La Virgen del Rosario tiene un culto muy antiguo que se remonta a la época
de la institución de los Dominicos en el siglo XII, la cual fue la mayor propagación del culto del Rosario.
En el año 79 de nuestra era la ciudad de Pompeya cerca de Nápoles, Italia,
quedó sepultada bajo lava proveniente del Vesubio en erupción. Con el tiempo, sobre sus ruinas se edificó una nueva ciudad.
En 1872 llegó el abogado Bartolo Longo quien trabajaba
para la Condesa Fusco, dueña de ésas tierras con quien
más tarde se casaría, y se enteró al dialogar con los campesinos
que eran pocos los que seguían firmes
en la fe, porque la única capilla del lugar había quedado
abandonada al no oficiarse misas
por falta de sacerdotes.
Allí la gente rezaba en sus casas.
Una noche Longo recordó las palabras su amigo y confesor
muerto años atrás que le dijo:
"Salva a esta gente, Bartolo. Propaga el Rosario. Haz que lo recen. María prometió
la salvación para quienes lo hagan".
Longo fue a Nápoles y al regresar
llevó consigo una buena cantidad
de Rosarios que repartió Entre los habitantes del valle.
El Obispo de Nola a cuya diócesis pertenecía el Valle de Pompeya
sugirió a Bartolo Longo iniciar la
construcción de una nueva iglesia, en un terreno
del mismo obispo.
Empezaron así las peregrinaciones de Bartolo Longo y la condesa
para obtener los fondos necesarios mediante la suscripción de:
"un sueldo al mes".
Sus intentos por interesar a los habitantes no eran
exitosos pero piensa súbitamente que,
a tal empresa, le faltaría un cuadro
de la Virgen del Rosario, pintado al oleo, como prescribía
la liturgia de aquel tiempo.
Va a Nápoles para comprar una imagen.
Por casualidad encontró en Vía Toledo al Padre Radente que le sugirió ir al Conservatorio
del Rosario de Portamedina y pedir, en su nombre,
a Sor María Concetta De Litala un viejo cuadro del Rosario que
10 años atrás se les había confiado.
Bartolo siguió tal sugerencia, pero fue presa del asombro
cuando la religiosa le mostró el cuadro.
Una tela raída y vieja, faltándole rasgos de color,
con Nuestra Señora entregando
el Santo Rosario a Santo Domingo
y Santa Rosa de Lima.
Bartolo Longo estuvo a punto de no aceptar el cuadro, pero
lo acepta debido a la insistencia
de la religiosa.
Esa misma tarde del 13 de noviembre de 1875, la imagen de la Virgen del Rosario llega a Pompeya
en una carreta guiada por Ángelo Tortora.
La imagen estaba tan deteriorada que un pintor lo restauró y cambió la figura de la Santa Rosa por la de Santa Catalina
de Siena, a la usanza de los dominicos.
Una vez terminada la restauración Longo comienza a difundir su culto bajo
el nombre de “Virgen del Rosario de Pompeya”.
Así surge el templo hoy existente en dicho lugar.
El 13 de febrero de 1876 se expuso a la veneración de los feligreses.
Ese mismo día, en Nápoles, tuvo lugar el primer milagro por
intercesión de la Virgen de Pompeya: la niña de doce años Clorida Lucarelli,
declarada incurable, sanó completamente de terribles
convulsiones epilépticas.
Hoy día la cantidad de milagros ha superado los 40.000, todos ellos
documentados en el periódico "il Rosario e la Nuova Pompei".
Los milagros están fundamentados en certificados médicos y otros documentos fidedignos.
El 14 de octubre de 1883, veinte mil peregrinos, reunidos en Pompeya,
recitaron, por primera vez, la Súplica a la Virgen del Rosario,
escrita por Bartolo Longo, que había compuesto,
hizo 900 ediciones en 22 idiomas,en respuesta a la Encíclica Supremi
Apostolatus Officio, con la cual el Papa León XIII,
da frente al mal de la sociedad, por medio del rezo del Santo Rosario.
En el 2002, junto a la imagen, el Papa Juan Pablo II, firmó la Carta Apostólica ROSARIUM VIRGINIS MARIAE,
con la cual introdujo cinco nuevos misterios -Luminosos- y proclamó el Año del Rosario.
Las obras de Bartolo Longo más conocidas son, la creación de la
Súplica a la Virgen de Pompeya, el Orfanato Femenino, el Instituto
para los hijos de Encarcelados, el Instituto para las hijas
de Encarcelados, la Congregación Femenina Religiosas Dominicas Hijas del Santo Rosario de Pompeya, con
el propósito principal de la atención y educación
de los niños y las niñas de la Obra, la
Casa Operaria para los discapacitados, la oficina, la escuela
de artes y oficios, la escuela vespertina y la estación de tren.
El 30 de mayo de 1925 fue galardonado con la Gran Cruz
del Santo Sepulcro.
Bartolo Longo, viudo, murió tan pobre, que sólo pudo tener su propia cama, porque todos los muebles del apartamento
había sido inventariados y obligado por una orden de embargo en su contra obtenidas por parte de sus parientes.
El trabajo de Longo tuvo su reconocimiento
oficial con su beatificación
por el Papa Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980.
Oh, Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con
Dios, vínculo de amor que nos une
a los Ángeles, Torre de Salvación contra los asaltos del infierno,
puerto seguro en el común naufragio,
no te dejaremos jamás.
Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía.
Para ti el último susurro de nuestros labios será tu suave
nombre, Oh, Reina del Rosario de
Pompeya, Oh, Madre nuestra querida,
Oh, Refugio de los pecadores, Oh, Soberana consoladora
de los tristes, que sea bendito por doquier, hoy y siempre,
en la tierra y en el cielo.
Beato Bartolomé Longo
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