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PARA LEER
dual. Algo que liga con lo que hemos podido
aprender de los estudios sobre la repercusin
de la desigualdad sobre la salud.
Un segundo captulo presenta una revisin
actualizada e impregn ada de ese bien cada
vez ms escaso (en palabras del propio Reto-
laza) que es la reflexin, de los datos que he-
mos ido acumulando sobre la prevalencia de
las condiciones que ameritaran atencin por
motivos de salud mental y la demanda que de
ellas - y no slo de ellas - se derva.
El tercer captulo se dedica a la concep tuali-
zacin y clasificacin de estas condicio nes. En
l se revisan las insuficiencias de las propues-
tas vigentes y de las que las precediero n, sobre
todo en lo que se refiere a las ms frecuente-
mente atendidas en la atencin primara de
salud. Se trata de una revisin suficiente para
que, quien no conozca las propuestas orgina-
les (de la de Caplan de intervencin en
crisis
a l
modelo biosocialdeGoldberg, pasando por las
propuestas de indicacin de no tratamientode
Alberto Ortiz) encuentre sugerencias suficien-
tes para reconsiderar aspectos importantes de
su trabajo. Tambin funciona como expositor
que p ermite sacar conclusiones del despliegue
simultneo de estas propuestas para quin est
ms familiarizado con ellas. El captulo ofrece
tambin un a oportuna revisin y propuestas de
clasificacin que , a veces, com o en el caso de
la CIE-10-AP o la del Psychiatry in Medical
Practicecuyos trabajos encabez David G old-
berg, van mucho ms all de la clasificacin y
se convierten en guas y en soportes para una
visin de la prctica clnica que va m s all del
reduccionismo biologicista.
El muy ecunime captulo sobre interven-
ciones ofrece una revisin que, sin olvidar lo
que es ms comnm ente sabido, hace visible
todo lo olvidado en las sesgadas versiones de
lo mismo que se han promocionado desde
quienes han logrado convertir la atencin a
estos problemas en la base de uno de los nego -
cios m s prsperos del mundo .
Las propuestas d e organizacin asistencial
en este campo han sido sumamente varadas
y hoy tenemos algunas pruebas sobre los re-
sultados que pueden obtenerse de unas y otras
intervenciones, con unas y otras estructuras
asistenciales y sobre unos u otros problemas.
Todo ello es objeto de la mirada crtica de
Ander Retolaza, que intenta fundamentar lo
que dice en pruebas emprcas y aprovecha la
conciencia de lo difcil que es todava hacer
esto con algunos problemas para hacer, en un
penltimo cap tulo, una revisin crtica de la
informacin desarrollada hasta la fecha y ha-
cer propuestas para el futuro.
Como no poda ser de otro modo las con-
clusiones del libro vuelven a el problem a
enunciado al prncipio -aunque, a estas altu-
ras parezca fcil entender que eso tiene con-
secuencias asistenciales directas - y, com o n o
poda ser de otro modo, a la dimensin tica
porque si el problem a debe entenderse en
los trminos en los que Retolaza lo plantea,
toda la evidencia emprca revisada exhaus-
tivamente, todos los instrumentos considera-
dos, todas los intentos de situarse ante l con
una actitud cientfica no podrn ocultar que se
trata despus de todo de un problema tico y
poltico.
Alberto Fernndez Lira
ENRIC NOVELLA.La C iencia del alma Locura
y modernidad en la cultura espa ola del siglo
XIX Iberoamercana/Vervuert. Madrd, 2013.
222 pp.
A prncipios del siglo XIX, los alienistas
europeos se encontraban atascados en un labe-
rnto de difcil salida al que inev itablemente les
llevaba la escasa solidez de sus fundamentos
tericos: ni la frenologa de Gall lograba dar
con la locazacin anatmica de la locura, ni
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el magnetismo animal de Mesmer consegua
desprenderse de su halo mgico supersticioso.
Am bas disciplinas precientcas caan
a
menu-
do en el descrdito por su caprichosidad con-
ceptual, su ineficacia teraputica y sus excesos
caricaturescos, as que los alienados deban
seguir soportando los mtodos tradicionales
de contencin bajo la custodia represora del
rgimen asilar, siempre reacio a cambiar de
procedimientos. Esta inercia inoperante hizo
posible que se fuera extendiendo una forma de
tratamiento moral surgida del iluminismo fi-
lantrpico,
que
apostaba por
la
reeducacin del
hombre intelectual y moral en una tarea que
involucraba por igual a m dicos y filsofos.
Se pasara as de la imagen m aldita del loco al
nuevo sujeto psicolgico, representante de una
alteridad que vena impulsada por movimien-
tos literarios centroeuropeos y tambin sera
respetada por los expertos en conocimientos
frenopticos, en coherencia con los nuevos va-
lores surgidos de las revoluciones burguesas.
Sin em bargo, ambas tendencias, que reprodu-
can el antiguo debate entre las concepciones
somticas y psquicas no cejaran en su empe-
o hasta
fin liz r
a centuria condosaportacio-
nes decisivas y casi simultneas; el descubri-
miento de la neurona por Cajal como sustrato
ltimo del sistema nervioso y la aparicin del
psicoanlisis, en el intento de Freud de elabo-
rar una psicologa para neurlogos. Sin duda,
se trataba de una versin actualizada de aque-
Ua
confrontacin entre el cerebro y el espritu
del
hombre que
se
produca en
las
culturas ms
remotas y que no dejara de avivarse a lo largo
del siglo XX , hasta nuestros das.
En medio de todo el proceso, la amante
medicina mental haba acometido una impor-
tantsima tarea que quizs por su amplitud de
miras suele pasamos desapercibida; la colo-
nizacin del psiquismo como escenario ms
genuino de la subjevidad. Y ese es el obje-
tivo que se propone explorar Enric Novella,
bien respaldado por su slida formacin hu-
manstica, con esta esplndida obra sembrada
de lucidez y originalidad desde el bello ttulo
que la encabeza. En efecto. La iencia del
almaes un m inucioso empeo por rastrear el
origen y constitucin de las disciplinas de la
mente en tanto que competencias mdicas, y
su difc emancipacin de
la
jerarqua reHgio-
sa y teolgica que tradicionaknente las mono-
polizaba. Para ello, el autor se embarca en un
apasionante recorrido por la prehistoria de la
psiquiatra espaola, que enlaza con las primi-
tivas incursiones sobre la salud y enfermedad
de la Antigedad Clsica, para terminar con el
polmico fenmeno de las pasiones que tanto
preocupaba a los cKnicos de mediados del si-
glo XIX por su inmediata relacin causal con
las enfermedades. Sobre todo las mentales,
como demuestra la ingente cantidad de publi-
caciones dedicadas al universo pasional que
esta rigurosa investigacin ha conseguido ras-
trear entre la medicina decimonnica. De este
modo se produce el trnsito de la concepcin
metafsica del akna como instancia espiritual,
patrimonio de la teologa, al paradigma posi-
tivista de la mente y, en consecuencia, a una
nueva comprensin de la locura desprendida
de los prejuicios tradicionales, para ajustarse
al progreso cientfico y social, conforme a las
necesidades del individuo moderno. Incluso
del sujeto demente, que tampoco dejaba de
ser una criatura moral como las dems, y de
cuyo extravo podra esperarse una evolucin
ms favorable al someterse a la intervencin
mdica en el nuevo marco asistencial de la
Beneficencia
pblica.
Aunque, debido
a
la pre-
cariedad de recursos que padecan los vetustos
edificios disponibles -en su mayora, bienes
eclesisticos reconvertidos en manicomios por
la Desam ortizacin de Mendizbal, sera en
el mbito privado de las nuevas instituciones
hospitalarias y en los sanatorios de algunas
fundaciones religiosas -de manera destacada
la Orden de San Juan de D io s- donde habran
de producirse las innovaciones ms radicales.
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No es casualidad que tales cambios hu-
bieran de esperar a la cada del rgimen ab-
solutista con la muerte de Femando VII, que
hizo {Xjsible en nuestro pas la entrada de las
corrientes artsticas y culturales de la Europa
romntica en el nuevo contexto poKtico del
liberalismo. As se pudo rescatar la concien-
cia trgica de la locura, que segn Foucault
haba alcanzado su representacin ms cruda
en los cuadros de Goya, y pudo generalizarse
otra visin ms alejada del malditismo con un
creciente inters social hacia las penosas con-
diciones del encierro asilar, que se pona de
manifiesto en la prensa, la literatura y el teatro
durante las siguientes dcadas de la Espaa
isabena. l
mismo tiempo, iban calando en la
sociedad burguesa los principios reeducativos
del tratamiento moral, que contribuan a una
actitud ms comprensiva y tolerante hacia el
ciudadano loco, de forma paralela al arraigo
de una conciencia individualista del hombre
como portador de derechos. Buena muestra
de esta naciente cultura de la subjetividad se-
ran las escrituras del yo que pusieron de
moda los romnticos y se fueron propagando
en forma de cartas, memorias y lbumes au-
tobiogrficos, que reivindicaban un nuevo es-
cenario de privacidad. Tambin por entonces
se divulgaban sucesivas doctrinas psicolgicas
interesadas por la esfera moral , pero des-
prendiendo al alma de sus connotaciones me-
tafsicas hasta centrarse de manera prioritaria
en la conciencia de sf, que en sus excesos
fue despectivamente calificada deyosmopor
el catedrtico Pedro Mata. A pesar de todo, la
fiam ante psicologa liberal surgida entre las
aulas de La Sorbona com o una progresiva se-
gregacin de sus racesfilosficas an tardara
en arraigarse en nuestro pas, importada por los
liberales retomados del exilio, como Pedro Fe-
lipe M onlau, autor de los lementosde Psico
loga
que contribuyeron a su difusin popular.
Mientras tanto, no tendran menos dificultades
en su empeo por la progresiva somatizacin
de la enfermedad mental los mdicos ms
perseverantes, como Mariano Cub y Soler,
cuya particular cruzada por la frenologa y el
magnetismo le llev a polemizar con el Jaime
Balmes, mximo portavoz del conservaduris-
mo catlico; incluso se vera obligado Cub a
rendir cuentas ante los tribunales eclesisticos
poreldeterminismo materialistadedichas teo-
ras , contrario al Hbre albedro, o hasta por sus
sospechas de un posible infiujo dem onaco . De
un modo u o tro, el camino hacia la naturaliza-
cin del almayla secularizacin del psiquismo
ya estaba abierto desde los tmidos reclamos
de la Ilustracin, hasta que la medicina mental
pudo cristalizar en un m odemo saber antropo-
lgico que contribua decisivamente al nuevo
orden cvico impuesto por la burguesa. Entre
la religin y la ciencia, la nueva disciplina del
hombre se iba consolidando con el respaldo
experimental de las corrientes positivistas, la
higiene normativa
y
la regeneracin m oral que
acotaban definitivamente los vastos dominios
de las potencias del alma.Y,en consecuencia,
se restaba la influencia nociva de la imagina-
cin y el poder patgeno de las pasiones era
reemplazado por sucesivos intentos taxonmi-
cos
de
conceptuazar
las
enfermedades menta-
les,que daban lugar a nuevos procedimientos
teraputicos. Siempre que surgieran escenarios
apropiados y un respaldo jurdico para poder
llevarlos a cabo, claro, para lo que hubo de
aguardarse a los nuevos recursos hospitalarios,
en consecuencia con el radical cambio de con-
cepcin de la locura que cabra esperarse de la
tarda irrupcin de la modernidad en la cultura
espaola del XIX.
No hay ms que recordar el escndalo del
polmico caso Sagrera , que culmin en los
tribunales con varios mdicos encarcelados,
que sirve para poner un acertado final al reco-
rrido de este libro imprescindible al destacarse
como la primera victoria de la joven disciplina
psiquitrica en su lucha por el reconocimiento
de la dignidad profesional. Una tarea nada f-
cil, sin duda, que requera un proceso de cam-
bio ideolgico semejante a ambos lados de la
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tapia que artificialmente separa el submundo
asilar. Esto nos brinda una buena oportunidad
para recordar aqu el dossier que
renia
dedi-
c en su penltimo nmero al tema E n fe r-
medad mental y cultura de la subjetividad,
con excelentes aportaciones de algunos de sus
colaboradores habituales, entre los que se en-
contraba Novella anticipando en su artculo
algunas de las ideas que ha desarrollado ex-
tensamente en este libro. Es una triste coinci-
dencia que la deplorable situacin financiera
que atraviesa el CSIC haya obligado a correr
igual suerte a nuestra aorada Frenia revista
pionera en la historia de la psiquiatra y des-
aparecida en el apogeo de su reconocimien-
to por la comunidad cientfica, que a nuestro
compaero, condenado a la precariedad labo-
ral en plena madurez profesional y creativa.
Lamentamos la nefasta gestin que ha hecho
posible tan valiosas prdidas al tiempo que de-
seamos a Enre lo mejor en los proyectos de
cooperacin intemacional que ahora empren-
de,como uno ms entre tantos cerebros fugiti-
vos arrojados a la aventura de una movilidad
exterior irresponsablemente promovida por
nuestros gobemantes. Desde las pginas de
nuestra asociacin queremos dejar reconoci-
miento pblico de las valiosas aportaciones
del autor, recomendando expresamente la lec-
tura de este libro tan oportuno y brillante que
ver la luz simultneamenteenAlemania, ani-
mndole a recordar en los momentos difciles
un clido mensaje de solidaridad: siempre nos
quedar
la
AEN ...
Cndido Polo Grin
LOLA LPEZ MOHDAR.
L a primera
vez que
no
te
quiero.
Siruela. Madrid, 201 3.268 pp .
La primera vez que no te quiero, ltimano-
vela de nuestra compaera Lola Lpez Mon-
djar, es una novela distinta.
Por su propia estructura narrativa, la po-
dramos entender como una coleccin de mi-
crorrelatos, cada uno de ellos con vida propia
y m sica y color propio y por la particular for-
ma de engarzar trama, personajes y biografa
(personal de la protagonistaygeneracional- la
generacin de la transicin -) en un buceo in-
timista cargado de saber psico , expresado
desde lo intuitivo y vivencial, sin pretensiones
intelectuEilistas.
Con una estructura cinematogrfica, a tra-
vs de sucesivos fotogramas que saltan en el
tiempo.
La primera vez que no te
quiero nos
conduce por los extraos caminos que se re-
corren para construir la propia identidad. El
texto fluye por los dos mundos entre los que
creci la generacin que entraba en la juven-
tud tras la muerte de Franco: El mundo en
el que se contiene la infancia y la memoria,
cerrado, simple, patriarcal, pegado a lo con-
creto, sin otro sueo que la continuidad segu-
ra. Y el mundo distinto, cambiante, nuevo, al
que se lanza Julia en busca de una posibilidad
diferente de ser mujer y ser en el mundo. Un
mundo constituido de una materia descono-
cida, pleno de nuevos saberes, de belleza, de
libertades, de sueos y de contradicciones.
Eseesel ncleo proposicional delanovela,
la lucha de una mujer para constituirse como
sujeto cuando los modelos sociales y famiha-
res de los que parte no sirven en absoluto para
eso,
sino ms bien para lo contrario: vivir para
otros, para que otros sean; dedicacin al otro
que no surge desde el altruismo intencional,
sino desde la sumisin al destino impuesto, a
no poder ser de otra manera.
Desde el primer prrafo de la novela la
narradora nos deja claro la imposibilidad de
incluirse en ese mundo estrecho, y nos golpea
con el recuerdo de que, a poco de nacer, su
madre intent ahogarla mientras la baaba.
Un suceso que es metfora de la separacin
radical, necesariaytrgicaaveces,que lapro-
tagonista, Julia, va viviendo a medida que se
hace las preguntas v itales: Quines son ellos,
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C o p y r i g h t o f R e v i s t a d e l a A s o c i a c i n E s p a o l a d e N e u r o p s i q u i a t r a i s t h e p r o p e r t y o f
A s o c i a c i o n E s p a n o l a d e N e u r o p s i q u i a t r i a a n d i t s c o n t e n t m a y n o t b e c o p i e d o r e m a i l e d t o
m u l t i p l e s i t e s o r p o s t e d t o a l i s t s e r v w i t h o u t t h e c o p y r i g h t h o l d e r ' s e x p r e s s w r i t t e n p e r m i s s i o n .
H o w e v e r , u s e r s m a y p r i n t , d o w n l o a d , o r e m a i l a r t i c l e s f o r i n d i v i d u a l u s e .