Download - LAS MUJERES QUE YO AMO (Algunas)
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BARROS NÚÑEZ, Betsy DELGADO ACOSTA, Fadir FARLEY CARDONA, Nacha GIRALDO GONZÁLEZ, María Helena GÓMEZ RAMÍREZ, Lina HERRERA FERNÁNDEZ, Solenys QUIÑONEZ, Marta RODAS IGLESIAS, Anna Francisca ROZO ENCISO, Johanna Marcela SILGADO VILLADIEGO, Claudia TORO ÁNGEL, Diana TORRES, Anabel VENTURA, Bella Clara
Para Anna Francisca Rodas y
Bella Clara Ventura con cálida gratitud .
Siempre...
Pepe
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TRATANDO DE EXPLICAR
Los amantes distantes aman los murciélagos . Se asemejan porque gustan de la sangre y el martirio. Son sus mascotas y con ellos se orlan, se acicalan. Como ellos, se cruzan en las noches y jamás colisionan. A lo sumo se rozan y beben entresí su sangre. Como ellos, son inmortales y odian la luz solar porque los lleva a la realidad mortal: Todo lo nacido muere. (...) Los amantes son como el oxígeno. Ellos en el oxígeno tienen su morada y con él suspiran, ríen, danzan por todo el orbe. Los objetos reales envejecen, degeneran, como el más lustroso Cd. Por eso los amantes distantes mantienen juventud; no necesitan de geriatras. Aún más: los desprecian, como a mecánicos deleznables. Son jóvenes, cierto, pero por dentro agonizan de prematura vejez con una sonrisa de terrible tristeza. ( De el «FORTUITO ELOGIO A LOS AMANTES DISTANTES»)
José Guillermo ( Perú)
Ya hace años, en un intento de acercarme al noble pueblo de Ecuador, encontré la fórmula perfecta: llegar con mis maletas llevando las partituras de sus propias cantoras. Había un plus: todas ellas mujeres, talentosas y bellas de por sí. Y sin ánimo de ser huachafo, estoy convencido que la mujer es el mejor poema que hizo Dios. ¿Ud. qué cree? Perfección poblada de redondeces que la hace semejarse al círculo, que es la figura geométrica y perfecta por excelencia. Alguien dijo que, siendo esto así, habríamos de entrar al cielo como rodando. En esta forma llego al Paraíso Colombiano, totalmente obsesionado por una excelente poeta: Bella Clara Ventura, quien hizo lo indecible para mostrarme el mapa generoso de un pueblo inmenso colmado de maravillas y milagros. Pueblo glorioso y viril que se resiste a ser asesinado por la perfidia y el odio cainita. Insisto. Llego pues con lo más hermoso que tiene un pueblo: sus Poetas y qué mejor si son mujeres. Harto sé del efervescente Parnaso colombiano y es fácil poder nombrar a Álvaro Mutis, María Carranza, José Asunción Silva, García Márquez; etc. O para estar más en onda, referirme al vigoroso tono erótico y sentimental de Laura Victoria; o a la dulce sensualidad de Meira Delmar; o a la novelista y poeta lacerante y triunfante romántica como Piedad Bonnet o referirme a la poesía bierta y valiente, desacralizadora, sin desparpajos de vuestra y nuestra María Carranza. Y etc. etc.
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Y claro, múltiples son las opiniones sobre el estado actual de la poesía colombiana. No son escasos los pesimistas. Por eso me gusta tomar prestadas las frases del escritor Milciades Arévalo, cuando afirma que “actualmente estamos frente a uno de los momentos más importantes de la poesía colombiana”; y yo añado que ello es cierto - entre otras cosas-, porque se están incubando estupendas voces que tomarán estatura y perfume con el correr de los días; sin embargo, el poeta José Luis Díaz Granados expresa su preocupación por la escasez actual de valores en la poesía y en la crítica literaria en nuestro país. Son muchas las y los poetas que han pisado tierra peruana y nuestra visión es verdaderamente optimista. Para refrendar esta fe y esperanza, traigo en mis alforjas de viajero trece aedas mujeres bajo un inquietante y amenazante título machista: LAS MUJERES QUE YO AMO (algunas de ellas). Pudieron ser cuarenta, sesenta o más, pero las limitaciones económicas y de espacio nos impidieron ejecutar esta obsesión amatoria. Son trece jóvenes aedas ( algunas casi jóvenes), pero todas con tesituras o texturas semejantes y/o temáticas disímiles que nos inyectan de clara fe y esperanza en la lírica colombiana. Pero seamos francos. No es una antología ceñida a los parámetros académicos, deleite de circunspectos críticos a espera de extrañas maromas o calistenias verbales. Ni tampoco sigue una ruta para reunir un manojo de autoras de acuerdo a escuelas o movimientos literarios contemporáneos a fin de definir los neos lenguajes que van apareciendo en el cielo parnasiano colombiano. No. Reunimos a estas 13 mujeres, bellas y talentosas, para mostrar no el inicio, sino la presencia de una extraordinaria parafernalia lírica a pesar de los pesimismos. Los más bellos murales se ven de lejos. Pero por sobre todo, porque es un pretexto para decirles que nos quieran. ¿Porque? Porque en Perú hace tiempo que los amamos por tener la misma tierra, la misma sangre e idéntica historia. ¡Salud!.
José Guillermo Vargas
Presidente Nacional de la Casa del Poeta Peruano
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Betsy, Barros Núñez (1963). Nacida en Riohacha-La Guajira. Administradora de
empresas, diplomada en Literatura. Gestora cultural, facilitadora de aprendizajes en literatura y
promoción de lectura. Ha realizado talleres para el Fondo Mixto de la Guajira (2003), Fundación
Atrapasueños (2009,2011), etc. Entre sus publicaciones se cuentan: «El último vals y otras
circunstancias» 2010, Coautora de los libros «Los Hijos del Pez» (Poemario) 2007, «Palabra y
Residencia» (Poesía y narrativa) 2008. La antología nacional «Este verde país». Y el libro 50 poetas
colombianos y una antología; etc. Compiladora de memorias del Festival de Poesía Alternativa y el
proyecto Literando de la Fundación Atrapasueños. Ha participado en encuentros y festivales en
Colombia y Venezuela. Ha coordinado encuentros de cultura y sido jurado en concursos de cuento y
poesía en la Guajira y el César-Colombia.
BARROS NÚÑEZ, Betsy
Del poemario «El ùltimo vals y otras circunstancias» Ediciones Atrapasueños. Colombia, 2010
APRENDIZ DE VUELO
Pájaro en flor
Alas abiertas y la cabeza arriba Mantenerse en vilo
Descender
-Insomne pájaro de vuelo en tierra-
Flor que muere al sueño.
Pájaro
Aprendiz de vuelo.
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CASA DE LA MEMORIA
Siempre habrá una casa
dónde disipar las sombras.
Casa de andanzas y antiguos cantos
de velas encendidas
e incendios sofocados.
Una casa de interiores amplios
inusitados paisajes y
momentos repetidos.
Casa refugio de tormentas.
AL DECIR DE MI MADRE
Al decir de mi madre
las niñas de «ahora» maduran biche.
Con la leche en los labios
se abandonan a placeres prohibidos
Ella les mira en el parque
santiguándose al instante
Cuando en el pico de un pájaro
ve volar la corta edad de sus faldas.
BAJO MI NOMBRE Probablemente cambiaré de sitio.
La aldea que me corresponda no sabrá que existo.
Que existo bajo mi nombre.
Hora desconocida que me recupera.
Insegura, dúbita en plenitud como oleaje en sus profundidades
entraré y cerraré la puerta.
He venido para quedarme.
PREÁMBULO PARA UNA
QUEMA DE BRUJAS
Las madres todas son brujas.
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Meten las manos al fuego
sin perder los dedos
y apagan un tizón ardiendo
con la sed de sus lágrimas
Hechiceras de rosa y látigo
Bailarinas de profundos silencios
Todas son brujas Brujas de raíces de agua
Libradoras de sombras
Todas sin excepción
Morirían en la hoguera.
Del poemario inédito «Otro octubre que se muere deprisa»
LA NOCHE SOY YO
La noche no me alcanza
Se va por las sábanas
como el sol de la mañana y se repite
y se repite
La noche soy yo. Y el sueño.
Su dorado reflejo.
Desaparece.
Desaparezco.
RECUERDOS
Encarcelado fantasma
invención de la nostalgia laberinto de hojas que caen como palabras
a un patio infatigable
de solitario temblor.
OTRO OCTUBRE QUE SE MUERE DEPRISA
Innegable es la necesidad de negarnos.
Como seres a oscuras caminamos
sobre los bordes de ligeras hojas buscando en intersticios una luz
que se escabulle
-espasmódica y fuerte como el viento
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que antecede una tempestad-
Es otro Octubre que se muere deprisa. Un Dios bueno nos llama desde lejos
quiere redimirnos
sin ser más que columnas de barro anegadas por la lluvia.
BORRADOR 1
La vida está en las calles.
En el agua del río
-que a veces no es de agua- En el plato de cebollas en la mesa.
La vida está en todas partes. Como Dios está en todas partes.
Como cuando cierra los ojos de la noche.
EN OCTUBRE
Es Octubre
y no ha parado de llover. Los diarios hablan de inundaciones
y es tema obligado en televisión.
En el espacio que me encuentro se sitúan las preguntas.
Patio y calle se hacen uno en el verdor del barro.
Los zanjones son vestigio del equilibrista.
Difícil caminar
Los pasos se deslizan como cuerda floja
y a
punto de caer recobramos la visión del golpe.
En oscura intermitencia voces se avecinan
-cocuyos de etéreo resplandor-
Todavía llueve
En la televisión
En los diarios
En Octubre.***
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Fadir Delgado Acosta: Barranquilla. Autora del libro La Casa de Hierro y del poemario inédito El
último gesto del pez. Publicada en diferentes revistas y antologías literarias nacionales e internacionales.
Invitada a distintos espacios y encuentros culturales en ciudades como Paris, Caracas, Quito, Barquisimeto,
Trois Rivières (Canadá) y La Habana y en otras ciudades del territorio nacional. Se ha desempeñado como
tallerista literaria a nivel nacional e internacional. En el 2010 ganó una convocatoria internacional de la
Organización Québec-Américas de la Juventud para participar en el 26 Festival Internacional de la Poesía
de Trois-Riviéres 2010 realizado en Canadá. Ha recibido reconocimientos como Joven Sobresaliente en el
Campo de las Artes en Barranquilla y ocupó el primer lugar en poesía en la 6ta. Bienal de Noveles
Escritores Costeños que organiza la Universidad Metropolitana de Barranquilla. Etc. DELGADO ACOSTA, Fadir
HIJA DE LOS PECES
Hija de los peces
Has venido a recoger los muertos
Has venido a recoger la gaita
No insistas en curar esta ciudad
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La gente se cubre de tierra para luego limpiarse
y no pasa nada
Hija del maíz sol Es tan doloroso mantener los ojos abiertos
Sostener esta masa de carne sobre los huesos
Hija de los metales He encontrado telarañas en las manos y una lágrima vieja
Una lágrima de aquel noviembre en mi oído izquierdo
Todo es por esa mala costumbre de llorar boca arriba
Hija de la nada Allí está la gaita
Hija de los sueños
No llueve Es solo el sudor de Pan Gu
o tal vez los cabellos de la diosa Aditi cansados de parir ríos condenados
Allí está la gaita Hija de los peces
La encontré sin sus labios de plumas
Su cuerpo de madera es una calle de cicatrices
Allí está la gaita Ni el dios Pan podrá salvarla
Me mira
y ahora
es una gaita sin palabras
Hija de las aguas
La sueño como el pez heroico de la India y
pienso en aquel mito chino
en donde el agua y la sangre nacen de un huevo negro Hija de los metales
Él desconoce la ira de las seis de la tarde
Las agujas hirvientes del mediodía Dios de la luz
Él no sabe que la gaita ha muerto
La gaita es un cuerpo de cenizas que danza el baile de la nada
Danza para ti Hija de los peces
Que has venido a recoger los muertos.
CIUDAD DE ARRUGAS
Hemos comprado la muerte y la estamos pagando a plazos. Qué se puede decir si la mentira solo nos funciona cuando
somos niños y la risa es una mascara que se alquila a bajo
precio.
El cine abandonado en la esquina como ropa vieja.
Las calles llenas de grafitis de gente que sé hasta el
silencio se lo han tenido que guardar en los bolsillos.
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Dioses guerreros
Rezos antiguos
Tristes iglesias y este desarraigo absurdo de la palabra. Aunque necesitemos de un rincón
se debe entender que hay demasiados mares entre
la mentira y el secreto
Todo recuerdo trae su dolor bajo el brazo, como las noches
que arrastran soles para semifelices de los sábados o
escalofríos repartidos como gatos alegres.
Alguien habla de disfraces del teatro callejero y la burla.
Aun así no se puede evitar la verdad inconclusa.
Los cementerios del amor.
El aliento seco de las piedras.
Esta ciudad de arrugas, de mármoles carnales no habla. Solo
entrega el aullido del último abrazo, el peligro del cuerpo.
Me entrega la angustia del perro callejero. Tambores en las esquinas llamando tradiciones.
La actitud aburrida del teléfono.
-Relojes mentirosos- la piel no resistirá el sudor de los asfaltos.
La guerra también pedirá auxilio y entonces no se podrán
hacer juguetes de tierra. Hasta las ruinas de la ciudad
nos abandonarán. Tristes iglesias
Dioses guerreros
Rezos antiguos Seremos relámpago de los soles. Seremos celdas del
asombro.
Tal vez llegarán los días donde las máscaras no tendrán un bajo precio
y entonces deberemos pintarnos la risa con retazos
de miseria.
RITUALES CITADINOS
Ha cambiado el color de los cines Los árboles se adornan de puñales felices
Ha cambiado la complicidad de los moteles.
Muchas veces en las esquinas se
amontona la gente para arrojarle
alguna risa al asfalto, algún sueño preñado de miedo.
En estos lugares no decir la verdad es envenenar la lengua. Las mentiras saben a óxido.
Se inauguran escombros citadinos
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y las ratas se disfrazan para la fiesta.
En la ciudad hay tardes que se han extendido como serpientes Hay casas que arrastran la indiferencia de las calles.
Ocultan sobrevivientes de un domingo.
En esta feria del desencuentro hay un mueble muerto con los brazos abiertos esperando
que los amantes se liberen de la ropa
y solo le llegan los
gatos tristes de los árboles.
Es bueno arrinconarse en cualquier semáforo
y detenerse en conversaciones simples. Comentar sobre el nacimiento del perro
para así no hablar nunca de la muerte.
Por suerte aquí en la plaza se desconocen los peinados agrios. El ropaje de la farsa.
Y mientras el cielo pestañea
no hay lenguaje de dientes que espante.
Murciélagos en el teatro
Periódicos del día ajustados con piedras
como crucificados en los andenes.
Nadie sabe que este monumento del centro
señala el rincón que no hemos encontrado
ni siquiera los vendedores de sudor que inventan relojes para no discutir nada con el tiempo
Las bienvenidas del mercado Libros coloreados de sol
Hoy no va ser posible sentarse en esta banca sabia de la plaza y clavarle una espalda a
los abriles universales del adiós.
Esta ciudad volverá a extender
otra tarde como serpiente A remendar el otro día que se nos viene.
HIERBA
Para suponer ofrendas al sol tendría laureles incendiados
frutos de luz
enjambres de peces
Leería las líneas de las hojas Adivinaría la suerte de los árboles
Sembraría gotas de lluvia
el agua y sus raíces
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Buscaría mangos en los patios
buscaría almendros entre la ciudad
Recogería las hierbas del armario Cuidaría como plantas a los espejos y adornaría con ellos las
ventanas Desojaría las sombras de la calle
Abriría con un grito la crueldad de los girasoles
para que dejen esa forma terrible y perfecta
de mirar los trigos de este espanto Para que dejen esa forma terrible y perfecta
de mirarme el dolor como quien ve mandarinas y
ciruelas de cristales Para suponer ofrendas al sol
tendría que curar el herrumbre de viejos vestidos
y quitarme las hormigas que se cuelgan de la piel como alfileres brillantes y quitarme tanta hierba
y tanto óxido
Para suponer ofrendas al sol
tendría que encender la lámpara y esperar que la luz corra y se trepe como gato en las paredes
tendría que encender la lámpara
tendría que encender la lámpara y luego
jugar a las ofrendas.
LA MUECA DEL DESORDEN
Dormidos los espejos La mueca del desorden
Muertos los cuadernos de hojas amarillas
Dormida la calle. Es necesario poner la casa de piernas arriba.
Arrojar los escalofríos por las ventanas
Quebrar los espejos para despertarlos.
Conversar con la mofa de los trapos Secar los ojos al sol y prestar la risa para la foto.
Imaginar las esquinas como caracoles que robaron migajas de mar para sorprender las carcajadas de los momentos solos.
Inventarnos malas suertes sin saber que el mundo en tan distinto debajo de las escaleras.
Sin saber que la ciudad tiene rincones donde se guardan los escándalos del silencio. La boca cerrada del ruido.
Volveremos hablar sobre el juego que nunca aprendimos a jugar
Llegaremos a las tiendas que no venden recreos.
Solo lápices para dibujar la campana de la escuela.
La mueca no molesta en este lado del la casa.
Y el corazón cansado de estar en el lado izquierdo
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Divierte imitar la mirada de otros.
Hacerle cosquillas a la tristeza
Invitar al desorden a jugar que no jugamos Barrer los ánimos que quedaron por el suelo
Y no sentirnos como un golpe encogido en la mitad de la calle
Y no encontrarnos como una mofa con trapos en las aceras.
Se vienen unas ganas de hablarle a las paredes que alguna vez
fueron árboles.
Necesidad de sacar a pasear la locura y sentarla en una banca de parque
La mueca se inventa recreos bajo las escaleras
y se vienen unas ganas de bailar sobre estas sábanas de cemento.***
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Nacha Farley Cardona. Colombia. Poeta, aunque inédita, es muy conocida y reconocida.
Le acompaña un excelente y festivo humor. Tecnóloga en hotelería y turismo. Fotógrafa, pintora,
escultora con exposiciones individuales y colectivas. Le urge un libro.
FARLEY CARDONA, Nacha
Almas y Ángeles
Trasegando caminos
liando espacios
Buscando formas mías o de otro
Volver quedarse abrigarse
vida
Somos uno solo Por qué
Me devuelvo pienso
Quién es Por qué pesa
Las libero
y si me descubro? *****
Levantamos la mirada
nos observamos adentro Nos pensamos... Gritamos
formamos otros seres
Creamos estamos somos
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pero pasamos
*****
Retirando lentamente capas de color
agrietando espacios
Encontrando manchas vida todo miedos deseos más color más formas
Sufrimiento arrastra interrupción
Soy yo el otro
Sólo sé que estamos
*****
La canción que nunca sonó
Palabras que retumban oídos que no escuchan
Soledades que nos alcanzan
sonidos sordos van y vienen
No se escuchan tus pensamientos tus emociones quedaron clausuradas
en los momentos no vividos
Tiempos que caminaron nuestros espacios y ni una sola de tus arcas logró
almacenar uno de mis sueños
*****
No es suficiente viajar en un solo sueño
creamos que es fuente inagotable vivir fantasías con elfos y enanos
Abrir caminos entre valles y pinos
soñar paisajes desplegando colores entre cielos brillantes y opacos
Reposar entre el verde café ocre
donde una vez se depositaron
nuestros cuerpos agotados No es suficiente soñar
y no realizar el sueño
*****
A unos ojos negros
Hablar contigo en la distancia
entender tu mundo de silencios
desear tus pieles no tocadas
caminar espacios conocidos profanados por mi presencia
haciéndote perder la capacidad
de ser sólo tu
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Hoy estoy en casi todas tus cosas
no logras huir de mí
te tengo prisionero en mi pensamiento
*****
Los pensamientos son flechas que se disparan desde el inconsciente
haciendo presentes momentos
capturados por la mirada
queriendo ser intensificados por los afectos
Y Tembló
Tácitos los
culpables huyen entre
los aullidos
de una ciudad que los presiona con las lágrimas
que bañan los techos
las calles las avenidas Los culpa el silencio
de una ciudad removida
sacudida por el dolor
pide justicia Sin alzar la voz
*****
Distancia goce exquisito
Los domingos se cuelan en la ciudad
amurallada
los amantes a retozar en la
hierba fresca
junto al parque
Por las ventanillas
que antes servían
para disparar cañones hoy se disparan siluetas
se entrelazan en el cemento
caliente con vapor de amor
***** Las tres puntaa
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rechinan al mismo
tiempo
que da su paso la frutera y en el vaivén de su falda
se perfila su figura
se le ve viajar al ritmo de las olas
y la brisa
Al sol desplazarse
disparando luminosos rayos sobre los pliegues y los colores fuertes
de su vestido
entre el sol
las olas la brisa
el mar componen una melodía en está tarde
sin venta para la vendedora de fruta.
*****
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María Helena Giraldo González. 1975. Psicóloga con especialización en salud mental.
Ejerce la clínica desde el Psicoanálisis. Escribe poesía, narrativa y ensayo. Publicada en la revista «Voces de América Mestiza» 1992. Libro de poesía: Lobos incendiarios 2007. Ensayos: Una lucida embriaguez y Discurso y poder en la escuela en la revista Ciudad 2008 y 2009. Los Talentos desde una pedagogía de la Inclusión y el Disfrute en la revista virtual Iberoamericana Redipe febrero 2012. Primera Mención de Honor en el concurso de poesía nacional Porfirio Barba Jacob del Municipio de Envigado. Poemas en el suplemento Papel salmón del periódico La Patria 2011. Antologada en ONTOLÍRICA DEL VIENTO. Maribelina, Lima Perú 2011. Invitada extraordinaria al III Encuentro Internacional de Poetas en Cajamarca. Perú, 2011 Email:[email protected]
GIRALDO GONZÁLEZ, María Helena Lienzo En el lienzo Verde campo De este territorio desgarrado Gotean nubes rojas Pestilentes y amargas Sobre la miseria errante de los desplazados El tañir de las campanas llora los muertos Los rostros guardan la alegría y los harapos Un sonido a tambor Aturde Desespera Huir entre montes Al gris de los gigantes de cemento Saluda la mañana con tristeza Se van aproximando Una ciudad desconocida
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Extiende sus brazos fríos Tiro los dados al azar Tiro los dados al azar Me hacen perdedora Por un tris de nariz Como en las apuestas de caballos Gano o pierdo Pierdo y vuelvo a perder Y vuelvo a levantarme Y a morir vuelvo Vuelvo tres veces o más A erguir la cabeza Entre los que ya son cadáveres Me echo a la espalda El cadáver que soy Desde que la palabra ha existido Tiro los dados nuevamente Y una mueca infeliz De cadáver viviente me visita Hace guiños de ojos Y de su boca Una voz de ultratumba me invita A hacerle compañía Y mi sombra le responde: Prefiero seguir jugando a los dados Brindarle al azar unos cuantos amores Que se hacen almíbar Para estos huesos de bruja momificada Que insiste una y otra vez en levantarse Para erguir la cerviz y encontrar tus ojos Retorno Sus ojos inmensos Oscuros Como el ocre de la tierra Vigilante en su entrega Pero cuatro granos de garbanzos Eran insuficientes Para nuestros estómagos vacíos Entonces la angustia Se tornaba compañera Y los ojos de mi madre Buscaban los territorios de nadie| Y de pronto volvía
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Con una sonrisa triste Trayéndonos jazmines blancos Con los que cubríamos su rostro Retornaba de su silencio de siglos De sus guerras primigenias Y sus ojos iluminaban la casa Y nosotros volvíamos al juego Lavandera Lavaba la ropa en la quebrada Y sobre una piedra Estregaba las angustias Sus ojos perdidos Ido su corazón En no sé qué recuerdos a cuadros En no sé qué dobleces de sábanas Solo veía que una sombra la visitaba Y ella caía en un sopor Mientras dejaba de estregar la ropa Se llamaba Sofía La miseria de días atroces Le nublaba el día y la sonrisa Pero volvía a golpear Sobre la piedra la ropa blanca Y una pena cerraba sus parpados. Una lágrima caía Y el sonido del agua La recobraba del silencio Y volvía a levantarse Para mirar el horizonte Como si allí encontrara una respuesta Entonces yo me decía Ha vuelto de sus viajes Cansada de recorrer su pequeño mundo Estaba de vuelta La ropa lista para extender Sobre un alambrado improvisado Sus ojos volvían a brillar.
Territorio Me voy aproximando a ti Con maullidos de gata tierna Con ojos saltones
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Que quieren verlo todo Como gata busco en tu territorio Un pedazo de piel para arroparme Un cuerpo cálido para acurrucarme Cuando afuera y dentro de mí llueve. Amores Le apuesto A los amores que me ofreces Aunque la muerte Devore con su beso Le apuesto Al azul encendido de tu cielo Y a los largos viajes en silencio Al amor errante de tus lunas A tus pies de arena en mi desierto Apuesto Estos huesos Esta piel Que en noches áureas Tropiezan con tu anhelo***
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Lina Gómez Ramírez. Medellín 1970. Poeta, cuentista y guionista. Ha publicado un
libro de poemas y cuentos cortos: «Presagios de Viento». Dos premios de poesía en su país: Concurso de Mujeres Poetas de la Comuna 11 y el Concurso Meira del Mar en el marco del Festival de Mujeres Poetas; ambos en Medellín. Asiste al taller de poesía de la Escuela de Poesía de Medellín, igualmente al taller sobre Literatura y Paisaje de la Universidad Nacional, y al taller de Literatura y Cine. Durante más de 10 años asistió al taller de Creación Literaria de la Universidad Nacional bajo la dirección del Escritor y Poeta Luis Fernando Macías, de donde partió a la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba, para especializarse en Escritura de Guiones y Libretos.
GOMEZ RAMIREZ, Lina
PRESAGIOS DE VIENTO - LUNA PLENA
PRIMER PRESAGIO De agua que corre ha de vestirse
la sombra del ave
mientras amanece.
PLENILUNIO Mi regreso al lecho
es el ala de la paloma que se pliega
destello azul de luz
tu cuerpo.
HECHIZO Alguien dijo : ! Dulcinea ¡
y hasta las cucharas
asombradas
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giraron su cabeza
sobre la mesa.
UN GRAN SACRIFICIO
Eso era lo que pedía el altísimo cacique de todas las tribus, algo que en verdad le reventara el alma a todo el mundo,
no el mismo baboso derrama de sangre
de las mismas dulces doncellas de siempre,
algo más que dardos y flechas envenenadas.
Ya no le divertían las rubias ensangrentadas cabelleras,
ni tampoco los ritos de iniciación alimentados por chillidos femeninos e infantiles.
Muchas pieles, mucho oro,
demasiadas esposas.
El altísimo cacique pedía casi con locura
un gran sacrificio.
Quien, habría de alimentarle el vientre…..?
Hubo entonces, una celebración inmensa
casi todas las tribus del extenso mundo,
solo suyo, perecieron en ella.
Y al día siguiente, el altísimo cacique
flotaba entre sangre coagulada,
que las lágrimas de vacío y no de dolor, que vertieron los ojos cacicales,
sólo, tornaron un poco mas salada.
SOBRE LIRIO
Lirio vive en un lugar apartado de Hong Kong,
quiere olvidar la arrabalera vida de los pequeños barcos que anclan cargados con mujeres
que algunos chinos venden
como se venden perlas en los mares del Índico.
Lirio se ha corrido la máscara de geisha
y trata de barrer de su memoria ciertos fantasmas
como quita las telarañas de su casa en el campo.
Lirio siembra cebollas Y se maltrata las manos
con el arado,
quiere olvidar que muchas noches
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fue estrella
y que más de un hombre
le ha dejado huellas.
Lirio se sumerge en una bañera
con sal de sus propias lágrimas, se sabe ingrata y saborea un té de flores,
fuma opio en un brocado almohadón de seda
y le ruega a Dios que la ayude a olvidar
aunque en el fondo no lo desea.***
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Solenys Herrera Fernández. Nacida en Riohacha-La Guajira en 1980. Licenciada
en Etnoeducación con énfasis en Español y bilingüismo. Poeta. Miembro fundador de «Atrapasueños». Ganadora del Premio Estímulo a la Creación del Fondo Mixto para la promoción de la cultura y artes de la Guajira en el 2003 con el cuento «Cuando la carencia no tiene género». Tiene publicado el Poemario Vestigio de Piel en 2006, editorial Hecho a Mano. Sus poemas han sido publicados en el periódico cultural «Poesía Viva», «Cartilla el solar», portafolio «Connivencia» «Revista Ranchería»; etc. Coautora de los libros «Los hijos del pez» y «Palabra y residencia». Ha participado de recitales en Colombia y Venezuela. [email protected]
HERRERA FERNÁNDEZ, Solenys
INFANCIA
Algún día se tuvo cinco años y el corazón del tamaño de las muñecas
Unos pies que crecieron pisando realidades
Niña El miedo debajo de la cama aun persigue tu sombra.
Cinco años es demasiado tiempo para darte cuenta que existen las mentiras
y que el único juego imaginario es la vida.
BIOGRAFÍA DE LO QUE NO IMPORTA
A quién importa el destino del otro la angustia lenta que caduca la piel.
A quién importa la infancia que parece repetirse
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en el matiz gris de los ojos.
A quién importa la vida que desacierta en nuestra puerta:
Si la gotera del techo rompe más que el piso. A quién importa los dolores interminables al abismo del día,
la efigie irrepetible de la angustia.
A quién importa un amor envejecido en las líneas de las manos.
REMIENDO DE MÍ
Estamos demasiado llenos de nosotros mismos.
Pedro Arturo Estrada
Aprendo a curarme debajo de este cuerpo.
Aprendo a reír antes de saltar…
Pero en vano lleno los días. En este escenario mi cuerpo es el tiempo...
En vano remiendo lo que sobrevive de mí.
Estoy cansada de esta tempestad donde
temo que el dolor se pudra. Habitaré donde no halla prisa.
Aquí donde las aves no maldicen
las piedras y la luna no aprietan el corazón hasta reventarlo.
MUJERES DE CREPÚSCULOS
Las mujeres nacen de crepúsculos, traen huellas en el tiempo, y una fina manera de olvidar.
Labran el sueño toda la noche, se levantan cuándo están presagiadas, como la lluvia en la tierra.
Duermen, juegan, hacen del amor una profunda armonía corporal. Caminantes sin horas; nivelan la curva de estructuras rotas.
Repetidas amarran la felicidad al traje del destino; esperando ser esperadas, llenan su vientre .
Solitarias eternas como la esfera de la vida, mientras encuentran vocación.
MARIPOSAS DE SAL
El río es esa costumbre que iguala el vuelo de los hombres.
Pasajeros de este asombro, ondas interminables
partituras del crepúsculo que comienza
historias arrancadas de un camino sin regreso. La tierra incuba el deseo de hacernos río
y somos mariposas ancladas a la orilla
sin más puerta que la sal.
Es tiempo de volar y hacer de nuestras huellas caminos exactos
¿Acaso morimos sin conocer el río más fuerte?***
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Marta Quiñónez. Antioquia, Colombia (1970). Psicóloga social C. de la Universidad
Nacional Abierta y a Distancia (UNAD).Estudiante de Letras: Filología Hispánica, Universidad de
Antioquia. Libros publicados:Continente Mohíno (1996), Noctívago (1998), Acantilado (1999),Abecedario de Eximición (2000), Arcanos (1 Ed. 2006), (2 Ed. 2008), No. (2010). Antologada con vates de 8 naciones latinoamericanas en ONTOLIRICA DEL VIENTO. Maribelina, Lima Perú, 2011. Ha participado entre otros, en el 3er Festival de Poesía en las Islas Comores, África, y en el XII Encuentro de Poetas del Mundo en la Habana, Cuba.Invitada al III Encuentro Internacional de Poetas en Cajamarca, Perú 2011. Ganadora en el 2011 de la beca para la creación artística y cultural en el área de poesía del segmento de Literatura en la ciudad de Medellín, Antioquia con el libro titulado: Dame tu canto ciudad
QUIÑONEZ, Marta
XLIII
Sabía que no era de aquí
Siempre tuve la certeza de que no era de aquí
En la infancia
me inventé el abuelo y la abuela
que me contaban historias de hombres antiguos
tan antiguos como el árbol del baubab
el de la resistencia y la semilla
el que está ahí mirándonos pasar
31
pero sabía con certeza que no era de aquí
ahora he visto al abuelo
navegando de nuevo el Océano Índico que se pierde en mi pupila
El abuelo me mira y llora yo le miro y río
ya no tiene memoria de mi madre
la sal ha borrado su recuerdo
pero sabe que tengo algo suyo heredado antiguo
tal vez la mirada y el tacto
quizá la sonrisa que puedo percibir en su insondable lejanía
tal vez ese resplandor de lágrima
que es el suspenso de la espera
Me ha invitado a conocerle
el abuelo tan solo en el mar
en el Índico mar
Ese mar de sal y de memoria
de gritos congelados en barcos negreros de cadenas que todavía se arrastran
en la melancolía
el desarraigo y la desesperación
He visto al abuelo
mi abuelo
dibujarse en un doble arco iris uno salía de la montaña y se hundía en el mar
otro salía del mar y se hundía en la montaña
en el medio estaba el abuelo
El que saltó del barco a la memoria
del grito al aullido
y voló como águila hacia la profundidad oceánica
El abuelo que tanto extrañé en la infancia
ahora a mis treinta años
se presenta como un combatiente que nunca fue vencido
Ahora sé
del origen de mi orgullo ahora sé
del estandarte de mis batallas
32
Sé ahora
que tuve un abuelo
que murió en el índico antes de caer vencido por el yugo
antes de ser esclavo de los otros
antes de saber mi nombre y mis contiendas
Sé de mi abuelo
ahora y de mi muerte
CINCUENTAITRÉS
Tengo sed
alguien me ofrenda el mar sensación de ahogo
el mar
Suena el agua viento una golondrina
cae muerta
del sopor al albor
una sirena
pasa anunciando
el cadáver de la noche anterior
Nos queda el nombrar después nada
CINCUENTAISIETE
La Cruz del Sur
me recuerda
la cruz de madera que mi madre colgaba
detrás de la puerta
para espantar nuestras largas miserias
TRES
Arcanos
que saben el nombre de mi nombre
háblenme
de ese lenguaje
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que ya no recuerdo
me reconozco en un nombre de luz
me hundo en el abismo
y sólo resido en la superficie
Arcanos
que saben de mi historia
díganme de dónde vengo cuál es la calle
o la ciudad
que no debo transitar
Arcanos
que saben de mi soledad tengo el cuerpo
tatuado de memorias
y no me hallo
no existo
sólo soy
un pedazo de pan que nadie quiere morder
Arcanos
que saben de mi muerte háblenme de ella
la que sabe de mi vida
SESENTAISIETE
Las mariposas se han vuelto
de nuevo orugas
En cada estación del alma
la vida
sencillamente cambia de color
LXXXV
No sé de la ruta
que conduce a otro cuerpo
Sé de la vía
que conduce al piélago
34
al ocaso
a las desilusiones.
Sé de la luz
que arroja el sol
por mi ventana.
Sé de la voz
que se instala en el alma
que dice para siempre.
Camino segura hacia la nada
hacia la última dentellada. ***
35
Anna Francisca Rodas Iglesias – (Tuti). Puerto Mosquito, Cesar, Colombia,
1982. Escritora. Poeta. Diseñadora de moda y de joyas. Radicada en Medellín-Antioquia, Colombia Miembro del consejo directivo de la Corporación Mujeres Poetas de Antioquia. Miembro activo de REMART (Red de Mujeres Artistas). Sus poemas han sido publicados en diversas antologías nacionales e internacionales:- Piedraluna (Colombia)- Como verdes guitarras de eucaliptos (Perú). - Ontolírica del viento (Perú).- Poetas en el Equinoccio (Colombia) entre otras, además en importantes revistas del medio literario de Colombia y otros países. Libros publicados: OBSIDIANNA en el 2010 Ha participado invitada en diferentes encuentros poéticos al interior del país y fuera del mismo. Su poesía es ampliamente difundida en diversos foros y portales de internet. Obtuvo el tercer lugar como accésit de reconocimiento en el III Concurso Nacional de Poesía Inédita Meira Delmar convocado en el 2008 en Colombia. E-Mail: [email protected]
RODAS IGLESIAS, Anna Francisca
TARDE
Un Malbec levanta crucifijos
eleva la nada
presagio indiferente del humus que abona lo profundo.
Horas sin tregua
sin regresos que vistan
la nómada esperanza.
Me busca un silencio que derrota.
¿Cuánto fuego para limpiar sombras
36
y guardarte al cierre de mis ojos?.
Hoy el azogue consume
se hizo tarde…
DEL FUEGO QUE ARDE Y CONSUME Al final -la consecuencia-
sublevación que arde en el arte, acto reflejo
a los pies que anuncian.
Vas, rodeada de sonidos
ciega, plétora retumbando oquedades. Escala del escarnio, vales tu soledad
de hierro y argamasa.
Fuiste el grito roto de los cercenados luz en profecía de horizonte,
fiel campanada de domingo que cierra
las condenas del vestigio.
Dame a beber todo silencio, heredad en exordios,
muerte en espejos que replican.
Baste mi cuerpo en la pira (fuego al fuego),
ni un resquicio de huellas rendidas
ni la flor marchita que postran los tiempos.
No hagas espiral los vocablos
resta horas al vacío de esta larga noche en que me guardo.
He zarpado
entre hiedras, ausente, valga el impío argumento del sofisma
que postra este eco de aconteceres.
No guardes de mí, las cenizas…
SED (a un lugar que se quedó sin Anna)
Camino sobre cuerdas de un jazz gastado
alguien exhala alcohol
mientras amanece
37
respiro esta agonía de pájaros,
la lluvia que moja mi lengua,
el olvido de ropas que vistieron del frío.
Unge mi corazón después de los días
cuando todo esté perdido
¡finge!,
finge para que duela menos la muerte
que vengo de tempestades blancas donde se acaricia lo etéreo y la tristeza.
Nada habita el –qué- de un recuerdo
sólo el piano agoniza y calla. Así regresas
al círculo gastado de mis horas.
TRASPASOS COTIDIANOS
Invita el puente a cruzarnos a desentrañar ecos de un misógino amanecido
que ahoga tras el telón la existencia.
Escucho del absurdo, secretos en mesas roídas
que roban penumbras a diario y
como gatos, pisan el silencio.
No hay válvulas de escape
más que librarnos de nosotros
de nosotros
persuadidos de ahuyentar la cobardía cotidiana en las copas para regar un jardín japonés ya marchito que nos subvierte.
Este olvido vano, anfitriona
interroga se cuela en la letra de la canción de turno,
prohíbe los labios.
Todo se reduce a lo escrito en servilletas
que diluirán angustiados bolsillos
por tantos secretos…
DE VOZ SIN VOZ
Pretendo las sentencias de alfiles a su gloria matiz opiáceo que convierte huidas
en arrebatos tardíos.
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Es lineal toda lógica de índices.
El terror acuna miedos
socava tributos pinta bajo la lluvia pairos a rostros de olvido.
Hablar es un derecho de (no) uniformarse. Preferible bañar en fuego las lenguas
abonar árboles al pandemónium del mañana
que se escuda en renuncias.
Merced del hambre, traspasan historias los ausentes,
se cobijan con tratados y marquesinas.
Despiertan
sólo el laberinto conduce a espejismos de acerbo.
Los pájaros huyen
los fueros transgreden
el vértigo es manjar sobre desnudez ajena.
Que sigan los corceles desbocados,
desbocados del hombre que persigue su trono de bestia
por si acaso un día…
por si acaso
PRELUDIO A LA CONDENA DE UN DESCENSO
Nadie atraviesa el intento de las luces
prefiere anclar un paso la memoria,
ahogar el perfume de confesos espirales.
Desheredados
guardan despedidas en bolsillos anudan al pañuelo un campo de antorchas
beben su perfil al poniente.
Qué triste cincelar el viento
cerrar los ojos
bajar banderas grabar la sed de las metamorfosis
al designio.
Dices: ¡Ven!,
digo: ¡Sálvate!
Tengo la obsesión de calzarme el mar
al despuntar las mañanas.
39
RUEGO
Que vuelva a ti
a tu rostro de hambre atrasada a tu alma antigua
a tu rastro que arrastra primitivo camuflaje
de persistencias.
Que vuelva,
dices.
DE LOS EQUÍVOCOS
Nadie desprende su hoja de obituario
cuando el tiempo concilia restos ante un manto vacío.
¡Tanto equívoco en golpes de silencio!
… Tanto.***
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Johanna Marcela Rozo Enciso. (Pamplona, Colombia 1985).Dirección y
locución de programas radiales. Ha obtenido varios reconocimientos como gestora cultural. Trabajo publicado en el libro «Bibliotecas, lectores y lecturas», Memorias por Fundalectura 2005. «Al otro lado del asfalto» poemario publicado en el 2007. Ha publicado en numerosas revistas nacionales. Segundo puesto en la categoría de poesía en el V CONCURSO LITERARIO BONAVENTURIANO DE POESÍA Y CUENTO, convocado por la UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA CALI. (Certamen internacional-2009). Invitada al Festival Respira poesía de Cúcuta (2007) y al Festival de poesía de la Fundación Atrapasueños La Guajira (2009). Poemas suyos aparecen en la antología LA SOMBRA Y EL RELAMPAGO, poesía viva de Norte de Santander. Dirige el taller de creación literaria Rayuela de la Red nacional de talleres RELATA-MINCULTURA.
MUJER DE NIEBLA
No recordarás mi nombre
aunque el golpe en el hombro sea señal del tropiezo.
No tendrás de mí una imagen
borrosa y pretenderás volver
en el tiempo sin lograr un bosquejo de mi rostro, en los laberintos
de tu memoria.
Pasaré frente a ti
en medio de los agitados vientos y no reconocerás mi sombra.
No te sorprenderá el espacio vacío en las fotografías.
Por que soy
un fantasma, un espectro, una niebla.
O mejor, la fría imitación
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de la mujer invisible.
ÍNTIMO
Hoy me desperté convertida
en un rincón oscuro. En un retrato de mi propio espectro
fragmentada entre el rostro de la muerte
y la silueta de tu desaparición.
Hoy solo puedo explicar que amanecí enjaulada
y me asemejo con la caperuza
a la flor marchita que ocupa resignada
la página 29 del libro de poemas.
VUELOS DE PAPEL
«Un hombre no sólo es estúpido o
Inteligente, tan sólo es libre o no lo es» GRAFITTI
La libertad de aquel hombre
sentado en la silla de cristal aún duerme en el vientre de un pájaro
pequeño
y se negocia todos los días en Word
street
la mano nunca se agitará victoriosa
porque simplemente la libertad no existe
como no existe el pecado para dios
la libertad camina de noche con la
utopía
de día
cada una duerme entre el ruido de la fábrica de coca-cola
la trabajadora vestida de mujer
habita el país de los sueños e insiste en señalarnos
que la bandera y el himno
nunca sirvieron de nada.
TOMANDO CAFÉ CON GARCÍA LORCA
«El abismo de la blanca casa tiene contusiones» GRAFITTI
Extraño la casa a las cinco de la tarde
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cuando la luz de las ventanas
entran a danzar con los fogones
de la inmensa cocina descubrimos con las pestañas
quemadas
que todos somos culpables de la puerta rota
las cortinas se destiñen
sobre el suelo que aún
conserva la mancha del último cumpleaños…
POEMA A LA MUJER ROTA
Supe contener un vez más el relámpago con la fuerza de mi vientre.
Me aferro al ruido que ronda mi cabeza tratando de olvidar la ceguera
del mundo
que me volvió invisible tantas veces.
Renuncio a ser el indicio
de un naufragio
también renuncio
a recoger mis pedazos
en la casa vacía de la historia.
RESTOS DE VIAJE
La maleta recién puesta sobre la cama
no alcanza a palpar
la inmensidad de mi nostalgia.
Los caracoles salen en estampida
y se posan en la herida de arena que dejo el mar…
La maleta, esa maleta
saca bocetos de abrazos consumados y de adioses hechos pan entre mi sangre.
Los ojos confundidos todavía se cierran
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con la ingenuidad
de quien muere por primera vez.
quieren retener el recuerdo de las olas…
el recuerdo del amor que a penas
llega se va. Olillas, olillas de mar.
LLORANDO EN EL BAÑO DE UN BAR
Hoy me antoje
no sé de que alegría
de que monstruo sagrado.
Yo,
sé de tus miedos los presiento
los palpo.
Ellos han venido a mí tantas veces
dibujando sin la mayor
pretensión una rayuela en mi vaso.
Yo,
conozco la respuesta a tus espantos…
Y en el bar danzan el azúcar, el humo, la manzana…
la laguna azul con el café stramberry
No recuerdo bien…
Pero volvamos a tus miedos
tan cotidianos como esa lágrima que golpea los labios
mientras caen las pestañas una a una
sobre el cenicero.
Y eso fue más triste que aquella vez
que escuche a un payaso llorar en el baño de un bar.
TRES LIBROS ESCRITOS PARA 25 AÑOS.
Ahora que soy
Solo un alma atormentada.
Puedo comprender el grito
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Ahogado de Erick en la vieja opera.
La antigua trampa de la naturaleza También hizo de Griffin un ser invisible
que como yo recupera su alma cada vez que muere.
Extravié de nuevo mi voluntad
En el vientre libre
Y jugué a ser Hide
Probando el dulce veneno en mis entrañas.
Ya no tengo la pupila en el agua
Ya no soy más…
EL CÍCLOPE EN EL ESPEJO
No hay en el cielo un canto
Tan amargo que no supere el dolor de un fauno…
El ojo presente parpadea y ruega
por una imagen
Por un retrato que contenga las manos
del hombre ciego
que todo lo destruye.
Esa plaga de piel
bípeda y crispada
que tiene ventanales para mirar y no mira
¡Quieres mirar la sal que te enmudece? Sale de tus ojos
Im-pre-de-si-ble-men-te
Y sin embargo no purifica las entrañas.
¡Ellos lo tienen todo!
Dice el ave de rapiña y la alondra
Ojos y lágrimas para llorar Y tampoco lloran.
¿Quieres dar una ojeada al mundo de allá afuera?
Arráncate los ojos
Y como Edipo camina lentamente sobre el fuego
para encontrar el camino de la exactitud.
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MANERAS DE PASAR EL INVIERNO
Los dedos congelados en la botas
piden un beso anudado al sol
el temblor
calienta entre las
piernas
mientras tu voz pronuncia mi nombre
recuerdo que es la mejor forma de pasar el invierno
la lluvia cae desde agosto mientras tanto…
yo elegí
comer chocolates en la cama
en lugar de leer poemas por las tardes y hacerme vino entre tu boca
solo cuando hace frío.***
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Claudia Patricia, Silgado Villadiego. Nace en fundación, Magdalena
¿Año?. Gestora cultural y social, docente, ensayista y poeta afrocolombiana. Estudió lengua Castellana y Comunicación en la Universidad de Pamplona y reside en la ciudad de Cartagena de Indias, desde donde lidera un proceso con talleres de lectura y escritura creativa con niñas y jóvenes resaltando autores del Caribe. Miembro activo del taller de poesía SIEMBRA, coordinadora de Festiniñ@sy jóvenes en el Festival Internacional de Poesía de Cartagena. Ha participado desde el 2009 en el Encuentro de mujeres poetas de Cerete y en Festival internacional de poesía de Cartagena. Su poesía ha sido premiada en: Sueños del poeta en dos versiones, del Proyecto Letras de la Casa colombo alemana. Publicaciones: En la revista Siembra, antología de mujeres poetas afrocolombianas-Ministerio de
cultura de Colombia-. Periódico El Sol, revista Musa Caliope-Brasil-. Mujeres en Poesía
(Encuentro de mujeres poetas de Cerete 2009).
SILGADO VILLADIEGO, Claudia Patricia
CUANDO UNA MUJER SE DESVELA
Tenga usted la absoluta seguridad
que pese a los ruidos que la habitan
y a los otros que se fueron en vano cuenta ovejitas
cruza cercas
y nada mar adentro.
Cuando una mujer se reconoce
tenga usted la absoluta seguridad
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es el viento que al soplar fuerte
vuelve borroso el espejo en que se mira.
AL BORDE
Nacer y morir
¿sueño o pesadilla?
Se preguntan los condenados al estanque
lleno de dalias y margaritas.
Las escamas
pesan tanto que se les hace imposible volar
Un sueño de rastrojos que los llevará a morder,
el anzuelo.
HABLO DE DÍAS EN LOS QUE DESPIERTO
I Y las palabras vuelan cerca al cielo raso
la madrugada se convierte
en algo más que el aire.
Las formas vacías de la noche semejan figuras geométricas
que atrapan la risa,
y no sé por qué nos gusta vivir en medio de las sombras.
II Bebo un poc
o del quejido del mundo,
del dios arropado en las desgracias de su creación.
No puedo continuar bajo este velo noctámbulo cepillándome los dientes frente al espejo.
¿Es posible concebir la fe
como un ancla hacia la salvación?
LA TAREA DE GOLPEARME
Para ablandar los dedos de mi mano
es ya un ritual
que me enseña a confrontarme con la manera de subir cada peldaño
Una rara convicción de azotar mi cuerpo
y no caer en imprecisiones.
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Luego opto por observar los peces
percibirlos interiormente así de frente en su minúscula cárcel
me hace parecer tanto a ellos.
Fríos, distantes
confusamente torpes
ante la libertad de nadar y amar
una y otra vez.
ESTE PÁNICO QUE ME CONFIESA
Desnuda en plataforma
sin pedir auxilio mis huesos.
Cada palabra
se esconde
en mis propias manos la necesidad de descender
como un alcatraz
Zambullirme entera
Descubrir la misma mujer
reservada de amor
llena de espectros y máscaras.
Mujer triste y huraña
llena de desconfianzas que brotan sin identidades
para no exiliarme
de la mujer que me salva.
MONÓLOGO PARA MARCIAL RUBIO RACINI
¿Qué decir de su soledad?
Un aburrimiento que se esconde tras las barandas
de una hermosa casa. Paredes y pisos
de las casa absorben meticulosamente
el tejido que lo cubre, sus más predilectos sabores y amores.
La casa Marcial luminosa,
lo envuelve bajo sus alas
no será capaz de abrir los barrotes. Lloverá y las aguas
llenarán cada rescoldo
de esta canción
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Llamará
la soledad
Ella sentada a contraluz Congelará todas las salidas Marcial
huye.
YO LO ÚNICO QUE QUIERO
es ser un buen niño de esos que no tienen hora al despertar
Que han sembrado arboles
Y usan el fuego de las montañas para acicalarse
Silvio Yarince
A mi hijo
Esta habitación oscurecida
al finalizar la tarde
me hablará de cumbias y vallenatos.
El silencio será también
un hombre lejanamente presente El tiempo que se cobra mis salidas
Lamiéndome las arrugas.
Así nada más Descubro que en el fondo del mar
Existe también un patio de taburetes y porros
de mi sábana.***
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Diana Toro Ángel. Psicóloga y escritora. Formó parte del grupo artístico y cultural
Antar Blanco, promotora de talleres de Psicopoética en la Universidad de
Manizales. Participa desde el 2006 como Ponente en los Encuentros de Escritores
Caldenses en Filadelfia - Caldas, desde el 2010 en la Celebración del Día Mundial
de la Poesía en Dosquebradas, y desde el 2010 en los Encuentros de Escritores de
Pereira. Publicó su primer libro titulado «Psymorfosis» en Julio de 2008. Forma
parte de la Antología «Poetas en el Equinoccio» presentada el 22 de Marzo de 2011
en la Biblioteca Municipal de Pereira, durante la Celebración del Día Mundial de la
Poesía. Actualmente forma parte de la Junta Directiva del Centro de Escritores de
Manizales. Poemas suyos han sido publicados en Papel Salmón de La Patria,
Plegable Musa Levis, Periódico Compromiso y Revista de los Juegos Florales.
DIANA TORO ANGEL, Diana
HELLS ANGELS
Matar fantasmas ahora cobra otro sentido.
No se trata de ahogarlos
o dejarlos dormitar sobre el diván. No es cuestión de envenenarlos con saliva.
No salen con lejía, ni jabón de tierra.
Tampoco hay que dejarlos leer el diario
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mientras se beben el café de la rutina.
Hay que exorcizarlos desde adentro soltarles las amarras
vestirlos con botas y chaquetas
y empacarlos en las motos con los Hells Angels.
DIA 15
Volver a tus ojos
como quien toca profanamente el cielo,
abrazando el abismo, besando la calle esquinada.
Páginas para tus labios versos para tu revolución.
Al fin el tiempo ha vencido las nostalgias,
mi mágico unicornio se trago los lobos, ahora conjuro la agonía del instante
y dejo que toques para mi ese último vals.
INVENTARIO
El hueco en el pecho sin cirugía previa,
la ausencia de tu pelo enredado entre mis dedos, el beso que mordió la tarde.
La promesa olvidada,
tu sonrisa que talla mi alma, la burla del que todo lo sabe,
la dicha del que tanto me odia.
La fabula que ya no arrulla, el miedo que acompaña mis noches,
la oscuridad sin promesas,
el borde de una foto desgastada.
El amor negado, las lagrimas que me habitan en esta nostalgia.
La palabra que no dijiste para escapar,
el adiós que se quedo escondido entre mis labios, el sofá vacio, la cama fría,
los libros rotos y el alba vacía.
Esta lista de carencias reemplaza lo que fue.
CAFETÍN DEL SUR
Anoche también estabas allí,
en aquel rincón que te acompaña; el lazo entre tu mirada y la del chico del bandoneón,
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era el pretexto perfecto para la ausencia de cualquier palabra en tus labios.
Quise saber el comienzo de esa tristeza, siento que suena a tango
a una copa rota en algún bar
o quizá a tu propio corazón despedazado por un error.
Me has dicho mientras callas,
que amarlo tanto no vale el dolor de ser negada,
que lo amas con la potencia de mil astros y aún así no se atreve a verte en esa esquina.
Me gusta tanto este cafetín del sur, pero más me gusta saber que estas aquí
esperando hoy como cada noche
a que la música del arrabal exorcice tu corazón de lo que pudo ser.
TANGO DE PASOS
El tac-tac-tac de sus tacones
siempre me obsesionó desde niña.
Recuerdo con amor, como me sentaba a esperar esa música,
casi idílica, casi celestial de sus pasos.
No entendía su llegada
sin su taconeo constante y mis oídos buscaban entre el ruido
a veces gris de la calle
el tango azul de sus zapatos. Como el tacón sobre el pavimento,
muchas veces me imaginé
el perfecto tono de un tango, y cuando entendí por primera vez alguno,
mi corazón latió desesperado
buscando entre montañas de sonidos
aquel baile de sus pasos. No comprendo su llegada sin un tango,
y es que entre tantos caminos,
algo en mí se ha desquiciado y he olvidado que los pasos son sólo pasos
y los tangos, sólo tangos.
DISTANTES DE AQUÍ
Enajenados recorren las calles de las ciudades,
la luz que en otros tiempos iluminó sus ojos, ahora no puede verse ni en su tristeza.
Ya no hablan,
les da miedo salir de su engaño.
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Han creído que son más hombres y mujeres
por ser así,
pero ni siquiera son ellos mismos. Tienen planes a futuro
y no creen en el mañana.
Se les oye hablar de tantas cosas importantes y en realidad,
para ellos todo es insignificante.
Ya no están aquí,
enajenados en otros mundos, otros en los cuales
no estamos ni somos nosotros.
Otros mundos, mundos ajenos,
mundos simples,
mundos inversos, otros mundos,
los de ellos***
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TORRES, Anabel
De En un abrir y cerrar de hojas, Zaragoza 2002
EN UN ABRIR Y CERRAR DE HOJAS Es la vida: en un abrir y cerrar de hojas está contigo.
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EL DESEO ES UN CANGREJO El deseo es un cangrejo. Jamás camina recto y siempre me regresa hacia tu cuerpo. TERNURA Y RON, FRAGMENTO […] Por la pena de ambos se derrama esta ausencia que todavía está nueva y huele fresca como una enredadera de flores que nos lían al mundo que hoy en todo nos separa. Tu soldada feroz de confidencias, tu ternura depuesta por un mandato que nunca fue el mío: soy la paz de tu abrazo regresada a la guerra.
ESTA POETA Esta poeta es cazadora y diccionario fracasado. Trata todo el tiempo de definir o capturar pero las imágenes la eluden. Se niegan a jugar. La mayoría de mis poemas se hunde, silenciosa, en un lago oscuro. A veces logro ensartar alguno al anzuelo pero enseguida se sacude y salta de vuelta al agua. Apenas lo tengo en la cuerda sé cómo se siente, cómo es su peso, y luego el espeso negror de los círculos concéntricos tiembla
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y se aquieta y yo regreso a casa, ya no cazadora ni pescador, sólo una mujer sin definiciones en ruta a la muerte, sin ningún trofeo, por tonto que sea, que llevar a casa. Para Blanca Varela, con mi admiración y amor por su ganadora poesía. De Poemas de la guerra, Barcelona 2000 Juana de Arco ardió en la hoguera por escuchar y repetir voces y por vestir como un hombre para evitar que los soldados en torno suyo la violaran. Sí se hubiera quedado callada habría quizás alcanzado la venerable edad de los cuarenta y habría parido hijas e hijos. Si tan sólo hubiera vestido con más discreción. No habría entonces encabezado la batalla para liberar a Francia ni habría hecho la guerra. Más bien, a ella le habrían hecho el amor. Habría permanecido encapsulada en su propia vida como una amiba aferrada a las paredes intestinales tan tocada por todo que habría quedado enquistada e incapaz de tocar. Pero es ésta la tragedia que Juana de Arco fuera llamada a perpetuar: ella no ardió en la hoguera por pronunciar sus propias palabras sino por repetir voces ajenas. Fue quemada al fin por ser mujer y tan femenina frente a su destino. MUÑECAS Soy de un país que en su primer decreto mandó asesinar todas las flautas y alzar un monumento al clarinete traído de Europa.
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Soy de un país que antes de ser barrido por las aguas, por el viento – antes de ser – fue proclamado con todo rigor sobre un trono hecho con los huesos de las muñecas de las niñas chibchas. SOBREVIVIENTE No tengo respuestas. Ninguna sobreviviente las tiene. Llegamos al hospital demasiado adoloridas, demasiado envolatadas y rotas sin nada más que el amor que pueden darnos las manos de extraños para recibirnos. De Medias nonas, Medellín 1992 MEDIAS NONAS Este título no ha tenido mucha acogida. Después de un sondeo de opinión he constatado que lo entienden con más facilidad las mujeres siempre y cuando no sean demasiado ricas o modernas. […] Existe la esperanza en el fondo de cada mujer de que a una media nona le puede aparecer en cualquier momento la compañera, pero la vida también nos ha demostrado que ello es poco probable. Las medias nonas gozan de gran popularidad entre las mujeres sobre todo para las cosas que hacemos sin los hombres, cuando ellos se van a estudiar o a la oficina. Sirven para introducir la mano y sacudir el polvo, esparcir cera, brillar muebles, guardar sueños, hacer traperos. Sirven para lustrar zapatos, limpiar barbillas de bebé, ocultar joyas o cartas de amor.
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Sirven para recoger y donar a las monjas que hacían y todavía puede que hagan preciosidades con ellas. También para llevar cubiertos a un paseo de olla o huevos duros [….] Los únicos dos usos públicos que se conocen de las medias sueltas han sido registrados en su mayoría por hombres. Más espectaculares, están documentados en cine, en videos y en la televisión: llenas de arena o piedrecillas son una cachiporra mortífera. De nylon, sirven para atracar bancos y no ser reconocido. […] Le dedico, pues, este libro a mis amigas mujeres, muchas de las cuales – yo incluida – cada vez más tenemos menos miedo de quedarnos sin pareja con la confianza de que mis amigos hombres se harán, con el correr del tiempo, tan aficionados a las medias nonas como nosotras. MAÑANA Nada es igual a anoche salvo tu geografía que permanece y se ensancha: ese vaho tuyo de continente feliz en el que despierto. Soy la isla que parte de tu orilla y no teme quedar en un océano distante. ***
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Bella Clara Ventura. Bogotá Colombia, 1947. Periodista, novelista y poeta. Mujer
talentosa y polifacética. En realidad su imagen se ha desarrollado en la narrativa, descollando también en la poesía. Directora, productora, guionista y editora de cine se desempeña en dicha labor desde hace más de 30 años, además de periodista (colaboradora de varios periódicos y revistas). Su producción bibliográfica es frondosa. Algunos libros de poesía: DIÁSPORA Y ASOMBRO (poemario 1996), COMARCA SIN FRONTERAS I (antología poética bilingüe,1996, / HECHIZOS DE BOSQUE (poemario 1998), / A LO LEJOS (poemario 2001), COMARCA SIN FRONTERAS II (antología bilingüe 2002). EROS ENCANTO, Maribelina con Oveja Negra, Colombia, 2010. LA PALABRA Y EL VIENTO (antología de mujeres editada en 2003 en México. Es Miembro de Honor por la Casa del Poeta Peruano con Medalla de Oro por excelencia. MATILDE ESPINOSA escribe de Bella Clara: Su poesía ocupa un espacio fascinante en donde las
imágenes y los ritmos enriquecen la palabra por gracia de la sensibilidad y talento. Mail:
VENTURA, Bella Clara
EL CANTAR DE LOS CANTARES
Mi amado para mí y yo para mi amado. Yo para mi pueblo, mi pueblo para mí.
60
Me recuerda a qué pueblo pertenezco
desde milenios al antojo de las remembranzas. Ese amor de hombre mezclado
con lo divino
me devuelve al desierto, miel de los antepasados.
Borrón se hace la memoria
para acercar a mis orillas,
judías como las del Rey Salomón en su gloria, el amanecer del abrazo sutil,
tan presente como la carne
que en mi gen habita. Soy hija de ese Rey,
de sus odas y su canto
transformados en amor hacia mi gente y por el cuerpo de mi hombre.
Presto a recibir caricias
de manera elevada,
como aquel pájaro que sabe de nidos o aquella paloma que lleva y trae mensajes
en su pico para besar mis viñas
y disfrutar de mis terrenos al endulzar mis bodegas.
Seré tu Jerusalén,
gacela encendida.
Caminaré dunas en la punta de los pies. Plantaré mi señal,
corona de arenas.
Despertaré tus oros renacidos en las ovejas
que cargan mi lana.
Y seré trofeo entre las sombras para dejar tu aliento al desnudo
con el pecho al sol
y la espalda a las cenizas de mis yemas,
quemadas por una noche de esplendores, donde El ALTISIMO bendijo
el perfume de cada uno de nuestros montes:
el del Sinaí, a la medida de nuestras ternuras,
doblegadas por tus frutos
y cantadas por vientos del oriente.
EFECTO
Marca de presencia seguiré siendo
sobre tu cuerpo,
sobre tu mente aún más;
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golpeada por calores y abrazos
entre flores de placer
y lilas de transmutación. Recordarás cada instante
como actual.
En tus laderas el brillo de mi estío estamparé
al buscar la humedad
de borrascosos cielos,
habitantes de nuestras aventuras en confinados colores.
Fecundo milagro de caricias
en mis escudos. Relucen mis montañas.
Atrinchero tus ansias de hombre
en alabanza a mis satisfacciones. Con los desvelos en suspenso
amanezco.
Piden más y se les da
ese efecto que se torna afecto de besos en reiterada entrega.
Traspasa el alma
ante el reto de posturas y conquistas. Salen emanaciones con la cabeza en alto.
Reina el entusiasmo.
Reconocimiento a la emoción,
piel erizada. Al invocarla
aparece la esencia
de una rociada con efecto residual.
HECATONQUIRO
Remontarse a la historia
para retomar viejos mitos, de monstruos y dioses
me permite pasar un día de gloria
entre tus brazos. Ya no son dos de hombre
sino cien de leyenda.
Acarician con esmero cada uno de mis poros
sin dejar ninguno sin el roce de tus dedos,
yemas dulces de otros tiempos,
sacadas del manual del tacto en deleites y lunas en pavo real.
A mi cuerpo devuelven
el deseo de compartir contigo
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fuegos de relámpago, de rayos y centellas.
Como nuevo amante, hecatónquiro,
salido del Tártaros donde gotea Amaltea sus leches
para sembrar el fruto de Eros.
Abro mis piernas de mujer, ansiosa de recibir cada chispa
en mi regazo.
Cada sensación regresa
a mis pupilas en llamas donde el gemido se une al destello
de todos los vientos y sus truenos
a favor del cielo y de la tierra. Fraguados en el abrazo de tantos brazos
y certeros besos
bajo el silencio del Olimpo y el aplauso de Zeus.
CRUCIGRAMA
De arriba a abajo soy tu divertimento.
Vertical encuentras las claves.
Horizontal las poses
cada noche inventadas para hacer del juego
la mejor respuesta a caricias
y a incontables besos. En cada rectángulo
se escribe de izquierda a derecha
el nombre de todo mimo. ¡Escandaloso y atrevido en su conjunto!
Con el uno se empieza.
Termina con múltiplos
a la potencia infinita llevados al cuadrilátero.
Lecho grande donde se cuadriculan
los anhelos al compás del cruce que invita a la grama
bajo aciertos y acertijos.
Amigo de cada suspiro desde el comienzo del enigma
cuando nos hacemos preguntas
entre ríos a la deriva,
entintados de fuegos al chapucear bienestares.
¿Quiénes somos en revuelo?
¿Adónde nacen nuestros afanes?
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Se avivan las réplicas del galanteo.
De letras nos llenamos,
formando la palabra amor a lo largo y ancho del cuadro.
Resuelto en salvajes pasiones.
Líneas repletas de chispeantes notas en la mitad del crucigrama.
Jardín de sedas donde se coloca
el sonoro lenguaje de la piel
con borrones y cuentas por renovar desde la duda en plumas
que toda trampa plantea.
EN EL BLANCO
Doy en el blanco
de tus besos cuando abrazo
la puntería. Se resuelve en toda lanzada
cuando me regresa al círculo,
redondez de caricias. Cacería a la diana
pintada en un muro
mientras calculan tus mimos la pose.
¿Cuál? Aquella maroma que espera
nuevamente el dardo en el centro.
Sin dolor, con lágrimas del gozo perfecto
de quien entiende
que dar en el blanco conduce al éxtasis.
Soy mujer de infinitos placeres
cuando la curiosidad se fija
en el punto del gemido, amor enhebrado al cuerpo.
Corazón sangrante de sensaciones
al color de los sueños. Cada acto lanzado al desafío
bajo la fórmula del consentimiento
clavado en paredes de carne y hueso. Piel al rojo vivo se renueva
en la sonrisa del encierro.
Privilegio de varios tiros
y de nuevos intentos de incontenibles travesuras
en el tiro de gracia
que jamás mata el deseo.
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YEGUA DE AMOR
Anhelo ser tu yegua,
potra salvaje
cuando olfateo tu llegada con desenfrenado galope,
deseos sin boca dura.
Piruetas con tus patas realizas.
Y yo al alcance de tu cuerpo, pronta al reto de ser tu poseída
al pie de tus cascos.
Bajo el movimiento de nuestras colas, al aire bailando
la propuesta de ser tuya.
Zaina, potra, salvaje, yegua de la comarca en despertar de pradera.
Mientras mi tamaño y el tuyo
en una silueta de mitología
se alinea en mujer- caballo relincho de placer.
Al fino paso de las ganas
somos uno sin distancia en ritmo de agonía
al son de nuestros jadeos.
Nos elevan.
Pegaso entre las nubes. Uno con el viento
en gemido de caricias.
Parada de manos en calor. Crines en danza del vientre
al vaivén del trote
en lujuriosos campos donde el pelo dibuja el amor
y los belfos se hacen a los besos
de animales en flamas.
Renacidos dinosaurios en pecado acusan el equino fervor.***