LA PAJARITA DE PAPEL

Hamlet Lima Quintana

Entonces Pepe no sabia. Pero una vez, como si fuera un milagro, alguien le hizo una

pajarita de papel, una pequea pajarita que agitaba sus alas a impulsos de su sangre, la

firme voluntad de hacer las cosas. El primer da, Pepe estuvo alegre, contento, pensando

que tenia un pjaro vivo, un pajaro de plumas y canto. Estuvo alegre como nicamente

pueden alegrarse aquellos que saben que la alegria es despertarse y ver el sol. Esa noche

Pepe coloc a la pajarita de papel sobre su almohada. Justo al momento de dormirse, ese

momento en que la vida y la muerte son amigas, a la pajarita le creci un sonrisa. Se

asust un poco por que ella era de papel y no poda alegrarse. Sin embargo, lo habia

hecho. Al da siguiente Pepe estuvo triste, muy triste. Pensaba que su pajarita era una

pajarita de papel y nunca podra llegar a ser un pjaro de plumas y canto. Estuvo triste,

con la tristeza que tienen nicamente aquellos que saben que el drama es un material

cotidiano al que debe sacarse un saldo positivo. Esa segunda noche Pepe volvi a

colocar a la pajarita de papel sobre su almohada. Justo en el momento de dormirse, ese

momento en que las cosas se integran en un Dios especial, a la pajarita le brot una

lgrima en el ojo izquierdo, que era por el que ms miraba. Se asust un poco por que

ella era de papel y no poda llorar. Sin embargo lo haba hecho. Al tercer da, Pepe

estuvo hablando con la pajarita todo el tiempo. Le deca: - Pajarita, so que sos un

pjaro de plumas y canto. Soa que vas volando sobre los montes y que los pjaros, tus

iguales, te llaman y vos vas con ellos. Soa que tu canto asombra a las ramas y a las

hojas y que con ternura fabricas un nido donde el cielo se mete. Esa noche Pepe tambien

coloc a la pajarita sobre su almohada. Justo en el momento de dormirse, ese momento

en que el amor es un punto equidistante de toda la vida que nos vive, la pajarita so

que era un pjaro de plumas y canto, Y so que volaba sobre los montes y que los

pjaros, sus iguales, la llamaban y ella se iba con ellos. Y tambin estuvo su canto

asombrando a las ramas y a las hojas y su nido de ternura tena todo el cielo empollando

un amor desmesurado. Se asust un poco por que ella era de papel y no poda soar. Sin

embargo, lo haba hecho. A la maana siguiente, pasados los tres das y tres noches

necesarias para el milagro, despus que Pepe le haba transmitido, a fuerza de quererla,

su alegria, su dolor y sus sueos - condiciones indispensables para una vida cierta -,

Pepe se acerc a la ventana con la pajarita de papel entre las manos y dijo: - Ahora, mi

pjaro de plumas y canto, vuela hacia el viento. Y una hermosa paloma se largo a volar

hacia su destino de pjaro. Entonces Pepe ya saba.

Tomado de: Cuentos para no morir

Hamlet Lima Quintana Editorial La verde Rama 1972 Dist. por Edit. Lagos Bs. As.