PODERJUDICIAL.
U N PLE I T O N O TABLE
Ante la Excm a. Corte Suprem a pende una c ausa,
c élebre,
en nuestros anales judic iales, no tanto por la
¡mantis de los intereses que en el la se c ontrovierten ,
c uanto por el interes de la justic ia m ism a, osc urec ida yviolada de un m odo c ínic o en prim era y segunda ins
tanc ia. Esa c ausa es la que sigo c om o apoderado de
m i señora tia doñaManuela Cabrera y Zegarra c on don
Pedro Cabrera Cm vedo, sobre preferenc ia en la p ose
Al públic o, segun el sentir superfic ial de muc hos, ¡ ia
¡ia le importan las disputas entre partic ul ares; pero este
es un puro errºr si se quiere sostener en tesis general ,c on indi£erenc ia de todos en lo que respec ta a las dispu
tas de algunos. Los que vivim os soc ialmente tenemos
verdadera y positiva.solidaridad en nuestros dere1
c hos, y la violac ion de uno so lo de ellos por parte de
los poderes c onstituidºs, es un ultraje c om un, es una
injuria que debe enrojec er el rostro de todos, es una
traic ion que todos tenem os interes en c onoc er y que
debe ponernos en guardia, á fin de no ser burlados yesc arnec idos a nuestra vez por los que investidos de la
públic a c onfianza, no tienen por sus hec hos el título su
fic iente para que se siga depºsitando en ellos.
Muy poc o c aso Se hac e del Poder Judic ial en el Perú;y m ientras ha habido c ien c atac lism o: polític os que han
destronado otros tantos gobiernos, la adm inistrac ion de
justic ia ha perm anec ido inm óvil y no ha habido jam as
c ontra el la ni una rebelion,ni una protesta.
Y sin em bargo, la adm inistrac ion de justic ia es una
c osa tan alta, tan noble, tan trasc endental c om o el go
bierno m ism o de la repúblic a. La adm inistrac ion de
justic ia es una parte, y una parte esenc ialísim a, de ese
m ism º gobierno , porque el la está l lam ada a distribuir
entre los c iudadanos, dia por dia, y ac ada m om ento, ese
pan de verdad y de razon sin el c ual ninguna soc iedad
subsiste.
Los errores de nuestros gobiernos hac en m uc ha bu
l la, pero las injustic ias de nuestros juec es quedan se
pultadas en el olvido; m irándose c on la m as fria indi
ferenc ia la transgresion de la ley, el asesinato m oral de
los c iudadanos, c onsum ado á m ansalva y alevosam ente
en el rec into de los tribunales.
No esm i ánim o en m anera alguna el deprim ir anues
tra m agistratura judic ial en su c onjunto. Juec es tene
m os intac hables, m odelos de c ienc ia y de hºnradez ; ysi no los hubiera, y si no hubiera tenido yo fé en ellos,habria ac eptado desde luego y sin trepidar las transac t
c iones que se m e han propuestº por el m ism o hasta hoyvic torioso don Pedro Cabrera 0aravedo; pero m e es
imposible si, el dejar de lam entarm e del entreveramientº de algunos intrusºs c on esos dignos y verdaderos se
c erdotes de la justic ia.
Por lo que hac e al Tribunal Suprem o, él m e inspira
una plena c onfianza; pues son hartas las pruebas que
tiene dadas de su independenc ia y de su rec titud; pero
eso solo no m e basta para desc ansar, porque aun dado
el c aso de que ante él triunfe, c om o lo espero, la c ausa
que sostengº, se nec esita que todo el m undo c onozc a la
historia de ella. Una dec larac ion de nulidad ec hará, sin
duda, pºr tierra las pretensiones de m i c olitigante, pero
dejará siem pre a ºsc uras m uc hos hec hos que han pasa
do en prim era y segunda instanc ia. Es prec iso que la
soc iedad sepa c om o se le sirve; que sepa quienes, entre
aquellos que ve revestidos de nºble c arác ter, m erec en
ese honor, y quienes son de él indignos.
En la c ausa que sostengo c on don Pedro Cabrera
Caravedo ha habido una série tal de anom alías, un des
prec io tan c laro y explíc ito de las leyes que nos rigen,
y tal es c ándalo en la falta de fundam entos de la prim e
ra y segunda senten c ia, que vale bien la pena de poner
lo todo en c onoc im iento del públic o. Los que han sus
c rito am bos fall os_
deben c om parec er a nte la ºpinion
nac ional y ser juzgados, despues de haber sido juzgadores.
Yom epropongo ,no ilustrar la c on c ienc ia de laExcm a.
Cºrte, porque ella es tudiará sin duda c onc ienzudam en
te los autos de la m ateria, y estoy c ºnven c ido de que
no ha m enester de advertenc ias; pero sí ilustrar la c on
c ienc ia soc ial .
En una série de artíc ul os haré c ono c er a c uantºs
ten la pac ienc ia y buena voluntad de leerm e, el fon
do52“
justic ia de m i c ausa, m anifestaré el desc onoc í
m iento vo luntario de esa justic ia . pºr parte de los obli
gados adm inistrarla,y, por últim o, c ºn la historia
m ism a del proc edim iento , pondré c laro, c om o la luz, queno ha sidº el derec ho sino el favor, 6 influenc ias m uc ho
m enos nobles, lo que ha puesto en tan m al predic am en
to, hasta aquí, el pleito que c on tanta razon y c o nc ienc ia defiendo.
En el artíc ulo anterior he m anifestado m i propósitºde hac er una exposic ion relativa a la justic ia de m ic ausa, a la transgresion esc andalosa de las leyes, c onsum ada en los fal lo s de prim era y segunda instanc ia, y
por últim o, á. los hec hos ac ontec idos durante la. séried el proc edim iento, harto signific ativos por si m ism os,
y c uyo c onoc im iento c om pletará seguram ente la c on
v ic c ion m oral del públic o en c uanto á. la voluntad, por
parte de los juec es, de atender, antes que á. su obliga
c ion, c ualquiera otra c osa.
Debiendo c om enzar en el presente escrito la exposi
c ion prometida, y c om enzarla por los hec hos que sir
ven de fundam entº al derec ho de m i poderdante doña
Manuela Cabrera y Zegarra, no querria sinº que tu.
viera el tribunal de la opinion, al c ual he apelado, to
dos los datos po sibles, añn de que no se preoc upara
c on'
la prevenc ion, harto c omun y fundada, de que,quien habla solo, tiene libertad plena para ac om odarlo
todo 5. la _m edida de su deseo, y de m entir am ansalva
,
m ientras no haya nadie que se enc argue de rec tific ar
sus asertos. Com o yo desc ansº en un pleno c onvenc i
m iento intelec tual y en una c onc ienc ia rec ta, c om o ten
go la fé y la fuerza bastantes para ponerm e frente
rente de c ualquiera, sin temor alguno, en la c uestion
ac tual , provºc o desde Inc 0 al distinguido jurisc onsultodefensor de la c ºntraria
,%oc tor don Franc isc o Garc ía
Calderon, autor del Dic c ionario c lásic o de Jurisprudenc ia Nac ional , para que salga,jsi le es posible, á. desm entirm e dia por dia en hec ho y en derec ho. Yo soynada ante el doc tor Calderon , atendidos m i c arác ter
c ompletamente extraño á la profesion del foro y su c o
losal prestigio y rec onoc ida c om petenc ia en m aterias
jurídic as y hasta banc arias; pero por m uy aventuradº
presuntuoso que parezc a, tengo gana dever al nota
le c ompilador de teorías, sostener susp rác tic as en estec aso prác tic o,y c onc ordarsusalegatos de defensor, que
_ 5 _
trabajo. por honorario, c on las doc trinas que ha estam
pado, c om o suyas, en la obra que de tanto honor c om o
provec ho le ha sido: quisiera verle grabar por la prensa
diaria algo indeleb le, para sac ar,si se puede, alguna
c ºsa en lim pio, en la historia de las c ontradic c iones
hum anas; para c onvenc erm e de si vale tanto la c ienc ia
del esc ritor, vendida 6 buen prec io, c om o la c onc ienc ia
del hombre, que, por su noble profesion, no debe alqui7
lar sus servic ios sino para defender a todo tranc e l a
tidad de la justic ia.
Con esta provoc ac ion, que he c reidº absolutam ente
nec esaria para añanzar m i c ausa y la buena fé c on quela sigo, entro en m ateria, c omenzando por la indispen
sable narrac ion de los antec edentes del juic io.
El año de 1818, por muerte de la señora doña LuisaZe se susc itó un pleito entre sus dos hijos, donP o Nolasc o y el doc tor don Blas Cabrera, sobre los
patronatos de fam ilia en que c onsistía la suc esion. El
prim ero alegaba que era prim ogénito , y por lo tantol lam ado poseer los vínc ulos, y el segundo le negaba
la preferenc ia por haber nac ido antes del matrim onio
de la m adre c omun, c ºn el padre c omun tambien , don
Melc hºr Cabrera,de quien era c uñada y prim a herm a
na,[razon por la c ual fué don Pedro hijo inc estnoso,inc apaz de legitimac ion por m atrim onio subsiguiente, yexc luido no obstante su mayoridad de toda suc esion
legal . El doc tor don Blas probó plenam ente su aserto,
es dec ir, que don Pedro nac ió el año de 1789, antes dedispensados por el Papa y por el Metropo litano respec
tiVam ente, ambos impedim entos, lo que no se verific óhasta el año de 1790, el m ism o en que se c elebró elm atrim onio. La c ausa se fal ló en prim era instanc ia,c onñriendo la posesion de los patronatos al doc tor don
Blas, en razon de no ser ni legítim o, ni haber podido
ser legitimado su hermano m ayor.
Apelada la c ausa por parte de don Pedro, la RealAudienc ia teniendº en c onsiderac ion únic am ente las
faltas del proc edim iento, porhaberse dado al juic io una
- 6
sustan'
c iac ion sum aria en vez de la ºrdinaria que le c or
respondía, revoc ó el auto posesorio; m as para c autelar
el derec ho de don Blas que era indisputable, di8puso
que se restitnyera la posesion á don Pedro,'
bajo de
jianza, y llevando un libro adm inistratorio. A pesar de
esta revoc atoria, estaba tan en la c onc ienc ia de todos
el ningun derec ho de don Pedro, que éste no pudo en
c'
entrar nadie que le ñara, viéndose obligada la m ism aReal Audienc ia á disponer que c ontinuara don Blas en
la posesion que habia obtenido . Deseandº entonc es
am bos herm anos poner térm ino á sus diferenc ias, c on
vinieron en som eterlas á un arbitraje, y c on vénia dela Audienc ia y prévio el respec tivo c om prom iso por es
c ritura públic a, don Pedro nombró por árbitro de su
parte al doc tor don José A. de la Torre, hombre res
petabilísim o, que, desengañado del mundo y retirado en
el c onventº de los Desc alzos de esta c iudad, ac eptó soloá fuerza de vivas instan c ias el c argo ; y el doc tor don
Blas nombró por la suya al no m enos respetable doc tor
don Nic olas Aranivar, integerrim o m agistrado, c uya
m em oria hac e honor á nuestros tribunales. Pedidas las
pruebas por los arbitros, el doc tor don Blas presentólos autos que había seguido c on su herm ano
,m ientras
don Pedro dec laró por esc ritura p úblic a, otorgada en 9
de Febrero de 182 2 ante don Jul ian Cubil las, que notenia mas pruebas sobre su ñliac ion que las produc idas
por don Blas en los autos; lo c ual fué c onfesar de plano
y ac eptar las c onsec uenc ras de su dañado orígen .
En 2 0 de Febrero del m ism o año de 182 2 se pronun
c ió el Laudo, dec larándose que, por m otivos dejustic ia
y p or razones de honestidad, la p osesion , p rop iedad ysuc esion del p atronato toc aban al doc tor don B las; m an
dándose darp or equidad á dºn Pedro m il pesos desdeluego, y por una sola vez, y en lo suc esivo treinta m ensuales durante su vida, los que deberian entregarse
tam bien á su hijo m ayor si él m oria antes de que el di
c ho su hijo hubiese c um plido la edad de 2 5 años.
La Alta Cám ara de Justic ia_
aprobó en el propio año
y ratific ó solemnem ente ese laudo, á petic ion por esc ri
to, no solo del venc edor don B las, sino del venc ido don
Pedro, quedando des de entºnc es perfec tam ente hom o
lngado .
El doc tor don Blas Cabrera c um plió religiosam ente
c on la senten c ia arbitral, pues no solo entregó sin dila
c ion á su herm ano los m il pesos, sino que, hasta la
m uerte de éste, oc urrida en 1859,le ac udió c on los trein
ta pesos m ensuales; habiendo poseído los patronatos,
por57 años, desde 182 2 hasta 1869, époc a de su fal lec i
m iento . Verdad es que en 1856 intentó don Pedro hac er revivir sus muertos derec hos por m edio de un juic io ;pero un poc o m as tarde, en 1858, dec laró él m ism o, m o
vido por su c onc ienc ia, que la esc ritura en que apoyabasu rec lam o y aparec ía otorgada pordon Fran c isc o Peña
apoderado de don Blas y por su c uñado don I sidorº
Caravedo, era falsa, y que se desistia en c onsec uenc ia
del pleito que habia prom ovido. Esta dec larac ion fué
hec ha tambien p or esc ritura públic a .
Me detendrá por un m om ento en lo narrado hasta
aquí, c onform e á la verdad, y preguntaré á c ualquiera,a l m as intonso en derec ho, en vista de los ac ontec im ien
tos expuestos: ¿c uál podia ser el título de don Pedro
Nolasc o Cabrera en el año de 1858, posteriorm ente á
su últim o desistim iento , para hac er valer su derec ho,despues de haber c onfesado él m ism o que no tenia mas
pruebas de su frliac ion que las presentadas por su her
m ano, es dec ir, las que le dañaban c om pletam ente en
sus pretensiones; despues de haberse som etido volunta
riam ente á un arbitram iento , perfec tam ente prin c ipia
do, seguido, c onc luido y aprobado c on todas las solem
n idades y requisitos legales ; despues de haber sido
dec larado en ese arbitram iento nulo su títul o, injustasu pretension, por el m ismo hom bre honrado, justo y desu c onfianza plena; despues de haber dec larado, explí
c ita y sºlem nem ente, c uando ya tenia la m uerte delan
te de los ojos, que abandonaba el injusto pleito quehabia prom ovido para ec har por tierra lo juzgado y
ssntc nc iado, en razon de haber rec urrido una falsedad para el lo ; despues, en fin, de que, en virtud de una
quieta y pac ífic a posesion, obtenida por sentenc ia judic ial , era su herm ano donBlas dueño por 36 años de lo
que él habia soñado en un tiem po suyº? C laro y m uyc laro es, en m érito de estos indisputab1es hec hos, que
don Pedro Nolasc o Cabrera m urió sin título alguno ,
que m urió exc luido del todo, y c om o no podia estarlo
mas, del derec ho á los patronatos de su fam il ia. En lo
c ual es de advertir que esa exc lusion no fué c om o quiera, respec to de él, sino absoluta y trasc endental á sus
desc endientes. Don Pedro Nolasc o no habia perdido su
c au8a, prec isam ente en c uanto á ser su herma no prefe
rido á él , sino en c uanto á la c ompleta é insanable
inc apac idad suya; era c om pletam ente insignific ante, en
teram ente olvidado en su persona m isma, por defec to
de su nac im iento ; de m anera que, no so lo m urieron en
él sus pretensiones, sino las de sus desc endientes todos
No fué don Pedro postergado, sino rec hazado; no se le
dec laró de título defic iente, sino de titulo nu lo.
Hasta aquí hablan , pues, el hec ho y el derec ho in
c ontrovertibles, y nos l levan á esta c onc lusion : N I DON
m ono c n nnn , m m m m su se nom as , p or. nnnsono HERE
m rm o na ponm e p nspums un m . m sm DEL noc ron p or:
m e c annnm nm nm an m rosz sm n na no que ns'rn '
rq
Que venga el doc tor Garc ia Calderon y que m e dis
pute este aforism o; que m e niegue si se atreve, los he
c hos, ó que, adm itidos ellos, m e ponga en duda la ver
dad y justic ia de la añrm ac ion , y yo le responderé.Mientras tanto, esto queda sentado para c uantos ten
gan un ápic e de sentido c om un .
¿Habrá habido todavia quien tenga el atrevim iento
de resuc itar al doblem ente difunto en Pedro Cabrera
para pleitear en su nombre? Si, por m uy extraño ue
parezc a, aun c uando nada debe parec erlo en este 0 os
en que por desgrac ia vivim os. Pero aqui debe c onti
naar la narrac ion interrumpida , que por no fatigar á
los lec tores dejaremos para el próxim o artíc ulo.
I I I .
Cualquiera dirá, despues de lo narrado anteriormente,y de lo legítimam ente deduc ido, que un pleito susc itado
por alguno en nombre de los derec hos de don PedroNolasc o Cabrera, sobre patronatos de fam ilia, habia deser un pleito loc o, una pretension estúpida. Eso dirá
c ualquiera, eso digo yo tam bien ; y no m e m aravillo
tanto de que haya habido alguno tan torpe y tan m al
ac onsejado, que em prendiera una c am paña legal , c ºn
arm as sepultadas bajo de tierra porm edio siglo y tom a
das de c ria , c uanto de que, ese pleito loc o, esa preten
sion estúpida se vean, c om o se ven hoy, en tan buen
predic am ento. Verdad es tam bien que la loc ura y laestupidez no le parec en absolutam ente en presenc ia del
buen éxit o, y que, lo que se c ree m uc has vec es estupi
dez ó loc ura, no es sino un c álc ulo bien hec ho; c álc ulo
que no al c anzam os á hac er ni á c omprender siquiera,los que pensam os que en el m undo debe gobernarse to
dº por la rec ta razon y por los princ ipios de justic ia.
Don Pedro Cabrera Caravedo , m i c olitigante, ha sido
y es el representante en la ac tualidad, de los derec hos
del m il vec es venc ido don Pedro Nolasc o Cabrera, delc ua l ap arec e I nfo, y se ha presentado, en c om petenc ia
c on doñaManuela Cabrera y Zegarra, á quien represen
to,herm ana entera legítim a del finado doc tor don Blas
Cabrera,disputándole la suc esion de éste. ¿Es posible
que se la dispute? ¿tiene alguna signiñc ac ion la personalidad de Caravedo para rec lam arderec hos de fam ilia,derec hos de su l lam ado padre, que nada era, y á quienla sanc ion de lºs tribunales habia sepultado en vida
m ism o en c uanto á representac ion propia? ¿puede re
c lam ar el hijo derec hos de que el padre, no solo no es
tuvo en posesion, sino de que fué expresam ente exc luido,
por ingap ac idad, por vic io insanable en su generac ion
m ism a .
_ 10 _
Todo eso equivaldría á sac ar de un c adáver podrido
y c orrupto un engendro viviente de su propia naturaleza.
Esta es la c ausa de m i señora tia doña Manuela Ca
brera. En poc as palabras está ya expuesta, y estará ya
tambien juzgada y sentenc iada á su favor por c uantos
m e hayan hasta aquí leído.
Pero entra ahora lomas notable. Don Pedro CabreraCaravedo no ha sido un loc o, tan loc o c om o pudiera
parec erle, al salir á la palestra judic ial , desde que tiene ya dos sentenc ias c onform es á su favor, y lleva toda
vía, c om o apéndic e, en su pró, la vista del anc iano Fisc al
del Tribunal Suprem º, doc tor Alzam ora, que, aun c uan
dº expedida segun la propia c onfesion de dic ho func io
nario, entre oac ilac io'
nes,ha querido hac er inc linar la
balanza en provec ho de Caravedo .
Hasta aquí lo absurdo, lo insostenible, lo c laram ente
injusto ha prevalec ido. Puede dec irse que en las sen
tenc ias de prim era y segunda instanc ia se han verific adoc onjuntam ente un m ilagro y un c rim en legales: el m ila
gro ha sido el resuc itar los derec hos del finado don Pc
ro Nolasc o Cabrera, á los c uales se les c antó un de
p rofundis so lem ne desde hac e m uc hísim os años, en el
prºpio sagrado rec into donde hoy se les dá un súrgite
de vida; el c rim en ha sido el haber c lavado una puñala
da m c rtal á lºs derec hos de m i tia doña Manuela Ca
brera, perfec tam ente vivos, perfec tam ente sanos, por los
m ism os que debían haberlos ac atado y hec ho valor, si
fueran esos hombres lo que su nombre signific a.
No se ofendan los ilustres m agistrados de la CorteSuprem a
, ni hagan c ausa c om un, ni se solidaric en, por
un m al entendido espíritu de c uerpo, c on los juec es dela Corte Superior y c on el de prim era instanc ia, que
han desc onoc ido voluntariam ente lo m as c laro. Cadahombre m erec e ó desm erec e por sí propio: las c orpora
c iones valen por los individuos que las forman, y nin
gun hombre de rec titud y de c onc ienc ia vale ménos,
porque no se le parezc an los que le ac ompañan en alguna
tarea.
Pero ya es tiempo de entrar en el análisis de las sen
tenc ias, exam inando sus fundam entos.
¿Cuáles serán esos fundam entos? ¿Quépodrá hac ersevaler en favor de un Cabrera Caravedo, hijo de padreexc luido
, planta arranc ada desde la sem illa, que la c on
tenia, del terreno de la fam il ia, en eompentenc ia, c on
doña Manuela Cabrera, herm ana legítim a y entera de
don Blas Cabrera, tratándose de la suc esion en dere
c hos de fam ilia poseídos por el últim o hasta su m uerte?
El c onjuez de prim era instan c ia de I c a, doc tor don Nic anor Leon, ha quedado m uy satisfec ho c on dec ir: que
don P edro Nolasc o Cabrerafué hijo legítimo, y tuvo la
posesion c ivil y natural de los vínc ulos, y que adem as,
EN EL sup ussrc DE HABER sm c m ensrc c sc , fué legitim adop or el m atrim onio subsiguiente de sus p adres, c on
forme la Real Cédula de 1803; y partiendo de allí ha
fal lado la preferenc ia de su hijo don Pedro CabreraCaravedo sobre doña Manuela Cabrera.
No puede darse m ayor c onjunto de falsedades, deeontr£dieeiones en derec ho, y hasta de m entiras de he
c he, que las enc erradas en los l lam ados fundam entos de
eso que, m as que sentenc ia, deberia llam arse injuria al
buen sentido, y pisoteo desc arado de la verdad y de las
lo es.yDon P edro Nolasc o Cabrera fué I ngo legitim o, esto es
una falsedad: D on P edro Nolasc o Cabrera p udo ser le
gitimadop or subsiguiente m atrimon io de SUS PADRES, NOºnsrsnrs HABER SI DO I NCESTUOSO , esta es una c ontra
dic c ion: D on P edro IV. Cabrera tuvo la p osesion c ivil ynatura l de los vínc ulos de sufam ilia , esta es una m enti
ra esc andalosa .
Voy por partes.
Que don Pedro N. Cabrera no fué hijo legítim o, ya
lo sabe todo el que haya leído lo anterior, porque élnac ió un año antes de que se c asaran sus padres.
Que don Pedro Nolasc o Cabrera pudo ser legitim ado
por subsiguiente m atrim onio de sus padres, Nº OBSTAN
rs HABER SI DO I NCESTU080, es una afirm ac ion que tor
prenderá a c uantos tengan idea de lo que se llam a legi
tim ac ion . Solo pueden ser legitim ados aquellos hijos
que nac ieron siendo sus padres l ibres, c ompletam ente
l ibres, de todo impedim ento para unirse de un m odo le
gítim o. La legitim aeion no es m as que una fic c ion
equitativa y generosa que se hac e en favor de los que,nac idos fuera de m atrim onio, han sido sin embargo
proc reados en tiem po de aptitud perfec ta, segun las
leyes, por parte de los que les dieron el ser. Com o dic em uy bien el c é lebre expositor del derec ho rom ano ,
Heinec io, toda fic c ion supone térm inos hábiles, y por eso
jam ás se legitim an los que fueron proc reados teniendo
sus genitores c ualquier óbic e legal , c ualquier impedim ento ú obstác ulo que les inhabilitac c para juntarselíc itam ente. Legitim ac ion de sem ejante espec ie seria
una fic c ion c ontradic toria. He aquí porque es doc trina
c orriente en todas las legislac iones que los hijos inc estuosos y adulterinos son absolutam ente inc apac es de ser
legitim ados, por c uanto fueron habidos en un tiempo, ybajo c irc unstanc ias tales, que es im posible retrotraer
hác ia el los la bendic ion de la. ley. He ahí la razon
por qué don Pedro Nolasc o Cabrera no fué c ontado en
tre los m iembros de su fam ilia, por lo que respec ta alos
derec hos c iviles, porm as que hizo, y por qué m urió ex
elnido, c om pletam ente exc luido, de esosderec hos, c om o
c onsta de autos,á pesar de haber sido prim ogénito
La c édula de 1803 que ha ido rebusc ar el c onjuez
de prim era instanc ia y en que no se fijaron absoluta
m ente LOSMUY D I GNOS, MUY DOCTOS Y MUY I NCORRUP
rm r.ss Ánnrrnc s p eores nos NI COLASARANI VAR Y nocron nos J0851A. DE LATORRE EN 182 2
, apesar de que
debían c onoc erla un poc o m ejor y m as de c erc a que el
flam ante juez , no obstó para que el infel iz de don Pe
dro Nolasc o Cabrera se fuese por la tangente y quedara desc onoc ido. ¿Podrá dar lec c iones el c onjuez de I c ani de c ien c ia ni de c onc ienc ia á esos dos hom bres vene
rables?
Todo lo que hay en c uanto á la c édula de 1803 es,
_ 13 _
que ella no fué ni rec onoc ida , ni rec op ilada, ni arc hivada en la Audienc ia , ni m andada observar en Améric aPon CEDULA ESPECI AL, c om o lo presc riben las leyes de
I ndias, para la vigenc ia en las c olonias de las leyes de
la monarquía ; y sobre todo eso, que ni en la m isma Es
paña fué observada, c om o le ac red ita el hec ho de haber
expedido la reina Cristina en 1837,otra Real Cédula
m andando su observanc ia. Esa real c édula fueuna grac ia espec ialísim a, y que, en oposic ion á la legislac ion
toda, quiso c onc eder el favorito Godoy, Ministro deCárlos IV no se rejistra en Matraya, sino en Esc ric he,
que no es un Código, y no m erec e por tanto ni el honºr
de la autentic idad.
Falta el últim o, el m as trasc endental , el m as falso , yel m as es c andaloso de los fundam entos de la sentenc ia
de prim era instanc ia, que dejaré para el siguiente ar
tíc ulo, por la atenc ion que él m erec e, y por ser fiel al
propósito que he hec ho , de no ser dem asiado largo y fatigoso para los que se dignen leer esta exposic ion .
La senten c ia del c onjuez de prim era instanc ia de I c a
gasta un grande lujo de c onsiderandos, pues son nada
m énos de veintinueve. Si fuera líc ito em plear frases del
lenguaje del vulgo en asuntos tan respetables y tan sé
ríos, c om o todos los que se relac ionan c on la adm inistra
c ion de justic ia, podria c alific arse esa sentenc ia c om o
m uc ho ruido y p oc as nuec es, ó c om o elp arto de los m on
tes, ó c om o un gran estruendo de artilleria vac ía de
proyec tiles, que aturde los oídos c on su estampido pro
longado, pero que á nadie_
m ata, ni á nadie hiere si
quiera.
Me he abstenido de propósito de analizar punto por
punto;la sentenc ia del doc tor don Nic anor Leon, tanto
porque m e he propuesto no ser m uy m inuc ioso, c uanto
porque pienso que es perder el tiem po el oc uparse en
c ºmbatir vac iedades, á las que se quiere dar aparato y
valor á fuerza de presentarles esc alonadas y en gran núm ero . Por eso m e he lim itado á exponer en resúm en los
notables fundam entos dispersos en la parte c onsiderati
va del fal lo . Ya he puesto en lim pio el valor de los dos
prim eros, c alific ándolos c om o debia ; pero m e resta el
últim o , el mas notable, el verdaderam ente c ulm inante
entre todos, el que hac e ver esplendorosam ente c uanto
c aso ha hec ho de la real idad probada el llam ado juez dederec ho .
Don Pedro lVolasc o Cabrera tuvo la p osesion c ivil ynatural de los vin cu los de su fam ilia: tal es lo esc rito yrubric ado por el juez Leon, para despojar á m i tia doñaManuela Cabrera y Zegarra de lo que es legítim am ente
suyo, y adjudic arlo á un don Pedro Cabrera Caravedo .
A fé que es m enester dem asiada despreoc upac ic n,m as que eso, dem asiada audac ia
, en un juez que estam
pa su veredic to al pié de las m ism as fojas de papel donde están estam padas algunas c osas c on c arac teres im
borrables, para dec ir:
“ fal lo que debo dec larary dec laro,
que, esto que á vosotros los que leyereis os parec e
c lara verdad, es una pura m entira, y que esto que os
parec e m entira c lara, es purisim a verdad.
”Tal ha he
c ho , sin em bargo, el juez de prim era instanc ia de I c a.
Y no se c onten tó el doc tor Leon c on m enc ionar sim
plem ente la posesion , sino que quiso hablar m as largº
uedó m uy satisfec ho sin duda c on este golpe de do
ble efec to: ¡D on,PedroNolasc o Cabrera tuvo lap osesion
c ivil y natural" por m as que sem ejante dic ho viniera de
golpe á destrozar no solo su c onc ien c ia de juez , sinotam bien su verac idad de hom bre. Me detendrá pºr un
m om ento en esta bic ornuta añrm ac ion .
La posesion , que es la tenenc ia ó goc e de alguna c osa,propiam ente hablando, es siem pre un hec ho; m as c uan
de ese hec ho ha sido prec edido de la sanc ion legal ,c uando ese hec ho se puede m antener y defender ante
las leyes que rigen la soc iedad,entónc es se le llam a
posesion de derec ho 6 posesion c ivil, en c ontraposic ion
— 16
de la m ateria. Es c ierto tambien que no había otro me
dio de l legar al fin prec onc ebido, y que, si ha m entido e l
juez de prim era instanc ia de I c a, ha m entido lógic am ente y en arm onia perfec ta c on el objeto que se pro
puso , de dar una resoluc ion en determ inado sentido ,atropellándolo todo y sac rific ando su propia c onc ienc ia .
Hay lógic a, y no puede dejar de haberla, hasta ep las
prevaric ac iones. y esa lógic a c onsiste en la relac ion es
trieta y nec esaria entre los fines y los m edios. ¿Cóm o
podria, en efec to, el juez de prim era instanc ia haber
sentenc iado en favor de Cabrera Caravedo, si no l lenaba
el expediente obligado de poner en su fal lo c onsideran
dos, que revistieran el favor y la traic ion al deber, c on
el rºpaje de la im parc ialidad y de la venerac ion al de
rec ho? Aquí estaba el doc tor Leon en un verdaderoc onfl ic to : si c onfesaba los hec hos del proc eso , no podia
l legar á la c on c lusion que apetec ia; si queria dar apa
rien c ias de justic ia á esa c onc lusion , forzoso le era des
c onoc er los hec hos del proc eso; y c om o el fin es ántes
que los m edios, el doc tor Leon vistió su sentenc ia en
nom bre del proc eso, desc onoc iéndolo.
Si el doc tor Leon hubiera dic ho, c om o debia, y c om o
es la verdad: don Blas Cabrera tuvo posesion p lena yperfec ta durante c inc uenta y dos años de los vínc ulosde su fam ilia
,don Blas Cabrera tuvo á su favor sen
tenc ia judic ial que lo m antuvo en esa m ism a posesion,
por todo ese tiem po, c om o tam bien es la verdad,el doc
tor Leon habría tenido que venir á parar en que, la
personería de don Pedrº Nolasc o era nula, y que lo era
m as, si es posible, la de su llam ado ¡ ajo don Pedro Osbrera Caravedo. Si el doc tor Leon hubiera c onfesadoeso, se habría en c ontrado c on un ºbstác ulo invenc ible—LA COSA JUZGADA, y nec esitaba dem asiado Valor paradec ir: yo, juez en el año de 1873, dec laro nulo y deningun efec to lo dec idido y sentenc iado desde el año de182 2 . Por eso prefirió no darse por entendido de la
posesion de derec ho del doc tor Blas Cabrera, y no solo
no darse por entendido de ella, sino pasársela c om o por
ensalm o á su herm ano don Pedro No lasc o . El m al está,
sin em bargo, en que seria prec iso quemar lºs autos para
que no fuera desc ubierta tan triste subordinac ion del fin
á los m edios, para que no se viera en trasparenc ia tan
c lara la voluntad antec edente de ese no envidiable juez .
El juez de prim era instan c ia,segun lo tengo hec ho
ver, ha desc onoc ido inten c ionalm ente no solo uno sino
m uc hos hec hos c apitales en la m ateria del juzgam iento ;y no los ha desc onoc ido c om o quiera, pues ,
á m as de
haberlºs pasado en o lvido , los ha sup lanta do c on otros
enteram ente c ontrarios, á fín de busc ar algun punto de
apºyo 5. su injustific able sentenc ia. El juez de prim era
instanc ia no se ha c ontentado c on presc indir por c om
p leto de la posesion legitim a del doc tor don Blas Ca
brera, en los patronatos disputados. no se ha c ontestado
c on desentenderse en lo abso luto de la derrota en juic iode don Pedro Nolasc o Cabrera y de la dec larac iºn so
lem ne de su inc apac idad , c uando pretendió hac er c om
potenc ia a su herm ano , no se ha c ontentado c on hac er
se sordo y c iego respec to de la m ism a c onfesion del
propio don Pedrº Nolasc o, en las c erc anias de la muer
te , sino que, para l legar á su intento , lo ha atropel lado
todo , teniendo el inaudito valor de c onvertir la luz en
som bras y la sombra en luz . El juez de prim era instan
c ia ha falsific ado por c om p leto y de un m odo esc andalo
so los autos, c om o no se atreveria. tal vez , á hac erlo el
m as des dic hado esc ribano , á quien se pidiera algun in
form e ó c ertific ac ion ; ha puesto por fundam ento de su
fal lo todo lo c ontrario de lo que vió,de lo que palpó ; se
ha exhibido en una palabra c om o un defensor de pésim a
ley de una de las partes c ontendientes .
¿Qué hará en sem ejante c aso la Corte Superior deJustic ía?
Ya parec e que oigo á los que saben los orígenes de
este pleito asegurar que el juez de prim era instanc ia3
18
saldrá muy m al librado, que no solo se le rc vºc ará
el fallo, sino que, por su extraña c onduc ta, se le aper
c ibirá muy severam ente, c asº de gastarse c on él dem a
siada indulgenc ia. Pero no ha habido nada de eso.
El Tribunal Superior, despuesde dos disc ordias, c uyac élebre historia toc a, segun el plan que m e he trazado,á la últim a parte de esta exposic ion, c onfirm ó la injastieim a sentenc ia, ratific ando las falsedades sobre que
desc ansaba, agregando todavía c onsiderac iones que
harian muy poc o honor 6 la c ienc ia jurídic a de los quelas han susc rito, si ellas no hubieran sido puestas, lo
m ismº que las del c onjuez de I c a, solo por vía de fór
mula, p ara llenar el expediente, para aturdir y hac eraparato de razon.
Quiero c opiar íntegro el fal lo de segunda instan c ia,
porque él merec e bien los honores de que se le trasc riba,sin faltarle una letra ni una c ºm a:
Vistos, en segunda disc ordia de votos, c onc osm nos
AL TI EMPO DE LA VOTACI ON, y por los fundam entosprim ero y si uientes hasta el veintic uatro de la sen
tenc ia apela a de fojas 2 7 c on fec ha 2 9 de Enero
de 1872 , teniéndose ademas en c onsiderac ion ,
que habiéndose inic iadº esta c ausa despues de la pu
blic ac ion de los c ódigos son aplic ables las disposic io
nes espec iales que se relac ionan c on los derec hos
c ontrovertidos en el la, y que, c onforme al artíc ulo
2 2 3 del Código Civil la ñliac ion legítim a no puede serc ontradic ha pºr ninguna persona c uando se reunen
en favor de ella la posesion y el título que dá. el re
gistro de nac idos ó el testam entº de los padres que
sirve tambien de título, segun el inc iso 3.
ºartíc ulo
del Códi e de Enjuic iam ientos, sentenc ia pºr
fallo en grado . e vista, por la que se c onfirma la m en
c ionada sentenc ia, por la que se dec lara que a don
Pedro Cabrera y Caravedo le c orresponde de prefe
renc ia la posesion de la obra pia instituida por don
Diego Hernandez de SanAgustin, impuesta en el fun
do rústic o c onoc ido c on el nombre de hac ienda de los
_ 19 _
Pobres situado en el pago de Quilloay, igualmente
que de las c apellanias m andadas fundar por donLm s
Zegarra, é im puestas en la hac ienda de Chac am a, es
tanc ia y dem as bienes que dejó por su fallec im ientº ,y se
"
m anda m inistrar al referido dºn Pedro CabreraCaravedo la respec tiva posesion , y los devolvieron . .
La M — Leon—P erez— Ckwa ltam —Com .
"
En presenc ia de c inc o firm as,de otros tantbs hombres
c onstituidos en un alto puesto judic ial , parec e que será
prec isº abso lver al juez de prim era instanc ia, ya que
los revisores , no solº dan la razon al ju gadºr prim ero,
sinº que sobreabundan en razones para dec larar santo
y extric to su proc edim iento .
¡Qué lujo'en el fundar la justic ia" Sobre veintic ua
tro de los fundam entos de la sentenc ia prim era, viene
todavia un refuerzo nuevo, un apéndic e de segunda ins
tanc ia, á rem ac har el c lavo c on que se fijó, para perpetuo rec uerdo, el derec ho de doña Manuela Cabrera yZegarra en el pavim ento del tem p lo de Astrea, ni m as ni
m enos que c om o se fija una m oneda de plom o en un
m ostrador de c om erc io.
¿Y dónde se esc ºnderán los hec hos? ¿en qué parte se
soterrará la c osa juzgada? ¿c on qué c onc ienc ia podrá
m entirse á la luz de lo c om probado en juic io?Loºm ejor que podrian haber hec ho los señores voc a
lesfdel Tribunal Superior, habria sido poner un simple
c onjirmaron . Así se habrían ahorrado siquiera el bo
c horno de ser esplendorosam ente refutados por un lego ,c om o yó, en m aterias legales ,
relativam ente á lo que
puesto del propio c audal en la lastim osa sentenc ia
que ac abo de c opiar.
Habiéndose in ic iado esta c ausa despues de la public ac ion de los Cédigos son aplic ables las disposic io
nos espec iales que se relac ionan c ºn lºs derec hos
c ontrovertidos en ella.
”Esto es textual en la senten
c ia que m e propongo analizar, y esto no pasa de unrenunc io tristísim o .
La inic iac ion de una c ausa en un tiempo determinado
no es razon para que se som eta la dec ision de el la á lasleyes del tiem po en que se inic ia; porque si la c ausa se
prom ueve fundándose en hec hos pasados, rec lam ando
derec hos rec onoc idos en virtud de leyes pasadas, es ab
surdo y m onstruoso c onfundir los tiempos, apl ic ar las
leyes de hoy á los hec hos de ayer, y trastornar el órdende c am bio natural en las c osas hum anas.
El princ ipio afirm ado en la sentenc ia c onñrm atoria ,no puede ser m as falso en
,la teoria, ni m as fec undo en
m onstruosidades é injustic ias en la prác tic a; y sim ple
m ente enunc iado c ºm o está, form a un c apítulo de ac u
sac iou, y muy sério,c ontra los que se han atrevido á
sentarlo.
Los señores voc ales de la Corte Superior quieren
aplic ar la legislac ion de los tiem pos del general Ec he
n ique, es dec ir, nuestros c ódigos, á los tiem pos de Su
Magestad el señor don Fernando VI I y á los prim eros
de nuestra Repúblic a ,en que nos daban la norm a del
derec ho las siete Partidas, lasRec opilac iones Antigua,Nueva y Novísim a y las leyes de I ndias. Por c uanto
don Pedro Cabrera Caravedo entabló su ac c ion ahora,
y oc urrió á. los tribunales en nuestro tiem po, es prec iso
olvidarse de todo lo pasado, aun c uando desentierre á.
su padre, abuelº 6 bisabuelo, para fundar en lo que
ellos no tuvieron, lo que él pretende tener. ¿No es éstauna herejía jurídic a?Los derec hos de don Pedro Cabrera Caravedo no
pueden nunc a ser sino los que tuvo su padre don Pedro
Nolasc o Cabrera. Con esos derec hos sale á. la palestra
judic ial a c ombatir á.doñaManuela Cabrera y Zegarra;y la I lustrísim a Corte por una om nipotenc ia que ni
Dios uede tener, porque Dios m ism o no puede hac er
que e pasado sea el presente, dic e en poc as palabras
la c ausa se falla ahora,y los derec hos de don Pedro
Cabrera Caravedo no son ni deben ser los que tuvo
m ientras vivió su padre, en c uyo nom bre l itiga. Don
Pedro Nolasc o Cabrera fué sepultado en vida, es c ierto,
por las leyes de su tiempo, fué derrotado c ompletamen
— 2 1
te en juic io, y no c onservó ni una p izc a de derec hos de
fam il ia ; perº c om º don Pedro Cabrera Caravedo está
vivo , fal lam os que debem os m andar y m andam os que
resuc ite el dºn Pedro Nolasc o y que entre en posesion
de lo que nunc a tuvº, por no habém elo perm itido las
leyes viejas, que dec laram os desde luegº sin va lºr, sº lº
para el efec to de que el difunto tenga algo que trasm i
tir á su hijo que se ha presentado ante nos.
Esa y no otra es la signiñc ac iop verdadera y genuinadel c onsiderando agregado en la sentenc ia c onñrm ato
ria; c onsiderando absurdo, jurídic am ente m onstruosº ensi m ism o , pero c uya absurdidad y m onstruºsidad apa
rec en m as de lleno c uando se piensa en su c ompleta ino
pºrtunidad. ¿A qué venia, en efec to, el dec ir que esta
c ausa debia ser fallada segun nuestras leyes ac tuales?
¿Qué ganaria dºn Pedro Cabrera Caravedo aun en el
supuesto de que se ju gara su leito en toda su exten
sion, segun las ac tuales leyes . Nada, absolutamente
nada, desde que nuestra m oderna legislac ion, lo m ism o
que la antigua le quita toda esperanza. Dado el m as
favorable supuesto, es dec ir, adm itido que don PedroNolasc o Cabrera, exc luido que fue pºr sentenc ia judic ial de los patronatos de fam ilia, no lo hubiera sidº, no
por eso perderia su c arác ter de inc a tuoc o, y por lo m ism o de ilegitimable, inc apaz , aun en la ac tualidad m is
m a; no pudiendo hac er jamás c om petenc ia, tratándose
de la suc esion, ni él , ni los que de él desc ienden , á lºs
parientes legítim os, por muc ho m as rem otos que sean,del doc tor don Blas Cabrera.
Perº bien se c omprende c ual ha sido la m ente de los
juec es de segunda instanc ia: ellos, c om o el juez de prim era instanc ia, han tenido la intenc ion manifiesta de
saltar sobre la COSA JUZGADA, de desc onoc erla, prevari
c ando tristemente de su noble ofic io . En el fondo han
hec ho lo m ism o el juez de I c a y los voc ales revisores deLim a. El prim ero tuvo la audac ia de dec ir que don Pe
dró Nc luec o Cabrera habia tenido p osesion natural yc ivil, 5fin de nº aparec er ec handº por tierra lo juzgado,
y m intió desc aradamente á. la faz de los autos; los se
nudos busc aron otro c am ino para hac erse los desen
tendidos_de lo legalm e
'nte c onsum ado, de lo c onc luido ,de lo que les c erraba las p uertas para llegar al fin de
m inistrar á Cabrera Caravedo, la posesion que por buena voluntad querian regalarle, y esc ojitaron el lastim oso
c onsiderando que ac abo de analizar. Por eso m e ratific o
en lo que ya tengo dic ho: m uc ho m as les habria valido
los señores voc ales el haber puestº un c onjirm aron
l impio y pelado. Bastante hic ieron c on reproduc ir de
c oro y para dar c olorido de razon á. su sentenc ia, vein
tic uatro fundam entos de la sentenc ia c onfirm ada, y debieron c ontentarse c on la c omplic idad de la c ondesc en
denc ia, c on la aprobac ion del falso fundar del inferior,sin poner todavia en ridíc ulo su c ienc ia de altos m agis
trados, agregando de c uenta prºpia, y por via de re
fuerzo, un renunc io c asi m aniñesto, una c onfesion c asi
c lara de su no muy justific able c on'
c ieneia.
Es peligroso jugar c on fuego, m e dijo en un esc rito el
doc tor don Bernardino Leon, el m ism o que ha entendi
do en esta c ausa, tratándose de una dem anda en que
era él parte interesada, y que se c onexionaba bastante
c on la presente c uestion, en que aparece c om o juzgadorimparc ial . Esto m e lo dec ía por am enazarm e, sin duda ,c reyendo que el fuego eran los juec es; pero se equivoc óde m edio 5. m edio, porque el fuego no es sino la justic ia. Esp eligroso jugar c on fuego; c ierto, pero losjuec esno queman; ellos pueden ser si
,quem ados, si quieren
hac er de la justic ia un. juguete, si pretenden c om o en
el presente c aso reirse de lo que tienen entre m anos.
La justic ia uem a, y no puede andarse peloteando de
de un lado”
otro, y hac iendo burla de sus santos prin
c ipios. La justic ia quema, c uando se la quiere hac eracemºdatic ia, c uando se m iente en su nom bre, —c uando
se la traic iona por los m ism os que están l lam ados á. ser
sus sac erdotes. Yo podré perder esta c ausa , pero en tal
c aso no seré el quemado yó, serán los juec es que lasentenc iaron; porque ni podrán dec ir una palabra en
2 4
de don PedroNolasc o Cabrera no era una inc ógnita, noera una c osa pór averiguarse ac tualm ente, ni estaba
por averiguarse tam poc o lo que el la signiñc sba, lo que
el la representaba entre los que l levaban su nombre .
La filiac ion de don Pedro Nolasc o Cabrera estaba ya
perfec tam ente definida, perfec tam ente determ inada des
de hac e c inc uenta años. Don Pedro Nolasc o Cabrerahabia sido ven c ido en juic io y estaba exc luido de una
vez desde 182 2 de toda solic itud relativa a su estado
fam iliar, que para siem pre perdió, de que para siempre
fué apartado.
Don Pedro Nolasc o Cabrera no tuvo nunc a rec ono
c ida fil iac ion (en c uanto la legitim idad) ni nun c a es
tuvo tam poc º en posesion de el la. Eso arrojan los autos ,eso es lo perfec tam ente c om probado , y eso es lo que
debieron haber visto los voc ales de la Corte Superior.
No han querido verlo, sin em bargo , esos señores juec es,asegurando en favor de don Pedro Nolasc o la p osesion
de jilz'
ac z'
on legítim a, m intiendo asi á la luz de lo c onº
c ido, y falsific ando esc andalosam ente los hec hos.
Lo que hay de m as c hoc ante en la sentenc ia de se
gunda instancia es el que, sin adm itir la legitim ac ion
del inc estuoso, que supone posible tan ridíc ula c om o
absurdam ente el juez de prim era instanc ia, se haya
venido á. parar"
sin em bargo en la c on c lusion de que don
Pedro Nolasc o Cabrera, notoriam ente ínc estuoso, hayasido hijo legítim o , que haya estado en p osesion de su
jilz'
ac íon legítim a . ¡Oh adm irable om nipotenc ia del Po
der Judic ial" ¿Qué no realizarás entre nosotros? Tú
tienes en tus m anos trastornar el órden de los tiem pos,aplic ar los
'c ódigos de 1852 5. hec hos realizados m edio
siglo antes, tú tienes en tus manos ec har por tierra la
santidad de lo juzgado, tú tienes en tus m anos el hac er
añic os los hec hos averiguados en juic io, y suplantarlos
tu antojo ; tú lo tienes todo en tus m anos, y eres el
poderverdaderam ente'
poder, poder, sin responsabilidad
ni freno alguno"
Parec e que no puede darse nada mas esc andaloso
_ 2 5 _
que el desc onoc im iento voluntario de lo juzgado, y laretrºtrac c ion de las leyes, que son siem pre norm a de
las c osas futuras á las c osas pasadas. Pero hay algo
todavia ,m as esc andalºso que todº esº. y es el jugar
c on las leyes presentes m ism as,hac iéndolas objeto de
p&a—pása , hac iendolas aparec er ó desaparec er bajo losc ubiletes de las senten c ias y autos, ni m as ni m enos
que, c om o un prestidigitador, hac e visibles ó invisibleslos objetos que quiere.
La I lustrísim a Corte Superior de Justic ia nº se ha
c ontentado c on el honor de la c om plic idad , que le re
sul ta c on el juez de prim era instanc ia,en lº de vºlver
sobre la c osa juzgada y retrotraer las leyes en la dec i
sion de este pleito , sinº que ha queridº hac er todavía
un lujo m ayor de arbitrarie dad, dar un esc ándalº m as,
si es posible m avor esc ándalo, que el c onsum ado por el
njuez de I c a .
La Corte Superior ha querido hac er aparec er c om o
c ºsa por averiguar, c om º c osa por prºbar, lo que está.
m as averiguado y m as probado que los tristes extra
vios que presen c iam os dia'
riam ente; ha hec ho objeto deinvestiga c ion ac tual , la filiac ion de don Pedro Nolasc o
Cabrera lujo ineestuoso, dec larado c om o ta l hac e c in
c uenta añºs,litigante perdido en c uanto á la ñl iac ion
m ism a,hac e c inc uenta años tam bien . Para resuc itar esa
fil iac ion m uerta se aferra del art. 2 33del Código Civil
y dá por c laro y m anifiesto lº que es una m entira m a
nifiesta, la posesion de don Pedro Nolasc o de lo que
nun c a poseyóz— Ia legitim idad . Hasta aquí va perdo
nada de buena voluntad, pºr parte m ia, toda la m enti
ra, y ac eptada la retrotrac c ion . D oy por c ierto , c on
c ede gustoso el que ahora, por prim era vez , hubiera de
ponerse en tela de disc usion si don Pedro Nolasc o Ca
brera era 6 no hijo legítim o ; m e som eto a las leyes
nuevas olvidando los hec hos antiguos, renunc iando a
las leyes antiguas que los han regido , y digo sin em
bargo y afirm o, que el Tribunal Superior no ha ganado
nada en sus aparienc ias de fundar en derec ho, sino que,
por el c ontrario, ha agregado a las páginas de la adm i
nistrac ion de justic ia un borren que no podrá limpiar.
Si los señores voc ales de la Corte Superior no tícnen algun aparato prestidigitatorio donde esc onder el
artíc ulo 2 2 8del m ism o Código, que han c itado para h a
c er revivir la filiac ion de don Pedro Nolasc o Cabrera,han perdido inútilm ente el tiem po, y de nada les h a
servido ven irse, huyendo de la razon, hasta la presente
époc a, para asestar un golpe m ortal 6. la santidad del
derec ho rec onoc ido.
El artíc ulo 2 2 8 del Código Civil , no perm ite la a c
c ion para pedir el rec onoc im iento de la filiac ion del
h ijº a los herederos de éste, sino en ESTOS DOS UNI COS
c asos: 1.
ºsi el hijº m urió antes de la edad de 2 5
años sin haber interpuesto su dem anda, y 2 .
ºsi el h i
jo dejó abierto el juic io de su ñliac ion sin haberlo
abandonadº por tres años, c ontados desde la últim a
diligenc ia judic ial, ni desistidose form alm ente de la
dem anda.
”Ahora bien, c om o don Pedro Nolasc o Ca
brera,”
segun c onsta de autos, murió de 70 años, despues de venc ido definitivam ente en juic io respec to de
Sh íiliac ian, despues de haberse desistido por esc ritura
públic a en el año de 1858 del pleito que pretendió hac er revivir en 1856, su hijo Caravedo está desnudo de
todo título para intentar nada relativo al esc larec im ien
to de la filiac iou del que dic e su padre.
¿Habrá algo m as c laro que lo anterior? ¿Habrá c am
po para volver a la vida lo que está muerto, no solo
por las leyes antiguas, de que se hac e c aso om iso, sino
hasta pºr las m odernas, de que se pretende sac ar pro
vec ho?
La ac c ion de Cabrera Caravedo, c on retrotrac c ion ytodo, es c om pletam ente nula; porque la ñliac ion de su
padre don Pedro Nolasc o no puede ser nunc a objeto dedisc usion ; es una ac c ion que ha presc rito por la leym ism a nueva, que se quiere poner en vigenc ia; es una
ac c ion que no puede c orresponder al hijo del que la
perdió en su persona m isma.
2 7
Eu el siguiente artíc ulo c onc luirá, por no permitirlo
los lím ites del presente, lo relativo al anál isis de la
sentenc ia de segunda instanc ia.
Dºn Pedro Cabrera Caravedo pres entó ante el juezde prim era instanc ia, en el térm ino probatorio, una ia
formac ion de testigos c on el objeto de ac reditar la legí
tim a fil iaeion de su padre don Pedro Nolasc º ; infom a
c ion á c uya adm isibilidad no se pusº óbic e por parte dedoña Manuela Cabrera y Zegarra, á.pesar de ser noto
riam ente extem poránea, y rec hazable de plano, segun
la letra del artíc ulo 2 2 8 del Código Civil , que ya ten o
c itado , a c ausa del poc o c aso que se hizo del valºrdeella, tanto en razon de no poder existir por lo rem oto
de la époc a a que esa dec larac iºn iba á referirse, ver
daderos testigos, c uanto por la c onfianza que inspiraba
la plenísim a prueba c onstante de autos, ac erc a de la ile
%tim idad y absoluta falta de personería en don Pedro
olasc o Cabrera, para rec lam ar derec hos de fam il ia.
Los testigºs presentados no habian ni siquiera nac i
do, segun sus edades c onstantes en sus dec larac iºnes
m ismas, en la fec ha del nac im iento de don Pedro Nolasc o , y esto bastaría, aun c onc edida gm c iosam ente la
adm isibilidad de sus deposic iones, para no prestarles fé
alguna; pues segun el artíc ulo 872 del Código de Eu
juic iam ientos, no es de ninguna m anera válida la dec la
rac ion tes tim ºnial referenteiá hec hos ac aec idos antes de
que el testigo tuviera c umplida la edad de c atorc e años.
Pero no solo hay eso , sino que los deponentes se c on
tradijeron entre sí y c ºnsigo m ism os, en las repre utas
que se les hic ieron , c omo tenía de suc eder, sien o tee
tigos falsos, desgrac iados perjuros en obedienc ia á laam istad 6 otro m enos noble es tímulo ; siendo adem as las
dec larac iones de algunos de ellos c ontra—produc entes,
pues dic en que don Pedro Nolasc o Cabrera m fué lujo
Esa debio ser, sin duda, la prueba de la p osesion d e
jiliac íon legítim a que la l lustrísim a Corte ha atribuid o
a don Pedro Nolasc o Cabrera, c errando los ojos á l o
perfec tam ente c laro y valedero segun las leyes, y ec han
do a un lado la c osa juzgada , vista y c onoc ida. ¡Triste
aberrac ion en?tan altos juec es" ¡Pobre c onfesion enjue
ees tan altos de que la ley y la justic ia son para el lo s
lo últim o y lo m as indigno de atenc ion"
Dem ostrado está, y dem as,lo m iserablem ente falso
de esa p osesion dejílz'
ac ion legítim a que los señores vo
c ales de la Corte Superior han regalado por gusto a l
difunto don Pedro No lasc o Cabrera, y esto bastaría pa
ra no insistir m as sobre su triste senten c ia; pero c om o
la c ausa que defiendo s obreabunda en razon, y en sin
razon y desc aro antilegal , sobreabunda el fal lo de se
gunda instanc ia, no puedo dejar de insistir algo m as
todavia ac erc a de los irrisorios fundam entos c on que los
superiores se han atrevido a sostener y c onfirm ar la
sentenc ia del inferior.
Cuando se juntan ¿ífavor de la filíaez'
on la p osesion
el título que dci el registro de nac idos, 0 EL TESTAMEN
TO DE LOS PADRES, QUE SI RVE TAMBI EN DE T I TULO,ella
no p uede ser c ontradic ha . Eso han dic ho los voc ales
c onñrm antas para favorec er a m i c ontrario, y han quedado m uy satisfec hos, pensando, sin duda, en que no se
trataba sino de ponerp ro fórmula en la osc uridad de
los autos alguna c osa que solo leyeran las partes y el
sec retario de c ám ara. Pero se han en añado, porqueyº
quiere sac ar los autos a la luz , y esos%undam entos, c on
c ebidos c om o para la lobreguez , y c on tan poc a c on
c ienc ia esc ritºs, han de resplandec er á la c laridad del
dia, y han de ser juzgados por la c onc ienc ia públic a,j uez siem pre inc orruptible y siempre rec to.
A favor de la ñliac ion de don Pedro Nolasc o Cabrera no ha estado nunc a la p osesion , c om o se ha afirm ado,y tal afirm ac iou es una m entira en el hec ho, fraguada
solo él fin de trastornar y osc urec er el derec ho; solo a
En de traerse de c ualquier m odo el artíc ulo 2 33 del Có
digo C ivil ; de rannera que, este últim o artíc ulo,ha sido
m al ic iosam ente falseado en su apl ic ac ion , c om enzando
desde sus prim eras palabras. Y no lo ha sido m enos en
las dem as, c om o voy si hac erlo ver.
E l artíc ulo 2 33 habla ,c onjuntam ente c on la posesion
de la filiac ion , del título que de'
el registro de nac idos,y c om o este últim o título no lo ten ia tam poc o en su fa
vor don Pedro Nolasc o Cabrera, por c uanto el registro
de nac idos debia señalar el año de 1789, c om o aquel en
que vió la luz prim era, y el de m atrim ºnio señalaba el
de 1790 c om o el de la union legítim a de sus padres,
im pedidºs antes de esa fec ha para juntarse líc itam ente,fué prec iso disparar por el atajo , y zurc ir c on la últim a
parte del artíc ulo del Código Civil que se c itaba, un
retazo de otro , c orrespondiente al Código de Enjuic iam ientos. Se esc ojió el 1404 , y se sustituyó al registro
de nac idos, el testamento de los p adres, de que habla el
últim o artíc ulo , c on lo c ual nº se hizo sino rem endar
c habac anam ente dos pedazos de ley o'
la buena deD ios.
E l testamento de los p adres. sirve tam bien de título
(para c ºm probar la filiac ion ) segun el artíc ulo 1404 ,inc iso 3.
º del Cód igo de E njuz'
eíam íentoc . Haré presente aquí el error voluntario en que han inc urrido los
ñores voc ales al hac er la interpretac ion y rec ta apl ic a
c iºn de las leyes,que han torc ido en favor de su sentenc ia ,c uando c ualquiera c om p rende su sentidº c ºn so lo haber
saludado una aula de jurisprudenc ia .
T I TULO , en el lenguaje jurídic o, es la razon en que
se funda el derec ho , y c uando la ley positiva exige,tratándose de un derec ho determ inado, varias razones,
c uando exige a la vez no uno sino varios títulos, es pre
c iso para obedec erla que no se c uente c om o título únic o ,una sola de esas razones, ni que se sustituya tam poc o
un título á otro, una razon a otra; pues es bien c larº
que, m uc has vec es, entre varias razones exigidas sim ul
táneam ente c om o c om probantes, no todas al c an zan la
m ism a fuerza. Cuando la ley p ide c om o título un c on
junto de títulos,busc a c ierta suma, y entonc es no es
título c ualquiera de las razones aisladas, sino frac c ion
de título: el verdadero título está en tal c aso en la sum a
total de los titulos exigidos uno a uno c om o c omponen
tes de la dem ostrac ion c om pleja del derec ho .
Hec ha la observac ion prec edente, podré c onc eder debuena gana que sea título de ti liac ion el testam ento de
los padres de aquel que quiera probarla; pero si no es
título únic o, c om o es verdad, sino fragm ento de títulº ,
que ha m enester de ser sum ado c on otros fragm entos,no puede ser c itado c om o tal en abstrac to, dándole fuer
za entera, siendo asi que la ley le dá solº fuerza c om
plem entaria; ni se puede perm itir tam poc o el que se le
sustituya en lugar de otro c ualquiera, que pueda figu
rar en la sum a c om o un sum ando m ayor.
La teoria anterior es c lara c om o la luz, y entera
m ente c onform e c on los princ ipios m as senc illos del de
rec ho; y una vez expuesta, no se puede m enos de ven ir
en c onoc im iento del prevenido espíritu de los señores
voc ales dejla Corte Superior, en c ontra de lo justo y lo
gal ; prevenc ion que los
'
ha c onduc ido hasta el deplora
ls estrem o de susc ribir a una aplic ac ion tan violenta yrebusc ada de los artíc ulosde nuestros Códigos, que soloestaria buena para el m as infeliz y c hic anero abogado.
Efec tivam ente: c uando el artíc ulo 2 33 del CódigoCivil dec lara indisputable la ñliac ion, siem pre que reuna a su favor la posesion y el título que dá el re istro
de nac idos, a la vista está que estos dos son los titulosc uya reunion se exije indispensablem ente para dec la
rarla fuera de todo duda y ac eptarla c om o de pleno de
rec ho. ¿Será. líc ito irse arebusc aruna sustituc ion á.algu
no deesos dos títulos, a alguna de esas dos pruebas?“El
testam ento de los padres sirve tam bien de título,”dic en
los juec es del Tribunal Superior; pero yo digo que nosirve ni puede servir en reem plazo del registro de nac i
m iento; prim ero, porque este últim o es el exigido, es el
c om probante, junto c on la posesion , para dec larar la
indisputabilidad de la ñl iac ion ; y segundo, porque aun
perm itiendo el c ambio y el salto desde el Código Civil
ha proc edido en la Corte Superior al fallar sobre la
c ausa de m i tia la señora Cabrera y Zegarra.
¿Querrá el Tribunal Suprem o sec undar ese extravío?
YO no lo c reo, porque esto de herir la justic ia, m intiendo en los hec hos y embrol lando c ínic am ente el derec h o ,no es c osa que está en las tradic iones del m as alto Tri
bunal de nuestra Repúblic a.
Com o en esta c ausa se ha ec hado m ano de los rec ur
sos del sentim entalism o, por parte del abogado c ontra
rio, que perfec tam ente sabe lo que valen y deben valer
las c alurosas dec lam ac iones ante los adm inistradores
del derec ho, c uando el las no se apoyan en el derec ho
m ism o, y c om o adem as, ha querido sac arse partido de
princ ipios de derec ho abstrac tº q ue deben c al lar por la
c iertos fuerza y nec esidad de las c osas, ante las dispo
sic iones de la ley positiva, es m i ánim o en este artíc ulo ,
poner de m aniñesto la legalidad del pleito que sostengo ,y hac er ver la futileza de las razones en que se ha que
rido apoyar la pretension de Caravedo.
Repetiré aquí lo que dije al c om enzar estas public a
c iones: no tiendo a ilustrar la c onc ienc ia de los señores
Juec es de la Corte Suprem a, porque eso seria dem asia
do pretenc ioso de m i parte; aspiro solo a poner en c laro
ante la c onc ienc ia públ ic a, c uánta sinrazon, c uánto
desc arrío del deber ha habido en los prim eros juec es.
LO que ahora voy adec irseria c om pletam ente inútil ,si hubiera de dirijirm e á. los juzgadores frios e imparc iales en nombre de la ley, porque ellos deben saber
bien, que son sus úbditos, m as que eso, sus verdaderos
esc lavos; que para ellos la sensibilidad no es nada, que
no es nada ni aun el m ism o derec ho natural , en presen
c ia del positivo, siempre que este últim o presc riba algo
c on que el prim ero no está c onform e. Y c om o el derec ho
positivo no puede ser m as c laro a favor de m i señoratia doña Manuela Cabrera y Zegarra en la ac tual c ºn
33
tienda jurídic a, desde que el derec ho positivo de ahoray de antes , y de siem pre, rec onºc e reverentem ente LA
c ºsa m zsana c om o inc onm ovible, y desde que, en vir
tud de la c osa juzgada m edio siglo há, D. Pedro Nolas
c o Cabrera, no fera nada en la fam ilia suya, y desde
que Cabrera Caravedo, no puede tener signific ac ion ni
representac ion alguna en los derec hºs de familia de su
padre, c uando su m ism º padre vivió y m urió sin ellºs,seria ofender la ilustrac ion de los que llevan dignam ente el nombre dem agistrados, insistir un punto mas
ac erc a de la c om pleta nulidad :legal de la ac c ion de m i
c ontrario y del exp lendoroso derec ho por parte de mi
poderdante. para rec lam ar la suc esion en la parte li
bre dc lºs bienes vinc ulados.
Creo firm em ente que la simple lec tura de lºs autºs
será bastante para que losíntegrºs voc ales de la Exc ma.
Corte Suprem a hagan lo que deben ; m as, c om o ya lo
he dic ho tam bien, es m i voluntad ha c er un llam amientº
á la justic ia so c ial a fin de que ésta haga c aer su ter
rible sanc ion sobre los que, sentados dentro del san
tuario donde se distribuye la justic ia c omun, han hec ho
de ella un olvido c om pleto . Por eso, persuadido c omo
estoy, firmem ente,'
de que, lo expuesto por m i parte,hasta ahora, es mas que sobrado para sac ar vic toriºso
m i pleito, quiero sobreabundar, sin embargo, en razo
nes, entreteniéndom e en analizar lºs pºc os, pobres yvac íos alegatos c ontrarios, prec isando esta c uestiºn, yarrojando toda la luz posible sobre lo que ya tengo va»
rias vec es insinuado : que los juec es de p rimera y se
gunda I nstanc ia han sido absolutamente injustiñc ablesen en proc edim iento y m erec en un voto de reprobac ion_
El pleito que sigo no puede ser m as senc il lo, ni mas
fác il de resolver para quien c onozc a siquiera sea pºr
enc im a las leyes. Tratase sim plemente de la suc esion en
unos vínc ulos. ¿Quién es el llam ado aella? E l mas pro
p ínwo pariente de l últim o p oseedor, segun las antiguas
l eyes; y segun la nueva de 2 0 de Dic iem bre de 182 9, ese
m ism o m as propinc uo pariente, en la m itad que queda6
vinc ulada. En esto no c abe disputa. Aquí la p osesiones ante todo y sobre todo para servir de punto de par
tida respec to del derec ho de los que se presenten re
c lam ando el derec ho de suc esion . Si el últim o poseedordel vínc ulo entero no hubiera hec ho disposic ion algu
na, su pariente m as próxim o, por la fam ilia de donde
proc ede la vinc ulac ion, es el suc esor nec esario en la to
talidad, por el doble título que le dan— la ley c om un de
suc esiones en lam itad que hizo suya dic ho últim o poseedor, y la de desvinc ulac iones en la otra m itad que le
está exc lusivam ente reservada; y si el poseedor últim o
hubiese dispuesto de la m itad que hizo propia, nadie
puede rec lam ar la otram itad sino el inm ediato suc esor,
que es en todo c aso tambien el m as p róxim o p ariente
suyo. Toda esa es doc trina c orriente, indisputable, por
que las leyes del c aso son c laras y term inantes; por m a
nera que, el únic o dato en el hec ho que han m enester
los juec es c uando se presenta alguna c ontroversia, ac er
c a del derec ho de suc eder en bienes-vinc ulados, es el de
c onoc er quien es el parientem as próxim o del últim o quedisfrutó de la posesion de ellos. Esto es10 c laro y justo;y tan ha estado en la m ente de los juec es de l a yI nstanc ia la verdad de que, el punto de partida de laresoluc ion queiban adar estrivaba en el hec ho de la po
sesion, por parte de determ inada persona, que, no pu
diendo arranc ar de otro m odo, hánse visto prec isados,
para favorec er a Cabrera Caravedo, a m entir esc anda
losam ente, sobre el hec ho ase urando que D . Pedro No
lasc o Cabrera, su llam ado pa%re, tuvo la posesion de losvínc ulos. Desm entido ese hec ho por los propios autos,de los c uales c onsta que D . Pedro Nolasc o, no la tuvo
nun c a, los desgrac iadosjuec es quedan en desc ubierto detraic ion y enteram ente sin punto de apoyo; pues el c apítulo de la.proxim idad en parentezc o al últim o poseedor por 52 años, Dr. D . Blas Cabrera, es indisc utible,ya que m i señora tia Da. Manuela Cabrera es su herm ana
, y Caravedo, amuc ho c onc eder,su sobrino.
Con solo el planteo que ac abo de hac er, tendria lo
35
sobrado para derrotar al c olitigante y c onfundir á losjuec es, que han susc rito la ilegal , la esc andalosa senten
c ia, que, fundada en un hec ho falso, ha despojado á laseñora Cabrera y Zegarra, de lo que es indisputable
m ente suyo, pero se m e antoja y quiero extenderm e al
gun poc o m as en la m ateria, aun c uando no sea sino por
que partic ipe de lo que le c orresponde el defensor de la
c ontraria, pac iente c om pilador de leyes, frio trabajador
de un dic c ionario de l egislac ion , que, en sus tareas de
abºgado, se ha perm itido abandonarse á un rom anti
c ism o que pega dem asiadom al, en quien c om o él , no de
be tener ilanc o alguno abierto a la sensibil idad, por su
triple c arác ter de defensor en derec ho extric to y razon
pura, de autor pac ienzudo, y sec o c om entador de las lo
yes, y por últim o,de hom bre positivista, para quien la
profesion ha sido de provec ho .
Es prec iso que l leven su parte de pena, todos c uan
tos tengan su parte de c ulpa; y c om o para m i tengo que
el patro c inador de injustic ias notorias, es c asi tan tem e
rario c om o el juez que las c anon iza c on su fal lo, es fuer
_za que el Dr. Garc ia Calderon oiga c uatro palabras
ac erc a de su pésim a y extraviada defensa .
La abogac ía es un verdadero sac erdo c io, y el abo
gado que se en c arga de una c ausa m ala, c laram ente m a
la, notoriam ente injusta, es digno de lástim a, porque
prostituye una profesion sagrada . Ese abogado podrá ser,no hay duda, un buen c om erc iante
, pero no por eso de
jará de ser un renegado, un apóstata, c on apostasía in
disc ulpable, un tránsfuga de la verdad rec onoc ida, m uym as
_
digno de anatem a que los apóstatas en rel igion, m a
teria de eternas disputas, y en la que, el espíritu m asal
to y m as rec to, puede vac ilar y abandonar de buena fé,c om o m entira
,lo que antes c reyó verdad indisc utible.
¿Quién podrá persuadirse de que el Dr. Garc ia Cald eron, sostenga de buena fé la c ausa de Cabrera Caravedo? Seria ultrajar la c ienc ia jurídic a de tan distinguido letrado y esc ritor en jurisprudenc ia, el atribuirle unengaño tan garrafal .
-36
El Dr. Garc ia Calderon no ha hec ho en esta c ausa
sino el papel de un dec lamador vulgar: ha presen tado
al Dr. D. Blas Cabrera c om o el Cam de la leyenda bí
blic a, desc ubriendo las desnudec es de su.padre Noé, so
lo por haber sostenido sus derec hos de hijo lejítim o , y
porque para sostenerlos le fué absolutam ente prec iso ,tac har el nac im iento de su herm ano . Pero en ra z on ,
el verdaderam ente m aldito, si es perm itido usar de ti
guras poétic as, c uando se trata de analizar el derec ho ,no ha sido el Dr. D . Blas Cabrera; el verdaderam en te
m aldito ha sido D . Pedro Nolasc o , su hermano, puesto
no fué él , quien, queriendo hac er valederas sus absur
as pretensiones, puso en tela de juic io el sec reto de
su nac im iento . El hijo nac ido en las Osc uridades de un
amor que, aun c uando no c rim inal segun la natural eza ,es c ondenado por las leyes, el ll l que sac a a plaza su
ilegitim idad c uando debia esc onderla, el hijo que obl i
ga alos juec es a desc ender hasta losm isterios del tálam o, donde fué proc reado, para que se vea al lí la natu
raleza en c ueros, ese es el verdadero Cam , ese es e l
verdadero avergonzador de sus padres.
Si alguien m urió m aldito en la enerac ion de D. Mel
c hor Cabrera, fué prec isam ente Pedro Nolasc o , si
es que m aldic ion pueda l lam arse su exc lusion absoluta
de representac ion en la fam ilia; y esa m aldic ion, bien
la ha visto el Dr. Garc ia . Calderon c om o nec esaria,
c om o c onsum ada, c om o c onc luida. ¿Querrá el abogado
protestar de la injustic ia de las leyes? ¿Querrá ec har
por tierra LA COSA JUZGADA? ¿Querrá que los Tribunales se l leven de arranques dec lam atorios, de c onsiderac iones abstrac tas
,desc onoc iendo la norm a positiva
y c lara que están obligados á. respetar.
Al Dr. Garc ia Calderon , en la im potenc ia de la pé
sim a c ausa que sostiene, se le ha oc urrido poner en to
la de juic io nuevam ente la legitim idad de D. PedroNolasc o Cabrera, desm intiéndose adem as así m ismo,
por la doc trina que ha vertido para hac er á. dic ho D .
Pedro Nolasc o hijo legítim o, de la que sentó en su Dic
37
eionario , c om o c orriente y legal en c uanto á la legiti
m idad. Y no solo se le ha oc urrido eso al defensor c on
trario, sino ec har abajo de una vez , un princ ipio rec o
no c ido c omo inc ontrovertible en todas las legislac iones:
el de no retroc eder jas en el órden de los tiempos: el
de no volver a'
juzgar sobre lo juzgado: el de no remover
los juec es de hay lo que quedó c omp letamente dec ididolos juec es de ayer. Cierto es tambien que los juec es
de l a y I nstanc ia han c om etido de hec ho ese aten
tado, y son m uc ho m enos justific ables, este respec to,
que el poc o c onc ienc ioso defensor.
Com o yo pretendo hac er explendorosa la absoluta falta de buena fe en la defensa de Caravedo, pasaré porexajeradas c onc esiones; adm itiré el que tenga que ave
riguarse ahora lo que ya está averiguado ; pasaré por
que la ñl iac ion de D. Pedro Nolasc o Cabrera, sea una
in c ógnita en el problem a ac tual , y aun en este poc o
ventajoso supuesto, haré ver que el Dr. Garc ia Calderon , ha desm entido tristem ente, en esta vez, su tan bien
sentada nom bradía.
¿FuéD . Pedro Nolasc o Cabrera, hijo lejítim o? Nac ió
antes de que se c asaran sus p adres. ¿Se l ijitim ó porm atrim onio subsiguiente
?,
aFué proc reado en un tiem
c po en que sus padres no podian unirse, y no so lo no
c podian unirse, sino que su union era c ondenada c om o
( violatoria de las leyes ec lesiástic as.» Hubo, pues, en
el nac im iento de D . Pedro Nolasc o, todo lo prec iso pa
ra que nac iera ma ldito, segun las leyes del tiempo
en que nac ió; hubo todo lo prec iso para que en aqueltiempo fuese exc luido del núm ero de los de la fam ilia lo
jitima. ¿Es todo eso una injustic ia? Yo c onvendré debuen grado c on el Dr. Garc ia Calderon , en que lo sea
segun el derec ho natural ; yo c onvendré en que no de
ben olvidarse las leyes de la naturaleza, para m aldec ir
en nom bre de la religion, lo que la naturaleza, religion
verdadera y pura de Dios, bendic e por si m ism a; pero
no c onvendré nunc a c on el Dr. Garc ia Calderon , en que
el derec ho teóric o se c onfunda c on el derec ho prác tic o,
38
en que la m oral se prostituya, ni tampoc o en que se
revuelvan y se c onfundan los tiem pos.
Ahora m ismo, si D . Pedro Nolasc o Cabrera viviese ,
no seria nunc a hijo lejítim o, porque ahora m ism o, se
gun las leyes de nuestra Repúblic a, la ley ec lesiástic a
es la verdadera y únic a lejisladora ac erc a de la lejitim idad 6 ilejitim idad de los m atrim onios y de la prole na
c ida de ellos, y segun las leyes ec lesiástic as, no dejará
nunc a de ser inc estuoso,el nac ido de dos parientes pró
xim os, que no han obtenido dispensa prévia para un ir
se. D . Pedro Nolasc o Cabrera, seria ahora m ism o h i
jo , no solo ilejítim o, sino ilejitim able, porque todaviarijen para nosotros, c om o soberanas y únic as, en c uan
to a la validez y efec tos del m atrim onio, las presc ripc iones de la I glesia Rom ana.
Tan c ierto es lo que voy dic iendo, que el m ism o
c olitigante señor Caravedo ha rec onoc ido el c ará c ter
dec isivo de las leyes ec lesiástic as, en c uanto ala legiti
m abilidad ó ilegitim abilidad de la prole, en el hec ho de
haber solic itado en prim era instanc ia, para en parte de
prueba, un inform e del ilustrísim o señor Arzobispo áeste respec to; c reyendo de buena fé, quien la tiene tan
m ala, que podía enc ontrar en d ic ho inform e la resurrec
c ion de sus derec hos de fam il ia, que yac ían sepultado s
m edio siglo bajo una espesa c apa depo lvo . Por desgra
c ia para él , el inform e expedido por el Pro—Sec retario
de Cám ara del Arzobispo, por m andato de éste, le es
enteram ente adverso, pues c onc luye c on la doc trina de
Benedic to X IV, de q ue: Los HI JOS ADULTERI NOS, I NCESTUOSOS
,6 DE OTRA CONDI C I ON CONDENADOS POR EL
DERECHO,No SE LEG I TI MAN POR EL SUBSI GU I ENTE MA
TRI MONI O . En vista de sem ejante doc um ento, c ompl eta
m ente adverso á sus propósitos, tuvo Caravedo la c an
dorosidad dep edir QUE SE DEVOLVI ESE LA AUTOR IDAD DE DONDE PROCEDI A
, á.lo que no ac c edió el tan c on
dec endiente Juez de prim era instanc ia, sin duda por
dejar de c onc ederle alguna c osa.
El doc tor Garc íalCalderon ha visto ese inform e en
—4O
sesion de los vínc ulos de su fam ilia, adespec ho de la
oposic ion de su hermano don Pedro No lasc o , No SI G N IFI CABA NADA, porque en ese Laudo no habia nada juz
gado, nada dec larado, c on resp ec to a'
la_ñliac ion de este
último.
La c onc ienc ia es el m as inexorable de los juec es , es
el juez suprem o . No se puede burlar la c onc ien c ia,
porque en su interno resinto está sentado, juzgándonos ,el mism o Dios; pero se puede si falsific ar la c onc ion
c ia; se puede aparentar por los afueras, c uando se
está c ondenado allá adentro, que no es uno de ningun
modo reo de delito , y hasta se puede hac er alardes de
c onvenc ido y de justo al sostener las mas esc andalo sasinjustic ias. Eso es lo que ha hec ho el doc tor Garc ía Calderon en presenc ia del Laudo de 182 2 . Con ese Laudo ,tomado en su natural signiñc ac ion , y en su al c an c e
jurídic o, no pudo nunc a presentarse él c Om 0'
abogado
de la c ausa, que deñende, sin ruborizarse, y por eso
ha querido aparentar, aunque no le sienta, que ese
Lando nada signific a, tratándose del estado de fam ilia
del padre su defendido.
DOS palabras bastarán para persuadir de lo c ontrario
En el Laudo de…182 2 se dec laró que: P OR MOTI VOSDE JUSTI CI A, Y POR RAZONES DE HONEST I DAD
,LA POSE
SI ON, PROPI EDAD Y SUCESI ON EN LOS VI NCULOS DE FA
M I LI A, CORRESPOND I AN AL DOCTOR DON BLAS CABRERA.
Y ahora pregunto yo al abogado ric o que tan pobre
c ausa deñende ¿no signific a nada eSa dec larac ion en
c uanto a la ñliac ion de don Pedro Nolasc o Cabrera?Los MOTI VOS DE JUSTI CI A, tratándose de la suc esion
disputada en una vinc ulac ion ¿podian signific ar c osa
distinta, respec to del exc luido, que el golpe de m uerte
en sus derec hos de fam ilia, c uando se le posponía al
m ismo segundogénito? Los árbitros que fal laban sabian
perfec tam enteº que la justic ia que iban a adm inistrar
se fundaba, ante todo, en el estado de fam ilia de los lí
tigantes, y por lo m ism o , c uando hablaron DE Los MO
TI VOS DE JUSTI C I A, para dar la posesion al doc tor don
_ 41
Blas Cabrera, y c uando exc luyeron á su herm ano, no
pudieron dejar de fallar, y fallaron explíc itam ente, la
nulidad de los derec hos de don Pedro Nolasc o c omo
m iem bro de la fam ilia.
El doc tor Garc ía Calderon ha hec ho m uc ho hinc apiésobre la palabra EQUI DAD, que figura en el Laudo, ysobre la obligac ion de los treinta pesos a favor del ven
c ido ;_ pero es m uy fác il hac er ver que esa equidad,
para adjudic ar los treinta pesos, nada tenia que hac er
c on Los MOTI VOS DE JUSTI C I A, que presidieron la
sentenc ia arbitral . Por equidad, es dec ir, por razones
de justic ia natural,los árbitros dec idieron que don Blas
Cabrera no dejara m orir de ham bre a su herm ano; pues
al fin era hijo del m ism o padre y de la m ismam adre;
pero ese m ism o hablar de la equidad, y ese c ontrapo
nerla á la justic ia, ac reditan que su m ente fué separar
en derec ho estric to y positivo a don Pedro Nolasc o
Cabrera de la posesion del estado de hijo legítim o . Y
tan estuvo en la m ente de los árbitros es a separac ion
absoluta, esa exc lusion indefinida, en c uanto a rec lam ar
c ualquiera c osa relativa a los vín c ulos en don Pedro
Nolasc o y los suyos, ne la obl igac iºn de entregar los
treinta pesos al m es, se hac e pasar por el m ism o Laudo, CASO DE QUE DON BLAS PREMUERA A CUALQUI ERAQUE LE SUCEDA EN ELLOS. Esto ac redita, hasta donde
m as no es posibl e, que los árbitros de 182 2 quisieron
expresam ente exc luir de una vez , y para siem pre, no
solo a don Pedro Nolasc o, sino á su posteridad
que fallaron de una vez ac erc a de la suc esion; que de
c lararon de una vez irrec lam able esa suc esion en la
línea de don Pedro Nolasc o .
Diga lo que quiera el doc tor Garc ía Calderón , los
autos le darán un m entis solem ne, si se atreve á dec ir
que el Laudo de 182 2 NO ES NADA en c ontra de lo que
sostiene.
Pero el doc tor Garc ía Calderon ha ido m as lejostodavía en su tortuosa defensa. Ha puesto un úl timo
sello la falsedad de su c onc ienc ia, ha querido perder
las glorias adquiridas, a fuerza d e un pac iente trabajo ,ale ando m as pobrem ente, que el m as pobre abogado ;ha íecho base de algunos de sus alegatos,
“una false
dad”
rec onoc ida). Caravedo inic ió la dem anda c ontra
la señora Cabrera y Zegarra c on la l lam ada “esc ritura
de transac c ion del año de de que he hablado ya ,
y en la c ual no hubo transac c ion alguna, porque ella n o
c abía absolutam ente entre el doc tor don Blas, poseedor
por sentenc ia judic ial , y su hermano desposeído en
juic io, sino“una sim ple falsiñc ac ion .
”Esa esc ritura
c on la c ual pretendió fundar nuevam ente sus supues
tos derec hos, don Pedro Nolasc o Cabrera, el año de
1846,fué dec larada falsa por él m ism o, y eso c onsta de
los autos; y sin em bargo, el doc tor Garc ía Calderon ,
resuc itador de m uertos, es tambien alterador de la c on
c ienc ia de m oribundos, y no ha querido dejar al pobre
don Pedro Nolasc o Cabrera ni siquiera el honor de
haber protestado de una m entira. ¡Buen provec ho l e
haga al doc tor Garc ía Calderon tan noble m odo de de
fender"
No quiero insistir m as sobre la parte razonada de
m i c ausa, porque desc anso en c lla;y c onc luyo lo relativo
al derec ho, c on la tranquilidad que tiene siem pre quiendesc ansa en él .
Una últim a esperanza m e queda, porque ,no quiero
renegar enteram ente de la fé en lajustic ia.—La Exc m a .
Corte Suprem a m e la c um plirá; si, m e la c um plirá en la
c uestion que sostengo, porque si no m e la c um ple, será.
prec iso que reneguem os de una vez de la razon, de las
eyes, y de c uanto form a la base de las soc iedades
El Perú no puede ser un pais m aldito, y ya que tiene,c om o todas las agrupac iones hum anas, m uc hos hombres
m alos, es prec iso y hasta es de fé, que no se deje gobernar por ellos.
YO c reo que los señores voc ales de la Exc m a. CorteSuprema no se harán c ómplic es de las trasgresiones
m onstruosas de ley c om etidas en las dos prim eras ins
tanc ias.— Creo eso, c on la fé de quien am a a su patria
y de quien am a la justic ia; y lo c reo, no porque seaesto una c osa de interes m ío , sino porque enc uentro un
interés m as alto en lo que defiende: el interés del honorde nuestra raza, que m uc hos c reen prostituída y abyec ta.
Si la Exc m a. Corte Suprem a, c om o m e siento ineli
nado á c reerlo, ec ha por tierra c uanto han hec ho los
juec es prim eros, yo batiré palm as por el honor de la
nac ion ; pero si la Exc m a. Corte Suprem a,c onfirm a las
dos prim eras sentenc ias, m e apartaré despec hado de latierra donde he visto la prim era luz ; porque entónc es
l legaré* á c onven c erm e de que es esta una tierra
, en
donde la_l ey esuna m entira, exc ogitada, para burlarse
de los hombres sanos.
La Nac ion que tiene Tribunales nobl es, se honra
c on el los; pero la Nac ion donde los m as altos Tribuna
les falsific an las leyes, es una Nac ion prostituída ytodo hombre honrado debe huir de ella c om o se huyede la peste.
Se m e hac e prec iso, apesar m io,ser un poc o rápido
en la narrac ion de c iertos hec hos, c uyo c onoc im iento
debe venir á c oronar la obra de la c onvic c ion m oral de
los lec tores, en lo respec tivo a la pésim a fé de don Pe
dro Cabrera Caravedo, en el sostenim iento de la c ues
tion c on doña Manuela Cabrera y Zegata, y de la nin
una c on c ienc ia de los que la han fallado hasta aquí,gesc onoc iendo los derec hos de ésta.
La historia de esta c ausa podia l lenar bastantes pá
ginas, y, aun c uando no puedo l lenarlas yó, porque m e
veo aprem iado por el tiem po, y porque pensé un poc o
tarde en hac er esta exposic ion , puedo al m énos, para
c onc luir, presentar en c om pendio las ruindades pre
c ursoras y ac om pañadoras de la injustic ia m onstruosa
de las sentenc ias de prim era y segunda instanc ia, c uyoanál isis tengo ya hec ho .
Don Pedro Cabrera Caravedo, que aparec e c om o
personaje princ ipal en este juic io, está muy lejos deserlo . Caravedo ha prestado sim plem ente su nom bre
ara servir á las pretensiones de otros, y antes de él ,ac e c abeza por lo bajo y lo oc ulto, uno que se l lam a
don Franc isc o Cabrera, herm ano suyo m aterno, quien
patroc inan y protegen, del m odo m as dec idido, uno q uese l lama el doc tor don José Boza, y otro que se l lam a
el doc tor don Juan Pedro Fernandini. Grac ias al em
puje de estos protec tores, y princ ipalm ente al del p ri
mero, que no hac e sino protejerse a si m ism o en el fa
vor que aparenta hac er, ha podido l legar el pleito dem i señora tia, tan justo y tan c laro , por su parte, al
triste estado en que se en c uentra. Por desgrac ia, aun
que sea desc onsolador dec irlo, las influenc ias innobl es
valen, algunas vec es, entre nosotros, por c asi toda la
justic ia; y así, c uando se trate, en esos c asos, de eXp l i
c ar c ualquier extravío en ella, es prec iso busc ar su
fuente en. esa potenc ia c orruptora.
Las I nfluenc ias de los doc tores José Boza y Juan Pedro Fernandini, han sec undado en. el presente c aso un
propósito rastrero, han patroc inado una falsedad m an i
fiesta. La solic itud de Cabrera Caravedo para entrar
en la posesion de los bienes que dejo a su m uerte el
doc tor don Blas Cabrera, se inic ió y fundó en la c éle
bre esc ritura llam ada de transac c ion del año de 1831,esc ritura dec larada explíc ita y solemnem ente falsa ym entirosa por el m ism o a quien pudiera favorec er
por don Pedro Nolasc o Cabrera. No pudo c iertamente
c om enzar de un m odo m as m iserable la petic ion de po
sesion hec ha por Caravedo ; pero c om o las ruindadesno
pueden sostenerse sino c on ruindades, antes de la pre
sentac ion de Caravedo, se había preparado ya el terre
no c onvenientem ente, valiéndose de los proc edim ientosm as indignos: se robaron los autos originales en que
c onstaba el Laudo que exc luia adon Pedro Nolasc o, yá su línea, de la suc esion en los vínc ulos de fam ilia:
se arranc ó del libroparroquial la foja en que se enc on
traba la partida de m atrim onio de don Mel c hor Cabre
ra, y se prac tic aron m il otras bajezas, c on el ún ic o de
c larado intento , de borrar toda huel la de la m uerte
jurídic a del padre de Caravedo y de rehabilitar a ésteEse robo, ese desgarram iento del libro parroquial , es
tán perfec tam ente c omprobados en autos, y yo reto a
los c ontrarios a que m e desm ientan ; yo los desafío á
que m e nieguen los auspic ios c rim inales bajo los que
inic ió su c ausa don Pedro Cabrera Caravedo . ¿Podrán
hac erlo? ¡Pobres" no podrán hac erlo, no podrán nunc a
esc onder su inc alific able c om plic idad c on los ladrones
de doc um entos auténtic os, áq uienes han favorec ido tandesc aradam ente.
Así princ ipió esta c ausa, y ha seguido la tortuosa
senda que debia naturalm ente seguir, atendido su ex
páreo orígen . El hombre que figura en ella, es un c asi
Cabrera Caravedo, no es sino una espec ie dem a
nequí, sin otra signific ac ion, que la de su apel lido : Don
Franc isc o Cabrera, lo es todo, y m as que éste, lo es to
do, el doc tor don José Boza.
Nadie m énos que el l lam ado don Franc isc o Cabrera,deberia haber rem ovido las c enizas del doc tor don Blas,su benefac tor insigne; y m uc ho m as que eso
— él lo sabe
m uy bien—presentando al hom bre que le dió ser y for
tuna c om o ladron de don Pedro No lasc o ; pero todo eso
l e fué prec iso en su c odic ia y abso luta falta de pudor,y sobre todo, todo eso ha sido prec iso al doc tor Boza,direc tor suprem o suyo, hombre alto en riqueza
, pero
m uy apoc ado en tal la m oral . ¡Buen provec ho le ha a"
El doc tor don José Boza, ha sido el fac totum de don
Pedro Cabrera Caravedo , figurante de m ogiganga en la
c ontienda judic ial c on m i señora tia, y a él se debe el
triunfo de ese espantajo de derec hos, ante juec es queno han sabido ó no han querido serlo. El doc tor Boza,ha puesto en juego sus altas relac iones c ontra m i seño
tia desval ida, c ontra una señora, que, en los m omen
tos en que devoraba el pesar de la pérdida de su únic o
hermano, se le hizo apurar, cºn la m iseria m isma, toda
c lase de am arguras y desc onsuelos; porque así c onvenía
—46
á los intereses del que, c uando pasaba por igual des
grac ia, en la m uerte de su m adre, tuvo a esa,m ism a
señora enjugando solic ita las lágrim as de él y de su
herm ana y les brindó en su pobre hogar las c onsolac io
nes que pudo. Góc ese el doc tor Boza en haber pagado
así aquella deuda, y gloríese de su om nipotenc ia y hasta de disponer, c om o se habla
,de la rec om endac ion
personal del Presidente de laRepúblic a, para que triun
fe la injustic ia que patro c ina. YO no quiero c reer esto
últim o, porque m e duele deveras el ver asc ender tan
arriba la prostituc ion ; pero_sea de la m anera que fuere ,
lo c ierto es que el doc tor Boza, ha podido m uc ho , y
que él, en union de un relac ionado ó c om padre suyo ,ha al c anzado aponer una parte de nuestra m agistrata
ra a m uy bajo nivel .
El doc tor Boza tiene sus razones para tom ar tan á
pec hós la c uestion de Cabrera Caravedo . El, íntim o
am igo del Dr. D . Blas Cabrera,y c onfidente suyo, hiz o
que su hijo, auxiliado de fuerza armada, c om o quien vá.
a tom ar una fortaleza, se m etiese a la hac ienda de los
Pobres, profanando la c asa del hombre c uya m ano l es
dió honor al estrec har las suyas, en c irc unstanc ias de
que el c adáver de ese hombre, su am igo, estaba aun in
sepulto, y prevaliéndose de un título de depositario queinic uam ente se inventó para tom ar posesion de dic ha
hac ienda, siendo de notar que llevaron para ese ac to,
c om o juez, al doc tor don Manuel Andrac a, perseguido
por el doc tor don Blas, en un juic io de pesquiza. Boza,
adueñado hasta el presente de la hac ienda, ha c om etido
los mas esc andalosos abusos, que alguna vez revelaré
para vergiienza suya; y quiere naturalm ente perpetuar
su adm inistrac ion, valiéndose de todos los m edios posibles.
Respec to del doc tor Fernandini, no sé apunto fijo elinterés que tenga en la protec c ion que dispensa; pero
lo c ierto es que alguno, y no pequeño, debe tener, desde que se ha apersonado rec om endando 5. don Fran
c isc o Cabrera, en c asa de l os voc ales de la Corte Supe
Leon, c om o juez , c om o un infeliz desm em oriado, sus
c ribe la solem nísim a é im pudente m entira, de que do n
Pedro Nolasc o, tuvo posesion en lo que él m ism o d ij ohaberla tenido el doc tor don Blas. ¿ES esto adm inistrar
justic ia? ¿Es esto tener siquiera el deseo de ac ertar ?
Com o peruano, m e duelo de que salgan a luz tales m i
serias; m as c om o hombre nec esito sac arlas, y yo soyhombre antes que peruano ; y Si el Perú tiene alguno s
juec es desm em oriados, no c reo que hago m al en desc u
brirlos.
Tratándose de la anterior inc onsec uen c ia del doc tor
don Nic anor Leon, hay que fijarse bien en su verdadera
gravedad. La posesion es siem pre un hec ho, es siem pre
una c osa visible, palpable.
'Podia desc onoc er ese hec ho
el doc tor Leon? Sin nec esi ad de los autos, él , nac ido
en I c a, sabia perfec tam ente que el doc tor don Blas Ca
brera, habia tenido siempre en su poder la hac ienda de
losPobres, pues desde que nac ió le había c onoc ido c o
m o dueño de el la. Adem ás de eso , él vió, c onoc ió y ra
tific ó c om o inc ontrovertible en la c ausa de la señora
Piñeyro, la posesion del doc tor don Blas, y en ella se
fundó para llevar adelante la ejec uc ion intentada c on
tra éste. ¿No vió por ventura esa m ism a posesion c lara
y m anifiesta en los autos de la m ateria? ¿Puede dec ir
que hubiese en ellos algun rastro siquiera de duda á.'
este respec to? Hay todavia m as; algo m uc ho m as grave ,
m uc ho m as solem nem ente ac usador del doc tor don Ni
c anor Leon, c om o juez, al haber afirm ado que don Pe
dro Nolasc o Cabrera, tuvo lap osesion c ivil y natural de
los vín culos de sufam ilia . Don Nic anor Leon, que eu
c edió á don Juan Pedro Fernandini, en la defensa, que,por ac c ion popularhac ían , en favor de los pobres de I c a,en c uestion c on el doc tordon Blas Cabrera, sobre la obra
pia que grava en la hac ienda de los Pobres, c obrándolec antidad de pesos; c elebró c on el m ism o doc tor don Blas,una esc ritura p úblic a de transac c ion , y siguió un largoexpediente para el efec to, esc ritura en la que l e rec o
noc e el título de patron y solem nem ente le rec onoc e
tambien el c arác ter de poseedor de dicha hac ienda.
¿Tendrá ese juez el m enor asom o de disc ulpa? Prec isº
es que un hom bre c onstituido en alto puesto , haya rc
negado c om pletam ente de c uanto estim an los hom bres,
para que falte á la verdad, desde la c átedra de su au
toridad de un m odo tan indisc ulpable.
Dejo al c onjuez 'de prim era instanc ia y ven O al Tri
bunal Superior de Justic ia de esta c iudad de ima, c a
p ital de nuestra Repúblic a.
El Tribunal Superior de Justic ia tiene entre sus
m iembros algunos a quienes no se puede dejar de res
petar; hom bres a toda prueba rec tos, y sobre los c uales
no ha c aido hasta ahora la mas lijera sospec ha de trai
c ion al deber; pero la desgrac ia de la señora Cabrera yZegarra, quizo que se hic iera lo posible para que no
c onoc iera de su c ausa, la sala que debió c onoc er, que
se retuviea los autos en la estafeta de I c a, que se
oc ultaran, hasta que term inara el turno de esa sala. Losjuec es que han c onoc ido en la c ausa, no han sido rec tos;
tengo valor para dec irlo, porque puedo probarlo ; por
que la sim ple lec tura de los autos es bastante para pc
ner en c laro que los voc ales que han c onfirm ado la sen
tenc ia del juez de I c a, han sido tan indisc ulpablem ente
extraviados c om o él, se han apartado c om o él , de la
verdad de los hec hos rec onoc idos, y han sido poc o fieles
a sus sagrados deberes.
En la Corte Superior, es Voc al , el doc tor don Ber
nardino Leon , que, segun se dic e, goza entre sus c om
pañeros de gran prestigio . No sé yo en que podrá. fun
darse ea e prestigio, pero m e c onsta que es una real idad,al ménos por lo que he podido palpar en este pl eito . El
doc tor don Bernardino Leon, pariente del juez del mism o apel lido , que en prim era instan c ia c anonizó las
pretensiones de Cabrera Caravedo, c ontra toda ley,c ontra toda c onc ienc ia: el doc tor don Bernardino
Leon, c ompadre del doc tor don José Boza,ha te
nido el sufic iente desem barazo para c onoc er en la c ausa
de m i señora tia, c on los protejidos de ese Sl;c ompadre
y am igo íntimo, en o éxito le era de sumo interés . Yno solo ha tenido e doc tor don Bernardino, la poc a ó
n inguna dificultad de c onoc er en este pleito, c om o ju ez ,sino que ha hec ho en él lOs ofic ios departe, no om itien
do ningunos recursºs; llegando indisponerme c on el
doc tor Chac altana, quien tuvo la franqueza de dec irm e, que el doc tor Leon le habia dic ho que yo m e jactaba de tener su voto en m i bolsillo, lo que tendria
el fin de hac erme odioso ante sus c ompañeros, y p erjudic ar así el éxito de las justas pretensiones que
sostengo. Muy distante estoy c iertamente, de c reer no
esos m edios hayan sido dec isivos, que expliquen la m'
ustic ia c onsum ada en la Corte; pero es sin embargº un
ec ho que fué lo primero que se puso en juego paratorc er la justic ia, y que al doc tor Leon, le c abo este
pedazo mas de gloria. Cuando la c ausa llegó a la sala
á.que pertenec ía el doc tor Leon, los c ontrarios se prom etian lo que al fin han llegado aObtener; y yo que losabia tambien, diriji al doc torLeon, una atenta y res
petuosa c arta, revelándole c uanto se esperaba de él , en
un juic io no iba adec idir de la suerte de una fam ilia,y suplic án els que se exc usara para no verm e en la
nec esidad de rec usarlo. Por c onduc to del señor don
Pedro José Suarez, me c ontestó verbalmente el doc torLeon , que no c onoc ería ni en ese, ni en ningun asunto
de interes m io, porque no lo deseaba; pero que tampoc ofirmaría una esc usa, que era posible se dec larase sin ln
gar. YO c onñé en un ofrec im iento que debí suponer
leal ; mas m i sºrpresa fué harta c uando se m e intimá la
esc usa del doc tor Leon, poc os dias despues, fundada en
el frívola pretexto de que yo se la pedía, y veo en los
autos que habia exhibido m i c arta c onfidenc ial .
No nec esito dec ir que la exc usa se dec laró sin lugar,y que no habiendo c onseguido lo que debia esperar, tu
ve que c umplir el ofrec im iento hec ho, interponiendo la
rec usac ion. La fundó en el parentezc o del doc torLeon,c on el juez que falló en prim era instanc ia la c ausa: en
sus relac iones c on el doc tor Boza, verdadero, aunque
enc ubiertº, c ºlitigante m iº: en el interes que ten ia, por
c ºnsiguiente, en ella: en la ºdiºsidad prºfunda que á. m i
y á m i fam ilia profesaba; y pºr últim º, en que tenía
m ºs pendiente el juic iº prom ºvidº c ºntra él , pºr la tes
tam entaria del dºc tºr dºn Bla'
s Cabrera, interesada en
e l presente. Para alejar hasta la sºspec ha de m alic ia,n º adujo m as prueba que la m ism a c onfesiºn del dºc tºr
Leºn, y la dec larac iºn del dºc tºr Bºza, aunque en va
n º , pºrque ningun hec ho fuérec ºnºc idº. Sºlº c ºnvinº,el dºc tºr Leºn, en el parentesc o, perº dijº que nº era
en el gradº prºhibidº.
La rec usac iºn se dec laró en c ºnsec uenc ia sin lugar, ydespues de haber agºta dº tºdºs lºs rec ursºs que la ley
pºne en m anºsde lºs litigantes, para que sean solo juz
gados pºrjuec es de su c onfianza, tuve el sentim ientº ¡de
ver al Dr. Leºn, c ºnºc er en m i c ausa, apesar ¡de sus
prºm esas.
El Dr. D . Bernardinº Leºn, es hom bre muy poderºsº en lºs estradºs. Yº m ism º tuve que desistirm o de un
juic iº que le prom oví, c ºm º guardador de los herederºsdel Dr. Cabrera, c ºbrándºle c uatrº m il pesºs pºr redi
tºs de una c apellanía de fam ilia, que grava en una ¡desus fin c as, pues nº enc ontraba para él ni abºgadº, ni
juez , ni esc ribano : tºdºs tem ían al Dr. Leºn . Entón c es
fué c uandº c ºntestandº á la dem anda, sºltó la fam ºsa
frase de que era p eligroso jugar c on fuego, engreído
c ºn su pºtenc ia, y ñgurándose, sin duda, que nº habia
m as Tribunal , que aquel dºnde él se sienta. Nº es así,
y ya ha l legadº la vez en que yº hablé ante el l ibre
Tribunal de la ºpiniºn, dºnde no hay juec es m edrosos,dºnde —nº intervienen esc ribanºs de la m ism a espec ie, y
pºr fm , _dºnde yº nº he m enester de diplºm a de aboga
do para defender la justic ia y denunc iar á. lºs que jue
gan c ºn el la.
¿Cóm º ha podidº perderse la c ausa que sºstengº an
te la Cºrte Superiºr? La histºria c ºm ienza pºr la in
tm enc ion pºderºsa del Dr. D . Bernardinº Leºn, perºnº ac aba al lí. Con esa intervenc iºn y tºdº, lºs DD . La
— 52
Rºsa y Chac altana llam adºs en la prim era vista á c º
nºc er en c ompañía del m ism º Dr. Leºn, estuvierºn pºr
la revºc ac iºn de la sentenc ia de I nstanc ia, y este úl
tim o, nº hay nec esidad de dec irlº, pºr que se la c on fit
m ara. Vinº á dirim ir la disc ºrdia el Dr. Cºrzº, y v inº
en el m ism º sentidº del Dr..Leºn ; es dec ir, preven idº
c ºntra lº justº, l legandº sus c ºndesc endenc ias, c ºn lºs
c ºntrariºs m iºs, hasta el extrem º de interrum pirm e p or
tres vec es repetidas en el infºrm e que hac ia”
ante él,
prºhibíéñdºm e que hablara ac erc a de lºs puntºs p ri
m ºrdiales de la c ausa, y exíjíéndºm e que m e lim itara ála inc ºngruente narrac iºn de hec hºs insignific antes, p or
lº c ual m e ví fºrzadº á renunc iar la palabra. Nº h aynec esidad de dec ir tampºc º que el Dr. Cºrzº, que parec ia espantarse c ada vez queyº m e deslizaba sºbre el
derec hº, c ºm o quien le tiene sum º respetº, y le parec e
que van á profanarlo, se plegó al Dr. Leºn; resultandºasí dºs c ºntra dºs.
Para dirim ir esta segunda disc ºrdia se l lam ó al Dr.
Mariátegui, en razºn de hal larse c on lic enc ia el Dr. Pe
rez; perº c ºm º la rec titud del Dr. Mariátegui, fuese un
ºbstác ulº invenc ible para la c ºnsum ac iºn de la injustic ia que se in tentaba, se estorbó que éste term inara la
vista de la c ausa y se llam ó ºtra vez al señºr Perez , no
ºbstante haber empezado ya á c ºnºc er el prim ero ; fenó
m eno que sºlo puede a plic arse pºr la omnipotenc ia de
m ís:c ºntrariºs en la Cºrte.
Desde el m ºm entº en que se hizº el nombram ientº
del Dr. Mariátegui, para dirim ente, lºs enem igºs se
dierºn pºr perdidºs, c ºm º lº prueba el hec ho de habér
sem e ºfrec ido transac c iºn pºr c ºnduc tº del señºr Dr. D .
Jºsé Jºrge Lºayza, c ºmpadre del Dr. D . Bernardinº
Leºn . El señºr Dr. Lºayza, m e habla en su c arta, que
c ºnservº, y se public a al final de los dºc um entºs, de há
ber sidº c om isionado p or una p ersona resp etable.
Se m e asegura que el últim o dirim ente, Dr. Perez,
expresó su ºpiniºn por la revºc atºria de la sentenc ia,ºpiniºn que habria sidº dec isiva á favºr de m i c ausa, si
_ 53 _
en el mºm ontº deexpresarla nº hubiesen c onc ordado, c ºm o suc edió, lºs DD. Chac altana y La Rºsa , c ºn lºs
DD . Leºn y Cºrzº, viéndºse entónc es ºbligadº , pºr es
p íritu de c uerpº, a dar el votº siguiendº á sus dem as
c ºm pañerºs. Nº respºnderé de la exac titud del hec hº,en c uantº á la ºpiniºn prim era del Dr. Perez ; perº m e
c onsta sí,y c ºnsta de autºs, el hec hº de la c on c ordan
c ia de lºs DD. Chac altana y La Rºsa, al tiempo de lavotac ion ,
despues do haber disc ordado en un prin c ipiº
del Dr. Leºn ; siendº este hec hº unº de lºs m as nºta
bles por su gravedad y trasc enden c ia en esta c élebrec ansa.
¿Qué verian, qué podrian ver al tiempo de al votac i on,lºs DD. Chac altana y La Rºsa, que así les ºbligara á
variar su m ºdº de pensar prim erº? ¡Qué triste es eso
de c onc ºrdar al tiemp o de la votac ion" ¡Qué triste es,
sºbre tºdº, disc ordar de la verdad c onºc ida, de la justic ia manifiesta,:despues dehaber c onc ordado c ºn ambas"
En la c ausa que sigº por m i tia Da. Manuela Cabrera y Zegarra, ya lº han vistº lºs lec tºres, nº hay nada
que nº esté al al c anc e de la inteligenc ia m as vulgar.
Pºr medio siglº pºseyó un individuº lºs vín c ulºs de su
lia; lºs pºseyó de hec hº y de derec hº, pues ven c ióen juic io a su únic o ºpºsitºr posible, que fué su herm a
no; y lº venc ió, dec larándºse sºlem nem ente la exc lu
sion de ese su m ism º herm anº, c uyºs derec hºs de fam ilia fueron dec laradºs ipsofac to nulºs, inválidos: viene
despues un hijº del exc luidº, del enterradº en vida, dis
putandº en nºmbre de su línea, es dec ir, de su padre,
quenada signific aba ya en la familia, la preferenc ia en
la suc esiºn de su tíº el POSEEDOR, en c ºm petenc ia c ºn
la hermana de éste, perfec tam ente hábil . ¿Pºdrá habertrepidac iºn al dec idir sºbre c uál de lºs dºs es el llam adº?
Que en una c ausa ºsc ura, en una c ausa que rueda sº
bre un puntº c ºntrºvertidº 6 muy c ontrºvertíble de de
rec ho, ó en que lºs hec hºs nº aparez c an bastantem ente
clarºs, haya vac ilac iºnes, se c ºm prende; perº que las ha
ya en una c ausa c ºmº esta, en que la ley es terminante,
en que lºshec hºs, basedeljuzgamíeutº, sºn exploñdºro
sºs, es lo quenº se puede c ºmprender; y se puede c om
prender muc ho ménºs tºdavía, el que, fºrmadº el juic iºen m éritº del hec hº y del derec hº rec ºnºc idºs, se tuer
za despues esem ismº juic iº en favºrde lº que es abier
tam ente c ºntrariº al hec hº y al derec hº.
La c ºnc ordanc ia de lºs DD. Chac altana y La Rºsaal tiemp o de la votac ion , c ºn su primer c ºmpañero , de
c uya opiniºn se aportarºn antes, es sºrprendente; m as
que esº, despues de veinte m eses de m editac iones , es
lastim osa; m as que esº todavía c onc ordan
c ia m e ha hec hº rec ordar la c ºnc ºrdanc ia de Judas c ºn
lºs enem igºs de su Divinº Maestrº. Hubo un d ia en
que, el infeliz apóstºl , despues de haber disc ordado dela injustic ia y de la m aldad
, y unidose á la bºndad yjustic ia del Salvadºr del Mundº, tentándºle el dem ºn iº,se dec idió á entregar á aquel pºr treinta miserables dinerºs; perº c ºm º la infanc ia es siempre c ºbarde, nº pudiondo hac erlº de frente, lº hizº dándºle al buenMaes
tro, en la mejil la, un ósc ulo de paz. Así esc arnec ió la
justic ia ese tránsfu a,besándola para entregarlam ejºr.
Así tambien lºs D La Ross y Chac altana, despues dehaber aparec ido c ºm o verdaderºsApóstºles de la Jastic ia Soc ial y disc ordado del Dr. Leºn, que representaba,en este c asº, la trasgresiºn del derec hº, oºnc ºrdarºn al
fin c ºn él , osc ulando la frente de esa m ism a Justic ia, pºr
m ediº de lºs infundados c ºnsiderandºsdel fallº que sus
c ribierºn, c ºn los c uales parec ian ac aric iarla, c uando
firm aban prec isam ente la dec larac iºn de su injustic ia.
Lºs DD. Chac altana y La Rºsa han sidº, pues, en la
c ausa dem i pºbre tia, lºs judas de la m ajistratura, lºsapóstatas de la rec titud y han ºfrec idº en su c ºnc ºr
danc iafinal un tristey desc ºnsºladºr ejemplo.
Esplic ar aberrac iºnes tan grandes, c ºm º las que se
han vistº en esta c ausa,hasta ahºra, en lºs juec es dey I nstanc ia
, parec e empresa dífic il, y lº es, en efec
to, para quien c ºnserve algun pºc º de respetº á la m o
ral públ ic a: Yº he c ondenadº y he tenido derechº de
difíc il que en su espíritu, que, pºr muy rec tº que sea,
es el de un ºc tºgonaríº, hayan influidº pºderosam ente
las insinuac iºnes de ese Doc tor, que se hal la pºr dos
grac ia tºdavía en la p lenitud de sus pºtenc ias. Creº
que si el Dr. Alzam ora hubiera tenido siquiera diez
añºs m enºs, nº habría tenidº esas vac ilac iºnes, sobre lº
lº que es tan resplandec iente c ºm o la luz del dia; y c reºtºdavia m as: que el Tribunal Suprem o, penetradº de la
verdad de lº que digº, pºr sºlo la inspec c iºn de lºs au
tºs, hará un bien públic º hac iendº pºrque ºbtenga su
jubilac iºn el vac ilante fisc al , que ya debedesc ansar; p ues
mas que ningun otrº, el Tribunal Supremº , que dá la
últim a palabra, la palabra definitiva de vida 6 m uerte
sºbre la justic ia c ºntrºvertida, ha m enester c om o fisc a
les, m agistradºs que nº vac ilen, que estén en la entere
za de su juic iº y en la fuerza de su c arác ter.
Ya es prec iso c ºnc luir; y para hac erlo debº dec ir ai
gº tambien 5 los lec tºres. Habrá espíritus apo c ados que
nº aprueben, tal vez , la energía c ºn que he defend idº
m is derec hºs, sin c ºnsiderar que el lenguaje de la ver
dad no ha sidº nunc a c obarde. A eses tím idºs les rec º
m iendº lºs c ºnc eptºs siguientes de un filósºfº c ontem
pºráneº, suplic ándoles que lºs lean c ºn detenim iento, y
quem e juzguen despues“Nº, nº anatem atíseis al hºmbre que ºs presenta en
“tºdº su hºrror el c adáver, que estudia las c ausas de su
desc ºmpºsic iºn repugnante y ºs las muestra, para que
pºdais ser m aestrºs de vuestrºs hijºs.
“Lº inm ºral es irse c ºn la c ºrriente de c ieno, dejarsellevar c ºn ella, proc urar hac er pasar c ºm º buenº lº
que es el resultadº de la c ºrrupc iºn de las c ºstumbres,“vulgarízarlº tºdº, m aterializarlº tºdo, alentar el fana
“tísmº y el errºr,c ubrir c ºn una palabra hipóc rita lº
repu
gnante, y no presentar nunc a el espíritu sobrepo
“niém ºse á la materia, la virtud luc handº c ºn el c rí
m en y sºpºrtandº herºíc am ente el m artiriº.
“El que vá c ºntra la c orriente de c isne, el que arran“os de ese c ieno frac mentºs infec tos y los muestra a la
“vista de tºdºs c ºn tºda su fétida verdad
, ese enseña, y“ tºdº el que enseña m oraliza, tºdº el que enseña forta
lec e al ens'
eñado, pºrque le hac e c ºnoc er lºs pel igrºs y“ le m uestra la verdadera senda pºr dºnde el hºmbre“puede y debe m arc har c ºn el c ºrazºn tranquilº y la
“ frente alta.
“El que señala al c am inante las tram pas de lºbº en
biertas de flores, que puede enc ºntrar sºbre su c am í
nº , es un am igº ; el que le enseña á m antenerse en una
prudente reserva respec tº á tºdº el m undº, el que le
dem uestra pºr m ediº de ejem plºs vivºs que bajº una
aparienc ia de angel puede existir una hºrrible alm a .dc
dem ºniº , es un am igº.
“Para nºsºtrºs el pabel lºn nº prºteje la m erc anc ía.
Nºsºtrºs bajº tºda bandera, nºs apoderam os del c ºn“ trabando de guerra. Nº hay para nosºtrºs investidu
ra, pºr alta que sea, de debajº de la c ual nº saque
“m ºs, si existe, lº nauseabundo . Nºsºtrºs hem ºs respe“tadº, y respetarem os siem pre; es m as, lºs defendere“m ºs c ºn tºdas nuestras fuerzas, tºdºs los altºs prin c i
piºs; perº nº respetarem os al individuº , c ualquieraque sea su c arác ter, si nº es respetable 'pºr sí m ism º ,
si en vez de estar en arm ºnía c ºn su sagrada ó altísim a
investidura, la prºfana y la m anc ha .
“Desenm asc arar á los m alvadºs, sac ar de la sºc iedad
lº hºrrible, patentizarlo , m arc arla, estigm atizarlº, es“te es el deber de tºdo hºm bre independiente, severº yhºnradº: el c um plim ientº del deber es siem pre dífic il,
“m uc has vec es dºlºrºsº.
”
He c ºnc luidº.
£lmwel ©Imbis.
DOCUMENTOS.
I nfºrme del Dr. D. JºséMaria Gonzales del Val le, Curade laMatriz de Españºlas de l es, en la causael año de 1818 pºrel Dr. D. Blas Cabrera c on I D. l'odro Nolasc o.
Que c ºnºc e a las partes que litigou y nº le c omprendenlas generales de la ley c ºn ninguna de ellas
Que le c ºnsta su c ºntenidº (un interrºgatºrio) asi porel
c ºm º por ser en la ac tualidad c ura párrºc º de esta Santa
I glesia Matriz c on c uyº m ºtivo lºsdoc um entºs que se c itan (pºr el por
de :lºs ñnadºs Zo
garra y de Da. Luisa Zegarra y Ulaºrtua ¡ lºs qu a mc iºnan pºr tales (D. Blas, D . Fernando yQue sabe de ºídas (el c ºntenidº de las preguntas) nº
c osa, que la partida de bautis
3:t
pdios hasta que vinº I ca de cura de Duran ºl año
790:
Que en órden las preguntas restantes 6.
º, 7.
º, y
solo puodsdec ir: quo havistº an lºodro sn m demdres desde la odad de la infanc ia; y gne pºr la8 dec isionu
del Derechº Canónic º, ac erc a de la lep tim idad, ha tenid o ytiene p or ilejitimo á D . Pedro Nºlasc o, en atenc iºn aque su
nac im ientº fueanterior'
a la dispensa pºntific ia y m etropo l i
tana y al m atrim ºniº c ºntraídº por sus padres. La que
juró in verbo sac erdotis tac to pec tore.
I c a, Agºstº 10 de 1818.
Ante m i.—José Toribio Garc ia.—Josi Maria G . del Va l le .
Dic tamen del Ac osºrDr. I l. J086 Eustaquiº deArrieta.
Vistºs: teniendº en“
c ºnsiderac iºn de que se trata del
interes de una ºbra pia, expuesta á grave detrim ento , y a
que siendº yº el terc erº de lºs abºgadºs que hay en la Ciu
dad, que nº está m esc lado ¡en defensa d e las partes, enc uyº c aso la Real c édula de 18 de Nºviem bre de 1773, inserta en la Real instruc c iºn de I ntendentes, no dá lugar a
roc usac ion , c ºn c uyº c ºnoc im ientº supºngº que se ha om i
tido hac er saber 6. las partes m i nºmbram iento ; the c reo
pºr tan justas c ºnsiderac iones en el c asº de ac eptarlº y
jurad º c ºnform e 6. derec ho , c ºmo lº hago en forma: Y
respec to aque de los dºc umentos informac ion produc ida p orel Dr. D .B las de Cabrera y Z egarra con c itac ion de D . Pedro
No lasc o , su hermano, guion por su parte no ha p roduc ido a l
guna , segun c onsta del c ertificado de fojas 109 vuelta lo que
induc e presunc iºn de no tener que prºbar en c ontrario, al paso
que el Dr. D . B las ha justijíc ado su desp ojo de la pºsesion c i
vil y natural que c onforme a la ley le c orrespºnde por el llamamiento de lafundac ion , c ºntenida en el testimºnio de fojas
resulta haber hec hº c onstar su lejítimídad , p robandoal mismo tiemp o la earpuridad de D . Pedro Nolasc º; teniondº
la doc trina del sabiº c om entador de lasLeyes de Toro Antonio Gºm es, exponiendº la 45 que se c ita en los autºs,en toda su extensiºn , que desvanec e tºdºs los efugios que
ha intentadº la parte c ºntraria para entorpec er el oñc io
del Juzgadº. y atendiendo finalm ente a que el últim º es
orito presentado por el Dr. D. Blas manifiesta c laramente
la“
calidad.de su demanda, restitutºria in interim que es lº
que en el estado presente puede el juzgadº prºnunc iar, sin
- 61
““ya al Dr. D . B las Cabrera y Z egarra la posesion del
p atronato de pobra cua t… m el íntañm se rm d ve y de
termina dejinítivam :te el dic ho posa oño p lenario ; para c uya
sustand ac ion se c onfíen D . Pedro Nolasc o traslado de
y en órden a la rec usac ion del alguac il m ayor y el m odode vcriñcar la restituc ion , proc eda el Juzgado c om o le paresc a mas c onform e a las c irc unstan c ias del c aso , teniendo
presente que no estando probada la c ansa de rec usac ipnde dic ho m inistro, se entienda su esc lusiva (si se diem lu
gar) sin perjuic io de los derec hos que le c orresponden .
Am lo siento salvo meh'
on'
.
I ca y Agosto 10 de 1818.
Dr. José Eustaquio de Arrieta .
Auto del Juzgado de l a. I nstanc ia.
I c a y Agosto 11 de 1818.
de los autos haber sido c itado D . Pedro Nolasc o Cabrm á
herm ano Dr. D . Blas Cabrera y Zegarra quien tienejusttjñcado… la por derec ho c on doc umentos y testigo; y por
p robado en c ontrario em a alguna , para am pararse en la po
sesion de hec ho que se lo c onñri6; ac ordam os m andar que
el referido Dr. D . B las Cabrera m resl ituida “ ¡tenido en
la posesion del patronato , ínterin se determ ina deñnitíva
monte el posesorio plenario , para c uyo efec to se ¡e c onñc rc
trasladc á dicho D . Pedro de los esc riioa y doc um c ntm
c omo se ha pedido, sin perjuic io de los derec hos del alguac il m ayor rec usado ; notiñc ándoac al referido D . Pedro No e.
abctc niendoee do inquioh r ni porturbar la adm inistrac ion
interina de dic ho Dr. D. Blas bajo de aperc ebim iento, queen su c ontravenc ion se proc ederá a lo que haya lugar.
J . Alvarez Calderon.—J Agustin de Arostegui.—Jose Tori
bio Garc ia, actuario ac ompañado.—Ante m i Baeihb de la
Peña , esc ribano públic o de Baal Hac ienda y Guerra.
Solic itud de l ) .Blas y Pedro a la Real Audienc ia
pidiendo veniapara c elebrarel c omprom iso relativaala transac c ion.
I llmo. Señor
El Dr. D. Blas y D . Pedro Cabrera en la mejor formaque haya lugar en derec ho parec em os ante US. 1. y dec i
mos: que en este Tribunal hem os seguido pleito sobre la
suc esion al patronato c onoc ido bajo el titulo de la Hac ienda de los Pobres c ita en la Ciudad de I c a, y por las c onsi
derac iones que hemos tenido es ha c ortado este pleito , tra
tando que se dec ida en un c omprom iso porjuec es árbitros,resolviendo en lospuntos que se disputan .
—En esta aten
c ion.—A US. I . pedim osy suplic am os, que habiéndonos por
desietz'
doe del p leito referido , se sirva m andar se nos entregue'
n
¡o: auto: para otorgar el c ompromiso c orrespondiente, p revia la
venia de este Tribunal y serjustic ia, juram os lo nec esario ypara el lo
Dr. Blas de Cabrera. PEDRO Ou anna.
Legalizac ion.
Doyfe“
: que el Dr. D . B las Cabrera y D . Pedro Cabrera,
firmaron este eeeñ to en mi presenc ia , despues de estar impuestos
en en contenido .
Y para que c onste pongo la presente en Lima y Enero2 6 de 182 2 .
Gerónimo de Villa-fuerte.Esc ribano públic o.
64
n nrnxnon ALDR. D . BLAS CABRERA.—Eu lº dem as, res
pec to las amplias fac ultades que se les han c onc edid o ,
para que proc edan transar este negoc io, c ºm o am igab les
c ºm pºnedºres, segun su arbitriº reguladº pºrla pruden c ia ,
despues de un exám en el m as prºlijº del estado de di c h aHac ienda de los pobres, de las deudas y pensiones quec arga sºbresi, pérdidas que se han experim entadº en _
os
c lavºs y ºtras espec ies, de lº que se ha ºído verbalm ente a
am bºs interesados, sºbre tºdº estºy sus prºduc tºs; y que
aunque en el dia segun ha expuestº“
el Dr. D . B las
nº da ni para el pagº de lº que c arga sºbre ella; perº c on
siderando que en-lo suc esivº puede prºduc ir para tºdo , y
por ºtras reñexion'
es de peso y gravedad que han tenidº
presentes, resuelven tam bien : que el Dr. D. Blas, de p or
una vez , m il pesos asu herm anº D . Pedro, entregándºse
lºs inc ºntinenti, sin rebajar las ¡ dos onzas de ºro que h a
rec ibidº antic ipadas, y sin que pueda im pedirlo pºr nin
guna exep c iºn de c argºs m utuºs que tengan para que le
sirvan de auxiliº su trabajº; y sin perjuic iº de esto ,
treinta pesºs tºdºs lºs m eses durante lºs dias de su vida ,
que empezarán a c ºrrer desde que se publique esta senten
c ia, pºn la ca lidad y expresiºn : que si el enunc iadº D . Pedro
falta 6 muere antes que cump la veintic inc o años su hijo logi c
timo D . Manuel Cabrera, deberan c ontribuirse á este los troim
ta pesos hasta que l legue la exp resada edad de los veinti
c inc o añºs. Y EN c asº DE QUU EL DR. D. BLAS PREMUERA 6
num LA HACI ENDA, CUALQU I ERA QUE suonm asn EN EL VÍNCULO ,
EN…n nn nsTA DECLARATORI A, HA DE ram a LA m sm
ºamm c rou nr CONTRI BU IR Los TRE INTA p lcsºs nansu m a EN
LA FORMA pnnvanm a. Asi lo mandaron , dec larando han proc e
dido sin pasion ninguna , jurándalo de nuevº, Y QUE EN TODO
HAN c om o p ºn rm nc m ºs nn JUSTI CIA Y rºn RAZONES nr
Y lº ñrm arºn , siendº testigºs D . Vic ente Alzam ora,D . Pedro Luque y D . Ram ºn Vallejos.
— Jºes Aurºm o nn
LA Tom .—Nmom s DE ABANI VAB.
—Ante m i—Pedro Jc áragui, Escribanº Públic º y de Cárc eles.
— 65
Notific ac iºn del laudo.
En Lima , Febrero 2 0 de 182 2 .
Yo , el esc ribanº, h ic e saber el Laudº c uyº m árgen estº
se esc ribe al Dr. D . Blas de Cabrera en su persona,
DB . BLAS nn CABRERA.
Seguidam ente hic e otra notifi c ac ion c ºm o la anterior
D . Pedrº Cabrera en su persºna, dºy fé.
PEDRO CARRERA. Jouregui.
Carta de pagº.
Auto m i y en m i registrº en 2 1 de Febrerº de 182 2 ,D . Pedrº Cabrera dio c arta de pagº al Dr. D . Blas Cabrera, su herm anº , de la c antidad de un m il pesos, lºs m is
m os que le fueron adjudic adºs en el laudo pronun c iadº el
dia de ayer, 2 0 de este presente m es y año de la fec ha, por
lºs Dres. D . Jºsé Antºniº de la Torre yD . Nic ºlas deAranivar, juec es arbitros, segun c ºnsta del instrum entº que se
h alla en m i registrº, de c uya c antidad se dió pºr entrega
dº a su satisfac c iºn y le ºtºrgó c arta de pagº c ºn ñniquitº
de dicha sum a, asi parec e de m i registrº a que m e remioº .
E sc ribanº públic º .
Sºl ic itud para la aprºbac iºn del la udº.
El Dr. D . Blas Cabrera, Presbítero , yD . PEDRO CABRERA
herm anºs, en lºs autºs que hem ºs seguidº en este Supe10
- 66
n or Tribunal , sºbre el dm ehºá lam ca ien de un vín c ulo,
y dem as deduc idº dec im ºs: Que habiéndonºe desistidº dela prosec ueion
'
de esta c ausa ypedido venia US. I . pan
la c elebrac ion deun c ºm prºm isº, se sirvió c onc ederla , y en
su virtud nombradºs juec es árbitrºs, arbitradores, han pronunc iado el Laudo , que en testim oniº presentam ºs debida
m ente, dec larando tocar pertenec er el referido vinc ula a mi
el Dr. D. Blas , y pºr varias c ºnsiderac iones que tuvieron
presentes, ac ºrdaron , que yº el c itadº Dr. D .Blas, entregue
m il pesºs de c ºntadº am i, D . Pedro, y treinta m ºs m en
suales, durante m is dias, c on lº dem as que c ontiene e l ex
presadº laudº , nn QUE nnsnn Lu c º nerm os c om un as.
Y rºaºue PARA SU m ron runnn vm on NECESI TA LAm o
n c rºn surw on nn US. I . LA m m m ºs m z TODA ro…som c rrm nº QUe pm LA m nc uºrºn en SU oonm nm o , se m
m u m am ºna nronsm o nu um o AL eonm m on nn LA
UI UDAD mn I c a , I GU… TE que PARALAOBÁNOELACI ON nn LA"
m m s QUn]rº EL orrm o De . D .BLAS ºrºnou£ RARA ºnu m
LA rºsnsrºn DEL m ansm o vmom.º , lº que fec hº se arc hivoel prºc esº y en esta c ºnform idad.
AUS. I . pedimos y suplic amºs, que habiendº pºr ethi
bidº el m enc iºnadº testinmnio, se sirva proveer y m andar
hac er en todº segun vá sºlic itadº y es jnotic ia.
Dr. Blu Cabrera. Pm nº Cu m .
Doyfá, que habiendo leido el p edimento anterior al D r. D.
B las deCabrera_yD . Pedro Cabrera , instruidºsde él , m n
SAnon ESTABAN ººnrom s y en en virtud_jinnaron á m i pre
senc ia un m m ºn Lº PU… rºn nn.rennºn , asi c ºm o lo0 .
Y para que c onste pºngº la presente en Lima Febrero2 2 do 182 2 .
Esc ribanº públic º.
68
vínc ulos y p atronatos de Z egarras , fundados por D . D iego
Hernandez de S. Agustin , para prºduc ir alguna c ºnfes ion
judic ial extrajudic ial , que exijen espec ialidad c ºnform e a
las leyes; ni p ara renunc iar en perjui c io propio y el de sus
hermanos enterºs legítimos las prerogativas c onsiguien tes a l
derec ho p erfec to de la suc esion; ha llegado su notic ia h oy,
que aquel apºderado traspaso lºs lim ites de la c arta. de
persºnería , usando de ella en la distanc ia de Lim a , p ara
expºner en su nºm bre , que D . Pedrº Cabrera era llam adº
al patrºnatº de Zegarras, apesar de hallarse exc luido p or las
leyes en fuerza de la expuridad de su nac imiento, c aliñc ado en
autºs y pºr senten c ia judic ial , prºnun c iada pºr lºs árbitros arbitradºres á. veinte de Febrerº de m il ºc hºc ien tos
veintidºs, ante el Esc ribanº D . Pedrº de Jauregui , c uyº
c argº fué c ºnferido lºsDres. D . Jose Antºniº de la TO ] ro
y D . Nic ºlas Arenivar, c om º aparec e de lºs respec tivos
doc um entºs de la m ateria: QUE RARA ELLO , NI RARA OTRORROCEDI MI ENTO , FUERA DE LA AUTORI ZACI ON DEL RODER NO LE
RA INSTRU I DO NI ESCRI TO EN MANE IiA ALGUNA; ASI COMO TAMROCO ELARODERADO NADA LE D I JO NI AVI SO, OCULTANDO SU RRORI O
HECHO , DE ACUERDO CON LAS M IRAS SI NI ESTRAS DEL CI TADO D .
I SI DORO CARAVE DO , QU E SE RRORUSO FORM:AR UN FRAUDE Y AB U
SANDO DE LA CONFI ANZA AGENA TRANSFERIR LOS DERECHOS Y
ACCI ONES DE LA FAMI LIA DE LOS ZEC ARRAS, A LOS H I JOS D E
D . PEDRO , SUS SOBRINOS, COMO NACI DOS DEL MATRI MON I O DE
ESTE CON DA. DOLORES CARAVEDO ; que bajº de tal c ºnc ep tº
y para evitar lºs perjuic iºs gravimm ºs y vejac iºnes que deejec utarlº puedan irrºgarsele, y sea visto que su ánimo nun c aha sido , es, ni será prac tic arlo; y aunque sem ejante instrum entº se hubiese extendidº nº le dañe: en la via y fºrm a
que m as halla lugar en derec hº , c erc iºradº del que le c ºm
pete, ºtºrga: que p rotesta una , dos, tres vec es y las demas p or
derec ho nec esarias, que c uanto se Ím biese hec ho y otorgado rela
tivamente al eap resado p atrºnato , es y será c ontra su deliberada
vo luntad , y que pºr lº m ism º nº ha debidº pararle el m as
leve perjuic iº , a c uyº fm deja vivas ilesas en su fuerza yvigºr tºdas las ac c iºnes que c ºm peten , asi al otºrgante,c om o á sus herm anos enteros legítimos y dema s c onsanguineos
deri¿ ados de la extirp e de D . Juan de Z egar_
m y Guzman,
para usar de ellas del m ism o m ºdº que sinº se hubiesehec hº la tal esc ritura, pues lºsm ºtivos expuestºs y el fraude
69
do su c ontenido , nº le han perm itidº veriñc arle , c ºn liber
tad y deliberac iºn , atendida la ignºran c ia de lºs hec hºs,c ºm º lº jura in verbo sac erdotis, segun su fuerº , protestan
dº que, aunque esa tal esc ritura c ºntenga el m ism º juram entº hec ho su nºm bre , y ºtras seguridades para nº ser
rec lam ada , las dec lara sin efec tº algunº , p orque no dim anó
de su voluntad , ni para ellas fue autorizado el m andatario :
perº si ha:de:quedarjñrm c y subsistente esta m ism a prºtesta
prºhibitoria, y su c ontestº , para lºs objetºs legales que se
h an establec ido en favºr de lºs perjudic adºs de su c lase; yla ñrm ó, exijiendº el testim ºniº para su resguardº , el refe
rido señor prºtestante, a quien dºy fé que c ºnºzc o y sien
dº testigºs D . Antºniº de Aranguena y D . Pedrº Nesta
res, presentes— Dr. B las de Cabrera .
— Ante m i— Basilio de
la Peña , Esc ribanº públic º y del estadº.
Esc ritura de desistim iento de D. Pedrº Nc lasc º.
SENOR SECRETARI O D .Dºnºrnº CASO .
Sírvase U . estender en'
su'
registrº deEsc rituras públic as,una en que yº D . Pedrº Cabrera y Zegarra dec laro y me
desiste de dos p leitos ejec utivºs que he sºstenido c ºntra m i
herm ano el Dr. D . Blas Cabrera, para que am bºs se esti
m en de ningun valºr ni efec tº y que sean reputadºs c ºm º
si en realidad nun c a se hubiesen sºstenidº por m i parte;RUES MOTI VOS DE CONC I ENC IA Y EL D I CTAMEN DE REBSONAS DE
RROBI DAD DE CONOCI DO SABER , ME HAN DECI D I DO APONER TER
MI NO Arono LI T I J I O CON MI RRORI O HERMANO , QUE FUNDADA
MENTE HA DEFEND I DO SUS DERECHOS CON ARREGLO ALA VERDAD
DE Los HECHO S,sobre que tratan las exepc iºnes que ºpusº
en lºs referidºs p leitos.— Consiste el prim erº en lºs autºs
que prºm ºvi c ºm o dem andante sobre c antidad de pesos en
virtud de la esc ritura ºtºrgada pºr mi c itadº herm anº
6 de O c tubre de 1843 para el pagº de treinta pesºs, para
las m esadas de su referenc ia, para alim entºs, y de c uya
c ausa c onoc e hoy la I llma. Corte Superior de Justic ia de l
Distritº, en fuerza de apelac iºn que entabló el Dr. D . Blas
Cabrera del fallº definitivº prºnunc iado pºr el Juez de
l a. I nstanc ia de esta Prºvinc ia Dr. D. Manuel Andraoa'
,
relativam ente las exepc iones dilatºrias ºpuestas pºr el
dem andadº en su esc ritº fec ha 81 de O c tubre de 1857, re
produc iendo el de fºjas 12 que tam bien c ºnsta“
de lo s"
autos, para que se dec lare nº aparejar ejec uc ion la referidaesc ritura de i as 8y que era inepto m i dem anda de i as 70 ,
rec ayendº sobre este inc idente la resºluc iºn apelada, p or
c uyº m ºtivº existen los antec edentes en el Tribunal Su
perior; asi es que nº solº m e desiste, quitº y apartº de estainstanc ia, sino tambien de la l a. , dec larando á mayºr abun
damiento: que m i hermano el Dr. D . B las Cabrera no m e
adeuda c osa alguna p or el instrumento públic o en que hi c e
c onsistir la ac c ion propuesta, y que ha de estimarse c anc elada
la obligac ion personal p or las m ismas m esadas de 80 pesos ,subsistierd únic amente sobre el partic ular el LAUDO pronunc iado en Lima por los señºres Dr. D . Nic olas de Aranivar'
y Dr. D . José Antonio de la Torre en 2 0 de Febrero de 182 2virtud del c omprºm iso que c elebramºs p ara sºmeter al im
'
p
c io de ellos el p leitº sobre la suc esion de los vínculos de fam ilia , c omo hijos de nuestros padres c omunes: asi es que tºdºslos antec edentes del m ism º pleitº quedan rºtºs y fenoc i
dºs y entre el los el instrumento de fojas 18 y de fojas 85de los prop ios autos RARA DESCARGO DE MI CONCI ENCI A.
—Tambien me desiste , quito y ap arta de otrº p leitº contra m i her
mano el Dr. D . Blas Cabrera , ATRI BUVENDOLE QUE ERA USUE
RADOR DE Los BI ENES DE LA 8UOFSI ON DE NUESTROS RADRES ENPEBJU I OI O de la fam ilia y á virtud del cual sºlic ité la misiºn
en posesion , CON FALTA DE VERDAD DE LOSHECHOS, c uya c ausa
pende en este Juzgadº de l a. I nstanc ia y pºr la ºfic ina
del Escribanº ac tuariº D. J056 I . Pizarrº, desde que pro
nunc ió el señor Dr. D . Manuel Andreea su resoluc ion de
fºjas 34 vuelta, dec larandº sin lugar la m ision en pºse
sion sum aria, pretendida pºrm i y sin persºnería nuestra
prim a herm ana Da. Catalina Zºrril la, indic andº que tales
antec edentes fuerºn ac um uladºs al pleitº sºbre que antes
he tratadº, por sºlic itud de m i c itadº herm ano el Dr. D.
Blas, que asi lº pidió para en parte de prueba de sus c repc iºnes; de manera que am bas causae, comprendidas en mi de
I nforme
Expedidº pºrel Prº—secretariº de Cámara y gºbiernº de la Arquidióc esis de Lima, en ºbedec imientº de un decretº del
yReverendisimº señºrArzobispo. y para c ºntestaruna pregunta“ac erc a de la rehabilitac iºn de la prºle
”que suele ºtºrgarse en
las dispensas de impedimentos dirimentes del matrimºniº; c uya
pregunta fué hecha al I lustrísimº señºrArzobispo en un despa
chº suplicatºriº del Juez de primera instanc ia de la Prºvinc ia deI ca, pºrsolic itud de D.Pedrºlºabrera Caravedo en el juic iº quesigue c ºn la señºraDa. ManuelaCabrera y Zegarra pretendiendola legitimac ion de un hijo incestuosº sºbre cuyo c ºndic ion existe
I llm º . y Brno. Señºr
Cum pliendº lº ºrdenadº pºr US. I . y B. en el dec retº
que antec ede, m e hagº , ante tºdº, c argº de la pregun ta
que debº absºlver, y que se halla redac tada a fºjas una
del despac hº suplic atºriº , libradº en 19 de ºc tubre del pre
sente añº , pºr el señºr juez de prim era instanc ia de la
prºvinc ia de I c a,Se pregunta si no es c ierto que la curia rom ana , a l exp edir
las dispm sas que se sºlic itan de los imp edimentos dirimantes, ha
emp leado desde tiemp o inm emorial y usa ac tualm ente de la
c láusu la en que se dec lara legítima la p role na c ida y la que
nac iere del m atrim onio c uyo imp edim ento se dispensa .
Para reSpºnder ac ertadam ente a dic ha pregunta, haréuna observac iºn :
La c uria rºm ana, esto es, lºs tribunales instituidºs pºr
el Sum o Pºntífic e, que suelen entender en el despac ho de
estºs asuntºs, sºn : ó la dataria apºstólic a c uandº el im
pedim ento es públic º , 6 la sagrada penitenc iaria, c uan
do este es ºc ultº. Estºs tribunales ºtºrgan la grac ia a
nºm bre de Su Santidad, ºra pºr si m ism ºs, si a ellºs
ºc urren lºs interesados, ºra pºr lºs ºbispºs, que para este
c asº , sºn delegadºs apostólic ºs, y aquienes se c ºm un ic an
fac ultades, ya dec enales, para lºs c asºs que ºcurran en sus
dióc esis, ya espec iales, si se trata de un Casº partic ular.
Suelen tam bien dispensar la m ism a grac ia los legadºs, nun
76
gi… deD. Pedro, si esto hubiera nac idofduranteel m atrinmnio de Da. Mauric io c ºn D. Melchor, . la c ual
era hermana entera de Da. Luisa, espºsa en terc eras nupc iasdel referidºD.Melchor? dijo:…QUE ERAJoe5I . Ph on e.
(Fºjas 18º
vuelta cuaderno J
Sasen Dn. D. Jºss J.LOAI ZA.
O. de U. Febrerº 18 de 1878.
Señºry amigº de mi respetº
el juic iº que, ,en re
;reeentac iºn de m i
Cabrera, sigº D. edro Cabrera sºbre suc esion unos
señºr, se digno c ºntestarme á
dad que por c onduc to de U . se m e ha prºpuesto la indic ada transac c ion pºrm az MIL RESOSr UNA MESADA VITALI CIA
MI¿
m , c uya cuantía no m e determ inó, c ºmo tampºc o la .
persona queme hac ia tan ridiculº c ºmo desdorºsº ofrec im iento?
disimularmi en jeneiame sus
Manuel P . Olaechea.
Snftºn MANUEL P. OLAECHEA.
El Cierto se me hablópara que prºpusiera U . la tran—1precedente . c arta: y es
Hizo ron UNA
Dej'
o oonh etada la …… carta de U ., y me susc ribeA