón el 2 de diciembre en el salón Juan Rulfo de la FIL que sesio-
nó en el edificio Expo Guadalajara, la bibliotecaria e investigadora dijo que el premio es
importante no sólo para la persona sino en general para quienes se dedican al trabajo en
bibliotecas ya «que tienen entre sus retos lograr el aprecio del público».
Helen Ladrón de Guevara Cox es Normalista de Educación Preescolar. Realizó la maes-
tría en historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara. Obtu-
vo su maestría en bibliotecología en la State University de Nueva York.
«Poder llevar cultura y entretenimiento a los usuarios de las bibliotecas me entusias-
ma. Recibir este homenaje tiene un gran significado para la profesión bibliotecaria», decla-
ró ante reporteros cuando se hizo público el galardón que recibiría.
Helen Ladrón de Guevara ha tenido la buena suerte de estar rodeada de libros desde
su infancia y recordando los tiempos cuando leyó Los tres mosqueteros afirmó que buscará
tiempo para volver a leerlo y disfrutarlo una vez más. Fundadora del Coloquio de Bibliote-
carios en 1987, es una personalidad clave durante los 23 años de la FIL Guadalajara.
Homenaje y reconocimiento en la Feria Internacional del Libro
Helen Ladrón de Guevara Cox
* 17
Diego Fischer
100 años. Punta del Este
Aguilar y Santillana Ediciones
Montevideo, R.O. de Uruguay
Adolfo Bioy Casares, Astor Piazzolla,
Carlos Pedro Blaquier, Vinicius de
Moraes, Wilson Ferreira Aldunate y
María Luisa Bemberg son personali-
dades de nuestra América que en al-
guna ocasión fueron huéspedes de la
hermosa ciudad uruguaya Punta del
Este, destino turístico de argentinos,
brasileños, chilenos, paraguayos,
uruguayos, estadounidenses, europeos y asiáticos. En este
libro vienen testimonios de las vivencias de varios persona-
jes en el puerto, sobre el cual Rafael Alberti, escribió: «Nues-
tro desembarco en Punta del Este se producía todos los años
a comienzos de diciembre y se prolongaba, de acuerdo con
el calendario escolar argentino, hasta el mes de marzo».
Mercedes Roffé
La ópera fantasma
Ediciones Bajo la luna
Buenos Aires, Argentina
Del color a las letras, al sonido de la
música, a la música de las letras, al
tono y la tonalidad, los poemas de
La ópera fantasma —que toma su tí-
tulo de la Ghost Opera del compositor
contemporáneo chino Tan Dun— dan
version de una construcción plástica
de la música, una construcción rítmi-
ca del color, el volumen y la línea e
incluso, en la primera parte del volumen «Aproximaciones
a la boca del rey», enfrentan a las palabras con las palabras,
en un códice perifrástico que amplía los significados y les
infunde el sentimiento del silencio y la voluntad de materia
dispuesta de la poesía.
Nicolás del Techo, S.J.
Historia de la Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús
Centro de Estudios Paraguayos
Asunción, Paraguay
Esta historia se publicó en 1673 y dio a conocer al mundo
europeo un escenario y una epopeya singular y nueva, que
con el tiempo acentuaría todavía más su carácter heroico
y utópico. Y lo hacía en la lengua culta de la época: el la-
tín. Desde el principio del siglo XVII en esa alejada parte
de América llamada Río de la Plata y Paraguay se estaba
llevando a cabo una experiencia re-
ligiosa que estaba transformando
culturas, lenguas y formas de vivir.
En pocos años las misiones de los je-
suitas del Paraguay, en las que los in-
dígenas eran agrupados y reducidos
a nuevos pueblos, que se llamarían
«Reducciones», habían adquirido un
significado propio, que no era fácil
de encontrar en otras partes de América.
Ticio Escobar
Una interpretación de las artes visuales en el Paraguay
Servilibro
Asunción, Paraguay
Crítico de arte, curador, ministro
de Cultura, profesor y promotor
cultural, Ticio Escobar comenzó a
escribir esta obra en los años se-
tenta del pasado siglo XX . «Es cla-
ro que una lectura contemporánea
del arte paraguayo exigiría otra
perspectiva de abordaje, pero he
querido mantener estrictamente el sentido del texto origi-
nal, su valor documental y su carácter testimonial de época.
A los efectos de facilitar la lectura de los no guaraniparlan-
tes, se ha optado por dejar de lado la grafía convencional
del guaraní moderno, en cuanto la misma pueda generar
confusiones en la pronunciación de algunos términos.
Tomás Moulián
Chile actual. Anatomía de un mito
LOM Ediciones
Santiago de Chile
Esta obra analiza la primacía del
mercado y el consenso en cuanto a
que la economía libre y la democracia
representativa constituyen el «mundo fe-
liz» en el Chile de los años noventa. «Con-
sidero al Chile actual como una producción
del Chile dictatorial, pero sin aceptar ni el de-
terminismo ni la necesidad, la imagen simple
de que una sociedad creada con los ‘materiales’ del Chile
dictatorial no podía ser otra cosa que una fotografía de éste,
algunos años después» afirma el autor en el primer capítulo
de la obra dedicado a la revolución capitalista. Tomás Mu-
lián Emparanza es sociólogo y tiene estudios de posgrado en
Bélgica y París. Ha sido subdirector de Flacso en Santiago y
director del Instituto de Formación Social Paulo Freire.
18 *
E l área infantil de nuestra biblioteca tiene entre sus protagonistas a Antonio
Navarro Macías, conocido como Tony El Cuentacuentos quien durante una
conversación compartió algunas anécdotas de su vida relacionadas con su niñez,
los barrios, las escuelas, sus amigos de infancia y también cómo se inició en el
arte dramático, su labor de promotor de la lectura en el trabajo con niños y ado-
lescentes a través de la narración y dramatización de cuentos y leyendas.
FERNANDO ACOSTA R. (FAR). —¿Recuerdas el ambiente de tu barrio en
los días de tu infancia?
ANTONIO NAVARRO MACÍAS (ANM). —Me crié en un barrio olvidado
cerca de la zona del Estadio Jalisco que en los años setenta del siglo pasado era
como la periferia de la ciudad. Viví pobreza extrema y padecí hambre y frío
cuando tenía entre siete y nueve años de edad, pero viví una infancia maravillo-
sa que ayudó a forjar mi carácter.
FAR . —¿Algún libro o autor influyó en aquellos años en tu vida?
ANM . —El Lazarillo de Tormes me llamó la atención. Lo leí en la escuela y
desde entonces me gustó leer cuentos, leyendas e historias. Además de las lectu-
ras observaba a los adultos y sobre todo a mi padre de quien recibí el ejemplo del
trabajo abnegado. Me enseñó que hay que esforzarse, porque nada es gratuito.
Desde los 10 años desempeñé muchos oficios: cocinero, comerciante, panadero
y zapatero.
Podemos llegar a ser grandes
ANM. —Fui afortunado porque como dice José Martí al explicar ‘El pequeño
meñique’ dedicado a su hijo Ismael, conocido en la literatura cubana como Is-
maelillo, que podemos llegar a ser grandes si en nuestro camino utilizamos la
inteligencia y nos encontramos muchos amigos. No he sido tan inteligente, pero
sí he encontrado muchos y buenos amigos que como buenos árboles me han
cobijado.
FAR . —¿Cuándo empiezas tu actividad como cuentacuentos?
ANM . —La primera vez que memoricé parte de una historia y narrarla a
cambio de un aplauso fue a la edad de seis años. Eran las cuatro líneas de una
escena de la novela de Tom Sawyer cuando regresaba al cementerio para mirar
el lugar exacto donde observaban y acusaban a Joe El Indio. Así comenzó, o al
menos así recuerdo, el inicio de mi carrera de narrador.
Tony dice que algunas amistades de su familia e incluso sus hermanos le
recuerdan que desde la edad de 12 años, ya se perfilaba como un futuro actor
e incluso lo decía, porque así lo deseaba. En una Feria de la Ciencia organizada
por la Universidad de Guadalajara y coordinada por la licenciada María Fernanda
Sierra de Páramo, Antonio comenzó su actividad pública como cuentacuentos.
Afortunado por trabajar con niños
ANM. —Trabajé como actor durante dos décadas en la Compañía de Teatro. Me
Tony Navarro El Cuentacuentos
* 19
considero afortunado también por trabajar con niños en diferentes actividades
culturales como la Feria Internacional del Libro, Papirolas, Zapopum y en la Bi-
blioteca Iberoamericana «Octavio Paz». Estoy plenamente vinculado a la Univer-
sidad de Guadalajara. Integré desde 1986 la compañía de teatro universitaria.
Antonio Navarro ha participado en más de 45 puestas en escena, entre las
que destacan: A ninguna de las tres, de Fernando Calderón; Bodas de Sangre, de
Federico García Lorca; Divinas palabras, de Ramón del Valle-Inclán; El burgués
gentilhombre, de Moliere; El caballero de Olmedo, de Félix Lope de Vega; Entreme-
ses cervantinos, de Miguel de Cervantes Saavedra; La Feria, de Juan José Arreola;
Un hombre es un hombre, de Bertold Brecht, entre otras.
La actividad de cuentacuentos lo ha puesto en contacto directo con autores
de literatura infantil en la zona metropolitana tapatía y en otros municipios de
Jalisco en donde apoya los programas de promoción de la lectura de nuestra
Casa de Estudios, de los gobiernos municipal y estatal.
Tonny actualmente prepara una publicación que no es precisamente un
libro —como el dice— sino una especie de manual que tendrá el objetivo princi-
pal de promover la lectura. Contiene una recopilación de técnicas teatrales y de
estudio para utilizar la dinámica «teatricuenteando».
Las letras y los autores de Jalisco permanecen en las lecturas y relecturas de
Antonio Navarro Macías. La obra de Juan Rulfo y los cuentos escritos por Juan
José Arreola lo acompañan en sus actividades cotidianas. Al terminar nuestra
conversación, El Cuentacuentos, comenta: «Mientras haya niños que estén dis-
puestos a jugar e imaginar los mundos de las narraciones, yo seguiré teatricuen-
teando.
20 *
E l año 2009 fue de una actividad intensa para Fernando del Paso, nuestro di-
rector. En el mes de junio ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua.
Ernesto de la Peña le dió la bienvenida durante la ceremonia efectuada en el Mu-
seo Nacional de Arte en la Ciudad de México. «El lenguaje de Fernando del Paso
otorga carta de ciudadanía a todos los matices y niveles de nuestra lengua, crean-
do un espacio sagrado donde resuenan por igual con sus propios armónicos, los
tecnicismos ferroviarios, los cultismos científicos de la medicina, las quejumbres
pasionales, los denuestos, las reclamaciones amorosas y la expresiva jerigonza
con que nos comunicamos cotidianamente, para no mencionar el inderrotable
lirismo de la locura de amor», comentó De la Peña, lingüista y estudioso de tres
grandes obras del escritor: José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio.
Durante su mensaje, Fernando del Paso destacó la importancia de la lengua
sefardí y cuestionó la enseñanza de la ortografía en la educación básica porque
la mayoría de las personas en México tienen problemas en ese aspecto que en la
vida cotidiana «es una cuestión de estética, no de ética».
La obra de Fernando del Paso nuevamente vuelve a ser leída y estudiada. El
ayuntamiento de Guadalajara dedicó la edición de la Feria Municipal del Libro y
la Cultura en 2009 al prolífico escritor. Estudiantes y público en general disfruta-
ron del encuentro para algunos y el reencuentro para otros con la novela Linda
67 que publicó en 1995. Desde el 30 de mayo y hasta el 14 de junio que duró la
feria, la alcaldía invitó a los ciudadanos a conocer parte de la obra plástica: «Soy
esencialmente escritor, pero cuando dibujo soy esencialmente dibujante», expli-
có el también autor de La muerte se va a Granada.
En la Ciudad de México, Fernando del Paso, asistió también a la puesta en
escena número 200 de La loca de Bouchout obra inspirada en su novela Noticias
del Imperio, destacandose la actuación de Teresa Selma que interpreta a Carlota
quien sobrevivió a Maximiliano y vivió recluida en el Castillo de Bouchot donde
dio rienda suelta a su delirio, a su resentimiento, a su dolor. A su paso por el
Teatro Juárez que cumplió 25 años en 2009, durante su encuentro con actores,
escritores y periodistas que reconocieron a la actriz Teresa Selma, Fernando del
Paso enfatizó: «Yo soy juarista».
Durante su estancia en la Ciudad de México, Del Paso participó en la pre-
sentación de la novela Paraíso es tu memoria de Rafael Tovar y de Teresa.
Fernando del Paso ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua
Cuestión de estética, no de ética