JESUCRISTO EN LA CULTURA CHAGGA (TANZANIA)
DEOGRATIAS LYIMO MTIKA, IMC.
Director
Dr. P. Silvio Arcesio Cajiao Pabón, s.j.
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
BOGOTÁ, D.C.
NOVIEMBRE, 2009
JESUCRISTO EN LA CULTURA CHAGGA (TANZANIA)
DEOGRATIAS LYIMO MTIKA, IMC.
Trabajo de grado presentado como
requisito para obtener el título de Teólogo y Bachiller Eclesiástico en
Teología
Director
Dr. P. Silvio Arcesio Cajiao Pabón, s.j.
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
BOGOTÁ, D.C
NOVIEMBRE, 2009
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE TEOLOGÁ
CARRERA EN TEOLOGÍA
JESUCRISTO EN LA CULTURA CHAGGA (TANZANIA)
DEOGRATIAS LYIMO MTIKA, IMC.
BOGOTÁ D.C.
NOVIEMBRE, 2009
Nota de aceptación
----------------------------------------------------
----------------------------------------------------
----------------------------------------------------
----------------------------------------------------
----------------------------------------------------
----------------------------------------------------
---------------------------------------------------
Firma del presidente del jurado
---------------------------------------------------
Firma del jurado
----------------------------------------------------
Firma del jurado
La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus trabajos de síntesis; solo velará por que no se publique nada contrario al dogma y la moral católica y por que las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales, antes bien, se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia (Reglamento General de la Pontificia Universidad Javeriana. Articulo 23 de la Resolución No. 13 del 06 de junio de 1964)
Bogotá, D.C., 2009
TABLA DE CONTENIDO
TABLA DE CONTENIDO………………………..………………………………… 5
DEDICATORIA………………………………………………..……………………. 8
AGRADECIMIENTOS……………………………………………………………… 9
INTRODUCCIÓN………………………………………………..…………………. 10
CAPÍTULO 1…………………………………………………………………………12
CONTEXTO ORGANIZACIONAL ACTUAL DE LA
TRIBUCHAGGA......................................................................................................... 12
1.1 U
BICACIÓN GEOGRAFICA……………………………………………………. 12
1.2
LA ORIGINALIDAD Y SENTIDO COMÚN DEL PUEBLO CHAGGA………. 13
1.3 TI
ERRA PROMETIDA QUE MANA LECHE Y MIEL……………………..….. 14
1.4 ALGUNOS ASPECTOS DE LA VIDA CHAGGA……………………………… 14
1.4.1 La
familia chagga………………….……………………...……………………14
1.4.2 Sit
uación socio-económica……………………………………………………. 17
1.4.3 M
undo cultural y religioso……………………………………………………. 18
1.4.4 Isale……………………………………………………………………………
20
1.4.5 Maruwa………………………………………………………………...............
21
1.4.6 Sa
crificios……………………………………………………………………... 21
1.4.7 La Fiesta……………………………………………………………………….
22
1.4.8 Algunos Valores importantes en el mundo chagga……………………………... 23
CAPÍTULO II……………………………...………………………………………….25
EL ACONTECER DEL DIOS DE JESUCRISTO EN LA TRIBU
CHAGGA…………………………………………………………………………….. 25
2.1.1 El hombre chagga……………………….............................................................. 25
2.1.1 Observaciones previas……………...................................................................... 25
2.1.2 El
hombre como ser social y relacional……………………………………….. 25
2.1.3 La
vida………………………………………….……........................................26
2.1.4 La
vida como un proyecto……………………….............................................. 27
2.1.5
La vida, una visión ontológica……………………………………………….. 28
2.1.6 La vida más allá de la muerte………………........................................................ 29
2.2 DIOS PARA EL CHAGGA ……………………………………………………… 30
2.2.1 Anotaciones previas………………………………………………………………30
2.2.2 Dios en la vida chagga……………………………………………………...…….31
2.2.3 El acontecer de Dios en la tribu chagga……………………………………….…35
2.3 CRISTO EN EL MUNDO CHAGGA……………………………………....…....36
2.3.1 Cristo como antepasado………………………………………………………….36
2.3.2 Cristo fuente de vida…………………………………………………..…………37
2.3.3 Cristo y la muerte………………………………………………………….……..40
CAPÍTULO III…………………………………………………………………..……45
JESÚS, EL PRIMOGÉNITO DE DIOS Y DE LA
HUMANIDAD……………………………………………………………………….. 45
3.1 JE
SÚS A LA LUZ DE LA ESCRITURA………………………………………… 45
3.2 JE
SÚS Y LA TEOLOGIA SITEMÁTICA……………………………..………… 49
3.2.1 Una visión introductoria………………………………………………………… 49
3.2.2 Los primeros acercamientos cristológicos………………………………………. 49
3.2.3 Nuevo contexto y nuevas realidades cristológicas……………………………… 50
3.2.4 Hacia nuevas propuestas cristológicas………………………………………….. 51
3.2.4.1 Cristología moral……………………………………………………………… 51
3.2.4.2 Teología de la liberación……………………………………………………… 51
3.2.4.3 Teología feminista……………………………………………………………. 52
3.2.4.4 Teología india y negra………………………………………………………… 53
3.2.4.5 Teología Africana…………………………………………………………….. 55
3.3 OTRAS CONSTATACIONES CRISTOLÓGICAS……………………………… 56
3.3.1 Jesús el Hijo…………………………………………………………………….. 56
3.3.2 Jesús: el primogénito de la humanidad………………………………………… 58
3.3.3 Fe, camino de acceso a la persona de Cristo…………………………………… 60
CAPÍTULO IV………………………………………………………………………...62
LA CULTURA CHAGGA A LA LUZ DEL
EVANGELIO………………………………………………………………….………62
4.1 NOTAS PREVIAS……………………………………………………………..…..62
4.2. DIMENSIÓN CRISTOLÓGICA………………………………………………. 62
4.2.1 Una visión introductoria……………………………………..…........................ 62
4.2.2 Cristo en la cultura chagga…………………………………………………….. 62
4.2.3 Una cristología teórica………………………………………………................. 63
4.2.4 Hacia una cristología práctica…………………………………………………… 65
4.3 DIMENSION ECLESIOLÓGICA……………………………………………… 66
4.3.1 Planteamiento del Problema………………………………………………...……66
4.3.2 Iglesia como sociedad perfecta……………………………………………..…….66
4.3.3 Cuerpo místico…………………………………………………………………... 68
4.3.4 Iglesia comunión………………………………………………………………... 69
4.4 DIMENSIÓN PASTORAL………………………………………......................... 71
4.4.1 Una evangelización integral………………………………………...……………71
4.4.2 Una evangelización contextualizada…………………………………..…………71
4.4.3 Ante prácticas conflictivas…………………………………………………….…74
4.4.4 Una pastoral que responde a los nuevos desafíos………………………………..75
CONCLUSIÓN………………………………………………………………………. 77
BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………. 81
DEDICATORIA
A mi mamá, Akwilina Kristofori Mshanga, quien me trajo a este mundo y me inspiró en
las diferentes esferas de vida, a mí Padre Tadei Mtika, hombre luchador por la vida, a
mis hermanos Modesta y John, ejemplos de valentía y perseverancia; y a todos aquellos
y aquellas que se afanan por la inculturación del Evangelio.
AGRADECIMIENTOS
Agradezco, ante todo, a Dios por el don de vida y de la vocación cristiana y misionera; agradezco a mi familia que se esforzó por educarme en los caminos de la fe y de la vida. También doy gracias a todos aquellos cuya acción concurrió para mi crecimiento.
Un agradecimiento especial a los Misioneros de la Consolata que me tienen como hermano y se interesan por mi crecimiento humano-espiritual; gracias por el cariño y la cercanía, por la amistad y la hermandad.
Mil gracias a la familia Guevara y Rincón por el afecto y la amistad. Gracias a la familia Puerto por la acogida y la hospitalidad.
Muchísimas gracias a la Pontificia Universidad Javeriana, sobre todo a la comunidad educativa de la Facultad de Teología por el conocimiento y el saber que me moldearon humana y cristianamente.
Sinceros agradecimientos al Dr. P. Silvio Arcesio Cajiao Pabón, que con conocimiento, sabiduría, responsabilidad y exigencia académica me acompañó en la realización de esta monografía.
Por último, le doy gracias a Gabriel Armando, compañero de camino, cuyo apoyo resultó necesario para la elaboración de este trabajo.
A todo ustedes estoy humildemente agradecido.
Deogratias Lyimo Mtika, imc
INTRODUCCIÓN
Los últimos tiempos han sido testigos de la irrupción de nuevas perspectivas teológicas.
Se trata de las llamadas teologías emergentes. Su nota característica ha sido el responder
a los problemas que aquejan al hombre desde la contextualización. Entre ellas sobresale
la teología de la liberación, la teología feminista, negra, india y de inculturación.
En el contexto africano se ha evidenciado el incesante esfuerzo por inculturar el
Evangelio. Muchas han sido las iniciativas de las que el africano se ha servido para leer
el Evangelio a la luz de su propio mundo cultural. Todo ese proceso ha hecho posible la
aparición de una iglesia netamente africana, sea en las celebraciones como en la
vivencia de la fe. Por ello habrá que reconocer el valioso aporte de aquellas personas,
hombres y mujeres, que se han dedicado a esta magna tarea. A todas ellas hay que
agradecerles.
No obstante los logros conseguidos en muchos frentes, el proceso de la inculturación en
el mundo africano continúa aún siendo. Porque muchas esferas de la vida no han sido
iluminadas por el Evangelio. Un ejemplo elocuente de eso es la perspectiva de fe del
pueblo chagga. En ella prevalecen tendencias sincretistas. Es más, en la fe chagga
prevalece un dualismo religioso. Asimismo, la vida chagga se caracteriza no pocas
veces por su divorcio respecto a la fe. Y aquí la práctica del Evangelio demanda un
diálogo honesto y sincero entre el Evangelio y la cultura chagga. Por eso he decidido
dedicarme a esta realidad, buscando responder al interrogante: ¿Cómo se entienden a
Jesús en la cultura chagga?
Para responder a la pregunta, nuestro abordaje se referirá al pueblo chagga, teniendo en
cuenta su vida, cultura, religiosidad y vida moral. Acá será determinante la referencia al
universo religioso chagga, puesto que la religión permea toda la existencia individual y
comunitaria. (Reconocemos aquí cuán difícil puede resultar el abordaje sobre la
religiosidad chagga, por el simple hecho de que ella aparece atravesada por
interpretaciones y vivencia sincretistas, y que la religiosidad chagga se caracteriza por el
pluralismo, pues en ella intervienen elementos de la religión tradicional africana, del
islam y del cristianismo. Sin embargo, nos lanzamos a la aventura, porque creemos ser
indeclinable la referencia a la concepción cristiana del pueblo chagga).
El trabajo busca, antes que nada, trazar caminos que nos permitan adentrarnos en la vida
del chagga, en su cosmovisión y perspectiva religiosa, algo que hará posible el dialogo
entre el Evangelio y la cultura. Además, la reflexión hará posible la identificación de las
varias etapas que han acompañado la evangelización chagga. En suma, el trabajo busca
responder a las eternas y siempre pertinentes preguntas: “¿Quién dice la gente que es el
Hijo del hombre?” “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” (Mt. 16:13.15).
Por lo anterior se puede concluir que el rescate del rosto de Cristo en el pueblo chagga
significa el rescate de la pregunta cristológica fundamental: Sobre la identidad de
Cristo. Cada cristiano se verá urgido a encontrar en cada paso de su existencia la
respuesta relativa a la identidad y significado de Cristo, si quiere hacer un seguimiento
de Jesucristo que sea consciente, auténtico y responsable.
Nuestro trabajo tiene como objetivo general siguiente: Rastrear la cristología chagga
con el fin de identificar como se entienden Jesucristo en este pueblo. La realización de
ese ideal se servirá de los siguientes objetivos específicos: Comprender la estructura
organizativa del pueblo chagga; identificar lo esencial de la vida chagga; rastrear la
cristología chagga; identificar la eclesiología y la práctica pastoral que han acompañado
el proceso evangelizador chagga; referir a Jesucristo a la luz de la Escritura y la teología
sistemática; y leer la cultura chagga a la luz del Evangelio.
El trabajo comporta cuatro capítulos. El primero se refiere al contexto organizacional de
la tribu chagga; el segundo aborda el acontecer del Dios de Jesucristo en la tribu
chagga; el tercero habla de Jesús como el primogénito de Dios y de la humanidad; el
cuarto y último capitulo se ocupa de la cultura chagga a la luz del evangelio.
Para la realización del trabajo acudiremos a dos métodos. El primero será la consulta
bibliográfica, tanto de la cristología clásica como la que pinta Jesucristo desde la cultura
africana en general y la cultura chagga en particular. El segundo método consistirá en la
narración y la interpretación de estas fuentes cristológicas. En definitiva, el método es
hermenéutico narrativo.
CAPÍTULO I
CONTEXTO ORGANIZACIONAL ACTUAL DE LA TRIBU CHAGGA
1.1 UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Una de las notas características de la existencia humana es su condicionamiento
espacio-temporal. El hombre existe en las coordenadas espacio-temporales, su propia
vida se gesta dependiendo en gran medida de estas coordenadas. Resultaría erróneo, a lo
mejor equivocado, imaginarse un ser humano fuera del espacio y del tiempo. Es así que
nos urgirá en todos los tiempos ubicar geográficamente al hombre, lo que en cierta
manera justifica lo que viene a continuación.
La tribu Chagga es una de las más grandes tribus de Tanzania. Ella ocupa el tercer
puesto.1 Se encuentra al norte tanzano junto al monte Kilimanjaro que es el más grande
del África y segundo en el mundo. La tribu Chagga está dividida en tres sub-grupos, a
saber: Los "wachagga wa Rombo" (los que viven en el occidente) los "wachagga wa
Vunjo", (que habitan en la parte central) finalmente los "wachagga wa Kibosho. (Que se
encuentran en la parte oeste). A nivel lingüístico el mundo chagga posee un único
idioma que se va ramificando en dialectos cuya diferencia reside en la existencia de
algunos términos propios de cada región.
El chagga habita en una región tropical, cuya abundancia de lluvias se debe a la cercanía
con el Kilimanjaro. Casi que todo el año aparece coronado de lluvias. El período seco es
de poca duración. A nivel de fauna se registran muchas especies, como elefantes,
leones, leopardos, hipopótamos entre otros.
La floresta es muy densa. Su penetración y trabajo cuesta no poco trabajo y sacrificio de
parte del hombre.2 El Chagga goza tierras de mucha fertilidad. En ellas se practica la
agricultura y la ganadería (aunque en pequeñas porciones). Por su propia ubicación y
condiciones la tierra chagga es de gran atracción turística.
1 Htt://en.wikipedia.org/wiki/Chagga. (consultado en 8 de junio 2009 a las 8 de la mañana). 2 Marealle, Maisha ya Mchagga Hapa Duniani na Ahera, 118.
12
1.2 LA ORIGINALIDAD Y EL SENTIDO COMÚN DEL PUEBLO CHAGGA
La tribu chagga posee su propia historia, la cual se asemeja a la historia de Israel en
muchos aspectos, como el poseer una misma historia, unas mismas prácticas, el creer en
un Ser Supremo y asumirse como hijos de un mismo patriarca.
En la historia chagga hay elementos conectores e hilos conductores que pasan de
generación en generación. Se trata de realidades relacionadas con las prácticas y
costumbres, que van tejiendo una identidad única e irrepetible, y van confiriendo a la
propia historia una originalidad y un sentido común.
La conformación del pueblo chagga resulta de procesos y movimientos migratorios,
pues, en el origen del pueblo chagga se encuentran hombres y mujeres procedentes de
varios pueblos africanos. La mayoría de estos pueblos procedían del cuerno del África y
de la región central, sobre todo de las orillas del rio Congo. Se cree que la tribu chagga
procedía originalmente del río Congo y caminaba hacia el norte de la montaña Upare y
ahí se estableció la casa del padre de los chagga.3 Pero alrededor del siglo XI y XII, le
urgió conquistar nuevas tierras, proceso que lo condujo a las regiones circunvecinas del
monte Kilimanjaro, actual territorio chagga.
Paulatinamente los chagga fueron tejiendo su propia historia con base en la oralidad y
para la afirmación de esta historia acabaron siendo de trascendental importancia los
cuentos y dichos que se transmitieron de generación en generación. La historia ha
concurrido para la formación y afirmación de la identidad chagga.
La propia sabiduría y conocimiento se vehiculan mediante la historia, se pasan de
generación en generación a través de procesos históricos. Acá las mayores se dan a la
tarea de instruir a las nuevas generaciones con el afán de que dichas generaciones sean
herederas del patrimonio histórico-cultural. Terminamos notando que en el pueblo
chagga la transmisión de la historia les sirve de educación tanto formal como informal.4
3 http://en.wikipedia.org/chagga. (consultado en 15 de Julio 2009 a las 9 de la mañana). 4Tesha, Makala ya Utamaduni na Maendeleo. Hadithi maarufu ya Wachagga, IX.
13
1.3 TIERRA PROMETIDA DONDE MANA LECHE Y MIEL
El pueblo chagga vive conciente de la presencia de Dios-Ruwa. El cree que Dios hace
posible la vida. Asimismo, “Ruwa”, construye y hace la historia con el hombre. Él pone
en marcha procesos de liberación5 que le van apuntando hacia nuevos caminos y
rumbos a la vida.6
Lo anterior deja entrever la existencia de una fe histórica, por el hecho de que Dios
permea la propia historia y el hombre cree en la acción histórica de Dios. Por lo tanto, la
fe chagga no se limita apenas a la contemplación, sino más bien abre espacio hacia el
compromiso. Se trata de un compromiso donde la acción humana se conjuga con la
divina.
La tierra chagga es una tierra muy fértil, en ella se gesta la vida y se ponen en marcha
procesos históricos que permiten la realización de sueños y utopías. Se trata, en pocas
palabras, de una tierra donde mana leche y miel y a semejanza de Israel, el pueblo
chagga tuvo que aventurarse en un proceso de éxodo; es más, tuvo que lanzarse a la
conquista de la nueva tierra. En todo eso, nunca faltó la mano poderosa de Ruwa, que
fue capaz de hacer que el hombre triunfará, incluso contra todos los desafíos y
pronósticos. No menos importante, está el hecho de que la fe y la tierra convocan a la
fraternidad, y a la comunión de los bienes.
1.4 ALGUNOS ASPECTOS DE LA VIDA CHAGGA
1.4.1 La familia chagga
Una atención especial merece el universo familiar chagga, la organización social se basa
en la familia y la tribu. Mientras la primera se refiere a un núcleo mas reducido, la
segunda comprende un cierto número de familias unidas por lazos de parentesco y de
afinidad.
5 La fe en un Dios que acompaña un pueblo hace factible el factor de unidad y una búsqueda común. Cfr.
Von Rad, Teología del Antiguo Testamento, Teología de las tradiciones históricas de Israel, 371. 6 Cfr. Marealle, 80.
14
El chagga tiene como punto de referencia la familia, aquel nido donde se transmite la
vida, donde se gestan y maduran relaciones sociales. Entre los chagga, como pasa con
todo el mundo africano se maneja un concepto de familia que va mas allá de los lazos
sanguíneos, que comprende no solo a los padres e hijos sino también a todos los
miembros de “Ukoo” y de la tribu. Todo eso permite abogar por una sociedad donde
prevalezca el espíritu de fraternidad.
La vida del chagga atraviesa varias etapas, en las que se dan procesos de metamorfosis.
La vida es un contínuo caminar hacia la perfección y la madurez. Ella exige ir
muriendo en algunos aspectos y naciendo en otros. Desde la niñez hasta la muerte, el
hombre está llamado a humanizarse día tras día. En eso, acaba siendo de inestimable
valor el proceso formativo y educativo, en su vertiente formal e informal.
Mencionamos, de paso, el rol de los ritos de iniciación, que hacen posible el
renacimiento social del individuo. Es verdad, pues que los ritos de iniciación permiten
el crecimiento personal y la integración en la comunidad. A través de ellos, la persona
asume la filosofía y el misterio que envuelve la vida, hereda el patrimonio socio-
histórico y cultural de su comunidad.
Socialmente, el pueblo chagga se organiza en grupos de acuerdo a las edades.7 En
primer lugar están los niños. Estos son objeto de una gran estima familiar y social, dado
que se asumen como bendición divina y futuros continuadores de los procesos
comunitarios. Además, los infantes mantienen abiertas la esperanza y el aliento de la
familia y de la comunidad, pues representan un triunfo de la vida y una victoria sobre la
muerte. En definitiva, la procreación relativiza el desafío que representa la muerte; abre
espacio para que el hombre continúe en la lucha por la vida.
En segundo lugar encontramos a los jóvenes, quienes constituyen la etapa transitoria y
son la gran promesa para la consecución de los ideales de la familia y de la comunidad.
Ellos son la fuerza viva y el gran motor en la lucha por la vida. Ya integrados en la
familia y en la sociedad mediante los ritos de iniciación8 y los procesos educativos les
cabe a dar continuidad de la realización de los sueños familiares y comunitarios.
7 Cfr. Marealle, 37. 8 Cfr. 19.
15
Otra etapa no menos importante la constituyen los adultos, en ellos se conjuga lo
antiguo y lo nuevo, lo viejo y lo joven, los sueños y las realizaciones, las victorias y las
conquistas, el aliento y el desaliento. En fin, los adultos se postulan como una síntesis
de un largo proceso histórico vivido y por vivir. Su valor depende en gran escala del
desempeño social y familiar. Pero el elemento determinante a la hora de juzgar su papel
en la familia y en la comunidad es el de la procreación, visto que solamente la
procreación perpetúa la vida y relativiza todos aquellos obstáculos que la hacen peligro.
Por último, están los ancianos, los cuales son depositarios de la sabiduría, y de las
conquistas socioculturales e históricas. Los ancianos son una garantía manifiesta de que
hay que continuar luchando, hay que ir hasta las últimas consecuencias; en suma, hay
que comprometerse con la vida, cueste lo que cueste. El gran valor del anciano reside en
la sabiduría adquirida a través de los tiempos y la experiencia vivida, esta sabiduría que
lo hace una biblioteca viviente y móvil.
En ocasiones se nota una marcada diferenciación entre el hombre y la mujer, entre el
género masculino y femenino. Se trata de algo que se disipa significativamente la
asunción de compromisos familiares, matrimoniales y sociales. Sin embargo, las
acentuadas diferenciaciones se mantienen intactas en muchos campos de la vida y de la
existencia, a pesar de que la vida llama a la complementariedad.
La mujer se encarga a buscar agua, leña, prepara comida, organiza la choza familiar y
cultiva. Ella inicia su día muy temprano, en muchas ocasiones la noche la coge todavía
trabajando. En algunos mementos ella está sujeta a prácticas poligamias y le urge ser
sumisa para no perder algunos pocos derechos que la corresponde. En pocas palabras,
la mujer es reproductora, labradora y cocinera.9 La mujer trabaja y obedece en todo lo
que el varón manda, respetando la costumbre.10 Al contrario el varón es patrón, y jefe.
En la última instancia, el Evangelio convoca la igualdad entre el hombre y la mujer.11
9 Cfr. Combarros, Dios en África. Valores de la tradición Bantú, 169. 10 Cfr. Combarros, 155. 11 Ibíd., 164.
16
1.4.2 Situación socio-económica
Como se observó el numeral 1.4.1, el centro de la existencia chagga lo constituye la
familia, es el núcleo donde se desarrolla la vida y se tejen relaciones interpersonales, la
familia constituye el punto de referencia obligatorio para el individuo y la sociedad.
Entonces trabaja por ella y para ella se vuelve un imperativo categórico.
El pueblo chagga comporta una organización estructural basada esencialmente en las
edades y en los roles sociales. Cuatro son los grupos fundamentales, a saber: los niños,
los jóvenes, adultos y ancianos, a cada grupo se le confía una misión específica cuyo
objetivo es la edificación socio-familiar.
Entre los Chagga es notoria la diferenciación de los papeles de acuerdo al género y la
edad. Si por un lado, hay responsabilidades confiadas a hombres, por el otro existen
acciones reservadas apenas a las mujeres. Asimismo, existen compromisos propios de
los niños, jóvenes, adultos y ancianos.
El ejercicio del poder entre los chagga se reserva fundamentalmente a los varones y el
protagonismo de la mujer siempre surge como complementariedad y colaboración.
Diríamos, en pocas palabras, que el carácter patriarcal de la sociedad chagga influye
sobremanera en el ejercicio del poder.
Un aspecto sobresaliente y que merece nuestra atención en el universo chagga, es el que
se refiere a la economía. Conviene, antes que nada, señalar que los chagga son un
pueblo muy desarrollado comparado con otros pueblos tanzanos. Los chagga poseen
una buena infraestructura y malla vial. Otro avance se registra en el campo educativo y
comercial. En la práctica agrícola es significativo su empleo de métodos y técnicas
avanzadas y todo eso hace posible la irrigación y la fertilización de los terrenos que
permiten la abundancia de las cosechas. En el panorama comercial, los chagga entablan
relaciones regionales, nacionales e internacionales.12
Entre los chagga, la tierra asume un lugar protagónico, porque ella es fuente de riqueza
y de pertenencia. Al igual que el pueblo de Israel, el chagga asume la tierra como don
divino, cuidarla y mantenerla en buenas condiciones significa fidelidad y pertenencia a 12 Cfr. http://en. Wikipedia.org/wiki/Chagga. (consultado en 16 de Julio 2009 a las 2 de la tarde).
17
Ruwa. La propia identidad personal y grupal se define a partir del factor tierra. La tierra
es objeto de herencia, una vez que pasa de generación en generación. El carácter
sagrado que reviste la tierra la llena de un valor excepcional.
No menos importante en la vida chagga es el papel de la ganadería. Pues, la cria de
animales no solo contribuye a la mejoría de la alimentación, sino que también hace
efectiva el cuidado de lo creado. Es más, algunos animales asumen el rol de mediadores
entre lo humano y lo divino, entre los vivos y muertos, entre el mundo visible e
invisible. Se cree que algunos animales se responsabilizan por la transformación de las
informaciones procedentes del mundo divino en favor o en contra del hombre. En los
propios sacrificios es común el empleo de animales.
1.4.3 Mundo cultural y religioso
Antes que nada, se hace menester denotar que la cultura chagga es patriarcal, en ella las
relaciones se definen desde lo masculino. En la propia organización pesa el papel del
hombre y los hijos siguen la línea paterna. No obstante, el papel de la mujer resulta
siempre indispensable, sea para la procreación, el cuidado hogareño, la educación de los
hijos como para la articulación de los varios frentes de la familia.
La transmisión de los valores y misterios culturales se hacen mediante la educación
formal e informal, pero sobretodo con base en los ritos de iniciación.13 La iniciación en
la cultura chagga, facilita la persona con un saber especial que se necesite para enfrentar
la vida; es más se prepara al individuo antes de inducirlo a una nueva etapa de vida.
La cultura chagga, al igual que las otras culturas, posee una dimensión dinámica y otra
estática. Porque ella puede perder algunos elementos y ganar otros,14 y puede conservar
otros elementos y es eso lo que le permite al chagga interactuar con otros sujetos
culturales, enriqueciéndose con otros valores, pero sin perder su propia identidad
cultural.
13 Cfr. Marealle, 24. 14 Ibíd., 121.
18
En el universo chagga no pasa desapercibido el carácter festivo de la vida, porque el
chagga celebra alegremente la propia existencia, como se ilustrará más adelante. ¿Y la
religión, qué?
De entrada, urge reconocer que el chagga es un ser fundamentalmente religioso.15 Su
propia vida y existencia aparecen atravesadas por elementos religiosos. El chagga se
asume como una creatura divina abierta a relaciones con el Ser Supremo, el Ruwa.
Son varios los medios de que se sirve el chagga para relacionarse con Dios. Por un lado,
el chagga se sirve de la oración y del culto (tanto tradicional como de las grandes
religiones), y por el otro, de la prácticas caritativas y de la buena conducta. Pero, ¿qué
es eso del culto?
Como respuesta, amerita registrar que el término culto proviene de la palabra latina
"cultus", que a su vez procede del verbo colere, con el sentido de servir, de asistir etc.
En la tribu chagga el culto sirve para fortalecer y mantener la relación entre el mundo
visible y el invisible.16
Entre los chagga, la práctica cultual remonta a épocas anteriores a la islamización y
cristianización. En esta celebración de fe cultural chagga, asumen un papel de
trascendental importancia los antepasados, pues son los mediadores, entre Dios y el
hombre, entre lo visible y lo invisible, entre lo de acá y lo de más allá, entre lo ya y lo
todavía no.
La religión chagga forma e informa toda la vida, permea todos los frentes existenciales.
Ofrece principios que claman por su actualización en la vida concreta. Esta religión da
origen a una espiritualidad, a un modelo de vida donde se conjuga la teoría con la
práctica, lo ideal y lo vigente, lo individual y lo comunitario. La religión chagga busca
servir integralmente al hombre y encaminarlo hacia la salvación definitiva.17
En la vida espiritual chagga se asiste a una jerarquización de los intervinientes. En
primer lugar, están los vivos; en un segundo momentos, encontramos los antepasados,
15 Cfr. Combarroz, 38. 16 Cfr. AA.VV. Corazón de África. La magia de un Continente, 316. 17 Cfr. Mveng, Identidad Africana y Cristianismo. Palabras de un creyente, 64.
19
estos seres que se asumen como intermediarios. Por último, esta el Ser Supremo, el
Ruwa. Estamos aquí ante una jerarquización que hace posible la comunión y el
protagonismo de cada interviniente.
Dicho lo anterior, queda ahora señalar que la islamización y la cristianización del
pueblo chagga representaron una nueva identidad religiosa, estos procesos conllevaron a
un sincretismo18 sin precedentes, a una confusión nunca antes vista. Por ello, resulta
hoy difícil, por no decir imposible, delinear la identidad religiosa del pueblo chagga.19
En definitiva, en el actual chagga confluyen elementos religiosos de diferente
procedencia. Su valoración exige no poco esfuerzo de parte del hombre.20
1.4.4 Isale 21
Es un árbol relativamente pequeño y sus hojas sirven de medicina para los humanos y
de alimento para los demás animales. Isale es sagrado en la religión tradicional de la
tribu chagga. Isale también se emplea para pedir y recibir perdón, y para reconciliarse.
Se trata de realidades que pasan tanto en la esfera personal, familiar como social.
Para el tratamiento de ciertas enfermedades, se emplea el lsale. Para ello, basta con
llevar sus hojas y depositarlas en la tumba del antepasado que se crea que sea el agente
causante de la enfermedad. En ese sentido, se podría decir que el lsale reconcilia el
mundo de los vivos y el de los muertos. Por lo demás, el Isale se utiliza en la
delimitación de las fincas, las Kihamba.22 Diríamos, en pocas palabras, que el Isale es
multifuncional.
18 En un sentido amplio, el termino, sincretismo hace alusión a la conciliación de ideas (filosóficas,
religiosas, etc.) precedentes de ámbitos culturales distintos. Cfr. htt://www.
clasehistoria.com/glosario/sincretismo.htm. (sacado el 17de Noviembre de 2009 a las 9 de la noche.) 19 Cfr. http://en. Wikipedia.org//wiki/chagga. (consultado en el 25 de junio 2009 a las 7 de la mañana). 20 Cfr. Wikipedia. (consultado en el 27 de junio 2009 a las 11 de la mañana). 21 Este árbol se desarrolla esencialmente en las zonas limítrofes de las fincas y haciendas. 22 Es un pedazo de la tierra regalado a un sujeto chagga tradicionalmente. Es una tierra de todos los
antepasados.
20
1.4.5 Maruwa 23
El término maruwa significa leche, tanto de la mujer como del animal, este es un
elemento muy importante en la vida chagga. En primer plano es alimenticio y de hecho,
la primera comida de un recién nacido es la leche. Pero también la leche es un elemento
sacrificial. Cuando el chagga está en problemas que posiblemente procedan de los
antepasados, se da a la tarea de derramar la leche sobre la tierra para, de esta manera,
aplacar la ira o el descontento del o de los antepasados. Se trata de un ritual que termina
con la realización de un sacrificio acorde con la situación.
1.4.6 Sacrificios
Aunque la mayoría sea cristiana o musulmana, la práctica sacrificial es algo común en
el pueblo chagga. Incluso los propios cristianos y musulmanes son partidarios de esta
práctica. Diríamos nosotros - aunque con reservas - que la práctica sacrificial es algo
constitutivo de la vida chagga.
Con los sacrificios, el hombre busca alcanzar muchos fines. Busca antes que nada
relacionarse con el mundo divino y obtener la protección; busca, además, relacionarse
con los antepasados, satisfacer sus necesidades y demandas; por último, busca
establecer un ambiente sano y pacífico, donde se desarrolle sin sobresaltos la vida.
La práctica cultual y sacrificial chagga pone de manifiesto la conexión que hay entre los
vivos y los muertos, entre lo humano y lo divino. Ella permite al hombre trascender su
propia realidad e inmediatez, y lanzarse a lo totalmente diferente, al totalmente Otro. En
fin, la práctica cultual y sacrificial hace que el chagga experimente lo divino en su
propia humanidad.
La vivencia cultual y sacrificial le permite al chagga comprometerse con y por la vida.
En efecto, la vivencia espiritual demanda acciones concretas en favor de la vida.
Además, dicha vivencia inspira modelos conductuales y de acción24 El contar con la
23 Leche. 24 Cfr. AA.VV Corazón de África, 112.
21
presencia y la acción de Dios25 y de los antepasados llena al hombre de fuerza para
continuar en su peregrinaje terrenal; llena, asimismo, de aliento y de fortaleza para
continuar apostando por todo cuanto se refiera a la vida. En suma, la vida espiritual
llena al chagga de esperanza, a la vez que renueva su protagonismo histórico.
Parece no haber duda que la vivencia religiosa tradicional chagga, más que un “corpus”
doctrinario (del que carece), es una filosofía de vida, que todo permea y articula la
teoría con la práctica, lo material con lo espiritual, el presente y el futuro, la vida y la
muerte.
Los que se encargan de la presidencia cultual y sacrificial son siempre los ancianos. Son
ellos los que se dan a la tarea de mediar entre el mundo humano y el divino. Aunque la
misión de los demás resulte importante, el papel del anciano es irremplazable. Los
ancianos están dotados de fuerzas y poderes que los capacitan para bendecir o maldecir,
para traer la buena o la mala suerte, para proteger o atentar contra la vida, en fin, para
asumirse como un ser de mucha importancia.
No sobra notar que entre los chagga existen hombres y mujeres revestidos de ciertos
dones. Son hombres y mujeres con capacidades para la curación, la interpretación y la
mediación. Incluso, son capaces de atraer la atención y los favores divinos.26 Sin
embargo, estos seres se distinguen de Dios, porque él solamente es la única fuente de
vida, es el único Todopoderoso.
1.4.7 La fiesta
La fiesta es un elemento importante en la vida Chagga. Toda existencia chagga aparece
coronada de celebraciones, desde el nacimiento hasta la muerte, siempre en armonía con
los antepasados y Ruwa. El chagga celebra el nacimiento, la iniciación, el matrimonio y
la muerte;27 celebra, en fin, la alegría y el dolor, la vida y la muerte.
25 Ibíd., 112. 26 Ibíd., 124. 27 Cfr. Marealle, 20.
22
La celebración (fiesta) rompe con la monotonía de la vida diaria, renueva los ánimos y
convoca a la comunión y la participación. La celebración chagga se abre a todos, sin
excepción de nadie. Ella no sabe discriminar; todo lo contrario convoca y une.
En la fiesta chagga interviene la comida y la bebida para alegrar el cuerpo y el alma. En
ella la comunión material pide la comunión espiritual. Por eso, va contra todo tipo de
indiferencia e individualismo. Se podría creer - aunque con reserva - que la celebración
chagga se reviste de un carácter sacramental, porque ella transmite y renueva la vida, y
comunica nuevas fuerzas; es más, porque ella conecta el mundo humano con el divino,
el mundo inmanente con el trascedente. En definitiva, la fiesta es algo constitutivo de la
vida del chagga.
1.4.8 Algunos valores importantes en el mundo chagga
De entrada, urge reconocer que la cultura chagga alberga un sinnúmero de valores. Pero
acá nos reservamos apenas a apuntar algunos de ellos. En primer lugar, está el valor del
respecto. Se trata aquí del respeto entre los humanos, y éstos respecto a la creación, los
antepasados y lo divino. Otro valor evidente en la cultura chagga es el de la conciencia.
El chagga vive consciente del pecado y de sus múltiples formas, individuales y sociales.
No menos importante está el valor de la familia; ella es vida y fuente de vida; en ella la
persona nace crece y muere. Asimismo, encontramos el valor de la vida. Ella es un don
recibido que demanda protección y perpetuación cuidadosa.
Apúntese también el valor de la vida comunitaria y de la solidaridad.28 Pues, el chagga
cree firmemente que el hombre está llamado a existir con el otro y al lado del otro,
abrirse para el otro y asumir su destino. Si la máxima cartesiana es "Pienso, luego
existo", la chagga es "Pertenezco, luego existo". En resumen, la identidad de la persona
se define desde su relación con los otros. Otro valor importante es el de la apertura a la
28 Cfr. Combarroz, 7.
23
trascendencia.29 Es él quien permite establecer la comunión entre lo visible y lo
invisible, entre lo humano y lo divino.30
29 Cfr. Ka Mana, Teología africana para tiempos de crisis, cristianismo y construcción de África, 44. 30 Cfr. Valores positivos de la cultura Africana. En Vida Nueva del 3al 9 de Octubre de 2009 no. 2.677,
29.
24
CAPÍTULO II
EL ACONTECER DEL DIOS DE JESUCRISTO EN LA TRIBU CHAGGA 2.1 El hombre chagga 2.1.1 Observaciones previas
La cultura chagga tiene al hombre como el centro, tanto en el pensamiento como en la
acción. El se entiende aquí como individuo y comunidad. Pone en marcha proyectos que
permiten la realización de la propia existencia. Además, cultiva relaciones con el Ser
Supremo, al que considera su fuente.31 Su existencia es un proyecto abierto a la plenitud
y a la trascendencia.
2.1.2 El hombre como ser social y relacional
La existencia chagga se entiende fundamentalmente desde lo social y lo comunitario. La
propia identidad resulta del hecho de pertenecer a un grupo humano. Por eso, confiesa el
chagga: “somos, luego existo”. En el mundo chagga resulta inconcebible una vida
aislada y solitaria, una vida individualista y orientada al individualismo. Toda existencia
debe presuponer y convocar a la comunión.
El núcleo central de la existencia chagga lo constituye la familia. En ella se hace posible
la transmisión y la defensa de la vida. Además de ser una agente primario de la
educación, la familia transmite principios y valores que hacen factible la convivencia.
Es más, la familia es el punto de referencia obligatorio del individuo y de la comunidad.
Ella define, en última instancia, los rumbos individuales y sociales.
El hombre chagga se asume como una creatura, como algo finito y contingente. Su
consistencia le debe fundamentalmente al Creador.32 Es más, el chagga se postula como
un proyecto abierto al cumplimiento. El Evangelio ilumina la propia identidad y el
sentido de la vida del hombre chagga porque cualquier atropello a su dignidad es un
31 Cfr. Marealle, 80. 32 Ibíd.
25
atropello al mismo Dios de quien es semejanza.33 En su búsqueda de sentido y
finalidad, el hombre chagga descubre que es un ser que comienza en un momento
determinado. Y eso le hace caer en la cuenta de que es un ser contingente y finito. Su
plenitud la encuentra en la comunión con Dios.
En su relación con lo divino, el chagga vive la virtud de la fe, del amor y la esperanza.
Porque él acoge la voluntad divina y con ella se identifica. Es más, el chagga expresa
explícitamente su fe a través de la práctica de la caridad, que es la concreción del amor.
Por último, el chagga vive intensamente la propia vida y se abre a lo venidero.
No sobra señalar que el Evangelio permea la vida del hombre y la mujer chagga,34 abre
paso hacia lo comunitario. El Evangelio hace que el hombre transcienda la propia
realidad en favor de lo divino y de los demás. Desde Cristo, el chagga aprende a
apostar por la solidaridad, la fraternidad, el amor, la justicia y la paz.
2.1.3 La vida
Especial atención se da al fenómeno de la vida. La vida se transmite con base en
prácticas rituales, que en su todo la elevan a lo más alto de los valores y la transforma
en una realidad a la vez personal y comunitaria. La atención en este contexto se presta a
todas las etapas existenciales, el nacimiento, la pubertad, el matrimonio y la muerte.
Dicha atención se manifiesta a través de los ritos de paso.
Entre los chagga, la vida se asume como una realidad sagrada, ella procede de Ruwa,35
y a él se orienta. Sin embargo, aquí se exige el compromiso del hombre, sea para
transmitirla como para conservarla. Diríamos, en pocas palabras, que la vida demanda la
acción conjunta de Dios y del hombre.
La sacralidad de la vida, pide no pocas veces vivir en una cadena relacional con Ruwa,
porque es de él de quien depende el destino de la existencia humana. Quizás la idea
33 Puebla, La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina. III Conferencia general del
Episcopado Latinoamericano, 99. 34 Cfr. Baena, Apuntes de clase, PUJ 2008. 35 Cfr. Marealle, 80.
26
suene un poco fatalista y determinista. No obstante, no se trata de ningún fatalismo ni
determinismo, lo que ella evidencia es la dependencia que el hombre nutre respecto a
Dios. Se entiende y se defiende que la consistencia humana apenas se consigue en la
relación con el Ser Supremo. He aquí una antropología muy cercana a la defendida por
la Sagrada Escritura. (Cfr. Ex 34:10). La antropología chagga deja entrever que el
hombre lejos de Dios acaba siendo una pura nada. Pero su apertura relacional hacia
Dios no le redime de su responsabilidad ante el mundo de la vida. A él le cabe
responder por los desafíos que se van intreponiendo en su camino existencial. En fin, la
creaturidad y la humanidad del hombre piden la participación humana en la acción
creadora de Dios.
2.1.4 La vida como un proyecto
Otro elemento antropológico que no pasa desapercibido en la vida chagga es la
concepción de la vida como un proyecto.36 Pues, el hombre nace incompleto, su propia
realización exige no pocos esfuerzos humanos. El hombre es un ser que se hace a diario,
que se construye paulatinamente al ritmo de la propia historia. Es un ser siendo,37 una
historicidad que contempla el pasado, el presente y el futuro. En su historicidad, cuando
se encuentra en el estado de la nada o del todo se le presenta la posibilidad de la
trascendencia. En resumen, mediante el compromiso personal y comunitario, el chagga
va construyendo su historia e identidad.
En el mundo chagga, el desarrollo material y espiritual es esperanzador. Él permite
luchar contra lo que deshumaniza y atenta contra vida, y luchar por mejores
condiciones de ella. Dicho desarrollo hace que se integre el pasado con el presente y se
sueñe con un futuro promisor para todos y todas.
36 Cfr. Alfano, Revelación cristiana, fe y teología. Verdad e Imagen, 14. 37 Cfr. Amparo, Apuntes de clase, PUJ 2008.
27
2.1.5 La vida, una visión ontológica
Como persona, el chagga se asume como una unidad, es decir como un ser integral. La
antropología chagga carece de dualismo. El hombre es cuerpo y alma en una misma
realidad y cualquier desequilibrio afecta al hombre como un todo. El chagga vive una
triple relación, a saber: con el mundo divino, con el cosmos y con los demás. Y para
ello se sirve de la fe, del cuidado y del afecto. He aquí la concepción del hombre como
ser relacional, del que también se refiere la Sagrada Escritura. (Gen 2:19-2O)
El hombre chagga estima sobremanera el “Yo” y el “Tú” como factores indispensables
para las relaciones, pues, es solamente en el encuentro entre el Yo y el Tú que nace el
nosotros, es en el encuentro con el otro que nace la comunión. Yo descubro mi
identidad en misión ante el otro, y vice-versa. Por lo anterior se concluye que el hombre
chagga está llamado a vivir en comunidad.
La visión comunitaria de la vida abarca toda la existencia, la material y la espiritual, la
del mundo inmanente y la del trascendente. Incluso, el chagga cree en una salvación
comunitaria, en un reunirse en el más allá.
Por otro lado, un fenómeno que constituye una piedra en el zapato en la vida chagga es
el de la muerte, ella rompe de cierta manera el equilibrio existencial, pues significa una
desaparición física que no deja de causar dolor, aunque se crea en una vida futura. La
muerte puede ser fruto de la acción natural, personal38 de Dios,39 de los antepasados y
de los demás. Las causas personales que pueden llevar a la muerte pueden consistir en
no cumplir con las costumbres y tradiciones.40 Los efectos de esas omisiones pueden
pasar de generación en generación, o de lo individual a lo comunitario. Teológicamente
hablando, las omisiones se ofrecen como pecados que van contra la vida y siembran la
muerte.41 El pecado representa una ruptura del equilibrio relacional del individuo
consigo mismo, con Ruwa y con los demás, eclipsa la identidad personal, la del otro y
del totalmente Otro. 38 Cfr. Marealle, 61. 39 Cfr. 62. 40 Cfr. 61. 41 Cfr. Sobrino, cristología desde América Latina. Esbozo a partir del seguimiento de Jesús histórico,
XII.
28
Amerita también registrar que la vida chagga se desarrolla en un círculo existencial
dotado de alianzas. El chagga establece pactos familiares, sociales y con el mundo
divino. De la fidelidad a ellos depende la vida o la muerte y la prosperidad o la
desgracia, la bendición o la maldición.
2.1.6 La vida más allá de la muerte
El chagga cree en la vida más allá de la muerte, el hombre continúa viviendo después de
muerto, aunque bajo forma espiritual. Es más, continúa siendo parte activa de la
comunidad y su acción resulta siempre necesaria para los vivos.
La muerte confiere al hombre un nuevo estatus social, nuevos roles y una nueva
identidad.42 Desde el más allá, el muerto continúa incidiendo en la vida diaria, continúa
reflejando su presencia entre los vivos, y apostando a la construcción del proyecto
comunitario. Su presencia se puede manifestar a través de la abundancia o la escasez, de
la salud o la enfermedad.
Los que hayan alcanzado la categoría de antepasado se transforman en el objeto de
adoración. A ellos se les dirigen ritos y sacrificios. Es más, se transforman en objeto de
imitación e inspiración moral. En suma, los muertos continúan vivos en medio de la
comunidad.
Entre los chagga está patente una concepción escatológica de la vida y la existencia
humana comprende un “ya” y un “todavía no”, un “aquí” y un “más allá”. La vida pide
la integración del pasado, del presente y del futuro, pide, en definitiva, una comunión
entre los vivos y los muertos, entre lo divino y lo humano. Ella es un misterio que va
más allá de lo puramente material y físico, que comprende una realidad unitaria. La vida
es comunión del pasado, presente y futuro, una cadena irrompible e interminable.43
La fe en la vida más allá de la muerte relativiza el propio hecho de morir, hace que la
muerte signifique apenas una separación física, y no espiritual. El muerto continúa en
42 Cfr. Marealle, 81. 43 Cfr. AA.VV, Corazón de África, 188.
29
comunión con los vivos. Por ello, se enfrenta a la muerte física con alegría, aunque esta
cause dolor y aflicción.44
Adviértase que la inmortalidad es un ideal que anima al chagga a seguir proyectando su
vida en todas las dimensiones. Desde la perspectiva de la vida futura, y como se ha
mencionado en 4.1.4, el chagga se compromete ahincadamente en la defensa y
transmisión de la vida, se compromete con determinación en la lucha por un futuro
mejor, sea para sí como para la comunidad.
2.2 DIOS PARA EL CHAGGA
2.2.1 Anotaciones previas
Empezamos reconociendo la universalidad del concepto de Dios. Pues, nadie ignora que
el término Dios se encuentra en varias concepciones culturales. Entre los griegos, se
hablaba de Teos. Los judíos se referían y se refieren al Ser Supremo como Yahveh.
Los romanos hablaban de Deus. Las lenguas neo-latinas poseen una gran diversidad
conceptual respecto al Ser Supremo. El francés lo asume como Dieu; el portugués
mantuvo el concepto latino de Deus. El castellano habla de Dios, un término que se
traduce al inglés God. Entre los africanos se asiste también a una gran variedad
conceptual relativa al Ser Supremo. Los congoleses Bahema y Walendu lo designan:
con el término Dja lingi lingi, con el sentido de autosuficiente, de alguien que no
necesita fuerza externa, permanente y el que no cambia.45 Los Banyarwanda lo llaman
Imana. Para los Bashi Dios es Nyamuzinda, es decir, la fuente de vida, el creador.46
Para los kenianos Waso Boorona, Dios es WAGGA, esto es, el que vive en los
firmamentos.47 Los chagga se refieren a Dios con el término RUWA, con el sentido de
que Dios está presente en todo lugar, como lo está el sol; al igual que la acción del sol,
la acción de Dios abarca todo y todos.48 Esta pluralidad conceptual respecto al Ser
44 Nadie ignora el desafío doloroso que representa la muerte. Cfr. Marealle, 62. 45 Cfr. Bénézet, African Theology. In its social context. 19. 46 Ibid., 19. 47 Cfr. Mario, Dios en África. Elementos para una Antropología de la Religión, 52. 48 Cfr. Marelle, 80.
30
Supremo pone de manifiesto que el acercamiento humano a la idea de Dios siempre
aparece mediado por la cultura. Es más, denota la variedad lingüística a la hora de
abordar la cuestión divina.
Ahora bien, ¿Quién es Dios para el chagga? Una ojeada atenta a la teología y religión
chagga permite constatar que a Dios se asume como creador. El es origen de todo lo que
existe, visible e invisible. Es la fuente y el garante de la vida. Dios es un ser
omnisciente, porque todo sabe y todo conoce. A él nada le escapa. Todo está en su
dominio. Además, Dios es omnipotente, porque todo puede. Es poder por excelencia.
Dios es también omnipresente, porque está presente en toda la realidad.
Dios se da a conocer a través de los fenómenos de la naturaleza. El se puede revelar
mediante la abundancia o la escasez, la enfermedad o la salud, la lluvia o la sequia, la
paz o la guerra. En suma, Dios se revela a través de los fenómenos ordinarios y
extraordinarios. A él se accede mediante relaciones religiosas, personales y
comunitarias.
2.2.2 Dios en la vida chagga
En muchas experiencias religiosas, incluyendo la cristiana, Dios se da a conocer al
hombre, se revela y le comunica su voluntad y designios. La Sagrada Escritura asegura
que Dios se reveló a través de los profetas y su Hijo (Heb. 1:1-2). Diríamos nosotros
que Dios se ha afanado a darse a conocer en la historia humana.49 Sin embargo, El
continúa siendo totalmente Otro, continúa siendo un misterio, vale decir, un proyecto
por revelar.
El chagga vive convencido que Dios se revela (se da a conocer) y actúa en su vida,50 en
su historia y cultura. Este Dios puede ser objeto de una reflexión teológica, como se
ilustra a continuación.
49 Cfr. Silva, La revelación. En Acontecer de Dios en el hombre, 89. 50 Cfr. Arenas, Jesus, Epifanía del amor del Padre. Teología de la Revelación, 198.
31
No pocos chagga creen profundamente en el Dios de Jesucristo51, este Dios único y
trinitario52 que desde siempre ha apostado caminar junto con hombre. Quizás se pueda
suponer que la fe chagga del Dios revelado por Jesucristo sea fundamentalmente fruto
de la evangelización llevada a cabo por el occidente en tierras africanas. Pero también
habría que reconocer que el chagga ya creía en Cristo53 revelándose a ellos y
atrayéndolos al Padre (Dios) incluso momentos antes de la evangelización (a través de
los fenómenos naturales; salud, enfermedad, vida, muerte y en la propia comunidad) .54
Eso da cabida y hace cierta la anotación del Concilio Vaticano de que el espíritu se
manifiesta en la iglesia, pero también fuera de ella, pues él no conoce limitaciones
espacio-temporales.55 Es aquí donde se habla de las semillas del Verbo en las culturas.
Un acercamiento atento a la vida chagga deja entrever que Dios continúa revelándose en
la historia de este pueblo. Dios continúa comunicando su voluntad a la intimidad del
hombre; en fin, Dios continúa dándose a conocer al hombre y a la mujer chagga.
Mediante expresiones culturales, el chagga va discerniendo, comprendiendo y
expresando al Dios que acontece en su propia historia. Por lo demás, el hombre chagga
celebra a Dios y asume sus disposiciones para orientar la propia vida.56 Es aquí donde
nos sentimos autorizados a hablar del acontecer de Dios en el hombre, según las
palabras de Karl Rahner.
La indagación chagga por el Dios de Jesucristo se basa en el diario vivir, en las propias
luchas, derrotas y victorias; en fin, en los acontecimientos que acompañan la existencia.
Aquí lo profano y lo sagrado se entremezclan, sin que se distinga el uno del otro. En el
mundo chagga prevalece una visión unitaria de la realidad, donde no cabe ningún
51 Cfr. Marealle, 124. 52 Cfr. Makule, Historia ya makabila ya mkoa wa Kilimanjaro kitabu cha kwanza. Asili ya Wachaga na
baadhi y koo zao, 34. 53 Cfr. Gibellini, Itinerarios de la Teología Africana, 99. 54 Cfr. Domingues, Christ our healer. A theological dialogue with ayward shorter, 14. 55 Cfr. Baena, Apuntes de Clase. PUJ, 2009. 56Cfr. Gonzales, Dios es gratuito pero no superfluo, 29.
32
dualismo. El chagga se dedica profundamente a discernir los pasos de Dios en la propia
realidad, la cual se interpreta y se comprende a la luz del Evangelio.57
Para el chagga, la fe en Jesucristo debe implicar un comprimido práctico; conlleva a una
vida acorde con el Evangelio. En ese sentido, al cristiano le urge siempre adoptar una
vida moral a la luz del Evangelio. Para el cristiano, la vivencia del amor, la práctica de
la caridad y de la misericordia, la lucha por la paz y la justicia son un pan de cada día58,
porque el amor a Dios y al prójimo resultan siempre inseparables. (Mc.12:29-31). Las
relaciones humanas contemplan la dimensión vertical y horizontal.59
La fe chagga forma e informa toda la vida, permea todas las relaciones e ilumina al
hombre en sus búsquedas diarias. Más que teórica, es práctica. Dios invita al ejemplo y
testimonio concreto, a un compromiso real y a una vivencia práctica del Evangelio. En
eso, Dios se compromete con el hombre y su historia, hace factible la realización de las
utopías y lucha contra todo lo que aprisiona. He aquí una apuesta teológica no muy
lejana de la que se gestó en teología de la liberación.60
La evangelización del pueblo chagga remonta al siglo XIX. Ya en el siglo XX, existían
misiones establecidas, tanto protestantes como católicas y el proceso de la
evangelización desembocó en un sincretismo nunca antes visto. Muchas categorías y
vivencias religiosas tradicionales fueron interpretadas a la luz de la nueva religión.61
Fruto de eso, resulta hoy complicado distinguir entre lo tradicional y lo cristiano en la
vida de las personas.
57 Cfr. Gustavo Silva, La revelación. En Acontecer de Dios en el hombre, 88. 58 La esencia de la misión de Jesús es la opción por los pobres. Es un signo que revela la bondad de Dios
y la presencia de Reino. Es más, exige universalidad e igualdad entre los hombres como fruto del amor y
la justicia que él ha venido a traer. Cfr. Gutiérrez, Cristología y moral. El seguimiento de Jesucristo
como compromiso con la justicia, 107. 59 Cfr. Rahner, Oyente de la Palabra. Fundamentos para una filosofía de la religión, 113. 60 Muchos teólogos de la liberación asumen a Jesucristo como liberador. De entre ellos se destaca
Leonardo Boff. Cfr. Boff, Jesucristo el Liberador. Ensayo de Cristología critica para nuestro Tiempo,
19. 61 Cfr. http//world cultures: Tajikistan to Zimbabwe. (consultado en el 28 de Agosto de 2009 a las 12 de la
tarde).
33
Muchos entendidos africanos creen que la religión tradicional preparó el terreno para la
fe cristiana.62 ¿Pura hipótesis o verdad? No lo sabríamos decir, lo único verdadero es
que entre la religión tradicional y el cristianismo se formó una simbiosis de
proporciones que no se pueden imaginar.
No menos verdadero está el hecho de que el cristianismo se enfrentó ferozmente con la
religión tradicional chagga.63 Muchas veces quiso acabarla, borrarla de una vez por
todas del mapa existencial. Sin embargo, la religión tradicional se resistió
valientemente, unas veces adoptando medios pacíficos, y otras a través de medios
violentos.
Los métodos utilizados en la evangelización dejaron muchas marcas negativas. La
persecución a la propia cultura y religión hizo que el chagga desconfiara de todo
misionero. El catalogar la religión tradicional de pagana y diabólica creó mucha
confusión y odio en el hombre y la mujer chagga. Por todo eso, muchos desarrollan una
consciencia confusa y culpable que no deja de producir una identidad difícil de
comprender. Frente a este panorama, una evangelización que quiera ser significativa,
tiene necesariamente que abogar por métodos que hagan posible la inculturación. Pues,
solamente una evangelización que tenga en cuenta la cultura estará en condiciones de
iluminarla y hacerla fecunda. Cristo tiene que asumir el rostro chagga para ser
significativo en la vida de la gente. Un Cristo “extranjero” continuará siempre siendo
objeto de desconfianza y rechazo del chagga.
Otro elemento que significó nuevas maneras en la comprensión y vivencia de la fe lo
representó el Islam. Esta religión que llegó al África en los principios del siglo X,
penetró significativamente en la cultura y la vida chagga. Sus influencias son tan
enormes que se puede creer que es de origen africano. El Islam atraviesa y permea todos
los modos de vida.
Terminamos reconociendo una vez más el carácter multiforme de la expresión y
vivencia de la fe chagga. El pueblo chagga alberga en su fe elementos cristianos,
62 Cfr. Domingues, 14. 63 Cfr. Marealle, 125.
34
musulmanes y tradicionales.64 Su fe es de una increíble singularidad, donde las
expresiones religiosas se interrelacionan armónica y conflictivamente.
2.2.3 El acontecer de Dios en la tribu chagga Conviene notar, antes que nada, que Dios se dio a conocer al pueblo chagga bajo varias
maneras. Al principio, Dios se reveló a través de los antepasados. Se trata de una
revelación que perdura hasta nuestros días. Otro camino del que Dios se sirvió para
revelarse al chagga fue el Islam. Por fin, el pueblo chagga acogió la revelación divina
hecha en Cristo Jesús.65 Hoy el chagga se sirve de la escritura cristiana e islámica y de
las acciones de los antepasados para discernir y acoger la voluntad de Dios.
Dios inspira conductas que tienden a la construcción del Reino, por ello, el chagga
siente la necesidad de construir una humanidad basada en el amor, la fraternidad, la
justicia y la paz. Diríamos nosotros que Dios continúa aconteciendo entre los chagga al
defender para el hombre un mundo más humano. Se trata aquí de un Dios histórico, que
se compromete con la propia historia humana, con el fin de que ella se configure con su
voluntad. Ese Dios pide una fe histórica, es decir, una fe que crea en la intervención
histórica de Dios y en el poder de la propia historia como un proyecto abierto a la
plenitud.
Dios no cesa de apelar a que se construya un proyecto humano acorde con su voluntad.
Día tras día se alza contra la injusticia y la discriminación. Pues, el chagga entiende que
Dios clama por la dignificación de todos, hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y
ancianos.66 Dios aboga por una sociedad solidaria e igualitaria, donde la fraternidad sea
el plato fuerte.
El Evangelio impulsa al chagga a luchar por la liberación y la emancipación de todos,
sobre todo de los pobres, débiles e indefensos. Se podría decir que el evangelio hace
posible en el mundo chagga la anticipación escatológica del Reino. Una que otra vez, el
64 Cfr. Domingues, 14. 65 Cfr. Arenas, 58. 66 Cfr. Gutiérrez, 108.
35
Evangelio inspira valentía y determinación para la transformación de la realidad en
favor del hombre.67
Desde la perspectiva tradicional, el chagga entiende que Dios le pide el compromiso por
la vida, por su transmisión y defensa. Entiende además que su ser debe luchar por lo
comunitario. La tradición inspira modelos de vida que hacen posible la existencia
individual y comunitaria, inspira visiones integrales de la vida y perspectivas que hacen
factible la convivencia.
El Islam tampoco deja de moldear la vida chagga, él siembra valores muy significativos.
Defiende la solidaridad, el compañerismo, la justicia y el cuidado del otro. En suma, el
acontecer de Dios entre los chagga habrá que entenderlo bajo la perspectiva tradicional
cristiana e islámica.
2.3 CRISTO EN EL MUNDO CHAGGA
2.3.1 Cristo como antepasado Entre los chagga, asumen un papel de trascendental importancia los antepasados. Estos
seres que han vivido digna y plenamente la vida, son objeto de admiración y adoración;
son, asimismo, objeto de imitación. Además de ser mediadores, los antepasados indican
el camino por donde pasar mientras se viva. Así también se concibe a Cristo. Él fue un
hombre que supo vivir digna y plenamente la vida. Por eso, se transforma en un ideal
que hay que alcanzar desde un proceso donde no falta la imitación creativa y libre.
Como antepasado, Cristo es mediador entre Dios y los hombres, entre los vivos y los
muertos, entre lo inmanente y lo trascendente. Él permite que el hombre camine hacia la
perfección.
Cristo concebido como antepasado inspira valentía y determinación en la lucha por la
vida, individual y comunitaria; apela al compromiso decidido y a la realización de los
ideales de una mejor vida. El que crea en Cristo y lo asuma como modelo de vida está
67 Cfr. Ramos, Teología pastoral, 145.
36
llamado a dejar huellas en la historia con base en la acción y el testimonio personal. Al
creyente le urgirá siempre pugnar, por la vida, hacerla triunfar sin importar las
circunstancias, porque la vida como don recibido exige su defensa y transmisión.
Otra nota que resulta de la concepción del Cristo como antepasado tiene que ver con el
deber de prestarle culto a Cristo. Pues, como ser dotado de excepcionales poderes, a
Cristo hay que implorarle protección y agradecerle por lo que hace en favor del hombre.
En fin, al ser humano le resultará siempre necesario invocar la gracia de Cristo para
hacer factible la comunión, la solidaridad y el compromiso, y servirse de su Evangelio
como un testimonio vivo en la existencia individual y comunitaria.68
2.3.2 Cristo fuente de vida
Antes que nada, se hace menester reconocer la conciencia rotunda que el chagga tiene
de Cristo Jesús. La fe chagga defiende la visión unitaria de la persona de Cristo. De
hecho, resultaría equivocado, a lo mejor errado, indagar el problema del Jesús histórico
y de Cristo de la fe. Para el chagga, Cristo y Jesús se refieren a una misma realidad, a
una misma persona que constituye el fundamento de la fe,69 al verdadero Dios y al
verdadero hombre.70
La comprensión de Cristo en la cultura chagga quizás demande retomar la clásica
pregunta de Jesús sobre su identidad, sobre lo que la gente dice de él y sobre lo que cada
uno de nosotros decimos de él. 71 Porque el chagga no se conforma apenas con lo que se
68 Entre los africanos en general y los chagga en particular, se cree en el inestimable valor del testimonio
de los antepasados que continúan siendo parte activa de la comunidad, lo mismo después de muertos. Cfr.
Bénézet, 73. 69 Para Metz una Cristología que no se refiera al Jesús histórico corre el peligro de transformarse en una
ideología. Cfr. Kasper, Jesús el Cristo. Verdad e Imagen, 35. 70 Cfr. Kasper, 17. 71 Cfr. Boff, 23.
37
le ha transmitido al respecto de Jesús. El quiere dar una respuesta personal, descubrir
personalmente lo que es Jesús.72
La primera dimensión cristológica que se descubre en la fe chagga es la que se refiere a
la divinidad de Jesús. Para el chagga Cristo es Dios que participa del misterio trinitario.
El es hijo de Dios, hecho hombre para la salvación del mundo.73 Cristo se identifica con
el hijo mayor de la familia chagga, al que se considera no solo como hijo sino también
como el mejor compañero que participa de la realización de la vida y del proyecto
familiar. Él, al igual que el padre, es objeto de respeto y de consideración. En la
ausencia del padre, le cabe idear los rumbos a seguir como familia. Se trata, pues, de
Momo njoka nyi njoka, que se traduce al español con la idea de “la serpiente chica es
serpiente”.
Otra dimensión que no pasa desapercibida en la cristología chagga es la que se refiere a
la humanidad de Jesús. Pues, para el chagga Cristo fue y es un hombre que vivió en
plenitud la vida, que hizo que el hombre volviera a la antigua alianza con Dios. En
Cristo se identifica el hombre ideal que Dios siempre soñó. Por ello, Cristo debe ser
objeto de imitación desde la libertad,74 debe ser el punto al que hay que tender, si se
quiere ser perfecto.75 A continuación, presentamos algunas concepciones chagga al
respecto de la humanidad y divinidad de Cristo.
Por otro lado, la vida constituye el eje central de la existencia chagga, ella todo conecta
y articula; inspira compromiso en el diario vivir. Todo gira alrededor de ella, es el
máximo valor e ideal que llama a la comunión y a la acción articulada.
Recordemos, de paso, las diferentes concepciones que el hombre ha tenido sobre el
término vida. Los filósofos antiguos concibieron la vida como una realidad orgánica y 72Cfr. Moltmann, Cristo para nosotros hoy, 9. 73 El hijo de Dios (Jesús) se hace hombre para él tome parte en su plenitud y perfección. Cfr. Wolfhart,
Fundamentos de cristología, 51. 74 Para poder realizar la voluntad del Padre Jesús asumió una actitud libre frente a todo y a todos. Sea
como fuere, frente a la sociedad, la religión, el poder, la fama y hasta la muerte. Cfr. Gutiérrez, 126. 75 Cfr. Wolfhart, 51.
38
el modo característico de la existencia humana. Se trata de la ζωη y de la
βιοσ, respectivamente. La vida orgánica no se expresa únicamente en lo biológico, sino
también en la manera en que está organizada la naturaleza; en ella subsiste el ímpetu,
θυμοσ y el alma, ψυχη . Es ella el principio del movimiento de cada ser viviente.76
Entre los chagga se asume la vida como algo sagrado, Ella procede de Ruwa.77 Por lo
tanto, la procreación es un don exclusivo de Ruwa. Por ello, ella comporta todo un
conjunto de rituales que la solemniza y la eleva a lo más alto de los valores. La vida
relativiza la muerte y renueva los alientos y la esperanza para seguir luchando; forma
una cadena donde se unen vivos y muertos, haciendo del mundo una única realidad.
Para el pueblo Chagga, la vida es la posibilidad de vivirla como recibida gratuitamente
de Ruwa,78 es un proyecto y compromiso a realizar. Ella tiende siempre a perpetuarse, a
eternizarse. La propia muerte es apenas un cambio circunstancial y formal. Se cree que
después de la muerte física la persona sigue viviendo; por eso, los interminables
sacrificios dirigidos a los muertos, sobre todo a los espíritus buenos y los antepasados.
Los que nos precedieron son ejemplo vivo de compromiso por la vida, son una clara
muestra que vale la pena vivir.
El cristiano defiende que Cristo es la verdadera fuente de la vida,79 pues él participa de
la acción creadora y conservadora de Ruwa.80 Con su vida y acción, Cristo mostró lo
decisivo que representa el luchar por la vida. A él no le importó crearse enemigos que lo
reprochasen a causa de su férrea defensa de la vida. Jesús se acercó a pecadores,
deshonestos, enfermos y social y religiosamente excluidos. A todos quiso rescatar y
afirmarle la identidad. El testimonio consignado en los evangelios apela al amor (un
amor universal, dirigido a amigos y enemigos) (Lc. 6: 27-35; Mt. 9: 10-13) al respeto y
la defensa de la vida. La vida es tan importante que pide relativizar todo, incluso las
76 Cfr. Mora, Diccionario de Filosofía, 3689. 77 Cfr. Bénézet, 19. 78 Cfr. Marealle, 62. 79 Cfr. Alfano, 16. 80 Cfr. Kasper, 203.
39
propias leyes. Jesús sanó y curó en el sábado (Mc. 3:1-6, Lc. 13:10-17; 14:1-6)) se dejó
tocar por una mujer, defendió a una prostituta que estuvo a las puertas de la muerte
(Jun. 8:1-11) y comió con publicanos (Mt.9:11) En suma, frente al valor de la vida
ninguna ley o costumbre prevalece.
El cristiano vive convencido de que su compromiso por la vida es irremplazable. El
seguir al maestro de la vida exige ineludiblemente el comprometerse por la vida. Se
trata acá de un compromiso que demanda el paso de la teoría a la práctica. Pues, la vida
exige gestos concretos de lucha, solidaridad, compromiso, fraternidad y defensa, porque
es solo así que se va creando un ambiente donde triunfa la vida.
Por su carácter sagrado, la vida exige estar en comunión con Dios y los antepasados, sea
para protegerla como para perpetuarla, eternizarla. El hombre no puede vivir ajeno al
mundo divino, puesto que de él procede y de él obtiene la fortaleza.
La preocupación por la vida también se deja deslumbrar en los Evangelios, Lucas
muestra cómo Dios Padre prepara el nacimiento de su hijo primogénito, Cristo Jesús,
que nació de la Virgen María. (Lc. 1:27) A José, Dios lo constituyó padre adoptivo. A él
habrá que imitarle, sobretodo en el cuidado y responsabilidad sobre el Hijo.
En lo referente a la paternidad chagga, ella exige un compromiso concreto, exige velar
por los infantes, proporcionándoles lo necesario para una vida sana y digna. Ningún
padre puede descuidar su compromiso en la generación, transmisión y conservación de
la vida. Al contrario, habrá que colaborar en la misión divina en pro de la vida.
2.3.3 Cristo y la muerte
Empecemos notando que la muerte señala una interrupción, pero en último extremo es
solo parte de un proceso continuo. El muerto prosigue su vida como antepasado en el
40
más allá. En su nuevo puesto asumirá la responsabilidad del bien estar de sus
descendientes.81
Reconózcase la consciencia que el chagga tiene de la muerte. La muerte es una realidad
omnipresente en el mundo chagga. Ella afecta al individuo y a la comunidad en su
conjunto. Aunque la desaparición física siembre dolor, desolación y marque el punto
final de la comunión que se mantenía con el difunto, ella mantiene viva la cadena
relacional entre los vivos y el muerto. La muerte significa apenas un cambio de estado,
un partir hacia el otro lado, allá donde vive Dios y los antepasados; 82 en resumen, la
muerte representa el retorno al mundo de origen. De hecho, la comunidad comporta
tanto a los vivos como a los que han pasado a la otra orilla.83 Aquí la muerte se acepta
como una realidad que sobrepasa el poder humano, cuya integración demanda el recurso
a la fe.
Desde la fe cristiana, el chagga cree en la comunión de los muertos y la inmortalidad.
Cristo hace que el hombre se eternice, venciendo de una vez por todas la muerte. Por
ello, la muerte crea un clima donde la tristeza se mezcla con la alegría, lo individual con
lo comunitario, lo puramente humano con lo divino, lo visible y lo invisible, la
fragilidad con la consistencia. En definitiva, la fe cristiana enseña al chagga a creer
incluso en lo absurdo que significa la muerte, porque ella ha sido superada por Cristo.
Con Cristo y en Cristo no hay obstáculo ninguno que el hombre no pueda superar.
Como pasa en los Evangelios, la muerte convoca a la comunión, a la fraternidad y a la
solidaridad (Jun. 11:1-44, Mt. 9:23-26) Ella representa un momento único y oportuno
para reflexionar sobre el misterio que envuelve la existencia humana y para renovar la
propia fe. La muerte manifiesta en parte el carácter efímero de la existencia temporal
del hombre; manifiesta, además, la provisoriedad del peregrinaje humano sobre la tierra.
Sin embargo, la fe en la eternidad capacita al hombre para enfrentar con valor y
81 Cfr. AA.VV, Corazón de África, 188. 82 Cfr. Marealle, 62. 83 Cfr. 63.
41
determinación el fenómeno de la muerte. Cristo mismo nos aseguró que con él
triunfaríamos sobre la muerte.
La muerte chagga se enfrenta en un clima de fraternidad y comunión. En ella resulta
siempre determinante el compromiso de cada individuo y de toda la comunidad. Ella
pide la conjugación de esfuerzos, la comunión perfecta de acciones y de sentimientos.
La muerte significa una experiencia única para abrir los ojos hacia el más allá, una
experiencia única para renovar los lasos familiares y comunitarios, para acrecentar el
compromiso por la vida y la convicción de que nuestra existencia terrena es algo
pasajero.
El creer que la muerte no significa el fin de todo, llena al chagga de valentía para
enfrentar el desafío que representa la muerte. En la lógica chagga la vida está llamada a
la desaparición física, porque todo lo que tiene comienzo debe tener un fin. No
obstante, la muerte es un paso hacia una vida más plena.84 El chagga mientras vive se
va preparando hacia la muerte. Pues, en la medida que la persona va avanzando en edad,
también va aceptando y asumiendo la realidad de la muerte, se va disponiendo hacia la
vida plena.85
La muerte que representa un desafío para el chagga es la de los niños y los jóvenes, pues
estos aun no han disfrutado de la vida, y tampoco han aportado a la transmisión y la
conservación de la misma. Ese tipo de muerte se cree que tiene siempre causas
humanas, unas veces relacionadas con Dios y los antepasados. Al chagga le parece
incomprensible, a lo mejor absurdo, que la gente muera en temprana edad. Sin embargo,
la muerte continúa siendo un misterio inasequible para el hombre, un mundo cuyo
acceso demanda servirse de la fe.
Entre los chagga, se nota la preocupación por la vida, aunque se crea en la eternidad.
Así lo demuestran las actitudes que se asumen ante la enfermedad. Frente a todo lo que
agobia al hombre, el chagga se afana en encontrar soluciones viables. La enfermedad se
84 Wachege, Living to die. Dying to live. African Christian Insights, 90. 85 Ibíd., 88.
42
enfrenta mediante prácticas medicinales y sacrificiales, estas últimas dirigidas a Dios y
a los antepasados. Todo para preservar la vida. Sin embargo, la última palabra frente a
la vida la tiene Ruwa, porque a él le cabe determinar la suerte del ser humano. Pues el
hombre es y será siempre un ser limitado, una realidad cuya consistencia y plenitud
depende de Dios.86 En fin, Dios constituye la única y la última esperanza del hombre
ante la enfermedad.
Desde la fe, el chagga acepta con agrado la muerte. Porque sabe que ella es obra divina,
como también lo es la vida. A Ruwa le pertenece el derecho humano a la vida y a la
muerte. Morir entre los chagga no significa la pérdida de todo; significa en parte una
ganancia, dado que el difunto retorna al mundo divino y de los antepasados y se
transforma en un mediador entre los vivos y los muertos, entre lo visible y lo invisible,
entre lo inmanente y lo trascendente.
La muerte se vive con base en conjunto de procesos que en su todo solemniza el acto
fúnebre. A las exequias se proceden a través de acciones individuales y comunitarias.
Los trabajos relacionados con el entierro se reservan, en general, a los varones. Las
mujeres se dedican esencialmente a la atención del hogar del difunto. Son ellas, sobre
todo las del núcleo familiar, las que viven el momento del dolor a través de gritos,
llantos, entre otros. La consolación frente al dolor se reserva también a las mujeres.
La muerte, más que una realidad individual, es un fenómeno social. Ella afecta a todos,
a la persona, a la familia y a toda la comunidad. Del entierro participan todos los que
pueden, sin excepción ninguna, hombres y mujeres, niños, jóvenes adultos y ancianos,
pobres y ricos, amigos y enemigos. ¿Y los cuerpos de los muertos, qué?
Entre los chagga es costumbre el depositar los cuerpos de los muertos en las fincas
familiares. Pues se cree que el muerto continúa siendo parte activa de la familia. De esta
manera, debe continuar habitando con los suyos. Los funerales se sirven de prácticas
86 Cfr. Marealle, 62.
43
rituales que buscan a acompañar al difunto a su nuevo estado de vida, a la morada de los
antepasados.87 Se trata de rituales que varían según el sexo y la edad.
87 En la perspectiva chagga, la muerte permite que el hombre adquiera una nueva ciudadanía. Cfr.
Marealle, 71.
44
CAPÍTULO III
JESÚS, EL PRIMOGENITO DE DIOS Y DE LA HUMANIDAD
3.1 JESÚS A LA LUZ DE LA ESCRITURA
El acercamiento a la persona de Jesús se puede hacer con base en la reflexión teológica,
la experiencia de fe o el recurso a la Escritura. El presente apartado quiere ser un rastreo
de la cristología neotestamentaria.88
La primera duda que nos asalta al acercarnos al Nuevo Testamento es la que se refiere al
origen de Jesús. Pues nos interesa identificar el origen humano y divino89 del que es
fundamento de nuestra fe. Ayer y hoy continúa válida la pregunta sobre la procedencia
de Jesús. Continuará siempre vigente y pertinente el interrogante: ¿de dónde procede
Jesús?
Una atención especial al evangelio de Lucas deja entrever que el nacimiento de Jesús
fue precedido por un anuncio del ángel Gabriel (Lc.1:26). Jesús se encarnó en María la
virgen, bajo la acción del Espíritu Santo (Lc. 1:35). Juan a su vez defiende la eternidad
de Jesús. Lo asume como Palabra (Logos) que desde siempre ha existido90 junto a Dios,
y que es Dios (Jn.1:1-2). Jesús es el mediador de la acción de Dios (Jn. 1:3). En Jesús
estaba la vida (Jn. 1:4). Juan asegura que la Palabra vino al mundo (Jn. 1:11), que ella
se hizo hombre y vivió entre los humanos (Jn. 1:14). En suma, el origen de Jesús es
divino; su encarnación implicó el proceso kenótico, o sea, el rebajarse, renunciar a su
condición divina y asumir nuestra humanidad, con todas sus implicaciones, menos el
pecado.
Mateo inserta a Jesús en la familia humana. Pues Jesús el Mesías procede de un gran
conjunto de genealogías del pueblo elegido (Mt. 1:1-17). Sin embargo, Jesús es obra del
88 Kasper, denomina este apartado de la cristología neotestamentaría como la “desde abajo” Cfr. Kasper,
201. 89 Cfr. Hengel, El hijo de Dios. El origen de la cristología y la historia de la religión Judeo-Helenista, 15. 90 Cfr. Kasper, 209.
45
Espíritu Santo (Mt. 1:20). Él se encarnó en el seno de María (Mt. 1:21). Jesús, en pocas
palabras, contempla una procedencia divina y humana. ¿Y la vida de Jesús, qué?
Lucas deja entender que el nacimiento de Jesús se da en un contexto de un censo
ordenado por el emperador Augusto (Lc. 2:1). José y María fueron a Belén, en Judea,
para allí inscribirse. Allí nació Jesús en un establo (Lc. 2:4-7). De niño Jesús fue objeto
de adoración de ángeles y pastores (Lc. 2:8-20) y de tres sabios del oriente (Mt.2:1).
Como sucedía con todos, a los ocho días Jesús fue circuncidado y atribuido el nombre,
en su caso Jesús (Lc. 2:21). Es más, Jesús fue presentado al Señor en el templo de
Jerusalén (Lc. 2:22). Todo según las prescripciones mosaicas. (Lc. 2:23-24). Al decir de
Mateo, Jesús, junto con los padres, huyó a Egipto para librarse del peligro mortal que
representaba el plan vengativo de Herodes (Mt. 2:13). No obstante, parece ser verídico
que fue en Nazaret donde se críó Jesús. Allí crecía él humana y espiritualmente (Lc.
2:39-40). ¿Y qué decir de su misión?
Los cuatro Evangelios son unánimes en la afirmación de que la misión de Jesús fue
precedida por la misión y el testimonio del Juan el Bautista. (Mt. 3:1-12; Mc. 1:1-8; Lc.
3: 1-20; Jn. 1:19-34). El primero hecho significativo en la misión de Jesús lo representó
su bautismo en el Jordán. En él, Jesús fue declarado explícitamente Hijo de Dios91 (Mt.
3:17). Los sinópticos atestiguan que al bautismo de Jesús le siguió una experiencia de
prueba en el desierto, en la que tuvo que elegir el camino a seguir en la realización del
proyecto del Padre.
Mateo y Marcos sitúan la misión de Jesús después de la prisión de Juan el Bautista (Mt.
4: 12; Mc. 1:14). Se trataba del anuncio de la inminente llegada del reino que
demandaba la conversión (Mc.1:14). Desde los comienzos, Jesús quiso asociar a su
empresa a hombres y mujeres que con él convivieran y anunciaran la buena noticia. A
unos de ellos los constituyó discípulos y a otros apóstoles.
Tanto la Escritura como la teología sistemática aseguran que el centro de la acción y del
mensaje de Jesús lo constituyó el reino de Dios. Con palabras y obras, Jesús se dedicó
enteramente a esta causa. A diferencia de las concepciones de sus contemporáneos,
91 Cfr. Kasper, 2001.
46
Jesús concibe el reino como el triunfo del amor y de la justicia, del perdón y de la
misericordia, que hacen factible la fraternidad universal. Pues el reino defiende el
triunfo de la vida. No se trata pues de una actitud vengativa o excluyente de Dios, como
lo habían presupuesto algunas corrientes mesiánicas. Tampoco se trata de una
intervención de naturaleza armada de Dios para acabar con los enemigos del pueblo
elegido; mucho menos se trata de un triunfo de la ley. El Reino significa buenos
tiempos para todos, sobre todo para los pobres, los marginados y los débiles.
En Cristo el hombre renace como hijo de Dios y se asume como hermano del otro.92 Y
todo eso permite la instauración de nuevas relaciones interpersonales basadas en el amor
(Jn. 13:34-35).
La Escritura atestigua que la misión de Jesús fue congregando a hombres y mujeres que
constituyeron el nuevo Israel, la iglesia fundada en Pedro (Mt. 16:18). Fue este grupo
quien representó visiblemente la concreción de la nueva familia humana, cuyos lazos
son más de la fe y no de la sangre.
La acción y la actitud de Jesús fueron sembrando conflictos93 y minando ciertas
posiciones de no pocos políticos y religiosos. Se trató, pues, de malestares que
desconvocaron en la prisión, condena y muerte de Jesús (Mt. 26:47-67; 27:15-56). Sin
embargo, la muerte no significó el fin de la vida y la misión de Jesús. Porque Dios lo
resucitó94 y él confió su misión a sus seguidores (Mt. 28: 7.19-20). Fueron los
discípulos y los apósteles que llevaron adelante el mensaje del Maestro, al principio
entre los judíos, y después entre los gentiles. En resumen, fue el compromiso de los
creyentes que hizo que el Evangelio se diera a conocer más allá del tiempo y la cultura
de Jesús.
Lo que acabamos de hacer fue un intento de reconstruir brevemente la vida de Jesús a la
luz de la Escritura. Ahora nos queda la tarea de registrar algunos títulos cristológicos
presentes en la Escritura.
92 Cfr. Gutiérrez, Cristología y moral. El compromiso de Jesucristo como compromiso con la justicia,
87. 93 Cfr. Hugo, La practica de Jesus, 191. 94 Cfr. 128.
47
Empezamos observando que muchos son los títulos que ofrece la Escritura respecto a la
persona de Jesús. Sin embargo, nos limitaremos acá a apuntar a algunos de ellos, los
que juzgamos representativos. El abordaje será, a la postre muy limitado.
En primer lugar, registramos el título del Hijo de Dios.95 En el bautismo, Dios proclama
a Jesús su Hijo,96 un Hijo amado y elegido (Mc. 1:11). Confesando su fe, Pedro declara
que Jesús es el Hijo del Dios vivo (Mt. 16: 16). Marcos presenta su evangelio como
buena noticia del Hijo de Dios (Mc. 1:1). En definitiva, muchos son los pasajes
neotestamentarios que se refieren a Cristo como Hijo de Dios.97
Otro título cristológico que no pasa desapercibido en el N. T. es el de Mesías. Pedro da
entender que Cristo es el Mesías (Mc. 8:27-33; Mt. 16:16). En la cristología de Juan,
Jesús no solo es el rey de Israel e Hijo de Dios, sino también el Mesías (Jn. 1:41-49), el
Cristo (Flp. 2: 9-11); honrarlo significa honrar al Padre (Jn. 5:19-23). Al decir de
Lucas, Jesús es un Mesías que fue resucitado y constituido por Dios (Hech. 2:32.36). Él
es un Mesías que se mantuvo fiel al Padre (Flp. 2:8-9) hasta las últimas consecuencias,
incluso la propia muerte; en nombre de su obediencia padeció y murió (Jn. 16:19-22).
La Escritura también habla de Jesús como Cristo, Ungido (Mc. 1:1.14). Él viene con
poder para el juicio final (Mc. 8:38). Y en él se cumplen las promesas de Dios a favor
del hombre (Hech. 3:32-33).
Cabe, asimismo, constatar que a Jesús también se le considera Señor.98 Así lo refiere
Pablo (1Cor. 16:22) y Juan (Ap. 22:22). En la óptica paulina, el Señorío de Jesús es
fruto de la proclamación del Padre (Flp. 2:6-11). Por último, registramos que Tomás
cree que Jesús es a la vez Señor y Dios (Jn. 20:28).
Por lo demás, encontramos en la Escritura la referencia a Jesús como Hijo del hombre
(Jn. 8:28). Como humano sufrió (Mc. 8:31; 10:33-34) y experimentó el abandono de
Dios (Mc. 15:34). Por último, constatamos que Jesús mismo se asume como Hijo del
hombre (Mt. 26:64).
95 Cfr. Caravias, el Dios de Jesus, 165. 96 Cfr. 126. 97 Otros pasajes que asumen a Jesús como Hijo de Dios son los siguientes: Mc. 15:39; Mt. 3, 17; Lc. 3:22. 98 Cfr. Kasper, 1999.
48
Terminamos hablando de Jesús como Hijo de David. Muchas son las referencias a este
título cristológico, como las de Mt 15: 22 y 20:30; Los evangelistas creen que Jesús
desciende de David (Mt. 1:20; Lc. 1:27). Él no solo salva a los gentiles (Jn. 1:1-9), sino
también al pueblo de Israel (Jn. 1:14-18). En resumen, la Escritura se refiere a menudo a
Jesús como Cristo, Mesías, Hijo de Dios, Hijo de David e Hijo del hombre.
3.2 JESÚS EN LA TEOLOGIA SISTEMÁTICA
3.2.1 Una visión introductoria
De entrada, se observa que Cristo ha sido objeto de reflexión teológico-racional. Por
ello el hablarse de la cristología, tanto dogmática como sistemática. La cristología
sistemática busca esencialmente penetrar el misterio de Cristo a través de la razón, con
la intuición de hacerlo explícito y asequible al hombre. Esta búsqueda ha caracterizado
siempre la vida cristiana. Sin embargo, los primeros pasos significativos los debemos a
la patrística y escolástica que cimentaron el dogma cristológico. No obstante, el
acercamiento a Cristo continuó haciéndose presente en los momentos que les siguieron
a la patrística y la escolástica. Incluso nuestros tiempos son testigos de grandes
búsquedas cristológicas, como se ilustrará a continuación.
3.2.2 Los primeros acercamientos cristológicos
La primera reflexión sobre el misterio de Cristo la constituyó la patrística. Los padres de
la iglesia sintieron la necesidad de referirse a lo específico del cristianismo. En el
terreno cristológico, hablaron de la humanidad y la divinidad de Jesús, de su filiación
divina y condición de Kyrios. Aquí no faltan interpretaciones heréticas, como el
ebionismo, el marcianismo, el docetismo, el valentinianismo, el adopcionismo, el
modalismo y el arrianismo. Ante ellas los Padres asumieron posturas defensivas y
combativas, sirviéndose de líneas de pensamiento ortodoxas. Otras veces a la iglesia le
urgió recurrir a Concilios, como fue en los de Éfeso y de Calcedonia.99 El abordaje
99 Cfr. Uriel, Los Padres de la Iglesia. Una tradición como búsqueda teológica, 121.
49
cristológico de la Patrística se caracterizó, entre otros, por el recurso a la fe y a la razón,
lo cual permitía entender para creer y creer para entender100y lanzar bases para el
anuncio kerigmático y la comprensión de la misma fe.101
Las reflexiones cristológicas también se hicieron presentes en la escolástica. Fue sobre
todo con santo Tomás que ellas alcanzaron el punto más alto. Aquí entró por primera
vez en la discusión cristológica la filosofía aristotélica.
3.2.3 Nuevo contexto y nuevas realidades cristológicas
La modernidad representó nuevos aires en los debates cristológicos. El
antropocentrismo exigió más de lo debido para que se continuara con el cristocentrismo.
El renacimiento y el humanismo abrieron paso para la valoración de las lenguas clásicas
y fuentes antiguas. Fue aquí donde se sintió la necesidad de apelar a los Padres en los
tratados cristológicos. Pero la modernidad no significó apenas buenos momentos para
la cristología. A la inversa, sembró no pocas confusiones. Mencionamos, a título de
ejemplo, el problema del Jesús histórico y del Cristo de la fe.
El problema cristológico sobre el Jesús histórico y el Cristo de la fe fue inicialmente
fomentado por Reimarus (+1768).102 El debate busca, a grosso modo, distinguir entre
Jesús que existió históricamente y el Cristo que se predicó en la fe. Muchas veces este
debate acaba creando un dualismo cristológico, que no deja de tener impactos negativos
en la propia reflexión teológica y vida creyente. Sea como fuere, los debates alrededor
del Jesús histórico y del Cristo de la fe han alimentado la curiosidad humana y han
instado a los teólogos a ponerse en un camino de continua búsqueda.
100 Cfr. http://www.webdianoia.com/medieval/anselmo.htm. (consultado en 27de Octubre 2009 a las 9.54
de la noche). 101 Cfr. Boff, Jesucristo el liberador, 167. La idea se puede encontrar también en la encíclica Fides et
Ratio, en los numerales 36, 37, 38, 39, 40,41 y 42. 102 Cfr. Boff, 25.
50
3.2.4 Hacia nuevas propuestas cristológicas
3.2.4.1 Cristología Moral
El esfuerzo por desarrollar cristologías contextualizadas que respondan a problemas
puntuales ha motivado la aparición de nuevas perspectivas cristológicas. En muchos
contextos europeos, africanos, americanos y asiáticos se han producido reflexiones
cristológicas de suma importancia. El afán de responder a los problemas de la mujer, de
la vida socioeconómica y política y el encuentro entre el evangelio y las culturas ha
hecho que surjan cristologías tan particulares que no se les puede comparar con ninguna
otra.
El impulso del Concilio Vaticano II en el ámbito de los estudios morales ha despertado
un interés nunca antes visto por los abordajes cristológicos. El Concilio defendió una
moral cristiana centrada en Cristo, vale decir, una moral cristocéntrica.103 Y todo eso
para que la moral estuviera en condiciones de “mostrar la excelencia de la vocación de
los fieles en Cristo y su obligación de producir frutos en la caridad104 para la vida del
mundo”105.
La exhortación conciliar (Optatam totius) motivó a muchos teólogos a desarrollar
tratados morales a la luz de la cristología. Fruto de eso tenemos hoy una gran cantidad
de producción cristológica contextualizada. Registramos, de paso, las reflexiones de
Real Tremlay, Giuseppe Angelini, Klaus Demmer, Angelo Scola, entre otros.
3.2.4.2 Teología de la liberación
Desde América Latina se ha intentado forjar reflexiones cristológicas a la luz del propio
contexto, de la propia realidad. Nos viene a la memoria ahora aquellas cristologías que
acompañaron y acompañan a la teología de la liberación, la teología feminista y las
teologías emergentes, como la indígena y la negra.
103 Cfr. Gutiérrez, 22. 104 Cfr. Novoa, Una perspectiva latinoamericana de la teología Moral, 6. 105 Cfr. Optatam Totius, 16.
51
En la teología de la liberación el acento recae sobre la línea liberadora de la práctica y
del mensaje de Jesús. A la teología de la liberación le urge siempre referirse al Jesús
histórico para en él inspirarse.106 Para el teólogo de la liberación Jesús debe responder
satisfactoriamente a la realidad de opresión e injusticia107 que aqueja a muchos pueblos
latinoamericanos. Por ello la teología surgirá siempre de una fe vivida y pensada a la luz
del contexto108. Desde la realidad latinoamericana el Jesús histórico debe inspirar
prácticas liberadoras que hagan posible la construcción del reino y la lucha por la
justicia. El mensaje de Cristo debe ser histórico y operativo, y nunca una realidad
abstracta.109 En fin, la persona de Jesús debe hacer posible la aparición de una nueva
humanidad, justa y reconciliada.
3.2.4.3 Teología feminista
Nadie ignora los esfuerzos feministas en el campo teológico.110 A partir de los años 70,
muchas mujeres se han dado a la tarea de promover reflexiones cristológicas que
iluminen su camino de emancipación en el contexto social y eclesial y hagan posible la
lucha contra el sexismo y patriarcado. Al decir de la mujer, Cristo debe permitir la
reivindicación del valor y los derechos de la mujer, debe permitir la liberación del
inhumanismo y violencia que azotan al mundo femenino. Es más, la persona de Cristo
debe permitir la construcción de un modelo de vida común, donde hombres y mujeres
valgan y signifiquen lo mismo humanamente hablando. Y para todo ese cometido, la
mujer re-lee la Escritura desde la perspectiva de la mujer, toma en cuenta el
protagonismo femenino en el movimiento de Jesús y en las primeras comunidades
cristianas. Por lo demás, las mujeres apelan a que se tenga en cuenta la situación de los
sufridos y oprimidos en la Escritura en general y en el Nuevo Testamento en particular.
106 Cfr. Sobrino, XVI. 107 Cfr. Forte, Jesús de Nazaret, historia de Dios, Dios de la historia. Ensayo de una cristología como
historia, 15. 108 Cfr. Boff, 13. 109 Cfr. Gutiérrez, 61-62. 110 El presenta apartado resulta fundamentalmente de la lectura del texto de la pagina. Cfr.
http://jokpala.myweb.uga.edu/feminista. html. (sacado en 09 de Octubre 2009, a las 11:30 am).
52
Sin embargo, las prioridades de la teología feminista dependen en gran escala del propio
contexto donde ella se desarrolla. No es lo mismo hacer teología desde el mundo
desarrollado que desde el mundo subdesarrollado, hacer teología desde el contexto
europeo que el africano, desde el contexto europeo que el asiático, desde el contexto
norteamericano que el latinoamericano. Cada contexto va dictando unas directrices por
las cuales la teología feminista se regirá.111
La teología feminista forja una cristología peculiar. Ella ve a Cristo como fuente de
igualdad entre varón y mujer. Cree que Cristo abogó por una comunidad de iguales.
Como lo deja ver en el tema del matrimonio (Lc.16:18) y el adulterio (Jun. 8:3-7) Jesus
rehabilita y reafirma la dignidad de la mujer (Mt. 9:20-22). Jesus también reclama el
protagonismo femenino, saca la mujer del anonimato y la hace una anunciadora del
Evangelio. A la luz de todo lo anterior se pude decir que la teología feminista reclama
una imagen de la mujer que resulte verdadera y significativa en todos panoramas de la
vida.
3.2.4.4 Teología India y Negra
En el contexto latinoamericano las teologías india y negra poseen muchos elementos en
común. Por eso, nos aventuramos acá a hablar de las dos como si se tratara de un mismo
proyecto.
Lo primero que se reconoce es que la teología india y negra112 se interesa por la
afirmación de la identidad india y negra, por lo cual se puede afirmar que es una
teología que quiere ser contextualizada e histórica. El afán de la visibilización y la
inclusión no deja a la teología india y negra indiferente; al contrario, la llama a un
compromiso teórico y práctico.
111 Cfr. Gibellini, 243-244. 112 Estas reflexiones se inspiran en Cfr. http:// axe-cali.tripod.com/cepac/guasa/guasa/-virgilio-bueno.html
y http:// www. Cartacentroamerica.net/past-y-teolog-indigena.htm. (sacado el 09 de Octubre de 2009 a
las 11:50).
53
La teología india y negra surge como hija legítima de la teología de la liberación. Por
eso no habrá que sorprenderse ante su interés por los marginados y los empobrecidos.
Ella opta preferiblemente por los que están al margen del mundo hegemónico, para
poderlos incluir y afirmarles la dignidad. De la teología de la liberación aprendió a
gritar en alta voz que ha llegado el tiempo de afirmar y reconocer los nuevos sujetos de
la historia: los indígenas y los negros.
La teología india y negra clama por una evangelización profunda; pide un proceso
evangelizador que se sirva del amor y el respeto mutuo, que abogue por la inculturación
y el diálogo interreligioso. La teología india y negra combate con ahínco el paternalismo
y el asistencialismo, defendiendo una acción pastoral que consista en el
acompañamiento del pueblo, y no su remplazo. Azolados por la guerra, la violencia y la
exclusión, la teología india y negra defiende una evangelización del indio y del negro
que no abdique del compromiso con la justicia y la paz, con el amor y la fraternidad. La
iglesia se verá siempre en la necesidad de propiciar el reclamo de los derechos.
Por lo demás, la teología india y negra busca rescatar la memoria histórica y cultural del
pueblo, afirmar los procesos constructivos y denunciar aquellas prácticas que han
resultado nefastas en la vida de las personas. En su intento de contextualizarse, la
teología india y negra defiende una iglesia autóctona. Por eso se da a la tarea de formar
agentes de pastoral autóctona. En su afán de asegurar un futuro mejor, la teología india
y negra se compromete con la formación de las nuevas generaciones, inculcándoles
valores e ideales de vida que hacen factible la existencia individual y comunitaria.
A nivel cristológico, la teología india y negra forja concepciones cristológicas
partidarias de la alteridad y del altruismo. Las cristologías india y negra llaman al
compromiso histórico, al respecto por el diferente y al trabajo por su causa. Acá
prevalece el Jesus histórico, pues su existencia va iluminando la existencia concreta del
pueblo negro y indio, condenando la marginación y la exclusión del indio y el negro.
Inspira una cristología liberadora que abogue por la inclusión y la dignificación.
54
3.2.4.5 Teología Africana
En los últimos años se han venido afirmando en el África corrientes de pensamiento
teológico, muchas de ellas influenciadas por el Concilio Vaticano II y el Sínodo
africano. Algo común en todas estas corrientes es el interés por la inculturación y la
liberación del hombre y su realidad. El apelo al combate contra hambre, la exclusión, la
pobreza, la injusticia y la violencia ha sido una nota característica de las exhortaciones
de la teología africana. Muchos teólogos africanos se levantan con valor contra aquellas
prácticas nacionales y extranjeras que no permiten la plena realización del africano,
porque creen que el choque de estas prácticas con el evangelio no debe dejar al creyente
indiferente.113
La teología africana vive convencida que ha llegado el tiempo de eliminar el fatalismo
de las situaciones de miseria y de injusticias que agobian a muchos seres humanos,
cristianos y no cristianos.114 Quizás sea de conocimiento de todos que la evangelización
africana se ha limitado, por mucho tiempo, a cultivar el mundo espiritual. La propia
indiferencia eclesial ante la trata y la colonización evidencian una actitud sectaria y de
complicidad.115 Pues el Evangelio llama a un compromiso integral para con el hombre.
En el contexto africano no basta con tener miles y millones de cristianos; sino que
también es necesario servirlos en sus necesidades. Por eso resulta loable la actitud que
ha caracterizado a la iglesia en los últimos tiempos: una misión más comprometida con
la realidad del hombre africano. “Desde hace más de veinte años, pastores, teólogos,
comunidades religiosas y laicos comprometidos participan con ardor en la búsqueda de
un cristianismo africano que constituya un verdadero desafío para las Iglesias de
África.”116
113 Cfr. Jean-Marc, El grito del hombre africano, 9 - 10. 114 Cfr. 10. 115 Una actitud como esta puede levantar sospechas de que la iglesia sea aliada del poder dominador. Cfr.
Ela, 32. Se cree que “ Sentada a la mesa de Occidente, la Iglesia no habría llevado a los ‘pobres negros’
más que migajas, sin decidirse a sacudir el entorpecimiento de las sociedades saciadas frente al poder
extremado del imperialismo en África, mas allá del velo de la ‘misión civilizadora’ y de la asistencia bajo
todas sus formas.” Cfr. Gibellini, 206. 116 Cfr. 197.
55
Algo que no pasa inadvertido en la teología africana es el clamor por la inculturación.
Muchos teólogos africanos no cesan de clamar por una lectura contextualizada del
Evangelio. Se cree que la vivencia auténtica del Evangelio en el contexto africano
presupone su expresión a la luz del mundo cultural africano.117 Al decir de muchos, la
inculturación debe penetrar todos los ámbitos de la existencia, debe penetrar el mundo
sociopolítico, económico, cultural y religioso, desde la simbología al comportamiento,
pasando por la celebración. En fin, la inculturación debe abarcar la totalidad del hombre
africano, haciendo de todos partícipes de la investigación del mensaje cristiano.
Apostar por la inculturación significa, ante todo, ser partidario de una evangelización
que parta del interior de la propia cultura, ser partidario de una fe cristiana traducida y
expresada a la luz de las categorías culturales de los destinatarios del mensaje
evangélico. Apostar por la inculturación significa, en última instancia, apostar por una
acción evangelizadora que se inspira y se apoya en la propia cultura.
Terminamos observando que lo característico de la teología africana es la apuesta por la
inculturación por este proceso que permite profesar a Cristo a la luz de la cultura
africana.
3.3 OTRAS CONSTATACIONES CRISTOLÓGICAS
3.3.1 Jesus el Hijo
La Escritura se refiere a Jesús como hijo de Dios (Mc. 1:1). Por Jesucristo Dios se ha
comunicado a sí mismo de manera total y absoluta.118 Jesús hijo de Dios es el enviado
del Padre (cfr. Gal 4:4; Rom. 8:3 Jn. 5:23.37).
El título Hijo de Dios “aparece en textos prepaulinos prácticamente como resumen del
mensaje cristiano.119 Jesús es el Hijo y el enviado del Padre que se hace hombre como
nosotros, excepto en el pecado; asume nuestra condición para salvarnos del pecado y
117 Cfr. Magesa, Anatomy of inculturation. Transforming the church in Africa, 165. 118 Cfr. Kasper, 212. 119 Cfr. Gutiérrez, 172-173. El título es de origen muy antiguo. Cfr. 172.
56
elevarnos a la condición divina. En él nos reconocimos hijos de un mismo Padre, por
ende, hermanos.
La cristología se ha referido al proceso de rebajamiento de Jesús como Kenosis, este
proceso mediante el cual Jesús renunció a su condición divina y asumió la condición
humana.
El título Hijo de Dios expresa sin lugar a dudas la máxima vinculación posible de Jesús
con Dios, pues desautoriza las demás filiaciones. (Mc. 13:32).120 No obstante, la
divinidad de Jesús se expresa en su grado máximo en la experiencia de la resurrección,
donde es elevado y constituido el rey de todo (Flp. 2:6-11).
Sin la profesión en Jesús como el hijo de Dios no puede existir la fe cristiana.121
Jesucristo como Hijo de Dios es fuente de filiación divina.122 Por su fidelidad ilimitada
al proyecto del Padre, Jesús fue muerto. Su muerte nunca fue un fracaso, sino una
justificación auténtica de su compromiso definitivo con el reino del Padre. Dios lo
justificó por el hecho de que lo haya resucitado de entre los muertos.123 Es importante
notar cómo se ha argumentado que el acceso a la fe verdadera en Jesucristo, y el
auténtico seguimiento de Jesús se suscita desde la dimensión de ser hijo; pues la
filiación de Jesús es una solidaridad que lleva al hombre a ser hijo de Dios.124
El hijo es igual al Padre y consustancial a él. Saliendo del Padre se solidariza con el
hombre en toda la historia.125 Jesús como hijo nos apela a la fidelidad al formulario
dogmático y cristológico de Calcedonia: Verdadero Dios y verdadero hombre.
Jesús es ejemplo de la filiación divina, por su obediencia incondicional al Padre, esta
obediencia y búsqueda de la voluntad del Padre se hace evidente en la cruz, (Jun.
19:30). Jesús es ejemplo de la humanidad en todos los tiempos y todas las situaciones.
Por su solidaridad con el hombre, Dios elije al hombre en Jesucristo para ser su hijo
120 Cfr. Gutiérrez, 174. 121 Cfr. Kasper, 199. 122 Cfr. Sobrino, XVI. 123 Cor. 15:15. 124 Cfr. Sobrino, 59. 125 Cfr. González, Acceso a Jesús. Verdad E imagen, 150.
57
adoptivo. Por el hecho de hacerse hijo, el cristiano está llamado a aprender de Jesús el
modelo de las tres virtudes cristianas: fe, esperanza y caridad. La existencia de Jesús
consistió en una entrega total al Dios Padre y en la solidaridad ilimitada para con la
humanidad.
En Jesús Hijo, Dios se manifiesta como comunicación, amor y entrega de si mismo;126
en él lo humano se reconcilia con lo divino, y el hombre se hace hijo y hermano
llamado a una vida libre y comunitaria.127
“(…) Jesucristo es forma de lo humano en cuanto El es el evento en el que la verdad de
Dios, que se comunica todo en el Hijo, se da en la historia como hombre y por tanto
como única verdad del hombre”.128 Como hombre y fuente de filiación, Jesús se
transforma en la referencia máxima y obligatoria del creyente.
El título de Hijo instaura, en último análisis, un nuevo mundo relacional entre los
humanos, y estos con Dios. En el ámbito práctico, la filiación de Jesús conlleva a
proyectos e ideales de vida comunes, conlleva a luchas por un mundo más comunitario.
Porque el compromiso histórico de Jesús debe inspirar y orientar la vida del creyente.
3.3.2 Jesús: El primogénito de la humanidad
El es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en el fueron
creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visible y las invisibles los
Tronos, las dominaciones, los principados, las potestades; todo fue creados por él y
para él, él existe en anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia. (Col 1: 15-
17)
126 Cfr. 149. 127 Cfr. Gutiérrez, 176. 128 Cfr. Scola, Antropología Teológica. Manuales de Teología Católica, 200.
58
Nadie ignora lo fundamental que resulta el concepto del Jesús primogénito en cualquier
estudio cristológico. El término primogénito es una categoría neotestamentaria que
suele decir Jesús es el hermano mayor y el primogénito del creyente.129
La primogenidad constituye el centro de toda reflexión de la encarnación en la cual Dios
se asume como hijo para que el hombre llegue a ser hijo de Dios.130 La encarnación es
un plan salvífico que Dios ha establecido desde la creación del universo. La llegada del
Salvador es un hecho de toda la historia de salvación, que se cumple integralmente
cuando llega a los confines de la tierra. Dios se hace hombre, el infinito se hace finito,
lo eterno, temporal y lo inmortal, mortal. 131
Al referirse a Jesús como primogénito no se quiere afirmar que Él sea la primera
creatura y tampoco que haya sido creado en determinado momento. Él es eterno como
el Padre, la Palabra que representa toda creatura; ella es engendrada desde toda la
eternidad. Afirmar la primogenidad de Jesús significa tenerlo como fuente del sentido
del ser, significa poner de manifiesto su relación con el Padre y con la creación. Jesús es
la causa ejemplar de la creación, el modelo de todo lo creado.132 Toda creación procede
de Cristo causa ejemplar.133 Por eso es el modelo de todo lo creado, el primogénito de la
humanidad.
Afirmar el primado de Cristo sobre la creación significa poner en estrecha relación su
obra creadora y redentora. Cristo se asume como primogénito de la humanidad porque
por su pasión, muerte y resurrección instaura una nueva humanidad, una nueva creación
129 Cfr. Sobrino, 79. 130 Cfr. Moltmann, 127. 131 Cfr. www.httt/ Kardic. (sacado en 28 de septiembre de 2008 a las 10 de mañana). 132 Cfr. Silvestre, El es la Imagen de Dios invisible. Una lectura de Col 1. En el V Centenario de la
primera Evangelización, 71. 133 Cfr. 74.
59
reconciliada en Dios.134 En Cristo el hombre se re-crea, se renueva y recibe una nueva
identidad: la de hijo.135
3.3.3 Fe, camino de acceso a la persona de Cristo
La problemática del Jesús histórico y del Cristo de la fe instauró un ambiente que no
pocas veces pone en confrontación la fe y la razón. Porque se cree que mientras a Jesús
histórico se puede acceder con base en la razón, a Cristo de la fe apenas se puede
acceder mediante la fe. Estas posiciones se ven favorecidas por los aportes de las
ciencias positivas. Sin embargo, habría que adoptar una postura donde la fe y la razón se
complementaran, pues el Jesús histórico no se distingue del Cristo de la fe; es la misma
persona. El Jesús que nació, vivió, padeció, murió y resucitó es el mismo que predicó la
comunidad creyente.
El acceso pleno a la persona de Cristo se da apenas a través de la fe. Es la acogida a la
iniciativa de Dios que posibilita la penetración en el misterio de Cristo. El hombre
solamente puede acceder a la persona de Cristo cuando se encuentra en relación con él,
cuando se dispone a encontrarlo en sus palabras y acciones, algo que se consigue desde
la fe. Apenas se puede buscar a Dios y su reino con base en la fe.136 Como Jesús, el
cristiano está llamado a una vida caracterizada por la continua búsqueda de la voluntad
de Dios y por la fe en Dios (Mc. 14: 36); está llamado a una existencia cimentada en la
fe.137 Apenas puede acceder a Cristo el que confía y se mantiene fiel a Dios, el que
apuesta por la fe como camino de superación de los obstáculos que se le imponen a la
razón.
La fe no significa solamente la confianza y fidelidad a Dios, sino también para la
misión. Esta misión es la que Dios le confía a Jesús: trabajar para el Reino. La fe es
134 Cfr. Scola, 91. 135 Cfr. Gonzales, Jesucristo ayer, hoy y siempre, una proposición cristológica para la IV conferencia en
Santo Domingo, 51. 136 Cfr. Sobrino, 72. 137 Cfr. 59.
60
siempre un crecer, un camino hacia la madurez. Ella presupone un camino hacia la
perfección. Jesús mismo, aunque fuera Dios, tuvo que sufrir, ofrecer ruegos y lágrimas
para llegar a la perfección.138
Un acercamiento atento al proceso de la fe de Jesús permite constatar cómo su fe fue
creciendo y desarrollándose en la medida que su relación con el Padre iba creciendo
(Lc. 22:39-44). La fidelidad de Jesús al proyecto del Padre presupuso su abandono
incondicional a Él.
La fe rompe con las propias barreras, hace que la persona trascienda los propios
condicionamientos y se abra a otros mundos. Jesús mismo tuvo que romper con sus
propias fronteras geográficas, políticas, económicas, socioculturales y religiosas. Pero la
fe se vive desde la libertad. En las tentaciones Jesús estuvo libre para aceptar o negar el
proyecto del Padre (Mc. 1:12-13).
La fe instaura un mundo de doble relacionalidad, una vertical y otra horizontal. El
creyente teje relaciones para con Dios y para con los humanos; no prioriza unas
relaciones en detrimento de otras. El creyente vive a la vez su condición de hijo y de
hermano, se interesa por el proyecto de Dios y el proyecto de los hombres. En suma, la
fe no solo hace posible el acceso a Cristo, sino que también, y más aún, inspira un
modelo de vida característico, que se alimenta del amor a Dios y al prójimo.
138 Cfr. 68.
61
CAPÍTULO IV
LA CULTURA CHAGGA A LA LUZ DEL EVANGELIO
4.1 NOTAS PREVIAS
En este capitulo nos referiremos a la cristología, eclesiología y pastoral que han
acompañado la evangelización chagga. Se trata de una visión netamente panorámica,
por lo que no abarcará la totalidad del proceso evangelizador chagga.
4.2 DIMENSIÓN CRISTOLÓGICA
4.2.1 Una visión introductoria
Nadie ignora lo problemático y desafiante que representa el problema cristológico. El
abordaje sobre la persona de Cristo ha tenido, a lo largo de los tiempos, varios matices y
enfoques. Unas veces el hombre ha apuntado más lo humano de Cristo, en detrimento
de lo divino, y vice-versa. Otras veces, se ha buscado una visión unitaria de la persona
de Cristo. Estas visiones han dado lugar a disputas cuyas secuelas continúan aun
presentes en muchos creyentes y tratados teológicos.
Tres son los caminos fundamentales de los que el hombre se ha servido para abordar la
cuestión cristológica. El uno se conoce como cristología descendente, que parte de
arriba y de lo divino de Cristo. En segundo lugar está la cristología ascendente, que
parte de abajo y lo humano de Cristo. Por último, encontramos la cristología que se
sirve de la experiencia del creyente. Todas esas cristologías tienen implicaciones
eclesiológicas y pastorales que también se hicieron patentes en el universo Chagga.
4.2.2 Cristo en la cultura chagga
Un miramiento atento al universo chagga permite constatar que Cristo dialoga con la
cultura de este pueblo; asume sus valores y trabaja sus antivalores. Él promueve y
defiende la dignidad, la fraternidad, la solidaridad, el amor, la compasión y la inclusión.
Todas las culturas poseen valores y anti valores. Diríamos, en pocas palabras, que en el
62
mundo chagga se realiza el ideal del Concilio Vaticano II, el de hacer que el Evangelio
irradie las culturas.139
Pues, Cristo se preocupa por el hombre chagga como sujeto de la cultura, de esa
realidad que permite perpetuar abundantemente la vida con base en códigos,
costumbres, prácticas y normas, creencias y rituales.140 La cultura es quien caracteriza
la dimensión sociopolítica, cultural y religiosa del hombre chagga,141 quien permite que
el hombre se relacione consigo mismo, con Dios, con la naturaleza y con los demás. Por
eso, la urgencia de la inculturación. Apremia poner en marcha un proceso dialógico
entre el Evangelio y la cultura que permita servir correcta e integralmente al hombre
chagga. Creemos que ha llegado el tiempo de ir superando los etnocentrismos que han
sido nefastos en muchos procesos evangelizadores. La propuesta de la inculturación se
abordará con profundidad en el apartado que se refiere a la pastoral.
4.2.3 Una cristología teórica
Las reflexiones cristológicas occidentales influyeron sobremanera en la práctica pastoral
de la Iglesia en el mundo chagga. La prevalencia de la cristología descendente o
deductiva instauró una Iglesia cerrada, cuyo interés residía en su proprio destino. En esa
Iglesia prevalecía el aspecto teórico. La Iglesia se limitaba fundamentalmente a
transmitir contenidos que deberían ser asumidos sin interesar la situación del hombre.
Nos vienen a la memoria acá aquellas instrucciones catequéticas y homiléuticas cuyo
afán era la instrucción de los fieles en los componentes doctrinales del cristianismo. A
los creyentes les urgía tener de memoria aquello que aparecía consignado en los
manuales de catequesis. Era deber de todo fiel tener un mínimo de ideas sobre la
Santísima Trinidad, los dogmas, la virgen María, los santos, el misterio de la Iglesia,
entre otros. La Iglesia, en últimas, se dedicó al principio a poner en práctica en el
pueblo chagga la cristología teórica elaborada en el occidente.142
139 Cfr. Documentos del Concilio Vaticano II, 112. 140 Cfr. http://wikipedia libre. (sacado en 16 de octubre de 2009 a las 10 de la mañana). 141 Cfr. http://wikipedia libre. (sacado en 16 de octubre de 2009 a las 10:30 de la mañana). 142 Cfr. Gibellini. 26.
63
Quizás lo anterior nos autorice a afirmar que los primeros pasos del cristianismo entre
los chagga se caracterizaron, entre otras cosas, por la ignorancia a la propia realidad143
del hombre, como ser individual y comunitario, cuya vida contempla altibajos.
La primera evangelización chagga sembró una vida cristiana netamente teórica. La
propia fe fue incapaz de formar e informar la vida. El hombre fue más imitador de
Cristo que su seguidor. Su interés se centraba en la persona de Jesús (la que había que
conocer y tenerla de memoria), y no en el destino y el proyecto por el anunciado. La
propia caridad entendida como encarnación del amor continuaba siendo una pura
añoranza. Lo que prevalecía eran prácticas paternalistas y asistencialistas del misionero
hacia el pueblo. La fe fue incapaz de cultivar un hombre adulto, que supiera también
cómo pescar, en lugar de ser puro destinatario del pescado. Por ello, fue difícil, para no
decir imposible, encontrar hombres y mujeres que dispusieran a anunciar la buena
nueva.
En lo tocante a la moral, pareciera que muchos cristianos no tuvieron a Cristo como
referencia obligatoria a la hora de tomar las decisiones, puesto que muchas de sus
acciones eran anti evangélicos. En el terreno vivencial religioso se asistía a un
sincretismo de grandes proporciones, incluso había gente cuya vida se caracterizaba por
el dualismo religioso. Nos referimos acá a los que se podrían llamar cristianos de medio
día, pues por la mañana se dedicaban a lo cristiano, yendo a la iglesia y asistiendo a los
cultos, y por la tarde regresaba a su mundo de vida donde lo que reinaba era la religión
tradicional.
Por último, el cristianismo que recibió el chagga en los primeros tiempos fue incapaz de
cuestionar la propia realidad vigente.144 Podríamos asegurar, aunque con reservas, que
fue ajeno al propio mundo de vida chagga. Ese cristianismo no tuvo la valentía y la
voluntad necesaria para servir integralmente al hombre chagga, liberarlo de todas las
ataduras y asegurarle mejores tiempos. Prueba de esto está en el silencio eclesial frente
a las prácticas colonialistas y esclavistas llevadas a cabo por el accidente en tierras
chagga.
143 Cfr. Marealle. 121. 144 Cfr. 120.
64
4.2.4 Hacia una cristología práctica
Antes que nada, amerita registrar que resultaría incorrecto no reconocer lo bueno que
representó la vivencia arriba mencionada. Pues, a pesar de sus limitaciones, la
evangelización que se centró en la implantación de la Iglesia y la transmisión de la
doctrina condujo a muchas conversiones y sembró una vida cristiana digna del nombre,
aunque se limitara esencialmente a lo cultico y doctrinario.
Para responder a los vacíos dejados por este estilo de cristianismo, la Iglesia optó por
una evangelización más integral. Para eso, fue determinante los aportes y la influencia
del Concilio Vaticano II. Inspirada en esta magna asamblea, la Iglesia peregrina en el
mundo chagga se interesó con la suerte del hombre, como ser corporal y espiritual. Es
más, buscando ser fiel a las recomendaciones conciliares, la Iglesia apostó por la
inculturación, el diálogo interreligioso y el ecumenismo,145interesándose por la vida,
esta Iglesia se puso a la tarea de rescatar y dignificar a la mujer, de formar e informar a
los jóvenes y de promover una sana niñez.
Con lo anterior queda claro que, en los últimos tiempos, la Iglesia chagga ha apostado
por procesos evangelizadores integrales, que, día tras día, buscan ser fiel al contexto
para responderle satisfactoriamente. Y en eso prima una cristología práctica, cuyo
interés reside más en el lenguaje y contenido pastoral. Tal vez se podría hablar de una
cristología que quiere ser encarnada y liberadora, como fue en el contexto
latinoamericana.
Desde la realidad actual, la cristología en el mundo chagga, más que indagar la
identidad de Cristo, busca descubrir qué significa él para el cristiano, cuál es su
proyecto respecto a la existencia humana146 y cuál puede ser el camino pastoral que
asegure la liberación del hombre.
Sin embargo, queda mucho camino por recorrer. Porque el Evangelio debe penetrar
totalmente la vida chagga, formarla e informarla. El Evangelio debe permear la vida
sociopolítica, económica, cultural y religiosa. En una sola palabra, el Evangelio debe
penetrar toda la vida chagga. 145 Cfr. The African Synod, A personal Response to the Outline Document. Aylward Shorter, 87. 146 Esta es la actitud de la cristología contextualizada, como la fue la latinoamericana. Cfr. Sobrino, 18.
65
El Evangelio debe permitir al chagga forjar un estilo de vida donde reine el amor, el
perdón, la justicia, la solidaridad y la paz. Se trata aquí de promover una evangelización
que permita cultivar hombres y mujeres cuya vida transparente el reino.
Pues, la vida cristiana debe significar un seguimiento comprometido por Cristo y por el
hombre, debe significar una opción decidida por la causa humana, sobre todo la de los
marginados y desfavorecidos. El destino del cristiano debe ser el del Maestro. Si con la
vida de Jesús se irrumpió un nuevo mundo entre los hombres, también con la vida del
creyente debe nacer una nueva humanidad, reconciliada y reconciliadora, servidora del
reino y atenta al destino del hombre. Hoy más que nunca, la vida cristiana debe ser
fuente de resurrección y de vida plena.
4.3 DIMENSIÓN ECLESIOLÓGICA 4.3.1 Planteamiento del problema
Nadie ignora la profunda relación que hay entre cristología, eclesiología y pastoral. Pues
la Iglesia entendida como pueblo reunido en Cristo Jesús depende en gran escala de la
idea que se tenga de éste. La acción pastoral entendida como toda la acción de la Iglesia
depende del concepto que se tenga de Iglesia y de la misión de Cristo. Por último, la
cristología se concreta en la vida eclesial y la acción pastoral. En fin, la cristología, la
eclesiología y la pastoral son realidades inseparables.
Varios han sido los modelos eclesiológicos presentes en el mundo chagga. Sin embargo,
nos limitaremos acá apuntar dos de ellos, los que juzgamos sobresalientes e
importantes.
4.3.2 Iglesia como sociedad perfecta
La comprensión de la Iglesia como sociedad perfecta pide necesariamente el apelo al
mundo político. Creemos que apenas concepciones políticas autosuficientes pueden
suportar una concepción eclesial también autosuficiente. La idea de Iglesia como
66
sociedad perfecta hecha raíces en la teoría política griega. Allí el estado perfecto era el
que poseía todo lo necesario para la consecución de sus ideales. Dicho de otra manera,
era perfecto aquel estado que no necesitaba apelar a otras entidades institucionales para
la realización de su misión.
La Iglesia “sociedad perfecta” era autosuficiente. Presumía ella poseer todo lo necesario
para la realización de su misión. Fruto de eso, cultivaba un aire de superioridad y de
desprecio hacia lo diferente. A nivel organizativo, esta Iglesia se basaba en una
estructura jerárquica y piramidal, donde las personas se disponían según dignidades.
Ella gozaba de un poder legislativo, ejecutivo, judicial y coactivo. Se trató de una
concepción eclesiológica que había nacido como pura postura teológica, pero que pasó a
la aplicación práctica. Paulatinamente, el magisterio la fue incorporando en sus
enseñanzas hasta llegar el tiempo de defenderla a toda costa. No pocos Pontífices se
refirieron a esta Iglesia. Se menciona, a título de ejemplo, a León XIII y Benedicto
XIII. El propio Vaticano I la defendió sin desfallecer.
En la Iglesia “sociedad perfecta” prima la institución y la autoridad. La transmisión de
los valores evangélicos queda relega al último lugar.
La primera evangelización chagga se sirvió significativamente de este modelo eclesial.
La Iglesia peregrina en los chagga se asumió en estos tiempos como una institución
poderosa, dotada de un orden. En ella prevalecía la institución y la autoridad. Se creía
ella ser una institución capaz de castigar. La Iglesia que el chagga recibió en los
primeros tiempos era más maestra que discípula, más instructora que educadora. En su
proceso evangelizador se mostraba hostil ante lo diferente. No pocas veces se dio a la
tarea de condenar a las costumbres y prácticas religiosas chagga.147 Pareciera ella estar
decidida a conquistar al chagga en todas las dimensiones, materiales y espirituales.148
En la Iglesia “sociedad perfecta”, el misionero desarrolla una mentalidad y actitud
paternalista y asistencialista. Para él, los fieles son puros destinatarios del mensaje
salvífico de Dios, unas tabla razas que hay que llenar con los valores evangélicos. Y
147 Acá faltaba el ideal de la inculturación, tanto defendida en los últimos tiempos. Cfr. The Africa Synod,
54. 148 Cfr. Marealle, 125.
67
como era de esperar, la acción pastoral llevada a cabo en esta Iglesia produjo a hombres
y mujeres infantiles, incapaces de orientarse por sí solos, a hombres y mujeres que no se
asumían como misioneros.
4.3.3 Cuerpo místico
La concepción de Iglesia como cuerpo místico de Cristo se centra en la idea de que su
misterio se halla en profunda relación con el misterio de Cristo. Ella no se puede
entender sin relacionarla con la persona de Cristo. Al igual que Cristo, se cree ser
dispensadora universal de la gracia.
La Iglesia cuerpo místico de Cristo es una sociedad visible, jerárquica, fundada por
Cristo para continuar en la tierra su misión santificante, bajo la animación del Espíritu
Santo.149
La Iglesia cuerpo místico de Cristo se ofrece como una continuación de la Iglesia
fundada por Cristo y transmitida por los apostales. Ella continúa a Cristo a través de su
doctrina y su jurisdicción. En la Iglesia cuerpo de Cristo es jerárquico; su cabeza es
Cristo mismo visibilizado en Sumo Pontífice. Una conclusión lógica de la última idea
tendría que ser la comunión de todos los fieles. Sin embargo, en la Iglesia comunión
prevalece el orden jerárquico basado en las dignidades eclesiales. El propio Pontífice
sobresale en el colegio episcopal; él es el pontífice, la presencia viva de Cristo. Por lo
tanto, hay que reverenciarlo.
Otro peligro que corre la iglesia como cuerpo de Cristo es el de que ella se identifique
con el reino de Dios. Pues, al hacerlo la Iglesia mina el terreno del ecumenismo y del
diálogo interreligioso. Incluso puede llegar a repetir y a reafirmar aserciones que le han
causado daño y han llevado a malentendidos eclesiales y religiosos, como aquella que
asegura que “fuera de la Iglesia no hay salvación”, o que la Iglesia católica tiene la
plenitud de los medios de salvación.150
149 Cfr. http://www. Radioestrelladelmar.com/Jesús/jesus_iglesia.htm, (sacado el 24 de septiembre de
2009 a las 11de la mañana). 150 Cfr. UR, 3.
68
La Iglesia cuerpo místico de Cristo hizo sentir sus influencias entre los chagga. Fue ella
que apeló incesantemente a la atención al Papa, la que ignoró el ecumenismo y el
diálogo interreligioso. La iglesia cuerpo místico de Cristo sobrevaloró la vida
sacramental, a la vez que se afanó a construirse institucional y visiblemente. Casi
siempre tendió a postularse como una sociedad plena y perfecta, porque era la
realización terrena del reino.
4.3.4 Iglesia comunión
El abordaje de la Iglesia chagga como Iglesia comunión demanda necesariamente
referirse al Concilio Vaticano II. Es verdad que muchas notas características de esta
Iglesia las debe a este Concilio, considerado como uno de los eventos más importantes
de la Iglesia en los últimos tiempos.
Es más que verdad que el Concilio Vaticano II se presentó una renovación total de la
Iglesia en su ser y en su misión. Sin embargo, lo que nos importa, por ahora, es
referirnos al proyecto eclesiológico de esta magna reunión. El Concilio Vaticano II
definió la iglesia como pueblo de Dios (LG 9), sacramento o signo e instrumento de la
íntima unión con Dios y de la unidad de todo género humano (LG 1). La Iglesia, al
decir del Concilio, está llamada a la construcción del reino, al servicio universal del
hombre. Ella contempla a hombres y mujeres cuyos dones deben ser puestos al servicio
de la edificación comunitaria.
Inspirada en los ideales del Concilio, la Iglesia chagga desarrolló una fisionomía tan
característica y peculiar que no se la puede comparar con ninguna otra. En primer lugar,
esa iglesia apostó por el regreso a los orígenes, que son Cristo mismo.151 En él,
descubrió el deber de la unidad, de la fraternidad, el amor mutuo, los servicios gratuitos
y la solidaridad. Diríamos, en pocas palabras, que la renovación cristológica chagga
condujo a la renovación eclesial.152
151 Para muchos teólogos, la iglesia debe fundarse siempre el Cristo. Cfr. Bénézet, 85. 152 La calidad de la Eclesiología depende en gran parte en la calidad de la cristología. Cfr. Mugambi y
Magesa, Ed. The Church en African Chrisatianity. Innovative Essays in Ecclesiology, 111.
69
Otro elemento que se recibe con agrado en la Iglesia chagga es el de la vida ministerial.
Buscando vivir el sacerdocio común de los fieles,153 la Iglesia en el mundo chagga ha
optado por una Iglesia ministerial, por una Iglesia donde el compromiso de cada
creyente resulta siempre necesario (Cor. 12:14-30). Por lo demás, entre los chagga se
hace todo el esfuerzo para que el sacerdocio común de los fieles y el ministerial anden
de la mano en una perspectiva complementaria.
La Iglesia chagga de los últimos tiempos ha decidido trabajar siempre atenta a la
situación del hombre. Y esta actitud permite que se sirva al hombre en su integralidad,
que el Evangelio penetre toda la existencia humana. Desde el carisma del Instituto de la
Consolata para las Misiones se hablaría del doble compromiso cristiano: Anuncio del
Evangelio y la promoción humana154 Hoy más que nunca, la Iglesia chagga pone en
marca acciones evangelizadoras que sirven al mundo de la vida,155 sobre todo de los
necesitados. Esta perspectiva pastoral permite que el hombre descubra la verdad de
Cristo y tome consciencia de los hechos diarios.156
Habría que notar que los últimos años de la Iglesia chagga, como pasa con muchas
Iglesias africanas,157 se han caracterizado por un afán de inculturizar el Evangelio, de
poner en diálogo la fe con el Evangelio.158 Muchas son las iniciativas que hacen posible
la inculturación. Por un lado, están los estudios que permiten poner en el diálogo el
Evangelio con la cultura. Por el otro, están todos los procesos de discernimiento que
permiten el enriquecimiento mutuo entre el Evangelio y la cultura, y la paulatina
superación de la dicotomía de la fe chagga.
El cambio eclesial chagga se acentúa en los años 90. Fue sobre todo en esta década que
la iglesia aposto por una misión más cercana a la gente, una misión al servicio de la vida
153 Una de las conquistas del Concilio Vaticano II fue justamente el rescate del sacerdocio común de los
fieles (LG 10). 154 Cfr. Instituto Misiones Consolata. XI Capitulo General. Actas Capitulares, 25. 155 Cfr. Bénézet, 85. 156 Cfr. Lorda, Antropología. Del concilio Vaticano II a Juan Pablo II, 146. 157 Cfr. Imbisa, Inculturaçäo, 1. 158 Cfr. Lorda, 67.
70
concreta.159 Para ello fueron de inestimable valor las pequeñas comunidades, estos
núcleos que hacer posible compartir la fe y la propia experiencia de vida. En ellas se da
el conocimiento mutuo, el compartir de la propia realidad; es más, en estas comunidades
se hace posible el orar y el trabajar juntos. Aunque tenga problemas,160 creemos ser este
el ideal eclesial apropiado para el mundo chagga, que permiten transformar, recrear y
redimir al hombre y la mujer chagga.
Otro elemento característico de la iglesia peregrina en el mundo chagga es la apuesta
por el diálogo. La iglesia chagga dialoga con el mundo que la rodea y la realidad del
hombre para poder poner en marcha un proceso evangelizador que resulte significativo.
Diríamos que a la luz del Concilio Vaticano II, la iglesia chagga asumió como camino
evangelizador el diálogo con el mundo. Se trata de una apuesta que hace posible el
enriquecimiento mutuo, pero sin perder la propia identidad.
En suma, la Iglesia chagga ha buscado en los últimos tiempos promover procesos
evangelizadores integrales, que exigen tener en cuenta la realidad vivida y el mundo
cultural. Para ello, se da a la tarea de referirse a todos los ámbitos de la vida.161
4.4 DIMENSIÓN PASTORAL
4.4.1 Una evangelización integral
Entre el mensaje de salvación y la cultura humana se descubren muchas conexiones.
Dios, revelándose a su pueblo hasta el momento de su plena manifestación en su Hijo
encarnado ha hablado según la cultura propia de aquellas edades.162
159 La solidaridad para con el hombre es también solidaridad para con Cristo. Cfr. Concilio Vaticano II,
Documentos completos, 18. 160 Cfr. Domingues, 103. 161 Cfr. Gachoka, Opción Evangelizadora para la Cultura Kikuyu de Kenia: Desde una perspectiva
Antropológico ministerial, 51. 162 Cfr. Concilio Vaticano II, 171.
71
Nadie ignora que a la Iglesia le ha urgido siempre anunciar el evangelio apoyándose en
las categorías culturales de sus destinatarios. Aquellas veces que la iglesia no tomó a
pecho este imperativo acabó fraguando en aguas turbulentas. El hombre es un ser
cultural, pues hace la cultura y esta hace posible su existencia. Por lo anterior se podría
decir que el hombre es doblemente cultural. La cultura forma e informa la vida
humana. Por ende, la evangelización debe penetrar y permear el universo cultural; debe
afirmar los valores y transformar los antivalores.163 Todo para transformar al hombre
desde lo profundo de su ser.164 En definitiva, la opción por una evangelización más
integral que se refiera al mundo cultural debe propiciar un enriquecimiento mutuo entre
el Evangelio y la cultura, debe hacer que las dos realidades se recreen recíprocamente,
superando el choque entre la fe y la cultura.
La acción pastoral chagga tiene necesariamente que tomar conciencia de la historia
eclesial que la precedió. Porque en muchos hombres y mujeres prevalecen secuelas de
aquella evangelización muchas veces impuesta a fuerza e identificada como un camino
civilizador (quizás lo mejor fuera hablar de occidentalización en lugar de civilización).
La praxis del Evangelio en el mundo chagga demanda ineludiblemente renunciar a
cualquier pretensión de superioridad y etnocentrismo. Hoy resulta inapropiado volver a
aquellas mentalidades que asumían al chagga como alguien carente de capacidades para
asumir adecuadamente la vida cristiana.165
4.4.2 Una evangelización contextualizada
Otro aspecto que puede acabar siendo de suma importancia en la evangelización chagga
es el de la contextualización.166 En eso, a la pastoral le urgirá contextualizarse, tener en
cuenta la realidad que la rodea. No menos importante será la contextualización
163 Cfr. The African Synod, 52. 164 Cfr. Gachoka, 79. 165 Cfr. Aguilar, 115. 166 El afán de la contextualización eclesial en el mundo africano también se da en el panorama teológico.
Cfr. Mveng, 256.
72
lingüística. Pues el lenguaje pastoral debe ser significativo para la vida de la gente. Lo
importante quizás no sea la transmisión de unos contenidos, sino mas bien el hecho de
que esos contenidos iluminen la propia vida, promuevan procesos emancipadores y
liberadores, en un mundo azotado por la pobreza, la discriminación, la marginación, el
hambre, la enfermedad, entre otros. ¿Y la teología, qué?
Creemos necesaria la reflexión teológica en la Iglesia chagga. La pastoral chagga debe
servirse de unas pautas diseñadas a la luz de la realidad y el contexto. La palabra debe
ser leída a la luz de la propia vida, porque Dios habla al hombre en su propio contexto y
de acuerdo a su mundo existencial. Habrá que tener en cuenta que el contexto chagga no
es idéntico a ningún otro; ni repite ni produce ningún otro; el discurso chagga no puede
elaborarse a partir de una tradición considerada como un “en sí” separable de la
experiencia histórica chagga.167 Debe ser a la luz del propio contexto, como lo fue la
identidad de Jesús.168 Jesús al encarnarse en el mundo judío asumió todo lo que este
significaba, se hizo hombre igual a todo, exceptuando en el pecado (Fil. 2:6-11) Jesús
nació judío, vivió y murió judío. La cultura judía lo acompañó y lo sirvió en su
peregrinaje en este mundo.
La evangelización chagga debe ir más a fondo, debe referirse a la cosmovisión y al
mundo de los valores, debe penetrar todo y todo permear. Al evangelio le urgirá
combatir ahincadamente todo aquello que impide que se haga un verdadero y auténtico
seguimiento a Jesús. Todo aquello que separa y aísla debe dar lugar al amor, a la
fraternidad y la comunión. Jamás la iglesia chagga ose renunciar a un mundo
incluyente, que se muestre ajeno a los últimos, los marginados y socialmente excluidos,
sobre todo a las mujeres.169
167 La afirmación se refiere originalmente al contexto africano en general. Nosotros creemos que la misma
se puede aplicar muy bien al contexto chagga. Cfr. Mveng, 278. 168 A Jesús se le llama “Jesús de Nazaret” (Mc. 1: 24). 169 Uno de los ideales y prácticas de Jesús fue el de la inclusión de los marginados, sobre todo de las
mujeres. Cfr. Boff, Jesucristo y la liberación del hombre, 1286.
73
No sobra también apuntar que al Evangelio le apremiará, en el mundo chagga, combatir
todo aquello que se ofrezca como antivalor. En primer lugar, tendrá que combatir la
exclusión femenina. El evangelio debe propiciarle a la mujer la plena dignidad e
inclusión social y el protagonismo que merece; debe defender la inalienable igualdad
entre hombre y mujer, ambos creados a la imagen y semejanza de Dios. (Gn. 1: 27). En
fin, el Evangelio debe hacer del hombre y la mujer nuevas creaturas. Para ello será
determinante la implantación del mayor mandamiento: el amor.
4.4.3 Ante prácticas conflictivas
Otro terreno donde el evangelio tendrá que envidar esfuerzos es el de la brujería. No
pocos chagga dan crédito a esta práctica. El chagga cree que el brujo puede atraer el
mal, la desgracia y la ruina. Muchas enfermedades, incluso muertes, se atribuyen a la
brujería. La brujería llega a permear muchas esferas de la existencia. Su arraigo la ha
transformado en un componente de la propia tradición. Además de causar desconfianza
y malestar, la brujería siembra temor, miedo, incertidumbre y conflictos sociales. Los
brujos, en sui generis, sufren la discriminación y la victimización, muchas veces bajo
formas de chivo expiatorio.170 Quizás convenga reconocer con Benedicto XVI, el
miedo que el africano siente ante el fenómeno de la brujería, ese fenómeno que
desconcierta a cristianos y no cristianos.
Al decir de Laurent Magesa, la brujería es una fuerza súper natural;171 el brujo aparece
como alguien dotado de poderes extraordinarios y súper naturales, que lo capacita para
intervenir en la vida personal y comunitaria, influyendo en su propio destino. Se trata de
poderes que buscan exclusivamente causar el mal, sembrar el dolor y el malestar.
170 En la perspectiva filosófica girardiana el chivo expiatorio es una victima inocente cuyo padecimiento y
muerte propicia la reconciliación entre dos partes en conflicto. Cfr. http://wikipedia. Org/wiki/René%
C3%A9_Girard, (sacado el 29 de septiembre de 2009 a las 1 de la tarde). 171 Cfr. http://allafrica.com/stories/200904030798.html. (sacado el 4 de agosto de 2009 a las 9 de la
mañana).
74
El chagga concibe la brujería como una realidad hereditaria o algo que se puede adquirir
por vías comerciales. Pues a la mayoría de los que descienden de familias que hayan
tenido alguien identificado como brujo con frecuencia se identifica como bruja,
independientemente de que se compruebe su inocencia o complicidad. Asimismo, se
cree que muchos brujos lo son porque lo han comprado.
Frente a la realidad de la brujería, el Evangelio, apoyándose en la fe y en la razón,
tendrá necesariamente que afirmar la bondad y la omnipotencia de Ruwa, de Dios, que
todo puede, y cuya acción busca siempre el bien. Además, le ameritará al Evangelio
anunciar a Cristo que todo vence, incluyendo las propias fuerzas oscuras. La conducta
humana debe, en últimas, inspirarse en Cristo Jesús, el vencedor del dolor y de la
muerte. Pues, ningún cristiano debe vivir aprisionado por falsas alarmas y fuerzas
oscuras, porque Cristo es la luz (Jn. 8:12) el camino, la verdad y la vida. (Jn. 14:6).
Ante las heridas causadas por la brujería, el Evangelio tendrá que abogar por el perdón,
la reconciliación y el amor, incluso a los enemigos;172 El Evangelio debe promover
relaciones epifánicas173 que convoquen a la comunión vertical y horizontal174 con base
a la apertura hacia lo infinito.
4.4.4 Una pastoral que responde a los nuevos desafíos
Apuntamos a la globalización como otro desafío que el evangelio tendrá que enfrentar
en el mundo chagga. Pues la iglesia no podrá mantenerse inerte e indiferente ante
fenómenos de exclusión y marginación sociopolítica y económica. A la inversa, se
alzará en pro de la comunión de los bienes y de la afirmación de la centralidad y
dignidad del ser humano. Cuestionará incesantemente el endiosamento del capital y la
prevalencia de una mentalidad económica sacrificialista, que incluso llega a relativizar
la propia vida.
172 Cfr. The African Synod. 107. 173 Las relaciones epifánicas son aquellas que permiten descubrir la presencia de Dios entre los humanos.
Cfr. Rahner, 73. 174 Cfr. 77
75
Todo lo anterior presupone una renovación eclesial y pastoral, presupone apostar por
caminos liberadores que hagan real la renovación y la universalización del mensaje
cristiano. La evangelización chagga demanda responder práctica y adecuadamente a los
desafíos que se le imponen al hombre. Se trata, pues, de esa evangelización que propicia
la renovación eclesial175 y la inculturación del evangelio.176 Pero, ¿bajo cuál
perspectiva?
La evangelización en el mundo chagga ha de servirse de perspectiva dialógicas. Porque
creemos que será solamente con base del diálogo que se incrementarán las búsquedas
del bien y se combatirá todo aquello que se ofrezca como malo. Se trata aquí de un
diálogo que debe envolver el Evangelio y la cultura,177 para no limitarse a lo marginal.
A lo anterior habrá que sumarle la idea que la evangelización chagga debe tener al
Evangelio como su guía. Ella debe ser la extensión histórica de la misión de Jesús. Pues
Jesús es nuestro modelo pastoral; en él encontramos los caminos que posibilitan la
edificación del Reino.178 No se trata, por lo tanto, de implantar puras lógicas nuestras,
que a lo mejor acaban realizando nuestros proyectos, y no los de Dios.
175 Cfr. Kasper, 13. 176 Cfr. Imbisa, Inculturaçäo, 3. 177 Cfr. Kasper, 23. 178 Hay que dar cuenta que Jesús nunca explica lo que es el reino de Dios. Sin embargo él constituye el
centro de toda su predicación. Lo seguro es que ese reino ya está cerca. Cfr. 86.
76
CONCLUSIÓN
Hemos llegado al final de nuestra reflexión, una feliz y fructífera experiencia que nos
permitió acercarnos objetivamente al mundo chagga. Entre altibajos pudimos penetrar la
cosmovisión y la vida religiosa chagga. Nos queda ahora hacer las últimas
consideraciones.
De entrada, reconocemos lo valioso que significó el trabajo. El nos permitió hacer una
síntesis entre la teoría (lo aprendido en la academia) y la práctica (la vida concreta
chagga y la aplicación de la teoría). Todo eso transformó la teología en algo útil, la sacó
de lo puramente genérico y abstracto y la insertó en la vida concreta.
Otra constatación que se desprende de la reflexión es que la inculturación resulta
siempre necesaria en el mundo chagga. Se puede afirmar, por lo tanto, que la teología
chagga debe, entre otros, apostar por caminos reflexivos que hagan posible el diálogo
entre el Evangelio y la cultura. He aquí un aporte al conocimiento en general y la
teología en particular.
La reflexión puso en evidencia que la vida cristiana depende en gran medida de la idea
que se tenga de la identidad y significado de Cristo. Se podría acá notar que urge un
cristianismo donde Jesús no solo hable por el chagga, sino también, y más aún, desde el
mundo chagga. El mensaje cristiano debe permear toda la existencia chagga, debe
formar e informar la vida del creyente. Hoy más que nunca apremia la encarnación y la
contextualización de Jesús en la cultura chagga, apremia la inculturación del Evangelio
para que éste resulte práctico y significativo, se refiera a todo universo existencial,
sociopolítico, económico, cultural y religioso. Entendemos que apenas un Jesús
expresado bajo categorías culturales africanas puede ofrecerse como antepasado,
maestro, hermano, liberador y consolador.
Nadie ignora que el camino dibujado por la Iglesia y algunos teólogos de la
inculturación ha sido fructífero. Sin embargo, queda mucho trozo por recorrer, mucho
camino por hacer. La inculturación no ha alcanzado su punto definitivo; a la inversa,
está en sus comienzos. Habrá que promover iniciativas que permitan el franco y
77
profundo diálogo entre el Evangelio y la cultura chagga. Resultará siempre necesario
promover reflexiones teológicas que contribuyan a la construcción de caminos que
respondan a los desafíos existenciales del pueblo chagga.
La inculturación africana debe apostar por procesos serios y profundos, por procesos
más englobantes; debe apostar por procesos más vitales donde la teoría se conjugue con
la práctica. Creemos que no basta con adaptar ritos y celebraciones (que se podría
entender como africanización de la fe), sino que se necesita un vuelco radical de la
mentalidad. La Iglesia peregrina entre los chagga se ve en la necesidad de emprender
caminos cada vez mas significativos que den lugar a una vida cristiana más autentica y
comprometida, una vida cristiana acorde con el Evangelio y la cultura.
La inculturación chagga exige no pocos esfuerzos; exige una renovación cristológica y
eclesiológica, una renovación cultural y mental; en suma, una renovación que permita la
superación de cualquier tendencia etnocentrista. Juzgamos que el eje central de toda
inculturación del evangelio en el mundo chagga debe consistir en la revolución
cristológica. Cristo debe encarnarse en la cultura chagga y asumir su rostro. El chagga,
a su vez, debe entender a Cristo a la luz de su cosmovisión y filosofía de vida.
No menos importante será la revolución eclesiológica. La iglesia chagga está llamada a
asumir un rostro característico, está llamada a ser hija y madre, discípula y maestra, está
llamada a ser fuente de fraternidad y de la liberación. En definitiva, la inculturación
chagga demanda la superación de todo un proceso histórico que no ha sabido valorar lo
suficientemente la cultura y el hombre chagga, y apostar por caminos de comunión y de
participación. (Después de una larga experiencia de contacto entre el Evangelio y la
cultura chagga se notan hoy algunos vacios y debilidades a nivel metodológico;
pareciera que la Iglesia no adoptó caminos que resultaran de veras fructíferos, caminos
que convocaran al encuentro e hicieran posible la comunión y la construcción de un
proyecto común).
La inculturación chagga debe referirse a todo universo existencial chagga, debe referirse
a todas las esferas de la existencia, a la esfera política, económica, sociocultural y
78
religiosa. Es más, la inculturación chagga debe contar con el aporte y el protagonismo
del propio chagga, para que no le resulte ajena.
Una última palabra merece el contenido como tal. El pueblo chagga se define desde lo
individual y lo comunitario; su existencia gira alrededor de la vida y del proyecto
común. El individuo se define desde la pertenencia. Todo chagga está llamado a la
edificación de la comunidad.
Socialmente el pueblo chagga tiene como referencia última la familia. En ella se gesta y
desarrolla la vida; nace y crece el individuo. En lo tocante a la cultura, esta comporta no
pocos valores, que en su todo concurren para la realización del hombre. La cultura
chagga alberga elementos africanos, asiáticos y occidentales que la hacen una cultura
sincretista.
El chagga es un hombre de fe; cree en Dios y en todas las fuerzas espirituales, vive y
celebra la fe; se abre a Dios y a los antepasados. En una sola palabra, el chagga es un
hombre profundamente religioso.
El chagga vive la fe cristiana, esta fe que al principio se sirvió de caminos impositivos y
monológicos. Al principio acogió a esta iglesia “importada” del occidente. Sin embargo,
con el paso del tiempo se ha ido apropiando de la iglesia y configurándola a su mundo
cultural. Hoy no solo se afana por contextualizarla culturalmente sino que también
busca leer el evangelio a la luz de su universo cultural. Y todo eso le permite al chagga
hablar de Cristo desde la Escritura, la reflexión teológica universal y la suya, cuyo
interés se centra en la inculturación.
Muchos son los desafíos que se le imponen a la pastoral chagga. Antes que nada, está el
hecho de que la evangelización viene permeada por elementos culturales occidentales.
Frente a esto, se pregunta: ¿Qué es lo evangélico y lo cultural? ¿No habrá apeligro
etnocentrista de parte de los evangelizadores occidentales?
79
Otro desafío que emerge en la Iglesia chagga es el que alude a la mezcla entre valores y
anti valores en la cultura chagga, aquí cabe preguntar ¿Qué evangelizar y promover?
¿Cómo promover una verdadera inculturación?
No menos importante está el desafío de la uniformidad simbólica accidental. ¿No habrá
símbolos chagga que sean más significativos en la evangelización? Acá queda el
interrogante. Por último, está el desafío relacionado con la ausencia de gente preparada
y capaz de poner en marcha un proyecto de evangelización y de inculturación en el
mundo chagga.
80
BIBLIOGRAFIA
Aguilar, Mario. Dios en África. Elementos para una Antropología de la Religión.
Estella: Editorial Verbo Divino, 1977.
Alfaro, Juan. Revelación cristiana, fe y teología. Verdad e imagen. Salamanca:
Ediciones Sígueme, 1985.
AA.VV. Corazón de África. La magia de un Continente. Barcelona: Equipo de Edición,
2000.
Boff, Leonardo. Jesucristo el Liberador. Ensayo de Cristología Crítica para nuestro
Tiempo. Bogotá: Indo- American Press Service, 1986.
-------------------- . Jesucristo y la liberación del hombre. Madrid: Ediciones Cristiandad,
(Ed.) 5 1976.
Bujo, Benézet. African theology in its social context. Nairobi: Pauline’s publications
Africa, 1992.
Baur, J. 2000 Years of Christianity in Africa. An African Church History. Nairobi:
Pauline’s publications Africa, 1998.
-----------------La biblia de Jerusalén. Nueva edición revisada y aumentada. España:
Desclée de Brouwer Bilbao, 1998.
Caravias L. José, el Dios de Jesus, Bogotá: Ediciones Paulinas, 1986.
81
Clifford, James. Dilemas de la Cultura. Antropología, literatura y arte en la perspectiva
posmoderna. Barcelona: Editorial Gedisa, S.A. 2001.
Combarroz, Miguel. Dios en África. Valores de la tradición bantú. Madrid: Editorial
Mundo Negro, 1993.
Concilio Vaticano II. Documentos completos, San Pablo, Santa Fe de Bogotá,
1995.oncilio Vaticano II, 112.
Domingues, Fernando. Christ our healer. Theological Dialogue with Anyward Shorter.
Nairobi: Pauline’s publications Africa, 2000.
Echegaray Hugo, La practica de Jesus, Lima: Centro de Estudios y Publicaciones
(CEP), 1981.
Espín, Orlando. (Ed.) Futuring our Past. Explorations in Theology of Tradition. New
York: Mary-knoll, 2006.
Ela, Jean-Marc. El grito del hombre africano. Pamplona: Editorial Verbo Divino,
1998.
Forte, Bruno. Jesús de Nazaret, historia de Dios, Dios de la historia. Ensayo de una
cristología como historia. Roma: Ediciones Paulinas, 1981.
Fides et Ratio
82
Gonzales Ignacio Carlos, Jesucristo ayer, hoy y siempre, Una proposición Cristológica
para la IV Conferencia en Santo Domingo, Santafé de Bogotá: CELAM, 1992.
Gutiérrez Cuervo, Rafael. Cristología y Moral. El seguimiento de Jesucristo como
compromiso con la Justicia. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004.
Gonzales, Faus. Acceso a Jesús. Verdad E imagen. Salamanca: Ediciones Sígueme,
1979.
Gibellini, Rosino. (ed.) Itinerarios de la Teología Africana. Estella: Verbo Divino,
2001.
Gass, Ildo. Formaçao do povo de Israel. Primeiro Testamento. A sercico da leitura
libertadora da Biblia. Vol 2. Sao Paulo, Centro de Estudos Biblicos, 2002.
Gachola, Clement. Opción Evangelizadora para la Cultura Kikuyu de Kenia: Desde
una perspectiva Antropológico ministerial. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana,
2008.
Gustavo Silva, Carlos. La revelación. En Acontecer de Dios en el hombre. 1994.
Hengel Martin, El hijo de Dios. El origen de la cristología y la historia de la religión
Judeo-Helenista, Salamanca: Ediciones Sígueme, 1978.
83
Healey, J. Towards an African Narrative Theology. Nairobi: Pauline’s Publications
Africa, 2005.
Instituto Misiones Consolata. XI Capitulo General. Actas Capitulares. Sao Paulo 2005.
Imbisa, Inculturaçäo, Maputo: Edicôes Paulinas, 1986.
José, M. Dios es gratuito pero no superfluo. Madrid: Ediciones Marova, S.L, 1970
Kasper, Walter. Jesús el Cristo. Verdad e imagen. Madrid: sígueme Salamanca, 1994.
Ka, Mana. Teología Africana para tiempos de Crisis. Cristianismo y reconstrucción de
África. Estella Verbo Divino 2000.
Kirwen, Michael. African widows. An empirical study of the problems of adopting
Western Christian teachings on marriage to the leviratic custom for the care of widows
in four rural African societies. New York: Mary-knoll,1979.
Lorda Juan, Luis. Antropología. Del concilio Vaticano II a Juan Pablo II. Madrid:
Palabra, 1997.
La interpretación de la Biblia en al Iglesia. Discurso de Juan Pablo II. Documento de la
Pontificia Comisión Bíblica (Ed.) 4 Madrid: PPC, Editorial y Distribuidora, S.A. 1996.
84
Moltmann, Jurgen. El Dios crucificado. La cruz de Cristo como base y crítica de toda
teología cristiana. Verdad e imagen. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1975.
------------------------ .Cristo para nosotros hoy. Madrid: Editorial Trotta, 1997.
Magesa, Laurent. Anatomy of Enculturation. Transforming the church in Africa.
Nairobi: Paulines Publications Africa, 2004.
Mveng, Engelbert. Identidad Africana y Cristianismo. Palabras de un Creyente. Estella:
Verbo Divino, 1999.
Makule Oforo Alice, Historia ya makabila ya mkoa wa Kilimanjaro kitabu cha kwanza.
Asili ya Wachaga na baadhi y koo zao, Kilimanjaro: Mradi wa historia ya Wachaga wa
mkoa wa kilimanjaro, 2003.
Mora, J. Diccionario de Filosofía. Barcelona: Editorial Ariel, S.A, 3689.
Mununguri, M. The Closeness of God, of Our Ancestors. An African approach to the
Incarnation, Nairobi: Pauline’s publications Africa, 1997.
Mugambi., Magesa. (ed). The Church in African Christianity. Innovative Essays in
Ecclesiology. Nairobi: Acton Publishers, 1998.
85
Nyamiti, Charles. Jesus Christ, the Ancestor of humankind: An Essay on African
Christology. Studies in African Christian Theology. Nairobi: The Catholic University of
Eastern Africa, 2006.
Marealle, Petro. Maisha ya Mchagga Hapa Duniani na Ahera. Dar es salaam: Mkuki
na Nyota Publishers, 2002.
Ntambuzi, Z. The African Church at the Crossroads. Strategy for indigenization.
Nairobi: Uzima press, 1995.
Novoa, Carlos. Una perspectiva latinoamericana de la teología Moral. Bogotá:
Pontificia Universidad Javeriana, 1997.
Pannenberg, Wolfhart. Fundamentos de cristología. Salamanca: Ediciones Sígueme,
1974.
Pongutá, Silvestre. El es la Imagen de Dios invisible. Una lectura de Col 1. En el V
centenario de la primera evangelización. Caracas: Asociación Bíblica salesiana, 1992.
Patiño, José Uriel. Los Padres de la Iglesia. Una tradición como búsqueda teológica.
Apuntes de Patrología. Bogotá: San Pablo 2005.
Puebla. La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina. III
Conferencia general del Episcopado Latinoamericano. Caracas: Ediciones Trípode,
1979.
86
Rahner, Karl. Oyente de la Palabra. Fundamentos para una filosofía de la religión.
Barcelona: Editorial Herder, 1967.
Ruiz Arenas, Octavio. Jesus, Epifanía del amor del Padre. Teología de la Revelación,
Bogotá: CELAM, 1994.
Ramos, J. Teología pastoral. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1995.
Schreiter, R. Faces of Jesus in Africa. Faith and Cultures. New York: Mary-knoll,
1995.
Sobrino, Jon. Cristología desde América Latina. Esbozo a partir del seguimiento de
Jesús histórico. México: Centro de Reflexión Teológica, A. C, 1976.
Schwantes, Milton. La fuerza de Yahvé actúa en la historia. Breve historia de Israel.
México: Ediciones Dabar, 1992.
Scola, Angelo. Antropología Teológica. Manuales de Teología Católica. Valencia:
Amateca, 2003.
Tesha, Marriet. Makala ya Utamaduni na Maendeleo. Hadithi maarufu ya Wachagga.
Dar es salaam: Twenty First Century Enterprises Ltd., 1996.
-------------African christian morality at the age of inculturacion. Nairobi: St. Paul
Publication Africa, 1990.
The African Synod. A personal Response to the Outline Document. Aylward Shorter.
Nairobi: St Paul Publications Africa. 1994.
87
Von Rad, Gerhard. Teología del Antiguo Testamento. Teología de las tradiciones
Históricas de Israel. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1972.
Wachege, P. Living to die. Dying to live. African Christian Insights. Nairobi: Paulines
Publications Africa, 2005.
http://www.webdianoia.com/medieval/anselmo.htm.
www.httt/ Kardic.
http:// axe-cali.tripod.com/cepac/guasa/guasa/-virgilio-bueno.html
http:// www. Cartacentroamerica.net/past-y-teolog-indigena.htm.
http://jokpala.myweb.uga.edu/feminista. html.
Htt://en.wikipedia.org/wiki/Chagga
http://en. Wikipedia.org/wiki/Chagga
http://en. Wikipedia.org//wiki/chagga
http:// world cultures: Tajikistan to Zimbabwe
http:// wikipedia, La enciclopedia libre
http:// www. Radioestrelladelmar.com/Jesús/jesus_iglesia.htm
http://wikipedia. Org/wiki/René% C3%A9_Girard
88