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Page 1: Kant: Textos Estéticos

Universidad de Chile Curso: Estética IlustradaFacultad de Filosofía y Humanidades Profesor: David WallaceDepartamento de Literatura Ayudantes: Andrés Soto

Samuel Espíndola

TEXTOS ESTÉTICOS DE IMMANUEL KANT (1724-1804)1

OBSERVACIONES SOBRE EL SENTIMIENTO DE LO BELLO Y LO SUBLIME (1764)PRIMERA SECCIÓN: DE LOS DIFERENTES OBJETOS DEL SENTIMIENTO DE LO SUBLIME Y LO BELLO

“Hay todavía un sentimiento de especie más fina, […] supone, por así decir, una excitabilidad del alma que a la vez foguea a ésta para emociones virtuosas, o porque indica talentos y ventajas del entendimiento […]. Es de este sentimiento que quiero considerar un aspecto. Mas excluyo de esto la inclinación que va unida a las visiones elevadas del entendimiento […]. Esta sensación es demasiado fina como para que deba pertenecer al proyecto presente, que sólo tocará el sentimiento sensible, del cual también son susceptibles almas más comunes. El sentimiento más refinado que ahora vamos a ponderar es, principalmente, de doble especie. El sentimiento de lo sublime y de lo bello.” (20) “Lo sublime emociona, lo bello atrae. El semblante del hombre que se halla en el pleno sentimiento de lo sublime es grave, a veces atónito y asombrado. Por el contrario, la vívida sensación de lo bello se anuncia por una brillante serenidad de los ojos, rasgos de sonrisa y a menudo una sonora jocundidad.” (21)“Una gran altura es tan sublime como una gran profundidad, pero ésta va acompañada por una sensación de estremecimiento; aquélla, por la admiración; de ahí que esta sensación pueda ser sublime de modo terrible y aquélla, noble.” (23)“Una prolongada duración es sublime. Si lo es de tiempos pasados, entonces es noble; si se lo visualiza en un futuro remoto, tiene en sí algo de aterrador. Un edificio de la más lejana antigüedad es venerable.” (23)

SEGUNDA SECCIÓN: DE LAS PROPIEDADES DE LO SUBLIME Y LO BELLO EN EL HOMBRE EN GENERAL

“El entendimiento es sublime; el ingenio, bello. La audacia es sublime y magna; la astucia, pequeña, pero bella.” (25)“Propiedades sublimes infunden veneración; las bellas, amor, en cambio. […] Se estima a alguien demasiado altamente como para amarlo. Infunde él admiración, pero está demasiado por encima nuestro, como para atrevernos a acercarnos a él con la confianza del amor.” (25)“Aquellos que en sí reúnen ambas especies de sentimiento encontrarán que la emoción de lo sublime es más poderosa que la de lo bello; sólo que, no alternada ni acompañada por ésta, cansa y no puede ser gozada tan largamente.” (25)“La amistad tiene principalmente en sí el rasgo de lo sublime; el amor de los sexos, en cambio, el de la belleza. […] En mi opinión, la tragedia se diferencia de la comedia principalmente porque en la primera se excita el sentimiento para lo sublime, y, en la segunda, el sentimiento para lo bello. Muéstranse en la primera el sacrificio magnánimo por el bien ajeno, la resolución audaz en los peligros y la probada fidelidad. […] Es conmocionado suavemente [el espectador] y siente la dignidad de su propia naturaleza.” (26)

1 Immanuel Kant. Textos estéticos. Trad. Pablo Oyarzún. Santiago: Editorial Andrés Bello, 1983.

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“Y, en general, el héroe de Homero es sublime terriblemente; los de Virgilio, en cambio, nobles. La audaz venganza manifiesta tras una gran ofensa tiene en sí algo de sublime y, por muy ilícita que pueda ser, conmociona en la narración con horror y complacencia.” (27)“La propiedad de lo sublime terrible, cuando se vuelve enteramente innatural, es extravagante. Las cosas innaturales, por lo que en ellas se refiere a lo sublime, aunque poco o nada se encuentre éste en ellas, son cosas grotescas. El que ama y cree en lo extravagante es un fantasioso, la inclinación a lo grotesco hace al chiflado. Por otra parte, el sentimiento de lo bello degenera cuando lo noble falta completamente en él y se lo denomina frívolo. Un varón con esa propuesta cuando es joven se llama lechuguino, y si está en edad mediana es un fatuo. Como a la edad avanzada le es máximamente necesario lo sublime un viejo verde es la creatura más despreciable de la naturaleza, tal como un joven chiflado” (29) “Pronto se advierte que esta honorable sociedad está repartida en dos planos: el de los chiflados y el de los fatuos. A un chiflado instruido se le llama discretamente un pedante” (30n)“El atrevido encaramiento de los peligros en pro de los derechos nuestros, de la patria o de nuestros amigos, es sublime. Las cruzadas, la antigua caballería, eran extravagantes; los duelos, miserable resto de ésa debido a un equivocado concepto del honor, son grotescos. El melancólico alejamiento del bullicio del mundo por un legítimo fastidio es noble. La solitaria devoción del eremita era extravagante. Los monasterios y parecidos sepulcros para encerrar a santos vivientes son grotescos. La represión de las pasiones en vista de principios es sublime.” (30) “La representación matemática del grandor inconmensurable del universo, las consideraciones de la metafísica acerca de la eternidad, la providencia, la inmortalidad de nuestra alma, contienen una cierta sublimidad y dignidad.” (31)“En propiedades morales sólo la verdadera virtud es sublime. Hay, no obstante, buenas cualidades morales que son amables y bellas y, en la medida en que armonicen con la virtud, son consideradas también como nobles, aunque no puedan ser sumadas al sentir virtuoso.” (31) “Según esto, la virtud verdadera sólo puede ser insertada en principios que, mientras más universales son, más sublime y noble se hace ella. Estos principios no son reglas especulativas, sino la conciencia de un sentimiento que habita en cada pecho humano y se extiende mucho más allá que los fundamentos particulares de la compasión y de la afabilidad. Creo comprehenderlo todo cuando digo que es el sentimiento de la belleza y de la dignidad de la naturaleza humana.” (33) “La bondad de corazón […] está muy sujeta al cambio de las circunstancias y, al no descansar la moción del alma en un principio fundamental, fácilmente adopta figuras alteradas, según que los objetos ofrezcan uno u otro aspecto. Y como esta inclinación se dirige a lo bello, parece unirse de la manera más natural con la especie de ánimo que se denomina sanguínea, que es voluble y dada a la jocundidad. En este temperamento hemos de buscar las amadas propiedades que denominamos virtudes adoptadas.” (36-37)“Aquel cuyo sentimiento cae en lo melancólico [tiene] con preferencia un sentimiento para lo sublime. Aun la belleza, para la cual asimismo tiene sensación él, no ha de atraerle sola, sino al infundirle admiración a la vez, emocionarlo. […] Todas las emociones de lo sublime tienen en sí algo más embrujador que los atractivos embaucadores de lo bello.” (37)“[El melancólico es] juez estricto de sí mismo y de los otros, y se hastía de sí mismo así como del mundo no pocas veces. En la degeneración de este carácter, se inclina la seriedad hacia la pesadumbre, la devoción meditativa hacia el fanatismo […].Sugestiones, alucinaciones, obstinaciones. Si el entendimiento es aún más débil, incurre en lo grotesco. Sueños significativos, presentimientos y signos milagrosos” (39-40) “El de constitución de ánimo sanguínea tiene un dominante sentimiento para lo bello. Sus alegrías son por eso risueñas y vivaces. […] Jamás ha de ser juez. Las leyes le son por lo común demasiado

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estrictas y se deja sobornar por las lágrimas. Es un individuo estrafalario, nunca derechamente malo. […] tiene mucha receptividad para la bondad, pero poca para la justicia.” (40)“Aquel a quien se considera dentro de la condición de ánimo colérica tiene un sentimiento dominante para la especie de lo sublime que se puede denominar espléndido. Ella es sólo el destello de la sublimidad y es un color fuertemente destacado que oculta el contenido interno de la cosa o la persona, engañando y emocionando a través del parecer. Así como un edificio con un enlucido que representa piedras talladas hace una impresión tan noble como si efectivamente estuviese hecho con ellas, y las molduras y pilastras empotradas dan ilusión de solidez, aunque tengan poca firmeza y no sostengan nada: así relumbran también las virtudes de cerámica, el oropel de sabiduría y el mérito pintado. […] Su comportamiento es artificioso.” (41)“La candidez, esta noble o bella simplicidad que porta el sello de la naturaleza y no del arte, le es completamente ajena. De ahí que cuando degenera su gusto, su destello se vuelve chillón, es decir, alardoso de manera adversa. Incurre, entonces, tanto por su estilo como por su ornato, en galimatías (lo exagerado), una especie de grotesco que es, respecto de lo espléndido, lo que lo extravagante o chiflado respecto de lo sublime serio.” (42)“Hay un cierto espíritu de las pequeñeces (esprit de bagatelles) que indica una especie de sentimiento delicado, pero que apunta precisamente a lo contrario de lo sublime. Un gusto en algo, porque es muy artificioso y arduo; versos que pueden ser leídos hacia adelante o hacia atrás, enigmas, relojes en anillos, cadenitas, etc. Un gusto por todo lo que está medido a compás y ordenado de manera prolija, aunque no tenga utilidad: por ejemplo, libros lindamente colocados en largas filas en la estantería y una cabeza vacía que los mira y se alegra; recámaras que están adornadas como cajas ópticas y lavadas con limpieza excesiva, junto a un anfitrión inhospitalario y malhumorado que las habita. Un gusto en todo lo que es raro, por poco valor interno que pueda tener.” (44)“Trátase aquí no tanto de lo que vea el entendimiento, sino de lo que el sentimiento siente. Sin embargo, las capacidades del alma tienen una tan grande conexión que las más de las veces se puede inferir de la apariencia de la sensación los talentos de la inteligencia. Pues en vano le estarían concedidos estos talentos a aquel que tiene muchas ventajas del entendimiento, si no tuviese a la vez una fuerte receptividad para lo verdaderamente noble y bello, que debe ser el móvil para aplicar bien y regularmente estas dotes del ánimo.” (44-45)

CRITICA DE LA FACULTAD DE JUZGAR ESTÉTICA

PRIMERA PARTE DE LA CRÍTICA DEL JUICIO (1790)ANALÍTICA DE LO BELLO

“Para discernir si algo es bello o no lo es, no referimos la representación por medio del entendimiento al objeto, con fines de conocimiento, sino por medio de la imaginación (quizá unida al entendimiento) al sujeto y al sentimiento de placer y displacer de éste. El juicio de gusto no es,

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entonces, un juicio de conocimiento y, por consiguiente, tampoco lógico, sino estético; se entiende por éste aquél cuyo fundamento de determinación no puede ser sino subjetivo. Toda relación de las representaciones, aun de las sensaciones, puede ser objetiva (y entonces significa ella lo real de una representación empírica); únicamente no lo es la relación con el sentimiento de placer y displacer, por medio del cual nada es designado en el objeto, sino en la cual el sujeto se siente a sí mismo tal como es afectado por la representación” (§1, pp. 89-90)“…el juicio de gusto no es un juicio de conocimiento (no es uno teórico ni uno práctico) y, por ello, tampoco está fundado en conceptos ni tiene por fin unos tales. […] Se puede decir que, entre todas estas tres clases de complacencia, sólo y únicamente la del gusto por lo bello es una complacencia desinteresada y libre, pues ningún interés, n el de los sentidos, ni el de la razón, fuerza la aprobación” (§5, pp. 99-100)“Cuando se quiere explicar qué sea un fin de acuerdo a sus determinaciones trascendentales (sin suponer algo empírico, como lo es el sentimiento de placer), se dirá que fin es el objeto de un concepto en cuando éste es considerado como la causa de aquél (el fundamento real de su posibilidad); y la causalidad de un concepto con respecto a su objeto es la conformidad a fin (forma finalis). […] La conformidad a fin puede ser, por tanto, sin fin, en la medida en que no pongamos las causas de esta forma en una voluntad, y sí, en cambio, podamos hacernos concebible la explicación de su posibilidad sólo en cuanto la derivemos de una voluntad.” (§10, pp.116-117)“Un juicio de gusto, sobre el cual no tengan influencia alguna el atractivo y la emoción (aunque puedan éstos unirse a la complacencia de lo bello), que posea, pues, como fundamento de determinación sólo la conformidad a fin de la forma, es un juicio puro de gusto” (§13, pp. 122-123)“La conformidad a fin objetiva puede ser conocida sólo por medio de la relación de lo múltiple” con un fin determinado y, por tanto, únicamente a través de un concepto. De aquí resulta claro que lo bello, cuyo enjuiciamiento se funda sobre una conformidad a fin meramente formal, es decir, una conformidad a fin sin fin, es completamente independiente de la representación de lo bueno, porque esto último supone una conformidad a fin objetiva, es decir, la relación del objeto con un fin determinado” (§15, p.126)

ANALÍTICA DE LO SUBLIME

“Lo bello de la naturaleza atañe a la forma del objeto, que consiste en la limitación; lo sublime, por el contrario, también se hallará en un objeto desprovisto de forma, en la medida en que es representada la ilimitación en él […] añadiéndosele, empero, el pensamiento de su totalidad” (§23, p.154)“[La primera complacencia, es decir lo bello] conlleva directamente un sentimiento de promoción de la vida y es aunable, por eso, con atractivos y con una imaginación lúdicra, en cambio, aquélla [lo sublime] es un placer que sólo surge indirectamente, a saber, de modo tal que es generado por el sentimiento de un momentáneo impedimento de las fuerzas vitales y de una tanto más fuere efusión de esas inmediatamente consecutiva. […] lo sublime contiene menos un placer positivo que una admiración o respeto, esto es, algo que merece ser denominado placer negativo” (§23, pp. 154-155)“Pues como el sentimiento de lo sublime trae consigo, en cuanto carácter suyo, un movimiento del ánimo ligado al enjuiciamiento del objeto, en lugar de lo cual el gusto por lo bello supone y conserva al ánimo e tranquila contemplación, y este movimiento debe ser juzgado, sin embargo, como conforme a fin subjetivamente (pues lo sublime place): él es referido, entonces, por la imaginación a la facultad de conocer o bien a la facultad de desear, mas en ambas referencias a la conformidad a fin de la representación dada es juzgada sólo en vista de estas facultades (sin fin o interés); y entonces la primera, como temple matemático; la segunda, dinámico, de la imaginación, le es atribuida al objeto y, por eso, éste es representado como sublime del doble modo concebido” (§24, p. 159)

A. SUBLIME MATEMÁTICO

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“Llamamos sublime a lo que es absolutamente grande […] [es decir] aquello que es grande por sobre toda comparación” (§25, p. 159)“Fácilmente se ve aquí que nada puede ser dado en la naturaleza, por muy grande que lo juzguemos, que, considerado bajo otra relación, no pueda ser desmerecido hasta lo infinitamente pequeño; y que, a la inversa, no haya nada tan pequeño que no pudiera ser ampliado hasta el grandor de un mundo para nuestra imaginación […] Pero precisamente porque en nuestra imaginación reside un afán por la progresión hacia lo infinito, y en nuestra razón, una pretensión de absoluta totalidad como idea real, aun esa inadecuación de nuestra facultad de estimación de grandores de las cosas del mundo sensorial es para esta idea lo que despierta el sentimiento de una facultad suprasensible en nosotros […] sublime es aquello cuyo solo pensamiento indica una facultad del ánimo que excede toda medida de los sentidos” (§25, p. 163-164)“El sentimiento de lo sublime es, pues un sentimiento de displacer, debido a la inadecuación de la imaginación en la estimación estética de los grandores respecto de la estimación por la razón, y, a la vez, un placer allí despertado, debido a la concordancia, precisamente, de este juicio de la inadecuación de la más grande potencia sensorial con ideas de la razón, en la medida en que la aspiración a éstas es, empero, ley para nosotros” (§27, 175)

B. SUBLIME DINÁMICO

“La estupefacción lindante en el terror, el horror y el sagrado estremecimiento que coge al espectador ante la vista de masas montañosas que suben hasta el cielo, de simas hondas y, allí, enfurecidas aguas, profundamente ensombrecidos páramos que invitan a la meditación melancólica, etc., no es, en la seguridad en que aquél se sabe, efectivo temor, sino sólo un intento de aventurarse en ellos con la imaginación, para precisamente sentir el poder de esta facultad de enlazar el movimiento de ánimo provocado por ellos con el estado de reposo del mismo y sobreponernos así a la naturaleza en nosotros mismos” (“Observación general sobre la exposición de los juicios estéticos reflexionantes” pp. 193-194)

EL SENTIMIENTO DE PLACER Y DISPLACER

LIBRO SEGUNDO DE LA ANTROPOLOGÍA EN PERSPECTIVA PRAGMÁTICA (1798)

“[El deleite y el dolor entre sí] no están contrapuestos como la adquisición y la carencia (+ y 0), sino como la adquisición y la pérdida (+ y –)” (§57, p. 332)“El deleite es el sentimiento de la promoción; el dolor, el de un impedimento de la vida. Pero la vida (del animal) es, como ya los médicos han observado, un continuo juego de antagonismo de ambos. Por lo tanto, a cada deleite tiene que preceder el dolor. […] Tampoco puede ningún deleite seguir inmediatamente a otro.” (§57, p.333)“[Es sicológico y no moral, el efecto según el cual en] los hombres el que su deleite aumente por comparación con el dolor de otros, y que, en cambio, el dolor propio sea disminuido por la comparación con el padecer semejante o aun mayor de otros” (§63, p.342)

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“[Cuando] uno mismo está seguro del acopio de sus fuerzas para aprehender el fenómeno, y a la vez de la preocupación de no poder alcanzar su grandor, se despierta asombro (un sentimiento agradable por continua superación del dolor)” (§65, p. 439)“Lo sublime es, por cierto, el contrapeso, pero no el contrario de lo bello; porque el esfuerzo y el ensayo de elevarse a la aprehensión (apprehensio) del objeto despierta en el sujeto un sentimiento de su propio grandor y fuerza; pero la representación pensada del mismo en la descripción o presentación puedes y tiene que ser siempre bella. Pues de otro modo el asombro se vuelve amedrentamiento, que es muy diferente de la admiración, como enjuiciamiento en que no se harta uno del asombro. […] Lo sublime, pues, no es por cierto, un objeto para el gusto, sino para el sentimiento de la conmoción; pero la presentación artística del mismo en la descripción y vestimenta (en aditamentos, parerga) puede y debe ser bella; porque, si no, es salvaje, ruda y repelente y, así, contraria al gusto” (§65, p. 439)

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